Correlatos políticos de un derrame: BP y el Golfo de México

Anuncio
RESUMEN
El hundimiento de Deepwater Horizon, una de las plataformas marítimas emblemáticas
de la industria offshore por sus prestaciones tecnológicas y su capacidad extractiva en
aguas ultra profundas, se ha convertido en un duro revés para la administración
Obama. Dicho suceso ha puesto en tela de juicio la seguridad de extracción de crudo
en aguas profundas, ha remarcado las falencias de las agencias estatales de control, y
ha posicionado al gobierno frente a lo que muchos analistas definen como su propio
“Katrina.” Abandonando las consecuencias inmediatas, el derrame en el Golfo de
México abre dos interrogantes de mediano y largo plazo: ¿Hasta qué punto Estados
Unidos puede seguir apostando a la extracción de crudo offshore y proyectando su
consumo sobre este?, además, ¿Puede una nación, que consume 20 millones de
barriles diarios de petróleo, seguir dilatando una transición hacia fuentes alternativas
de energía? En este marco, el siguiente artículo intenta arrojar luz sobre las
problemáticas antes señaladas en aras de profundizar el debate en relación al derrame,
como así también en lo concerniente a sus efectos políticos en el corto y largo plazo.
Correlatos políticos de un derrame: BP y el Golfo de México
Por Lic. Luciano Liendo1
El origen del Derrame
A altas horas de la noche del 20 de abril, la plataforma marítima Deepwater
Horizon, perteneciente a la empresa Transocean y operada por la multinacional
energética British Petroleum (BP), se sumerge en las profundidades de las aguas del
Golfo de México tras una serie de alarmas e indicadores que anunciaron la catástrofe,
pero que fueron omitidos. El resultado se tradujo en 11 víctimas fatales y el comienzo
1
El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales (UES21).
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
de un derrame que, en los primero días, fue contabilizado benevolentemente en 5000
barriles diarios.
A casi tres meses de los sucesos acontecidos las cifras evidencian una realidad
distinta. Tras el definitivo sellado de la tubería responsable del vertido, se registra en
776 millones de litros el crudo esparcido en las aguas del golfo, en 944 kilómetros las
costas afectadas y en 3.500 millones de dólares los gastos efectuados hasta el
momento por la petrolera BP en labores de limpieza, indemnizaciones y ayuda a los
Estados afectados (El País, 2010: 1). A lo anterior se suma la abrupta caída en la
capitalización bursátil de la empresa y la estimación de costos totales que vaticinan
gastos por 32.200 millones de dólares (Clarín, 2010: 1).
En este contexto, los efectos inmediatos del vertido se traducen en una extensa
marea negra de más de 9.000 kilómetros cuadrados y en un impacto ambiental sin
precedentes para Estados Unidos, incluso superior al producido por el superpetrolero
Exxon – Valdez en 1989. Pese a este panorama poco alentador en lo tocante a las
consecuencias materiales e inmediatas del derrame, la administración demócrata en
funciones debe enfrentar otros retos de igual, e incluso, mayor magnitud en términos
políticos y energéticos.
El Huracán Político de Obama
La respuesta del presidente y su gabinete al derrame producido tras el
hundimiento de Deepwater Horizon en abril último, fue si se quiere tibia, por no de
decir que lo que primó fue la incompetencia. Cualquiera que haya comenzado a seguir
las noticas tras un tiempo de acontecida la catástrofe, podrá argüir que la
administración Obama se presentó sólida en su condena al derrame y en lo tocante a
la responsabilidad de reparar de la petrolera británica. No obstante, los primeros días
tras el suceso dejaron entrever un ejecutivo carente de respuestas a lo sucedido y más
preocupado en buscar culpables que en plantear estrategias que permitiesen palear el
desastre ambiental y político que le cernía frente a sus ojos.
De esta forma y pese a las posteriores visitas a las zonas afectadas y
elocuentes discursos referidos al compromiso de revertir la situación; el gobierno no
estuvo a la altura de las circunstancias y se dejó engañar por una compañía petrolera,
que en aras de no afectar su imagen internacional, asumió la responsabilidad de
solucionar el problema en el menor tiempo posible. El paso de los días y meses
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
demostró que la magnitud del derrame y el tiempo desperdiciado en buscar una
solución nacional, dejaron al gobierno atado de manos.
Lo anterior cambió la óptica de las críticas hacia la presidencia, y lo que es
peor, puso en suspenso su entero proyecto político. La oposición reorientó su discurso
y comenzó a señalar a Obama, que hasta ese momento era sólo criticado por su filoizquierdismo, de incompetente. Así, lo que podía entenderse a finales de abril como un
simple accidente en materia energética se convirtió en un significativo freno al
proyecto político de Obama. La reforma sanitaria, de inmigración e incluso la
financiera, fueron vistas desde otra óptica y reevaluadas bajo la figura de un político
que no podía lidiar ahora con una mísera tubería.
