Capítulo 6 Queratitis herpética por virus del herpes simple – INTRODUCCIÓN – CLÍNICA – DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO • Pautas de tratamiento para herpes corneal • Herpes y LASIK – BIBLIOGRAFÍA Capítulo 6 Queratitis herpética por virus del herpes simple Ramón Quintana Conte INTRODUCCIÓN El herpes simple ocular abarca un conjunto de afecciones cuya importancia está fuera de toda duda, tanto en el campo de la oftalmología como, a nivel más extenso, en el de la Medicina en general. A la importancia del «problema herpético» se une su alta complejidad lo que conlleva una amplia gama de cuadros clínicos secundarios a factores etiopatogénicos variados. En este sentido hemos de resaltar que la expresividad clínica del herpes ocular no radica tanto en las alteraciones que los virus ocasionan en las diversas estructuras oculares, sino también a otras patologías que surgen como consecuencia de haber padecido infección herpética. A la importante y a la vez cambiante y creciente incidencia, a la complejidad biológica y dificultad patogenética, y a la polimorfa presentación ocular, se une la dificultad terapéutica que este grupo de enfermedades le plantea cotidianamente al clínico. Sin duda alguna el numeroso arsenal de tratamiento con que contamos hoy día, es un fiel exponente de la desigual eficacia de los distintos medios terapéuticos (1). El virus del herpes simple es el virus con capacidad infecciosa más predominante en humanos. Los casos de herpes labial recurrente afectan aproximadamente a un tercio de la población mundial. El herpes genital ha pasado a ser la segunda causa de enfermedad venérea en países occidentales. En contraste la incidencia de la infección ocular muestra diferencias importantes dependiendo de los países estudiados. En Estados Unidos y en la región francesa de la Bretaña la incidencia se sitúa entre 450 y 500 casos por millón de habitantes y año. Se cree que aparecen nuevos casos en 8,414,3/100.000 habitantes/año; y si tomamos en cuenta los casos nuevos y recurrencias serian 20,7-34,8/100.000 habitantes/año. Se estima que en Cataluña habría entre 1000-2000 casos por año, y en España un número 5 ó 6 veces superior. El causante de la infección que estamos estudiando es el virus del herpes simple. Fue identificado como tal en 1920 al transmitirse el agente infeccioso desde una córnea de conejo infectada a una córnea de ojo ciego. Más tarde, en 1924, al demostrarse el virus en vesículas dérmicas humanas, dio pie al cumplimiento de los postulados que Koch anunció en los albores de la medicina experimental. Fue cultivado y aislado por Goodpasture en 1931 en la membrana corioalantoidea del embrión de pollo (2) (fig. 1). El virus del herpes simple pertenece a la familia Herpesviridae y dentro de ella a la subfamilia de los Alfaherpesvirinae, que forman los géneros Simplexvirus (VHS tipo 1 y 2), y el género Varicellovirus o virus varicella-zoster (VVZ). Pertenecen a una familia compuesta por más de 50 especies de las que solo 8 tienen Fig. 1: Herpes simple corneal. Dendrita teñida con fluoresceína. 68 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple interés en patología humana: VHS 1 y 2, VVZ, Citomegalovirus, virus Epstein-Barr, virus del herpes humano 6 y 7 o linfoproliferativo y el número 8 o del sarcoma de Kaposi. Todos son virus DNA bastante parecidos entre si, con modos de replicación similares, habilidad para causar lisis celular y establecerse de forma latente; provocar recurrencias de las infecciones, y de fabricar proteínas y enzimas capaces de provocar reacciones variadas en los tejidos que sufren como huéspedes la infección. El virus del herpes simple en particular es un virus grande y complejo, mide unos 180 mm de diámetro, y está constituido esencialmente por tres estructuras: un nucleoide o core central que contiene ADN y proteínas; un cápside icosaédrico de 162 capsómeros cilíndricos huecos que envuelve el nucleoide; y una envoltura periférica derivada de la membrana nuclear de la célula parasitada. No fue hasta 1964 y 1967 cuando Plummer y Daudle demostraron la existencia de diferencias en el virus herpes simple, y se etiquetó como tipo 1 al virus que era responsable de las lesiones por encima de la cintura y típicamente hallado en las lesiones mucocutáneas y oculares; y como herpes simple tipo 2 al que se aísla preponderantemente en el área genital, si bien estas localizaciones van perdiendo su especificidad. Por lo que respecta a la córnea el VHS tipo 1 es el habitual, el tipo 2 tiene menor afinidad por el tejido corneal sano, aunque es capaz de producir lesiones de mayor gravedad que las asociadas al tipo 1, previa existencia de alteración corneal, mostrando asimismo, según algunos autores, una resistencia mayor a los antivíricos más comunes (3-5). Como hemos mencionado el virus del herpes simple tiene la capacidad de infectar muchos tipos de células causando la lisis de las mismas, a nivel ocular lo hacen sobre las células epiteliales y fibroblastos, y pueden quedar acantonados en forma latente en las neuronas. Las células que mantienen esta infección latente transcriben solo algunos genes sin llevarse a cabo procesos de replicación del genoma viral. Con la reactivación ocurre una progresión de la expresión genética, dando lugar a infecciones con todas las características líticas y consiguiente muerte de la célula huésped. En relación a las úlceras corneales infecciosas, las atribuidas a virus herpes simple representan un 17% del total, superadas en frecuencia tan solo por las debidas a bacterias, que representan un 35%, aunque ni S. aureus o epidermidis, o P. eruginosa por si solos alcanzan un porcentaje similar al del virus herpético como agentes etiológicos de queratitis infecciosa. (6) La tabla 1 muestra las características de los pacientes observados en nuestro hospital hace unos años, que en media son similares a los que reporta la literatura consultada (1) (fig. 2). CLÍNICA Las manifestaciones clínicas ocasionadas por la infección del virus del herpes simple son Tabla 1. Estadística H.C.P. Barcelona. Herpes corneal. 