A. y S. t. 241 p. 190-195 - Poder Judicial de la Provincia de

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Reg.: A y S t 241 p 190-195.
Santa Fe, 16 de agosto del año 2.011.
VISTA: La queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por J.F. R.
contra el acuerdo de fecha 15 de marzo de 2010, dictado por la Sala Cuarta de la Cámara de
Apelación en lo Penal de la ciudad de Rosario, en autos "R., J.F. -Lesiones culposas agravadas(Expte. 477/09)" (Expte. C.S.J. Nro. 240, año 2010); y,
CONSIDERANDO:
1. Por decisorio de fecha 15 de marzo de 2010, la Sala Cuarta de la Cámara de Apelación
en lo Penal de la ciudad de Rosario resuelve -en lo que aquí es de interés- confirmar la sentencia
de primera instancia en cuanto desestimó el pedido de sobreseimiento de J.F. R. por haber
operado en la causa la prescripción de la acción penal y condenó al nombrado como autor del
delito de lesiones culposas agravadas por la conducción imprudente y antirreglamentaria de un
vehículo automotor (art. 94 , 2° párrafo C.P.), a la pena de quince mil pesos de multa y tres años
de inhabilitación especial para conducir automotores, con costas (fs. 26/40).
Contra dicho pronunciamiento, J.F. R. interpone recurso de inconstitucionalidad (fs. 41/49),
agraviándose de que la decisión de la Cámara incurrió en arbitrariedad en los términos del artículo
1, inciso 3 de la ley 7.055, por ser violatoria del debido proceso legal y del derecho de defensa en
juicio.
Liminarmente, aclara que la impugnación se limita a cuestionar la validez constitucional de
la sentencia en cuanto no hizo lugar al planteo de prescripción de la acción penal.
Aclarado ello, y en orden a fundamentar la primera causal de arbitrariedad, refiere que el
precedente "Schillagi" de esta Corte provincial habilitó el rechazo del planteo de prescripción, en
tanto la sentencia de primera instancia como la confirmatoria de la Sala basaron sus fundamentos
en aquél decisorio.
Reseña que antes de este precedente, la jurisprudencia de la Cámara Penal, de manera
uniforme, sostenía que en nuestro ordenamiento procesal no existía un acto procesal que pueda
considerarse equivalente al de citación a juicio y -agrega- que este criterio cambió, al fijarse como
jurisprudencia que el "acto procesal equivalente" al "auto de citación a juicio" previsto en el art. 354
del Código Procesal Penal de la nación es "el decreto dictado por el juez penal de sentencia luego
de recibida la causa, que dispone el traslado a la defensa (art. 378 CPP)".
Resalta que no puede considerarse jurisprudencia consolidada, pues el referido
antecedente -que sienta la hermenéutica del art. 67, 4° inciso "d" del Código penal- no fue
revisado y confirmado por la Corte nacional quien declaró abstracta la cuestión.
Sostiene que esta Corte provincial en "Schillagi", al entender que es imperativo y obligatorio
encontrar dentro de cada procedimiento local algún acto que sea equivalente al de citación a
juicio, incurre en arbitrariedad y viola el principio constitucional de legalidad, pues impone
arbitrariamente que se otorgue la calidad de 'equivalente' a un acto procesal aunque no la tenga y
ello "genera un inadmisible desplazamiento del límite legal de punibilidad hacia el órgano
jurisdiccional que quedaría por vía de interpretación habilitado a otorgar este carácter a algún y
por lo tanto a cualquier acto procesal" (v. f. 44vto.).
Aduce que este antecedente además viola la garantía del debido proceso "al atribuir a un
acto propio de un procedimiento inconstitucional efectos que el legislador nacional atribuyó
pensando en un juicio según constitución" (v. f. 46).
En orden a ello, expone que el acto de citación a juicio importa un impulso en el
procedimiento, por avanzar el trámite hacia otra etapa, mientras que el traslado del art. 378 del
Código Procesal local sólo da nacimiento a un término ordenatorio que no impulsa el
procedimiento, al ser el acto de defensa inoficioso para producir efecto interruptivo de la
prescripción penal.
