AMPARO EN REVISIÓN 183/2016. QUEJOSO: **********. PONENTE: MINISTRO ALBERTO PÉREZ DAYÁN. SECRETARIA: GUADALUPE DE LA PAZ VARELA DOMÍNGUEZ. Vo. Bo. Sr. Ministro. Ciudad de México. Acuerdo de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día VISTOS, para resolver el amparo en revisión identificado al rubro; y R E S U L T A N D O: PRIMERO. Demanda de amparo. Mediante escrito presentado el veintidós de diciembre de dos mil catorce, en la Oficina de Correspondencia Común de los Juzgados de Distrito de Boca del Río Veracruz, **********, por su propio derecho, solicitó el amparo y la protección de la Justicia Federal en contra de las autoridades y respecto de los actos que a continuación se indican: “(…). III. AUTORIDADES RESPONSABLES ORDENADORAS: a) H. Cámara de Senadores del Congreso de la Unión (…). IV. AUTORIDADES RESPONSABLES EJECUTORAS: a) El Presidente del Tribunal Superior Agrario y su Presidente, (…) al ordenar que se me notificara por su actuario adscrito licenciado Miguel Ángel Olaya Alvarado, el día 10 de diciembre de esta anualidad, el punto de acuerdo por el que se me comunica que NO SE ME RATIFICA en el cargo de magistrado numerario del tribunal unitario agrario, en virtud de lo precisado en las consideraciones Amparo en Revisión 183/2016 [2] del dictamen, lo que trae como consecuencia que se me inhabilite en el ejercicio de mis funciones. V. ACTOS RECLAMADOS: a) De la H. Cámara de Senadores del H. Congreso de la Unión, reclamo el dictamen y punto de acuerdo tomado en sesión celebrada el día cuatro de diciembre del presente año, en la que aprobó la no ratificación del suscrito como magistrado numerario de los tribunales agrarios, en base al dictamen emitido por las Comisiones Unidas de Reforma Agraria y Justicia; elaborado en cumplimiento a la ejecutoria de amparo del juicio de garantías **********, radicado en el Juzgado Sexto de Distrito en el Estado de Veracruz, con sede en Boca del Río. b) Del Presidente del Tribunal Superior Agrario la notificación del oficio N° DGPL-1P3A.-5861 con fecha 4 de diciembre, signado por el senador Luis Sánchez Jiménez Vicepresidente de la Mesa Directiva, entregado (sic) las 16:40 horas del día 10 de diciembre de esta anualidad por el actuario adscrito al Tribunal Superior Agrario Miguel Ángel Olaya Alvarado. (…)”. SEGUNDO. Derechos fundamentales violados. El quejoso señaló como derechos fundamentales violados los contenidos en los artículos 1, 14, segundo párrafo, 16 primer párrafo y 27 fracción XIX de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; relató los antecedentes del caso y expresó los conceptos de violación que estimó pertinentes. TERCERO. Admisión y trámite. La demanda se turnó al Juzgado Cuarto de Distrito en el Estado de Veracruz, cuyo titular la admitió a trámite por acuerdo de veintitrés de diciembre de dos mil catorce y ordenó su registro con el número **********. CUARTO. Audiencia constitucional y sentencia. Seguidos los trámites legales, el Juez de Distrito celebró la audiencia constitucional el nueve de marzo de dos mil quince, en la que dictó resolución, la que terminó de engrosar el diecinueve de junio siguiente, en la que decidió sobreseer en el juicio con fundamento en el artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo, al tenor de las consideraciones que a continuación se reproducen: Amparo en Revisión 183/2016 “(…). CUARTO. ANÁLISIS DE CAUSAS DE IMPROCEDENCIA DEL JUICIO. Previo al estudio de los aspectos de fondo vinculados con la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los actos reclamados, deben analizarse las causas de improcedencia por ser esa una cuestión de orden público y de estudio preferente en el juicio de amparo, ya sea de oficio o bien a petición de parte, ello de conformidad con lo dispuesto en el párrafo último del artículo 62, de la Ley de Amparo vigente y la jurisprudencia 814, emitida por el Primer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, publicada a fojas quinientos cincuenta y tres, tomo V, materia común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, bajo el rubro y texto siguiente: ‘IMPROCEDENCIA, CAUSALES DE, EN EL JUICIO DE AMPARO’. (Se transcribe). En el caso a estudio, el Director General de Asuntos Jurídicos de la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión, al rendir vía telegráfica su informe justificado (fojas 297 a 311), refiere que se actualiza la causal de improcedencia prevista en el artículo 61, fracción V, de la Ley de Amparo, porque contra actos del Congreso de la Unión, o cualquiera de sus cámaras, en colaboración con los otros poderes, que objeten o no ratifiquen nombramientos o designaciones para ocupar cargos en entidades o dependencias de la Administración Pública Federal, centralizada o descentralizada, órganos dotados de autonomía constitucional u órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza, resulta improcedente el juicio de amparo. El planteamiento de previa síntesis es fundado y, por ende, se impone sobreseer en el juicio, en términos de la fracción V, del artículo 61 de la propia ley. Para justificar el anterior aserto, es imprescindible partir de lo dispuesto en el artículo 61, fracción V, de la ley de la materia: ‘Artículo 61’. (Se transcribe). Como se observa, la norma prevé como motivo de improceder (sic), que la acción de amparo se entable contra alguna de las cámaras del Congreso de la Unión, actuando en procedimientos de colaboración con los otros poderes, y en concreto se le reclame, entre otros actos, la no-ratificación del nombramiento del quejoso, para ocupar un cargo en órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza. Pues bien, en el caso se estima que se encuentran actualizadas las condicionantes que conforman la causal de improcedencia a examen, atendiendo fundamentalmente a la naturaleza del nombramiento de magistrado agrario, y al proceso implementado constitucional y legalmente para la designación de estos servidores públicos; todo lo cual, para absoluta claridad, se desarrolla a continuación, a manera de premisas. [3] Amparo en Revisión 183/2016 La Constitución Federal establece, en su artículo 27, las bases del sistema de impartición de justicia agraria, el cual gira a través de los Tribunales Agrarios, y define la manera en que serán nombrados los magistrados titulares de dichos órganos, en estos términos: ‘Artículo 27’. (Se transcribe). Como se ve, la norma Constitucional prevé a los magistrados agrarios, como juzgadores integrantes de los Tribunales especializados, depositarios de la facultad de administrar justicia agraria; asimismo, establece que en el nombramiento de dichos juzgadores existe una colaboración entre poderes, en la cual corresponde al Ejecutivo Federal proponer a la persona designada, y por otro lado, a la Cámara de Senadores hacer la designación respectiva. Así pues, puede decirse con garantía de acierto, que la facultad de designación de los magistrados agrarios corresponde al Senado de la República por disposición constitucional directa; en términos del aludido precepto (27, fracción XIX, Constitucional), en relación con el diverso 76, fracción XIV, de la propia Constitución Federal. En lo que se refiere a la ratificación, o no, de los magistrados agrarios, la ley orgánica de los Tribunales Agrarios dispone, en su artículo 17: ‘Artículo 17’. (Se transcribe). De lo expuesto se obtiene, que la ratificación de los magistrados agrarios constituye una condición necesaria para que la persona previamente designada, y cuyo primer nombramiento ya expiró, (por haber transcurrido seis años) continúe ocupando el cargo de titular del órgano jurisdiccional de naturaleza agraria; y en contrapartida, la no-ratificación de la designación del servidor público, por parte del Senado de la República, se erige en un obstáculo para ocupar el cargo aludido. Finalmente, en lo que atañe a las premisas, se tiene presente que, el aludido artículo 17 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, en relación con el artículo 121 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, delimitan el sistema de ratificación de los magistrados agrarios, al disponer el segundo de ellos (el primero se omite dado que ya quedó reproducido supralíneas): ‘Artículo 121’. (Se transcribe). Conforme a los aludidos preceptos, en el procedimiento de ratificación de que se trata, intervienen en colaboración de poderes, dos órganos: el ejecutivo Federal (que propone) y la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión (que decide si ratifica o no al servidor público); la evaluación del desempeño, para efectos de ratificación, sólo debe comprender el periodo de primer nombramiento, y en ello se deben ponderar los factores a que alude el último de los preceptos reproducidos; la evaluación realizada al servidor público debe hacerse constar en dictámenes, [4] Amparo en Revisión 183/2016 en los que la Cámara de Senadores exponga las razones o motivos de su decisión. Lo anterior se corrobora con lo establecido por el pleno del Máximo Tribunal del País en las siguientes tesis de jurisprudencia: (Se transcribe). ‘MAGISTRADOS AGRARIOS. PARA SU RATIFICACIÓN INTERVIENEN LOS MISMOS ÓRGANOS CONSTITUCIONALES QUE PARA SU DESIGNACIÓN’. (Se transcribe). (Se transcribe). ‘MAGISTRADOS AGRARIOS. LA EVALUACIÓN PARA EFECTOS DE SU RATIFICACIÓN DEBE PRODUCIRSE Y CONSTAR EN DICTÁMENES ESCRITOS EN LOS CUALES SE PRECISEN LAS RAZONES DE LA DETERMINACIÓN TOMADA’. (Se transcribe). En aplicación del marco jurídico, previamente precisado, para el suscrito es patente que en el caso se actualiza la hipótesis de improcedencia anunciada, ya que en su demanda constitucional, el quejoso reclama, como acto principal, en su calidad de magistrado agrario, la determinación tomada por el Senado de la República en el sentido de no ratificarlo en su encargo. Actuación que, conforme a lo que aquí se ha puesto en claro, proviene de una de las cámaras del Congreso de la Unión (como es la de Senadores), en colaboración con otro poder (que en el caso lo es el Ejecutivo que formuló la propuesta) y cuyo sentido, de no ratificación, se erige en un obstáculo evidente y manifiesto para que el quejoso ocupe el cargo (de magistrado) al frente de un órgano jurisdiccional de cualquier naturaleza (en el caso, de un Tribunal de naturaleza agraria). Lo que colma todos los elementos de improceder establecidos en la fracción V, del artículo 61 de la ley de la materia. Conclusión que no implica para el directo quejoso, una restricción injustificada del derecho que le asiste, a acceder a un recurso sencillo y rápido para la protección de sus derechos fundamentales, previsto en sede internacional, entre otros instrumentos, en el artículo 25, numeral 1, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sino más bien representa, a lo sumo, la aplicación de una restricción válida a dicho acceso, consagrada en la ley de la materia, en atención al objeto y ámbito de aplicación del juicio de amparo, así como a los principios que lo regulan, tal como lo sostuvo el Cuarto Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Tercera Región, con residencia en Guadalajara, Jalisco, en la tesis que enseguida se reproduce en su integridad: (Se transcribe). ‘DERECHOS HUMANOS. LA REFORMA CONSTITUCIONAL EN ESA MATERIA NO PERMITE CONSIDERAR QUE LAS CAUSALES DE IMPROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO SEAN INAPLICABLES [5] Amparo en Revisión 183/2016 Y, POR ELLO, SE LESIONE EL DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA’. (Se transcribe). No se desatiende que la reclamación constitucional que ahora se analiza tiene como antecedente un diverso juicio de amparo, radicado con el número ********** en el Juzgado Sexto de Distrito en el Estado, con residencia en esta misma ciudad, en el que se aceptó la procedencia del juicio e, incluso, se concedió para efectos la protección solicitada por el aquí quejoso contra el primigenio dictamen y determinación de no-ratificación en el encargo de magistrado agrario. No obstante, frente a lo así expuesto cabe aclarar al quejoso que la actual legislación de amparo, a diferencia de la anterior (vigente hasta el dos de abril de dos mil trece) prevé como motivo expreso de improcedencia, la reclamación en amparo de la determinación de no ratificación emitida por el Senado de la República, en colaboración con otro poder, cuando de ello dependa que el interesado ocupe un cargo en algún órgano jurisdiccional; y esta redacción es la que resulta aplicable al caso, por haberse presentado la demanda constitucional el veintidós de diciembre de dos mil catorce, tal como aparece de su sello de recepción (foja 3), es decir, dentro de la vigente ley, pues así se desprende de los transitorios primero y tercero de la misma. Sin que frente a ello pueda argumentarse que la previa aceptación del juicio e, incluso, la protección Constitucional obtenida respecto de un acto reclamado de igual naturaleza, al amparo de la legislación anterior, constituyeron para el quejoso un derecho adquirido, pues no debe perderse de vista, que las reglas de improcedencia constituyen normas procedimentales cuya aplicabilidad se circunscribe al lapso de su vigencia, salvo que en la ley expresamente se prevea una regla diversa, lo que en el caso como ya se dijo, no ocurre. Así pues, retomando el hilo conductor de esta sentencia, tenemos que en el ejercicio de la función de control constitucional, encomendada a este órgano jurisdiccional a cargo del suscrito, la aplicación