1982-1987 Incidencia infección herpética en patología ocular Edad media (años) Sexo masculino Sexo femenino Bilateralidad Número recurrencia Relación OD/OI 0,32% 49,4 (6-77) 62% 38% 4% 1,8 1/1 Fig. 2: Herpes simple corneal. Dendrita teñida con Rosa de Bengala y fluoresceína. 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple ampliamente conocidas en la oftalmología, la mayoría constituyen aportaciones ya clásicas en nuestro ámbito y de ahí la nomenclatura utilizada que muchas veces tiene varias denominaciones para un mismo cuadro clínico (7-9). La forma primaria de infección herpética puede pasar desapercibida, siendo totalmente subclínica; en otras ocasiones es, no obstante, bien aparente. Podemos admitir que esta infección herpética primaria es una enfermedad de la infancia que se presenta transcurridos los 6 primeros meses de vida, debido que el recién nacido conserva anticuerpos aportados por la madre por vía placentaria. Pasado este período, la tasa de anticuerpos disminuye considerablemente y el individuo se hace susceptible a la infección herpética. Se estima que la mayoría de infecciones pasan desapercibidas (85-99%) pero que esta primera infección va a condicionar la respuesta del individuo ante nuevos contactos con otros virus del herpes simple, ya que si se ha producido acantonamiento del mismo en tejido neural pocas veces se permite acceso al mismo a otro virus herpético. Asimismo la infección desencadena la producción de anticuerpos y células con memoria que van a modular la respuesta presente y futura del huésped frente a la infección. Si el cuadro se hace clínico, aparecen síntomas a la semana de la infección que suele ser por contaminación de gotitas de saliva. Aparece sensación de malestar general, fiebre y somnolencia. A nivel ocular, a los 2-3 días, encontramos una conjuntivitis subaguda con secreción seromucosa que presenta inflamación de los ganglios ipsilaterales, normalmente los preauriculares y menos frecuentemente el sublingual. Es habitual que el cuadro se estacione durante una semana y luego involucione; si por el contrario empeora, lo hace en forma de quemosis palpebral, aparecen vesículas que se agrupan cerca del borde libre palpebral pudiendo ocasionar blefaritis ulcerativas. A nivel conjuntival se agudiza la hiperemia acompañándose de edema, apareciendo folículos y equimosis en el fórnix inferior; en casos graves pueden aparecer pseudomembranas. En la mitad de estos pacientes puede presentarse a las 2 semanas de iniciado el cuadro afectación corneal epitelial de 69 forma punteada y superficial, estas erosiones pueden incrementar su extensión y profundidad hasta hacerse convergentes y adoptar diversos patrones como el geográfico o dendrítico que suelen ser múltiples y dispersos por toda la córnea. Esta situación se cree es debida a la falta de respuesta inmune preparada para con la infección, de ahí la forma diseminada que presenta y la escasa frecuencia de cuadros estromales que observamos en el herpes primario (fig. 3). La forma recurrente corneal de la infección herpética se manifiesta tras la forma primaria expuesta en el párrafo anterior y que cuando termina parece que la córnea queda libre de virus, sin embargo no ocurre así, ya que como hemos comentado el herpes queda en forma latente acantonado en el tejido neural de los ganglios y también de la córnea. El fenómeno de latencia sigue unos mecanismos complejos que hemos esbozado ya. Presumiblemente el virus ganaría el acceso al sistema nervioso durante la infección primaria por vía centrípeta a través de los nervios sensoriales y residiría en aquellos durante la fase quiescente; desde allí, tras su activación pasaría a los axones ganglionares y accederían al órgano diana que, en el ojo, es fundamentalmente el epitelio corneal. Actualmente se acepta que la célula huésped posee una serie de factores que pueden estimular otra vez la replicación vírica y por ende provocar infección activa otra vez. Estos agentes estimulantes no han Fig. 3: Herpes corneal. Forma epitelial infecciosa. Dendrita teñida con fluoresceína. 70 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple Tabla 2. Formas clínicas del herpes recurrente corneal podido identificarse en su totalidad, sin embargo se sabe de la existencia de unos factores precipitantes entre los que se citan la fiebre, traumatismos corneales leves, exposición a la luz ultravioleta, láser excimer (10-12), menstruación, alteraciones psíquicas, instilación de colirios de fenilefrina, maleato de timolol, prostaglandinas (13,14), bevacizumab intravítreo (15), etc. Algunos autores señalan también el uso de esteroides tópicos, aunque otros estudios no muestran resultados concluyentes. La enfermedad herpética corneal puede manifestarse a nivel epitelial, estromal o endotelial (tabla 2). LA FORMA EPITELIAL INFECCIOSA O QUERATITIS DENDRÍTICA suele ser localizada y superficial. Se debe a la acción destructiva de las partículas víricas al parasitar las células epiteliales. La clínica se inicia generalmente con dolor, lagrimeo y fotofobia, pero todos estos síntomas presentan intensidad variable. La visión solo se afecta de forma importante si las lesiones se sitúan en la zona central (fig. 4). En las fases iniciales, la biomicroscopía muestra en la córnea una placa de células opacas, después de una etapa muy fugaz de vesículas claras epiteliales, donde rápidamente aparece un punteado fino (células epiteliales edematizadas y que han perdido las uniones desmosómicas) que se hacen convergentes y tomarían la clásica forma dendrítica. Observaremos un patrón puntiforme y lineal. La dendrita es pequeña y, poco a poco, irán creciendo sus ramas hasta ocupar un área más