Postula que la Corte "insólitamente no reconoce" que es el legislador quien asumió el riesgo
de incorporar materia procesal en la norma de fondo, y si el acto procesal equivalente no existe,
así debe declararse, más allá de que en nuestra provincia implique que exista una causa menos
de interrupción de prescripción.
Concluye que al no existir un acto equivalente al auto de citación a juicio en nuestro
ordenamiento procesal santafesino, entre la requisitoria de elevación a juicio y la sentencia
condenatoria, no existe entonces acto procesal alguno que interrumpa el curso de la prescripción.
Como segunda causal de arbitrariedad, sostiene que la Sala al confirmar el decisorio de
baja instancia -por considerar que una vez dictado el llamamiento de autos para sentencia el juicio
concluyó y el planteo debía decidirse en el fallo-, entra en contradicción con la jurisprudencia de la
Corte nacional en orden a que la prescripción "se produce de pleno derecho, debe ser resuelta en
forma previa a cualquier decisión sobre el fondo" (v. f. 48).
Destaca que el decisorio de baja instancia -confirmado por la Sala- al no resolver
oportunamente el planteo de prescripción con la formación de un incidente lesiona el derecho de
defensa y el debido proceso y viola la ley de procedimiento, en tanto impide conocer la opinión del
actor penal antes de resolverse la cuestión, circunstancia de particular relevancia procesal en
tanto una posición fiscal desincriminatoria hubiera vedado la posibilidad de que la jueza dicte una
sentencia condenatoria.
2. La Sala Cuarta de la Cámara de Apelación en lo Penal de la ciudad de Rosario, por auto
de fecha 2 de julio de 2010, denegó la concesión del recurso de inconstitucionalidad, por
considerar que se encuentra incumplido el requisito de la oportuna reserva y la debida
introducción de la cuestión constitucional.
Asimismo, consideró que el recurso expresa discrepancia respecto de la diferente
valoración de las normas procesales y penales, no siendo ello fundamento válido para abrir la vía
extraordinaria (fs. 60/62).
Tal denegatoria motiva la presentación directa de J.F. R. ante esta sede (fs. 67/70).
3. Aún cuando pueda considerarse que el recurrente ha cumplido con el recaudo de
oportuna introducción y mantenimiento de la cuestión constitucional -con lo manifestado a fs. 68-,
no ocurre lo mismo con el otro argumento en que la Sala fundamentó su decisión de denegar la
concesión del recurso interpuesto, con lo cual la carga que exige el art. 8 de la Ley 7055, no
puede tenerse por válidamente cumplimentada.
En orden a ello, resulta dable memorar que en la instancia ordinaria la jueza de grado
rechazó el planteo de prescripción de la acción penal por entender que, teniendo en cuenta la
fecha del hecho -12/11/03-, el primer llamado a indagatoria efectuado a J.F. R. -26/11/03-, la fecha
de la requisitoria fiscal -30/11/05-, y el traslado a la defensa previsto en el art. 378 del C.P.P.
-23/02/06-, entre dichos actos procesales y la oportunidad de resolver, no transcurrió el plazo
máximo de vigencia de la acción correspondiente al delito en juzgamiento (art. 94 C.P.) -v. f. 8 y
vto.-.
Para así decidir aplicó el criterio sentado por esta Corte en "Schillagi" (A. y S. T. 211, p. 93100).
Ha de tenerse presente que en el referido precedente este Cuerpo sostuvo que "el decreto
dictado por el juez penal de sentencia que dispone el traslado de la requisitoria de elevación a
juicio a la defensa del imputado (art. 378, C.P.P.) exhibe la equivalencia procesal al de la citación a
juicio mentada por el artículo 67, inciso d) del Código Penal. Por tanto, el 'acto procesal
equivalente' al 'auto de citación a juicio' en el juicio común del proceso penal de la Provincia de
Santa Fe lo comprende el decreto dictado por el juez penal de sentencia luego de recibida la
causa, que dispone el traslado para la defensa (art. 378, C. P. P.)".
Expuesto ello, de la lectura de la sentencia impugnada se advierte que la Alzada, en pos de
lograr convicción, consideró que "(no) resulta atinada la calificación de arbitrario y contrario al
principio de legalidad que se endilga a este criterio del Superior Provincial, ya que -a la inversa- es
el que salva los defectos que afectan a la interpretación que la defensa propone" (v. f. 31).