de las causas de improcedencia aparece como un imperativo, cuya observancia es insalvable, por constituir un aspecto esencial del sistema de amparo diseñado constitucional y legamente, para el control judicial de los actos provenientes de las autoridades del Estado, que vulneren o restrinjan derechos humanos. Ese control, encuentra base constitucional en los artículos 103 y 107 Constitucionales, y debe ejercerse con sujeción ‘a los procedimientos que determine la ley reglamentaria’, por lo que no se encuentra autorizada su desaplicación, por el órgano de amparo, en los términos pretendidos por el quejoso, (quien en apartado especial de su demanda sostiene que dicha hipótesis legal de improcedencia debe ser desaplicada en este asunto por ser contraria a los artículos 1, 14, 16, 17, 27, fracción XIX y 133, [6] Amparo en Revisión 183/2016 Constitucionales; 8, 10 y 30 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; 2.3 (sic), 2.3, incisos A) y B), 5.1, 5.2, 9.1, 17 y 23.1, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Nueva York; y, 1.1, 1.2, 2, 8, 25.1, 25.2, incisos a), b) y c), de la Convención Americana de Derechos Humanos de San José Costa Rica) ni siquiera a través del ejercicio de control de convencionalidad, pues en primer lugar, ello sería tanto como autorizar un control de derechos fundamentales (en sede convencional) sobre otro (como lo es el juicio de amparo), propiciando así una cadena interminable de recursos o medios de defensa cuyo común denominador es la protección a los derechos humanos, tornando en complejo, el recurso de estructura sencilla y rápida a que se refiere la propia norma convencional. Apoya el criterio, en cuanto a la imposibilidad de implementar un juicio de protección a derechos fundamentales sobre las reglas de otro juicio de la misma naturaleza, la jurisprudencia del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que reza: (Se transcribe). ‘AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON LOS QUE SOSTIENEN QUE LOS JUZGADORES DE AMPARO VIOLAN GARANTÍAS INDIVIDUALES, SOLAMENTE EN ESE ASPECTO’. (Se transcribe). En segundo lugar, porque el control de convencionalidad, en los términos que para su aplicabilidad ha delimitado la jurisprudencia del Máximo Tribunal del País, sólo puede ejercerse dentro de la jurisdicción ordinaria que corresponde a los Tribunales Federales para conocer de los procedimientos de competencia federal, y siempre que el órgano advierta que la norma a ser aplicada efectivamente vulnera derechos humanos, pues aplicarlo en todos los casos propiciaría una carga sin sentido para los órganos de impartición de justicia. En esos términos, se pronunció la Segunda Sala del Máximo Tribunal del País, tal como se observa de la tesis de jurisprudencia siguiente: (Se transcribe). ‘CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONVENCIONALIDAD. CONDICIONES PARA SU EJERCICIO OFICIOSO POR LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES FEDERALES’. (Se transcribe). De ahí que resulten inoperantes los planteamientos de inconvencionalidad que, en torno a la causal de improcedencia aquí analizada propone el directo quejoso. Máxime que a lo expuesto, bien cabría agregar como una razón adicional que justifica la imposibilidad de que este Juzgado de Distrito se pronuncie sobre la convencionalidad de las causas de improcedencia previstas por el artículo 61 de la Ley de Amparo, que aun asumiendo como válida la posibilidad de someter a control previo las disposiciones de la Ley de Amparo, esta posibilidad sólo se encuentra autorizada, en todo caso, para ser ejercida por el [7] Amparo en Revisión 183/2016 [8] órgano revisor dentro de la propia jurisdicción de amparo, en el caso, los Tribunales Colegiados de Circuito, una vez que en primera instancia se ha aplicado efectivamente la norma legal con trascendencia al sentido de la sentencia. Como apoyo de lo anterior, se invoca el criterio de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, reflejado en la jurisprudencia siguiente: (Se transcribe). ‘REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. PROCEDE ANALIZAR LOS PLANTEAMIENTOS SOBRE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS DISPOSICIONES DE LA LEY DE AMPARO APLICADAS POR EL JUEZ DE DISTRITO EN LA SENTENCIA RECURRIDA’. (Se transcribe). Por todo lo hasta aquí expuesto, al actualizarse la causal de improcedencia prevista en la fracción V, del artículo 61, de la Ley de Amparo, se impone decretar el sobreseimiento en el juicio, con base en el artículo 63, fracción V, de la mencionada ley de la materia, lo que desde luego impide el examen de los conceptos de violación planteados en la demanda, por involucrar cuestiones de fondo. Lo anterior, de conformidad con la jurisprudencia siguiente: (Se transcribe). ‘SOBRESEIMIENTO. IMPIDE ENTRAR A ANALIZAR EL ESTUDIO DE LAS CUESTIONES DE FONDO’. (Se transcribe). (…)”. QUINTO. Interposición del recurso de revisión. En contra de la resolución referida el quejoso interpuso recurso de revisión mediante escrito de tres de julio de dos mil quince; y, posteriormente, por diverso escrito presentado el seis de julio amplió los agravios aducidos; medio de impugnación que fue turnado al Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Séptimo Circuito, cuyo Presidente por acuerdo de veinticuatro de septiembre de dos mil quince lo admitió a trámite y lo registró con el número **********. SEXTO. Resolución del Tribunal Colegiado. En sesión de veintiocho de enero de dos mil dieciséis, el Tribunal Colegiado dictó resolución en la que dejó a salvo la jurisdicción de esta Suprema Corte para conocer del medio de impugnación, en virtud de que se combatió la constitucionalidad y convencionalidad del artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo. Amparo en Revisión 183/2016 [9] SÉPTIMO. Trámite ante este Alto Tribunal. Recibidos los autos ante esta Suprema Corte, su Presidente dictó acuerdo de uno de marzo de dos mil dieciséis, en el que determinó que este Alto Tribunal asume su competencia originaria para conocer del recurso de revisión, bajo el número de expediente 183/2016; así como ordenó su turno al Ministro Alberto Pérez Dayán, para la elaboración del proyecto de resolución respectivo y su radicación en la Segunda Sala. OCTAVO. Avocamiento. Por acuerdo de dieciocho de abril de dos mil dieciséis, el Presidente de la Segunda Sala ordenó que ésta se avocara al conocimiento del asunto, así como remitir los autos a su Ponencia para la formulación del proyecto correspondiente. NOVENO. Publicación del proyecto de resolución. En el recurso de revisión derivado del amparo el quejoso combatió la constitucionalidad del artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo; por tanto, con fundamento en los artículos 73, párrafo segundo y 184 de la Ley de Amparo, se hizo público el proyecto de resolución. C O N S I D E R A N D O: PRIMERO. Competencia. Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es legalmente competente para conocer de este recurso de revisión en términos de lo dispuesto por los artículos 107, fracción VIII, inciso a), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; 81, fracción I, inciso e) y 83 de la Ley de Amparo; y 21, fracción II de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y conforme a lo previsto en el punto tercero del Acuerdo General Plenario 5/2013, en virtud de que se trata de un recurso de revisión derivado de un juicio de amparo en el que se combatió la Amparo en Revisión 183/2016 [10] constitucionalidad del artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo; y si bien subsiste el problema jurídico referido, también lo es que no se estima necesaria la intervención del Tribunal Pleno. SEGUNDO. Oportunidad y Legitimación. Por lo que hace a la presentación oportuna del recurso de revisión y la legitimación de las partes, debe decirse que resulta innecesario analizar ese aspecto de la litis, porque ya fue motivo de pronunciamiento por el Tribunal Colegiado que previno en el conocimiento del asunto. TERCERO. Antecedentes. A fin de resolver los planteamientos aducidos en la revisión, resulta conveniente formular una breve referencia de los antecedentes del caso, en los siguientes términos: 1. El dieciséis de enero de dos mil dos, el quejoso fue propuesto por el Presidente de la República como magistrado numerario de los Tribunales Agrarios y, posteriormente, el seis de febrero de ese mismo año, la Comisión Permanente del Senado de la República lo designó en ese cargo. 2. El Pleno del Tribunal Superior Agrario adscribió al quejoso a distintos Tribunales Unitarios Agrarios, a saber, los correspondientes al Distrito 22 de Tuxtepec, Oaxaca; Distrito 32 de Tuxpan, Veracruz; Distrito 5 de Chihuahua, Chihuahua; y Distrito 40 en San Andrés Tuxtla, Veracruz. 3. El once de abril de dos mil once, el Titular del Ejecutivo Federal remitió al Senado de la República propuesta de no ratificación del ahora quejoso como magistrado agrario; y por Dictamen emitido por las Comisiones Unidas de Reforma Agraria y Justicia, el Senado de la República aprobó la no ratificación en sesión de veintiséis de abril de dos mil doce. Amparo en Revisión 183/2016 [11] 4. Inconforme con esa determinación el quejoso promovió juicio de amparo, del que tocó conocer al Juzgado Sexto de Distrito en el Estado de Veracruz, quien lo registró con el número ********** y dictó sentencia el once de octubre de dos mil doce, en el sentido de conceder la protección constitucional para el efecto de que la Cámara de Senadores dejara insubsistente el acto reclamado y emitiera otro en el que purgara las omisiones en que incurrió, recabara el material probatorio conducente para la resolución adecuada de su evaluación dictaminadora, valorara en forma adecuada dicho material probatorio y, con plenitud de jurisdicción, decidiera lo que en derecho correspondiera. 5. En cumplimiento a la ejecutoria de amparo, el Senado de República en sesión ordinaria de treinta de abril de dos mil trece, aprobó el “Acuerdo de las Comisiones Unidas de Reforma Agraria y Justicia por el que se deja sin efectos el Dictamen aprobado en el Pleno el día 26 de abril de 2012 sobre la no ratificación del **********”; y, seguido el procedimiento, el cuatro de diciembre de dos mil catorce aprobó el Dictamen de las Comisiones Unidas de Reforma Agraria y de Justicia, que contiene punto de acuerdo por el que no se ratifica al quejoso en el cargo de magistrado numerario del Tribunal Unitario Agrario. 6. En contra del acto arriba señalado el quejoso promovió juicio de amparo, cuya tramitación y resolución quedó relatada en los considerandos de esta ejecutoria, la que constituye el acto recurrido en el recurso de revisión que nos ocupa. CUARTO. Agravios. La parte quejosa en sus agravios aduce en síntesis, lo siguiente: Amparo en Revisión 183/2016 [12] 1. La resolución recurrida transgrede el artículo 14 constitucional que ordena que a ninguna ley se le dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna, en virtud de que indebidamente el a quo determinó sobreseer en el juicio, aplicando en forma retroactiva la causal de improcedencia contenida en el artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo. Que lo anterior es así, porque el dieciséis de enero de dos mil dos fue propuesto como magistrado agrario y el seis de febrero de ese mismo año, fue designado magistrado por la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, sin que en esa fecha la Ley de Amparo vigente contemplara causal de improcedencia para promover amparo en el supuesto de que, cuando se le evaluara después de seis años de su designación, pudiera acudir a la protección de la justicia federal en contra de la negativa a ratificarlo; tan es así, que el veintiséis de abril de dos mil doce, el Senado de la República aprobó la no ratificación del quejoso como magistrado agrario, por lo que promovió el amparo ********** del índice del Juzgado Sexto de Distrito en el Estado de Veracruz, cuya titular le concedió la protección constitucional por sentencia del quince de octubre de dos mil doce, ello porque la responsable no fundó ni motivó su resolución negativa, obligándola a que lo restituyera en el pleno goce de sus garantías individuales infringidas en términos del artículo 80 de la Ley de Amparo abrogada. Aclara que si bien es cierto que la Ley de Amparo aplicada en el juicio ********** dejó de estar vigente el dos de abril de dos mil trece, también lo es que la actual, que prevé la improcedencia del juicio contra actos como el reclamado, se le aplicó retroactivamente, a casi dos años y treinta y cuatro días de la fecha en que causó ejecutoria la sentencia amparadora; de ahí que sea inadmisible que retroactivamente se le aplique el nuevo ordenamiento cuando goza de Amparo en Revisión 183/2016 [13] una sentencia que constituye cosa juzgada y que sobretodo le otorgó la protección constitucional. Argumenta que en la demanda de amparo planteó la inaplicabilidad de la causal de improcedencia que contiene la nueva Ley en la fracción V del artículo 61, por lo que el a quo debió de analizar su constitucionalidad por cuanto transgrede el artículo 14 constitucional, que precisa que a ninguna ley se le dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna; máxime que no resultaba aplicable el sobreseimiento en el juicio con fundamento en esa disposición, ya que el acto reclamado es consecuencia del cumplimiento de la sentencia dictada en el juicio de amparo **********, por lo que no cobra aplicación el numeral antes citado al combatirse un acto consecuencia de ese juicio; de ahí la violación a derechos humanos que aduce, pues de confirmarse la conclusión del Juez de Distrito, ninguna instancia jurisdiccional podrá estudiar la legalidad del acto reclamado emitido como resultado de un proceso de amparo que resultó procedente y fundado; peor aún, cuando el Senado de la República retardó el cumplimiento de la sentencia sin justificación, lo que provocó la aplicación de la nueva Ley de Amparo en la causal de improcedencia que le afecta. 