extensa. Puede ocurrir que en el mismo ojo se dé más de una de estas dendritas, llegando incluso a afectar la mayor parte de la superficie corneal. Entre un 3 y un 6% pueden presentar lesiones bilaterales, siendo más frecuente en los Fig. 4: Herpes corneal inicial. Nótese las vesículas intraepiteliales que pasan a un patrón puntiforme que ya hace presagiar el paso a patrón lineal dendrítico. pacientes atópicos. (16) Cuando se instilan colorantes vitales sobre la córnea, las dendritas se tiñen con fluoresceína y rosa de bengala, mostrando este último las zonas de la dendrita donde hay células epiteliales parasitadas que posteriormente se lisarán determinando el agrandamiento de la úlcera, que tiñe con fluoresceína, aunque también puede acumularse rosa de bengala en su lecho. El patrón típico lineal, con tendencia a ramificarse y con abultamientos terminales en sus extremos, es el más frecuente, pero también nos encontraremos configuraciones punteadas, en forma de estrella o filamentosas (figs. 5 y 6). Fig. 5: Herpes corneal doble en paciente atópico. 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple Fig. 6: Herpes corneal. Forma epitelial infecciosa. Dendrita en forma estrellada. Fluoresceína y luz azul cobalto. La enfermedad seguirá progresando y tras pocos días, se produce una infiltración localizada en estroma anterior subyacente a la úlcera e incluso puede aparecer cierto grado de reacción uveal. En esta fase es característica la hipoestesia corneal de la zona afectada, sin embargo, cuando se han padecido múltiples recurrencias, la hipoestesia se puede generalizar a toda la córnea, debido a degeneración localizada del plexo subepitelial y pérdida de terminales nerviosos intraepiteliales (17). En esta fase encontraremos inmunoglobulinas específicas en la lágrima y en el estroma corneal. Se expresan antígenos HLA de clase II por las células corneales y liberan citoquinas los linfocitos T; además se activa también la respuesta dependiente de anticuerpos y el interferon en las células epiteliales infectadas por el virus para limitar su extensión. Al interferir con estas reacciones, los esteroides interferirían y favorecerían la diseminación del virus (9). Otras formas menos específicas de la infección herpética epitelial activa son la forma geográfica o ameboide, donde no aparecen las finas ramificaciones y la úlcera tiene una configuración en mapa geográfico o forma de ameba con las características tincionales expuestas más arriba. Si bien las formas no dendríticas más frecuentes son patrones mezclados entre dendrita y forma geo- 71 gráfica, donde nos será muy útil detectar patrones lineales ramificados y abultados en la punta, que aunque no afecten a la mayor parte de la úlcera, si nos ayudarán de gran manera para etiquetar aquella ulceración como herpética activa. Los bordes de estas úlceras son más festoneados, sobreelevados y opacos, ya que contienen células infectadas, al contrario de los que se observan en la queratopatía trófica que son más lisos. La queratitis infecciosa en pacientes con SIDA presenta algunas diferencias a las expuestas. Se cree que la incidencia no es superior en estos pacientes, pero si el número de recurrencias. Las reacciones estromales son menos frecuentes pero el tiempo que tardan las úlceras en curarse es bastante superior a lo habitual. (18,19) En los niños las formas clínicas son iguales que en el adulto pero con mayor frecuencia se presentan recurrencias, lo que puede minimizarse con valaciclovir oral, y el riesgo de ambliopía es importante (20,21). Otra forma de queratitis epitelial activa de origen herpético es la que aparece cerca del limbo esclerocorneal, estas úlceras no suelen presentar el patrón característico dendrítico sino ser de tipo más fascicular, gruesas y con pocas ramificaciones. Se debe a que rápidamente son infiltradas por leucocitos de los vasos vecinos. Estas queratitis limbares suelen ser más difíciles de tratar y no deben confundirse con otras queratitis marginales como las secundarias a reacciones inmunes postinfección estafilocócica ya Fig. 7: Herpes corneal. Forma epitelial infecciosa. Dendrita teñida con Rosa de Bengala (RB). 72 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple que el tratamiento de cada una es contraproducente (figs. 7 a 14). Fig. 8: Queratitis herpética con los típicos abultamientos al final del patrón lineal. Fig. 11: Herpes corneal. Forma epitelial infecciosa. Ulcera geográfica. Fig. 9: Herpes corneal. Patrón fascicular. Fig. 12: Herpes corneal. Patrón mixto epitelial: ameboide y dendrítico. Fig. 10: Herpes simple corneal. Tinción con fluoresceína. Patrón dendrítico. Fig. 13: Queratitis herpética mixta: dendrítica y geográfica que respondió muy bien al tratamiento tópico con aciclovir. 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple Fig. 14: Herpes corneal. Forma epitelial infecciosa. Ulcera marginal. LA FORMA EPITELIAL TRÓFICA O QUERATITIS METAHERPÉTICA O POSTINFECCIOSA es una de las complicaciones evolutivas más frecuentes de las formas infecciosas. El término metaherpes fue usado por Gundersen en 1936 para describir una úlcera trófica que sucedía en el curso de una queratitis herpética en una cornea con hiposensibilidad manifiesta y con cultivos negativos para el virus herpético. Se caracteriza por una úlcera ovoide de márgenes geográficos que no cicatriza y que fruto de esta mala cicatrización, determina constantes cambios en su morfología y extensión. La patogenia de esta lesión ya no se debe a la acción del virus, si bien existen formas mixtas o «border line» donde aun la infección activa tiene su influencia donde aparecerán distintas formas de dendrita. Las causas que la determinan son: alteración de la membrana basal del epitelio, defectos en la inervación corneal, rotura precoz de la película lagrimal, y en menor forma factores químicos de la inflamación y roce mecánico