POLISCHER_MIGUEL_DÍAZ_MELGAREJO auh y programa de

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“Respuestas estatales en torno a la alimentación y al cuidado: los casos de
los programas de transferencia condicionada de ingreso y el plan de
seguridad alimentaria en Argentina”
Estudio del impacto de la Asignación Universal por Hijo
(AUH) en consumos vinculados a la Alimentación y percepción de
la misma como Derecho por parte de los actores involucrados.
Título:
Autores: Gabriela Polischer ([email protected]); Luciana Miguel
([email protected],ar) Diego Díaz Córdova ([email protected]), y
Mariana Melgarejo ([email protected]) ;
Pertenencia institucional: Escuela de Nutrición, Facultad de Medicina, UBA
RESUMEN
Esta investigación relevó los impactos que la AUH tuvo en Argentina en los aspectos
alimentarios durante el primer año de su implementación, considerando que al aumentar
los ingresos en efectivo los sectores más vulnerables tendieron a mejorar la cantidad,
calidad y prácticas de consumo –según su propia percepción de los términos-. Asimismo,
dado que la Asignación es un Derecho se indagó cuánto de dicho empoderamiento ha
sido comprendido por los beneficiarios como tal.
Se usaron métodos cuantitativos y cualitativos (triangulación). Se desarrollaron entrevistas
semiestructuradas en profundidad y grupos focales a madres de beneficiarios y a
pequeños comerciantes en barrios del Gran Buenos Aires y de la CABA.
Del estudio estadístico surgió un aumento del ingreso medio para los hogares más pobres
del 81% a partir de la implementación de la AUH, en relación al cual se verificaron
cambios en los consumos alimentarios. Los ingresos en efectivo y regulares
permitieron modificaciones en las prácticas tales como: agregar otra comida cotidiana;
aumentar las carnes; mejoras en las marcas asociadas a la calidad por el prestigio que
conlleva (lo que eleva también la autoestima) y la incorporación de otros elementos que
inciden en el mejoramiento de la salud y la calidad de vida.
INTRODUCCIÓN
Breve caracterización de la política analizada
La Asignación Universal por Hijo -en adelante AUH- es una programa creado por el
decreto 1602/09 e implementada desde octubre de 2009 por el gobierno de la Dra.
Cristina Fernández de Kirchner. Funciona como un tipo de transferencia progresiva desde
el punto de vista de la distribución de la renta dado que la reciben los menores de 0 a 18
años a cargo de los trabajadores que se encuentran fuera del sistema formal. En la
actualidad suma alrededor de 3.500.000 de beneficiarios y desde mayo de 2011 se
incorporó a las embarazadas a partir de la 12ª semana de gestación. Se paga a uno de
los padres, tutor, curador, guardador o pariente por consanguinidad hasta el tercer grado
por cada menor. Si el receptor es discapacitado no hay límite de edad. Se abona a cada
adulto por un máximo de hasta cinco menores y es gestionada y otorgada desde la
Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).
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CAMBIOS EN LOS COMPORTAMIENTOS ALIMENTARIOS DE LOS HOGARES
El contexto histórico de la implementación de la AUH
La República Argentina atravesó en los últimos 30 años del siglo XX una serie de
crisis económicas, políticas y sociales que minaron significativamente la capacidad
productiva del país, desarmaron el estado de bienestar y llegaron a la implementación del
terrorismo de estado con las consecuencias por todos conocidas.
A partir de mediados de la década del '70 se impulsaron desde el gobierno dictatorial,
medidas que favorecieron la concentración de los recursos
y perjudicaron,
fundamentalmente, la base productiva del país, a través de la apertura indiscriminada de las
importaciones. Esto tuvo un impacto negativo directo sobre la clase trabajadora que vió
mermados sus ingresos ante el cierre de las industrias.
Con la recuperación de la democracia, en el año 1983 las perspectivas de gran parte
de la población mejoraron tanto en lo relativo a las libertades políticas como a la situación
económica. El primer gobierno de la recuperada democracia arrastraba una deuda externa
gigantesca, crecida al amparo de la corrupción militar, en parte, responsable también, de la
debacle económica del gobierno radical. Por primera vez en la historia, la Argentina entraba
en un período hiperinflacionario. La condición socioeconómica de una enorme porción de la
población sufrió un notable empobrecimiento, alcanzándose niveles no observados en el
país desde la década del '30.
Hacia la década del '90 comienzan a implementarse políticas de orden liberal,
estimuladas desde los organismos internacionales, que equiparan la moneda argentina con
el dólar, abren nuevamente la importación -como en la época de la dictadura- privatizan las
empresas públicas y achican el estado hasta límites impensados. En este proceso se
produjeron las destrucciones de los sistemas médico y educativo y se vivió una nueva y
creciente desocupación que afectó los ya alicaídos bolsillos de la mayor parte de la
población. Dicha situación va a tener su punto culminante hacia finales del año 2001, cuando
la crisis y la recesión mostraron su costado más siniestro.