2. La resolución recurrida viola el derecho a la seguridad jurídica reconocido en los artículos 14 y 16 de la Constitución Federal, ya que el a quo estaba obligado a analizar si la causal de improcedencia en cuestión, resultaba aplicable a la luz de los antecedentes del caso; y al no advertir éstos, inobservó lo dispuesto en el artículo 133 constitucional y los tratados internacionales en materia de derechos humanos. 3. Que se violentan en su perjuicio los requisitos de fundamentación y motivación previstos en el artículo 16 constitucional Amparo en Revisión 183/2016 [14] que fueron materia del amparo **********, así como se desconoce la jurisprudencia de la Suprema Corte que precisa que la valoración del desempeño de los magistrados agrarios debe atender a criterios objetivos de acuerdo con el artículo 121 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y que siempre deben producirse y constar en dictámenes escritos en los cuales se expresen las razones de la determinación tomada en relación con la ratificación o no del juzgador, por lo que deben observarse las formalidades esenciales del procedimiento necesarias para el otorgamiento de la garantía de audiencia, es decir, impone como imperativo que se precisen las razones por las cuales el juzgador ya no debe seguir ejerciendo esa función; requisitos los anteriores, que no fueron observados por la autoridad responsable, lo que atenta contra el derecho a la dignidad humana que toda persona tiene; en otras palabras, de no analizarse el fondo del amparo se pondría en evidencia su dignidad de servidor público honesto en casi catorce años de ejercer la magistratura y se atenta además, contra el derecho a la estabilidad en el ejercicio de la función jurisdiccional, pues así quedó establecido por la Suprema Corte al resolver la controversia constitucional **********. 4. El a quo no observó el artículo 17 constitucional que señala en lo que interesa, que toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial, pues en el caso, el amparo se promovió el veintidós de diciembre de dos mil catorce y su resolución de sobreseimiento se dictó después de cinco meses, lo que evidencia un retraso en la impartición de justicia, pero peor aún violó ese precepto constitucional al aplicar de manera retroactiva una causal de improcedencia; máxime que el último párrafo del artículo 217 de la Ley de Amparo, ordena que la jurisprudencia en ningún caso tendrá efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna, de ahí que con mayor Amparo en Revisión 183/2016 [15] razón se debió observar que la fracción V del artículo 61 de la Ley de Amparo, que el a quo aplicó para sobreseer, es contrario al artículo 14 constitucional, y las diversas interpretaciones que de ese precepto ha formulado la Suprema “RETROACTIVIDAD DE Corte, LA en LEY. las ES tesis de DIFERENTE rubro: A SU APLICACIÓN RETROACTIVA”; “RETROACTIVIDAD, TEORÍA DE LA”; “PROCEDIMIENTO, IRRETROACTIVIDAD DE LAS LEYES DE. REGLAS RELATIVAS”; y “RETROACTIVIDAD DE LAS LEYES. SU DETERMINACIÓN CONFORME A LA TEORÍA DE LOS COMPONENTES DE LA NORMA”. 5. La resolución recurrida lo deja en estado de indefensión porque con ella se impide revisar los vicios e irregularidades cometidas por la responsable, quien no valoró adecuadamente su función como juzgador, en franca contravención a los principios que protegen a los magistrados agrarios. Que lo anterior demuestra la contravención a lo dispuesto por el artículo 1 de la Constitución Federal; pero se violó también por el Juzgado de Distrito porque omitió ejercer el control difuso de constitucionalidad y de convencionalidad con apoyo en: la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (Declaración Americana), y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. 6. Que la fracción IV, del artículo 107 constitucional establece que en materia administrativa el juicio de amparo procede contra actos u omisiones que provengan de autoridades distintas a los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo y que causen agravio no Amparo en Revisión 183/2016 [16] reparable mediante algún medio de defensa legal, supuesto que se actualiza en la especie y que hace procedente el juicio de amparo, ya que el acto reclamado proviene de una instancia legislativa, como lo es la Cámara de Senadores, respecto de la determinación de no ratificación de los magistrados agrarios, y no existe ningún otro medio legal o recurso distinto al juicio de amparo, por el que se pudieran reparar los agravios que le causa el acto reclamado; luego entonces, deviene inconstitucional la fracción V, del artículo 61 de la Ley de Amparo; en todo caso, aduce, se debió observar lo previsto en la fracción III, del artículo 61 de la Ley de Amparo, que prevé la procedencia del juicio de amparo contra actos, omisiones o resoluciones provenientes de un procedimiento administrativo seguido en forma de juicio. 7. De los artículos 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, se desprende que cualquier persona tiene derecho a contar con un recurso efectivo, idóneo y eficaz que proteja sus derechos humanos consagrados tanto en la Constitución como en los tratados internacionales en materia de derechos humanos, lo que a su vez evita que quede firme un acto de autoridad adoptado con vicios, que contiene errores y que ocasiona perjuicio a los intereses de una persona. Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos al interpretar el artículo 25 de la Convención, ha sostenido que la obligación del Estado de proporcionar un recurso judicial no se reduce simplemente a la mera existencia de los tribunales o procedimientos formales o aún a la posibilidad de recurrir a los tribunales, sino que los recursos deben tener efectividad y que debe brindarse a la persona la posibilidad real de interponer un recurso, en los términos del citado precepto; en tal sentido, la existencia de la garantía de que toda persona tiene derecho a un recurso sencillo o rápido, efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la Amparo en Revisión 183/2016 [17] ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales, constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la Convención. Y que estos fundamentos convencionales demuestran la ilegalidad de la resolución recurrida y del fundamento legal en que se apoyó, en virtud de que se le niega el derecho a un recurso judicial que analice los vicios del acto del Senado de la República. Aclara que la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la tesis número 2a. IX/2015 (10a.), ha definido que el juicio de amparo cumple con las características de eficacia e idoneidad a la luz del artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; es decir, en los casos como el que nos ocupa, el juicio de amparo es el medio de defensa que puede conducir a un análisis por parte de un tribunal competente para determinar si ha habido o no una violación a los derechos humanos del quejoso y, en su caso, proporcionar una reparación, lo que sólo ocurre cuando el órgano judicial analiza el fondo de la cuestión planteada; sin embargo, el a quo dejó de hacer uso de las facultades que le otorga el artículo 1 de la Constitución Federal, esto es, omitió ejercer un control difuso de la fracción V del artículo 61 de la Ley de Amparo, que es la disposición que impidió el examen del acto reclamado. Omisión violatoria de derechos porque el Alto Tribunal ha reiterado que con motivo de la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el diez de junio de dos mil once, todos los jueces del país están obligados a dejar de aplicar las normas inferiores cuando sean contrarias a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a los tratados internacionales en materia de derechos humanos, bajo la figura denominada control de constitucionalidad ex officio o control difuso de constitucionalidad; es una obligación ineludible de la Amparo en Revisión 183/2016 [18] autoridad jurisdiccional ejercerlo, aun de oficio, cuyo incumplimiento vulnera el mandato constitucional de proteger y garantizar los derechos humanos y compromete la responsabilidad internacional del Estado Mexicano en su conjunto. 8. Con base en lo antedicho, aduce que debe estimarse que el Juez, observando lo previsto en el segundo párrafo del artículo 1 constitucional, estaba obligado a realizar un ejercicio de ponderación entre las normas constitucionales y de rango internacional, con la fracción V, del artículo 61 de la Ley de Amparo que, de haberlo hecho, necesariamente habría encontrado que esa disposición viola la fracción IV del artículo 107 de la Carta Magna y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, por lo que el a quo la debió inaplicar para observar la fracción IV del artículo 107 de la Carta Magna, y los citados tratados internacionales que tutelan el derecho humano de acceso a la justicia. QUINTO. Estudio. Los argumentos expresados por el quejoso hoy recurrente son infundados, de conformidad con las consideraciones siguientes. En primer término se analizarán aquellos argumentos en los que combate la constitucionalidad y convencionalidad del artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo, en virtud de que el Tribunal Pleno al resolver el recurso de reclamación **********1, sostuvo que las partes están legitimadas para plantear la inconstitucionalidad de las disposiciones de ese ordenamiento a través de los recursos previstos en la Ley de Amparo, pues regula la actuación de los órganos jurisdiccionales que conocen del juicio de garantías, por lo que 1 En sesión de veintiséis de enero de dos mil doce, bajo la Ponencia de la Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos. Amparo en Revisión 183/2016 [19] procede el análisis de los agravios en los que se aduzca la inconstitucionalidad de dicho ordenamiento. Sobre esa base, esta Segunda Sala ha determinado en jurisprudencia, que en el recurso de revisión en amparo indirecto procede el examen de los planteamientos relativos a la constitucionalidad de las disposiciones de la Ley de Amparo aplicadas por el Juez de Distrito en la sentencia recurrida, cuando se actualicen las condiciones siguientes: a) La emisión de autos o resoluciones concretas de los órganos que conozcan del juicio de amparo; b) La impugnación de normas de la ley citada cuya aplicación se concrete efectivamente dentro de los asuntos de la competencia de los órganos jurisdiccionales que conocen del juicio de amparo, y que trasciendan al sentido de la decisión adoptada; y, c) La existencia de un recurso procedente contra el acto de aplicación de las normas de la ley referida tildadas de inconstitucionales, en el cual pueda analizarse tanto la legalidad de su acto de aplicación como la regularidad constitucional de esas normas, en su caso. En el caso, se actualizan esas condiciones, pues como quedó relatado en los resultandos de esta sentencia, el Juez de Distrito fundamentó la sentencia recurrida principalmente, en lo dispuesto en el artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo, es decir, declaró improcedente el juicio de amparo porque el acto reclamado consistió en el dictamen y punto de acuerdo tomado por el Senado de la República en sesión celebrada el cuatro de diciembre de dos mil catorce, en la que aprobó la no ratificación del quejoso como magistrado numerario de los tribunales agrarios, y esa disposición prevé que el juicio de amparo es improcedente contra actos del Congreso de la Unión, su Comisión Permanente o cualquiera de sus Cámaras en procedimiento de colaboración con los otros poderes que Amparo en Revisión 183/2016 [20] objeten o no ratifiquen nombramientos o designaciones para ocupar cargos, empleos o comisiones en entidades o dependencias de la Administración Pública Federal, centralizada o descentralizada, órganos dotados de autonomía constitucional u órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza; por tanto, se actualizan las condiciones a) y b) ya que se tiene una resolución concreta fundamentada en esa disposición en un asunto de la competencia del Juzgado de Distrito, que trascendió al sentido de la decisión adoptada, por cuanto sobreseyó en el juicio. Asimismo, se actualiza la condición descrita en el inciso c), en virtud de que el expediente que nos ocupa corresponde a un recurso de revisión que procede en contra de la resolución dictada en audiencia constitucional por Juez de Distrito. La jurisprudencia mencionada se reproduce a continuación: “REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. PROCEDE ANALIZAR LOS PLANTEAMIENTOS SOBRE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS DISPOSICIONES DE LA LEY DE AMPARO APLICADAS POR EL JUEZ DE DISTRITO EN LA SENTENCIA RECURRIDA. El Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver el recurso de reclamación 130/2011, en sesión de 26 de enero de 2012, consideró que, con motivo de la reforma al artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, ha