de los párpados. Todos estos factores son responsables de que el epitelio corneal no pueda regenerarse, las células epiteliales no pueden fijarse en la membrana basal denudada siendo arrastradas por los párpados, ello hace que los bordes de la úlcera aparezcan engrosados, como enrollados sobre si mismos y de coloración grisácea. La instilación de colorantes vitales muestra como el rosa de bengala tiñe los bordes con 73 células edematosas, al tiempo que tiñe las células epiteliales que se encuentran en la base de la úlcera. La fluoresceína tiñe la base ulcerada donde no hay células epiteliales. En general, las formas metaherpéticas aparecen con mayor frecuencia en corneas alteradas, en pacientes con trastornos inmunológicos o donde se han administrado corticoides en la fase de actividad vírica, o tras raspados terapéuticos agresivos. La evolución de estos cuadros, si no se establece un correcto tratamiento, es hacia la ulceración estromal, reblandecimiento del estroma e incluso perforación ocular gracias a la acción de las colagenasas, sobre todo en ulceraciones crónicas centrales y sin neovascularización, que aunque provoca cicatrices no deseables si que previene lisis corneales peligrosas (figs. 15 y 16). Fig. 15: Herpes corneal. Forma epitelial trófica. Tinción Rosa de Bengala y fluoresceína. Fig. 16: Herpes corneal. Forma epitelial trófica. Tinción RB y fluoresceína. Metaherpética con lesiones dendríticas. 74 La enfermedad estromal consta de varias entidades clínicas, que podemos dividir en 3 grandes grupos. El primero corresponde a la invasión del virus herpes simple en el estroma corneal, lo que provocará una queratitis estromal necrotizante por la ación del virus «per se» y que clínicamente se manifiesta por infiltrados densos, blanquecinos, normalmente acompañados de ulceración epitelial. Estas lesiones suelen ir acompañadas de reacción inflamatoria secundaria a al exposición antigénica de partículas virales y la consiguiente reacción mediada por anticuerpos; esto hace aumentar la infiltración tisular en el estroma corneal permitiendo la aparición de anillos inmunes alrededor de las lesiones e incluso de vasculitis limbares, que favorecen la presencia de neovascularización corneal profunda hacia el lugar de la infiltración. Por todo ello conviene diferenciar bien esta entidad clínica de las formas de infección bacteriana o fúngica del estroma corneal. A este cuadro clínico se le denomina QUERATITIS ESTROMAL INTERSTICIAL O NECROTIZANTE aunque no todos los autores lo utilizan de forma única. Esta forma de afectación herpética suele presentarse en pacientes que han sufrido repetidos ataques a nivel epitelial, aunque con menor frecuencia, puede ser también forma de presentación inicial. Así ante la nueva toma de contacto con partículas virales completas, antígenos víricos solubles y/o queratocitos antigénicamente alterados, se produce una reacción destructiva inflamatoria de alto grado que nos causa un estroma corneal de aspecto granular con opacidades estratificadas debido a la configuración de las lamelas corneales. Si la inflamación progresa, las opacidades tienden a confluir adquiriendo un aspecto blanquecino o amarillento que indica necrosis estromal por la acción del virus, de la reacción antígeno-anticuerpo y por la activación de las colagenasas que pueden provocar la formación de un «absceso» corneal que puede progresar a perforación del globo ocular. Últimamente aparecen cada vez más trabajos tratando de estandarizar estas queratitis estromales para poder establecer protocolos más precisos para su manejo (22). En la queratitis estromal, encontramos, una vez la infección ha desaparecido, fragmentos de DNA 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple del virus del herpes simple, así como complejos inmunes IgG-virus herpético. Estos componentes virales son altamente inmunogénicos y provocan la producción de citoquinas proinflamatorias a través de los receptores expresados en las células corneales y macrófagos. Además intervienen factores angiogénicos, como el factor de crecimiento endotelial vascular y enzimas que destruyen la matriz estromal como la metaloproteinasa 9, que están muy involucradas en la patogénesis de la queratitis estromal herpética (23). Los linfocitos T CD4+, especialmente las células Th1, son los principales mediadores de la queratitis estromal, aunque los linfocitos B y las células natural killer pueden intervenir en ciertas circunstancias. Como hemos comentado, ciertas citoquinas como la interleuquina 2, la 12 y el interferon gamma, así como otras citoquinas inflamatorias como la interleuquina 1 y la 6 juegan también su papel (24,25). Normalmente encontraremos inflamación estromal en forma de infiltrados blanco-grisáceos de forma difusa o focal, y normalmente respetando la integridad del epitelio corneal. Pueden aparecer anillos inmunes, lo que representa la visualización de la interacción de los antígenos virales y los anticuerpos tisulares que van a su encuentro. Casi siempre se acompaña de neovascularización corneal desde el limbo hacia la zona de máxima expresión inmunogénica; y cuando el proceso inflamatorio cesa algunos de estos vasos pueden remitir dando el típico aspecto de vasos fantasma, muy útil para diagnosticar casos Fig. 17: Herpes corneal. Forma estromal intersticial. Lesiones necróticas e infiltración estromal. 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple herpéticos en estado quiescente que han padecido QUERATITIS ESTROMAL INMUNE O NO NECROTIZANTE (figs. 17-19). QUERATITIS ESTROMAL DISCIFORME es la tercera forma que tiene el estroma corneal de interactuar con la infección herpética. Aquí el mecanismo es puramente inmunológico, se produce una reacción de hipersensibilidad de tipo retardado mediado por linfocitos T ante los antígenos virales. La forma disciforme puede presentarse tras queratitis epitelial o cualquiera de las otras formas descritas, o también presentarse como primera manifestación de la enfermedad herpética recurrente. El cuadro clínico se inicia de forma inespecífica con visión borrosa, lagrimeo poco impor- Fig. 18: Herpes corneal. Forma estromal intersticial. Paciente HIV positivo. Fig. 19: Herpes corneal. Forma estromal intersticial con hipopión y tinción epitelial. 