A comienzos del año 2003, las personas por debajo de la línea de pobreza se
estimaban, para todo el país, en más del 50%. A partir de allí, comienza un período de
crecimiento económico sin precedentes en la historia aunque, este crecimiento, como
sucede en el marco de una economía capitalista, no es igualitario y alcanzará menos a
quienes menos tienen. Para el año 2006, las personas por debajo de la línea de pobreza,
habían descendido al 25%. En este contexto de recuperación económica del país, pero en
donde aún había grandes desigualdades, es que se decide la ampliación de derechos por
beneficios familiares para aquellos desocupados o trabajadores en negro que no los
percibían. La AUH se implementa en un contexto de círculo virtuoso de la economía,
mejorando en forma sustancial la capacidad de compra de los sectores más pobres que
resultan los más beneficiados con la ampliación de este derecho.
En este estudio se mostrarán, entonces, algunos aspectos de la evaluación de la
implementación de la AUH, realizada bajo el auspicio del Ministerio de Salud de la
República Argentina. El trabajo completo implicó la triangulación cuanti y cualitativa de los
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datos, tomando contacto por un lado con los aspectos generales, provistos por las
estadísticas, relativos a los ingresos y a los consumos y por el otro con los aspectos
locales, provistos por las entrevistas en profundidad y los grupos focales realizados con
aquellos perceptores de la AUH en relación a los consumos alimentarios.
Se focalizará en los aspectos cualitativos de la investigación, poniendo relevancia
en las prácticas y representaciones de las unidades domésticas que perciben el ingreso,
es decir, centrándonos en los aspectos microsociales.
Gráfico 1
Cuadro Distribución del gasto en Hogares del total País 1996
Rubro
Alimentos
Indumentaria
Vivienda
Equipamiento
Salud
Transporte
Cultura
Educación
Bienes varios
%
34.00
7.22
12.76
6.77
8.58
13.90
8.03
3.71
5.01
Alimentos
Indumentaria
Vivienda
Equipamiento
Salud
Transporte
Cultura
Educación
Bienes varios
Fuente: ENGHO 96, INDEC (Elaboración propia)
Gráfico 2
Cuadro de distribución del gasto en Hogares de la potencial población
beneficiaria de la AUH 2009 en el total país
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Rubro
Alimentos
Indumentaria
Vivienda
Equipamiento
Salud
Transporte
Cultura
Educación
Bienes varios
%
33.40
8.95
10.94
7.08
6.93
15.51
8.13
3.10
5.97
Alimentos
Indumentaria
Vivienda
Equipamiento
Salud
Transporte
Cultura
Educación
Bienes varios
Fuente: INDEC (Elaboración propia)
Gráfico 3
Diferencia en la distribución del gasto en los Hogares para todo el país
entre ENGHO 1996 y elegibles AUH 2009
Rubro
Alimentos
Indumentaria
Vivienda
Equipamiento
Salud
Transporte
Cultura
Educación
Bienes varios
ENGHO 1996 ELEGIBLES AUH Dif
34.00
33.40 0.02
7.22
8.95 -0.24
12.76
10.94 0.14
6.77
7.08 -0.05
8.58
6.93 0.19
13.90
15.51 -0.12
8.03
8.13 -0.01
3.71
3.10 0.16
5.01
5.97 -0.19
Fuente: INDEC (Elaboración propia)
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Bienes varios
ENGHO 1996
ELEGIBLES AUH
Educación
Cultura
Transporte
Salud
Equipamiento
Vivienda
Indumentaria
Alimentos
0.00 5.00 10.00 15.00 20.00 25.00 30.00 35.00 40.00
En la variación se observan diferencias a favor de 1996 en los siguientes rubros: Alimentos,
Vivienda, Salud y Educación. A favor de elegibles AUH 2009 se presentan: Indumentaria,
Equipamiento, Cultura y Bienes varios. Las explicaciones para estas diferencias deben
buscarse en la distancia existente entre la política económica y social de la década del '90 y
la implementada a partir de 2003. Sin olvidar que los datos del 96 corresponden al total del
país y los del 2009 a los elegibles AUH –lo que los ubica inicialmente como población
vulnerable- no obstante es posible realizar una interpretación de esas diferencias.
En general, se establece que a menor ingreso, mayor es la proporción del mismo que se
consume en alimentos. Sin embargo al comparar ambas distribuciones vemos que, en los
elegibles AUH, es mayor el gasto en Indumentaria, Equipamiento, Cultura y Bienes varios, lo
que puede estar significando la existencia de una mejora en las condiciones de vida, que se
expresa como la posibilidad de destinar un porcentaje mayor del ingreso al gasto de los
rubros mencionados que no responden a satisfacer necesidades urgentes o de subsistencia.
Es posible afirmar que, en términos relativos, las condiciones mejoraron logrando que los
sectores más vulnerables, representados en los elegibles AUH 2009, destinen un porcentaje
menor a los alimentos que el promedio del país (que incluye a todos, ricos y pobres) de
1996.
Para adentrarse en el tema que ocupa a esta investigación se exponen las prácticas y
discursos que se relevaron en la población receptora de la AUH.
