220-92063 Asunto: Fusión de asociaciones de carácter gremial Con

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220-92063
Asunto: Fusión de asociaciones de carácter gremial
Con toda atención se refiere el Despacho a la consulta formulada que dice relación con la posibilidad de adelantar la
fusión de dos entidades sin ánimo de lucro de carácter gremial, sus requisitos y la autoridad encargada de
autorizarla.
Conviene referirse en primer término al proceso de integración patrimonial al que jurídicamente responde el
concepto de fusión, proceso al que sin lugar a dudas pueden acceder en el marco legal que les gobierna todas las
personas jurídicas sin atender a diferencias relacionadas con su forma de constitución, objeto al que se dedican,
ente que las vigila o similares, y con las únicas restricciones que la ley imponga.
Sin embargo, sólo el ordenamiento mercantil ha consagrado reglas claras para adelantar tal proceso de
reorganización, por lo cual los empresarios que no responden a la clasificación de sociedades comerciales, hacen
uso de las previsiones del código de comercio cuando se trata de adelantar una fusión de organismos afines.
Adicionalmente, en el caso de sociedades civiles, se tiene que al concretarse la unificación del régimen aplicable
prevista por la Ley 222 de 1995, es claro que las normas establecidas para la fusión de sociedades, son ahora
extensivas a las sociedades civiles, razón que conduce a señalar que se deben atener a cada uno de los requisitos
exigidos en la parte pertinente del ordenamiento mercantil si pretendieran éstas adelantar una reforma de tal
naturaleza.
Ahora bien, la situación antes descrita no implica que por virtud de la unificación entonces le corresponda a la
Superintendencia de Sociedades la autorización previa de tal reforma en el caso de sociedades cuyo objeto sea de
carácter civil, porque cualquier injerencia de esta Superintendencia en un proceso adelantado por estas compañías
la conduciría a incurrir en extralimitación de funciones, habida cuenta su competencia para autorizar reformas
consistentes en fusión y escisión se circunscribe a los ámbitos de vigilancia (Decreto 3100 de 1997) y control
(artículo 85 de la Ley 222 de 1995), únicamente cuando se trata de sociedades comerciales.
Por tanto, si la autorización de reformas consistentes en fusión y escisión no se hace extensiva a las sociedades
civiles, con más razón es improcedente tratándose de corporaciones, las cuales son diferentes a los entes
societarios.
Las corporaciones de tipo gremial si bien coinciden en algunos elementos de existencia y validez con las sociedades,
y ambas puedan considerarse como empresas en su sentido amplio, mantienen elementos esenciales diferenciales
que las alejan al momento de encuadrarlas en un marco jurídico común.
Coinciden las asociaciones y las sociedades en cuanto a elementos de existencia en la pluralidad de asociados y la
intención de permanecer en asocio, y divergen en otros fundamentales, tales como la repartición de utilidades y la
actividad a la que se dedican. Mientras las sociedades comerciales buscan el desarrollo de una actividad económica
de carácter comercial, la finalidad de las corporaciones de carácter gremial es la de propender por los intereses
particulares de sus agremiados.
Y, como no son sociedades ni civiles ni comerciales, no puede predicarse para las asociaciones la aplicación del
artículo primero de la Ley 222 de 1995, norma que adicionalmente en nada modificó el régimen correspondiente a
las corporaciones de tipo gremial.
En efecto, las personas jurídicas formadas por una reunión de individuos que tienen por objeto el bienestar de los
asociados, se rigen en primera instancia por las previsiones del título xxxvi del código civil (artículos 633 s.s.), de
las cuales merecen especial atención en primer término la que señala que los estatutos y sus reformas deben ser
sometidos a la aprobación del poder ejecutivo, quien la concede si no es contrario al orden público, a las leyes o las
buenas costumbres (artículo 635 C.C); y en segundo término que la mayoría de los miembros de una corporación
será considerada como una sala o reunión legal de la corporación, sin perjuicio de las mayorías establecidas en sus
estatutos (artículo 638 C.C.).
A su vez, la Ley 22 del 12 de marzo de 1987, confiere al presidente de la República la facultad de radicar en cabeza
del gobernador del Departamento de Cundinamarca y en el alcalde mayor del Distrito Especial de Bogotá la función
de inspección y vigilancia que ejerce sobre las instituciones de utilidad común. De tal facultad hizo uso el presidente
de la República mediante Decreto 1318 del 6 de julio de 1988, modificado por el Decreto 1093 de 1989, por el cual
delegó en los gobernadores de los departamentos y en el alcalde mayor del Distrito Especial de Bogotá, la función
de ejercer inspección y vigilancia sobre las instituciones de utilidad común en el respectivo departamento y en la
ciudad de Bogotá, que no estén sometidas al control de otra Entidad.
En su artículo 2º, el mencionado decreto señaló que para efectos de la inspección y vigilancia, el representante legal
de la institución presentará a estudio y consideración de los gobernadores o del alcalde mayor del Distrito Especial
de Bogotá, según el caso, los estatutos de la entidad.
El Decreto 1529 de julio 12 de 1990, cuando de entidades vigiladas domiciliadas en una ciudad diferente de Santa
fe de Bogotá, y el Decreto 059 de febrero 21 de 1991, cuando su domicilio es la capital, regularon entre otros
aspectos lo relacionado con trámites y actuaciones.
Así el CAPITULO CUARTO, "De la aprobación a reformas estatutarias", señala en el artículo 18 y siguientes los
requisitos para que la Alcaldía Mayor de Bogotá apruebe reformas a los estatutos de las personas jurídicas sin
ánimo de lucro domiciliadas en esta ciudad; resta establecer el procedimiento apropiado que deben desarrollar las
corporaciones para reformar sus estatutos en el sentido de consolidar su patrimonio con otra con similares fines.
Para tal efecto, procede acudir al artículo 8 de la Ley 153 de 1887, conforme al cual cuando no haya ley
exactamente aplicable, se acudirá a las leyes que regulen casos o materias semejantes.
Por tanto en cuanto sea compatible con la naturaleza misma de la corporación, estima este Despacho que son
perfectamente aplicables las previsiones contenidas para el proceso de fusión en el código de comercio y en la Ley
222 de 1995.
No obstante lo anterior y habida cuenta que es a la Alcaldía Mayor de Santa fe de Bogotá, a la que corresponde un
pronunciamiento definitivo sobre este particular, estamos dando traslado de su petición a este organismo de
inspección y vigilancia de las corporaciones y fundaciones, a través del Doctor Orlando Corredor Torres, jefe de la
Oficina de Personas Jurídicas, que se encuentra ubicada en la Avenida Caracas No. 63-09 de ésta ciudad.
En estos términos se da respuesta a la consulta formulada, advirtiendo que la misma tiene los alcances del artículo
25 del Código Contencioso Administrativo.
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