sido removido, en parte, el obstáculo técnico para analizar en la revisión la constitucionalidad de las disposiciones aplicadas en las sentencias dictadas por los Jueces de Distrito. Al respecto se precisó, entre otras cuestiones, que cuando un órgano jurisdiccional competente para conocer del juicio de amparo actualice algún supuesto normativo de la Ley de Amparo, se abre la posibilidad de enjuiciar la disposición legal que lo faculte para actuar en el sentido que lo hizo, cuando se actualicen las condiciones siguientes: a) La emisión de autos o resoluciones concretas de los órganos que conozcan del juicio de amparo; b) La impugnación de normas de la ley citada cuya aplicación se concrete efectivamente dentro de los asuntos de la competencia de los órganos jurisdiccionales que conocen del juicio de amparo, y que trasciendan al sentido de la decisión adoptada; y, c) La existencia de un recurso procedente contra el acto de aplicación de las normas de la ley referida tildadas de inconstitucionales, en el cual pueda analizarse tanto la legalidad de su acto de aplicación Amparo en Revisión 183/2016 [21] como la regularidad constitucional de esas normas, en su caso. Por otra parte, esta Segunda Sala ha sostenido que al impugnar las disposiciones de la ley de la materia a través del recurso de revisión interpuesto contra la sentencia dictada en un juicio de amparo indirecto, el recurrente debe exponer en sus agravios argumentos mínimos de impugnación de la norma legal cuestionada. Así, en el recurso de revisión que se interponga contra la sentencia dictada por un Juez de Distrito en el juicio de amparo indirecto, procede analizar los planteamientos sobre la inconstitucionalidad de las disposiciones de la Ley de Amparo aplicadas en dicha sentencia, a condición de que se satisfagan los requisitos mencionados”. (Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Segunda Sala, jurisprudencia, libro 6, mayo de 2014, tomo II, tesis: 2a./J. 39/2014 (10a.), página: 984, registro digital número: 2006545). También es necesario aclarar que en los agravios el quejoso se duele de que el Juez de Distrito omitió ejercer el control difuso de constitucionalidad y de convencionalidad, respecto del artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo, cuando en términos del diverso 1 de la Constitución Federal, y la jurisprudencia que de ahí ha derivado, estaba obligado a hacerlo; máxime que en la propia demanda de amparo, en el apartado de procedencia del juicio, se hicieron valer argumentaciones sobre la inaplicación de la disposición ahora cuestionada. En este sentido, es importante indicar que el Juez de Distrito, en la resolución recurrida, advirtió el alegato hecho valer por el quejoso y precisó que en el ejercicio de la función de control constitucional, la aplicación de las causas de improcedencia aparece como un imperativo, cuya observancia es insalvable, por constituir un aspecto esencial del sistema de amparo diseñado constitucional y legamente, para el control judicial de los actos provenientes de las autoridades del Estado, que vulneren o restrinjan derechos humanos y que ese control, encuentra base constitucional en los artículos 103 y 107 de la Constitución Federal, y debe ejercerse con sujeción a los procedimientos que determine la Ley reglamentaria, por lo que no se Amparo en Revisión 183/2016 [22] encuentra autorizada su desaplicación por el órgano de amparo, en los términos pretendidos por el quejoso. Asimismo explicó que lo planteado es inoperante porque el control de constitucionalidad y convencionalidad, al tenor de la jurisprudencia del Alto Tribunal, sólo puede ejercerse dentro de la jurisdicción ordinaria que corresponde a los tribunales federales para conocer de los procedimientos de competencia federal y siempre que el órgano advierta que la norma a ser aplicada, efectivamente vulnera derechos humanos, pues aplicar ese control en todos los casos, propiciaría una carga sin sentido para los órganos de impartición de justicia, lo que fundamentó en la jurisprudencia de esta Segunda Sala de “CONTROL rubro: CONVENCIONALIDAD. OFICIOSO POR DE CONSTITUCIONALIDAD CONDICIONES LOS ÓRGANOS PARA SU Y EJERCICIO JURISDICCIONALES FEDERALES.”2 Incluso aclaró que la posibilidad del control de convencionalidad y de constitucionalidad de la Ley de Amparo, se encuentra autorizado para ser ejercido por el órgano revisor dentro de la propia jurisdicción de amparo, una vez que en primera instancia se ha aplicado efectivamente la norma legal con trascendencia al sentido de la sentencia; lo que apoyó en la jurisprudencia de esta Segunda Sala citada en los párrafos que anteceden. 2 Texto: “El párrafo segundo del artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dispone que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con la propia Constitución y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia, de donde deriva que los tribunales federales, en los asuntos de su competencia, deben realizar el estudio y análisis ex officio sobre la constitucionalidad y convencionalidad de las normas aplicadas en el procedimiento, o en la sentencia o laudo que ponga fin al juicio. Ahora, esta obligación se actualiza únicamente cuando el órgano jurisdiccional advierta que una norma contraviene derechos humanos contenidos en la Constitución Federal o en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, aun cuando no haya sido impugnada, porque con su ejercicio oficioso se garantiza la prevalencia de los derechos humanos frente a las normas ordinarias que los contravengan. De otra manera, el ejercicio de constitucionalidad y convencionalidad de normas generales no tendría sentido ni beneficio para el quejoso, y sólo propiciaría una carga, en algunas ocasiones desmedida, en la labor jurisdiccional de los Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito”. (Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Segunda Sala, jurisprudencia, libro 7, junio de 2014, Tomo I, tesis: 2a./J. 69/2014 (10a.), página: 555, registro digital número: 2006808). Amparo en Revisión 183/2016 En consecuencia, se [23] precisa en primer término, que el Juez de Distrito no incurrió en omisión alguna, en virtud de que expuso las razones por las que consideró que no procedía el examen de constitucionalidad y convencionalidad solicitados, lo que no deja en estado de indefensión al ahora recurrente, pues como lo expresó el a quo, es en esta instancia donde procede el estudio exigido, al tenor del acreditamiento de las condiciones arriba destacadas. Ahora bien, en los agravios hechos valer el recurrente argumenta que el artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo es inconstitucional porque contraviene la fracción IV del artículo 107 de la Constitución Federal; así como el derecho fundamental de acceso a la justicia que protege el diverso 17 de la propia Carta Magna, en virtud de que el precepto cuestionado, aplicado por el Juez de Distrito, impide la tramitación y resolución del juicio de amparo a pesar de que la primera de esas disposiciones establece que el juicio es procedente contra actos u omisiones que provengan de autoridades distintas de los tribunales, y que causen agravio no reparable mediante algún medio de defensa legal; y, el segundo de ellos, protege el derecho de acceso a la justicia, empero, la Ley de Amparo ordena la improcedencia del juicio contra actos como el reclamado, en el cual el Senado de la República decidió no ratificarlo como magistrado agrario, lo que claramente consiste en un acto que puede combatirse con apoyo en el artículo 107, fracción IV de la Constitución Federal, pero la Ley de Amparo lo impide. De igual forma aduce que la disposición cuestionada transgrede el derecho de acceso a la justicia y a un recurso judicial, por cuanto éste exige al Estado, la existencia de medios de impugnación que permitan a la persona combatir decisiones como la reclamada, es decir, tiene derecho a un medio de defensa, como lo es el amparo, a Amparo en Revisión 183/2016 [24] fin de que se determine por tribunal competente si se han violado o no sus derechos humanos con el acto de autoridad. Previo al examen de la cuestión de constitucionalidad, resulta pertinente describir el procedimiento para la ratificación de los magistrados que pertenecen a los tribunales agrarios. Para ello, los artículos 27, fracción XIX de la Constitución Federal; 15, 16, 17 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, y 121 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se transcriben a continuación: “Artículo 27. (…). XIX. Con base en esta Constitución, el Estado dispondrá las medidas para la expedita y honesta impartición de la justicia agraria, con objeto de garantizar la seguridad jurídica en la tenencia de le (sic) tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad, y apoyará la asesoría legal de los campesinos. Son de jurisdicción federal todas las cuestiones que por límites de terrenos ejidales y comunales, cualquiera que sea el origen de éstos, se hallen pendientes o se susciten entre dos o más núcleos de población; así como las relacionadas con la tenencia de la tierra de los ejidos y comunidades. Para estos efectos y, en general, para la administración de justicia agraria, la ley instituirá tribunales dotados de autonomía y plena jurisdicción, integrados por magistrados propuestos por el Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos de ésta, por la Comisión Permanente. (…)”. “Artículo 15. Los magistrados serán designados por la Cámara de Senadores y, en los recesos de ésta por la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, a propuesta del Presidente de la República. El Presidente de la República propondrá una lista de candidatos, de la cual la Cámara de Senadores o la Comisión Permanente, deberá elegir a los magistrados”. “Artículo 16. Recibida la propuesta del Ejecutivo Federal, la Cámara de Senadores o la Comisión Permanente en su caso, deberá resolver en los términos de lo dispuesto por los preceptos legales y reglamentarios aplicables o mediante procedimiento que al efecto acuerden. Amparo en Revisión 183/2016 [25] En caso de que no se apruebe la designación del número de magistrados requerido, el Ejecutivo Federal enviará otra lista para completar el número necesario”. “Artículo 17. Los magistrados rendirán su protesta ante la Cámara de Senadores o la Comisión Permanente, durarán en su encargo seis años. Si concluido dicho término fueren ratificados serán inamovibles. Los magistrados únicamente podrán ser removidos en caso de falta grave en el desempeño de su cargo, conforme al procedimiento aplicable para los funcionarios del Poder Judicial de la Federación”. “Artículo 121. Para la ratificación de magistrados de circuito y jueces de distrito a que se refiere el primer párrafo del artículo 97 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Consejo de la Judicatura Federal tomará en consideración, de conformidad con el reglamento respectivo, los siguientes elementos: I. El desempeño que se haya tenido en el ejercicio de su función; II. Los resultados de las visitas de inspección; III. El grado académico que comprende el nivel de estudios con que cuente el servidor público así como los diversos cursos de actualización y especialización acreditados de manera fehaciente; IV. No haber sido sancionado por falta grave, con motivo de una queja de carácter administrativa, y V. Los demás que estime pertinentes, siempre que consten en acuerdos generales publicados con seis meses de anticipación a la fecha de la ratificación”. Esos preceptos regulan respectivamente, lo siguiente: Que con base en la Constitución Federal, el Estado dispondrá las medidas para la expedita y honesta impartición de la justicia agraria, con objeto de garantizar la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad, y apoyará la asesoría legal de los campesinos; Que son de jurisdicción federal todas las cuestiones que por límites de terrenos ejidales y comunales, cualquiera que sea el origen de éstos, se hallen pendientes o se susciten entre Amparo en Revisión 183/2016 [26] dos o más núcleos de población; así como las relacionadas con la tenencia de la tierra de los ejidos y comunidades; Que para esos efectos y, en general, para la administración de justicia agraria, la ley instituirá tribunales dotados de autonomía y plena jurisdicción, integrados por magistrados propuestos por el Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos de ésta, por la Comisión Permanente; Que los magistrados serán designados por la Cámara de Senadores y, en los recesos de ésta por la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, a propuesta del Presidente de la República, quien propondrá una lista de candidatos, de la cual la Cámara de Senadores o la Comisión Permanente, deberá elegir a los magistrados; Que recibida la propuesta del Ejecutivo Federal, la Cámara de Senadores o la Comisión Permanente, en su caso, deberá resolver en los términos de lo dispuesto por los preceptos legales y reglamentarios aplicables o mediante procedimiento que al efecto acuerden; y en caso de que no se apruebe la designación del número de magistrados requerido, el Ejecutivo Federal enviará otra lista para completar el número necesario; Que los magistrados rendirán su protesta ante la Cámara de Senadores o la Comisión Permanente, durarán en su encargo seis años y si concluido dicho término fueren ratificados serán inamovibles; Que