1-Incorporación y reincorporación de alimentos. Incremento en cantidad,
calidad y/o frecuencia
Como plantean Mintz y otros autores, el creciente consumo de azúcares y grasas no es sino
una de las formas en las que el “desarrollo” viene modificando los hábitos y las elecciones en
materia de alimentación. El vehículo de ambos incrementos es, en gran medida, las comidas
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procesadas que en las últimas décadas la industria alimentaria no cesa de diversificar:
congeladas, deshidratadas, postres lácteos, galletitas, golosinas. (Mintz, 1996:257) y que las
mujeres, insertas más frecuentemente en el mercado laboral y en los engranajes de la vida
moderna, seducidas por la publicidad y ante el reclamo de los niños atraídos por estos
mensajes, reciben con cierto “beneplácito” por el tiempo y la comodidad que dicha
alimentación industrial ofrece. De allí que podamos comprender, en parte, el aumento
mundial que ha tenido el consumo de estos ingredientes, amén de ser los más económicos y
brindar más saciedad y ser históricamente por ese motivo, los más elegidos por los sectores
pobres. (Aguirre, 2004)
Coincidentemente, en el país, en las entrevistas y grupos focales realizados a las jefas
de hogares beneficiarias de la Asignación Universal por Hijo se detectó que las
consultadas destinan generalmente sus “nuevos ingresos” a la alimentación,
expresándose en un aumento del consumo de lácteos y otras proteínas animales, muy
valoradas socialmente y a las que estos sectores no accederían habitualmente por su
elevado costo.
“(…) para mí es una buena ayuda, una gran ayuda porque, dentro
de todo, una, los chicos comen yogur seguro (se rien). Yo les digo,
los chicos ese día, comen yogur seguro, para eso me sirve, también
para las cuentas, puedo sacar créditos porque sé que ese día tengo
una plata.” (Noemì-La Loma-Laferrere)
“y, le compro más verdura y fruta para Lucas, yo le doy más eso, la
leche. Toma él
leche
pero un poco porque toma a la mañana
con galletitas en taza -no toma en mamadera, porque toma la teta”
(Rosa, Capital federal)
“Ahora con la asignación, mi suegra que vive arriba nos da la
comida. Con la asignación pañales y yogures. El resto mi suegra,
yo por ahí la acompaño a la feria ella tiene puesto. Pero
básicamente con la asignación y mi suegra.” (Ana, Capital Federal)
C: sí, siempre compramos mercadería
E: pero, qué mercadería?
C: y, yogures, galletitas para ellos o carne, todas cosas así que
hagan falta
A: salchichas porque, todo les gusta
E: algo que haga falta…
C: que haga falta y que a ellos les guste
(Entrevistadora, Carolina y Ana-Moreno)
2- reincorporación de una comida diaria
Es posible anticipar que el agregado de carnes y lácteos a la dieta implicará en el
largo plazo un mejoramiento en la salud de los destinatarios pero, además, que, en
muchos caso, la cena, que se había eliminado de las casas por la crisis o sólo se
reservaba a los niños y había sido reemplazaba por una infusión y pan, se ha ido
restituyendo.
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En la actualidad, muchas de las consultadas mencionan la posibilidad de su
reincorporación, generalmente, la de la cena dado que, el almuerzo puede seguir
haciéndose por parte de los niños en la escuela o en comedores comunitarios o bien, ya
formaba parte del presupuesto familiar con los magros ingresos con los que contaban.
“ (…) cenamos todos los días, a veces algo asi nomás, pero comida. Y a
veces cuando cobrás le podés dar algún gusto, a ellos les gusta el serenito
o postrecitos, o milanesas…” Marina, Tigre)
“Ves, si por ejemplo es fin de mes, antes a fin de mes a veces cenábamos
té con leche y galletitas, cuando estábamos mal mal. O les dábamos a los
chicos y nosotras no comíamos, o tomábamos mates (…)” (Marina, Tigre)
Como señalan Ortale y Erguía “En la mayoría de los casos la preparación de la comida
se realiza al mediodía y se guarda para la cena. A veces, la comida de la noche se
suprime o se sustituye por un té con pan (…)“En una minoría de los hogares donde se
realizaban ambas comidas principales, ellas se restringen a los hijos”. (Ortale y Erguía,
2007:192)
Para las mujeres consultadas en las entrevistas, poder volver a darles de comer a
sus hijos y hacerlo ellas mismas –es decir, darles de comer y comer ellas-, tenía no sólo
el valor de quien sabe que los están alimentando desde su función nutricia –por lo que,
entre otras cosas se define a una madre- sino, de todo el valor simbólico que rodea a
dicha cena: reunirse, compartir, etc. Sea real o imaginario. Es lo que se espera del
momento y se espera que haya más que mate y pan para compartir. Como explica Gil de
los momentos de crisis: “La cena que corresponde a las madres –si se trata de “buenas
madres pobres” –es el mate. Las madres han sido convertidas en el vehículo para cuidar
y alimentar a los otros. La construcción de la mujer centrada en la maternidad, en un “ser
para otros”, tiene repercusiones en la autoestima, en la valoración social y en la
capacidad para actuar sobre su propio cuerpo, su salud, su alimentación y su bienestar.
(Eguía y Ortale, 2007: 171)
3-ingreso en efectivo para optimizar las elecciones en relación al precio y a
la calidad de los productos así como a las valoraciones sociales
La posibilidad de modificar la instrumentación de una política que se vincula con la
problemática alimentaria puede verse en la perspectivas de los actores cuando en
referencia a la prestación en efectivo señalan la importancia del derechos a elegir cómo
y en qué gastarlo”. Las mamás describieron a la mercadería que siempre vino en las cajas
y bolsones de alimentos de las medidas asistencialistas como “más de lo mismo” y de
“mala calidad”. En este sentido, administrar el efectivo les permite optimizar las
elecciones en relación al precio y a la calidad de los productos que se consumen
poniendo en juego las valoraciones sociales respecto del gusto, las preferencias, etc.
según sus propias percepciones y subjetividades que, como se desarrolla más adelante,
no están exentas de la influencia de los medios masivos de comunicación.
