Antonio Elio Brailovsky HISTORIA ECOLÓGICA DE IBEROAMÉRICA 2

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Antonio Elio Brailovsky
HISTORIA ECOLÓGICA DE IBEROAMÉRICA
2º Tomo: De la Independencia a la Globalización
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 1
Independencia a la Globalización
1. INTRODUCCIÓN:
LA HISTORIA ECOLÓGICA, UNA APROXIMACIÓN A LA COMPLEJIDAD.
“El imperativo para nosotros no es como para el antiguo y el
europeo “conócete a ti mismo”, sino “conoce tu paisaje”, pues
para los primeros la historia es geografía urbanizada y para
nosotros el paisaje es cultura en potencia”.
Eduardo Caballero Calderón: “El hombre y el paisaje
sudamericanos” 1 .
POR QUÉ INVESTIGAMOS LA HISTORIA ECOLÓGICA
Éste es el segundo y último tomo de mi obra “Historia ecológica de Iberoamérica”.
La historia ecológica es un campo del conocimiento relativamente nuevo, que
analiza el desarrollo de las relaciones naturaleza-sociedad en el transcurso del
tiempo. Cada una de las formas de organización de los seres humanos tiene una
peculiar manera de relacionarse con la naturaleza. Y por consiguiente, genera
impactos ambientales específicos. Por sus propias características, implica un
enfoque transdisciplinario. Es decir, la utilización y cruzamiento de informaciones
producidas por ciencias diferentes, Si la noción misma de ambiente pone en
cuestión nuestra manera tradicional de entender las ciencias, la historia del
ambiente agrega nuevos matices a esa complejidad.
Los desarrollos teóricos sobre el tema son muy amplios y no es objeto de este libro
analizarlos en profundidad. En este libro se pone el acento en exponer los
resultados de la investigación realizada, antes que en desarrollar o adherir a
determinadas posturas teóricas.
Los cambios ambientales sufridos por América Latina y el Caribe en los últimos
siglos fueron muy profundos. “Durante ese período, el continente experimentó una
ocupación generalizada y creciente de amplias zonas acompañada de una
urbanización acelerada que aumentó el tamaño de varias de sus pequeñas ciudades
al de grandes metrópolis de varios millones de habitantes. Como resultado de estos
cambios, gran parte de los ecosistemas nativos fueron profundamente
transformados: los bosques se volvieron sabanas y zonas agrícolas; los pastizales
fueron absorbidos por las tierras de cultivos y en algunos casos, plantados con
monocultivos arbóreos; algunas zonas desérticas fueron irrigadas; numerosos
acuíferos sobreexplotados; los ríos, lagos y aguas costeras contaminados; la
biodiversidad bajo ataque constante y la calidad de vida deteriorada. De ese modo,
uno de los continentes más ricos en diversidades naturales y culturales, que poseía
una de las bases de recursos más importantes del mundo, la ha venido perdiendo
aceleradamente en forma alarmante. La preocupación más seria es que el proceso
no se está enlentenciendo sino que, por el contrario, parece aumentar su ritmo
cada día” 2 .
La complejidad de estos procesos hace que no puedan ser comprendidos en una
perspectiva de tiempo relativamente breve. Se trata de fenómenos de larga
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 2
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duración y cualquier intento de reducir la escala temporal del análisis puede llevar
a una simple acumulación de datos, sin los suficientes elementos para integrarlos.
Con lo cual, la gestión ambiental puede estar condenada al fracaso, por simple
incomprensión de la realidad que tiene que abordar.
Al mismo tiempo, son muchos los fenómenos sociales que resultan poco
comprensibles si no se tiene en cuenta el contexto del medio natural en el que se
desarrollan.
Hablar de historia ecológica suele entrar en conflicto con las formas tradicionales
de ver, tanto la historia como la ecología. Con respecto a la historia, investigar la
evolución de nuestras relaciones con la naturaleza parece estar fuera de tema, o, a
lo sumo, quedar relegado al campo de las curiosidades de la historia. "Una pesada
y densa tradición nos bloquea el paso. Los historiadores nunca han creído que
fuera su tarea considerar la relación entre la humanidad y la naturaleza. En la
década de 1950, el historiador británico Sir Lewis Namier escribió que "la
sustancia de la historia es asuntos humanos, hombres en acción". Esa definición
traía un eco de principios del siglo XIX. El historiador alemán Leopold von Ranke,
por ejemplo, considerado el padre de la Historia Moderna, se había referido a esa
disciplina en la década de 1830 como la labor de "adquirir conocimiento sobre
actividades humanas". Estos hombres consideraron el pasado como una
preocupación exclusivamente humana, ignorando por completo el mundo no
humano. Únicamente las personas --y sólo las occidentales--, tenían una historia,
ajena a la tierra, al mar y a los otros seres vivos. Su historia debe ocuparse únicamente de relaciones sociales, políticas o económicas. Para ellos, los humanos
viven separados de la naturaleza, y por encima de ella" 3 .
La expresión "sólo las occidentales" hizo que durante mucho tiempo la evolución
de los otros pueblos fuera tratada por la antropología y no por la historia. Tal vez
de allí venga esa terrible palabra usada para denominarlos. A pesar de las
manipulaciones etimológicas (incluyendo las de la Real Academia española)
"aborigen" significa exactamente eso: "el que no tiene origen", es decir, el que
carece de historia 4 . Con lo cual son coherentes los museos de ciencias naturales que
conservan tanto restos arqueológicos de aborígenes como restos paleontológicos. A
nadie se le ocurriría, sin embargo, poner la Venus de Milo junto a fósiles de
dinosaurios. En cambio, se hace con mucha frecuencia, con testimonios físicos de la
vida de los aborígenes.
Pero también a menudo encontramos en la formación de algunos ecólogos
prejuicios simétricos a los que aparecen en los historiadores tradicionales. La
descripción que hacen de los ecosistemas, "a menudo parece irreal y contradictoria
al historiador. Se suele describir los ecosistemas como conjuntos autoestructurados
de plantas y animales que evolucionan a través del tiempo, sin la presencia de los
seres humanos. Este concepto ignora el hecho de que muchos de los ecosistemas en
nuestro mundo también han sido desde hace mucho tiempo el hogar de los
humanos. Esa descripción carece de toda conexión con la historia humana: sus
contingencias, sus accidentes, sus ciclos, ideas y fuerzas sociales. Con demasiada
frecuencia, la ciencia parece ignorar el hecho de que los seres humanos han venido
interactuando con la naturaleza desde hace uno o dos millones de años. Lo que
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entendemos por naturaleza es, en alguna medida, el producto de esa influencia
humana en la historia" 5 .
La influencia de las sociedades humanas sobre el ambiente no es, sin embargo, ni
cuantitativa, ni lineal. Una aproximación intuitiva al tema sugiere que el impacto
ambiental de las actividades humanas será mayor a medida que aumente la
población y se desarrollen tecnologías industriales, lo que permite sustentar puntos
de vista tan frecuentes (aún en el ámbito académico) como el siguiente:
“Por ello hay que señalar que este análisis prolongado en el tiempo del "fenómeno
ecohistórico", debe ser abordado atendiendo a tres momentos en la relación
hombre-naturaleza:
“1) Un primer momento de armonía en la dicha relación, en el que la depredación
del hombre sobre la naturaleza es mínima y está en función de una cuestión de
supervivencia.
“2) Un segundo momento de aprovechamiento de los recursos naturales a gran
escala, en el que el impacto sobre el medio es mayor y en el que la idea del
beneficio económico impera y condiciona la dicha relación.
“3) Un tercer momento de explotación intensiva y acelerada de los recursos
naturales, provocando desequilibrios ecológicos profundos. Esta tercera fase está
relacionada con la implantación de las innovaciones de la Revolución Industrial del
XIX en los diferentes marcos geográficos objeto de estudio” 6 .
Pero lo que parece obvio al pensar las cosas desde la generalidad, deja de serlo al
avanzar en una investigación de detalle. Un análisis histórico minucioso nos
permite superar esta aproximación intuitiva y encontrar la especificidad de cada
sociedad en su relación con la naturaleza. Esta especificidad no se refiere a la
intensidad de la industrialización sino a un modelo complejo que requiere un
análisis particular cada vez. Basta con recordar el colapso de las sociedades de
Babilonia y Teotihuacán, provocado en ambos casos por la sobreexplotación del
sistema de riego, para encontrarnos con desequilibrios profundos en la relación
naturaleza-sociedad que no tienen nada que ver con la Revolución Industrial 7 , 8 .
Estos errores son frecuentes cada vez que se habla de la relación hombrenaturaleza y van asociados a esa concepción. Si en vez de hablar de la relación
hombre-naturaleza, pensamos en términos de interrelaciones entre naturaleza y
sociedad, nos vamos aproximando más a la comprensión del tema. Los seres
humanos individuales no se relacionan con la naturaleza. Lo hacen mediatizados
por su propia cultura, ya que la cultura es el habitat del hombre.
Un punto de vista adicional es el que destaca la evolución histórica en el
tratamiento del ambiente y pone el acento en las diferencias de disciplinas que
abordan los problemas detectados. Al respecto, sostiene Verónica Paiva que:
“Mayoritariamente, la bibliografía sobre historia ambiental e historia del
ambiente producida en los últimos treinta y cinco años ha abordado la
problemática desde la perspectiva ecológica y ecologista. Es decir, desde una
mirada que toma categorías actuales del debate ambiental, investigando en cuanto
los diferentes estilos de desarrollo de las sociedades históricamente consideradas,
contribuyeron a forjar manejos más o menos cuidadosos del ambiente a lo largo de
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la historia”.
“A mi criterio, este tipo de "historia ecológica" resulta útil para responder a
preocupaciones "actuales" del investigador ecologista, tales como evaluar la
sostenibilidad del ambiente a lo largo del tiempo, pero en ocasiones cae en
extrapolaciones conceptuales y en anacronismos al designar como "ecológicas" a
medidas de ordenamiento urbano que fueron ideadas y puestas en práctica desde
concepciones científicas y objetivos de intervención muy diferentes a los actuales, y
muy lejanos a lo que hoy se entiende por "problemática ambiental". Desde este
lugar, mi hipótesis es que si bien la preocupación de las profesiones por la calidad
del entorno urbano existió desde antaño en los profesionales de la ciudad, lo cierto
es que los "problemas", las "ópticas científicas y disciplinares" y los "objetivos de
intervención" que guiaron la práctica profesional por aquel entonces eran
radicalmente diferentes a las actuales, y que resulta necesario rescatar la
problemática desde su respectiva dimensión histórico temporal” 9 .
Al respecto, podemos decir que la entrada por profesiones o por la historia de las
disciplinas profesionales que se ocupan de los temas que hoy llamamos ambientales
es un aporte válido, siempre que se la enmarque en los procesos históricos
generales que permiten su comprensión. La historia de la ciencia no es sólo la
historia de la evolución de los conocimientos, sino que es –y muy especialmente- la
historia de lo que las sociedades humanas hacen con esos conocimientos.
Coincidimos en que los objetivos de las intervenciones sobre el ambiente varían en
distintas etapas históricas, pero las variables explicativas no están en las disciplinas
que intervienen sobre el ambiente sino en las sociedades que construyen esas
disciplinas. Y en el modo en que las respectivas estructuras de poder utilizaron los
conocimientos para reproducir la estructura de poder que los beneficiaba. En este
libro vamos a ver algunos de esos condicionamientos sociales en la aplicación de los
conocimientos. Para dar ahora un solo ejemplo, veremos de qué modo la discusión
económica sobre si mejorar o no el habitat de los esclavos condicionó al
pensamiento científico-sanitario de la época y su forma de explicar las diferentes
epidemias.
En esta obra analizamos la relación sociedad-naturaleza, dado que la relación de
nuestra especie con el medio natural sólo puede darse a través de sus diferentes
maneras de organización social. De modo que en este texto estudiaremos la
especificidad de las condiciones ambientales en diversos contextos históricos, sin
atarnos al preconcepto que vincula el grado de desarrollo de las fuerzas
productivas con el daño ambiental. Simplemente veremos en cuáles casos podemos
considerar que esa proporcionalidad existe y en cuáles no encontramos que se
registre.
Trabajar sobre historia ecológica nos permite superar la vieja noción de
considerar a la naturaleza solamente como un conjunto de recursos naturales
apropiables y podemos poner el acento en la coevolución naturaleza sociedad. El
desarrollo de las sociedades humanas genera cambios en el medio natural en el que
están insertos. Y a su vez, los cambios en los ecosistemas condicionan
modificaciones en el modo de vida de los seres humanos. Tal vez una de las
modificaciones más espectaculares haya sido el pasaje de la vida nómade a la vida
sedentaria, al final del neolítico, cuando la disminución de las piezas de caza forzó
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a los humanos a dedicarse a la agricultura. De allí en adelante, cada etapa de la
vida de las sociedades humanas generó cambios en los ecosistemas, los que a su vez
incidieron en acelerar nuevas formas de organización social.
De este modo, las sociedades humanas y los ecosistemas coevolucionan. La noción
de coevolución fue desarrollada inicialmente para analizar los cambios recíprocos
que se producen entre especies analizadas, las que a veces se descubren cuando la
extinción de una especie provoca la de otra especie asociada. ¿Qué significa
realmente la extinción de una especie animal o vegetal? En principio, todos
creemos conocer la respuesta: desaparecen todos los ejemplares de esa especie y se
pierde para siempre una determinada forma de vida. Esto es lo obvio. Solamente
que la realidad es mucho más compleja, porque nosotros estamos habituados a
pensar en especies aisladas, y nos cuesta trabajo imaginar su rol en la trama de la
vida.
Por ejemplo, las asombrosas formas de adaptación entre ciertas plantas y los
insectos que las polinizan. El modo en que una planta que es ciega desarrolla
colores brillantes para atraer determinados insectos y el modo en que esos insectos
se especializan en alimentarse de esa planta al tiempo que la polinizan. En estos
casos, el insecto no se adapta a la planta ni la planta al insecto sino que se
modifican mutuamente. Se han desarrollado juntos y la extinción de uno de ellos
amenazará la existencia del otro. Sin embargo, las implicancias políticas de las
teorías de Darwin (basadas en la competencia y la supervivencia de los más aptos)
desplazaron el estudio de los fenómenos asociativos entre los seres vivientes, de los
cuales la simbiosis es la más representativa para esta analogía que queremos hacer.
La idea del hombre que domina la naturaleza es coherente con la ideología
darwiniana del triunfo de los pueblos fuertes sobre los débiles.
Pero la de Darwin es una biología de las especies tomadas en forma individual, en
tanto que la ecología pone el acento en las relaciones. Este enfoque relacional nos
lleva a pensar en las interacciones entre especies diferentes como uno de los
motores de la evolución. Y esas interacciones llevan a modificaciones en los
ecosistemas. Esto que ocurre en las relaciones entre diversas especies vivientes,
también sucede con las relaciones entre las sociedades humanas y los ecosistemas,
aunque esta interacción es, aún mucho menos conocida. El objeto de estudio de la
historia ecológica es esa coevolución entre naturaleza y sociedad 10 . Es decir, que
las sociedades humanas transforman su medio natural y esas modificaciones las
llevan a producir cambios en las estructuras sociales, para adaptarse a las nuevas
realidades de su soporte natural.
La escala de trabajo de esta investigación (un continente entero) requiere de un
comentario adicional. ¿Hasta dónde podemos pensar en los países y hacer historia
de los países cuando los ecosistemas no reconocen límites políticos? En opinión de
un autor, "un tema que los historiadores ambientales no han confrontado
sistemáticamente es el de la escala. Los historiadores han tenido durante más de
cien años una fuerte tendencia a usar el concepto Estado-Nación como su
unidad de análisis preferida. Los Estados burocráticos fueron buenos
almacenadores y conservadores de archivos, pero para muchos tipos de historia,
incluyendo la mayoría de la historia ambiental, el concepto Estado-Nación es una
escala de operación equivocada. Los procesos ecológicos despliegan sin tener en
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cuenta las fronteras, y las tendencias culturales e intelectuales lo hacen casi con el
mismo descuido. La única variedad de historia ambiental para la que tiene sentido
el formato Estado-Nación es la historia política y de costumbres".
"La elección de una escala apropiada al tema requiere siempre consideraciones
cuidadosas. Los historiadores ambientales, en virtud de sus roces ocasionales con
los geógrafos (quienes son muy conscientes de los problemas de escala), están entre
los mejor preparados para quitar a la profesión de historiadores su confianza en el
formato Estado-Nación. La historia puede escribirse a cualquier escala, desde la
más pequeña hasta la global (¡e incluso más allá!)" 11 .
Sin embargo, las vivencias humanas se encuentran ligadas a los respectivos países,
con lo cual el abandono de la escala nacional es, también, un forzamiento de las
cosas, aunque en un sentido diferente. Por eso, el uso de la escala latinoamericana
en este libro apunta a crear un marco general en el cual se facilite la investigación
de las respectivas historias locales y nacionales de América Latina.
HISTORIA ECOLÓGICA Y ACTUALIDAD POLÍTICA.
Inicialmente, la historia ecológica era un tema que interesaba sólo a unos pocos
eruditos y su ámbito era el del debate académico. Sin embargo, la aparición de la
noción de deuda ecológica modificó la visión y los alcances de la historia ecológica.
Para esta corriente de pensamiento, “la deuda ecológica es la deuda contraída por
los países industrializados con el resto a causa del expolio histórico y presente de
los recursos naturales, los impactos ambientales exportados y la libre utilización
del espacio ambiental global para depositar residuos” 12 . Por supuesto que no se
trata de una deuda reconocida, sino de una serie de conductas del Norte que
resultaron perjudiciales para el Sur y sobre las cuales muchos teóricos del Sur
sostienen que generan una obligación por parte de quienes cometieron esos daños.
Este punto de vista ha sustentado un amplio desarrollo doctrinario que contrasta
la deuda financiera del Tercer Mundo con el daño ambiental y el saqueo de los
recursos naturales realizado por las grandes potencias. El argumento es que es
necesario cuantificar el valor económico del daño ambiental que el Norte le ha
hecho al Sur y utilizarlo para compensar la deuda externa del Sur. El tema fue
tratado por investigadores y académicos como John Dilla, Joan Martínez Alier y
Walter Pengue 13 , 14 , 15 y también por dirigentes políticos como Fidel Castro y
Néstor Kirchner 16 , 17 , quienes coincidieron en que el Norte había provocado serios
daños ambientales en el Sur y debía pagar por ello. La única manera de conocer
ese daño es reconstruyendo la historia de esos daños ambientales, la cual no puede
separarse del resto de las relaciones naturaleza-sociedad. Por este camino, la
historia ecológica ingresó a la política.
El V Foro Social Mundial (FSM), reunido en Porto Alegre, Brasil, los días 26 al 31
de enero de 2005, incluyó en sus conclusiones “la contundente consideración de
una deuda ecológica adquirida por los países del Norte hacia los del Sur” 18 . En las
mismas expresaba:
“Fomentar la conciencia de los pueblos del Sur, de que ellos son los pueblos
acreedores de las deudas históricas, sociales y ecológicas, a fin de fortalecer la
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Independencia a la Globalización
resistencia y defender los derechos humanos sociales, culturales, colectivos y
ambientales, a través de:
a) Recuperar la historia ecológica de nuestros pueblos.
b) Identificar y hacer visible las deudas históricas, sociales y ecológicas.
c) Impulsar campañas sobre la ilegitimidad de la deuda externa y promover
auditorias integrales.
d) Alertar sobre la propuesta de que el intercambio de la deuda por proyectos
sociales o ambientales, por si solo, no es el camino.
e) Promover espacios de reflexión y debate sobre las deudas históricas, sociales y
ecológicas a nivel local, nacional e internacional.
f) Crear articulaciones Sur-Sur y Sur-Norte para exigir la anulación de la deuda
externa y el reconocimiento de las deudas del Norte en relación al Sur”.
De este modo, un tema que parecía estrictamente académico pasa a ocupar un
lugar de primer orden en la discusión política y social internacional.
DE QUÉ HABLA ESTE LIBRO.
El primer tomo de esta obra 19 (subtitulado “De los mayas al Quijote”) analiza las
condiciones ambientales de la Península Ibérica durante la Edad Media y los
cambios que implicó el Renacimiento, y trabaja las diferentes miradas sobre el
ambiente que tenían sus habitantes cristianos, moros y judíos. Este modo de ver la
naturaleza contrasta con el de una gran cantidad de pueblos, que hoy llamamos
americanos. Se trata de una enorme diversidad de culturas, que incluye tanto a
quienes realizaron el prodigio de la construcción de la papa y el maíz, como a los
habitantes de los fríos del Norte y del Sur y también a quienes aprendieron a
aprovechar la sucesión ecológica en las selvas tropicales.
Allé se analiza el impacto ambiental de la conquista y las características
ambientales de las ciudades españolas y portuguesas edificadas de este lado de la
Mar Océana. Las duras condiciones del trabajo minero, de la economía esclavista
de plantación y de la vida en las grandes llanuras. Y la obra cierra con el rebote de
todo este proceso sobre la vieja Europa. Es decir, con el impacto ambiental que la
conquista y colonización tuvieron sobre Europa.
Este segundo y último tomo (“De la Independencia a la Globalización”), se refiere
sustancialmente a los procesos y condiciones ambientales de los países
latinoamericanos durante los siglos XIX y XX, y a las expectativas de futuro que
surgen de esa evolución.
Analiza las condiciones ambientales durante el difícil período de guerras de la
Independencia y de conflictos internos para la formación de los respectivos
Estados Nacionales. Guerras que asumieron características diferentes en aquellos
territorios cuya relación con el medio natural era la de una economía esclavista de
plantación, que en los que tenían otro tipo de relación con su entorno.
El libro detalla después la relación con los recursos naturales y el ambiente
durante el período de europeización (desde mediados del siglo XIX hasta los
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Independencia a la Globalización
primeros años del XX), en el cual la mayoría de las clases dirigentes del continente
eligieron imitar a sus equivalentes del Hemisferio Norte. La ilusión de que bastaba
con copiar las formas externas de los países ricos, sin desarrollar una industria
propia, domina este período. Se caracteriza por la inserción de las economías
latinoamericanas en la división internacional del trabajo como productores de
materias primas. Las migraciones internacionales y la extensión de las líneas
ferroviarias son algunas de las piezas claves de este proceso.
La etapa siguiente, de sustitución de importaciones, es la más heterogénea, e
incluye nuevas formas de relación entre la sociedad y el Estado y de estos con los
recursos naturales. Incluye situaciones tales como la nacionalización del petróleo
en México bajo Lázaro Cárdenas o el proceso de industrialización en Argentina
durante el peronismo. Las migraciones internas, el rápido crecimiento de las
ciudades y la contaminación industrial caracterizan a esta etapa. Es frecuente la
presencia de dictaduras militares con un extremo nivel de violencia.
La última etapa, de globalización, se desarrolla a partir de los procesos de
privatizaciones y desindustrialización iniciados a fines del siglo XX con un
marcado deterioro de las condiciones de vida de grandes sectores de la población.
A diferencia de la etapa anterior, las condiciones de capitalismo salvaje se
consolidan en contextos de democracia formal. En varios países se adoptan
estrategias de atracción de inversiones contaminantes, con el pretexto de ampliar
las fuentes de trabajo.
PERIODIZACIÓN Y FASES DE DESARROLLO.
La periodización es uno de los aspectos más complejos a definir cuando se trabaja
con un objeto de estudio histórico heterogéneo. Estamos analizando a diversos
países, en los cuales han ocurrido fenómenos históricos comparables, pero que no
han ocurrido en forma simultánea.
El sólo hecho de la emancipación marca diferencias profundas. La gestión de los
recursos naturales y del ambiente es diferente si estamos en una colonia
subordinada a los dictados de su Metrópoli que si se trata de una nación soberana.
Sin embargo, entre la independencia de Haití (1804) y la de Cuba (1898) tenemos
casi un siglo. Y aún hoy existen en América territorios coloniales, como Puerto
Rico o las Islas Malvinas.
Esto hace que la cronología sea necesariamente imprecisa. ¿Cómo periodizar sobre
fenómenos comparables, pero que han ocurrido en momentos diferentes? Está
claro que cualquier respuesta a esta pregunta será casi arbitraria. Por otra parte,
como veremos en su momento, periodizar significa una toma de posición ideológica
sobre lo que consideramos más importante frente a lo que pensamos como menos
importante. Por ejemplo, ¿comenzamos la etapa independiente con los conflictos
que tuvieron con la Metrópoli los terratenientes esclavistas de Caracas y los
comerciantes contrabandistas de Buenos Aires? ¿O lo hacemos a partir de la
emancipación de los esclavos? Y en este último caso, ¿lo hacemos a partir del
momento en que los criollos de la dieron o cuando los esclavos la tomaron por su
propia mano?
UTILIZAMOS LA NOCIÓN DE FASES DE DESARROLLO
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 9
Independencia a la Globalización
Sin embargo, a pesar de la imprecisión, vamos a periodizar porque nos interesa
transmitir la noción de fases de desarrollo, como herramienta para la comprensión
de los fenómenos sociales desde la perspectiva de la larga duración, incluyendo
especialmente los que ocurren en el momento histórico que estamos viviendo.
Para reflexionar sobre esto, tenemos que superar la noción intuitiva del tiempo
histórico como un continuo. Nos resulta más útil dividirlo en etapas que llamamos
fases de desarrollo. Esos períodos no son sólo un agrupamiento de años en los que
ocurren sucesos semejantes, sino que hay entre ellos un vínculo más profundo,
cuyo entramado tiene fuerza explicativa para una serie de fenómenos vinculados
con la relación sociedad-naturaleza. Las actitudes de los hombres ante la
naturaleza están mediatizadas por la visión de la sociedad a la que pertenecen. A lo
largo de la historia latinoamericana podemos detectar diferentes concepciones
sobre la naturaleza, que se corresponden con cada momento histórico particular.
Esto es lo que hace que la actitud ante cada uno de los temas ambientales sea
diferente en cada etapa histórica.
En cada período se desarrolla un modelo de sociedad, en el que interactúan con
una misma lógica interna todas las variables sociales: hay una cierta estructura de
poder, una peculiar forma de las relaciones internacionales, una estructura
productiva acorde con lo anterior, que genera o adopta tecnologías coherentes con
ese modelo. Es decir, que una fase de desarrollo es internamente coherente en
todos sus aspectos: la política, la economía, el orden social, la estructura del
Estado, los aspectos culturales (desde la pintura y la música hasta las modalidades
de las relaciones entre los sexos). Y, también, tiene una peculiar manera de hacer
ciudades y una modalidad específica de relación con la naturaleza. Esta relación
tiene que ver con las tecnologías prevalecientes, pero también con las ideas,
prejuicios y condiciones sociales que condicionan tanto la invención como la
aplicación de esas tecnologías.
Si fuerámos a hacer una analogía con la vida de las personas, diríamos que cada
etapa de la vida significa una totalidad coherente, y que los cambios que ocurren al
pasar de la infancia a la adolescencia son cualitativos (aunque alguien pudiera
querer explicarlos por un cambio en las cantidades de hormonas que segrega el
organismo). Lo mismo parece ocurrir con las fases de desarrollo por las que
atraviesan las sociedades humanas.
Tengo que aclarar que esta concepción no tiene nada que ver con la de Rostow,
que estuvo de moda hace varias décadas 20 . Para ese autor, todas las sociedades
atraviesan por etapas semejantes, lo que lo lleva a suponer que los países pobres
están en la infancia y los ricos en la adultez. Por el contrario, en este libro, pongo el
acento en la especificidad de las fases de desarrollo de cada país o región.
Esto supone, además, que elementos semejantes actúan de forma muy distinta al
pasar de una fase de desarrollo a otra. Por ejemplo, el rol jugado por las empresas
de servicios públicos durante el período en que se nacionalizaron los ferrocarriles
es completamente distinto que en la etapa de privatizaciones.
Podríamos decir, gráficamente, que es como si al terminar una fase de desarrollo,
la sociedad barajara de nuevo los diversos componentes de la vida social y diera
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Independencia a la Globalización
otra vez las mismas cartas, que ahora jugarán un rol diferente. Esta herramienta
conceptual es una adaptación a los tiempos y condiciones históricas de este estudio,
de la noción de civilización, tal como la usa Arnold Toynbee 21 . Tanto civilizaciones
como fases de desarrollo reflejan, en sus respectivas escalas de tiempo, unidades
conceptuales inteligibles en sí mismas.
Con esta concepción queda claro por qué no estoy utilizando una periodización
específica para el tema que estamos tratando aquí, sino una periodización para los
fenómenos referidos al conjunto de la sociedad latinoamericana.
He tomado el criterio de la evolución de las relaciones entre naturaleza y sociedad
en la Argentina durante sus diversas fases de desarrollo de la investigación
publicada en el libro compartido: "Memoria Verde: Historia Ecológica de la
Argentina" 22 y también en mi “Historia de las Crisis Argentinas” 23 . En dichas
obras se exploran las consecuencias de estos conceptos teóricos para cada una de
las fases de desarrollo de la historia argentina. Durante las mismas, se adoptaron
estilos de desarrollo y modelos de país que difieren cualitativamente unos de otros
y que implican sucesivos reemplazos de tecnologías, de modalidad de uso de los
recursos naturales, y de organización social, con definidas consecuencias
ambientales.
Si aceptamos este punto de vista, estamos diciendo simultáneamente que no tiene
sentido adoptar una periodización para la historia económica, otra para la historia
de la cultura, otra para la historia ambiental y así sucesivamente. Pensamos en una
única periodización para el conjunto de hechos que ocurren en una sociedad
humana, ya que entendemos que hay interrelaciones que sólo se dan en ese período
histórico. Quizás una buena definición de fase de desarrollo sea el período en el
cual se da una cierta modalidad de interacciones entre fenómenos sociales diversos
y entre éstos con el medio natural. La noción de fases de desarrollo nos lleva a
integrar el tratamiento de fenómenos que habitualmente se estudian por separado.
LOS CAMBIOS EN LAS SOCIEDADES HUMANAS OCURREN A TRAVÉS DE
CONFLICTOS
El conflicto es una característica de todas las sociedades humanas. Durante
nuestras vidas vamos a estar siempre inmersos en conflictos sociales. Por eso es
importante analizarlos y ver de qué modo esos conflictos inciden sobre los
diferentes proyectos sociales que se plantean.
Casi por definición de conflicto social, el resultado no está predeterminado (la
gente no suele iniciar conflictos si tiene la certeza de perderlos): unas veces
ganarán unos y otras veces los otros. Me parece oportuno insistir en el carácter
dinámico de estos procesos, para evitar los extremos de “una vez que se firmó ya
está”, o, por el contrario: “ellos nunca van a dejar que esto suceda”. Tampoco iban
a dejar nunca que las mujeres votaran.
Es el motivo por el cual en este libro hay un especial énfasis en los conflictos
vinculados con la apropiación social de la naturaleza.
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Independencia a la Globalización
Los fenómenos sociales no se pueden comprender si no tenemos en cuenta las
interrelaciones de las sociedades humanas con el medio natural del que se
sustentan y en el que se apoyan.
Nuestra perspectiva epistemológica, es que los fenómenos sociales no son
autónomos con respecto a los contextos y procesos naturales. Por ende, muchos
procesos históricos simplemente no se entienden si no tenemos en cuenta el
contexto natural. Doy un par de ejemplos:
•
La supervivencia de la esclavitud en Brasil hasta fines del siglo XIX podría
tener mucho que ver con el hecho de que las tecnologías de la época para las
producciones tropicales (realizadas en las grandes fazendas) requerían mano de
obra no calificada, que, por tanto, no necesitaba ser cuidada, ni tratada como
una inversión. Por el contrario, las producciones de clima templado requerían
mano de obra más calificada, que tuviera incentivos económicos para el
trabajo, lo que hizo ineficiente la esclavitud en el Río de la Plata. Cuando se
intentó hacer con esclavos la misma producción que en otros sitios se hacía con
hombres libres, la iniciativa resultó un fracaso económico. Por ejemplo, los
testimonios de viajeros indican que en la segunda mitad del siglo XIX los
trabajadores libres de un saladero del Río de la Plata tenían una productividad
equivalente al doble de la productividad de los esclavos en un saladero del
Brasil.
•
El modelo de país de la Generación del ´80 en Argentina no requirió solamente
de los procesos sociales que llevaron a la formación del Estado Nacional.
También fue necesaria la evolución de los ecosistemas pampeanos y su
incremento de productividad. Una acción absolutamente deliberada modificó
los ecosistemas pampeanos durante buena parte del siglo XIX para ponerlos en
condiciones de producir bienes exportables en gran escala, tal como veremos en
los apartados correspondientes de esta obra. La confluencia de las dos
evoluciones (y un conjunto de otros factores, por supuesto) produjo el modelo
de "granero del mundo".
La ideología que sustenta esta obra tiene una propuesta concreta para enfrentar
los problemas actuales de las relaciones entre la sociedad y el Estado, que es la
ampliación de la democracia participativa.
Hablar de este tema nos lleva a discutir la crisis de representatividad del Estado en
la actual etapa histórica. El tema de la corrupción y la desconfianza que la gente
les tiene a los políticos son algunos de los emergentes de esa situación. Al no confiar
la gente en nadie, la única manera de evitar que el sistema se vuelva ingobernable
es abrir la puerta de un Estado que siempre estuvo cerrado a nuevas formas de
iniciativa y control popular.
En última instancia, el sistema es más estable (aumenta la gobernabilidad) si se
institucionalizan estos mecanismos de participación ciudadana. Asimismo,
aumentan las probabilidades de una mayor equidad en las relaciones sociales.
Esto nos remite, nuevamente, al tema del conflicto social, que debería estar
presente a lo largo de toda investigación de historia ambiental. Una herramienta
participativa puede transformarse rápidamente en un simulacro de participación,
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 12
Independencia a la Globalización
y la vida social se va a desarrollar en una tensión permanente entre los intentos de
unos por que vayan en serio y los de otros para que sea un engaño. O, dicho de
otra forma, entre los intentos de abrir el Estado al reclamo ciudadano y los de
cerrarlo.
SOBRE
LA
TERMINOLOGÍA
INVOLUCRADAS
UTILIZADA
Y
LAS
CIENCIAS
Periódicamente aparecen mensajes de la comunidad científica (o de parte de ella) a
la comunidad, en el sentido de corregir el uso impropio de algunos términos. Así,
veinte años atrás hubo una intensa campaña de los científicos para evitar el uso
popular de la palabra “ecología” en relación con los fenómenos que conocemos
como ambientales. Actualmente se usan esfuerzos semejantes para evitar el uso
popular de la expresión “medio ambiente” y reemplazarlo simplemente por
“ambiente”. Si de señales contradictorias se trata, podemos recordar que el
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) no ha
modificado su nombre.
También se desautoriza a menudo el uso popular de la expresión “cuidar la
ecología” (por activar la protecci ón ambiental), afirmando que “la ecología es una
ciencia y no necesita que nadie la cuide”. Sin embargo, las mismas personas que
rechazan el cuidado de la ecología, dicen cuidar su economía cada vez que ahorran
dinero. Olvidan que la economía es también una ciencia y le rige todo lo que
digamos para la ecología en tanto ciencia. Admitimos, entonces, que las palabras
pueden usarse con más de un significado.
Detrás de estos juegos de palabras (en apariencia superficiales), hay algo más
profundo, que es la competencia entre académicos y pueblo por la construcción del
idioma, competencia iniciada en 1492 con la publicación del Diccionario de Nebrija
y que aún continúa.
A menudo el uso académico de ciertos términos indica la pertenencia del autor a
determinada corriente científica. He tratado de evitarlo en la medida de lo posible.
En este libro se asume la paternidad popular del lenguaje, lo que significa el uso
indistinto de términos que el habla popular considera como sinónimos. La
prioridad aquí es analizar cientos procesos de historia ecológica antes que
explicarlos en términos de una u otra doctrina en boga. Algunos grupos
académicos utilizan la expresión “historia ecológica” y otros “historia ambiental”
para referirse tal vez al mismo objeto de conocimiento. En esta obra ambas
expresiones son utilizadas en forma indistinta.
En cuanto al vocabulario profesional utilizado, recordemos que se trata de un
estudio transdisciplinario. De seguirse los usos y costumbres del ámbito académico,
debería estar escrito utilizando el lenguaje profesional de todas las disciplinas
involucradas, lo cual lo convertiría en un objeto indescifrable. Por ese motivo, he
utilizado un lenguaje de divulgación. Esto no significa que se trate de un libro
periodístico. Se trata de una investigación académica, que utiliza un lenguaje
similar al del periodismo.
Como sabemos, las formas de utilización de los recursos naturales y las condiciones
del ambiente están íntimamente ligados con el modelo de sociedad que lo hace. Si
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 13
Independencia a la Globalización
bien el vínculo entre los seres humanos y el ambiente es la tecnología, toda
tecnología es producto de una sociedad y de sus relaciones sociales, tanto como de
los conocimientos existentes.
Esto vincula la historia ecológica con la historia económica y la historia social, las
que no pueden ser comprendidas si se las trata por separado. Es decir, que los
modelos de países establecidos en cada sociedad en cada etapa histórica son
determinantes para profundizar el análisis ambiental. Por eso el lector reconocerá
en lo que sigue algunas cuestiones de historia económica y social, indispensables
para comprender los fenómenos que conocemos como de historia ambiental.
1
Caballero Calderón, Eduardo: “Suramérica, tierra del hombre”, Madrid, Ed.
Guadarrama, 1956.
2
Antón, Danilo J.: “Diversidad, globalización y los caminos de la naturaleza”, CIID
Canadá - Piri Guazú Ediciones, Science – 2000.
3
Worster, Donald: “La Historia en la Edad de la Ecología”, en Ilé, Anuario de Ecología,
Cultura y Sociedad, La Habana, 2002.
4
Actualmente, la Real Academia Española define la palabra como “originario del suelo en
que vive”. Sin embargo, ab es una partícula privativa, es decir que niega lo que tiene al
lado. Por eso aborto (ab-orto) significa negación del nacimiento.
5
Worster, Donald: “La Historia en la Edad de la Ecología”, op. cit.
6
Valdés Hansen, Felipe “La Historia Ecológica: breve reflexión sobre sus objetivos y
periodificación”, en
http://www.h-debate.com/papers/sesionte/9/Felipe%20Valdes.htm,
cit. 7/5/2006
7
Para Teotihuacán, ver el primer tomo de esta obra.
8
Para Babilonia y otras ciudades de la Mesopotamia asiática, ver Brailovsky, Antonio
Elio: “La ecología en la Biblia”, Buenos Aires, Planeta, 1992 y Editorial Milá (AMIAFundación Vida Silvestre Argentina), 2005.
9
Paiva, Verónica: “Medio ambiente urbano: Una mirada desde la historia de las ideas
científicas y las profesiones de la ciudad. Buenos Aires 1850-1915”, en Revista de
Urbanismo, Universidad de Chile, agosto de 2000.
10
Foladori, Guillermo: “Controversias sobre sustentabiblidad: la coevolución sociedad
naturaleza”, México, Miguel Ángel Porrúa Editores, 2001.
11
McNeill, John R.: “Naturaleza y cultura en la historia ambiental” en Revista Nómadas,
Bogotá, Instituto de estudios de la Universidad Central, 2005.
12
“Introducción a la deuda ecológica”, en:
http://www.debtwatch.org/es/inicio/enprofunditat/plantilla_1.php?identif=59, cit. 8/5/2006.
13
Dillan, John: “Deuda ecológica. El Sur dice al Norte: “es hora de pagar”. Publicado en
Ecología Política, No 20. Icaria Editorial, 2000.
14
Martínez Alier, Joan: “Deuda ecológica y deuda externa”, en Ecología Política, No 14,
septiembre 1997.
15
Pengue, Walter Alberto: “Lo que el Norte le debe al Sur: Comercio desigual y deuda
ecológica”, en Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, abril 2002.
16
Castro Ruz, Fidel: “Discurso en la Conferencia de Naciones Unidas Sobre Medio
Ambiente y Desarrollo”, Río de Janeiro, Brasil, 12/6/1992.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 14
Independencia a la Globalización
17
Kirchner, Néstor: “Discurso en la Convención sobre el Cambio Climático, COP 10”,
Buenos Aires, 15/12/2004.
18
V Foro Social Mundial, Conclusiones.
19
Brailovsky, Antonio Elio : “Historia ecológica de Iberoamérica: De los mayas al
Quijote:”, Buenos Aires, Ed. Kaicrón-Le Monde Diplomatique, 2006.
20
Rostow, Walt Whitman: “Las etapas del crecimiento económico”, México, Fondo de
Cultura Económica, 1960.
21
Toynbee, Arnold: "Estudio de la Historia", Madrid, Planeta - De Agostini, 1985.
22
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: "Memoria Verde: Historia Ecológica de la
Argentina", Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1991.
23
Brailovsky, Antonio Elio "Historia de las crisis argentinas: un sacrificio inútil", Buenos
Aires, Editorial de Belgrano, 1982. Editorial Círculo de Lectores, 1982. Varias ediciones.
Reformulación completa para la edición de 1996 en Editorial de Belgrano.
14
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 14
a la Globalización
2. EL AMBIENTE EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA INDEPENDIENTE
SHYLOCK.- ¿Qué sentencia he de temer, no habiendo hecho
mal alguno? Tenéis entre vosotros numerosos esclavos que
habéis comprado y que empleáis, como vuestros asnos, vuestros
perros y vuestros mulos, en tareas abyectas y serviles, porque los
habéis comprado. ¿Iré a deciros: ponedlos en libertad, casadlos
con vuestras herederas? ¿Por qué los abrumáis bajo sus fardos,
por qué sus lechos no son tan blandos como los vuestros, sus
paladares regalados con los mismos manjares? Me
responderéis: «Los esclavos son nuestros». Yo os respondo a mi
vez: «Esta libra de carne que le reclamo la he comprado cara, es
mía, y la tendré”.
(William Shakespeare: “El Mercader de Venecia”, Acto IV)
“El derecho de la guerra hace esclavos a los prisioneros entre
los negros, incluyéndose en ellos las mujeres y los infantes,
deben las dos acusadas quejarse solo de las instituciones de su
país, las cuales supuestas, es que se ha hecho el comercio de sus
personas. La ilustración política que tenemos, no nos obliga de
mejorar instituciones ajenas, ni a renunciar al derecho de
propiedad, que adquirimos con nuestro dinero y riesgos, en una
especie, que por convención entre naciones diversas se vendía al
primer comprador que aparecía. Si esas leyes deben llamarse
bárbaras, no somos caballeros andantes para viajar a
desfacerlas: y jamás seremos cómplices de esa barbarie, por la
adquisición que hacemos de esos mismos esclavos, como no lo
somos al comprar el azúcar y pastas de metales, de las infinitas
muertes y trabajo que sufren entre los que elaboran aquella y
éstas”.
(Juan Jorge Wich, escrito presentado en un juicio en
Montevideo en 1821) 24 .
¿CUÁNDO COMIENZA ESTA ETAPA?
En una disciplina tan cargada de ideologías como la historia, hasta la elección de
unas u otras fechas para destacar el comienzo o el final de una etapa también tiene
su carga ideológica. Por ejemplo, es frecuente definir al año 1810 como el comienzo
de la Emancipación americana. Tenemos, por supuesto, buenos argumentos y una
larga tradición historiográfica en ese sentido. Sin embargo, esa mirada pone el
acento en la conducta de los grupos dominantes locales, que se habían enriquecido
durante la colonia y que comenzaron a tener contradicciones con el poder español
hasta que impulsaron los movimientos independentistas, aprovechando la invasión
napoleónica a España. Los protagonistas de 1810 son los comerciantes y
contrabandistas del Río de la Plata o la oligarquía esclavista (los mantuanos) de
Caracas, para dar sólo un par de ejemplos. Para esas clases sociales, la
Independencia es una simple cuestión de intereses económicos.
15
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 15
a la Globalización
Recordemos que la mayor parte de los próceres y protagonistas de la
Independencia son blancos, en una sociedad rígidamente estratificada por el color
de la piel y en la cual los blancos no eran mayoría. En la mayor parte de los casos,
los ideales humanitarios expresados se referían a sólo a una parte de la población,
a la que ellos pertenecían. Hacia el año 1800, según los censos de Lima y México, la
población hispanoamericana estaba compuesta por aproximadamente 3.000.000 de
blancos, 4.000.000 de mestizos, 1.200.000 negros y 7.000.000 indios. En Cuba, en
1825, un 49 por ciento de la población era esclava 25 .
“Encabezado por los sectores criollos blancos y por una minoría mestiza, el
proceso independentista fue diferente en las distintas regiones del imperio español
y no implicó al conjunto social hispanoamericano, sino a un sector que necesitaba
romper los lazos políticos con España, pero que ya estaba vinculado con el poder
económico en las colonias. Éste estaba constituido por los criollos dedicados al
comercio, propietarios de haciendas y profesionales que sólo tenían acceso a
puestos secundarios en la administración colonial” 26 . En ese proceso, aquellos
dirigentes independentistas que reclamaron un trato igualitario para indios y para
negros fueron rápidamente desplazados por los sectores más conservadores.
El tema de la esclavitud es un hilo conductor en la historia americana, no sólo la
del período colonial sino también la de buena parte del siglo XIX y XX. En algunos
casos, se extiende en los hechos hasta la actualidad, a pesar de las prohibiciones
formales 27 . Sin embargo, en muchos países latinoamericanos hay un ocultamiento
de sus implicancias sociales. Las descripciones de una esclavitud benévola,
mostrada como una especie de paternalismo, son abundantísimas. Entre los
muchos ejemplos, tenemos el del joven Darwin, quien después de visitar un
establecimiento de campo cerca de Río de Janeiro, escribió: “En fazendas como
ésta no dudo que los esclavos pasan la vida contentos y felices. Los sábados y
domingos trabajan para ellos, y en este fértil clima la labor de dos días es suficiente
para dar de comer a un hombre y su familia toda la semana” 28 . En Brasil, mucho
de esa imagen se origina en un esfuerzo publicitario hacia el exterior para evitar el
bloqueo al tráfico negrero efectuado por los barcos ingleses.
En Uruguay, la opinión predominante queda bien expresada en la cita que está
como acápite del presente capítulo y que muestra una sugestiva coincidencia con el
pensamiento de Shylock. Mientras las leyes admitan la esclavitud, no somos
caballeros andantes para querer cambiarlas.
En Argentina, Bartolomé Mitre escribió que los esclavos "entraban a formar parte
de la familia con la que se identificaban, siendo tratados con suavidad y
soportando un trabajo fácil, no más penoso que el de sus amos, en medio de una
abundancia relativa que hacía grata la vida", y Vicente Quesada llegó a cerrar el
siglo XIX diciendo que "estas relaciones eran casi afectuosas" 29 . En Argentina,
hasta muy avanzada la segunda mitad del siglo XX, las representaciones en los
actos escolares incluían una niña con la cara tiznada que vendía empanadas al
público, como para dar la idea de la tranquila vida de los esclavos domésticos.
Para creer en expresiones como ésta, sería necesario que los propios esclavos
dijeran lo mismo, lo que, previsiblemente, no hemos encontrado.
16
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 16
a la Globalización
Sin embargo, en un modelo productivo en el que las personas trabajan sin
incentivos económicos, sólo la violencia puede reemplazar a esos incentivos para
alcanzar niveles de productividad aceptables. Esta violencia consistió en castigos
públicos, organizados como espectáculos, que tenían por objeto mantener los
niveles de sumisión de la población esclava, mediante una estrategia del terror. Un
indicador que cuestiona la idea de esclavitud benévola surge del estudio de las
condiciones demográficas de los esclavos en Brasil, entre los que predominaban
altas tasas de mortalidad y bajos índices de reproducción natural. Una
comparación con la evolución de la población esclava de los Estados Unidos
muestra un crecimiento demográfico mucho menor en Brasil, lo que sugiere peores
condiciones de vida 30 .
Entre los negros del Río de la Plata “la mortandad de los nacidos era tan
impresionante que en 1828 llegó al 44,24 por mil; en cambio entre los blancos era
del 24 por mil, es decir casi la mitad” 31 . Los motivos son muchos y muestran
condiciones ambientales diferenciadas: deficiencias nutricionales de la madre,
inadecuada preparación cultural, falta de atención médica, patéticas condiciones
de vivienda, falta de ropa, alimentación mala, alta posibilidad de contagio de
enfermedades, ambientes insalubres, dificultades de las madres para dejar los
hijos en la casa en horarios de trabajo -las lavanderas los llevaban al río de recién
nacidos-, y muchas otras posibles explicaciones. Incluso la mortandad era alta
entre los adultos, llegando al extremo de ser mayor entre libertos, ya que al
comprar la libertad también compraban peores condiciones de vida.
Y es que son demasiados los prohombres de nuestra historia que aceptaron,
admitieron o fueron cómplices de formas inhumanas de explotación. En definitiva,
la Independencia fue hecha por un sector económicamente poderoso, que
necesitaba romper la dependencia con España, más por motivos comerciales que
ideológicos o humanitarios. La ruptura de los lazos coloniales con respecto a
España y Portugal apareció predominantemente como un movimiento de colonos,
ya que la situación del indio y del negro tendió aún a deteriorarse después de
obtenida la Independencia y durante todo el siglo XIX. “Un primer cambio en la
situación se debe a que muchas veces en los frentes militares hubo que recurrir a
los sectores más populares, en cuyas filas se contaban numerosos mestizos y
elementos de las razas dominadas” 32 .
En muchos sitios del continente, el patriotismo de los criollos no los llevó a
arriesgar sus vidas, sino que les alcanzó para enviar a sus esclavos a la guerra,
para que pelearan por ellos. Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo del
Río de la Plata, elogia la liberalidad de todos los que donaron sus esclavos para la
guerra, y San Martín expresa en una carta: "Admira que un país de mediana
población, sin erario público, sin comercio ni grandes capitales, falto de madera y
primeras materias, haya podido elevar de su mismo seno un ejército de tres mil
hombres, despojándose hasta de sus esclavos, únicos brazos para su agricultura” 33 .
Aún esa conducta fue criticada como perniciosa, por quienes pensaban que no
debía haberse alterado el orden social de la época colonial. Por eso es
representativa la actitud de un pensador social como José Vasconcelos, quien
hubiera preferido una emancipación de blancos sin indios ni negros. “En los
Estados Unidos –dice- nunca se dio al movimiento independiente el sentido de una
17
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 17
a la Globalización
guerra de castas. Ni a Washington, ni a Jefferson, ni a ninguno de los padres de la
patria yanqui les pasó por la cabeza la idea absurda de que un piel roja debía ser
Presidente o de que los negros debían ocupar los puestos ocupados por los ingleses.
La idea de que la independencia tendiera a restablecer los poderes del indígena, no
fue idea de indígenas. La Emancipación, se ha dicho hasta el cansancio, no la
idearon ni consumaron los indios. La idea de soliviantar a los indios aparece en los
caudillos de la Emancipación que, no encontrando ambiente para sus planes entre
las clases cultas, recurrieron al arbitrio peligroso de incitar una guerra de castas,
ya que no les era posible llevar adelante una guerra de Emancipación. Y a este
cargo no escapa ni Bolívar, que en Colombia lanzó los negros contra los blancos, a
fin de reclutar ejércitos. A los del Norte semejantes procedimientos les hubieran
parecido desquiciadores, y lo son” 34 .
Por eso quiero proponer una visión alternativa, que es tomar como punto de
partida la liberación de los esclavos de Haití, en 1793. Se trata de un caso único en
la historia de la humanidad. Una sublevación de esclavos exitosa, que logra su
propia libertad y que finalmente logra tomar el control del Estado que los oprimía.
Los cambios son tan profundos que las diferencias entre uno y otro enfoque son
cualitativas.
Recordemos el enorme peso que tuvo en la economía colonial la relación esclavista.
Hubo grandes diferencias entre las distintas zonas, pero una fuerte presencia de
estos intereses en el poder económico y político. “La aristocracia terrateniente de
Venezuela era más tradicionalista y tenía más ambiciones de poder político que los
esclavistas de Cuba; en Costa Rica no había esclavitud de negros y prácticamente
no la había de indios, pero esta última estaba muy generalizada en Guatemala y El
Salvador” 35 . Agreguemos en algunas zonas ganaderas había una mayoría de
población mestiza y casi la totalidad de los esclavos trabajaban en hatos y en la
producción de víveres para el consumo local, lo que permitía un gran margen de
libertad en sus movimientos. En el Río de la Plata, las faenas rurales estaban a
cargo de mestizos (los gauderios o gauchos), pero la esclavitud urbana era
importante. En la minería de la zona andina, especialmente en el cerro del Potosí,
las víctimas de la esclavitud eran los indios 36 . Otros estaban sometidos al régimen
despiadado de las grandes haciendas, como en Santo Domingo o en Brasil.
En todos los casos, las condiciones de salubridad del habitat y el trabajo
provocaron altos niveles de morbilidad y mortalidad. Desde el ambiente de los
barcos negreros (a los que los portugueses llamaron tumbeiros, por la enorme
mortandad que se producía durante el transporte de los esclavos desde África
hasta América), hasta condiciones de vida tan extremas que llevaron a que los
hacendados establecieran castigos para las esclavas que abortaban
voluntariamente, la situación ambiental de los esclavos tenía profundas diferencias
de la del resto de la sociedad.
La rebelión de los esclavos en la colonia francesa de Sainte Domingue se inició a
partir de la negativa de los revolucionarios franceses de extender los Derechos del
Hombre y del Ciudadano a los esclavos que sostenían la economía colonial. Los
ideales de liberté, egalité, fraternité no eran universales sino restringidos a los
ciudadanos blancos. Esto incluyó la lucha de los propietarios mulatos para ser
tratados electoralmente igual que los blancos, mientras reclamaban que se
18
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 18
a la Globalización
protegieran sus derechos de propiedad sobre otros seres humanos.
Tampoco los demócratas norteamericanos aceptaron que los negros tuvieran los
mismos derechos que ellos, a punto tal que contribuyeron a la represión de los
esclavos sublevados. En Sainte Domingue, dice Juan Bosch “la rebelión era total;
ardían los cañaverales y los cafetales, las lujosas casas de vivienda, los edificios de
las fábricas de azúcar y de ron, las cuarterías de los esclavos. Los amos, sus
mujeres y sus hijos eran muertos a golpes de machete y quemados en las hogueras
de sus propias casas. (…) Los Estados Unidos se apresuraron a enviar armas y
municiones y en el mes de diciembre George Washington escribía estas palabras:
"¡Qué lamentable es ver tal espíritu de revuelta entre los negros!". Y efectivamente
era lamentable, porque esos negros de Haití dejaban lo mejor de su vida en los
ingenios para que los Estados Unidos fueran suplidos de azúcar y ron a cambio de
la harina y el pescado seco de Norteamérica con que los amos blancos les daban de
comer” 37 .
Y aún en fecha tan tardía como 1856, los intereses esclavistas del Sur de los
Estados Unidos financiaron una invasión mercenaria a Nicaragua que anunció el
restablecimiento de la esclavitud en ese país. La operación incluía el intento de
incorporar Nicaragua a los EE.UU., con la idea de agregar los votos de los
senadores esclavistas al Senado norteamericano. La esclavitud es abolida en la
España metropolitana en 1837, pero es necesario esperar a 1880 para que la misma
abolición se haga efectiva en Cuba. Uno de los motivos por los cuales la bandera
cubana lleva una estrella y los mismos colores de la norteamericana es el intento de
un grupo esclavista de incorporar Cuba a los Estados Unidos, en la misma
concepción que lo ocurrido con Nicaragua.
Es necesario recordar que los procesos sociales tienen consecuencias de larga
duración, a menudo mucho más allá de lo que habitualmente estamos dispuesto a
aceptar. En el primer tomo de esta obra habíamos hablado de las comunidades
fundadas por los esclavos fugados en Brasil (quilombos) durante la época colonial.
Este movimiento continuó durante todo el período de duración de la esclavitud en
Brasil. Existían redes de asistencia a los esclavos escapados, que les permitían
llegar hasta algún quilombo donde ocultarse. Estas redes eran dirigidas por ex
esclavas viejas, que habían sido liberadas por sus dueños cuando ya no era
rentable mantenerlas 38 . Los quilombos se establecieron en sitios inaccesibles y sus
habitantes practicaron agricultura de subsistencia. Aún hoy, se llega a muchas de
esas comunidades por caminos imperceptibles, que sólo unos pocos conocen.
A más de un siglo de abolida la esclavitud, subsisten en Brasil unas 1.600
comunidades quilombolas reconocidas, que reciben alguna clase de asistencia
social de las autoridades 39 . Sólo en el Estado de Bahía existen actualmente 396
comunidades quilombolas. Su propia ubicación geográfica dificulta la integración
de sus miembros a la economía y la cultura nacional. Hay barreras físicas y
culturales que los distancian de la educación, la salud y el empleo. Siguen
marginados, sufriendo aún las consecuencias de hechos sociales que creíamos
terminados en el siglo XIX.
Todo esto apunta a recordar que todo análisis de las formas de utilización de los
recursos naturales y las condiciones del ambiente en América Latina durante gran
19
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 19
a la Globalización
parte del siglo XIX tiene que tener en cuenta las condiciones de esclavitud. En
cuanto a los motivos británicos para combatir el tráfico negrero, además de los
humanitarios, tenemos que tener en cuenta que de ese modo estaban eliminando a
la única competencia existente para las máquinas de vapor que ellos fabricaban,
utilizaban y vendían.
LA PEOR FORMA DE CONTAMINACIÓN ES LA GUERRA
Los aspectos más críticos de las guerras de la Independencia y las guerras civiles
posteriores no se vinculan con los caídos en las batallas, sino con la enorme
mortandad de población civil por las consecuencias ambientales de los conflictos
bélicos. El impacto ambiental y sanitario de la Guerra de la Independencia es lo
suficientemente profundo como para que debamos analizarlo, aún con la
incompleta información disponible.
Habitualmente, las pérdidas de vidas humanas causadas por las guerras son casi
imposibles de estimar 40 . No es objeto de esta investigación hacer ese cálculo, pero
sí señalar algunas de sus implicancias ambientales. Al respecto, es sugestiva la
comparación de las víctimas totales de las guerras con las cifras de los hombres
realmente caídos en las batallas. Las cifras de bajas de estos encuentros son
inciertas, pero su orden de magnitud no lo es. En el combate de San Lorenzo
(primera victoria de San Martín en América), el parte oficial menciona 54
muertos. La batalla de Maipú, que culmina con la Independencia de Chile,
produjo 3.000 muertos en ambos bandos 41 . La de Ayacucho, que terminó con el
dominio español en América, unos 2 mil muertos.
Ésta es la parte de la guerra que habitualmente se ve en la mayor parte de las
crónicas y la que recoge casi siempre el cine. Analicemos un poco la que queda
oculta. Veamos un análisis demográfico sobre lo ocurrido con la población
española durante la invasión napoleónica, que puede servirnos de aproximación
metodológica, ya que no conocemos un estudio equivalente sobre las guerras
americanas del mismo período. Las muertes que afectaron a los ejércitos se
debieron principalmente a enfermedades infecciosas (82 por ciento de las muertes)
provocadas por las malas condiciones ambientales y en mucha menor medida (14
por ciento de las muertes) a heridas producidas en el campo de batalla 42 .
Eso en el caso de los ejércitos invasores, como el de Napoleón. Es diferente la
situación de los invadidos, como lo fueron los españoles o los rusos. “La guerra
tiene el doble perfil de guerra convencional que enfrenta a ejércitos regulares y
guerra de guerrillas, actividad esta última cuyos integrantes son difíciles de
contabilizar por el carácter esporádico de su intervención; y porque la guerra
repercute de manera muy importante sobre la población civil, sobre la que se
abaten desalojos, requisas, sitios, represalias, epidemias y hambres. Entre estos
factores la guerra ocupa un puesto destacado como desencadenante o agravante de
la crisis: las pérdidas de cosecha por destrucciones, requisas o huida de la
población, las penalidades que ésta sufre cuando su territorio se convierte en
escenario de la contienda, las epidemias que ven facilitada su difusión por los
movimientos de tropas y civiles son elementos que están detrás de las fuertes alzas
de mortalidad de 1809 en Galicia, Asturias o Cataluña”. También es frecuente la
destrucción de cultivos y el corte de las líneas normales de suministro de alimentos.
20
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 20
a la Globalización
El resultado de la escasez son niveles tan altos de carestía que suelen provocar
mortalidad por hambre.
Pero además de morir, en las guerras la gente deja de nacer. Por la separación o
disolución de las familias, por abortos provocados por episodios de violencia o por
desnutrición, hay muchos motivos para que una guerra provoque situaciones de
despoblamiento en gran escala. En la primera parte de esta obra habíamos
hablado de la pérdida de población de América al comienzo de la conquista.
Sugestivamente, al comienzo y al final del período colonial se producen situaciones
de despoblamiento masivo.
Las guerras también causan epidemias. En la guerra por la liberación de Haití, las
condiciones ambientales jugaron un rol decisivo, al derrotar a los ejércitos
europeos. Se trató de una guerra larga y compleja, con muchos actores
enfrentados: terratenientes blancos y mulatos, esclavos sublevados y tropas
inglesas, francesas y españolas, con frecuentes cambios de bando de unos y de
otros. “Aunque no se vieron seriamente amenazados por los rebeldes hasta el final,
los británicos sucumbieron en cambio a la geografía de St. Domingue. El
comandante inglés había asegurado a Londres que podía tomarse el territorio con
877 soldados, pero los refuerzos no lograban mantenerse al día con los estragos
que producían la fiebre amarilla y la malaria. En un caso típico, el teniente
Thomas Howard, al mando de un regimiento formado por 700 húsares perdió 500
hombres en un mes, cuando en batalla sólo había perdido siete. Al final, las
enfermedades y los rebeldes forzaron a los británicos a evacuar la isla, dejando a
sus espaldas más de 14.000 muertos. Edmund Burke resumió así este desastre: “La
espada hostil es caritativa: el país mismo es el enemigo más temido” 43 .
Cuando Napoleón consolida su poder, se pone como objetivo recuperar la colonia y
restablecer la esclavitud. La producción de azúcar de la isla la había transformado
en un sitio de una riqueza excepcional y era una pieza clave del programa de
colonias de Bonaparte, ya que sería la base militar para el control de la Louisiana.
De modo que los barcos que llevaron la guillotina a América para usarla como
símbolo de la libertad, terminaron empleándola para tratar de consolidar la
opresión 44 .
“Su fracaso fue igual al de los británicos. Los soldados franceses no pudieron
sobrevivir en el ambiente malsano de Haití. En 1802, Leclerc, el cuñado de
Napoleón, ocupó rápidamente toda la colonia con 20.000 soldados, pero la fiebre
amarilla y la malaria volvieron a tomar el control: la mortalidad por fiebre
amarilla excedió el 80 por ciento. Para ocultar sus bajas, los franceses sacaban a
los muertos de noche y suspendieron los funerales militares. Sólo dos comandantes
de regimiento sobrevivieron, y el propio Leclerc sucumbió a la fiebre amarilla
antes de que terminara el año. Los franceses lucharon con refuerzos masivos hasta
1803, cuando decidieron evacuar lo que quedaba del ejército. Diez mil hombres
lograron regresar a Francia y 55.000 quedaron enterrados en la colonia” 45 . Para
dar una idea de la crueldad de esa guerra, diremos que el sucesor de Leclerc
alimentaba perros feroces con sus propios esclavos, para mantener un clima de
terror. Agreguemos que la mayor inmunidad de los africanos a las enfermedades
tropicales fue uno de los argumentos más fuertes para la continuación de la trata
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 21
a la Globalización
de esclavos. Los negros parecían especialmente diseñados para trabajar en las
colonias tropicales.
La paradoja es que la enfermedad que facilitó la liberación de los esclavos parece
haber sido introducida en América por el propio tráfico negrero, probablemente
en 1699. Es probable que la huida de los blancos debido a la insurrección de los
esclavos haya dispersado la fiebre amarilla hacia los Estados Unidos 46 .
Pero las guerras generan problemas ambientales y sanitarios con independencia
del sitio en que sucedan. Veamos un testimonio de las consecuencias ambientales
del sitio de Montevideo: “El 1° de octubre de 1812 se inició el segundo sitio de
Montevideo, que se desarrollará al mando de Rondeau contando con apoyo
sanitario de la Junta de Buenos Aires. Los calores de ese verano, los malos
cuidados de asistencia en Montevideo, en el Hospital Real, la falta de agua en los
aljibes y el hecho de que los sitiadores coparan los pozos de la Aguada,
determinaron que la poca agua que había estuviera en malas condiciones, “salobre
y pestífera” dice Acuña de Figueroa. Ello determinó la aparición de numerosas
epidemias, especialmente erisipela y fiebre amarilla. Al terminar el sitio el 23 de
junio de 1814, luego de 21 meses de asedio, Montevideo sólo tenía 10.000
habitantes, habiendo muerto 20.000; como resultados de combates sólo 818, con
531 heridos que quedaron mutilados” 47 . En otras palabras, que el 4 por ciento de
los muertos cayó en los combates y el 96 por ciento por las enfermedades
ambientales asociadas a la guerra.
En los casos en los que la Guerra de la Independencia tuvo las características de
una guerra social, el encarnizamiento fue mucho mayor y lo mismo ocurrió con el
impacto social y ambiental, ya que hubo estrategias de exterminio mutuo, antes
que de toma del poder o de ocupación de determinadas posiciones estratégicas.
En la actual Venezuela, "los presos de ambos bandos eran lanceados o degollados
en el lugar en que se echaban en tierra agotados por el cansancio y los
sufrimientos; el país era recorrido en toda su extensión por partidas que no
respetaban ni vidas, ni bienes, ni hogares, ni templos; en las familias divididas por
la guerra la madre lloraba al hijo que moría en el lado republicano y a la vez
rezaba por la vida de otro de sus hijos que se hallaba en el campo realista. En las
ciudades de la cordillera de la costa norte -la que da al Caribe- las poblaciones se
habían alimentado tradicionalmente de los productos sacados de los pequeños
valles, pero la guerra social echó de esos valles a los que los cultivaban, de manera
que en 1814 el hambre se generalizó en Caracas a tal punto que hay descripciones
de esos días en que se cuenta cómo iban las mujeres de familias linajudas buscando
por las calles desperdicios con que alimentar a sus deudos. Los niños tiernos
morían de consunción, los ancianos enloquecían de hambre, los hombres iban a
combatir, y todos lloraban de cólera", dice Juan Bosch 48 .
"Nadie podría decir cuántas fueron las víctimas de la guerra social venezolana,
pero no se exageraría si se dijera que debieron llegar a 100.000. Tres días después
de la segunda batalla de La Puerta, cuando todavía no se habían producido las
hecatombes de Valencia, Caracas y la región oriental, el asesor de la Intendencia
de Venezuela decía que "las poblaciones de millares de almas han quedado
reducidas: unas, a centenas; otras, a docenas, y de otras no quedan más que los
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 22
a la Globalización
vestigios de que allí vivieron racionales". Un funcionario realista afirmaba que
Boves 49 estaba exterminando la raza blanca en Venezuela, y en febrero de 1815,
más de dos meses después de la muerte de Boves, Morales escribía, hablando de los
republicanos, que "no han quedado ni reliquias de esta inicua raza en toda Costa
Firme".
El ganado se redujo, tanto vacas, como caballos y mulas, de 4,5 millones de cabezas
en 1812, a 256.000 en 1823. El fuerte de la economía, es decir las plantaciones de
cacao, entre 1810 y 1816, bajó de 120.000 fanegas al año a 20.000; y el café entre
los mismos años, de 80.000 quintales a 20.000.
En Costa Rica, un invasor, “dejó tras sí algo más mortal que las balas de sus
filibusteros: fue el cólera, que hizo su aparición en Rivas una semana después de la
batalla y mató tantos soldados y oficiales costarricenses que el presidente Mora
Fernández tuvo que abandonar la ciudad y dirigirse a su país” 50 . En Dominicana,
después de un intento español de volver a apoderarse del país, en 1864, “los
soldados españoles sufrieron mucho en esa guerra. El país no tenía ni puertos, ni
caminos, ni ferrocarriles; las intensas lluvias tropicales se alternaban con los
fuertes calores de la zona; la malaria, la buba y las enfermedades intestinales
causaban miles de bajas en sus filas” 51 .
Durante la guerra de la Independencia de Cuba existieron situaciones de
mortandad masiva por hambre. El jefe español “ordenó la concentración de los
campesinos en los sitios donde hubiera guarniciones españolas, con lo cual quedó
virtualmente liquidada la producción de viandas y animales de carne y comenzó a
generalizarse el hambre y la muerte por inanición. Los cubanos, por su parte,
estaban llevando a cabo la llamada "campaña de la tea", esto es, la destrucción, por
medio del fuego, de todos los ingenios y los cañaverales” 52 . En 1897, el ejército
español tuvo 30.000 bajas, sólo por enfermedades.
Es sugestivo que en casi todos los casos las enfermedades ambientales sorprenden a
los militares de todos los bandos, cuya preparación profesional los hace pensar sólo
en enemigos humanos. La ausencia de prevenciones ambientales es una contante
en todos los casos. Los riesgos, sin embargo, son conocidos desde la Antigüedad:
leemos en la Biblia una serie de indicaciones de higiene militar para los ejércitos
judíos, que les ayudaron en sus luchas contra enemigos más poderosos pero menos
prevenidos en este aspecto 53 .
En medio de ese clima destructivo, los grupos gobernantes de los distintos países
latinoamericanos no apostaron a la conservación de sus respectivos recursos
naturales. Por un lado, la baja densidad de población y la extensión de los
territorios permitía suponer a los recursos naturales como inagotables y, al mismo
tiempo, como imposibles de controlar. Por otro lado, las actitudes de posguerra
estuvieron orientadas a obtener rápidas ganancias en cualquier sitio en el que
hubiera la oportunidad de lograrlas.
Al mismo tiempo, la guerra llevó a modificar los perfiles productivos de muchas
zonas. En áreas como la pampa y el Río de la Plata, la inseguridad generalizada
llevó a disminuir aún más el interés por la agricultura y reforzar la actividad
ganadera, por la movilidad del ganado en caso de conflicto. En el valle de Caracas,
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 23
a la Globalización
esto llevó a los grandes terratenientes a desviarse del cultivo del cacao al del café,
ya que el fruto de este último puede conservarse durante más tiempo. En
condiciones de guerras en el mar, bloqueos y eventos semejantes, era sustancial
disponer de una mercancía que pudiera esperar las condiciones políticas y
económicas favorables sin arruinarse.
Recíprocamente, la ausencia de guerra permitió dedicar mayores recursos al
crecimiento económico en aquellos países que atravesaron la Independencia con
niveles más bajos de conflictividad. Es significativo el caso del Paraguay, cuya
independencia fue el resultado de las guerras efectuadas por sus vecinos, y el de
Brasil, que se separó de Portugal por decisiones palaciegas que no se reflejaron en
cruentas batallas.
LA ACTITUD ILUSTRADA HACIA LOS RECURSOS NATURALES
Entre los antecedentes de la Emancipación podemos mencionar la actitud de una
serie de intelectuales de la Ilustración que, hacia el final del período colonial,
plantearon una mirada diferente sobre la relación naturaleza-sociedad en
América. Si bien muchos de ellos lo hicieron pensando a las posesiones americanas
como parte de la Metrópoli y no separadas de ella, su concepción era antagónica de
la política puramente extractiva llevada a cabo por las potencias coloniales.
Estos autores cuestionan las conductas depredatorias acerca de la naturaleza y
destacan la necesidad de actitudes conservacionistas y de un empleo racional de los
recursos naturales subutilizados. En su mayor parte son intelectuales que lo ven
desde la racionalidad económica, antes que de una aproximación sensible y
romántica a la naturaleza. Por ejemplo, en el informe de la expedición botánica de
José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada se recomienda cultivar la tierra
para bajar los costos laborales al no tener que importar alimentos: “la perfección
de la agricultura, que abaratando los víveres disminuirá el valor de los jornales” 54 .
Afirmación en la que escuchamos el eco lejano del economista inglés David
Ricardo, quien buscaba un país que, produciendo trigo barato, permitiera bajar el
precio del pan en Inglaterra y poder pagar así salarios más bajos que aumentaran
la competitividad internacional de la industria británica.
Sin embargo, algunos de ellos, como el barón de Humboldt, combinan la
evaluación económica con la mirada romántica sobre la naturaleza, donde
adquiere su máximo valor el vínculo subjetivo con el entorno. También Gaspar
Melchor de Jovellanos, maestro de muchos de ellos, adopta actitudes románticas
que dejarán su huella en generaciones posteriores. “Para hallar el origen de la
poesía –dice Jovellanos- hemos de recurrir a los desiertos y los bosques; debemos
volver a la edad de los cazadores y los pescadores, y en fin al estado más sencillo de
la naturaleza humana” 55 .
Y es que no se trataba sólo de proteger árboles, sino de poner en cuestión el modelo
económico sobre el que se basaba la monarquía absoluta. El mercantilismo había
sido la doctrina económica de los reyes, la que les resultaba adecuada para
financiar sus guerras. Se basaba en identificar la riqueza con la posesión de
metales preciosos. Esto llevó a que todos los esfuerzos del Estado estuvieran
destinados a acumular el oro necesario para pagar armamentos y mercenarios.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 24
a la Globalización
Recordemos que para la concepción dominante en la época, la principal función de
los soberanos era hacer la guerra a sus vecinos para aumentar sus territorios.
Mantener o mejorar las condiciones de vida de su propia población no era un
objetivo de los reyes. Esa concepción estaba demasiado asociada a la inacción
oficial durante los años de hambre que habían actuado como desencadenante de la
Revolución Francesa, y provocó la reacción de los intelectuales.
Los fisiócratas procuraron crear una doctrina económica diferente, que fuera la
doctrina de los pueblos. La fisiocracia es la doctrina que plantea que el origen de la
riqueza no es el oro y la plata sino el cultivo de la tierra, lo que equivale a decir
indirectamente que para ellos el objetivo de la economía no es la riqueza del Rey
sino el bienestar del pueblo. Para ellos, la productividad de la tierra es el origen de
toda riqueza. Los agricultores producen y el resto de la sociedad se dedica a
transformar o a intercambiar lo que ellos han producido; gracias al comercio, esta
riqueza pasaba de los agricultores al resto de la sociedad. Por eso eran partidarios
del libre comercio, criticaban los monopolios característicos del sistema colonial y
pensaban que los gobiernos no debían intervenir en la economía. También
sostenían que los ingresos del Estado tenían que provenir de un único impuesto
que debía gravar a los propietarios de la tierra, que eran considerados como la
clase improductiva.
Si la naturaleza era la base de la riqueza, de allí se deducía la necesidad de
proteger los recursos naturales. Para los fisiócratas, el cuidado de los recursos
naturales tenía la misma importancia estratégica que había tenido la obtención del
oro y la plata para los mercantilistas. Y la conservación del suelo estaba en la
misma jerarquía que antes habían tenido las guerras de conquista.
Desde el punto de vista científico, los trabajos de Alexander von Humboldt
proporcionan el fundamento de la concepción ecológica moderna, al poner el
acento en las interrelaciones entre los hechos observados. Humboldt es mucho más
que un naturalista viajero. Es el maestro que proporciona a los científicos el
modelo de cómo tratar la naturaleza americana y su relación con las sociedades
que ocupan esos territorios. “La geografía de las plantas –dice- es la que considera
las plantas bajo la relación de su asociación local en todos los climas. Tan vasta
como el objeto que abraza, pinta con rasgos majestuosos la inmensa extensión que
ocupan los vegetales desde la región de las nieves perpetuas hasta el fondo del
Océano y el interior del globo” 56 . Un autor reciente comenta que “Humboldt no
fue solamente un naturalista y el creador de la geografía física (entonces conocida
como physique du monde), sino que además tiene el mérito de haber estudiado,
desde un enfoque que hoy nos resulta moderno y ecológico, la relación hombrenaturaleza. Mas no en el sentido de un determinismo de la naturaleza, sino de
relaciones recíprocas y de la acción conjunta dentro de una visión sintética” 57 .
Esa concepción puede verse en el texto siguiente: “Por medio de investigaciones de
esta clase y otras semejantes, la geografía de las plantas aclara así el origen de la
agricultura, cuyos objetivos son tan diferentes como el origen de los pueblos, su
dedicación al trabajo y el clima bajo el cual viven. Es también parte de esta
disciplina la observación sobre la influencia que ejercen la alimentación mas o
menos excitante sobre la energía del carácter; además observaciones sobre
extensos viajes marítimos y guerras por medio de los cuales naciones lejanas tratan
25
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de adueñarse o extender y divulgar productos vegetales. De este modo las plantas
interfieren en la historia moral y política del hombre; si ciertamente la historia de
los objetos naturales sólo se puede considerar como una descripción de la
naturaleza no es menos cierto según la definición de un pensador profundo los
mismos cambios de la naturaleza adquieren un carácter legítimamente histórico, si
ejercen influencia sobre los acontecimientos humanos” 58 .
En el Río de la Plata, Manuel Belgrano adhirió a esta doctrina y pensaba organizar
el país sobre la base de esos principios. En su memoria de 1796, Belgrano explica
que "todo depende y resulta del cultivo de las tierras: sin él no hay materias
primeras para las artes; por consiguiente, la industria no tiene cómo ejercitarse, no
puede proporcionar materias para que el comercio las ejecute. Toda prosperidad
que no esté fundada en la agricultura es incierta" 59 .
Sus ideas de cultivar la tierra y comerciar su producción tardaron casi un siglo en
llevarse a la práctica, porque lo impidieron la Guerra de la Independencia y las
guerras civiles del siglo XIX. “La agricultura –dice- sólo florece con el gran
consumo. Los economistas claman por el comercio, que se atraigan a los
extranjeros a los puertos de la nación agricultora, pues la prosperidad de aquellos
deba contribuir a la de ésta; con ella se multiplican los hombres y, por
consiguiente, los consumidores; éstas dan más valor a las tierras, y aumentan el
número de los hombres que trabajan” 60 . Belgrano realiza propuestas de ampliar el
cultivo de cereales, utilizar prácticas conservacionistas para los suelos y proteger
los bosques. Propone un sistema de extensión rural, basado en la transmisión de
conocimientos agropecuarios por parte de los curas de parroquia. Y funda una
Escuela de Náutica para formar los marinos que se necesitan en América.
Para fomentar la agricultura, recomienda establecer una escuela de agronomía,
"donde a los jóvenes se les hiciese conocer los principios generales de la vegetación
y desenvoltura de las siembras, donde se les enseñase a distinguir cada especie de
tierra por sus producciones naturales 61 , y el cultivo conveniente a cada una; los
diferentes arados que hay y las razones de preferencia de algunos según la calidad
del terreno 62 ; el número de labores, su profundidad según la naturaleza del
terreno 63 ; los abonos y el tiempo y razón para aplicarlos; el modo de formar
sangrías en los terrenos pantanosos: la calidad y cantidad de simientes que
convengan a ésta o aquella tierra, el modo y necesidad de prepararlas para darlas
en la tierra; el verdadero tiempo de sembrar, el cuidado que se debe poner en las
tierras sembradas; el modo de hacer y recoger una cosecha; los medios de
conservar sin riesgo y sin gastos los granos; las causas y el origen de todos los
insectos y sabandijas, y los medios de preservar los campos y graneros de ellas; los
medios de hacer los desmontes; los de mejorar los prados; los de aniquilar en la
tierra los ratones y otros animales perjudiciales". Podríamos agregar que en la
actualidad casi nadie hace desmontes sin erosionar la tierra y que no se practican
formas efectivas de aniquilar los ratones.
En el mismo sentido, Lavardén pide investigar las posibilidades de riego en las
márgenes del Paraná: (que) “la Sociedad Económica tenga por objeto, aunque sea
único, indagar el nivel de los terrenos, para proporcionar el regadío a nuestros
campos, cueste lo que cueste; si no puede ser por ahora, para de aquí a dos siglos.
El terreno, sin una piedra, se brinda” 64 .
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La mirada sobre la naturaleza como productora de recursos es común a todos los
fisiócratas. Dámaso Larrañaga explora la Banda Oriental y dice que “ni aún en
estos grandes bosques (refiriéndose a la zona de Río Negro, nota de A.E.B.)
encontré un árbol propio para construcción de edificios ni embarcaciones” 65 .
Tanto en temas generales como en cuestiones concretas, Belgrano se revela como
un agudo observador y un profundo conocedor de la ecología agraria. Por ejemplo,
en sus criticas a la práctica bíblica de dejar la tierra en barbecho y sus
recomendaciones de aplicar la rotación de cultivos. "El pretendido descanso de la
tierra no debe existir –dice-, sus perjuicios son considerables, como que queda
expuesta a los calores del sol, se debilita exhalándose todas las sales y aceites que
tiene, los aires además atraen infinidad de semillas de yerbas que llamamos inútiles
por no conocer sus cualidades, y que se absorben todos aquellos jugos que
alimentan a las plantas que nosotros pusiésemos."
En cambio, "lo que deberá observarse es no sembrar una misma semilla seguida,
sino variar y dejar pasen tres o cuatro años sin sembrar en aquel mismo lugar
semillas de una misma especie". En caso de no poder efectuarse la rotación de
cultivos, recomienda cambiar al menos la variedad de trigo que se siembra, porque
sus requerimientos en materia de nutrieres nunca serán idénticos a los de la
variedad que se sembró antes. "Igualmente –dice- se consiguen buenas cosechas
sembrando siempre granos diferentes de los que se hayan recogido, es decir, si este
año siembro trigo del país, el que viene sembraré de Córdoba."
Del mismo modo, sugiere cercar las tierras con árboles, para aprovechar sus
maderas y frutos, e insiste en "hacer los mayores esfuerzos en poblar la tierra de
árboles, mucho más en las tierras llanas, que son propensas a la sequedad, cuando
no estaban defendidas: la siembra de los árboles contribuye mucho para conservar
la humedad, los troncos quebrantan los aires fuertes, y proporcionan mil ventajas
al hombre". Recomendación que parecería innecesaria por obvia, pero que no lo es
tanto. Más de un siglo después, las colonias organizadas por inmigrantes
extranjeros serán las primeras en establecer cercos forestales en la región
pampeana. Todavía en la actualidad, los cercos forestales son raros en la pampa
húmeda, a pesar de que existen estudios que indican un marcando aumento de los
rendimientos agrícolas. La elemental propuesta de Belgrano de utilizar árboles
para cercar los campos de la pampa húmeda aún no ha sido llevada a la práctica.
Para difundir la agricultura recomendaba repartir tierras y herramientas entre los
alumnos de la futura escuela de agronomía, en condiciones de subsidio. En
realidad, esto no era nuevo sino que la idea estaba en el ambiente: en 1795 el
síndico del Cabildo había recomendado regalar tierras a los pobres para estimular
el progreso de la agricultura. La misma actitud tiene en la actual Colombia
Francisco José de Caldas, quien dice que el atraso económico de las tierras
americanas no se debe “a la ingratitud de la tierra y sus moradores” sino a “no
haber acertado el medio de propagar y arraigar los conocimientos y cultivo de las
ciencias útiles”. Recomienda reformar las escuelas reemplazando el estudio de la
peripatética por las ciencias naturales y pide que “se destinen premios para los que
se distingan por su aplicación y aprovechamiento (…) de sus naturales riquezas 66 ”.
Efectivamente, en todas partes se reparten tierras, pero siempre entre los amigos
del poder.
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Después de la Emancipación se realizarán intentos fallidos por implementar estas
ideas. Los principales en materia de conservación de recursos naturales son los
realizados por el Libertador Simón Bolívar. Y el único que trataría de llevar a la
práctica las propuestas de entregar tierras a los pobres sería Artigas en la Banda
Oriental.
CÓMO VEÍAN LA SELVA BRASILEÑA
La destrucción de la Mata Atlántica brasileña (es decir, la selva tropical costera) es
el resultado de un largo proceso iniciado en la época colonial, con advertencias
tempranas sobre sus riesgos ambientales. A fines del siglo XVIII, el geólogo José
Vieyra Couto describía esta situación: "Ya es tiempo de atender a estas preciosas y
amenas selvas, que el cultivador del Brasil, con el machete en una mano y el tizón
en la otra, las amenaza de total incendio y desolación. Una agricultura bárbara y al
mismo tiempo muy dispendiosa, ha sido la causa de este general abrasamiento. El
agricultor ve a dos o más leguas 67 de selva como nada y apenas las ha reducido a
cenizas, ya extiende la vista para llevar la destrucción a otras partes. No conserva
apego ni amor al territorio que cultiva pues sabe muy bien que tal vez no llegará a
sus hijos" 68 . La falta de visión de futuro no tiene que ver con la propiedad de esa
tierra, sino con su escasa duración, debida al deterioro ambiental que esta práctica
genera. En la próxima generación, ese suelo simplemente no existirá y los
agricultores avanzarán sobre la selva dejando un desierto a sus espaldas.
Es sugestivo encontrar que el patrón de penetración actual sobre la Amazonia es el
mismo que signó la destrucción de la Mata Atlántica a lo largo del período colonial
brasileño. De esa época procede la visión generalizada (aún hoy) de la selva como
una molestia que impide obtener lo que uno está buscando, según explica un autor
de la época: “Una vez elegida la mejor tierra para la caña (de azúcar, nota de
A.E.B.), se la roza, se la quema, se la limpia, tirándole todo lo que podía servir de
obstáculo” 69 . Es decir, tirándole la selva misma.
Los argumentos contrarios a la destrucción de la selva reflejan una concepción
sobre manejo integrado de recursos naturales, más compleja de lo que nuestros
prejuicios sobre la época nos permitirían suponer. Estos pensamientos se expresan
en un momento en el cual la inmensidad del territorio brasileño llevaba a muchos a
creer en su inagotabilidad. Por ejemplo:
ƒ
Los bosques permiten proteger los suelos de la erosión.
ƒ Es necesario contar con las maderas adecuadas para la construcción naval,
argumento especialmente importante durante las guerras napoleónicas. “Quemar
antiquísimos bosques cuyas maderas, por la facilidad de transporte por los ríos,
serían muy útiles para la construcción de navíos” 70 . Por supuesto que el único
lugar en el que pueden construirse barcos es en la costa de ríos navegables.
Incendiar la selva de ribera es impedir el desarrollo futuro de astilleros en esas
costas.
ƒ La explotación minera requiere de maderas para la construcción de galerías y
para usarla como combustible. Llevar esas maderas desde lejos, en zonas con
caminos muy precarios, significa encarecer enormemente esa explotación. La
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destrucción de la selva en zonas próximas a algunos yacimientos ha hecho
económicamente inviable la extracción y tratamiento de los minerales.
A lo largo del siglo XIX se desarrollan concepciones románticas sobre la
naturaleza que no se contraponen con el conservacionismo ilustrado sino que lo
complementan. Los viajeros transmiten la sensualidad de los paisajes americanos
de un modo que impulsa a proteger paisajes y ecosistemas en razón de su belleza,
no de su utilidad. Esta concepción tiene sus límites históricos. No la hemos visto en
el estilo seco de viajeros cientificistas como Félix de Azara, a principios del siglo
XIX 71 . Y la veremos desaparecer al final del mismo siglo, cuando los viajeros se
ocupen más por recolectar información sobre recursos naturales industrializables
que por transmitir los sentimientos que les despierta la naturaleza.
“Un aire embalsamado por el perfume de mil flores ya venía a nosotros –dice
D´Orbigny en Río de Janeiro-. Disfrutaba de una felicidad perfecta. A medida que
los objetos se dibujaban más nítidamente ante mi vista, me recreaba la belleza del
paisaje. No había un punto carente de verdura; las mismas rocas ornaban sus
grietas con una bella vegetación; por doquiera los cocoteros y las palmeras de
variadas especies se unían agradablemente a multitud de otros árboles de aspecto
completamente nuevo. Las mariposas, apacibles habitantes de estas ricas
comarcas, ya venían a visitarnos y los brillantes colores de sus alas matizadas me
anunciaban las maravillas que la naturaleza prometía a mi imaginación, en este
suelo privilegiado”.
“Por fin entramos en el canal, entre verdeantes laderas y los valles más rientes,
pasamos entre los dos fuertes de la entrada encontrándonos en esa inmensa rada,
una de las más hermosas el mundo. A la izquierda, toda la ciudad de San Sebastián
o Río de Janeiro se nos mostraba, dominada por altas cumbres arboladas. Del
fondo de la rada sólo veíamos un azul lejano, coronado por las famosas montañas
dos Orguas cuyas cimas en aguja se destacaban en el horizonte sólo por un tinte
algo más oscuro que el azul plateado del cielo; pero un vistazo a la rada entera sólo
mostraba un recinto bordeado de montañas. En el momento de nuestra llegada,
indefinibles emociones se habían apoderado de mí. Mi corazón desbordaba y me
causaba vivo pesar la imposibilidad de comunicar a alguien los diversos
sentimientos que lo agitaban a la vez. Nada me faltaba para ser feliz... Estaba en
América” 72 .
Pero además, la mirada sobre la naturaleza americana desde los propios
americanos –aún la mirada puramente científica- tuvo objetivos políticos: “el
estudio de la historia natural fue muy importante en la búsqueda de una identidad
nacional en sociedades donde la diferenciación cultural respecto de sus ex
metrópolis era insegura y el sentido de la tierra resultaba por tanto crucial para la
autoconciencia colectiva de las nuevas naciones” 73 . De un modo coherente con el
modo de pensar de la época, buscar la identidad en las características de la
naturaleza es una actitud claramente romántica.
EL SUEÑO ECOLOGISTA DE SIMÓN BOLÍVAR
La escuela nos enseñó a tener una imagen estereotipada de nuestros grandes
hombres. Así, tendemos a imaginarlos tal como los vemos en las estatuas: los
29
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militares de a caballo, los civiles de a pie. Unos revistando sus tropas, los otros con
el brazo levantado en medio de una actitud oratoria.
Y así como nos cuesta verlos como seres humanos -con sus pasiones y sufrimientostampoco los sacamos de ese encuadre en que la historia escolar los ha puesto: los
generales ganan batallas, los civiles fundan escuelas y plantan árboles. Por eso,
para romper un poco esos esquemas tan ordenados, queremos mostrar un aspecto
poco conocido de uno de ellos: el interés de Simón Bolívar por la protección
ecológica, basándose en los principios planteados por los pensadores ilustrados del
siglo XVIII, que acabamos de citar.
Estamos en 1825, poco después de las victorias que terminaron con el dominio
realista en América. En muchos países es época de anarquía y de guerras civiles.
Pero también es el tiempo del sueño y de la utopía. América Latina está llena de
reformadores que proponen distintas variantes de sociedades copiadas de lo que
dicen los autores europeos. Por todas partes se escriben borradores de
Constituciones y pareciera que el futuro puede diseñarse con una pluma. San
Martín pide leyes justas, con la esperanza de que bastarán para crear una sociedad
mejor.
En ese contexto, Bolívar lanza un sueño ecologista. El 19 de diciembre, desde su
palacio de gobierno en Bolivia, decreta la protección de las aguas y los bosques. En
los considerandos afirma que "una gran parte del territorio de la República carece
de aguas y por consiguiente de vegetales para el uso común de la vida". Agrega
que "la esterilidad del suelo se opone al aumento de la población y priva entretanto
a la generación presente de muchas comodidades". Afirma también "que por falta
de combustible no puede hacerse o se hace inexactamente o con imperfección la
extracción de metales y la confección de productos minerales que por ahora hacen
casi la sola riqueza del suelo".
Basándose en estos criterios decreta: "Que se visiten las vertientes de los ríos, se
observe el curso de ellos y se determinen los lugares por donde puedan conducirse
aguas a los terrenos que están privados de ellas. Que en todos los puntos en que el
terreno prometa hacer prosperar alguna especie de planta mayor cualquiera, se
emprenda una plantación regulada a costa del Estado, hasta el número de un
millón de árboles, prefiriendo los lugares donde haya más necesidad de ellos. Que
el Director General de Agricultura proponga al Gobierno las ordenanzas que
juzgue convenientes a la creación, prosperidad y destinos de los bosques en el
territorio de la República" 74 .
Si lo miramos desde el punto de vista técnico, se trata de una ingenuidad
conmovedora. Sólo en la ciudad de Buenos Aires hay 400 mil árboles plantados en
las veredas, sin contar los de parques y plazas 75 . Para una ciudad, un millón de
árboles es mucho, pero en la escala de un país, un millón de árboles es apenas una
gota en un desierto. Expresa, sin embargo, una actitud de protección y gestión de
recursos naturales, inusual para la época y casi inimaginable en la América Latina
de esos tiempos.
También la vicuña fue objeto de la preocupación ecologista del Libertador, en este
caso, a partir de un decreto firmado en julio del mismo año en Cuzco 76 . Sabemos
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que los incas organizaban grandes batidas de caza para acorralarlas, capturarlas
vivas, esquilarlas y volverlas a soltar. Hay un comportamiento de estos camélidos
que favorece esta forma de captura: sucede que con frecuencia las vicuñas se
detienen ante una cuerda que les bloquea el paso, y no atinan a saltarla. Aún más:
el Inca Garcilaso de la Vega agrega que sus antepasados nunca las esquilaban a
fondo, para que no muriesen de frío en las condiciones extremas de las altas
cumbres 77 . En los considerandos aparece una clara preocupación por el riesgo de
extinción de esta especie: “Atendiendo a la gran necesidad que hay de
proporcionar por todos los medios posibles aumento de las vicuñas; al descuido
con que hasta ahora ha sido tratada esta hermosa y peculiar producción del Perú;
a que al fin vendría a aniquilarse si continuasen las matanzas que en todos los años
se han hecho para sostener el comercio de sus lanas”. Sobre la base de estos
principios, que hoy nos suenan modernos, y con la evidente influencia de la obra
del Inca Garcilaso de la Vega, Bolívar prohibe, “de hoy en adelante, la matanza de
vicuñas en cualquier número que sea”. Y agrega que “”los que quieran aprovechar
de la lana para comercializarla u otros cualesquieras usos o beneficios, podrán
verificarlo trasquilándolas en los meses de abril, mayo, junio y julio, para que la
benignidad de la estación supla este abrigo de que se las priva”.
Para la protección y el mejor aprovechamiento de los bosques, Bolívar dice. "Que
los bosques de Colombia, así los que son propiedad pública, como los que son de
propiedad privada, encierran grandes riquezas, tanto en madera, propia para toda
especie de construcción como en tintes, quinas y otras sustancias útiles para la
medicina y para las artes". Pero "por todas partes hay un gran exceso en la
extracción de maderas, tintes, quinas y demás sustancias especialmente en los
bosques pertenecientes al Estado, causándole graves perjuicios".
Así, ordena un registro de las tierras públicas, con un estudio de su delimitación y
su aptitud ecológica: "Los Gobernadores de las Provincias, harán designar (...), las
tierras baldías pertenecientes a la República, expresando por escrito su
demarcación sus producciones peculiares, como de maderas preciosas, plantas
medicinales, y otras sustancias útiles". A partir del registro, regula su explotación:
"ninguno puede sacar de los bosques baldíos, o del Estado, maderas preciosas y de
construcción de bosques para el comercio, sin que proceda licencia por escrito del
gobernador de la Provincia respectiva". "Estas licencias nunca se darán
gratuitamente".
También se preocupa por las materias primas que pueda utilizar la industria
naval, y los usos medicinales y en tintorería. "Cuidarán, muy particularmente de
que se conserven las maderas de los bosques del Estado, principalmente todas
aquellas que puedan servir para la marina nacional, y que no se extraigan sino las
precisas, o las que se vendían con ventaja de las ventas públicas". Regula también
"la extracción de maderas, quinas o palos de tintes".
Bolívar también ordena la realización de un censo agropecuario, como
herramienta fundamental para definir la política para el sector y la conservación
de sus recursos naturales. El mismo debería contener:
1. El número de establecimientos rurales que haya en actividad;
2. La especie de cultura que se haga en ellos;
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a la Globalización
3. El número de individuos empleados en los trabajos y de su condición.
4. La situación de los terrenos cultivados con respecto a las vías de comunicación y
de transporte.
Para dar una idea de lo que esto significa históricamente, señalemos que el primer
censo agropecuario se realizó en Chile en 1930 78 , en El Salvador se lo hizo en
1950 79 , en México en 1930 80 , en Argentina en 1937, y así sucesivamente. Para la
conservación y fomento de la ganadería prohibe "exportar caballos, yeguas, mulas,
ni asnos, cualquiera que sea el permiso con que lo intente o la causa que alegue".
Ordena también que "las tierras pertenecientes al Estado se repartirán entre los
naturales del país (...) adjudicándoles en propiedad".
El Libertador establece también una ley de minas, según la cual la propiedad
originaria de los recursos del subsuelo corresponde al Estado y no a los
propietarios del suelo 81 .
Su expectativa sobre el futuro de los pueblos americanos incluye textos como el
siguiente: “Los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala quizá formen una
Asociación que entre los dos mares podrá ser, con el tiempo, el emporio del
universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos
comerciales de Europa, América y Asia; traerán a tan feliz región los tributos de
las cuatro partes del globo. Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la
tierra, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo
Hemisferio” 82 .
Sabemos lo que pasó después. La ola de la guerra civil pasó por encima de las
propuestas ecologistas y también del sueño de Bolívar de integración
latinoamericana. Bolivia sigue siendo un país sin bosques y sin agua, con el
agravante de que ahora tampoco tiene el mar que tenía en tiempos de Bolívar. Las
vicuñas peruanas fueron objeto de caza indiscriminada durante el siguiente siglo y
medio. En la década de 1980, un grupo de científicos apoyados por las Naciones
Unidas puso en marcha un plan de cría de vicuñas en reservas naturales
controladas. Cuando el proyecto tuvo un cierto grado de maduración, resultó que
esas mismas zonas cayeron bajo el control de Sendero Luminoso, cuyas
preocupaciones ecologistas son idénticas a las de los militares empeñados en las
guerras civiles del siglo pasado. Recién a comienzos del siglo XXI se lograron
algunos resultados en la esquila de vicuñas.
En las pendientes de los Andes, el suelo se escapa después de cada cosecha, sin que
haya formas eficientes de detener la erosión. Bolivia es uno de los países en que la
desertificación avanza a mayor velocidad. En amplias zonas no hay árboles y la
gente de pocos recursos necesita leña para calentarse y cocinar, por lo que
terminan con los pocos arbustos que quedan. Sin vegetación, tampoco habrá
nutrientes en el suelo. Sin suelo y sin árboles, la lluvia se transforma en torrentes
que destruyen todo a su paso para dejar, nuevamente, la tierra seca y desierta.
Para los pobladores de muchas zonas de Bolivia y Perú, la caza de la vicuña o la
plantación de coca son dos de las escasas fuentes de sustento que tienen a su
alcance. Una realidad muy distinta de la soñada por el Libertador, en una época en
la que los hombres prefirieron los cañones a los árboles.
32
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 32
a la Globalización
EL REPARTO DE TIERRAS DE JOSÉ ARTIGAS
Otro de los pocos intentos de llevar a la práctica la visión ilustrada acerca de los
recursos naturales fue el Reglamento de Tierras de José Artigas, en lo que hoy es
la República Oriental del Uruguay 83 . En casi toda América Latina, la expansión y
consolidación del latifundio fue uno de los objetivos centrales de la burguesía
criolla que dirigió el proceso independentista. Para esa burguesía local, la
Independencia fue la manera de superar la contradicción con un sistema de
relaciones sociales de producción (el monopolio español) que bloqueaba el
desarrollo de las fuerzas productivas, relacionado con la ampliación de las
posibilidades de comercio internacional. Sólo que el proyecto de la mayor parte de
los patriotas no incluía a los sectores de menores recursos, salvo como
instrumentos de producción o como soldados para defender su proyecto. En ese
contexto se destaca el reparto de tierras de Artigas, que da respuesta a una serie de
conflictos por la tierra iniciados a comienzos del siglo XIX, ya que los estancieros
latifundistas habían expulsado a los ganaderos más pobres y menos influyentes.
“Los pioneros habían ocupado los campos, sujetado a rodeo el ganado, construido
ranchos y corrales, combatían las incursiones de portugueses y la indiada sobre sus
tierras. Y cuando la región se tornaba habitable, aparecía el favorito de
Gobernadores y Virreyes, o el rico comerciante bonaerense o montevideano que
había comprado esas tierras y lograba una orden de expulsión de los pioneros.
Todo el Uruguay se había colonizado así en cuatro o cinco oleadas sucesivas de
pioneros que luego habían sido declarados "intrusos" por la autoridad colonial”.
“Todos estos resentimientos internos y externos (contra España y Buenos Aires), y
la continua puja por la posesión de la tierra estallaron en 1811. La sublevación
comenzó en el interior dirigida por José Artigas” 84 .
Mientras todos los gobiernos patrios reparten tierras entre los ricos, Artigas las
reparte entre los pobres. “Por ahora el señor alcalde provincial y demás
subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña.
Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos
disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices
serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta
clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de
estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la
provincia. Serán también agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos. Serán
igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y estos a cualquier
extranjero”.
