TURISMO RURAL Y DESARROLLO RURAL EN ANDALUCÍA. CONSIDERACIONES MUNICIPALES Turismo: recursos y estrategias Alonso Pérez, M. Furió-Blasco, E. Universitat de València Resumen: En esta comunicación se analiza, primero la situación económica andaluza, especialmente el comportamiento demográfico, la estructura productiva y la estructura de los asentamientos. Posteriormente se describe la situación del turismo rural andaluz . Por último, se estudia la estructura socioeconómica de los municipios que acogen un mayor número de establecimientos de turismo rural, en relación con el total provincial. El objetivo es comprobar si existe un nexo de unión entre ellos y cómo el turismo rural esta afectando al desarrollo económico rural andaluz. TURISMO RURAL Y DESARROLLO RURAL EN ANDALUCÍA. CONSIDERACIONES MUNICIPALES I. Introducción. Pese a las múltiples diferencias regionales o territoriales, puede afirmarse en sentido general que la base y social del mundo rural se ha sustentado básicamente en la agricultura, aunque siempre ha contado con actividades distintas a la agraria. Las tendencias básicas que está experimentando la agricultura pueden sintetizarse del siguiente modo (Cuadrado Roura, 1992): a) el aumento sostenido de las producciones; b) la estabilidad de la demanda; c) la apertura hacia espacios económicos más amplios, con el consiguiente debilitamiento de la preferencia comunitaria; d) un continuo descenso del factor trabajo empleado en la agricultura, con fuertes elevaciones de la productividad; e) hasta el presente, un ligero descenso en la utilización del factor tierra; f) una considerable disminución en el número de explotaciones agrarias, con la consiguiente concentración y aumento del tamaño medio de las empresas; g) intensa capitalización, tecnificación y, en gran medida tendencia a la especialización productiva regional. Esta tendencia es más acusada en la Unión Europea que en España; h) crecimiento tendencial del valor añadido neto; i) mantenimiento del modelo de agricultura familiar. Estas tendencias han tenido como una de sus consecuencias la existencia de una dualidad en la estructura de las explotaciones (Etxezarreta, 1992, pp 52-3) y de realidades y áreas rurales: unas que podrán mantener la actividad y otras que deberán introducir cambios en su base económica. En este contexto de necesidad de diversificación de las actividades rurales interviene el turismo rural. El objetivo de la presente comunicación es realizar una visión general de la situación de desarrollo económico andaluz y del papel que juega el turismo rural en este contexto. Este análisis debe entenderse como una fase preliminar dentro de un proyecto de investigación cuyo objetivo general es estudiar las distintas posibilidades de desarrollo económico rural sustentado en el turismo rural en el ámbito español. En este caso, procederemos analizando algunas características de la situación económica de Andalucía (Visión general, dinámica demográfica, estructura productiva, estructura de los asentamientos), posteriormente veremos la situación del turismo rural andaluz, análisis municipal y, por último, se realizaran unas consideraciones finales1. 1 Las fuentes de información estadísticas utilizadas para este trabajo son: Instituto de Estadística de Andalucía; Instituto Nacional de Estadística; Banco Bilbao Vizcaya; Asociación Española de Turismo Rural; Red Andaluza de Alojamientos Rurales. II. Visión general de la situación económica andaluza. Comportamiento demográfico andaluz. De acuerdo con el Primer Informe sobre la cohesión económica y social. 1996, elaborado por la CE (1997), la región andaluza, en 1993, ocupaba la vigésima posición entre las regiones más pobres de la Unión Europea en términos de producto interior bruto per capita; siendo el valor de este indicador macroeconómico del 58% respecto a la media comunitaria. Consiguientemente, Andalucía se encuentra entre las 25 regiones más pobres de la Comunidad. No obstante, la situación que presentaba en 1983 era significativamente peor, pues en esta fecha su PIB per capita era aproximadamente el 55% del comunitario, ocupando la posición nº 15 en una relación de las regiones más pobres. En ambas fechas, solamente la región extremeña ocupaba una peor posición relativa de entre las regiones españolas. Por tanto, la economía andaluza se sitúa como una de las regiones con mayores problemas de desarrollo económico español y comunitario. Además, el 75% de la superficie andaluza y el 48% de su población está incluida en zonas desfavorecidas. Estas comprenden zonas de montaña, zonas amenazadas por despoblación o zonas afectadas por obstáculos naturales