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“- Incorporamos cosas que habíamos dejado.
-: Yo también
-: Yo, hacía un año que venía viviendo del trueque
-: Yo también
-: y comía, arroz huevo, arroz huevo, arroz huevo y la ensaladita que a
veces vendían las otras mamás. Yo me iba a vender, por ejemplo, y lo
poquito que tenía, eso sí, lo usaba para el yogur del nene que tenía dos
años. La plata que yo tenía era para la carne de él, para el yogur de él y yo
comía porquerías.(…) Gracias a dios que hoy puedo contarlo de otra
manera pero, fue una angustia total pero cuando empecé a cobrar me
acuerdo que iba y le compraba, qué sé yo, ¿viste las patitas? Eso sí está
caro
” (Romina y Noemì, La Loma-Laferrere)
“para mí es una buena ayuda, una gran ayuda porque, dentro de todo ,una,
los chicos comen yogur seguro (se rien). Yo les digo, los chicos ese día,
comen yogur seguro, para eso me sirve, también para las cuentas, puedo
sacar créditos porque sé que ese día tengo una plata. Por ejemplo, yo no
tengo un trabajo legal, mi marido tampoco –yo a veces consigo un trabajo
por horas pero son tres veces a la semana- mi marido tampoco tiene un
trabajo legal que tenga un sueldo seguro,” (Delia- La Loma-Laferrere)
4-Ingreso regular y la planificación
La planificación de los gastos ha sido facilitada por la percepción del efectivo que
conlleva la posibilidad de la gratificación planificada de gastos necesarios. Esto se
extiende a la adquisición de electrodomésticos a través de créditos otorgados por
comercios de la Provincia de Buenos Aires o por parientes que tienen trabajos en blanco y
pueden afrontar la firma de los mismos y saben que sus allegados podrán hacer frente a
su devolución. Como se observa en los testimonios, muchos de los electrodomésticos
redundan en beneficios en el área de la alimentación –desde el punto de vista económico
y de la calidad de la misma-.
“Y si, más que nada si, pero también te tenés que organizar porque
sino no te alcanza para nada, lo bueno es que sabés que viene la
fecha y lo cobrás, porque cuando hacés venta nunca sabés, viste, o
el trabajo por horas a veces tenés y a veces no, entonces esto
sabés que está seguro, es bueno eso.(...) Yo compré la cocina
porque la que teníamos no le andaba nada y perdía, y estoy
pagando, me la sacó mi hermano que él puede, tiene tarjeta viste,
porque trabaja en Terrabusi, y yo le voy pagando así por mes, pone
un poquito mi mamá pero casi 150 pesos pongo yo y pago cuando
viene la asignación, sé que eso está, y ya terminamos casi.”
(Marina, Tigre)
Como también observaron otros autores que investigaron el tema en este país un
ingreso mensual, aunque sea escaso resulta de gran importancia para cubrir gastos
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regulares, tanto con relación a los hábitos de compra, como a la cantidad de veces que
se debe cocinar en el hogar. Así, los programas son concebidos como una ayuda
destinada principalmente a satisfacer las necesidades alimentarias que pocos hogares
pueden rechazar. (Grassi, Hintze y Neufeld, 1996).
El día de cobro, resulta en algunos hogares una especie de celebración dado que,
las mujeres podrán descansar de su tarea cotidiana de cocinar para hacer rendir el dinero,
se comprarán los mencionados productos esperados y valorados y, como se desarrolla en
las conclusiones, se dará el pequeño lugar de la gratificación
“…después, se dan el gusto de comer ese día, por ejemplo, ese día no
cocino y pregunto: -qué quieren comer hoy? y pueden comer, no sé, pizza,
empanadas, cerveza, coca, ese día es especial. Antes no, antes tenían que
comer lo que yo podía comprar con eso porque no había” (Ramona-Los
Ceibos-Lanús)
“En mí que somos dos nomás a veces me doy el gusto de hacer milanesa a
la “politana”, porque si tenés que comprar o hacer dos días así seguido no
podés porque una milanesa te sale como 20 pesos el kilo. Entonces ese
día sí o les compro yogurt o cosas que a ellos les gusta y que no puedo
todos los días. Entonces en esa misma fecha tratás de darle el gustito ese
que sabés no podés darte todos los días” (Mariela- Moreno)
El “gusto”, la “necesidad” y lo “saludable” moldeados por la publicidad
Diversos autores sostienen que son los sectores económicamente privilegiados los
que, en una sociedad capitalista y de consumo marcan las tendencias del mismo y, como
explica Bourdieu (1988) señalan el camino de la distinción de manera tal que, a través de
la incorporación de dichos objetos a sus vidas, los actores se relacionan e integran al
sistema satisfaciendo sus necesidades materiales y biológicas pero también simbólicas
enviando, a su vez, mensajes al resto de la sociedad.(Guevara Flétcher, 2008).