Día tras día, el derrame en el Golfo de México mutó, en términos políticos, para
convertirse en el Huracán Katrina de la administración Bush. Aquí las coincidencias no
son sólo geográficas, sino que también derivan de la incompetencia de esta
administración, al igual que la anterior, en traer a los Estados del Sur una solución a
las consecuencias del desastre natural. Para George W. Bush, el Huracán Katrina,
sumado a la deriva de la guerra de Irak fueron los golpes de gracia a su segundo
mandato y a su popularidad. Planteando un paralelismo, la guerra afgana y el Golfo
son grandes dolores de cabeza para Obama. La ventaja de G. W. Bush fue que él no
tenía más elecciones en las cuales reivindicarse.
La escasez como factor de cambio
Una de las principales medidas tomadas por el ejecutivo tras la catástrofe, fue
romper con el oscurantismo del US Mineral Management Service (MMS), ente
encargado de otorgar los permisos de perforación en el Golfo. De esta forma, el
gobierno buscó impartir orden dentro de la principal agencia nacional en temas
petroleros y romper con los gruesos trazos de corrupción que la vinculan con las
donaciones del sector. Esto también permitió dar una solución a una de las mayores
causales de la tragedia, que se asociaba a la falta de un plan estricto, requerido a BP,
para hacer frente a un derrame de las magnitudes del sucedido.
Pese a la importancia de la decisión implementada, la cual busca generar
canales más transparentes entre el sector hidrocarburífero y el Estado; la
administración Obama dio un paso más controversial en lo que a política energética se
refiere. En los primeros días del mes de mayo, el presidente anunció el congelamiento
de cualquier prospección petrolífera submarina por un lapso de 6 meses. Este último
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
punto significó un paso político inédito, que arroja al debate dos temas significativos:
por un lado, la viabilidad de extraer crudo a grandes profundidades dados los riesgos
que acarrea y, por otro, cual es el futuro que le espera no sólo a Estados Unidos sino
también a las naciones consumidoras, en tiempos que el petróleo fácil comienza a
acabarse.
En aras de contextualizar la temática, para Estados Unidos el Golfo de México
implica un tercio de su producción de petróleo y un quinto de su producción de gas. Si
a lo anterior agregamos que el país importa cerca del 70% de su consumo de petróleo
y más del 20% de su consumo de gas natural (Palazuelos, 2008), el aporte de la zona
del Golfo, en términos de seguridad energética, adquiere aún mayor importancia.
Cuando el presidente afirma el fin de las perforaciones offshore, se refiere
puntualmente a la anulación de sus planes de política energética, anunciados a
principios de marzo de este año, por medio de los cuales se intentaba perforar en la
Costa Este, en las profundidades de Alaska y a las decenas de perforaciones que
estaban en marcha en el Golfo de México.
En lo tocante al primer punto, es decir la repercusión de la catástrofe sobre las
futuras perforaciones marítimas a altas profundidades; podemos estar más que
seguros que no se abandonarán. Su actual congelamiento está supeditado a un
accionar de resguardo político de la administración en funciones, la cual no desconoce
que en los últimos 10 años los yacimientos offshore representaron cerca del 70% de
los descubrimientos más significativos a escala mundial y que se calcula que las aguas
profundas esconden todavía cerca del 35% de los petróleos por descubrir (Marzo,
2010: 2).
Retomando el segundo punto en análisis, cabe señalar que pese a la
permanente sed de combustibles fósiles de las naciones occidentales y, especialmente,
de la sociedad norteamericana; los escenarios futuros que vaticinan su escasez tornan
imperante asentar el debate energético hacia la búsqueda de fuentes alternativas de
abastecimiento. Hoy Estados Unidos consume aproximadamente 20 millones de
barriles diarios de crudo, frente a una producción mundial que supera levemente los 85
millones de barriles diarios. Las proyecciones de la demanda evidencian que el
consumo, no sólo estadounidense sino mundial, comenzará levemente a desacoplarse
de la oferta hasta que el bache entre ellos sea realmente significativo.
En relación a lo anterior, cualquier economista que lea superficialmente esto
puede argüir que eso no genera ningún problema, ya que el mercado ajusta esa
diferencia en torno a los precios, los cuales al ser más altos incentivarán mayores
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
exploraciones con lo que el petróleo volverá a fluir normalmente. Sin embargo, en
términos de recursos escasos esto es más complicado. Unos precios más altos sin duda
alentarán mayores exploraciones, pero el problema no radica en el espíritu
emprendedor y capitalista del sector energético; sino más bien en que los petróleos
fáciles de extraer como los de Arabia Saudita o incluso los de Texas, ya no abundan.
Por lo cual mayores exploraciones nos llevarán hacia los Polos, hacia petróleos pesados
de alto consumo energético para su extracción y, por supuesto, hacia más
perforaciones marítimas a grandes profundidades, todo lo cual nos predispone a tener
un show televisivo como el del Golfo unas cuantas veces por año.