75 tante y discreta fotofobia. Rápidamente aparece un disco de aspecto blanquecino que afecta al estroma de la región central de la córnea. El examen biomicroscópico muestra una lesión redondeada, de bordes difusos, que ocupa casi todo el espesor corneal con engrosamiento del parénquima y pliegues en la membrana de Descemet. El epitelio corneal suele estar intacto. El endotelio participa del proceso inmune-inflamatorio y su afectación es uno de los factores que contribuye al edema del estroma, permitiendo la imbibición líquida del mismo. Algunos pacientes con enfermedad herpética presentan edema estromal corneal sin infiltración. En ellos encontramos precipitados endoteliales adyacentes al edema corneal y cierta reacción en cámara anterior. Creemos que se trata de una inflamación del endotelio corneal y por ello se la clasifica como ENDOTELITIS que causa descompensación de la bomba endotelial y consiguiente edema por difusión. La etiología exacta de esta enfermedad endotelial se desconoce, pero algunos autores han encontrado partículas virales activas en cuadros de endotelitis asociados a iritis y con cifras de tensión intraocular elevadas, mientras que otros no han conseguido aislar partículas y además han solucionado el cuadro clínico solo mediante uso de esteroides, lo que sugeriría un mecanismo inmune. Se ha publicado el efecto que la desviación inmune relacionada con la cámara anterior (ACAID) tendría importancia en que la respuesta de la cámara anterior sea moderada tras liberación de algunos virus que habían colonizado las estructuras del trabéculo y la cámara anterior. Incluso se postula que la endotelitis corneal, la iridociclitis heterocrómica de Fuchs y el síndrome de Posner-Schlossman serian parte de un síndrome relacionado al ACAID (26). La endotelitis corneal es una entidad clínica intrigante que se manifiesta como hemos comentado, por edema corneal, precipitados queráticos y reacción moderada de la cámara anterior, y que se define como un amplio espectro de desordenes en los cuales el endotelio es el lugar primario donde se desencadena la inflamación corneal. La mayoría de agentes etiológicos implicados son los virus del herpes simple (27,28) o zóster y el citomegalovirus (26). 76 Normalmente se clasifican las endotelitis según la distribución de los precipitados endoteliales en cuatro formas clínicas: Endotelitis Disciforme que correspondería a un cuadro similar al de la queratitis disciforme con precipitados endoteliales debajo del área corneal infiltrada sin inflamación y que responde muy bien a los esteroides. Puede asociarse iritis moderada e hipertensión ocular. Esta es la forma de presentación más frecuente. Endotelitis Difusa es otra forma de presentación, poco frecuente y que se caracteriza por un cuadro y evolución parecida a la anterior pero con afectación total de la cornea y de todo el área endotelial. Endotelitis Lineal aparece como una línea de precipitados endoteliales que avanza desde el limbo a la córnea central, esta línea puede ser circunferencial o sectorial (E. sectorial) y se acompaña de edema corneal bien delimitado por la línea de precipitados endoteliales, y suelen presentar pérdida endotelial considerable. La primera descripción de una endotelitis herpética era de este tipo y fue realizada en 1982 (29). Este cuadro clínico responde a los antivíricos sistémicos y tópicos aunque su manejo es extraordinariamente complejo por la alta tasa de recurrencias y el manejo con esteroides y aclicovir que en algún caso que estamos siguiendo aun no hemos podido eliminar del 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple Fig. 21: Herpes corneal. Forma estromal disciforme. Fig. 22: Herpes corneal. Endotelitis herpética. Fig. 20: Herpes corneal. Forma estromal disciforme. Pliegues membrana Descemet e infiltración estromal central. Fig. 23: Herpes corneal. Endotelitis herpética. Microscopía endotelial. 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple 77 Tabla 3. Queratitis herpética. Evolución y complicaciones Fig. 24: Tinción Giemsa de citología en queratitis herpética. Células multinucleadas. Fig. 25: PCR para herpes 1 y 2. todo a pesar de más de 7 años de seguimiento, tras haber comprobado la etiología herpética tras estudio por PCR de muestras de humor acuoso. En ocasiones se produce un «agotamiento» endotelial que requiere trasplante de cornea para restaurar la visión (tabla 3) (figs. 20-25). DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO El diagnóstico del herpes simple corneal se basa en los datos que aporta la exploración clí- nica. Podemos complementarlo con algunas pruebas de laboratorio que normalmente no utilizamos. El cultivo del virus herpético sería la prueba definitiva para diagnosticar infección activa, pero debido a su dificultad y coste se emplea en casos muy seleccionados, si bien permitiría también diferenciar entre cepas del virus. Ante casos en que precisemos la demostración de la presencia del virus, disponemos de muchas técnicas que nos aportan información: microscopía electrónica inmunofluorescente, tinciones con inmunoperoxidasa, radioinmunoensayos varios, inmunodifusión en agar, y pruebas estudiando el ADN, que en base a la PCR estas últimas son las que más empleamos en casos en que nos interesa conocer si interviene o ha intervenido el virus del herpes simple en aquellos procesos, la mayoría crónicos en los que los datos clínicos y de respuesta al tratamiento no nos ofrecen resultados concluyentes. Estas técnicas de PCR están ya