García Canclini nos advierte que consumir es intercambiar significados culturales y
sociales dado que éste no sólo tiene por finalidad la posesión de un objeto o la
satisfacción de una necesidad, sino también, definir o reconfirmar significados y valores
comunes, crear y mantener una identidad colectiva. Es en tal sentido que el consumo se
convierte en un lugar clave para la conformación de las identidades sociales. (García
Canclini, 1991)
Si bien se puede sostener, entonces, que los receptores de la Asignación
Universal por Hijo, canalizan, como se dijo, los ingresos en consumos que consideran
necesarios, no es menos cierto –y menos válido- advertir cómo las lógicas del mercado y
de los habitos de las clases dominante son resignificados
La sociedad de consumidores" implica un tipo de sociedad que promueve, alienta
o refuerza la elección de un estilo y una estrategia de vida consumista y que desaprueba
toda opción cultural alternativa; los preceptos de la cultura del consumo y ceñirse
estrictamente a ellos es, a todos los efectos prácticos, la única elección unánimemente
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aprobada: una opción viable y por lo tanto plausible, y un requisito de pertenencia.”
(Bauman 2007:78)
“La publicidad es la última tentativa hasta la fecha. Aunque su objetivo es suscitar,
provocar, ser el deseo, sus métodos son, en el fondo, bastante semejantes a los que
caracterizaban a la antigua moral. La publicidad instaura un superyó duro y terrorífico,
mucho más implacable que cualquier otro imperativo antes inventado que se pega a la
piel del individuo y le repite sin parar: Tienes que desear. Tienes que ser deseable. Tienes
que participar en la competición, en la lucha, en la vida del mundo.
Todo esto es posible porque, como también observa Cook, a los niños se los
“educa” para ser consumidores desde pequeños, como parte de su sociabilización y quien
no pueda cumplir con los requisitos que el mercado exige para ser un ciudadanoconsumidor, sentirá los efectos de la culpa individual. “el derecho de los niños de
consumir antecede y prefigura en distintos aspectos a todos los otros derechos
legalmente constituidos. A los niños ya se les había dado voz en el centro comercial, en
concursos de diseño y de ´póngale ud. el nombre´, en la elección de ropa, en los sondeos
de mercado y estrategias de marketing, varias décadas antes de que sus derechos fueran
sancionados en 1989 por la Convención de los Derechos de las Naciones Unidas sobre
los Derechos del Niño. La participación de los niños en el mundo del consumo en tanto
actores, en tanto personas con deseos, refuerza su reciente estatus de individuos con
derechos.” (Cook, 2004:12).
Todas estas observaciones quedaron expuestas en las entrevistas con las madres
beneficiarias de la AUH cuando cuentan que sus hijos piden los productos cuyas marcas
ven en los medios masivos de comunicación dirigidos a ellos y, por supuesto,
convencidos -ambos- de las bondades de los mismos en calidad, prestigio y salud.
Como también menciona Bauman, se paga por pertenecer “Para ingresar en la
sociedad de consumidores y obtener un permiso de residencia permanente, hombres y
mujeres deben alcanzar los estándares de elegibilidad que define el mercado. Deben
estar disponibles para la venta y conseguir, en competencia con el resto de sus
integrantes, el ‘valor del mercado’ más favorable posible. Al explorar el mercado en busca
de artículos de consumo, son atraídos a los comercios con la promesa de que allí
encontrarán las herramientas y materias primas que pueden (y deben) usar para volverse
´aptos para el consumo´, y por lo tanto cotizar en el mercado.” (Bauman, 2007: 90)
En los grupos focales las mujeres mostraron la “tranquilidad” que les provocan las
marcas de empresas conocidas -también adquiridas por los sectores pudientes- sinónimo
para ellas de calidad y prestigio y, por lo tanto, de confiabilidad y salud.
“ y también fueron con el colegio [a la serenísima] y vos estás
segura, igual que los fideos. Los fideos que
Matarazzo o Lucchetti.
La salsa o La Campagnola o el Cica, nada de … nada de reducir,
decimos “no, compremos lo más barato así nos alcanza” si, pero lo
más barato vos no sabés cómo lo prepararan y te sale fea la comida. Vos
comprás un fideo de $ 1, lo cocinás un minuto de más o un segundo, chau,
se te pudrieron los fideos porque se te hicieron masacote. Entonces me
sirve la asignación por hijo, ahora que estoy separada” (Clara, Capital
Federal)
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“a mí me sirve para comprarle los yogures y todas esas cosas que le hacen
falta” (Carolina, Moreno)
“los míos sí, por ejemplo, quieren las galletitas de terabussi y cuando cobro
les compro terabussi y si no cobro no porque son las más caras, caritas,
conformate con las pepitas (se ríen fuerte) pero, cuando cobro quieren las
terrabusi” (Delia-La loma-Laferrere)
Los lácteos -sobre todo los postres y englobados en la categoría de yoguresocupan el primer lugar entre los relatos en cuanto a las preferencias de las mujeres y sus
hijos porque, como se expresó, sienten que en dicho consumo se conjuga el acceso a un
alimento “rico, saludable y prestigioso”. Es decir, que cumple con todos los requisitos,
incluso, el de tener un precio “razonable” que puede gastarse una vez al mes. De allí que,
si a partir de la década del ´60 la publicidad empieza a participar en la vida de los
ciudadanos desde los medios masivos de comunicación con mayor fuerza, no se puede
obviar el modo en que la misma actúa moldeando los “gustos” e induciendo los
consumos, las preferencias y, por supuesto, los conceptos de salud.