los magistrados únicamente podrán ser removidos en caso de falta grave en el desempeño de su cargo, conforme al procedimiento aplicable para los funcionarios del Poder Judicial de la Federación; y Que para la ratificación de magistrados de circuito y jueces de distrito a que se refiere el primer párrafo del artículo 97 de la Amparo en Revisión 183/2016 [27] Constitución Federal, el Consejo de la Judicatura Federal consideración, de tomará conformidad en con el reglamento respectivo, los siguientes elementos: a) El desempeño que se haya tenido en el ejercicio de su función; b) Los resultados de las visitas de inspección; c) El grado académico que comprende el nivel de estudios con que cuente el servidor público así como los diversos cursos de actualización y especialización acreditados de manera fehaciente; d) No haber sido sancionado por falta grave, con motivo de una queja de carácter administrativa; y, e) Los demás que estime pertinentes, siempre que consten en acuerdos generales publicados con seis meses de anticipación a la fecha de la ratificación. De la descripción que antecede, se desprende que se está ante disposiciones que prevén un procedimiento reglado que fija con claridad la forma en la que colaboran dos Poderes de la Unión en la designación y ratificación de magistrados agrarios, el cual además, ha sido motivo de análisis por esta Suprema Corte, cuyos criterios son claros en establecer que: 1. El procedimiento para elegir a magistrados agrarios inicia con la propuesta del titular del Ejecutivo Federal y concluye con la decisión que al respecto tome la Cámara de Senadores; 2. La designación de los magistrados se caracteriza por la intervención de dos órganos de Poder, el Ejecutivo Federal a través de su titular, y el Congreso de la Unión, por conducto de la Cámara de Senadores o de la Comisión Permanente, cada uno de los cuales realiza funciones diversas; sólo mediante esta “colaboración de poderes”, puede llevarse a efecto tal designación; Amparo en Revisión 183/2016 [28] 3. En la ratificación también intervienen los dos órganos del Poder mencionados, ya que la integración de los tribunales agrarios es producto de su colaboración y sólo con la participación armónica de ambos órganos puede mantenerse la integración de aquéllos; 4. La propuesta de ratificación o no ratificación de los magistrados agrarios es producto de la facultad exclusiva del titular del Ejecutivo Federal que tiene una naturaleza imperativa y contribuye a que aquéllos obtengan su evaluación después de seis años de ejercicio en el cargo; 5. Si la Cámara de Senadores procede a la evaluación y correspondiente ratificación sin la existencia de la propuesta relativa, debe considerarse que ese actuar es contrario a la fracción XIX del artículo 27 de la Constitución Federal; y, 6. Al estar dotados los tribunales agrarios de potestad jurisdiccional, la evaluación que se efectúe de los magistrados que los integran para efectos de su ratificación debe tomar en consideración su esencia jurisdiccional, razón por la cual debe analizarse la alta capacidad y honorabilidad que califiquen al servidor jurisdiccional para seguir ocupando el cargo, con base en criterios objetivos y en atención al contenido del artículo 121 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, precepto que es compatible con la naturaleza de los tribunales agrarios. Lo descrito se desprende de las jurisprudencias del Tribunal Pleno que a continuación se reproducen: “MAGISTRADOS AGRARIOS. ÓRGANOS CONSTITUCIONALES QUE INTERVIENEN EN SU DESIGNACIÓN. Del segundo párrafo de la fracción XIX del artículo 27 de la Constitución Política de los Amparo en Revisión 183/2016 Estados Unidos Mexicanos, se advierte que la designación de los Magistrados agrarios inicia con la propuesta del titular del Ejecutivo Federal y concluye con la decisión que al respecto tome la Cámara de Senadores o, en los recesos de ésta, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, designando a la persona que habrá de ocupar tal puesto, procedimiento que se reitera en el primer párrafo del artículo 15 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios. En consecuencia, la designación de los Magistrados mencionados se caracteriza por la intervención de dos órganos de Poder, el Ejecutivo Federal a través de su titular, y el Congreso de la Unión, por conducto de la Cámara de Senadores o de la Comisión Permanente, cada uno de los cuales realiza funciones diversas; sólo mediante esta ‘colaboración de poderes’, puede llevarse a efecto tal designación”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Pleno, jurisprudencia, tomo XX, septiembre de 2004, tesis: P./J. 89/2004, página: 1184, registro digital número: 180590). “MAGISTRADOS AGRARIOS. PARA SU RATIFICACIÓN INTERVIENEN LOS MISMOS ÓRGANOS CONSTITUCIONALES QUE PARA SU DESIGNACIÓN. Aun cuando en el párrafo segundo de la fracción XIX del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no se hace referencia expresa a la ratificación de los Magistrados agrarios, ni a quienes intervienen en ella, en dicho numeral subyace el principio constitucional consistente en que si la ratificación es una de las formas de integración de los tribunales agrarios, junto con la designación, y en tal integración la Constitución Federal establece que participan el Presidente de la República y la Cámara de Senadores, o en sus recesos, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, es dable afirmar que en la ratificación también intervienen los dos órganos del Poder mencionados, ya que la integración de los tribunales agrarios es producto de su colaboración y sólo con la participación armónica de ambos órganos puede mantenerse la integración de aquéllos”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Pleno, jurisprudencia, tomo XX, septiembre de 2004, tesis: P./J. 94/2004, página: 1185, registro digital número: 180588). “MAGISTRADOS AGRARIOS. PARA SU RATIFICACIÓN ES INDISPENSABLE LA PROPUESTA DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA. La propuesta de ratificación o no ratificación de los Magistrados agrarios es producto de la facultad exclusiva del titular del Ejecutivo Federal que tiene una naturaleza imperativa y contribuye a que aquéllos obtengan su evaluación después de seis años de ejercicio en el cargo. En este sentido, si la Cámara de Senadores procede a la evaluación y correspondiente ratificación [29] Amparo en Revisión 183/2016 sin la existencia de la propuesta relativa, debe considerarse que ese actuar es contrario a la fracción XIX del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de la cual se desprende que la propuesta del titular del Ejecutivo Federal es obligatoria para proceder a la ratificación de los Magistrados agrarios. Además, en la indicada propuesta el Presidente de la República puede aprovechar la ocasión y proponer, para el caso de que no sea ratificado un Magistrado, los nombres de otras personas para que sean consideradas como propuestas de designación en la plaza que dejó el Magistrado agrario no ratificado, actividad que debe ser considerada como un reflejo de la colaboración que debe haber entre los dos órganos del Poder que participan en la designación y ratificación de Magistrados agrarios”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Pleno, jurisprudencia, tomo XX, septiembre de 2004, tesis: P./J. 95/2004, página: 1184, registro digital número: 180589). “MAGISTRADOS AGRARIOS. LA EVALUACIÓN PARA EFECTOS DE SU RATIFICACIÓN DEBE PRODUCIRSE Y CONSTAR EN DICTÁMENES ESCRITOS EN LOS CUALES SE PRECISEN LAS RAZONES DE LA DETERMINACIÓN TOMADA. La ratificación es la institución jurídica mediante la cual se confirma a un juzgador, previa evaluación objetiva de su actuación, en el cargo que venía desempeñando para continuar en él durante otro tiempo más, que puede ser igual al transcurrido o al que se determine en la ley. Así, la ratificación surge en función directa de la actuación de dicho servidor público durante el tiempo de su encargo, de manera que puede caracterizarse como un derecho que se traduce en que se tome en cuenta el tiempo ejercido como juzgador y en conocer el resultado obtenido en su evaluación. En ese sentido, la ratificación no depende de la voluntad discrecional de los órganos a quienes se encomienda, sino del ejercicio responsable de una evaluación objetiva que implique el respeto a los principios de independencia y autonomía jurisdiccionales, en los cuales debe prevalecer el ejercicio libre y responsable del juzgador, quien está sometido únicamente al imperio de la ley. Concomitantemente, la ratificación constituye una garantía de la sociedad en el sentido de que los juzgadores sean servidores idóneos, que aseguren una impartición de justicia pronta, completa e imparcial, en los términos indicados en el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ahora bien, la ratificación, en cuanto derecho y garantía, no se produce de manera automática, pues como surge con motivo del desempeño que ha tenido el servidor jurisdiccional en el lapso que dure su mandato, es necesario realizar una evaluación con base en el seguimiento de las actividades efectuadas en dicho cargo, para que tenga conocimiento de las razones por las cuales no permanece en él, o bien, la sociedad esté enterada de los motivos por los cuales merece continuar en el [30] Amparo en Revisión 183/2016 [31] mismo, de manera que al ser dicha evaluación de naturaleza imperativa, debe producirse y constar en dictámenes escritos, en los cuales se precisen las razones de la determinación tomada. Por tanto, al estar dotados los tribunales agrarios de potestad jurisdiccional, la evaluación que se efectúe de los Magistrados que los integran para efectos de su ratificación debe tomar en consideración su esencia jurisdiccional, razón por la cual debe analizarse la alta capacidad y honorabilidad que califiquen al servidor jurisdiccional para seguir ocupando el cargo, con base en criterios objetivos y en atención al contenido del artículo 121 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, precepto que es compatible con la naturaleza de los tribunales agrarios”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Pleno, jurisprudencia, tomo XX, septiembre de 2004, tesis: P./J. 92/2004, página: 1181, registro digital número: 180592). Por otra parte, los artículos 17, segundo párrafo y 107, fracción IV de la Constitución Federal, establecen lo siguiente: “Artículo 17. (…). Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales. (…)”. “Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Constitución, con excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los procedimientos que determine la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases siguientes: (…). IV. En materia administrativa el amparo procede, además, contra actos u omisiones que provengan de autoridades distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, y que causen agravio no reparable mediante algún medio de defensa legal. Será necesario agotar estos medios de defensa siempre que conforme a las mismas leyes se suspendan los efectos de dichos actos de oficio o mediante la interposición del juicio, recurso o medio de defensa legal que haga valer el agraviado, con los mismos alcances que los que prevé la ley reglamentaria y sin exigir mayores requisitos que los que la misma consigna para conceder la suspensión definitiva, ni plazo mayor que el que establece para el otorgamiento de la suspensión provisional, independientemente Amparo en Revisión 183/2016 [32] de que el acto en sí mismo considerado sea o no susceptible de ser suspendido de acuerdo con dicha ley. No existe obligación de agotar tales recursos o medios de defensa si el acto reclamado carece de fundamentación o cuando sólo se aleguen violaciones directas a esta Constitución; (…)”. Esos preceptos prevén en su orden, que toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial; y que el juicio de amparo en materia administrativa es procedente contra actos u omisiones que provengan de autoridades distintas de los tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, y que causen agravio no reparable mediante algún medio de defensa legal. Ahora, el artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo que cuestiona el quejoso, es del tenor siguiente: “Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: (…). V. Contra actos del Congreso de la Unión, su Comisión Permanente o cualquiera de sus cámaras en procedimiento de colaboración con los otros poderes que objeten o no ratifiquen nombramientos o designaciones para ocupar cargos, empleos o comisiones en entidades o dependencias de la Administración Pública Federal, centralizada o descentralizada, órganos dotados de autonomía constitucional u órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza; (…)”. La disposición ordena en el segmento que interesa, que el juicio de amparo es improcedente entre otros, contra actos del Congreso de la Unión, su Comisión Permanente o cualquiera de sus Cámaras en procedimiento de colaboración con los otros Poderes que objeten o no ratifiquen nombramientos o designaciones para ocupar cargos en órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza. Amparo en Revisión 183/2016 [33] Para el análisis de la constitucionalidad de esa disposición, es necesario revisar el procedimiento legislativo que culminó con la Ley de Amparo publicada en el Diario Oficial de la Federación de dos de abril de dos mil