específicos. En términos de municipios, éstas suponen el 77% de los municipios andaluces y, en términos de SAU, el 59% de la SAU de Andalucía. El comportamiento a largo plazo de la economía andaluza presenta como primer rasgo característico el hecho de haber estado sistemáticamente por debajo de la evolución media de la economía española. Además, debe destacarse el hecho de que se instala en la década de los sesenta claramente por debajo del desempeño medio nacional, sin que en ningún momento (fases de fuerte crecimiento-de recesión-de crisis económica-de recuperación económica) llegue a recuperar o mejorar su situación comparativa. No obstante, si utilizamos como indicador del comportamiento económico el PIB per capita y lo extendemos también al ámbito provincial podemos obtener las siguientes observaciones. El comportamiento regional respecto a la media nacional, es mucho más matizado, aunque siempre por debajo de la media nacional. En términos generales, se observa una mayor severidad del ajuste económico en el caso andaluz que en la media nacional. A nivel provincial cabe destacar la existencia de cierta dicotomía entre provincias con un crecimiento superior a la media nacional, a la media regional y otras provincias que están claramente por debajo del comportamiento agregado para el conjunto de la economía española. Así, las provincias que presentan un mejor comportamiento relativo son: Almería, Córdoba, Granada, Jaén y Málaga; y, las provincias que, en cambio, muestran un peor comportamiento relativo son: Sevilla y Cádiz. Este dispar comportamiento provincial se debe en primer lugar, a que el indicador utilizado es una relación entre la producción y la población, por tanto un cambio en cualquiera de estas dos variables afecta a la evolución del mismo. En segundo lugar, la situación de la producción y de la población, se relacionan con ciertos procesos internos de cada provincia entre los que destacan la estructura productiva y estructura de los asentamientos. El primero puede propiciar un distinto potencial productivo o de generación de valor añadido. El segundo nos informa del distinto grado de aglomeración demográfico y económica, por tanto también de un distinto potencial local de crecimiento económico. A. Estructura productiva. Estructura de los asentamientos. De la evolución demográfica andaluza respecto a la media española se desprende que Andalucía ha ido perdiendo población desde los años cincuenta. Es, en definitiva, una evidencia gráfica de los procesos migratorios interregionales que conoció España desde la década de los sesenta. Esta peor evolución demográfica andaluza, experimenta un cambio en su tendencia durante la década de los ochenta como resultado de la paralización de los procesos migratorios interregionales con la crisis económica y las peores oportunidades de empleo en las áreas (regiones y naciones) que eran prosperas económicamente y que tenían una fuerte demanda de empleo. No obstante, esta mejora es insuficiente para llegar a alcanzar el comportamiento demográfico medio español. Durante el período 1985-95, su tasa de crecimiento demográfico es superior a la media española. A nivel provincial, podemos observar la existencia de provincias con un comportamiento demográfico por encima de la media regional y nacional y un segundo grupo de provincias con peor comportamiento relativo. Entre las primeras se encuentran Sevilla, Cádiz y Málaga, con la excepción de esta última, son las provincias que tenían peor situación en términos de PIB per capita. En el segundo grupo se encuentran Almería, Granada, Córdoba, Huelva y Jaén. La estructura productiva la podemos apreciar a partir de la distribución de la población ocupada en sectores económicos. Antes de observar dicha distribución conviene tener presente que la tasa de actividad de la población de Andalucía es dos puntos porcentuales inferior a la media nacional; la tasa de paro supera en más de 11 puntos porcentuales a la española, y por tanto, la tasa de ocupación es también inferior a la nacional en seis puntos porcentuales. La mayor presencia relativa de la agricultura y de la actividad terciaria junto con un peso de la actividad industrial menor caracterizan esta región respecto del contexto español. Por su parte, la distribución de la población ocupada por grandes sectores económicos oculta procesos y evoluciones que pueden ser muy diferentes. Así, si nos detenemos en la población agraria y observamos su evolución durante la segunda mitad siglo XX, se pone de relieve la continua pérdida de población activa de las actividades primarias. Este es un proceso común al conjunto de las sociedades