El segundo lugar en preferencias lo ocupan las carnes que en la Argentina han
tenido históricamente, un valor especial. La carne vacuna ha sido un símbolo del país
pese a que su producción está restringida a una pequeña región del mismo y en las
últimas décadas las crisis han elevado su costo y su consumo se ha asociado a los altos
índices de colesterolemia, problemas arteriales, etc. Por último aparece el deseo por las
verduras y las frutas que, pese a contar con una buena imagen desde el punto de vista de
lo saludable, no poseen los mecanismos publicitarios que avalan los productos
comercializados por las industrias ni traen en su concepto la carga valorativa positiva e
identitaria de la carne.
-E: ese día que comprás el plus hacia fin de mes, si no deciden una
salida o algo, por ahí te pasa de comprar algo especial, digo por
ejemplo respecto del menú?
-G: si, pescado,
-C: El día que cobran algo especial también?
-G: si, si ,si, uno a veces quiere en la mesa darse los gustos, como
corresponde, y a veces uno tiene que achicar y ver… bueno, usar
un poco de carne picada, para una cosa, para otra o comprar …
-C: o cortar un pollo para 3 comidas
-G: entonces, comprar un pollo grande porque les gusta el pollo o
las milanesas de pollo, les gusta un montón eso y cuando tenés
decís bueno, comprás pero cuando tenés decís, una para mí una
para vos, dos para vos y vemos, una buena cantidad.
-C: si si, o algo que a ella le guste, entonces, uno sabe que sí,sí,
pescado, el pollo, un pollo entero, dos pollos, o un pollo grande”
(Entrevistadora, Graciela y Clara-Barracas)
“-E:y ahora pudiste volver a comprar pedazos de pollo?
-A:pollo trozado, alitas, pata y muslo, mismo milanesas de pollo”
(Entrevistadora y Alejandra-Los Ceibos-Lanús)
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No obstante, lo que se corrobora y se ha ido transformando en los últimos años es
que las publicidades mencionadas han aceitado sus mecanismos dirigiéndose cada vez
más directamente a los niños, con un lenguaje propio y por sus propios canales de
comunicación, convirtiéndolos, a su vez, en particulares “sujetos-objetos” de consumo.
Motivo por el cual, el hecho de que la AUH se destine a ellos, genera, además de un
“empoderamiento” por parte de los mismos –es decir, que el día de cobro le exigen a sus
padres la adquisición de determinados bienes porque saben que sus progenitores la
reciben por y para ellos- sino que éstos quieren “compensarlos” con aquellos artículos que
el resto del mes no pueden comprar. Abundan los ejemplos en los que las mamás relatan
que el día de cobro de la asignación se compran los mencionados "yogures" de primeras
marcas ligados al placer y a la “nutrición” pero, conocidos, sobre todo, a través de los
medios masivos.
“En las operaciones cotidianas de la sociedad de consumidores madura actual –al
igual que durante su aparición y proceso de maduración-, los “derechos del niño” y “los
derechos del ciudadano” se basan en la genuina o supuesta competencia del consumidor.
Las dos secuencias se refuerzan y reafirman mutuamente, “naturalizándose” y
ayudándose entre sí para alcanzar el estatus de “idea dominante”, y lo que es más
relevante aun, para acceder al tesoro de la doxa (presupuesto que utiliza la gente a la
hora de pensar, pero que rara vez son cuestionados) o lisa y llanamente para formar parte
del sentido común” (Bauman, 2007:92)
En la sociedad moderna –líquida- se le ha hecho creer al hombre que es “libre” de
elegir, merced a la diversidad que el mercado ofrece cuando, en realidad, como muestra
Raj Patel (2008), la supuesta diversificación y aparición de nuevos alimentos es ficticia –
dado que, agregarle orégano y saborizantes a los snacks o cambiarle su forma, no resulta
en un nuevo producto- y, por lo tanto, dice el autor, la publicidad que nos motiva el
consumo y nos crea su “necesidad” hace que “dichas elecciones sean, en realidad, las
que nos eligen a nosotros
Desde los ´70 y con mayor énfasis desde los ´90, la publicidad comienza a
centrarse en el individuo y sus características hedónicas propias de la posmodernidad y el
Modelo Estético Hegemónico intentando mostrarle que deben adoptar un determinado
estilo de vida para sentirse sujetos “únicos”. Previamente, el centro de los comerciales
estaba en el objeto que se quería vender y promocionar. Si a ello se suma la “riqueza”
que significa la juventud como categoría sociocultural se comprende por qué a este grupo
(no sólo desde el punto de vista etáreo sino como representación de fuerza y voluntad y
de quienes gracias a su dinero y modo de vida pueden mantenerse bellos). Así,”la
juventud también se convierte en un nuevo parámetro de exclusión dado que, quienes no
la poseen son generalmente marginados o directamente excluidos del mercado de
trabajo.” (Molinari,2004:129) y –se puede agregar- de consumo .Toda esta percepción y
experiencia del tiempo, explica Bauman, nos moldea, en palabras de Nicole Aubert (2003)
en un “estado de emergencia” / urgencia que, por su misma rapidez, cubre en los
individuos dichas necesidades de manera ilusoria y efectiva sólo transitoriamente.