A renglón seguido, agregó que al tratarse la prescripción materia sustancial delegada por
las provincias al Estado Federal, la posición del quejoso propicia que por vía de la regulación
procesal local "se consume una modificación de la ley nacional, de manera que en Santa Fe exista
una causal interruptiva de la prescripción menos que en otras provincias, permitiendo así que en
otras jurisdicciones pueda también -al legislar sobre el proceso local- eliminarse otras" (v. f. 31).
Frente a este marco argumental, la crítica desarrollada por el compareciente -pese al matiz
constitucional que pretende otorgarle-, sólo trasluce su desacuerdo con la solución dada al "sub
lite" por la Cámara que, en una postura adversa a sus pretensiones, avaló la decisión de la jueza
de grado y concluyó que la acción penal no se encontraba prescripta, lo cual constituye, por vía de
principio, facultad que se encuentra reservada a los jueces de la causa.
En efecto, el más Alto Tribunal de la Nación tiene dicho que las cuestiones de prescripción
de la acción penal -en el caso, la determinación de los actos procesales con efecto interruptivo de
la prescripción- son materia de hecho y de derecho común propia de los jueces de la causa y
ajena, como principio, a la instancia extraordinaria (Fallos 293:59; 294:282; 295:704; 296:568;
301:1073). Empero, ello no obsta a la intervención de la Corte cuando la Cámara ha fundado su
decisión en una afirmación dogmática (Fallos: 312:1221); o cuando el pronunciamiento recurrido
carece de fundamentación suficiente para ser considerado como acto judicial válido (Fallos:
320:2957).
Y si bien no puede soslayarse que el recurrente endereza su crítica directa y
exclusivamente contra lo sustentado por esta Corte in re "Schillagi" -más no contra el decisorio de
Alzada-, en definitiva los agravios ensayados en nada se diferencian del contenido de un recurso
de apelación común, al no ser más que una reproducción en esta instancia excepcional de los
planteos a los que refiere la Alzada, esto es, que el decreto que dispone el traslado para la
defensa previsto en el art. 378 del Código Procesal Penal no constituye "acto equivalente" al auto
de citación a juicio que expresa el art. 67 inc "d" del Código Penal.
En orden a ello, no se advierte que los Sentenciantes hayan desbordado las posibilidades
hermenéuticas aceptables desde el plano constitucional que ofrecían los preceptos legales en
juego.
Ello es así, pues la linea argumental del decisorio impugnado encuentra apoyatura en el
criterio sentado por esta Corte en el precedente "Schillagi" y por tanto, esta argumentación escapa
a la configuración de alguna hipótesis de arbitrariedad, toda vez que resulta trasladable al caso la
inteligencia asignada al criterio a partir del cual es deber de los tribunales inferiores de conformar
sus decisiones, en casos similares, a la doctrina sentada en los fallos del Máximo Tribunal Federal
(Fallos: 25:364; 212:51; 311:1644; 312:2007; 315:2386; 325:1227), pues "[s]i constituye la razón
de ser de un juez el derivar razonadamente, desde todo el derecho, la solución justa para el caso,
y dentro de ese derecho vigente obviamente están los criterios jurisprudenciales de alcance
general, y particularmente aquellos de íntima inserción con la materia constitucional, resultaría
jurídicamente inadmisible que se dicten sentencias que, directamente, ignoren al margen de que
se compartan o no aquellos criterios" (A. y S., T. 156, págs. 146, 337; T. 163, págs. 109, 190, 476;
T. 170, pág. 492; T. 205, pág. 35, etc.).
Idéntica suerte ha de correr el agravio del quejoso en orden a la oportunidad de resolver el
planteo de prescripción -y sobre el que funda la segunda causal de arbitrariedad-, pues es de ver
que, la Cámara expresó que "(u)na vez dictado el llamamiento de autos para sentencia, como
ocurrió en el caso, el juicio concluyó y el planteo debe decidirse en el fallo, puesto que aún en la
hipótesis de que se haga lugar a la excepción debe emitirse pronunciamiento sobre la acción civil,
conforme lo prevé el art. 17 C. Pr. P...." (v. f. 30vto.).