Se ha señalado entre las influencias de Artigas a los trabajos de Félix de Azara, en
los que este famoso naturalista recomienda el reparto de tierras para fijar
pobladores en la campaña oriental. Sin embargo, algunos comentaristas destacan
las diferencias ideológicas: Artigas prefiere a los pobres y Azara a los ricos. Esto
condiciona modelos de desarrollo diferentes. Por otra parte, Artigas reparte los
campos que ha confiscado a los latifundistas que apoyaban al Rey.
Existen otros antecedentes, tales como una memoria anónima titulada “Noticias
sobre los campos de la Banda Oriental”, redactada en 1794, propone que las tierras
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 33
a la Globalización
de aquellos latifundistas que no las trabajaran, fueran repartidas entre aquellos
que estuvieran dispuestos a trabajarlas, sean quien sean estos, incluso
changadores; al respecto de esto decía: “estos infelices han trabajado siempre para
otros” 85 .
En la discusión sobre el origen de las ideas de Artigas sobre el poblamiento del
territorio y las formas de utilización de los recursos naturales también se
mencionan decretos, disposiciones y leyes de corte hispano. Por ejemplo, el modo
de considerar la propiedad privada, ya que en el Reglamento de 1815, la propiedad
de la tierra se da en beneficio de la comunidad, y no de las personas tomadas en
forma individual. Por ejemplo, señala un autor que: “toda la doctrina jurídica
promulgada por el Estado español a este respecto (el de la propiedad), estuvo
inspirada por el principio de que la propiedad privada de la tierra en las Indias
habría de cumplir en su ejercicio, una función social. Esta es una idea netamente
medieval, comunitaria y corporativa, que es tomada por Artigas en su reglamento
de tierras” 86 .
Efectivamente, la idea de la tierra con una función social se expresa claramente en
el Reglamento. En el artículo XIX del mismo se plantea que: “Los agraciados, ni
podrán enajenar, ni vender estas suertes de estancia, ni contraer sobre ellos débito
alguno, bajo la pena de nulidad hasta el arreglo formal de la provincia, en que ella
deliberará lo conveniente”. La tierra es de la sociedad, y los usufructuarios no
pueden negociar con ella, ya que ella pertenece en última instancia a la comunidad.
Recordemos que en la mayor parte de los repartos de tierras entre los pobres
realizados en América Latina (como los llevados a cabo por la Revolución
Mexicana, por ejemplo), los latifundistas se apoderaron en muy poco tiempo de las
tierras entregadas a los campesinos. Hay semejanzas formales con normas
coloniales españolas y con concepciones medievales referidas a la tierra como bien
de uso común. Sin embargo, la finalidad de estas normas es conceptualmente
diferente. Para Artigas, se trata de un acto de justicia con quienes han sido más
postergados por la sociedad. Para Felipe II, por el contrario, es sólo una estrategia
de ocupación del territorio en beneficio de los intereses de la Corona.
Sobre el latifundio, Artigas plantea en el Artículo 16: “La demarcación de los
terrenos agraciables será de legua, y media de frente y dos de fondo”. Es decir, que
se trata de superficies moderadas, pensadas para radicar población trabajadora en
las áreas rurales y no para enriquecer a propietarios ausentistas. El Reglamento
refleja una concepción integradora de la vida rural, basada en una organización
productiva de pequeños o medianos propietarios rurales. En el mismo sentido,
Artigas ordena que “los agraciados no posean más de una suerte de estancia” (art.
17). Por esta razón, se obliga a quien reciba las tierras a habitarlas y a realizar
mejoras en ellas en de inmediato, a riesgo de perderlas y que sea “aquel terreno
donado a otro vecino más laborioso y benéfico a la provincia”(art. 11).
Está en discusión el alcance real de la reforma agraria artiguista, que duró sólo
siete meses del año 1816, ya que fue interrumpida por la invasión brasileña a la
Banda Oriental. En un escrito de 1826 se afirma que “millares de habitantes en la
campaña poseen inmensos campos donados en igual forma”. Sin embargo, los
registros documentales son escasos y se especula con que los propios beneficiarios
los hayan hecho desaparecer, para no sufrir las represalias posteriores 87 . A partir
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a la Globalización
de la incorporación de la Banda Oriental al Imperio del Brasil (1821) y
posteriormente con la independencia del país (1825) se produce el
desmantelamiento de la política agraria de Artigas y el restablecimiento del
latifundio.
Del mismo modo que ocurrió con Bolívar y Belgrano, Artigas pasó a ser
considerado como una figura simbólica de su pueblo, representativa del proceso de
constitución de su Nación. Sin embargo, se hizo muy poco por llevar a la práctica
sus ideas sobre la tenencia de los recursos naturales. Artigas, al igual que San
Martín, murió en el exilio.
LA NATURALEZA HOSTIL
Desde las primeras crónicas del Descubrimiento, la naturaleza americana es,
alternativamente, infierno o paraíso, sin puntos de vista intermedios. Herederos de
los colonizadores españoles, los criollos mantendrán la misma contradicción ante la
naturaleza americana, y transmitirán esos sentimientos a los extranjeros que los
visiten.
La contrapartida de las imágenes idílicas de los autores románticos viajeros está en
los intentos de llevar adelante emprendimientos productivos, en medio de plagas y
de fieras. “La isla de Meza pertenece al actual gobernador de Corrientes, don
Pedro Ferré, que había establecido en ella un establecimiento agrícola, pero pronto
debió renunciar a la empresa porque una cantidad innumerable de hormigas
destruía todas sus cosechas; cosa que también sucede por toda la zona, en el
continente. Europa no suministra ningún ejemplo de semejante multitud de
insectos que sobre todo cubren los terrenos arcillosos de algunas regiones de
América. Otra plaga se sumó a la anterior, para que el propietario de las tierras no
pudiera explotarlas tampoco como estancia y aun tuviera que abandonarlas del
todo: los jaguares, acantonados en gran número en los bosques que ocupan toda la
parte no desmontada, que en poco tiempo destruyeron todos los animales” 88 .
LA DEFORESTACIÓN INCESANTE
Durante el siglo XIX, la expansión económica y la ocupación del territorio se hace
principalmente siguiendo las líneas de los ríos. La estrategia de antropización
elegida en zonas muy extensas y de muy baja densidad de población fue la quema
de la vegetación originaria, lo que contribuyó a acelerar el reciclaje de los
nutrientes del suelo, tal como se hace actualmente en Amazonia y otras zonas de
deforestación.
“En casi toda América meridional –dice un viajero sobre la región pampeana-, la
población acostumbra incendiar los campos para quemar la paja seca, a fin de
renovar los pastos que alimentan el ganado. Al parecer, se acababa de producir
uno de esos incendios. Llamas y restos encendidos cubrían la ribera. Toda la orilla
meridional estaba ardiendo. Altas llamaradas, un humo negro y denso que se
atorbellinaba, una impresionante crepitación, nubes de aves de presa planeando
sobre el brasero para atrapar a los escasos animales que escapaban del desastre;
todo esto ofrecía un espectáculo de destrucción que infundía en el ánimo un
sentimiento profundo de dolor y espanto” 89 .
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a la Globalización
No sólo se incendiaba en la pampa, sino en muchos otros sitios. Por ejemplo, en el
valle de Caracas. “Estábamos en la estación seca. Para mejorar los pastos se
incendiaban las sabanas y los herbajes que cubren las abruptas rocas. Esos
grandes incendios, vistos desde lejos, producen los efectos de luz más
sorprendentes” 90 . ¿Es sólo por los pastos? ¿O es también la única manera de dejar
la huella del hombre en esos espacios inmensos?
La pérdida irreversible de cobertura vegetal es una característica común a todas
las etapas históricas que se analizan en este tomo. La concepción extractiva, que
tiene como consecuencia la modificación de los ecosistemas impide percibir otras
formas de manejo que podrían realizarse acompañando los mecanismos del
ecosistema, como lo hacían algunos pueblos indígenas. “El uso y manejo de las
selvas y sabanas tropicales se entiende mejor cuando se las ve como series
continuas entre plantas domesticadas, semidomesticadas, manipuladas o salvajes.
Dentro de este razonamiento no se puede establecer una demarcación explícita
entre ecosistemas naturales y manejados. Gran parte de lo que ha sido llamado
selvas y sabanas “naturales” en la Amazonia es, posiblemente, el resultado de
milenios de manejo y coevolución humanos” 91 . Recordemos también que en otras
etapas históricas Amazonia no fue el actual desierto (en términos de zona
prácticamente deshabitada). Se estima que los 5 a 6 millones de indígenas que
vivían en la Amazonia dejaron sus huellas en el paisaje, combinando actividades de
caza, pesca, cultivo de plantas y recolección (del 80 al 90 por ciento de la dieta
alimentaria), extendiendo la superficie de bosques y modificando su composición,
expandiendo la actividad agropecuaria, construyendo casas y caminos, con los
consiguientes impactos locales sobre el suelo, el relieve, los microclimas, la
hidrología y la vida salvaje 92 .
En el caso de los bosques tropicales la deforestación masiva provoca el deterioro de
los suelos de un modo mucho más acentuado. Este proceso está vinculado con el
crecimiento de la población, que lleva a ocupar y utilizar tierras antes ocupadas
por formaciones naturales. La ocupación del Brasil central se hace a partir de la
enorme disponibilidad de tierras, que permiten grandes estancias con cría de
ganado extensiva. Allí los espacios entre una estancia y otra son ocupados por
blancos pobres y negros libertos, que trabajan en esas haciendas. A medida que la
economía internacional comienza a integrarse, estos establecimientos producen
algodón, primero para la industria europea y después para la propia
industrialización incipiente. En esos sitios tenemos un mosaico de diferentes
relaciones con la naturaleza. La gran hacienda tiende a reemplazar al ecosistema
selvático por un cultivo destinado al mercado.
En cambio, los campesinos brasileños practican una antigua técnica indígena,
llamada “roça de toco”, que consiste en deforestar y quemar una parcela para
destinarla a cultivos generalmente de autosubsistencia. Después de tres o cuatro
años de agricultura, comienza un período de barbecho, destinado a la recuperación
parcial de la zona alterada, que dura unos quince años. La cría de ganado, por su
parte, combina pastos sembrados en estas tierras de cultivo, con la utilización
estacional del bosque natural, según sea temporada seca o época de lluvias 93 .
Un fenómeno concomitante es la tala comercial, ya sea destinada al mercado
interno o a la exportación, que se hizo en aquellas selvas cuyos árboles podían
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enviarse con facilidad a los mercados externos, por la proximidad a alguna costa.
Durante el siglo XVIII el actual territorio haitiano fue el más importante
productor de azúcar y los ingenios utilizaron en gran escala la madera de sus
bosques como combustible. Ya en el siglo XIX, la población haitiana empezó a
recuperarse rápidamente del descenso producido por las guerras, y ese aumento de
población generó una nueva demanda por leña y madera que reemplazó a la
antigua demanda de combustible de los extinguidos ingenios franceses. Más
todavía, al colapsar el régimen de plantaciones en Haití, el gobierno haitiano alentó
el corte de maderas con destino a la exportación para así asegurarse ingresos en
moneda extranjera que le permitieran pagar las importaciones. “Junto con el café,
que quedó como el principal cultivo de exportación, los haitianos se dedicaron a la
industria maderera, y Haití funcionó durante más de un siglo como un importante
sector exportador de madera” 94 .
En el período 1818-22, Haití exportó 11,3 millones de pies cúbicos de palo
campeche, utilizado para la producción de tinturas. En 1838-42 habían subido a 63
millones. Un siglo más tarde (1928-32) eran sólo 25 mil. Las cifras de exportación
de campeche hablan claramente de la extinción de los bosques de este árbol en
Haití. La deforestación se agravó por el crecimiento de la población y el mayor
consumo de leña, pero también porque se reemplazaron los antiguos cultivos
comerciales de exportación por cultivos de ciclo corto destinados a la producción
de alimentos. “Algunos de estos cultivos de ciclo corto son menos eficientes para
retener el suelo durante los intensos aguaceros tropicales, y ello ha contribuido a
agravar con la erosión las consecuencias de por sí ya graves de la deforestación”. A
mayor erosión, la tendencia ha sido a una más lenta reposición de los bosques y,
por tanto, menor cobertura vegetal y, en consecuencia, mayor erosión. Como la
mayor parte del territorio haitiano está cubierta por cerros y montañas, el
resultado ha sido una continua pérdida de los suelos cultivables.
En la República Dominicana, por otra parte, las cosas evolucionaron de otra forma
debido a la diferente dotación de recursos naturales de ambas zonas de la isla, a la
escasez inicial de población y a la diferente herencia colonial. La colonia española
de Santo Domingo no fue una colonia de plantaciones que demandó leña para
fabricar azúcar, ya que sus empresarios no se interesaron por sus bosques de
maderas preciosas como hicieron los franceses en Saint-Domingue. En realidad, las
primeras exportaciones de caoba comenzaron a realizarse en Santo Domingo entre
los años de 1805 y 1809 bajo el gobierno francés de Louis Ferrand, quien,
necesitando moneda fuerte para pagar importaciones, abrió los primeros cortes de
caoba dominicana. Se trata de un árbol de hasta 50 metros de altura, cuya madera
de color rojizo fue muy utilizada en la construcción de edificios y de barcos y en la
fabricación de muebles. La caoba se convirtió en un importante renglón de
exportaciones durante los primeros 60 años del siglo XIX y su explotación se
acentuó durante los años en que la parte dominicana fue gobernada desde Puerto
Príncipe (entre 1822 y 1844). Durante este período, los cortes de caoba dominicana
sirvieron para exportar un promedio de 4 millones de pies cúbicos anuales.
En la costa mexicana, los barcos europeos cargan madera de tinte y de ebanistería
“y que hacen cortar en maderos cortos para poder estibarlos a manera de lastre en
sus bodegas” 95 .
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a la Globalización
En Ecuador, la expansión económica del puerto de Guayaquil se apoyó sobre la
deforestación, cuyas consecuencias han marcado el territorio afectado hasta la
actualidad. Guayaquil era una ciudad de madera. Eso la hizo muy vulnerable a los
incendios, que la asolaron más de una vez durante el siglo XIX. “Hacia la
península de Santa Elena se encuentran actualmente las áreas más áridas del país.
Pero en el siglo XIX todo indica que la aridez no era tan marcada: todos los
testimonios revelan la existencia de importantes áreas boscosas hacia la península
como hacia el interior de la cuenca del Guayas. Esos bosques costeros de mangle o
esos bosques interiores de selva densa y lluviosa, proporcionaron materias primas
para las principales actividades industriales: los talleres del astillero” 96 . Estos
astilleros fueron tan importantes que en 1841 botaron el primer barco de vapor de
la costa latinoamericana del Pacífico. La introducción de las máquinas de vapor
significó una presión adicional, al utilizarse la madera como combustible, como
veremos más adelante al analizar la expansión de los ferrocarriles.
LA TIERRA SE ENTREGA A UNOS POCOS
La creación y consolidación del latifundio es un proceso que comienza en la época
colonial, pero que sufre grandes cambios durante la Guerra de la Independencia.
La confiscación de las propiedades de los enemigos es una fuente de
enriquecimiento para numerosos líderes criollos. Mientras San Martín no tiene
bienes personales y Bolívar se empobrece, muchos de los que luchan con ellos se
vuelven latifundistas. José Antonio Páez no es sólo la primer lanza del Llano y el
hombre de confianza de Bolívar. También será el primer latifundista de
Venezuela.
Este modelo de utilización de los recursos naturales, basado en la concentración de
la tierra, sustenta las oligarquías locales que más tarde se insertarán en el mercado
mundial. En Argentina, cada cambio político significa el regalo de tierras fiscales a
los amigos del poder de turno. Al mismo tiempo, el avance militar sobre las
grandes extensiones utilizadas por diversas tribus de indios nómades representó un
continuo aumento de tierras para repartir por parte del poder político 97 .
En México, país con mayor densidad de población indígena, las haciendas se
expanden sobre las tierras comunitarias de esos pueblos. Por ejemplo, en Yucatán,
con el desarrollo de la economía mercantil, la hacienda se convirtió en la unidad de
producción dominante. Las comunidades indígenas perdieron tierras al expandirse
la superficie que necesitaban los hacendados para cultivar los productos y criar los
animales que enviarían al mercado y así reproducir su capital. “Al no tener
suficiente tierra, los indígenas se convirtieron en jornaleros de las haciendas en
donde ofrecían su fuerza de trabajo. Unas veces mediante retribución y otras sin
ella. Este fue el caso de los peones que trabajaban sin obtener ningún beneficio,
excepto la esperanza de poder pagar algún día la deuda que tenían con el
hacendado” 98 .
LA POBLACIÓN Y LOS CAMBIOS URBANÍSTICOS
La emancipación significa poner en marcha un proceso de importantes cambios en
el urbanismo de toda América Latina. Al cambiar las relaciones económicas,
cambia necesariamente la función de las ciudades, y eso lleva a cambios
ambientales de envergadura.
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a la Globalización
En el momento de la Independencia, las redes urbanas habían cambiado poco con
respecto a los siglos anteriores, debido a la rigidez de la sociedad colonial. “Por
otra parte, la población de América Latina aún no era equiparable a la que existía
al producirse la Conquista, a pesar de que, a partir de mediados del siglo XVII, se
venía operando una franca recuperación” 99 . Hacia 1800, Salvador de Bahía y
México eran las únicas ciudades latinoamericanas con más de 100 mil habitantes.
La Habana tenía unos miles menos. Sin embargo, sus niveles de población son
elevados para el contexto americano, ya que superaban en ese momento a Boston,
Nueva York y Filadelfia. Río de Janeiro crece debido al traslado de la corte
portuguesa y no antes. Lima tenía menos de 60 mil habitantes, Buenos Aires y
Santiago de Chile menos de 50 mil. Señala Roberto Segré que las ciudades son
producto del intercambio y que no pueden crecer en ausencia de importantes
volúmenes de comercio, los que eran muy reducidos durante la época colonial. “Al
iniciarse las guerras de la Independencia, América Latina era un continente vacío
y predominantemente rural. Era rural porque la mayoría de su población
dependía de una economía de subsistencia. No había industrias de importancia,
salvo las mineras, las artesanías producían para los reducidos mercados locales, el
comercio exterior e interregional eran reducidos. En esas condiciones no podía
haber ciudades importantes” 100 .
Precisamente, el aumento del comercio después de la Independencia incide sobre el
tamaño, la forma y el ambiente de las ciudades. En los diferentes países de
América Latina, y de acuerdo a las peculiaridades locales, en esta etapa se
producen cambios en las formas de diseño de las ciudades. En líneas generales, se
hace más flexible la dura cuadrícula hispánica y se comienza a contemplar la
realidad topográfica de cada sitio particular. En Buenos Aires, la expansión de la
ciudad hacia el oeste se hace con líneas cada vez menos rectas, que tienen en cuenta
la existencia de arroyos o de cursos de agua temporarios 101 . Pero esto responde
más al crecimiento espontáneo que a una nueva concepción urbanística.
También se establecen normas de seguridad, tales como la prohibición de construir
en madera dentro del recinto amurallado de La Habana, en prevención de
incendios 102 .
En ciudad de México, los cambios políticos generan modificaciones en el diseño
urbano. La urbanización de las tierras de la Iglesia se hace con criterios diferentes
de los del período colonial. “La guerra de Independencia (1810-1821) produjo
pocos cambios en la fisonomía general de la ciudad. Los cambios más importantes
durante este periodo los trajeron las leyes de Reforma, cuatro décadas después de
la Independencia, que impusieron severas restricciones al poder de la iglesia. A
pesar de la Reforma, las plazas continuaron siendo el centro de la vida cultural,
política y religiosa de la ciudad. Posiblemente el efecto más importante de la
Reforma fue el hacer efectiva la ley de desamortización promulgada en 1856. Esta
ley establecía que todas las fincas rústicas y urbanas de las corporaciones religiosas
y civiles se adjudicarían en propiedad a sus arrendatarios por un valor calculado a
partir de la renta vigente. La ley de desamortización abrió el camino a la ruptura
de la traza colonial y facilitó la expansión urbana sobre terrenos que habían sido
de la iglesia, del ayuntamiento y de las parcialidades indígenas” 103 .
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A pesar de muchos cambios locales, los países latinoamericanos seguirán
considerando a la traza española como su propio modelo para hacer ciudades y
prácticamente no intentarán hacerlas de otra manera. La mayor parte (o, mejor
aún, la casi totalidad) de las ciudades latinoamericanas fundadas en los siglos XIX
y XX mantendrán el criterio de una plaza central donde se ubiquen los principales
edificios civiles y religiosos, y un conjunto de calles que partan de esa misma plaza,
en ángulo recto. Casi siempre se mantendrá el diseño en damero, y casi siempre el
ancho de las calles y el largo de las cuadras se parecerá a los fijados por las
Ordenanzas de Población de los Reyes de España.
LA MIRADA SOBRE LAS CIUDADES
Previsiblemente, los viajeros de esta etapa no tienen una percepción unificada del
ambiente urbano americano, aunque sí tienen una manera semejante de ver las
situaciones que encuentran. Así, destacan aspectos de orden o de higiene, de
salubridad, de cultura o de mantenimiento urbano en unos y otros sitios, según lo
que encuentren en ellos. También vemos con mucha frecuencia el prejuicio de
quienes vienen de una sociedad industrial y califican de indolentes a los que no son
como ellos. Destacamos el rechazo de la herencia cultural española, porque se
reflejará en la adopción de concepciones urbanísticas francesas varias décadas
después.
Es marcado el contraste entre las percepciones al comienzo de esta etapa, cuando
son visibles aún los daños de las guerras, frente a las situaciones más prósperas que
se ven posteriormente. En muchas ocasiones, y por influencia literaria, los propios
residentes describen sus ciudades de un modo semejante al de los viajeros que las
ven por ver primera. También destacan las diferencias con sus propios hábitos
sociales en materia de higiene urbana. Por ejemplo, se asombran del uso de buitres
para limpiar de basuras las calles de algunas ciudades, como Veracruz o Lima.
• Panamá: En 1826, un representante peruano describe un panorama de
decadencia: “Dos tercias partes de la ciudad están en ruinas y cubiertas de árboles
y plantas salvajes, asilo de las culebras. Las plazas son montañas y lo son también
los cementerios. Todo vegeta y hasta en las paredes interiores de los templos salen
ramas que van destruyendo los edificios. No hay paseos ni teatros ni hasta la más
pequeña diversión pública” 104 .
Por su parte, un francés destaca “una suciedad excesiva que agrava la indolencia
natural de los climas cálidos y de todo pueblo de origen español. Por todas partes
se meten las gallinas y las palomas, al paso que en el patio los cerdos se alimentan
con todas las basuras que se tiran por las ventanas, único sistema que hasta ahora
se ha descubierto para hacerlas desaparecer” 105 .
• Bogotá: La Alameda Vieja fue uno de los espacios embellecidos a fines de la
época virreinal. Sobre sus costados no había álamos pero sí vegetación propia del
clima del altiplano: sauces y alisos alternados con jardines en algunos tramos. Para
1843 se colocarían bancas en su primera cuadra. Se menciona que el aspecto de las
alamedas desmejoró notablemente durante las últimas décadas del siglo XIX. Sin
embargo a partir de la segunda mitad de ese siglo, se encuentran relatos, que
resaltan las condiciones de bienestar producidas por un paisaje caracterizado por
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a la Globalización
la pureza del aire, las flores silvestres, los arbustos, y los sonidos de los animales
domésticos en la pradera. “El ambiente puro y perfumado con los innumerables
olores de los arbustos de la ladera y de los rosales y campánulas que crecen
silvestres a orillas de los vallados y alamedas, producía en todo mi ser una
impresión indefinible de bienestar, sintiéndome vivir desde el fácil movimiento del
pulmón, vigorizado al aspirar aquel aire diáfano y fresco, hasta la palpitación de
las más pequeñas arterias de mi cuerpo. Una brisa tenue mecía los flexibles sauces
de la “Alameda Vieja”, por entre los cuales se veía a intervalos la vecina pradera,
verde esmeralda matizada de innumerables flores de achicoria y poblada de reses
que pastaban la menuda hierba cubierta de luciente rocío de la noche” 106 .
• La Habana: Tenemos un texto en el cual el propio gobernador describe la falta
de un paseo semejante al de Bogotá y elogia su propia obra al construirlo. “Carecía
la Capital de un paseo de campo donde se pudiera respirar aire puro y libre (...)
con arboleda, fuentes, jardines, cascadas y estanques que, sirviéndoles de adorno,
hacen la atmósfera fresca y agradable” 107 .
• Corrientes (Argentina): “Las calles no están empedradas y pueden ofrecer a
un botánico un vasto campo de investigaciones, porque aparecen, en su mayoría,
cubiertas a los lados de una vegetación activa, sobre todo las menos frecuentadas,
en las cuales sólo hay una estrecha senda. Como el terreno está formado de arena
mezclada con algo de arcilla, cuando llueve no se puede caminar sin hundirse hasta
el tobillo; cuando el tiempo es bueno, ese terreno se mueve como las arenas de los
desiertos de África; si hay viento, hace arder los ojos al llenarse de tierra;
finalmente, si hace calor, quema los pies de los caminantes, casi todos descalzos; de
manera que, cualquiera que sea el tiempo reinante, la marcha es muy difícil”. 108 .
• Angostura (hoy Ciudad Bolívar, Venezuela). La presencia de fauna peligrosa
en una zona urbana es un detalle pintoresco que la mirada romántica gusta en
resaltar: “Muchas casas están construidas sobre la roca desnuda, y aquí se cree
que el aire es insano a causa de las superficies negras intensamente caldeadas por
el sol. Yo considero más peligrosas las lagunas de aguas estancadas que se
extienden detrás de la ciudad, hacia el Sudeste. Las casas de Angostura son altas,
agradables y, en su mayoría, de piedra. Este tipo de construcción demuestra que
aquí nadie teme los terremotos; por desgracia, esta seguridad no se basa en el
resultado de observaciones fidedignas. Los alrededores de la ciudad de Angostura
presentan escasa variación; no obstante, es grandioso el panorama del río
(Orinoco), que forma un enorme canal de dirección Sudoeste-Nordeste. En las
crecidas queda inundado el muelle, y, con frecuencia, personas imprudentes son
devoradas por los caimanes dentro de la misma ciudad. Muchos más seres
humanos de lo que se cree en Europa sucumben anualmente víctimas de su
imprevisión y de la avidez de los reptiles. Esto ocurre, sobre todo, en los pueblos,
cuyos alrededores están inundados con frecuencia. Incluso los cocodrilos
establecen su morada en un mismo lugar durante largo tiempo, y cada año se
vuelven más audaces, especialmente, según los indios, cuando han probado carne
humana” 109 .
• Montevideo (tal como le contaron a Alejandro Dumas que era). “Cuando el
viajero llega de Europa (…) por debajo de las torres de la catedral cuyas cúpulas
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de porcelana centellean al sol, a la derecha del fanal colocado sobre el montículo
que domina la vasta llanura, distingue los miradores innumerables y de variadas
formas que coronan casi todas las casas; luego, esas mismas casas, rojas y blancas,
con sus terrazas, frescos refugios en la noche; luego, al pie del Cerro, los saladeros,
vastas construcciones donde se salan las carnes; y después, en fin, al fondo de la
bahía y bordeando la mar, las encantadoras quintas, delicia y orgullo de los
habitantes. La población de Montevideo (…) ocupa una hermosa región, regada
por arroyos que cortan los valles. No hay allí grandes bosques; no tiene vastas
florestas como la América del Norte; pero en el fondo de los valles a que acabamos
de referirnos, corren arroyuelos sombreados por el quebracho de corteza de
hierro; por el ubajaé de fruto de oro; por el sauce de rico ramaje. Por otra parte,
esa población vive en buenas casas, está bien alimentada; sus casas, sus quintas,
sus granjas o alquerías están todas próximas unas a otras y su carácter abierto y
hospitalario se inclina a la civilización en que la vecindad de la mar le aporta
incesantemente sobre las alas del viento el perfume que viene de Europa” 110 .
• Buenos Aires: “El aspecto de Buenos Aires es algo que sorprende
agradablemente. Todo anuncia aquí una ciudad comercial, una metrópoli digna de
mejor suerte. La situación algo elevada de esta ciudad americana, situada sobre
una llanura, a orillas de la costa y formando una ribera escarpada; todos sus
edificios públicos, que se encuentran repartidos sobre una misma línea en toda la
extensión de la ciudad, que tiene, como mínimo, tres cuartos de legua de largo; el
fuerte, situado en el medio, y no lejos de él un edificio de construcción morisca, que
contrasta singularmente con las numerosas cúpulas de las iglesias y conventos; las
innumerables carretas estacionadas en el bajo de la ribera; la multitud de
lavanderas que cubren la playa, abigarrando de blanco el verde pasto que se
extiende a lo lejos hacia el norte y parece concluir en un grupo de árboles; el
bosque de mástiles de mil pequeñas embarcaciones hacinadas en la Boca, hacia el
sud; y, por último, todas las casas ribereñas, diseminadas sobre la pendiente y al
pie mismo de la costa; todo este conjunto, animado aún por el movimiento de la
pequeña rada es muy susceptible de originar la idea de una plaza importante, de
una gran ciudad” 111 .
• Porto Alegre. “La ciudad es regular en la medida en que puede permitirlo la
desigualdad de una colina algo áspera, sobre todo en su parte alta. Por otro lado,
se ocupan cada día de nivelar el terreno y alinear las calles; todas éstas están
flanqueadas por aceras y dirigidas hacia los cuatro puntos cardinales; las que van
al norte y al sur son las menos agradables de frecuentar porque están dirigidas en
sentido ascendente" 112 .
• Ouro Prêto. “Las calles que unen la parte de la ciudad situada en el Valle del
Ouro Prêto con la que se levanta sobre las colinas están adoquinadas, equipadas
con catorce cañerías de agua y se comunican entre sí mediante cuatro puentes de
piedra” 113 .
LAS CARACTERÍSTICAS DEL HABITAT
En muchos casos, el habitat latinoamericano desarrolla formas de adaptación
bioclimática, las que se incorporan a estilos constructivos importados, pero con
una importante adaptación a las condiciones locales. Por ejemplo, en el Caribe:
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a la Globalización
“En el siglo XIX madura la síntesis entre los elementos arquitectónicos de origen
europeo y los factores condicionantes locales. La necesidad de protección solar y la
transparencia necesaria para el paso de la brisa, circunda las mansiones de
amplias y sombreadas galerías, -la verandah oriental- en algunos casos sustentadas
por ligeras columnas de hierro. Los macizos muros exteriores son sustituidos por
ventanas corridas o sistemas de ventilación -tablillas de madera, perforaciones en
los cielorrasos para el paso del aire caliente, aberturas en los techos- que
convierten a la vivienda en un "sistema" de acondicionamiento térmico 114 .
El habitat popular, por su parte, se caracteriza por el uso de materiales del lugar y
por diseños que adaptan la vivienda al clima local. Los clásicos ranchos de la
región pampeana se construyen con paredes gruesas de adobe que permiten una
inercia térmica que genera condiciones confortables en su interior, usando
principios bioclimáticos semejantes a los empleados en la vieja arquitectura
islámica 115 . En las zonas tropicales (Colombia), las chozas techadas con las grandes
hojas de la selva “son muy frescas y cómodas aun cuando se las confecciona muy
de prisa” 116 . En las proximidades de Veracruz “todas las casas (populares) están
construidas con junco, carrizo o con la hoja de la caña de azúcar, y de forma tal
que deje entrar fácilmente el aire y la frescura” 117 . En el mismo sitio, en las casas
acomodadas “los altos techos están adaptados admirablemente para el clima
caluroso” 118 .
SANIDAD Y AMBIENTE URBANO
En todas partes, el interés por el ambiente urbano se origina en los aspectos
sanitarios. Desde que aparecen las ciudades, hace varios miles de años, los hombres
descubren que juntar a muchas personas aumenta los riesgos de que unos se
contagien a otros. Por el aire o por el agua, por estornudos o por besos, la mayor
proximidad ayuda a que bacterias y virus encuentren su camino.
Sólo que, en ausencia de información científica -y a veces, también con ella- se
trata de evitar las epidemias con medidas que tienen más de ideológicas que se
sanitarias. A principios del siglo XIX, un enfrentamiento entre ateos y beatos sirve
para esconder los problemas más serios del ambiente urbano. En Buenos Aires, la
Asamblea del Año XIII considera que las prácticas religiosas son la causa principal
de la mortalidad infantil. Reunidos en sesión especial, los diputados de 1813
dictaminan que los niños mueren por "un espasmo que entre otras cosas lo origina
el agua fría en que son bautizados". En consecuencia, ordenan que solamente se los
bautice con agua tibia 119 .
Del otro lado les contestan que la gente no se enferma porque se enfríe cuando la
bautizan sino porque se debilita por los pecados cometidos. Resulta difícil en ese
contexto político seguir argumentando que una epidemia es castigo de Dios por los
desórdenes de la sociedad, por lo cual sólo quedan los pecados individuales. El
diario "El Censor", dice que "un sujeto está con disposiciones a contagiarse
cuando está muy debilitado por la vida austera, la falta o exceso de alimento, la
destemplanza en la bebida o en los placeres de Venus, las grandes fatigas o una
evacuación considerable. Cuando se ha expuesto al frío cargado de humedad, y, lo
que es más que todo, cuando está poseído de un miedo y un terror excesivo". Ya
veremos que esta estrategia de echarle la culpa a la víctima se mantendrá en el
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a la Globalización
resto del siglo XIX ante cada epidemia y volverá a ser utilizada cada vez que sea
necesaria para evitar la realización de costosas inversiones en saneamiento.
Pero si en un lugar se cuestiona a los curas por la perniciosa costumbre de bañar a
la gente, en otro (Bolivia) se les pide ayuda para tratar de convencer a la gente de
que no se bañe. En particular cuando se trata de los indios salvajes, siempre
afectos a todo tipo de excentricidades. “Los curas, a quienes su ministerio pone
más en contacto con el pueblo, deberían tomar a su cargo el propagar la vacuna, y
en las epidemias, vigilar constantemente las acciones de los indios a fin de impedir
que salgan estos de sus casas para ir a bañarse, como lo hacen siempre, comprando
con la vida un pasajero alivio. Podría encomendarse también a los curas, el
cuidado de tomar las mayores precauciones para preservar a las criaturas recién
nacidas de la acción del viento sud, tan pernicioso en esta provincia” 120 . Supongo
que no fue necesario pedirles que predicaran en contra de los placeres de Venus,
los que, como veremos más adelante, aparecen reiteradamente provocando todos
los males que se puedan imaginar, muchos más aún que el baño.
Y durante los primeros años de vida independiente, se sigue girando en esta
polémica estéril, sobre si la gente se enferma por la religión, por el baño o por el
erotismo. Hasta que el periodismo vuelve la mirada sobre las condiciones de
higiene urbana. "Tal vez -vuelve a decir "El Censor" de Buenos Aires- ocupan el
primer lugar entre estas causas funestas el sepultarse los cadáveres dentro de la
misma población; el desaseo de las calles; el podrirse animales muertos dentro de
la misma población; los lodazales y aguas corrompidas".
Aclaremos: cuando se habla de animales muertos abandonados en la calle, no se
refieren a perros ni a gatos. Testimonia el diario "La Abeja Argentina", en 1823
que en San José de Flores 121 : "Se mata casi diariamente un número considerable
de yeguas para la fabricación de su aceite: extraído éste, se abandonan todos los
demás despojos en el campo, los que, pudriéndose libremente, despiden un hedor
nauseabundo e intolerable, que se deja sentir a distancias considerables, y tal es a
su juicio, la causa de la epidemia".
Estos antecedentes explican la preocupación del gobierno de Rivadavia por la
salud pública y la mejora del ambiente urbano. Se establecen controles sobre el
agua del Río de la Plata utilizada por las lavanderas, sobre el desagote de los baños
públicos y un sistema de inspección a los alimentos ingresados a la ciudad. Un
bando policial prohibe arrojar aguas sucias a la calle, no sabemos con qué grado
de éxito.
El plan de trabajo de la Academia de Medicina de Buenos Aires (fundada en 1822
y cerrada en 1824) pone el acento en los aspectos ecológicos y ambientales. Los
médicos se ponen a estudiar el clima, el suelo, las aguas, la geología y las
enfermedades del país, para establecer la higiene pública y privada. Consideran
que las enfermedades de una región serán las mismas que las prevalecientes donde
hubiera iguales condiciones ecológicas. Francisco Javier Muñiz desarrolla una
eficaz vacuna antivariólica, y se la declara obligatoria en las escuelas públicas.
También comienzan a aparecer las primeras normas referidas al habitat popular
urbano, asociadas con criterios sanitarios. En relación con los barrios pobres de
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Santiago de Chile, en 1843 el Intendente de la provincia, José Miguel de la Barra,
dictaba la primera ordenanza alusiva a normar las habitaciones de aquellos
lugares; tal ordenanza es la referida a los "cuartos redondos", los cuales eran
concebidos como aquella habitación "que no tenía más luz ni ventilación que la
que provenía de la puerta de entrada" 122 .
En el mismo sentido, las autoridades coloniales de La Habana se apoyan en
criterios higiénicos para realizar reformas urbanísticas. El gobernador Tacón
ordenó la construcción de cloacas como complemento del empedrado masivo de las
calles. Por primera vez, la ciudad contó con una mínima infraestructura de
drenaje pluvial. “Y como si esto fuera poco, el General exigió, con inédita energía,
que los dueños de viviendas perforasen fosas o sumideros en sus patios para evitar
desbordes de aguas albañales hacia la vía pública” 123 . La ciencia y la política se
ponen al servicio del ambiente urbano.
CUANDO LOS MUERTOS AMENAZAN A LOS VIVOS
El pensamiento ilustrado de la época borbónica había llevado a revisar muchas
prácticas tradicionales sobre la base de criterios higiénicos. Por ejemplo, la
costumbre de enterrar los muertos en las iglesias. Esta situación hace crisis
especialmente en el trópico, donde se manifiestan más aceleradamente los procesos
de descomposición y obliga a definir otros criterios en materia de higiene
mortuoria. En La Habana, el crecimiento poblacional significó una mayor
cantidad de muertes al año, con la consiguiente escasez de espacio para los
enterramientos. “A ello se agregó la infestación de las iglesias, en algunas de las
cuales era imposible permanecer mucho tiempo, dado el insoportable olor que
despedían las sustancias de la descomposición de los muertos. Esta circunstancia,
además de conspirar contra el buen servicio del culto religioso llegó a constituir
una amenaza para la salud pública” 124 . Por esto, se construye un primer
cementerio en La Habana, en 1806.
Poco después, el higienismo laico de Rivadavia lleva a prohibir los enterramientos
en las iglesias, como medida de prevención de enfermedades, lo que lleva a la
construcción en las afueras de Buenos Aires del Cementerio de la Recoleta. No es
casual que, siguiendo con la mentalidad de la época, el cementerio monumental de
Quito también se haya construido "extramuros de la ciudad histórica" tras la
independencia de Ecuador 125 . Cuando eso no ocurre, como en Bahía (Brasil) un
viajero lo dice en términos particularmente duros: “Aquí todavía no se ha
desechado la abominable costumbre de enterrar los muertos en la iglesia” 126 .
La combinación de la esclavitud con escasa higiene mortuoria genera situaciones
de horror semejantes a las que hemos descrito en un libro anterior para el
cementerio de esclavos de la colina del Esquilino, en la Roma anterior al
emperador Augusto 127 , y que anuncian futuras epidemias. En Montevideo, “por
falta de recursos para enterrarlos, en ocasiones, cuerpos de adultos o de niños
negros, yacían en tierra, insepultos, enteramente desnudos” 128 .
EL CÓLERA EN LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XIX
El cólera morbus es una de las enfermedades de origen ambiental más
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paradigmáticas. Al mismo tiempo, el cólera generó encendidos debates científicos
durante el siglo XIX. Se trata del siglo de cólera. Los grandes movimientos de
población asociados al ferrocarril y al barco de vapor no hicieron circular
solamente mercancías y dinero. El cólera se movió acompañando ejércitos, rutas
migratorias y movimientos comerciales. La llegada a Europa de esta enfermedad,
llamada en su momento “mal del Ganges” agrega complejidad a una agenda
sanitaria ya ocupada por la peste bubónica, el tifus y la fiebre amarilla.
Era necesario actuar ante esta enfermedad, pero ¿de qué manera? Sin duda la
actuación estaría determinada por lo que se supiera sobre las causas y propagación
de esta enfermedad. Hoy sabemos que el factor que más incide en las condiciones
de morbilidad y mortalidad de una población es la calidad del agua que esa
población bebe. ¿Lo sabían en el siglo XIX? Y si lo sabían, ¿lo tenían en cuenta?
La situación con el cólera es semejante a lo que ocurre con la fiebre amarilla. Las
definiciones científicas están cargadas de preconceptos ideológicos. En este caso, se
sabe que las principales víctimas del cólera son los más pobres y, a menudo, los
negros. ¿Hay que deducir de esto una causa racial? Si así fuera, es posible que las
condiciones de vida de quienes contraen esta enfermedad no sean un factor
determinante. Y en tal caso, gastar dinero para mejorar esas condiciones de vida
no tiene por qué ser una prioridad urgente.
Lo mismo ocurre con los mecanismos de transmisión de la enfermedad. Sabemos
que se enferman ellos, pero ¿pueden llegar a contagiarnos a nosotros? Y en ese
caso, ¿en qué condiciones? O, dicho de otro modo, ¿tenemos que resignar alguno
de nuestros privilegios para combatir el cólera? ¿Hay que destinar mucho dinero a
hacerlo? Esto supone una ciencia que hará los mayores esfuerzos, no por buscar la
verdad, sino por procurar una verdad que afecte lo menos posible al orden
establecido. “En la primera mitad del siglo XIX, el paradigma ambientalista
predominó en los debates médicos. En Brasil, fue responsable de la construcción de
una agenda que condicionó la actuación de los médicos y dio la clave de
interpretación para los problemas relacionados con la salud pública” 129 .
El cólera está presente todo el tiempo. Durante el siglo XIX se producen seis
epidemias internacionales de cólera:
• La primera (1817-1823) se restringió al sudoeste asiático y a la costa oriental de
África.
• La segunda (1826-1837) atravesó Europa y el norte africano y llegó hasta
América del Norte.
• La tercera (1841-1859) afectó América del Sur y Central y fue tal vez la peor en
cantidad de víctimas.
• La cuarta (1863-1875) siguió ampliando su radio de acción en nuevas zonas de
Europa, África, América y Asia.
• La quinta (1881-1896) tuvo un efecto más limitado pero mantuvo su extensión
geográfica.
•
Y la sexta (1899-1923) afectó solamente zonas del Asia.
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a la Globalización
Lo primero que nos llama la atención es la larga duración que ocupa cada una de
ellas, lo que equivale a decir que durante el siglo que va de 1817 a 1923 hubo más
años con cólera que sin él (20 años sin cólera contra 86 con epidemias de esta
enfermedad). Al respecto, se señala que “ninguna otra dolencia podría compararse
con el cólera, que no sólo mataba a la mitad de los que se contaminaban, sino que
los mataba en pocas horas y de un modo degradante” 130 . La descripción médica
de la enfermedad es dramática: “La nariz, las orejas, los pies y las manos se
comienzan a enfriar; luego, el infeliz doliente (...) es acometido de la cabeza a la
punta de las uñas y los cabellos de un frío intenso que en un abrir y cerrar de ojos
se torna glacial. Al tocarlo deja sentir en su cuerpo una temperatura por debajo de
los objetos que lo rodean y de un cadáver después de 48 horas” 131 .
Como suele suceder, los prejuicios sobre un tema condicionan las investigaciones y
limitan la obtención de conocimientos. Muchas descripciones de las epidemias
tienen una carga importante de racismo, como en esta descripción de una epidemia
en La Habana: “el cólera se ha cebado en aquella parte más baja del barrio de
Jesús María, en la cual habitan, para mayor abundamiento, gente muy pobre, y
negros entregados al uso del aguardiente, sujetos a todas las necesidades,
amontonados en habitaciones sumamente reducidas, húmedas, asquerosas y mal
ventiladas, en unas calles estrechas, tortuosas y llenas de aguas corrompidas y de
lodazales que constituyen la activa existencia de los mayores elementos de
infección” 132 . De allí a decir que las borracheras de los negros causan el cólera hay
un paso muy pequeño, que a veces será dado.
A comienzos del siglo XIX no se sospecha del agua contaminada como causa de
ésta ni de otras enfermedades. Para los criterios de la época, había que buscar las
causas de la enfermedad en la víctima, que podía estar condicionada por vivir en
una atmósfera húmeda, sujeta a cambios de temperatura, “pasiones deprimentes”,
mala alimentación o exceso de trabajo.
El tener sólo una mirada individual sobre cuestiones de naturaleza social escondió
durante mucho tiempo las causas de ésta y de otras enfermedades. No deberíamos
sonreír demasiado ante esta conducta de los científicos: todavía hoy se subestima el
rol de los contaminantes ambientales en la etiología del cáncer. Y durante el siglo
XX no se hizo nada en serio por combatir al tabaquismo, tal vez la principal causa
de enfermedad y de muerte, después de las guerras (y en muchos años, antes que
ellas).
Se habla de la calidad del aire como el principal factor en la generación de todas
las epidemias, aunque a menudo se hable de cambios imperceptibles en esa
calidad. Son concepciones originadas en el siglo XVIII, que retoman antiguas ideas
de Hipócrates, para quien la enfermedad o la salud eran entendidas en función de
un equilibrio o desequilibrio entre los humores corporales y el medio ambiente. El
hipocratismo busca las enfermedades correspondientes a cada clima, aunque pone
el acento más en la predisposición de los hombres de un cierto clima a enfermarse
de algo, antes que en la posibilidad de que las causas de esa enfermedad se
desarrollen en determinadas condiciones climáticas. El aire envenenado aparece
como la causa principal de la mayor parte de las epidemias. Por ejemplo, los
habitantes de los lugares húmedos y palúdicos tenían “una fisonomía pálida,
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hígado y bazo hipertrofiados, arterialización imperfecta, bilis degenerada e
indolencia para estudios”, debido a las emanaciones que respiraban.
Esta concepción, sin embargo, puede realizar aportes útiles en la medida que
recomiende prácticas de higiene. En La Habana, se indica que en tiempos de
epidemia: “No se dejarán permanecer en las habitaciones los orines, las
deposiciones, los montones de basuras, ú otras sustancias propensas á la
putrefacción. No se criarán en los traspatios, ni en las casas animales que puedan
contribuir á la corrupción del aire, como cochinos, curieles, aves, palomas, etc. Se
limpiarán diariamente las caballerizas, los comunes, los traspatios, los cuartos de
los esclavos” 133 . Las caballerizas y los cuartos de esclavos parecen pertenecer a la
misma categoría conceptual.
En cambio, las personas que habitan sitios elevados y estaban sujetos a los vientos
del norte y noroeste tenían un carácter nervioso y sufrían enfermedades como
asma y epilepsia. Podemos ver como antecedente ideológico a la concepción de
Montesquieu, para quien las condiciones geográficas eran un factor determinante
de las formas de organización política, lo que huele a un racismo encubierto.
Este debate sobrevuela el siglo XIX y está asociado a la discusión sobre las
posibilidades de adaptación de los europeos a los trópicos. El modo de responder a
esa pregunta incide sobre las formas de organización colonial. El rol que se de a las
élites nativas en la administración colonial estará relacionado con lo que se crea
sobre las posibilidades de los europeos de adaptarse al ambiente de cada colonia.
Cuanto más insalubre sea el clima para los europeos, más funciones de gobierno
habrá que delegar en las élites locales.
LA ENFERMEDADES DE LOS AMBIENTES TROPICALES
Las condiciones ambientales del trópico tienen consecuencias diferentes sobre la
salud humana que las de otros climas. Al estar en el trópico muchas colonias
europeas, la medicina tropical tenía un interés político y económico muy especial.
El tratamiento de la fiebre amarilla (conocida en la época como “vómito negro”)
en el Caribe merece un comentario particularizado, por su incidencia en las
condiciones sanitarias de la zona, y muy especialmente por su antecedente de
haber diezmado las expediciones punitivas contra los esclavos haitianos.
La teoría miasmática era la verdad aceptada, tanto en los ámbitos científicos como
populares. Había algo en el aire de las zonas pantanosas que atacaba la salud. Los
“malos aires” que causaban la malaria eran también los que provocaban el vómito
negro. “Cuando regresamos a Veracruz por la noche, había una opaca neblina
amarillenta suspendida sobre el pueblo. Le pregunté al patrón del bote qué era eso.
Quitándose el cigarro de la boca, respondió con gran seriedad, señor, es el
vómito" 134 .
Por una parte, la soberbia de pertenecer a la especie humana dificultó durante
mucho tiempo el descubrimiento del mosquito como agente transmisor de la
enfermedad 135 . Es probable que las evidencias hayan estado disponibles durante
mucho tiempo para quien fuera capaz de verlas. Por ejemplo, todos los testimonios
sobre los sitios en los que la fiebre es endémica aparecen asociados con relatos
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sobre las incomodidades provocadas por los mosquitos. Aún más, es sugestivo que
digan que la fiebre desaparece en las mismas condiciones climáticas que impiden la
proliferación de mosquitos. “Súbitamente estalla la tempestad, y todos en el mismo
instante se sienten aliviados, todos, menos los pobres navegantes. El aire se vuelve
fresco, nubes de arena invaden las calles, llevándose, si así puede decirse, la
atmósfera pestilencial. Entonces no hay fiebre en Veracruz” 136 .
Otro viajero agrega que “una persona puede sentirse segura de no sufrir el ataque
de la fiebre amarilla, porque los nortes destierran con violencia de huracán la
masa de aire estancado que revolotea sobre la ciudad, cargada de infección,
arrojando una gran cantidad de brisa fresca de mar, que ocupa su lugar y que a su
vuelta llega a corromperse también. Además de la suciedad que caracteriza el
arreglo interior de las casas más humildes, los diversos charcos de agua estancada
que existen en las cercanías del pueblo tienen una fuerte tendencia a producir este
efecto, por la clase de vapor que exhalan bajo el ardiente sol del trópico” 137 . ¿Es
que a nadie se le ocurre pensar que esos charcos están llenos de mosquitos, y que
ese viento arrastra lejos a los mosquitos? ¿Cuántas veces nos pasa lo mismo, en
nuestra propia época, que tenemos las evidencias delante de nuestros ojos y no las
sabemos ver?
Pero además, la situación colonial allí donde aún existe, lleva a distorsionar la
mirada y a condicionar las conclusiones de las investigaciones. La preocupación
central no parece ser el contagio de las personas sino el contagio de los blancos. Lo
que ocurra con indios y negros tal vez quede fuera de la preocupación de la
medicina. Por eso un médico cubano, a principios del siglo XIX, cita a un autor
que "en su obra de las enfermedades de los países calientes", indaga "las causas de
la destrucción de los europeos en estos climas" 138 . A falta de mejor explicación,
queda siempre la posibilidad de que la culpa de enfermarse la haya tenido la
víctima. Es decir que "el calor ardiente y constante, las exhalaciones húmedas y
mephíticas, los recios trabajos, las violentas pasiones, el abuso de licores
espiritosos, son las causas que producen esa enfermedad en los Europeos no
aclimatados; siendo tanto más expuesto a ella cuanto más frío sea el clima patrio, o
el último lugar de su residencia".
Una medicina orientada a curar a algunos y olvidar a otros tiene que dejar afuera
los mecanismos sociales de transmisión de las enfermedades. Si los pobres al
enfermarse pueden contagiar a los ricos, se hace indispensable mantenerlos en
buenas condiciones sanitarias, aunque más no fuera para preservar a los sectores
dominantes. Si esas enfermedades no son contagiosas, esa prevención deja de ser
importante. Eso hace necesaria una línea de pensamiento que niegue la posibilidad
del contagio, aún en enfermedades epidémicas, lo que es claramente una paradoja.
Sigamos esta línea de razonamiento y veamos adónde conduce.
"Sobre el contagio del vómito negro -dice- he tocado después de ocho años un solo
caso que lo compruebe. Todas las observaciones hechas en los últimos años en los
Estados Unidos prueban, que ellas solas han producido las epidemias, que han
asolado sus Provincias. Tales han sido la de Filadelfia en 1793, la de Baltimore en
1794, la de Nueva York y Norfolk en 1796 y 97. Devéze prueba con hechos y
razones las más convincentes que la citada epidemia de Filadelfia no se propagó
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por contagio. El Doctor Mosely, examinando todos sus fundamentos en pro y en
contra, se inclinó a decidir que la fiebre amarilla no es contagiosa".
"El célebre Rhus niega expresamente que sea contagiosa, y mucho antes lo había
ejecutado Lino en su tratado de las enfermedades de los navegantes. El Doctor
Bruce de la Barbuda no hace mención del contagio en su Memoria sobre la fiebre
amarilla. Finalmente el C. Gilbert proponiéndose la cuestión si es o no contagiosa
la fiebre que exterminó el Ejército del General Leclerc, responde negativamente
con muchos de sus colegas. Esta enfermedad, dice, no se comunica del cuerpo
viviente que la padece, a los individuos que están en contacto con él, a menos que
estén expuestos a las mismas causas; porque entonces serán fácilmente infestados
por los miasmas pútridos y gangrenosos".
En otras palabras, que la prevención necesaria es mantener a los blancos lejos de
los miasmas pútridos y gangrenosos. No hace falta mejorar las condiciones
ambientales de indios y negros, lo cual es una conclusión económicamente muy
ventajosa.
El tratamiento de los pacientes es poco convincente: friegas enérgicas con aceite de
oliva, con jugo de limón o con compuestos de mercurio y quemaduras localizadas:
"imitando la práctica de los médicos árabes aplicaba cinco o seis botones de fuego
al occipucio". Recordemos la alta toxicidad del mercurio, a pesar de lo cual fue
usado durante mucho tiempo como medicina. Sin duda, había motivos importantes
para alejarse de esos miasmas.
LOS DESMONTES ENFERMAN A LA GENTE
Con frecuencia se asocia la leishmaniasis con los desmontes que se efectúan en
zonas tropicales y subtropicales. Es una enfermedad parasitaria transmitida por la
picadura de una especie de jején, que puede tener complicaciones mortales. Esta
enfermedad puede producir lesiones en la piel y las mucosas. Los síntomas
incluyen fiebre persistente y de larga duración (semanas) con ciclos irregulares.
Una explicación actual de su difusión es que los desmontes provocan la destrucción
del habitat natural de los jejenes (la selva) y esto los impulsa a migrar hacia las
áreas pobladas, donde pican a las personas y les transmiten el parásito. Esta
opinión ha sido sostenida por organizaciones ambientalistas para reforzar sus
argumentos contra los desmontes generalizados 139 y cuestionada por quienes
favorecen esos desmontes para ampliar las fronteras agropecuarias.
Tenemos algunas evidencias de este fenómeno y un principio de comprensión del
mismo en un sentido comparable al de la ciencia actual en un texto que, si bien no
describe exactamente esta enfermedad, se le aproxima lo suficiente como para
llamarnos a atención:
“Santa Cruz (Bolivia) era un lugar muy salubre hasta el año de 1830, en que ya
empezaron a sentirse algunas enfermedades, desconocidas hasta entonces, y las
que atacaban con rigor a los habitantes. Hoy en día las fiebres intermitentes han
asentado allí su dominio. Algunas personas han creído que provenía esto de la
introducción de árboles pertenecientes a los valles calurosos; pero según mis
observaciones sobre la provincia del Valle Grande, pienso que semejante cambio
50
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 50
a la Globalización
es mas bien debido al desmonte causado por los incendios, que los habitantes
tienen la costumbre de promover cada año con el objeto de renovar la yerba de los
llanos y de las colinas. Lo cierto es que muchos lugares, muy sanos en otro tiempo,
se hallan al presente invadidos por esa peste destructora, que va en aumento a
medida que el desmonte se extiende. Es pues un deber del gobierno el tomar
alguna sabia medida para cortar los progresos de semejante mal, y mejorar en lo
posible los lugares inficionados” 140 .
Nótese que el acento está puesto en la fiebre de ciclos irregulares (intermitente)
antes que en las lesiones en piel y mucosas, ambos síntomas de la leishmaniasis.
Esto puede deberse a que la fiebre aparece mucho antes que los síntomas
dermatológicos y también a la mayor atención prestada a la fiebre en la época, por
asociación con otras enfermedades conocidas.
LA CIENCIA INVEROSÍMIL
La mirada sobre los hechos naturales en esta etapa está aún cargada de prejuicios
y concepciones mágicas. Se trata de la continuidad de una visión mágica de los
hechos naturales, que ya hemos destacado en la primera parte de esta obra y que
ocupó un lugar destacado en el pensamiento oficial durante el período colonial. Y
es que la producción y utilización de conocimientos están históricamente
condicionados. No hay razones sociales para un desarrollo científico riguroso, en la
medida que no haya una aplicación productiva de esa ciencia. Si bien la manera
actual de pensar la ciencia nace en el Renacimiento con Galileo y Leonardo da
Vinci, su aplicación generalizada corresponde a la Revolución Industrial.
En otras palabras que a pesar de la imagen conocida del siglo XVIII como el Siglo
de las Luces, la concepción experimental de la ciencia está fuertemente entrelazada
con especulaciones desarrolladas sobre bases erróneas. En esta etapa de transición,
se incorpora la medición a la ciencia, pero aún no se sabe qué medir, ni cómo
utilizar los resultados de esas mediciones. Veamos algunos ejemplos de la
aproximación antojadiza al conocimiento, primero a fines del siglo XVIII:
ƒ La vegetación de la plata. Se discutió, con absoluta seriedad, a propósito de los
yacimientos de plata del Potosí, si los metales se reproducían por semilla y cuáles
eran sus mecanismos para la circulación de la savia nutricia. Lo interesante es que
se fundamenta en afirmaciones de autores griegos y romanos de la Antigüedad
clásica, que relataban leyendas escuchadas en sus viajes, no en evidencias
empíricas. El argumento era que si estos autores habían descripto el fenómeno, el
mismo podía existir 141 .
ƒ El árbol de hierro. En la misma línea, un explorador describe cuidadosamente
un gran meteorito de la zona de Campo del Cielo (Chaco, hoy en Argentina). El
mismo fue analizado posteriormente por Félix de Azara, quien lo define como
“aerolito”. Sin embargo, nuestro explorador llega a la conclusión de que se trata de
los frutos de un gigantesco árbol de hierro y logra que en Londres se publique una
memoria científica con esta tesis 142 .
Y también en el siglo XIX:
51
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 51
a la Globalización
ƒ El aguardiente causa epidemias. Una historia de Ecuador nos informa (sin
comentario alguno y con la mayor naturalidad) que las autoridades coloniales
“prohibieron la destilación de aguardiente de caña y ordenaron que en su lugar se
elaborara azúcar, ya por la carestía absoluta de este artículo como por las
espantosas epidemias que se habían desarrollado a causa del inmoderado uso del
aguardiente” 143 . La realidad puede parecerse más a lo opuesto. Si el agua está
contaminada nos puede enfermar, pero no hay bacteria capaz de sobrevivir en un
aguardiente de buena proporción alcohólica. Esto lo habían descubierto los
ingleses al incorporar el ron como bebida para sus merineros en los viajes
prolongados. Nuevamente, aquí la enfermedad es el castigo al pecador, sea por el
sexo o por la bebida.
ƒ Crecen los huesos enterrados. Hay observaciones del mecanismo mágico por el
cual el suelo de una cierta localidad es capaz de hacer crecer los huesos allí
enterrados. Lo cual proporciona una buena explicación de la existencia de grandes
fósiles, sin necesidad de andar contradiciendo la Biblia. “El terreno de la Villa de
Tarija tiene la virtud de acrecentar excesivamente los huesos. Enterrado un
cadáver de regular estatura, si se saca después de algún tiempo, le encuentran los
huesos sumamente crecidos; por lo cual están algunos creídos que en aquella tierra
hubo gigantes... Pero, examinados por varios facultativos, es visto que tales
gigantes nunca los produjeron estos países, y que la magnitud de los huesos
proviene de que aquella tierra tiene la secreta virtud de dilatarlos y engrosarlos,
hasta aquel grado en que conservan su intrínseca substancia; pues, acabada ésta,
como ya no tiene en qué obrar la de la tierra, se reducen en polvo». «De esta propia
especie (sigue charlando este escritor) eran los huesos que trajeron a Buenos Aires
de los confines de Luján, los cuales se remitieron a Madrid pocos años hace, y han
dado ocasión a que se escriba que las Provincias Argentinas abundaban de
gigantes, y es falso” 144 .
ƒ Un volcán que arroja peces. Retornando a las maravillas de los primeros
tiempos del Descubrimiento, tenemos en América un volcán capaz de arrojar peces
en sus erupciones, no sabemos si con el grado de cocción necesario para ser
directamente consumidos. (Sobre el volcán Imbabura, Ecuador). “Su nombre le
viene de imba (pez chico y negro) bura (criadero) porque en sus erupciones de agua
deja una gran cantidad de esos pececillos, que suponen ser arrojados por la
montaña donde piensan existe el criadero de ellos” 145 .
Detrás de esto, subsiste en Europa la idea generalizada de la inferioridad de la
naturaleza en América, propalada por muchos autores y sistematizada por Buffon,
como argumento para justificar el colonialismo. Destaca un viajero alemán que
existe “un prejuicio europeo que no logro entender. Con frecuencia se me ha
preguntado si es verdad que las flores de América carecen de aroma y que los
pájaros no cantan”, lo que le sirve de base para una poética descripción de las
orquídeas silvestres que “despiden un aroma dulce y la brisa ligera del bosque
lleva hasta el viajero una nube de olores deliciosos y embriagantes” 146 .
También encontramos en Humboldt la reivindicación de la naturaleza americana,
que había sido despreciada por algunos naturalistas europeos, quienes llegaron a
decir que el pensamiento era una actividad imposible de realizar en un clima
tropical: “Muchos europeos han exagerado la influencia de estos climas sobre el
52
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 52
a la Globalización
espíritu y afirmando que aquí es imposible de soportar un trabajo intelectual; pero
nosotros debemos afirmar lo contrario y, de acuerdo con nuestra experiencia
propia, proclamar que jamás hemos tenido más fuerza que cuando
contemplábamos las bellezas y la magnificencia que ofrece aquí la naturaleza. Su
grandeza, sus producciones infinitas y nuevas, por así decirlo nos electrizaban, nos
llenaban de alegría y nos tornaban invulnerables” 147 .
La cuestión de fondo es que la ciencia no es sólo un conjunto de especulaciones,
más o menos acertadas, y con o sin sustento experimental. La ciencia ocupa un
lugar en la sociedad cuando se la integra al proceso productivo. Aún bien
avanzado el siglo XIX, Juan Bautista Alberdi sostenía que un país agropecuario no
necesita de la educación ni del conocimiento científico. "Las ciencias son un saber
de mero lujo, como las lenguas muertas -afirma-, donde sus productos no tienen
aplicación. Tal producción no ser la que haga la riqueza del país. Un simple cuero
seco, un saco de lana, un barril de sebo, servirán mejor a la civilización de Sud
América que el mejor de sus poemas, o su mejor novela, o sus mejores inventos
científicos" 148 .
Sin embargo, cuando se trata de la inserción del conocimiento en un proyecto
productivo, la situación es diferente y los resultados mucho más favorables. Al
pensar en una aplicación directa, en la cual van a invertirse capitales, ya los
resultados no pueden ser antojadizos. En ese sentido, recién al final de este período
aparecen algunos políticos y gobernantes que saben qué hacer con la ciencia. Al
igual que en nuestra propia época, esos hombres no abundan demasiado. Sin
embargo, existen, y veamos cómo comenta uno de ellos, Domingo Faustino
Sarmiento, la actitud del Emperador del Brasil al organizar un jardín botánico en
Río de Janeiro, con la finalidad de aclimatar plantas comercialmente útiles:
“Hay calles de árboles hermosísimos del país, y se estaban formando otras del
árbol del pan, y de bambúes; compartimentos ocupados por plantaciones de té,
alcanfor, clavo de olor, canela, etc., etc. Mostráronme un sembrado de un pasto
fuerte y largo que sirve maravillosamente para techar cabañas; un árbol cuya
corteza sirve para hacer ligaduras; una especie de palma para construir con sus
hojas un tejido para bolsas de café, y multitud de árboles y plantas productivas o
aplicables a la industria de todos los países tropicales del mundo. Proponíase el
Emperador aclimatar en su jardín, todas las plantas exóticas que forman la
riqueza del jardín botánico, vasto establecimiento de aclimatación, situado en
dirección opuesta, a tres leguas de la ciudad y detrás del Corcovado. Un diputado
había denunciado este jardín como un lujo inútil que absorbía las rentas del
Estado. Es efectivamente un bellísimo establecimiento, sostenido con asiduidad
extrema, y enriquecido con cuanto vegetal productivo hay en los países tropicales,
y cuyas semillas y plantas se distribuyen gratis a los hacendados que las solicitan.
Por lo demás, no sé si el diputado tenia razón o no; pero no hace 50 años que se
introdujo la primera semilla de café a Río Janeiro; no hace treinta que se extrajo
la primera bolsa del aclimatado, y hoy pasan de 800000 las que llenan todos los
mercados del mundo. La azúcar y los diamantes han cedido su lugar al café como
producción principal; cuatrocientas mil almas forman la provincia de Río Janeiro
que explota el café; la capital se ha llenado de riquezas, de edificios y de población,
la bahía está siempre en movimiento proveyendo café a los centenares de buques
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 53
a la Globalización
que lo demandan, y el café es, en fin, el ángel salvador del Brasil, cuyos azúcares
pierden de día en día su valor en todos los mercados. La provincia de San Pablo
empieza a producirlo de regular calidad, y gracias al Jardín Botánico, el alcanfor,
y el clavo, y la canela, y el té brasileros, pueden una vez presentarse en los
mercados europeos, si no temibles por su calidad, respetables por las grandes
cantidades en que son producidos” 149 .
Con una actitud semejante, el botánico de origen alemán Karl Sartorius, compró
una gran propiedad denominada "El Mirador", cerca de Veracruz y allí creó un
área natural protegida, que funcionaría como base para varias expediciones
científicas. La reserva ecológica de Sartorius es uno de los principales antecedentes
de nuestros parques nacionales actuales. En 1845, la describen de este modo:
"Cuando se ha penetrado en esos hermosos bosques, donde el suelo se llena de
innumerables plantitas, donde cada paso ofrece algo nuevo y donde aun las ramas
están cubiertas con las más lujuriosas parásitas, donde animales de toda clase, sin
conocer enemigos, se pasean alegremente y los insectos zumbantes revolotean en
torno de las flores, entonces puede decirse con toda justicia que se halla uno en
aquél lugar donde no tienen validez otras leyes que las de la naturaleza, otros
derechos que los de la razón y otra fe que la del propio corazón. Allí se encuentra
uno transportado de pronto a un mundo tan encantador por una parte y, por otra,
tan repelente por su soledad y abandono, que por lo común se prefiere leer
descripciones aun cuando se tenga oportunidad de visitarlo y aprender a
valorarlo" 150 .
LA PROPUESTA DE EUROPEIZAR
Durante esta etapa aparecen las bases de lo que después serán los proyectos
europeizantes de fines del XIX y principios del XX. Estas ideas no se llevan todavía
a la práctica, pero sobrevuelan el ambiente y germinarán unos años más tarde.
Veamos algún ejemplo en esta recomendación: “Tiempo es ya también de que
Bolivia, en donde aún pertenece al Estado más de la mitad de los terrenos, trate de
crear un cuerpo vigilante y activo que tenga á su cargo (…) poblar de árboles
europeos, tales como el abeto, el abedul o álamo blanco, etc., las montañas vecinas
a La Paz, a Chuquisaca y a Potosí, a fin de proveer a estas grandes ciudades de
leña y de maderas de carpintería” 151 . Lo interesante es que quien pide abetos y
abedules, tal vez por pura nostalgia de su tierra, es un naturalista francés que ha
reconocido cuidadosamente los árboles americanos. Sin embargo, a pesar de las
afirmaciones de que la naturaleza americana no es algo de segundo orden, la idea
de la superioridad de lo europeo aparece por una vía indirecta.
LA VULNERABILIDAD
TERREMOTOS
ANTE
DESASTRES
AMBIENTALES:
LOS
En el primer tomo de esta obra vimos la importancia que tenía en la España
medieval la respuesta religiosa ante distintos tipos de desastres ambientales. La
idea de que el rol de Dios es mucho más relevante que el de los hombres en
situaciones de desastre se mantiene en los primeros años de vida independiente en
muchas sociedades latinoamericanas. Al mismo tiempo, la cultura dominante no
registra la necesidad de estrategias de prevención. También vimos con
anterioridad que la generalización de los techos de cerámica en América (en vez de
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 54
a la Globalización
los techos livianos de las tribus prehispánicas) provocó una gran mortandad que
hubiera sido fácilmente evitable.
Es necesario esperar la mirada de un viajero conocedor de la naturaleza, como es
Humboldt, para señalar los riesgos de esta forma de construir, al hablar del
terremoto de Caracas 152 : “Las casas son holgadas y más altas de lo que convendría
en un país sujeto a movimientos sísmicos”.
Es sugestiva la asociación con fenómenos climáticos previos al evento, como si
Humboldt sospechara una relación causal. “En Caracas, y en 400 kilómetros a la
redonda, no cayó una sola gota de lluvia en los cinco meses que precedieron a la
destrucción de la capital. El 26 de marzo fue un día calurosísimo; el aire estaba en
calma; el cielo, sereno. Era Jueves Santo, y la mayor parte de la población se había
congregado en las iglesias; nada hacía presentir los horrores de la jornada. A las
cuatro y siete minutos de la tarde se produjo la primera sacudida. Fue tan intensa,
que las campanas de las iglesias doblaron y duró de cinco a seis segundos.
Inmediatamente siguió otra, de diez a doce segundos de duración, en que el suelo
estuvo en constante movimiento ondulatorio, como si fuese un líquido en
ebullición. Ya se pensaba que el peligro había pasado cuando llegó del subsuelo un
estruendo infernal. Parecía el retumbar del trueno; pero fue más violento y de
mayor duración que éste en las tormentas de los trópicos. Tras aquel estrépito
siguió un movimiento vertical, que se prolongó por espacio de tres a cuatro
segundos, seguido de otro ondulatorio algo más largo. Las sacudidas se produjeron
en dirección contrapuesta, de Norte a Sur y de Este a Oeste. Nada pudo resistir
aquellas oscilaciones de sentido vertical y en ángulo. La ciudad de Caracas se vino
abajo. Millares de personas (entre 9.000 y 10.000) quedaron sepultadas bajo las
ruinas de los templos y las casas. La procesión no había salido aún, pero la
afluencia a las iglesias era tal, que de 3.000 a 4.000 personas murieron aplastadas
por las bóvedas al desplomarse. La explosión alcanzó su máxima intensidad en la
parte Norte, el barrio más cercano a los montes de Ávila y La Silla. Las iglesias de
la Trinidad de Alta Gracia, de más de 50 metros de altura y cuyas naves eran
soportadas por pilares de hasta 4 metros de grosor, quedaron reducidas a sendos
montones de escombros de apenas 1,5 a 2 metros. Los cascotes quedaron
depositados tan sólidamente, que hoy casi no se encuentran rastros de pilares y
columnas. El cuartel de San Carlos desapareció casi íntegramente. Un regimiento
de tropas regulares estaba formado para tomar parte en la procesión; excepto
unos pocos hombres, todo quedó enterrado bajo las ruinas del edificio. Nueve
décimas partes de la hermosa ciudad de Caracas fueron totalmente destruidas. Las
casas que no se desplomaron agrietáronse de tal modo, que nadie se atrevió a
permanecer en ellas. En los sectores sur y oeste de la capital, entre la Plaza Mayor
y la Garganta de Caraguata, los efectos del terremoto fueron algo menos violentos.
Allí la iglesia principal, con sus enormes contrafuertes, quedó de pie”.
“La noche del Jueves al Viernes Santo fue un cuadro de desolación y miseria
indecibles. La densa nube de polvo que flotaba sobre las ruinas y oscurecía la
atmósfera como si fuese niebla, se depositó en el suelo. No se produjo ninguna otra
sacudida, y la noche fue de una calma y belleza maravillosas. La Luna, casi llena,
iluminaba la redondeada cumbre de La Silla, y el cielo ofrecía un aspecto, que
contrastaba violentamente con la tierra, cubierta de escombros y cadáveres.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 55
a la Globalización
Veíanse madres con los cuerpos de sus hijos en brazos, tratando de volverlos a la
vida; familias que corrían gritando por la ciudad en busca de un hermano, un
esposo o un amigo perdidos, extraviados tal vez entre la multitud. La gente se
apretujaba en las calles, reconocibles sólo por las alineaciones de ruinas”.
En Caracas se atribuyó el desastre a la intervención divina, y se predicó en los
púlpitos que el terremoto de Caracas era un castigo del cielo ante la Revolución
independentista 153 . Como la Revolución se produjo un Jueves Santo, se ofreció
como prueba del castigo el que el gran terremoto ocurriera en la misma
festividad” 154 . Más allá de la manipulación política del evento, el aprendizaje que
resulta del desastre es muy escaso: Caracas se reconstruye con calles estrechas, con
edificios altos y con techos pesados, como si nunca hubiera conocido los
terremotos. Recién a comienzos del siglo XXI se piensa en utilizar techos livianos
en el habitat popular, una solución abandonada cinco siglos atrás.
El comportamiento ante otros desastres es semejante. En noviembre de 1812, "un
tremendo terremoto sacudió a Valparaíso. Durante dos o tres minutos y con 40
segundos de una violencia extraordinaria enviaron al suelo o dañaron severamente
una gran cantidad de las construcciones de la ciudad, en medio de gritos de terror
de sus habitantes. Sólo experimentaron daños menores aquellas construcciones que
se edificaron sobre suelo firme o las construcciones de madera" 155 . En otras
palabras, que las edificaciones que tenían menor valor económico o que eran
socialmente consideradas como las de menor importancia fueron las que mejor
resistieron el sismo. Inmediatamente, un grupo de frailes pidió “la inmediata
expulsión de los herejes ingleses y norteamericanos, y que según ellos, eran la
causa de que Dios hubiera enviado esta calamidad”.
Las actitudes religiosas ante los terremotos van aún más allá de la etapa histórica
que estamos tratando en este capítulo. En Mendoza, ante el primer movimiento de
tierra, los españoles habían cambiado el santo patrono por Santiago, a quien se
suponía especializado en la protección contra estos eventos. A pesar de esto, la
ciudad fue completamente destruida por el terremoto de 1861. Su reconstrucción
se hizo sin realizar el estudio de riesgo geológico del emplazamiento que
inicialmente se había prometido. A partir de esa fecha, "cada agosto, el santo
patrono sale de su iglesia a recorre la ciudad en una de las pocas procesiones cuya
convocatoria popular se acompaña de la creencia de que si no hay procesión, habrá
temblores 156 . Y todavía en la actualidad se realizan en Salta procesiones
mutitudinarias para que el Señor del Milagro proteja la ciudad de los terremotos.
LA VULNERABILIDAD ANTE
INUNDACIONES URBANAS
DESASTRES
AMBIENTALES:
LAS
La rigidez con que se aplicó la cuadrícula española en el diseño de ciudades
americanas generó una serie de conflictos ambientales, al facilitar el poblamiento
de los valles de inundación de ríos y arroyos. En muchos sitios, la necesidad de
continuar con una calle en línea recta condicionó la ocupación de bajos inundables.
Las ciudades portuguesas, en cambio, al tener una mayor flexibilidad de diseño,
pudieron soslayar algunos de estos problemas pero generaron otros diferentes. La
ocupación de áreas inundables en las ciudades ubicadas en valles significó
aumentar también el riesgo de aluviones. La mayor velocidad, fuerza de la
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 56
a la Globalización
corriente y, por tanto, mayor capacidad erosiva de los ríos de montaña agravó
estas consecuencias de la localización en este tipo de ciudades.
Por este motivo, Santiago de Chile sufrió las avenidas del río Mapocho desde la
época colonial. El plano de esta ciudad se superpone con el río, como si éste no
existiera. Una historia de Chile menciona la creciente de 1746, tan intensa que se
llevó la alameda. La de 1783 también fue desastrosa, y se describen
minuciosamente sus efectos 157 .
Como sabemos, las obras de atenuación de crecidas pueden proporcionar un
paliativo, pero no hay motivos para pensar que proporcionen la solución definitiva
a un problema originado en la topografía. Sin embargo, la ilusión de seguridad
que generan las obras hidráulicas tiene una larga historia. Habitualmente, el efecto
de estas obras es el opuesto al buscado. Y es que, en vez de plantearse
públicamente sus alcances y limitaciones, se las presenta como la solución
definitiva a un problema que con frecuencia no la tiene. El resultado es que la
confianza en la obra valoriza los terrenos inundables y lleva a que más personas
ocupen la zona insegura. Como consecuencia de esto, las obras de atenuación de
crecidas disminuyen los efectos de cada crecida, pero terminan aumentando el
número de vecinos inundados.
Veamos un par de ejemplos de esta confianza en las obras públicas: “El
Gobernador O'Higgins, deseoso de ejecutar obras útiles y duraderas, se propuso
librar para siempre á Santiago de este peligro de las inundaciones. La mejor
prueba de la buena ejecución del trabajo la dieron sus resultados, pues la ciudad
quedó libre de nuevas inundaciones” 158 . Y también, en otro autor un poco menos
entusiasta: “El puente de piedra y ladrillo construido sobre el Mapocho y el gran
tajamar que protege la ciudad contra las inundaciones de este torrente” 159 .
En la margen sur del río Negro y casi en su desembocadura, en la Patagonia, una
crecida combinada con un huracán del sudeste destruyó completamente el
pequeño poblado ubicado frente a la ciudad del Carmen de Patagones. El poblado
fue reconstruido y pasó a ser la ciudad de Viedma, más tarde capital del Territorio
Nacional de Río Negro. Otra crecida volvió a destruir totalmente esa ciudad en
1899. A pesar de ambos antecedentes, en la década de 1980 se aprobó una ley para
trasladar al mismo lugar la Capital de la Argentina 160 .
A diferencia de la ciudad española, la ciudad portuguesa no requiere de una
cuadrícula exacta (como vimos en el primer tomo de esta obra), pero sigue a
menudo al modelo de Lisboa, con una ciudad alta y una baja. Esa diferencia de
niveles genera condiciones ambientales específicas, lo que puede reflejarse en otra
forma de ocupación de zonas inundables. En el caso de las ciudades de origen
español, la urbanización se mete en las áreas de riesgo de pequeños arroyos
(generalmente temporarios) para no alterar la línea recta. En las ciudades de
origen portugués, el área baja es la sometida a crecidas, como se señala con
referencia a Porto Alegre: “En la parte baja de la ciudad, a orillas del agua, se han
construido y se construyen aún diariamente casas bastante hermosas; son las del
puerto, expuestas a veces a las inundaciones, como sucedió a fines de 1833; ya hay
un plan definitivamente resuelto para construir los muelles. De este modo se espera
hacer retroceder mucho a las aguas y aumentar al mismo tiempo el lugar
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 57
a la Globalización
conveniente para la ciudad” 161 .
LOS RECURSOS MINEROS
Los testimonios de viajeros hablan con frecuencia de la dureza de las condiciones
ambientales de trabajo que encontraron en diversas zonas de América Latina.
Tratándose de europeos que conocían la situación social provocada por la
Revolución Industrial en sus respectivos países, esto puede darnos un punto de
referencia sobre esas condiciones. Cuando Francis Bond Head visitó la mina de
plata de San Pedro Nolasco en las alturas del cajón del Maipo (Chile) vio que “los
barreteros demolían la veta a golpes de mazo, y los apires sacaban el mineral en
morrales de cuero, trepando por palos tallados con muescas. En el patio de
amalgamación no se contaba con muchos elementos mecánicos y se usaban
formulas seculares, pero todo funcionaba con una aparente eficacia. Los mineros
de Cornwall que lo acompañaban quedaron muy impresionados por la
reciedumbre de aquellos chilenos que trabajaban entre los hielos de la
cordillera” 162 . En el mismo sentido, destaca Darwin que “los mineros hacen una
labor muy penosa. Tienen muy poco tiempo para comer, y así en invierno como en
verano comienzan a trabajar al amanecer y no lo dejan hasta que es de noche. Aún
en el día de hoy hay minas en que el agua se saca de los pozos ¡en odres llevados a
cuestas por obreros!” 163
La Guerra de la Independencia chilena se financió en buena medida con la plata
obtenida al precio de la vida de los mineros caídos entre los hielos o dañados por
los vapores tóxicos del mercurio usado en los procesos de amalgama del mineral.
Desde el punto de vista del manejo de los recursos no renovables, existen criterios
de racionalidad en la explotación de los recursos minerales, que a menudo no se
tienen en cuenta en el período que analizamos. Se trata de extraerlo de tal manera
de evitar la pérdida de materiales valiosos durante el proceso productivo. Pero
durante esta etapa, se privilegia la obtención del recurso a un costo reducido. A
menudo esto implica utilizar técnicas destructivas, que implican una pérdida
importante de los minerales. En Minas Gerais (Ouro Prêto, Brasil), los lavaderos
de oro ubicados en los ríos de la selva trabajan en condiciones extremadamente
primitivas. “En varias de las cañadas que bajaban de las alturas había instalados a
cierta distancia zarandas y cueros de buey crudos: las primeras destinadas a
recoger los escombros más groseros y los cueros para retener el polvo de oro entre
los pelos dirigidos hacia arriba. Aquí y allá observamos también algunas fosas
aisladas, donde se acumula el barro o las arenas auríferas. Tan pronto comienza la
época de las lluvias, entran en función estos sencillos instrumentos. El agua
encauzada artificialmente hacia las zanjas enjuaga el oro de las piedras y lo
arrastra hasta las fosas o lo deja entre los pelos de los cueros de buey. El metal
recogido en los citados recipientes es separado del barro por esclavos negros que
trabajan con el torso desnudo, sentados en bancos de madera. El oro retenido en
los cueros de buey es lavado y batido en artesas especiales. Los antiguos
propietarios de esta mina hacían trabajar en ella varios centenares de esclavos y
ganaron sumas enormes, pero en la actualidad parece bastante empobrecida, de
modo que mantiene sólo unos pocos lavadores de oro y el trabajo se encomienda en
gran parte a negros libres” 164 . Mediante este método “sólo se obtiene la parte más
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a la Globalización
grosera del metal, mientras que el resto se escurre a los ríos y se destruye así de la
manera más antieconómica la formación del oro”.
LOS INDICIOS DE CONTAMINACIÓN
Tenemos en esta etapa muy pocas referencias a la contaminación industrial. Más
bien lo contrario, que es el asombro de los europeos ante los ríos limpios y las
ciudades sin humo. Sin embargo, tenemos algunos indicios que sugieren que el
fenómeno existía, aunque poco tenido en cuenta. En 1830, un francés establece en
Buenos Aires una fábrica de velas, mediante un procedimiento que requiere el uso
de los ácidos sulfúrico y nítrico. Para eso compra un edificio “situado en el centro
de la ciudad”, y, a pesar de otras desventajas “su ubicación prevaleció a nuestros
ojos” 165 . Podemos imaginar las consecuencias ambientales de trabajar con estos
ácidos en el centro de una ciudad, pero está claro que nuestros actores no los
registraban.
LOS USOS DE LA ENERGÍA
En el período previo al ingreso masivo de las máquinas de vapor, es frecuente el
uso de la energía hidráulica con fines industriales. San Martín, para vestir a los
soldados del Ejército de los Andes, manda construir “un batán movido por agua
por el sistema de los molinos” 166 . El uso de máquinas hidráulicas similares estaba
extendido en España (Cervantes describe una en el Quijote), pero no eran
habituales en América Latina.
Del mismo modo, en Orizaba (México) encontramos una importante fábrica textil
movida por “espléndidas máquinas” hidráulicas 167 .
LA EROSIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL
La desvalorización del patrimonio cultural indígena llevó al abandono y la
destrucción de numerosos monumentos de diversas culturas americanas y también
al saqueo de obras de arte depositadas en tumbas antiguas. Después de la
conquista, y agotados los tesoros en manos de los indios, los conquistadores la
emprendieron con sus antepasados. La actitud extractiva sobre los recursos
culturales indígenas comienza en la época colonial con Carlos V, quien dispone en
1536 que los tesoros indígenas que se extrajeran de tumbas "buscadas de propósito
o halladas acaso", eran regalías reales y sobre la mitad de ellas debían pagar el
quinto los descubridores. En última instancia, se trataba a un yacimiento
arqueológico de un modo parecido a un yacimiento minero. Se llamó guaqueros a
los que exploraban las guacas; es decir, las tumbas antiguas.
Se dictó una cédula para que se conservaran las piezas más curiosas y livianas (es
decir, las que tenían poco oro) que Hernando Pizarro llevó a España del primer
despojo obtenido en el Perú, y que lo demás se fundiera, pero esta medida se
revocó después.
“El énfasis que varios cronistas y autoridades dieron a las costumbres funerarias
de los indígenas, llevaba implícito el interés de saber si enterraban sus riquezas. En
el descubrimiento de las guacas jugaron papel importante los indios ladinos,
59
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 59
a la Globalización
conocedores de los secretos de sus antepasados; enmudecían cuando llegaban al
sitio de los entierros. Se ofreció exención de tributos al indio y a su parentela, que
descubrieren tesoros o minas importantes. Los oficiales reales debían tener entre
sus registros, un libro para matricular las guacas que se denunciaran. La busca y
desenterramiento de tesoros indígenas adquirió caracteres de emprendimiento
comercial”.
En Colombia, “el periodo republicano continuó la costumbre. El doctor Jervis,
minero y naturalista establecido en Rionegro de Antioquia desde fines de la guerra
de Independencia, envió a París, para una exposición, varias piezas de guaca y
muestras de oro en pepitas. Otro extranjero describe la guaquería en Santa Fe de
Antioquia, profesión en la cual se interesó. En 1833, de una sola guaca en
Colombia se extrajeron piezas por valor de 18.000 pesos de oro. Este fue el
principal objetivo del movimiento migratorio antioqueño hacia el sur a mediados
del siglo XIX, que dio como último resultado la colonización de la Cordillera
Central al sur de Sonsón” 168 .
LA SOBREABUNDANCIA DE FAUNA DURÓ POCO
Destacamos la sorpresa de la mayor parte de los extranjeros que visitan el
continente en esta época ante la abundancia de fauna. Continuamente reiteran que
esa densidad de ejemplares es absolutamente imposible de imaginar y describen
anécdotas vinculadas con ello, en un esfuerzo para convencer a lectores incrédulos.
“Vi en la playa una bandada de lo más numerosa de ánades de la especie llamada
specutirí; estaban en la arena. Creí poder sorprenderlos, y en efecto, avanzando
por detrás de los árboles, me acerqué lo suficiente como para arrojarles
provechosamente un tiro, mientras estaban posados, preparando el segundo para
el instante en que volaran. Lance mis dos tiros como lo había proyectado; la playa
y la orilla de las aguas quedaron cubiertas de ánades. Levanté veintisiete, lo que
podrá parecer asombroso, si no hubieran estado colocados sobre la playa, donde
cada grano de plomo debía rebotar en la arena y podía ser doblemente mortífero.
He visto a menudo tiros más brillantes todavía, logrados en el invierno por los
cazadores en los pantanos de los alrededores de Buenos Aires” 169 .
En México, “es abundantísima la caza en las riberas del Goatzacoalco, donde se
ven millares de aves cuyas formas airosas se engalanan con lo colores más vistosos.
El hermosísimo guacamayo colorado de alas azules y amarillas y la garzota blanca
de plumaje tan rico, servían para hacer la sopa de la gente, al paso que el faisán
real con su copete ribeteado de blanco daba crueles vueltas en mi asador” 170 .
Además de las anécdotas, a veces aparecen estadísticas. En la provincia argentina
de Corrientes en el primer semestre de 1828 se vendieron 1.800.000 cueros de coipo
(nutria criolla) 171 . Como comparación diremos que la cuota de exportación de
cueros de la misma especie para la misma provincia durante la temporada de caza
abril 2005-marzo 2006 fue de apenas 35.000 ejemplares 172 , lo que nos da una idea
de cómo fue utilizado el recurso en los años intermedios.
La concepción extractiva de la época llevó a poner en producción diversos recursos
de fauna y explotarlos hasta su agotamiento. Señalemos que agotamiento
60
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 60
a la Globalización
económico no es lo mismo que extinción. Una especie está extinguida cuando
simplemente no existe más. Pero está económicamente agotada cuando sus
poblaciones están tan mermadas que ya no resulta rentable explotarlas. Se trata,
claramente, de una relación beneficio-costo, lo que significa que no depende de la
cantidad de ejemplares que existan sino de lo que cuesta obtenerlos y los precios
que pueden obtenerse por sus despojos. Ante cualquier cambio en los precios de
venta de los productos de fauna, la ecuación podrá cambiar y se podrá retornar a
sacar más. En ausencia de información sistemática, sólo tenemos indicios de cómo
pudieron haber ocurrido las cosas. Pero en muchos casos, son más que suficientes.
Veamos, por ejemplo, algunos altibajos de la presión de extracción sobre las
perlas.
Hay testimonios sobre la pesca de perlas en las costas de Colombia en 1812 y en
1817. A pesar de las guerras, la extracción se mantuvo con cierta regularidad en el
golfo de Panamá y en la Guajira. En 1824, un inglés viajó a Colombia el privilegio
para la pesca de perlas. El Congreso dio en ese año una concesión exclusiva a una
empresa inglesa medio fantasma, que desapareció poco después.
Las perlas fueron un factor de tensión política entre la provincia de Panamá y las
autoridades de Bogotá. En 1823, a través del senador del istmo, piden que se libere
el buceo de perlas de los impuestos que los gravaban, junto a otras medidas
económicas para superar el atraso de la región 173 . Se siguieron exportando, pero
sólo durante los años 1843-1845. Se sacaban hacia 1866; pero hacia 1878 se había
suspendido la extracción, por agotamiento del molusco. El laboreo se reanudó más
tarde, pues a fines del siglo XIX todavía se pescaban en la isla Coibita. En cuanto a
la Guajira, y para no desmentir a los westerns, los indígenas seguían cambiándolas
al finalizar la guerra de Independencia, por alcohol, municiones y baratijas 174 .
En una descripción sobre los pescadores de perlas del golfo de California, un
viajero inglés destaca que existen zonas abandonadas, suponemos que por
agotamiento del recurso: “A más de Loreto hay otro placer en la Paz en la
Ensenada de Muleje donde se buscaba antiguamente y en las playas de esta costa
en frente de la isla del Tiburón se encuentran muchos teneros de conchas, y ruinas
de pilas en donde lavaban los antiguos” 175 .
La tortuga de carey figura entre las exportaciones colombianas con relativa
regularidad, desde 1838-1839 hasta 1865. En la costa norte de Panamá su
extracción duró hasta fin del siglo XIX. Se extraía en el archipiélago de San
Andrés y Providencia, y en La Guajira se extraía carey. En Cartagena llegó a
haber una industria de peines de carey, así como de bastones de mando, cubiertos,
cajuelas, cigarrilleras, etc. Industria que fue desapareciendo con la especie que le
servía de materia prima.
Lo mismo ocurrió con las tortugas que dieron nombre a las famosas islas
Galápagos. Los barcos llegaban hasta las islas exclusivamente para cazar las
tortugas gigantes y lo hicieron a escala industrial. La grasa era recogida y fundida
para obtener entre 4 y 11 litros de aceite por animal. Después de 1830, los barcos
norteamericanos capturaron más de 100 mil ejemplares. Sin embargo, se calcula
que desde el descubrimiento de las islas, fueron cazadas unos 10 millones de
tortugas 176 .
61
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 61
a la Globalización
HABÍA MÁS INSECTOS DE LOS IMAGINABLES
En todas las culturas, la percepción de los animales salvajes está vinculada con los
de mayor visibilidad, ya sea por su tamaño o por su relación (económica u hostil)
con los seres humanos. Un aspecto sugestivo es el referido a la abundancia de
insectos. Lo habitual es que los viajeros (nosotros mismos, entre ellos) se quejen de
los hematófagos, que siempre les parecen muchos, con independencia de la
cantidad real que encuentren. Por eso cuando alguien dice que había muchos
mosquitos, es difícil evaluar qué es lo que considera una cantidad importante, más
allá de las molestias personales que le generan. Y, por lo mismo, poder comparar
con las poblaciones actuales de las mismas especies en los mismos lugares.
Desde nuestra perspectiva actual, nos cuesta imaginar ecosistemas que tuvieran
una biomasa de insectos muy superior a la actual, no sólo desde lo perceptivo sino
desde muchas de sus implicancias ecológicas. Sin embargo, el uso masivo de
insecticidas sintéticos, iniciado con la introducción del DDT, parece haber
provocado una reducción sustancial de la cantidad de insectos presentes en muchos
ecosistemas. Más allá de los obvios aspectos favorables al haber menos chupadores
de sangre y comedores de cosechas, sabemos poco sobre el conjunto de alteraciones
provocadas por esa reducción. ¿Cómo cambiaron las relaciones de predación,
simbiosis o parasitismo, por ejemplo? ¿Qué pasó con fenómenos tales como la
polinización, por ejemplo, que a veces es un vínculo muy preciso entre dos especies
y no más?
Por eso es relevante encontrar un término de comparación para saber de qué
estamos hablando cuando decimos que en esta época abundaban los insectos. En
Bahía (Brasil) Darwin dice que “el zumbido de los insectos es tan fuerte que puede
oírse en un navío anclado a varios centenares de metros de la costa” 177 .
La primera impresión al leer el texto siguiente es que nos encontramos ante una
manga de langostas. Sin embargo, la mención de haber encontrado allí muchas
especies corrige esa idea. “A la tarde observamos que la superficie del mar (en
realidad, el Río de la Plata exterior. Nota de A.E.B) estaba cubierta de insectos;
echamos una red y en poco rato cazamos más de cincuenta especies, unos muertos,
otros aún vivos. Se extendían en el agua, formando una especie de banco, que
podría tener más de dos leguas de largo por una anchura considerable, cubierto de
estambres y gramíneas. (...) Al acercarse el cambio de tiempo, hay una calma
perfecta, precursora de la tormenta. Entonces los insectos se elevan por el aire,
donde pronto los atrapan las ráfagas impetuosas de un viento del sudoeste, que se
llama pampero porque sopla de la pampa, y les impiden volver a tierra,
arrastrándolos al mar. Luego viene la lluvia que los derriba al agua, donde se
apilan en bancos hasta que el viento del nordeste los lleva a la costa y los amontona
formando masas que llegan a tener un pie de altura, en las caletas arenosas
próximas a Montevideo y Maldonado” 178 . Es decir, una masa de insectos que
ocupaba el agua por espacio de 8 a 10 kilómetros. ¿Cuántos metros cúbicos de
insectos arrastró esa sola tormenta? Y después: “Toda la mañana una nube de
libélulas revoloteaba a nuestro alrededor y por momentos cubría las velas a
sotavento”. Nuevamente, imaginemos la cantidad de libélulas que hacen falta para
cubrir las velas de un barco de ultramar.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 62
a la Globalización
LA DEPREDACIÓN DE LA FAUNA MARINA
Aún en fecha tan temprana como los comienzos del siglo XIX, tenemos claros
testimonios de depredación de la fauna marina. Se trata no sólo de la extracción
masiva de ejemplares, sino de una marcada disminución de poblaciones, algunas
de las cuales fueron llevadas a la extinción.
La caza de las diversas especies de ballenas fue destruyendo las poblaciones de
norte a sur, ya que sobrevivieron aquellas que habitaban sitios menos accesibles
para los barcos de la época. Se atribuye al famoso James Cook haber realizado una
espectacular matanza de cetáceos en la Bahía de Todos los Santos (al norte de
Brasil). Todavía hoy, excavando en las playas del continente y de las islas, se
encuentran enormes osamentas, el último recuerdo de las ballenas de Bahía 179 .
Más tarde, la caza de ballenas va extendiéndose cada vez más al sur, a medida que
van disminuyendo en cantidad, y es posible hacer un seguimiento de su retracción.
“Pocos días después nos encontramos de pronto en medio de esos inmensos bancos
de pequeños crustáceos, tan numerosos que imprimen al agua su color rojo; una
vasta superficie del mar se había coloreado intensamente: es lo que llaman los
balleneros el banco del Brasil. Allí acuden a pescar la ballena, que se alimenta
solamente de esa multitud de pequeños seres, de los cuales el mayor no tiene más
de una línea de largo. Este banco parece extenderse a lo largo de una gran porción
de la costa brasileña, y mantenerse siempre, aproximadamente, a igual distancia.
¿Es posible concebir cuántos animalitos hacen falta para alimentar centenares de
ballenas y colorear el agua? ¿Qué multitud debe ser supuesta en una superficie
apreciable en cincuenta o sesenta leguas de longitud por dos o tres leguas de
anchura? He tenido que pensar que el mar se halla poblado por un número
incalculable de tales seres. Percibimos, a cierta distancia, unas ballenas que
expelían agua a gran altura”.
“Supe por capitanes balleneros que tales cetáceos eran muy comunes en el banco,
hace algunos años, pero que se alejaron poco a poco, llegando a ser muy raros; de
modo que actualmente (1834) ya no se los pesca con regularidad, debiéndose
conformar con seguir e] banco hacia el sur, donde las ballenas aparecen con mayor
frecuencia. ¿A qué atribuir la desaparición de las ballenas del banco del Brasil,
que les suministra tan abundante alimento? ¿Se deberá a la destrucción de todas
las que pueblan el banco o a su emigración forzosa, al ser perseguidas por los
barcos de todas las naciones? Me inclinaría más bien hacia esta última hipótesis;
porque en las islas Malvinas y sus cercanías, y más al sur, donde sólo se las pesca
durante una estación del año, pues los pescadores temen esos parajes deshabitados
y carentes de puertos, no abundan menos que hace unos años” 180 .
La conclusión nos parece excesivamente optimista. Es verosímil que algunos
ejemplares huyan momentáneamente de la persecución de los balleneros. Pero es
improbable que toda una población de ballenas cambie sus hábitos migratorios
para escapar de los barcos. Eso implicaría formas de comunicación y organización
de los diferentes grupos de ballenas, para decidir huir de sus sitios ancestrales y no
retornar a ellos. Si bien se trata de animales inteligentes, no parece una conducta
compatible con las características de su inteligencia. Aceptemos, entonces, la
hipótesis de extinción de esas poblaciones observadas en Brasil.
63
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 63
a la Globalización
La Independencia, además, significó que se abrieron de hecho las costas y los
mares de las distintas naciones latinoamericanas a la presencia de buques
balleneros y loberos de otras nacionalidades. Con respecto a los lobos marinos, un
viajero de 1683 dice que en las islas de Juan Fernández (donde está ambientada la
novela Robinson Crusoe) “no hay una sola bahía, ni un solo peñasco asequible, que
no esté cubierto por estos animales” 181 . Se calculaba su población en 2 ó 3 millones
de individuos. En 1798 quedaban entre 500 mil y 700 mil. En 1891 eran apenas
400. Al sur chileno llega una gran cantidad de balleneros norteamericanos 182 , y por
eso es probable que el capitán Ahab hay abastecido alguna vez a su Pequod en
Valparaíso.
CAZADORES DE LOBOS MARINOS
Nos quedan algunas reservas de lobos y elefantes marinos en la costa patagónica,
cuidadosamente protegidas, y que hoy son una importante atracción turística. Al
verlos allí, nos cuesta percibir la magnitud de la depredación que sufrieron en
otros tiempos. Para comprenderlo, tenemos que tener en cuenta que la apropiación
directa de los recursos de fauna tuvo un peso enorme en la economía internacional
durante los siglos XVIII y parte del XIX.
La importancia de las pieles de animales salvajes en la vestimenta de la población
durante el crudo invierno europeo era muy superior a la actual. Y además, el clima
del siglo XIX era bastante más frío que el que hoy tenemos. Pero también había
una gran demanda de grasas animales, antes que se extendiera el uso del petróleo.
Buenos Aires se iluminaba con aceite de potro y velas de sebo y toda Europa usaba
aceite de ballena y velas fabricadas con la grasa extraída de la cabeza de ballenas y
cachalotes.
Después de varios siglos de explotación intensiva, la fauna europea y la de los
mares del Norte comenzó a decrecer, desapareciendo numerosas especies. Esto
impulsó a buscar sus equivalentes en los mares del Sur. Los barcos balleneros y
loberos de diversos países se dirigieron a las costas latinoamericanas, y muchos
usaron como base de operaciones las islas Malvinas, aún después de haber
disminuido completamente las poblaciones de los animales que cazaban. Las
actividades de caza de lobos marinos aumentaron notablemente a partir de 1819,
con el descubrimiento de las islas Shetland del Sur. Entre 1820 y 1822, solamente
en las Shetland, se registra la presencia de 91 barcos de caza. Esos barcos de varios
países compitieron por la destrucción del recurso natural: entre 1815 y 1820, la
extracción de "aceite de foca" era del orden de las 2.000 toneladas anuales, lo que
equivale a unos 40 mil elefantes marinos muertos por temporada.