trece. De las constancias respectivas, se tiene que en la iniciativa presentada por los grupos parlamentarios del Partido Revolucionario Institucional y del Partido Acción Nacional, se propuso como redacción del artículo 61, fracción V de la Ley de Amparo, la siguiente: “Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: (…). V. Contra las resoluciones o declaraciones del Congreso Federal o de las Cámaras que lo constituyen, de las Legislaturas de los Estados o de sus respectivas Comisiones o Diputaciones Permanentes, en declaración de procedencia y en juicio político, así como en elección, suspensión o remoción de funcionarios en los casos en que las Constituciones correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o discrecionalmente; (…)”. Asimismo en el Dictamen de las Comisiones Unidas de Justicia; de Gobernación y de Estudios Legislativos Segunda de la Cámara de Senadores, de cinco de octubre de dos mil once, se advierte como redacción de esa disposición esto: “Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: (…). V. Contra actos del Congreso de la Unión, su Comisión Permanente o cualquiera de sus cámaras en procedimiento de colaboración con los otros poderes que objeten o no ratifiquen nombramientos o designaciones para ocupar cargos, empleos o comisiones en entidades o dependencias de la Administración Pública Federal, centralizada o descentralizada, órganos dotados de autonomía constitucional u órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza. (…)”. Amparo en Revisión 183/2016 [34] De igual forma en el Dictamen de la Minuta de Proyecto de Decreto por el que se expide la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados de cinco de febrero de dos mil trece, se desprende la coincidencia en la redacción de la norma en los términos del párrafo que antecede. Cabe agregar que de esos dictámenes y del resto de actos que conforman el procedimiento legislativo, no se advierte consideración alguna sobre la modificación en la redacción de la fracción V del artículo 61 del proyecto de ley. Además, del Dictamen de diecinueve de marzo de dos mil trece, de las Comisiones Unidas de Justicia, Gobernación y Estudios Legislativos Segunda del Senado de la República, por el que se aprueban las modificaciones y adiciones hechas por la Cámara de Diputados a la Minuta con Proyecto de Decreto por la que se expide la Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se acredita la existencia de la redacción última; es decir, que el juicio de amparo es improcedente contra actos del Congreso de la Unión, su Comisión Permanente o cualquiera de sus Cámaras en procedimiento de colaboración con los otros Poderes que objeten o no ratifiquen nombramientos o designaciones para ocupar cargos, empleos o comisiones en entidades o dependencias de la Administración Pública Federal, centralizada o descentralizada, órganos dotados de autonomía constitucional u órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza. Esto demuestra que en la propuesta del ordenamiento que se reproduce en los Dictámenes a que se ha hecho referencia, los legisladores introdujeron la fracción V del artículo 61 en los términos vigentes, así como que en la fracción VII de esa disposición, incluyeron la improcedencia del juicio en similares términos a lo que Amparo en Revisión 183/2016 [35] regulaba la fracción VIII del artículo 73 de la Ley abrogada3, pues ahora en esa fracción VII se prevé: “Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: (…). VII. Contra las resoluciones o declaraciones del Congreso Federal o de las Cámaras que lo constituyen, de las Legislaturas de los Estados o de sus respectivas Comisiones o Diputaciones Permanentes, en declaración de procedencia y en juicio político, así como en elección, suspensión o remoción de funcionarios en los casos en que las Constituciones correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o discrecionalmente; (…)”. Precisado lo anterior, debe decirse que no asiste la razón al quejoso en el sentido de que la fracción V del artículo 61 de la Ley de Amparo, transgrede la diversa fracción IV del artículo 107 de la Constitución Federal, ya que si bien este último establece que en materia administrativa el amparo procede contra actos u omisiones que provengan de autoridades distintas de los tribunales, esto es, por autoridades de carácter administrativo y legislativo, ello no significa que en la emisión de la ley reglamentaria, el legislador esté imposibilitado de fijar presupuestos procesales como los relativos a la procedencia, que conduzcan a la adecuada tramitación del proceso de amparo. En efecto, la Constitución Federal en su artículo 107, fracción IV, contiene una regla general de procedencia del amparo en materia administrativa, pero corresponde a la ley reglamentaria fijar las reglas entre otras, de procedencia del juicio, para introducir aquellos supuestos normativos que, orientados en las características de determinados actos de autoridad, provocan que el medio de control 3 “Artículo 73. El juicio de amparo es improcedente: (…). VIII. Contra las resoluciones o declaraciones del Congreso Federal o de las Cámaras que lo constituyen, de las Legislaturas de los Estados o de sus respectivas Comisiones o Diputaciones Permanentes, en elección, suspensión o remoción de funcionarios, en los casos en que las Constituciones correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o discrecionalmente; (…)”. Amparo en Revisión 183/2016 [36] constitucional resulte improcedente por razones de seguridad jurídica, lo que no resulta contrario a la Constitución porque ésta no prohíbe el establecimiento de reglas procesales de esa naturaleza, por el contrario, acorde a los postulados en materia de administración de justicia a que se refiere el artículo 17 de la propia Carta Magna, permite que en la ley reglamentaria se incluyan hipótesis cuyo objetivo es la adecuada tramitación y resolución de un proceso de amparo, lo que implica la introducción de disposiciones sobre la procedencia del juicio. Por añadidura, la hipótesis normativa que se cuestiona consiste en la improcedencia del juicio contra actos del Congreso de la Unión, su Comisión Permanente o cualquiera de sus Cámaras en procedimiento de colaboración con los otros Poderes que objeten o no ratifiquen nombramientos o designaciones para ocupar cargos en órganos jurisdiccionales de cualquier naturaleza, lo que llevado al caso se actualiza en virtud de que en un procedimiento de ratificación o no de magistrado agrario participan o colaboran dos Poderes de la Unión, el Ejecutivo en cuanto formula una propuesta de ratificación o no de magistrado, y la Cámara de Senadores que decide. Esta forma de colaboración de dos Poderes de la Unión, en ejercicio de las facultades que la Constitución Federal y las leyes ordinarias que han quedado transcritas les otorgan, explica la constitucionalidad de la causal de improcedencia que se cuestiona, pues el hecho de que intervengan el Poder Ejecutivo y la Cámara de Senadores en el procedimiento de ratificación, provoca que esa participación conjunta dota a la decisión que se adopte, del equilibrio necesario para su validez, pues se entiende emitida en uso de facultades constitucionales y legales, en un ejercicio de colaboración, dentro de un procedimiento reglado, no sólo en términos de lo que dispone la Constitución Federal, la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios y la Amparo en Revisión 183/2016 [37] Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, sino también con base en los criterios que ha emitido esta Suprema Corte. Incluso, la improcedencia del juicio contra actos de esta naturaleza obedece a razones de seguridad jurídica, en virtud de que la tramitación de procesos de amparo podría llegar a entorpecer las designaciones de los magistrados en perjuicio de la administración de justicia agraria, pues la existencia de dichos juicios y las consecuencias procesales que ello genera, afectaría la integración de los tribunales agrarios, con la consecuente estabilidad que se requiere para su funcionamiento; por ende, no existe violación a lo dispuesto en los artículos 17 y 107, fracción IV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Otra razón que contribuye a entender la constitucionalidad de la fracción V del artículo 61 de la Ley de Amparo, consiste en que tuvo su origen en el supuesto de improcedencia relativo a los llamados actos soberanos, respecto de los cuales esta Suprema Corte ha establecido que el juicio es improcedente contra ese tipo de determinaciones porque se trata de decisiones que no exigen ser avaladas o sometidas a la aprobación, sanción o ratificación de persona u organismo alguno; lo que claramente se aprecia de los criterios que adelante se reproducen. Lo anterior es así, pues según se relató en este considerando, en la exposición de motivos de la iniciativa con proyecto de Decreto para la expedición de la nueva Ley de Amparo, se aprecia que en la fracción V del artículo 61 de ese documento, se alude a la improcedencia del juicio: “Contra las resoluciones o declaraciones del Congreso Federal o de las Cámaras que lo constituyen, de las Legislaturas de los Estados o de sus respectivas Comisiones o Amparo en Revisión 183/2016 [38] Diputaciones Permanentes, en declaración de procedencia y en juicio político, así como en elección, suspensión o remoción de funcionarios en los casos en que las Constituciones correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o discrecionalmente.”; esto es, la improcedencia del juicio contra resoluciones o declaraciones respecto de los cuales los congresos resuelven de manera soberana o discrecional, pero de manera individual, sin colaboración de otro poder. Sin embargo, en los dictámenes de las Cámaras de origen y revisora correspondientes, esa fracción V del artículo 61 de la iniciativa de ley, pasó a ser la fracción VII4, y se distinguen sólo en cuanto a que la primera se refiere a actos de colaboración y la otra a actos que sólo emiten los Congresos Federal o locales, pero coinciden en que contienen hipótesis nombramientos o sobre la objeción designaciones o o no remoción ratificación de de funcionarios, respectivamente, de donde se entiende que ambas comparten la calidad de acto soberano, sólo que en un caso derivado de actos de colaboración y en otro no. Este antecedente legislativo evidencia los supuestos de improcedencia, es decir, aluden a actos que tienen la calidad de soberanos, con la sola distinción de los órganos que intervienen. Por tanto, para sostener la constitucionalidad de la norma, resultan aplicables los razonamientos expresados por esta Corte sobre la naturaleza del llamado acto soberano, que explican la constitucionalidad de la disposición combatida. Al respecto, resultan aplicables las siguientes jurisprudencias: 4 “Artículo 61. El juicio de amparo es improcedente: (…). VII. Contra las resoluciones o declaraciones del Congreso Federal o de las Cámaras que lo constituyen, de las Legislaturas de los Estados o de sus respectivas Comisiones o Diputaciones Permanentes, en declaración de procedencia y en juicio político, así como en elección, suspensión o remoción de funcionarios en los casos en que las Constituciones correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o discrecionalmente; (…)”. Amparo en Revisión 183/2016 “INSTITUTO DE TRANSPARENCIA E INFORMACIÓN PÚBLICA DEL ESTADO DE JALISCO. ES IMPROCEDENTE EL JUICIO DE GARANTÍAS, CONFORME A LA FRACCIÓN VIII DEL ARTÍCULO 73 DE LA LEY DE AMPARO, RESPECTO DE LOS ACTOS SOBERANOS EMITIDOS POR EL CONGRESO LOCAL EN EL PROCEDIMIENTO PARA EL NOMBRAMIENTO O RATIFICACIÓN DEL PRESIDENTE DE AQUEL ORGANISMO. La referida causal de improcedencia se actualiza cuando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos o la de alguna entidad federativa, confiere al órgano legislativo la facultad de resolver soberana o discrecionalmente sobre la elección, remoción o suspensión de funcionarios. Ahora bien, los artículos 35, fracción XXXIII, de la Constitución y 43, fracciones I a VII, de la Ley de Transparencia e Información Pública, ambas del Estado de Jalisco, confieren al Congreso Local la facultad para elegir o ratificar al Presidente del Instituto de Transparencia e Información Pública de la entidad, la cual reviste características que permiten clasificarla como soberana, aun cuando el texto normativo no le atribuya tal adjetivo, en la medida en que no exige que la decisión sea avalada o sometida a la aprobación, sanción o ratificación de persona u organismo alguno; sin que sea óbice a lo anterior que el mencionado artículo 43, fracciones I a VII, establezca diversos requisitos que debe cumplir la Legislatura para la elección o ratificación correspondientes, como son que se alcance una votación de las dos terceras partes de los diputados presentes y la consulta ciudadana, pues ello no menoscaba la soberanía de la facultad del órgano legislativo, al no condicionar su fallo a la aprobación, sanción o ratificación de persona, asociación u organismo alguno, ya que no atribuye fuerza vinculatoria a la opinión vertida por los sectores consultados. En ese sentido, tales actos encuadran en el supuesto del artículo 73, fracción VIII, de la Ley de Amparo y, por ende, si se señalan como reclamados en el juicio de amparo, éste será improcedente al actualizarse esa causa, extendiéndose a cualquier otro acto emitido por el propio Congreso, dentro del procedimiento