Algunas Conclusiones
El actual derrame acontecido tras el hundimiento de Deepwater Horrizon en las
aguas del Golfo de México, ha puesto en evidencia que pese al constante avance de la
tecnología extractiva del sector petrolífero, las dificultades de obtener petróleo a altas
profundidades siguen siendo diversas. En lo tocante al hecho en cuestión, las primeras
respuestas de la administración Obama mostraron ser titubeantes y no plantearon
nunca un plan de contingencia al elaborado por la petrolera responsable del derrame.
En este contexto, los correlatos políticos para el actual presidente fueron varios. Su
accionar fue planteado de inoperante a medida que el vertido avanzaba y este discurso
fue desacoplado de la arena energética para ser volcado, en términos generales, hacia
todo el proyecto político de la administración demócrata.
El hecho consumado implicó la necesidad de tomar cartas en el asunto y, de
este modo, la presidencia tomó medidas de alta visibilidad política que implantan la
sospecha de su sustentabilidad futura. Así, la reforma del MMS y el freno de las
prospecciones marítimas, quedan sujetas a un análisis posterior a medida que los
acontecimientos sigan evolucionando. Si se abandonará el amiguismo con la industria
petrolera, es difícil de precisar. Ahora sí y en lo que respecta a las prospecciones,
volverán a funcionar normalmente tras la veda, aunque con estándares de seguridad
más altos.
Por último, cabe remarcar que pese al accionar de Obama en torno al derrame,
esta administración ha tenido la capacidad de convertir cada crisis en una oportunidad.
Es en este marco, que se espera que la mayor tragedia medioambiental acontecida en
suelo estadounidense, sirva de base para tensar las cuerdas con el sector, pero más
importante aún, para asentar seriamente un debate sobre energías alternativas que
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
sea sustentable en el tiempo. Cuando el status quo explota, nuevas oportunidades
aparecen.
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
BIBLIOGRAFÍA
Alandete, David (2010), “Obama fulmina la agencia que autoriza sondeos de crudo”, El
12
de
mayo.
Accedido
en:
País,
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Obama/fulmina/agencia/autoriza/sond
eos/crudo/elpepuintusa/20100512elpepisoc_4/Tes
Beck, Ulrich (2010), “BP ¿la Bastilla del petróleo?”, El País, 4 de julio. Accedido en:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/BP/Bastilla/petroleo/elpepiopi/20100704
elpepiopi_11/Tes
Caño, Antonio (2010), “El vertido de petróleo paraliza el proyecto político de Obama”,
El
País,
4
de
junio.
Accedido
en:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/vertido/petroleo/paraliza/proyecto
/politico/Obama/elpepiint/20100604elpepiint_10/Tes
Caño, Antonio (2010), “No podemos esperar para poner fin a la adicción al petróleo”,
El
País,
16
de
junio.
Accedido
en:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/podemos/esperar/poner/fin/adicci
on/petroleo/elpepuint/20100616elpepuint_2/Tes
Caño, Antonio (2010), “El Katrina de Obama”, El País, 29 de mayo. Accedido en:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Katrina/Obama/elpepisoc/20100529el
pepisoc_5/Tes
Clarín (2010), “BP anuncia pérdidas récord por la marea negra en el Golfo de México”,
27 de junio. Accedido en: http://www.clarin.com/mundo/BP-perdidasGolfo_de_Mexico_0_305969577.html
El País (2010), “El vertido del golfo de México, en cifras”, 18 de julio. Accedido en:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/vertido/golfo/Mexico/cifras/elpepusoc/
20100718elpepusoc_2/Tes
Marzo, Mariano (2010), “Macondo y el petróleo en aguas profundas”, El País, 1 de
junio.
Accedido
en:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Macondo/petroleo/aguas/profundas/elp
epiopi/20100601elpepiopi_14/Tes
Monge, Yolanda (2010), “EEUU congela la búsqueda de crudo”, El País, 1 de mayo.
Accedido
en:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/EE/UU/congela/busqueda/crudo/el
pepuint/20100430elpepuint_2/Tes
Palazuelos, Enrique (2008), El petróleo y el gas en la geoestrategia mundial, Ediciones
Akal S.A.
Rubin, Jeff (2009), Por qué el mundo está a punto de hacerse mucha más pequeño,
Tendencias Editores.
Snow, Nick (2010), “Obama appoints Bromwich to oversee MMS reorganization,
reforms”,
Oil
and
Gas
Journal,
June
17th.
Accedido
en:
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
http://www.ogj.com/index/article-display/7662387720/articles/oil-gasjournal/general-interest-2/government/2010/06/obamaappoints_bromwich.html
Sharife, Khadija (2010), “BP se ríe de la ley”, Le Monde diplomatique, año XII, nº 133,
Julio.
The Economist (2010a), “The Politics of disaster”, Lexington, May 14th.
The Econimist (2010b), “Deep Trouble”, Leaders, May 14th.
GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEOS
Descargar