ampliamente distribuidos en los laboratorios hospitalarios y podemos obtener resultados útiles tanto de muestras de humor acuoso como de raspados corneales que procesados convenientemente pueden ser comparados a las cadenas de ADN de los virus del grupo herpes. En contadas ocasiones hemos utilizado los tests de evaluación serológica , puesto que aportan poca información sobre patología corneal ya que las fluctuaciones en los niveles de anticuerpos séricos son independientes de la presencia de recurrencias clínicas y son útiles sobre todo en las primoin- 78 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple fecciones. De todos estos test empleamos la PCR para grupo herpes y el HerpChek que es un test comercializado específicamente para herpes y basado en el método ELISA. Parece ser que la PCR a tiempo real sería en la actualidad el mejor método para la detección de material genómico del virus en los tejidos oculares (30). Aparte de los métodos para detectar al virus o la reacción que este ha provocado, hemos empleado otras tinciones más sencillas de las muestras que fácilmente podemos obtener de tejidos superficiales infectados. Tiñendo estas muestras con Giemsa observamos células sincitiales multinucleadas gigantes con 2 a 10 núcleos y células epiteliales con inclusiones eosinófilas intranucleares (inclusiones de Cowdry o cuerpos de Lipschütz) que aunque no específicas de infección herpética si que ayudan a orientar el diagnóstico (fig. 26). No debemos confundir las lesiones descritas con otras muy parecidas y que denominamos pseudodendritas o lesiones dendritiformes ya que estas no precisan de tratamiento antivírico. Estos cuadros epiteliales pueden aparecer tras tratamientos tópicos tóxicos (inmunosupresores, antinflamatorios no esteroideos, tratamientos prolongados, etc.), tras otras infecciones como el herpes zoster, adenovirus; en portadores de lentes de contacto, traumatismos, o en enfermedades sistémicas como la Tirosinemia o el síndrome de Richner-Harnhardt. Tampoco debemos confundirlas con la cicatrización subepite- Fig. 27: Pseudodendritas secundarias a uso de 5-Fluoracilo tópico. Fig. 26: Tinción Giemsa de citología en queratitis herpética. Células multinucleadas. Fig. 28: Lesiones fantasma tras queratitis herpética. lial que aparece en ocasiones una vez curado el cuadro infeccioso vírico (figs. 27 y 28). La gran variedad clínica de procesos oculares producidos por el virus del herpes simple y las diferentes formas de presentación con que nos encontramos, no debe en ningún momento hacernos perder la perspectiva de la enfermedad herpética como un todo. Teniendo en cuenta este principio, la naturaleza recurrente de la infección ocular y los mecanismos patogenéticos de los diversos tipos de lesiones, podremos orientar correctamente las indicaciones terapéuticas que cada caso precise. Los principios generales que debe seguir el tratamiento del herpes corneal son los siguientes: 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple – Inhibir la replicación del virus herpético. – Limitar los fenómenos inmunitarios nocivos. Con estos dos principios conseguimos que se afecte lo menos posible la normal anatomía y fisiología de la cornea afectada. – Prevenir las recurrencias. – Evitar que se produzcan alteraciones iatrogénicas. – Y por último, cuando el proceso ha presentado un curso prolongado o especialmente intenso con alteraciones importantes, restituir una agudeza visual útil al paciente. La idiosincrasia de la queratitis herpética no permite, en la gran mayoría de los casos, responder positivamente a todos los principios anteriormente citados, y debe ser el oftalmólogo el que, seleccionando los agentes o medidas terapéuticas actualmente a nuestro alcance, instaure el tratamiento preciso para cada lesión en particular. Pautas de tratamiento para herpes corneal Queratitis dendrítica y geográfica – Aciclovir pomada oftálmica al 3%, cinco aplicaciones al día (31-35). El aciclovir es un agente antiviral selectivo que inhibe la DNA polimerasa viral, en menor grado que la de las células huésped, actuando como finalizador de la cadena de DNA y que requiere un proceso de fosforiliación para ser efectivo. La timidina-quinasa es una enzima, presente en el huésped y en el virus, imprescindible para que se lleve a cabo la fosforilación. La resistencia farmacológica ha sido un problema constante en los tratamientos utilizados con anterioridad, a este nivel solo las cepas deficientes en timidina-quinasa provocan problemas por el momento (36). – Trifluorotimidina colirio al 1%, cada 2 horas, máximo 9 veces al día (37). Estos dos fármacos presentan tasas de curaciones parecidas en este cuadro superficial con las ventajas e inconvenientes que tienen los colirios y pomadas, y su diferente frecuencia de aplicación. Otros tratamientos válidos serian el raspado de las dendritas, que es eficaz pero que aún lo es más si va asociado a tratamiento antivírico. 79 También podríamos utilizar Aciclovir o sus análogos por vía oral a las dosis de 400 mg 5 veces al día, 500 mg de Famciclovir 2 veces al día o 500 mgr de Valaciclovir 2 veces al día (38). Todos estos tratamientos se recomienda realizarlos, al menos 7 días los tópicos y luego disminuir la dosis, y de 2 a 3 semanas los tratamientos sistémicos; si bien la evolución del cuadro clínico y la necesidad de mantener la cobertura antivírica unos días después de curadas las lesiones epiteliales nos orientarán de cuando disminuir las dosis iniciales. El tratamiento que se ha mostrado más eficaz de los publicados hasta la fecha asocia un fármaco antivírico a dosis habituales, al Interferón a 30 x 106 UI/ml 2 veces al día en colirio, consiguiendo disminuir el tiempo de curación a 4 días de media. Pueden utilizarse otros fármacos recientemente comercializados en nuestro país como el Ganciclovir 0,15% en gel, u otros no disponibles como el Cidofovir al 