occidentales, sin embargo, las pérdidas de activos de la agricultura han sido mucho más lentas en Andalucía, en su conjunto, que en el resto del Estado, situándose casi seis puntos por encima de la media nacional. La tendencias provinciales han sido muy diferentes. Un conjunto de provincias se encuentran situadas por debajo de la media estatal (Granada, Jaén, Málaga); otras están por debajo de la media regional (Córdoba); mientras que otras se encuentran claramente por encima de la media regional (Almería, Cádiz, Huelva, Sevilla). Cada uno de estos grupos representa áreas con pérdidas de población agraria mayores, intermedias y menores, respectivamente. Teniendo en cuenta los distintos índices de localización calculados para las distintas orientaciones agrarias podemos establecer las siguientes observaciones. Los herbáceos solos o asociados se concentran en Cádiz, Córdoba, Granada y Sevilla. El olivar en Córdoba, Jaén, Málaga y Sevilla. El viñedo en Cádiz, Huelva, Córdoba y Málaga; los frutales en Málaga, Almería; Granada y en menor medida en Huelva; los pastizales se extienden por todas las provincias, aunque destaca Cádiz y Jaén. Y, las especies arbóreas forestales se localizan en Huelva, Granada y Córdoba. A partir de F.J. Fernández et al. (1996), podemos establecer la siguiente distribución de cultivos a lo largo del territorio andaluz. Las áreas costeras de la región están ocupadas por cultivos de cítricos, hortalizas y cultivos tropicales. Buena parte de las provincias de Cádiz y Sevilla cuentan con cultivos extensivos. El resto del territorio tiene una fuerte presencia de olivar sólo o en policultivos. Si observamos el comportamiento de la renta agraria cabe destacar el mejor comportamiento relativo de las rentas agrarias en Andalucía que en la media del Estado. A nivel provincial, Almería, Cádiz y Jaén son las provincias que han conocido un claro incremento de sus rentas agrarias (en términos comparativos); Córdoba, Granada, Huelva y Málaga presenta una posición o muy próxima a la media regional o por debajo de ésta. Por último, la evolución de Sevilla es mucho peor que la media nacional. La concentración económica y demográfica es uno de los rasgos básicos de los procesos de crecimiento económico regional. Se considera que la concentración es una condición necesaria para el crecimiento económico regional y que el espacio interviene en el proceso económico por medio de los procesos de aglomeración (economías de localización o de urbanización). Existen distintos indicadores indirectos para acercarse a los fenómenos de aglomeración. Nosotros haremos uso de la distribución de la población provincial según el tamaño del municipio y el peso de la población de la capital provincial y de los municipios más próximos a la misma (25 km.). De la distribución de la población y de los municipios por tamaño puede decirse que aproximadamente el 85% de la población vive en municipios de más de 10.000 habitantes. Estos municipios suponen el 17% del total de los existentes en Andalucía. El 40% de los municipios andaluces no llegan a los 2.000 habitantes, el 68% está por debajo de los 5.000 habitantes. A nivel provincial, Sevilla y Málaga son las dos provincias que cuentan con municipios de mayor tamaño demográfico. Los rasgos básicos de la estructura de la primera provincia son: 41’9% de su población vive en la capital, 8% en municipios de 50.000-100.000 habitantes; y 32% en municipios de 10.000-50.000 habitantes. El resto de la población, 18%, en municipios de menos de 10.000 habitantes. Estos municipios suponen el 70% del total de municipios sevillanos. La estructura de Málaga es similar: fuerte concentración de la población en la capital (43%); ausencia del siguiente tamaño municipal; posterior concentración demográfica en los municipios de más de 10.000 habitantes; escasa importancia demográfica de los municipios más pequeños; los cuales representan el 78% del total de municipios. El rasgo diferenciador entre Málaga y Sevilla, es que Málaga cuenta con 43% de municipios menores de 2.000 habitantes frente al 13% de Sevilla. En el resto de provincias el municipio de mayor tamaño no alcanza los 500.000 habitantes. En todos los casos aunque con algunas diferencias, aproximadamente el 60% de la población se encuentra en los municipios de más de 10.000 habitantes. Así, en Almería, al igual que Córdoba y Granada, encontramos una dicotomía al pasar de municipios de más de 100.000 habitantes a otros de menos de 50.000 habitantes. Unos y otros suponen el 68% de la población y el 8% de los municipios. Los municipios de menos de 2.000 habitantes suponen el 63% y los de entre 2.000-5.000 