(Bauman, 2007:129)
No se puede negar el lugar rector que ocupa la publicidad en la vida
contemporánea para la difusión y reafirmación de gustos, estilos de vida, valores, juicios,
prejuicios y formas de percepción. Si en el marco de la sociedad moderna jerarquizante
era la misma sociedad la que tenía el poder de producir y transmitir las normas sociales,
ahora, en el proceso de individuación de la modernidad tardía, la tecnología potencia al
individualismo y debilita el lazo social. En este contexto debe pensarse el rol de los
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nuevos intermediarios culturales en tanto constructores de imágenes y de palabras, de
marcos de pensamiento. En sociedades como ésta, en las que el espacio cultural se ha
reducido y fragmentado, estas imágenes se potencian tienen un carácter revelador y
construyen hegemonía. (Wortman, 2004:39)
Lo expuesto hasta ahora, también es aplicable al terreno de los alimentos
en tanto, dentro del mercado, funciona hoy más que nunca, y como ha quedado expuesto
en el trabajo de campo, con las mismas reglas y valores que las de cualquier otra
mercancía. Con el agravante que el aumento de grasas, azúcares y sodio utilizado en la
elaboración de productos industriales conlleva importantes consecuencias para la salud
de los usuarios que también han aumentado enormemente, la proporción del consumo de
alimentos industriales . En ese sentido, Ehrenberg (2000) argumenta que los sufrimientos
humanos más comunes en la actualidad suelen producirse a causa del exceso de
prohibiciones, como ocurría en el pasado, y la oposición entre lo posible y lo imposible ha
reemplazado a la antinomia de lo permitido y lo prohibido. Esto que parece contradictorio,
paradójicamente, una vez más, cobra un enorme sentido dado que, el exceso al alcance
de algunos, genera prohibiciones para muchos otros.
Otro tema introducido en las conversaciones, surgido de la vida moderna y las
nuevas exigencias laborales como la inserción de las mujeres en el mundo del trabajo y
los replanteos que, como padres, se cuestionan en esta etapa Hochschild lo denomina la
“materialización del amor”. En esta investigación y en anteriores1 cuando las madres
relatan que los días de cobro de la asignación, por ejemplo, comprar algo del orden de la
gratificación –a veces comestible, a veces no- cumple la función de “aliviar la culpa” por
las largas horas que pasan fuera del hogar, el autor dice: “El consumismo actúa para
mantener la contrapartida emocional del trabajo y la familia. Expuestos a un continuo
bombardeo publicitario a través del promedio diario de tres horas de televisión (la mitad
de su tiempo libre), los trabajadores son persuadidos de “necesitar” más cosas. Para
comprar lo que ahora necesitan, necesitan dinero. Para ganar dinero, trabajan más horas.
Al estar fuera de su casa durante tantas horas, compensan su ausencia en el hogar con
regalos que cuestan dinero. Materializan el amor. Y así se repite el ciclo.” (Hochschild,
2008).
Entre los sectores medios ocurre algo parecido con la” comida chatarra”. Las
madres justifican darle a sus hijos frecuentemente dicho insumo como alimento cotidiano
en sus propias casas luego de una larga jornada laboral porque lleva poco tiempo de
preparación y les cuesta negarle algo sus niños que, además, les soluciona la tarea de
tener que cocinar algo más complejo. Hoy, la capacidad como consumidor, no como
productor, es principalmente la que define el estatus de un ciudadano.” (Bauman
2007:113) “ El proceso de autoidentificación es algo buscado, y sus resultados son
exhibidos con la ayuda de “marcas de pertenencia” visibles, por lo general asequibles en
los comercios (Bauman, 2007: 116).
Si de algo han carecido gran parte de su vida los actores sociales de la presente
investigación, es de la posibilidad de sentirse incluidos, por lo tanto, pertenecer, aunque
más no sea a un pequeño espacio de consumo, les permite ser parte activa de la
sociedad. Por eso, los testimonios de las madres respecto de la alimentación han
demostrado la importancia que tiene el mercado en la vida cotidiana. Ya no se trata de
1
Investigación “Cocinar y comer en Argentina Hoy” para Fundación Essen de Aguirre, Patricia, Díaz Córdova,
Diego y Polischer, Gabriela
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realizar un menú equilibrado con el que toda la familia quede satisfecha, ir a la verdulería,
a la carnicería y a la frutería del barrio. Nada de ello surge como respuesta a las
operaciones diarias que hace una mujer para dar de comer a sus hijos sino la lista de
productos y las marcas que se compran –o quisieran comprar con más frecuencia en el
supermercado-
¿Por qué la Asignación Universal como Derecho a la
Alimentación?
Breves conclusiones a un año de su implementación
La nueva configuración constitucional de las políticas sociales universales que ha
resultado de los procesos de democratización ha incorporado derechos sociales como
parte de la condición de ciudadanía. Se ha revelado como un importante medio de
transformación tanto para el estado como para la sociedad.
El estado está obligado a respetar, proteger, garantizar y promover los derechos.
La asignación universal en su finalidad promueve el principio de equidad y ejercicio pleno
de derechos. El derecho a la alimentación es el derecho a tener acceso físico o
económico a una alimentación adecuada y suficiente o a medios para obtenerla que
garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, satisfactoria y digna. Implica la
disponibilidad de alimentos y la accesibilidad de modo sostenible y que no interfiera con
el disfrute y ejercicio de otros derechos. Es por esto que se considera a la Asignación
como parte de una política integral y, en tanto tal, garante del derecho a la alimentación.