Las técnicas de caza eran extremadamente destructivas, ya que atacaban las
colonias con lanzas, garrotes y armas de fuego durante la época de parición, que
era cuando los animales permanecían en tierra. Un autor indica que “la agilidad y
la rapidez de movimientos juegan un rol importante en la pesca de lobos. Por no
atacar a tiempo o por no cerrar con presteza una brecha que da al mar puede
malograrse una matanza y para ir a esa brecha es preciso a veces caminar por
sobre piedras cubiertas de limo y saltar de una a otra con presteza”183 . Se mataban
las crías muy pequeñas, aunque su rendimiento en aceite era muy bajo. Sólo se
64
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 64
a la Globalización
aprovechaba la grasa del vientre del animal pero no la de sus vísceras, lo que
significaba desperdiciar la mitad del aceite disponible.
A esto se unió el que los lobos y elefantes marinos carecían de enemigos naturales
en tierra, por lo cual no habían desarrollado ninguna defensa ante ataques
efectuados fuera del agua. A punto tal que las hembras podían continuar dormidas
al sol, aún después de la masacre de sus congéneres, sin que las despertaran ni
siquiera los balazos. Sólo despertaban cuando los marineros, creyéndolas muertas,
les clavaban los cuchillos para extraerles la grasa.
En 1826 Alcides D´Orbigny cuenta haber visto en Maldonado (junto a la que hoy
es Punta del Este) “más de diez mil pieles de lobo marino almacenadas desde hacía
dos años, por falta de colocación. Esas pieles procedían de la isla de los Lobos,
situada fuera de la bahía de Maldonado. (...) Ulteriormente se produjeron quejas
acerca de la disminución de los lobos marinos, los que parecían abandonar su
primer asilo para ir a buscar nuevas colonias en el litoral de la Patagonia donde
seguramente podrán seguir viviendo tranquilos, al menos durante largo
tiempo” 184 .
Con estas prácticas, no sorprende saber que en 1828 sólo se obtuvieron 18
toneladas de "aceite de foca": casi no quedaban animales cuya distribución
alcanzaba anteriormente hasta la entrada del Río de la Plata.
Y no es que se hubieran ido más hacia el sur para escapar de la persecución. En
esas remotas islas también estaban desapareciendo. Unos años más tarde, cuando
el Nautilus pasó frente a las costas argentinas, Julio Verne recogió las palabras del
capitán Nemo: "El 15 de marzo dejamos atrás la latitud de la islas Shetland y
Orcadas del Sur, y allí me dijo el capitán (Nemo) que antiguamente numerosas
tribus de focas habitaban aquellas tierras; pero los balleneros ingleses y
norteamericanos, en su genio de destrucción, sacrificando los adultos y las
hembras preñadas, habían conseguido dejar el silencio de la muerte donde antes
existía la animación de la vida" 185 .
UEL FIN DE LA ETAPA
Esta etapa histórica finaliza cuando una serie de cambios políticos, económicos y
tecnológicos van integrando a las distintas naciones latinoamericanas a la
economía de las grandes potencias. Por una parte, la combinación del barco de
vapor con casco de hierro y del ferrocarril hacen posible una unificación del
mercado mundial.
Pero además, la segunda mitad del siglo XIX es el tiempo del reparto del mundo
entre las grandes potencias. Los márgenes de autonomía económica y cultural de
los pequeños países se reducen y pasan a funcionar como engranajes de una
maquinaria internacional. Esto tiene importantes consecuencias ambientales para
los países de América Latina, como se desarrolla en el capítulo siguiente.
65
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 65
a la Globalización
24
Cit. en: Barrán, José Pedro, Caetano, Gerardo y Porzecanski, Teresa. “Historias de la
vida privada en el Uruguay”, Montevideo, Taurus, 1998.
25
Fornet, Ambrosio: “El libro en Cuba”, La Habana, Letras Cubanas, 2002.
26
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia
latinoamericana 1700-2005”. Buenos Aires, Editorial Maipué 2005.
27
Las frecuentes denuncias sobre esclavitud urbana en Buenos Aires y esclavitud rural en
muchas zonas del Brasil muestran que el tema no ha sido superado en el siglo XXI.
28
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, El Aleph,
2000.
29
Cit. en: Schávelzon, Daniel: “Arquitectura para la esclavitud en Buenos Aires: una
historia silenciada”, Buenos Aires, Crítica 2002, Instituto de Arte Americano e
Investigaciones Estéticas.
30
Souza Filho, Benedito: “Cuerpos, horcas y látigos: esclavitud y espectáculo punitivo en el
Brasil decimonónico”, Universidad Autónoma de Barcelona, Tesis doctoral en
antropología social y cultural, 2004.
31
Schávelzon, Daniel: “Arquitectura para la esclavitud en Buenos Aires: una historia
silenciada”, op. cit.
32
Bayhaut, Gustavo y Hélène: “América latina: de la independencia a la segunda guerra
mundial”, México, Siglo XIX, 1995.
33
San Martín, José de, cit. en : Pigna, Felipe: “La gesta militar más heroica de la historia” ,
en Clarín, 17-8-2006.
34
Vasconcelos, José: “Breve Historia de México”, cit. en: Cevallos García, G.: “ Visión
teórica del Ecuador”, J. M. Cajica, 1959.
35
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, Madrid, Alfaguara, 1970.
36
Si bien a menudo era remunerado, se trataba de un trabajo forzado. Hemos detallado
las condiciones ambientales del Potosí en el primer tomo de esta obra.
37
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
38
Tuñón, Ana María, comunicación personal, septiembre de 2007.
39
Lourenço, Conceiçao: “Especial Quilombos”, en Raça Brasil Atualidades,
40
Nadal, Jordi: "La población española", Barcelona, Ariel, 1986.
41
Fuente: “Campañas del Libertador General D. José de San Martín. Instituto Nacional
Sanmartiniano, en el año del bicentenario del nacimiento del General”. Talleres Gráficos
del Instituto Geográfico Militar. Buenos Aires, 1978.
42
Canales, Esteban:" El impacto demográfico de la Guerra de la Independencia" (de
España), versión preliminar, Ávila, XII Cursos de Verano de la UNED, julio 2001.
43
Heinl, R y Gordon Heinl, N: “Written in Blood: The Story of The Haitian People 14921971”, Houghton Mifflin, Boston, USA. 1978.
44
Sobre ese episodio, en el cual el negocio esclavista está puesto por encima de las ideas
humanitarias, ver la novela. Carpentier, Alejo: “El siglo de las luces”, México, 1962.
45
46
Heinl, R. y Gordon Heinl, N: “Written in Blood…”, op. cit.
Wilson, Robert: “México y su religión” (1851-54), en: “Cien viajeros en Veracruz”,
Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
66
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 66
a la Globalización
47
Praderi, Raúl y Bergalli, Luis: “Notas para una historia de la cirugía uruguaya”,
Montevideo, 1981
48
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
49
Boves era el jefe de las montoneras realistas de los Llanos de Venezuela.
50
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
51
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
52
Bosch, Juan: “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, op. cit.
53
Brailovsky, Antonio Elio: “La ecología en la Biblia”, op. cit.
54
Mendoza, Diego; Mutis, José Celestino y Caldas, Francisco José: “Expedición botánica
de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada y Memorias Inéditas de Francisco José
de Caldas”, Bogotá, 1909.
55
“Obras del excelentísimo señor D. Gaspar Melchor de Jovellanos”, Barcelona, Imprenta
de D. Francisco Oliva, 1839.
56
Humboldt, Alexander von: “Geografía de las Plantas ó Quadro físico de los Andes
Equinoccîales, y de los paises vecinos (1809)” en Biblioteca Luis Ángel Arango, Banco de la
República de Colombia.
57
Kohlhepp, G.: “Alexander von Humboldt en los trópicos del Nuevo Mundo”, cit. en:
Rucinque, Héctor y Jiménez, Wellington: “El papel de Humboldt en el origen y desarrollo
de la geografía moderna”. Semestre Geográfico, Vol.1 – Nº 2. Bogotá, octubre de 2001.
58
Humboldt, Alexander von: “Geografía de las Plantas”, op. cit.
59
Belgrano, Manuel: "Medios Generales de Fomentar la Agricultura, Animar la Industria y
Proteger el Comercio en un País Agricultor", Memoria de 1796, en Realidad Económica, Nº
28, Buenos Aires, julio-setiembre de 1977, cit. en: Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman,
Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
60
Belgrano, Manuel: “Escritos económicos”, Buenos Aires, Raigal, 1954.
61
Es lo que hacen los ecólogos en la actualidad, tomando especies testigo para cada tipo de
ambiente.
62
Este aspecto aún está tratado en forma insuficiente en las escuelas de agronomía
actuales, ya que no se vincula adecuadamente las herramientas y maquinarias a usar con
el tipo de suelo sobre el que se harán las labores.
63
Piénsese en el método de "labranza cero", desarrollado en los últimos años siguiendo
este principio.
64
Lavardén, Manuel José de: “Oda al Paraná”, Buenos Aires, 1801, en: La Lira
Argentina, Buenos Aires, Biblioteca de Mayo, Senado de la Nación, 1960, t.VI.
64
Larrañaga, Dámaso Antonio: “Selección de escritos”, Montevideo, 1944.
66
Caldas, Francisco José de: “Obras completas”, cit. en: Ortiz Rodríguez, Álvaro Pablo:
“Reformas borbónicas: Mutis catedrático, discípulos y corrientes ilustradas 1750-1816”.
Cuadernos para la Historia del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 2003.
67
La legua es una antigua unidad de longitud que expresa la distancia que una persona o
un caballo pueden andar en una hora. Puede variar entre 4 y 5 kilómetros, según los
países o regiones.
67
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 67
a la Globalización
68
Cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da destruiçao forestal no
Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit.
69
Antonil, André Joao, cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da
destruiçao forestal no Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit.
70
Vandelli, Domenico, cit. en: Pádua, José Augusto: "Pensamento ilustrado e crítica da
destruiçao forestal no Brasil colonial", en: Nomadas, op. cit.
71
72
Analizado en el primer tomo de esta obra..
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, Buenos Aires, Emecé, 1998.
73
Vessuri, Hebe: “La ciencia en America Latina, 1820-1870” en “La historia general de
América Latina de la UNESCO”, Paris, como capítulo 23 del volumen VI, editado por
Josefina Z. Vazquez y M. Miño Grijalva.(colección en preparación).
74
Bolívar, Simón: Decreto del 19/12/1825, Chuquisaca, Bolivia.
75
Ing. García Mansilla, Daniel (Director General de Espacios Verdes de la Ciudad de
Buenos Aires), comunicación personal, mayo de 1998.
76
Bolívar, Simón: Decreto del 5/7/1825.
77
Inca Garcilaso de la Vega: “Comentarios reales”, Buenos Aires, Austral, 1952.
78
“Revista de extensión Tecnovet”, Universidad de Chile, 2004.
79
República del Salvador, Ministerio de Economía, Dirección de Estadísticas y Censos,
página Web consultada el 24/5/2006, página Web consultada el 24/5/2006.
80
República Mexicana. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
81
Firmado en Quito, 24 de Octubre de 1829.
82
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, Buenos Aires, Ediciones Ánfora, 1973.
83
Artigas, José Gervasio: "Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento
de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados”. Cuartel General, 10 de Setiembre de 1815.
84
Betancur Ohaco, Adriana: Trabajo Práctico de Historia Ambiental. Curso TOP de
Gestión de Políticas Ambientales, 2008.
85
Borges, Leonardo: “Análisis crítico del ideario artiguista y sus influencias”, en:
http://cecap.anep.edu.uy/documentos/articulos_2004/Documentos_art/pdf/borges.pdf,
12/6/2006.
86
Borges, Leonardo: “Análisis crítico del ideario artiguista...”, op. cit
87
de la Torre, Nelson; Rodríguez, Julio y Sala de Touron, Lucía: “Artigas: tierra y
revolución”, Bolsilibros Arca, Montevideo, 1967.
88
89
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
90
Humboldt, Alejandro de: “Del Orinoco al Amazonas: viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente”, Barcelona, Planeta, 2005.
91
Posey, Darrell A. 1986 "Manejo da floresta secundária, capoeiras, campos e cerrados”
(Kayapós), cit. en: Ferreira Ribeiro, Ricardo: “O Eldorado do Brasil central: história
ambiental e convivência sustentável com o Cerrado”. CLACSO. 2002.
92
Pereira de Lima, Ricardo Ângelo: “La selva amazónica como problema geográfico”, Doc.
68
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 68
a la Globalización
Anàl. Geogr. 38, 2001 99-107, Universitat Autònoma de Barcelona. Departament de
Geografia 2000.
93
Ferreira Ribeiro, Ricardo: “O Eldorado do Brasil central”, op. cit.
94
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”.Abril de
1994.
95
Valois, Alfred de: “México, La Habana y Guatemala” (1848), en: “Cien viajeros en
Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
96
Ospina Peralta, Pablo: “Una breve historia del espacio ecuatoriano”, Instituto de
Estudios Ecuatorianos, Quito, Ecuador, 2004.
97
Oddone, Francisco: “La burguesía terrateniente argentina”, Buenos Aires, Ediciones
Líbera, Buenos Aires, 1975.
98
Várguez Pasos, José: “Mérida: algunos aspectos de su transformación y perspectiva
actual”. Universidad Autónoma de Yucatán.
99
100
Segré, Roberto: “América Latina en su Arquitectura”, México, Siglo XXI Editores, 1992.
Segré, Roberto: “América Latina en su Arquitectura”, op. cit.
101
Brailovsky, Antonio Elio: “Buenos Aires, ciudad inundable”, investigación en proceso
de realización.
102
Varios Autores: “Cuba y La Habana”, editorial Océano, 1999.
103
Ezcurra, Ezequiel: “De las chinampas a la megalópolis. El medio ambiente en la
cuenca de México”, México, Ciencia para Todos.
104
Vidaurre, Manuel Lorenzo, cit. en.: Suárez Fernández, Luis: “Historia general de
España y América: Emancipación y nacionalidades americanas: Tomo XIII”, Publicado por
Ediciones Rialp.
105
Mollien, Gaspar Théodore, cit en: Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España
y América”, op. cit.
106
Ancizar, Manuel. “Peregrinación de Alpha” 1851. Ed.1981, cit. en: “La movilidad y el
transporte en la construcción de imagen de ciudad: el sector de San Diego en Bogotá,
D.C.”., Universidad Nacional de Bogotá, Instituto de Estudios Ambientales.
107
Tacón, Miguel de, cit. en: Varios Autores: “Cuba y La Habana”, op. cit.
108
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
109
Humboldt, Alejandro de: “Del Orinoco al Amazonas: viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente”, op. cit.
110
Dumas, Alejandro: “Montevideo o la nueva Troya”, Buenos Aires, Abanico de la
Biblioteca Nacional, junio de 2006. En este texto se utilizan las bondades del ambiente
montevideano como soporte de un panfleto político que ataca al dictador Juan Manuel de
Rosas. Todo indica que Dumas cobró dinero porque se utilizara su nombre en un libro que
no escribió.
111
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, Buenos Aires,
Emecé Editores, 2001.
112
113
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cit.
Von Spix, Johann Baptist: “Las tierras auríferas de Minas Geraes”, en: Wulschner,
Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, Buenos Aires, Sudamericana, 1975.
69
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 69
a la Globalización
114
Segre, Roberto: “La arquitectura antillana del siglo XX”. Periferia Internet Resources
for Architecture and Urban Design in the Caribbean.
115
Véase el primer tomo de esta obra.
116
Humboldt, Alexander von: “En el paso del Quindio”, en: Wulschner, Hans Joaquim:
“Del río Grande al Plata”, Buenos Aires, Sudamericana, 1975.
117
Valois, Alfred de: “México, La Habana y Guatemala” (1848), op. cit.
118
Robertson, William Parish: “Una visita a México” (1851), en: “Cien viajeros en
Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
119
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
120
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia, Dedicada
a Su Excelencia al General Don José Ballivián, Presidente de la Republica”, 1843.
121
Actualmente un barrio de la Ciudad de Buenos Aires.
122
Hidalgo, Rodrigo: “Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile. Una mirada
retrospectiva a la acción del Estado en las primeras décadas del Siglo XX”, EURE V. 28,
Santiago de Chile, mayo del 2002.
123
López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y poder
en La Habana colonial”,
University of California, Los Angeles, Estudios
Interdisciplinarios sobre América Latina y el Caribe. Vol. 14 No 1, enero-junio de 2003.
124
López Espinosa, José Antonio: “Febrero 2 de 1806. Inauguración del primer cementerio
de La Habana”, Cuba, Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, 2005.
125
Castillo, Miguel A. y Morales, Alfredo J.: "Quito, Patrimonio de la Humanidad: del
mudéjar al barroco", en Revista Descubrir el Arte, año IV, Nº 55, Madrid, septiembre de
2003.
126
Zu Wied, Maximilien: “En la antigua capital Bahía”, en: Wulschner, Hans Joaquim:
“Del río Grande al Plata”, Buenos Aires, Sudamericana, 1975.
127
Brailovsky, Antonio Elio: "El ambiente en la civilización grecorromana", Buenos Aires,
Pro Ciencia-CONICET, 1997.
128
Barrán, José Pedro, Caetano, Gerardo y Porzecanski, Teresa. “Historias de la vida
privada en el Uruguay”, op. cit.
129
Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental no manuscrito 'Cholera-morbus' (1832),
de Antonio Correa de Lacerda (1777-1852)”. Museu Paraense Emílio Goeldi - Centro
Universitário do Pará, Brasil, 2004. Casa de Oswaldo Cruz, 2006.
130
Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental...”, op. cit.
131
Sanjad, Nelson: “Cólera e medicina ambiental...”, op. cit.
132
López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y poder
en La Habana colonial”, op. cit.
133
Cit. en: López Denis, Adrián: “Higiene pública contra higiene privada: cólera, limpieza y
poder en La Habana colonial”, op. cit.
134
Ruxto, George F. : “Aventuras en México”
135
Se trata del Aedes aegypti, también llamado en trabajos recientes Stegomyia aegypti.
136
Marquesa Calderón de la Barca: “La vida en México”(1839), en: “Cien viajeros en
Veracruz”, tomo III, Gobierno del Estado de Veracruz, 1992.
70
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 70
a la Globalización
137
Tudor, Henry: “Relato de un viaje a Norteamérica comprendiendo México” (1831-32),
en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit.
138
Romay y Chacón, Tomás, texto del 27 de junio de 1804. Fondos de manuscritos de la
Biblioteca Nacional de Madrid. (La ortografía ha sido actualizada).
139
Ezcurra, Emiliano. (Greenpeace en Acción). "El fin de una selva". Otoño 2003. Nº 36.
República Argentina: “Según el Dr. Néstor Taranto, jefe del Instituto de Investigaciones
de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Salta, esta zoonosis es
consecuencia directa del desmonte de 9.000 hectáreas de bosque en la localidad de
Campichuelo. Se ha producido un brote en la localidad de Orán, con 4.000 casos
registrados de la enfermedad y otras localidades cercanas como Pichanal y Embarcación,
también están registrando el brote”.
140
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, op. cit.
141
Cañete y Domínguez, Pedro Vicente: “Guía histórica, geográfica, física, política, civil y
legal del Gobierno e Intendencia de la Provincia de Potosí”, Potosí 1791. Impreso en La
Cultura Boliviana, La Paz, 1952.
142
Es Miguel Rubin de Celis. Gutiérrez, Ramón: Comunicación personal con adelantos de
su libro “El árbol de hierro”, Buenos Aires, mayo de 2006. Señala Gutiérrez que “lo
sorprendente no es que lo haya dicho sino que le hayan creído”.
143
Herrera, Pablo: “Ensayo sobre la historia de la literatura ecuatoriana”, Quito, Imprenta
del Gobierno, 1860.
144
De Angelis, Pedro: Prólogo a del Pino Manrique: “Descripción de la provincia y ciudad
de Tarija”, Buenos Aires, Imprenta del estado, 1836.
145
Villavicencio, Manuel: “Geografía de la Republica del Ecuador”, 1858.
146
Sartorius, Carl Christian: “México, paisajes y bosquejos populares” (1824), en: “Cien
viajeros en Veracruz”, op. cit.
147
Humboldt, Alexander von: “Cartas Americanas”. Compilación, prólogo, notas y
cronología de Charles Minguet. Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1989.
148
Alberdi, Juan Bautista: "Estudios Económicos: interpretación económica de la historia
política argentina y sudamericana", con estudio preliminar de José Ingenieros. Buenos
Aires, La Cultura Popular, 1934, cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "Historia de las crisis
argentinas", investigación sobre historia económica y social. Buenos Aires, Editorial de
Belgrano, 1982, reformulado para la edición de 1996.
149
Sarmiento, Domingo Faustino: “Viajes en Europa, África y América: 1845-1847”en
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (La ortografía ha sido actualizada).
150
Heller, Karl Bartholomeus, cit. en: de la Maza Elvira , Roberto: “Una historia de las
áreas naturales protegidas en México”. Instituto Nacional de Ecología, México, 2005.
151
D´Orbigny, Alcides: “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, op. cit.
152
Humboldt, Alejandro de: “Del Orinoco al Amazonas: viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente”, op. cit. (Humboldt actúa aquí como recopilador de información,
ya que no presenció el fenómeno)
153
Páez, José Antonio: “Autobiografía del General José Antonio Páez”, Caracas, H. R.
Elliot, 1946.
154
Montenegro Colón, Feliciano: “Geografia general para el uso de la Juventud de
Venezuela”. Caracas, Imprenta de Damiron y Dupouy, 1837.
71
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 71
a la Globalización
155
Valparaíso
on
line
(consultado
el
19
de
mayo
de
2006):
http://www.valparaisonline.cl/espanol/index_sp.htm?historia/historia_esplendor_bombard
eo_1866.htm~contenidos
156
Gascón, Margarita: "Impacto de las catástrofes naturales en sociedades coloniales", en:
Nómadas, op. cit
157
Gay, Claudio: “Historia física y politica de Chile” París, 1847.
158
Valdés Vergara, Francisco: "Historia de Chile para la enseñanza primaria", Santiago
de Chile, 1916.
159
Pérez Rosales, Vicente: "Ensayo sobre Chile", Santiago de Chile, 1859.
160
Brailovsky, Antonio Elio: “Viedma, la capital inundable”, Buenos Aires, revista Todo es
Historia.
161
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cot.
162
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
163
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, op. cit.
164
165
Von Spix, Johann Baptist: “Las tierras auríferas de Minas Geraes”, op. cit.
Isabelle, Arsène: “Viaje a la Argentina, Uruguay y Brasil (1830-1834)”, op. cit.
166
Espejo, Jerónimo: “El paso de los Andes: Crónica histórica de las operaciones del
Ejército de los Andes para la restauración de Chile en 1817”, Buenos Aires, Casavalle
Editor, 1882.
167
Heller, Karl Bartholomeus: “Viaje por México en los años 1845-1848”, en: “Cien
viajeros en Veracruz”, op. cit.
168
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial” ,
(Tomo VI) Comercio, en Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, Colombia.
169
170
171
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
de Fossey, Mathieu: “Viaje a México, 1831”, en: “Cien viajeros en Veracruz”, op. cit.
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
172
Resolución 204/05, Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Ministerio de
Salud y Ambiente, Argentina, Bs. As., 03/02/05; B.O: 08/02/05.
173
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
174
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial”,
op. cit.
175
Hardy, Robert William Hale: “Travels in the Interior of Mexico, in 1825, 1826, 1827, &
1828”, Ed. Henry Colburn and Richard Bentley, New Burlington Street, 1829.
176
Dorst, Jean: “Antes de que la naturaleza muera”, Barcelona, Ed. Omega, 1972.
177
Darwin, Charles: “Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo”, op. cit.
178
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
179
Brailovsky, Antonio Elio: “Ésta, nuestra única Tierra”, op. cit.
180
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
181
Dorst, Jean: “Antes de que la naturaleza muera”, op. cit.
72
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia 72
a la Globalización
182
Suárez Fernández, Luis: “Historia general de España y América”, op. cit.
183
Revista de la Sociedad Universitaria, Montevideo, Uruguay. Mar.1884-nov.1885.
184
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
185
Verne, Julio: “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Barcelona, Plaza y Janés, 1958.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 70
Independencia a la Globalización
3. LA ETAPA DE EUROPEIZACIÓN
“Cada civilización ha tenido su traje, y cada cambio en las ideas, cada
revolución en las instituciones, un cambio en el vestir. Un traje, la
civilización romana, otro, la Edad Media; el frac no principia en
Europa sino después del renacimiento de las ciencias; la moda no la
impone al mundo sino la nación más civilizada; de frac visten todos los
pueblos cristianos, y cuando el sultán de Turquía, Abdul Medjil, quiere
introducir la civilización europea en sus estados, depone el turbante, el
caftán y las bombachas para vestir frac, pantalón y corbata”.
(Domingo Faustino Sarmiento: “Vida de Juan Facundo Quiroga”,
edición de Benito Varela Jácome)
“En el mundo mexicano, no se encuentra nada de nacional. Hombres y
mujeres, todos quieren parece europeos. El patrón de la casa está
vestido como John Bull, y desfigura su propia lengua para lograr
mejor un acento británico”.
Alfred de Valois: “México, La Habana y Guatemala” (1848), en:
“Cien viajeros en Veracruz”, Gobierno del Estado de Veracruz,
1992.
“Los argentinos imitando en todo a los yankees, somos ridículos, sobre
todo, somos malos copistas”.
Eduardo Wilde: “El paseo de Palermo”, Buenos Aires, 1874.
En “El último samurai”, la película protagonizada por Tom Cruise, se presenta el
conflicto entre los valores tradicionales y la europeización en Japón durante la
década de 1870. Se trata de un ejemplo más entre los muchos casos de conflicto
cultural que ocurren en todo el planeta, motivados por la expansión de los
capitales europeos. Al comienzo, uno de los personajes dice: “Hace veinte años,
ésta era una ciudad dormida. ¡Mírela ahora! Al emperador le fascina todo lo
occidental. Los samurais consideraron el cambio demasiado rápido. Es como que
lo moderno y lo antiguo luchan por el espíritu de Japón, por eso el Sr. Omura
contrata a todo experto occidental que encuentra: abogados franceses, ingenieros
alemanes, arquitectos holandeses y ahora ¡claro! soldados americanos” 186 .
Por un lado, los partidarios del honor, las armaduras, las katanas y la caballería.
Por el otro, los que traen el ferrocarril, la artillería, los uniformes de telas
industriales y los empréstitos internacionales al Imperio del Sol Naciente y, que,
previsiblemente, masacran a los samurais.
Se trata de la manifestación artística de un proceso internacional, comparable con
la globalización de fines del siglo XX y principios del XXI. Es sugestivo que el
mismo choque de culturas y valores se haya dado simultáneamente en muchas
partes del mundo 187 . Entre ellas, en los países latinoamericanos.
Nuestros países venían mal diseñados. Por una serie de lamentables errores
habíamos sido colonizados por los españoles, estábamos demasiado lejos de París y
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 70
Independencia a la Globalización
teníamos un exceso de población bárbara, con la que no sabíamos qué hacer. La
voz de orden era europeizar, lo que en ese momento era sinónimo de afrancesar.
En un país inmerso en un proyecto de cambio total, se desprecia todo lo autóctono
en beneficio de lo extranjero, que aparece como más moderno, o más civilizado, o
más conveniente desde el punto de vista económico, o a veces ligado a resonancias
afectivas más fuertes. De este modo, se reemplazará a la población autóctona por
inmigrantes, a la vegetación natural por especies exóticas, a la arquitectura
colonial por la francesa e italiana.
La concentración de capitales a partir de la Revolución Industrial hizo
económicamente posible la unificación de gran parte del mundo en un mercado
único. El barco de vapor y el ferrocarril lo hicieron tecnológicamente posible. Las
economías regionales autosuficientes que predominaron durante las primeras
décadas del siglo XIX son reemplazadas por piezas de un enorme rompecabezas de
mutua complementariedad: la división internacional del trabajo. Es la fase
superior del capitalismo y las grandes potencias se reparten el mundo. Aquí
veremos las implicancias sobre el ambiente y los recursos naturales de ese proceso.
EL ORDEN POLÍTICO
El sistema político de este período es marcadamente autoritario. Se basa en la
concentración del poder político y económico en beneficio de una minoría. El
ideólogo de este modelo político es el pensandor francés Augusto Comte, cuyo lema
“orden y progreso” se incorporará textualmente a la bandera del Brasil y a las
consignas políticas del dictador mexicano Porfirio Díaz. Para Comte, “la escuela
positivista tiene necesidad de mantenimiento continuo del orden. Ella no pide a los
gobiernos más que libertad y atención. El pueblo no puede esperar -ni aun desearninguna participación importante en el poder político. Él se interesa no en la
conquista del poder sino en su uso real: [...] también está dispuesto a desear que la
vana y tormentosa discusión de los derechos sea reemplazada por una fecunda y
saludable apreciación de los deberes” 188 .
La aplicación de estas ideas llevó a que las clases dominantes de los distintos países
latinoamericanos aceptaran y promovieran gobiernos de larga duración, donde la
estabilidad era más importante que la representatividad. “Si no, ahí están para
demostrarlo los treinta y nueve años del porfirismo mexicano (1872-1911): los doce
años de roquismo en la Argentina (1880-1886 y I888-1904); los cuatro períodos
presidenciales de Núñez en Colombia (entre 1880 -I892), el fundador del Partido
Nacional de corte conservador; los quince años de gobiernos "colorados" en el
Uruguay (de la dictadura del general Venancio Flores en 1865, a la del coronel
Lorenzo Latorre en 1880); los doce años del dictador Eloy Alfaro en el Ecuador
(1895-1901 y 1906-1911); los veintitrés años de carrera política de Domingo Santa
María en Chile (desde 1863 como ministro y desde 1881 como presidente de la
República), "pacificador" de las última rebelión araucana del siglo XIX (1883) y
"triunfador" en la insensata y cruel Guerra del Pacífico (1879-1883); y los
diecisiete años presidenciales de Antonio Guzmán Blanco en Venezuela (tres
períodos entre 1870 y 1884, año en que "cansado" se fue a París)” 189 .
Recordemos además que muchos de ellos eran hombres de provincia y no actuaron
como tales. Porfirio Díaz había nacido en Oaxaca, Julio Argentino Roca en
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 71
Independencia a la Globalización
Tucumán, Rafael Wenceslao Núñez Moledo en Cartagena de Indias; Venancio
Flores nació en Trinidad, Eloy Alfaro en Montecristi, para dar algunos ejemplos.
Se trata, sin embargo, de una etapa de centralización, en la cual estos hombres
fuertes no favorecieron mucho a sus provincias de origen sino que contribuyeron a
concentrar el poder en las respectivas capitales. Volviendo al proceso que muestra
la película de Tom Cruise, en 1868 el Emperador Meiji termina con el Japón
feudal, establece su capital en Edo (actualmente Tokio) y concentra todo el poder
allí. El fenómeno de América Latina sólo se comprende cuando tenemos en cuenta
sus características mundiales.
EL REPARTO DEL MUNDO
La europeización cultural es sólo una manifestación de la principal característica
de esta etapa, que es el reparto del mundo entre las grandes potencias.
La economía se internacionaliza, pero se crean áreas de dominio bajo cada una de
las potencias. Antriormente, las colonias servían para acumular metales preciosos.
En la división internacional del trabajo, serán fuentes de suministro de materias
primas y proporcionarán mercados para los productos manufacturados de los
países centrales. Alfred Krupp, famoso fabricante de cañones, insite en la
necesidad de obtener los recursos naturales necesario de tierras propias, sin
depender de comprárselos a nadie 190 . Los ingleses buscan mercados para sus
productos y usan sus colonias de la India para imponer a los chinos su té y su opio.
Los Estados Unidos se apoderan de la mitad de México y pasan a controlar, directa
o indirectamente, la mayor parte de América Central. Una conferencia
internacional reparte el África entera entre Gran Bretaña, Francia, Alemania,
Italia, Bélgica, Portugal y España. Japón hace la guerra a China y a Rusia y se
apodera de Taiwán y de Corea.
Hay una formidable circulación de capitales en todo el mundo. Llueven
empréstitos y se construyen por todas partes puertos y ferrocarriles. Los países y
aún las pequeñas regiones que habían sido autosuficientes pasar a formar parte de
un inmenso rompecabezas en el que las piezas pequeñas se someten a las grandes.
EL AVANCE NORTEAMERICANO SOBRE LOS RECURSOS NATURALES
DE AMÉRICA LATINA
La expansión geográfica de los Estados Unidos sigue el mismo modelo de las
potencias europeas: la acumulación de territorios para apoderarse de sus recursos
naturales. En 1803, Estados Unidos le compra la Luisiana a Napoleón I, territorio
que había obtenido de España apenas tres años antes. En 1819 le compra Florida a
España y un año más tarde comienza a enviar colonos norteamericanos al
territorio mexicano de Texas.
En unos años, los norteamericanos de Texas declaran su independiencia y piden
ser admitidos en la Unión. En la guerra que sigue, Estados Unidos despoja a
México de Texas, Nuevo México, Alta California y partes de Chihuahua y
Tamaulipas. A cambio paga una pequeña compensación, que se financia con creces
al descubrirse los yacimientos de oro de California.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 72
Independencia a la Globalización
Asimismo, financia una revolución que lleva a la separación de Panamá de
Colombia, para tomar el control del estratégico istmo de Panamá. Sobre este tema,
ya Humboldt había señalado décadas atrás la utilidad de abrir un canal
interoceánico. Con esto, el sabio alemán indicaba que los recursos naturales no son
solamente objetos físicos extraíbles. Una posición geográfica también es un recurso
natural. Bolívar había llevado hasta sus últimas consecuencias la propuesta de
Humboldt al afirmar que “los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala
quizá formen una Asociación que entre los dos mares podrá ser, com el tiempo, el
emporio del universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán
los lazos comerciales de Europa, América y Asia; traerán a tan feliz región los
tributos de las cuatro partes del globo. Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la
capital de la tierra, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo
Hemisferio” 191 . La realidad fue mucho más sórdida, ya que fue una historia de
intervención militar y de sobornos.
En consonancia con lo anterior, Estados Unidos utiliza la guerra contra España
para incorporar a su territorio a Puerto Rico y controlar política y militarmente a
Cuba. En diversas oportunidades invade países de América Central, derroca
gobiernos e impone dictadores. En algunos casos se privatiza la guerra y quienes
intervienen militarmente son aventureros que arman sus propios ejércitos. Antes
de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, son los estados del Sur quienes
financian algunas de estas intervenciones. El proyecto era restablecer la esclavitud
en América Central e incorporar esos países como nuevos estados
norteamericanos. De este modo, el balance de votos en el Senado norteamericano
sería favorable a los sectores esclavistas 192 .
LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA: UN MODELO SIN EXCEPCIONES
Toda historia necesita de un paraíso perdido. En el primer tomo de esta obra
tuvimos las proezas de la agricultura de los pueblos precolombinos, posteriormente
idealizada por quienes realizan el contraste con la catástrofe ambiental posterior a
la Conquista. Aquí, tal vez el paraíso se parezca al intento paraguayo de construir
una sociedad económicamente independiente de las grandes potencias. El
aislamiento geográfico facilita el desarrollo de un modelo de sociedad y de
utilización de los recursos naturales sin deuda externa, sin inversiones extranjeras
y casi sin comercio internacional.
“El presidente López –dice Rivarola Matto, refiriendose al mariscal Francisco
Solano López- es un obstáculo para toda empresa, dijo el «Express» de Nueva
York. Explica a continuación el diario neoyorquino que los principales productos
de exportación, la yerba mate y los árboles maderables eran considerados de
propiedad pública aunque estuviesen en propiedad privada. Se los explotaba por
medio de concesiones del Estado, que se reservaba su comercialización fuera del
país. Lo mismo hacía con el tabaco y con gran parte del algodón, de excelente
calidad, cultivado por granjeros y no en grandes plantaciones. La caña dulce y el
azúcar, el tanino para curtiembre y los cueros padecían regímenes semejantes. Las
importaciones soportaban fuertes gravámenes. Se dificultaba y limitaba la
inversión de capitales, salvo en actividades secundarias. A los extranjeros no les
estaba permitido adquirir bienes raíces. El gobierno impedía el libre comercio. El
Paraguay era el único país de Sudamérica que no había contraído compromisos
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 73
Independencia a la Globalización
financieros internacionales. Todo lo pagaba al contado. Fundía su propio hierro,
construía barcos en su astillero, reparaba y fabricaba armas en su arsenal. A pesar
de las generosas ofertas recibidas, estaba tendiendo por su cuenta una vía férrea
que cruzaría el país de norte a sur, y contemplaba la posibilidad de tender otra que
cruzara el gran Chaco y llegara al océano Pacífico a través de Bolivia en un futuro
no remoto”.
“El «Express» concluía en que el Paraguay ofrecía incalculables oportunidades al
comercio, la industria y las finanzas, las cuales estaban siendo acaparadas y
malogradas por un déspota que administraba su país como un feudo y lo dirigía
como una estancia. López era un bárbaro que debía ser tratado como tal en
beneficio de la civilización” 193 .
En la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), Paraguay fue derrotado por una
coalición integrada por Argentina, Uruguay y Brasil. Perdió la mayor parte de su
territorio y la mitad de su población. Probablemente la mortalidad masculina
adulta llegó al 90 por ciento. La profundidad del conflicto tuvo que ver con el
momento histórico, ya que los cuatro países estaban definiendo su forma de
organización nacional. Más allá de los complejos episodios diplomáticos y políticos
que rodean a toda guerra, podemos interpretar a la destrucción del Paraguay
como el resultado del conflicto entre un modelo político y de uso de los recursos
naturales basado en el Estado y la autosuficiencia, frente al modelo hegemónico de
división internacional del trabajo.
Después de la guerra, los brasileños desmontaron la fundición de Ibicuy, la fábrica
de pólvora e incendiaron el resto. Los prisioneros paraguayos capturados por el
Imperio fueron llevados a trabajar en las plantaciones de café en situación de
esclavitud. En 1870 “con las ruinas aún humeantes”, Paraguay declara libre la
extracción de yerba mate y la tala de madera. Se vende el ferrocarril de Asunción
y se privatizan millones de hectáreas de tierra, entregadas a asociados al poder
argentino y brasileño. De 22 millones de hectáreas del Chaco Boreal, 10 millones y
medio pasaron a propiedad de unos pocos argentinos 194 .
UN MODELO QUE SE IMPONE A CAÑONAZOS
Esto nos permite ver desde otro ángulo una característica de esta etapa, y es la
enorme violencia con que fueron reprimidos los reclamos sociales. Podemos citar,
como episodios emblemáticos, la masacre la Santa María de Iquique (Chile, 1927),
los fusilamientos de la Patagonia (Argentina, 1920), la masacre de indígenas en El
Salvador (1932), o la matanza de las bananeras (Colombia 1928). En todos los
casos, se aplicó un grado de violencia extremo, que no se explica por obtener el
control de la situación, sino por la necesidad de impedir reclamos futuros, que
cuestionaran el modelo productivo vigente. Esta violencia se ejerce en gran escala,
en un esfuerzo por disciplinar la fuerza de trabajo, aún en aquellas situaciones en
las cuales no hay nada para ofrecer a quienes han quedado fuera del sistema. Es
sugestivo el caso del nordeste brasileño.
La emigración del nordeste brasileño impulsada por las sequías, tuvo sucesivas
etapas entre los siglos XVIII al XX, con importantes consecuencias sociales. Por
ejemplo, las grandes sequías del siglo XIX son el momento en que la zona se
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 74
Independencia a la Globalización
convierte en exportadora de esclavos, porque sus dueños no pueden
alimentarlos 195 . Algunas de estas sequías van asociadas a epidemias y situaciones
de mortandad masiva. Se estima que la sequía de 1876 provocó medio millón de
muertes.
En diferentes momentos históricos, el rol del Estado y su respuesta ante esta clase
de eventos es diferente. En la etapa anterior, el Imperio envía ayuda alimentaria
insuficiente y además aprovecha la mano de obra barata de los emigrados para
construir ferrocarriles y otras obras públicas. En la etapa que estamos analizando,
la República no llega a definir una estrategia de respuesta al evento. Como ocurre
con muchos desastres ambientales, el orden social se resquebraja y se debilitan las
funciones del Estado.
Las haciendas expulsan gente al perderse las cosechas. Las familias que se
encuentran en la miseria se agrupan en poblados y se organizan en una economía
de subsistencia. En Canudos, un líder mesiánico, Antonio Consejero, lidera una
comunidad basada en la autosubsistencia. Como vimos, el sistema no tolera
modelos alternativos, aunque no tenga nada que ofrecer a grandes sectores de la
población. El Gobierno envía varias expediciones militares que terminan
masacrando a los 30 mil seguidores del Consejero, acusándolos de preparar una
rebelión monárquica. El cronista de la tragedia, Euclides da Cunha, describe
escenas como la siguiente: (Una vieja) ”tenía en los brazos finos una niña, nieta,
bisnieta, tataranieta tal vez. Y esa niña horrorizaba. Su faz izquierda había sido
arrancada hacía tiempo, por una explosión de granada; de suerte que los huesos de
los maxilares se destacaban albísimos entre los bordes rojos de la herida ya
cicatrizada… La faz derecha sonreía. Y era pavorosa aquella risa incompleta y
dolorosísima, hermoseando una faz y extinguiéndose repentinamente en la otra, en
el vacío de una cicatariz. Aquella vieja cargaba la creación más monstruosa de la
campaña” 196 .
LOS NUEVOS RECURSOS NATURALES
La apertura al comercio internacional y la ampliación de las actividades
industriales en todo el mundo significa poner en valor recursos naturales que
anteriormente no habían tenido valor como tales. Una característica de esta etapa
es la continua incorporación a los mercados de nuevos recursos naturales, lo que
tiene que ver con una investigación (científica y comercial) y unn movimiento de
capitales para encontrarlos, medir sus potencialidades y ponerlos en valor. Vale la
pena destacarlo, porque en el momento actual ocurre exactamente lo contrario: es
decir, un desaprovechamiento y destrucción de una gama muy amplia de recursos,
de utilidad conocida, por falta de capacidad de utilización o por homogeneización
de los mercados.
Por ejemplo, hacen expediciones a las islas Galápagos para recoger un liquen
(orchilla), del que se obtienen pigmentos violetas y rojos. Un testimonio nos
permite ver que en algunas áreas remotas se mantienen aún las grandes
poblaciones de fauna que vimos en las etapas anteriores. “El albatros habita esta
sola isla en tal cantidad que todo el campamento de recolectores de orchilla (más
de sesenta hombres) se alimentó durante un mes principalmente de sus huevos,
aun cuando cada hembra no pone sino uno” 197 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 75
Independencia a la Globalización
La transformación urbana del pequeño puerto de Tumaco, en la costa pacífica
colombiana, tiene que ver con su especialización en un recurso para exportación:
las semillas de una palmera abundante en la zona, que se vendían a las fábricas de
botones. Estos pequeños enclaves fueron abundantes en este período en muchos
países latinoamericanos 198 .
Los cambios tecnológicos ocasionan mayor presión sobre determinados recursos
naturales. A mediados del siglo XIX se reemplazaron los aceites y grasas que se
quemaban en el alumbrado público de las ciudades mexicanas de Puebla y
Tlaxcala por aguarrás. Este material se obtenía destilando la resina natural de
algunas especies arbóreas. Dicho cambio impactó profundamente los bosques de
las laderas del voilcán La Malintzi, próximo a ambas ciudades 199 .
Al respecto, José Carlos Mariátegui señala que “al guano y al salitre, sustancias
humildes y groseras, les tocó jugar en la gesta de la República un rol que había
parecido reservado al oro y la plata en tiempos más caballerescos y menos
positivistas. España nos quería y los guardaba como país productor de metales
preciosos. Inglaterra nos prefirió como país productor de guano y salitre. Mientras
que para extraer de las entrañas de los Andes el oro, la plata, el cobre, el carbón, se
tenía que salvar ásperas montañas y enormes distancias, el salitre y el guano
yacían en la costa casi al alcance de los barcos que venían a buscarlos” 200 .
LA GUERRA DEL SALITRE O DEL PACÍFICO
Por el contrario, la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile con Bolivia y Perú
entre 1879 y 1883 tiene las características de un conflicto por la posesión de
recursos naturales (el salitre del desierto de Atacama), en la cual las grandes
potencias jugaron su diplomacia en función de sus respectivos intereses.
El origen de la Guerra del Salitre fue el descubrimiento de yacimientos de plata y
de salitre en el litoral pacífico, donde se explotaba también el guano, todas
importantes riquezas exportables. En 1866, Chile y Bolivia establecieron un
acuerdo que fijaba el límite internacional en el paralelo 24, por el cual continuaban
así Antofagasta (rica en nitratos) y el salar de Atacama en manos bolivianas. Pero
Chile consiguió la explotación conjunta de estos recursos con concesiones a
capitales y compañías inglesas. Es el momento de la entrada económica británica
en la minería americana. El salitre o nitrato (abono natural), utilizado como
fertilizante en Europa, se obtenía en los desiertos de Atacama y Tarapacá. Los
trabajadores chilenos constituían allí la mayoría de la población.
Cuando Bolivia intentó imponer nuevos impuestos a la Compañía Chilena de
Salitres, el gobierno de Chile protestó y afirmó sus derechos sobre los territorios
salitreros. El ejército chileno se apresuró a ocupar el puerto de Antofagasta y la
zona en litigio. Esta situación decidió a Perú a hacer causa común con Bolivia. La
guerra que incluyó una campaña marítima contra los buques peruanos, terminó
con el dominio de Chile sobre todo el litoral en conflicto.
Por el Tratado de Ancón (1883) Perú cedió a Chile el puerto de Arica y el
territorio homónimo, además de la provincia litoral de Tarapacá, mientras que
Bolivia perdía su salida al mar al reconocer la soberanía chilena sobre
Antofagasta. De modo que la derrota impuso el aislamiento y el atraso económico
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 76
Independencia a la Globalización
de Bolivia, que con el litoral oceánico perdía su conexión directa con la economía
mundial. Sin embargo, el gobierno chileno resalta que, en el tratado 1904 se
ratificó el dominio chileno a perpetuidad del territorio en litigio, pero le
garantizaba a Bolivia el libre acceso al mar. Y de este modo se defendió en 1929
ante la Sociedad de las Naciones: “Bolivia tiene libre acceso al mar, tan libre que
ha utilizado esa libertad para importar sin la menor traba armas v municiones de
guerra (...) Tiene hoy mejor acceso al mar que antes de la guerra de 1879, que ella
provocara”.
Chile adquiere los yacimientos de salitre de los territorios anexados, cuyas minas
pertenecían mayoritariamente a compañías chilenas, lo que motivó un debate
acerca de si debían devolverse a las empresas o si su explotación tenía que
depender del Estado. Finalmente se decidió su restitución y se estableció un
impuesto a las exportaciones. Esta decisión implicó que en un breve plazo las
salitreras del Norte Grande pasaran a compañías británicas, que controlaron el 70
por ciento de la producción, pero también llevó un fuerte alivio fiscal al gobierno
chileno al permitir la rápida continuidad de la producción y la comercialización.
Además, alejó cualquier riesgo de conflicto internacional con la potencia
europea 201 .
LA NAVEGACIÓN DE LOS RÍOS
Uno de los cambios más importantes de esta etapa, en lo que hace al uso de los
recursos naturales, es el referido a la libre navegación de los ríos. En esta etapa
cambia el uso social del territorio y el de los recursos naturales. Para la legislación
colonial y para la de los primeros años de vida independiente, los ríos interiores
sólo podían ser navegados por los naturales del país. En numerosos pactos
interprovinciales y convenios entre países limítrofes se estableció la libertad de
navegación para los ribereños, que es completamente distinto de extenderla a los
buques de todas las banderas. En tal situación, los mercantes extranjeros que
desearan remontar los ríos nacionales o los ríos compartidos debían pagar un
peaje especial y la autoridad local podía negarles el paso.
Estas normas, por otra parte, eran similares a las vigentes en la mayor parte del
mundo. Diversos tratados entre países europeos firmados durante el siglo XIX se
referían a acordar la navegación de los ríos compartidos como el Rin o el Danubio.
Sin embargo, las potencias industriales presionaron para lograr el libre ingreso de
sus barcos sobre diferentes ríos latinoamericanos.
Al respecto, es interesante la fundamentación expuesta por el ministro francés
Louis Adolphe Thiers (el mismo que años más tarde fusilaría a los comuneros de
París): “La riqueza del país, esos ríos, que están bordeados por ricas tierras, deben
estar abiertos. Si no lo están, veréis que tampoco podríais comerciar con ellos sin
pagar un peaje (...) ¿Sabéis con qué dinero paga él (el dictador argentino Juan
Manuel de Rosas) esas tropas? Las paga con los peajes de los ríos. Cuando le
hayáis hecho dueño de esos ríos, le habréis dado el verdadero poder; cuando le
hayáis dado las bocas de esos ríos le habréis dado el medio de hacerse respetar y
habréis perdido los medios de comerciar sólidamente y le habréis entregado todo el
comercio del país”.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 77
Independencia a la Globalización
Por oposición, Alberdi había recomendado: “Firmad tratados perpetuos de libre
navegación”, y en un sentido similar se expresa Sarmiento. Toda la propaganda de
los emigrados contra Rosas se basa en abrir los ríos a la navegación de todas las
banderas. El bloqueo anglofrancés del Río de la Plata - al que hay que considerar
como una verdadera guerra de conquista- tiene el mismo objetivo.
Al pronunciarse Urquiza contra Rosas en 1852, recibe el apoyo financiero y militar
del Imperio del Brasil. A cambio del mismo, se compromete a “emplear toda su
influencia cerca del gobierno que se organizare en la Confederación Argentina
para que ésta acuerde y consienta la libre navegación del Paraná y de los demás
afluentes del Río de la Plata”. Una vez instalado en el gobierno, el propio Urquiza
firma un decreto por el cual declara “que la navegación de los ríos Paraná y
Uruguay seria permitida a todo buque mercante, cualquiera que sea su
nacionalidad, procedencia y tonelaje”. Y lo extendía a “la entrada inofensiva de los
buques de guerra extranjeros”. Inmediatamente Urquiza firma tratados con Gran
Bretaña, Francia y Estados Unidos en los que se compromete a permitir esa
navegación a perpetuidad, aún en caso de guerra 202 .
Los constituyentes argentinos de 1853 ratifican esos tratados e incorporan sus
principios básicos en la Constitución Nacional. En la misma, suprimen las trabas
impuestas al tráfico fluvial, decretan la libertad de navegar y comerciar y abren
los ríos interiores a todas las banderas. Esta insistencia en los ríos es especialmente
significativa, ya que esa Constitución hace muy escasas referencias al uso de los
recursos naturales.
La importancia de este tema no es solamente coyuntural, sino que hace a la
orientación del desarrollo y al modelo de país al que se aspira. Al decretarse la
libre navegación de los ríos termina la etapa de las economías regionales
autosuficientes y la región comienza a insertarse en el sistema de la división
internacional del trabajo.
La apertura al comercio internacional de los grandes ríos es de este período y es
sugestivo comparar la doble estrategia del Imperio del Brasil al abrir el Paraná y
cerrar el Amazonas, como también ver en paralelo los argumentos de Thiers con
los de Francisco Michelena y Rojas, agente venezolano que recorre el Amazonas y
se queja de “las pretensiones del Brasil (de) mantener herméticamente cerrada su
navegación, excepto a las ribereñas (con restricciones), para todas las naciones del
mundo”. Michelena discute “los medios que deben usarse a fin de obligar a éste a
cambiar su política egoísta, abiertamente perjudicial, no sólo a Venezuela sino a la
humanidad entera; pues las ventajas inmensas que el comercio libre de este río le
reportaría, quedarían infructuosas sin razón suficiente, si se dejase continuar al
Brasil ejerciendo el derecho exclusivo que indebidamente se arroga” 203 .
Este punto de vista, sin embargo, no se extendió a otros usos de los ríos. Los
Estados Unidos sostuvieron la doctrina Harmon, que afirma que cada Estado es
amo de su territorio y puede ejercer respecto de los cursos de agua (mientras
corran dentro de sus límites) todas las medidas que estime convenientes a su
interés nacional, despreocupándose de sus repercusiones y efectos más allá de
fronteras. Esta postura fue sustentada en 1895 por el Procurador General
Harmon, de Estados Unidos, al ser consultado sobre la responsabilidad
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 78
Independencia a la Globalización
internacional de los Estados Unidos por los perjuicios ambientales sufridos por
agricultores mexicanos, cuando con el propósito de fomentar la irrigación en el
territorio estadounidense, se desviaron las aguas del Río Grande. México aducía
que como el río era un curso de agua navegable y limítrofe, Estados Unidos estaba
obligado a limitarse en su utilización a trabajos que no redujeran el volumen de las
aguas. Pasarán muchas décadas hasta que se acepte la responsabilidad por los
impactos ambientales transfronterizos.
LA LITERATURA REFLEJA LAS CONCEPCIONES IDEOLÓGICAS SOBRE
LA NATURALEZA AMERICANA
Tal vez haya sido Shakespeare quien desarrolló con mayor elocuencia el
argumento de la inferioridad del hombre americano para justificar la conquista y
la apropiación de los recursos naturales de este continente. En “La Tempestad”, el
viejo Will pone a Próspero, un príncipe italiano, como conquistador de la isla en la
que habita Calibán 204 . Calibán (es decir, caribe, caníbal) es un ser monstruoso, a
quien el invasor quita su isla y esclaviza. Calibán lamenta su triste suerte y llora su
libertad perdida, mientras que la obra lo muestra con tales características de
inhumanidad que la esclavización se presenta como un acto de estricta justicia. Lo
mismo ocurre con los recursos naturales de la isla, que no tendrían utilidad alguna
en manos de un ser tan bestial 205 .
En la misma línea, a mediados del siglo XIX, el argentino Sarmiento retoma las
ideas de determinismo geográfico desarrolladas por Montesquieu en “El espíritu de
las leyes” y las aplica a la región pampeana 206 . Define como civilización a la cultura
urbana europea y enfrenta al hombre de Buenos Aires, que imita las costumbres
francesas, con los del interior rural, a los que califica de bárbaros. Podemos
considerarlo como una obra a mitad de camino entre el ensayo y la novela. Su
mensaje es una convocatoria a la epopeya de europeizar el país, que es el proyecto
de la mayor parte de las clases dominantes latinoamericanas entre la segunda
mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
Las tierras inexplotadas se califican como bárbaras, indómitas, salvajes. De ellas
sólo puede venir lo ominoso. Arturo Uslar Pietri apoya su novela más conocida en
la invasión de Boves con seis mil lanzas llaneras 207 . Esta vez, en revancha, los
bárbaros son realistas. La suya es una intensa descripción del terror que causa en
todas las poblaciones esa situación en la cual la barbarie llanera se sale de sus
límites naturales. Sólo un hombre excepcional como Simón Bolívar podrá
detenerlos y aquí la civilización está en las ideas republicanas, como surge de la
descripción de los personajes de esa ideología.
En esta etapa, el capitalismo ingresa en su etapa superior, el imperialismo. Al
ritmo de la industrialización creciente, el mundo entero pasa a ser mercado o
fuente de materias primas. Buena parte de la ciencia y la literatura producidas en
ese período están al servicio de ese proyecto. Darwin desarrolla argumentos
científicos que le permitan explicar un orden jerárquico entre los seres humanos,
semejante al que encuentra en las especies animales y vegetales. El conjunto de los
seres vivientes tendrán que ser dominados por quien ocupa la escala superior en la
evolución: el inglés victoriano.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 79
Independencia a la Globalización
El auge de los libros de viajes (reales o de ficción) tiene mucho que ver con este
momento histórico: se trata de libros didácticos, que procuran demostrar con
innumerables ejemplos, la inferioridad de los seres humanos que habitan la
periferia y su incapacidad para gestionar los recursos naturales que poseen. El
mensaje ideológico que subyace es la necesidad de poner al servicio de la
Humanidad, es decir, de la industria europea, esos recursos naturales que los
salvajes de la periferia desaprovechan. Las clases cultas de los países del Sur son
ávidos consumidores de este tipo de literatura, donde encuentran un compendio de
instrucciones sobre cómo volverse civilizados.
Encontramos este mensaje en una obra paradigmática de este período: “El
Soberbio Orinoco”, de Julio Verne 208 . La obra narra un viaje hacia las fuentes del
Orinoco en busca de un militar francés que huyó hacia un territorio remoto. Pero
también podemos leerla como un viaje iniciático desde la civilización hacia la
barbarie para volver a encontrarse con la civilización al final del camino. El que
Verne rechazara el racismo esclavista no lo libra de una concepción paternalista en
el uso de los recursos naturales, que termina justificando los proyectos imperiales.
“El Soberbio Orinoco” es una obra que explica los motivos por los cuales los
recursos naturales de Venezuela estarían mejor administrados por los europeos
que por los venezolanos. A mismo tiempo, el vínculo con Europa es lo que los
salvará del atraso. Veamos la secuencia, ya que es posible leer las diferentes etapas
de este mensaje en el mismo orden en el que se desarrolla el argumento. El autor
comienza hablando del comercio, para después ir mucho más allá del comercio.
Para hacer posible este comercio, es necesario integrar a la cultura occidental a las
tribus que habitan esas regiones. “(Tarea difícil) sobre todo, cuando se trata de
gobernar, de civilizar, de convertir al catolicismo, de regenerar, en una palabra, a
los más salvajes indios sedentarios que vagan por los territorios del sudoeste: a
esos guaharibos, pobres seres que ocupan el último grado en la escala humana”.
Para el autor, se trata de una obra de humanidad en un sentido estrictamente
literal, ya que sólo los europeos pueden de otorgar a los indígenas la propia
condición humana. Por eso menciona a “aquellos indios, convertidos en hombres
por la abnegación de un misionero".
Sin embargo, no todos los indios parecen aptos para ser objeto de esta obra
humanitaria. El autor contrasta a los quivas, calificados como salvajes violentos
con los guaharibos, descriptos “como seres míseros, de corta estatura, débiles,
cobardes y poco temibles, en suma”. Los guaharibos pueden ser civilizados,
mientras que con respecto a la otra tribu, se afirma que: “puesto que el congreso
ha votado la destrucción de estos quivas, sería bueno poner manos a la obra en
seguida”. Nada de esto es exclusivo de Venezuela. Unos años antes, en Argentina,
Sarmiento recomendaba no ahorrar sangre de gauchos, y el general Roca
emprendía el exterminio de las tribus patagónicas. Los argumentos son
semejantes: la Patagonia era un desierto, dominado por tribus ajenas a la
civilización y sus recursos naturales permanecían inexplotados. La voz de orden
era “La Conquista del Desierto”, lo que llevó a exterminar a los indios y
reemplazarlos por ovejas criadas en grandes estancias, muchas de ellas, de dueños
ingleses.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 80
Independencia a la Globalización
El despoblamiento del Orinoco y la incapacidad de las tribus locales de poner en
valor sus recursos naturales son los argumentos análogos de la obra de Verne. Los
viajeros encuentran comarcas muy extensas cuyos recursos naturales se
desaprovechan. “Aquella parte de la sierra estaba erizada de árboles seculares
destinados a morir de viejos, pues el hacha de un leñador no iría jamás a echarles
por tierra en tan lejanas regiones”. Los guaharibos se presentan como seres
infrahumanos, que no tienen ninguna capacidad de adaptación al ambiente en el
que habitan desde hace siglos. “Eran miserables salvajes a los que no había llegado
el aliento de la civilización. Apenas si tenían algunas cabañas para albergarse;
harapos de corteza para cubrir sus cuerpos. Vivian de raíces, de los frutas de las
palmeras y de hormigas, sin que supieran extraer el cazabe de la yuca, que
constituye la base de la alimentación del Centro de América. Parecían estar en el
último grado de la escala humana, y eran de pequeña estatura, delgados, con el
estómago prominente, propio de los geófagos, y, en efecto, durante el invierno se
veían reducidos a alimentarse con tierra".
Veamos el contraste con este medio natural magnífico, que estos hombres parecen
incapaces de utilizar y que un solo francés logra transformar. “El sitio era
hermoso: el suelo, de asombrosa fertilidad y lleno de los árboles más útiles, entre
otros esas marlmas cuya corteza forma una especie de fieltro natural, bananos,
plátanos, cafetales, que se cubren a la sombra de los grandes árboles de flores
rojas, caucho, cacaos, y además campos de caña de azúcar y zarzaparrilla,
plantaciones de ese tabaco del que se saca el "cura nigra". Un poco de trabajo, y
aquellos campos iban a producir en abundancia raíces de yuca, cañas de azúcar y
maíz, que da cuatro cosechas al año con cerca de 400 granos por cada uno
sembrado. El suelo de esta comarca poseía tan maravillosa fertilidad porque
estaba aún virgen. Nada se había gastado de su poder”.
Y en medio de esto, una frase reveladora, dejada caer de una manera casi casual:
“Allí se vertían las primeras aguas de la sierra Parima por la garganta en cuyo
fondo un atrevido explorador había enarbolado el pabellón de Francia el 13 de
diciembre de 1856”. ¿Qué tenía que hacer la bandera francesa en ese lugar? Sin
duda, la obra de civilización desarrollada a lo largo de toda la novela.
Una de las respuestas más sugestivas a los mensajes de Verne y de Sarmiento lo
encontramos en “Doña Bárbara” 209 . Allí Rómulo Gallegos plantea que no es
necesario traer a los europeos para civilizar el continente, sino que podrán hacerlo
los propios americanos. “Si yo me hubiera encontrado en mi camino con hombres
como usted, otra sería mi historia”, le dice Doña Bárbara a Santos Luzardo. Lo
que equivale a decir que otra sería la historia de Venezuela y de sus recursos
naturales si estuviera gobernada por hombres como Gallegos en vez del dictador
Juan Vicente Gómez.
La influencia de Sarmiento sobre Gallegos es conocida 210 . Desde el título mismo, su
obra parece una continuación del “Facundo” escrita un siglo más tarde. Por eso lo
toma en el punto en el que lo deja Sarmiento, en el de la necesidad de una
conquista violenta: “Es necesario matar al centauro que todos los llaneros llevamos
dentro”. Y más adelante: “Yo te aseguro que existe. Lo he oído relinchar. Y no
solamente aquí: allá en Caracas, también. Cien años lleva galopando por esta
tierra y pasarán otros cien”.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 81
Independencia a la Globalización
En todo momento, encontramos la sombra de Sarmiento, con un siglo de retraso.
Sarmiento recorre las provincias argentinas preguntando cuántos hombres usan
frac, y opone el frac europeo al poncho criollo como símbolos y manifestaciones de
ambas formas de la condición humana. En la novela de Gallegos, Santos Luzardo
se propone civilizar a Marisela. Para eso, le diseña vestidos apropiados y, muy
especialmente, le enseña a hablar. Es, decir, la convence de abandonar los modos
dialectales del Llano para adoptar los de Caracas. Nos aproximamos a los
civilizados hablando y vistiéndonos como aquellos que lo son.
A lo largo de la novela, Santos Luzardo trabajará para amansar al centauro, no
para matarlo. “Ya tenía pues, una verdadera obra propia de un civilizador: hacer
introducir en las leyes del Llano la obligación de la cerca. El hilo de los
alambrados, la línea recta del hombre dentro de la línea curva de la Naturaleza,
demarcaría la tierra de los innumerables caminos, por donde hace tiempo se
pierden, rumbeando, las esperanzas errantes, uno sólo y derecho hacia el
porvenir”. Sarmiento sueña con la navegación de los ríos de su país a mediados del
siglo XIX, Gallegos sueña con el alambrado y el ferrocarril en el Llano, a mediados
del siglo XX. ¿Por qué ese siglo de diferencia entre ambos soñadores? Las
respuestas tienen que ver con las formas de ocupación del territorio y de
utilización de los recursos naturales. Argentina pone la Pampa en producción a
fines del siglo XIX y la transforma en el eje de desarrollo de un país
agroexportador. Venezuela adopta en cambio, un modelo petrolero y posterga
indefinidamente el desarrollo del Llano. El mensaje de Rómulo Gallegos aún
espera a quienes lo lleven a la práctica.
HAY QUE EUROPEIZAR LA NATURALEZA
La mayor parte de las especies animales introducidas y asilvestradas en América
son domésticas, como vacas, ovejas, caballos, cerdos, cabras, gatos y perros, o
plagas, como diversas especies de roedores. En muchas partes se trajeron liebres y
conejos europeos, con finalidad alimenticia, y hay otros casos particulares de
especies salvajes introducidas, como los venados de cola blanca en la Isla del Coco,
(Costa Rica) o los coatíes en la Isla de Juan Fernández (Chile).
Un aspecto sugestivo es la ideología de europeizar el territorio también a través de
la fauna: se trajeron especies exóticas, como el ciervo colorado y el ciervo dama,
para europeizar los bosques del sur chileno y argentino, algunos de los cuales ya se
parecían bastante a los de allá. De esta misma época data también la introducción
de una especie de jabalí europeo por su valor cinegético, que a partir de núcleos
iniciales en San Luis se expandió hasta ocupar áreas del sur de la provincia de
Buenos Aires y fue trasladado también a Uruguay. Extrañamente, Sarmiento
saludó los intentos de introducir avestruces africanos, en un intento de africanizar
lo que no podía ser europeizado 211 .
Entre los animales introducidos, el ciervo colorado compitió por el mismo nicho
ecológico con los cérvidos autóctonos. Es decir, comía las mismas plantas, que
crecían en terrenos semejantes. Por ejemplo, en los bosques subantárticos (es
decir, los de los Parques Nacionales patagónicos), compitió con el huemul. En esos
casos, los ecólogos advierten que habitualmente una sola de las dos especies tiene
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 82
Independencia a la Globalización
chances de sobrevivir. De hecho, cada vez que se introduce exitosamente una
especie exótica, hay una especie local que corre el peligro de desaparecer.
La ventaja del ciervo colorado para los cazadores es que tiene mayor alzada y
cuernos más grandes, lo que representará un trofeo más espectacular cuando su
cabeza esté colgada en la pared. Pero la mayor talla y cornamenta del ciervo
colorado le permitieron desplazar a los ciervos locales de las áreas de pastoreo.
Fueron a áreas de pasturas naturales más escasas, que permitían sostener
poblaciones menores de huemules. A esto se agrega que el desplazamiento se hizo
hacia zonas de mayor actividad de pumas. Todo esto precipitó la extinción del
huemul por hambre y por mayor predación. Si a ello agregamos que los cazadores
deportivos buscaban ciervos colorados pero no dejaban de disparar contra los
huemules, vemos que la introducción de los ciervos europeos creó las condiciones
para la desaparición de los ciervos locales 212 , 213 .
En este contexto, Pedro Luro inventó en su estancia San Huberto, ubicada a pocos
kilómetros de Santa Rosa (capital del entonces Territorio Nacional de La Pampa),
un ecosistema singular, que fue ofrecido como el coto de caza más grande del
mundo. Sobre un paisaje local, trajo especies exóticas para que fueran cazadas por
los nobles y aristócratas europeos, en una combinación de lujos y exotismo,
pensada para competir con los safaris africanos. Al llegar a Santa Rosa, los
visitantes subían a un tren privado de trocha angosta que los llevaba al
establecimiento. Un testigo de la época la describe así: "Se descubre, por fin, la
roja techumbre de la estancia y poco a poco va apareciendo el chalet Luis XVI, que
emerge con elegancia de la cenefa siempre verde del monte. Tiene aquella vivienda
todo de "cottage" señorial y de cultura clásica, brillante nota estética con que el
espíritu culto de su propietario suscribe la clara visión sobre la pampa futura.
Todo en su interior es estilizado y elegante. El amplio comedor
"renacimiento" deja la primera impresión. Es una obra de mérito el revestimiento
de la gran chimenea donde un tallista parisién puso arte genial en los
bajorrelieves" 214 . En el exterior había un jardín tipo Versalles y una inmensa
pajarera, llena de faisanes, que se soltaban para la caza menor.
Para la caza mayor, los visitantes se metían en el bosque de caldenes o seguían las
márgenes de la laguna salobre que se ve desde el chalet. Los perros buscaban el
rastro de ciervos y jabalíes hasta acorralarlos y ponerlos a tiro. En medio del
bosque, algún chalet semioculto servía de refugio a los cazadores cansados. Por
detrás de ellos, los criados los esperaban en coches de caballos, para que el retorno
fuese descansado.
LA AGRICULTURA DE LA ZONA TÓRRIDA.
En esta etapa hay en todos los países un esfuerzo por avanzar en la transformación
productiva de sus ecosistemas naturales. Así como una generación atrás la
literatura cantó el heroísmo de la gesta libertadora, ahora se canta la conquista de
la naturaleza. Andrés Bello invita a los americanos a poner en producción los
ecosistemas de sus respectivos países, que están esperando el brazo del agricultor.
Para gozar de esos bienes, es necesario que los americanos abandonen las ciudades
y vayan al campo. “¿Por que ilusión funesta aquellos que fortuna hizo señores
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 83
Independencia a la Globalización
de tan dichosa tierra y pingüe y varia, en el ciego tumulto se aprisionan de míseras
ciudades? Romped el duro encanto que os tiene entre murallas prisioneros. El
campo es vuestra herencia: en él gozaos” 215 . Licencia poética: Bello no habla de la
tenencia de la tierra ni de las condiciones sociales. El propietario de los latifundios
seguirá residiendo en la capital del país y viajará a menudo a Europa, su segundo
hogar. Los hombres que pongan en producción esos ecosistemas no serán sus
dueños y trabajarán en condiciones durísimas, no aptas para la sensibilidad
poética.
Pero el deslumbramiento de la naturaleza se transforma en un canto a la
deforestación, en una épica del hacha y del fuego. Bello no imagina la utilización
productiva de los ecosistemas tropicales, sino en su completa destrucción y
reemplazo por paisajes europeos. “El intrincado bosque el hacha rompa, consuma
el fuego, abrid en luengas calles la oscuridad de su infructuosa pompa. Abrigo den
los valles a la sedienta caña; la manzana y la pera en la fresca montaña el cielo
olviden de su madre España; adorne la ladera el cafetal. De la floresta opaca oigo
las voces, siento el rumor confuso, el hierro suena, los golpes el lejano eco redobla;
gime el ceibo anciano, batido de cien hachas se estremece, estalla al fin, y rinde el
ancha copa. Huyó la fiera, deja el caro nido. Deja la prole ímplume el ave, y otro
bosque no sabido de los humanos va a buscar doliente”. Es decir, que para Bello
los bosques son inagotables y simplemente la fauna busca otra selva para
asentarse. Encontraremos la misma ilusión un siglo más tarde.
“¿Qué miro? Alto torrente de sonorosa llama corre, y sobre las áridas ruinas de la
postrada selva se derrama. El raudo incendio a gran distancia brama, y, el humo
en negro remolino sube. De lo que antes era verdor hermoso y fresca lozanía, sólo
difuntos troncos, sólo cenizas quedan. Mas a las tupidas plantas montaraces,
sucede ya el fructífero plantío. Ya la primera flor desvuelve el seno, bello a la
vista, alegre a la esperanza”.
LA QUEMA DE BOSQUES EN CHILE
En Chile, al desarrollo minero se asoció el auge de una agricultura privilegiada en
cuanto a sus posibilidades de mercado en el Pacífico. Además, el auge del salitre
creó un polo interno de demanda de los productos del sur. Esto condicionó la
continua expansión de los cereales, particularmente el trigo. Amplias áreas se
incorporaron a este cultivo más allá de la aptitud real del suelo. Toda la cordillera
de la costa hasta la frontera araucana del sur se sobreexplotó, erosionándose
gravemente. Los araucanos habían sido la barrera que contenía el avance de la
economía nacional hacia los densos y ricos bosques del sur de Chile. La
penetración de la “civilización” se realizó con las enfermedades y el alcohol en una
población ya muy reducida. La colonización alemana penetró por el sur y fue
“preparada” limpiando el bosque para hacer agricultura. El naturalista Claudio
Gay escribía al respecto, que en 1852: “no se encontró más recurso que el de
preparar el territorio de Llanquihue (una provincia chilena), desembarazado de la
mayor parte de sus selvas por un incendio que había durado más de tres meses”
216
.
El inicio de la colonización alemana a mediados del siglo XIX, “marca el inicio de
la guerra a muerte que declaran los colonos a los tupidos bosques del sur de
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 84
Independencia a la Globalización
Chile”. El agente del Gobierno encargado de fomentar dicha colonización, Vicente
Pérez Rosales contrata a los indígenas para que incendien los bosques de alerces y
abran así el camino a un modelo de producción basado en reemplazar el
ecosistema, no es utilizarlo. Pérez Rosales relata en sus memorias que: “en mi
tránsito, ofrecí a Pichi-Juan treinta pagas que eran entonces treinta pesos fuertes,
porque incendiase bosques que mediaban entre Chanchán y la cordillera. Esa
espantable hoguera, cuyos fuegos no pudieron contener ni la verdura de los árboles
ni sus siempre sombrías y empapadas bases ni las lluvias torrentosas y casi diarias
que caían sobre ella, había prolongado durante tres meses su devastadora tarea.
Todo el territorio incendiado era plano y de la mejor calidad. El fuego continuó
por largo tiempo la devastación de aquellas intransitables espesuras” 217 .
Agreguemos que los incendios de bosques afectaron cientos de miles de hectáreas,
incluyendo bosques de maderas valiosas como el alerce, del cual en este periodo se
quemaron 27.000 hectáreas entre Puerto Varas y Puerto Montt 218 . Y en 1851, el
mismo Pérez Rosales contrata 300 hombres para despejar de árboles la zona en la
cual se levantaría la ciudad de Puerto Montt 219 . En 30 a 40 años desaparecieron
cientos de miles de hectáreas de bosques de especies nobles como alerce, araucaria,
varias especies de hayas o robles, raulí, canelo, olivillo, etc.
¿Se podía haber hecho con los alerces algo mejor que quemarlos? Claramente, sí:
“en forma paralela a esta destrucción insensata surgía un país de madera de alerce
en la bella arquitectura de Valdivia, Osorno y Puerto Varas demostrando que el
recurso alerce podía haber sido ser una fuente inagotable de creación estética que
hasta hoy llena de orgullo a la Región de Los Lagos” 220 . En 1859 el gobierno
preocupado por el corte e incendios indiscriminados de los alerces establece la
primera reglamentación para protegerlos. Una enconada defensa de los alerces
hacía Guillermo Fricke en 1875 al sostener que “de desear sería, que
otros peregrinasen a los alerzales para rendir homenaje a aquellos sagrados
contemporáneos de nuestro Redentor, que tratasen de indagar mejor su edad y nos
comunicasen después sus observaciones con la veracidad, que únicamente da valor
a semejantes comunicaciones y ¡ojalá entre los que fuesen en romería a aquellos
santuarios hubieren personas influyentes, que hiciesen el mayor empeño por poner
coto a las execrables devastaciones, que manos sacrílegas han ejecutado en estas
santas moradas”.
Por haber contribuido al desarrollo y poblamiento del sur, Pérez Rosales merecía
alguna clase de reconocimiento de sus conciudadanos. Pero tal vez el criterio
utilizado no haya sido el mejor: en 1926 se lo homenajea creando el Parque
Nacional Vicente Pérez Rosales, donde están los bosques de alerces que este
pionero no alcanzó a quemar.
Con el cambio de siglo y habiéndose constatado por muchos observadores que en
las partes que recorrían habitualmente los alerces se han agotado surgen las voces
de alarma y el inicio de las primeras campañas para establecer un mejor nivel de
protección. En 1902 y ante la construcción de los altos Hornos de Corral un
estudioso de los bosques llamado Federico Gerdtzen sostenía que si la nueva
industria utilizaba como combustible los bosques de alerces que aún sobrevivían
cerca de Valdivia se daría paso a un verdadero desastre ecológico “resulta que
nuestros bosques disminuyen a diario alrededor de 150 hectáreas o sean al año
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 85
Independencia a la Globalización
54.750 hectáreas, suma fabulosa que muy en breve concluirá con nuestros
históricos bosques seculares. Pensar, cuántos siglos han necesitado aquellos árboles
para su desarrollo y que hoy con una indiferencia alarmante echamos por tierra en
pocos minutos”. Los Altos Hornos se construyeron y esos bosques desaparecieron.
En 1929 un trabajo de Otto Berninger demostraba la virtual desaparición de los
alerzales en el Llano longitudinal y alrededores de las ciudades de Valdivia, puerto
Montt y Osorno. Dos años después la ley de bosques (actualmente vigente) no hizo
mención alguna a la protección del alerce.
LOS QUE TRANSFORMAN LOS BOSQUES EN CENIZAS
Las condiciones sociales bajo las cuales los bosques se transforman en cenizas y se
valorizan los recursos naturales muestran hasta qué punto la Independencia había
sido un proyecto pensado para pocos. “Aunque desde 1835 se había declarado
ilegal el tráfico de esclavos africanos, todavía en 1870 más de la mitad de la fuerza
de trabajo agrícola de Río Claro (trabajadores de café, cerca de São Paulo, Brasil)
seguía siendo de esclavos” 221 . En el siglo XVIII esa zona era “boca do sertao”, es
decir, punto de entrada a la selva, habitado por criadores de cerdos y cazadores.
Hacia 1830, dos tercios de la tierra estaban en manos de grandes plantaciones. Se
inicia con caña de azúcar y se sigue con café. “La plantación inicial de los cafetos
estuvo a cargo de contratistas que tenían esclavos”.
La nostalgia de la esclavitud aparece con frecuencia en los testimonios de esta
etapa. Por ejemplo, un viajero alemán dice que “las ciudades venezolanas de la
costa, especialmente desde la supresión de la esclavitud, están llenas de negros que
forman la mayor parte de la población, en calidad de cargadores, carreteros y a
veces artesanos. Sólo la cadena de la esclavitud los obligaba a trabajar
anteriormente en las haciendas. Desde que alcanzaron la libertad, por su
inclinación a la vida desordenada del vagabundo y la holgazanería, dejaron esta
ocupación desplazándose hacia los puertos, donde ganan mucho como estibadores,
debido a sus enormes fuerzas físicas que los capacitan para llevar grandes cargas
sin esfuerzo excesivo” 222 . Sugestiva combinación de prejuicios. Por una parte, nos
recuerda la afirmación de Aristóteles cuando dice que la naturaleza ha hecho el
cuerpo del esclavo adaptado para el esfuerzo físico. Lo que al autor le permite
considerar como holgazanería el llevar cargas más pesadas de las que él mismo
soportaría.
La puesta en producción de muchos ecosistemas latinoamericanos con destino al
mercado internacional significó una importante escasez de mano de obra. Las
estrategias variaron de un país a otro. En algunos casos, se utilizó el trabajo
forzado de grupos indígenas que aún no habían sido incorporados al sistema. En
varios países del Pacífico (principalmente Perú) se importan coolíes chinos en
condiciones semejantes a las de la esclavitud. Se fletaron navíos que trajeron
individuos de las capas sociales más bajas del pueblo chino, reclutados o
secuestrados en los puertos; una vez llegados a El Callao, se los vendía a los
agricultores con un contrato leonino que duraba ocho años. Las condiciones
ambientales del viaje nos recuerdan las de los viejos barcos de esclavos, a los que
los portugueses llamaban tumbeiros: en la década de 1850 llegaron al Perú unos 13
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 86
Independencia a la Globalización
mil coolíes y se calcula que murieron más de 2 mil en los viajes. De 1860 a 1874
llegaron 74.952 chinos, pero 7.677 murieron durante la travesía 223 .
La migración en mayor escala se realiza hacia la Argentina. En total, entre 1857 y
1930, el "desierto argentino" recibe a 6.330.000 inmigrantes; teniendo en cuenta la
partida de los trabajadores estacionales - los llamados golondrinas- que cruzan el
Atlántico en la época de las cosechas, queda un saldo de 3.385.000 inmigrantes. De
acuerdo con el primer censo, efectuado en 1869, la Argentina contaba con
1.737.000 habitantes. Estas cifras demuestran el peso de los extranjeros en la
formación de la Argentina moderna, a través de una transfusión poblacional que
fue, en términos relativos, la más alta de todos los países del nuevo mundo, incluido
Estados Unidos 224 . En el caso brasileño, los datos indican que alrededor de 4,5
millones de personas emigraron para el país entre 1882 y 1934, de los cuales 2,3
millones entraron en el estado de São Paulo como pasajeros de tercera clase, por el
puerto de Santos.
En cuanto a las condiciones ambientales de los inmigrantes, las analizaremos al
hablar del habitat popular.
AGRICULTURA Y GANADERÍA
Un siglo más tarde, reaparecerán en Colombia las ideas fisiocráticas de Caldas y
en Argentina las de Belgrano. Desde 1878, con Salvador Camacho Roldán a la
cabeza, un grupo de políticos colombianos fijó su posición con respecto al campo, a
la producción agrícola y pecuaria como fuente de riqueza y progreso, para un país
eminentemente rural. Decía Camacho Roldán que "el cultivo de la tierra y la cría
de ganados constituyen el interés dominante entre todos los intereses materiales del
país, saber obtener producciones de la tierra de un modo abundante y barato, es la
primera de las necesidades de esta nación". Promovía la modernización del campo
y la implementación de la "agricultura científica" 225 . De un modo semejante, la
Sociedad Rural Argentina adopta como lema: “Cultivar el suelo es servir a la
Patria”. El símbolo del país será la diosa Ceres. No serán los únicos que la usen. La
principal obra gráfica sobre Venezuela de este período pone en la portada a la
misma Ceres, con una paleta de pintor en la mano y el cuerno de la abundancia
sus pies 226 , el mismo que aparecerá en el escudo nacional.
En el mismo tono, José Martí, cuyas ideas fisiocráticas son notorias, señala: "A los
niños debiera enseñárseles a leer esta frase: La agricultura es la única fuente
constante, cierta y enteramente pura de riquezas". Y agrega esta sentencia sobre la
deforestación: "Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles es malsana.
Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos" 227 .
EL NACIMIENTO DE LOS PARQUES NACIONALES.
En esta etapa, de la mano del culto a la razón y el progreso, se ponen en marcha
iniciativas de protección de recursos y de paisajes naturales. En la Argentina, el
perito Francisco P. Moreno recibe del Gobierno como una cantidad de tierras
fiscales en la zona de los bosques Andino-Patagónicos como reconocimiento por su
tarea en la demarcación de límites con Chile en la misma zona. Moreno acepta la
donación, pero en vez de hacer allí una estancia, dona las tierras para que se
dediquen a hacer un parque nacional, que será el primero del país. La medida
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 87
Independencia a la Globalización
tarda muchos años en llevarse a la práctica, por las dificultades de incorporar la
idea de conservación a cualquier política de Gobierno 228 .
En México, durante la dictadura de Porfirio Díaz, se crea el primer bosque
protegido: es el Monte Vedado del Mineral del Chico, en el estado de Hidalgo 229 .
Sin embargo, el dictador le da sólo una protección transitoria, ya que dice que
“queda reservado por el tiempo que sea necesario, para Bosque Nacional”. Su
objetivo es “reservar algunos terrenos pertenecientes a la Nación, por haber en
aquéllos montes o sean propios para el cultivo de árboles”, es decir, que se trata de
una reserva con fines productivos, no de un parque nacional. Tampoco estableció
ninguna pauta de manejo, lo que indica las mismas dificultades de introducir
criterios de conservación que en Argentina.
LA ETAPA DE LOS LATIFUNDIOS
Las formas de apropiación de la riqueza y de utilización de los recursos naturales
en toda América Latina durante esta etapa están basadas en el latifundio. En la
primera etapa de la conquista europea, se habían incorporado rápidamente al
sistema económico los territorios ocupados por las culturas organizadas en torno
de un Estado centralizado. Así, los españoles conquistaron a incas, aztecas y otros
pueblos de organización semejante, ocuparon, destruyeron y reedificaron sus
ciudades y reemplazaron a sus respectivas clases dominantes.
Pero los pueblos que tenían formas de organización descentralizada (y a menudo
nómade o seminómade) resistieron durante varios siglos el avance de los españoles
primero y de las repúblicas después. El rol asignado a unos y otros en esta etapa
fue el de poner en valor en función del mercado internacional aquellos recursos
naturales que anteriormente les habían pertenecido.
Esto significó una enorme operación de conquista, de magnitud semejante a la
realizada durante el siglo XVI. En la mayor parte de los casos, esta conquista se
realiza sobre territorios indígenas, pero también se toman los territorios que están
bajo un modelo social diferente del hegemónico. De este modo, Argentina elimina
los caudillos provinciales y ocupa los territorios indios de la pampa y la Patagonia.
El México de Porfirio Díaz avanza sobre las tierras de los ejidos indígenas.
Argentina, Uruguay y Brasil mediante la Guerra de la Triple Alianza, ocupan
tierras paraguayas que distribuirán en grandes estancias. Lo mismo ocurre con las
guerras de conquista sobre las tierras de indios del sur de Chile y de la Patagonia
argentina. No es casual que a principios del siglo XX haya autores que realicen la
apología de la conquista española, en paralelo con los avances militares sobre los
territorios indígenas, como si no hubieran transcurrido varios siglos en el medio.
Para estos autores (Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, entre otros) esa conquista es
la culminación de la conquista española, a la que califican como civilizatoria 230 .
Durante esta etapa se aprueban en toda América Latina una serie de Códigos
Civiles basados en los principios liberales. Su aporte a la consolidación del
latifundio es la eliminación de las formas comunales de propiedad. Como vimos en
el primer tomo de esta obra, la legislación medieval española contemplaba diversos
modos de propiedad comunal de los recursos naturales (aguas, tierras de pastoreo,
montes para leña, etc.), que fácilmente pudo asimilarse a las formas indígenas de
propiedad comunitaria de la tierra.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 88
Independencia a la Globalización
Pero estos Códigos Civiles abolieron esas formas de propiedad comunitaria y
dejaron sólo dos formas de propiedad: la propiedad privada y la estatal. Ésta fue
la base jurídica para un “reordenamiento” de las tierras indígenas, las que, en casi
todas partes, fueron entregadas a los latifundistas.
Si bien la Revolución Mexicana se inicia en 1910, y uno de sus desencadenantes es
la protesta contra los latifundios, existe un hilo conductor en los conflictos
vinculados con esta forma de tenencia de la tierra durante el siglo XX. Por este
motivo, los trataremos de conjunto en el próximo capítulo.
Los recursos naturales y la producción agraria se mueven en mercados
capitalistas, pero en las zonas con población indígena, el latifundio funciona de un
modo semejante al feudalismo. En Bolivia, “el valor de una tierra se estima de
acuerdo con el número de familias aymará existentes en ella. Deben trabajar sin
paga y cultivar las tierras del propietario de la finca a cambio de la insignificante
parcela de tierra que éste les asigna. No están autorizados a abandonar la finca sin
permiso del dueño, pero éste puede mandarlos donde le plazca a trabajar sin
retribución” 231 . No es una excepción: en Manaos, “los blancos se afanan por
capturar (indios) miranhas porque son buenos trabajadores sin sueldo, en
particular las jóvenes, pero la nostalgia las mata muy pronto” 232 .
En Venezuela la extensión de las propiedades rurales permite una diversificación
de cultivos, según las condiciones naturales del terreno. El cultivo del café se fue
incorporando rápidamente a las haciendas cacaoteras de la región centro-norte
costera, en las cuales no interfería con otros cultivos en fondos de valles y se podían
utilizar terrenos con pendientes mayores sin exponerlos a la erosión 233 . Hemos
visto en el primer tomo de esta obra esta combinación de cultivos de cacao y café
en terrenos de diferentes pendientes, como una manera de aprovechar los
diferentes pisos ecológicos del trópico en las fazendas coloniales portuguesas de la
isla africana de São Tomé.
EL CICLO DEL CAFÉ EN BRASIL
La evolución de las haciendas brasileñas en los estados de São Paulo y Río de
Janeiro tiene que ver con criterios de manejo de los recursos naturales que
terminaron destruyendo sus bases de sustentación. El modo en que esas haciendas
se devoraron a sí mismas merece algunos comentarios.
Las primeras haciendas cafeteras se instalaron en el Vale do Paraíba alrededor del
año 1830. El proceso de implantación se iniciaba con la tala de bosques y la
construcción de la casa principal, preferentemente cerca de ríos o arroyos; así
como con la construcción de almacenes provisionales. El cultivo de las huertas
para el consumo propio y la plantación cafetera se hacían luego. Estas haciendas
eran prácticamente autárquicas, en el sentido de que producían la mayor parte de
los bienes que consumían.
Las consecuencias de este avance sobre la selva venían siendo advertidas por
distintos naturalistas, quienes señalaban que la selva podía ser grande pero nunca
infinita. “Aquí, como en todas partes de Brasil, a pesar de la tierra fértil en medio
de los campos, se cultiva exclusivamente en tierras boscosas. Para ese fin, se talan o
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 89
Independencia a la Globalización
se queman las selvas de las márgenes de ríos y arroyos. Dentro de pocos años, la
madera desaparecerá de tal manera, que no se podrá edificar ninguna casa” 234 .
Entre las décadas de 1860 y 1870, se produce el auge de la cultura del café en Río
de Janeiro. El rápido enriquecimiento de los propietarios impulsa el crecimiento
de ciudades en la región. Para reforzar los acuerdos políticos, el Imperio reparte
títulos nobiliarios entre los ricos fazendeiros 235 . El proceso de expansión de la
cultura cafetera traspasa las fronteras de Río de Janeiro, alcanzando Minas Gerais
y la porción paulista del Vale do Paraíba, primera región de São Paulo beneficiada
por el enriquecimiento que lleva consigo la caficultura. Río de Janeiro, como
capital del Imperio Brasileño, permanece como centro financiero y controlador del
comercio del café producido en el Vale do Paraíba.
Sin embargo las tierras donde se plantan los cafetales, no soportan por largo
tiempo la agricultura sobre suelos desprotegidos, debido a fuertes declives y a la
deforestación. En el Vale do Paraíba se actuó sin el menor cuidado y ni precaución
técnica. El resultado de la erosión fue rápido y fatal, "bastaron sólo unos pocos
decenios para que se revelaran rendimientos acelerados decrecientes,
debilitamiento de las plantas, aparición de plagas destructoras. Se inicia la
decadencia con todo su cortejo siniestro: empobrecimiento, abandono sucesivo de
las culturas, disminución demográfica” 236 .
Los cafetales fueron plantados en tierras muy escarpadas y por consiguiente
expuestas a la erosión, reduciendo drásticamente la fertilidad natural y su
capacidad de producir competitivamente con técnicas tradicionales. El
desconocimiento técnico se podía observar en la propia distribución del cafetal,
con la plantación en hileras en líneas rectas, perpendiculares a las ascendentes, lo
cual facilitaba la siembra del cafetal, pero al mismo tiempo, determinó su corta
vida, ya que establecía una condición propicia para la erosión del suelo.
“La morfología del cafetal no era la más adecuada para las características
ambientales del Vale do Paraíba. Las hileras de café deberían haber sido
implantadas siguiendo las curvas de nivel del terreno. La interacción entre la
técnica y la morfología del cultivo cafetero en las haciendas tradicionales del Vale
do Paraíba acabó destruyendo características importantes del paisaje cultural de
la región durante y después, de manera indirecta, de la era del café por aquellas
tierras. El resultado de esta falta de previsión e incompetencia técnica fue
desastroso: la economía de la región pereció. Además de la supervivencia de
técnicas atrasadas de cultivo, la caficultura no fue substituida por otras actividades
más rentables, o que sufriesen menos los efectos de la erosión. Adicionalmente, la
abolición de la esclavitud (1888) enterró las esperanzas de recuperación económica
del ciclo del café en el Vale do Paraíba. El ciclo del café en el Vale do Paraíba tuvo
lugar entre las décadas de 1820 y 1880, transformándola, a mediados del siglo XIX,
en la región más rica de Brasil” 237 .
Puede verse este fenómeno reflejado en una obra emblemática del arte brasileño,
en “Labrador de café”, pintado por Cándido Portinari. El trabajador está descalzo
sobre un paisaje de tocones que muestran que alguna vez hubo un bosque bajo sus
pies, y un fondo de colinas con las plantas de café ascendiendo en ellas, en el mismo
sentido de la pendiente 238 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 90
Independencia a la Globalización
Pero los fenómenos históricos son policausales. Además de tratarse de un modelo
que destruyó los suelos, la oligarquía del café estaba demasiado atada a la
esclavitud y no pudo construir un modelo productivo diferente después de su
abolición. Según Florestan Fernández: “el señor de los esclavos, por su voluntad y
por sus manos, se esclavizaba al esclavo y al orden social que se fundó en la
esclavitud, condenándose a desaparecer cuando ésta se extinguiera” 239 .
Sin embargo, no todo deterioro ambiental es irreversible, si existe voluntad de
recomposición. “El Brasil nos proporciona un elocuente ejemplo de restauración
de unas tierras consideradas como perdidas. En la gran zona del café, el Estado de
Sao Paulo, a medida que el cultivo del café avanzaba hacia el Oeste, a través de las
tierras violáceas de la llanura, un gran número de plantaciones situadas más al
Este iban siendo poco a poco abandonadas porque el agotamiento del suelo
determinaba una caída vertiginosa de su rendimiento. En su marcha nómada en
busca de tierras mejores, el monocultivo del café aniquilaba vastas extensiones de
suelo fértil, que dejaba en un estado tal que parecían inutilizables para cualquier
cultivo. Sin embargo, los inmigrantes japoneses, con su larga experiencia de suelos
ingratos, adquirieron esas tierras a precios ínfimos y, mediante la organización de
cooperativas agrícolas, desarrollaron en los alrededores de la capital del Estado el
cultivo de la patata y de las legumbres, creando así una magnífica zona verde en
torno a la ciudad y contribuyendo a facilitar de modo señalado el abastecimiento
de este centro urbano de casi 6 millones de habitantes, cuyo nivel de alimentación
se vio considerablemente mejorado” 240 .
De un modo semejante, los ingenios azucareros generaron graves consecuencias
ambientales en el nordeste brasileño. “El azúcar había arrasado el nordeste -dice
Eduardo Galeano-. La franja húmeda del litoral, bien regada por las lluvias, tenía
un suelo de gran fertilidad, muy rico en humus y sales minerales, cubierto por los
bosques desde Bahía hasta Ceará. Esta región de bosques tropicales se convirtió,
como dice Josué de Castro, en una región de sabanas. Naturalmente nacida para
producir alimentos, pasó a ser una región de hambre. Donde todo brotaba con
vigor exuberante, el latifundio azucarero, destructivo y avasallador, dejó rocas
estériles, suelos lavados, tierras erosionadas. Se habían hecho, al principio,
plantaciones de naranjos y mangos, que «fueron abandonadas a su suerte y se
redujeron a pequeñas huertas que rodeaban la casa del dueño del ingenio,
exclusivamente reservadas a la familia del plantador blanco». Los incendios que
abrían tierras a los cañaverales devastaron la floresta y con ella la fauna;
desaparecieron los ciervos, los jabalíes, los tapires, los conejos, las pacas y los
tatúes. La alfombra vegetal, la flora y la fauna fueron sacrificadas, en los altares
del monocultivo, a la caña de azúcar. La producción extensiva agotó rápidamente
los suelos” 241 .
EL INGENIO AZUCARERO ACTÚA COMO UNA EMPRESA MINERA
A mediados del siglo XIX, el conde de Pozos Dulces comparó a los ingenios
azucareros de Cuba con minas explotadas a cielo abierto. Un autor de la época
señala que “se abandonan los terrenos como cansados y se talan los bosques sin
repoblarlos” 242 . El modelo productivo es semejante al del café en Brasil, con el
agravante de la enorme necesidad de combustible de las máquinas de vapor de la
industria azucarera. “Cuando se terminaban los bosques y las tierras perdían la
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 91
Independencia a la Globalización
fertilidad que proporcionaban los desmontes, se abandonaban para buscar otros
nuevos donde se pudiera obtener tanto el abono natural de las tumbas 243 como las
maderas de construcción y el combustible” 244 .
Los bosques de Camagüey sufrieron una importante sangría en la segunda mitad
del siglo XIX. Un naturalista cubano pregunta en 1861: “¿Cuál es la suerte que nos
espera si continúa como estos últimos años, en que se sacan tantas maderas de
nuestros bosques, se destruyen tantos arbolados, sin pensar en reponer ni un solo
árbol de los que divide el hacha y quema el fuego? ¿Qué puede resultar de
semejante sistema, sino la ruina, la devastación completa de nuestros montes y
todas las consecuencias que trae consigo esta situación? 245 El régimen de tenencia
de la tierra, basado en el latifundio de los propios ingenios, actuó como incentivo a
la deforestación. Recién en 1928 aparecen las primeras normas para detener los
desmontes en tierras de propiedad privada.
En Dominicana ocurre algo semejante. A partir de 1875, con la entrada de los
primeros ingenios semimecanizados que funcionaban con máquinas de vapor, la
demanda de leña fue aún mayor. Bajo el empuje de los grandes ingenios modernos,
los bosques de las grandes llanuras del este de la isla empezaron a desaparecer.
Una parte desapareció para dar paso a las plantaciones de caña, mientras otra fue
consumida en las calderas de las centrales azucareras y de las locomotoras que
movían sus trenes 246 .
LOS CAMBIOS EN LOS ECOSISTEMAS
La puesta en producción para el comercio internacional de nuevos ecosistemas
provocó alteraciones significativas. Una de ellas es la transformación de la llanura
pampeana, a partir de la eliminación del pajonal y su reemplazo de ganadería y
cultivos 247 . Según un viajero: “Argentina será el granero y la proveedora de carne
más importante del mundo. Por cierto, quien mejor pudiera seguir el paulatino
retroceso de la vegetación autóctona sería un viejo cacique indio que mirara desde
lo alto de los eternos cotos de caza la Pampa abandonada por su pueblo hace tanto
tiempo. Muy grande sería su asombro si viera los cultivos de plantas útiles en las
otrora desiertas estepas y que por todas partes los alambrados cercenan la
inmensa planicie, en prueba de que cada parcela pertenece a un dueño. Rara vez se
ven personas si no es en la inmediata vecindad de las ciudades. El viajero sólo se
cruza con incontables rebaños de ovejas, caballos y vacunos” 248 .
En la Argentina dicho proyecto tuvo como centro, en la segunda mitad del siglo
XIX, a la región pampeana. El eje de esta expansión fue la utilización productiva
de los ecosistemas pampeanos, a partir de que los sectores dirigentes orientaran el
uso de los recursos naturales con un específico criterio de especialización. El
paisaje pampeano cambió rápidamente ante la necesidad de mejorar la calidad de
las carnes y acelerar el engorde, se mestizaron razas nativas con inglesas, se
parceló la tierra mediante alambrados y los ecosistemas pastoriles nativos de
gramíneas duras fueron reemplazados por otro de gramíneas tiernas y alfalfares
de mayor productividad y aptitud para las nuevas razas. El sobrepastoreo
deterioró el suelo, facilitó la expansión de las malezas, aceleró los procesos
erosivos, agravó la colmatación de las lagunas y alteró el régimen de los ríos. O sea
que los desequilibrios ecológicos provocados por la puesta en producción de la
pampa húmeda fueron en esta época tan importantes en su magnitud que
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 92
Independencia a la Globalización
comprometieron la futura utilización de los recursos naturales 249 .
Otro de los factores que aumentó la inestabilidad del sistema fue que a causa de la
utilización intensiva de las tierras alejadas (más baratas y comunicadas por los
ferrocarriles) se produjo una concentración de la agricultura en los bordes oeste y
sur de la pampa húmeda (que eran los de menor calidad edafológica), con lo que
quedó mucho más expuesta a los problemas ambientales y en especial al deterioro
del suelo producto de la desertificación. Un tercer factor, ligado a los anteriores,
fue que se eliminó casi por completo -a roza y tala- el bosque ralo pampeano, que
era una ancha franja de árboles (caldenes) y de arbustos varios, que iba desde San
Luis hasta Bahía Blanca. Este cinturón boscoso protegía de la erosión eólica y
formaba parte de la herencia ambiental de la pampa. Bajo este impulso, los
ecosistemas pampeanos sufrieron su mayor transformación.
Desde la primera década del siglo XX el problema de la erosión eólica y los
cambios climáticos se presentaron como una realidad por las pérdidas de las
cosechas y la destrucción del suelo agrícola. Pero es hacia fines de los años `20
cuando se incrementan las superficies afectadas por el fenómeno erosivo que llegó
a conmover la estabilidad económico-social de grandes núcleos de la población. La
erosión eólica había alcanzado para esa época la categoría de un problema grave y
permanente. El fenómeno se desencadenó por un manejo equivocado del suelo, la
destrucción de la vegetación nativa, la tala de bosques, la labranza del suelo a
destiempo, sobrecarga de potreros de haciendas, destrucción de la escasa materia
orgánica que daba cierta cohesión a las tierras sueltas, etc.