habitantes algo más del 21%. En el caso de Córdoba, el 70% de la población vive en municipios de más de 10.000 habitantes; mientras que el 73% de los municipios tienen menos de 10.000 habitantes (30% menos de 2.000). Granada concentra 62% de su población en municipios de más de 10.000 habitantes y 90% de municipios menores de 10.000 habitantes (58% de los cuales tienen menos de 2.000). El caso de Jaén es similar a los anteriores: 60% de la población en municipios de más de 10.000 habitantes y 85% de municipios menores de 10.000. Similares son los valores de Huelva. El rasgo diferencial de Cádiz es el menor peso de los municipios de menos de 2.000 habitantes (14% del total). Por último, en relación a la estructura de los asentamientos andaluces podemos establecer las siguientes observaciones: el 50% de la población andaluza vive en grandes concentraciones urbanas (capital provincial más municipios próximos). Esta población alcanza el máximo valor en el caso de Sevilla donde viven más del 70% de la población provincial. En el caso de Granada es el 55%; en Málaga, Almería y Huelva los porcentajes se sitúan próximos al 50%. En el de Cádiz el 35% de la población y, en Jaén el 30%. Esta desigualdad en cuanto a la población de las aglomeraciones, se observa en lo que respecta al número de municipios comprendidos. La aglomeración sevillana comprende más de un tercio de los municipios provinciales; la de Granada el 26%; Almería, Cádiz, Jaén, Huelva y Málaga cuenta en sus respectivas aglomeraciones con más de una décima parte de sus municipios provinciales; y, por último, Córdoba cuenta con apenas el 2%. III. Turismo rural en Andalucía. La oferta de turismo rural en España surge a mediados de los años ochenta y principios de los noventa. Su desarrollo responde básicamente a la iniciativa de las administraciones autonómicas y a programas europeos de desarrollo rural. Esto explica que la distribución espacial del turismo rural se encuentre altamente concentrada por zonas y comarcas. La tendencia actual es a ir cubriendo el territorio paulatinamente y de forma más equilibrada. Se puede observar en la actualidad un aprovechamiento más generalizado de la existencia de un espacio rural relativamente bien dotado de recursos, naturales o no, susceptibles de una claro uso turístico. Por otra parte, la continuación aunque moderada de las iniciativas públicas sumado al proceso de difusión de la innovación productiva que supone el turismo rural como actividad alternativa o complementaria en el espacio rural y el consiguiente proceso de imitación son motivos que están contribuyendo a que el desarrollo de esta actividad tenga un crecimiento que en ocasiones supere todas las expectativas. Así, en 1995 con aproximadamente unos 1.500 establecimientos turísticos, destaca que casi el 80% de la oferta de alojamientos de turismo rural español se localizaba en cinco comunidades autónomas (Navarra, 17,2%; Aragón, 17%; Andalucía, 15,6%; País Vasco, 15,2%; y, Cataluña 13,7%). Desde el punto de vista provincial la concentración era más fuerte, puesto que Huesca y Navarra representaban más del 31% del total de la oferta. En 1996 con unos 1.800 establecimientos, continúa la alta concentración espacial puesto que Cataluña (23%) y Aragón (17%), suponen el 40% de la oferta de alojamientos de turismo rural. Siguen en importancia Andalucía (12,7%), País Vasco (10,8%) y Navarra (9,7%). El conjunto de estas regiones representa casi el 75% de la oferta existente en España. A nivel provincial el grado de concentración es mucho menor, sin dejar de estar presente. Si descontamos las regiones uniprovinciales, pueden destacarse como provincias con una fuerte presencia de establecimientos, Lérida (con el 12,3% del total de la oferta nacional), Huesca (9,87), Teruel (7,22%), Gerona (5,30%), Guipúzcoa (5,24%), La Palma (4,17%) y Barcelona (4,11%). Este conjunto de siete provincias suponen casi el 50% de la oferta nacional. Y, si a éstas añadimos Navarra, tendríamos que ocho provincias españolas representan aproximadamente el 60% del conjunto del turismo rural del Estado. El turismo rural andaluz no es una excepción respecto al del resto de España. Así se encuentra en una fase de expansión que se traduce en un claro crecimiento de la oferta en los últimos años, que ha pasado de una veintena de establecimientos a principios de los años noventa a más de 300 en la actualidad. Según la Red Andaluza de Alojamientos Rurales que cuenta con un total de 240 establecimientos asociados, la distribución por tipo de alojamiento ofertado es la siguiente: 178 viviendas completas (1.010 plazas), 46 habitaciones (350 plazas), 11 