El ejercicio del derecho se da a través de la participación y de la decisión de las
autoridades institucionales. La percepción de los receptores de la Asignación Universal
por Hijo, según se desprende de la etnografía realizada, cuenta con un débil anclaje en
tanto derecho por parte de los beneficiarios. Se mantiene la visión de un plan social y no
del sentido de derecho al acceso a la salud y educación que el Programa propone. Los
controles de salud exigidos se realizan muchas veces por obligación y, en cuanto a la
educación es mucho lo surgido en el trabajo de campo por explicar que excede el objeto
de este escrito.
Parece lógico cotejar el comportamiento de los beneficiarios respecto de sus
percepciones a la hora de pensar cómo se sienten frente a la ayuda y a la posibilidad de
empoderarse ante ella. En ese sentido, los relatos de las entrevistas se parecen a lo que
mencionan los autores que investigaron las políticas alimentarias ofrecidas de diferentes
maneras según las épocas y se tradujo en lo que dijeron las de este estudio en cuanto a
la calidad de la mercadería cuando recibían “bolsones” o “cajas”. En el caso concreto de
la asistencia a los comedores comunitarios -conducta muy frecuente ocurrida en
Argentina desde fines de los ’80- Eguía y Ortale (2007) muestran cómo, en cuanto la
gente pudo hacer uso de su libertad y derecho para comer en familia y responsabilizarse
por la alimentación de sus hijos, dejó de acudir allí y de enviarlos para hacerse cargo de la
tarea. Lo mismo expresa Polischer (2006) cuando sus entrevistados responden que si
pudieran dejar de ir al comedor sin duda lo harían porque en ellos: “los tratan mal”, “la
comida es de mala calidad”, “no pueden decidir qué comer ni saber qué hacen sus hijos”,
“no pueden compartir el momento con quien quieren”, “les da vergüenza” y toda la serie
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de consecuencias que cada una de estas enumeraciones conlleva. Es decir, de alguna
manera, todos aquellos beneficiarios, sentían que tenían derecho a una mejor
alimentación y a un mejor trato, excepto que no había un decreto que los amparara.
Como afirma Molinari (2004), si bien en la sociedad feudal las relaciones de
dominio y servidumbre eran explícitas y visibles, en la sociedad burguesa estas relaciones
aparecen ocultas tras la apariencia de una sociedad constituida por sujetos libres e
iguales -aunque parafraseando a George Orwell se pueda decir que algunos son más
libres e iguales que otros-. Sin embargo, la persistencia del dominio aparece en la ruptura
de dicha libertad, en la contradicción que implica, por ejemplo, tener la libertad de vender
la fuerza de trabajo según la cual el hombre debe enajenar su propio tiempo/vida para
ofrecerlos como fuerza de trabajo y poder de ese modo obtener dinero en forma de salario
para acceder a los medios de subsistencia que de otro modo le son negados.
(Molinari,2004:122)
No obstante, si bien como se dijo, desde fines de los ´80 se implementaron planes
alimentarios de distinto tipo (entrega directa e indirecta de mercadería, entrega de bonos,
pago a través de tarjetas magnéticas, asistencia a comedores, etc), la Asignación
Universal por Hijo es el primer programa brindado en términos de derechos –y
obligaciones- que, desde luego, los actores deben cumplimentar.
“si no fuera por una enfermedad que tenían no los llevaba a controlar.
Bueno pero, ya son grandes y…ahora, cuando llegó la libreta, ya sí.
Había vacunas que les faltaban que les tuvimos que completar”
(Ramona-Los Ceibos-Lanús)
“esto inculca en las mamás el hábito que se había perdido y una vez que
ya están en el sistema…” (Jefa de especialidad del Htal. Argerich)
Por ahora, como se ha relevado, los acerca –lo que no es poco- a la seguridad
alimentaria
“N:Gracias a dios que hoy puedo contarlo de otra manera pero, fue
una angustia total pero cuando empecé a cobrar me acuerdo que
iba y le compraba, qué sé yo, viste las patitas? Eso sí está caro
D: patyvienas
N: esas que vienen hechas. Bueno, que se son malas pero, le doy
ese gusto, empezó a comer todas esas cosas que, la verdad o, lo
llevás a tomar un helado y que él lo disfrute tranquilo porque. La
verdad, sabés cuánto hace que uno no hacía eso?
D: y más a los chicos. Yo, por ejemplo, con los míos, también yo soy
así, velo por ellos, por decir, que estén un poquito mejor, darles un
poquito más de a veces lo que uno puede”
(Natalia y Delia, La Loma, Laferrere)
Como palabras finales, el equipo que ha llevado a cabo la presente investigación,
a un año de la implementación puede afirmar que, si bien el avance ha sido importante y
las mejoras alcanzadas han sido muchas, en materia de derechos, como se ha
expresado, queda bastante por hacer. Los beneficiarios deben apropiarse aun de ellos y
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comprender más aun en qué consisten. Aprehender también que, por ser ciudadanos, a la
salud y a la educación no deben acceder por ser requisitos exigidos para cobrar la
Asignación sino porque son derechos inalienables –al igual que el dinero gracias al cual
acceden a la alimentación-.
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