0,2% en colirio o el Penciclovir 3% en pomada, o la bromovinildesoxiuridina (BVDU). En el pasado habíamos utilizado idoxiuridina (IDU) o vidarabina (AraA) con resultados aceptables, pero ahora de difícil obtención en nuestro país (39-42). – Tratamiento coadyuvante: Cicloplejía. Puede ocluirse el globo ocular si presentan molestias, sin interferir con la curación epitelial e incluso creemos que la favorece. Si la úlcera corneal es grande podemos asociar un antibiótico tópico profiláctico que sea respetuoso con la reparación epitelial. Según estudios basados en la evidencia de 99 trabajos y 5363 pacientes, los agentes antivíricos disponibles (vidarabina, trifluorotimidina, aciclovir o ganciclovir) en la actualidad son casi equivalentes, su asociación a raspado epitelial o interferón podría disminuir el tiempo de curación (43,44). Conviene conocer la forma típica de curación de este cuadro, que es a islotes y no confundirla con otros procesos intercurrentes, asimismo es preciso extremar los cuidados en no provocar cuadros de toxicidad epitelial, que con los tratamientos modernos, son por fortuna menos comunes. Normalmente obtenemos la remisión completa en una o máximo dos sema- 80 nas, aunque pueden quedar ligeras lesiones subepiteliales que denominamos fantasma y que desaparecen poco a poco. Ante lesiones epiteliales herpéticas que tardan más en curar deberemos sospechar resistencia al fármaco utilizado o bien sobreinfección o cuadros que simulan al herpes como acantamoeba u hongos (fig. 29). 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple mentos sintéticos, cirugía palpebral (tarsorrafias), ptosis inducida por toxina botulínica, colgajos conjuntivales o cirugía corneal si la lesión ha profundizado en exceso el estroma corneal. Estos últimos aspectos se comentan con amplitud en otro capítulo de la monografía (fig. 30). Queratitis estromal Queratitis trófica metaherpética – Lágrimas artificiales sin conservantes, instiladas según necesidades pero en abundancia. – Lente de contacto terapéutica asociada a lágrimas artificiales y protección antibiótica, u Oclusión estricta. Asimismo podemos asociar suero autólogo si existe poca reacción estromal inmune subyacente; o bien ayudarnos de los efectos de la membrana amniótica. – Esteroides tópicos; su potencia variará según la inflamación estromal subyacente. Normalmente suele ser suficiente con Medroxiprogesterona que además presenta cierta acción anticolagenolítica, empleamos 2 gotas 3 ó 4 veces al día. En algunas ocasiones requeriremos corticoides más potentes como Fluorometalona, Rimexolona o Dexametasona. – Tratamiento coadyuvante: Cicloplejía. Cobertura antivírica si dosis de esteroides altas. Podemos usar Aciclovir en pomada por ser el antivírico tópico menos tóxico o bien emplear las formas sistémicas. Fármacos que ayuden a luchar contra la acción de las colagenasas corneales: Acetilcisteína en colirio, Tetraciclinas sistémicas, vitamina C, etc. Solo deberemos recurrir a otras técnicas como el uso de pega- Fig. 29: Curación a islotes típica de los antivirales tópicos. Tinción Rosa de Bengala y Fluoresceína. – Corticoesteroides. Aunque es importante hacer constar que en casos leves, o sin que se afecte el eje visual no es necesaria su participación y tendremos suficiente con proteger la superficie corneal con lubrificación. A poder ser, no debemos ser el primer oftalmólogo que instaure un tratamiento con esteroides en pacientes con herpes, pues si lo hacemos aquel paciente siempre requerirá de su utilización para resolver los cuadros clínicos inmunes que presente; de ahí la importancia de evitar su uso en casos leves. Los corticoesteroides deben usarse a dosis suficiente si precisamos de su acción, ya que conviene controlar de forma precoz y total la inflamación de este cuadro, pero de forma juiciosa ya que si existe ulceración epitelial su uso puede favorecer la lisis estromal. En principio empleamos prednisolona acetato o dexametasona cada 2-4 horas. Y finalmente es importante conocer la mejor forma de detener Fig. 30: Queratitis herpética trófica con hipopión. 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple el tratamiento con estos fármacos que muchas veces es fuente de recurrencias, rebrotes inflamatorios o situaciones no del todo solucionadas; deberemos disminuir la dosis de forma paulatina (técnica de disminución del 50%) o sea nunca disminuir a menos del 50% de la dosis que estábamos usando y utilizando las distintas formas y preparados conociendo la potencia que cada una posee. Además muchas veces en casos crónicos debemos ser muy cautos en detener completamente el tratamiento y deberemos usar pautas descendentes durante meses o años instilando el fármaco cada 24 ó 48 horas e incluso una vez por semana durante periodos de tiempo muy prolongados. – Si sospechamos la acción lítica del virus herpético en queratitis necrotizantes con enfermedad epitelial activa debemos emplear Aciclovir en pomada asociado o no a Aciclovir sistémico para luchar contra la infección (Aciclovir pomada 5 veces al día ± Aciclovir 400 mg 5 veces al día, Famciclovir 250 mg/12 horas o Valaciclovir 500 mg/12 horas) durante 10 semanas (44) (figs. 31 y 32). – Tratamiento coadyuvante: Cicloplejía. Antivíricos y antibióticos de cobertura si la dosis de esteroides lo requiere para evitar recurrencias y sobreinfecciones bacterianas. Lubrificación de la superficie si se requiere. Medidas para controlar la tensión intraocular que puede afectarse por acción directa o bien debido al tratamiento esteroideo. En algunas ocasiones deberemos recurrir a medidas físicas o quirúrgicas: colgajos conjuntivales y en especial queratoplastias en caliente si no podemos solucionar cuadros de reblandecimiento estromal importante con riesgo o con perforación corneal ya instaurada. De todas formas obtendremos mejores resultados cuando la cicatriz corneal que impide la