albergues (320 plazas), 5 campings-cortijo (175 plazas). Por provincias, destaca la oferta de Granada (27% de establecimientos) y Málaga (20,5%). Tras las cuales se encuentra Almería (11,7%), Córdoba (10,8%), Sevilla (9,6%), Jaén (7,9%), Huelva (7,1%) y Cádiz (5,4%). La oferta escasa de Andalucía Occidental se debe fundamentalmente a la cercanía de fuertes centros emisores como son Sevilla, la Bahía de Cádiz, Málaga y la Costa del Sol. En estos casos, el exceso de demanda no crea incentivos a los establecimientos para su incorporación a una estructura organizada. Siguiendo siempre las mismas fuentes, se puede afirmar que los titulares de los establecimientos son residentes en la zona (43%), residentes en Andalucía (26%), agricultores (23%) y segundas residencias (8%). IV. Estructura municipal del turismo rural andaluz. Situación de algunos municipios turísticos. El grado de concentración de la actividad puede apreciarse si tenemos en cuenta que el conjunto de la oferta de turismo rural andaluza se localiza en un total de 114 municipios, los cuales se encuentran mayoritariamente en las provincias de Granada y Málaga. Pero, a nivel intraprovincial los niveles de concentración son relativamente significativos. Así, el 43% de la oferta de Granada se encuentra localizada en 5 municipios; el 70% de la de Málaga en 7 municipios; en Córdoba el 67% en 3 municipios; el 70% de la de Huelva en 4 municipios; 47 de la de Jaén en 2 municipios; el 70% de la de Sevilla en 3 municipios; el 54% de la de Cádiz en 2 municipios; y, el 80% de la de Almería en 8 municipios. Dada la fuerte concentración municipal de la oferta de turismo rural analizaremos algunos rasgos socioeconómicos de esos municipios. Nos detendremos en 9 municipios andaluces que muestran una significativa presencia, en términos relativos, del turismo rural. Nuestra pretensión es comprobar si existe algún patrón común entre ellos, a partir del cual poder establecer relaciones entre la estructura productiva -particularmente agraria- y el desarrollo del turismo rural. Los municipios seleccionados son los siguientes: Sorbas (Almería); Arcos de la Frontera (Cádiz); Carcabuey (Córdoba); Nevada y Alpujarra de la Sierra ( Granada); Fuenteheridos (Huelva), Cazorla (Jaén); Coin (Málaga); y, Carmona (Sevilla)2. A. Caracterización socioeconómica. Demográficamente, los municipios seleccionados no muestran un patrón común. Según datos de 1991, la población de hecho de 5 de ellos (Sorbas, Carcabuey, Nevada, Alpujarra de la Sierra y Fuenteheridos) es menor de 3.000 habitantes; Cazorla tenía más de 8.800 habitantes; Coin casi 15.000; y, por último, Arcos de la Frontera y Carmona en torno a los 25.000 habitantes. 2 A la hora de establecer una selección de municipios, los criterios a utilizar pueden ser varios. Nosotros hemos utilizado el criterio del número de establecimientos de turismo rural en relación con el total provincial. Son pues los municipios que tienen una mayor presencia de establecimientos en cada una de Por su parte, el comportamiento demográfico a lo largo del presente siglo (1900-1991) sigue el siguiente patrón: solamente Arcos de la Frontera muestra un comportamiento positivo durante todo el período; Cazorla, Carmona y Coin ha visto aumentada su población respecto a la situación de principios de siglo, pero Cazorla y Carmona están perdiendo población desde mediados de siglo y Coin desde 1975. Por último, Sorbas, Carcabuey, Nevada, Alpujarra de la Sierra y Fuenteheridos han visto reducida significativamente su población. Son, pues, en términos generales municipios regresivos desde el punto de vista demográfico. Además, los 5 últimos municipios citados son los que presentan mayores valores en el índice de envejecimiento de su población. Desde el punto de vista productivo, tomando como indicador la distribución de la población ocupada por sectores económicos, puede destacarse el fuerte predominio de la actividad primaria, con la excepción de Coin (8,5%). Tres de los municipios, Carcabuey, Alpujarra de la Sierra y Nevada presentan un peso de ocupados en la agricultura superior al 50% (82,7% en el caso de Nevada). En los restantes casos, la agricultura absorbe a más del 25% de los ocupados. En ninguno de los casos la actividad industrial es significativa. La construcción es muy significativa en buena parte de ellos (especialmente en Coin, Carmona y Arcos de la Frontera con más de una cuarta parte de los ocupados), con la excepción Carcabuey, Nevada y Alpujarra de la Sierra. Por su parte, en casi todos los municipios, la actividad terciaria supone más del 40% de los ocupados, excepto en los casos de Carcabuey, Nevada y Alpujarra