“Durante los primeros años de la década de 1910 comenzaron a notarse sequías,
primero un año de cada tres, luego dos de cada cuatro, algunos médanos
comenzaron a moverse, y así hasta que en la década del 30 estalló lo que diversos
autores llamaron "la crisis climática". En este caso las sequías, cada vez más
frecuentes e intensas, encontraron un área sin protección a causa de los desmontes
y el reemplazo de la vegetación natural, por lo que el avance del desierto, para
desesperación de todos los actores sociales (colonos, empresas de ferrocarriles y el
gobierno) fue relativamente rápido. Los médanos se movieron hasta el partido de
Nueve de Julio, muy adentro de la provincia de Buenos Aires. Más al oeste la
situación era dramática, la arena lo cubría todo hacia el oeste (por ejemplo los
ferrocarriles debieron destinar en algunos tramos cuadrillas permanentes para
despejar las vías) y en las cercanías de Buenos Aires volvieron a asomarse las
tormentas de polvo”. 250 .
Pero hay otros cambios, como por ejemplo, la transformación de antiguos
pastizales en ecosistemas leñosos. Esto se produjo por la introducción masiva del
ganado vacuno, que generó amplias zonas de sobrepastoreo. Una característica de
estas malezas leñosas es que su semilla necesita mucho sol para germinar, por lo
cual su expansión estaba controlada por la sombra que antes producían los pastos
naturales. El sobrepastoreo produjo amplios claros que permitieron el crecimiento
de estas plantas. Al mismo tiempo, el ganado vacuno dispersó esas semillas, que
pasaron a través de su tracto digestivo. Entre los ecosistemas de instalación
reciente en pastizales frágiles, se destacan 251 :
•
Los mezquitales, que son invasores de pastizales en Estados Unidos, México y el
Caribe colombiano-venezolano.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 93
Independencia a la Globalización
•
Los huizachales de México.
•
Los vinalares del Chaco paraguayo-argentino.
•
Los fachinales del Chaco y sus equivalentes de la Caatinga (del nordeste
brasileño).
•
La moderna expansión del espinillo o ñandubay en el oriente chaqueño y del
caldén en el borde de la Pampa.
Se trata, en todos los casos, de árboles o arbustos espinosos, que producen semillas
en vainas comestibles por el ganado. Es decir, fenómenos ecológicos análogos en
zonas muy separadas entre sí.
EL AMBIENTE URBANO: LA SOMBRA DE HAUSSMANN
La reforma de París hecha por el barón Haussmann, con la consiguiente
destrucción de la ciudad medieval, fue idealizada repetitivamente en América
Latina. Esta admiración no es solamente estética sino que tiene que ver con una
concepción que relaciona los aspectos sociales y políticos del urbanismo. En última
instancia, Haussmann abre grandes avenidas que permitirán no sólo la circulación
del aire puro que libre a Paris de los miasmas, sino también pondrán los barrios
obreros al alcance de los cañones del ejército. Hay en Haussmann un higienismo
bacteriológico y un higienismo político y la admiración de las élites
latinoamericanas se basa en ambos. Remodelar una ciudad de callejuelas para
poner el acento en las líneas rectas que faciliten la acción de la artillería sobre las
clases populares es llevar a sus últimas consecuencias las ideas de progreso y de
orden.
“La Haussmanización condujo a la destrucción de los centros históricos de las
ciudades. A la vez que creaba una retórica tendenciosa que exageraba la
decadencia, sordidez e insalubridad de las partes más viejas de la ciudad,
convirtiéndose en lenguaje burocrático y apologético. Un aspecto típico de estos
procesos era la abertura de nuevas y largas calles cortando a través de una malla
intrincada, operaciones que eran descritas de manera reveladora como
"perforaciones" o "desgarres". El derribo de las murallas circundantes, una
ocurrencia casi universal, representaba una ruptura con los lazos del pasado y la
conquista del aire, la luz y la libertad de movimiento” 252 . Al mismo, tiempo,
generaba espacios de oportunidad para nuevos negocios inmobiliarios.
En 1854 se demuelen las murallas de Barcelona (España), en 1863 las de La
Habana, una década más tarde, las de Lima. La muralla de La Habana ya había
sido perforada por una serie de puertas para facilitar la circulación y sus horarios
de cierre eran cada vez más reducidos 253 . A pesar de los esfuerzos de
embellecimiento, Ricardo Palma afirma que “no se recomienda La Habana por la
limpieza de sus calles, sobre todo en los barrios de la ciudad antigua” 254 .
En Lima, “la desaparición de las murallas representa el inicio del fin del
enclaustramiento colonial, la sustitución de los espacios tradicionales: el trazado
urbano a cuadrícula, las plazas asociadas a iglesias y conventos, las calles
estrechas, etc., por las nuevas expresiones urbanísticas: la plaza radial con
monumentos civiles al centro, las avenidas anchas y arboladas, según el modelo
impuesto en París por el prefecto Haussmann” 255 . En 1857 un viajero peruano se
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 94
Independencia a la Globalización
entrevista con el gobernador de Panamá, quien le anuncia el proyecto de demoler
las murallas y agrega que “también podrían obtenerse algunos recursos de la venta
de una parte de los materiales” 256 .
Mientras tanto, el municipio de Lima prohíbe que las nuevas viviendas tengan los
balcones cerrados que caracterizaron a esa ciudad durante la época colonial 257 ,
tomados de antiguos modelos españoles de viviendas islámicas. Una descripción de
la época señala que sólo afean las calles “las acequias descubiertas” y “el sistema
de balcones moriscos que introdujeron los españoles” 258 . Se procura demoler todo
lo que recuerde al pasado. Hacia 1860 había en Lima unos 4 mil balcones cerrados.
En la década de 1990 quedaban menos de 200 259 .
En Buenos Aires, la intendencia de Torcuato de Alvear (de 1879 a 1887) "dejó
invadir sus calles por el ruido febril de los picos y el rodar de las zorras y
carretones que, cargados de escombros, formaron verdaderas caravanas;
demoliéronse los primitivos adobes de las casonas, construyéndose afirmados de
asfalto y madera; delineáronse nuevas plazas, y desolados eriales trocáronse en
parques públicos y jardines, para mejora y solaz de la población" 260 . En imitación
de París, se abre la Avenida de Mayo como eje monumental que conecta el Poder
Ejecutivo con el Legislativo. Buenos Aires contrata a un paisajista francés (Charles
Thays) para que diseñe parques hechos a imagen y semejanza de los de Versalles.
Del mismo modo, en 1883, Bogotá inaugura su Parque del Centenario, con una
concepción semejante. “La conversión de las plazas en parques fue, sin duda uno
de los signos mas claros de la transformación que se estaba operando sobre el
paisaje urbano de la ciudad” 261 . Porfirio Díaz hace lo mismo con el Cerro de
Chapultepec, en la capital mexicana.
La división internacional del trabajo crea un tipo de aristocracia que invierte poco
en el sector productivo de su propio país y hace grandes gastos suntuarios. La
pampa húmeda se llena de castillos copiados de los de Francia. Se trata al río
Salado de la provincia de Buenos Aires como si fuera el Loire y se los rodea de
jardines versallescos que tapen el paisaje de la pampa. En Manaos, los barones del
caucho construyen un lujoso teatro de ópera en el que canta Enrico Caruso y que
está rodeado de calles pavimentadas con adoquines de caucho para que el ruido de
los carros no perturbe la función. Alejo Carpentier relata el intento fallido de
hacer funcionar una pista de patinaje sobre hielo en La Habana y Victoria
Ocampo cuenta de las grandes familias argentinas que viajaban a Europa llevando
una vaca en el barco para que no les faltara leche a los niños durante la travesía.
El modelo se repite en las grandes capitales latinoamericanas y condiciona
situaciones semejantes en sus respectivos ambientes urbanos. Ciudad de México se
extiende sobre antiguas tierras de la Iglesia y de comunidades indígenas. “La
remodelación urbana tiene en muchos aspectos un incuestionable tinte político. Las
ciudades ligadas a los sectores más dinámicos en términos de producción y
comercio requerían de un orden espacial distinto adecuado a las nuevas exigencias
económicas, pero también, a las ideológicas que imponían normas, modas y gustos
estéticos” 262 .
En 1859, se suprimen comunidades indígenas y se rematan sus edificios. Para eso
se abren nuevas calles, destruyendo construcciones históricas y produciendo”una
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 95
Independencia a la Globalización
modificación muy importante de las trazas de la ciudad colonial, lo que indica que,
en esa época no todos los edificios coloniales eran considerados monumentos”. 263
En los años del porfiriato 264 , la extensión de la capital mexicana casi se
quintuplicó, mientras que la población creció apenas al doble. Es decir que el
crecimiento urbano no se explica únicamente por la demanda de vivienda de una
población en aumento. La ciudad empezó a crecer a iniciativa de los inversores
privados que compraban tierras rurales baratas, para fraccionarlas y convertirlas
en suelo urbano de mucho mayor valor. Se trata de un crecimiento que no sigue
normas de planificación, sino que está definido por los intereses del fraccionador.
Las casas en las nuevas colonias de los ricos cambiaron el perfil de la ciudad.
Como en el Río de la Plata, como en Santiago de Chile, como en La Habana, se
desarrolla un estilo ecléctico local, pero fuertemente influido por la arquitectura
francesa. Y en la Exposición Universal de París, realizada en 1867, Ecuador envía
obras de arte. Pero en vez de mandar obras originales de pintores ecuatorianos,
manda copias, eso sí, “con una fidelidad notable”, de “todas las obras maestras de
las escuelas italianas, españolas, francesas y flamencas” 265 .
Y en todas partes, la ciudad de los vivos tiene su contrapartida en la ciudad de los
muertos. “En cada ciudad (latinoamericana) el cementerio había de confirmar esta
realidad: las familias de la élite debían tener un mausoleo para el reposo de sus
muertos. Y los cementerios se van poblando también de riquezas; en medio de los
panteones, se levantan esculturas de ángeles, mujeres que lloran o rezan, leones,
cruces, anclas y columnas truncadas. El mármol y el granito se ponen al servicio de
una temática que tiene algo de religiosidad, bastante de romanticismo y mucho
más del deseo de afirmar ante la opinión el poderío familiar; de vez en cuando una
pirámide egipcia, un símbolo geométrico, muestran la rebeldía de un liberal o de
un masón; más allá vienen los nichos modestos y finalmente la fosa común de
quienes integraban la masa y cuyo anonimato se perpetúa en la muerte” 266 .
Con frecuencia los viajeros señalan cuestiones ambientales, como la sedimentación
que bloquea los puertos. Tal es el caso de Cartagena de Indias, donde, “a raíz del
arramblamiento de su puerto y del canal de navegación tendido hacia la
desembocadura del Magdalena, ha sido sobrepujada por su vecina
Barranquilla” 267 .
LAS CONDICIONES AMBIENTALES DEL HABITAT POPULAR
La vivienda popular urbana en la segunda mitad del siglo XIX se tipifica en tres
categorías. A los ya mencionados "cuartos redondos" 268 se debían sumar los
"ranchos" y los "conventillos". Un médico higienista chileno de fines del siglo
XIX 269 , definió a los primeros como habitaciones construidas con materiales
compuestos por masas húmedas y putrescibles; y a los segundos como una reunión
de cuartos redondos a lo largo de una calle que sirve de patio común 270 . Esta
última constituyó una modalidad optimizada de alojamiento, debido a que la
cocina y el lavado de la ropa no se realizaba en los dormitorios. El "rancho" era en
realidad una tipología de origen rural y constituyó una forma desmejorada de
alojamiento del mundo campesino, habiéndose derivado de las "rucas" indígenas,
que se levantaban con materiales precarios y techo de paja.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 96
Independencia a la Globalización
Las condiciones de vida de los sectores populares urbanos a fines del siglo XIX
tienen la impronta de las grandes epidemias. Por una parte, habitan aquellos sitios
que las clases altas abandonaron por insalubres por haber sido los más castigados
por las enfermedades. Pero, al mismo tiempo, se realizan esfuerzos reales por
mejorar las condiciones del habitat popular en previsión de nuevos desastres
sanitarios y ambientales.
El conventillo era la vivienda más representativa de los pobres a finales del siglo
XIX. Su descripción ocupó una importante cantidad de páginas en los diarios de
los viajeros, artículos de prensa, novelas y obras de teatro. Por ejemplo, el sainete
porteño está ambientado casi exclusivamente en conventillos habitados por
inmigrantes que hablan lenguas diferentes. Esta forma de habitar se asocia
fundamentalmente a una vivienda colectiva, y tuvo variados matices, así como
diversos orígenes. Por otra parte, los conventillos se formaron también por la
acción deliberada de los antiguos propietarios de casas ubicadas en la zona
céntrica de distintas ciudades, quienes las subdividieron y comenzaron a alquilar
las habitaciones en forma separada. Lo hicieron en Buenos Aires y en Santiago de
Chile. El proceso se originó en el abandono por parte de los grupos aristocráticos
de sus viejas viviendas, las que fueron reacondicionadas para alquilarlas.
Ante el habitat popular, predominan las actitudes de tipo paternalista, como la
siguiente, referida a Río de Janeiro: “En los barrios pobres hay tuberculosis y
alcoholismo. Los bajos instintos se desarrollan ahí. Luchar contra los barrios
pobres es tomar parte en la batalla para incrementar la moralidad y mejorar la
salud física de la raza. Este ambiente es usualmente ocupado por la clase obrera, la
clase que especialmente necesita más higiene moral y física. En este medio
ambiente repulsivo, el obrero constituye su familia y establece su hogar. Si su casa
está en estas condiciones, nada es más deseado que escapar para olvidar y
encontrar diversión en un bar, entregándose a los vicios, apostando y bebiendo. De
vuelta en su casa, el obrero encuentra un hogar repulsivo que frecuentemente lo
hace pensar que él está excluido de la sociedad. A partir de esto, la envidia y el odio
crecen en él contra los que cree responsables de su miseria. El medio ambiente
tiene desastrosas consecuencias para la infancia. Los niños viven mezclados sin
distinción de sexo y adoptan el peor comportamiento, el cual llevan a la escuela y a
sus lugares de trabajo. Se convierten en vagabundos, porque prefieren la calle
donde pueden tomar aire y pasar la mayor parte de su tiempo en lugar de sus
repulsivos cuartos. Las niñas en este medio ambiente pierden todas las nociones de
honor y dignidad. En resumen, los barrios pobres son la causa directa de la total
falta de organización de la clase obrera, ellos son un obstáculo absoluto para el
desarrollo moral y físico de la clase trabajadora. Estos lugares debiesen ser
demolidos” 271 .
La recomendación fue seguida al pie de la letra. En Río de Janeiro se combate la
fiebre amarilla mediante una estrategia de saneamiento que adoptó una actitud
casi militar. Las brigadas recorrieron todos los espacios de la ciudad limpiando
cualquier sitio sospechoso y echando petróleo en los criaderos de mosquitos. Con
argumentos higiénicos fueron demolidas compulsivamente miles de viviendas y
gran cantidad de pobres fueron expulsados hacia los cerros que rodean la ciudad.
Se declaró la obligatoriedad de la vacuna antivariólica y sus agentes entraban en
las viviendas con el apoyo de la policía para vacunar a los vecinos por la fuerza. La
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 97
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tensión generada fue tal que se produjo un levantamiento popular que costó
numerosos muertos y heridos.
En Cuba, las "ciudadelas" son definidas como una casa o edificio con muchos
cuartos que se alquilan a diferentes personas y familias pobres, con un patio
común para todos, así como con una única puerta de entrada; "en ellas vivía hacia
finales del siglo XIX gran parte de la población proletaria de la capital de ese país,
estando algunas habitadas por población de color y otras, sólo por personas
blancas". Los cortiços fueron, en las principales ciudades brasileñas de principios
del siglo XX, el alojamiento típico de la población pobre, de los inmigrantes de las
áreas rurales del interior del país y de aquellos que provenían de Europa 272 .
El habitat rural o de los pequeños asentamientos, está basado en la
autoconstrucción con materiales locales, a menudo con una buena adaptación
bioclimática, que procede de conocimientos transmitidos oralmente durante
generaciones. En México, “la vivienda rural usual es el jacal, cuyas paredes están
formadas por cañas de bambú unidas entre sí con las raíces adventicias muy
resistentes de las higueras. Los techos de hojas de palmera abanico entretejidas son
fuertes, limpios y absolutamente impermeables. Una armadura baja, horizontal,
confeccionada asimismo con cañas de bambú sirve de banco, cama, asiento,
cuando no es usada para tales fines la buena madre tierra. En las poblaciones más
importantes las casas se construyen con ladrillos de adobe. Pero la cocina y las
dependencias corresponden al mismo estilo que el jacal. En la parte anterior y
posterior de la casa nunca falta la galería sostenida por postes de madera” 273 .
La vivienda popular rural sufrió cambios vinculados con los cambios sociales, de
los cuales la progresiva desaparición de la esclavitud es el más importante. En el
Caribe, “el bohío se convierte en un elemento aislado, autónomo, símbolo del
campesino libre o de la ansiada libertad comprada por el esclavo africano. La
abolición de la esclavitud en el siglo XIX facilita la creación de comunidades
campesinas al margen de las plantaciones. Estructuradas con una distribución
arbitraria o desordenada; linealmente a lo largo de caminos y vías de
comunicación, ellas recuperan el concepto de vida comunitaria y establecen una
variación regional de la tipología de la vivienda vernácula” 274 .
En la región pampeana, la mansión del estanciero se construye con los mismos
criterios bioclimáticos que el rancho de sus peones, tal como lo describe el novelista
Ricardo Güiraldes: “La casa, de paredes anchas, guardiana de sombras frescas en
el verano y defensoras de vientos silbadores en invierno, era una construcción
rectangular cuyos corredores laterales se apoyaban en cuadrados pilastrones,
petisos de esfuerzo” 275 .
En la Patagonia el viento alcanza los 130 kilómetros por hora y su persistencia
impide el desarrollo en altura de los árboles, lo cual genera el denominado
crecimiento "en bandera". El uso de "paravientos" a modo de grandes cercos con
lienzos de tablas de madera permite la protección de jardines, huertas y entornos
de vivienda. De esta manera se genera un área reparada con microclima propio.
Debido a la magnitud que suelen alcanzar, su presencia se destaca en medio del
paisaje estepario y semeja un gran montaje escenográfico que impresiona al
visitante desprevenido. Se impuso en Malvinas como reparo de huertas familiares
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 98
Independencia a la Globalización
y es posible que desde allí se haya extendido a la zona austral patagónica. Algunos
constituyen verdaderas vallas de considerable altura —hasta cinco metros—,
construidos con tablas separadas entre sí para permitir el paso del aire y evitar el
volcamiento por efecto del viento. En los jardines de la casa principal en la estancia
José Menéndez, además de actuar como reguladores climáticos, refuerzan el eje
monumental del trazado. En la estancia María Behety rodean la vivienda principal
y presentan la particularidad de poseer ventanas para facilitar la visión y puertas y
permitir el paso de un sector cercado a otro 276 .
En cada región, el habitat popular construye su vivienda sin arquitectos, adaptada
al clima del lugar, del mismo modo que la vestimenta. “Cuando se llega a Tunja –
dice Germán Arciniegas- viniendo de Bogotá se han subido de 2.600 a 2.800
metros. Aumenta el frío. Y a las ruanas sucede el bayetón, popularísimo hasta hace
no muchos años. El bayetón es una ruana que cae hasta los tobillos, de paño doble,
azul por fuera rojo por dentro. Las casas viejas son calientes por dentro, como los
bayetones. Las paredes de tapia pisada –tierra apretada que endurece como
piedra- tienen un metro de espesor” 277 . Es decir, el mismo principio de la
arquitectura islámica que vimos en el primer tomo de esta obra y que utiliza
muros gruesos para retener el calor del sol y devolverlo en las noches frías.
LAS ENFERMEDADES TROPICALES
Como vimos en el capítulo anterior, las condiciones sanitarias y ambientales del
trópìco fueron la preocupación constante de higienistas y políticos del siglo XIX y
se extendieron hasta bien avanzado el XX. Como siempre, la ciencia se las arregla
para echarle la culpa a la víctima, especialmente cuando se trata de negros y de
pobres. En Colombia, una causa de las enfermedades endémicas de la zona del río
Magdalena es “el abuso de los placeres y las afecciones morales” 278 . Pero cuando se
trata de ocupar productivamente esas tierras, no alcanza cn esas explicaciones.
El punto central era cómo administrar tierras coloniales en zonas que fueran
insalubres para los europeos. Señala un autor de la época que "la raza blanca no
ha podido jamás establecerse y apropiarse del suelo en las zonas de clima tórrido".
En realidad, el “trópico” es tanto una construcción conceptual y mítica como una
característica geográfica. Sugestivamente, ocurre lo mismo en Argentina con la
noción de “desierto”, ya que allí no es una forma de referirse a la aridez sino a las
tierras en poder de los indígenas.
Ligado con esto están los niveles impresionantes de mortalidad provocados por las
condiciones ambientales en las grantes obras que intentan realizarse en las zonas
tropicales. Fernando de Lesseps intenta repetir en Panamá su éxito en la
construcción del Canal de Suez. Sus trabajadores enferman y mueren en número
tal que recuerdan al ejército francés diezmado por las epidemias al intentar
reconquistar Haití. Durante el período de la construcción francesa en Panamá, de
1879 a 1889, murieron unos 16.600 trabajadores, de una fuerza laboral promedio
por año de poco más de 10 mil hombres.
Con esa imagen en la cabeza, cuando la fiebre amarilla apareció en el pueblo de
Siboney en Cuba, amenazando a las tropas norteamericanas de ocupación, los
médicos militares recomendaron que se quemara el pueblo entero para poder
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la 99
Independencia a la Globalización
destruir los gérmenes de la enfermedad, lo cual se llevó a cabo, sin ningún
resultado útil 279 .
Algo semejante ocurre con la construcción de ferrocarriles. Se dice que la palabra
durmientes, americanismo referido a los travesaños de madera que soportan las
vías ferroviarias, expresa que debajo de cada uno de ellos está enterrado uno de los
trabajadores de la obra. Para construir el ferrocarril interoceánico de Panamá se
importaron trabajadores chinos, en condiciones semejantes a la esclavitud, ya que
el contratista los compraba a un secuestrador en Cantón y los vendía en Panamá.
Hacia 1850, traer un coolí que ganaba 4 pesos al mes tenía un costo de 100 a 150
pesos y podía ser vendido a 500 pesos. Lo que equivale a decir que el negocio era
rentable aunque hubiera una alta mortalidad de coolíes. “Los trabajadores en
cuestión vivieron a bordo de los “infiernos flotantes” en los cuales pasaban unos 60
días en las bodegas, con claraboyas trancadas con verjas de hierro, escaseaba el
agua; la comida era pésima y se sentía el olor a podrido nauseabundo e
insoportable” 280 . Hay registros de una mortalidad de la cuarta parte de los coolíes,
solamente en el viaje. Las condiciones de trabajo en el ferrocarril panameño eran
tan extremas que los contratos laborales incluían una ración diaria de opio.
Cuando “por razones morales”, la empresa dejó de suministrarles opio, los
trabajadores chinos se suicidaron en masa. Por lo menos 300 de ellos se quitaron la
vida. Los sobrevivientes fueron canjeados por negros jamaiquinos.
Es decir que en algunos países de la costa del Pacífico, la libertad de los esclavos
negros fue seguida de la esclavitud de trabajadores chinos, que llegaban
secuestrados o engañados por un contrato que no se cumplía nunca y ataba al
trabajador por el resto de su vida. Paradójicamente, varios de los países que
importaron negros y chinos encadenados se negaron después a recibirlos como
inmigrantes libres, con argumentos abiertamente racistas.
El caso del ferrocarril Madeira-Mamoré, pensado para extraer el caucho de la
región amazónica limítrofe entre Brasil y Bolivia, es, también, paradigmático. En
1872 llegaron los primeros ingenieros británicos al lugar. Los barcos se hundieron.
Los náufragos fueron atacados por los indios caripuña. Los sobrevivientes de los
naufragios, las fiebres y las flechas huyeron abandonado los equipos al óxido y la
podredumbre. Los asesores británicos dijeron que “la región es un caos de
putrefacción donde los hombres mueren como moscas”.
La empresa llevó engañados trabajadores italianos, alemanes e irlandeses.
También buscaron migrantes del nordeste brasileño, que huían de las sequías de su
región. Muchos murieron de fiebre amarilla, otros escaparon y se perdieron en la
selva sin que se volviera a saber de ellos. En 1881, “cuando el gobierno brasileño
clausuró el proyecto, más de 500 de los 1.400 trabajadores iniciales habían
muerto”. Las vías útiles tenían una longitud de unos pocos centenares de metros 281 .
Esto los lleva a estudiar las condiciones de posibilidad de emergencia y dispersión
de ciertos y determinados gérmenes (conocidos o aún desconocidos) causantes de
las enfermedades que se reiteran en los trópicos: malaria, fiebre amarilla, dengue,
enfermedad del sueño. En un libro de 1898, que inicia los estudios de medicina
tropical, se señala que: "Muchas enfermedades requieren del servicio de un tercer
animal para ser transmitidas de un individuo a otro. Si este animal pertenece a
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la100
Independencia a la Globalización
especies tropicales, entonces la enfermedad que requiere de él será necesariamente
una enfermedad tropical" 282 . Esto significa ir dejando de lado la teoría de los
miasmas y poner el acento en los microorganismos como causa de enfermedades.
De allí a buscar las condiciones ambientales propias de los vectores de
enfermedades y de sus enemigos naturales hay un solo paso.
Sugestivamente, el modelo para el estudio de las enfermedades tropicales es una
que no se encuentra solamente en los trópicos, la malaria y su insecto transmisor,
el mosquito anofeles. Sin embargo, los prejuicios del ambiente científico persisten:
en 1897 en el Instituto Pasteur se logra que una rata enferma de peste contagie a
una sana permitiendo que las pulgas de una piquen a la otra. Sin embargo, la
comunidad científica entera ridiculizó al “mago de las pulgas” y recién en 1914 se
retomó esa hipótesis. Recordemos que se trata de algo más que una anécdota
pintoresca: el retraso en el desarrollo del conocimiento equivale a pérdida de vidas
humanas.
La expansión norteamericana hacia el sur requirió de cambios en las condiciones
de salubridad de las zonas en las que fueron a actuar. En esto jugaron un rol
significativo los enclaves bananeros de la United Fruit y las explotaciones
petroleras de la Standard Oil. Uno de los primeros logros significativos fue
obtenido por los norteamericanos en el control de los mosquitos que sirven como
vectores de la malaria y la fiebre amarilla. Esta campaña terminó con la fiebre
amarilla, redujo la malaria en la zona del Canal de Panamá y sirvió de modelo a
otras actividades de control de enfermedades tropicales. Allí se actuó sobre el
impacto ambiental provocado por la obra, ya que, “el control de zancudos
generalmente incluía atacar criaderos creados por los cambios ambientales y
sociales creados por la construcción del Canal” 283 .
“Cada vez que una pala de vapor hacía un hueco profundo, casi inmediatamente se
llenaba de agua, y el Anopheles [mosquito de la malaria] buscaba de inmediato
tales depresiones como un criadero” 284 . En 1912, por ejemplo, dragas de succión
utilizadas para profundizar la zanja del canal en Gatún bombearon enormes
cantidades de agua salada y limo hacia la jungla, matando los árboles y la
vegetación. La masa resultante de materia muerta generó un pantano que atrajo a
nubes de mosquitos Anopheles. Como resultado, la tasa de mortalidad por malaria
en 1906 fue más elevada que la que padecieron los trabajadores del canal francés
de 1888-1903. La respuesta fue simplemente la eliminación de la selva en toda la
zona de influencia del canal, y en una distancia pensada en función de los hábitos
de movimiento de estos mosquitos. Enormes superficies fueron taladas o
quemadas, lo que facilitó encontrar y tapar o envenenar todos los pequeños
reservorios de agua en los que podían reproducirse los mosquitos. Se cambió el
hábito de los trabajadores franceses, que ponían las patas de las camas en latas con
agua para evitar que subieran las hormigas, ya que los mosquitos ponían sus
huevos allí.
Fue la primera vez que se utilizaron tóxicos en gran escala contra los insectos. Para
evitar que la proliferación de los vectores de las enfermedades de la zona afectara
la actividad comercial del Canal, se adoptó la práctica de retirar a todos los
ocupantes de los barcos y fumigarlos con derivados del gas cianógeno, el mismo
que se había empleado en la Primera Guerra Mundial.
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Independencia a la Globalización
Pero el que hubiera una menor mortandad de trabajadores blancos no significa
que el número de víctimas de los efectos ambientales de la obra se redujera
sustancialmente. La Comisión del Canal registró 4.513 muertes por enfermedad de
sus trabajadores entre 1906 y 1914; el 85% de ellos eran de color, y morían a un
promedio de casi tres veces más que los blancos, principalmente de pulmonía y
tuberculosis.
En esta etapa se va dejando de lado el antiguo modelo higienista, predominante en
Latinoamérica desde los tiempos del régimen colonial español y portugués, para el
cual la salud era, antes que nada, un problema privado de los individuos. Se lo
reemplaza por el concepto norteamericano de “salud pública”, desarrollado por
las nuevas escuelas en este campo, creadas desde 1914 con el apoyo de la
Fundación Rockefeller. “Este concepto, construido con el fin de resolver
necesidades sociales y políticas muy concretas, permite consolidar la idea de
campaña erradicatoria” y actuó especialmente sobre los vectores transmisores de la
fiebre amarilla y la malaria, enfermedades que dificultaban las actividades
económicas mencionadas 285 .
LAS GRANDES EPIDEMIAS Y EL SANEAMIENTO URBANO.
Como vimos en el capítulo anterior, el siglo XIX está cargado de epidemias y, a
pesar de múltiples prejuicios reinantes, se realiza una intensa tarea de limpieza. Lo
primero es tratar de desterrar hábitos insalubres, como lo es el realizar las
necesidades fisiológicas en los espacios públicos. El empleo de los baldíos como
letrinas era frecuente y estaba asociado a las costumbres de los habitantes rurales,
que las mantenían cuando iban a las ciudades. Tal hecho hizo que en 1855 la Junta
de Higiene de Montevideo propusiera: “para que en las calles no haya cercos de
orines y de inmundicias se prohibirá hacer necesidades en ellas, y para conseguirlo
se fijarán avisos en aquellos parajes donde se haya hecho costumbre orinar y se
encargarán celadores para la vigilancia” 286 .
El crecimiento urbano de esta etapa viene (por primera vez desde la caída del
Imperio Romano) asociado a la realización de grandes obras de saneamiento. Con
mucha frecuencia, el disparador para realizar obras postergadas es la ocurrencia
de una epidemia, como se ve en el siguiente esquema sobre algunas ciudades
seleccionadas 287 :
1832 – París:
Epidemias de cólera
1833 – París:
Construcción del primer colector
1854 – Londres:
Grandes epidemias de cólera, 10.675 muertes
1855 – Londres:
Creación de la Junta Metropolitana de Obras
Públicas, para construir los sistemas de alcantarillado
1873 – Memphis:
Epidemias de cólera
1879 – Memphis:
Desarrollo del Plan de Alcantarillado
1892 – Hamburgo:
Epidemias de cólera
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la102
Independencia a la Globalización
1893 – Hamburgo:
Extensión del sistema de alcantarillado
1892 – Santos, São Paulo:
Varias epidemias
1892 – Santos, São Paulo:
Diseño del sistema de alcantarillado.
En Buenos Aires, el principal desencadenante fue la epidemia de fiebre amarilla de
1871, cuyos niveles de mortalidad fueron tan elevados que obligaron a evacuar
gran parte de la ciudad, en medio de escenas de pánico que recuerdan las pestes de
la Edad Media.
Aceptada la necesidad de un sistema de saneamiento, se comienzan a discutir las
alternativas técnicas. Las posibilidades son las siguientes:
• El más viejo, desarrollado desde 1833 en París, es el sistema combinado ("Touta l’égout"). Es decir, que unifica en los mismos conductos los líquidos cloacales con
las aguas pluviales. Se trata de la red de galerías subterráneas a través de las
cuales Jean Valjean llevó a Marius en la novela “Los Miserables”, de Víctor Hugo.
• El sistema parcialmente separado, en el que alguna agua pluvial de las
viviendas, patios y techos, se descarga en el sistema de alcantarillado sanitario.
Este sistema que fue adoptado en las ciudades británicas; se propuso para Río de
Janeiro, en 1857.
• El sistema separado, en el que se separan por completo el agua pluvial y el
líquido cloacal. Este sistema fue creado en los Estados Unidos, en 1879, para la
ciudad de Memphis, Tennessee.
Si se piensa en una inversión barata (y por ende, rápida), es claro que mezclar los
líquidos cloacales con los pluviales significa hacer una sola red y, por consiguiente,
gastar menos dinero. Pero si, en cambio, se va a intentar una depuración de las
aguas negras antes de su volcado a los cursos de agua, lo mejor es reducir su
volumen y, por consiguiente, separar ambos conductos. “El sistema separado se ha
adoptado desde el final del siglo XIX y continúa aplicándose en todos los países” 288 ,
dice, en un exceso de optimismo, un trabajo de la Organización Mundial de la
Salud, refiriéndose a la actualidad. Sin embargo, las descargas de cloacas en los
pluviales son frecuentes en este momento en numerosas ciudades del Tercer
Mundo. Por más que los sistemas sean en teoría separados, la gestión de los
mismos termina uniéndolos, con lo cual se suelen enviar contaminantes a los cursos
de agua de los cuales se obtiene el agua para abastecimiento público.
LA GUERRA TRAJO EL CÓLERA
Uno de los desencadenantes de la principal epidemia de cólera fue la Guerra del
Paraguay y las desastrosas condiciones sanitarias en que se desarolló. Durante la
contienda, el período de recolección de heridos y su traslado fuera del campo de
batalla era muy prolongado y los soldados no eran despojados de sus uniformes
contaminados en ninguna fase del traslado por lo que las infecciones por gangrena
y tétanos eran muy frecuentes y fueron la principal causa de mortalidad por
heridas de guerra. Las heridas se vendaban con tiras del propio uniforme
embarrado. Los campamentos amontonaron a miles de hombres en condiciones
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la103
Independencia a la Globalización
extremadamente precarias, afectados por fiebres palúdicas y forzados a consumir
agua contaminada. Por falta de médicos, el ejército argentino envió estudiantes de
medicina y el paraguayo entrenó campesinos analfabetos para realizar
amputaciones.
“Los brasileños tienen hospitales flotantes y los cadáveres son arrojados al río –
dice un testigo de la época-. Las inundaciones de Itapirú y Yatay Curuzú han
barrido para el río los cadáveres insepultos, los animales muertos y los
desperdicios de los animales que se matan para alimentar a las tropas. Los
paraguayos también arrojan cadáveres al río. (Se calculan) los cadáveres de la
guerra en 30.000, más de 10.000 caballos, algunos cientos de miles de animales
resultantes del carneo. La atmósfera saturada del verano es traída a nuestras
ciudades por los vientos del norte que han reinado” 289 .
Como resultado de esta situación, los soldados morían de tétanos porque no sabían
qué era. Además de las infecciones de los esteros, las altas fiebres, el cólera, la
viruela. “Hay registros durante el gobierno de Evaristo López, años 1866 y 1867 de
epidemia de cólera, y el registro más claro ha sido el pueblo de San Luis del
Palmar que quedó casi diezmado. Había gente que no quería entrar al pueblo; la
gente moría tirada ya que nadie quería asistirla, era un pueblo maldito” 290 .
Parte de las medidas de higiene consisten en prohibir el consumo de bebidas
alcohólicas y frutas frescas, además de fuertes ejercicios físicos para distraer a los
soldados sanos de su penosa situación. La única defensa contra el cólera fue el
consumo de mate, ya que los soldados saciaban la sed con agua que previamente
calentaban, lo que contribuía a matar los microorganismos. Sugestivamente, el
reemplazo del agua dudosa por infusiones no siempre figuró entre las
recomendaciones oficiales ante una epidemia.
En cuanto a la mirada de la ciencia, uno de los médicos militares destacados en el
frente le echa la culpa a la electricidad del ambiente y no a las condiciones
ambientales de vida en los campamentos: “Yo creo que la presión atmosférica, el
calor, la humedad y la electricidad cuya acción es tan poderosa en las afinidades
químicas y que aquí son llevadas a un grado muy alto, determinan, muy
probablemente los principios constituyentes del aire y en las emanaciones extrañas
de que se carga la atmósfera, modificaciones, combinaciones y descomposiciones
que deben ejercer una gran influencia tanto sobre el hombre fisiológico como
patológico” 291 . No será la primera ni la última vez que aparecen científicos que
utilizan un lenguaje complicado para justificar situaciones éticamente
inaceptables.
EL CÓLERA EN EL AMBIENTE URBANO
Al igual que en el texto militar que acabamos de citar, existe un doble discurso en
la gestión urbana de esta época. Por una parte, quienes administran las ciudades
saben perfectamente las causas de la enfermedad y su relación con la pobreza y el
agua contaminada. Por otra parte, un principio de orden consiste en evitar el
pánico, para lo cual el ocultamiento o la distorsión de la información son las
herramientas habituales de los gobiernos.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la104
Independencia a la Globalización
Lo primero, como suele suceder, es echarle la culpa a otro. Si el otro es de otra
cultura y de otra religión, mejor aún. Sorprende encontrar que el Islam es culpable
del cólera. “Tres son los grandes agentes de esta diseminación por el hombre: la
guerra, el comercio y la religión; el último, por medio de las peregrinaciones que
verifican periódicamente de la Arabia a1 Ganges innumerables caravanas de
mahometanos, es el que con más frecuencia acerca el cólera a Europa; los dos
primeros son los que se encargan enseguida de distribuirlo a todo el mundo” 292 . Lo
sugestivo es que estas peregrinaciones (en realidad, del Ganges hacia la Meca y no
al revés) venían realizándose durante siglos, sin efectos sanitarios perceptibles
sobre los países occidentales. Por un razonamiento análogo, el autor podría haber
considerado como difusoras del cólera a las peregrinaciones católicas a Roma o a
Santiago de Compostela, las que, sin embargo, no tiene en cuenta.
La edición española del “Diccionario de Higiene” de Tardieu, puede servir para
mostrar el grado de confusión y desacuerdo entre los higienistas en torno al cólera.
Uno de los temas más debatidos es, una vez más, y por los mismos motivos que
siempre, el de su contagiosidad. Sobre este tema, la opinión de Tardieu es tajante:
“(La cuestión del contagio del cólera) ... a nuestro parecer nunca debió suscitarse;
está desde hace mucho tiempo resuelta por los datos comunes a todas las grandes
epidemias, y por la experiencia demasiado justificada de la inutilidad de las
medidas anticontagionistas que se han querido oponerle. El cólera es algunas veces
importable por la movilidad de los focos epidémicos, pero jamás comunicable por
contacto" (1883). En el mismo libro, cien páginas más adelante en una de las
muchas adiciones introducidas por el traductor español, se expone una opinión no
menos rotunda, pero de sentido contrario: "El cólera es contagioso, entendiendo
por contagio la transmisión de una enfermedad del hombre enfermo al sano,
verificada por medio de un producto emanado del enfermo" (1883)293 . Ya vimos en
el capítulo anterior las implicancias sociales de cada una de las posturas teóricas al
respecto.
El cólera había aparecido el 1 de octubre de 1886 en el barrio de la Boca en Buenos
Aires. Es decir, en el barrio más pobre de esa ciudad, donde residían los
inmigrantes italianos recién llegados. Rápidamente se difundió en la capital y de
ahí se propagó a Rosario, Córdoba y Santa Fe. Se trataba de un barrio inundable,
por lo cual las agus dispersaban los resiuduos de las letrinas. En Mendoza los
primeros casos aparecieron el 7 de noviembre y el pánico se apoderó de la
población. Sus habitantes huyeron en todas direcciones, llegando algunos a Chile y
el 25 de diciembre se inició la epidemia en ese país. Veamos algunas
recomendaciones a la población hechas por la Municipalidad de Buenos Aires en
1886 294 , y sus implicancias en materia de mensaje comunicacional.
• Usted no está en peligro, haga su vida normal y no interrumpa la generación de
ganancias: “Aún en las grandes epidemias las personas atacadas no alcanzan
generalmente el número exagerado que supone la imaginación asustadiza del
pueblo, y aún entre los atacados el número de curados es bastante considerable.
Los timoratos resisten generalmente menos, por consiguiente es indispensable
proporcionar al espíritu la más completa calma, y sin violar los preceptos de la
higiene, procurar distracciones tratando de distraer todo pensamiento triste;
buscar por medio de las buenas lecturas y del trabajo regular, sustraerse a las
influencias perjudiciales del miedo”.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la105
Independencia a la Globalización
• Cuanto menos usted sepa, mejor: “Debe proscribirse en absoluto la lectura de
libros de medicina y sobre todo de esos manuales populares, recetas e indicaciones
que sin control ni sanción propalan los periódicos”. Ahora veremos por qué es
bueno que el común de la población no se entere de que el cólera se propaga a
través del agua contaminada.
• Como siempre, el sexo es lo peor que hay: “El que guarda un buen régimen de
higiene y procura combatir los primeros síntomas, tiene grandes probabilidades de
librarse del cólera grave; el que, por el contrario, desprecia los consejos de la
ciencia, vive en el desorden, abusa de la bebida y de los placeres que debilitan,
respira atmósferas insalubres y descuida los primeros síntomas del mal, está muy
expuesto a contraer el cólera confirmado. Se evitarán las fatigas exageradas, los
excesos del trabajo y de placeres, las vigilias prolongadas, los baños de larga
duración; en una palabra, todos las causas de extenuación”. Por la misma época,
en Nápoles los médicos combatían el cólera con baños calientes, suponemos que
con los mismos resultados 295 .
• Otras precauciones inútiles: El Municipio considera “particularmente
peligroso” beber agua fría o bebidas alcohólicas, cambiarse frecuentemente la ropa
y cosas semejantes 296 .
• Finalmente, algo útil: “El agua de pozo debe prohibirse de una manera
absoluta”. Recomienda tomar agua envasada, usar filtros, hervir el agua y agrega
“hagan examinar escrupulosamente los caños de las aguas corrientes y los aljibes,
para cerciorarse si hay o no filtraciones producidas por las letrinas inmediatas.
Los depósitos de agua, así como las azoteas de las casas donde se usa el agua de
aljibe, deben ser objeto de una limpieza esmerada y constante”.
En otras palabras, que tenemos dos mensajes confundidos y superpuestos,
enviados a destinatarios diferentes. Para aquellos que, por su posición social,
pueden tomar las precauciones adecuadas con el agua para consumo, se les indica
cómo hacerlo. A los demás, es decir a los pobres, se les recomienda evitar el sexo, el
alcohol, el agua fría y los libros de medicina.
La imprevisión juega un rol importante. Poco antes de llegar la epidemia a Chile,
los científicos aseguran la imposibilidad de su ocurrencia: “el cólera no es probable
que se presente en Chile, atravesando mares inmensos, ni que aparezca en el
interior antes de haber visitado los puertos. Si este azote ha de recorrer la tierra,
será Chile, según el orden natural, uno de los últimos países que lo sufran. Nuestro
comercio es limitado; nuestra población escasa y esparcida; y si aparece en un
punto, hay aquí más facilidad para aislar el mal y atajar sus progresos que en la
mayor parte de las otras naciones del globo” 297 . En consecuencia, se perdió la
oportunidad de organizar medidas de prevención que hubieran encontrado la
sociedad mejor preparada ante el evento.
El modelo de desviar la atención en Buenos Aires parece hacer sido exitoso, por lo
cual se lo copia desde Santiago de Chile. En 1887 se crea un comité para combatir
esta enfermedad, que incluye al intendente de Santiago y al arzobispo de esa
ciudad. De nueve miembros sólo uno de ellos es médico. El presidente de la Junta
de Beneficencia de Santiago, decía al ministro del Interior: “a fines de diciembre y
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la106
Independencia a la Globalización
a principio de enero comenzó a notarse que el uso inmoderado de la fruta y de las
legumbres, con especialidad el de la sandía, el del tomate y el del maíz, era en la
generalidad de los casos, la causa determinante de la enfermedad, causa que fue,
todavía más pronunciada, en los meses siguientes de febrero y marzo” 298 .
Efectivamente, la epidemia recrudeció en las épocas de cosecha de tomates y
sandías, las que casualmente, coincidieron con la de mayor actividad bacteriana
por el calor.
Afortunadamente (al menos en el diagnóstico ya que no en las soluciones), no se
trata sólo de evitar el sexo y las sandías, y existen opiniones alternativas, que
colocan el problema del cólera en lo social: “Mientras que las clases acomodadas
que ocupan habitaciones higiénicas quedan generalmente indemnes durante las
epidemias, el proletariado en sus viviendas reducidas, húmedas, oscuras y sucias
paga un enorme contingente a la mortalidad. Se ha reconocido que en una misma
ciudad los barrios más bajos y declives son invadidos de preferencia por la
enfermedad, hecho que se explica por razón de que todas las inmundicias de los
barrios altos fluyen hacia las partes bajas de la ciudad” 299 .
Luis Alberto Romero describe la manera en que esas inmundicias llegaban al bajo:
“Las acequias (de Santiago de Chile) se convirtieron en un problema dramático a
medida que la población creció y se hacinó. Se arrojaba en ellas cualquier cosa, a
falta de lugar mejor para hacerlo; las calles se taponaban e inundaban. Por otra
parte, y también a falta de solución mejor, el agua era usada para riego, hasta para
beber. Hasta 1860 era usual limpiar las acequias del centro y arrojar el cieno y las
“inmundicias” en los barrios populares. Luego, con el progreso, se canalizaron las
acequias del centro. El agua corrió por ellas rápidamente... para derramarse más y
más rápido allí donde el canalizado terminaba. El centro se limpiaba y los
suburbios se anegaban. En éste, como en el otro caso, el problema objetivo y la
solución técnica no ocultan las desigualdades y conflictos de la sociedad” 300 .
En cambio, en Ciudad de México, el gremio médico consideraba que era
absolutamente indispensable que los habitantes, y en particular las mujeres de la
capital, contaran con una cultura de la higiene. No sólo era fundamental sanear y
ordenar a la ciudad de México mediante obras de infraestructura sanitaria, sino
que era igualmente importante que los habitantes transformaran sus costumbres
de acuerdo con lo establecido por la higiene pública y privada 301 .
El miedo a nuevas epidemias impulsó en muchos sitios la expansión de los
servicios públicos de agua y saneamiento, los que cumplieron la proeza de
abastecer en tiempo record a grandes cantidades de habitantes, disminuyendo
sensiblemente los índices de morbilidad y mortalidad de cada uno de los barrios
que recibieron los servicios. Ese proceso de expansión se detuvo cuando la calidad
del agua de los sectores populares dejó de ser una proridad política para las
autoridades de turno.
LA SEGREGACIÓN DE LOS POBRES
La simultaneidad de las grandes epidemias muestra que la unificación del mundo
no es sólo económica. En distintas ciudades se trata de responder a esta situación
separando a los pobres de los ricos y armando una especie de cordón sanitario que
limite la enfermedad a los sectores más carenciados.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la107
Independencia a la Globalización
“Hacia 1876 Lima ha crecido demográficamente; su población alcanza los 100 mil
habitantes y la densidad poblacional aunada a la falta de inversiones importantes
en materia de higiene engendraron problemas importantes en materia de
salubridad. Así, en 1868 y en 1903 se desencadenaron epidemias de fiebre amarilla
y de peste bubónica, que causaron serios estragos entre los habitantes más pobres
de la urbe. La política urbana desarrollada a favor de la oligarquía limeña,
permitió entonces la acentuación de segregaciones residenciales a partir de la cual
las poblaciones de menores recursos fueron excluidas del florecimiento urbano de
la ciudad. Por otra parte, los subcentros de Lima, como fueron Magdalena,
Chorrillos, Miraflores y Barranco comenzaron a densificarse, abriendo el camino
a la urbanización de los fundos que circundaban dichos poblados” 302 .
La literatura describe los cambios sufridos por esos barrios: “Con el tiempo,
nuestro barrio se fue transformando. Bastó que pusieran luz eléctrica, que el
servicio de agua potable se regularizara, para que las casas comenzaran a brotar
de la tierra, como yerbas de estación. Por todo sitio se veían obreros cavando fosas
para los cimientos, levantando muros, armando los encofrados. Los corralones
fueron demolidos, los terrenos de desmonte arrasados. La gente del pueblo huía
hacia los extramuros portando tablones y adobes para armar por otro lugar sus
conventillos. Las grandes acequias fueron canalizadas y ya no pudimos hacer
correr sobre su corriente nuestros barcos de papel” 303 .
El éxodo oligárquico del centro no fue una fuga necesariamente motivada por el sol
y el aire fresco del suburbio, sino que constituyó, al mismo tiempo, un buen
negocio que le permitiría vivir luego de rentas acumuladas. Por otro lado, su
desplazamiento seguro hacia el centro había sido garantizado con la apertura de
las Avenidas Central y del Interior, las que, cual versiones limeñas de la Regent
Street londinense o la Avenue de L’Opera parisina, debían conducir a los oligarcas
limeños desde sus casas al centro mismo, sin necesidad de tropezarse con la
inmundicia dejada por los "callejones", el "populacho" y las "casas de vecindad".
“La Lima dejada por la "República Aristocrática" es una ciudad que no había
resuelto en absoluto los problemas que ya a mediados del siglo XIX se observaban:
déficit de viviendas y servicios, cuadros extremos de hacinamiento e insalubridad,
entre otros. Por el contrario, estos problemas se habían agudizado aún más
durante la gestión oligárquica de la ciudad. En 1903, el 77 por ciento de los
habitantes de Lima vivían "mal alojados" y el 10 por ciento vivía en condiciones de
"suficientemente alojados", mientras que sólo el 13 por ciento vivía con holgura en
el espacio habitable. La Lima de los grandes abismos sociales estaba ya revelada en
estas cifras: o vivían bien (unos pocos) o vivían muy mal (la gran mayoría). El
espacio para formas intermedias era apenas reducido” 304 .
EL USO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS Y LA CONTAMINACIÓN DEL
AGUA
Las industrias de esta etapa están vinculadas con la transformación de materias
primas y de productos agropecuarios. Es la etapa de introducción de la máquina
de vapor, pero subsiste otro tipo de energías. Por ejemplo, la maquinaria de las
haciendas de café del Brasil se mueve con energía hidráulica 305 . Lo mismo ocurre
con molinos harineros en muchos sitios de América Latina. En muchas partes
aparecen reclamos por fenómenos de contaminación vinculados con ellas. Por
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la108
Independencia a la Globalización
ejemplo, en Costa Rica, se sorprenden de que el desarrollo de la economía y las
ciencias vinculadas con el higienismo no sean capaces de prevenir la
contaminación.
“Al establecerse relaciones mercantiles con Inglaterra, las exportaciones
alcanzaron cifras elevadas, lo que obligó a perfeccionar el beneficiado del grano
mediante la introducción de sofisticadas maquinarias y la construcción de
instalaciones llamadas beneficios, que tenían a su cargo el procesado final de la
industria. A partir de entonces, el agua se convierte en un elemento indispensable
para el lavado y procesado del café. Sin embargo esta actividad ocasionó gran
contaminación por medio de lixiviados y los desechos sólidos llamados
comúnmente broza, que eran lanzados a los ríos sin ningún tratamiento”.
“A pesar del aumento de riqueza, de la mayor facilidad de comunicación con el
extranjero y en el interior; a pesar de las mayores comodidades y del lujo
consiguiente; a despecho del progreso de la ciencia médica y del mayor número de
médicos, poco se ha hecho en el sentido de mejorar las condiciones de salubridad
pública y casi nada por reformar las costumbres antihigiénicas en la vida privada.
La industria cafetalera y otras de menor importancia han venido a aumentar los
focos de infección del agua y del aire (...) Las cañerías que debieran significar un
progreso, no han hecho por su pésima ejecución, otra cosa que conducir a las
ciudades sustancias descompuestas de los campos... En tales condiciones es natural
que el número de enfermos y aún el número de enfermedades principalmente las
infecciosas hayan aumentado” 306 . Este discurso (de sorprenderse de que haya
contaminación en un contexto de progreso económico) es característico de esta
etapa histórica y se contrapondrá, unas décadas más tarde, al argumento que
procura defender a la contaminación como el precio del progreso.
El aumento de la población y de las actividades crea situaciones de usos
incompatibles. En Buenos Aires, la mala impermeabilización de los aljibes 307
provocó la contaminación del agua para consumo con la proveniente de los pozos
negros.
En Costa Rica, las denuncias de contaminación de las acequias de las que se
extraía el agua de bebida llevaron a proyectar su reemplazo por acueductos
subterráneos con cañerías de hierro. Este proceso es lento. En 1828, la
Municipalidad de San José de Costa Rica dice que “lo que corre por la acequia de
esta ciudad es inmundo e insalubre” 308 . Sin embargo, recién en 1869 se inauguran
los nuevos tanques y cañerías.
Sobre su efectividad, un testimonio de 1882 señala “los defectos de una cañería que
se provee de una acequia abierta que corre al lado de un camino público con
numerosas viviendas y muchos potreros llenos de animales de toda especie”. (Se
percibe) “frecuentemente un olor fétido que quita la voluntad de usar el agua para
el baño por no soportarse al olfato. Esa fetidez del agua filtrada proviene de la
disolución de cadáveres en la misma acequia y analizando el líquido que se nos da
como potable se sacan consecuencias desconsoladoras” 309 .
En Pelotas (Brasil) en un informe de 1916, el Ingeniero Jefe solicitó un castigo
severo para los que contaminaban las aguas del arroyo Santa Bárbara, entre los
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la109
Independencia a la Globalización
cuales encontramos trece fábricas (seis curtidores), el matadero público y "decenas
de casas y conventillos", “lo que confirma que mientras la ideología oficial
defendía los preceptos higiénicos, los intereses económicos de una parcela de la
élite de la ciudad se sobreponían al discurso científico” 310 .
Fue una reacción de los técnicos en contra "del miserable estado sanitario del
Arroyo Santa Bárbara", considerado como una "verdadera cloaca sucia de toda la
suerte de despojos de casas particulares y de fábricas". La legislación higiénica no
estaba siendo cumplida en la ciudad. La Directoria de Higiene alertaba que "tal
situación si es mantenida se convierte cada vez más en una severa amenaza a la
salubridad pública", pues el arroyo ya estaba perdiendo "el volumen de aguas que
incrementaba su descarga y aumentaba su velocidad".
Los recipientes suministrados por la Sección de Aseo del ayuntamiento no eran
utilizados por la población que establecía sus letrinas directamente en los
márgenes del arroyo. El informe del Servicio de Higiene reaccionó con severidad a
tal hecho afirmando que: “Las aguas contaminadas y pútridas del Santa Bárbara
llevarán residuos en descomposición y las substancias fétidas se quedarán
depositadas en el cauce del arroyo y expelerán malos olores que infectarán el
ambiente, expulsando miasmas y contribuyendo a establecer un estado higiénico
intolerable en sus cercanías”.
LOS TRENES SE COMEN A LOS BOSQUES
El ferrocarril es el gran consumidor de madera de esta etapa. Se abren claros en
los bosques para el trazado de rieles, las chispas que salen de las locomotoras
provocan incendios, las vías están apoyadas sobre durmientes de madera y, en
muchos casos, el combustible utilizado es la leña. En algunos casos, por ejemplo, en
la provincia de San Luis, Argentina, se puede seguir el ritmo de la deforestación, a
medida que las licitaciones de los ferrocarriles para compra de leña quedan
desiertas en determinadas localidades por falta de madera 311 .
En Argentina, los bosques de quebracho de Santiago del Estero quedaron debajo
de los rieles ferroviarios. Esa provincia tenía a comienzos del siglo veinte
10.792.000 hectáreas de bosques. En la actualidad se calcula que solamente quedan
unas setecientas mil hectáreas. Y en el año 1941 se calculaba que más de ciento
cincuenta millones de quebrachos colorados fueron destruidos. Esta drástica
disminución que redujo la masa boscosa a tan solo el 3 por ciento de su cobertura
original, se debió principalmente al trazado ferroviario. El quebracho (principal
recurso forestal de Santiago del Estero) fue abatido por las hachas para ser
transformado en durmientes, con los que se construyeron 1600 kilómetros de vías
férreas, se alambró la pampa, se alimentó las locomotoras de todo un país, y
posteriormente el funcionamiento de millares de calderas durante las dos guerras
mundiales. Sin su especie dominante, esos bosques se transformaron en un
inmenso chaparral bajo y arbustivo. Agotados los montes, la ganadería extensiva
no controlada fue una alternativa económica para los empobrecidos pobladores
locales, a un costo futuro muy alto dado que por el ramoneo de los animales en los
renovales, la recuperación natural de las especies dominantes del bosque fue casi
imposible, incrementando de esta manera la degradación ambiental 312 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la110
Independencia a la Globalización
En muchos sitios, como en las costas del Magdalena, Colombia, la deforestación
provoca además, daños paisajísticos, como los que afectan la zona de los saltos del
Tequendama: “En otros tiempos, esta vista debe haber sido un panorama
estupendo: la imponente cascada bordeada a ambos lados por grandiosos bosques,
pues la vegetación seca del altiplano cede lugar a la exuberante selva tropical al
sobrepasar las alturas de los bordes. Lamentablemente, una parte del bosque fue
sacrificada sin necesidad para la construcción del ferrocarril y el paisaje ha
perdido la mayor parte de su encanto por la falta de simetría y la fea vista de los
muñones de los árboles talados” 313 .
EL AVANCE SOBRE LAS TIERRAS DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS
La búsqueda y valorización de recursos naturales se hace a menudo sobre tierras
pertenecientes a distintos pueblos indígenas. El caucho es uno de esos recursos y la
explotación de las selvas caucheras requiere ocupar territorios que antes habían
estado fuera del interés de los Estados latinoamericanos. La ocupación y puesta en
valor de esas fronteras se realiza con mano de obra indígena y en condiciones
extremadamente brutales.
En el caso del Perú, la región de la selva central pasó de ser una "tierra ignota" en
las primeras etapas republicanas, a objeto de atención por parte de grupos
dirigentes peruanos que proyectaron sus intereses al compás de la explotación del
guano y el caucho. Los crímenes cometidos por los caucheros sobre los indígenas
esclavizados fueron divulgados por la prensa mundial. Así, el "escándalo del
Putumayo" muestra el conflicto suscitado entre Perú y Colombia por un territorio
en que se explotaban el caucho y los indígenas, y que fue resuelto mediante el
arbitraje del Papa Pío IX. El conflicto, que llegó a gran parte de los medios de
comunicación del mundo en los tiempos de la hegemonía cauchera, enfrentó a los
franciscanos, a la Santa Sede, a la Peruvian Amazon Rubber Co. -con sede social
en Londres-, así como al gobierno de Perú y Gran Bretaña 314 . Las denuncias
mostraron un reinado del terror con crímenes y mutilaciones de miles de personas,
realizados por un ejército de pistoleros a sueldo de los caucheros.
La Ley peruana de Colonización e Inmigración de 1893 estuvo destinada a poblar
la selva otorgando una serie de facilidades y privilegios a los colonos, especialmente
a los extranjeros. A este hecho, se agrega que, a partir de la segunda mitad del
siglo XIX se producen dos fenómenos de orden económico en la Amazonía,
vinculados al desarrollo industrial de los países europeos. Por un lado, se consolida
el sistema de hacienda y por el otro, se amplia la frontera interna a través de la
demanda del caucho. La explotación del caucho diezmó cerca de 40.000 indígenas
en la zona del Putumayo, llevó a la desintegración de la territorialidad de los
pueblos indígenas, consolidó un modelo de explotación de recursos extractivista,
contribuyó al proceso de desarrollo urbano y al establecimiento de un nuevo
sistema de trabajo, la “habilitación”. El sistema de hacienda fue un mecanismo
utilizado por el Estado nacional, con el objeto de apropiarse de los territorios de
los pueblos indígenas y su fuerza laboral.
Esta política se consolida en 1909, al incorporar automáticamente al dominio del
Estado los territorios tradicionalmente ocupados por los pueblos indígenas por no
haber sido legítimamente adquiridos conforme al Código Civil o las leyes
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la111
Independencia a la Globalización
posteriores. Como vimos anteriormente, se eliminan las formas ancestrales de
propiedad comunitaria. Se otorgaron “grandes extensiones de tierras a
empresarios que, asumiendo en gran medida el papel del Estado, incorporasen la
región amazónica a la economía nacional” 315 . El fenómeno no es exclusivamente
peruano: en la mayor parte de América Latina, el proceso de formación de los
Estados nacionales se realiza en las capitales y sus respectivas áreas de influencia.
En las zonas remotas, los grandes terratenientes o las empresas internacionales
vinculadas a la explotación de los recursos naturales cumplen las funciones del
Estado.
En algunos países de la región se establecen normas de regulación para esos
recursos. En Paraguay se establece el monopolio estatal de la yerba mate y de las
maderas para la construcción, argumentando que “los yerbales son producciones
espontáneas de la Naturaleza, que no son fruto del dominio privado, ni son fruto
de trabajo alguno individual” 316 . En Bolivia, por ejemplo, por ley del 10 de
diciembre de 1895 “los árboles gomeros son propiedad del Estado y todo nacional
o extranjero tiene derecho a explotar los bosques baldíos” 317 . En otras palabras,
que la explotación forestal es libre, pero hay restricciones en el caso del árbol del
caucho, aunque el Estado no tuviera medios materiales para controlar qué se hacía
con esos árboles. También encontramos testimonios tempranos de la
contaminación laboral en esa actividad. “Antes el caucho era fumigado con ciertos
materiales nocivos, de tal manera que la salud del operario era seriamente
afectada” 318 .
Esta preocupación por los recursos naturales no se extiende a los seres humanos.
En 1892 el ejército boliviano combatió a los chiriguanos que aún eran
independientes. Los sobrevivientes debieron emigrar a la Argentina donde “se
convirtieron en miserables jornaleros que trabajaban en los ingenios de
azúcar” 319 . Para hacer funcionar esos ingenios, se llevaron además trabajadores
kollas a punta de fusil. Quedó abandonado y en ruinas un impresionante sistema
de cultivos tradicionales en terrazas en la cuenca del río Iruya (Salta) que había
sobrevivido a la Conquista, pero que no resistió el avance de los ingenios. De este
modo, el impacto ambiental de la explotación azucarera excede la deforestación de
las tierras que cultiva y se extiende sobre los sistemas agrarios tradicionales de los
pueblos indígenas.
La gran propiedad boliviana, ligada al régimen agroexportador, significó la
destrucción del régimen de comunidades indígenas. Esta destrucción tuvo
importantes efectos sobre el ambiente. Los sistemas del productor de comunidades
altiplánico que habían heredado tecnologías precolombinas de manejo y
conservación de los recursos, fueron desplazados por las técnicas europeas de
labranzas y de manejo de ganado. Los frágiles ecosistemas de montaña, altamente
vulnerables a la acción antrópica, rápidamente se deterioraron. Las condiciones
semiáridas de ellos convirtieron a muchas áreas en zonas con procesos crecientes
de desertificación. La gran propiedad, al hacer dependientes a los pequeños
agricultores y apropiarse del excedente que generaban, los obligó a sobreexplotar
el suelo. La fauna autóctona de camélidos tuvo que compartir sus recursos
forrajeros con los ovinos y en algunas regiones con los caprinos. Las vicuñas
fueron diezmadas debido a la alta cotización de su lana. A principios del siglo XX,
esta especie ya podría considerarse en vías de extinción 320 .
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la112
Independencia a la Globalización
LAS GRANDES EMPRESAS INTERNACIONALES.
En esta etapa comienza la actuación de algunas grandes empresas internacionales
que establecen un manejo de recursos naturales locales en condiciones que
recuerdan al dominio colonial. Dos ejemplos significativos son la United Fruit en la
zona tropical y La Forestal en la zona templada. En ambos casos, la empresa
cumple muchas de las funciones que en una sociedad moderna corresponden al
Estado.
Antes de 1870 las bananas eran desconocidas en los Estados Unidos. Las primeras
bananas se importaron en ese año y 28 años mas tarde, los estadounidenses
consumían 16 millones de racimos al año. La United Fruit Co. actúa en Costa Rica,
Panamá, Honduras, Colombia y Ecuador. “Esta dispersión geográfica permitió a
la empresa soslayar presiones políticas en cualquier país que pudiera volverse
hostil; también les permitió aprovechar medios propios en lugares diferentes, lo
cual reducía el riesgo de que inundaciones, huracanes, agotamiento del suelo y
enfermedades de las plantas pararan la producción en algún país” 321 . Al mismo
tiempo, la empresa controló ferrocarriles y compañías navieras y ejerció una
enorme influencia sobre la política de los países huésped, llegando a financiar
golpes de Estado y a provocar invasiones militares.
Debido al auge bananero en el Caribe, (para 1884 ya existían en Costa Rica 350
fincas aumentó el consumo del agua, tanto superficial como subterránea, que era
utilizada para el lavado de la fruta. Inicialmente, el volumen de agua utilizado en
dicha labor era tomado de los ríos y posteriormente se implementaron sistemas de
extracción de agua utilizando pozos 322 .
La exportación de banano se constituyó sobre una base genética sumamente
estrecha: una sola variedad fue prácticamente la única vendida en los mercados
estadounidenses por setenta años. Esta variedad producía grandes racimos,
resistentes al trajín del embarque y con agradables cualidades estéticas. Sin
embargo, también resultó ser muy susceptible a un gran número de patógenos.
“La dinámica desarrollada por el esparcimiento de estas dos enfermedades
durante la primera mitad del siglo XX aceleró los índices de deforestación,
desestabilizó los sistemas de vida, aumentó los riesgos de salud de los trabajadores
del campo y limitó los márgenes de ganancia de las compañías” 323 .
La compañía bananera acaparó grandes extensiones de las mejores tierras de
cada uno de los países en que actuó -tanto por su fertilidad como por su
localización- y absorbió grandes contingentes de mano de obra. De este modo
"cerraban las posibilidades de desarrollo para otros sectores de la economía
hondureña y condenaban al país a girar permanentemente en la órbita del
enclave"324 . La emigración campesina hacia las zonas bananeras provocó el
abandono de tierras, pero también la desintegración de numerosas familias. AI
mismo tiempo, la actividad de las compañías bananeras se extendió hacia el control del comercio mayorista y minorista -llevando a la quiebra a las empresas
nacionales de menores dimensiones- y controlando también otros sectores de
actividad: industria, finanzas, agro, etc.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la113
Independencia a la Globalización
Sin embargo, los aspectos más significativos tuvieron que ver con la violencia con
que se reprimieron los reclamos sociales. “Cuando José Arcadio Segundo despertó
–dice Gabriel García Márquez- estaba bocarriba en las tinieblas. Se dio cuenta de
que iba en un tren interminable y silencioso, y de que tenía el cabello apelmazado
por la sangre seca y le dolían todos los huesos. Debían de haber pasado varias
horas después de la masacre, porque los cadáveres tenían la misma temperatura
del yeso en otoño, y su misma consistencia de espuma petrificada, y quienes los
habían puesto en el vagón tuvieron tiempo de arrumarlos en el orden y el sentido
en que se transportaban los racimos de banano. En los relámpagos que estallaban
por entre los listones de madera al pasar por los pueblos dormidos veía los muertos
hombres, los muertos mujeres, los muertos niños, que iban a ser arrojados al mar
como el banano de rechazo. Encima de los vagones se veían los bultos oscuros de
los soldados con las ametralladoras emplazadas” 325 .
La Forestal en Argentina siguió un modelo semejante. En 1905 se inscribe en
Londres la Forestal Land, Timder and Railway Co. Ltd. Hasta 1914 se expandió
comprando empresas competidoras nacionales y extranjeras, constituyó su propia
flota y puertos fluviales, emprendió actividad ganadera, construyó ferrocarriles y
adquirió tierras forestales hasta poseer 2.266.175 hectáreas principalmente en las
provincias argentinas de Chaco y Santa Fe. Emitía su propio dinero para el pago
de jornales, válido sólo en su territorio para adquisición de víveres y enseres en las
proveedurías de sus concesionarios.
Considerando tronco, ramas y raíces, el 60 por ciento de la madera de quebracho
es tánica en el momento óptimo de corte. y suministra el mejor extracto para el
curtido e impermeabilización del cuero. La empresa monopoliza el mercado
mundial de esta materia prima. Realiza una estrategia de tala rasa que impedirá la
posterior regeneración del bosque, mientras paralelamente, desarrolla
plantaciones de mimosa en África, que reemplazarán al extracto de quebracho en
el mercado mundial. “Ni siquiera quedaron réditos para el país: la empresa, entre
1916 y 1921, pagó en Gran Bretaña impuestos 30 veces superiores que en la
Argentina” 326 .
La depredación no se redujo sólo a los bosques: las condiciones de vida en los
obrajes fueron tales que suscitaron numerosas investigaciones a nivel oficial. Hubo
hacheros viviendo en pozos bajo ramajes, un 45 por ciento de obreros tuberculosos
y un 90 por ciento de sifilíticos en una de las principales factorías; las muertes por
picaduras de víboras debieron ser legalmente declaradas "accidentes de trabajo"
ya que eran responsables de la mitad de los accidentes. Sólo los indios argentinos y
paraguayos y los mestizos nativos de la zona toleraban tales condiciones
infrahumanas, al precio de una drástica reducción de sus periodos de vida. Hubo
localidades donde la cuarta parte de la población mayor de 11 años no
sobrepasaba los 35. El mantenimiento de esas condiciones de trabajo requirió de
un ejército privado encargado de intimidar (y en ocasiones, asesinar) a los
trabajadores descontentos.
LA FAUNA COMO MERCANCÍA INTERNACIONAL.
Gran parte del siglo XIX es el tiempo de la reina Victoria. Además de la previsible
presencia de las razones de Estado del Imperio Británico, Victoria impuso al
mundo una moda a la medida de su propia falta de sensualidad. Se puso sombreros
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la114
Independencia a la Globalización
de plumas y las cabezas de nobles y aristócratas se llenaron de plumas, mientras la
industria demandaba fuertes cantidades de esta materia prima. En 1868, los
agricultores austrohúngaros se quejaron de la depredación de aves insectívoras y
finalmente lograron algunas medidas de protección.
Por supuesto que las aves tropicales fueron rápidamente víctimas del dudoso gusto
victoriano. Fue particularmente intensa la extracción en Venezuela, de las garzas
blancas chumita o chumbita; los corocoros para plumas rojas, y las plumas
rosadas de garzas paletas. También se extrajeron en Colombia. Por decreto del 28
de octubre de 1911, se facultó a los concejos municipales donde se hallasen
garceros o dormitorios, para que reglamentaran su explotación. En abril de 1913
se declaró que ésta era una renta nacional y en mayo de 1913, se reglamentó la
renta nacional y se prohibió, bajo pena de multa, capturar o matar garzas, o
derribar los árboles dormitorios en terrenos baldíos 327 .
La caza de mamíferos marinos también ocupa un lugar importante en esta etapa.
Barcos extranjeros llegan al sur chileno y provocan una marcada disminución en
las poblaciones de los mamíferos costeros. Por eso se establece una “ordenanza en
que se reglamenta la caza o pesca de focas o lobos marinos, nutrias”. Poco más
tarde, un decreto suspende completamente la actividad. Como ocurre a menudo,
estas prohibiciones quedaron en el papel. Un delegado gubernamental en el
territorio de Magallanes informa en 1897 que “según los datos que me han
suministrado personas que desde muchos años atrás se ocupan de este negocio, los
contraventores, es indudable que han contado con la más absoluta impunidad,
seguros como estaban de que el Gobierno de Chile no tiene elementos suficientes
para hacer respetar aquella prohibición en una costa tan dilatada” 328 .
Sin embargo, al menos hay intentos de control, aunque su cumplimiento sea difícil.
“Todos esos vapores chilenos que están en Punta Arenas no se ocupan sino de
vigilar que no se cace en las costas de su país”, dice Fray Mocho 329 . Del lado
argentino, sin embargo, no hay una preocupación semejante y ni siquiera se
intenta llevar a cabo el control.
TRISTES HAZAÑAS DE BUFFALO BILL
No todos los héroes de la infancia resisten la mirada adulta. Con los años, el
capitán Nemo queda mejor parado que D'Artagnan, y el propio Tarzán tuvo que
cambiar bastante para dejar de parecer el débil mental que originariamente fue.
Pero uno de los que recibe con mayor dureza el impacto de la lucidez es Buffalo
Bill, el famoso cazador de bisontes.
El modelo de conducta de algunos Estados latinoamericanos hacia sus respectivas
tribus indígenas estuvo muy influido por las políticas norteamericanas al respecto.
Los primeros westerns justificaron y glorificaron la estrategia que afirmaba que
“el único indio bueno es el que está muerto”. Para terminar con las tribus rebeldes,
el gobierno norteamericano aplicó una política de ecocidio, que apuntaba a
destruir sus bases de sustentación. Por haber resultado exitosa en el Oeste
norteamericano, se intentaría repetir el mismo principio en el siglo siguiente, en
Vietnam. En el Oeste, la política apuntó a procurar la extinción de los bisontes.
Estos enormes bovinos ocupaban las grandes llanuras de América del Norte, desde
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la115
Independencia a la Globalización
México hasta Canadá, las que recorrían en sus migraciones estacionales. Al tener
muy pocos competidores y depredadores, se multiplicaron hasta ocupar toda la
capacidad de esos ecosistemas para albergarlos. Se calcula que sus poblaciones
llegaron a tener unos 75 millones de ejemplares, cifra impresionante si se tiene en
cuenta que un macho adulto puede llegar a pesar una tonelada. Los primeros
viajeros quedaron conmovidos por la magnitud de esos rebaños, y dejaron
descripciones entusiastas sobre su continua presencia en el paisaje. En ese
momento (hacia 1730) se los comienza a cazar para vender sus cueros y para abrir
los campos a la explotación agropecuaria.
Pero un siglo más tarde se inicia la segunda parte de esta historia, en la que el
objetivo es el exterminio total de la especie. Y es que la vida de los sioux y otras
tribus nómades estaba basada en la caza regulada de este animal. De cuero de
bisonte eran esas tiendas cónicas que conocimos gracias a Hollywood, cosidas con
tripa de bisonte; de huesos de bisonte eran las herramientas, de carne de bisonte la
alimentación. Por llevar una vida basada en este animal, eran los primeros
interesados en su conservación y nunca mataron un ejemplar más de los que
necesitaban.
Esto es lo que nunca pudo entender un pistolero llamado William Frederik Cody,
más conocido como Buffalo Bill, quien cuenta así su relación con los indios pawnee.
"Gané su admiración enseñándoles a matar búfalos -dice Buffalo Bill en sus
"Memorias"-, pues aunque eran excelentes cazadores, nunca llegaban a matar más
de cuatro o cinco en cada corrida. Galopé hacia la manada y cuando llegué a
entreverarme con ella, disparé a diestro y siniestro, corriendo con mi caballo en
todas direcciones, hasta que la manada se dispersó dejando un tendal de treinta y
seis animales. Como no tenía que cuidar la dirección de mis tiros, pude tirar a mi
gusto a cuanto búfalo se ponía a mi alcance". Sobre sus principios éticos y sus
sentimientos, Cody no diferencia cuando dispara sobre animales de cuando lo hace
sobre seres humanos. Refiere el asesinato de un indio diciendo que "para realizar
mis deseos de cazarlo como un búfalo, tuve que arrastrarme por el campo, después
de trepar la barranca" 330 .
Por esta habilidad, una compañía ferroviaria lo contrata para alimentar a los
obreros que tenderán los rieles. En seis meses mata 4.280 bisontes. Las compañías
ferroviarias organizan cacerías a escala industrial. Los folletos de propaganda
prometían a los pasajeros poder disparar contra los bisontes desde las ventanillas
de los vagones, sin tener que levantarse de sus asientos. El gobierno movilizó
ejércitos, con sus oficiales y capellanes, para terminar con los bisontes. Entre 1870
y 1875 se mataron unos 2 millones y medio de ejemplares al año. En la década
siguiente, los sioux cayeron, vencidos por el hambre.
Y como el indio muerto puede pasar a ser una mercancía de consumo romántico,
un gionista de Hollywood redactó una carta atribuída al jefe Seattle de la tribu
suwamish, en la que el indio escribe al Presidente de los Estados Unidos, en un
tono parecido al de los hippies de la década de 1970, contándole la otra cara de la
leyenda: "He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados
allí por el hombre blanco que les disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje
y no comprendo cómo el humeante caballo de vapor puede ser más importante que
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la116
Independencia a la Globalización
el búfalo al que sólo matamos para poder vivir. Termina la vida y empieza el
sobrevivir" 331 .
Sin embargo, existen diferencias apreciables en los casos latinoamericanos que
emprendieron la destrucción de sus tribus indígenas. En los casos de Argentina,
Uruguay y Chile, por ejemplo, existía una competencia entre indígenas y grandes
estancieron por la apropiación de los mismos recursos, los grandes rebaños
asilvestrados. Los estancieros no matarían a sus vacas para reducir a los indios, lo
que requirió de campañas militares de exterminio, aplicadas directamente a los
seres humanos.
¡QUE SE VIENE LA LANGOSTA!
Origen de un pánico extremo, una manga de langostas era capaz de helarle la
sangre al más valiente, aún a muchos que habían peleado en las guerras civiles de
su parte del continente. La imagen se parece mucho a las visiones del fin del
mundo. De lejos, se ve una nube oscura, demasiado baja y compacta para ser nube.
En algún momento, está encima del rancho y les tapa el sol. Allí, la nube se
descompone en infinitos insectos verdes que hormiguean sobre el terreno,
comiéndose todo a su paso. No son insectos pequeños: pueden medir 10
centímetros de largo. Los árboles se quedan sin hojas, el suelo completamente
desnudo, y en el pueblo han dicho que hasta se comen la ropa tendida en las
cuerdas. En la batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812) “contribuía a hacer
más confusa la humareda, el polvo y una densísima nube de langostas que
casualmente acertaba a pasar por encima. Muchos nos creímos momentáneamente
heridos de bala, cuando estos animalejos nos daban de golpes por el rostro o por el
pecho”, cuenta el general José María Paz 332 . Los testimonios sugieren que esa vez
las langostas contribuyeron a la dispersión del ejército realista, ya que sus soldados
nunca las habían visto ni sabían lo que eran.
“Se posaron en un campo donde permanecieron apenas unos días, devorando
hasta las raíces de las plantas recién germinadas y destruyendo hasta la última
esperanza del agricultor, porque las plantas comidas así rara vez vuelven a brotar
o sobreviven muy débiles. Es inútil que empleen todos los medios posibles para
suprimir a los devastadores insectos. Los huevos se abren seis semanas después de
su primera aparición. Las mosquitas, entonces de color negruzco, cubren los
espacios cercanos a sus nidos; luego forman falanges nutridas que se ponen en
marcha pocos días después de su nacimiento, devoran todo lo que encuentran a su
paso y de noche ganan las plantas altas, arbustos y árboles, para proseguir a la
mañana siguiente, en cuanto el sol disipe el rocío. Las plantas en que se posaran la
víspera aparecen despojadas de hojas y sus taIlos frescos, descortezados. Un
montecito por el que hayan pasado ofrece el mismo aspecto que si hubiera sido
incendiado. Lo destruyen todo, tanto y aún más que los incendios anuales del
campo que por lo menos no atacan las ramas altas de los árboles. Nada puede
detener su avance invasor, ni desviarlo. A veces cubren gran superficie de terreno.
¿Que encuentran una casa? Se comen hasta el techo, si es de juncos y ni siquiera la
ropa se halla a salvo de sus ataques”.
“Después de su tercera metamorfosis, las larvas de langosta aparecen provistas de
alas y por fin abandonan el país que asolaron, en número suficiente para oscurecer
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la117
Independencia a la Globalización
con sus nubes la luz del sol poniente. Pude verlas cubrir los árboles de tal forma
que las ramas se doblaban con el peso. El agua del Paraná lleva a veces bancos
enteros de langostas ahogadas que sirven de alimento a los peces. En estado larval,
sus enemigos son los pájaros, los caranchos sobre todo, que las comen con avidez;
pero la destrucción que hacen resulta imperceptible. Un observador distinguido
me dijo que esas innumerables falanges de langostas se extienden hasta
Colombia” 333 .
A principios del siglo XX, las langostas llegarán hasta chocar con una serie de
chapas de zinc que se utilizarán para detener -o al menos, intentar detener- su
avance. Junto a esa barrera provista por el Estado se juntará la población local,
apaleando los insectos o aturdiéndolos con el ruido de cuantas ollas tuviesen a
mano. Una herramienta más sofisticada será un par de enormes rodillos de bronce
que se enganchan a un carro, el que se lanza de frente a la manga de langostas,
arriesgándose a que el caballo se desboque, en un intento de consolarse aplastando
algunas.
El Censo Agropecuario Argentino de 1937 registra en el país 14 mil kilómetros de
barreras de zinc empleadas para parar langostas y nada menos que 70 mil
lanzallamas usados para quemarlas. A pesar de eso, año a año vuelven nuevas
oleadas, mientras un gobierno desesperado recurre a Thomas Alva Edison para
que invente algún artefacto eléctrico que las mate, pero su ciencia se reveló
impotente. En 1922, la langosta cubre el 39 por ciento del territorio argentino, con
excepción de la región patagónica. Son tantas, que al año siguiente a una invasión
el suelo rinde cosechas excepcionales, al ser fertilizado por millones de insectos.
Esos años, Argentina exporta una prodigiosa cantidad de bolsas de langostas
muertas, para ser usadas como abono orgánico 334 .
¿De dónde venían? ¿Cómo llegaron? Del mismo modo que todas las plagas.
Simplemente, estaban allí desde antes. Pero Félix de Azara señala, a fines de la
época colonial, que "es rarísima esta plaga en el Río de la Plata". En esos tiempos,
la pampa tenía poca biomasa disponible para que comieran. Era una amplia
llanura, llena de pajonales duros y resecos, en los que anidaban numerosas aves
insectívoras, que estaban esperándolas con el pico abierto. Pero el cultivo de la
pampa significó reemplazar los pajonales por plantas verdes, mucho más
nutritivas, no sólo para los humanos y sus ganados, sino también para las
langostas. Al mismo tiempo, la desaparición del pajonal destruyó infinidad de
habitats de esas aves insectívoras, cuyas poblaciones disminuyeron drásticamente.
De este modo, fallaron los controles naturales y se rompió un milenario equilibrio
ecológico.
Las leyes para combatir la langosta son cada vez más enérgicas. En 1891 se declara
obligatorio para todo agricultor o ganadero de la zona afectada el contribuir a la
lucha contra esta plaga. En 1897 se forman comisiones locales, a las que se asigna
tanto poder que pueden convocar a las tropas del Ejército, las que combatirán la
langosta a las órdenes de esas comisiones. Se establece el servicio personal
obligatorio para cualquier habitante del país que tenga entre 15 y 50 años y se
obliga a que todos maten y entreguen una cierta cantidad de langostas, que la
comisión respectiva pesará prolijamente. En 1905 se llega a autorizar la
destrucción sin indemnización de los cultivos afectados, lo que es particularmente
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la118
Independencia a la Globalización
significativo en una etapa de sacralización de la propìedad privada. Y es que un
insecto muy pequeño había llegado a poner en peligro la economía del país, el que
se mantuvo hasta que llegaron los insecticidas. Como se ve, plagas, lo que se dice
plagas, eran las de antes.
Que están latentes, esperando dispararse por algún cambio en las condiciones
ambientales. En fecha tan tardía como 2006, las langostas “además de comerse
gran parte de los cultivos, plantas y hojas de los árboles de la zona rural, se
metieron en los transformadores de electricidad provocando cortes de luz” en tres
pueblos cordobeses 335 .
LOS DAÑOS AMBIENTALES AL PATRIMONIO CULTURAL
En la mayor parte de los países se producen distintas formas de borramiento del
patrimonio cultural. En lo que hace a la tradición indígena, la subestimación de
estas culturas lleva a un abandono o, en muchos casos, a la destrucción activa de
monumentos de culturas prehispánicas.
Los arqueólogos se encuentran con que no basta la valorización que hace la ciencia
de las antigüedades americanas. Para la cultura local, se trata de materiales
carentes de significación. En las zonas mayas de México, “los lugareños carecen de
todo interés por las cosas que nos parecen sumamente importantes. Pero lo más
calamitoso desde los incendios provocados por Cortés y sus acompañantes es que
debido al retroceso del país, la selva avanzó sobre las viejas ciudades cubriéndolas
y sepultándolas” 336 . Veamos el modo en que el ambiente selvático destruye este
patrimonio arquitectónico:
“Las casas antiguas se alzaban sobre cimientos elevados, pequeñas pirámides
compuestas de piedras cortadas con bastante regularidad. Estos cues en los que los
antiguos pobladores acumularon una cantidad de cascajo y basura parecen haber
ofrecido suelo propicio a los árboles de la selva. Por lo general, se alzan sobre ellas
los ejemplares más corpulentos. Pero la selva no sólo cubre las ruinas, también las
destruye. Las raíces -en la selva no las hay sólo subterráneas, sino también aéreasse introducen en las grietas de los sillares y los despedazan. Además, todo se
derrumba y enmohece por la humedad. Esa lujuriosa vegetación destructora de la
obra del hombre, causa una sensación de melancolía e inquietud y espanta casi
tropezar de repente con los ojos fijos de un coloso de piedra, cuando emerge
solitario de la inextricable espesura. No es de extrañar, pues, que los indígenas,
fácil presa del temor supersticioso, se asocien a las fuerzas destructoras y busquen
romper el hechizo que los asustó, destruyendo la imagen. Como ocurrió cuando se
construyó el ferrocarril, donde se descubren y excavan estas cues, sale a la luz una
gran cantidad de los utensilios empleados por los antiguos habitantes de la región,
vasijas, estatuillas y otros objetos de bellas formas, confeccionadas con excelente
material y decorados con originales diseños”.
Sin embargo, los arqueólogos de este período no buscan conocer el modo de vida
de los pueblos que investigan, sino más bien llevar objetos curiosos a los museos
europeos, tal como ellos mismos lo dicen. “No pudimos intentar realizar estas
excavaciones en gran escala. En cada localidad, nos hubiera llevado meses efectuar
en primer lugar la tarea de desmonte y romper luego con barretas de hierro los
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la119
Independencia a la Globalización
muros de las cues. Las torrenciales lluvias tropicales, constituyen un buen auxiliar
de los arqueólogos. Las aguas arrastran la tierra y allí donde otrora existieron
viejas poblaciones en las empinadas márgenes de los ríos, quedan a menudo al
descubierto montones de antiguos utensilios. En estos lugares realizamos nuestra
mejor cosecha”. Y es que muchas de esas expediciones las financian los mismos
museos, interesados en llenar sus vitrinas con los testimonios de las culturas que la
ciencia darwiniana condena a la extinción.
En una etapa que mira hacia Europa, la actitud de esos museos al valorizar el
patrimonio indígena es determinante, ya que logra un cambio de actitud en las
clases dominantes locales. Sugestivamente, los primeros protectores de la
arqueología son europeos o europeístas. En 1865, el entonces Emperador de
México, Maximiliano de Habsburgo, organiza un museo con piezas arqueológicas
en el Palacio Presidencial. Veinte años más tarde, el dictador Porfirio Díaz realiza
importantes ampliaciones a ese museo.
EL PATRIMONIO INDÍGENA COMO RECURSO MINERO
El saqueo de tumbas indias tuvo en Colombia características semejantes a las de la
explotación de un recurso natural. Al igual que los reyes de España, que las
trataron como yacimientos mineros, el período independiente les dio el mismo
trato. La región más importante en guaquería fue el Quindío, donde los españoles
extraían de las sepulturas, desde 1540, grandes cantidades de oro. Durante la
colonia se extrajo sólo una porción de sus tumbas, el posterior saqueo se realizó en
la segunda mitad del siglo XIX.
La fiebre del caucho dio origen a la fiebre del oro. En 1872 se enviaron las
primeras muestras de látex de esa región. Una vez analizadas anunciaron que
había caucho "no solamente en abundancia sino de superior calidad". A partir de
allí, el sur de Colombia se llenó de exploradores y aventureros, que procuraron
ganancias del corto plazo, sin atender a la renovabilidad del recurso. Un viajero
alemán que pasó por la zona en 1880 dijo que “En los bosques de la cordillera del
Quindío se encontraban grandes reservas de caucho, que se explotaron sin
misericordia. Actualmente, debido a los bajos precios del caucho en los mercados
europeos, los caucheros tenían suspendidos los trabajos". Pero una vez allí, se
deshacía la leyenda del caucho y se corporizaba la leyenda del oro. El auge de la
guaquería se inicia hacia 1885 y se desarrolla en forma progresiva hasta 1914 337 .
En esta euforia se descubren ricas guacas en Montenegro "donde sacan el oro por
quintales" según Arango Cano. Numerosos pueblos de indios fueron descubiertos y
sus tumbas violadas. Los grupos de guaqueros recorrieron la región del Quindío y
zonas aledañas realizando una inmensa destrucción de yacimientos arqueológicos.
La mayoría de los guaqueros despreciaron y destruyeron las ofrendas funerarias
que no fueran de metales valiosos, lo que llevó a la pérdida de gran parte de la
memoria cultural de los pueblos prehispánicos. Del mismo modo, en 1859, la
Asamblea de Panamá aprobó un reglamento para explotar tesoros enterrados y
"guacas de indios” 338 .
La guaquería fue la base fundamental para la fundación de las poblaciones del
Quindío. En busca de las guacas y minas de oro se fueron perfilando los
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la120
Independencia a la Globalización
fundadores de pueblos en la zona, ya que los que se desilusionaban con las
sepulturas indígenas se entregaban a la colonización. El proceso se acentúa
después de la guerra de 1885, cuando numerosos ex combatientes llegaron a la
selva del Quindío ilusionados con los tesoros y para evadir los reclutamientos.
Lo interesante es que la colonización de la zona se financia con el oro obtenido del
saqueo de las tumbas indias: “La guaquería permitía al colono, generalmente
pobre, vender el oro hallado en las guacas y adquirir las herramientas de trabajo y
víveres necesarios, mientras tumbaba el bosque y sacaba la primera cosecha;
además el colono pudo mercadear artículos de su parcela porque había guaqueros
con dinero para adquirirlos; todo esto desarrolló las fondas y dio vida a los
pueblos” 339 .
Recién en 1939, el Banco de la República de Colombia decidió, en vez de seguir
fundiendo las joyas indígenas, mostrarlas en un museo. “El fabuloso Museo del
Oro que tiene este origen y figura hoy entre los más impresionantes del mundo -y
sólo muestra una parte de las diez mil joyas que guarda- hace pensar que de veras
existió El Dorado” 340 .
EL FIN DE LA ETAPA
El modelo de división internacional del trabajo es extremadamente vulnerable a
los movimientos del ciclo económico. En toda esta etapa, los países
latinoamericanos sufren el impacto de las crisis económicas europeas con una
intensidad mucho mayor que en la etapa anterior. Los altibajos en la demanda de
los productos finales se trasladan a grandes fluctuaciones en los mercados de los
alimentos y materias primas que produce América Latina. El resultado es un
profundo impacto económico y social sobre el continente.
Esta situación se hace, en algún momento, insostenible y fuerza a encontrar un
modelo productivo alternativo, que llamamos de sustitución de importaciones y
que supone un mayor grado de industrialización. Previsiblemente, esto que tendrá
una incidencia diferente sobre el ambiente y los recursos naturales.
Zwick, Edward; Cruise, Tom; Spall, Timothy y Connolly, Bill: “El último Samurai”,
Japón - EE.UU, 2002.
186
187
Varias generaciones atrás, el zar Pedro I el Grande había tratado de imponer en Rusia
las barbas cortas y la bebida del café en reemplazo el té. Estableció un impuesto especial a
los barbudos y en su corte se preparaba el café en los grandes samovars de plata. Unas
décadas después que el Emperador del Japón reprimiera a los samurais, Mustafá Kemal
Atatürk prohibirá a los turcos el uso del fez, ordenará su reemplazo por el sombrero
occidental y afrontará una sangrienta rebelión por ese motivo.
Conte, Augusto: “Discurso sobre el espíritu positivo”, cit. en: Casalla, Mario: “La
espada, la pluma y la palabra”, en revista Causa Popular, Buenos Aires, agosto 2006.
188
189
Casalla, Mario: “La espada, la pluma y la palabra”, op. cit.
190
Cit. en: Manchester, Williams: “The arms of Krupp”, Bantham Books, New York, 1968.
191
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
192
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la121
Independencia a la Globalización
Rivarola Matto, Juan Bautista: “Diagonal de sangre : la historia y sus alternativas en la
Guerra del Paraguay”, en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
193
194
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia
latinoamericana 1700-2005”, op. cit.
Camilo de Melo, Josemir: “Sequía, ferrocarriles y mano de obra (siglo XIX)”, en:
Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3.
195
196
Da Cunha, Euclides: “Los sertones”, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003.
Wolf, Theodor: “Visita a las Islas Galápagos” (publicada en 1879); en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
197
Leal León, Claudia: “Un puerto en la selva. Naturaleza y raza en la creación de la ciudad
de Tumaco, 1860-1940”
198
Juárez Flores, José Juan: “Alumbrado público en Puebla y Tlaxcala y deterioro
ambiental en los bosques de La Malintzi, 1820-1870”
199
200
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
201
Gallego, Marisa; Eggers-Brass, Teresa y Gil Lozano, Fernanda: “Historia
latinoamericana 1700-2005”, op. cit.
202
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
Michelena y Rojas, Francisco: “Exploración oficial desde el norte de la América del
Sur” Bruselas, A. Lacroix ed., 1867.
203
204
Shakespeare, William: “La Tempestad”, Madrid, Aguilar, 1952.
205
Fernández Retamar, Roberto: “Sobre los usos de civilización y barbarie”.
Sarmiento, Domingo Faustino: “Facundo o civilización y barbarie”, Buenos Aires,
EUDEBA, 1960.
206
207
Uslar Pietri, Artuno: “Las lanzas coloradas”, Madrid, Austral, 1954.
208
Verne, Julio: “El Soberbio Orinoco”, Buenos Aires, Editorial Losada, 1944.
209
Gallegos, Rómulo: “Doña Bárbara”, Madrid, Espasa-Calpe, 1990.
210
González Boixo, José Carlos: “Introducción”, en Gallegos, op. cit.
Sarmiento, Domingo Faustino: "Costumbres, progresos", XLII, Buenos Aires, Editorial
Luz del Día, 1953.
211
. Llanos, Augusto C.: "Los mamíferos de la Patagonia", en: Natura, Administración
General de Parques Nacionales, Tomo I, No 2. Buenos Aires, 1955.
212
. Para una versión novelada, véase: Murillo, José y Ramb, Ana María: "Renancó y los
últimos huemules", Buenos Aires, Ed. Pespir, 1976.
213
. Molins, Jaime W.: "Nuestra Pampa", Buenos Aires, Editorial Océana, 1922. La
leyenda dice que Luro compró el café de París en que estaba esa chimenea, porque no se la
quisieron vender sin el edificio completo.
214
Bello, Andrés: "Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida", Elija Clarence Hills, ed.
“The Odes of Bello”, Olmedo and Heredia. New York: G. P. Putnam's Sons, 1920. El texto
ha sido sintetizado por razones didácticas.
215
Gligo, Nicoló y Morello, Jorge: “Notas sobre la historia ecológica de América Latina”,
op. cit.
216
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la122
Independencia a la Globalización
Ramírez Morales, Fernando: “Breve relación de la historia de la explotación del alerce”,
Área de Historia Ecológica (www.historiaecologica.cl), Académico del Depto. Ciencias
Históricas, Universidad de Chile.
217
Armesto, Juan; Villagrán, Carolina y Donoso, Claudio: “Desde la era glacial a la
industrial: La historia del bosque templado chileno”, en Revista Ambiente y Desarrollo Marzo 1994.
218
Sánchez V, César: “Breve historia de Puerto Montt”, en Diario El Llanquihue,
17/2/1997.
219
Ramírez Morales, Fernando: “Breve relación de la historia de la explotación del alerce”,
op. cit.
220
Wolf Eric R.: “Europa y la gente sin historia”, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 1993.
221
Appun, Karl F.: “En los trópicos” (publicado en 1871), en: Pino Iturrieta, Elías y
Calzadilla, Pedro Enrique: “La mirada del otro: viajeros extranjeros en la Venezuela del
siglo XIX”, Caracas, Fundación Bigott, 2002.
222
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra
Mundial”, México, Siglo XXI, 1995.
223
Brailovsky, Antonio Elio y Harracá, Nélida: “La ciudad y el Río de la Plata”, en:
“Buenos Aires, paisaje cultural”, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Edición previa:
2004. Edición definitiva: 2007.
224
225
Jaramillo Giraldo, Myriam Luz: “Élite y naturaleza”, en Nómadas, op. cit.
Neun, H.: “Album de Carácas y Venezuela”, Litografía de la Sociedad, Carácas, 18771878, en: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2006.
226
Martí, José: Diversos escritos, cit. en: Cepero Varela, Eudel:.¿José Martí
Ambientalista?, AAMEC, Camagüey, 2002.
227
228
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”,
Instituto Nacional de Ecología, en Internet.
229
Blegnino, Vanni: “La zanja de la Patagonia”, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2005.
230
Hauthal, R. : “La Paz y sus habitantes” (publicado en 1911), en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
231
Baviera, Teresa de: “En la región del Amazonas” (publicado en 1897), en: Wulschner,
Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
232
233
Fundación Polar: “Historia de Venezuela para nosotros: café”, Caracas, 2006.
234
Barón de Eschwege, cit, en: Doula, Sheila Maria y Aguiar Costa, Maria Fernanda de:
“Ciência, natureza e crítica ambiental na obra do barão de Eschwege: o Brasil sob o olhar de
um mineralogista do século XIX”. En: Estudios Avanzados Interactivos, año 3, no. 5. IDEA,
Instituto de Estudios Avanzados, USACH, Universidad de Santiago de Chile, 2004.
235
Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
Argollo Ferrao, André Munhoz de: “Paisaje cultural del café en Brasil”, en Tesis
Doctoral, São Paulo, 1998.
236
237
Argollo Ferrao, André Munhoz de: “Paisaje cultural del café en Brasil”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la123
Independencia a la Globalización
Portinari, Cándido: “Labrador de café”, Óleo sobre tela, Museu de Arte de São Paulo,
1934 .
238
Fernández, Florestan: “La revolución burguesa en Brasil”, México, Siglo XXI Editores,
1998.
240
De Castro, Josué: “Geopolitica del hambre”, 1951.
239
241
Galeano, Eduardo: “Las venas abiertas de América Latina”, México, Siglo XXI, 1978.
242
de la Sagra, Ramón, cit. en: Fornet, Ambrosio: “El libro en Cuba”, op. cit.
243
“Tumbas” está usado aquí como acción y efecto de tumbar, es decir, talar árboles.
Funes Monzote, Reinaldo: “Del bosque a la sabana: azúcar, deforestación y medio
ambiente en Cuba (1492-1926)”. México, Siglo XXI, 2004.
244
Sagra, Ramón de la, cit. en: “Núñez Jiménez, Antonio: “El exterminio de los bosques en
Cuba: la reforestación”, en: Ilé, Anuario de Ecología, Cultura y Sociedad, Año 1 Nº 1,
2001.
245
246
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
247
Hemos analizado detalladamente este proceso en Brailovsky, Antonio Elio y
Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
Schuster, Adolf N.: “En Buenos Aires” (publicado en 1913), en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
248
249
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
Zarrilli, Adrián Gustavo: “Producción agraria y transformaciones ecologicas en la
argentina. Los límites de la producción rural pampeana”, en: Theomai
Red de Estudios sobre Sociedad, Naturaleza y Desarrollo.
250
Gligo, Nicoló y Morello, Jorge: “Notas sobre la historia ecológica de América Latina”,
publicado en Estudios internacionales, 13, N 49, Santiago de Chile, enero-marzo de 1980.
251
Sánchez de Juan, Joan-Anton: “La "destrucción creadora": el lenguaje de la reforma
urbana en tres ciudades de la Europa mediterránea a finales del siglo XIX (Marsella,
Nápoles y Barcelona”, en: Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias
Sociales. Universidad de Barcelona. Nº 63, 1 de mayo de 2000.
252
Larramendi, Julio y Suárez Portal, Raida Mara: “Habana Vieja”, La Habana, Editorial
José Martí, 2005.
253
Palma, Ricardo: “Impresiones de Cuba”, en: “Recuerdos de España”, Buenos Aires,
Imp.Peuser, 1897
254
Reyes Tarazona, Roberto: “Lima: de Gran Aldea a Ciudad Moderna”, Lima,
Universidad de San Marcos, 2006.
255
Márquez, José Arnaldo: “De Panamá a Nueva York”, en: Núñez, Estuardo (comp.):
“Viajeros hispanoamericanos”, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1989.
256
Middendorf, E. W. : “Las casas privadas y las tiendas en Lima”, en: Wulschner, Hans
Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
257
Fuentes, Manuel: “Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres”,
cit. en: Pacheco Vélez, César y Ugarte Elespuru, Juan Manuel: “Lima”, Madrid, Instituto
de Cooperación Iberoamericana, 1992.