visión pertenezca a un ojo que no presenta inflamación durante unos meses aunque sea bajo los efectos de los esteroides. En estos casos durante los primeros meses postqueratoplastia utilizaremos protección antiherpética con dosis profilácticas por vía oral tal y como se exponen en el apartado siguiente e incluso en ocasiones usamos Aciclovir en pomada durante largos periodos de tiempo sin toxicidad epitelial evidente; ya que la 81 Fig. 31: Queratitis herpética activa superpuesta a cicatrización estromal importante. Fig. 32: Ulcera trófica superpuesta a queratitis estromal e importante tinción Rosa Bengala secundaria a queratoconjuntivitis sicca. solución ideal de la vacuna antiherpética aún no está disponible (45). Muchas más dudas, en cuanto a rentabilidad, existen en el uso de Aciclovir o sus derivados en prevenir recurrencias ya que el coste económico de estos tratamientos es elevado y parece aceptado ante casos para prevenir consecuencias oculares graves. Utilizamos por vía oral: Aciclovir a dosis de 400 mg 2 veces al día, Valaciclovir 500 mg al día o Famciclovir 500 mg al día (46). Conviene conocer la interrelación entre rechazo inmune y reactivación de la enfermedad herpética que en ocasiones nos presenta cuadros clínicos difíciles de interpretar (figs. 33 y 34). El estudio de la enfermedad ocular herpética o HEDS diseñado en 1991 ha aportado datos de valor para el tratamiento de la queratitis estromal; donde se concluye la eficacia de los corti- 82 Fig. 33: Herpes corneal recurrente en queratoplastia. 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple posibilidad de una exacerbación de la enfermedad estromal debida a la vacuna es uno de los problemas a resolver para su aplicación clínica; todos los avances en el conocimiento de la queratitis estromal nos ayudarán a conocer mejor la patogénesis del cuadro clínico y resolver la paradoja entre suprimir la reacción inmune para evitar la cicatrización corneal y prevenir la proliferación viral (24,45). Otros autores han publicado resultados alentadores en queratitis estromales de base inmunológica con ciclosporina A para sustituir o complementar el uso de esteroides (55). También se ha empleado bevacizumab para revertir las neovascularizaciones corneales en casos aislados, aunque en nuestra experiencia los resultados son variables y la fotocoagulación del vaso principal cuando este puede identificarse de forma clara, se ha mostrado más eficaz (56). Queratitis disciforme/endotelitis Fig. 34: Herpes corneal recurrente en queratoplastia. Nótese que suelen aparecer en la zona de cicatrización del trasplante (unión donante-receptor). coides durante 10 semanas y no se obtuvo efecto beneficioso estadísticamente significativo con el uso de Aciclovir sistémico. En el estudio no se evidencian resultados para las iridociclitis, aunque si se reduce la tasa de recurrencias oculares tras tratamientos de 12 meses con aciclovir sistémico, amen de otras conclusiones de menor trascendencia (47-54). Las vacunas contra la queratitis estromal están aun en vías de investigación, la glicoproteína D del virus parece ser que es donde se centran la mayoría de estudios; sin embargo la – Corticoesteroides, si es extensa y afecta al eje visual, o bien si los hemos usado con anterioridad. Preferimos utilizar los de potencia media alta: Fluorometolona, Rimexolona, Dexametasona o Prednisona. – Si usamos dosis de esteroides altas, deberemos protegernos de las recurrencias con Aciclovir tópico a dosis de 2 aplicaciones al día o la mitad de instilaciones de colirio antiviral que de esteroides, o bien usar Aciclovir o sus análogos por vía sistémica (Aciclovir 400 mg /12horas; Famciclovir (prodroga de Penciclovir) 125-250 mg/12 h; Valaciclovir (éster l-valina de Aciclovir), este último solo en inmunocompetentes a dosis de 500 mg/12 h o 24 h). Dosis similares por vía sistémica se han mostrado útiles en la prevención de las recurrencias herpéticas (57). Y se prometen para un futuro cercano otros tratamientos antivíricos por vía oral que inhiben la helicasa-primasa. – Tratamientos coadyuvantes: Cicloplejía si se precisa. – Ante casos de endotelitis y como ya se ha mencionado en el apartado correspondiente, el tratamiento se basa en los esteroides, pero en las 6. Queratitis herpética por virus del herpes simple formas lineales deberemos asociar Aciclovir sistémico y monitorizar la presión intraocular ya que puede coexistir inflamación trabecular con la consiguiente subida de la presión intraocular. Herpes y LASIK La cirugía refractiva en la córnea es un proceso cada vez más frecuente en nuestros días. En ocasiones pacientes que han tenido episodios de queratitis herpética solicitan información sobre cirugía refractiva. En principio preferimos la técnica LASIK que las de superficie para evitar posibles problemas en la cicatrización epitelial. Desde los primeros tiempos de la utilización del láser excimer se han descrito casos de exacerbación o recurrencia de la enfermedad tras el uso de luz láser, e incluso tras tratamientos de «cross-linking» que utiliza riboflavina y luz ultravioleta (58) o tras infecciones por herpes zoster. La publicación de referencia sobre el tema se debe a Victoria de Rojas en un trabajo publicado en 2007 en el que se concluye la seguridad de realizar cirugía corneal láser siguiendo patrones de indicación sin otras patologías que las epiteliales y con tratamiento profiláctico suficiente, en este caso por vía oral y tras inactividad de más de un año. La mayoría de infecciones víricas tras LASIK se deben a adenovirus (55%), y tan solo un 5% representa la infección por herpes; otro 10% representan las infecciones por bacterias, hongos y parásitos (59-63). BIBLIOGRAFÍA 1. Quintana R, Pita D. El herpes simplex ocular. Madrid: NILO. Industria Gráfica, 1990. 2. Binder PS. Herpes simplex keratitis. 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