de la Sierra. Los empresarios agrarios, en términos generales, presentan una fuerte dedicación a la agricultura. Son mayoría los municipios en que los empresarios dedicados exclusivamente a la agricultura suponen más del 40%. Y, por otra parte, en todos los municipios, entre el 40 y el60% de los empresarios agrarios tenían, en 1989, entre 55 y más años. Estamos, pues, ante empresarios con una fuerte dedicación agraria y de avanzada edad. Si la agricultura es la actividad productiva más importante en la mayoría de casos, a partir de la distribución de la superficie por aprovechamientos podemos establecer algunos rasgos generales de dicha actividad. En este sentido el aspecto más destacable es que no existe un patrón común al que se ajuste el conjunto de municipios, ni siquiera aquellos fuertemente agrarios. Así, en Arcos de la Frontera y Carmona, en 1989, la superficie destinada a herbáceos suponía el 73% y el 90% respectivamente. En Carcabuey, el cultivo más importante era el olivar (61%). En Fuenteheridos, los frutales (60%). En Alpujarra de la Sierra, los aprovechamientos más importantes eran prados y pastizales (44%), y especies forestales (40%). Estas últimas también eran las más importantes en Nevada (67%). En Cazorla predominan prados y pastizales (43%), olivar (20%) y herbáceas (16%). En Coin, por su parte, las herbáceas (27%) y los frutales (23%). En Sorbas las superficies más importantes porcentualmente se corresponden con los sus provincias. Por tanto, no son necesariamente los municipios con mayor número de establecimientos a nivel regional. prados y pastizales (24%) y la tierra no labrada (56%). Esta última rúbrica también es significativa en los casos de Carcabuey, Nevada y Coin. Además de la oferta de turismo rural, algunos de estos municipios disponían de oferta convencional de alojamientos turistícos. Utilizando datos de 1993, puede destacarse que los municipios de Arcos de la Frontera, Cazorla y Carmona contaban con plazas hoteleras en distintas categorías. Estos municipios, junto con Sorbas y Coin tenían plazas en pensiones. Además, en Alpujarra de la Sierra existían plazas en apartamentos turísticos. Solamente en Arcos de la Frontera y Cazorla había plazas en campamentos. Por último, otra modalidad de alojamiento turístico lo forman las viviendas secundarias. Según datos de 1991, en Nevada, Fuenteheridos y Carmona, entre un 24 y un 30% de las viviendas estaban declaradas como secundarias y ente 15 y 20% en los casos de Sorbas, Carcabuey, Alpujarra de la Sierra y Cazorla3. V. Consideraciones finales En definitiva, puede establecerse que buena parte de esos municipios se caracterizan por su reducido tamaño demográfico, un comportamiento poblacional regresivo, significativo índice de envejecimiento. En todos los casos existe un fuerte o muy fuerte predominio de las actividades agrarias con un grado elevado de dedicación de los propietarios de las explotaciones que además son de edad avanzada. Respecto a las características de los cultivos, aunque no existe una total coincidencia municipal, son generalmente de pocas posibilidades económicas. Por último, poner de relieve que algunos de los municipios ya contaban con alojamientos turistícos, aunque los más pequeños carecían de dicha actividad. De ello puede desprenderse que el turismo rural se ha sumado a la estructura productiva de estos municipios y que posiblemente está contribuyendo positivamente a la mejora económica del mundo rural andaluz. En este sentido y dada la situación del turismo rural en Andalucía y su pauta de localización es de prever que en algunos casos, pueda contribuir a mejorar la situación económica de las zonas rurales. Pero, dado el marcado carácter concentrado del mismo, éste no puede tomarse con el único medio de diversificar las estructuras productivas del medio rural y, por tanto, la vía de revitalización económica del mismo. Todo ello, sin entrar en el tema de la contribución efectiva del mismo. Cuestión ésta que dejamos para estudios posteriores; como también la relación de éste con los modelos de desarrollo agrario y rural. 3 En Sorbas y Alpujarra de la Sierra un 30 y un 20%, respectivamente, de las viviendas estaban declaradas como desocupadas. Bibliografía ALONSO PÉREZ, M. y FURIÓ-BLASCO, E. (1996): “Desarrollo rural y turismo rural en Cataluña” II Congreso Nacional de Economía y Sociología Agrarias, Valencia. ALONSO PÉREZ, M. y FURIÓ-BLASCO, E. (1997): “El desarrollo económico rural en la Comunidad Valenciana” Agricultura y Sociedad, nº 84. COMISIÓN DE LAS CE (1988): El futuro del mundo rural. COM (88) 501 Bruselas. 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