258
259
Pacheco Vélez, César y Ugarte Elespuru, Juan Manuel: “Lima”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la124
Independencia a la Globalización
Buschiazzo, Marío J., “La arquitectura en la República Argentina 1810-1930”. Ediciones
Mac Gaul. Buenos Aires. 1971
260
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de Vargas, Beatriz y Dueñas Pinto, Nelson: “La movilidad y el transporte en la
construcción de imagen de ciudad: el sector de San Diego en Bogotá, D.C.” Instituto de
Estudios Ambientales, IDEA, con apoyo de la Facultad de Artes y la División de
Investigación de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, 2003.
261
Ribera Carbó, Eulalia: “Casas, habitación y espacio urbano en México. De la colonia al
liberalismo decimonónico”, en Scripta Nova, Universidad de Barcelona. Vol. VII, núm. 146,
2003.
262
Sánchez López, Martha Rosalía: “La rehabilitación de los centros históricos en México:
un estado de la cuestión”, en: Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias
Sociales, Universidad de Barcelona; Nº 215, 7 de marzo de 2000.
263
264
Es decir, durante la larga dictadura de Porfirio Díaz.
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra
Mundial”, op. cit.
265
Beyhaut, Gustavo y Hélène: “América Latina: De la Independencia a la Segunda Guerra
Mundial”, op. cit.
266
Wegener, Georg: “Cartagena de Indias”, en: Wulschner, Hans Joaquim: “Del río
Grande al Plata”, op. cit.
267
268
Ver capítulo anterior.
269
El doctor Puga Borne.
Hidalgo, Rodrigo: “Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile. Una mirada
retrospectiva a la acción del Estado en las primeras décadas del Siglo XX”, EURE V. 28,
Santiago de Chile, mayo del 2002.
270
271
Mendonça, Marcelo Taylor Carneiro de: "Casas populares: cidades jardins (1931)",
cit. en: Outtes, Joel: “Disciplinando la sociedad a través de la ciudad. El origen del
urbanismo en Argentina y Brasil (1894-1945)”, en: EURE (Santiago de Chile), vol. 28, Nº
83, mayo 2002.
272
Hidalgo, Rodrigo: “Vivienda social y espacio urbano en Santiago de Chile” op. cit.
Seler, Edward: “Una visita a México por antiguos caminos” (publicado en 1889), en:
Wulschner, Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
273
274
Segre, Roberto: “La arquitectura antillana del siglo XX”, op. cit.
275
Güiraldes, Ricardo: “Raucho”, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.
Lolich, Liliana: “Estancias laneras en la Patagonia argentina”, en: Varios Autores:
“Haciendas y estancias en América Latina”. CEDODAL, Universidad Autónoma de
Yucatán, Buenos Aires, 2006.
276
277
Arciniegas, Germán: “Maravillosa Colombia”, Bogotá, 1960.
Gómez, Josué, “Contribución al estudio de las fiebres del Magdalena”, en Anales de
Instrucción Publica de los Estados Unidos de Colombia, No. 48, Bogotá, julio 1886, cit. en:
Villegas Vélez, Álvaro Andrés y Castrillón Gallego, Catalina: “Territorio, enfermedad y
población en la producción de la geografía tropical colombiana, 1872-1934”. Revista de
Historia Crítica, Universidad de Los Andes, Colombia, julio-diciembre de 2006.
278
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Independencia a la Globalización
Lindsay Poland, John: “La Zona del Canal de Panamá: donde el hombre blanco
florecerá”. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires. Marzo 2006.
279
Chou, Diego: “Los chinos en Hispanoamérica”, en: Cuaderno de Ciencias Sociales 124,
FLACSO, Costa Rica, 2002.
280
Hecht, Susana y Cockburn, Alexander: “La suerte de la selva”, Bogotá, ediciones
Uniandes, 1993.
281
Manson, Patrik. 1898 “Tropical Diseases”. London, Cassell and Company, cit. en:
Caponi, Sandra: “Coordenadas epistemológicas de la medicina tropical”, en: História,
Ciências, Saúde-Manguinhos, Río de Janeiro, enero de 2003.
282
Sutter, Paul: “El control de los zancudos en Panamá: los entomólogos y el cambio
ambiental durante la construcción del Canal”.
283
Lindsay Poland, John: “La Zona del Canal de Panamá: donde el hombre blanco
florecerá”, op. cit.
284
Quevedo, Emilio: “¿Políticas de salud pública insalubres? De la higiene a la salud
pública en Colombia en la primera mitad del siglo XX”, en: Ensayos Históricos, Instituto de
Estudios Hispanoamericanos, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 2000.
285
Cit. en. Barrán, José Pedro, Caetano, Gerardo y Porzecanski, Teresa. “Historias de la
vida privada en el Uruguay”, Montevideo, Taurus, 1998.
286
Netto, Azevedo, cit. en: Mendonça, Sérgio Rolim: “Alcantarillados condominiales: Una
alternativa para los municipios saludables”, Oficina Sanitaria Panamericana, Organización
Mundial de la Salud, III Congreso de las Américas de Municipios Saludables y
Comunidades Saludables, Medellín, Colombia, marzo de 1999.
287
Netto, Azevedo, cit. en: Mendonça, Sérgio Rolim: “Alcantarillados condominiales: Una
alternativa para los municipios saludables”, op. cit.
288
Rodríguez, Marcelo Gabriel: “La Sanidad Militar Argentina durante la Guerra de la
Triple Alianza. Enfoque Médico y Social”, Buenos Aires, Hospital Militar Central
"Cirujano Mayor Dr. Cosme Argerich", 2004.
289
290
Ramírez Braschi, Dardo, entrevista en Memorandu, Corrientes, 6/12/2006-.
Damianovich, cit en: Rodríguez, Marcelo Gabriel: “La Sanidad Militar Argentina…”,
op. cit.
291
Puga Borne, F: “Cómo se evita el cólera. Estudio de hijiene popular”. Santiago de Chile,
1886. Suponemos que el autor se refiere al retorno de las peregrinaciones a la Meca.
292
Arteaga, Luis: “Miseria, miasmas y microbios. Las topografías médicas y el estudio del
medio ambiente en el siglo XIX”. GEO CRITICA, Cuadernos Críticos de Geografía
Humana, nº 29, noviembre de 1980.
293
“Instrucciones precaucionales dictadas durante la epidemia de
Tomado de: Ordenanza Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, 20/12/ 1886.
294
cólera”.
Laval, Enrique: “El cólera en Chile (1886-1888)”. Revista Chilena de Infectología,
Edición aniversario 2003.
295
296
Recordemos, por contraste, que el cambiarse frecuentemente de ropa fue una
estrategia exitosa durante el Renacimiento para combatir los piojos que transmiten la
peste bubónica.
297
298
Cit en: Laval, Enrique: “El cólera en Chile (1886-1888)”, op. cit.
Laval, Enrique: “El cólera en Chile (1886-1888)”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la126
Independencia a la Globalización
299
Puga Borne, F: “Cómo se evita el cólera. Estudio de hijiene popular”, op. cit.
Romero; Luis Alberto: “Los sectores populares en las ciudades latinoamericanas del
siglo XIX”, en: Desarrollo Económico. Vol. XXVII Nº 106. 1987.
300
Agostoni, Claudia: “Discurso médico, cultura higiénica y la mujer en la ciudad de México
al cambio de siglo (XIX-XX)”. Estudios Mexicanos, Vol. 18, No. 1, 2002.
301
“El proceso urbano de Lima: del espacio segregado a la generación de concentraciones
espaciales”
302
Ribeyro, Julio Ramón : “La palabra del mudo”, Lima, Milla Batres, 1973, cit en: Reyes
Tarazona, Roberto: “Lima, de gran aldea a ciudad moderna”.
303
Ludueña, Wiley: “Lima: poder, centro y centralidad. Del centro nativo al centro
neoliberal”, EURE. vol. 28 Nº 83 Santiago de Chile, mayo de 2002.
304
305
Argollo Ferrao, André Munhoz de: “Paisaje cultural del café en Brasil”, op. cit.
Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en
Costa Rica con énfasis en el período indígena y en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX”, en:
Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 2001.
306
307
Cisternas subterráneas a las que se derivaba el agua de lluvia para consumo
domiciliario.
Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en
Costa Rica...”, op. cit.
308
Cit. en: Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en
Costa Rica...”, op. cit.
309
Rodrigues Soares: “La difusión del higienismo en Brasil y el saneamiento de Plotas
(1880-1930)”, en: Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona. Nº 69, agosto de 2000.
310
311
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
Dargoltz, Raúl: “El Santiagueñazo, Gestación y crónica de una pueblada Argentina”. El
Despertador, Ediciones SIELA, 1994, cit en: Greenpeace: “Fundamentos y sugerencias
para la conservación de los ecosistemas del Gran Chaco Sudamericano”. Febrero 2002.
312
Tener, Alfred: “Las cataratas de Tequendama” (publicado en 1898), en: Wulschner,
Hans Joaquim: “Del río Grande al Plata”, op. cit.
313
García Jordan, Pilar: “Cruz y arado, fusiles y discursos. La construcción de los Orientes
en el Perú y Bolivia, 1820-1940”, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA),
Instituto de Estudios Peruanos (IEP), 2001.
314
Manríquez Roque, Mercedes: “Identificación de mecanismos legales para el control
comunitario de la ocupación del territorio de las comunidades nativas de la cuenca del
Urubamba”. Programa de apoyo al desarrollo sostenible de la zona de influencia del
proyecto CAMISEA. Lima, febrero de 2004.
315
316
Cit. en: Larra, Raúl: “Historia de América”, op. cit.
Ballivián, Manuel Vicente: “Noticia política, geográfica, Industrial y Estadística de
Bolivia”, Taller tipo-litográfico, 1900.
317
Ballivián, Manuel Vicente y Pinilla, Casto Francisco: “Monografí́a de la industria de la
goma elástica en Bolivia”, 1912.
318
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la127
Independencia a la Globalización
Del Alcázar, Joan: “Historia contemporánea de América”, Publ. Universitat de Valencia.
2003.
319
Gligo, Nicoló y Morello, Jorge: “Notas sobre la historia ecológica de América Latina”,
op. cit.
320
Wolf Eric R. : “Europa y la gente sin historia”, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 1993.
321
Vargas Sanabria, Asdrúbal: “El manejo histórico de los recursos hídricos en Costa
Rica...”, op. cit.
322
Soluri, John: “Consumo de masas, biodiversidad y fitomejoramiento del banano de
exportación, 1920 a 1980”, Simposio de Historia Ambiental Americana, Santiago de Chile,
2003.
323
Laínez, Vilma y Meza, Víctor: “El enclave bananero en Honduras”, en Nueva Sociedad,
Costa Rica, marzo-junio de 1973.
324
325
García Márquez, Gabriel: “Cien años de soledad”, Buenos Aires, Sudamericana, 1971.
326
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial”, op.
cit.
327
Guerrero Bascuñán, Mariano: “Memoria que el delegado del Supremo Gobierno en el
territorio de Magallanes”, Chile, 1897.
328
329
Álvarez, José S. (Fray Mocho): “En el mar austral”, Buenos Aires, EUDEBA, 1960.
330
Cody, William Frederik: “Memorias de Buffalo Bill”, Buenos Aires, Acme, 1957.
331
Distribuido por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
como si se tratara de un documento auténtico.
332
Paz, José María: “Memorias póstumas”, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1917.
333
D´Orbigny, Alcides: “Viaje a la América Meridional”, op. cit.
334
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
Platía, Marta: “Una manga de langostas dejó sin luz a tres pueblos cordobeses”, en
Clarín, Buenos Aires, 26/7/2006.
335
336
Seler, Edward: “Una visita a México por antiguos caminos”, op. cit.
Valencia Llano, Albeiro: “La guaquería en el viejo Caldas”, Biblioteca Luis Ángel
Arango, Museo del Oro de Colombia, 2005
337
Patiño, Víctor Manuel: “Historia de la Cultura Material en la America Equinoccial”, op.
cit.
338
339
340
Valencia Llano, Albeiro: “La guaquería en el viejo Caldas”, op. cit.
Arciniegas, Germán: “Maravillosa Colombia”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
4. LA ETAPA DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES
“Pero para cumplir con este programa en el que están considerados:
impulsar la educación del pueblo; explotar las riquezas naturales por
nuestros nacionales mismos; elevar el poder adquisitivo de los obreros;
la distribución de las tierras a los pueblos que carecen de ellas; y
desarrollar la industria del país por medio de la organización
cooperativa de los trabajadores, es indispensable que los pueblos se
organicen para que las mismas organizaciones sean el más fuerte
sostén de sus propios intereses”. (…) “Sólo el Estado tiene un interés
general y, por eso, sólo él tiene una visión de conjunto. La intervención
del Estado ha de ser cada vez mayor, cada vez más frecuente y cada vez
más a fondo”.
(Lázaro Cárdenas, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos,
discursos en 1934)
En esta fase de desarrollo, en toda América Latina ocurren sucesos que modifican
el modelo de sociedades basadas en la venta de agroexportables producidos en
latifundios. Movimientos sociales como la Revolución Mexicana o convulsiones
internacionales como la crisis de la década de 1930 o la Segunda Guerra Mundial,
generan cambios en las formas de utilización de los recursos naturales y en las
condiciones de vida de la población, incluyendo su medio ambiente.
Existen situaciones comparables, pero no simultaneidad entre las mismas, debido a
las propias características de cada país. La Revolución Mexicana y su lucha contra
los latifundios se inicia en 1910. Las políticas marcadamente estatistas del
presidente Lázaro Cárdenas se inician en 1934 341 . Pero la Constitución argentina
que nacionaliza algunos de los recursos naturales es recién de 1949, mientras que
en Brasil el monopolio estatal del petróleo se declara en 1953 342 . En la mayor parte
de los países, sin embargo, estos cambios se inician en la tercera década del siglo
XX.
Una de las características más relevantes de esta etapa es la presencia ominosa de
la guerra mundial, tanto como amenaza o como hecho. El período anterior, (que
llamamos de europeización) fue el del reparto del mundo entre las grandes
potencias. Esta etapa será la del reparto del mundo entre las ideologías y los
intereses que ellas representan.
Esta fase incluye la Guerra Fría en su totalidad, con la consiguiente amenaza de
holocausto nuclear. Al respecto, es sugestivo el que la mayor parte de los estudios
ambientales referidos a este período hayan omitido completamente los peligros de
guerra nuclear. Durante casi medio siglo se mantuvo el riesgo cotidiano de
desaparición de nuestra especie y de la mayor parte de la vida sobre la tierra. Se
produjo, sin embargo, una naturalización de estas condiciones extremas, las que
llegaron a ser consideradas como la normalidad de la vida cotidiana. Visto en
perspectiva, llama la atención la relativamente escasa atención que mereció el que
fue, de lejos, el tema más importante de ese medio siglo.
126
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Procesos históricos locales e internacionales concurrentes desencadenan
situaciones que llevan a darle otros usos a los recursos naturales y cambian el rol
de los Estados nacionales. Las dos guerras mundiales, la gran crisis económica de
la década de 1930 y la Guerra Fría entre Estados Unidos y el bloque socialista
crean situaciones inéditas y, al mismo tiempo, generan espacios de oportunidad
para otras formas de definición de la relación naturaleza-sociedad. La división
internacional del trabajo había funcionado en un contexto en el cual las grandes
potencias compraban materias primas y alimentos al Tercer Mundo y les vendían
productos manufacturados. La interrupción de algunas de esas corrientes
comerciales estimuló muchos de los desarrollos industriales de la periferia, con los
consiguiuentes cambios ambientales.
Ésta es, además, la etapa de descolonización, con la emergencia de muchas nuevas
naciones independientes. El Tercer Mundo deja de ser un espacio residal en la
política internacional. También es la etapa en la que cientos de millones de
personas en todo el mundo ingresan a la economía monetaria. Esto significa que
cobran salarios en dinero y que compran bienes y servicios que antes no podían
comprar. Se llamó “sociedad de consumo” a este período, en el cual el consumo de
los particulares fue el componente más dinámico de las economías nacionales y de
la economía mundial. Fueron las fábricas automotrices las que dinamizaron la
economía de los Estados Unidos. En otras sociedades, la gente tuvo acceso a una
bicicleta, una heladera o una radio, bienes cuya existencia apenas habían
imaginado. Con altibajos, con profundas desigualdades, con sangrientos conflictos
sociales, el período que va del final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la
crisis del petróleo de 1973 fue la etapa de mayor crecimiento económico de la
historia humana. Nunca antes se había producido algo así y, hasta ahora, no volvió
a repetirse. En América Latina, el elemento dinámico de estos cambios son las
industrias.
127
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Es, también, la etapa en la que hay intensas discusiones sobre la naturaleza del
desarrollo y las características de los países subdesarrollados. Los organismos
financieros internacionales adoptan la teoría de Walt Whitman Rostow, que
sostiene que el desarrollo económico es un camino semejante que siguen todas las
sociedades humanas. “Es posible clasificar todas las sociedades, teniendo en cuenta
sus aspectos económicos, en cinco categorías: sociedad tradicional, precondiciones
para el despegue hacia un crecimiento autosostenido, camino hacia la madurez y
etapa de alto consumo. Estas etapas no son sólo descriptivas; no son una mera
forma de generalizar las observaciones de ciertos hechos sobre la secuencia del
desarrollo en sociedades modernas, sino que tienen su propia lógica interna y
continuidad. Estas etapas constituyen finalmente tanto una teoría sobre el
crecimiento económico como una teoría más general (aunque todavía muy parcial)
de toda la historia moderna” 343 . Lo que equivale a decir que los países pobres
deben seguir las mismas estrategias económicas que siguieron los países ricos. Se
espera que los organismos financieros internacionales orienten este camino,
impulsando en los países del Sur políticas asociadas a las inversiones extranjeras.
En términos de políticas ambientales, las implicancias de esta teoría son claras:
hay que acelerar el desarrollo sin preocuparse por la contaminación y después,
cuando seamos ricos, habrá oportunidades para mejorar las cosas.
La teoría de Rostow tiene la ventaja de parecer “natural”, ya que asimila la
evolución de las sociedades al desarrollo individual de las personas. Sin embargo,
para otro punto de vista, el subdesarrollo es una realidad relacional y el avance de
unos se explica en función del retraso de otros. “El subdesarrollo –dice Celso
Furtado- es un proceso histórico autónomo y no una etapa por la que debían haber
pasado, necesariamente, las economías que ya alcanzaron un grado superior de
desarrollo" 344 . Los estudios de CEPAL analizan profundamente las implicancias
de esta asimetría de poder económico y político. Entre ellas, el deterioro de los
términos del intercambio, que hace que los productos primarios que América
Latina vende valgan cada vez menos en relación con los productos industriales que
compra. Otra característica de esta etapa es que en algunos países como Brasil o
México “el contingente de población afectada por el desarrollo se mantiene
reducido” 345 .
De esta corriente de opinión, sin embargo, no se deducen políticas ambientales
claras. En esta etapa, gran parte del pensamiento de la izquierda considera que las
propuestas ambientales son una forma de distraer a los pueblos de los conflictos
principales, es decir, la lucha contra las potencias capitalistas.
Con respecto a la ocupación del territorio, América Latina pasa de 104 millones de
habitantes en 1930 a 437 millones en 1990. Una consecuencia de esto es el fin de
algunos de los grandes espacios vacíos que habían caracterizado a este continente
en las etapas anteriores. El desierto sobre el cual se expanden las sociedades
empieza a dejar de existir en muchos sitios. Sin embargo, aún subsisten zonas de
difícil accesibilidad que posbilitan el desarrollo de movimientos guerrilleros como
el de Fidel Castro en la Sierra Maestra de Cuba a fines de la década de 1950. O la
existencia de varias repúblicas comunistas independientes en Colombia, en las
décadas de 1940 a 1960 346 . De este modo, la experiencia de los quilombos formados
en la selva por los esclavos fugados del Brasil colonial aún puede repetirse.
128
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
LAS CIUDADES DE LA ERA INDUSTRIAL
El proceso ocurre en todas partes: el mundo se urbaniza. Grandes contingentes de
personas marchan del campo a las ciudades, en busca de nuevas oportunidades.
Casi siempre, el campo expulsa población, debido a la mecanización o la
concentración en la tenencia de la tierra. En la mayor parte de los casos, la
urbanización se realiza sin una adecuada planificación y sobre terrenos de algún
riesgo ambiental.
La ciudad latinoamericana va tomando cada vez más la apariencia de las grandes
capitales del Primer Mundo. Edificios cada uno más alto que el anterior, moles de
acero y de vidrio calcadas de las de Manhattan, trasladan a San Pablo, a Buenos
Aires, a Ciudad de México, una única imagen de ciudad: la gran urbe, rodeada de
humo y de agua contaminada. Así, es frecuente que algunos autores de esta etapa
hablan de una sociedad dual, cuyas ciudades tienen los problemas del Primer
Mundo y las áreas rurales los del Tercero o quizás los del Cuarto. Un análisis más
profundo revela, sin embargo, algunas especificidades latinoamericanas en la
forma de hacer ciudades y de contaminarlas. Pero para eso antes hay que hablar
de lo que ocurrió en Europa.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés convoca a un grupo
de especialistas (entre ellos, el conocido arquitecto Le Corbusier) para realizar el
plan urbano de París. La respuesta fue que no había ninguna posibilidad de hacer
un plan urbano para París si no se hacía simultáneamente un plan territorial para
toda Francia.
El objetivo de esa política territorial fue retener población en el interior del país,
para evitar la migración masiva hacia la capital. Para eso, se estimuló la
producción artesanal local, se subsidió a los agricultores, y se crearon mecanismos
de comercialización para los pequeños productores. En Francia, una familia que
tiene unas pocas hectáreas de viñedos no es un minifundista. Producen una
pequeña cantidad de vino que pueden vender, botella a botella, en alguna feria de
la ciudad más próxima. Y eso no es casual, ni depende de la capacidad empresaria
del campesino francés. Es el resultado de una política explícita en ese sentido. El
conjunto no es eficiente en los términos de los economistas de Chicago, pero sí lo es
desde el punto de vista social: aquellas personas que puedan trabajar en sus
respectivos lugares de origen no emigrarán. Esto evitó (al menos en esta etapa) la
tugurización de los suburbios de París 347 .
Por el contrario, en América Latina, la mayor parte de las estrategias económicas
apuntaron a la concentración del poder. Es decir, a transferir ingresos hacia las
empresas más grandes y los establecimientos rurales de mayores dimensiones. El
resultado fue la continua pérdida de fuentes de trabajo en las áreas rurales y la
emigración masiva hacia las ciudades.
De un modo coherente, las principales ciudades del continente tienen un fuerte
crecimiento en este período, generalmente estimulado por medidas políticas. La
contrapartida es una importante pérdida de suelo agrario, que la sociedad ve como
un “progreso”. La ciudad de San Juan (Argentina), ubicada en un oasis de riego,
129
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
se expande sobre las tierras de cultivo hasta hacer desaparecer la casi totalidad de
los olivos que allí se cultivaban. La idea de que el suelo agrario es ilimitado y que
su transformación en un espacio urbano constituye un avance económico y social
es casi unánime. Hay, sin embargo, excepciones. En Uruguay, la Ley de Centros
Poblados de 1947 “congeló la urbanización dentro del municipio de Montevideo al
imponer normas restrictivas sobre la transformación de suelo rural en urbano” 348 .
Pero industrializar no es sólo agregar fábricas a lo ya existente. En muchos casos,
se cambian importaciones de manufacturas por inversiones extranjeras en el
sector industrial. Al darles otros usos a los recursos naturales, cambian los
enfoques políticos de los Estados Nacionales. En cada país parecen agotarse los
modelos económicos liberales y se inventan o se reinventan distintas formas de
intervención estatal en la economía. Se crean empresas estatales que explotan el
petróleo y otros recursos. Se nacionalizan ferrocarriles, teléfonos y diferentes
compañías prestadoras de servicios públicos. Se crean instituciones científicas
encargadas de estudiar los recursos naturales de los respectivos países y sus
posibilidades de aprovechamiento económico.
En la mayor parte de los países, los primeros años de esta etapa son los de
iniciativas de mayor creatividad. Esto se debe a que son los momentos en los que
cambian las estructuras de poder y los nuevos sectores dominantes (generalmente
ligados a la industria) necesitan dar una impronta diferente a su gestión.
Posteriormente, la consolidación del poder los hace cada vez más conservadores en
todos los aspectos.
Al mismo tiempo, las necesidades de la economía de cada país y las de sus
principales grupos de poder fueron variando. La urbanización y el crecimiento
industrial podían verse limitadas por políticas conservacionistas, de modo que esos
sectores de poder desarrollaron políticas activamente contrarias a cualquier forma
de cuidado del medio ambiente 349 . Un conocido trabajo de CEPAL concluye que
“el proceso de industrialización acontecido en América Latina en estos últimos
treinta años (se refiere al período 1950-1980, nota del autor) altera cualitativa y
cuantitativamente los distintos componentes de medio ambiente, tanto social como
económico y físico. Así también las condiciones de trabajo para las personas que
laboran en el interior de las empresas se han modificado aparentemente en sentido
negativo” 350 .
La industrialización genera importantes migraciones del campo a las ciudades. Un
nuevo proletariado urbano ocupa los bordes de las grandes ciudades
latinoamericanas, donde la tierra más apta para vivienda ya está ocupada. En
algunas ciudades, como Buenos Aires, bajan hacia las zonas inundables. En otras,
como Río de Janeiro y Caracas, ocupan los cerros donde estarán expuestos a
derrumbres y deslaves. Aquellos países que no lleguen a crear una industria
significativa, se transformarán en expulsores de población, como Uruguay y
Paraguay.
La mayor parte de estos migrantes buscan empleos industriales. Muchos no los
tendrán, lo que nos lleva a señalar que urbanización e industrialización no son
necesariamente lo mismo aunque estén fuertemente relacionadas. En las décadas
130
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
de 1930 a 1950, el empleo industrial directo motoriza el crecimiento urbano.
Después, la población crece más rápidamente que el número de obreros
industriales. Por esto, son frecuentes afirmaciones como la siguiente: "si existió
alguna vez un fuerte enlace entre urbanización y empleo industrial, las fuerzas que
rigen el desarrollo latinoamericano lo ha debilitado lo suficiente como para
volverlo prácticamente indiscernible. El atractivo de la ciudad no proviene de la
perspectiva de obtener un empleo industrial" 351 .
Lo anterior es sólo parcialmente cierto, ya que muchos de los migrantes
encontrarán fuentes de trabajo que no existirían si no fuera por la industria. A
menudo se subestima el efecto multiplicador de la industria de esta etapa y su
incidencia en la creación de empleos indirectos. De un modo semejante, en el
momento en que escribo esto se suele sobreestimar esa incidencia y creer que un
gran proyecto de inversión genera mucho empleo por el sólo hecho de haberse
invertido mucho dinero en él.
AMBIENTE Y CAPITALISMO SALVAJE
El estímulo estatal a la industria genera situaciones de capitalismo salvaje, con
consecuencias ambientales que recuerdan los comienzos de la Revolución
Industrial en la Gran Bretaña del siglo XVIII. En Buenos Aires, en el barrio de La
Boca, Benito Quinquela Martín pinta escenas de pesadilla en las que diminutas
figuras de obreros portuarios cargan barcos amarrados a un río contaminado, (el
Riachuelo) mientras el cielo del fondo está tapado por cientos de chimeneas que
arrojan humos negros.
La etapa inicial está marcada por la instalación de establecimientos industriales en
cualquier parte, sin ninguna exigencia por parte de las autoridades municipales. El
modelo usual se desarrolla a partir de una fábrica que se instala junto a un arroyo
para poder utilizar el agua como enfriamiento y para disposición de
contaminantes. Los trabajadores van a vivir alrededor, ya que el crecimiento de
las ciudades ha sido más rápido que el de sus sistemas de transportes, y lo hacen a
menudo en viviendas autoconstruídas. En muchos casos son asentamientos
precarios, ubicados en tierras ambientalmente inadecuadas. La consolidación de
estos barrios puede no significar su saneamiento, sino la eternización de su
situación precaria.
Alrededor de este grupo humano, se instalan talleres que proveerán de materiales
a la fábrica o que utilizarán sus productos, y, por supuesto, el personal de cada uno
de ellos. Al mismo tiempo, llegan los que proveen de servicios a esta población:
peluqueros, carniceros, vendedores de diarios o talleres de reparación de
automóviles. La absoluta ausencia de planeamiento urbano significa que son
frecuentes los casos de actividades mutuamente incompatibles. Por ejemplo, una
productora de alimentos junto a una fundición de plomo, lo que significa el riesgo
de residuos tóxicos en los alimentos que allí se fabrican 352 .
En su novela Barrio Gris, Joaquín Gómez Bas ubica a una fábrica de ácido
sulfúrico entre los rasgos dominantes del paisaje industrial de los años treinta. “La
vieja fábrica de ácidos que alardeaba de su desprecio por las municipales leyes
131
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
higiénicas vomitando, desde su petisa chimenea 353 , vaharadas de azufre quemado
que carcomían las chapas de zinc de los tejados y arañaban los bronquios del
vecindario”. En las tormentas podía verse “contra el cielo cada vez más oscuro, la
chimenea de La Sulfúrica que cambiaba su penacho de humo luminoso, salpicado
de chispas, como una girándola de cohetes” 354 .
Es una zona en la que una gran cantidad de población carece de agua corriente y
de conexiones cloacales. En la inmensa llanura pampeana el clima húmedo
garantiza la recarga de las napas subterráneas. Durante la segunda mitad del siglo
XX, en esa zona se produjo la tensa convivencia de pobladores e industrias. El
aumento de la población se realizó en momentos de una amplia demanda de mano
de obra por parte de las nuevas fábricas, levantadas después de la posguerra.
Entre tanto, las memorias de los organismos oficiales encargados de controlar la
contaminación informaban que, para no obstaculizar el crecimiento industrial, no
habían hecho nada por prevenir la contaminación 355 . Al no existir cloacas en un
amplio sector del Área Metropolitana de Buenos Aires, los pobladores eliminaron
sus excretas mediante pozos negros, los que, poco a poco fueron filtrando hacia el
subsuelo y contaminaron las napas superiores. En esas napas se registraron niveles
de nitratos que ponían en riesgo su potabilidad. Al mismo tiempo, muchas
industrias adoptaron la práctica de verter en el suelo sus residuos peligrosos como
una forma barata –y oficialmente tolerada- de deshacerse de ellos. Junto con los
nitratos, aparecieron metales pesados en el agua subterránea, producto tanto de
los vertidos industriales, como de la contaminación lateral de arroyos que estaban
en niveles críticos.
Entre las décadas de 1960 y 1990, se produce un corte social brutal entre quienes
se abastecían del agua subterránea: los que podían pagarse una bomba con motor
eléctrico o a combustible, podían perforar más abajo y tenían acceso a un agua
subterránea todavía de buena calidad. Los que sólo podían instalar una bomba de
mano, que no tenía la potencia necesaria para llegar a las napas profundas,
estaban condenados a utilizar el agua contaminada de las napas superiores 356 .
AMBIENTE Y ESTADO PATERNALISTA
Pero ningún proceso histórico es lineal. En forma paralela con las formas más
brutales de crecimiento económico, se desarrolla el urbanismo como ciencia,
orientado al mejoramiento de las condiciones de vida en las ciudades. Hay una
continua tensión entre los proyectos de saneamiento urbano (entendido en un
sentido amplio y no solamente en términos de agua corriente y cloacas) y la presión
en contrario de la especulación y los conflictos sociales. La concentración de
grandes núcleos de población en malas condiciones ambientales genera
contradicciones con los criterios del Estado paternalista, de modo que se buscan
formas de compensación. Al igual que medio siglo atrás, los espacios verdes
aparecen como un paliativo ante la contaminación. En un paralelo con los jardines
franceses urbanos de la etapa anterior, en Buenos Aires, el gobierno peronista
genera amplias superficies de espacios abiertos para uso popular en las zonas
periurbana.
132
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
La expropiación de una estancia de la familia opositora Pereyra Iraola permitió
crear el Parque de la Ancianidad, un gran espacio público situado al sur de Buenos
Aires, con una frondosa arboleda que perteneció a la estancia. Con la misma
función, al sudoeste se crearon los bosques de Ezeiza, forestando terrenos estatales
en una zona baja, que incluía áreas de riesgo de inundación, y, por eso mismo,
poco apropiadas para urbanizar. La leyenda local cuenta que el general Pascual
Pistarini se ocupó directamente de esa forestación y que puso los soldados que
cumplían el servicio militar a regar diariamente los plantines para que no
murieran durante una sequía. La idea de completar el esquema de rodear la
ciudad con un anillo de grandes parques se interrumpe por la caída del peronismo
en 1955.
Sin embargo, el proyecto subsiste en el imaginario del planeamiento. A fines de la
década de 1970, el gobierno militar establece un sistema de rellenos sanitarios para
el tratamiento de la basura del Gran Buenos Aires. Lo llama “cinturón ecológico”,
porque promete que los basurales tapados con tierra serán transformados en
aquellos grandes parques que iban a rodear la Capital. Los rellenos sanitarios se
hicieron, con niveles de contaminación altísimos y nadie logró hacer crecer nada
verde en ellos. En mayo de 2007, es decir, treinta años después de la promesa verde
de los militares, el responsable de los rellenos sanitarios escribe al autor de este
libro anunciándole que han obtenido resultados “muy prometedores” en unas
pocas parcelas experimentales 357 .
EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA GRAN CRISIS
Habitualmente se subestiman las consecuencias ambientales del ciclo económico.
Es, como sucede a menudo, el resultado de una falta de entendimiento entre
científicos con criterios epistemológicos diferentes: los economistas suelen
subestimar las cuestiones ambientales, a punto tal que casi no existen estadísticas
ambientales que puedan ser comparadas con la evolución de las cifras
macroeconómicas. Y los ambientalistas no suelen tener la extrema percepción de
los fenómenos del corto plazo que caracteriza a los economistas. Cada uno de ellos
tiene la mitad del mapa, pero pocas posibilidades de leer la otra mitad. A esto se
agrega que las consecuencias sociales y ambientales de la Gran Depresión de la
década de 1930 fueron más profundas en los países periféricos que en los centrales,
ya que las grandes potencias descargaron sobre el Tercer Mundo muchas de las
consecuencias de la crisis.
La crisis mundial iniciada a fines de 1929 termina con el modelo agroexportador
de la etapa de europeización. Para que la división internacional del trabajo
funcionara, era necesario que todos los países pudieran comprar o vender. La
crisis bloquea este mecanismo, que había funcionado en forma bastante aceitada
durante varias décadas. Los países europeos no pueden comprar los productos
americanos que nos habían comprado durante tanto tiempo.
¿El resultado? América Latina no tendrá las divisas necesarias para comprar, a su
vez, los productos industriales que no fabrica. Tendrá que hacer en casa lo que
antes compraba afuera. Pero el desarrollo de la industria es algo más que una
mera ampliación de las producciones existentes. La industrialización lleva a
133
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
cambiar el modelo de país. Importantes sectores trabajadores se incorporan a la
vida en las ciudades, a la economía monetaria y a los procesos electorales.
Los cambios que se generan son, en consecuencia, profundos. Aparecen nuevas
fuerzas sociales, con una cultura política diferente. Se pasa de una etapa en que el
poder está concentrado en un único sector social a otra en que se establece un
permanente conflicto en los grupos que representan intereses agrarios y los que
representan intereses industriales. La lucha entre los poderes del campo y de la
ciudad, con el ascenso de distintas formas de clase media, marcan el signo de los
conflictos sociales de esta etapa. Los momentos de interrupción del sistema
constitucional son frecuentes, pero tampoco las dictaduras militares logran
eternizarse en el poder, salvo algunos dictadores emblemáticos que llegan a
formar dinastías y transmiten el poder a sus descendientes.
La inestabilidad política es la regla. Los gobiernos civiles caerán por su debilidad,
mientras que los militares perderán el poder por su impopularidad. La
inestabilidad monetaria también es la regla. Los permanentes conflictos por la
distribución del ingreso estimulan un proceso inflacionario permanente.
Caracterizan a este período la industria, la inflación, los golpes de Estado militares
y el crecimiento de las ciudades.
En los Estados Unidos, la gran voladura de suelos de la década de 1930 impuso una
conciencia nacional de cuidado de los recursos naturales. Allí, el presidente
Franklin Delano Roosevelt utilizó las estrategias conservacionistas para generar
fuentes de empleo que le permitieran paliar los efectos de la Gran Crisis. Lázaro
Cárdenas, en México, siguió criterios semejantes. Pero en la mayor parte de
América Latina, sin embargo, la situación fue la opuesta y la crisis profundizó los
conflictos sociales y ambientales que ya existían.
En Colombia, dice un viajero en 1929: "El pueblo es pobre, sufre y tiene hambre.
Basta darse un paseo por los barrios excéntricos para ver en ellos que la miseria
hace estragos. Basta ver a la gente para saber que come mal y poco, que vive en
tugurios infectos y entre harapos; que jamás se da el lujo del baño con agua limpia.
Las gentes del pueblo, en su mayoría, no gastan calzado. Van, o con alpargatas, o
con los pies desnudos (...) los mendigos abundan" 358 .
Probablemente Chile haya sido el país más afectado por la Gran Depresión. La
cantidad de obreros industriales baja de 59.900 en 1928 a apenas 8.394 en 1933 359 .
La desocupación y la miseria se extienden por todo el país. “Se calcula que más de
un 25 por ciento de la población quedó en la extrema miseria. Informes de
organismos internacionales, señalan que durante la Gran Crisis, Chile tuvo los
índices de mortalidad infantil y de tuberculosis más altos del mundo. La
paralización de las fuentes productivas mineras y agrícolas provocaron la
emigración hacia las ciudades, que se vieron invadidas de personas deambulando,
en busca de comida y un lugar de abrigo, que incluso morían en los sitios públicos
de frío y hambre” 360 .
En Mendoza, Argentina, la caída de las ventas de los vinos llevó a políticas de
arrancar viñedos para bajar la oferta y mantener los precios elevados. Se este
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
modo, se enfrentó la crisis invirtiendo la tradicional práctica de echar agua al vino.
Se arrojó el vino al agua (es decir, a las acequias de riego), como parte de la
estrategia de destruir la producción para mantener precios altos. Aunque no había
fondos de ayuda a los desocupados, para esto sí había dinero. Se destinaron 30
millones de pesos anuales (el equivalente de 5 millones de jornales, en los precios
de la época) para comprar y destruir uva o vino.
Poco tiempo después, esta política de destruir el vino pero dejar las viñas
produciendo se revela insuficiente. En 1937 se aprueba la ley 12.355, que autoriza
al Poder Ejecutivo a comprar tierras plantadas con vides para arrancarlas. De este
modo, se pasa de una política coyuntural (es decir, de corto plazo) a una política
que afecta directamente la estructura productiva nacional. La política era llegar al
final de la crisis con menos viñedos que antes. De acuerdo con la ley, el Estado
compraba tierras plantadas con viñas y las revendía en lotes a trabajadores
rurales, los que quedaban obligados a extirpar los viñedos existentes. No se les
escrituraban los lotes hasta que no estuvieran totalmente desprovistos de viñas.
Se suponía que podían plantar cualquier otra cosa, menos uva. Pero al no
establecerse una política promocional alternativa, el único aspecto de la legislación
que se cumplió fue el de la erradicación de vides, lo que significó, en los hechos, la
desertificación de las áreas que sufrieron esta medida. Se arrancaron 20 mil
hectáreas con viñedos (el 13, 4 por ciento de la superficie de viñedos del país). Esto
provocó el abandono y consiguiente desertificación de amplias zonas antes bajo
riego 361 .
En Bolivia, el empeoramiento de la situación social generó una epidemia de tifus,
enfermedad característica de la pobreza.
La crisis del ´30 genera en todas partes un enorme aumento de la tuberculosis, la
enfermedad ambiental característica de esta etapa. En la provincia argentina de
Jujuy, “el pueblo se muere de tuberculosis, más que de paludismo y otras
enfermedades endémicas, y ante el pavoroso cuadro, nadie se conmueve. (...) Su
origen está radicado en la miseria y el hambre de los hogares proletarios; se hallan
en las viviendas insalubres, en el hacinamiento y promiscuidad en que habitan (...),
en lo harapos que como jirones de escarnio, cubren los cuerpos famélicos de las
filas de cientos de hogares desmantelados, azotados por el hambre y la miseria” 362 .
Por su parte, en Buenos Aires, “el hambre se retrataba ya en los rostros, en la
ropa. Y se traducía en la enfermedad-plaga, en el azote de Dios de la tuberculosis.
Era la enfermedad de las obreras del vestido, de los trabajadores a domicilio, de la
industrial textil, de los frigoríficos ÿ; era la enfermedad de la juventud y; era, en
fin, la enfermedad de los desocupados, de los crotos, de los linyeras" 363 .
LA CONDUCTA AMBIENTAL DE LAS DICTADURAS
Los cambios en los modelos de desarrollo a menudo se consolidan a partir de
políticas autoritarias, que tienen su signo propio en cada etapa histórica. El
elitismo europeizante fue la característica de la etapa anterior. En esa etapa, el
autoritarismo se utilizó en un modelo de grandes obras públicas y protección de las
inversiones extranjeras.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
En la etapa que estamos analizando ahora, hay autoritarismos más mezquinos.
Una sucesión de de dictadores se ocupa apenas de contener los movimientos
sociales que se originan en los cambios productivos y en los procesos de
urbanización. Debido al colorido anecdotario que caracteriza a cada uno de ellos,
se desarrolló un género literario especial, el de las novelas de dictadores, en las
cuales es frecuente atribuir los episodios y crímenes de varios de ellos a un tirano
arquetípico, estrategia iniciada en 1926 por “Tirano Banderas” de Valle Inclán y
continuada por “El recurso del método”, de Alejo Carpentier, “El otoño del
patriarca”, de Gabriel García Márquez, o “La fiesta del chivo”, de Mario Vargas
Llosa, entre muchos otros.
Estos dictadores tienen numerosos rasgos comunes, desde el espionaje político de
sus policías secretas hasta los harenes de adolescentes, usados como símbolo del
poder. Realizan grandes obras para inmortalizarse y, cuando eso les parece poco,
imponen su nombre a alguna ciudad, tal como lo hicieron Anastasio Somoza, Rafel
Leónidas Trujillo y Alfredo Stroessner, entre otros.
También tienen en común su rechazo a la conservación de la naturaleza y a la
protección ambiental. Muchos de ellos tienen simpatías por el nazismo y tratan de
copiar algo de su escenografía y sus crímenes. Sin embargo, los nazis incorporaron
a sus políticas la protección de los bosques y a sus discursos los sentimientos de
amor por la naturaleza, en un intento de mostrarse como los continuadores del
romanticismo alemán. No hay nada parecido entre los dictadores de América
Latina.
Un aspecto sugestivo de las diferencias ecológicas entre los tiranos de esta etapa y
la anterior puede verse al comparar las actitudes de los dictadores mexicanos
Porfirio Díaz y Victoriano Huerta. Ambos gobernaron el mismo país y con muy
poco tiempo de diferencia (Porfirio Díaz terminó su gobierno en 1911 y Victoriano
Huerta lo inició en 1913). Sin embargo, Díaz tuvo especial cuidado en embellecer y
forestar la zona de Chapultepec, creando un importante bosque urbano que
sirviera de paseo público, del mismo modo de otras capitales latinoamericanas que
imitaron los parques de París. Huerta, en cambio, se dedicó a robarse los
ejemplares del arbolado público para volver a plantarlos en su rancho privado 364 .
En otras palabras, que los autoritarismos de la etapa europeizante piensan a
nuestras sociedades como espacios de transformación al servicio de su clase,
mientras que las dictaduras de la etapa que estamos analizando sólo las piensan
como oportunidades de saqueo.
Recordemos la enorme importancia de las dictaduras en esta etapa. A finales de la
misma, hubo momentos entre las décadas de 1970 y 1980 en los que “las dictaduras
superaban a las democracias en proporción de cinco a uno” 365 . El arquetipo de
dictador de esta etapa es el dominicano Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó su
país con apoyo norteamericano entre 1930 y 1962. Al igual que los emperadores
romanos, Trujillo trató a los bienes públicos como si fueran sus propios bienes
privados. En 1939 recibió un informe de un naturalista puertorriqueño sobre el
valor económico de los recursos naturales del país. Al ver la valuación de los
bosques maderables, Trujillo se hizo industrial maderero, asociándose con
136
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
personas que ya estaban en el negocio o colocando testaferros al frente de nuevos
aserraderos de su propiedad y monopolizando el sector.
Se inició así una carrera de talado y exportación de maderas valiosas, como la
caoba. Una vez retiradas las maderas “quedaron los trabajadores de los
aserraderos convertidos en campesinos itinerantes al servicio de los terratenientes
ganaderos, que les entregaban tierras taladas pero cubiertas de bosque secundario,
para que las talaran de nuevo y sembraran frijoles o papas por dos o tres años, a
cambio de entregarles los fundos sembrados de pastos cuando la pérdida de la
fertilidad del suelo los obligara a moverse a otro lote para comenzar de nuevo” 366 .
Cada movimiento se hacía con el incendio de amplias extensiones durante la
estación seca. El reemplazo de pinos por pastizales modificó completamente la
hidrología de la región. Los suelos que carecían de la protección del bosque
dejaron de retener el agua y se secaron los arroyos.
“En 1967, seis años después de la muerte de Trujillo, se calculó que apenas
quedaban 9 millones de hectáreas de bosques en la República Dominicana, en
contraste con los 46 millones que había en 1916. Los pinares fueron los bosques
que más sufrieron la acción de los aserraderos. En el 1939, Chardón calculó que
había en el país 12 millones de hectáreas de pinos. En 1967, cuando el gobierno
dominicano por fin clausuró los aserraderos, apenas quedaban 3,5 millones de
hectáreas de pino” 367 .
François Duvalier (Papá Doc), dictador vitalicio de Haití, imita a Trujillo en sus
negocios con los bosques y lo mismo hace la dinastía de Somoza en Dominicana.
Las obras públicas de los dictadores de esta etapa pueden llegar a tener un
absoluto desprecio por sus consecuencias ambientales. El dictador imaginario de
García Márquez entrega a los norteamericanos el mar territorial, lo que en la
novela significa que se llevan el agua con grandes exclusas y dejan la capital –antes
costera- junto a un gran desierto de arena.
En 1954, el dictador cubano Fulgencio Batista proyectó construir un canal de casi
100 kilómetros de largo que atravesara la isla entre las bahías de Cárdenas y de
Cochinos, en el occidente del país y permitiera a los buques de ultramar acortar
distancias hacia o desde el Canal de Panamá. El Canal Vía Cuba estaba
proyectado con un ancho de 40 metros y un calado de 50 pies (16 metros), lo que
significa que el agua salada estaría en contacto lateral con los acuíferos que
abastecen de agua a numerosas ciudades. “Con respecto a este último proyecto,
(Batista) afirmó que sería construido por empresas privadas, con un costo de 500
millones de dólares, dando trabajo a 25.000 obreros, en un período de cinco años.
A pesar de que el gobierno afirmaba que el canal traería extraordinario progreso a
una zona actualmente inhóspita y que el pasaje de barcos por el canal significaría
un ingreso notable, las voces que surgieron criticando el proyecto indicaron la
gravedad del mismo. Se enajenarían por 99 años extensas regiones del territorio
nacional arruinando miles de hectáreas por la infiltración de salitre en los mantos
de agua potable” 368 .
¿Por qué el canal de Batista era ambientalmente distinto del de Panamá? La
137
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
diferencia sustancial es que el Canal de Panamá es un complejo sistema de exclusas
para elevar y descender los barcos, que funciona exclusivamente con agua dulce,
tomada de los ríos de las zonas que atraviesa en su camino entre ambos océanos.
Tal vez no haya habido una intención ambiental en esta decisión. Es probable que
sus constructores hayan encontrado más barato hacer bajar agua dulce por
gravedad que subir agua salada desde el mar por bombeo. El resultado, sin
embargo, es un impacto ambiental de menor envergadura.
Pero el canal en el que pensaba Batista era un gigantesco tajo que dividiría por dos
el país y que se llenaría con el agua del Atlántico y del Caribe. Su impacto
ambiental habría sido equivalente al de un gran proceso geológico. El descenso del
agua marina hubiera salinizado irreversiblemente las napas subterráneas, que,
como en toda zona húmeda, se encuentran a poca distancia de la superficie. Esto
no sólo anularía las reservas de agua dulce de una muy extensa zona del país, sino
que también provocaría daños irreversibles en los suelos, que perderían su aptitud
productiva. Se generaron intensas protestas, encabezadas por los profesores de la
Universidad de La Habana. El rechazo al canal de Batista 369 fue uno de los
primeros movimientos sociales exitosos de América Latina que expresó
reivindicaciones claramente ambientales.
Por su parte, el dictador paraguayo Alfredo Stroessner (gobernó desde 1954 hasta
1989) fue el responsable del único intento de protección ambiental que hizo,
durante décadas, la represa argentino-paraguaya de Yacyretá. Destacamos que el
manejo ambiental de la obra tuvo tan poca consideración por el ambiente que
tardó treinta años en avisarles a los vecinos de las ciudades de Posadas y
Encarnación que tendrían problemas de inundaciones urbanas al llenarse el lago
de la represa. Si embargo, desde el primer día Stroessner forzó un diseño de traza
antieconómico, pero que protegía parte de una isla de la inundación. El motivo es
pintoresco: allí estaba la mansión que el dictador usaba para sus encuentros
sexuales con niñas y adolescentes. Al igual que el emperador romano Tiberio en su
villa de Capri, Stroessner prefería la privacidad de una isla para sus prácticas de
pedofilia y ordenó preservar el ambiente de su isla, sin preocuparse por el resto.
LOS TEXTOS CONSTITUCIONALES
Las Constituciones del siglo XIX y los respectivos Códigos Civiles basados en ellas,
habían seguido el principio de la propiedad privada absoluta, copiado del Derecho
Romano, lo que significa una concepción muy definida en cuanto a la utilización de
los recursos naturales. Era frecuente que establecieran el principio de uso y abuso,
lo que equivale a decir que el propietario de un bien puede darle el uso que quiera
a ese bien, inclusive destruirlo. En materia de recursos naturales, quiere decir que
el dueño de la tierra puede agotar un suelo si le conviene o si lo desea, aunque eso
condene al hambre a otras personas.
En distintos momentos del siglo XX se establecen nuevas Constituciones que
limitan el poder de los propietarios de las tierras y asignan nuevos roles de
planificación y control a los respectivos Estados. La Constitución mexicana de
1917 establece: “La Nación siempre tendrá el derecho de imponer sobre la
propiedad privada, las reglas que dicte el interés público y de reglamentar el uso
138
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
de los elementos naturales, susceptibles de apropiación de modo de distribuir
equitativamente la riqueza pública y salvaguardar su conservación" (...) “Los
pueblos, rancherías y comunidades que carezcan de tierras y aguas, o no las tengan
en cantidad suficiente para el desarrollo de su población, tendrán derecho a que se
les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas, respetando siempre la
pequeña propiedad”. También establece el dominio del Estado de todos los
minerales y aguas del país, como también de su aprovechamiento 370 . Estas
cláusulas dieron los criterios para la legislación conservacionista
postrevolucionaria de México.
La Constitución cubana de 1940 señala que “el subsuelo pertenece al Estado, que
podrá hacer concesiones para su explotación, conforme a lo que establezca la Ley”.
Agrega que: “la tierra, los bosques y las concesiones para explotación del subsuelo,
utilización de aguas, medios de transporte y toda otra empresa de servicios
públicos, habrán de ser explotados de manera que propendan al bienestar social”.
También “proscribe el latifundio, y a los efectos de su desaparición, la Ley
señalará el máximo de extensión de la propiedad que cada persona o entidad
pueda poseer para cada tipo de explotación a que la tierra se dedique y tomando
en cuenta las respectivas peculiaridades. La Ley limitará restrictivamente la
adquisición y posesión de la tierra por personas y compañías extranjeras y
adoptará medidas que tiendan a revertir la tierra al cubano” 371 .
Por su parte, la Constitución argentina de 1949 señala que “La organización de la
riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden
económico conforme a los principios de la justicia social”. Y agrega: “Los
minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las
demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad
imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación
en su producto que se convendrá con las provincias. Los servicios públicos
pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser
enajenados o concedidos para su explotación” 372 . Este artículo fue derogado en
1957, cuando entró en conflicto con las primeras ondas del retorno al liberalismo.
EL TIEMPO DE LAS REFORMAS AGRARIAS
Así como en la etapa anterior la tierra es manifestación de poder y prestigio, en
esta fase se pone el acento en el carácter parasitario de los grandes terratenientes.
La lucha contra los latifundistas es un objetivo político en gran parte del
continente. A menudo se identifica el campo con el atraso y con el régimen feudal y
se lo contrapone con la industria, a la que se identifica con el capitalismo moderno.
En todas partes se estudian los regímenes de tenencia de la tierra y se proponen
reformas agrarias.
En México el Plan de Ayala es el programa de distribución de tierras entre los
campesinos pobres. Es, también, la promesa de que las comunidades indígenas
recuperarán las tierras que les fueron usurpadas durante el siglo XIX. El
mencionado Plan establece que “en virtud de que la inmensa mayoría de los
pueblos y ciudadanos mexicanos no son más dueños que del terreno que pisan sin
139
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
poder mejorar en nada su condición social ni poder dedicarse a la Industria o a la
Agricultura, por estar monopolizadas en unas cuantas manos las tierras, montes y
aguas, por esta causa, se expropiarán, previa indemnización, de la tercera parte de
esos monopolios a los poderosos propietarios de ellos, a fin de que los pueblos y
ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos o
campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la falta de
prosperidad y bienestar de los mexicanos" 373 . Uno de sus redactores fue Emiliano
Zapata. Este programa se refuerza en la Convención de Aguascalientes (1916),
que reclama destruir el latifundio, crear la pequeña propiedad, devolver a los
pueblos los ejidos y aguas de que habían sido despojados, “fomentar la agricultura,
fundando bancos agrícolas que provean de fondos a los agricultores en pequeño, e
invirtiendo en trabajos de irrigación, plantío de bosques, vías de comunicación, y
en cualquiera otra clase de obras de mejoramiento agrícola todas las sumas
necesarias”.
Es sugestivo que el líder popular más famoso de la Revolución Mexicana, Pancho
Villa, sea quien haya tenido una de las posiciones más conservadoras sobre el
reparto de tierras entre los campesinos pobres, ya que proponía que los propios
campesinos las pagaran, lo que obviamente, estaba fuera de sus posibilidades y
hubiera anulado toda posibilidad de reforma agraria 374 . La novela más
emblemática de la Revolución Mexicana es “Los de abajo”, de Mariano Azuela,
quien acompañó a las tropas de Villa y relata su experiencia directa. Al respecto,
es significativo que sus personajes no buscan el reparto de tierras sino sólo el
saqueo y, a menudo, la ilusoria sensación de poder que da el matar a un ser
humano 375 .
En México, entre 1915 y 1958 se entregaron a los campesinos más de 40 millones
de hectáreas, extensión superior a la superficie total de muchos países 376 . Pero esta
reforma agraria se hizo pensando más en la tenencia de la tierra que en su
conservación. En muchos casos, los cambios tecnológicos asociados a lo que se
consideraba como modernización en ese momento, dejaron fuera a tecnologías
indígenas, más adaptadas a esos ecosistemas que las nuevas. Por ejemplo, en
Yucatán se abandonó la vieja práctica maya de corte y quema selectivos y se la
reemplazó por tala rasa. Pero, al igual que en las tribus del Amazonas, “la tumba
milpera no arranca los árboles de raíz, sino que deja los tocones, como si fuera una
poda, para que rebroten. La quema se sabe hacer de modo que se protegen y
respetan muchas especies valiosas que preservan parte del bosque en el Yucatán
rural. Y antes de que la Reforma Agraria cardenista encerrara la milpa en la
estrechez del ejido, las milpas siempre se separaban entre sí por manchones de
monte para que a los dos o tres años -al dejar la milpa- el monte se metiera y
volviera a florecer más rápido. Además, las milpas nunca han ocupado espacios
(muy) extensos, lo que permite la supervivencia de semillas y raíces de muchas
plantas silvestres” 377 .
Por su parte, la ley guatemalteca de Reforma Agraria de 1952 (derogada muy
pronto por una oportuna dictadura) establece áreas de reservas forestales, con un
criterio conservacionista, entre ellos 378 :
•
Los grandes bosques nacionales y la selva virgen;
140
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
•
El 15 por ciento de los bosques o selva virgen de los terrenos nacionales o de
particulares;
•
Franjas protectoras en las márgenes de ríos, lagos, arroyos y nacientes de agua;
•
Bosques de maderas preciosas, de construcción y de aprovechamiento
industrial, y
•
Bosques que se encuentren en terrenos cuya inclinación sea mayor del 30 por
ciento.
Nada de esto aparece en las reformas agrarias de Bolivia (1953) y de Perú (1964),
en las que el reparto de las tierras significó una muy fuerte presión de los
campesinos sobre los inestables ecosistemas de los Andes. “El acceso a tierras que
estuvieron antes en posesión de grandes terratenientes –con el consiguiente
aumento del pastoreo, el aprovechamiento agrícola exagerado y el desmonte para
obtener leña-, ha sido causa de la aceleración del deterioro en Bolivia, puesto que
aquel nuevo acceso no se hizo con una cabal comprensión de las necesidades de
conservación de los suelos y de las prácticas utilizables a dicho fin” 379 . Después de
varios siglos de latifundio, en amplias zonas se perdió la antigua cultura de
prácticas conservacionistas, que caracterizó a los Andes en la etapa prehispánica.
La reforma agraria no incluyó ningún esfuerzo por recuperar esos conocimientos
tradicionales.
LA ÚLTIMA REFORMA AGRARIA
Así como la reforma agraria mexicana puso el acento en los pequeños productores,
su equivalente cubano se basó en el sector estatal. Las dos reformas agrarias
realizadas en Cuba repartieron determinadas tierras a los campesinos, pero la
mayor parte -los grandes latifundios ganaderos, arroceros y cañeros- se
convirtieron primero en cooperativas de trabajadores que al poco tiempo fueron
convertidas en granjas estatales.
En la primer reforma agraria (17 de mayo de 1959) se expropiaron las tierras con
más de 30 caballerías (402 hectáreas) absorbiendo el Estado el 40 por ciento de las
mismas. La segunda reforma agraria (3 de octubre de 1963) limitó la propiedad
individual a 67 hectáreas, con lo que el Estado se convirtió en el poseedor del 70
por ciento de las tierras del país. En 31 de diciembre de 1989 la propiedad estatal
ascendía al 82,3 por ciento 380 .
De un modo coherente, el campesino mexicano producía para el mercado (a
menudo fuertemente concentrado) y el campesino cubano para el sistema estatal
de distribución. En su etapa inicial, el modelo cubano estaba basado en
monocultivos para la exportación. Manteniendo un rol semejante en la división
internacional del trabajo, Cuba había pasado de ser proveedor de azúcar de los
Estados Unidos a serlo de la Unión Soviética. Como los soviéticos pagaban el
azúcar cubano por encima de su precio del mercado internacional, se mantuvo un
fuerte incentivo al monocultivo, con sus conocidas consecuencias ambientales.
La respuesta fue un programa de “quimización de la agricultura”, impulsado
durante la década de los 80, que tomó un modelo tecnológico semejante al
141
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
norteamericano. La incorporación masiva de productos químicos al agro generó
los mismos problemas de contaminación que en otros países del Tercer Mundo.
Con el desarrollo en Cuba de las industrias azucarera, citrícola, tabacalera,
cafetalera, arrocera y la producción de viandas y vegetales se incrementó
sustancialmente la utilización de estos productos, hasta alcanzar la cifra promedio
anual de 30.000 toneladas de formulado en el período de 1980 a 1989. El mayor uso
de los insecticidas se localizaba en los cultivos del arroz, las frutas y los vegetales;
el 80 % de los herbicidas se empleaba en la caña de azúcar y el arroz. La mayor
parte de los fungicidas se concentraban en los cultivos del tabaco, el café, los
cítricos y el plátano. Los plaguicidas más utilizados en estos cultivos eran el
paraquat, los ésteres del ácido fenoxiacético, propanil, ametrina, malatión, metil
paratión, carbaril, dimetoato, metamidofos, diazinón, monocrotofos, endosulfán,
los ditiocarbamatos (maneb, zineb, mancozeb y metiran), oxicloruro de cobre,
azufre, benomil, disulfotón, triclorfón y tridemorph 381 .
LA IMPRONTA ESPACIAL DE LA CULTURA INDUSTRIAL
Cada etapa histórica necesita dejar su impronta sobre el espacio urbano. La fase
colonial había dejado el trazado en forma de cuadrícula y la de europeización llenó
nuestras ciudades de edificios hechos a imitación de los del Viejo Mundo. Si la
ciudad latinoamericana de 1880 quiere imitar a París, la de 1950 o 1960 quiere
imitar a Nueva York. La imagen del poder ya no son los palacios franceses sino los
rascacielos. Los ángeles de piedra o de revoque símil piedra ceden su lugar a las
grandes estructuras racionalistas de acero, vidrio y hormigón. En muchas ciudades
se demuele una gran cantidad de testimonios físicos del pasado. Sin embargo,
algunos proyectos urbanos más sofisticados marcan la mirada que tienen los
sectores del poder sobre la ciudad.
La propuesta de Le Corbusier para Buenos Aires consiste en construir un nuevo
barrio de la ciudad sobre una isla artificial hecha en el Río de la Plata. “La ciudad
de los negocios” sería un espacio físicamente separado del conjunto urbano, una
exhibición de capacidad tecnológica que demostrara el poder económico de
quienes tuvieran allí sus oficinas.
Avanzando en una plataforma sobre el río, Le Corbusier propone colocar en cinco
rascacielos “La Cité” de negocios y oficinas, buscando el perfil futurista. Así,
mientras por un lado concentra la ciudad y reduce su extensión hacia el territorio
plantea simultáneamente ganar terreno hacia el río en una costosísima operación.
“Este manejo de un escapismo hacia el mundo de la imaginación despegada de la
realidad y la prescindencia de la ciudad real, fue probablemente la mejor lección
que dejó Le Corbusier a muchos urbanistas argentinos que desde ese momento
apelaron siempre más a la teoría que a la realidad y fabricaron decenas de planes
reguladores destinados a exhibirse y guardarse en el cajón de algún funcionario
pero jamás a servir de instrumento activo a la construcción de la ciudad” 382 .
Señalemos de paso que, en lo referente al patrimonio construido, Le Corbusier
jugó en el siglo XX un rol semejante al de Haussmann durante el siglo XIX.
Exagerando los riesgos sanitarios de las viejas edificaciones, Le Corbusier dio el
142
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
fundamento ideológico para la demolición de importantes testimonios de la
historia latinoamericana.
Con un criterio semejante, el Arq. Williams propone un aeropuerto sobre una isla
artificial, aproximadamente en el mismo lugar que Le Corbusier. El punto común
de ambos proyectos es la soberbia tecnológica y el desprecio por las condiciones
ambientales en las cuales se harían las obras. Ni Williams ni Le Corbusier se
preguntaron sobre las condiciones del medio natural sobre el cual se harían las
obras. Dieron por sentado que la tecnología sería capaz de superar todos los
problemas que aparecieran. Es improbable que eso ocurriera, teniendo en cuenta
el formidable proceso de sedimentación del Río de la Plata. Con cualquier
tecnología, una isla artificial es un obstáculo que detendría los sedimentos que
bajan por el río Paraná hacia el Plata. En poco tiempo, la isla artificial quedaría
rodeada de un inmenso pantano.
Finalmente, el costo y las dificultades técnicas detuvieron las islas artificiales y
Buenos Aires debió conformarse con un obelisco, como símbolo más modesto de su
etapa industrial.
A pesar de la notoria irracionalidad del proyecto, tuvo periódicas recurrencias,
debido a su enorme capacidad simbólica. En la década de 1990, las autoridades
volvieron a proponer un aeropuerto sobre el río, pero ya había mecanismos de
participación ciudadana que actuaron como fuerzas contrarrestantes. En la
respectiva audiencia pública, los opositores al proyecto presentaron tantos
argumentos contrarios, que fue imposible continuar con él.
Si el avance sobre el Río de la Plata forma parte de los imaginarios argentinos, el
avance sobre la selva tiene su lugar en los imaginarios brasileños. La construcción
de Brasilia tiene mucho que ver con esa concepción del espacio nacional, heredada
de los bandeirantes, que considera la urbanización de la selva tropical como una
epopeya.
Entre 1957 y 1960 se construye en la selva una ciudad monumental, de diseño
futurista, destinada a albergar los funcionarios de los ministerios y las embajadas
extranjeras. La zona central (llamada plano-piloto) diseñada por Lucio Costa y
Oscar Niemeyer no debía albergar más de 300 mil personas. Brasilia está pensada
en torno de dos ejes principales que se cortan para formar una gran cruz, o un
gran pájaro. El eje principal está reservado a las funciones de la ciudad, con la
Plaza de los Tres Poderes (ejecutivo, legislativo, judicial) en uno de sus lados. A
ambos lados se distribuyen las zonas residenciales, divididas en “supercuadras”. El
proyecto es el de una ciudad sin cruces “donde el automóvil ya no es el enemigo
irreconciliable del hombre”.
Pero cuando se diseña en una ciudad, las cuestiones ambientales aparecen por
fuera del tablero de dibujo. El resultado de hacer una Brasilia central futurista fue
el crecimiento desordenado de las ciudades satélite. “En Brasilia el plano-piloto
constituye una especie de fortaleza cuyos muros serían invisibles: la única frontera
que separa la capital de las ciudades satélite, instaladas a considerable distancia, es
un cinturón verde” 383 .
143
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
La construcción del plano-piloto exigió la contratación de más de 100 mil obreros,
llamados candangos, procedentes del nordeste brasileño. Durante la construcción,
los candangos se instalaron en barracones de madera en los límites del planopiloto. Después de la inauguración oficial de Brasil, en 1960, los barracones fueron
declarados “favelas ilegales”. Los trabajadores se quedaron y llegaron cientos de
miles de inmigrantes más. Para evitar la invasión del plano-piloto, las autoridades
tuvieron que crear la infraestructura de varias ciudades satélite para albergar a
los inmigrantes.
En el centro del plano-piloto hay una gigantesca terminal de autobuses, a la cual
llegan diariamente cientos de miles de personas procedentes de las ciudades
satélite. Algunas de ellas son barrios cerrados, pensados como fortalezas para
proteger a sus dueños de los pobres y otros son favelas, cuyas condiciones
ambientales son, previsiblemente, desastrosas. Niemeyer se defiende: “Hoy en día
se acusa a Brasilia de ser inhumana, fría, impersonal. Vacía, en suma. No es culpa
nuestra si se ha convertido en víctima de las injusticias de la sociedad
capitalista” 384 . Hay, en todo caso, culpas compartidas: no se puede diseñar una
ciudad y alegar que se ignoraba el sistema social en el que esa ciudad se iba a
desarrollar. Echarle la culpa al sistema social en vez de diseñar teniéndolo en
cuenta es un ejemplo más de la soberbia tecnológica que caracteriza a esta etapa.
LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO PREINDUSTRIAL
Los testimonios patrimoniales reflejan la identidad colectiva en un momento
histórico determinado. Determinadas construcciones tienen sentido dentro de un
marco ideológico y lo pierden cuando ese marco pasa. Algunos ejemplos de lo que
se construye o destruye por el cambio de significados son los siguientes:
•
La demolición del pasaje Seeber en Buenos Aires. Se trató del espacio que imitó
con mayor precisión el modelo parisino, que ilusionó a los sectores dominantes
de fines del siglo XIX. En una ciudad casi sin desniveles, este pasaje se
caracterizaba por una escalera que recordaba las que suben a Montmartre.
Estaba en “un entorno de palacetes y castillos que llevaban a la élite a la
fantasía de vivir en un mundo de civilización europea” 385 . Lo interesante es que
no se lo reemplazó por una serie de edificios de nuevo estilo sino por una vía de
comunicación rápida. La civilización del automóvil estaba reemplazando
ladrillos por ruedas.
•
La destrucción del símil piedra en Buenos Aires. Durante la etapa de
europeización, la casi totalidad de los edificios de Buenos Aires se cubren con
un revoque especial, que le da al ladrillo la apariencia de la piedra. El color
dominante del paisaje urbano es un ocre agrisado. El peso cultural del símil
piedra se encontraba en la semejanza con la piedra París, modelo unánime de
la cultura urbana de ese momento. Es decir, que la importancia de este
material no se encuentra en sí mismo sino en lo que sugiere. Modificado ese
modelo, perdida la aspiración histórica de parecerse a París, el carácter
simbólico del material pierde su sentido. La ciudad entera pinta sus revoques
de diversos colores más acorde con el gusto de una etapa que mira menos a
Europa y más a los Estados Unidos.
144
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
•
La demolición de edificios representativos en Lima. Al respecto, uno de los más
reconocidos historiadores de la arquitectura, Fernando Chueca Gotilla, señala
que Lima “es una de las ciudades de la cultura hispánica que ha quedado más
arrasada por el paso del tiempo, por la incompetencia de los hombres y por el
desprecio de los valores históricos” 386 .
•
El reemplazo de edificios tradicionales por otros en altura en el centro de
Ciudad de México. En este caso, no se trató sólo de un daño cultural, sino
también físico, ya que las nuevas estructuras construidas no resistieron el
terremoto de 1985. “Todos los edificios colapsados presentaban estructuras
inadecuadas para terrenos arcillosos, principalmente a causa de la corrupción
y la mala planeación, pues la mayoría de los edificios colapsados eran de
reciente construcción, la negligencia del gobierno fue el principal culpable del
enorme número de muertos, mientras que estructuras muy antiguas y
adecuadas al tipo del terreno arcilloso soportaron el sismo. A pesar de que los
peritajes mostraron que la mayoría de los edificios caídos tenían
especificaciones inferiores a las exigidas en los contratos, nadie fue declarado
culpable. Particularmente grave fue el caso de la constructora estatal
encargada de la construcción de escuelas, cuyos directivos quedaron impunes,
pese al número elevado de escuelas primarias destruidas y escolares que
resultaron muertos” 387 .
MARGINALES E INUNDADOS
Con el correr de los años, las ciudades fueron creciendo y, en muchos casos, lo
hicieron sobre sus valles de inundación. En definitiva, eran zonas próximas, fáciles
de ocupar y aún vacías. A veces eran tierras públicas que podían ser ocupadas
gratuitamente por migrantes que se hacían una casa precaria, con los materiales
que encontraban a mano. Otras, eran tierras baratas que fueron loteadas por
empresas inescrupulosas, toleradas por el poder público. La urbanización de áreas
inundables incluye historias de muy fuerte corrupción política y administrativa, ya
que alguien tuvo que permitir el loteo de terrenos inadecuados para el uso urbano.
Son, entonces, dos fenómenos paralelos que confluyen para asentar población en
áreas inundables. Por una parte, los valles de inundación de los arroyos son la
ubicación previsible de las villas miseria, las favelas, callampas o cantegriles de
todo el continente. Simplemente, sus habitantes no tienen el acceso económico a
tierras mejores. Pueden ser los amplios valles de inundación de los arroyos del
Gran Buenos Aires, que a veces tienen una pendiente tan escasa que se requiere un
ojo entrenado para detectar sus límites. O las zonas próximas al río Mapocho, en
Santiago de Chile, o las cañadas que desembocan en el Guayre, en Caracas. Pero
los conflictos ambientales tienen un largo proceso de construcción. Los planos
coloniales de Caracas y Santiago muestran que la cuadrícula fundacional se
implan tóde un modo rígido, sin tener en cuenta la topografía del sitio, como vimos
en el primer tomo de esta obra. Esto significó poblar los valles de inundación del
Guayre y del Mapocho, generando así conflictos ambientales que subsisten.
Al quedar el diseño urbano en manos de agentes inmobiliarios, a menudo
inescrupulosos, se profundizan las situaciones de caos que afectan siempre a los
145
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
más pobres. En 1945 se forma la ciudad Nezahualcoyótl, en la periferia de la
ciudad de México. “A comienzos de la década de 1970, en la temporada de
inundaciones, de mayo a septiembre, un millón de pobladores se encontró de
pronto en una ciudad que había vuelto a ser parte del lago Texcoco, a causa de las
lluvias y lo impermeable del suelo” 388 .
A partir de 1930, el proceso industrial acelera la urbanización vertiginosa y obliga
a utilizar todos los espacios disponibles. Esto hace cada vez más fuerte la presión
social y económica para ocupar los terrenos bajos. Buenos Aires debe crecer, sin
que importe cómo ni dónde lo haga. Se realizan estudios sobre el Riachuelo, en los
que nos sorprende lo poco que se sabía del medio natural de Buenos Aires. Para
hacer obras, la ciudad necesita, aunque fuera por un instante, dejar de dar la
espalda a sus ríos y comenzar a conocer su comportamiento. Estos estudios se
relacionan con las obras de canalización y rectificación del Riachuelo, en las que se
vuelve a reforzar la idea de que este curso de agua quedará dominado por dichas
obras 389 .
A cuatro siglos de la primera fundación, los especialistas tienen que volver los ojos
sobre la frecuencia de inundaciones en Buenos Aires. Como toda aproximación
tardía, no es exhaustiva. El informe técnico de la obra mantiene un sugestivo grado
de ambigüedad con respecto a los beneficios que arrojará la rectificación del
Riachuelo. Dice que hay zonas que dejarán de inundarse, pero no explicita que
otras seguirán sufriendo las crecidas igual que antes. Las obras tienen, además, un
mecanismo complementario que procura la regulación de crecidas. La estrategia es
utilizar un terraplén ferroviario para embalsar algo del exceso de agua y atenuar
así las crecidas. Esta técnica de emplear un embalse para regulación de crecidas es
frecuente en las grandes represas y se usa con un cierto éxito en aquellas que
tienen una enorme capacidad para la retención de agua. Pero en un río con la
amplitud de caudal del Matanza-Riachuelo, (y utilizándose como embalse un
terraplén de muy baja altura), estas obras sólo son útiles en las pequeñas crecidas
y contraproducentes en las peores situaciones. Y es que las grandes crecidas
sorprenderán a la población confiada, creyendo que la obra la puede proteger en
cualquier circunstancia.
En ocasiones (ya sea con las represas de retención, o con los llamados canales
aliviadores), existe el riesgo de cambiar la inundación de lugar, si se cede a las
presiones de uno sólo de los sectores afectados, sin tener en cuenta el conjunto de la
cuenca hídrica. A nosotros nos resultan importantes estos datos como reflejo de
una sociedad que necesita ocupar todas las tierras posibles y que necesita creer en
su capacidad ilimitada para dominar los fenómenos naturales. En adelante, y cada
vez más, los responsables de las obras y los afectados hablarán lenguajes distintos.
Tanto, que a veces pareciera que no se refieren al mismo problema.
Sobre la eficacia del sistema implementado, nada mejor que los testimonios
periodísticos de la inundación de Buenos Aires del 15 de abril de 1940. Es decir,
después de las obras que “solucionaron” el problema: "En su vuelo de inspección
comprobaron los pilotos que las aguas inundaban en un 80 por ciento Sarandí, 40
por ciento Echeverría y totalmente Wilde, pudiendo apreciar, igualmente, desde la
altura, que numerosas casas estaban destruidas. En Bernal las aguas se adentraron
146
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
unos 2.000 metros, cubriendo totalmente esa extensión. "En Villa Elisa -agreganlas aguas habían cubierto una gran extensión y la destilería de La Plata estaba
totalmente inundada" 390 . Es decir, que ni siquiera hubo una adecuada previsión al
decidir dónde se construía una obra de envergadura como lo es la destilería de
YPF en La Plata. Agreguemos que en las calles de Palermo, Belgrano, Núñez y
Saavedra la altura del agua alcanzó los dos metros y que la catástrofe costó por lo
menos 24 muertes que un planeamiento urbano más sensato hubiera evitado.
Pero lo sugestivo es que no son sólo los pobres los que se inundan. El descenso de
las ciudades hacia los valles de inundación de ríos y arroyos es una parte muy
importante de su proceso de expansión y no fue tenida en cuenta en todas sus
implicancias. Basta con ver en los diarios de este período las fotos de las
inundaciones urbanas o ver también las fotografías de inundaciones actuales, que
afectan viviendas construidas en este período. En algunos casos, se trata,
previsiblemente, de viviendas autoconstruidas por pobladores marginales.
Pero con mucha frecuencia nos encontramos con obras hechas por profesionales de
la arquitectura y el urbanismo emplazadas en áreas inundables. Lo que nos lleva a
pensar en términos de un cierto estilo de formación profesional que desestima todo
lo que no puede incorporarse al tablero de dibujo. Precisamente, el ambiente (o, en
este caso, los ritmos de la naturaleza) es aquello que cae fuera del tablero, pero
debería caer adentro del proyecto. De un modo recurrente, diversos gobiernos
construyen viviendas sociales en terrenos inundables, los que, previsiblemente, son
los más baratos.
LA URBANIZACIÓN EN CARACAS
A partir de 1926, cuando el petróleo pasó a ser el primer producto de exportación
de Venezuela, se inició un éxodo masivo hacia Caracas. A medida que se va
saturando el valle, los recién llegados se van ubicando en sitios de cada vez mayor
riesgo geológico, sobre los cerros que rodean la ciudad. En noviembre de 1938 "las
torrenciales aguas del río Maiquetía (Piedra Azul) "destruyeron innumerables
viviendas construidas imprevisiblemente cerca de su cauce, ocasionando muchas
víctimas entre sus pobladores". En 1948 y en 1951 se repitieron devastadores
aludes y desbordes que afectaron todo el litoral. Para entonces el ecosistema del
Ávila ya estaba contenido dentro del espacio urbano de Caracas que continuaba
creciendo desordenadamente, a costa del medio ambiente natural que ahora
rodeaba, no que la rodeaba" 391 . Los desbordes y aludes fueron el comienzo, ya que
esa población pasó a estar en situación de riesgo ante deslaves y terremotos.
El caos urbano de Caracas fue una consecuencia combinada de las políticas
urbanísticas de dictadores y demócratas. Por una parte, la monoproducción
petrolera fue vaciando el interior del país de fuentes de trabajo. Las divisas
originadas en el petróleo crearon una economía de importación. Mientras el resto
de América Latina se industrializaba, Venezuela vendía petróleo y compraba
afuera casi todo lo demás. La mirada de amplios sectores de población del interior
se dirigió entonces a la capital. Allí el dictador Marcos Pérez Jiménez impuso un
modelo urbano que copió todos los errores ambientales de Los Ángeles, California.
La capital del país petrolero sería la ciudad del automóvil.
147
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Antes del petróleo, Caracas había sido conocida como “la ciudad de los techos
rojos”. Innumerables artistas pintaron las panorámicas de sus tejados, con las
montañas del Ávila como fondo. En el brevísimo lapso de una generación, los
tejados se transformaron en rascacielos unidos por redes de autopistas. El antiguo
modelo de la cuadrícula española significaba una proporción constante entre los
espacios construidos y las superficies destinadas a la circulación (calles y avenidas).
Pero el nuevo modelo de autopistas significó destinar superficies crecientes al
automóvil. Recordemos que el espacio es siempre el bien más escaso en una ciudad.
Mucho más, en una ciudad que en esta etapa satura el valle en el que vive, como es
Caracas.
Al cerrarse las fuentes de trabajo del interior del país y al definir un modelo
irracional de uso del espacio urbano, sólo les quedaba a los pobres la
autoconstrucción en las laderas de los cerros. Después de la caída del dictador, los
demócratas hicieron su aporte a la construcción del caos urbanístico. En un país en
el que la riqueza petrolera había generado un empobrecimiento masivo, se definió
una política de subsidios a la desocupación, que sólo podían ser cobrados en la
capital. Lo que equivale a decir, que se le pagaba a la gente un sueldo para que
residiera en Caracas, sin ofrecerle un trabajo productivo allí. Con el valle
saturado, construyeron cientos de miles de viviendas precarias en las laderas de los
cerros. Bajo la apariencia de ofrecer una respuesta a un problema social, se
generaban muchos otros en el futuro. Y se creaban las condiciones para poner en
situaciones de riesgo ambiental a grandes contingentes de población.
¿CÖMO MEDIMOS LA CONTAMINACIÓN?
Hacia el final de esta etapa comienza la preocupación internacional por los temas
ambientales, lo que significa que existen numerosos estudios sistemáticos sobre las
condiciones ambientales de los distintos países de América Latina. Como sucede a
menudo en los temas sociales, el que sepamos más sobre algo no siempre significa
que estemos haciendo más por solucionar los problemas.
Los primeros estudios sobre los impactos ambientales de la industria ponían el
acento en calcular lo que llamaban “contaminación como población equivalente”.
Es decir, medían la carga orgánica que arrojaba un conjunto industrial y la
comparaban con la materia orgánica desechada por una determinada cantidad de
personas. Por ejemplo, para 1970, São Paulo tenía un poco más de 5 millones de
habitantes y su industria contaminaba por 7 millones más. Bogotá tenía 2,5
millones de habitantes y la contaminación de sus fábricas equivalía a 600 mil y así
sucesivamente 392 . Hay, sin embargo, un error de fondo en esta aproximación. Las
personas pueden tranquilizarse porque las induce a creer que las industrias
contaminan de la misma manera que las personas. Es decir, que tener muchas
fábricas es lo mismo que tener muchas personas.
Esa estimación omite los aspectos más críticos de la contaminación industrial, que
tienen que ver con el uso y emisión de tóxicos inorgánicos. Sustancias de alta
peligrosidad como el plomo, cromo y mercurio, quedaban fuera de esos cálculos
tranquilizadores. Por ejemplo, las curtiembres, que utilizan el peligroso cromo
hexavalente, aparecen como de muy bajo impacto ambiental. No sabemos cuántas
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
vidas costó el proceso de industrialización de América Latina, ya que sus
principales consecuencias sobre la salud han sido sistemáticamente ocultadas, aún
al día de hoy.
Lo mismo ocurre con los accidentes de trabajo. A fines de la década de 1980, los
diarios brasileños señalaron que la industrialización del país había costado más
heridos y mutilados que la guerra de Vietnam a los Estados Unidos.
EL AIRE DE CIUDAD DE MÉXICO
La creciente irrespirabilidad del aire de las grandes ciudades planteó situaciones
límite, precisamente por no haber tenido en cuenta la necesidad de aquellos bienes
que no se compran con dinero. Los viejos textos de economía calificaban al aire y
al agua como "bienes libres", porque, en razón de su abundancia, no tenían valor
económico. En cambio, el oro y la plata, como eran escasos, sí eran valiosos. El
empeoramiento del aire de las capitales nos obligará a pensar en la economía de
otra manera, mucho más integral.
Lo que en este período comenzó a pasar con el aire de Ciudad de México puede ser
un buen ejemplo de lo que ocurre cuando se descuida esta totalidad. En esa zona
metropolitana viven dieciocho millones de personas. Allí se reúnen más de la mitad
de las industrias del país, una refinería de petróleo y dos grandes centrales
termoeléctricas. Desde allí se emiten anualmente cinco millones de toneladas de
contaminantes a la atmósfera.
Cuando el dios Quetzalcoatl (conocido como la Serpiente Emplumada) indicó el
emplazamiento para Tenochtitlán, la capital azteca, seguramente no pensó en sus
posibilidades para diluir los contaminantes del aire. En ese lugar, cadenas
montañosas de más de tres mil metros encierran una cuenca cuya altitud media es
de dos mil doscientos cincuenta metros sobre el nivel del mar. Esta situación hace
más difícil la renovación del aire. Además, la radiación solar y la altura inciden
sobre el contenido de oxígeno de la atmósfera, dificultando las combustiones.
Durante siete meses, de noviembre a mayo, casi no llueve, con lo que se agravan las
"inversiones térmicas" que son habituales en los meses más fríos. "Este fenómeno
consiste en una anomalía de la temperatura del aire que en vez de disminuir con la
altura, se mantiene estable o aumenta. Esta situación impide el movimiento
ascendente del aire forzando a los contaminantes a mezclarse en una capa de aire
que, en ocasiones, no supera los sesenta metros, cuestión que eleva su
concentración de manera potencialmente peligrosa" 393 . Esto llevó a empeorar la
contaminación del aire, lo que hizo que se declararan varias situaciones de
emergencia ambiental.
Uno de los principales contaminantes de la zona metropolitana es el ozono, cuya
concentración es la mayor del mundo. Paradójicamente, la misma sustancia que
protege la vida si está en la estratósfera, es fuertemente nociva si se cruza con
nosotros al nivel del suelo. El ozono no es emitido directamente por ninguna
fuente. Se genera por acción de la luz del sol sobre los contaminantes emitidos por
fábricas y automotores, principalmente óxidos de nitrógeno e hidrocarburos.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Pero el principal responsable no es la cantidad de habitantes sino la irracionalidad
de un sistema de transporte basado en el automóvil individual. El ochenta por
ciento del combustible que se quema en la zona metropolitana de México se utiliza
para automóviles privados, en los que se desplaza apenas el veinte por ciento de la
población. La mayor parte de los intentos por restringir la emisión de
contaminantes fueron resistidos por los automovilistas. Por ejemplo, la prohibición
de circular automóviles de patentes con números pares o impares en ciertos días de
la semana, alternadamente, llevó a aumentar la cantidad de vehículos. Así, el
martes salen con un auto y el miércoles con el otro, enviando la misma cantidad de
contaminantes que contribuyen a ennegrecer lo que alguna vez fue "la región más
transparente del aire". La misma medida, adoptada también en Caracas, arrojó
los mismos resultados. Es decir, aumentar el parque automotor en vez de
reducirlo. México es, así, el mejor ejemplo de lo que puede ocurrir cuando no se le
ponen límites al crecimiento del parque automotor.
¿SE PUEDE RESPIRAR EN SANTIAGO?
Santiago de Chile repite el drama de Ciudad de México. Desde hace milenios, los
mejores lugares para el asentamiento de nuestra especie son los valles. Disputados
en las guerras, cantados en la literatura, a partir de esta etapa los valles son sitios
en los que el aire circula con dificultad y cuyos habitantes maldicen en el momento
en que la autoridad ordena una emergencia ambiental y la economía y el tránsito
se detienen a la espera de una brisa salvadora.
Así como el verano es la época de la escasez de agua, el invierno es el tiempo de la
escasez de aire, ya que es el momento de mayor frecuencia de inversiones térmicas.
"Para el caso de Santiago de Chile, así como en otras ciudades latinoamericanas, la
mayor proporción de la contaminación atmosférica proviene del transporte, sector
que es la fuente principal de emisión de óxidos de nitrógeno, hidrocarburos y
monóxido de carbono" 394 . Las medidas adoptadas son las previsibles: restricciones
al tránsito de vehículos, control de humos, etc. El problema es la difícil
compatibilización de la vida cotidiana, en una ciudad que no puede quemar
petróleo y, al mismo tiempo, necesita hacerlo.
En el caso de Santiago, la ciudad no avanza solamente sobre el aire respirable, sino
también sobre la tierra de cultivo. En un país estrecho y montañoso, con escasez de
tierras fértiles, el Área Metropolitana de Santiago devoró una gran cantidad de
tierras de uso agrícola que la sociedad necesita para hacer frente al aumento de la
población. Entre 1956 y 1970, la provincia de Santiago perdió sesenta y dos mil
hectáreas bajo riego, ocupadas por los centros urbanos.
Al mismo tiempo, un modelo económico orientado casi exclusivamente a la
expansión de los negocios privados, pero que descuidó bienes tan públicos como el
aire, parece ser el principal acelerador de este mecanismo. Por detrás de ésta y de
otras situaciones ambientales críticas está la errónea extensión de algunos
principios liberales hacia áreas en las que esos principios no parecen aplicables en
forma lineal.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Porque parece consistente suponer que la producción de ciertos bienes y servicios
se regule por la oferta y la demanda, en tanto el sistema de precios se las arregle
para incidir sobre ciertas conductas humanas. Es decir, si por ejemplo aumenta la
demanda de camisas, eso hará aumentar su precio. Pero eso mismo provocará que
haya más personas dispuestas a ofrecer camisas y eso hará que bajen los precios
otra vez por exceso de oferta. Pero no veo de qué manera el sistema de precios se
las va a arreglar para que las plantas aumenten su capacidad de fotosíntesis, los
ríos mejoren su capacidad de autodepuración y aparezcan vientos que dispersen
los contaminantes en el momento en que el mercado lo requiera.
Entender que la naturaleza tiene sus reglas propias, distintas de las que se fijan a sí
mismos los seres humanos, y difícilmente regulables por los mercados, podrá
ayudarnos a resolver el problema. Un tema que despierta tanta angustia que en
algún momento se discutió el proyecto de dinamitar uno de los cerros de Santiago
para facilitar la circulación de los vientos 395 . ¿Es más fácil cambiar la naturaleza
que las costumbres y la forma de vivir en una ciudad?
DE CÓMO CUBATAO SE CONVIRTIÓ EN EL PEOR LUGAR DEL MUNDO
Durante mucho tiempo, el récord mundial de contaminación le correspondió a un
poblado de Brasil, próximo a San Pablo, llamado Cubatao. En ese lugar está
situado el parque industrial más grande de América del Sur.
Los que alertaron sobre la existencia del problema fueron los propios empresarios.
Llegó un momento en el que los industriales de Cubatao consultaron a las Naciones
Unidas por los derrumbes y aluviones de barro que amenazaban sus fábricas. La
ciudad está en un valle y la contaminación del aire había matado toda la
vegetación de las laderas que daban al valle. Las lluvias tropicales suelen ser
torrenciales y cada lluvia provocaba el desprendimiento de la tierra que antes
estaba retenida por la vegetación y ahora había quedado suelta.
Los estudios revelaron una situación de una sordidez insospechada. La primera
fábrica que se instaló fue una petrolera que atrajo a empresas productoras de
fertilizantes, herbicidas, pinturas, resinas. Esas fábricas juntas lanzan al aire una
enorme cantidad de contaminantes; dióxido de azufre, óxidos y otros compuestos
de nitrógeno, benceno, xileno, tricloroetileno, fluorine, tetracloroéter, más metales
como níquel, mercurio y cobre.
Esas sustancias se estacionan en la atmósfera y forman un espeso velo que no
alcanza a disiparse. La cadena montañosa que rodea a Cubatao impide que lleguen
los vientos del mar y empujen esos gases en otra dirección.
"El conjunto de sustancias que estas empresas emiten al aire ha sido calificado
como una 'sopa química' por diversos especialistas, los que señalan que su
composición está continuamente cambiando por reacciones químicas que ocurren
en el aire, estimuladas por la luz solar. Este efecto fotoquímico crea continuamente
nuevos compuestos, muchos de los cuales son más peligrosos aún que los que las
fábricas emiten directamente" 396 .
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
La política seguida en Cubatao ha sido la radicación de industrias contaminantes,
dándoles el permiso para emitir cualquier sustancia sin ninguna clase de control.
La combinación de esta actitud tan permisiva con lo desfavorable de las
condiciones geográficas, ha creado una situación explosiva.
Paradójicamente, esto no ocurrió por falta de mediciones. Por el contrario, las
autoridades tuvieron que estar monitoreando la contaminación del aire en forma
permanente, ya que cuando superaba ciertos niveles, se declaraba el estado de
emergencia. En ese momento, se restringe el tránsito de automotores y se detiene
toda la actividad industrial hasta que el aire se renueva un poco, De todos modos,
el estado habitual de Cubatao en esta etapa fue el de estar rodeada por una espesa
niebla química.
El subsuelo de Cubatao está formado por un complejo laberinto de cañerías que
conectan las diversas fábricas entre sí y que llevan sustancias químicas de unas a
otras. Al estar debajo de la tierra, es muy difícil mantenerlas y saber en qué estado
se encuentran. De hecho, la forma más frecuente de saber si un caño está fallando
es cuando se produce un escape de gases tóxicos, con envenenamiento de personas
o cuando hay alguna pérdida de gasolina. En 1986, una de esas pérdidas provocó
un incendio del que se contabilizaron noventa y tres muertos.
Las principales víctimas de esta situación son los niños. Villa Parisi, la favela de
Cubatao es uno de los lugares más insalubres del mundo, donde la mortalidad
infantil alcanzó el treinta y cinco por ciento. Allí era frecuente que las madres
debieran correr hasta el hospital donde un tubo de oxígeno aguardaba a las
víctimas de los ataques de asma. También eran frecuentes los nacimientos
deformes debido a las alteraciones genéticas provocadas por la contaminación.
Uno de ellos se denomina anencefalia: los bebés nacen sin cerebro y es tan
frecuente que tiene su nombre en el lenguaje popular. La gente llama a esta
enfermedad "cara de rana", porque nacen con el rostro achatado.
Todo esto, sin embargo, no reflejaba una situación catastrófica, sino apenas el
funcionamiento habitual de Cubatao. Esto quiere decir que esta población estuvo
siempre al borde del desastre, porque cualquier escape excepcional de gases
tóxicos no podrá ya ser diluido por una atmósfera tan saturada. Lo que en
cualquier otra ciudad sería un accidente menor en Cubatao podría provocar una
mortandad masiva, precisamente porque su aire ya no puede recibir más
contaminantes.
Hemos visto, sin embargo, que estos temas son controvertidos. Podemos encontrar
una opinión opuesta en un trabajo de Naciones Unidas en el que se afirma que
'cinco años después de una gestión concertada por varios sectores de la ciudad, se
crearon condiciones ambientales que conciliaron las necesidades de trabajo y
residencia. El éxito alcanzado descansa, sin lugar a dudas en la filosofía en que se
ha inspirado esta experiencia:
"Hubo una decisión política para reconocer la prioridad del problema y un
compromiso para resolverlo."
"La solución del problema tuvo un carácter negociado y participativo."
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
"El realismo y pragmatismo con que se abordó la tarea evitó caer en los
simplismos de copiar soluciones diseñadas para realidades diferentes" 397 .
En cambio, la revista Time pensaba que la situación en Cubatao no había
mejorado sustancialmente: "Allí -dice- la muerte azota a la gente" 398 . Por su parte,
un ambientalista brasileño advirtió que “Cubatao es como una persona enferma
que ha salido de la sala de terapia intensiva, pero debe tomar precauciones por el
resto de su vida” 399 . Quizás el lector quiera viajar a Cubatao para formarse su
propia opinión.
GRANDES REPRESAS: LA INDUSTRIA NECESITA ENERGÍA
El modelo productivo de esta etapa es de una gran voracidad energética. La
literatura económica considera que el consumo energético es un indicador del
desarrollo, sin poner el acento en la eficiencia con que esa energía se utiliza. Se
lanza una carrera para producir más y más energía, sin que en ningún momento se
contemplen programas de uso racional de la misma. El Banco Mundial y entidades
semejantes financian obras para aumentar la oferta energética, sin preocuparse
por su impacto ambiental.
La publicidad muestra a la energía hidroeléctrica como una forma limpia, rozable
y sin impactos ambientales. Sin embargo, los sitios en los cuales se construyen las
represas son singularidades geográficas. Cuando el barro que trae el agua en
suspensión colmata (es decir, llena) el lago de la represa, eso significa que allí hay
más tierra que agua. La represa ha terminado su vida útil. Lo que significa que la
energía hidroeléctrica es un recurso no renovable, ya que no se puede inventar una
caída de agua allí donde no la hay.
Argentina construye la represa de Futaleufú inundando un área protegida del
Parque Nacional Los Alerces. Con la mayor irresponsabilidad, se dejan los árboles
en pie, los que se pudren lentamente y envenenan las aguas. La experiencia de
despedir un ecosistema que va a ser destruido es particularmente intensa 400 . En la
mayor parte de los viajes, podemos guardar la ilusión de un retorno. Pero la
última mirada a los altos alerces, los arroyos correntosos y los rojos arrayanes
tiene el sentido de lo irreversible.
Para no ser menos, Brasil destruye la maravilla geológica de Sete Quedas para
reemplazarla por la represa de Itaipú. La represa más grande del mundo moviliza
miles de trabajadores en condiciones laborales infames. Muchos de ellos vienen de
la selva, nunca han sido albañiles y desconocen los riesgos de la gran industria de
la construcción. Allí, alguien califica de “sarasas” (maricones) a los que utilizan el
casco y demás elementos de seguridad. Como cuidar la propia vida es una
vergüenza, muchos desechan el casco y así mueren. Al igual que en la Gran
Muralla China, el enorme paredón de la represa guarda los huesos de los que allí
cayeron. Algunas estimaciones dicen que Itaipú costó un muerto por día.
Poner una pared en un río y transformarlo en un lago significa reducir la
velocidad de sus aguas. Como resultado, se reducen las poblaciones de ciertos seres
vivos y aumentan las de otros, que proliferan mejor en esas condiciones. Primero
en la represa de Asuán, en Egipto, y después en numerosas represas tropicales,
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
proliferaron pequeños caracoles que son el huésped intermediario de una
parasitosis aún incurable, la esquistosomiasis. Como la fiebre amarilla, la
esquistosomiasis llegó a América con los esclavos y se mantuvo en una baja
intensidad durante un par de siglos, hasta que la construcción de represas la puso
en movimiento. En muchas zonas los caracoles fueron contagiados por los propios
trabajadores que se desplazaban de una obra a otra, y así extendieron la
enfermedad. El “mal de las represas” es otro de los costos del vértigo de construir
grandes obras sin programar su impacto ambiental. En el mundo hay 200 millones
de personas con esta enfermedad y 650 millones viven en zonas endémicas 401 . No
sabemos si hay estudios que indiquen qué porcentaje de afectados se debe a las
represas o a otras causas.
En muchos casos, sorprende el desconocimiento de los presurosos constructores de
grandes obras. La represa brasileña de Balbina, terminada en 1988, produjo un
impacto ambiental significativo, al inundar una amplia superficie y al dejar sin
agua otras, por el desvío del cauce de un río. Sin embargo, las promesas de que
serviría para mejorar la oferta energética no se cumplieron: los caudales del río
Uatumã son insuficientes para hacerla funcionar a pleno 402 .
Para hacer la represa Chixoy en Guatemala, y la represa Miguel Alemán en
México, se desplazó a los pobladores locales mediante la violencia 403 . Lo mismo
ocurrió con muchos otros grupos indígenas en todo el continente, cuyos intereses
no fueron contemplados por los planificadores de las obras.
Existen algunos desarrollos más cuidadosos, como el proyecto argentino-uruguayo
de Salto Grande, donde se intentaron minimizar los impactos sobre la salud y el
ambiente. Sin embargo, la actitud predominante en esta etapa es no prestarle
ninguna atención a estos temas. Aún más: uno de los muchos administradores del
proyecto de represa argentino-paraguaya de Yacyretá, manifestó que primero se
iba a hacer la obra (por supuesto, sin tener en cuenta el ambiente), y después se
trataría de corregir los problemas que aparecieran. América del Sur tiene más de
1.000 grandes represas, considerando como tales a aquellas cuyos muros de
embalse tienen más de 15 metros de altura. Brasil tiene 594, Argentina 101 y Chile
88. En muy pocos casos se tuvo en cuenta su impacto ambiental.
LOS RIESGOS DE LA ENERGÍA NUCLEAR
Los desarrollos nucleares son, tal vez, el mejor ejemplo del optimismo tecnológico
de esta etapa. La producción de electricidad a partir de la energía nuclear se inicia
en escala industrial antes de completar los conocimientos necesarios para hacerlo.
Cuando se inicia, nadie sabe de qué manera se desmantelarán las centrales
atómicas cuando lleguen al fin de su vida útil ni qué se hará con los residuos
radiactivos. Ni, mucho menos, cuánto dinero costará hacerlo. Pero la confianza en
la ciencia es ilimitada: lo que hoy no sabemos hacer, el avance del conocimiento
nos lo proporcionará mañana. Ese mito le permite a un mitómano venderle a
Perón la bomba atómica y la fusión nuclear en frío, en un conjunto de misteriosos
artefactos copiados de las películas de Flash Gordon y que, previsiblemente, nunca
funcionaron.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
En diversos países de América Latina, los proyectos nucleares se inician con un
fuerte discurso nacionalista. En mensajes que parecían calcados unos de otros, se
anunciaban los proyectos nucleares como un acto de soberanía nacional. Era
frecuente repetir que se hacían a pesar de la oposición de las grandes potencias,
que no querían el desarrollo nuclear independiente de los países de América
Latina. El argumento nacionalista hizo que los desarrollos nucleares tuvieran un
importante apoyo político por parte de la población. A esto ayudó también la falta
de controles externos (común a todos los desarrollos nucleares del mundo), que no
generó información independiente sobre sus riesgos.