Y ante este razonamiento, el agravio del impugnante en orden a que al no resolverse
oportunamente el planteo de prescripción con la formación de un incidente "impidió que se
conociera la opinión del actor penal antes de resolverse la cuestión, circunstancia de particular
relevancia procesal en tanto una posición fiscal desincriminatoria hubiera vedado la posibilidad de
que la juez dicte una sentencia de condena" (v. fs. 48vto./49), luce huérfano de fundamento en pos
de demostrar el vicio imputado y solo deja traslucir un mero disenso con lo decidido, toda vez que
el propio recurrente se expresa en términos de potencialidad de ocurrencia, circunscribiendo en un
terreno conjetural la fundamentación de su reproche.
De todo lo expuesto, cabe concluir que la cuestión no resulta idónea para franquear la vía
ensayada, desde que de la confrontación entre los agravios articulados y la decisión de la Alzada
se aprecia apenas una mera discrepancia sobre el criterio seguido por la Cámara en orden al
cómputo del plazo de prescripción de la acción penal y a la oportunidad de su planteo, no logrando
demostrar que la conclusión a que arriba, sea absurda, ilógica o arbitraria, dejando incumplida de
tal modo la carga que le exige el artículo 8 de la ley 7.055.
Por ello, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESUELVE: Rechazar la queja
interpuesta. Declarar perdido para el recurrente el depósito efectuado.
Regístrese, hágase saber y oportunamente remítanse copias al Tribunal de origen.
Fdo.: GUTIÉRREZ-ERBETTA (en disidencia)-FALISTOCCO-NETRI (por su voto)-SPULERBordas (Secretario)
VOTO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR NETRI:
Comparto las apreciaciones vertidas en el voto precedente en cuanto a que la queja debe
rechazarse pues, más allá de que pueda tenerse por cumplido el recaudo de la oportuna
introducción y mantenimiento de la cuestión constitucional, los planteos del impugnante expuestos
en el memorial introductor de la vía extraordinaria invocando arbitrariedad y violación de garantías
constitucionales, remiten -en rigor- a la mera discrepancia del recurrente con la interpretación del A
quo de una norma de derecho común -art. 67 C.P.-, conforme a los parámetros expuestos por
esta Corte de acuerdo a la doctrina de la arbitrariedad; materia que no genera la apertura de la
instancia excepcional.
Adviértase que la Cámara resolvió el rechazo de la prescripción de la acción penal
aplicando el criterio de esta Corte (A. y S. T. 211, pág. 93), sin que el interesado haya desarrollado
nuevos argumentos tendentes a desvirtuar ese razonamiento en el plano constitucional o haya
puesto en tela de juicio la aplicabilidad del precedente a la causa.
Por lo demás, y en referencia a la oportunidad de la resolución del planteo de prescripción,
el impugnante tampoco logra rebatir eficazmente el razonamiento de la Alzada en torno a que
luego del dictado del llamamiento de autos para sentencia "el juicio concluyó y el planteo debe
decidirse en el fallo, puesto que aún en la hipótesis de que se haga lugar a la excepción debe
emitirse pronunciamiento sobre la acción civil, conforme lo prevé el art. 17 C. Pr. P." (f. 30v.). Es
que -tal como se argumenta en el voto aludido- la articulación del recurrente se encuentra basada
en una conjetura, sin vinculación directa e inmediata con las constancias de la causa, tratándose
de una mera discrepancia en torno al alcance de normas de derechos común, materia ajena a la
vía intentada.
En definitiva y por las razones explicitadas, entiendo que no existe cuestión constitucional
aprehensible que legitime el franqueamiento de la vía excepcional insinuada.
Fdo.: NETRI- Bordas (Secretario)
DISIDENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR ERBETTA:
De la lectura del memorial recursivo se advierte que la postulación del impugnante cuenta
-prima facie- con suficiente asidero en las constancias de la causa e importa articular con seriedad
planteos que pueden configurar hipótesis de arbitrariedad normativa con idoneidad suficiente
como para operar la apertura de esta instancia extraordinaria. Dicho esto, en una apreciación
mínima y provisoria propia de este estadio, y sin que ello implique adelantar opinión sobre la
sustantiva procedencia de la impugnación.
Por lo expuesto, considero que corresponde admitir la queja y conceder el recurso de
inconstitucionalidad interpuesto.
Fdo.: ERBETTA- Bordas (Secretario)
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