instaurado para la designación o ratificación mencionados, pues si la acción constitucional no procede contra el último acto pronunciado en el procedimiento de designación o ratificación, que son los únicos que en todo caso podrían irrogar perjuicio a determinada persona, menos procederá la acción de amparo contra cualquier otro acto intermedio”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Segunda Sala, jurisprudencia, tomo XXXI, mayo de 2010, tesis: 2a./J. 71/2010, página: 833, registro digital número: 164583). “CONSEJEROS DE LA JUDICATURA DEL ESTADO DE JALISCO. EN EL PROCEDIMIENTO PARA SU ELECCIÓN EL CONGRESO ESTATAL EMITE ACTOS SOBERANOS, RESPECTO DE LOS [39] Amparo en Revisión 183/2016 CUALES SE ACTUALIZA LA CAUSAL DE IMPROCEDENCIA PREVISTA EN LA FRACCIÓN VIII DEL ARTÍCULO 73 DE LA LEY DE AMPARO. La referida causal de improcedencia se actualiza cuando la Constitución Política de alguna entidad federativa (o la General de la República, en su caso), confiere al órgano legislativo la facultad de resolver soberana o discrecionalmente sobre la elección, remoción o suspensión de funcionarios. Ahora bien, si se tiene en cuenta que la atribución conferida por los artículos 35, fracción IX, y 64, párrafos primero y segundo, de la Constitución Política del Estado de Jalisco, al Congreso de la entidad para elegir a los Consejeros de la Judicatura local, reviste características que permiten clasificarla como soberana -aun cuando el texto normativo no le atribuya tal adjetivo- en la medida en que no exige que la decisión sea avalada o sometida a la aprobación, sanción o ratificación de persona u organismo alguno. No es óbice a lo anterior, la circunstancia de que los artículos 219 y 220 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo y 138 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, ambas de ese Estado establezcan diversos requisitos a cumplir por la Legislatura Local para la elección correspondiente, como que se alcance una votación de las dos terceras partes de los diputados presentes y la consulta ciudadana, pues ello no menoscaba la soberanía de la facultad del órgano legislativo, dado que no condiciona su fallo a la aprobación, sanción o ratificación de persona, asociación u organismo alguno, pues no atribuye fuerza vinculatoria a la opinión vertida por los sectores consultados. Por tanto, cuando se reclame la decisión final o cualquier acto emitido en el procedimiento de elección de los indicados Consejeros, el juicio de garantías será improcedente con fundamento en el artículo 73, fracción VIII, de la Ley de Amparo”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Segunda Sala, jurisprudencia, tomo XXX, septiembre de 2009, tesis: 2a./J. 133/2009, página: 470, registro digital número: 166474). “COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. EN EL PROCEDIMIENTO PARA LA DESIGNACIÓN O RATIFICACIÓN DE SU PRESIDENTE, EL SENADO DE LA REPÚBLICA EMITE ACTOS SOBERANOS, A LOS QUE RESULTA APLICABLE LA CAUSA DE IMPROCEDENCIA PREVISTA EN LA FRACCIÓN VIII DEL ARTÍCULO 73 DE LA LEY DE AMPARO. La causa de improcedencia que prevé el precepto citado tiene lugar cuando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (o la estatal relativa, en su caso) confiere al órgano legislativo la facultad de resolver soberana o discrecionalmente sobre la elección, remoción o suspensión de funcionarios. Ahora bien, la atribución que el artículo 102, apartado B, párrafos quinto y sexto, de la Constitución Federal confiere a la Cámara de Senadores (y en sus recesos a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión) para elegir mediante votación calificada al Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, [40] Amparo en Revisión 183/2016 [41] reviste características que permiten clasificarla como soberana -aun cuando el texto normativo no le atribuya tal adjetivo- en la medida en que no exige que la decisión sea avalada o sometida a la aprobación, sanción o ratificación de persona u organismo alguno; lo que se corrobora con la exposición de motivos y los demás documentos integrantes del proceso legislativo que originaron el decreto que reformó el precepto constitucional mencionado, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de septiembre de 1999, pues de ellos se advierte que al sentar las bases de la actual Comisión Nacional de los Derechos Humanos, se tuvo la clara intención de crear un auténtico defensor de los derechos relativos, concebido como organismo público autónomo, con independencia técnica y financiera, cuyo titular fuera designado por la Cámara de Senadores, sin obedecer a proposiciones de otra índole que pudieran afectar su autonomía de gestión. Además, la circunstancia de que los artículos tercero transitorio del decreto referido y 10 de la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos establezcan que la comisión correspondiente del Senado debe realizar una auscultación entre las organizaciones sociales representativas de los distintos sectores de la sociedad y entre los organismos públicos y privados promotores o defensores de los derechos humanos, así como que con base en su resultado dicho órgano podrá proponer al Senado la ratificación del titular para un segundo periodo o una terna de candidatos de la cual se elegirá a quien ocupe el cargo, no menoscaba la soberanía de la facultad del órgano legislativo, dado que no condiciona su fallo a la aprobación, sanción o ratificación de persona, asociación u organismo alguno, pues no atribuye fuerza vinculatoria a la opinión vertida por los sectores consultados; es más, este sistema tiende a optimizar el funcionamiento de la Cámara de Senadores, para que sus miembros puedan votar por alguna de las opciones que, en número reducido, se sometan a su decisión, de manera que alguna de ellas, en su caso, alcance la votación calificada requerida para su aprobación. En consecuencia, cuando se reclame la decisión final o cualquier acto emitido en el procedimiento de elección o ratificación del Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el juicio de garantías será improcedente con fundamento en el artículo 73, fracción VIII, de la Ley de Amparo”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Segunda Sala, tipo de tesis: aislada, tomo XXIV, diciembre de 2006, tesis: 2a. LXXXIX/2006, página: 230, registro digital número: 173819). En consecuencia, la fracción V del artículo 61 de la Ley de Amparo, no viola los artículos 17 y 107, fracción IV de la Constitución Federal. Amparo en Revisión 183/2016 [42] Bajo esa lógica el precepto cuestionado tampoco transgrede los derechos fundamentales a que se refieren los artículos 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Los artículos referidos en su orden, son del tenor siguiente: “Artículo 8 Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley”. “Artículo XVIII. Toda persona puede ocurrir a los tribunales para hacer valer sus derechos. Asimismo debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, alguno de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente”. “Artículo 2. (…). 3. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar que: a) Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados podrán interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales; (…)”. “Artículo 25. Protección Judicial 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente convención, aún cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. 2. Los Estados partes se comprometen: Amparo en Revisión 183/2016 [43] a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso; b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso”. Los preceptos que el quejoso invoca como transgredidos coinciden en establecer que toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, es decir, a un medio de defensa que lo proteja contra actos que violen derechos fundamentales. En relación con ese derecho fundamental es necesario indicar que esta Suprema Corte ha determinado que un recurso judicial efectivo es aquel capaz de producir el resultado para el que ha sido concebido, es decir, debe ser un medio de defensa que puede conducir a un análisis por parte de un tribunal competente para determinar si ha habido o no una violación a los derechos humanos y, en su caso, proporcionar una reparación. Sobre esa base también ha considerado que el juicio de amparo constituye un recurso judicial efectivo para combatir la constitucionalidad e, incluso, la inconvencionalidad de disposiciones de observancia general; así como que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido que la existencia y aplicación de causas de admisibilidad de un recurso o un medio de impugnación resultan perfectamente compatibles con el texto de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el entendido de que la efectividad del recurso intentado, se predica cuando una vez cumplidos los requisitos de procedibilidad, el órgano judicial evalúa sus méritos y entonces analiza el fondo de la cuestión efectivamente planteada. Amparo en Revisión 183/2016 [44] En ese contexto, este Alto Tribunal ha subrayado que la circunstancia de que en el orden jurídico interno se fijen requisitos formales o presupuestos necesarios para que las autoridades de amparo analicen el fondo de los planteamientos propuestos por las partes no constituye en sí misma, una violación al derecho fundamental a un recurso judicial efectivo, toda vez que dichos requisitos son indispensables y obligatorios para la prosecución y respeto de los derechos de seguridad jurídica y funcionalidad que garantizan el acceso al recurso judicial efectivo. Lo antedicho concuerda perfectamente con los razonamientos expuestos para sustentar la constitucionalidad de la fracción V del artículo 61 de la Ley de Amparo; esto es, en el terreno de la convencionalidad se demuestra que no existe violación a los tratados internacionales que refiere el quejoso, pues por razones de seguridad jurídica, para la correcta y funcional administración de justicia, es válido que los Estados establezcan presupuestos y criterios de admisibilidad de carácter judicial, en el caso, supuestos de improcedencia del juicio, ya que de esa manera además de que no se viola el derecho a un recurso judicial efectivo, se permite la tramitación de procesos que ofrezcan la funcionalidad que garantice el acceso al recurso judicial efectivo. Por tanto, tampoco existe violación a los artículos 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Sobre el particular, resultan aplicables las jurisprudencias de esta Segunda Sala y de la Primera Sala, que a continuación se transcriben: “DERECHO DE ACCESO A LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA. SU APLICACIÓN RESPECTO DE LOS PRESUPUESTOS PROCESALES Amparo en Revisión 183/2016 QUE RIGEN LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL. Si bien los artículos 1o. y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como el diverso 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, reconocen el derecho de acceso a la impartición de justicia -acceso a una tutela judicial efectiva-, lo cierto es que tal circunstancia no tiene el alcance de soslayar los presupuestos procesales necesarios para la procedencia de las vías jurisdiccionales que los gobernados tengan a su alcance, pues tal proceder equivaldría a que los Tribunales dejaran de observar los demás principios constitucionales y legales que rigen su función jurisdiccional, provocando con ello un estado de incertidumbre en los destinatarios de esa función, pues se desconocería la forma de proceder de esos órganos, además de trastocarse las condiciones procesales de las partes en el juicio”. (Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Segunda Sala, jurisprudencia, libro 11, octubre de 2014, tomo I, tesis: 2a./J. 98/2014 (10a.), página: 909, registro digital número: 2007621). “RECURSO JUDICIAL EFECTIVO. EL JUICIO DE AMPARO CUMPLE CON LAS CARACTERÍSTICAS DE EFICACIA E IDONEIDAD A LA LUZ DEL ARTÍCULO 25 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. De la interpretación del precepto citado, un recurso judicial efectivo es aquel capaz de producir el resultado para el que ha sido concebido, es decir, debe ser un medio de defensa que puede conducir a un análisis por parte de un tribunal competente para determinar si ha habido o no una violación a los derechos humanos y, en su caso, proporcionar una reparación. En este sentido, el juicio de amparo constituye un recurso judicial efectivo para impugnar la inconstitucionalidad, o incluso la inconvencionalidad, de una disposición de observancia general, pues permite al órgano jurisdiccional de amparo emprender un análisis para establecer si ha habido o no una violación a los derechos humanos de los solicitantes y, en su caso, proporcionar una reparación, lo que se advierte de los artículos 1o., fracción I, 5o., fracción I, párrafo primero, 77 y 107, fracción I, de la Ley de Amparo. Ahora bien, en cuanto a la idoneidad y la razonabilidad del juicio de amparo, la Corte Interamericana reconoció que la existencia y aplicación de causas de admisibilidad de un recurso o un medio de impugnación resultan perfectamente compatibles con el texto de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el entendido de que la efectividad del recurso intentado, se predica cuando una vez cumplidos los requisitos de procedibilidad, el órgano judicial evalúa sus méritos y entonces analiza el fondo de la cuestión efectivamente planteada. En esa misma tesitura, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha señalado que la circunstancia de que en el orden jurídico interno se fijen requisitos formales o presupuestos necesarios para que las autoridades de [45] Amparo en Revisión 183/2016 amparo analicen el fondo de los planteamientos propuestos por las partes no constituye, en sí misma, una violación al derecho fundamental a un recurso judicial efectivo; pues dichos requisitos son indispensables y obligatorios para la prosecución y respeto de los derechos de seguridad jurídica y funcionalidad que garantizan el acceso al recurso judicial efectivo”. (Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Segunda Sala, jurisprudencia, libro 27, febrero de 2016, tomo I, tesis: 2a./J. 12/2016 (10a.), página: 763, registro digital número: 2010984). “DERECHO FUNDAMENTAL A UN RECURSO JUDICIAL EFECTIVO. EL HECHO DE QUE EN EL ORDEN JURÍDICO INTERNO SE PREVEAN REQUISITOS FORMALES O PRESUPUESTOS NECESARIOS PARA QUE LAS AUTORIDADES DE AMPARO ANALICEN EL FONDO DE LOS ARGUMENTOS PROPUESTOS POR LAS PARTES, NO CONSTITUYE, EN SÍ MISMO, UNA VIOLACIÓN DE AQUÉL. El derecho fundamental a un recurso sencillo, rápido y efectivo, reconocido en el artículo 25, numeral 1, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), implica que los mecanismos o medios procesales destinados a garantizar los derechos humanos sean efectivos. En este sentido, la inexistencia de un recurso efectivo contra las violaciones a los derechos reconocidos por la citada Convención constituye su transgresión por el Estado parte. Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que para que exista el recurso, no basta con que esté previsto por la Constitución o la ley, o que sea admisible formalmente, sino que se requiere que sea realmente idóneo para determinar si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla. Ahora bien, el simple establecimiento de requisitos o presupuestos formales necesarios para el estudio de fondo de los alegatos propuestos en el amparo no constituye, en sí mismo, una violación al derecho referido, pues en todo procedimiento o proceso existente en el orden interno de los Estados deben concurrir amplias garantías judiciales, entre ellas, las formalidades que deben observarse para garantizar el acceso a aquéllas. Además, por razones de seguridad jurídica, para la correcta y funcional administración de justicia y para la efectiva protección de los derechos de las personas, los Estados deben establecer presupuestos y criterios de admisibilidad, de carácter judicial o de cualquier otra índole, de los recursos internos; de forma que si bien es cierto que dichos recursos deben estar disponibles para el interesado, a fin de resolver efectiva y fundadamente el asunto planteado y, en su caso, proveer la reparación adecuada, también lo es que no siempre y, en cualquier caso, cabría considerar que los órganos y tribunales internos deban resolver el fondo del asunto que se les plantea, sin que importe verificar los presupuestos formales de admisibilidad y [46] Amparo en Revisión 183/2016 [47] procedencia del recurso intentado. En este sentido, aun cuando resulta claro que el juicio de amparo es una materialización del derecho humano a un recurso judicial efectivo, reconocido tanto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, el hecho de que el orden jurídico interno prevea requisitos formales o presupuestos necesarios para que las autoridades jurisdiccionales analicen el fondo de los argumentos propuestos por las partes no constituye, en sí mismo, una violación a dicho derecho fundamental”. (Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Primera Sala, jurisprudencia, libro 4, marzo de 2014, tomo I, tesis: 1a./J. 22/2014 (10a.), página: 325, registro digital número: 2005917). Por otra parte, es infundado el agravio en el cual el quejoso argumenta que se viola el artículo 14 constitucional, porque el Juez de Distrito aplicó retroactivamente en su perjuicio la fracción V, del artículo 61, de la Ley de Amparo, pues con base en la Ley abrogada promovió un diverso juicio que resultó procedente y se le otorgó la protección constitucional en su ratificación como magistrado agrario, circunstancia que obligaba al Juez a desestimar la causal de improcedencia y a estudiar el fondo del problema jurídico denunciado; empero, aplicó el supuesto de improcedencia de que se trata, ignorando el derecho que había obtenido como consecuencia de la concesión del amparo. Al respecto, el primer párrafo del artículo 14 de la Constitución Federal5, ordena que a ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna; prevé el derecho fundamental de la seguridad jurídica en su vertiente de irretroactividad de la ley. 5 “Artículo 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna. Nadie podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad al hecho. En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata. En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales del derecho”. Amparo en Revisión 183/2016 [48] En relación con ese derecho, esta Suprema Corte ha determinado que tratándose de leyes procesales no opera la aplicación retroactiva de la ley en atención a la naturaleza de estos ordenamientos, que se integran por disposiciones jurídicas que otorgan facultades a una persona para participar en cada una de las etapas que conforma un proceso, y al estar éstas regidas por las disposiciones vigentes en la época en que van naciendo, no puede existir retroactividad mientras no se le prive de una facultad con la que contaba. En el caso, es verdad que el quejoso hoy recurrente promovió el diverso juicio de amparo **********, que fue resuelto el once de octubre de dos mil doce, concediéndole la protección constitucional en contra del procedimiento correspondiente a la aprobación de la propuesta de no ratificación como magistrado agrario, así como el dictamen y punto de acuerdo del Senado de la República de veintiséis de abril de dos mil doce, en el que se aprobó la no ratificación referida; sentencia que se dictó bajo la vigencia de la Ley de Amparo abrogada; sin embargo, el recurrente no toma en cuenta que el ordenamiento que nos ocupa contiene reglas de carácter procesal, por cuanto rige el proceso de amparo y, en este sentido, aplica la regla ya mencionada, es decir, que en materia procesal no opera la aplicación retroactiva de la ley, de ahí que no sea correcto aducir violación al artículo 14 constitucional. Esto es, observando los criterios de este Alto Tribunal, es en la sustanciación de un juicio regido por la norma legal adjetiva donde tiene lugar la secuela de actos concatenados que constituyen el proceso, los que no se realizan ni se desarrollan en un solo instante, sino que se suceden en el tiempo, y es al diferente momento de realización de los actos procesales al que debe atenderse para determinar la ley adjetiva que debe regir el acto respectivo. De ahí que, si antes de actualizarse una etapa del proceso el legislador Amparo en Revisión 183/2016 [49] modifica su tramitación, suprime un recurso, amplía un término, modifica la valoración de las pruebas o el procedimiento mismo, no existe retroactividad de la ley, ya que las facultades que dan la posibilidad de participar en cualquier etapa del procedimiento, al no haberse actualizado ésta, no se afectan. Pero aún más, en el caso, se está ante un juicio de amparo previo que se rigió por un ordenamiento abrogado, en el que si bien se concedió la protección constitucional y ello provocó la emisión de un nuevo acto de autoridad, también lo es que esto no se traduce en la constitución de un derecho que provoque que la promoción de juicios de amparo posteriores, deban resultar invariablemente procedentes, pues se está ante actos de procedimiento que se rigen por disposiciones vigentes en la época en que van naciendo. Máxime si se toma en cuenta que la concesión del amparo fue para efectos y no para que al quejoso se le ratificara como magistrado agrario, pues claramente el Juez de Distrito ordenó la emisión de otro acto con plenitud de jurisdicción, según se relató en los antecedentes de esta ejecutoria. En consecuencia, son infundadas aquellas argumentaciones en las que el recurrente reitera violación a lo dispuesto en el artículo 14 constitucional, concretamente al derecho de no retroactividad de las leyes, por el carácter procesal de la normativa de que se trata y porque no se está ante un derecho adquirido que se esté desconociendo, como resultado de la concesión del amparo contenida en el expediente ********** en que sustenta su argumentación. Sobre el particular, resultan aplicables en lo conducente, las tesis del Tribunal Pleno y de la Primera Sala, que se reproducen a continuación: Amparo en Revisión 183/2016 “RETROACTIVIDAD DE LAS LEYES PROCESALES. NO EXISTE POR REGLA GENERAL. Una ley procesal está formada, entre otras cosas, por normas que otorgan facultades que dan la posibilidad jurídica a una persona de participar en cada una de las etapas que conforman el procedimiento y al estar regidas esas etapas por las disposiciones vigentes en la época en que van naciendo, no puede existir retroactividad mientras no se prive de alguna facultad con que ya se contaba; por tanto, si antes de que se actualice una etapa del procedimiento el legislador modifica la tramitación de éste, suprime un recurso, amplía un término, modifica la valoración de las pruebas, etc., no existe retroactividad de la ley, ya que la serie de facultades que dan la posibilidad de participar en esa etapa, al no haberse actualizado ésta, no se ven afectadas”. (Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Pleno, tipo de tesis: aislada, tomo I, Primera Parte-1, Enero-Junio de 1988, página: 110, registro digital número: 206064). “SISTEMA PROCESAL PENAL ACUSATORIO. SU APLICACIÓN SOBRE ACTOS PROCESALES A PARTIR DE SU ENTRADA EN VIGOR, NO VIOLA EL ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que en materia procesal no opera la aplicación retroactiva de la ley si se considera que la ley procesal está formada, entre otras, por normas que otorgan facultades jurídicas a una persona para participar en cada una de las etapas que conforman el procedimiento, y al estar éstas regidas por las disposiciones vigentes en la época en que van naciendo, no puede existir retroactividad mientras no se le prive de una facultad con la que contaba. Esto, porque es en la sustanciación de un juicio regido por la norma legal adjetiva donde tiene lugar la secuela de actos concatenados que constituyen el procedimiento, los que no se realizan ni se desarrollan en un solo instante, sino que se suceden en el tiempo, y es al diferente momento de realización de los actos procesales al que debe atenderse para determinar la ley adjetiva que debe regir el acto respectivo. Por tanto, si antes de actualizarse una etapa del procedimiento el legislador modifica su tramitación, suprime un recurso, amplía un término, modifica la valoración de las pruebas o el procedimiento mismo, no existe retroactividad de la ley, ya que las facultades que dan la posibilidad de participar en cualquier etapa del procedimiento, al no haberse actualizado ésta, no se afectan. Además, tratándose de leyes procesales, existe el principio doctrinario de que las nuevas son aplicables a todos los hechos posteriores a su promulgación, pues rigen para el futuro y no para el pasado, por lo que la abrogación o derogación de la ley antigua es instantánea, y en lo sucesivo debe aplicarse la nueva. [50] Amparo en Revisión 183/2016 [51] En consecuencia, la aplicación del ordenamiento legal que establece el nuevo sistema procesal penal acusatorio sobre actos procesales acontecidos a partir de su entrada en vigor, no viola el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”. (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Primera Sala, tipo de tesis: aislada, tomo XXXIII, mayo de 2011, tesis: 1a. LXXV/2011, página: 240, registro de digital número: 161960). Por último, son ineficaces aquellas argumentaciones en las que el quejoso describe los vicios que atribuye al acto reclamado, todo ello para demostrar la procedencia del juicio; así como lo relativo al amparo ********** y las jurisprudencias que aplicó la Juez de Distrito para fundamentar la decisión adoptada en esa ejecutoria; las que esta Segunda Sala no desconoce, empero, no resultan aplicables al caso porque se confirma el sobreseimiento en el juicio y porque se emitieron en un contexto constitucional y legal diverso. Por tanto, ante lo infundado e ineficaz de los agravios hechos valer, procede confirmar el sobreseimiento en el juicio de amparo. Por lo expuesto y fundado, se resuelve: PRIMERO. Se confirma la resolución recurrida. SEGUNDO. Se sobresee en el juicio de amparo respecto de los actos y autoridades que quedaron precisados en el resultando primero de esta resolución. Notifíquese; con testimonio de la presente resolución, devuélvanse los autos al tribunal de su origen y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido. Amparo en Revisión 183/2016 [52] En términos de lo dispuesto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su sesión del veinticuatro de abril de dos mil siete, y conforme a lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, así como en el segundo párrafo del artículo 9º del Reglamento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal para la aplicación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.