Sería difícil explicar, sin embargo, por qué los proyectos nucleares más
significativos se hicieron comprando esas tecnologías a las grandes empresas del
Primer Mundo. Argentina, por ejemplo, compró una central atómica a Siemens
(Atucha 1) y otra a Westinghouse (Embalse). Es claro que si los países de origen de
esas tecnologías hubieran querido impedir esas ventas, lo habrían logrado. Nunca
hubo un bloqueo nuclear contra el Tercer Mundo, comparable al bloqueo
comercial norteamericano contra Cuba. Hubo sí, un simulacro de bloqueo que
sirvió para fortalecer políticamente a los miembros del lobby nuclear. Por el
contrario, la venta de instalaciones nucleares a países de la periferia fue
especialmente alentada por aquellos que en apariencia la iban a impedir. Aún
más, el Auditor General de Canadá llegó a la conclusión de que para vender un
reactor a la Argentina la empresa canadiense había pagado sobornos de millones
de dólares a los mismos funcionarios que anunciaban que lo construían
oponiéndose duramente a las grandes potencias 404 . Como se ve, nunca hubo un
antiimperialismo tan rentable.
Hay, por lo menos, un par de razones importantes para estimular esas actividades
en los países del Sur:
•
Las ventas nucleares a los países del Sur ayudaron a financiar la investigación
de nuevos desarrollos tecnológicos del sector, realizados en el Norte, y
•
Se procura probar las tecnologías de riesgo en un país extranjero, antes que en
el propio.
Del mismo modo que los grandes laboratorios prueban sus nuevos medicamentos
con pacientes del Tercer Mundo 405 , también las empresas nucleares prueban sus
instalaciones en países del Sur. Por ejemplo, la primera central atómica de
Siemens se construye en Argentina (en Atucha, provincia de Buenos Aires) no en
Alemania. En caso de un eventual accidente nuclear, estaba claro que la prioridad
de la empresa y de su gobierno era que ocurriera en otro país.
La dictadura argentina iniciada en 1976 y terminada en 1983 proyectó un enorme
repositorio (basurero) nuclear, que recibiría los residuos rechazados por
numerosas centrales de todo el mundo. Esto permitiría financiar un ambicioso
plan nuclear, que incluía varias centrales y un laboratorio de reprocesamiento de
plutonio, que podría utilizarse con fines militares. El retorno a la democracia
permitió intensos movimientos sociales de rechazo a la importación de residuos
tóxicos y radiactivos. Finalmente, una cláusula constitucional en 1992 bloqueó ese
tipo de importaciones, lo que dejó sin financiamiento a todo el conjunto.
155
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Un episodio emblemático fue el de la muerte de varias personas por contaminación
radiactiva en 1987, en Goiania, capital del estado brasileño de Goias, en el
principal accidente nuclear ocurrido hasta ahora en América Latina. Nos interesa
como un ejemplo significativo de lo que ocurre cuando se moderniza un sector de
la sociedad y el resto permanece en el atraso y la ignorancia.
Todo empezó en una clínica de radioterapia abandonada, donde dos personas
robaron una cápsula radiactiva, un pequeño cilindro de algunos centímetros que
les llamó la atención por la fosforescencia. Rompieron la cápsula y ésta dejó
escapar el polvo de cesio 137. Lo vendieron a un negociante de chatarra, que lo
abrió a martillazos con la esperanza de vender el envase de plomo. En su interior
encontró un fabuloso polvo azul que brillaba en la oscuridad. Fascinado por la
novedad, regaló vasitos llenos de polvo a sus amigos y parientes. La primera
muerta fue su hija de seis años, que jugaba con el cesio. Entre las otras víctimas
hay hombres y mujeres que creyeron que untarse la cara con cesio 137 era una
buena forma de prepararse para ir a bailar. Se contaminaron 129 personas; 20
fueron hospitalizadas con quemaduras, vómitos y otros efectos de la radiación.
Hubo 8 muertos y 600 personas fueron víctimas de algún grado de radiación
excesiva 406 .
El hospital de Río de Janeiro al que concurrieron las víctimas no contaba con
personal ni equipamiento para ese tipo de emergencias. Los profesionales que
actuaron resultaron irradiados porque carecían de equipos de protección
radiológica. La ambulancia que trasladó a las víctimas no fue descontaminada y
trasladó después a otros pacientes, los que resultaron así, irradiados. En la ciudad
de Goiania hubo pánico, muchas personas huyeron y la actividad económica quedó
reducida al mínimo durante la crisis. “En un ritual de violencia, los ataúdes de
María Gabriela y Leide (las primeras víctimas), forrados de gruesas capas de
plomo y pesando más de 600 kilos cada uno, fueron recibidos con piedras en el
cementerio de Goiania. La población, revuelta y asustada, apedreó los ataúdes en
protesta por el enterramiento en la zona urbana de la ciudad” 407 .
LA EXPLOTACIÓN MINERA
Fuera de las ciudades, en las áreas remotas, las condiciones del ambiente laboral
son especialmente brutales. Las condiciones ambientales de la actividad minera
fueron extraordinariamente duras a lo largo de toda la historia humana. En el
primer tomo de esta obra hablamos de los daños sanitarios y ambientales
provocados por la explotación de la plata en Potosí durante la época colonial. La
forma en que se desarrolla esta actividad continúa siendo penosa y origina
numerosos conflictos sociales. En la elaboración del salitre en Chile, “los obreros
trabajan con grandes sacrificios; en algunas faenas en forma casi cruel con un
calor abrasador y sin seguridad para el trabajo; por eso las enfermedades y los
accidentes son mayores en ellas” (…) “Las condiciones de higiene y seguridad para
los obreros en las diversas faenas, eran, la mayor parte de las veces, deficientes: los
locales en que trabajaban carecían de suficiente luz, ventilación y desagües; el
polvo en las chancadoras (trituradoras del mineral) les molestaba hasta obligarlos
a trabajar con frecuencia con el rostro cubierto por telas o pañuelos de mano, y el
calor y el desprendimiento de gases venenosos en los cachuchos (donde se disuelve
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
el salitre por medio del agua y del calor) los obligaba a trabajar casi desnudos,
hasta agotarles las fuerzas. Las máquinas, o no estaban protegidas, o lo estaban en
forma defectuosa, sin aparatos preventivos de accidentes, por lo cual era frecuente
la caída de los obreros a los calderos hirviendo. Con frecuencia se ocupaban niños
en máquinas y calderos con tareas abrumadoras para sus cortos años” 408 .
Al respecto, el testimonio de Pablo Neruda sobre la situación de los trabajadores
del salitre es sugestivo: “Entrar en aquellas planicies, enfrentarse a aquellos
arenales, es entrar en la luna. Esa especie de planeta vacío guarda la gran riqueza
de mi país, pero es preciso sacar de la tierra seca y de los montes de piedra, el
abono blanco y el mineral colorado. En pocos sitios de mundo la vida es tan dura y
al par tan desprovista de todo halago para vivirla. Cuesta indecibles sacrificios
transportar el agua, conservar una planta que dé la flor más humilde, criar un
perro, un conejo, un cerdo”.
“Estuve una tarde conversando con los obreros de una maestranza en las oficinas
salitreras de Maria Elena. El suelo del enorme taller está siempre enfangado por el
agua, el aceite y los ácidos. Los dirigentes sindicales que me acompañaban y yo,
pisábamos sobre un tablón que nos aislaba del barrizal.
“-Estos tablones, -me dijeron-, nos costaron quince huelgas sucesivas, ocho de
peticiones y siete muertos. Lo último se debió a que en una de esas huelgas la
policía de la compañía se llevó a siete dirigentes. Los guardias iban a caballo,
mientras los obreros amarrados a una cuerda los seguían a pie por los solitarios
arenales. Con algunas descargas los asesinaron. Sus cuerpos quedaron tendidos
bajo el sol y el frío del desierto, hasta que fueron encontrados y enterrados por sus
compañeros” 409 .
La siguiente afirmación hecha para la minería chilena, puede extenderse al
continente entero: “En este período el tema de los recursos naturales no renovables
y el desarrollo productivo de la minería en relación con el medio ambiente estuvo
prácticamente ausente. La literatura revisada no deja ver ningún indicio de
preocupación por temas relacionados con la contaminación y los altos
requerimientos de agua derivados de las actividades mineras, sino más bien todas
las políticas asumidas apuntaban hacia un aumento de la productividad sin
consideraciones ni reparos de tipo ambiental” 410 .
La industrialización lleva a generalizar el mismo modelo tecnológico en todos los
países, modelo que se caracteriza por un uso masivo del petróleo y sus derivados.
En todas partes, las formas de uso de la energía cambian sustancialmente. Por
ejemplo, en Ecuador, en 1970, el 74,5 por ciento de la oferta de energía primaria
estaba compuesta por leña; en 1995 su aporte fue de apenas el 11 por ciento.
Recíprocamente, el petróleo incrementó su participación de un 22,7 por ciento en
1970 al 77 por ciento en 1995.
El costo ambiental de este cambio energético ha sido, sin embargo, profundo.
Desde 1972, compañías petroleras internacionales en colaboración con la compañía
nacional, Petroecuador, han extraído millones de barriles de petróleo de la
Amazonía ecuatoriana. Durante este proceso, se calcula que se han derramado en
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
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el medio ambiente millones de galones de sustancias tóxicas, gas y petróleo. Se
realizó un estudio para investigar las condiciones ambientales y el estado de salud
de la población que vive en comunidades rurales rodeadas por pozos y estaciones
de petróleo en la Amazonía del Ecuador. Los resultados mostraron niveles de
contaminación muy superiores al límite aceptado para el uso humano en los ríos de
las comunidades expuestas. Las mujeres de comunidades contaminadas
presentaron mayor riesgo de padecer determinados síntomas relacionados con la
exposición a los químicos del petróleo y sufrir abortos que las mujeres que vivían
donde no había explotación petrolera. La incidencia de cáncer fue también
superior en los sitios donde existe explotación petrolera 411 .
A partir de las experiencias de contaminación, la sola presencia de instalaciones
petroleras pasó a representar una situación de conflicto potencial con las
comunidades locales.
En esta etapa, las explotaciones mineras de América Latina adquieren ritmo
industrial y generan formas de impacto ambiental también semejantes a las de la
gran industria. Entre los casos de contaminación del aire por explotación minera,
uno de los de mayor repercusión es el de Cerro de Pasco en Perú. En 1902, una
empresa norteamericana crea la Cerro de Pasco Mining Co. y comienza el proceso
de reducción del cobre. En los primeros tiempos, la altura de la zona y el régimen
de vientos reducen el impacto ambiental. En 1923 la empresa se traslada y “casi
inmediatamente los humos empezarían a causar daño a la vida humana, animal y
vegetal, que se complica posteriormente con los circuitos para obtener plomo y
zinc a partir de minerales complejos” 412 .
Frecuentemente se acusó a las empresas mineras de utilizar la contaminación como
una herramienta de acumulación de poder, no sólo como una manera de ahorrar
dinero. Por ejemplo, el ministro peruano de Energía y Minas, general Jorge
Fernández Maldonado, llegó a decir en 1974: “Es conocido el hecho de que con el
aire contaminado de sus altos hornos, dolosamente desprovistos de filtros, Cerro
fue matando el ganado y las tierras de cultivo de las comunidades campesinas, a
efectos de que dichas tierras se tornaran improductivas y así poderlas adquirir a
precios increíblemente bajos 413 ”.
De esta forma la compañía obtuvo un latifundio de 320 mil hectáreas hacia
mediados de 1924. “Los campesinos, empobrecidos o sin tierras, pasaron a formar
parte del personal de las minas o de la misma fundición. La compañía inició
entonces la instalación de un sistema de recuperadores en la fundición para que
sus humos dejaran de ser tóxicos. Así, durante las décadas de 1930 a 1960 quedó en
posesión del mayor latifundio de Perú, cambiando el uso del suelo a ganadería fina
de ovinos y bovinos” 414 .
El novelista peruano Manuel Scorza describió irónicamente los efectos
contaminantes de la explotación de Cerro de Pasco: “Sólo meses después se
percibió que el humo de la fundición asesinaba a los pájaros. Un día se comprobó
también que trocaba el color de los humanos: los mineros comenzaron a variar de
color: el humo propuso variantes: caras rojas, caras verdes, caras amarillas... El
obispo de Huánuco sermoneó que el color era una caución contra el adulterio. Si
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una cara anaranjada se ayuntaba con una cara roja, de ninguna manera podía
nacerles una cara verde: era una garantía. La ciudad se sosegó. Un 28 de julio el
Prefecto declaró desde la tribuna que, a ese paso, pronto los indios serían rubios.
La esperanza de transformarse en hombres blancos clausuró toda duda. Pero los
campesinos continuaban quejándose; en las tierras, ni en las azules, ni en las
amarillas, prosperaba la semilla” 415 .
Las zonas urbanas de los distritos de Simón Bolívar, Yanacancha y toda la
circunscripción de Chaupimarca están directamente perjudicadas por los procesos
de contaminación ambiental minero, y se observaron los siguientes problemas:
ƒ
El tajo abierto ocupa el 50 por ciento del polígono de la ciudad, el desalojo de
pobladores y moradores, destrucción de viviendas, tugurización, hundimientos,
modificación del paisaje, destrucción de calles e infraestructura. Detengámonos
por un instante a imaginar lo que significa para la vida cotidiana el que la
mitad de la superficie de una ciudad esté ocupada por una mina a cielo abierto.
ƒ
Contaminación del recurso hídrico con relaves, desmontes, residuos sólidos y
líquidos y aguas ácidas, que entre otros aspectos, trae como consecuencia la
destrucción de la flora y fauna. Adicionalmente se presenta el déficit de
suministro de agua para consumo humano, porque el abastecimiento es
compartido con la empresa minera.
ƒ
La contaminación del aire no ha sido mitigada, y es fuente directa de
enfermedades en la población, particularmente de los niños menores de cinco
años, a lo que hay que sumar la contaminación producida por las canchas de
relaves, botaderos de basura, desmonte al aire libre, lluvia ácida y las fuentes
de aguas contaminadas móviles y fijas.
ƒ
La presencia de plomo en sangre, en valores que superan los límites permisibles
dispuestos por la Organización Mundial de la Salud, especialmente en niños
menores de doce años en zonas como Paragsha, Champamarca y Huayllay.
ƒ
Se mantiene el déficit de viviendas y dotación de servicios, con áreas verdes
mínimas y escasas zonas de recreación. 416
Como vimos en el primer tomo de esta obra, en las montañas peruanas son
frecuentes los terremotos y aluviones, lo que llevó a los incas a construir de un
modo particular, para minimizar sus consecuencias. Las instalaciones mineras no
han sabido utilizar los conocimientos incaicos ni han tenido las suficientes
prevenciones en la materia, por lo cual resultan especialmente vulnerables a este
tipo de eventos. En marzo de 1971, una avalancha golpeó el campamento de la
Chungar Compañía Minera en la orilla de Lago Yanahuin, matando entre 400 y
600 personas y destruyendo las instalaciones. Además, el agua entró a raudales en
los socavones y se ahogaron varios mineros 417 .
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
LOS PROCESOS DE DEFORESTACIÓN EN PARAGUAY
En Paraguay, la superficie boscosa pasó de 84 mil kilómetros cuadrados en 1945 a
35 mil en 1985. Paraguay ha tenido la tasa más elevada de deforestación de
Sudamérica entre los años 1981 y 1990.
Las montañas Yvytyrusu en el Departamento de Guaira están cubiertas por
bosques húmedos subtropicales característicos de la región oriental de Paraguay.
En la década de 1960, la dictadura del Gral. Stroessner promovió una reforma
agraria en la zona, con el apoyo de los organismos financieros internacionales. “La
transformación de las tierras de bosques para diferentes usos agrícolas ha sido
promovida por el concepto prevaleciente de que la cubierta forestal era clasificada
como tierra improductiva. La política impuesta fue fomentar la transformación de
esta tierra en tierras agrícolas. Créditos para los agricultores de pequeña escala
que podrían haber promovido el uso sostenible de los bosques y su conservación o
para cualquier alternativa productiva nunca se han visto en Yvytyrusu” 418 .
En ese país, “los planes de reforestación han fracasado por diversos motivos, con
excepción de una empresa privada que de 1986 a la fecha (escribe en 1990) ha
plantado 750 hectáreas” 419 . En otras palabras, que se perdieron unos 4,9 millones
de hectáreas de bosques naturales y se plantaron 750 hectáreas de bosques
artificiales.
¿EL PULMÓN DEL MUNDO?
La deforestación de esta etapa está ligada a grandes procesos de producción.
Algunos son formas de expansión de las fronteras agropecuarias sobre tierras de
bosques. Otros son extracción de materias primas forestales, realizados en gran
escala. La expansión urbana es una muy fuerte presión a la extracción de maderas
para construcción. La mata atlántica, el bosque tropical brasileño próximo a las
costas, comienza a talarse para emplear sus maderas en la expansión de Río de
Janeiro y São Paulo. Pronto se cortan en tablones las gigantescas araucarias y se
las exporta con el nombre de pino Brasil para armar en Buenos Aires incontables
encofrados de hormigón. A comienzos del siglo XX estos pinares ocupaban 50
millones de hectáreas en el estado de Paraná. A fines de la década de 1970 había
641 mil hectáreas con formaciones densas de esta especie y 2,5 millones con
formaciones más claras 420 .
La selva amazónica no es, como a menudo se cree, el pulmón del mundo. Se trata
de un sistema complejo que funciona como si fuese cerrado, y que consume
prácticamente todo el oxígeno que produce. Más allá de los mitos que circulen
sobre esta región, lo cierto es que su apariencia de fertilidad inagotable ha sido la
causa de tantos proyectos fracasados sobre el región. Desde los lejanos tiempos del
marqués de Pombal, siempre se vio a la Amazonia como la tierra de promisión,
donde cualquier cultivo tendría rendimientos infinitos, casi sin esfuerzo alguno. El
retraso económico de la región se explicaba con argumentos de tipo racista, sobre
la indolencia de los nativos y la necesidad de algún capitalista extranjero capaz de
explotar esas riquezas con visión de futuro.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
El primero de los salvadores modernos del Amazonas fue Henry Ford, quien en
1927 compró un millón de hectáreas en el estado de Pará, junto al río Tapajós. Era
un momento de grandes dificultades económicas en el mercado mundial del
caucho. La economía norteamericana se apoyaba en la industria automotriz, que
necesitaba de neumáticos de caucho. Por lo cual parecía una buena idea hacer una
gigantesca plantación de caucho en su misma tierra de origen. La forma de
obtención del caucho era tan primitiva y artesanal, que parecía el sitio ideal para
llevar a la práctica los principios de división del trabajo, mecanización y
organización en gran escala que caracterizaron al fordismo. Los trabajadores
caucheros (seringueiros) van buscando en la selva ejemplares de este árbol, que
van sangrado periódicamente. Hacen incisiones en la corteza, recogen el líquido en
una lata y después lo ahuman sobre una fogata y entregan esta materia prima en
bruto a un acopiador, vinculado a un monopolio de la comercialización. Los
trabajadores están atados a deudas eternas y controlados por bandas de pistoleros
que impiden cualquier reclamo.
Ford diseñó una explotación moderna, que combinaría los criterios industriales de
eficiencia para el cultivo del caucho y la extracción y exportación de maderas
duras. La ilusión de abundancia de la naturaleza era tal que a nadie le importó
conocer cómo era realmente la selva. A la distancia sorprende la ignorancia
ecológica de quienes intentaron realizar los grandes proyectos en el Amazonas. Por
una parte, tenían una ilusión de homogeneidad, que les hacía creer que era lo
mismo una parte de la selva que otra. La tierra elegida tenía colinas y suelos
arenosos, que dificultaron el uso de maquinarias. El rey de los motores a explosión
tuvo que retornar a las viejas carretas de bueyes, las únicas capaces de circular por
esos terrenos.
Pero además, se realizó el emprendimiento sin tener los mínimos conocimientos
sobre la ecología de la selva. Les pareció que si crecían esos árboles inmensos
también crecería cualquier otra cosa, con sólo plantarla. Por ejemplo, nadie se
preguntó por qué en la tierra de la Hevea brasiliensis (árbol del caucho) no había
bosques de Hevea. En todo caso, era un simple error de la naturaleza, que la
ciencia y la técnica corregirían rápidamente. Pronto empezaron a crecer miles de
hectáreas con monocultivos de caucho. Sucede, sin embargo, que es más sencillo
hacer plantaciones de caucho en Malasia donde este árbol, por ser exótico, no tiene
los enemigos naturales que han coevolucionado con él. En Amazonia, en cambio,
están todos allí y la defensa natural de la Hevea fue siempre crecer separadamente
para evitar las plagas. La ambición llevó a plantar los árboles tan juntos que sus
ramas se rozaban. Apenas crecían, los hongos y los insectos destruyeron una
plantación tras otra. Para combatirlos, se trajeron variedades que parecían
resistentes, pero la extraordinaria capacidad de mutación de los insectos fue
generando nuevas plagas. Las 53 variedades se volvieron susceptibles, y no menos
de 23 variedades de insectos depredadores también atacaron los cultivos 421 .
Cualquier forma de lucha contra las plagas tenía que ser intensiva en el uso de
mano de obra. Pero la zona era demasiado remota, con una densidad de población
muy baja y la poca gente que había estaba separada de la civilización industrial
por un enorme abismo cultural. El resultado fue que las personas con mentalidad
de obreros no querían irse a la selva y los escasos pobladores locales no se
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
adaptaron el trabajo industrial o los pistoleros que los esclavizaban les impidieron
trabajar en Fordlandia.
En 1941 la Compañía Ford del Brasil tenía 2.723 empleados trabajando sus
plantaciones, En 1945, después de una inversión total del orden de los 10 millones
de dólares, Henry Ford II vendió sus tierras al gobierno brasileño por 500.000
dólares. Parte de ellas seguían intactas y otra parte había sido irreversible e
inútilmente deforestada.
LOS BOSQUES DE MÉXICO
La evolución de las políticas mexicanas con respecto a sus bosques es un caso que
merece ser analizado con algún detenimiento, tanto por sus innumerables matices
como por ser poco conocido fuera de México. La distribución de tierras en gran
escala entre los campesinos, como consecuencia de las políticas iniciadas en la
Revolución Mexicana, genera una nueva clase de conflictos ambientales. El dilema
de si proteger los ecosistemas o las comunidades pobres adquiere un sentido
particular.
El naturalista Miguel Ángel de Quevedo pensaba que los campesinos habían sido
responsables de una gran parte de la destrucción de los bosques del país, y temía
que si no se fijaban límites a la redistribución de la tierra, los bosques de México
estaban condenados. Insistía en que los campesinos "a quienes se adjudicaran
tierras, deberían dejarlas inalteradas si no eran adecuadas para la agricultura. En
lugar de desmontar irresponsablemente la tierra para cultivarla, deberían buscar
tierras más apropiadas en otras partes del ejido (tierras comunales)" 422 .
La Secretaría de Agricultura de la administración de Álvaro Obregón (1920- 1924)
informaba que: "Esta Secretaría ha recibido diariamente muchas quejas sobre
cómo la tala de bosques destruye no sólo la provisión de madera, sino de cómo
provoca resultados más graves al secarse las corrientes de agua y al producirse
desastrosas inundaciones que dejan una estela de tierra estéril y desértica. Es por
ello que la Secretaría, con el objetivo de evitar tales daños, recomienda al gobierno
que tome las medidas necesarias para detener estas caóticas prácticas y establecer
una explotación racional de los bosques que garantice la conservación perpetua y
el uso de ellos".
La Ley Forestal de México de 1926, reglamentó por primera vez las actividades
forestales en terrenos privados: todas las entidades, tanto individuos como
corporaciones, tenían que someter a los funcionarios de agricultura, para su
revisión, sus planes para actividades forestales. "El gobierno mexicano
recomendaba a los gobernadores iniciar una enérgica campaña contra el uso de
carbón de madera como combustible. Como parte de esta campaña, los
funcionarios del gobierno en la Ciudad de México pidieron a los gobernadores
estatales popularizar el uso de gasolina, carbón mineral y electricidad para cocinar
y para calefacción".
LA CONSERVACIÓN DE LOS SERVICIOS AMBIENTALES.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
La primera actitud en materia de conservación de recursos naturales es la de
preservarlos en tanto objetos físicos, sean árboles o animales destacados.
Posteriormente se atiende a preservarlos debido al rol que cumplen en
determinado ecosistema. Llamamos servicios ambientales a esa función. Por
ejemplo, se protegen las aves rapaces porque se comen los roedores que actúan
como plagas. O se conservan los bosques ubicados en las nacientes de los ríos para
evitar aluviones o inundaciones aguas abajo, o para cuidar las fuentes de
abastecimiento del servicio de agua potable. Es el caso de los bosques protectores
en México.
A comienzos de la Revolución se discute si puede prohibirse a los campesinos
pobres la extracción de leña de los bosques protectores de la Ciudad de México.
En un debate parlamentario, un diputado señala: “Conozco casos de procesos
incoados contra cientos de individuos por el delito de cortar leña en bosques muy
suyos, y un alto empleado de Fomento opina que los pueblos de Milpa Alta, de
Tlálpam y de San Ángel que se encuentran en la Serranía del Ajusco, debían
suspender los cortes de leña en sus propios terrenos y entrar en orden. Esos
pueblos no debían explotar sus bosques, porque la conservación de éstos es
necesaria para la conservación de los manantiales que abastecen de aguas
potables a México. Y cuando yo llamaba la atención de la Secretaría de Fomento
sobre lo imperioso de las necesidades, sobre la injusticia de la prohibición, se me
contestaba: "De todos modos, sería preferible que desaparecieran esas
poblaciones de la serranía del Ajusco, con el fin de que podamos seguir una
política forestal más ordenada y más científica". Aquellos hombres siguen
clamando porque se les permita utilizar esos pequeños esquilmos, que, en
sustancia, no significan la destrucción forestal y sí significan la vida de miles de
individuos y hasta el restablecimiento de la paz" 423 . La discusión política de ese
momento era si no se trataba de un pretexto para obligar a esos campesinos a
abandonar sus actividades de subsistencia y enviarlos a trabajar a las condiciones
de extrema explotación de las grandes haciendas.
En 1932 se declara zona protectora forestal a los bosques de la "Cañada de
Contreras" en el Distrito Federal. Y en 1933 se establece como zonas protectoras
forestales los terrenos arbolados de las cuencas hidrográficas que rodeaban los
sistemas nacionales de riego. También, y por el mismo motivo, se protegen bosques
para asegurar el abastecimiento de agua a las ciudades de Chihuahua y
Guadalajara. Además, se declaró zona protectora forestal para detener los
aluviones catastróficos que afectaban a la ciudad de Río Blanco, en Veracruz.
Por su parte, el gobierno de Lázaro Cárdenas declara la necesidad de “conservar
los bosques existentes en las zonas que constituyen las cuencas superiores de los
ríos”. El Plan Forestal de Cárdenas señala que las capitales y demás “ciudades de
importancia, constituyen los centros de mayor consumo de productos forestales,
cuya explotación se realiza en forma cada vez más intensa en las zonas cercanas a
dichas poblaciones". Afirma que el interés individual de los que cortan y venden
madera debe quedar subordinado al interés social, ya que “la deforestación tiene
como consecuencia una modificación profunda del carácter regular de las
corrientes de los ríos y de los arroyos cuyas aguas se utilizan en las mismas, así
como del clima".
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Así, entre 1936 y 1939, se realizó el proceso de protección del entorno para
diferentes ciudades del país: como el puerto de Mazatlán, en el estado de Sinaloa;
Calvillo, en Aguascalientes; y de la ciudad de Cuernavaca, en Morelos. Para el
estado de Michoacán, Cárdenas estableció las de Zitácuaro, Jiquilpan, Ario de
Rosales, Uruapan, Tacámbaro y la cuenca del Río Chiquito, en Morelia.
Igualmente, fueron declaradas las de las ciudades de Chihuahua, San Luis Potosí,
Zacatecas, Oaxaca, Veracruz y Puebla, capitales de los estados del mismo nombre.
En Guerrero, se protegió al puerto de Acapulco y a la ciudad de Taxco. En
Oaxaca, la ciudad de Ixtepec. En Veracruz, la ciudad de Orizaba y la cuenca
hidrográfica del Río Blanco. Para terminar, en 1939, amplía la de la ciudad de
Tacámbaro.
En 1936 declara zona protectora forestal vedada una parte del municipio de León
de los Aldamas, advirtiendo que "los propietarios de los terrenos comprendidos
dentro de la zona a que se refiere este decreto quedarán obligados a cooperar en la
reforestación que el Servicio Forestal efectúe y, en caso de negarse a ello, el
Gobierno Federal se reserva el derecho a proceder en la forma que lo determina el
artículo 25 de la ley, expropiando sus terrenos".
En 1937, crea una zona para proteger de las crecidas a la ciudad de Pachuca,
Hidalgo, y fija restricciones de manejo: "Dentro de los límites de la Zona
Protectora Forestal queda prohibida la explotación comercial de los productos
forestales, así como el ensanchamiento de las superficies de cultivo agrícolas en
aquellos terrenos que por su pendiente y condiciones especiales así lo
aconsejen" 424 . Muchos de estos decretos no se llevaron a la práctica por falta de
fondos o de personal técnico especializado.
Es decir, que en la década de 1930 hubo una política muy activa para la protección
de los servicios ambientales prestados por los bosques. El uso de bosques
protectores en las partes altas de las cuencas hídricas es la forma más eficaz y
barata de evitar aluviones e inundaciones. Me gustaría saber cuántos gobiernos
latinoamericanos actuales lo están haciendo, ya que la política habitual es tomar
un crédito internacional para realizar una gran obra pública, con enorme consumo
de cemento, impactos ambientales significativos y escasos resultados.
LOS BOSQUES DE CHIAPAS
Este conservacionismo de los primeros momentos fue reemplazado por una gran
permisividad, a medida que los grupos industriales se hacían políticamente más
poderosos. En 1944, siguiendo las políticas industriales gubernamentales, el
Congreso mexicano modificó los límites del Parque Nacional Colima para quitar la
protección de casi todas las áreas arboladas y permitir su explotación por una
fábrica de papel. Durante los años sesenta, el gobierno mexicano llevó a cabo un
programa masivo de construcción de carreteras para facilitar la extracción de los
árboles de caoba, cedro y ceiba que todavía quedaban en la zona. Al mismo tiempo
que la industria forestal adquiría un auge explosivo en Chiapas, los inmigrantes
que no podían mantenerse en suelos que eran rápidamente privados de sus
nutrientes, vendieron sus tierras a ganaderos, quienes, apoyados por políticos
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
locales, convirtieron gran parte de la selva en tierras de pastoreo. En 1940, la selva
lacandona cubría 1,3 millones de hectáreas; en 1990 sólo quedaban 300.000.
Si los caminos fueran seguros, se podría ir a pie desde San Cristóbal de las Casas a
San Juan Chamula. El pueblo indio es apenas un suburbio de la ciudad colonial y
blanca. No hay nada en su edificación que lo distinga de tantos otros asentamientos
campesinos de México. Pero hay que entrar en la iglesia para percibir esa otra
cultura. Los santos son quizás los mismos, pero cada uno lleva un espejo en el
pecho, que refleja el alma del que va a rezarle. En la nave vacía, sin bancos ni nada
que les estorbe el camino, las familias se arrodillan en pequeños manchones. Cada
una enciende sus velas sobre el piso, quema unas hierbas y le habla a Dios en
lengua tzotzil, la misma que usaban cuando los dioses eran jaguares 425 .
Aunque la iglesia dice ser católica, no hay un cura que diga misa, sino un shamán
que conduce sus almas hablándoles en voz baja de a uno en uno. Las familias
siguen cada una su propio diálogo con Dios, a veces gritan y lloran, y le entregan
sus ofrendas: el humo del incienso, un vaso de tequila y una botella de Coca-Cola.
¿Acaso el refresco cumple la misma función que el vino en la misa? ¿O la gaseosa
es el reflejo de una sociedad que no tiene un lugar para ellos?
Mientras en Ciudad de México se hacían discursos por el Quinto Centenario y en
Veracruz se lo festejaba con cohetes y mariachis, los chamula se fueron a San
Cristóbal de las Casas a voltear la estatua del fundador de la ciudad, dando
comienzo a la insurrección zapatista. Los hacendados armaron un grupo de
pistoleros para atacar San Juan Chamula, mientras los indios preparaban la
defensa. En todo el Estado de Chiapas el aire se cortaba con cuchillo y nadie puede
decir de veras que esto lo sorprendió.
Si bien los indios pueden contabilizar cinco siglos de agravios, la situación empeoró
realmente en las últimas décadas, en las que la demanda industrial hizo que la
selva lacandona fuera objeto de un saqueo sistemático. Todavía en 1945, buena
parte de la selva era inexplorada y salvaje hasta un punto difícil de imaginar: los
jaguares rondaban las haciendas para comerse los perros y, cuando una
expedición científica cazó un cocodrilo, encontraron en su estómago un pedazo de
tela floreada y un mechón de cabellos de mujer. Esa selva hostil a la civilización
moderna, fue el habitat tradicional de numerosos pueblos que extraían de ella
alimento y vestido, techo y medicina. El hacha, el fuego y la topadora destruyeron
un mundo sin llegar a crear otro. La economía de Chiapas se basó en el saqueo de
la selva.
El naturalista Miguel Álvarez del Toro describe esa destrucción: "las selvas eran
transformadas a una velocidad increíble en maizales y pastizales. Todo estaba
muerto y aniquilado. En todas partes había cráneos y esqueletos de muchos
animales, incluso de tapires. Cuando a esos desagradables individuos se les
preguntó para qué cazaban los tapires, respondieron que para eso eran los
animales, para matarlos". Así, lo que era pobreza con acceso a medios de
subsistencia naturales pasó a ser miseria sin esperanzas.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Los indios siguieron mirando desde afuera a una sociedad que los ha privado de
sus formas de vida tradicional sin darles otras nuevas, y que les mostró el lujo de
los que se hicieron ricos lucrando con los ideales de la Revolución Mexicana. El
escritor Carlos Fuentes llamó cambio de piel al proceso que transformó a los viejos
guerrilleros en industriales y financistas. Entretanto, en uno de los palacios más
impresionantes del mundo, el del Museo Nacional de Antropología, residen unos
indios de cera, la imagen oficial de un país que es mestizo, pero que se niega a
aceptarlo en los hechos.
Es frecuente la realización de maniobras económicas y políticas para la obtención
de concesiones de explotación maderera, que se realizan sin ninguna evaluación de
las condiciones de renovabilidad de los recursos naturales involucrados. Por
ejemplo -según una denuncia de las muchas que circularon en el Estado de
Chiapas- en 1971, tres pueblos caribes pidieron que se les asignaran 10 mil
hectáreas en la zona de la selva lacandona. El Gobierno respondió otorgándoles
614 mil hectáreas, muchas de las cuales ya estaban pobladas por otras 47
comunidades indígenas.
Al año siguiente, entra en operaciones una compañía forestal que hace accionistas
de dicha empresa a los propios caribes sin que ellos se enteraran. Pocos meses
después, los caribes le firman a la empresa un contrato de explotación maderera de
35 mil metros cúbicos al año, para que explotara caoba y cedro en el latifundio que
el gobierno les había otorgado. Cada uno de los caribes recibe dinero del gobierno,
además de donarles obras y una avioneta, como pago o producto de los "derechos
de monte" que ellos habían otorgado a la citada empresa. “Durante todo el periodo
de los años 70's, la maquinaria de las compañías madereras seguían abriendo
enormes corredores en el corazón de la selva lacandona, destruyendo el suelo
selvático frágil, y especies de arboles que actualmente se encuentran en peligro de
extinción como la caoba, cedro, guanacastle, palo picho, ceiba, jolmashte,
matilisguate, jobo, cashan, guapaque, cedrillo, guaite, molinillo, bojón, papelillo,
petastillo y ramoncillo; pues por cada árbol caído llevó consigo a dos o tres árboles
vecinos” 426 .
LOS BOSQUES DEL SUR DE CHILE
En Chile, la destrucción del bosque nativo va asociada a la plantación masiva de
especies forestales, con destino a diversas industrias y a la exportación. En una
primera etapa, estas actividades recibieron una buena adhesión por parte de la
población, que no suele diferenciar entre bosque nativo y bosque implantado. En
buena parte del continente, la cultura popular de esta etapa supone que cuando se
tala un árbol debe plantarse otro, aunque no sean de la misma especie ni cumplan
funciones equivalentes en los ecosistemas. Es decir, es trasladar a escala de un país
lo que puede ser cierto en una forestación urbana, donde podemos poner una
especie u otra con fines decorativos.
A partir de la década del ´30 llegan las primeras empresas que inician la
explotación industrial del alerce, se instalan en Santa Elisa, Chaihuín, Valdivia y
en las riberas del Seno de Reloncaví, se trataba de una actividad que se orientaba
a la exportación. Poco a poco los alerzales desparecían.
166
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Sólo a mediados de 1945 el organismo estatal CORFO manifestaba que de no
mediar protección “con los sistemas actualmente (utilizados) en 100 años o menos
la riqueza maderera chilena puede estar agotada (ya que) el sistema de explotación
puede ser denominado “a muerte”, pues, por lo general, se explota el bosque de
una vez para siempre”El aumento del valor internacional de maderas finas hacia la década del ´60
determinó una fuerte expansión de la demanda. Las innovaciones tecnológicas en
los camiones, las torres de extracción y las motosierras eran capaces de explotar
los bosques más tupidos y en laderas más abruptas. Empresas forestales
norteamericanas fijan su atención en los bosques templados y húmedos del cono
sur americano. Había llegado el momento para los últimos alerces de Chiloé
continental. En las montañas de Contao al sur del Seno Reloncavi , escondidos por
escarpadas laderas estaba el que tal vez fuera era el bosque mas antiguo del
planeta; los alerces de valle del Patamai ubicado en las laderas del Volcán
Apagado y que serían sometidos a una tala rasa que dio cuenta de los ejemplares
mas anchos y altos en una explotación que duro casi 10 años (1960-1970) y que
tumbó la “mayor catedral verde” de Chile. Las autoridades del gobierno de Frei
alarmadas por las escandalosas noticias que recibían de este crimen ecológico
establecen un reglamento para la corta del alerce que en sus considerandos decía
que “la especie arbórea denominada alerce, se encuentra sometida, a lo largo del
territorio nacional, a una explotación intensiva y sin control, por lo que existe el
serio peligro de extinción de dicha especie”.
Cuando ya habían sido cortados casi el 80 por ciento de los bosques de alerces
existentes a la llegada de los españoles y ante la presión de las nuevas ideas de
conservación se dictó en 1976 el decreto supremo 490 que prohíbe el corte de
alerces vivos. Gabriela Mistral escribió: estoy con “el mismo alerce patagónico que
tal vez nos ha visto en indiada suelta, luego en colonia rigurosa, luego en república,
¡y sabe Dios cuántos trances más nos ha de ver todavía!” 427
LOS POBRES TAMBIEN DEFORESTAN
Además de la gran hacienda, a menudo se atribuye a los pobladores de menores
ingresos el sobrevivir a costa de la destrucción de los bosques. Por ejemplo, se
afirma que “el sistema de cultivos de milpa en El Salvador, que expone los terrenos
a cultivos intensivos hasta agotarlos, la quema de bosques como forma de
habilitación de dichas superficies y la introducción de la ganadería por los
españoles son algunas de las causas que han contribuido a la devastación de los
bosques en El Salvador” 428 .
En todas partes, el latifundio está rodeado de un rosario de minifundios. Se trata
de personas que complementan sus ingresos con producciones de autosubsistencia
y trabajos que realizan en la gran hacienda. En la medida de que disponen de una
superficie muy pequeña, lo habitual es que se expandan a costa de la vegetación
natural.
Por otra parte, en muchos países, el otorgamiento de la propiedad de la tierra
requiere que el interesado la ocupe y le haga mejoras que indiquen su voluntad de
167
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
explotarla productivamente en vez de tenerla como bien de especulación. La
deforestación suele ser considerada una mejora, de modo que el acceso a la
propiedad de la tierra puede pasar por destruir su cobertura vegetal. Con ella se
suele destruir también su fertilidad.
LO QUE QUEDA CUANDO SE HA DESTRUIDO LA VEGETACIÓN
NATURAL
El vinal es un arbusto que crece en las áreas secas de la región chaqueña de
Argentina, Paraguay y Bolivia, que puede alcanzar de tres a cinco metros de
altura. Tiene espinas de 25 centímetros de largo, con las que es frecuente que las
vacas pierdan los ojos. Ocupa e inutiliza campos ganaderos, en los que no permite
el crecimiento de los pastos, además de impedir la entrada del ganado.
La invasión del vinal es un ejemplo de alteraciones de las condiciones ambientales
en áreas marginales. Antes de la colonización del Chaco, el vinal no podía
expandirse porque la sombra provocada por los pastizales impedía el crecimiento
de las plántulas. Además, los indios quemaban cada tanto los campos para cazar, y
estas quemazones perjudicaban a las leñosas. El pastoreo excesivo le da al vinal el
sol que necesita en sus primeros estadios de crecimiento. Este proceso comenzó a
partir de la guerra del Chaco, durante la cual algunas zonas sirvieron de área de
pastoreo a los ganados usados durante la guerra. El sobrepastoreo llevó a la
expansión del vinal, lo que a su vez condujo al traslado del ganado a otros campos que ya tenían uso ganadero- lo que significó también sobrepastorearlos. De este
modo, al haber menos pasto se facilita el crecimiento del vinal. Al mismo tiempo, el
ganado come los frutos y "siembra" las semillas con sus deyecciones, con lo cual
acelera la invasión. El vinal afectó en grados diferentes a unos 2 millones de
hectáreas. Se lo intentó controlar con defoliantes y tractores con cadenas 429 .
El plaguicida que se recomendó para malezas leñosas es el 2,4,5-T
(triclorofenoxiacético). Este producto químico fue usado como arma durante la
guerra de Vietnam y sus efectos fueron tan nocivos que se lo incluyó entre las
armas que debían prohibirse en los conflictos armados. Como los defoliantes son
sustancias que matan las plantas, los rociaban con helicópteros para "limpiar" la
selva donde se escondían los vietcongs y poder verlos desde arriba. Decenas de
miles de hectáreas fueron rociadas con una sustancia capaz de matar los enormes
árboles de las selvas tropicales. Pero parece que nadie dijo que un veneno capaz de
matar árboles quizás fuera también nocivo para las personas. En las zonas
afectadas provocó nacimientos deformes e innumerables casos de cáncer, que
afectaron también a los soldados que lo manipulaban. Por estos efectos, se prohibió
su uso como arma de guerra.
Sin embargo, fue reciclado para usos civiles, con graves daños sobre la salud
humana y los ecosistemas. Una vez prohibido en Estados Unidos, se lo siguió
fabricando, exclusivamente para exportarlo al Tercer Mundo 430 .
Además de la contaminación, estas soluciones tienen costos elevados, que no
pueden afrontar los productores que se han visto obligados a sobrepastorear sus
campos por falta de ingresos. Aún en el caso de poder aplicarlas, son sólo
paliativos: es necesario alambrar los campos para evitar que el ganado lleve las
168
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
semillas y esta inversión no está al alcance de los ganaderos medios de la zona. En
otras palabras, que los bajos ingresos obligan a los pequeños ganaderos a
sobreutilizar sus campos y que esa sobreutilización abre el camino a las leñosas.
Las soluciones de fondo pasan por otro manejo del recurso, porque aunque se
destruyan las malezas, "si se debilita el pasto por pastoreo continuo, las leñosas
van a volver"431 . Y son condiciones sociales las que impiden un uso racional de este
recurso, lo que equivale a decir que el problema del vinal no tiene solución si no se
modifican dichas condiciones sociales.
En distintos ecosistemas, la destrucción de la cobertura vegetal originaria dispara
la expansión de especies nocivas. Es sugestivo el paralelo entre el vinal chaqueño y
la plaga del marabú en Cuba. Se trata de una leguminosa, cuyos frutos come y
dispersa el ganado y que crece en tierras deforestadas y que han sido
sobrepastoreadas. Introducida en la isla por motivos ornamentales, se transformó
en plaga a partir de la guerra de 1898. Como en el caso anterior, el disparador es
la guerra, pero el fenómeno se consolida por el uso social de los recursos naturales.
“Se cree que las tropas españolas, durante la guerra, se convirtieron en
propagadoras inconscientes, al acampar varias veces fuerzas de caballería en la
finca La Bola y sus alrededores. Los caballos, que comían los frutos, esparcían
luego las semillas por distintos lugares cuando se salía de operaciones o se producía
un cambio de campamento. De hecho, la importancia del factor humano en la
distribución del marabú parece quedar constatada por su presencia frecuente a lo
largo de los caminos y carreteras, además de los cursos de los ríos”.
“La guerra de 1895 se considera un momento clave en la conversión del marabú en
plaga, debido al estado de abandono en el que quedaron muchas fincas durante cl
conflicto. Pero, esto sólo explica la fase inicial. En lo adelante, se debe tener en
cuenta otras causas más generales y permanentes. El marabú no prospera en áreas
boscosas ni en
terrenos cultivados eficientemente, por lo
que, en muchos casos, ha ocupado aquellas tierras, abandonadas por el hombre al
considerarlas cansadas, poco productivas u ociosas, así como zonas desmontadas
con absoluta imprevisión sobre sus nefastas consecuencias, como ha ocurrido en
las márgenes de los ríos. Las áreas ganaderas son las más afectadas, por la forma
descrita de propagación a través del ganado” 432 .
En esta etapa, una mirada más científica discute qué hacer ante la invasión. Por
ejemplo, en 1936, una Revista de Agricultura señala dos posibilidades: Una era
“regar los campos cubiertos por la planta con petróleo” lo que eliminaría la plaga
y con ella toda otra posibilidad de vida en esos suelos. La otra era forestar esas
tierras con cedros, para sombrear la plaga ya demás hacer un cultivo útil y
rentable. Previsiblemente no se hizo ni lo uno ni lo otro.
LAS ESPECIES INTRODUCIDAS
En esta etapa se produce una importante forma de contaminación biológica, por la
introducción de especies, que provocan alteraciones en los ecosistemas. Cada etapa
histórica, cada modelo social y productivo, cada cambio en actitudes culturales,
significan cambios importantes en el balance de especies animales y vegetales
169
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
existentes. Esto puede ocurrir por competencia entre especies nuevas y las
anteriores, por agotamiento del habitat, por sobreextracción de algunas especies
determinadas (por motivos económicos o culturales), etc.
En las zonas próximas a la ciudad de Bogotá, “se introdujeron especies vegetales
foráneas como el eucalipto y el pino pátula ó mexicano, con el fin de colaborar con
la “estabilización” de los terrenos húmedos de la sabana, que dadas las condiciones
biogeográficas, crecieron más rápido de lo esperado, incluso usándose en procesos
de “reforestación”. En los barrios de la ciudad, apareció el pasto quicuyo en los
antejardines, las rosas y los cipreses (mal conocidos como pinos en estas latitudes),
desalojando parcial y totalmente en algunos casos las especies nativas; incluso el
laurel y el encenillo sufrieron un ataque fuerte a lo largo del siglo XX, debido el
primero a tradiciones culturales/religiosas (la tradicional cruz de mayo, de hojas
de laurel) y el segundo a actividades manufactureras (la curtiembre de pieles al
tanino)” 433 .
En Argentina, los cultivos pampeanos son invadidos por nuevas malezas,
diferentes de las que los habían afectado en etapas anteriores, como el cardo de
Castilla. El sorgo de Alepo fue introducido para usarlo como forrajera y para
proteger de la erosión los terraplenes de los ferrocarriles. Se convirtió en la maleza
característica de esta etapa, ya que sus mismas ventajas lo convirtieron en maleza.
Su rapidez de propagación y sus largas raíces le permitieron invadir campos de
cultivo e hicieron muy difícil su erradicación 434 .
AMBIENTE Y SEQUÍAS
A pesar de una abundante bibliografía internacional que dice lo contrario, los
desastres naturales no existen. Hablar de desastres naturales es una forma de
eludir las responsabilidades de quienes ubicaron a una población en un área de
riesgo. Un terremoto en un desierto no es un desastre. Es un simple evento natural.
Es necesaria la conjunción de fenómenos naturales con determinadas situaciones
sociales para que podamos hablar de desastre. Lo que quiere decir que un desastre
disparado por un fenómeno natural es siempre un desastre ambiental.
La novela “Vidas secas”, de Graciliano Ramos, describe la emigración de una
familia que huye de la sequía en el nordeste brasileño. Es una caminata
interminable bajo el sol del desierto, los padres con sus hijos, los pocos objetos que
pueden cargar, un perro y un loro. En ese éxodo, el silencio de los humanos es tan
profundo que el loro aprende a ladrar 435 .
La sequía de 1932 afectó un área de 650 mil kilómetros cuadrados,
“comprometiendo a una población de 3.000.000 de personas. La migración hacia el
litoral empezó en Ceará, generalizándose rápidamente, produciéndose entonces
asaltos y saqueos. Durante esta sequía surgió el bandolerismo en el sertão, pues la
población de Cansanço, en Bahía, fue asaltada y saqueada por un grupo de
bandidos” 436 . Estas situaciones, en las cuales el desastre ambiental hace
desaparecer el Estado y sus funciones quedan en manos de grupos armados
particulares están descriptas en las películas de Glauber Rocha: “Dios y el diablo
en la tierra del sol” y “Antonio das Mortes, matador de cangaceiros”.
170
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Las ondas de sequía del nordeste producirán pulsos de migración hacia las grandes
ciudades y hacia la Amazonia, en los períodos de auge del caucho. Esto lleva, por
supuesto, al crecimiento explosivo de las favelas y a la profundización de las
situaciones de esclavitud entre los caucheros del Amazonas. “La sequía de 1970
arrojó muchedumbres hambrientas sobre las ciudades del nordeste. Saquearon
trenes y comercios; a gritos imploraban la lluvia a San José. Los “flagelados” se
lanzaron a los caminos. Un cable de abril de 1970 informa: “La policía del Estado
de Pernambuco detuvo el domingo último, en el municipio de Belém do São
Francisco, a 210 campesinos que serían vendidos a propietarios rurales del estado
de Minas Gerais a dieciocho dólares por cabeza” 437 .
En este contexto surgen las ligas campesinas, que pelearán por la tierra de los
pobres. Pero su primera reivindicación es de las más desgarradas: reclaman siete
palmos de tierra y un cajón. Uno de sus fundadores explica que “antes de la Liga,
cuando uno de nosotros moría, el cajón (para el velatorio) lo prestaba la
Municipalidad. Después que el cuerpo era llevado a la fosa común, el cajón volvía
al depósito municipal. Hoy la Liga paga el entierro y el cajón baja con el
muerto" 438 . Después de pelear por los muertos, pelearán por los vivos y
reclamarán tierras para cultivar, en uno de los movimientos sociales más
importantes del continente.
Las situaciones ambientales también tienen distintas consecuencias de género. La
sequía afecta de un modo diferente a las mujeres que a los hombres del sertão. Hay
tres situaciones diferentes con respecto a las mujeres de esta región:
• En la primer situación, está la mujer rural que convive con el marido y los hijos
que trabaja en la tierra y en las tareas domésticas, y que en tiempos de sequía,
inclusive con el marido presente en casa, se incorpora a los frentes de emergencia,
recibiendo un mísero salario (inferior al que se le paga al hombre) para completar
el ingreso familiar.
• El segundo tipo se refiere a la mujer trabajadora rural jefe de familia, Estas
mujeres tratan de migrar a las ciudades en busca de mayores recursos económicos,
principalmente durante la época de sequía y cuando no pueden contar con la
ayuda de parientes.
• El tercer tipo de mujer trabajadora son las llamadas "viudas de la sequía", que
quedan solas mientras los varones salen para diferentes lugares del país en busca
de trabajo. “Abandonadas a su propia suerte, manejando el hogar, cuidando de
"lo que queda", viendo a los animales enflaquecidos morir de hambre, sufriendo
con los hijos que lloran por no tener qué comer, luchando con todas sus fuerzas,
alimentándose con lo que anteriormente era inaceptable para la alimentación
humana, organizándose, forman verdaderas romerías para pedir ayuda a las
autoridades de la ciudades más cercanas, llegando inclusive a participar en
saqueos a los mercados” 439 .
LAS ENFERMEDADES AMBIENTALES
171
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
En cada etapa histórica, hay enfermedades características, ya sea por su mayor
prevalencia o por su presencia dentro de la cultura. Es el caso de cólera en el siglo
XIX o la lepra durante la Edad Media. En esta etapa, el mal de Chagas ocupa un
lugar significativo. Después de haber estudiado las enfermedades
predominantemente urbanas, en esta etapa comienzan a verse las que son más
frecuentes en el medio rural.
En 1928 Carlos Chagas, descubridor de la enfermedad, le envía una carta al
argentino Salvador Mazza, en la que le dice: "Si desea investigar esta enfermedad,
tendrá todos los gobiernos en contra. A veces pienso que más vale ocuparse de
crustáceos y batracios que no despiertan la alarma de nadie" 440 . Como toda
enfermedad de la pobreza, investigarla significa poner de manifiesto conflictos
sociales. Mazza debió enfrentar a las autoridades sanitarias de la época para
convencerlos de la necesidad de quemar las viviendas de paja y barro -habitat de
las vinchucas- único medio conocido, en aquel entonces, de combatir la
enfermedad.
Es una endemia propia de los países latinoamericanos, que se trasmite por
picadura de un insecto portador (la vinchuca o Triatoma infestans), que inocula un
parásito al paciente. Hay dos formas fundamentales de esta enfermedad: la forma
aguda es un cuadro infeccioso que aparece a las pocas horas de la picadura.
Solamente el uno por ciento de los enfermos tienen estas manifestaciones visibles.
Durante el período agudo, la enfermedad es curable.
La fase crónica generalmente se manifiesta entre los 10 y los 25 años después de la
picadura, cuando el desarrollo de los parásitos ya ha producido lesiones cardíacas
irreversibles. En las zonas afectadas es frecuente la muerte repentina de personas
jóvenes, sin causa aparente, debido a secuelas del Chagas. Se especula que la
enfermedad cardíaca de Charles Darwin haya estado asociada a esta enfermedad,
adquirida durante sus viajes por América del Sur.
La vinchuca anida en el techo de paja de los ranchos, en cada uno de los cuales
pueden encontrarse hasta 3.000 ejemplares. Es una enfermedad que afecta
también a los animales domésticos de sangre caliente, por lo cual es frecuente que
vinchucas no infectadas piquen a un animal enfermo y de allí transmitan la
enfermedad al ser humano. No hay cifras confiables sobre cantidad de enfermos de
Chagas. La cantidad de casos que se denuncian cada año varía según el interés de
las autoridades en encontrarlos o en ocultarlos. Lo que sí puede efectuar-se es un
cálculo de la población que corre el riesgo de enfermar, sin que se pueda afirmar si
ha contraído realmente la enfermedad.
Es evidente que si el habitat característico de la vinchuca es el techo de paja de los
ranchos, el problema no tiene solución mientras la población viva en ranchos.
Mientras tanto, hay algunos paliativos posibles, por ejemplo, la fumigación. El
gammexane mata la casi totalidad de las vinchucas de un rancho. Sobreviven
algunas, que son las que poseen resistencia natural al insecticida. Estas que
sobreviven transmiten su resistencia a sus descendientes, lo que obliga a desconfiar
de las soluciones basadas en el uso exclusivo de insecticidas.
172
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Pero existen además factores culturales, que hacen que ni siquiera la construcción
de viviendas sea suficiente. Ello se debe a que la vivienda rural cumple funciones
diferentes a las de la vivienda urbana:
•
En la zona algodonera formoseña, se entregaron viviendas a grupos de
pobladores. Las casas tenían detalles de diseño bastante cuidadosos, que las
hacían "a prueba de vinchucas". Pero al llegar la época de las lluvias, la gente
guardó dentro de la casa los fardos de algodón, los que sí estaban infestados.
•
En las afueras de Clorinda (Formosa, Argentina) existe un grupo de casas
construidas según planes del Banco Hipotecario Nacional. El diseño responde a
criterios estándares, utilizados en otras partes del país. Solamente que, si el
alero es un elemento decorativo en el Gran Buenos Aires, en Formosa el clima
subtropical lo hace indispensable. Las casas carecían de alero y sus moradores
les habían adicionado uno, construido de paja según las mismas técnicas
empleadas al construir los ranchos 441 .
EL DETERIORO DE LAS TIERRAS AGRÍCOLAS
La llamada "Revolución Verde" es un ejemplo significativo de la aplicación de los
criterios industriales a la explotación de los ecosistemas. “En América Latina se
han intervenido casi todos los ecosistemas naturales, convirtiéndolos en
agrosistemas con una alta mecanización a base de grandes flujos de energía,
especialmente petrolera. A medida que la tecnología agrícola se modernizaba a
raíz del desarrollo del capitalismo agrario registrado en nuestro continente en las
últimas décadas- mayor ha sido el subsidio energético. La "Revolución Verde" ha
debido llamarse "Revolución Negra" porque se ha desarrollado gracias a un uso
desmedido de petróleo, aprovechando que su precio era bajo hasta principios de la
década de 1970” 442 . El principio básico de la "Revolución Verde" es tratar de
“superar” las diferencias naturales entre los distintos ecosistemas mediante la
adición masiva de agroquímicos. Esto supone producir semillas híbridas de alto
rendimiento que crecerán protegidas de las malezas y de los insectos por
plaguicidas. Se trata de artificializar el medio agrario mediante diferentes
combinaciones de estos agroquímicos.
Por un lado, las semillas híbridas significaron un avance en el proceso de
monopolización tecnológica. Tradicionalmente, los agricultores elegían una parte
de su cosecha que volvían a sembrar, para obtener plantas semejantes a sus
padres. Pero los híbridos son plantas que proceden de padres de dos variedades
diferentes, no siempre conocidas. Si el productor intenta sembrar los granos que
han sido producidos por plantas híbridas, se encontrará con una sopresa
desagradable: los híbridos no transmiten todas sus características a su
descendencia. Por supuesto, que si sembró trigo obtendrá trigo, pero será un trigo
de mucho menor rendimiento que el original, es decir, el que proviene de semillas
compradas a la gran empresa proveedora. Hay indicios de que la investigación
genética se orientó a lograr ambas cosas. Es decir, un trigo de alto rendimiento en
la primera generación y de bajo rendimiento en las siguientes, como una manera
de obligar al productor a seguir comprando semillas todos los años. En otras
173
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
palabras, que el desarrollo tecnológico no apunta sólo a producir más alimentos
sino, muy especialmente, a una significativa concentración del poder económico.
Este modelo productivo sólo puede funcionar con un alto nivel de contaminación
por agroquímicos. La artificialización del medio agrario supone ocupar amplias
extensiones con monocultivos. Pero cultivar una sola especie significa también
cultivar y criar a sus enemigos naturales. El modelo productivo sólo cierra con
cantidades masivas de plaguicidas. Los mismos plaguicidas se usaron para
combatir los vectores que transmiten diversas enfermedades, como el mosquito
anofeles, que transmite la malaria, o la vinchuca, que transmite el mal de Chagas.
El que hayan sido exitosos en matar insectos hizo olvidar al principio que
contribuían a solucionar un problema pero generaban otro nuevo.
Porque un plaguicida es un contaminante obligado. Es decir, que no es evitable
como el humo de una chimenea, sino que la única manera en que puede utilizárselo
es arrojándolo en los ecosistemas. La primera generación de plaguicidas (los
clorados, por estar basados en fórmulas de cloro, de los cuales el DDT es el más
conocido) fue vendida masivamente por su enorme poder residual. Es decir, que
seguían siendo eficaces mucho tiempo después de la fumigación. Esto significaba
que no eran biodegradables y sus consecuencias sobre los ecosistemas se hicieron
sentir pronto 443 .
La obra “Primavera Silenciosa”, de la norteamericana Rachel Carson llamó la
atención sobre uno de los aspectos más destacados del impacto ambiental de los
clorados: producen algunos cambios en el metabolismo del calcio de las aves. Son
cambios pequeños, pero suficientes como para adelgazar la cáscara de los huevos.
El resultado es que el polluelo rompe el cascarón antes de ser viable y muere.
Pronto la biósfera entera quedó contaminada con clorados. Se acumularon en
todos los ecosistemas del mundo y también en las grasas humanas. Calificados
como potencialmente cancerígenos, se comenzaron a poner restricciones a su
presencia en alimentos y se trató de encontrarles un reemplazo eficaz.
Esto originó por lo menos dos situaciones de uso de un doble estándar ambiental:
•
Por una parte, algunos países latinoamericanos (como Argentina a partir de
principios de la década de 1970) prohibieron su empleo, pero sólo lo hicieron en
los cultivos destinados a la exportación. Aquellos productos que iban al
mercado interno siguieron contaminados con clorados. Y lo que era una
cuestión de salud pública se explicó como referido a las características de los
mercados, que por alguna razón incomprensible pedían alimentos sin
plaguicidas.
•
Pero además, el reemplazo de los plaguicidas clorados por otros nuevos,
significó proteger la salud del consumidor a costa de la salud del trabajador
rural.
Para combatir las plagas de un modo eficaz y que no dejara residuos en los
alimentos, las empresas químicas decidieron utilizar plaguicidas que fueran
biodegradables. Como tenían poco tiempo para actuar antes de degradarse, la
174
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
consecuencia lógica fue aumentar su toxicidad, de modo que pudieran acabar con
todos los insectos en poco tiempo y después llegar limpios a las mesas de los
compradores. Se usó para esto el parathion, un gas neurotóxico que había sido
desarrollado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Esto dio lugar a
otra familia de plaguicidas, conocidos comúnmente como fosforados.
La fumigación masiva con fosforados provocó una importante mortalidad en los
trabajadores rurales de todo el continente. En ocasiones, las tragedias ocurrieron
por ignorancia o simple negligencia en el manejo de un producto de toxicidad tan
elevada que una gota basta para matar a una persona. Las empresas no
advirtieron todas las implicancias de su toxicidad y fueron frecuentes los casos de
envenenamiento por emplear los envases vacíos como recipientes para llevar el
agua. Rigoberta Menchú, la dirigente indígena que recibió el Premio Nobel de la
Paz relató que su hermano murió cuando el dueño del campo en el que estaba
empleado olvidó evacuar a los trabajadores antes de realizar una fumigación aérea
con parathion.
En otras circunstancias, el daño aparece de un modo más insidioso. La
intoxicación aguda con parathion provoca la muerte instantánea, pero la
intoxicación crónica con este neurotóxico puede provocar profundas depresiones.
El resultado fue un índice elevadísimo de suicidios en la zona algodonera del Chaco
argentino, donde las fumigaciones eran tan intensas que los pobladores sentían
continuamente el olor acre del parathion.
¿A QUIÉN LE IMPORTA LA FAUNA?
En esta etapa, la mayor afectación de la fauna se produce por deterioro de sus
habitats naturales, antes que por caza directa. Sin embargo, la percepción de este
fenómeno es tardía: son muchos los funcionarios encargados de la conservación de
la fauna que atienden más a la protección de ejemplares individuales atacados por
cazadores que a las consecuencias de la destrucción de habitats 444 .
En la mayor parte de esta etapa, los recursos faunísticos carecen de interés, salvo
en los casos en los que se les puede dar un aprovechamiento económico directo. Por
razones políticas, el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) "recomendó a los
funcionarios de caza penalizar lo menos severamente posible a los indígenas que
violaran los reglamentos de caza". Más adelante, las prioridades políticas
cambiarán y los gobiernos dejarán de penalizar a los cazadores ricos.
A medida que disminuyen las poblaciones de animales de caza en los países del
Norte, sus cazadores deportivos se desplazan hacia países del Tercer Mundo,
incluyendo los de América Latina. Por razones de proximidad geográfica, México
es el primer pais afectado por los cazadores norteamericanos.
Charles Sheldon, un cazador de piezas mayores norteamericano, se lamentaba por
la desaparición de los grandes mamíferos que habían adornado sus viajes por los
desiertos del norte de México, y también hacia notar la falta de apoyo a las normas
de protección de la fauna silvestre. No se estaba cumpliendo la veda de diez años
establecida por del presidente Álvaro Obregón para la caza del borrego cimarrón
y del antílope (1922). Sheldon decía que el gobierno mexicano se había conformado
175
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
con firmar el decreto, pero sin haber establecido "recursos para pagar a los
guardias, ni planes de acción" 445 . El Servicio de Peces y Fauna Silvestre de los
Estados Unidos estimó en 1948, que los cazadores norteamericanos mataban
ochocientos patos a la semana en el norte de México. También habían contribuido
a la extinción casi total del oso gris y del lobo gris mexicanos.
México no había firmado la Convención sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y, por esta razón, se
convirtió en un importante centro de operaciones para los traficantes de animales.
La mercancía de los contrabandistas incluía especies vivas de origen tan distante
como: cacatúas de Indonesia, guacamayas brasileñas, monos africanos y boas
constrictor de América del sur. Además, el comercio de pieles de felinos contribuye
a la desaparición del jaguar, del puma y del ocelote en México. A fines de los
ochenta, los conservacionistas mexicanos y norteamericanos estimaron se
contrabandeaban que cientos de especies por un valor de 400 millones de dólares.
La renuencia del gobierno mexicano para firmar el CITES generó airadas
protestas de conservacionistas mexicanos y del extranjero.
Sin embargo, la firma de tratados no es garantía de la conservación. En muchos
sitios, la normativa de protección sólo ha servido para enriquecer a los
funcionarios encargados de firmar cuotas de autorizaciones de caza, basados en
estudios "científicos" hechos a medida de los traficantes de fauna.
Otro país que ha actuado como puente para el tráfico ilegal de fauna es Paraguay,
que aparece en diversas oportunidades exportando productos hechos con animales
de caza prohibida. Es sugestivo que en diversos años sus estadísticas hayan
registrado exportaciones de ponchos de vicuña. La vicuña es un animal que sólo
vive en las altas montañas de la Cordillera de los Andes, en ecosistemas que no
existen en Paraguay.
En toda esta etapa son más visibles las especies amenazadas por la caza que por la
destrucción de habitats y tenemos mucha más información sobre las primeras que
sobre las segundas. El motivo es que el movimiento económico que se genera a
partir de esta actividad lleva a detectar casi de inmediato la disminución de las
poblaciones animales que son objeto la caza. Las afectadas por las alteraciones del
habitat suelen ser especies de menor interés económico, cuya escasez aparece sólo
en estudios especiales. En la década de 1960, Argentina distribuye un listado de
productos cuya exportación había crecido significativamente en años recientes.
Bajo el rimbombante título de "Productos industriales nuevos" se encontraban los
cueros de yacaré que tenían una importante demanda para la confección de
carteras, billeteras y zapatos. Previsiblemente, nadie pensó en lo que implicaba
reducir las poblaciones del principal depredador de un ecosistema. Proliferaron los
depredadores menores, como las palometas y pirañas. Y sucede que esas especies
de cocodrilos no atacan al hombre, pero las pirañas sí lo hacen.
El resultado es que las carteras de yacaré confeccionadas en Italia con materia
prima argentina provocaron el abandono de una serie de balnearios ubicados
sobre el río Paraná o sus afluentes, debido a los frecuentes ataques de pirañas 446 .
Comenzaron en zonas más alejadas, como la provincia de Formosa, pero en enero
176
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
de 2008 un cardumen atacó a un grupo de bañistas en las playas de la ciudad de
Rosario, provocando 40 heridos 447 .
NUEVAS PRESIONES SOBRE LA FAUNA MARINA
La fauna marina recibe la doble presión de la contaminación y de nuevas
tecnologías de extracción, asociadas a prácticas que no tienen en cuenta la
renovación natural del recurso. En algunos sitios, comienza a reglamentarse la
forma de las redes de pesca. Se ordena que las mallas sean lo suficientemente
grandes como para permitir que los peces pequeños escapen. Esta norma -hecha
para convencer al público de que se está haciendo algo- es absolutamente inútil:
apenas se comienza a pasar la red, los peces capturados bloquean los orificios de
las mallas, sean del tamaño que sean. Y los peces pequeños siguen atrapados en las
redes.
En 1935, las empresas de pesca de Estados Unidos extraían de aguas costeras
mexicanas el doble de peces que los mexicanos (16.865 toneladas contra 8.388
toneladas). Y los Estados Unidos eran sólo uno de los países que explotaban las
pesquerías marinas mexicanas. En 1940, el novelista norteamericano John
Steinbeck observó el saqueo de la vida marina por pescadores extranjeros:
"Además de los camarones, estas embarcaciones matan y desperdician muchos
cientos de toneladas de peces cada día, varias de las cuales son desesperadamente
necesitadas como alimento. Quizá el Ministerio de la Marina no se ha dado cuenta
todavía de que uno de los recursos importantes de México está siendo extinguido.
Si no se ha hecho aún, deben de imponerse límites a la captura, y no permitirse que
esta región sea tan intensamente explotada. Entre otras cosas, debe llevarse a cabo
el estudio cuidadoso de esta área, para que se pueda comprender su potencial y la
captura mantenida en equilibrio con la existencia. Así habrá camarón disponible
indefinidamente. Si no se hace esto, en muy corto tiempo veremos el fin de la
industria pesquera" 448 .
En las costas de Chile y Perú, una combinación de sobrepesca con las variaciones
naturales de la Corriente del Niño disminuye drásticamente las poblaciones de
anchovvetas. Por ese motivo, Perú pasa de capturar 12.481.000 toneladas en 1971 a
menos de medio millón en 1983 449 .
Las distintas especies de cetáceos son consideradas como recursos naturales a ser
explotados, sin énfasis en su protección. Por ejemplo, un texto ecuatoriano señala
las ventajas de cazar ballenas en las islas Galápagos: “La pesca de la ballena es tan
ventajosa y más fácil que en los mares árticos, por lo que hasta hace algunos años
no faltaban nunca los buques balleneros en las cercanías de las islas” 450 . Los
autores no parecen preguntarse por qué los busques balleneros dejaron de acudir
en busca de presas tan fáciles.
En la costa patagónica argentina, por su parte, la Armada utiliza como zona para
el entrenamiento de sus tropas en el tiro con artillería a los golfos de rodean la
Península Valdés. Esas aguas tranquilas permiten que los artilleros novatos
puedan dar en el blanco. Le apuntaban a una curiosa forma natural que recuerda
a la silueta de un barco. Sólo que los golfos que rodean la península son la zona de
177
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
reproducción de la ballena franca austral 451 . La idea de que algo tan importante
como la defensa nacional pueda subordinarse a una curiosidad como lo sería la
protección de la fauna marina, aún no se le pasa a nadie por la cabeza.
¿ACASO SOMOS DEMASIADOS?
Una discusión característica de esta etapa se refiere al posible agotamiento de los
recursos naturales. ¿Está superpoblado el mundo? Y en ese caso, ¿la
superpoblación es causa o consecuencia de la miseria? De este modo, se reflotaban
los puntos de vista del clérigo inglés Thomas Robert Malthus, quien había
explicado la miseria a fines del siglo XVIII, diciendo que la población crecía con
mayor rapidez que los medios de subsistencia.
Los términos de la polémica están definidos desde la época de Malthus y son muy
similares a lo largo de dos siglos. Para unos, el problema se centra en la cantidad
física de recursos naturales. Sostienen que la humanidad no puede expandirse
indefinidamente en un mundo finito. Si no se controla la población, cualquier
racionalización en el uso de los recursos naturales no hará más que postergar un
poco la catástrofe final. Para otros, el problema se centra en la forma de usar los
recursos naturales. Si se modifica esta forma, hasta llegar a un esquema social más
redistributivo, la población humana tenderá a regular sus nacimientos sin que se
llegue a una situación catastrófica.
Si la superpoblación es causa de la pobreza, hay que centrar la acción en limitar
los nacimientos (políticas malthusianas). En cambio, si la superpoblación es
consecuencia de la pobreza, hay que centrar la acción en la redistribución de la
riqueza y en el uso racional de los recursos naturales (políticas no malthusianas).
El problema se plantea en términos científicos, pero sus consecuencias son sociales
y políticas y pueden afectar la vida cotidiana de millones de personas. Las
consecuencias de unas y otras posiciones son propuestas políticas de signos muy
distintos 452 . Este punto de vista tuvo una serie de fundamentaciones matemáticas
que procuraron demostrar con cifras la pequeñez del mundo. Una institución
internacional, el Club de Roma, tomó estadísticas de una enorme cantidad de
variables (población mundial, producto bruto, consumo de petróleo,
contaminación, etc.) y construyó un modelo matemático para tratar de ver cómo se
comportarían esas variables en el futuro.
La computadora mostró que todo iría muy mal: la población se amontonaría sin
tener qué comer, las tierras quedarían erosionadas y el agua contaminada; el
petróleo, los bosques y los metales se agotarían muy pronto. En definitiva, el
mundo podía estallar en unas décadas más. La solución propuesta para evitarlo
fue congelar el desarrollo poblacional y económico. Lo que podría ser aceptable,
salvo que se propuso congelarlo con la distribución actual de riquezas. Es decir,
que los países desarrollados siguieran despilfarrando los recursos sin demasiadas
limitaciones y los países pobres renunciaran a resolver sus problemas
económicos 453 .
A pesar de tanta matemática, todo el mundo comprendió que no se trataba de un
trabajo científico aséptico sino de una toma de posición política. Ésta trascendió los
ámbitos académicos. Diferentes organismos financieros internacionales empezaron
178
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
a exigir que los países del Tercer Mundo adoptaran políticas de limitación de los
nacimientos como condición para darles ayuda económica. Robert McNamara, en
1968, al asumir la presidencia del Banco Mundial, declaró: “El Banco Mundial
hace saber a los Estados en desarrollo que el rápido crecimiento demográfico les
impide su desarrollo potencial”.
Hubo países que promocionaron la esterilización de la población de bajos recursos,
en tanto que en otros se denunciaron campañas de esa índole en comunidades
marginales. En México, en Perú y en Estados Unidos se denunció que existían
campañas oficiales para esterilizar a los indios. En muchos casos, una mujer india
que daba a luz por cesárea en un hospital público podía ser víctima de una
ligadura de trompas sin su consentimiento. De este modo, muchos funcionarios
creían “ayudar” a los indios a que tuvieran menos hijos, aunque sin preguntarles
su opinión.
En Perú se ligaron las trompas de más de 200 mil mujeres, principalmente indias y
pobres. Una amplia discusión posterior estuvo centrada en cuántas de esas mujeres
habían prestado su consentimiento y cuántas habían sido esterilizadas mediante
engaños o por la fuerza 454 . En Puerto Rico se realizaron las primeras experiencias
de anticonceptivos orales, con importantes efectos secundarios negativos. Un aire
de racismo sobrevoló esta experiencia: había temor de que el aumento de la
población puertorriqueña generara una migración masiva hacia los Estados
Unidos.
Planteado el modelo del Club de Roma como un texto científico, la primera
respuesta fue académica. Otra institución, la Fundación Bariloche, hizo un modelo
matemático distinto sobre el futuro del mundo. Otra vez juntaron una enorme
cantidad de datos, formularon un modelo matemático diferente y demostraron con
gran rigurosidad lo que quizás fuera obvio: que las computadoras devuelven lo
que uno les ha puesto adentro. Si se cambian las hipótesis sobre el futuro, el mundo
no estalla.
El modelo Bariloche reflejaba algunas críticas de sentido común al modelo del
Club de Roma. Una de ellas era suponer que no se haría nada por cambiar la
tecnología. Es decir que más industria significaría más y más contaminación sin
que a nadie se le ocurriera obligar a las fábricas a ser más limpias. Otra de las
hipótesis cuestionables del Club de Roma es que el mundo estallaría sin que antes
hubiera cambios sociales que procuraran evitar el estallido.
Modificadas ambas hipótesis, la computadora de Bariloche dio resultados opuestos
a la del Club de Roma, con algunos cambios sociales y tecnológicos. En el mundo
parecía caber mucha más gente de la que ahora aquí vive 455 .
El Presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, lo planteó en términos políticos,
al señalar que, si no se resuelven las urgentes necesidades del Tercer Mundo, los
sistemas políticos se agotarán antes que los recursos naturales. "Pretender que las
disponibilidades de materias primas y recursos naturales en las sociedades
opulentas serán mayores cuanto menos se expanda la población de la periferia, es
un simplismo conceptual, un racismo inconfesado o una utopía totalitaria" 456 .
El tema es recurrente y cada tanto aparece una nueva tanda de modelos
futurológicos que fundamentan una u otra posición, con algún dato o con alguna
ecuación nueva. Sin embargo, los aportes nuevos son mínimos porque, insistimos,
179
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
un modelo matemático de futurología es, en el fondo, una opinión política
fundamentada con cifras surgidas de esa misma opinión.
UNA NUEVA DIVISION INTERNACIONAL DEL TRABAJO
Un estudioso de los problemas de los países que conformaron el Pacto Andino,
señala que "las industrias de alta tecnología, se localizan en los países
desarrollados, dejando para los subdesarrollados una tecnología mas atrasada y de
mayor contaminación ambiental. Así, hemos visto que la inversión foránea, con sus
factorías y sus plantas, vician el medio ambiente de los dos y lagos, atmósfera,
campos y ciudades, arrojando desperdicios que poco tiempo después producirán
danos irreversibles. En el futuro, el desembolso económico, por la razón anotada,
será doblemente mayor que los beneficios que se pretende recibir por impuestos y
participación de las utilidades de la inversión extranjera"219.
Las recomendaciones de transferir las industrias "sucias" al Tercer Mundo, se
convierten en un lugar común en la literatura sobre economía internacional de las
décadas de 1970 y 1980. La primera de ellas apareció en un informe de un grupo
de expertos convocados por el Secretario General de las Naciones Unidas en 1972,
quienes recomendaron que debía buscarse "la oportunidad de reubicar en los
países en desarrollo las industrias que producen contaminación".
En ese momento, todavía la opinión pública pensaba en la contaminación como en
una molestia y no la asociaba al riesgo de muertes masivas, lo que hizo posible que
los expertos dijeran lo que pensaban con todas las letras. De todas maneras, aun
así la propuesta quedo tan agresiva, que tuvieron que buscarle algunos
justificativos:
• "En primer lugar -dijeron- es posible que las industrias que se consideran como
contaminantes en algunos países adelantados (debido a que la capacidad ambiental
de estos es mas limitada) no sean contaminantes, o lo sean en mucho menor grado,
en el contexto de los países en desarrollo, que en la actualidad tienen mucha menos
contaminación ambiental".
• "En segundo lugar, es posible que las normas y costos ambientales sean muy
distintos en el mundo desarrollado que en el mundo en desarrollo, de manera que
los países en desarrollo quizás logren todavía obtener una ventaja
comparativa" 457 .
Como se ve, los argumentos son pueriles. Los compuestos de mercurio o el dióxido
de azufre matan por igual a blancos, negros y amarillos, de manera que las
condiciones ambientales no son tan distintas. Pero es posible que las condiciones
políticas si lo sean: en los países del Tercer Mundo es más fácil encontrar
gobiernos que permitan la depredación de la naturaleza.
Mas adelante, un economista como Luciano Tomassini señaló que "los países
subdesarrollados deberían estar preparados para aceptar nuevas fuentes de
contaminación, siempre que ello vaya acompañado de nuevas inversiones
adicionales y mas altos niveles de desarrollo". Y sintetiza su pensamiento diciendo
que "para los países del Tercer Mundo, el problema se plantea en términos de
180
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
cuánta contaminación adicional están dispuestos a absorber a cambio de más
desarrollo"458 . Para el crudo lenguaje de los economistas, esto significa decidir
cuantas muertes estamos dispuestos a sufrir, a cambio de cierto numero de
fabricas. Vemos también repetida la tradicional confusión entre crecimiento
económico y desarrollo. Como si pudiéramos llamar desarrollo a un aumento del
cáncer, las malformaciones genéticas o los "accidentes" como el de Bhopal.
Por detrás de esta sospechosa identificación de industrias con contaminación, hay
un prolijo ocultamiento. Y es que en Europa y en Estados Unidos se había
producido un fuerte cuestionamiento a un modelo de desarrollo basado en la
industria de cualquier manera y a cualquier precio. Habían sucedido demasiados
accidentes con industrias sucias y la opinión pública exigía que esas industrias se
controlaran.
Inmediatamente aparecieron nuevas tecnologías que permitían producir lo mismo
que antes, pero sin amenazar la salud o la vida de la población. Quedaba, sin
embargo, un problema: ¿que harían las grandes corporaciones con las viejas
maquinas de la industria "sucia", que con las tecnologías agresivas contra el
ambiente y que harían, además, con aquellos tramos de producción en los cuales la
tecnología "limpia" era mucho mas cara que la tecnología "sucia"?
Se desarrollaron cuidadosos estudios e investigaciones para determinar cuales
industrias convenía mandar al Tercer Mundo y cuales podían quedarse en casa.
Los ingenieros y economistas de las grandes empresas descubrieron que los costos
de controlar la contaminación eran especialmente altos en las llamadas industrias
básicas, muchas de las cuales son derivadas de la actividad minera. En algunas
industrias, el mayor costo de la contaminación se encuentra en un eslabón concreto
de la cadena de producción. Por ejemplo, la cadena de producción del cobre
comprende tres etapas:
• Extracción del mineral.
• Producción del cobre blister (que se obtiene calentando el mineral hasta fundir
el metal). y
• Producción de cobre refinado.
La principal y más peligrosa forma de contaminación (emisión de gases de dióxido
de azufre) se concentra en la etapa de producción del blister. Los estudios decían
que si se cumplieran las reglamentaciones para la protección del medio ambiente
impuestas en los países desarrollados, el costo de fundir el metal llegaría casi a
duplicarse. Para evitar esos costos, a las empresas les resultaría más beneficioso
deteriorar el ambiente de los países subdesarrollados, en vez de efectuar las
inversiones de descontaminación en sus países de origen.
En un estudio sobre la industria del cobre (encargado por el Congreso de los
Estados Unidos), se considera posible que los gastos que determina la lucha contra
la contaminación hagan que muchas empresas extraigan el mineral de cobre en los
Estados Unidos, lo exporten a otros países, efectúen en ellos la producción de cobre
blister y vuelvan a remitirlo a los Estados Unidos para su procesado final.
181
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Un trabajo de CEPAL sobre América Latina en la década del '80, afirma que "el
aumento de las necesidades de inversión y de los costos en países desarrollados, por
políticas de protección ambiental aplicadas con un rigor cada vez mayor por sus
gobiernos, aumentan el interés de las empresas en desarrollar ciertos sectores (por
ejemplo, los químicos y metalúrgicos) en países en desarrollo". Pero en vez de
preguntarse por que los países desarrollados aplican políticas cada vez mas
rigurosas de control ambiental, los economistas de CEPAL solo ven la oportunidad
de recibir algunas de esas inversiones rechazadas por el Primer Mundo.
En ese clima político, la cuestión ecológica apareció como una reaccionaria
imposición del imperialismo que quería que los países pobres no tuvieran
industrias. En todo el mundo se alzaron votes que reclamaban por nuestro derecho
a contaminarnos libremente. Los jefes de Estado de los Paises No Alineados
opinaron lo mismo, ya que declararon que "no se debe permitir que los gastos
adicionales propios de los programas relativos al medio ambiente impidan la
satisfacción de las necesidades más fundamentales de los países en vías de
desarrollo". Como la más fundamental de esas necesidades es la ocupación, se
infiere que fabricas como la de Bhopal son una especie de mal necesario, ya que la
prioridad es la satisfacción de esas necesidades.
Del mismo modo, especialistas de la Comunidad Económica Europea, recomiendan
instalar fábricas en los sitios en los que se obtienen las materias primas, en vez de
llevar esas materias primas para procesar en Europa. "El desarrollo del
procesamiento in situ -dicen- es un `fenómeno inevitable y es mejor acompañarlo
que oponerse a el". Y agregan que "una amplia gama de actividades de primer
orden relativamente contaminantes, serán, en los países industriales,
contradictorias con las restricciones impuestas por la protección ambiental".
En varios de estos textos, se utiliza en forma implícita o aun explícitamente (por
ejemplo, Tomassini emplea directamente el termino), la noción de ventaja
comparativa. Usada por Adam Smith y David Ricardo para justificar el reparto de
roles en el mundo a comienzos de la Revolución Industrial, en esta etapa parece
definir al Tercer Mundo como lugar de localización para las industrias de alta
peligrosidad.
Las fábricas contaminantes que allí iban levantando o clausurando, tomaban la
tecnología obsoleta y llegaban como inversión extranjera a estimular el desarrollo
de los países atrasados del sur. Caso Aluar, en Puerto Madryn: una empresa que
tenía la fábrica casi montada, casi lista, cuando le prohíben la síntesis de aluminio
primario con tecnología de cubas abiertas. Las cubas abiertas representan la
emisión de gases tóxicos. La empresa ofrece la inversión a varios países.
Finalmente Argentina acepta y la fábrica se hace con una tecnología que en el
momento de construcción era obsoleta porque ya estaba prohibida en Europa. La
Fuerza Aérea Argentina respaldó el proyecto diciendo que necesitaba el aluminio
como material estratégico para la fabricación de aviones. Obviamente que no es
cierto, ya que el aluminio no es un metal estratégico, ya que puede comprarse en
cualquier parte. Por otra parte, los aviones prometidos no se fabricaron nunca.
182
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
Este es el tipo de conflictos ambientales de la etapa industrial: conflictos que tienen
un desfasaje temporal entre el norte y el sur, ya que el sur todavía acepta lo que el
norte ya ha prohibido.
A veces no se habla solamente de contaminación, sino también de otros fenómenos
ambientales, como la congestión o la saturación del espacio en las áreas
industriales de los países centrales. Por ejemplo, un estudio de ONUDI señala que:
"Al parecer, los dos problemas analizados -contaminación y congestión- hacen
aconsejable, en distinta medida, desplazar hacia los países en desarrollo las
inversiones que hayan de efectuarse en ciertas industrias. Esta reorientación de la
corriente inversora, será mas marcada en las industrias para las que pudiera
resultar mas ventajoso tener en cuenta los factores ambientales, por si solos o
combinados con otros que también favorecen a los países en desarrollo (mano de
obra, materias primas” 459 . Si éstas son las cosas que los benefician, cuesta
imaginar las que los perjudican.
LOS COMIENZOS DE LA CONCIENCIA AMBIENTAL: EL GENERAL
ECÓLOGO
El Mensaje del general Perón a los Pueblos del Mundo 460 contiene párrafos que
pocos políticos actuales se atreverían a suscribir: "En el último siglo (la
humanidad) ha saqueado continentes enteros, y le han bastado un par de décadas
para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un
gas tóxico y espeso. Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo
físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno
desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación
del ambiente, exhausto por el hambre y la sed y enloquecido por el ruido y el
hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las
ciudades jardines del futuro".
En opinión de Perón, existe un cruce de razones económicas, culturales, sociales,
políticas y tecnológicas que llevan a la degradación ambiental y que requieren de
un abordaje integrado para su superación. "Esta heterogeneidad de causas -dicedebe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas, aunque en última instancia
tengan como denominador común la utilización de la inteligencia humana".
Interesa especialmente la adopción de puntos de vista ecologistas para criticar el
modelo de sociedad vigente: "La humanidad -agrega- está cambiando las
condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas
condiciones".
Un aspecto sugestivo es la durísima crítica a la modernización tecnológica, en la
que Perón ataca algunas de las manifestaciones que en ese momento se anunciaban
y que hoy están ingresando en nuestra vida cotidiana. Tecnologías que siguen sin
utilizarse para resolver los problemas del medio ambiente ni para reparar las
desigualdades sociales.
"Mientras un fantasma -el hambre- recorre el mundo devorando 55 millones de
vidas humanas cada 20 meses, afectando hasta a países que ayer fueron graneros
del mundo y amenazando expandirse de modo fulmíneo en las próximas décadas,
en los centros de más alta tecnología se anuncia, entre otras maravillas, que pronto
183
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán sus compras desde
su hogares por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La
separación dentro de la humanidad se está agudizando de un modo tan visible que
parece que estuviera constituida por más de una especie".
"El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología -dice-, ha olvidado las
verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la Luna
gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la
electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que
respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer, y eleva la temperatura
permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas". 461
"Las mal llamadas ´sociedades de consumo' -dice también- son, en realidad,
sistemas sociales de despilfarro masivo. Se despilfarra mediante la producción de
bienes innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de consumo
duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la renovación produce
utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los
artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la salud humana”.
Como sucede con muchas figuras históricas, la idealización de Perón y la
proliferación de calles con su nombre y bustos en sitios públicos no ha sido
suficiente para llevar a la práctica sus ideas sobre política ambiental.
EL ECODESARROLLO
Las expresiones de Perón se correspondían con una de las vertientes del
pensamiento utópico de esta etapa. El auge de la industria y la ciencia generaron el
mito de que cualquier cosa imaginable era tecnológicamente posible. La cienciaficción iba acompañando paso a paso la llegada del hombre a la Luna. A partir de
allí, se generó la ilusión de que los desarrollos tecnológicos futuros iban a hacer
cada vez más difícil la injusticia hasta volverla completamente imposible. Este
pensamiento estaba fuertemente arraigado, ya que venía de los orígenes de la
cultura occidental. Ya Aristóteles había señalado que si los telares tejieran por sí
mismos, la esclavitud dejaría de existir 462 .
El fin de la etapa industrial es la época de las utopías. La Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) prepara la unificación económica
de toda América Latina, siguiendo el modelo europeo. La deuda externa era un
tema irrelevante. El desarrollo parecía casi al alcance de la mano.
Desde otro signo ideológico, el Mayo Francés de 1968 anuncia que la imaginación
tomará el poder. En toda América Latina se organizan guerrillas que intentan
construir un mundo mejor. Es el tiempo de la idealización de todos los
movimientos insurgentes. Aún estamos lejos de la trayectoria sórdida de Sendero
Luminoso. Violeta Parra da gracias a la vida por ver al bueno tan lejos del malo. Y
Ernesto Che Guevara escribe al salir de Cuba en una carta a su padre: "Otra vez
siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con la adarga al
brazo..."
En 1973 Maurice Strong, entonces Director Ejecutivo del Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), acuñó el término
184
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
ecodesarrollo, como una alternativa a los modelos de desarrollo puramente
economicistas, que dejaban de lado la calidad del ambiente. A partir de allí se
desarrolló una corriente ideológica que recuperó y valorizó numerosos testimonios
y propuestas preexistentes sobre formas alternativas de explotación de los recursos
naturales, que tuvieran más en cuenta su conservación y también su incidencia
sobre la calidad de vida de las personas.
Según Enrique Leef, "el ecodesarrollo designa el campo práctico en que se realizan
una serie de acciones conducentes a crear los conocimientos científicos y las
técnicas necesarias para el aprovechamiento do los recursos de cada ecosistema,
dentro de los criterios de racionalidad ecológica que garantizan su reproducc1ón
para la producción de satisfactores sociales". Esto se relaciona con el rol del
ambientalismo en tanto movimiento social. A diferencia de otros movimientos
sociales que se centran en la crítica a las estructuras de poder (y consideran a la
tecnología como una constante de cualquier orden social), los ambientalistas
cuestionan las tecnologías vigentes. Previsiblemente, esto los lleva a chocar con
gran parte de la izquierda: ¿acaso la Unión Soviética y China Popular no tienen
derecho a tener sus propias bombas atómicas?
Es decir que el ecodesarrollo es, antes que nada, un "campo práctico". Sin
embargo, las razones sociales explican por qué se mantuvo dentro del campo
teórico en forma casi exclusiva. Inicialmente se divulgó un conjunto de ecotécnicas,
entendidas como tecnologías conservacionistas, de bajo impacto ambiental,
razonablemente adaptadas al uso de recursos naturales locales y utilizables en la
escala de la pequeña y mediana empresa. La consigna "lo pequeño es hermoso"
representó mejor que ninguna otra la etapa inicial del ecodesarrollo.
La concepcióhn básica de esta etapa suponía que la degradación ambiental se
originaba en las tecnologías prevalecientes, y que el use de esas tecnologías había
constituido un error que nuestra civilización podía y debía reparar. Al no haberse
tenido en cuenta los mecanismos de producción v apropiación sociales de la
tecnología, se desarrollaron líneas conceptuales que sólo podían conducir a
propuestas utópicas. Se trataba de demostrar las ventajas de las ecotécnicas sobre
las tecnologías "duras", del mismo modo que medio siglo atrás se había tratado de
demostrar las ventajas del cooperativismo sobre los sistemas sociales basados en la
desigualdad. En forma análoga, se pensó que la adopción de ecotécnicas en forma
masiva llevaría a profundas reformas sociales. En las escuelas de toda América
Latina se proyectaron las películas de Naciones Unidas que mostraban granjas
autosuficientes en las cuales el estiércol de los cerdos servía para producir abono y
biogás, los residuos del faenamiento alimentaban peces, y los paneles solares
generaban electricidad. Poco a poco, las películas fueron olvidadas junto con las
ecotécnicas.
EL CIERRE DE ESTA ETAPA: LA MODERNIZACIÓN PERIFÉRICA
A partir de la década de 1970, se produce una serie de fenómenos complejos que
van agotando la expansión industrial de muchos de los países de la periferia. Por
una parte, la llamada crisis del petróleo termina con la etapa de energía casi
gratuita. Un modelo económico basado en el consumo masivo de petróleo barato se
185
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
estrella con los fuertes incrementos del precio de los hidrocarburos pactados entre
los países productores y las grandes compañías.
Poco a poco va cerrándose la sociedad de consumo. Al mismo tiempo, se va
reduciendo el grado de autarquía económica de las sociedades latinoamericanas.
Argentina había logrado producir televisores en blanco y negro con un 100 por
ciento de integración nacional. En pocos años, pasó a armar televisores a color, con
la casi totalidad de componentes importados. De producir calculadoras de mesa
pasó a importar primero computadoras y después esas mismas calculadoras.
Por este motivo, hemos llamado de “modernización periférica” a los años que
anuncian el final de la industria latinoamericana autosuficiente 463 , 464 .
341
Cárdenas, Lázaro: “Discurso en Veracruz”, el 10/2/1934, y “Discurso en Ciudad de
México” el 1º/12/1934, al tomar posesión del Gobierno, cit. en: Montes de Oca Navas,
Elvia: “Presidente Lázaro Cárdenas del Río, 1934-1940. Pensamiento y acción”. El
Colegio Mexiquense, 1999.
342
Werneck Sodré, Nelson: “Brasil, radiografía de un modelo”, Buenos Aires, Editorial
Orbelus, 1973.
343
Rostow, Walt Whitman: “Las etapas del crecimiento ecxonómico, un manifiesto no
comunista”, México, Fondo de Cultura Económica, 1965.
344
Furtado, Celso: “Desarrollo y subdesarrollo”, Buenos Aires, EUDEBA, 1964.
345
Furtado, Celso: “Teoría e política do desenvolvimento económico”, Sao Paulo, 1969.
346
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, Fondo de Cultura Económica, México, 1995.
347
La que se producirá muchos años más tarde, pero no por migraciones campo-ciudad
sino por migraciones internacionales.
348
Gudynas, Eduardo: “La reconstrucción social de la naturaleza: la expansión urbana de
Montevideo sobre ambientes costeros”. Theomai, primer semestre de 2001. Universidad
Nacional de Quilmes, Argentina.
349
En 1980, el autor de este libro tuvo una entrevista con el editor de uno de los
principales diarios argentinos, que se caracterizaba por defender los intereses de los
industriales. "Nosotros estamos a favor de la contaminación -me dijo- Los problemas del
desarrollo sólo los puede solucionar el desarrollo. Más contaminación significa más fábricas,
más empleo, más creación de riquezas y más posibilidades de tener el dinero necesario para
solucionar los problemas que vaya creando la industrialización". Era la aplicación concreta
de las teorías de Rostow. En ese momento, nadie se preguntaba si no se generarían
problemas tan serios que no tuviesen una solución económica o tecnológicamente
accesible. Tampoco si esa industrialización iba a tener un costo importante en vidas
humanas.
350
Durán de la Fuente, Hernán: “Estilos de desarrollo de la industria manufacturera y
medio ambiente en América Latina”, Naciones Unidas, CEPAL/PNUMA, 1982.
351
Mamalakis, Marcos: “Urbanización y transformaciones sectoriales en América Latina
(1950-1970)”, cit. en: Vitale, Luis: “Hacia una historia del ambiente en América Latina”,
op. cit.
186
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
352
187
Es un caso real. Detectado en Lanús, provincia de Buenos Aires, en 1985.
353
Recordemos que la chimenea de baja altura significa una menor dispersión de los gases
y, por tanto, mayores riesgos para la salud de los vecinos.
354
Gómez Bas, Joaquín: “Barrio gris”, Buenos Aires, Emecé, 1952. Cit. en: Féliz, Mario:
“La Sulfúrica” 2006.
355
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde, historia ecológica de la
Argentina”, op. cit.
356
Foguelman, Dina y Brailovsky, Antonio Elio: “Buenos Aires y sus ríos”, Buenos Aires,
Lugar Editorial, 1995.
357
Hurst; Carlos, Presidente del CEAMSE, comunicación personal, 2007.
358
Arguedas, Alcides, cit. en: Castro Carvajal, Beatriz: “La pobreza en Colombia, 18861930”, Universidad del Valle, Cali – Colombia, presentado en la Reunión de la Asociación
de Estudios Latinoamericanos, Guadalajara – México, 17-19/4/1997.
359
Ortiz, Eduardo: La Gran Depresión y su impacto en Chile, Santiago, Editorial Vector,
1983.
360
Jans, Sebastián: “El desarrollo de las ideas
http://www.geocities.com/sebastianjans/socialseis2.htm
socialistas
en
Chile”,
en:
361
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia de las crisis argentinas”, Buenos Aires, Editorial de
Belgrano, 1982.
362
“Es alarmante el desarrollo de la TBC en Jujuy”, en diario El Día., 3/5/1932, cit. en:
Fleitas, Mirta: “Cuerpos elocuentes: Epidemias y endemias en Jujuy durante la década de
1930”, en: KAIROS. Revista de Temas Sociales. Publicación de la Universidad Nacional de
San Luis. Proyecto Culturas Juveniles Urbanas, Año 10. Nº 18 Noviembre de 2006.
363
Real, Juan José: "Treinta años de historia argentina", Buenos Aires, Ed. Actualidad,
1962.
364
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar: Una historia de la
conservación en México". Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
(SEMARNAP) Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
(CONABIO), México D.F., 1995.
365
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, Buenos Aires, Planeta Tierra, 1993.
366
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
367
Moya Pons, Frank: ”Historia y Medio Ambiente en la Isla de Santo Domingo”, op. cit.
368
Latendorf, Abel Alexis: “Nuestra América difícil”, Buenos Aires, Editorial S.A.G.A.
1957.
369
370
371
372
Aún en la actualidad algunos disidentes cubanos elogian este proyecto irracional.
Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, art. 27, 1917.
Constitución de la República de Cuba, arts. 87 y 89.
República Argentina. Constitución Nacional sancionada en 1949. Artículos derogados
en 1957.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
373
Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, México, Fondo de Cultura Económica,
1965. El Plan de Ayala fue firmado en la ciudad del mismo nombre el 25 de noviembre de
1911.
374
375
Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, op. cit.
Azuela, Mariano: “Los de abajo”, México, Fondo de Cultura Económica, 1958.
376
Carranza, Carlos P.: “Reforma agraria en América”, Buenos Aires, Asociación
Argentina por la Libertad de la Cultura, 1961.
377
García Quintanilla, Alejandra: “Las mujeres y la nueva milpa. Equidad genérica en la
agricultura peninsular del mañana”, en Nah Molay, Primer Congreso
de Mujeres Mayas (Mayan Women First Congress). UNIFEM. 1999.
378
Ley de Reforma Agraria, cit. en: Selser, Gregorio: “El Guatemalazo, la primera guerra
sucia”, Buenos Aires, Ediciones, Iguazú, 1961.
379
Eckholm, Eric: “La Tierra que perdemos”, Buenos Aires, Ediciones Tres Tiempos, 1977.
380
Sánchez Herrero, Manuel y Ramos Lauzurique, Arnaldo: “El sector agropecuario
cubano bajo el socialismo de Estado”, en Boletín No. 8 del Grupo de Trabajo de la
Disidencia Interna para el Análisis de la Situación Económica Cubana, Diciembre de 1997.
381
Vega Bolaños, Luisa; Arias Verdés, José A.; Conill Díaz, Tomasa y González Valiente,
María L.: “Uso de plaguicidas en Cuba, su repercusión en el ambiente y la salud“, en
Revista Cubana de Alimentación y Nutrición, 1997.
382
Gutiérrez, Ramón: “Buenos Aires: evolución histórica”... , op. cit.
383
Valladares, Licia y Jacot, Martine: “Las rejas de la otra Brasilia”, en: El Correo de la
UNESCO, París, junio de 1999.
384
Niemeyer, Oscar, cit. en: Valladares, Licia y Jacot, Martine: “Las rejas de la otra
Brasilia”, op. cit.
385
“Buenos Aires, un paisaje cultural excepcional”. Dirección General de Patrimonio,
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2006.
386
Chueca Goitía, Fernando: “Comentarios urbanísticos en el caso de Lima”, cit. en:
Pacheco Vélez, César y Ugarte Elespuru, Juan Manuel: “Lima”, op. cit.
387
“Terremoto de México de 1985”, en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Terremoto_de_M%C3%A9xico_de_1985
388
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
389
República Argentina. Poder Ejecutivo Nacional: "Vialidad Nacional: Parques
Nacionales. Obras del Riachuelo" (1932-1938). Buenos Aires, 1939.
390
"Voló un avión sobre las zonas inundadas", en diario El Mundo, 16 de abril de 1940.
391
Sarli, Alfredo Cilento: "Sobre la vulnerabilidad urbana de Caracas" Revista Venezolana
de Economía y Ciencias Sociales vol.8, n.3, Facultad de Economía y Ciencias Sociales
Universidad Central de Venezuela, septiembre-diciembre de 2002.
392
Durán de la Fuente, Hernán: “Estilos de desarrollo de la industria manufacturera y
medio ambiente en América Latina”, op. cit.
393
“El reto ambiental del desarrollo en América Latina y el Caribe". CEPAL-PNUMA,
Santiago de Chile, 1990.
188
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
394
189
Baquedano, op. cit.
395
Se trata de un proyecto imaginado durante la dictadura del general Augusto Pinochet.
Es decir, en un momento en que se intentó resolver todos los problemas mediante el uso de
la violencia ejercida desde el poder.
396
Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar". Ed. Fraterna, Buenos Aires,
1987.
397
"El reto ambiental...", op. cit.
398
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
399
Alejandro, Sergio, cit. en: Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez
económica y saqueo ambiental”, op. cit.
400
Viaje de campo del autor, enero 1967.
401
Organización
Mundial
de
http://www.who.int/schistosomiasis/en/
la
Salud:
“Schistosomiasis”,
en:
402
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, op. cit.
403
Castro Soto, Gustavo: “Impacto y Consecuencias de las Represas”, en: Ecoportal.net,
8/6/2005.
404
Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, op. cit.
405
Véase la película de Meirelles, Fernando: “El jardinero fiel”, Londres, 2005, que
describe en forma novelada este tipo de operaciones de algunos grandes laboratorios
internacionales.
406
Nepomuceno, Eric: “El brillo azul de la muerte”, en El País, Madrid, 1/11/1987.
407
Osava, Mario: “La piedra azul", en: Tierramérica, en:
http://www.tierramerica.org/salud/contrapunto2.shtml
408
Valdés Tagle, Elías: “El Problema Obrero en las Salitreras y su posible solución”,
Imprenta Cervantes, Santiago de Chile, 1922.
409
Neruda, Pablo: “Confieso que he vivido. Memorias”, Buenos Aires, Edit. Losada, 1974.
410
Camus, Pablo y Hajek, Ernst: “Historia ambiental de Chile”, Andros impresores,
Santiago de Chile, 1998.
411
San Sebastián, Miguel: “El impacto de la explotación petrolera en la salud de poblaciones
rurales de la Amazonia del Ecuador”, en: Siic Salud, 2003.
412
Tantaleán Varini, Guillermo: “Recursos Metalúrgicos”, Universidad Nacional de San
Marcos, virtual data, Lima, s/f.
413
Cit. en Vitale, Luis, op. cit.
414
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
415
416
Scorza, Manuel : “Redoble por Rancas”, Barcelona, Planeta, 1960.
“Evaluación de la situación urbano ambiental de la ciudad minera de Cerro de Pasco”,
LABOR, 2003.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
417
Schuster , Robert L. y Highland, Lynn M.: “Socioeconomic and environmental impacts
of landslides in the Western Hemisphere”, U.S. Geological Survey, en: Castaneda Martinez,
Jorge E., y Olarte Montero, Juan, (Eds.): “Proceedings of the Third Panamerican
Symposium on Landslides”, Cartagena, Colombia, 29/7 al 3/8/ 2001.
418
Núñez, Francisco: “La deforestación en las montañas de Yvytyrusu, Paraguay”, en:
“Abordando las causas subyacentes de la deforestación y la degradación de los bosques:
estudios de caso, análisis, y recomendaciones de política”, The Tides Center - Biodiversity
Action Network, Agosto de 1999.
419
Lloret, María Teresa: “Problemas ambientales en América Latina: el caso paraguayo”,
en: “Latinoamérica, Medio Ambiente y Desarrollo”, Instituto de Estudios e
Investigaciones sobre el Medio Ambiente, Buenos Aires, 1990.
420
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
421
Hecht, Susana y Cockburn, Alexander: “La suerte de la selva”, op. cit.
422
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar: Una historia de la
conservación en México", op. cit.
423
Cabrera, Luis, cit. en: Silva Herzog, Jesús: “La Revolución Mexicana”, op. cit.
424
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”,
op. cit.
425
Viaje de campo del autor a San Cristóbal de las Casas y San Juan Chamula, octubre
de 1992.
426
“La selva lacandona y Montes Azules, manifestación de las demandas incumplidas a los
pueblos indígenas”, en: Chiapas al día, No 347, Chiapas, México, 2003.
427
Ramírez Morales, Fernando: “Breve relación de la historia de la explotación del alerce”,
op. cit.
428
Schriften, de: Geographisches Institut, Universität Kiel - Geography - 1961
429
Brailovsky, Antonio Elio: “Marginalidad y subdesarrollo. El caso de Formosa”, en:
Realidad Económica Nº 38, Buenos Aires, enero-marzo de 1980.
430
En Argentina fue prohibido a partir de un juicio iniciado por el abogado Alberto
Kattan, el director de cine Juan Schroeder y el autor de este libro.
431
Papadakis, Juan: “Posibilidades agropecuarias de las provincias argentinas”, en:
Enciclopedia Argentina de Agricultura y Ganadería, Buenos Aires, ACME, 1974.
432
Funes Monzote, Reinaldo: “El fin de los bosques y la plaga del marabú en Cuba”, en Ilé,
Anuario de Ecología, Cultura y Sociedad, Nº 1, La Habana, 2001.
433
Universidad Nacional de Colombia. Instituto de Estudios Ambientales, s/f.
434
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: "Memoria Verde: Historia
Ecológica de la Argentina", op. cit.
435
Ramos, Graciliano: “Vidas secas”, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
1987.
436
“Relación histórica resumida de las sequías del Nordeste”, Servicio Público Federal,
Ministerio de Planificación y Presupuesto. Superintendencia de Desarrollo del Nordeste,
Brasil, en: Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3.
190
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
437
Galeano, Eduardo: “Las venas abiertas de América Latina”, México, Siglo XXI Editores,
1976.
438
de Castro, Josué: “Una zona explosiva en América Latina: el Nordeste Brasileño”,
Buenos Aires, Solar/Hachette, 1965.
439
de Sousa Ramalho, Deolinda:”Sequía, migración y vivienda: ¿dónde queda la mujer
invisible?”, en: Desastres y Sociedad /No 5/ Año 3
440
Cit. en la película: Stagnaro, Juan Batista: "Casas de fuego”, protagonizada por Miguel
Ángel Solá. Buenos Aires, 1995.
441
Viaje de campo del autor a la provincia de Formosa, noviembre de 1978.
442
Vitale, Luis: “Hacia una historia del ambiente en América Latina”, op. cit.
443
Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
444
En 1980, el autor de este libro fue testigo de una conversación entre una profesional que
hacía el estudio de impacto ambiental de una gran fábrica de cemento que se levantaría en
plena selva y un funcionario de fauna de la provincia argentina de Salta. La profesional
preguntó por el modo en que el emprendimiento afectaría la fauna local y le respondieron:
“No la va a afectar. Cuando hay actividad industrial, los animales se van”. Esta idea de
pensar a los ambientes naturales como espacios vacíos en los cuales los animales pueden
pasear de un lado a otro, es característica de la etapa que estamos analizando. Por el
contrario, un ecosistema es un espacio completamente lleno, en el cual cada superficie que
se pierde significa la muerte (o el no nacimiento) de una cantidad de ejemplares de
diversas especies de fauna.
445
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar", op. cit.
446
En estos casos, el daño que provoca la operación comercial supera ampliamente sus
beneficios económicos. La primer noticia sobre la inutilización de balnearios por ataques
de pirañas la recibí en 1977 (Chiozza, Elena, comunicación personal). En 2006 encontré
que el principal balneario de la provincia argentina de Formosa aún tenía un cartel que
prohibía bañarse por el riesgo que significaban las pirañas. En tres décadas, la venta de
los cueros de yacarés había sido completamente olvidada, pero sus consecuencias
ambientales persistían.
447
Aguilar, Mauro: “Peces carnívoros atacaron a 40 bañistas en el río Paraná”, en Clarín,
3/1/2008.
448
Cit. en: Simonian, Lane: "La defensa de la tierra del jaguar", op. cit.
449
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
450
Unión Nacional de Periodistas del Ecuador: “Realidad y posibilidad del Ecuador:
Contribución a la orientación nacional por los periodistas”. Quito, 1946.
451
Funcionarios del Ministerio de Defensa de la Argentina. Comunicación personal, 2000.
452
Ehrlich, Paul R. y Anne H.: "Población y recursos", en: "Introducción al estudio...", op.
cit.
453
Meadows y otros: "Los limites del crecimiento". Fondo de Cultura Económica, México,
1974.
454
Puertas, Laura: “Fujimori ordenó la esterilización forzosa de 200.000 mujeres indígenas
en Perú”, en El País, Madrid, 25/7/2002.
191
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la
Independencia a la Globalización
455
Herrera, Amílcar: "Un proyecto latinoamericano de modelo mundial", en "Introducción
al estudio de los recursos naturales”, op. cit.
456
Echeverría Álvarez, Luis: "Los verdaderos límites del crecimiento", en "Introducción al
estudio recursos naturales", op. cit.
457
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
458
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
459
Cit. en: Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar", op. cit.
460
Perón, Juan Dmingo: "Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo", Buenos
Aires, Partido Justicialista, 1973.
461
462
Perón, Juan Domingo: "Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo", op. cit.
Aristóteles: “La política”, Buenos Aires, Ed. Tor. 1953.
463
Brailovsky, Antonio Elio y Foguelman, Dina: “Memoria Verde”, op. cit.
464
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia de las crisis argentinas”, op. cit.
192
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
5. LA ETAPA DE GLOBALIZACIÓN
“El 80 por ciento de la contaminación del aire no viene de las
chimeneas o los automóviles, sino de los árboles y plantas”.
(Ronald Reagan, Presidente de los Estados Unidos, discurso en
campaña electoral, 1979)
“Casi todo el mundo considera, a primera vista, que la administración
de los parques nacionales es claramente una función legítima del
Estado. Sin embargo, la realidad es que las externalidades pueden
justificar un parque municipal, pero no justifican un parque nacional
como el "Yellowstone National Park" o el "Grand Canyon". ¿Cuál es
la diferencia fundamental entre las dos categorías? En cuanto al
parque municipal, es dificilísimo identificar a los individuos que se
benefician de él, y cobrarles por los beneficios obtenidos. Por otra
parte, las puertas de entrada a un parque nacional como el de
Yellowstone son pocas; la mayoría de la gente que lo visita se queda allí
bastante tiempo, y es perfectamente factible el poner casetas de peaje y
cobrar derechos de admisión. Si al público le interesa este tipo de
atracción lo suficiente como para pagar la entrada, entonces la
empresa privada tendría el incentivo necesario para hacer parques
como esos. Y desde luego hoy día hay muchas empresas privadas que
ofrecen servicios de esta naturaleza. No alcanzo a concebir ningún
efecto externo o elemento de monopolio que pudiera justificar la
actividad del Estado en este campo”.
(Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 465 )
EL AMBIENTE EN UN MUNDO UNIPOLAR
Las condiciones sociales mundiales sufren profundos cambios a partir de la caída
del muro de Berlín en 1989 y el derrumbe del bloque socialista. Se pierden todos
los incentivos para demostrarles a los sectores populares que el capitalismo puede
proporcionar un nivel de vida mejor que el socialismo. La economía (a veces con
un débil soporte ideológico, pero a menudo sin él) recupera los modelos de
capitalismo salvaje que parecían agotados al terminar el siglo XVIII.
Los criterios mercantiles ocupan un rol preponderante. De un momento para otro,
la exploración del espacio se congela y se reduce a sus aspectos rentables, en
especial los vinculados con las comunicaciones. Ya han desembarcado los primeros
hombres en la Luna, pero tal vez nunca vuelvan a ir allí. La ciencia-ficción
abandona la apología de la ciencia y se resigna a contar una y otra vez las mismas
historias de monstruos y tiranos del espacio.
Las utopías sociales dejan de atraer a las nuevas generaciones. Escasean los valores
y los líderes. La economía toma un signo neoliberal. Las diferencias ideológicas no
se reflejan en políticas económicas distintas En muchos países, políticos de signo
progresista llegan a acuerdos antes inimaginables con las grandes empresas para
defender los intereses de ellas.
189
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
El mito de la América virgen llega a su fin. Los grandes espacios despoblados que
caracterizaron las etapas anteriores del continente se pueblan o se transforman.
En esta etapa se generalizan los estudios ambientales en una medida mucho mayor
que antes. Sin embargo, esto no se refleja necesariamente en medidas eficaces de
política ambiental.
AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS
En esta etapa, comienza a hablarse de la relación entre ambiente y derechos
humanos. Esto significa ampliar una mirada que había estado centrada casi
exclusivamente en los recursos naturales, lo que epistemológicamente significa que
el ambiente era estudiado sólo por las llamadas ciencias naturales. Poco a poco y
con enormes resistencias, las ciencias sociales descubren el ambiente. En muchos
casos, lo hacen sorprendidos ante movimientos sociales que no luchan por dinero
sino por reivindicaciones ambientales, como la calidad del agua que beben.
La relación entre ambiente y derechos humanos está en proceso de construcción:
aún para muchos integrantes de organismos de derechos humanos, el incluir los
derechos ambientales les parece una banalización de la temática. Para quienes han
pasado años reclamando el castigo de quienes han cometido crímenes políticos
horrendos, puede ser difícil aceptar que las compañías tabacaleras han matado
más personas que todas las dictaduras. Y que quienes murieron de cánceres
causados por el tabaco han sufrido lo mismo que quienes murieron en la mesa de
torturas de algún tirano.
En un caso, las víctimas tenían ideas políticas diferentes de las de sus verdugos y
los mataron por esas ideas. En el otro, las víctimas eran clientes de sus verdugos y
muerieron por haber consumido cigarrillos. ¿Podemos asimilar ambas
situaciones? ¿Qué ponemos por delante: las diferencias ideológicas o el dolor
humano?
La “Declaración Universal de los Derechos Humanos” es un documento de
Naciones Unidas de 1948. No contempló la inclusión de los aspectos ambientales
entre los Derechos Humanos. Su principal propósito fue prevenir y combatir el
genocidio y la tortura, que eran claramente violaciones a los derechos humanos
provocadas por los gobiernos (en particular, el de la Alemania nazi). Recién a
partir de la guerra de Vietnam, aparece el concepto de ecocidio (destrucción de un
ecosistema) y algunos sectores comienzan a tratar a los temas ambientales como
temas de derechos humanos.
Pero una vez que se plantea al ecocidio como una violación de derechos humanos,
comienza el debate acerca de quiénes están violando esos derechos. La doctrina
tradicional, surgida a partir de la Declaración de 1948, dice que sólo los Estados
pueden violar los derechos humanos, y que los crímenes de los particulares (como
por ejemplo, los de la ETA) deben considerarse como simples delitos. El debate
parece puramente doctrinario, pero tiene sus consecuencias jurídicas. Sucede que
la mayor parte de los delitos prescribe (es decir, que después de un tiempo, ya no
puede perseguirse al criminal), mientras que las violaciones de derechos humanos
se consideran crímenes contra la humanidad y son imprescriptibles. La
190
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
prescripción permitió incorporar a las instituciones políticas a antiguos
guerrilleros (que de otro modo hubieran debido pasar el resto de sus vidas en la
clandestinidad) y ayudó así a la pacificación en países que habían tenido conflictos
armados.
Pero el tema no se agota en la situación procesal de los guerrilleros y ex
guerrilleros. En las últimas décadas se producen graves desastres ambientales
provocados por empresas privadas. Hay empresas que han provocado ecocidios en
distintos lugares del mundo (principalmente en el Tercer Mundo). Esto puede
leerse de varias maneras:
• Por un lado, se comienza a aceptar que, además de ser los Estados quienes
violan los derechos humanos, también puede haber violaciones de derechos
humanos originados en entes no estatales. En este caso, algunas grandes
empresas que han cometido ecocidios.
• Por otro lado, una característica de la fase de desarrollo actual es el
debilitamiento del poder del Estado y su reemplazo por empresas privadas en el
cumplimiento de muchas de sus funciones. En consecuencia, es coherente pensar
que alguien que reemplaza al Estado en sus funciones también lo reemplace en
violar los derechos humanos.
Además, si nos negamos de plano a considerar a los actores sociales no estatales,
¿qué hacemos con los crímenes cometidos por los mercenarios, a veces contratados
por Estados y otras veces por empresas que también contaminan o por los narcos?
¿Dejaremos que prescriban, sólo porque el poder detrás del trono no es estatal?
LA ECO´92 Y LA POLITIZACIÓN DEL AMBIENTE
Una característica de esta etapa histórica es la politización de los temas
ambientales. Un tema que había estado afuera del debate político durante el largo
período analizado en los primeros capítulos de este libro, se incorpora plenamente
a ese debate. Esto significa que el signo de la etapa anterior había sido el de los
problemas ambientales, estudiados como tales, mientras que el de esta etapa es el de
los conflictos ambientales, con una fuerte presencia de movimientos sociales que
reclaman los antes desconocidos derechos ambientales. El retiro del Estado de
muchas de sus funciones históricas lleva a que se intensifique un espacio de
conflicto entre grandes empresas y movimientos sociales.
Como en cualquier otra etapa histórica, tenemos variados argumentos para
sostener uno u otro momento que indique su comienzo. En los aspectos
ambientales, sin embargo, el hito más importante es la realización de la Cumbre de
la Tierra en Río de Janeiro en junio de 1992. La ECO´92 representó la más
importante concentración de Jefes de Estado de la historia de la humanidad.
Nunca antes (y hasta ahora, tampoco después) estuvieron en el mismo lugar los
máximos responsables políticos de todos los países del mundo. No habían estado
juntos cuando se crearon las Naciones Unidas, ni tampoco cuando se formó ese
producto de la ambición de poder que llamamos Fondo Monetario Internacional.
Pero en Río 92 estuvieron todos. Estuvieron los que se amaban y los que se
191
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
odiaban, los aliados y los que en ese mismo momento estaban haciéndose la guerra
unos a otros.
Los líderes del mundo interrumpieron todo lo que estaban haciendo y fueron a Río
a hablar del tema más importante que podamos imaginar: el que hace al futuro de
la Tierra. Y en eso coincidieron aún aquellos que estaban tan enfrentados que se
asesinaban mutuamente. Fue el más importante reconocimiento de la unicidad de
la Tierra que se haya dado hasta el presente.
Por impulso de la ECO´92, en la década de 1990 se redactan o modifican muchas
Constituciones en América Latina y en el mundo, con la inclusión de la garantía de
los derechos ambientales. En algunos casos, se hace una ligera mención al
ambiente, de un modo casi formal. En otros, se profundiza indicando líneas que
deberán seguir las leyes que se dicten cumpliendo el mandato de esas
Constituciones 466 .
EL AMBIENTE Y LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA
A partir de la ECO´92 de Río de Janeiro, en la que se aprobó un documento
llamado Agenda 21, los mecanismos de democracia semidirecta ingresan a la
política a partir de los temas ambientales, aunque no quedan restringidos a ellos.
Estas herramientas implican un cambio importante en la concepción de las
relaciones entre la sociedad y el Estado. Veamos en qué consisten.
•
Establecimiento del derecho a la información:
La participación pública es impensable sin un adecuado sistema que permita es
acceso a la información pública a todos los actores sociales involucrados. Está claro
que el principio de publicidad de los actos de gobierno forma parte indispensable
de todo régimen republicano. Sin embargo, la naturaleza de dicha publicidad es
distinta según aceptemos criterios de democracia representativa o de democracia
participativa.
Una las derivaciones de los criterios tradicionales de democracia representativa es
el del secreto de determinados actos de gobierno. De hecho, toda nuestra
normativa sobre el desarrollo de la función pública está tomada de los principios
napoleónicos y tiene por piezas fundamentales la discrecionalidad de los
administradores y el secreto de los actos que ocurren en el interior del gobierno.
Recíprocamente, para la democracia representativa es fundamental la publicidad
de las acciones exteriores del gobierno (es decir, las que van del gobierno a la
comunidad). Por el contrario, las acciones internas del Estado no han estado
habitualmente comprendidas dentro de los temas a los que alcanza la publicidad
de los actos de gobierno. Para la participación ciudadana, la publicidad de esa
información es sustancial. El derecho a la información ambiental es uno de los que
se reclama con mayor insistencia en esta etapa 467 .
•
El ambiente como patrimonio común y el amparo ambiental: el aire es de todos
La posibilidad de cuestionar judicialmente las decisiones del poder administrador
es otra de las herramientas de la democracia participativa, que pone en cuestión
192
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
los modelos tradicionales de relación entre gobernantes y gobernados. Los
principios básicos de discrecionalidad de la Administración Pública impidieron
durante mucho tiempo la realización de este tipo de acciones. Al respecto, los
principales especialistas en derecho administrativo cuestionaron la validez de este
tipo de herramientas, por considerar que limitaban el poder otorgado por el
pueblo en los actos electorales y podían impedir el cumplimiento de los cometidos
del poder administrador 468 . Para que un derecho pueda ser defendido
judicialmente (por la vía del amparo o de alguna otra) es necesario que sea
reconocido como de jerarquía constitucional, ya sea de un modo explícito o
implícito. De modo que la declaratoria del derecho a un ambiente sano en las
nuevas Constituciones no es meramente formal, sino que habilita a su defensa en
juicio. Esto apunta a que cada habitante proteja los propios derechos y los de las
demás personas. El que en muchas Constituciones la protección ambiental sea, al
mismo tiempo, un derecho y un deber, lo ubica dentro de los derechos sociales.
La obligación de reparar los daños ambientales ha sido también incluida en
muchos textos constitucionales (Paraguay, Brasil, España, Argentina, etc.). Se
refiere implícitamente a personas, ecosistemas y patrimonio construído porque
apunta a aspectos distintos: indemnizar a las personas afectadas y reparar los
daños causados a los bienes materiales, tanto naturales como construídos. Esto
significa un cambio profundo en nuestra forma de pensar el derecho, que tiene que
ver con consagrar los intereses y los derechos colectivos o difusos. Se trata de
legitimar a cualquier persona para que actúe judicialmente en nombre del interés
común, y no sólo en nombre de su interés particular 469 .
•
Audiencias Públicas:
Se trata de una reunión en la cual los decisores políticos escuchan las opiniones,
quejas y reclamos de los sectores involucrados en un proyecto antes de tomar una
decisión sobre el mismo. Supone el carácter de una consulta pública oral y no
vinculante 470 . Las objeciones formuladas contra esta herramienta tienen que ver
tanto con una sobreestimación de sus alcances y posibilidades como con una
subestimación de las mismas. Desde el lado de la sobreestimación, las entidades
empresarias han expresado temores a su implementación, ya que entendían que se
corría el riesgo de someter a una asamblea popular los proyectos formulados por
las empresas, con el consiguiente riesgo de desbordes y arbitrariedades 471 .
Las audiencias públicas han sido eficaces para contener algunas propuestas
abusivas emanadas del poder político y económico. Por ejemplo, a principios de
2001, en la audiencia pública respectiva se produjo un muy amplio rechazo al
proyecto de trasladar el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires a una isla
artificial ubicada sobre el Río de la Plata. Se trata de un proyecto de muy alto
impacto ambiental, insostenible desde lo técnico y lo económico. Precisamente, el
rechazo de los participantes de la audiencia tuvo un fuerte impacto en la opinión
pública, lo significó el archivo del proyecto.
•
Defensor del Pueblo:
El Defensor del Pueblo es un funcionario independiente, que actúa en el marco del
área parlamentaria (o del Concejo Deliberante, en el caso de los municipios),
193
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
encargado de recibir quejas de los vecinos ante arbitrariedades del poder
administrador y canalizar sus demandas.
El Defensor del Pueblo es una herramienta idónea para canalizar la participación
popular en temas ambientales, siempre y cuando la normativa existente le
garantice un alto grado de independencia con respecto del poder administrador, al
que se supone debería controlar. Al mismo tiempo, el establecimiento de
mecanismos participativos lleva a pensar de otra manera los objetivos de esta
institución. Bajo el sistema tradicional, el Defensor del Pueblo se ocupaba de
actuar como intermediario entre un Estado cerrado y una sociedad civil que sufría
sus abusos. En ese contexto, era inevitable que se convirtiera en una mera oficina
de quejas. Los errores en la facturación de impuestos municipales o la invasión de
espacios verdes son el tipo de temas más frecuentes. Una Defensoría orientada
según criterios tradicionales puede funcionar como instrumento de
desmovilización popular si se piensa en el Defensor como alguien que reemplaza al
pueblo en vez de acompañarlo. Pero la actual tendencia a establecer mecanismos
de participación pública hace de la Defensoría el lugar adecuado para ponerlos en
movimiento.
•
Institucionalización del rol de las organizaciones intermedias:
Los organismos de Naciones Unidas fueron los primeros en incorporar
organizaciones no gubernamentales como veedores en sus encuentros
internacionales. Su rol es particularmente activo en las cuestiones de género y de
medio ambiente. Los organismos vinculados con proyectos de saneamiento tanto a
nivel provincial como municipal, podrían incorporar a sus directorios
representantes de las organizaciones de usuarios. Esta práctica está cada vez más
difundida en la gestión de los servicios públicos y parece lógico extenderla a la
gestión de servicios ambientales.
•
El procedimiento de doble lectura en la sanción de normas ambientales:
En la mayor parte de la bibliografía sobre participación pública, se omite el
procedimiento de doble lectura para la sanción de normas legislativas (leyes u
ordenanzas municipales), debido a su novedad y a la escasa de experiencia en su
funcionamiento 472 .
La técnica participativa que se ordena es la siguiente. La Legislatura aprueba en
“primera lectura” la norma en cuestión (diríamos “en borrador”). Después llama a
Audiencia Pública, recoge las observaciones y reclamos de los ciudadanos y, sobre
esa base, revisa el texto para su aprobación definitiva. Esto supone (al menos, en
teoría) institucionalizar el diálogo, la propuesta y el reclamo social en un grado
inédito en nuestro sistema legal.
•
Evaluación previa de impacto ambiental
La evaluación del impacto ambiental de determinados proyectos constituye un
procedimiento jurídico administrativo destinado a otorgar racionalidad ambiental
a la toma de decisiones.
194
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
La discusión en audiencia pública es indispensable para evitar que se desvirtúen
los objetivos de la evaluación. Un ejemplo interesante es la evaluación del impacto
ambiental del yacimiento minero de El Pachón, en la alta Cordillera de los Andes,
en San Juan, Argentina. Fue aprobado por expediente confidencial durante el
último gobierno de facto, y el autor de este libro tuvo acceso al mismo. Allí se
anunciaba que se derivarían los efluentes del proceso productivo (de muy alta
toxicidad) a un dique artificial, el que no correría riesgos de romperse, porque "no
se encuentra en zona sísmica". De este modo se olvidaba el terremoto de 1944, que
destruyó completamente la capital de esa provincia. La afirmación de que la
cordillera de San Juan no es zona sísmica sólo puede sostenerse en un expediente
confidencial, pero nadie se atrevería a defenderla en una audiencia pública.
La implementación de mecanismos de evaluación previa del impacto ambiental de
las principales actividades y proyectos puede llevar confianza a la población
afectada, en el sentido de hacer transparentes todos los pasos del proceso de
decisión e implementación de las políticas ambientales. Es claro que existen
motivos simétricos para que esta institución encuentre fuerte resistencia entre los
sectores del poder económico y político. La obligación de publicidad de los estudios
de impacto ambiental se encuentra en la Constitución del Brasil 473 .
•
Referendum, plebiscito y consulta popular:
La utilización, a escala nacional, provincial y municipal, de mecanismos electorales
de consulta popular apunta a comprometer a toda la población en la toma de una
decisión difícil y que requiere de un muy amplio respaldo de consenso para poder
llevarse a la práctica. Están claros los motivos por los que nadie ha intentado
plebiscitar cuestiones tales como la forma de pago de la deuda externa, por
ejemplo.
Su introducción al comienzo de la recuperación del régimen democrático para
definir el conflicto limítrofe de Argentina con Chile en la zona del Beagle le dio un
sentido de cosa trascendente, coherente con el empleo que se le dio en Europa en el
período inmediatamente anterior: se lo usó para definir leyes a propósito del
divorcio, del aborto, de la construcción o no de centrales atómicas, o de la
permanencia de España dentro del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Pero además de utilizarse para las grandes cuestiones estratégicas o éticas, tiene
validez su empleo en las cuestiones cotidianas de la administración local. Un
ejemplo a escala local es el del municipio de Choele-Choel (Río Negro), en el que se
planteó una consulta popular para definir la nueva traza para un brazo del río
Negro. Se trata de un río en intenso trabajo de erosión natural y sedimentación,
que crea y destruye islas continuamente. Estos procesos habían taponado un viejo
cauce que bordea la ciudad y que define una isla (la Isla 92), que actualmente
cumple funciones de reserva ecológica, aunque muy alterada. Se requería una
obra de saneamiento que podía consistir en el dragado del viejo cauce y la
rehabilitación de la isla como reserva ecológica. O, por el contrario, se podía abrir
un canal de drenaje, taponar el viejo cauce y construir un parque y una avenida
encima del relleno. El Municipio llamó a una consulta popular para avalar su
proyecto de rellenamiento del cauce antiguo y parquización de la zona. La
propuesta oficial resultó derrotada a pesar de haber puesto todo el peso del
195
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
aparato municipal en la campaña electoral y haberse enfrentado a vecinos que
carecían de experiencia, organización y fondos para hacer su propia campaña 474 .
En otros palabras, que el resultado de una consulta popular a escala municipal no
es un simulacro de participación pública, en el cual el electorado puede
manipularse libremente.
•
Recurso de Iniciativa:
Las razones por las cuales vale la pena institucionalizar una forma de iniciativa
popular en la sanción de leyes y ordenanzas municipales es que existen temas en
los cuales hay obstáculos para la sanción de determinadas leyes u ordenanzas
pedidas por los ciudadanos. Un caso trágico fue el pedido de un importante sector
de la ciudadanía uruguaya de derogar las leyes de impunidad que protegían a los
militares que habían cometido crímenes de lesa humanidad durante la última
dictadura. Los partidos políticos no estaban dispuestos a acceder a dicho pedido,
ya que los militares citados a declarar por los jueces no se habían presentado y la
fuerza pública se había negado a llevarlos de un modo coercitivo. Las leyes de
impunidad eran, para los políticos del gobierno, un recurso indispensable a la
gobernabilidad del sistema, ya que el juzgamiento de los militares era deseable
pero materialmente imposible por falta de fuerza para hacerlo. Recíprocamente,
para un sector muy amplio de la ciudadanía, ese juzgamiento era un imperativo
ético y no estaban dispuestos a defender un sistema político que no garantizara la
justicia. Los reclamantes lograron un porcentaje de firmas que les permitió el
tratamiento parlamentario del tema. Como el Parlamento no accedió a su pedido,
el tema fue plebiscitado, con resultados negativos.
Un caso de aplicación de esta herramienta a escala municipal fue en el municipio
de General Roca, en la provincia de Río Negro, con respecto a un proyecto de
ordenanza de defensa del patrimonio urbano. En uno de sus artículos, la
ordenanza aplicaba sanciones a quienes dañaran los frentes de las viviendas, lo que
era aplicable a las pintadas políticas. Como se trataba de la principal forma de
comunicación durante las campañas electorales, el Concejo Deliberante no accedió
a los reiterados pedidos de los vecinos, quienes lograron imponer la ordenanza por
la vía de este recurso de iniciativa. Ésta como muchas otras herramientas
participativas, adquieren especial sentido cuando existe contradicción de intereses
entre representantes y representados.
Para que el recurso de iniciativa funcione eficazmente, se necesita que la
presentación de determinada cantidad de firmas genere alguna obligación por
parte de las autoridades. Esto no siempre es así. En Colombia, las firmas
presentadas para un pedido de plebiscito pueden ser rechazadas por el Congreso y
simplemente archivadas.
•
Revocatoria del mandato de funcionarios:
La posibilidad de que los ciudadanos remuevan mediante el voto popular a quienes
consideran malos funcionarios (sean funcionarios electivos o designados por la
autoridad) actúa como un reaseguro de confianza en las instituciones. El que sea
posible hacerlo puede llegar a ser suficiente incentivo de confianza y estímulo para
196
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
la participación pública, aunque no haya razones para utilizar esta herramienta.
Recíprocamente, para evitar su uso para resolver un conflicto entre partidos
políticos, debe recalcarse el carácter excepcional de esta herramienta participativa.
Esto puede lograrse mediante el requisito de un porcentaje muy elevado de votos
positivos para poder efectivizar la cesantía del funcionario cuestionado. Fue
utilizado en Venezuela para procurar revocar el mandato presidencial de Hugo
Chávez, quien finalmente ganó el plebiscito y quedó confirmado en su puesto.
•
La creación de nuevas estrategias de participación ciudadana:
Hablar de participación ciudadana no significa tomar un catálogo de recetas y ver
cuál se aplica en cada circunstancia. Cada propuesta participativa requiere de
instrumentos específicos, los que muchas veces deben ser diseñados especialmente.
Uno de ellos puede ser las discusión de proyectos legislativos con el apoyo de un
equipo de mediadores 475 . Otra es la realización de Mesas de Trabajo y Consenso
para la gestión asociada de espacios verdes urbanos 476 .
Por su alcance, es especialmente importante el modelo de las Mesas Técnicas del
Agua, realizado en Venezuela. Allí el Gobierno Nacional asigna una suma de
dinero para inversiones en obras locales de agua y saneamiento. Los proyectos son
discutidos en asambleas vecinales, las que pueden contratar a Universidades u
otras instituciones para realizar los proyectos. En el momento de escribirse este
libro existían 4 mil mesas técnicas del agua, con un alto grado de involucramiento
de los interesados 477 .
Se trata de “un ejercicio de recuperación de ciudadanía”, que procura ir más allá
del reclamo para asociar a las comunidades a la resolución de sus problemas de
gestión del agua. En la etapa de diagnóstico, como en muchas zonas se carece de
planos confiables de las instalaciones, se necesita definir “el plano o croquis,
planteado como un dibujo por parte de la comunidad sobre cómo están
establecidos los servicios en su zona. En la realización de esta tarea siempre se
practica una recuperación de la memoria colectiva en cuanto al proceso de
instalación de la red existente. Eso permite explicar los problemas derivados del
crecimiento de la población del barrio y el modo en el que se ha intentado
resolverlos” 478 .
Estas formas participativas de gestión permiten reducir la importancia del
clientelismo político y comprometen a los vecinos en el cuidado de su patrimonio
público. Han sido fuertemente resistidas por los sectores políticos tradicionales, ya
que ponen en cuestión el monopolio de las decisiones por parte de la clase política y
abren espacios importantes a los ciudadanos comunes. Como vimos, la mayor
parte de esas herramientas comienza a utilizarse para temas ambientales y después
se extienden a todo tipo de asuntos.
LA AGENDA 21
En la reunión de Río se acordaron varios convenios internacionales, que corrieron
la suerte diversa de todo lo que depende del juego de los intereses económicos y
políticos. Pero lo más importante que allí se hizo fue acordar una metodología para
actuar frente a los conflictos ambientales: la Agenda 21, entendida como la agenda
197
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
del siglo actual.
La Agenda es un procedimiento para construir la gestión ambiental a partir de
consensos entre los diferentes actores sociales. Por eso, su mayor operatividad se
da en la escala local, donde la relación entre los diferentes actores sociales se hace
cara a cara. Es, por supuesto, un procedimiento de gestión en general, antes que
sólo de gestión ambiental, pero es un dato relevante el que las herramientas de
participación ciudadana ingresen a la política a través de la política ambiental.
Los antiguos principios constitucionales se habían originado en la etapa de
europeización y respondían a los principios elitistas de “Orden y Progreso”.
Reforzaban la democracia representativa y marcaban un límite preciso entre
representantes y representados, con expresiones tales como: “el pueblo no delibera
ni gobierna sino por medio de sus representantes” 479 . Contradecir ese viejo
principio y establecer mecanismos de democracia semidirecta ha sido un cambio
cualitativo en la forma de pensar las instituciones.
En muchos países se ponen en marcha agendas locales, en cumplimiento de los
compromisos asumidos en la reunión de Río. Sin embargo, cumplieron algunos de
los aspectos formales propuestos en Río. El problema surgió al tratar de pasar de
la letra escrita al mundo real. Una mirada desde lo puramente ambiental diría que
la ECO´92 significó una extraordinaria apertura a nuevas formas de gestión
ciudadana y de protección del entorno humano. Sin embargo, hay motivos para
pensar que tuvimos tanto una apertura como un cierre. Y es que la ECO´92 fue
prácticamente simultánea con el Consenso de Washington.
EL CONSENSO DE WASHINGTON
Habitualmente se utiliza la expresión Consenso de Washington para referirse a un
paquete de medidas económicas, inicialmente pensado para los países
latinoamericanos, pero con los años se convirtió en un programa mundial de lo que
llamamos neoliberalismo. En este caso, "Washington", se refiere al conjunto de
instituciones con sede en esa ciudad: los organismos financieros internacionales
(Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo), el Congreso de los Estados Unidos, la Reserva Federal de ese país y,
obviamente, su Presidente.
Sus principales lineamientos son:
1. Disciplina fiscal. Esto significa un presupuesto equilibrado, donde los gastos
igualen a los ingresos. Al respecto, una de las recomendaciones de las políticas
keynesianas para hacer frente a las crisis había sido manejar los desequilibrios
del presupuesto según las distintas fases del ciclo económico. Es decir, gastar
más durante las crisis para ayudar a reactivar la economía y gastar menos
durante la buena época, cuando el gasto público podía ser menos necesario.
Esto equivale a tratar de equilibrar el presupuesto en un ciclo de varios años y
no hacerlo cada año en particular. Aceptar esta receta equivale a renunciar al
uso del gasto público para hacer frente a las recesiones.
2. La inflación como parámetro principal de la economía. La manera más rápida
de contener la inflación es reduciendo el crecimiento económico, según la
198
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
conocida propuesta del FMI. Es decir, que contener la inflación se considera
más importante que satisfacer las necesidades de los sectores más postergados
de la sociedad.
3. Reordenamiento de las prioridades del gasto público. Se considera que el gasto
social debe ser recortado para alcanzar los objetivos de equilibrio fiscal.
4. Reforma Impositiva. Establecer políticas de aumento de los impuestos para
equilibrar el presupuesto.
5. Liberalización de las tasas de interés. Las tasas de interés deben ser fijadas por
los bancos y no por los gobiernos. Se prefieren las tasas elevadas.
6. Una tasa de cambio competitiva. Nuevamente, el valor de las divisas tiene que
estar fijado por los mercados y no por las autoridades. “En todo caso, la
filosofía del consenso es que el equilibrio de la balanza de pagos es mejor
servida por una política de expansión de las exportaciones en lugar de la
sustitución de importaciones” 480 . Lo que equivale a decir que se prefiere que el
país exporte materias primas y compre productos industriales afuera, antes
que desarrollar su propia industria.
7. Liberalización del comercio internacional. Los países no deben proteger la
producción local de la competencia extranjera.
8. Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas. Los países no
deben poner limitaciones a la salida de fondos por parte de los inversores
extranjeros. Este modelo, sin embargo, pone el acento en la movilidad de los
capitales pero no en la de las personas. El modelo generará una desocupación
masiva en los países subdesarrollados. Esa población excedente no podrá
emigrar a los países centrales, los que cierran sus fronteras a quienes provienen
de países pobres. Una directiva de la Unión Europea, aprobada en junio del
2008, tiene contenidos tan represivos (como permitir encarcelar a los
inmigrantes ilegales durante 18 meses sin proceso ni defensa) que fue calificada
de “fascista” por muchas entidades humanitarias. Es sugestiva la diferencia en
el tratamiento de los capitales y los seres humanos.
9. Privatización. Cualquier actividad rentable o potencialmente rentable debe ser
realizada por el sector privado, no por el Estado. Esto vale especialmente para
los servicios públicos.
10. Desregulación. Derechos de propiedad. El Estado no debe intervenir en el
funcionamiento de la economía. Los países deben aceptar el patentamiento de
todo aquello que pueda generar ganancias, sean tecnologías, seres vivientes
desarrollados por ingeniería genética, etc.
Esa breve lista tomó autonomía y se constituyó en la base de lo que luego se
denominará neoliberalismo.
COMIENZA UN MODELO DE EXCLUSIÓN SOCIAL
Esta parte del libro cuenta lo que podríamos calificar como un abuso de confianza.
Un grupo de aventureros audaces les explicaron a los ciudadanos del Tercer
199
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Mundo que sus empresas públicas eran ineficientes sólo porque no ganaban
dinero. Nadie aclaró a tiempo que ésa no era su función. Las empresas del Estado
habían sido pensadas para promover el desarrollo nacional, una actividad que
muchas veces se hace perdiendo dinero, pero que beneficia al conjunto de la
sociedad. En la mayor parte de los países de la región las empresas de servicios
públicos se vendieron o casi se regalaron a quienes prometieron gerenciarlas con
criterios de empresa privada. Efectivamente, así lo hicieron, lo que representó en
muchos casos que una cantidad grande de usuarios perdió las posibilidades de
acceso a esos servicios. De un modo coherente, en muchos países se privatizan los
servicios públicos, como una forma de asegurar ganancias estables a grandes
grupos económicos.
En esta fase de desarrollo disminuye la importancia relativa de la industria que
produce bienes de consumo durables (como los automóviles) y se refuerzan las
industrias productoras de bienes cuya demanda no depende directamente de la
capacidad de consumo de grandes masas de la población (como los armamentos o
el equipamiento para las empresas). Dicho en términos económicos, son bienes
cuya demanda es inelástica con respecto al salario real o a la distribución del
ingreso.
Esto lleva al agotamiento de la llamada “sociedad de consumo”. En todas partes, se
desarrollan políticas para bajar deliberadamente los niveles de ocupación y de
salarios. En Argentina se contrae una deuda externa con el Banco Mundial para
financiar los despidos al personal del Estado. Es decir, que el país se endeuda para
destruir fuentes de trabajo. Casi siempre, esas medidas llevan la recomendación o
el apoyo del Fondo Monetario Internacional.
Se liberalizan las variables económicas en casi todas partes y se abandonan la
mayor parte de las herramientas de planificación. El resultado es un marcado
descenso en las condiciones de vida de gran parte de la población mundial.
Empeora la situación ambiental de cientos de millones de personas en el mundo y
en muchos sitios se alcanzan niveles de degradación social y ambiental que se
creían superados desde el siglo XIX. En muchos sitios, el modelo neoliberal se
impone mediante la violencia y el autoritarismo. Sin embargo, cuando cambia el
signo político, los gobiernos surgidos del voto popular mantienen esquemas de muy
amplia exclusión social. A veces, lo hacen con un lenguaje fuertemente populista.
LA MIRADA LIBERAL SOBRE EL AMBIENTE
Como vimos en las citas que encabezan este capítulo, la simplificación y la
banalización son las características de esta etapa. No hay otra posibilidad de lograr
que las propuestas neoliberales suenen convincentes. Previsiblemente, a Friedman
no le interesa demasiado el rol de los parques nacionales en la conservación de la
biodiversidad o en el mantenimiento de alguna función ambiental importante,
como es el rol de proteger una cuenca hídrica. Es sugestivo comparar estos puntos
de vista con las decisiones tomadas un siglo atrás por el dictador mexicano Porfirio
Díaz, al establecer los primeros bosques protectores, en lo que es una clara función
del Estado. La idea de Friedman, de reducir la complejidad del mundo a una suma
de servicios turísticos que puedan ser pagados por los particulares es una
característica de la ideología que marca el signo de esta fase de desarrollo.
200
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Del mismo modo, se intentan aplicar sobre el medio natural mecanismos de
mercado que sólo sirven para productos sociales. Un aumento de la demanda
puede modificar la oferta de determinados recursos financieros. Pero ningún
aumento de la demanda modificará el caudal de los ríos o los ritmos de la
fotosíntesis.
LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA
Sabemos que la principal variable individual de la que dependen la salud y la vida
de una población es la calidad del agua que beben. Por eso el modelo urbano de la
etapa de europeización puso el acento en la extensión de los servicios públicos de
agua potable y cloacas. Ésa fue su estrategia exitosa en el control de las grandes
epidemias de fines del siglo XIX. No estaban haciendo otra cosa que repetir la
estrategia de los emperadores romanos. Hombres como Augusto habían
comprendido que la viabilidad de Roma como gran metrópoli del mundo antiguo
dependía de su capacidad de ofrecer agua segura a cientos de miles de personas.
En esa época, Roma confiaba en sus acueductos tanto como en sus legiones, los que
mantendrían distantes a bárbaros y bacterias.
Los pensadores del Renacimiento subrayaron la necesidad de tener ciudades
saludables, y los gobernantes ilustrados de siglo XIX siguieron sus consejos. Como
vimos en los capítulos anteriores, con todos sus altibajos, el saneamiento urbano
fue una prioridad de esa generación de gobernantes.
Pero en esta etapa histórica los estadistas han sido reemplazados por los gerentes y
los proyectos nacionales del largo plazo ceden su lugar a la búsqueda de
rentabilidad del muy corto plazo. Siguiendo las políticas del Consenso de
Washington, en muchas partes del mundo se entregan los servicios de
aprovisionamiento de agua a compañías privadas. Así aparecen nuevos conflictos
ambientales, vinculados con este cambio de prioridades. En California las
empresas de agua intentan convencer a los agricultores de que reciban dinero en
vez de agua de riego, para poder abastecer a nuevos barrios de viviendas de lujo.
Los productores se niegan a este cambio de uvas por piscinas y finalmente ganan.
Por el contrario, en África del Sur, la liberación jurídica de los negros no significó
su liberación económica ni ambiental. Numerosas familias pobres, que habían
recibido viviendas construidas por el Estado, las perdieron por acumulación de
facturas de agua que no pudieron pagar. De este modo, el negocio inmobiliario
pasó a ser un rubro adicional de las empresas de agua.
El Banco Mundial señala el déficit de agua en amplias zonas de América Latina:
“En la región de América Latina y el Caribe, se calcula que de los 510 millones de
habitantes de la región, unos 56 millones no tienen acceso a agua limpia; mientras
que otros 132 millones carecen de servicios de saneamiento adecuados. Si bien el
agua no es un elemento tan escaso como en otras regiones del mundo, en muchos
lugares es difícil encontrar agua limpia. Existen poblados y ciudades donde la
gente debería contar con sistemas de suministro de agua corriente y alcantarillado
para recolectar las aguas residuales, con necesidades urgentes: por ejemplo, 26
millones de habitantes de zonas urbanas no tienen fuentes de agua mejorada y
unos 50 millones carecen de servicios de alcantarillado. Muy a menudo, los más
201
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
pobres compran agua a precios altísimos desde camiones que la llevan a sus
asentamientos sin conexión. De hecho, los pobres del mundo en desarrollo pagan
en promedio 12 veces más por litro de agua que los ciudadanos conectados al
sistema de cañerías. En los tugurios de muchas ciudades, el costo del agua se lleva
una gran proporción del gasto familiar: por ejemplo, hasta el 20 por ciento en
Port-au-Prince, Haití” 481 .
En cuanto a las formas de solucionarlo, el Banco afirma que lo mejor es que los
servicios públicos de agua sean prestados por empresas privadas:
• “La balanza entre la subcontratación y la prestación de servicios por parte del
Estado se inclina sobre todo a favor de la primera alternativa bajo las condiciones
actuales y en la mayoría de los países;
• “La experiencia muestra que hay mucho espacio para seguir ampliando la
participación del sector privado en la prestación de servicios” 482 .
El Consejo Mundial del Agua, organizador de los Foros Mundiales del Agua,
creado en 1996 por el Banco Mundial y empresas privadas del agua y
transnacionales de la alimentación, impulsa la privatización del agua. Se basa en
tres principios:
1. El agua debe ser considerada como un bien puramente económico, una
mercancía.
2. El acceso al agua es una necesidad vital, no un derecho humano.
3. El agua debe ser considerada como un recurso precioso como el petróleo.
Estos razonamientos llevan a considerar que la mejor manera de obtener los
máximos niveles de abastecimiento de agua es concesionando el servicio a
empresas privadas. En ningún momento se explica que la finalidad de una empresa
es ganar dinero y que ese objetivo puede entrar en contradicción con la situación
económica de cientos de millones de personas carenciadas, en muchos casos
empobrecidas por las mismas políticas de privatizadoras. Sin embargo, tanto el
Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional exigieron políticas de
privatización para otorgar créditos a los países latinoamericanos. El que se
exigiera entregar las empresas públicas para recibir créditos para alguna otra cosa
configura una forma de chantaje que la mayor parte de los países de la región
decidieron aceptar en silencio.
El punto de vista contrario considera el acceso al agua como un derecho humano,
que no puede restringirse por razones económicas y ha sido expresado en
resoluciones de las Naciones Unidas.
EL IMPACTO SOCIAL Y AMBIENTAL DE LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA
Como la mayor parte de las consecuencias ambientales del modelo neoliberal, aún
no ha sido evaluado el impacto ambiental de la privatización del servicio de agua
potable y cloacas en diversas ciudades latinoamericanas. Sin embargo, una buena
aproximación es el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires. Cuando fue
privatizada, la empresa estatal Obras Sanitarias de la Nación tenía una trayectoria
202
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
de gran consideración y respeto en la opinión pública. Con la expansión de sus
obras limitada por la secular restricción de presupuesto, OSN había mantenido sin
embargo el criterio de no disminuir la calidad del agua a entregar ni de las obras a
realizar. La empresa fue privatizada en la década de 1990 y entregada a un
consorcio llamado Aguas Argentinas, dependiente del grupo francés Suez.
Los acuíferos del Área Metropolitana de Buenos Aires son uno de los ejemplos más
patéticos de las consecuencias ambientales del modelo de privatizaciones aplicado
en América Latina. Allí no sólo se privatiza el servicio de agua y cloacas sino que
también se privatizan de hecho las decisiones políticas sobre dicho servicio. Porque
se establece un control estatal meramente formal, a cargo de un ente regulador,
que termina aceptando todos los dictados de la empresa concesionaria. El
resultado es que los planes de inversiones (qué se va a invertir y dónde) y las
políticas tarifarias termina decidiéndolas la empresa, mientras que el Estado sólo
confirma esas decisiones. Esto es algo más que un detalle formal. Porque en la
medida que las decisiones las toma la empresa pero las confirma el Estado, esas
decisiones empresarias asumen la forma de una orden que el Estado le da a la
empresa concesionaria. En otras palabras, que la decisión es privada (la toma, de
hecho, la empresa privada) pero la responsabilidad jurídica de esa decisión la
asume el Estado.
La contaminación del agua subterránea fue uno de los principales argumentos
utilizados para privatizar el servicio de agua potable. Se dijo que era necesario
realizar grandes inversiones para proveer a la gente de agua extraída del Río de la
Plata y que el Estado no disponía del dinero necesario, por lo cual había que
buscar un socio privado. Sin embargo, en los hechos el socio privado no puso
dinero: el Estado autorizó continuos aumentos de tarifas para financiar por
adelantado las obras necesarias, que la empresa no hizo.
El Contrato de Concesión entre el Estado y Aguas Argentinas establece que, para
mantener el equilibrio hídrico de cada zona, cuando se conecte a un usuario agua
corriente, debe hacerse simultáneamente la conexión de cloacas. El motivo es el
mismo por el cual no puede echarse agua indefinidamente en un vaso sin que
rebalse. Si se agrega a un sistema agua proveniente del exterior, hay que arbitrar
los medios para sacar el exceso de agua para que no provoque inconvenientes.
Lamentablemente, las inversiones de conexión de agua potable no cuestan lo
mismo que las de cloacas. Las más baratas son las que permiten llevar el agua a los
usuarios, en tanto que las que permiten retirar las aguas servidas son más
onerosas. Al mismo tiempo, cada vez que se conecta un cliente y se entrega agua
potable, se puede comenzar a cobrarle la factura. Si se le conectan además las
cloacas, se gastará mucho dinero en un solo cliente cuando por la misma plata se
podría conectar sólo con agua a varios. Es decir, que es más rentable para la
empresa gastar todo el dinero posible en conectar nuevos clientes con agua potable
y postergar indefidamente las cloacas.
¿El resultado? En Ente Regulador autorizó a Aguas Argentinas a no cumplir un
aspecto esencial de su Contrato de Concesión y a conectar muchos miles de
usuarios sólo con agua corriente y sin cloacas. Estas obras se hicieron sin la
correspondiente evaluación de impacto ambiental, tal como se denunció en la
203
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Audiencia Pública convocada por el Ente Regulador para recibir las opiniones de
vecinos y afectados.
Sin embargo, los hidrólogos habían advertido claramente los riesgos de una
conducta basada antes en la rentabilidad empresaria que en la salud pública. Por
ejemplo, en un estudio sobre el acuífero, realizado a comienzos de la década de
1990, se destaca que: “El abastecimiento por agua subterránea fue reemplazado
por agua superficial del Río de la Plata, lo que trajo aparejado el rápido ascenso de
los niveles del agua del acuífero Puelches. Esta recuperación trae consigo además
fenómenos de saturación de pozos sépticos domiciliarios, en las áreas sin servicio
cloacal, con los consiguientes riesgos para la salud de la población, fenómenos de
anegamientos de sótanos, cocheras, túneles, depósitos, así como una posible
agresión a las fundaciones construidas en una situación distinta a la actual 483 ”.
Traducido al lenguaje llano, los hidrólogos señalaban que en años anteriores, las
napas subterráneas habían comenzado a disminuir y que la napa superior estaba
casi secándose. Pero que apenas se enviara agua del Río de la Plata, esas napas
iban a saturarse y desbordar, con grave riesgo ambiental y sanitario para toda la
población. Nadie les hizo caso, porque estaba en juego una rentabilidad de
millones de dólares si se hacía exactamente lo contrario de lo que los científicos
recomendaban.
Según un relevamiento realizado por el Ministerio de Obras y Servicios Públicos
de la Provincia de Buenos Aires, ya hay 17 partidos del conurbano afectados por la
subida de las aguas subterráneas. Se estima en un millón y medio de personas la
cantidad de afectados por el ascenso de napas. El fenómeno comienza por una
mayor frecuencia en la saturación de los pozos negros. Poco después, los sótanos se
inundan con un agua cloacal. Más tarde se produce el encharcamiento permanente
de los jardines y en muchos casos, el agua invade las habitaciones. Existen muchas
denuncias de familias que no pueden utilizar el baño ni la cocina porque sale
permanentemente agua sucia de los conductos de desagüe 484 . La empresa negó
toda responsabilidad, como si su intervención en un sistema hídrico complejo
pudiera reducirse a una mera manipulación de caños. Lo que omitieron decir es
que en la zona afectada todos esos caños terminan en las napas de agua
subterránea 485 .
Desde un punto de vista estrictamente formal, la empresa terminará alegando que
hizo lo que el Estado le pidió. En realidad, se trata de un caso más de una situación
de control de las decisiones del Estado por parte de los directivos de las empresas
de servicios públicos privatizadas 486 . Cuando esta situación se hizo insostenible, la
empresa negoció con las autoridades su retiro anticipado de la concesión y huyó,
dejando un enorme pasivo ambiental que nadie sabe cómo remediar.
En 2002, uno de los objetivos planteados en la Carta de Intención firmada por el
FMI con el gobierno de Uruguay era "abrir a la iniciativa privada actividades que
previamente habían permanecido reservadas al sector público". Se “establecía la
reducción de los controles sobre el sector agua con el fin de facilitar el ingreso de
inversores privados, incluyendo un cronograma enviado al Parlamento con los
pasos para aplicar un nuevo marco regulatorio, la introducción de nuevos
controles y estándares de calidad que facilitarán la inversión de privados en el
sector -que debería realizarse por decreto del Poder Ejecutivo en una fecha
204
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
determinada- y también establecía la fecha en la que debían abrirse las ofertas
para la participación del sector privado en plantas de tratamiento de residuos
sanitarios” 487 .
Pero el haber visto los resultados en Argentina, causó uno de los hechos políticos
más silenciados del mundo. Por medio de un plebiscito, los ciudadanos uruguayos
modificaron su Constitución y le agregaron un artículo que prohibe toda forma de
privatización del agua. Un rechazo tan abierto a los principios del Consenso de
Washington debió haber sido objeto de un tratamiento periodístico significativo,
como noticia internacional de primera magnitud. Sin embargo, el tema fue
cuidadosamente ocultado por la mayor parte de los medios de comunicación para
evitar que se repitiera el ejemplo.
En Bolivia se produjeron movimientos populares violentos para rechazar la
privatización de los servicios de agua corriente. “La empresa Aguas de Tunari fue
vendida en 1999 a la transnacional norteamericana Bechtel que adquirió la
distribución, almacenamiento y comercialización del agua de Cochabamba, la
tercera ciudad de Bolivia. Inmediatamente los costos del agua subieron hasta en un
300 por ciento y los pobladores ya no podían usar el agua de los sistemas de riego,
tampoco sacar el agua de los pozos que construyeron en sus terrenos para consumo
del hogar o para regar sus siembras” 488 . La concesión fue dejada sin efecto después
de violentas manifestaciones de rechazo.
Poco después, la misma empresa obtuvo el servicio de agua en Guayaquil, y “para
evitar incidentes como en Bolivia, Bechtel pidió un seguro de 18 millones de
dólares para protegerse contra protestas civiles y posibles expropiaciones” 489 . La
llamada “seguridad jurídica” incluye muchas formas de seguro o pedido de
indemnización por movimientos de ciudadanos perjudicados por esas empresas.
Siguiendo los principios del Consenso de Washington, la Constitución ecuatoriana
de 1998 establece que el agua potable y el saneamiento son responsabilidad del
Estado, pero que podrán ser prestados por el Estado o por empresas mixtas o
privadas, las que no sólo podrán ser concesionarios sino inclusive propietarios de
las redes de provisión de agua 490 . A partir del año 2002, el municipio de Quito
proyecta ampliar los servicios de agua potable y saneamiento de las parroquias
orientales de la ciudad, mediante la contratación de empresas privadas. El
desconcertante argumento del municipio era que una concesión no significaba una
privatización, ya que no se transfería la propiedad del sistema sino sólo su
operación.
Un conjunto de entidades no gubernamentales se opone a esta estrategia y el tema
se discute en Audiencias Públicas. El debate es principalmente económico, donde
los representantes de las ONG muestran las enormes ganancias que obtendría la
empresa prestadora del servicio y la conveniencia de que ese dinero se utilice en
ampliar las redes en vez de destinarse a ganancias empresarias. Como
consecuencia de esta presión, el proyecto de concesión se abandonó en marzo de
2007 491 .
En Colombia, las políticas de privatización encarecieron el servicio a tal punto que
más de 200 mil familias fueron desconectadas por no poder pagarlo, sin que se les
205
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
ofreciera una solución alternativa. Por este motivo, en 2008, un conjunto de
ONG´s, agrupadas en Ecofondo, impulsaron la propuesta de un plebiscito que
habilitara una reforma constitucional para declarar el agua como derecho
humano. No se trata de una cuestión puramente teórica: el derecho al agua
significa la obligación del Estado de proveer a todos un mínimo vital de agua,
aunque no puedan pagarlo 492 .
Un balance del modelo de privatización del agua en América Latina señala que
“este proceso ha ignorado que los mercados necesitan leyes y estructuras para
funcionar adecuadamente y que el regulador más necesario es el Estado. Sin flujo
libre de información, sin competencia y sin control de externalidades los mercados
no funcionan como deben” 493 . Agreguemos que este mercado monopólico sólo ha
proporcionado beneficios a los grandes operadores del agua, sin mejorar la calidad
de los servicios y empeorando el acceso social al agua.
LA URBANIZACIÓN AL SERVICIO DE LA ESPECULACIÓN
En las ciudades, se tiende a modificar las normas de los Códigos de Planeamiento
Urbano (o a retrasar su aprobación) para facilitar los movimientos especulativos,
sin atender los conflictos ambientales que se generan.
En Chile, las políticas de liberalización económica implementadas por la dictadura
de Pinochet tuvieron su expresión urbana en la Política Nacional de Desarrollo
Urbano de 1979, donde se estableció que el suelo urbano no era un recurso escaso y
que debía ser transado en forma libre, según los requerimientos del mercado. En
consecuencia, se propuso eliminar las restricciones al crecimiento de las áreas
urbanas impuestas por la planificación en el pasado. El decreto supremo N° 420 de
1979, estableció la modificación del Plan Regulador Intercomunal de Santiago del
año 1960, suprimiendo las regulaciones urbanas y estimulando el crecimiento de
las áreas urbanas de acuerdo con las tendencias del mercado, estratificando social
y espacialmente la ciudad.
Asimismo, en el contexto de la política desreguladora enunciada, los planes
comunales realizados en el período tuvieron el objetivo central de liberalizar los
controles preexistentes tales como reservas de uso del suelo y previsiones de
crecimiento. Además, en 1980 se permitió la subdivisión mínima de predios
rústicos a media hectárea 494 . Esta norma ha sido muy criticada por los urbanistas
pues ha permitido la formación de parcelas de agrado o vivienda en terrenos
agrícolas, lo que ha implicado la expansión de las actividades urbanas fuera de los
límites de la ciudad, ampliando considerablemente el tamaño de ésta y
subutilizando terrenos aptos para la producción económica.
Entre las políticas habitacionales implementadas por el gobierno militar chileno
entre 1979 y 1986 están los programas de erradicación de campamentos, de
radicación de campamentos y de sitios semiurbanizados. Larraín y Molina han
planteado que estos programas han sido instrumentos importantes del deterioro
ambiental y también de la segregación espacial experimentada por Santiago en el
período. Especialmente la erradicación y los sitios semiurbanizados que habrían
concentrado la miseria en los sectores periféricos e incorporaron a la ciudad unas
431 hectáreas de suelos agrícolas 495 .
206
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
En la Ciudad de Buenos Aires se modifica el Código de Planeamiento Urbano para
permitir la construcción masiva en altura. Se adopta el criterio del enrase, que
significa autorizar edificar hasta la altura del edficio más elevado de la cuadra, sin
tener en cuenta las posibilidades de la infraestructura para absorber ese
crecimiento. Al mismo tiempo, una fiebre de torres cambia completamente el
paisaje urbano y provoca la demolición de un importante patrimonio construido,
lo que, por primera vez, genera reclamos sociales. Los ciudadanos empiezan a
preguntarse si un paisaje homogéneo de altas torres es sinónimo de progreso o si es
necesario preservar la identidad barrial, que en cada sitio posee características
propias.
LA FIEBRE DE CONSTRUIR EN ALTURA
La homogeneización cultural lleva a construir en todas partes paisajes urbanos
semejantes. Los edificios de acero y cemento de la mayor altura posible son los
símbolos urbanos de esta época, aunque la tendencia no es reciente. Hace unos mil
años, al comienzo de la Baja Edad Media, el aumento del comercio estimuló el
crecimiento de las ciudades europeas. Una oleada inmigratoria proveniente del
campo llenó las calles tortuosas, y los recién llegados construyeron casas y
mercados, murallas y catedrales. Junto a ellos bajaron los grandes señores,
muchos de los cuales tenían sus castillos en el campo.
En esa ciudad medieval, los poderosos construyeron sus palacios, a los que les
adosaron grandes torres, que les permitieron dominar militarmente a sus vecinos y
se transformaron en la expresión física de su poder. En Bolonia, Italia, las familias
Garisenda y Asinelli levantaron dos torres de casi 100 metros de alto, que hoy son
el símbolo más conocido de esa ciudad. En San Gimignano, Italia, el perfil de las
torres de los nobles y los ricos se recorta entre las colinas toscanas por encima de la
muralla medieval. Por el contrario, en Cáceres, España, las torres fueron
desmochadas por orden de Isabel La Católica para reprimir una desobediencia de
sus dueños.
Desde el año mil, entonces, las altas torres son el símbolo físico del poder, y el sitio
desde el cual los que mandan intimidan a los que deben obedecerles. De este modo,
los rascacielos de Manhattan fueron mucho más que una forma de ahorrar espacio
construyendo en altura en un sitio congestionado.
Sin embargo, esa contundente expresión de poder económico y político esconde
una enorme fragilidad ante cualquier contingencia. El derrumbe de las Torres
Gemelas en Nueva York puso en cuestión el modelo de seguir levantando grandes
edificios como una forma de exhibir riqueza y poder. Esto hizo que en muchos
lugares se abandonaran otros proyectos para edificar nuevas torres medievales en
nuestras ciudades.
“Son muy vulnerables ante un ataque terrorista”, se dijo en ese momento. El
incendio y destrucción de la Torre Windsor, en Madrid, demuestra que estos
edificios también son muy vulnerables ante un simple corto circuito. El rascacielos
Windsor, un edificio de 106 metros ubicado en pleno centro de Madrid se incendió
en enero de 2005- Bastó el roce de dos cables, provocado tal vez por una falla del
material, por una pequeña gotera o por la mordedura de un roedor, para terminar
207
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
con una de las grandes expresiones de soberbia económica de nuestro tiempo. El
incendio comenzó en el piso 23 y, como en la película “Infierno en la Torre” 496 , los
bomberos (aún con sus equipos de última generación) no pudieron llegar a esa
altura para apagarlo.
Durante el episodio, se quedaron mirando las llamas y advirtieron que “la
principal preocupación actual es la toxicidad del humo que se propaga por la zona
norte de la ciudad, y los servicios de emergencia miden el nivel de contaminación
cada diez minutos” 497 . El edificio quedó completamente destruido y debería
llamarnos la atención el que tan espectacular símbolo de poder haya sido tirado
abajo por un ratón. La lista de grandes edificios quemados en todo el mundo es
significativa, pero mucho más significativo es saber lo poco que puede hacerse ante
un siniestro en ellos, especialmente si se desencadena en uno de los pisos altos.
En América Latina, ya había antecedentes, los que suelen ocurrir en los edificios
más emblemáticos, los que son, a su vez, los más frágiles. En 1973 se quemó la
Torre Avianca, la más alta de Bogotá. Los constructores habían dicho: “es
imposible que se queme” 498 .
En Caracas se repitió el episodio con el edificio más alto de la ciudad. Un voraz
incendio en una de las torres de Parque Central consumió gran parte de los pisos
pero afortunadamente no causó víctimas fatales. “El incendio comenzó a las 2 AM
del día de hoy (17 de octubre de 2004), y hasta estas horas no ha podido ser
controlado. Más de 200 efectivos de cuerpo de bomberos de Caracas y del Ejército
se mantienen esta tarde en el lugar, intentando sin éxito sofocar las llamas. Los
sistemas de seguridad (bombas y sistemas de tuberías contra incendio del edificio),
no funcionaron, dijo a medios televisivos el comandante de los Bomberos
Metropolitanos de Caracas. Los bomberos han evacuado la edificación y la única
medida que se esta tomando consiste en rociar la torre con tanques de agua
transportados por helicópteros. Los ingenieros estructurales y arquitectos que
participaron en la construcción y diseño de la estructura se encuentran
preocupados por el posible colapso de la misma” 499 . Finalmente, el edificio no se
derrumbó pero se destruyeron 20 pisos de oficinas públicas, con la pérdida de
importante documentación gubernamental.
A pesar de estas advertencias, en algunos sitios se siguen construyendo grandes
torres. En Panamá están proyectados más de 50 rascacielos. Al respecto, el jefe de
bomberos advirtió que ellos “no pueden apagar incendios en los rascacielos” 500 .
En Sao Paulo ocurrió algo semejante en 2008, al incendiarse un rascacielos 501 .
En Cartagena (Colombia), a un edificio de 206 metros, que iba a ser el más alto del
país, se le tuerce la estructura de acero por efectos del viento. Antes el riesgo de
desplome, las autoridades primero reducen su altura a apenas 15 pisos y
finalmente deciden desmantelarlo completamente 502 .
Para peor, a veces se llega a acomodar la legislación para disimular sus riesgos.
Por ejemplo, en Buenos Aires, la Ley Nº 123 de Evaluación de Impacto Ambiental
estableció un procedimiento riguroso para analizar cualquier problema que pueda
generar un nuevo emprendimiento en la Ciudad, que se debe controlar en una
208
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Audiencia Pública. Esa Ley fue sancionada en 1998. Pero en agosto del 2000 se la
cambió por la Ley 452, que es casi igual que la anterior. La única diferencia
sustancial es que elimina la obligación de evaluar el impacto ambiental de las
grandes torres. Los Diputados que la aprobaron sabían que esa Ley tenía nombre
y apellido: se procuraba de que la sociedad no discutiera los riesgos que podían
significar las grandes torres que se estaban construyendo en la zona elegante de
Puerto Madero.
COLAPSAN LOS SISTEMAS URBANOS: FRACASAN LOS RELLENOS
SANITARIOS Y LAS AUTOPISTAS URBANAS
La fiebre de construir no tiene en cuenta los distintos sistemas que tienen que
funcionar para hacer posible la vida urbana. Se supone que las soluciones irán
apareciendo por sí solas, a medida que continúe el desarrollo urbano. Pero ocurrió
exactamente lo contrario, a medida que entraron en crisis los rellenos sanitarios y
las autopistas saturaron los sistemas de transporte.
Todo parecía ir bien hasta que las grandes soluciones chocaron con la dimensión
real de los problemas. La basura urbana fue siempre un tema subestimado por las
distintas administraciones urbanas. Bastaba con llevarla lejos de la vista de los
vecinos para que nadie preguntara qué había ocurrido con ella. Se comenzó con los
basurales a cielo abierto, aún utilizados en muchos sitios. Se ensayaron formas de
incineración domiciliaria o centralizada, que fueron abandonándose a medida que
el humo y el hollín invadieron la precaria atmósfera urbana.
En las décadas de 1970 y 1980 comienzan a instalarse los rellenos sanitarios, con
una gran publicidad que los califica como “ecológicos”. Parecían la solución a
muchos problemas urbanos. La basura desaparecía de la vista, tapada por tierra y
pasaba a ser un recurso, que permitía sobreelevar terrenos bajos e inundables, que
así se recuperaban. Allí se plantarían bosques que tendrían un uso recreativo.
Como en tantas cosas, las promesas resultaron incumplidas. Rellenar los bajos es
alterar su función en el ciclo hidrológico, lo que significa el riesgo de potenciar la
inundaciones aguas arriba, afectando a vecinos que antes no las sufrían. El fondo
de los rellenos, pensado como impermeable, no resistió los líquidos lixiviados, que
comenzaron a atravesarlo y también a desbordar. La promesa de bosques chocó
contra la realidad de que apenas las raíces tocaban la basura en descomposición,
las plantas morían. La basura enterrada no se transformó en tierra sino que, por
falta de aireación, se fosilizó y siguió siendo basura para siempre. Si hubieran sido
sólo huesos de pollo y cáscaras de naranja, tal vez el comportamiento de los
rellenos hubiera sido mejor. Pero una ciudad es un enorme generador de residuos
peligrosos de origen domiciliarios. Medicamentos vencidos, barnices, pinturas,
envases de plaguicidas, residuos electrónicos, etc., son algunos ejemplos de
toneladas de materiales peligrosos de origen domiciliario que ingresan a rellenos
que no están preparados para recibirlos.
A esto podemos agregar que los controles en las puertas de entrada suelen ser muy
débiles. Por una módica suma ingresan en los rellenos sanitarios camiones que
llevan residuos patogénicos o industriales. En muchos casos, son los mismos
camiones recolectores quienes los levantan durante su recorrida y los mezclan con
209
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
la basura común. Las “mafias de la basura“ suelen impedir toda investigación
responsable sobre el tema.
El diseño consistente en: “una capa de basura tapada todos los días con una capa
de tierra limpia compactada” se estrelló contra el precio de la tonelada de tierra
limpia. Las capas de tierra limpia se hicieron cada vez más ligeras y espaciadas. Al
escasear los terrenos para habilitar nuevos rellenos, los existentes fueron creciendo
en altura, formando lomadas. El empeoramiento de la situación social atrajo
familias que fueron a buscar los restos despreciados por los cartoneros o los
desechos enviados directamente por las empresas.
De este modo, los vecinos que aceptaron recibir un relleno sanitario bajo la
promesa de que en unos años tendrían un parque se encontraron con una
instalación de potencia los riesgos de los viejos basurales. Más tarde o más
temprano, el suelo contaminado por los rellenos sanitarios deberá ser remediado, a
un costo inimaginablemente sideral.
El modelo de autopistas que llegan hasta el centro de la ciudad tuvo la inmediata
adhesión de millones de automovilistas. Largos trayectos que se hacían con
lentitud se pudieron realizar en la mitad o la tercera parte del tiempo. Sólo que el
automóvil genera la ilusión de que, en algún momento los demás vehículos
desaparecerán y uno estará sólo en la autopista, disfrutando de la velocidad. El
resultado es claramente el opuesto: las autopistas actúan como generadores de
tránsito y como estímulos a la compra de más vehículos de los que caben en ellas.
Lo cual genera continuos círculos viciosos en cuanto a reclamos para ampliar
autopistas que se llenan cada vez más rápido y dejan de cumplir sus funciones de
vías de tránsito rápido.
La ilusión se termina al descender de ellas e ingresar a calles diseñadas según
criterios del siglo XVI, pensadas para el tránsito de esa época. Se saturan los
espacios de circulación, se saturan los sitios de estacionamiento, la contaminación
del aire por hidrocarburos crece a la máxima velocidad y cada vez muere más
gente en accidentes automovilísticos. Lo sugestivo es que son mayores los reclamos
por reforzar el caos construyendo mayores autopistas que por desarrollar sistemas
de transporte menos irracionales.
FERROCIDIO EN AMÉRICA LATINA
Es sabido que el ferrocarril es el medio de transporte más amigable con el
ambiente. Es el que emplea más eficientemente la energía en el transporte de
pasajeros y cargas y el que emite menor cantidad de contamin antes a la
atmósfera. Sin embargo, en esta etapa se desactivaron numerosos ramales
ferroviarios. Se utiliza la expresión ferrocidio para designar al proceso de
desmantelamiento de los sistemas ferroviarios de algunos de los países
latinoamericanos, llevado a la práctica en esta etapa con argumentos de su baja
rentabilidad. "Las estaciones ferroviarias crearon vida en torno con la misma
fuerza progenitora de un puerto de aguas mansas", escribió Raúl Scalabrini Ortiz
en 1947 503 . Fueron el principal motor de desarrollo regional durante las etapas de
europeización y de industrialización. Pero su administración requería de una
concepción estratégica del largo plazo, poco frecuente entre los dirigentes políticos
210
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
globalizados.
En Chile “la construcción de la gran mayoría de los ramales ferroviarios fue
financiada mediante recursos estatales, habiendo muy pocos ramales
pertenecientes al sector privado, porque simplemente ese negocio no era
rentable” 504 . De este modo, “con la plata del Norte se construyen los ramales del
Sur”. En Argentina, el ferrocarril que atravesó la provincia fronteriza de Formosa
y el de la Patagonia (llamado “La Trochita”, por ser de trocha angosta), fueron
pensados como estrategias de promoción del desarrollo regional, sin objetivos de
rentabilidad.
El dinero que perdían los ferrocarriles estatales se tradujo en servicios en las zonas
alejadas de los respectivos países, en las que no era rentable que llegara el tren.
Cuando esos ferrocarriles se privatizaron, se levantaron los ramales, las vías
fueron vendidas como chatarra (es decir, se destruyeron las inversiones) y los
pueblos quedaron aislados, mientras el Estado seguía subsidiando al transporte
automotor y al ferrocarril privado. En Uruguay se cerraron en 1997 los servicios
de pasajeros, los que se rehabilitaron después del 2005. En Argentina a comienzos
de la década de 1960 se iniciaron los proyectos de cierre de ramales 505 , que recién
se concretaron en la década de 1990.
El modo en que se destruyó una infraestructura singularmente valiosa muestra
hasta qué punto los gobernantes de esta etapa quedaron desvinculados de
cualquier proyecto de desarrollo. También es particularmente sugestivo el silencio
con que los afectados aceptaron la destrucción de sus sistemas ferroviarios. La
nostalgia por el tren perdido llegó demasiado tarde, y muchas estaciones
abandonadas fueron transformadas en centros comerciales, culturales o museos
ferroviarios. En la estación desactivada de San Carlos de Bariloche y
transformada en centro comercial, un comercio se llamó “Hasta que vuelva el
tren”. En algunos casos, la destrucción fue tan completa que se hizo difícil
encontrar los rastros de la traza originaria. Cuando en Venezuela quisieron
reconstruir una línea ferroviaria, tuvieron que emplear los planos originales del
siglo XIX, ya que los rieles habían sido levantados y sus espacios tapados por la
selva 506 . Una recorrida del autor por localidades de la provincia argentina de
Córdoba mostró que comercios de artículos rurales vendían rieles de ferrocaril,
claramente robados de la red desactivada 507 .
LOS CARTONEROS O RECUPERADORES URBANOS
A diferencia de las etapas anteriores, en las que se realizaron variados esfuerzos
por mejorar el habitat popular, la etapa de globalización abandona los pobres a su
suerte. Tal como describe Vargas Llosa: “Se han resignado a los gallinazos, las
cucarachas, los ratones y la hediondez de estos basurales que he visto nacer,
crecer, mientras corría en las mañanas, visión puntual de perros vagos escarbando
los muladares entre nubes de moscas. También me he acostumbrado, estos últimos
años, a ver, junto a los canes vagabundos, a niños vagabundos, viejos vagabundos,
mujeres vagabundas, todos revolviendo afanosamente los desperdicios en busca de
algo que comer, que vender o que ponerse. El espectáculo de la miseria, antaño
exclusivo de las barriadas, luego también del centro, es ahora el de toda la ciudad,
incluidos estos distritos -Miraflores, Barranco, San Isidro- residenciales y
211
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
privilegiados. Si uno vive en Lima tiene que habituarse a la miseria y a la mugre o
volverse loco o suicidarse” 508 .
Vargas Llosa no exagera: una epidemia de cólera en Perú, a fines de la década de
1980, lo confirma. Nuevamente, las condiciones sociales ayudan a explicarla: la
epidemia se desata entre quienes han debido huir del campo a la ciudad por falta
de oportunidades. Cuando llegan a las zonas urbanas, se encuentran con que no
hay una ciudad preparada para recibirlos y deben construirla por sí mismos, en
zonas marginales y con materiales precarios.
Las políticas de liberalización de los precios de los alquileres, la desocupación
creciente, las maniobras financieras que pauperizan amplios sectores de las clases
medias, generan el fenómeno de los nuevos pobres. Es decir, familias que caen en
la pobreza o la indigencia, pero sin conocer las estrategias de supervivencia que
tienen quienes han sido pobres durante muchas generaciones. Es la situación de la
mayor parte de los sin techo de las grandes ciudades, que duermen en los portales
por no tener la habilidad necesaria para construirse un rancho en las afueras.
Hacia la década de 1990, los cientistas sociales generalizan la utilización del
término “desocupado absoluto”. Hasta ese momento, la desocupación era
considerada en las estadísticas como un fenómeno transitorio, que desaparecería o
se reduciría a su mínima expresión después de la crisis que se estaba sufriendo en
ese momento. Pero los desocupados absolutos son las personas en edad activa, que
no volverán a trabajar por el resto de sus vidas por falta de oportunidades.
Las primeras oleadas de pauperización generaron amplios sectores de buhoneros o
vendedores ambulantes, que ocuparon las calles vendiendo mercaderías baratas, a
menudo de dudoso origen. Una vez saturado el mercado para los buhoneros, las
oleadas siguientes crearán los cartoneros o recuperadores. Como siempre, se
anuncia que la presencia de amplios contigentes de población revolviendo basura
es un hecho transitorio y se debe a alguna crisis pasajera. Pero el final de la crisis y
la recuperación del conjunto de la economía encuentran que los cartoneros siguen
revolviendo basura para subsistir. En algunos países, como Uruguay, han logrado
sindicalizarse y discutir con los municipios sus condiciones de trabajo. En otros
sitios, como en Argentina, salvo unas pocas cooperativas, el resto actúa en
condiciones de semiesclavitud.
Explotados por empresarios inescrupulosos, con un gran porcentaje de niños
trabajando en las condiciones sociales y ambientales más infames 509 , los discursos
políticos tendieron a “dignificarlos”, identificándolos con un trabajo como
cualquier otro. Sin embargo, revolver basura en la calle no puede ser nunca un
trabajo digno, salvo en los discursos. La única dignificación real posible es generar
fuentes de trabajo genuino, que eviten que tantas personas vivan de revolver la
basura urbana.
CAMBIOS EN EL HABITAT POPULAR
En esta etapa se realizan unos pocos programas de viviendas sociales, y éstos con
materiales fuertemente cuestionables desde el punto de vista ambiental. Por
ejemplo, un anunciado programa de viviendas realizadas en 2007 casi
212
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
íntegramente en PVC (policloruro de vinilo). Llamadas petrocasas, por estar
construidas con derivados del petróleo, se las utiliza en Venezuela, Cuba y
Argentina. Los fabricantes las presentan como cargadas de ventajas: “Las casas
fueron construidas con una tecnología duradera, de materiales derivados del
petróleo, no inflamable y con un aditivo de protección contra los rayos
ultravioletas; asimismo, las viviendas tienen el techo recubierto por ambas caras, a
fin de minimizar los efectos de los rayos del sol y en la temporada invernal
conserva el calor, explicó el representante por Venezuela de la Escuela de
Construcción de Petrocasas. Indicó que el material empleado, paneles de PVC, es
un derivado del petróleo, no resulta inflamable, ni contiene gases tóxicos, además
posee un aditivo de protección contra los rayos ultravioletas” 510 .
Hasta ahora, la principal ventaja del PVC es que es barato, al menos cuando se lo
compra. Si se computan los costos ambientales, este material resulta mucho menos
atractivo. Veamos algunos de los riesgos del PVC: “Emiten al entorno compuestos
químicos tóxicos, que colaboran a mantener un entorno enfermo. Los productos de
PVC "blandos", como suelos, tapicerías, cortinas, papeles pintados, liberan
importantes cantidades del plastificante tóxico DEHP. Otras sustancias, detectadas
en las atmósferas afectadas por emisiones procedentes de los productos de PVC,
son hidrocarburos alifáticos de cadena corta, hidrocarburos aromáticos (benceno,
tolueno, xileno) y sustancias organocloradas, muchas de ellas tóxicas. Además, la
presencia de PVC en los materiales de las habitaciones reduce la circulación de la
humedad atmosférica, creando un ambiente seco y desagradable”.
Pero además, su comportamiento en un incendio multiplica los riesgos: “Antes
incluso de que aparezcan llamas, los productos de PVC (suelos, papeles pintados,
marcos de ventanas, cables, persianas, manteles... etc.) emiten humos de ácido
clorhídrico y sustancias organocloradas muy peligrosas, como las dioxinas. El
ácido clorhídrico es un gas muy corrosivo que provoca graves daños en el sistema
respiratorio de las personas que entran en contacto con estos humos y que produce
además enormes daños materiales al corroer los sistemas y aparatos eléctricos, e
incluso las armaduras de pilares o vigas de hormigón. La emisión de metales
pesados, ftalatos, benceno y compuestos organoclorados tóxicos cuando se quema
el PVC, es un riesgo añadido, que ha llevado a que, en países como Alemania, sea
obligatorio llevar a cabo medidas especiales de limpieza de las zonas afectadas. Los
graves daños materiales y humanos producidos por las emisiones del PVC durante
incendios han llevado a su restricción como material de construcción en hospitales,
colegios, torres de comunicación, bancos o instalaciones militares en otros países
europeos” 511 . Estas objeciones al PVC se refieren a su uso en alfombras y muebles.
Es claro que usarlo también para cimientos, techos y paredes sólo puede
multiplicar los riesgos.
También se pensó en utilizar en viviendas populares ladrillos o bloques de cemento
que contengan pilas usadas. O ladrillos hechos con barros contaminados, como por
ejemplo, los del fondo del Riachuelo, en Buenos Aires 512 . ¿Necesitamos calificar lo
que significa sacarse de encima a materiales tóxicos, destinándolos a viviendas
populares?
LOS MÁS AFECTADOS SON LOS NIÑOS
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Paradójicamente, la enorme velocidad con que empeoraron las condiciones de vida
de millones de personas impidió que muchos de los afectados cobraran conciencia
plena de lo que estaba ocurriendo. En el año 2002, el número de latinoamericanos
que vivía en la pobreza alcanzó los 220 millones de personas, de los cuales 95
millones eran indigentes, lo que representa el 43,4 por ciento y 18,8 por ciento de la
población respectivamente 513 . Sobre la frágil situación de los que creen estar bien y
que esa situación les va a durar para siempre, CEPAL indica que entre 1999 y
2002 “en el área urbana argentina, la tasa de pobreza casi se duplicó al pasar del
23,7 por ciento al 45,4 por ciento, mientras que la indigencia se multiplicó por tres,
subiendo del 6,7 por ciento al 20,9 por ciento”.
Se “estima que hay 40 millones de niños en América Latina viviendo en la calle o
trabajando en ella. Es incuestionable que detrás de todo esto está la necesidad de
sobrevivir, familias quebradas y la exclusión social. En México, Bolivia, Perú y
Ecuador trabajan el 20 por ciento de los niños menores de 14 años. En Brasil se
estima que hay 2 millones de niños trabajando; en Argentina, 1.500.000; en
Centroamérica, 1.300.000. Sus ingresos son misérrimos” 514 .
La comparación histórica no debería enorgullecernos. Por ejemplo, “se calcula que
en 1780 había en París un total de 8 mil niños abandonados” 515 . El dato se refiere a
las terribles condiciones de hambruna del Antiguo Régimen que precedieron a la
Revolución Francesa. Y se estima que había en París 650 mil habitantes. Esto
significa que los niños en situación de calle eran el 1,2 por ciento de la población de
París en un momento en que las condiciones sociales eran tan intolerables que
llevaron a los monarcas a la guillotina. Veamos si hemos mejorado algo. En
Uruguay según UNICEF, en 2005, el porcentaje de niños en estado de indigencia
era equivalente al 1,75 por ciento de la población 516 . En Argentina, en 2006 el 3,2
por ciento de la población total eran niños en estado de indigencia 517 . En América
Latina la cantidad de niños indigentes, significaba el 7,8 por ciento de la población
total.
Los niños que viven en la calle en muchas ciudades de América Latina duermen en
edificios abandonados, debajo de puentes, en portales, parques, alcantarillas.
Trabajan o son explotados como limpiaparabrisas, tragafuegos, recolectores de
basura, mendigos. Su salud y nutrición son muy precarias y están indocumentados.
Son víctimas preferidas del comercio sexual, que ha ido creciendo. También ha
crecido el tráfico de niños que son robados para el mercado sexual o la explotación.
Según la ONU, la trata de personas es uno de los negocios del crimen organizado
en mayor expansión, y se ha elevado fuertemente en países como Colombia, Brasil
y República Dominicana.
Una película brasileña premiada, "Estación Central", denuncia una de sus
expresiones más brutales, las bandas de robo de órganos de niños 518 . A todo ello se
suma la utilización de los niños por los grupos de la droga. En estas condiciones,
vivir en la calle es casi vivir en el infierno. Y así lo testimonian recientes estudios
sobre los altos niveles de depresión psíquica, búsqueda de salida a través de los
pegamentos y otras drogas, y finalmente suicidios en esta población infantil
desesperada.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
“Detrás de este cuadro –dice Bernardo Kliksberg-, se hallan el avance de la
pauperización y de las inequidades en la región, y su impacto destructivo sobre las
familias. Estos niños están pagando los costos de políticas insensibles: la reducción
de las coberturas sociales, la caída en la pobreza de muchas familias que antes
pertenecían a la clase media, la polarización social. Una sociedad que excluye y una
familia desarticulada por estos impactos los empujaron fuera de todas las
estructuras. Es muy cómodo llamarlos "niños de la calle", pareciera que es como si
ellos hubieran decidido vivir en ella, y hay quienes calman su conciencia con esa
racionalización. Las investigaciones indican lo contrario. Están allí porque han
sido acorralados, casi expulsados por la sociedad y abandonados”.
UNA PESADILLA ALIMENTARIA: LA SOJIZACIÓN
La globalización vino asociada a un gran aumento en la producción y el comercio
de alimentos. Sin embargo, el que algo se produzca no es razón suficiente para que
esté accesible. El reemplazo de un sistema agrario complejo por el monocultivo de
soja en muchas zonas de América Latina causó cambios ambientales y sociales en
pocos años. Se destruyeron miles de hectáreas de bosque natural para sembrar
soja sobre suelos poco aptos para este cultivo. El resultado es la destrucción de esos
ecosistemas para obtener ganancias del muy corto plazo.
La modalidad de trabajar con contratistas llevó a que no se hicieran tareas de
conservación del suelo, lo que agravó los efectos de una práctica de alto riesgo
ambiental. Al mismo tiempo, esta modalidad lleva a la extinción de la cultura
agraria en las zonas en las que se practica.
El carácter transgénico de la semilla utilizada agrega mayores conflictos
ambientales. Y es que se modifica genéticamente la planta para hacerla resistente a
un herbicida (el glifosato, cuyo nombre comercial es Roundup). De este modo, la
tecnología productiva consiste en sembrar soja y saturar el campo del herbicida
para matar toda hierba que compita con el cultivo. El problema es que muchas de
las poblaciones rurales extraen el agua para bebida de napas subterreáneas que se
encuentran debajo de los campos fumigados. No hay muchos estudios que indiquen
si los agroquímicos ya han llegado a las fuentes de agua potable, pero es sólo
cuestión de tiempo que eso ocurra.
Además, el reemplazo de muchos cultivos por soja ha provocado una escasez y
encarecimiento de los alimentos. La promesa de que la siembra masiva de soja
podría aliviar el hambre resultó exactamente al revés. En la zona chaqueña, el
reemplazo del algodón por soja causó desocupación en las poblaciones indígenas de
wichis y tobas, cuya única ocupación era la cosecha del algodón. En 2008, el
anuncio de la muerte por hambre de pobladores de estas etnias fue simultáneo con
el de una cosecha record de soja.
Las economías globalizadas meten todo dentro del mercado y, al mismo tiempo,
dejan afuera del mercado a grandes cantidades de personas. El enorme aumento
en la producción de alimentos no debería escondernos el que muchos de esso
alimentos se utilizan para alimentar ganado o dar de comer a los automóviles.
A fines de la década del 2000 hay una fuerte expansión de los llamados
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
biocombustibles. Se trata de reemplazar parte de los derivados del petróleo por
alcohol producido con cereales o soja. Elogiados por numerosos políticos (entre
ellos el ex Vicepresidente norteamericano y Premio Nobel de la Paz Al Gore), los
biocombustibles parecían tener todas las ventajas. Son una energía renovable, es
decir que no se agotan como el petróleo, y al quemarlos emiten una cantidad
mucho menor de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, su contracara es mucho menos amable. Una buena idea es hacer
combstibles con basura, como el proyecto uruguayo de emplear la grasa vacuna
que descartan los frigoríficos. Pero el problema surge cuando surge una industria
que fabrica combustibles con las mismas materias primas que se emplean para
producir alimentos para los seres humanos. Para cultivarlos ha sido necesario
destinar tierras, las que en América Latina se obtienen desplazando otros cultivos
o destruyendo los bosques nativos. Sin embargo, los partidarios de los
biocombustibles no incluyen los gases emitidos por la quema de bosques dentro del
balance ambiental de los biocombustibles.
Pero además, como aclara Fidel Castro, “la tragedia no consiste en reducir esos
gastos de energía, sino en la idea de convertir los alimentos en combustible.
Aplíquese esta receta a los países del Tercer Mundo y verán cuántas personas
dejarán de consumir maíz entre las masas hambrientas de nuestro planeta. O algo
peor: présteseles financiamiento a los países pobres para producir etanol del maíz
o de cualquier otro tipo de alimento y no quedará un árbol para defender la
humanidad del cambio climático” 519 .
Veamos algunos testimonios sobre la situación alimentaria en amplias zonas de
América Latina:
La casilla se hunde en el barro cerca del puente sobre el río Guaire en Porto
Alegre, Brasil. Una asistente es recibida por cinco niños, el mayor tiene ocho años.
Los padres han salido a revolver los basurales. Al notar el mal aspecto de los niños,
la asistente social les pregunta si han comido últimamente. “Sí, señorita, ayer mamá
hizo galletas de diario húmedo. ¿Qué? ¿Galletas de qué?, pregunta la mujer. Mamá
toma una hoja de papel de diario, la hace un bollo y la mete en agua y cuando está
blanda la amasa en galletas. Las comemos, tomamos agua y nos sentimos bien y
llenos por dentro” 520 .
¿Se trata de una excepción? Definitivamente no. Al igual que los indígenas
encontrados un siglo atrás por los exploradores imaginarios de Julio Verne, los
desplazados por el modelo económico vigente se ven obligados a comer tierra. En
Haití, en 2008, existen familias enteras que sólo tienen para comer galletas de
barro sacadas del basural. Las compran en el mercado a tres céntimos de euro la
pieza. En un principio utilizaban arcilla, pero se acabó 521 .
Cajenunes, 11 años, pone su mente en blanco antes de ingerir una galleta hecha
esencialmente de lodo. La compró en el mercado de La Saline. Tendrá su sabor
impregnado en la boca por horas. Su esclerótica es amarillenta. Acumula
arruguitas debajo de los ojos, impropias de su edad. Se apoya en una pared del
paupérrimo barrio de Cité Soleil (Puerto Príncipe, Haití) y enseña la lengua
manchada de tierra. Espontáneo, pícaro, doloroso. Sin saberlo, muestra al mundo
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
lo que tiene que comer para sobrevivir. "No me sabe feo. Me quita el hambre",
dice en creole.
En la vieja cárcel abandonada de Fort Dimanche, Chante, 19 años, y sus amigas
preparan las pastitas que ha comido Cajenunes. Su jornada comienza a las 4:30
am. Vierten los ingredientes en grandes barriles. Baten lodo, sal y manteca de
verdura de baja calidad. Chante sostiene con el brazo izquierdo a su bebé. Tiene la
camiseta desarreglada. Acaba de darle el pecho.
El proceso se parece más al que se emplea en la fabricación de ladrillos que a un
ejercicio de repostería. Las artesanas dejan secar su obra en la azotea. Acumulan
las obleas en filas de seis por 12. En un rápido cálculo se pueden contar casi 3.000.
Así todos los días. ¿De dónde sacan el fango? Antes utilizaban una suerte de arcilla
comestible. Pero su consumo masivo ha disparado los precios. En 12 meses ha
subido un 30 por ciento y se ha descartado su uso. Se emplea la tierra que se
acumula en las afueras de la ciudad, cerca de los basurales. Así, la propia masa es
veneno. Proliferan tóxicos y parásitos (como la Ancylostoma duodenale, que en los
niños produce retraso en el crecimiento y en el desarrollo intelectual).
Cuando las galletas están listas se distribuyen en el mercado de La Saline (donde se
subastaron los primeros esclavos en América). Las exhiben en barreños. Venden
tres piezas por cinco gourdes o nueve céntimos de euro. Familias enteras las
consumen. Tres veces al día. No pueden pagar los precios de los alimentos básicos.
Una taza de arroz cuesta 20 céntimos de euro y no les alcanza. Son seres humanos
que viven con menos de 15 céntimos al día. Los comensales cogen sus pastitas y las
comen por pedacitos. Desde el desayuno hasta la siguiente comida. Al anochecer,
los vendedores recogen las galletas que no lograron colocar. Varias se han roto por
la manipulación constante. Aparece el último escalón de esta escalera de miseria.
Los que no pueden comprar una pieza completa mendigan los pedazos. Comen,
dubitativos, con las manos juntas las sobras. A cierta distancia, sus siluetas
esbozan una plegaria.
LA ESTERILIZACIÓN DE LOS POBRES
En países como Brasil y Argentina, el empeoramiento de la situación económica
llevó a reabrir una discusión que parecía cerrada veinte años atrás, y es la referida
a la esterilización voluntaria de los pobres. ¿Qué deben hacer los hombres y
mujeres pobres que no pueden pagar los anticonceptivos? ¿La sociedad debe
suministrárselos? ¿Y si falla la distribución? ¿Es bueno que haya una ley que los
autorice a esterilizarse?
En defensa de estos proyectos, se afirma que cada uno es dueño de su cuerpo.
También se dice que la esterilización voluntaria haría disminuir la cantidad de
abortos. En contra de estas propuestas se señala que la esterilización quirúrgica es
una mutilación que daña órganos sanos. Y que este procedimiento significa una
profunda discriminación social: los ricos y la clase media usan anticonceptivos y se
empuja a los pobres a operarse para no tener más hijos.
Asimismo, se señala que “corresponde destacarlo, los efectos de la intervención no
son definitivos: la ligadura de trompas de Falopio no se trata de un método de
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
esterilización sino de un método de infertilización” 522 , ya que las trompas ligadas
pueden desatarse. Lo cual no es exactamente cierto: en los sitios en los que existen
estos programas, la operación de ligado de trompas es gratuita pero la de reversión
puede ser muy costosa. Es decir, que las mujeres que recurren a la ligadura de
trompas porque no pueden pagarse anticonceptivos tampoco podrán pagar nunca
la operación que les permita anular sus efectos.
Previsiblemente, las normas que autorizan la ligadura de trompas exigen el
“consentimiento informado” de las mujeres que serán sometidas a la operación.
Pero el punto más crítico a tener en cuenta para tomar la decisión es la
reversibilidad de la operación, (es decir, si es posible otra operación que las vuelva
a hacer fértiles) y aquí aparece una amplia gama de opiniones médicas
fuertemente contrastadas. Desde los que hablan de una reversibilidad en el 90 por
ciento de los casos, hasta los que la consideran irreversible, salvo contadas
excepciones. En ese momento nos enteramos de que existen distintas técnicas
quirúrgicas, de diferentes precio y de diferentes expectativas de reversibilidad.
Previsiblemente, las técnicas con mayores posibilidades de reversibilidad son las
más caras, es decir, las que difícilmente estén disponibles en los hospitales públicos.
En esas condiciones, habrá consentimiento, sin duda. pero, ¿será informado?
El carácter fuertemente político de este tema hace que las cifras que se manejen
sean poco confiables. ¿Es cierto que el 40 por ciento de las mujeres del Brasil han
sido esterilizadas, como aseguran algunas fuentes? ¿O se trata de una exageración
para dramatizar la situación? Del mismo modo, las cifras de mujeres que están
conformes con haber sido esterilizadas y las que lo lamentan o denuncian haber
sido obligadas, engañadas o presionadas, también tienen grandes diferencias según
quién las presente.
Lo sugestivo es el cambio en la valoración política del fenómeno con respecto a la
etapa histórica anterior. En las décadas de 1960 y 1970 los sectores progresistas
consideraban que los programas de esterilización de las mujeres de las clases
populares eran parte de una estrategia genocida impulsada por los Estados Unidos
y alguna dictadura local. Por el contrario, en la década del 2000 lo defendieron
desde la perspectiva de los derechos humanos y citaron al respecto la Convención
Internacional sobre Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. El cambio
de óptica parece estar vinculado con la opinión de que no será posible mejorar la
situación social de los sectores más postergados y que hay que darles alguna
respuesta que no sea económica.
LA CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA
Una característica de la etapa de globalización es la simultaneidad con que
determinados procesos se generan en distintos países. En la etapa anterior, las
nuevas tecnologías se introducían en los países más desarrollados y llegaban
tardíamente al Tercer Mundo. Esto significaba, además, un desfasaje en la
percepción de los respectivos impactos ambientales que generaban. Esto hizo
posible que, en muchos casos, los ambientalistas del Sur pudieran aprovechar la
experiencia de sus equivalentes del Norte en conflictos análogos, lo que tuvo una
enorme importancia en los conflictos vinculados con plantas químicas y
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
petroquímicas.
Nada de esto ocurrió cuando se disparó la instalación masiva de antenas de
telefonía celular y radios FM en todo el mundo. De un día para otro, millones de
personas del Norte y del Sur quedaron sometidas a niveles inéditos de radiaciones
semejantes a las que producen los hornos de microondas. Las pequeñas emisoras
locales instalaron antenas de transmisión en el interior de las ciudades. En la
mayor parte de los casos no fueron controladas, ya que actuaban como aliados
políticos de sectores del poder.
Las empresas de telefonía celular se dieron una agresiva política de colocación de
antenas en áreas urbanas, en forma coherente con su estrategia de ventas de
teléfonos. Ofrecieron dinero a consorcios, escuelas y hospitales para que les
permitieran ocupar numerosos sitios estratégicos.
Las reación de las autoridades fue despareja y tardía. Al respecto, la bibliografía
indica que existe la presunción de que la contaminación electromagnética puede
aumentar los casos de varios tipos de cáncer. Y existe la certeza de que puede
provocar trastornos menos graves, como jaquecas e insomnio. Sin embargo, no
hay coincidencia en cuáles serían los umbrales seguros o, por lo menos, aceptables.
Ante esto, en algunos casos se adoptó el principìo precautorio, que implica reducir
los riesgos al mínimo hasta tener la certeza cidentífica, y en otros se desestimaron
los riesgos por no tener esa certeza.
Como la potencia de las antenas (que es la que puede producir daños a la salud)
no puede percibirse a través de los sentidos, muchos reclamos sociales se centraron
en la altura o el aspecto de las antenas. En los sitios en los que se estableció alguna
forma de control, se midieron las antenas en forma individual. Sin embargo, este
procedimiento esconde el que puede haber “puntos calientes” en los cuales un
vecino es irradiado simultáneamente por varias antenas, cuyos efectos se potencien
mutuamente.
Tal vez la mejor respuesta sea la del municipio de Barcelona, que, para autorizar
una antena, exige que la emprersa le coloque el aparato de control, que queda
conectado con la computadora del municipio. De este modo, cuando la potencia
excede el nivel autorizado, salta la alarma. Es decir, que una tecnología sofisticada
sólo puede ser controlada por otra tecnología sofisticada. El criterio de muchos
municipios latinoamericanos, de enviar una persona a medir cada tanto la potencia
de las antenas es lastimosamente insuficiente en esta situación.
LA INFORMACIÓN AMBIENTAL
Los significativos avances producidos en materia de tecnología informática
posibilitaron un mejor conocimiento del ambiente y un mejor aprovechamiento de
la información disponible. Sin embargo, los criterios que consideran que el lucro
privado de corto plazo es el único objetivo relevante, actuaron en contra de dicha
posibilidad. El modo en que fueron diseñadas las privatizaciones de empresas y
organismos públicos proporciona algunos ejemplos:
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
A fines del siglo XIX, la red ferroviaria argentina tenía una estación meteorológica
en cada una de las estaciones ferroviarias. Una de las funciones del jefe de estación
era hacer las correspondientes observaciones y telegrafiarlas a sus superiores. Se
trataba de una política que pensaba el ferrocarril, no sólo en función del cobro de
sus servicios, sino en relación con el desarrollo agropecuario, para el cual el
conocimiento meteorológico era indispensable. Al privatizarse los ferrocarriles, en
la década de 1990, se eliminaron muchos ramales y no se mantuvo la exigencia de
realizar dichas observaciones. Esto significó un problema importante al estudiar
los efectos del cambio climático en un país que estaba dejando de producir
información sobre su propio clima.
Tal vez, el mejor archivo documental argentino sobre las investigaciones biológicas
y geográficas entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX haya
sido la biblioteca del Jardín Zoológico de Buenos Aires. Se trata, nuevamente, de
una herramienta sustancial para poder analizar los cambios producidos en los
ecosistemas durante el último siglo. La privatización del zoológico significó
entregar un organismo científico a una empresa de espectáculos. La biblioteca
desapareció íntegra y se especula que haya sido vendida en el exterior por el
concesionario o por algún funcionario desleal 523 .
LA
IMPORTACIÓN
CONTAMINANTES
DE
INDUSTRIAS
POTENCIALMENTE
En esta etapa, algunos grandes proyectos de inversión generan niveles de
preocupación antes desconocidos. Es, por ejemplo, el caso de la industria de
producción de pasta celulósica localizada en la margen uruguaya del río Uruguay,
y que disparó un importante movimiento social de rechazo del lado argentino.
Había motivos de inquietud, ya que el sector tenía algunas fábricas fuertemente
contaminantes en ambos países, que actuaban sin ningún control de los respectivos
gobiernos. Del lado argentino, Celulosa Puerto Piray y Papel del Tucumán; del
lado uruguayo, Fanapel en la localidad de Juan Lacaze 524 , son casos que
justificaban la prevención de los vecinos. Por otra parte, la contaminación causada
en Pontevedra, Galicia, por una fábrica semejante, agregó antecedentes
desfavorables.
Existían, sin embargo, argumentos contrapuestos, ya que las plantas celulósicas
han llegado en Finlandia a una convivencia con la sociedad, que esa sociedad
considera aceptable. No se trata de una relación desprovista de conflictos
ambientales, sino que el nivel de esos conflictos no ha generado un rechazo social
por la industria 525 .
Es decir, que el control ambiental de esta industria es tecnológicamente posible.
Como ocurre a menudo, se trata de una cuestión de dinero: es difícil que las
empresas hagan las inversiones necesarias para sanear sus efluentes si el poder
público no se lo exige. Por detrás de un reclamo ambiental preventivo hay una
enorme desconfianza al sistema político y en su capacidad de hacer una adecuada
gestión ambiental.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Sin embargo, la forma en que actuaron en este conflicto todos sus actores sociales
trajo como consecuencia una innecesaria profundización del enfrentamiento entre
Argentina y Uruguay. Un criterio diplomático elemental es que, si se desea
solucionar un conflicto es necesario encapsularlo. Es decir, tratar de evitar que se
expanda y se mezcle con otros conflictos. Para eso existía un ámbito técnico creado
por el Tratado del Río Uruguay, que hubiera servido para canalizar el diferendo.
Se hizo exactamente lo contrario y los sectores dirigentes de ambos países
especularon con la capitalización política de un coinflicto internacional. Al ponerse
el problema en el terreno del patriotismo, se hicieron mucho más difíciles las
posibilidades de cooperación entre ambos países en el control conjunto de una
industria difícil.
EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA MINERÍA
Un ascenso en el precio internacional del oro disparó cambios tecnológicos que
hicieron más atractiva la explotación de yacimientos de más baja ley.
Previsiblemente, producir de un modo más económico puede significar ahorrar en
el cuidado del medio ambiente. La minería tradicional construía socavones que
seguían las vetas por debajo de la tierra o en el interior de las montañas. Esta
forma de trabajo confina el impacto ambiental, a menudo generando condiciones
muy insalubres para los trabajadores. Pero cuando el mineral tiene una ley baja,
se lo explota a cielo abierto. Encontramos situaciones comparables a las que
provocó el uso del mercurio en el cerro del Potosí, como vimos en el primer tomo
de esta obra.
En la costa del Pacífico colombiana, la minería del oro y de las esmeraldas ha
provocado la destrucción de importantes superficies de selva, tanto por la tala
como por la contaminación resultante de procesos industriales y semiindustriales
realizados en gran escala. En 1990, la demanda química de oxígeno generada por
estas explotaciones era equivalente a la de una población de 5 millones de
personas, y la cantidad de mercurio detectada en los ríos superaba en más de cien
veces los niveles admisibles para el ser humano 526 .
En el Amazonas brasileño y venezolano, los mineros clandestinos de oro y
diamantes (llamados garimpeiros) provocaron la destrucción de selvas mediante la
construcción de diques, pistas de aterrizaje clandestinas y contaminación masiva
con mercurio. Con frecuencia, los más afectados han sido las comunidades
indígenas, que sufrieron la pérdida de la pesca y el envenenamiento de sus fuentes
de agua potable.
En Argentina, un proyecto de explotación de oro y lixiviación del mineral con
cianuro provocó un movimiento social de rechazo en la ciudad de Esquel, ya que la
mina se encontraría aguas arriba del arroyo que abastece a la ciudad y que
desemboca después en un Parque Nacional. Después de meses de movilizaciones
continuadas, los vecinos de Esquel lograron la realización de una consulta popular,
que arrojó como resultado un rechazo del 85 por ciento el proyecto minero. Si bien
el ámbito de la votación (el Municipio), no tiene jurisdicción sobre el tema minero,
el resultado de la votación significó una importante señal política a las autoridades
que congelaron el proyecto.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Sin embargo, la mayor parte de los proyectos mineros se realizan en zonas
desiertas, por lo cual la población directamente afectada es muy escasa. El
proyecto minero de Pascua-Lama, ubicado en la Cordillera de los Andes, en el
límite entre Chile y Argentina, es uno de esos casos donde los reclamos han sido
formulados por personas que viven a mucha distancia del proyecto. Los riesgos de
un obra que implica afectar glaciares en una zona con escasez de agua parecen no
haber sido tenidos en cuenta por las autoridades.
EL IMPACTO AMBIENTAL DEL NARCOTRÁFICO
La ampliación del narcotráfico y el fortalecimiento político de sus principales
responsables es una de las características de esta etapa. Las adicciones y los
circuitos económicos vinculados con actividades delictivas y su influencia política
aparecen en toda la historia humana. Sin embargo, se trata de una etapa en la cual
grandes capas de la población quedan excluidas en forma permanente de los
circuitos productivos.
Esto significa que en muchas zonas, la producción y distribución de drogas ilegales
es el medio de vida de muchas personas. En el ámbito rural, el deterioro de las
condiciones de vida de los campesinos, la pérdida de valor de sus productos y las
nuevas tecnologías que requieren más capital del que ellos tienen, los hace
encontrar su fuente de sustento en estos cultivos.
En la selva peruana “el narcotráfico es otro fenómeno que azota al bosque tropical
amazónico, especialmente en los territorios fronterizos, el Departamento peruano
de Madre de Dios limítrofe con Bolivia y Brasil permite el paso de un país a otro
con mucha facilidad porque la vigilancia policial es más bien escasa. Lo mismo
ocurre en el de Loreto, en Caballococha donde es fácil conectar con Brasil y
Colombia por Leticia todo el trapecio amazónico. El Alto Marañón posibilita el
paso a Ecuador por las mismas razones. Y los ejemplos pueden multiplicarse.
“Esta manifestación tiene algunas consecuencias inmediatas:
1. Algunos mestizos destinan terrenos al cultivo de coca y con ello han introducido
una novedad, pues los aborígenes nunca se han dedicado a explotar el suelo de esta
forma;
2. Este negocio atrae a mucha gente por la facilidad que ofrece para ganar dinero;
3. El uso de ácido sulfúrico para lograr la pasta básica de cocaína genera
deshechos que son tirados a los ríos con el consiguiente desastre ecológico y
contaminación para sus aguas de las que, curiosamente, dependen para vivir peces,
plantas y personas;
4. El mercado, negocio y ganancias de esta producción están fuera de la zona por lo
que ningún mestizo que se involucre en el cultivo sabrá nunca para quien
trabaja” 527 .
En otros casos, los narcos de Colombia desplazan poblaciones enteras para
apoderarse de sus tierras. También lo hacen los del bando contrario. “Hay otro
222
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
interés. El interés de los terratenientes. En la medida en que la guerrilla ha ido
ampliándose en la zona, pasan varias cosas. Primero, los terratenientes son
secuestrables y pagan impuestos. Y segundo, el precio de la tierra se cae. Entonces
los paramilitares tratan de evitar los secuestros y recuperar el precio de la tierra.
Y para esto les pagan a los paramilitares con plata, con impunidad y con tierra.
Porque las zonas de donde se desplaza a los campesinos son zonas donde [ganan
control] los paramilitares. Este es el negocio” 528 .
A esto se agregan las denuncias de que la guerrilla colombiana se financia con
“impuestos” a estos cultivos, mientras que sus enemigos, los paramilitares, la
exportan. Esto que significa que los miles de millones de dólares que se mueven por
esta actividad regresan al país en forma de armamentos.
En la zona andina, la presión de los cultivos ilegales ha llevado a deforestar
importantes superficies en Bolivia, Perú y Colombia. Paradójicamente, los cultivos
ilegales repiten la misma concepción del modelo de agricultura incaica, de
aprovechar los diferentes pisos ecológicos, cultivando distintas plantas en sus
respectivas alturas óptimas. "Al paso que va, el Pacífico puede quedar en diez o
quince años como el piedemonte llanero. La línea de coca va arriba (hasta) los dos
mil metros, y de ahí hacia arriba comienzan los cultivos de amapola. Será tan buen
negocio la amapola hoy que se esta cultivando experimentalmente en invernaderos,
en bolsas plásticas, y con riego por goteo. Se esta cultivando como las flores en la
sabana, resolviendo de esta manera el problema del cambio del clima y el
problema de la fumigación. A ese ritmo es posible deducir que el daño que se hizo
en la zona de piedemonte es menor y menos grave que el daño que se va a hacer en
la zona del litoral Pacífico" 529 .
Sin embargo, los migrantes que van de la ciudad al campo a cultivar coca, carecen
de los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas y el daño
ambiental que causan es mucho mayor. “Los cultivadores colombianos abandonan
sus campos después de tres o cuatro años, a medida que la producción de sus
cultivos disminuye, comparado con una vida promedio de 15 a 20 años para los
campos de coca de Bolivia y Perú. Luego, los campos se abandonan y se desbroza
más bosque tropical para reemplazar los cultivos de coca. El extenso desbroce de
tierras para la producción de otra importante droga ilícita en Colombia, la
adormidera, agravó, según se dice, los daños y las muertes causados por aludes
originados por terremotos en el occidente de Colombia a finales de los años 90” 530 .
“Los cultivadores de drogas en la región andina generalmente ubican sus cultivos
en zonas selváticas alejadas, casi siempre en terrenos montañosos y empinados.
Los delgados suelos y el limitado acceso a dichas zonas, generalmente desalientan
la producción de cosechas lícitas. Para preparar el terreno para los cultivos ilícitos,
antes de sembrar la coca se desbrozan y queman los bosques. Debido a la poca
fertilidad y a la necesidad de esconderse de las autoridades, los campos se
abandonan a menudo después de dos o tres temporadas de cultivo y se desbrozan
nuevos campos, selva adentro. Esta práctica acelera la deforestación y destruye
recursos madereros, entre otros, que de otra manera podrían estar disponibles
para usos más sostenibles de la tierra forestal. Además, las prácticas de cultivo
intensivo en suelos de por si frágiles, puede llevar rápidamente al deterioro
ambiental y al agotamiento de los recursos naturales, particularmente a la erosión
223
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
del suelo y a la sedimentación agua abajo” 531 .
Pero si el cultivo de drogas produce un importante impacto ambiental, lo mismo
ocurre con las estrategias para combatirlo. El llamado Plan Colombia consiste en
la fumigación masiva de cultivos ilegales con un herbicida llamado glifosato. Como
sabemos, un agroquímico es un contaminante obligado. La fumigación aérea puede
producir importantes daños a la salud humana y los ecosistemas selváticos, tanto
en la flora como en la fauna. Agreguemos que el glifosato no ha sido
experimentado en ecosistemas tropicales, por lo cual su impacto puede ser bastante
mayor de lo previsto 532 .
En todas partes, ha aumentado la producción e industrialización de drogas en los
parques nacionales, por ser zonas de baja densidad de población estable. Tienen
áreas remotas, de difícil acceso y allí no pueden actuar los aviones fumigadores. En
el Parque Nacional Isiboro Sécure, ubicado en la región central de Bolivia, se
encontró una fábrica clandestina de cocaína 533 .
Colombia tiene una enorme riqueza en biodiversidad de especies de plantas,
anfibios, mamíferos y pájaros. Docenas de especies sólo habitan en sus selvas
tropicales y en las montañas de los Andes. Una de las más ricas es el Parque
Nacional de la Macarena, donde los monos saltan a través de la espesura de la
selva y siete especies de gatos gigantes se mueven por las sombras. “Pero La
Macarena está amenazada por la cocaína. Un vuelo reciente por un sector de sus
640.000 hectáreas reveló caminos quemados y los troncos de los árboles derribados
por la acción de los cultivadores de coca. Los intrusos también han construido
docenas de laboratorios de drogas en el parque y en la aldea de Puerto Arturo, y
están haciendo acopio de toneladas de gasolina, cemento, ácidos y otras sustancias
químicas tóxicas para procesar las hojas de coca y convertirlas en cocaína. Todo
esto contamina los ríos y la tierra. Hasta el momento sólo una pequeña fracción de
la Sierra de la Macarena ha sido afectada, pero el aumento de los cultivos es
alarmante. La cantidad de hectáreas de coca sembradas se ha triplicó de 3.840 en
el 2003, según la Policía Antinarcóticos. En total, 11.200 hectáreas son cultivadas
en los 49 parques nacionales de Colombia, comparadas con 4.400 tres años atrás.
Pero la destrucción es peor que lo que las cifras indicarían; por cada hectáreas de
hoja de coca plantada, en promedio, se destruyen tres hectáreas” 534 .
La Macarena no es el único espacio natural protegido en esta situación: “de los 50
Parques Nacionales Naturales colombianos, 13 tienen cultivos de coca que sumados
corresponden a 5.364 hectáreas de tierra” 535 . Tanto los Estados Unidos como el
gobierno colombiano como los propios narcos están creando las condiciones para
hacer inevitable la fumigación. Para impedir la erradicación manual de los cultivos
ilegales, han llenado los caminos de minas antipersonales. Estos explosivos
permanecen peligrosos durante 50 años y son causa de muchas muertes y
mutilaciones en todo el mundo, especialmente entre los pobladores más pobres.
“Parques naturales como El Nudo de Paramillo, la Sierra Nevada de Santa Marta
y La Sierra de la Macarena son los que han presentado mayor número de
incidentes por minas antipersonal” 536 .
En Estados Unidos, se utilizan migrantes ilegales para cultivar marihuana en el
Secoya Nacional Park, en California 537 . También se encontraron cultivos ilegales
224
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
en Parque Nacional El Mirador-Río Azul, Guatemala y en Parque Nacional
Caazapá, Paraguay; en Parque Nacional Maddidi, Bolivia. En Perú, se registraron
cultivos ilegales en el Parque Nacional del Manu, Parque Nacional Bahuaja
Sonene, Parque Nacional Cordillera Azul, Parque Nacional de Otishi, Parque
Nacional Tingo María, Santuario Nacional Tabaconas y Parque Nacional
Yanachaga–Chemillén.
En los espacios urbanos, la pérdida de la cultura del trabajo se extiende en el
tiempo: en muchos sitios, ya ingresan a la edad laboral los hijos de personas que no
han podido trabajar nunca. En estos sectores, la propuesta de dinero fácil
actuando como distribuidores minoristas de drogas encuentra personas que
aceptan.
Por supuesto, el problema no son los pequeños sino los grandes, sin los cuales los
pequeños no existirían. A pesar de las reiteradas desmentidas, lo cierto es que la
presencia de los narcos en los circuitos políticos locales ha ido creciendo en los
últimos años en varios países latinoamericanos. El deterioro del Estado significó la
creación y ampliación de “tierras de nadie”, es decir, espacios sobre los cuales la
autoridad del Estado es meramente formal. Allí comienzan a actuar los narcos
como integrantes de las fuerzas vivas locales. A veces colaboran con las
cooperadoras escolares, otras con los dispensarios médicos. En casos extremos,
realizan grandes donaciones para ganarse el apoyo o la complicidad popular, como
el caso de Pablo Escobar Gaviría, el jefe narco colombiano 538 . Lo importante, más
allá de las diversas anécdotas, es que comienzan a asociarse a pequeños líderes
barriales y a colaborar en sus respectivas carreras políticas. De este modo se va
formando una trama de alianzas locales que aparece como un hecho consumado
ante los principales responsables políticos. Para los líderes, se trata de simular que
ignoran quiénes los están respaldando o de rechazar explícitamente ese apoyo. En
muchos casos, prefieren sumar apoyos sin preguntar de dónde vienen 539 .
En todo esto, la idea de que la legalización de las drogas podría ser una medida útil
es un simple reconocimiento de la incapacidad de los Estados de controlar el
problema. Desde signos ideológicos muy distintos, de la izquierda a la derecha, se
argumenta que las mafias se apoyan en la prohibición y que bastaría con legalizar
las drogas para hacerlas desaparecer. Y que bastaría un impuesto al uso de drogas
para bajar su consumo. Suelen dar como ejemplo la prohibición del alcohol en los
Estados Unidos, a principios del siglo XX, que permitió el desarrollo de bandas de
contrabandistas y gángsters, entre ellos la del conocido Al Capone.
Hay, sin embargo, una diferencia sustancial entre ambas situaciones. Y es que el
alcohol se ha utilizado en todas las culturas humanas desde la prehistoria. La
prohibición no se debió a razones sanitarias, sino a una interpretación extrema de
la concepción protestante, que considera pecaminoso beber alcohol. Su consumo en
dosis socialmente aceptadas no genera daños a la salud. Por el contrario, las drogas
alucinógenas son adictivas y dañan el sistema nervioso en cualquier dosis.
En cuanto a la idea de bastaría autorizarlas para hacer desaparecer las mafias,
vale la pena recordar que nadie intentó nunca prohibir el petróleo. Y que las
mafias asociadas a los intereses petroleros han cometido crímenes innumerables,
financiado golpes de Estado, dictaduras y guerras durante todo el siglo XX. De
225
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
modo que la legalización de una mercancía no es razón suficiente para que
desaparezcan las mafias. Esta ilusión de que el mercado puede solucionar
mágicamente los problemas, es, también, una característica de nuestro tiempo.
AÚN NO SE RECONOCE EL DERECHO AL SOL
El testamento artístico del gran director de cine Asirá Kurosawa es su película
Madadayo. Como en el juego de las escondidas, la muerte le pregunta al
protagonista: “Estás listo”. Y él responde “Todavía no” (en japonés, “Madadayo”).
Uno de los momentos culminantes de esa película es la movilización de los
discípulos del anciano profesor para evitar que una construcción moderna le quite
el sol que recibe su vivienda. Se trata de uno de los pocos testimonios artísticos que
existen sobre la lucha por el derecho al sol. Esta historia está relacionada con las
torpes medidas de política energética que adoptan muchos de los gobiernos
latinoamericanos, y su absoluto desconocimiento de las posibilidades de las
energías renovables.
Durante décadas, la única variable que la política energética consideró fue la
oferta. En la etapa industrial se llegaron a construir índices que medían el
bienestar material de un pueblo en función del consumo de energía. La
desesperación energética continúa en esta etapa: se siguen haciendo represas, a
menudo con estudios muy precarios de impacto ambiental. También se continuó
con la construcción de centrales energéticas de carbón, a pesar de su enorme
producción de gases de efecto invernadero. Y cada tanto, los gobiernos de la región
ensayan algún avance en energía atómica, en periódicos intentos de comprobar si
la población ya ha olvidado las trágicas consecuencias del accidente de Chernobyl.
En la medida que muchos sectores políticos tuvieron alguna asociación con
empresas productoras de energía, se mostraron con orgullo las grandes obras del
sector. Y se confundieron deliberadamente las ventas de las empresas energéticas
con el bienestar de la población.
Sabemos que esa proporcionalidad encubre un engaño: el despilfarro energético
no genera mayor bienestar. Por el contrario: con formas de energía caras y cuya
producción provoca serios impactos ambientales, el ahorro energético puede
generar mayor bienestar que su consumo excesivo. Ya en esa época Barry
Commoner había medido el ahorro de energía en climatización que significaría en
los Estados Unidos construir edificios con ventanas que pudieran abrirse 540 .
En consecuencia, en vez de aumentar indefinidamente la producción de energía
(con los conocidos impactos ambientales), se podría tratar de ahorrar en el
consumo. Se ensayaron algunas medidas cosméticas, como reducir la iluminación
de los edificios públicos o utilizar lamparitas de bajo consumo, con más efectos
periodísticos que energéticos.
Por un lado, es bueno que alguna vez alguna autoridad descubra que la ecuación
energética tiene tanto oferta como demanda. Pero está claro que falta una reflexión
sobre los mecanismos de despilfarro de energía en nuestra sociedad. Una breve
recorrida por un shopping o un centro comercial nos mostrará bastante más que
una cuestión de lamparitas. ¿Cuánta energía gastan las heladeras que no se
cierran? ¿Y los comercios con aire acondicionado que no tienen puertas? ¿O el
226
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
aire acondicionado de las habitaciones vacías de los hoteles? ¿Alguien calculó el
ahorro de energía que representaría obligar a que todos los edificios que se
construyen tengan ventanas que se abran?
Pero además, tenemos formidables avances en el desarrollo de las tecnologías
eólica y solar, tanto activos como pasivos, que parecen no ocupar ningún lugar en
las políticas energéticas. Una simple recorrida por nuestras ciudades nos muestra
que las ventanas que dan al norte son iguales que las que dan al sur, aunque no
reciben el sol de la misma manera.
Bastarían algunas modificaciones a los Códigos de Edificación de nuestras
ciudades para estimular diseños adecuados a las condiciones bioclimáticas locales,
que representen ahorros energéticos mucho más sustanciales que el cambio de las
lamparitas. ¿Cuántos ventiladores o aires acondicionados ahorra un alero bien
colocado (que haga sombra cuando se necesita) o una ventilación cruzada?
¿Cuánta energía ahorran cocinas y callejones solares? ¿Cuánta pérdida de energía
ahorra un buen crecimiento?
En la vivienda rural aislada, ¿para qué usar 220 voltios? ¿Por qué no pensar en
cargadores eólicos de baterías (como las usadas en los camiones o los ómnibus, por
ejemplo), que proporcionen los mismos servicios que la electricidad de red?
Y podríamos seguir indefinidamente hasta llegar a la conclusión de que el
problema central no es energético sino institucional y hace a la calidad de las
decisiones que se toman. Quienes decidieron esas precarias medidas no pensaron
en consultar a los científicos que hace muchos años vienen trabajando el tema. Y
quienes conocen del tema aún no salieron a decir con claridad que se está
perdiendo la oportunidad de una reflexión inteligente, con medidas mucho más
útiles y efectivas.
De modo que lo importante es abrir un diálogo más amplio sobre la cuestión
energética. Pero esto requiere solucionar los problemas legales vinculados con el
derecho al sol. Sucede que para que alguien haga inversiones en el
aprovechamiento adecuado de la energía solar, es necesario asegurarle que vaya a
tener sol y que nadie se lo tape. De lo contrario, ¿por qué invertir en algo que no
podremos llegar a usar?
Sin embargo, en la mayor parte de nuestros Códigos Civiles no consideran al
asoleamiento como un derecho adquirido. Es decir, que lo pueden tapar sin que
haya forma de impedirlo y ni siquiera están obligados a indemnizar al que dejen
en la sombra. Por eso, reconocer el derecho al sol es el primer paso hacia un uso
racional de la energía.
AMBIENTE Y SALUD
La insuficiente formación ambiental proporcionada en muchas escuelas de
medicina ha llevado a subestimar con frecuencia los efectos ambientales sobre la
salud. En Buenos Aires ha habido una sistemática negativa oficial a realizar
estudios epidemiológicos sobre los daños provocados por la contaminación del
Riachuelo. Entre el 2002 y el 2007, las autoridades rechazaron los reiterados
227
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
pedidos de la Defensoría del Pueblo de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires
en ese sentido.
Paralelamente, la concepción con que se enfoca el avance de las ciencias médicas
tiende a reforzar los aspectos individuales y subestimar las condiciones sociales en
la investigación sobre las enfermedades. Tal vez no sea casual que en esta etapa
histórica la opinión predominante entre médicos y economistas coincida en
resaltar la mirada sobre lo individual y dejar de lado lo social. En el caso de las
enfermedades originadas en la contaminación, es significativo comparar algunos
esfuerzos de distracción con los realizados por científicos del siglo XIX para tratar
de demostrar que el cólera no guardaba relación con la pobreza.
El siguiente párrafo es una muestra desconcertante del modo en que gran parte de
las ciencias médicas no están a la altura de las exigencias actuales: “En el estudio
ISAAC se demostró que la contaminación ambiental no es un factor de riesgo
importante para el desarrollo de asma. En Latinoamérica, la contaminación
atmosférica aparece jugando un rol paradojal: en localidades con mayor
contaminación, la prevalencia de asma no fue mayor; por el contrario, la tendencia
fue a ser menor, como se ha observado y descrito previamente en estudios
europeos. La aplicación del estudio ISAAC en Chile encontró que en localidades
con alta contaminación atmosférica (Santiago Centro y Santiago Sur) hubo una
prevalencia actual de síntomas de asma igual o menor que en lugares con mucho
menor contaminación como Valdivia y Punta de Arenas. Este hallazgo ha sido
también informado por Oyarzún y colaboradores en Chile, cuando estudió la
prevalencia de síntomas sugerentes de asma y reactividad bronquial,
respectivamente, en niños de ciudades con niveles notablemente diferentes de
contaminación del aire, encontrando que las prevalencias fueron iguales o menores
en ciudades con alto grado de contaminación atmosférica. Se especula que quizá la
vía aérea consigue acostumbrarse a la inhalación crónica de aire contaminado y
subsecuentemente disminuye su respuesta. Este mecanismo adaptativo resultaría
en una disminución de la respuesta sintomática de la vía aérea en los individuos
crónicamente expuestos” 541 .
Sin duda que el sueño de todos los contaminadores es demostrar que el organismo
humano se acostumbra a inhalar sustancias tóxicas sin que provoquen daños a su
salud, pero hace falta algo más que una especulación para demostrarlo. Lo
sugestivo es que los autores hayan preferido lanzar esa hipótesis antes que
cuestionar las cifras de su estudio. Por ejemplo, podríamos tener en cuenta que los
más contaminados son siempre los más pobres y que existe siempre un subregistro
de las enfermedades de los pobres, que no suelen acudir a los servicios de salud, a
menudo por no saber que están a su disposición. Es decir, que sus enfermedades no
suelen figurar en las estadísticas oficiales. Si revisamos los datos de este modo, tal
vez volvamos a encontrar que los contaminados se enferman también de asma.
La situación del Polo Petroquímico del Dock Sud. parece calcada de la de Cubatao,
aunque el Dock aún no tiene la prensa internacional que tiene Cubatao, pero la
merece. Se trata de un polo petroquímico que creció sin ninguna clase de normas
de seguridad ni de prevención. Simplemente se permitió que las empresas
contaminantes se ubicaran juntas, sin que haya ni siquiera un plan de contingencia
de conjunto para cualquier eventualidad. Centenares de tanques de combustible y
228
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
de sustancias tóxicas significan un peligro latente para una amplia zona del Gran
Buenos Aires y una amenaza diaria para sus vecinos.
Dock Sud está en Avellaneda, junto a la desembocadura del Riachuelo y sus
condiciones ambientales no pueden comprenderse si no tenemos en cuenta cómo ha
sido el modelo de desarrollo territorial del Gran Buenos Aires. Y es que la única
manera que encontraron para lograr amplias zonas en buenas condiciones
ambientales fue concentrar la contaminación en el Sur. Y, en consecuencia,
especializar a Avellaneda en actividades contaminantes. Lo difícil de la situación es
que Avellaneda muere de lo mismo de lo que vive. Si se eliminaran todas las
actividades contaminantes, no quedarían muchas fuentes de trabajo en un lugar al
que se lo especializó en actividades insalubres, sin preguntar la opinión de sus
habitantes.
Junto al Polo Petroquímico, Villa Inflamable es un asentamiento ubicado sobre los
residuos tóxicos que las destilerías fueron arrojando a un costado de sus
instalaciones. El nombre del lugar está asociado a una advertencia: los viejos
pobladores avisan alos nuevos que no deben hacer un asado apoyando las brasas
sobre el suelo sino que deben levantar la parrilla, porque corren el riesgo de las
llamaradas producidas por los gases que se acumulan debajo de la tierra. Sus
habitantes tienen todas las enfermedades de la contaminación, desde problemas
bronquiales hasta quemaduras en la piel por ácidos que les caen del cielo. Un
estudio realizado por apoyo de la Agencia de Cooperación del Japón reveló a
principios del 2003 que el 50 por ciento de los niños de Villa Inflamable tienen
niveles elevados de plomo en la sangre y muchos de ellos tienen también otros
varios contaminantes que dañan su salud.
Se trata del punto más crítico, pero existen importantes daños a la salud en todo el
barrio del Dock Sud, donde con frecuencia las escuelas suspenden las clases por
escapes de gases y donde los vecinos se han acostumbrado a que esos gases les
sequen las plantas y les maten las mascotas. La contaminación llega más allá, ya
que en el barrio porteño de la Boca hay niveles muy elevados de asma y otras
enfermedades bronquiales, subregsitrados por las autoridades. Un relevamiento
efectuado en las farmacias de La Boca encontró que la composición de
medicamentos que vendían era muy diferente de la vendida en la zona próxima a
los grandes parques de Palermo. Precisamente en La Boca se vendían
medicamentos para tratar el asma y otras enfermedades respiratorias 542 . Hay
motivos para pensar que los gases del Dock Sud tienen la mayor parte de la
responsabilidad. De este modo, hablar de contaminación es, antes que nada, hablar
del daño evitable que hace a la salud humana.
La lentitud en los avances en medicina ambiental es, sin embargo, mundial.
Tenemos numerosos estudios toxicológicos que muestran los umbrales en los cuales
determinadas sustancias tóxicas causan daños a la salud. Pero también tenemos en
el mercado muchísimas sustancias químicas cuyos efectos sanitarios no han sido
estudiados o lo han sido de un modo muy precario (por ejemplo, sólo en los riesgos
de intoxicación aguda pero no crónica).
Pero el mayor desconocimiento es sobre los efectos de sinergia, tanto en el
ambiente como en el propio organismo humano. Me refiero a las interacciones
229
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
entre sustancias distintas, que potencian sus efectos mutuamente. Una de las más
sencillas y ya conocida desde hace tiempo, es que las personas que fuman absorben
con mayor facilidad algunos los gases nocivos, como por ejemplo el plomo, en tanto
que los no fumadores tienen mejores defensas en este caso.
Esto debería llevarnos a establecer umbrales de tolerancia de paquetes de
contaminantes tomados en conjunto. Sin embargo, sólo tenemos tablas de
contenidos admisibles de determinados contaminantes, tomados de uno en uno.
Sabemos que no es lo mismo beber una cantidad mínima de mercurio, que
agregarle otros tóxicos como plaguicidas, cromo, hidrocarburos, nitratos, etc. ,
todos ellos en cantidades mínimas, pero esta percepción no s erefleja en nuestras
normas. Por el contrario, a medida que se contaminan las fuentes de agua potable
y el agua de red va empeorando su calidad, se aprueban normas que aceptan
mayores niveles de contaminantes en el agua que entregan los servicios públicos.
Los conflictos ambientales son, como siempre, situaciones complejas y trabadas,
como lo muestra la presencia de clorofenoles en el agua para consumo. Estas
sustancias son consecuencia de las descargas industriales y cloacales en los mismos
cursos de agua de los que se obtiene el abastecimiento de la población. Las
descargas cloacales y la consiguiente contaminación bacteriana obligan a clorar el
agua para consumo. Pero, si bien todos coincidimos en que el cloro es mejor que el
cólera, recordemos que el cloro es una sustancia muy activa, que se combina
rápidamente con otras, entre ellas, con los contaminantes del agua. El resultado es
que en las plantas potabilizadoras ingresa agua que contiene (entre otras muchas)
una gama de sustancias tóxicas llamadas fenoles. Al clorar el agua, se forman
clorofenoles, cuyos efectos sobre la salud son peores que los de los fenoles. Entre
otros, se los considera posibles agentes de los cánceres de colon, cuya expansión
reciente ha sido muy rápida.
CONFLICTOS AMBIENTALES Y MOVILIZACIÓN CIUDADANA
En esta fase de desarrollo, los conflictos ambientales están asociados a situaciones
de movilización ciudadana. El conjunto de herramientas participativas
implementadas a partir de la ECO´92 dan un sello especial a este tipo de
situaciones. Un estudio de CLACSO realizado sobre los conflictos vinculados con
la explotación petrolera en la Amazonia ecuatoriana señala como un error la
estrategia de negociar separadamente cada problema en vez de fijar una estrategia
de conjunto:
“La multiplicación de acuerdos o convenios que conlleva la negociación caso por
caso no garantiza la "paz social" a un Estado y a una industria que padecen de
una imagen generalmente negativa entre la población amazónica y se volvieron el
blanco de los movimientos ecologistas e indígenas. Por otro lado, la aplicación de
un modelo de relaciones comunitarias de corte asistencial y contingente impide a la
población local participar de los supuestos beneficios socioeconómicos de las
actividades petroleras, aunque ésta siga sufriendo sus impactos sociales y
ambientales negativos. En este sentido, el manejo de conflictos por las diferentes
unidades de Petroecuador implicadas puede ser "eficiente" a corto plazo pero es
inoperante a largo plazo. Este efecto perverso de los mecanismos de negociación
caso por caso, es una clave esencial para entender la radicalización de los conflictos
230
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
ambientales en el país. Por último, se vuelve un factor de crisis de gobernabilidad
democrática, no sólo al obstaculizar la armonización de las políticas públicas hacia
un modelo de desarrollo sostenible, sino también al impedir la participación de la
sociedad civil en la definición del mismo 543 .
Podemos destacar, sin embargo, que, esa estrategia es común a otras empresas
petroleras en situaciones de conflicto ambiental. Este criterio de negociación
(estimulado por los respectivos Gobiernos) sin duda dificulta la participación
ciudadana, y tal vez no sea ingenua la actitud de empresarios y funcionarios al
elegir ese camino.
En la Amazonia brasileña, el movimiento social de los trabajadores del caucho
propuso una forma de explotación sustentable: las reservas extractivas, que
seguirían un modelo semejante al de las Reservas de la Biósfera de la UNESCO,
aunque con un fuerte arraigo en la cultura productiva local. El proyecto fue
impulsado por el conocido activista ambiental Chico Mendes y está basado en
principios cooperativos de los trabajadores del caucho.
“La reserva extractivista es la reforma agraria de los siringueros. Es el
reconocimiento de áreas de la selva, ocupadas tradicionalmente por siringueros y
otros extractivistas, como áreas de dominio de la Unión, con usufructo exclusivo de
los siringueros organizados en cooperativas o asociaciones. En las reservas
extractivistas, no hay títulos individuales de propiedad. En ella será respetada la
cultura y las formas tradicionales de organización y de trabajo de los siringueros,
que continuarán a realizar la extracción de productos de valor comercial como la
borracha, la castaña y muchos otros, así como la caza y la pesca no predadoras,
juntamente con pequeños cultivos de subsistencia en armonía con la regeneración
de la selva. Las reservas extractivistas no serán áreas inviables económicamente:
garantizada la selva, los siringueros organizados aumentarán la productividad,
introduciendo innovaciones tecnológicas adecuadas. Además de eso, darán
continuidad a la creación de escuelas, puestos de salud y cooperativas creadas por
siringueros. La reserva extractivista no es apenas la reforma agraria de los
siringueros, mas también una forma de preservación de la naturaleza por los que
de ella dependen, y una alternativa económica para la Amazonia” 544 .
El asesinato de Chico Mendes ocurrido en 1984 marcó los límites de las propuestas
de transformación en ese entorno. Los proyectos de Mendes recibieron más apoyo
simbólico y emotivo que político, mientras los proyectos oficiales apuntaban
principalmente a transformar la selva amazónica en humo y soja.
LAS CIFRAS DEL DETERIORO AMBIENTAL.
En esta etapa hay una amplia reflexión sobre los daños ambientales y se
generalizan los estudios de detalle, que los evalúan de un modo cuantitativo. En
México, un informe gubernamental señala en la década de 1980 que: "El 50 por
ciento del territorio nacional sufre erosión en diversos grados, el 90 por ciento del
bosque tropical ya ha sido destruido, la contaminación está presente en la mayoría
de los ríos y cuerpos de agua, y miles de especies vegetales y faunísticas han
desaparecido o se encuentran en peligro de extinción, todo esto aunado al elevado
porcentaje (50 por ciento) de desnutrición que la población mexicana sufre” 545 .
231
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
En Argentina, de 1.100.000 kilómetros cuadrados de bosques naturales que
contabilizó el censo forestal de 1935 sólo quedaban en 2004 poco más de 330.000.
En aquel entonces, el 39 por ciento del territorio nacional estaba cubierto de
bosques; hoy, la superficie boscosa no llega al 12 por ciento 546 . En la provincia más
depredada por la actuación de la empresa británica La Forestal, la proporción es
la misma que la del conjunto del país: en 1935, la superficie de bosques y montes
naturales en la provincia de Santa Fe sumaba 59 mil kilómetros cuadrados. En
2004, apenas quedaban 8.253 kilómetros cuadrados. Solamente el 13,98 por ciento
de lo que había siete décadas atrás.
La deforestación, además, se hace con un pretexto económico pero resulta
finalmente improductiva. Un cantidad de “hasta el 80 por ciento de la tierra
deforestada no se cultiva cada año, en virtud de largos barbechos forestales” 547 .
En la Amazonia brasileña se calcula que más del 95 por ciento de los productos
forestales de las tierras desmontadas se queman o se pudren en el suelo 548 .
El auge de los restaurantes de comidas rápidas significó un enorme movimiento
económico que permitiera poner millones de hamburguesas en todos esos platos.
La lógica de la situación llevó a criar ganado barato sobre tierras baratas. Es
decir, no tiene sentido criar reses de calidad para producir después carne picada.
En consecuencia, se dejaron los buenos suelos para las buenas vacas y se inició una
expansión sobre la selva tropical para producir vacas que pudieran comerse con
salsa ketchup. Muchos de estos suelos están en América Central. En Estados
Unidos, se acusó en reiteradas oportunidades a la empresa McDonald´s de destruir
las selvas de América Latina para transformarlas en hamburguesas. En algunos
casos, mediante el pastoreo en áreas deforestadas para ello. Enm otro, alimentando
al ganado con soja alí cultivada.
LA AFECTACIÓN DE LA FAUNA
La existencia del Convenio CITES posibilita comenzar a definir algunas
estrategias contra el tráfico ilegal de fauna. Se definen listados de especies
amenazadas y se intenta establecer controles a su comercio nacional e
internacional. Sin embargo, en muchos sitios, este control es puramente formal.
En todas partes los pobladores locales continúan cazando especies de fauna
(protegidas o no) para autoconsumo y para vender a acopiadores que revenden a
las redes comerciales. A menudo, esas redes trabajan en el borde de la legalidad,
vendiendo ejemplares cuya caza ha sido autorizada con otros de caza ilegal.
Muchos criaderos actúan para blanquear pieles de animales que han sido cazados
en forma ilegal.
En otros casos, ocurre a la inversa: se crían y domestican animales de fauna para
que no huyan ante la presencia humana. Sofisticados turistas internacionales
llegan a estancias ubicadas en sitios alejados, con el compromiso de “satisfacción
garantizada”. Allí los guías los llevan a senderos donde sus empleados acaban de
soltar animales mansos o drogados, que, por unos cuantos miles de dólares, son
fusilados por los “cazadores” 549 . El trofeo obtenido sin riesgos, acompañado de las
232
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
fotografías de la aventura, permite contar historias de falso coraje en el país de
origen del turista.
Si bien los reptiles se encuentran entre las especies más amenazadas, las tortugas
continúan vendiéndose como mascotas en casi todas partes. Su principal mercado
son las grandes ciudades, ya que los millones de personas que se hacinan en
departamentos de pequeño tamaño prefieren ofrecer tortugas a sus niños en vez de
gatos o perros. Paradójicamente, su cría en cautiverio a escala comercial es casi
inexistente.
Por otra parte, la presión de las empresas de peletería lleva a menudo a autorizar
la extracción de cantidades mayores de ejemplares de los aconsejables en función
del tamaño de las poblaciones silvestres. Agreguemos que no siempre se cuenta con
presupuesto para efectuar estimaciones científicas del volumen de esas
poblaciones. Los valores quedan entonces sujetos a la discrecionalidad del
funcionario.
Como ocurre con cualquier otra mercancía, los momentos de aumento de precio de
las pieles en el mercado internacional generan presiones adicionales.
Habitualmente esos momentos llevan a declarar como plaga a alguna especie antes
protegida, para permitir su caza y exportación en mayores volúmenes. Tal fue el
caso del zorro colorado patagónico, que en algunos años fue tratado como especie
perjudicial, ya que depreda las crías de los ovinos. Sin embargo, el balance de su
relación con la ganadería es favorable, ya que su dieta principal son los roedores
silvestres, que compiten con el ganado por los escasos pastos patagónicos. Es decir,
que el zorro se come algunas ovejas, pero desde su lugar en el ecosistema, favorece
la actividad ganadera 550 .
Es semejante la situación de los jaguares en los Llanos de Venezuela. Al prohibirse
el comercio de sus pieles (por tratarse de una especie en peligro de extinción), sus
valores en el mercado negro aumentaron. Inmediatamente los ganaderos del llano
presionaron para que se permitiera la caza de esos predadores que se comían su
ganado. Sin embargo, se observó que las campañas para exterminar los jaguares
no sólo no provocaban una disminución de los ataques al ganado sino que parecían
aumentarlos. Un estudio sobre el comportamiento de estos felinos reveló que la
mayor parte de los ejemplares caza animales de fauna y son pocos los que atacan al
ganado. Además, son territoriales y no invaden el territorio de otros jaguares. De
este modo, un jaguar que caza fauna mantiene lejos a los que cazan vacunos. La
matanza indiscriminada de jaguares modifica sus complejas relaciones
territoriales y facilita el acceso al ganado de los jaguares que comen vacunos 551 .
En ambos casos, al ganadero le resulta económicamente rentable que existan esos
predadores, aunque por sus tradiciones no resultán fáciles de convencer.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
Paraguay actúa como un fuerte exportador de fauna, tanto propia como de países
limítrofes. De las especies en riesgo, podemos mencionar especialmente los felinos
manchados, usados para abrigos de lujo y los monos para laboratorios 552 . Se ha
exportado por Paraguay fauna del Pantanal brasileño, pero también lana de
vicuñas cazadas en Bolivia y Argentina 553 .
Un factor importante ha sido el cambio de hábitos y valores de gran parte de la
población consumidora, que está dejando de valorar los tapados de piel como
símbolos de status. Están dando su fruto las intensas campañas realizadas por los
ecologistas, con mensajes del estilo de: “Usted quiere una piel de zorro. El zorro
también. Y él la necesita más que usted” 554 .
EL IMPACTO AMBIENTAL DEL TURISMO.
En esta etapa no sólo se unifica la economía internacional, sino que también se
produce una circulación sin precedentes de personas. El turismo mundial alcanza
niveles elevadísimos. En la etapa anterior, el auge industrial introdujo la
costumbre de las vacaciones y la industria del ocio, lo que extendió a amplias capas
sociales la práctica de viajar dentro del país. En esta etapa, el turismo
internacional es una actividad en continua expansión, a punto tal que, a medida
que se saturan los destinos turísticos conocidos, las empresas del ramo buscan
nuevos, a menudo sin preocuparse por el impacto que tendrá esta actividad sobre
los bienes naturales y culturales que sirven de atracción turística.
Lo primero a destacar es su incidencia sobre la salud de los habitantes del área
receptiva. Para casi todo el mundo, la construcción de un aeropuerto es una buena
noticia porque supone la creación de fuentes de trabajo. En cuanto a su impacto
ambiental, la mayor parte de los estudios lo reducen al problema del ruido, tal
como se hizo en algunos estudios clásicos sobre aeropuertos norteamericanos.
Efectivamente, el ruido fue el tema que los vecinos llevaron a la Justicia. Pero no
es la única afectación a la salud y tal vez ni siquiera sea la principal.
Las empresas de turismo toman como referente para ofrecer nuevos destinos a las
declaraciones de Patrimonio de la Humanidad que realiza la UNESCO. Se estima
que la sola inscripción de un bien natural o cultural en la Lista del Patrimonio
Mundial puede aumentar su flujo turístico en un 30 por ciento 555 .
Las islas Galápagos (pertenecientes a Ecuador) son un ejemplo de conflictos
ambientales acelerados por el turismo. Para Ecuador, las Galápagos fueron una
frontera lejana. Situadas mar adentro, a mil kilómetros de la costa, había razones
geopolíticas para ocuparlas antes de que lo hiciera otro país. Había un factor
adicional de tensión, ya que Ecuador había sido derrotado por Perú en una guerra
en 1941, en la que había perdido territorios sobre los que tenía reclamaciones
históricas. Se repartieron tierras y se trató de radicar población en islas con muy
escasa disponibilidad de agua potable.
Como se sabe, las islas jugaron un rol importante en la construcción de la teoría de
Darwin sobre la selección natural. En 1959, con motivo del centenario de la
publicación de “El origen de las especies”, se crea allí un Parque Nacional. La
estrategia fue utilizar el turismo para financiar la investigación científica. Sólo que
234
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
lo esencial de Galápagos (y lo que estudió Darwin) son las pequeñas variaciones en
la diversidad biológica originadas es el aislamiento. El turismo reorganiza el
espacio isleño y genera intercambios biológicos que antes no existían.
“Los continuos viajes entre el continente y las islas y entre las islas, favorecen el
intercambio de especies, la instalación de nuevas variedades que nunca existieron,
como mamíferos ungulados e incluso, recientemente, dos especies de anfibios, algo
insólito en tierras secas. El fin del aislamiento genético de poblaciones que
evolucionaron largo tiempo de forma independiente se expresa en el creciente
número de especies introducidas: es ese el mayor riesgo ambiental y el más difícil
desafío presente a la conservación de la vitalidad de los ecosistemas isleños. 556 ”
En Argentina, la declaratoria de la Quebrada de Humahuaca (Argentina) como
Patrimonio de la Humanidad, sin ningún plan de manejo disparó una
desenfrenada especulación que desplazó a los pobladores locales de las áreas
urbanas. Se construyeron hoteles que enviaron sus desagües cloacales sobre los
pequeños cursos de agua utilizados por las poblaciones. La venta de falsas
artesanías producidas en escala industrial fuera de la zona amenazó la subsistencia
de las auténticas tradiciones artesanales. Y la producción agraria quedó orientada
a la venta de maíces de colores para los turistas, poniendo en riesgo los cultivos
tradicionales de la zona 557 .
El carnaval de Oruro fue, también, declarado Patrimonio de la Humanidad, lo
que significó un incentivo para realizar espectáculos cada vez más magníficos. Sólo
que los tradicionales disfraces se realizan con materias primas extraídas de la
fauna local. Caparazones de quirquinchos y plumas de cóndores y de suris (el
ñandú enano de la Puna) son reflejos de una presión que la fauna no está en
condiciones de resistir.
De un modo semejante, el centro histórico de Cartagena (Colombia) se ha
preservado al precio de estar rodeado de una proliferación de hoteles
internacionales, ubicados en rascacielos de dudosa calidad arquitectónica y un
área muy amplia de asentamiento precarios, de población marginada que
proporciona servicios a los turistas. Entre todos, contaminan las mismas playas
que sirven de atractivo a ese turismo. Afortunadamente para la salud de los
turistas, la construcción de una avenida costanera ha erosionado gran parte de las
playas, dejándolas sin arena y, en consecuencia, inutilizadas 558 .
LOS DESASTRES AMBIENTALES
En esta etapa cobra fuerza la idea de la prevención de desastres como una
estrategia unificada. Se comienzan a encontrar los puntos comunes entre eventos
tales como un huracán, un terremoto o un accidente químico. El debate tiende a
superar el viejo modelo militar de la defensa antiaérea pasiva, que consistía en dar
instrucciones a los civiles sobre cómo actuar ante un bombardeo del enemigo. Por
el contrario, se abre camino una concepción que busca construir una sociedad
resistente a las emergencias, basada en la máxima información posible para toda la
sociedad. La diferencia es que para el modelo anterior, una emergencia era un
tema de Defensa Civil, en tanto que para este modelo los actores son todos los
habitantes. Una consecuencia es la divulgación de los respectivos alerta
235
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
meteorológico, con indicaciones sobre la mejor conducta a seguir en cada caso.
Antes se tendía a ocultarlos “para no alarmar a la población”. Sin embargo, este
avance en las concepciones entra en contradicción con el retroceso social y de las
funciones del Estado.
El crecimiento de las ciudades sobre áreas de fuerte inestabilidad geológica y la
falta de previsión en las inversiones de riesgo son dos factores que aumentan los
riesgos de desastres ambientales. Al mismo tiempo, el desmantelamiento de las
funciones del Estado significa dejar indefensas a las poblaciones que pueden estar
en situación de riesgo.
Un aspecto común a los diferentes desastres ambientales es la actitud de las
autoridades de reducir o adulterar la cifra oficial de víctimas, para tratar de evitar
las implicancias políticas de los mismos. En el caso de la voladura de un barrio en
Guadalajara por un escape de gas que viajó por las alcantarillas, “uno de los datos
que quedó sin dilucidar fue el relativo al número de muertos. La cifra dada por el
gobierno no fue creída. Los testigos tenían la percepción de una gran cantidad de
cuerpos destrozados que el gobierno no contabilizaba oficialmente. Cada casa
perdida representaba un hogar, una historia de una familia con sus afectos, sus
recuerdos, sus bienes adquiridos a través de años de trabajo y esfuerzo familiar.
No sólo fueron dañadas calles y casas. Se destruyó en parte un barrio con mucha
historia” 559 .
El terremoto de ciudad de México del 19 de septiembre de 1985 es un ejemplo de
cómo la negligencia y la corrupción potencian los efectos de un desastre. El evento
causó 5.200 muertos y 1.500 desaparecidos, la destrucción de 400 edificios y más de
20 mil viviendas. El debilitamiento de los mecanismos de control permitió que se
contruyera en zona sísmica sin las adecuadas previsiones. Una proporción muy
alta de los edificios que se cayeron eran de construcción muy reciente, y no habían
cumplido las normas antisísmicas. Nuevamente, los desastres naturales no existen.
En abril de 2008 se produce un enorme incendio de vegetación natural
(principalmente pastizales, pero también árboles nativos e implantados) en el Delta
del Paraná. El incendio afecta entre 60 y 70 mil hectáreas y dura un mes entero.
Por varios días, las ciudades de Buenos Aires y Rosario quedan envueltas en humo,
cuyas consecuencias sobre la salud se esconden. Se informa a la población que los
niveles de gases tóxicos existentes en el aire que respiran millones de personas
están dentro de los niveles admisibles. Sin embargo, se omite que se trata de niveles
admisibles para respirar durante una hora, no durante varios días, como dura el
fenómeno.
Para eludir su responsabilidad, el Gobierno denuncia a los propietarios y
arrendatarios de los campos, que habrían provocado los fuegos para preparar las
tierras para la explotación ganadera. Sin embargo, la Secretaría de Ambiente
tardó casi dos semanas en actuar. Cuando lo hizo, ya la situación estaba fuera de
control y las autoridades no disponían de aviones hidrantes ni tenían los equipos
preparados porque habían decidido que en los meses de abril, mayo y junio no
podían producirse incendios en el país 560 .
236
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
EL DESLAVE DE VARGAS
En los últimos días de 1999, se produce en el norte de Venezuela un desastre
ambiental largamente anunciado. Ante una lluvia torrencial y prolongada, ceden
los suelos de los cerros sobre los que se habían asentado decenas de miles de
pobladores. El asentamiento masivo de los pobres en los cerros es un fenómeno que
no fue atendido por razones políticas. Era conocido el hecho de que la vegetación
natural de las laderas retiene el suelo y que la deforestación que hacen los
ocupantes precarios genera condiciones de muy alto riesgo geológico.
El evento tenía antecedentes que no habían sido tenidos en cuenta, ya que no se
reguló la urbanización explosiva del área. “Ya para noviembre de 1938 las
torrenciales aguas del río Maiquetía (Piedra Azul) "destruyeron innumerables
viviendas construidas imprevisiblemente cerca de su cauce, ocasionando muchas
víctimas entre sus pobladores. En 1948 y en 1951 se repitieron devastadores aludes
y desbordes que afectaron todo el litoral, particularmente las hoyas de los ríos
Piedra Azul, Osorio, Punta Mulatos o Cariaco, Escondido o Macuto, El Cojo y
Camurí Chico. Para entonces el ecosistema del Ávila ya estaba contenido dentro
del espacio urbano de Caracas que continuaba creciendo desordenadamente, a
costa del medio ambiente natural que ahora rodeaba, no que la rodeaba. El
desastre de 1999 es el resultado de esa especie de "ecofagia": más de 40.000
viviendas destruidas y más de 10 mil desaparecidos“ 561 , cifra casi seguramente
subestimada. El socorro tardó varios dìas en llegar, ya que las autoridades
simplemente no podían creer lo que estaba ocurriendo.
A pesar de este trágico episodio, se siguieron ocupando las laderas montañosas de
los cerros próximos a Caracas, en zonas de riesgo geológico que no sólo sufren
tormentas tropicales, sino que también tienen riesgo sísmico, como vimos en
capítulos anteriores de esta obra 562 . Sin embargo, los textos de Humboldt indican
que el teremoto de Caracas de 1812 llegó asociado a fuertes tormentas, tal vez
provocadas por el mismo terremoto. Todos los especialistas en desastres coinciden
en que el peor escenario posible para Caracas es el de un terremoto seguido de una
tormenta tropical, lo que pondría en alto riesgo a más de un millón de personas 563 .
Para empeorar las cosas, por efectos del cambio climático, la franja de huracanes
del Caribe se aproxima cada vez más a Venezuela, y es sólo cuestión de tiempo que
lleguen allí. Sin dudas, un huracán multiplica las probabilidades de deslaves en
una zona de tan alto riesgo.
EL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL EN AMÉRICA LATINA
Los cambios que están produciéndose en las condiciones meteorológicas mundiales
encuentran a América Latina en condiciones de especial desamparo.
Todas las sociedades humanas se desarrollan suponiendo un cierto tipo de
condiciones climáticas. El clima es, para nosotros, un eje organizador y una
hipótesis implícita de continuidad. Edificamos a una cierta distancia del río,
porque allí vamos a tener facilidad de abastecimiento de agua pero, al mismo
tiempo, nos vamos a ver libres de inundaciones. Si comienza a llover más que
antes, nuestras ciudades se inundarán. Si llueve menos, tendremos problemas para
237
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
el abastecimiento de agua. Es decir, que en la mayor parte de las actividades
humanas tenemos hipótesis implícitas de regularidad climática.
Los nómades primitivos (como los judíos de la primera parte del Antiguo
Testamento) dependían del clima del momento presente, y ése fue el principal
motivo para volvernos sedentarios. Huyendo de esa forma de vulnerabilidad, nos
volvimos sedentarios y comenzamos a construir ciudades. Sólo que, al dejar de ser
nómades, cambiamos la forma de vulnerabilidad ante el clima. Dejamos de estar
tan atados al clima del momento presente, al sol y a los pastos, y comenzamos a
crear estructuras rígidas, que se vuelven vulnerables a los cambios que tiene el
clima en el mediano y el largo plazo. Cuanto más grandes las ciudades y más
complejas son las obras humanas, mayor es su rigidez, y es también mayor su
vulnerabilidad ante las variaciones climáticas. Por los condicionamientos que nos
impone nuestra cultura, nos resulta difícil de percibir la magnitud de sus efectos
sobre las sociedades humanas.
A lo largo de la historia, el clima ha cambiado muchas veces. La Grecia clásica
surgió en un momento de clima favorable en el Mediterráneo, que permitió
destinar parte de los excedentes a construir la democracia y el Partenón.
Para dar un ejemplo opuesto, la Roma antigua se desarrolló en una etapa mucho
más seca, y eso explica la proliferación de grandes acueductos en las ciudades
romanas, ya que los ríos no alcanzaban a abastecer a su población urbana. Hay
historiadores que sostienen que la decadencia del Imperio Romano influyeron los
cambios climáticos ocurridos en los primeros siglos de la era cristiana. Afirman
que hubo un momento en que se cruzó un límite agroecológico y se hizo cada vez
más difícil alimentar y sostener una ciudad de un millón de habitantes.
Tuvimos una Edad Media bastante cálida y un Renacimiento tan frío, que los
climatólogos usan la expresión "pequeña edad del hielo" para referirse al período
que va desde el descubrimiento de América hasta la segunda mitad del siglo XIX.
Estos cambios han sido habituales en nuestro planeta. Sin embargo, esta vez hay
una diferencia cualitativa: es la primera vez en la historia humana que nuestra
conducta como especie está cambiando el clima de la Tierra. Tal vez estemos
acelerando y profundizando un proceso natural que, sin la acción humana, se
hubiera dado con mucha mayor lentitud y un menor impacto sobre nuestra vida.
A partir de la revolución Industrial iniciada en Inglaterra a mediados del siglo
XVIII, la nuestra es una civilización del humo. Desde ese momento, estamos
lanzando a la atmósfera gases que están cambiando las condiciones térmicas del
planeta y provocando el efecto invernadero. En una habitación cerrada, los rayos
del sol, al atravesar un vidrio, transforman su energía lumínica en calor. Lo mismo
hacen con nuestra atmósfera los gases que emiten sin ningún control millones de
automóviles y de industrias.
Así, desde mediados del siglo XIX, la temperatura no ha dejado de subir, pero
ahora el ritmo se va acelerando. La contaminación hace que lo que en otras épocas
ocurría con lentitud, ahora suceda un ritmo que hace muy difícil la adaptación.
Para agravar las cosas, cuando se conoció el fenómeno y sus riesgos, se esperaba
una respuesta de los dirigentes políticos de las grandes potencias, que no están
actuando a la altura de la situación. Si el cambio climático ya es inevitable, lo que
nos queda es establecer una estrategia de adaptación. Y para eso, lo mejor es tener
238
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
una idea de lo que puede ocurrir en América Latina. Saber lo que se viene es la
mejor manera de poder actuar sobre eso.
Por una parte, va a hacer más calor, pero sólo en promedios generales. Esto va a
alcanzar para cambiar la intensidad de los vientos. Como consecuencia de eso,
muchas de las nubes cargadas de lluvia no van a llegar al interior del continente,
sino que van a dejar su carga en las zonas costeras. Esto significa que vamos a
tener una combinación de grandes lluvias (y por consiguiente, de inundaciones) en
las zonas costeras con sequías en el interior del país. Es decir, que las situaciones
extremas van a agravarse cada vez más.
¿Cuándo va a pasar esto? Ya está ocurriendo, sin que nos demos cuenta. La mayor
frecuencia de avisos de alerta meteorológico de los últimos tiempos es sólo un
anuncio de lo que se viene. Buenos Aires se inunda cada vez más, a pesar de las
obras que se vienen haciendo para paliar el problema. Una de las razones es que
ahora llueve el doble de lo que llovía un siglo atrás, cuando se diseñaron los
desagües. Por eso no tiene sentido atribuir toda la responsabilidad de cada
inundación al Gobierno de turno, ya que se trata de un problema que fue
construyéndose de a poco durante mucho tiempo. Y la cosa recién comienza. No
sabemos cuánto tiempo va a pasar para que el nivel de lluvias en la ciudad vuelva a
duplicarse, pero seguramente va a ser mucho menos que en el pasado.
Se habla del derretimiento de los hielos de los casquetes polares. No parecen
verosímiles las hipótesis de ciencia-ficción, de un ascenso de varios metros en el
nivel de los océanos y han sido rápidamente descartadas. Sin embargo, no hace
falta mucho para producir desastres, aunque esos desastres no tengan la misma
forma que los de las películas. Es probable que un ligero aumento del nivel del mar
provoque una intrusión marina que entre por Laguna Mar Chiquita, próxima a
Mar del Plata y ocupe todo el centro de la Provincia de Buenos Aires,
especialmente las lagunas encadenadas. Es decir, que podemos llegar a tener un
amplio espacio de mar en el interior de la Provincia de Buenos Aires, ocupando la
zona que los geógrafos llaman la “cuenca deprimida del Salado”. Ciudades como
Chascomús, Lobos, Monte, etc., pueden seguir el destino de Carhué, que estuvo
largo tiempo debajo del agua.
Tormentas marinas más intensas pueden aumentar la erosión costera, lo que
significará perder toda la arena de las playas de Gesell, Pinamar, San Clemente,
etc. De los balnearios de esa zona, nos va a quedar apenas una larga península,
separada del continente por un brazo de mar, y con el agua llegando hasta el borde
de las costaneras, ya que la erosión se irá llevando la arena de las playas. Aquellos
que hayan visto la costa de San Clemente durante una sudestada con marea alta,
pueden tener una idea bastante clara de cómo pueden quedar la mayor parte de
nuestros balnearios en el futuro.
Esas mismas tormentas pueden afectar la ciudad de Viedma, a apenas 2,5 metros
sobre el nivel del mar, estará en peligro y tal vez tenga que ser abandonada.
Viedma ya pasó por una experiencia de destrucción completa por un huracán del
sudeste a fines del siglo XIX y puede correr riesgos semejantes si el cambio
climático avanza. Lo que es un argumento más sobre la irracionalidad que
significó aquél intento de trasladar la capital de la Argentina a esa ciudad.
En las ciudades que están en la costa de los grandes ríos, barrios enteros van a
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
tener inundaciones muy frecuentes y tal vez tengan que ser evacuados en forma
permanente. Esto va a afectar a toda la zona costera del Gran Buenos Aires, desde
Quilmes hasta Tigre. Pero también irá más allá, llegando hasta Resistencia,
Formosa y Posadas. Hasta ahora nadie se ha atrevido a hacer un pronóstico serio
de lo que puede ocurrir con algunas zonas elegantes ubicadas cerca del agua, como
por ejemplo Puerto Madero.
En las zonas secas, las menores lluvias disminuirán el caudal de los ríos. Esto hará
que Mendoza y San Juan tengan que reducir sus áreas de riego. Otras ciudades,
que dependen de ríos de menor caudal, probablemente no puedan ser abastecidas
y deban evacuarse. La Rioja puede ser la primera de una serie de ciudades en
peligro por una sequía permanente. Del mismo modo, el nivel de precipitaciones
del otro lado de la cordillera ha ido disminuyendo con los años. Entre 1921 y 1930,
en Santiago de Chile llovió un promedio de 388 milímetros, y de 131 en La Serena.
Entre 1961 y 1970, esos valores se habían reducido a 265 y 84 milímetros
respectivamente. En ese momento se habló de un ciclo seco, mientras en la región
pampeana se hablaba de un ciclo húmedo. Ahora se piensa que la amplitud de ese
ciclo tal vez no sea de años sino de décadas o siglos.
La economía de los países latinoamericanos cambiará porque algunas zonas
dejarán de ser aptas para los cultivos actuales, algunas veces por falta y otras por
exceso de lluvias. Habrá también cambios en las condiciones sanitarias, al
extenderse hacia zonas templadas las enfermedades tropicales y subtropicales
como el dengue y la leptospirosis.
Cada una de estas situaciones requiere de la organización de respuestas, tanto en el
terreno agronómico como urbanístico y sanitario. Es el momento de definir
estrategias de adaptación en el corto, mediano y largo plazo, para países que están
cambiando. ¿En cuánto tiempo? En el curso de nuestras propias vidas.
¿CUÁNTOS KATRINAS NECESITAMOS PARA APRENDER?
Un breve repaso de lo que debería haberse hecho y no se hizo con el huracán
Katrina que destruyó Nueva Orleáns en agosto de 2005, ayudará a aclarar las
cosas 564 .
•
No hubo un plan de contingencia previo. Ante la expectativa de cualquier
situación desfavorable, es sustancial definir previamente un plan de contingencia
que defina el conjunto de acciones a realizar en caso de ocurrencia de dicho evento.
No se puede improvisar en el momento en que ocurre un desastre, sino que es
necesario definir previamente todas las acciones a cumplir en ese momento. Por
supuesto que cuanto más detallado y flexible sea dicho plan, más útil será ante los
hechos.
•
No se hicieron las obras de mantenimiento y reparación del dique que
protegía la ciudad de Nueva Orléans. Esas obras eran prioritarias para salvar a la
ciudad del desastre, el que, por otra parte, había sido largamente anunciado por la
propia agencia federal de emergencias. Sin embargo, se consideró que los gastos de
guerras eran prioritarios frente a los de prevención de emergencias.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
•
No se determinaron las zonas de alto riesgo, así como el riesgo potencial de
cada territorio, lo que hubiera permitido desarrollar estrategias de evacuación
hacia los lugares más seguros. Ningún área de desastre es homogénea. Una cosa es
decir “salgan de la ciudad ahora mismo” y otra muy distinta contar con mapas de
riesgo que delimiten los problemas que podrían ocurrir. Por ejemplo, está claro
que no se contó con una serie de mapas con hipótesis de inundabilidad bajo
determinadas condiciones meteorológicas o de daño a las defensas de la ciudad.
•
No actuaron planificadores físicos, urbanistas y arquitectos, que evaluaran
el estado de las edificaciones, construcciones y estructuras urbanas en general,
analizaran la vulnerabilidad en estos sitios y delimitaran los sitios de más riegos y
los más seguros, y además evaluaran los impactos potenciales en situaciones
adversas. Nadie sabía qué cosas podían resistir y cuáles podían romperse ante un
evento de desastre.
•
No se ayudó a evacuar a la gente con dificultades para hacerlo. Se avisó
públicamente que era necesario evacuar Nueva Orleáns pero se dejó el tema
librado a la iniciativa individual. No se definió cuál era la población de riesgo, un
aspecto fundamental en el tratamiento de cualquier emergencia. Aquellas personas
que no tenían medios de transporte propios fueron abandonadas por las
autoridades. Las autoridades no cumplieron con su responsabilidad de ayudar a
evacuar a los pobladores que tenían dificultades para hacerlo.
•
No se desarrollaron estrategias de salud ante la emergencia, ni se
determinaran los sitios de evacuación de enfermos. No se instruyó a la población
afectada para que desarrollara las medidas para enfrentar la situación
epidemiológica al paso del evento. Funcionarios con responsabilidad llegaron a
decir ante los medios de comunicación que el estar la ciudad inundada con las
aguas llenas de miles de cadáveres no significaba un problema sanitario sino sólo
un problema psicológico. Poco después comenzaban a morir las primeras personas
por las infecciones originadas en el agua contaminada.
•
No se cortaron a tiempo los servicios de electricidad y gas. Los incendios
que acompañan a un desastre de este tipo son consecuencia de la falta de
prevención. No se puede esperar a que sea el propio huracán quien corte el
servicio, con el consiguiente riesgo de incendios.
•
No se suministró a la población información adecuada sobre la situación.
No se dieron instrucciones sobre cómo actuar. Nadie sabía adónde ir ni qué hacer.
En una evacuación programada, todas las personas saben adónde ir, ya que tienen
un lugar preasignado.
•
No se llevó personal con entrenamiento en emergencias. La alternativa
elegida, de llevar tropas provenientes de Irak, con órdenes de disparar a matar a
cualquier sospechoso, fue la peor posible. Ante un desastre es necesario lograr
restablecer la confianza de la población, no aterrorizarla. Por otra parte, el
personal que sabe matar civiles hostiles en una ciudad, no tiene por qué conocer
técnicas sofisticadas de apoyo a la población afectada.
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
•
No se definieron sitios apropiados para recibir a los evacuados. No hubo un
adecuado abastecimiento de víveres, agua y medicinas. Las condiciones sanitarias
y de seguridad de los sitios de recepción de evacuados fueron las peores que se
pueda imaginar. Se alojó gente durante días en un estadio en el que ni siquiera
había agua corriente y baños utilizables. Pasado el episodio se encontraron en las
heladeras del estadio de Nueva Orleáns decenas de cadáveres, incluyendo algunos
con signos de haber sido asesinadas allí.
•
No se establecieron guardias en las zonas evacuadas para evitar saqueos.
Esto hizo que muchas personas se negaran a irse por temor a perder sus
pertenencias. Muchas de las muertes se debieron a esta situación.
•
No se hizo una base de datos integrada de las personas evacuadas. Es
sorprendente que en un país del nivel tecnológico de los Estados Unidos no se
utilizaran las computadoras desde el primer momento para registrar los nombres
de las personas evacuadas y el sitio al que iban. Esta base de datos debió ser
realizada por organizaciones no gubernamentales, en condiciones mucho más
precarias de las que hubiera podido hacer el Gobierno.
•
Se permitió el reingreso de personas evacuadas mientras aún había
situaciones de peligro, por la propia situación de la zona afectada y por la llegada
del huracán Rita. Esto no sólo las puso en riesgos innecesarios sino que además
bloqueó las rutas por las que seguían egresando los evacuados.
•
Se disfrazaron las reales necesidades de organización pidiendo que se
donara dinero. En el país más rico del mundo no faltaba dinero para asistir a las
víctimas y trabajar sobre la emergencia. Lo que faltaba era la capacidad de
organización gubernamental para hacerlo. La mejor prueba es la inmediata
contratación de la empresa Halliburton (ligada al vicepresidente Dick Cheney) por
cifras multimillonarias para realizar tareas de reconstrucción.
Sorprendentemente, la inmediata llegada del huracán Rita, en septiembre del 2005
significó una mejoría en el tratamiento mediático del tema por parte del gobierno
norteamericano, pero no una mejor gestión de la emergencia. Se exhibieron
imágenes publicitarias, del estilo de los aviones militares evacuando ancianos en
sillas de ruedas y se puso el acento en mostrar la preocupación oficial por los
afectados.
•
Sin embargo, se lanzaron 3 millones de evacuados hacia las rutas sin haber
calculado la capacidad de carga de las mismas, lo que significó tales
embotellamientos que anularon las ventajas de la evacuación.
•
A pesar del rol que juegan los automóviles en la vida norteamericana, nadie
parece haber recordado que necesitan combustible para funcionar. El agotamiento
del combustible y la falta de planificación en su reposición generaron un peligro
adicional: ¿qué hubiera pasado en caso de llegar un huracán con toda su fuerza
sobre cientos de miles de personas que lo recibían aprisionados en sus
automóviles?
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
•
Se volvió a cometer el error de no cortar los suministros de electricidad y
gas a las zonas críticas, lo que provocó importantes incendios evitables.
En otras palabras, que se necesita definir una estrategia de prevención y respuesta
ante emergencias y discutirla en la sociedad. La existencia de un gobierno no es
razón suficiente para dar por sentando que esa estrategia existe y que va a
funcionar adecuadamente cuando se la necesite.
Este tema es mucho más que un ejemplo didáctico. La velocidad a la que se
producen las consecuencias del cambio climático global es mucho mayor de lo que
se había previsto inicialmente. Esto significa que es probable que aumente la
frecuencia de eventos climáticos de extrema violencia y también que comiencen a
producirse en zonas en las cuales antes no se producían, como Sudamérica por
ejemplo.
Si en un país con todos los recursos tecnológicos y financieros disponibles, que
recibe varios huracanes por año, pudo producirse el desastre mencionado, ¿qué
puede llegar a ocurrir en países del Tercer Mundo, con recursos técnicos y
financieros limitados, y que no están habituados a este tipo de eventos climáticos?
Por eso, la necesidad de estrategias de prevención y respuesta ante eventos
desfavorables como estos.
Es sugestivo el que pocos días antes de Katrina, las autoridades cubanas evacuaran
un millón y medio de personas por el huracán Dennis, en condiciones de perfecto
orden. Al anunciarse la evacuación, todas las personas sabían dónde esperar a los
vehículos que los transportarían, cómo identificar a esos vehículos y a qué lugar los
llevarían. En contraste con Nueva Orleáns los sitios de asilo a los evacuados
estaban razonablemente equipados. Y los medios de comunicación del país
transmitían información e instrucciones en tiempo real 565 .
Tanto con Katrina en Estados Unidos como con Dennis en Cuba, la cifra de
evacuados fue semejante: del orden del millón y medio de personas en ambos
casos. Sin embargo, el huracán Dennis provocó 10 muertos en Cuba. Y el huracán
Katrina causó una cifra oficial de 1.836 muertos aunque se sospecha que las
víctimas fatales reales hayan sido del orden de las 10.000.
¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN LAS COSTAS DE LA ZONA TROPICAL?
La combinación del cambio climático con diversas acciones de origen social puede
traer un impacto significativo sobre las costas. Tanto la biodiversidad como el
paisaje de las costas se han formado con una muy importante incidencia de las
condiciones climáticas. La forma en que se produce la alternancia de calmas y
tormentas y la intensidad de los diferentes eventos climáticos nos ha dejado un
paisaje natural y un conjunto de seres vivos. Las sociedades humanas nos hemos
adaptado a esas condiciones y los cambios pueden afectarnos más de lo previsto.
Con respecto a la intensidad en que podemos llegar a ser afectados, recordemos
que el efecto de cualquier perturbación depende, a menudo en forma significativa,
del impacto de la perturbación previa. En aquellos sitios que hayan sufrido un
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Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
importante daño ambiental, es probable que los efectos del cambio climático sean
mayores.
Estamos tan atados al lugar en el que vivimos, que nos cuesta pensar en términos
de efectos mundiales. Pensamos en el clima de la montaña o el de la llanura, en el
de la costa o el de los sitios a los que vamos de vacaciones, pero no es difícil
hacernos a la idea de que el clima del mundo es una unidad y lo que ocurre en un
sitio es reflejo de lo que pasa en otros lugares lejanos. Un estudio de 1990 mostró
que los huracanes más intensos del Caribe tenían variaciones muy parecidas a las
lluvias de verano en el Sahel Occidental (Africa) y este comportamiento común
puede seguirse a lo largo del último siglo. "El pronóstico fue que debido a la sequía
de casi dos décadas en esa región africana, entre 1990 y los primeros años del siglo
XXI, habría más ciclones que llegarían a la costa de los Estados Unidos desde el
Caribe, con una actividad mucho mayor que la observada en las dos décadas
precedentes" 566 .
Del mismo modo, los huracanes del Caribe parecen asociados a los cambios de la
Corriente del Niño en las costas del Pacífico. Y cualquier pequeño cambio en la
Corriente del Golfo (una gran corriente marina que nace en el Golfo de México y
sigue hacia el Atlántico Norte) afectará drásticamente las condiciones de vida en la
Europa del norte. En otras palabras, que el clima del mundo es uno sólo y no hay
nada que esté lo suficientemente alejado.
Una hipótesis razonable es que tengamos una mayor temperatura del océano, un
oleaje más intenso por huracanes y tormentas más frecuentes y un aumento del
nivel del mar de unos 30 centímetros o más hacia el 2030.
Dicen que Puerto Cabello se llama así porque los españoles podían amarrar un
galeón con la fina hebra de un cabello. La perpetua tranquilidad de sus aguas lo
hizo el principal puerto de Venezuela. El tráfico marítimo hizo desbordar el
pequeño puerto natural de la época colonial. Los buques de ultramar están
anclados en el mar abierto, cerca de la costa, porque se trata de un mar tranquilo.
Pero no hay motivos para que las cosas continúen así. El avance de la franja de
huracanes sobre la costa venezolana en algún momento comenzará a hacer
inseguro este puerto proverbialmente tranquilo.
Un ciclón puede provocar en pocas horas un cambio profundo en las condiciones
naturales de las costas. En un frente de centenares de kilómetros produce una
destrucción significativa de los arrecifes coralinos. Recordemos que un arrecife de
coral es uno de los ecosistemas más complejos que existen, sólo comparable a una
selva tropical. Los daños al arrecife significan la mortandad de gran parte de los
animales y vegetales que allí conviven.
¿Qué pasaba antes? Que el tiempo entre un huracán y el siguiente era lo
suficientemente prolongado como para que los corales pudieran reconstruirse. Si
tenemos mayor frecuencia de grandes tormentas, el ecosistema no tiene las
condiciones necesarias para reponerse. En el largo plazo, cambian las formas de
evolución de los arrecifes: se hacen más pequeños y su biodiversidad se empobrece.
244
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
¿Realmente nos importa esto? De veras que sí, porque los arrecifes de coral han
sido una protección importante de las costas habitadas. La situación puede
plantearse de un modo sencillo: o el primer impacto del huracán los reciben los
corales o lo reciben los seres humanos. La destrucción de los arrecifes puede
significar un aumento de los daños de los huracanes sobre las poblaciones
humanas costeras.
El primer cambio que podemos esperar es la pérdida de playas y áreas recreativas.
En Puerto Rico, se documentó la pérdida de un volumen importante de arena de
las playas. Cerca de la frontera entre México y Belice, la erosión en las playas
dependió de si había o no una barrera coralina protectora; en las protegidas, la
erosión fue de 20-30 m desde la línea de playa mientras que las expuestas tuvieron
una erosión de 40-50 m.
En Jamaica, los efectos de la sobrepesca, del daño por ciclones y los efectos de
enfermedades causadas por la contaminación se han combinado para destruir
buena parte del coral, cuya abundancia ha declinado en más del 50 por ciento
desde finales de los 1970 a menos del 5 por ciento a mediados de la década de los
1990 567 .
Algo parecido ocurre con los manglares, actualmente en proceso de reducción muy
rápida, y cuya función protectora es conocida desde hace tiempo. Se trata de
bosques que crecen en el borde entre la tierra y el océano, refugio de una compleja
biodiversidad. Están en retroceso, debido al corte de madera y la tala masiva por
proyectos turísticos y de cría de camarones. "Estos manglares –decía Miguel
Álvarez del Toro- proporcionan a México múltiples beneficios, incluyendo
protección contra huracanes" 568 .
Las cifras de reducción de manglares en México son objeto de una discusión, en la
que no tiene sentido entrar aquí. Una estimación posible es la del Instituto
Nacional de Ecología, que supone que, de mantenerse la tendencia actual, para el
año 2025 habrá una disminución de entre el 40 y el 50 por ciento de la superficie
existente en el año 2000 569 .
465
Friedman, Milton, cit. en: Beyer, Harald:: “Selección de escritos políticos y económicos
de Milton Friedman”, en: www.cepchile.cl/dms/archivo_1351_1567/rev60_beyer.pdf,
21/2/2007.
466
Es sugestivo que ante cada situación nueva sea necesario volver a redefinir los términos
como si no se hubieran utilizado antes. Es el caso de la expresión “equilibrio ecológico”,
que tiene una connotación precisa en ciencias naturales: se refiere a un ecosistema en
estado clímax. Es decir, que allí las diferentes variables no tienen cambios significativos, y,
por supuesto, no existe intervención humana. Sin embargo, distintas Constituciones
Nacionales (Constitución de la República Federativa del Brasil 1988, de los Estados
Unidos Mexicanos, 2004 y de la República Bolivariana de Venezuela 1999), y muchas a
nivel local, como Córdoba y Baja California) se refieren a restaurar y preservar el
equilibrio ecológico. Si aplicáramos el significado científico del término, está claro que la
única manera de recuperar el equilibrio ecológico retirando a todos los seres humanos de
esos ecosistemas, lo cual no ha sido la intención de ningún legislador. Por el contrario,
necesitaron aplicar un término de prestigio político, aún cambiándole su significado
científico.
245
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
467
Sabsay, Daniel Alberto y Tarak, Pedro: "El acceso a la información pública, el ambiente
y el desarrollo sustentable", Buenos Aires, Fundación Ambiente y Recursos Naturales,
Manual No 3, 1997.
468
Marienhoff, M.: Escrito en defensa de la posición de la Secretaría de Agricultura de la
Nación en los autos: "Kattan y otros c/Secretaría de Agricultura s/prohibición del
agroquímico 2,4,5-T", Buenos Aires, 1984.
469
Desde lo procesal tenemos que destacar la acción pionera de Alberto Kattan durante los
años 80, quien se lanzó a defender pingüinos y delfines para obtener la legitimación
procesal que permitiera la posterior defensa de los seres humanos amenazados. Este
principio permitió que el autor de este trabajo lo acompañara en una demanda que llevó a
prohibir en la Argentina el peligroso defoliante 2,4,5-T, usado en la guerra de Vietnam con
el nombre de "agente naranja".(Brailovsky, Antonio Elio: "El negocio de envenenar",
Buenos Aires, Ed. Fraterna, 1986).
470
Sabsay, Daniel Alberto y Tarak, Pedro: "La participación vecinal y la gestión del medio
ambiente: audiencias públicas – Gobierno local", Buenos Aires, Fundación Ambiente y
Recursos Naturales, 1995. Las Audiencias Públicas no son asambleas y no pueden ser
vinculantes, lo que desvirtuaría su esencia. Hemos visto casos de empresas que
contrataron personas para que elogiaran su proyecto en la respectiva Audiencia, inclusive
un episodio escandaloso en el cual reclamaron su dinero a gritos en la puerta misma del
recinto. De modo que si se allí votara, bastaría con pagar un número suficiente de
personas como para condicionar los resultados.
471
Reuniones de la Comisión de Ecología de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires con la Unión Industrial de la Ciudad de Buenos Aires. Marzo de 1998. El
mismo punto de vista fue expresado en varias notas dirigidas a la Comisión de Ecología, y
al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con motivo de la discusión de dicho
anteproyecto.
472
Este procedimiento ha sido incorporado a la Constitución de la Ciudad de Buenos
Aires, art. 89, como una forma de ampliar la participación pública en la sanción de las
normas ambientales.
473
Constitución del Brasil, art. 225.
474
Vecinalistas y autoridades del municipio de Choele-Choel, comunicación personal,
1998.
475
Por ejemplo, con el equipo de la Defensoría del Pueblo Adjunta de la Ciudad de Buenos
Aires, a mi cargo en 1999 fuimos consensuando un anteproyecto de Ley Marco para la
Protección del Patrimonio Natural y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires con todos los
actores sociales que estuvieron dispuestos a participar.
476
Experiencia realizada en el Parque Avellaneda de Ciudad de Buenos Aires
477
Diez Negrillo, Mercedes, comunicación personal, Caracas, agosto de 2007.
478
Arconada Rodríguez, Santiago: “La experiencia venezolana en la lucha por un servicio
de agua potable y saneamiento encaminado a cubrir las necesidades de la población”, en
www.tni.org/books/aguavenezuela.pdf.
479
Constitución de la Nación Argentina, texto de 1853.
480
Larrain, Max: “El Consenso de Washington: ¿Gobernador de Gobiernos?”, en:
http://members.tripod.com/~propolco/4sem/washington.htm, agosto de 1999.
481
Banco Mundial: “El Banco Mundial y el suministro de agua y saneamiento en América
246
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
247
Latina y el Caribe”, en:
http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/BANCOMUNDIAL/EXTSPPAISES/LA
CINSPANISHEXT/EXTLACREGTOPWATSUPSANINSPA/0,,contentMDK:20533565~
menuPK:817565~pagePK:34004173~piPK:34003707~theSitePK:817503,00.html
482
Banco Mundial: "Ciudadanos, políticos y proveedores: la experiencia de América Latina
con la reforma de la provisión de servicios", Washington, DF.
483
Dr. Jorge N. Santa Cruz, Lic. Sergio D. Amato, Lic. Adrián A. Silva, Lic. María M.
Guarino, Daniela C. Villegas, Martín Cernadas: “Explotación y Deterioro del Acuífero
Puelches en el Area Metropolitana de la República Argentina”, Buenos Aires, 2000.
484
Crónicas periodísticas diversas, 2001.
485
Fabián Falco, vocero de Aguas Argentinas. Hemos sintetizado diversas entrevistas
periodísticas.
486
Calvo, Alicia Susana: “El Estado capturado”, Buenos Aires, Revista Encrucijadas No
19, Universidad de Buenos Aires, mayo de 2002.
487
“La presencia de las corporaciones
http://www.redes.org.uy/corporaciones.html
del
agua
en
América
Latina”,
en:
488
Castro Soto, Gustavo: “Privatización del agua”, San Cristóbal de las Casas, Chiapas,
México, julio de 2003, en:
www.foroaguayenergia.org/documentos/PRIVATIZACIONDELAGUA%20_primerapart
e_.pdf –
489
490
Castro Soto, Gustavo: “Privatización del agua”, op. cit.
Constitución de la República del Ecuador, art. 249.
491
“La privatización del agua de Quito”, en Alerta Verde, Boletín de Acción Ecológica Nº
157. Quito, octubre de 2007.
492
Colmenares, Rafael, comunicación personal, 2008.
493
Solanes, Miguel: “América Latina: ¿sin regulacion ni competencia? impactos sobre
gobernabilidad del agua y sus servicios”. (Asesor de CEPAL), 2002.
494
Por Decreto Ley N° 3.516.
495
Camus, Pablo y Hajek, Ernst: “Historia ambiental de Chile”, op. cit.
496
Guillermin, John (director): “Infierno en la torre”, actuada por Steve McQueen,
William Holden, Paul Newmann, Richard Chamberlain y Fred Astaire, Estados Unidos,
1974.
497
“España: el incendio en la torre está controlado pero hay peligro de derrumbe total”, en
Clarín, 13/2/2005.
498
“Doce horas de horror: cuatro muertos, 63 heridos”, en El Tiempo, Bogotá, julio de
1973.
499
Laffaille, Claudia, en Todoarquitectura.com.
500
“Bomberos no pueden apagar incendios en los rascacielos”, en La Nación, Panamá,
13/10/2006.
501
“Incendio consume rascacielos al sur de Sao Paulo”, en: La Tercera, Santiago de Chile,
20/5/2008.
502
Caracol, 23/5/2007.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
503
Scalabrini Ortiz, Raúl: "Historia de los Ferrocarriles Argentinos", Empresa
Ferrocarriles del Estado Argentino, 1947
504
Thomson Newman, Ian: “Los ramales ferroviarios en Chile: Auge y agonía”, Amigos del
Tren, Santiago de Chile, 2007.
505
El llamado “Plan Larkin”, impulsado por las empresas de transporte automotor.
506
Funcionarios del Instituto Geográfico Simón Bolívar, Caracas, Comunicación personal,
noviembre de 2005.
507
Recorrida del autor, abril de 2006.
508
Vargas Llosa, Mario: “Historia de Mayta”, Barcelona, Seix Barral, 1984.
509
Recordemos que la para la Declaración Universal de los Derechos del Niño, se
considera esclavitud si un niño o adolescente es obligado a realizar trabajos nocturnos,
insalubres o peligrosos. El de cartonero entra en estas tres categorías.
510
“Presidente Chávez inauguró 100 Petrocasas en la ciudad de Cienfuegos”
Agencia Bolivariana de Noticias, 21/12/2007, Cuba.
511
Greenpeace
España:
“¿Construir
con
PVC?
No,
gracias”,
en:
http://www.greenpeace.org/espana/campaigns/t-xicos/pvc/construcci-n/construir-con-pvcno-gracia (consultado el 24/12/2007).
512
Bozi, Carlos A.: ”La vitroceramización de residuos peligrosos y su alternativa
económica”, Buenos Aires, Revista Gerencia Ambiental, Nº 27 - Sep/1996.
513
CEPAL: “Panorama social de América Latina 2002-2003”.
514
Kliksberg, Bernardo: “Chicos de la calle: sobrevivir en el infierno”, en Clarín, 12/4/2004.
515
Pointing, Clive: “Historia Verde”, op cit.
516
La República, 20/12/2005.
517
López, Artemio: “Grupos vulnerables”, en:
http://www.geocities.com/CapitolHill/3439/visita3.html
518
Salles, Walter: “Estación Central do Brasil”, 1998.
519
Castro, Fidel: “Condenados a muerte prematura por hambre y sed más de 3 mil millones
de personas en el mundo”, en Granma, 29/3/2007.
520
Cit. en: Adams, Patricia: “Deudas odiosas: un legado de insensatez económica y saqueo
ambiental”, op. cit.
521
Mucha, Martín: “Denuncia. La pobreza extrema: Comen barro para vivir”, en: El
Mundo-es, Madrid, 17/2/2008.
522
Oliveira, Alicia, Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Resolución Nº
223/00.
523
Investigación realizada por la Dra. María Teresa Mancini, iniciada por el autor de este
libro cuando estuvo a cargo de la Defensoría del Pueblo Adjunta de la Ciudad de Buenos
Aires.
524
Visita del autor a Juan Lacaze, enero de 2004.
525
Recorrida de campo del autor a Finlandia, 2006.
526
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
248
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
249
527
Junquera Rubio, Carlos: “Ecología y globalización: evaluación y reseña de algunos
impactos causados en la Amazonía”, en: M+A. Revista Electrónic@ de Medioambiente.
2006, 1.
528
Molano, Alfredo, en: http://www.drogasmexico.org/vcd_p01/molano.htm
529
Molano, Alfredo, cit. en: Díaz Cañadas, Gonzalo: “Cultivos ilícitos, su impacto ambiental
y
Derechos Humanos. Llovió
glifosato en el Chocó Biogeográfico”, en:
http://www.geocities.com/beteguma/llovioglifosato.doc
530
“Los Andes en Peligro. Consecuencias Ambientales del Narcotráfico”, op. cit.
531
“Los Andes en Peligro. Consecuencias Ambientales del Narcotráfico”. Oficina de
Programas de Información Internacional, del Departamento de Estado de Estados Unidos,
en: http://www.dialogo-americas.com/april2002/spanish/Andes.html
532
Knight, Danielle: “Combate contra la coca amenaza la Amazonía”, en: Tierramérica,
Medio Ambiente y Desarrollo.
533
“Bolivia: descubren una fábrica de droga en un parque nacional”, en: La Nación,
4/8/2007.
534
“Sembrados de coca se extienden en parques colombianos”, en: El Reloj.com, 29/9/2005.
535
“Colombia: Fracaso en el combate a las drogas”, recibido de ADITAL el 17/02/2006
536
“Minas
protegen
el
narcotráfico
http://www.acnur.org/index.php?id_pag=5079
y
dejan
más
víctimas”,
en:
537
Ortiz, Benito: “Inmigrantes indocumentados reclutados para cultivar marijuana en
parque nacional”, en: New America Media, en:
http://news.ncmonline.com/news/view_article.html?article_id=71201c65178bff333749d066
fc6ce794
538
“Pablo Escobar”, artículo en Wikipedia, 2007.
539
Entrevistas del autor con numerosos informantes calificados, los que previsiblemente,
prefieren mantenerse en el anonimato.
540
Commoner, Barry: “El círculo que se cierra”, Barcelona, Plaza y Janés, 1969.
541
Lezana, Viviana y Arancibia, Carlos: “Consideraciones epidemiológicas del asma en
Latinoamérica”, Universidad de Valparaíso, Neumología Pediátrica.
542
Lic. Rubianes, Lina Elena, comunicación personal, 2005.
543
Fontaine, Guillaume. “Microconflictos ambientales y crisis de gobernabilidad en la
Amazonía ecuatoriana”, en: ICONOS. Revista de Ciencias Sociales, No. 21. FLACSO,
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Quito, Ecuador, 2005.
544
http://www.chicomendes.org/es/seringueiros11.php
545
Roberto de la Maza, Elvira: “Una historia de las áreas naturales protegidas en México”,
op. cit.
546
del Frade, Carlos: “Argentina, Santa Fe: Perdió casi el 90 por ciento de sus bosques”, en
LA UNIÓN (Argentina) 02-08-04.
547
Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe: “Nuestra
propia agenda”, Washington, 1991.
548
Cunill Grau, Pedro: “Las transformaciones del espacio geohistórico latinoamericano,
1930-1990”, op. cit.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II, De la Independencia
a la Globalización
549
Organizaciones conservacionistas, comunicación personal, mayo de 2008.
550
Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA),
comunicación personal.
551
Viajes de campo del autor, 2006 y 2007.
552
Lloret, María Teresa: “Problemas ambientales en América Latina: el caso paraguayo”,
op.cit.
553
García Fernández, Javier. Comunicación personal, 1985
554
Campaña de opinión pública de Fundación Vida Silvestre Argentina.
555
Arq. Martín Repetto, especialista en Patrimonio Cultural, comunicación personal,
2004.
556
Báez, Sara; Ospina Peralta, Pablo y Valarezo, Galo Ramón : “Una breve historia del
espacio ecuatoriano”. Instituto de Estudios Ecuatorianos, Quito, Ecuador, 2004.
557
Recorrida de campo del autor, 2007 y 2008.
558
Recorrida de campo del autor, 2008.
559
Alonso, Jorge: “Las contradicciones gobierno – sociedad”, en Desastres y Sociedad /
No.1 / Año 1 Las explosiones de Guadalajara (22 de Abril /1992)
560
Montenegro, Raúl, denuncia contra la Secretaría de Ambiente, FUNAM, 2008,
distribuida por correo electrónico
561
Sarli, Alfredo Cilento: “Sobre la vulnerabilidad urbana de Caracas”, en Revista
Venezolana de Economía y Ciencias Sociales vol.8, n.3 Faces, Venezuela 2002
562
Viajes de campo del autor a Caracas, años 2005, 2006 y 2007.
563
Recorrida de campo del autor, diciembre de 2006.
564
Sobre este tema, agradezco los comentarios y observaciones de los integrantes del curso
de Postgrado en Gestión Ambiental organizado por el Centro TOP en el segundo semestre
de 2005.
565
Lic. Nélida Harracá, comunicación personal, 2005.
566
Salazar-Vallejo, Sergio: "Huracanes y biodiversidad costera tropical", Depto. Ecología
Acuática, El Colegio de la Frontera Sur, Chetumal QR 77000 México, en Revista de
Biología Tropical.
567
Salazar-Vallejo, Sergio I.: “Huracanes y biodiversidad costera tropical”, Depto. Ecología
Acuática, El Colegio de la Frontera Sur, Chetumal. México.
568
Álvarez del Toro, Miguel, cit en: Simonian, Lane: “La defensa de la tierra del jaguar.
Una historia de la conservación en México”, op. cit.
569
“Evaluación preliminar de las tasas de pérdida de superficie de manglar en México”,
Instituto Nacional de Ecología, México, 2005.
250
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II,
De la Independencia a la Globalización
2 250
CONCLUSIONES
En un libro como éste, el principal problema del autor no es qué escribir sino qué
omitir. La documentación existente es tan enorme que sería posible escribir varias
obras sobre el mismo tema sin utilizar ninguna de las fuentes aquí empleadas. Se
trata, por consiguiente, de un recorte de la realidad, hecho con fines didácticos,
para evitar llegar a un libro de un tamaño inmanejable.
En algunos casos, el espacio dedicado a un tema no es proporcional a su
importancia en la historia del continente, sino que me pareció representativo de
una situación más general o de una forma de analizar cierto tipo de problemas.
Entre referencias que podríamos considerar como equivalentes, elegí las que me
pareció tenían más fuerza literaria. Después de haber soportado los ladrillos con
los que estudié Economía Política, aprendí de los relatos de viajeros (desde
Herodoto a Alcides d´Orbigny) que un texto científico debe ser de lectura tan
agradable como una novela. Espero haberlo logrado.
Hemos visto que las cuestiones ambientales no son fenómenos característicos de
nuestro tiempo sino que acompañan a nuestra especie por cada una de sus etapas
de desarrollo. Todas las sociedades humanas deben definir su modelo de relación
con el medio natural que les sirve de soporte. Y lo hacen en función de su propia
historia, de su sistema de relaciones sociales y de valores, porque la cultura es el
primer habitat del hombre.
Utilizamos, entonces, ese habitat intangible para relacionarnos con nuestro habitat
material.
Ésa es la concepción de ambiente utilizada en este libro y la herramienta de
comprensión de los fenómenos y procesos que aquí se describen.
Escribir una historia regional implica hacer un delicado balance entre similitudes
y diferencias. Cada país tiene su propia historia, por la misma razón que cada
grupo humano también la tiene, pero existen grandes tendencias en la historia
mundial, capaces de afectarlos de modo comparable. Los fenómenos de larga
duración, que registra Braudel, estimulan en América Latina etapas alternadas de
economías más autárquicas o más integradas al mercado mundial, períodos de
mayor estatismo o mayor liberalismo. Estos diferentes modelos de sociedad
emplean de variadas maneras sus recursos naturales y tienen consecuencias
distintas sobre el ambiente.
En líneas generales, en esta investigación encontramos mayores semejanzas en las
etapas tempranas de la historia latinoamericana. A medida que transcurren las
décadas, los países van diferenciándose cada vez más, aunque mantienen los
suficientes aspectos comunes como para atravesar por etapas comparables. Lo que
refleja los fuertes condicionamientos de las etapas sucesivas de la economía y la
política internacional.
Tanto en los primeros años de vida independiente como en la etapa de
europeización, las distintas sociedades latinoamericanas responden de un modo
semejante a un largo proceso de integración a la división internacional del trabajo.
Tal vez encontremos las mayores diferencias cuando se generan procesos de
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II,
De la Independencia a la Globalización
2 251
industrialización en los cuales las peculiaridades locales se hacen más marcadas.
Lo que en este caso significa que dan respuestas distintas a los mismos fenómenos
de larga duración, aunque con un trasfondo común.
La esclavitud ha sido el hilo conductor de la historia del continente, a pesar de la
frecuente negativa a considerarla como algo más que un episodio. A lo largo de los
siglos se ha manifestado en formas explícitas o encubiertas, no siempre reconocidas
como tales, pero que han marcado significativamente las condiciones ambientales
de quienes la sufrieron y sufren.
“Si América Latina cobra conciencia de sí misma -decía José Luis Romero-, la
primera obligación de los latinoamericanos es ya enterarse de los pormenores de lo
que pasa en cada uno de sus rincones. Nada pasa en América Latina, sino en cada
uno de sus rincones. Los fenómenos son muy diversos en cada uno de los países,
pero las interpretaciones generalizadoras nos han acostumbrado a pensar que son
vagamente semejantes. Abundan las dictaduras, pero las hay de diversos
caracteres y que responden a distintas situaciones económicas, sociales y políticas.
Para alcanzar a comprender su alcance y vigor —y para combatirlas— nada
importa tanto como acercarse a su típica peculiaridad. Y cosa semejante ocurre
con todos los fenómenos que configuran las formas de la convivencia social” 570 .
Sin embargo, el final de la etapa de las dictaduras no marcó el fin de la exclusión
social. Paradójicamente, las condiciones sociales y ambientales de millones de
latinoamericanos han empeorado significativamente sin que los gobiernos
democráticos (ya sean de signo conservador o progresista) hayan hecho lo
suficiente para mejorarlas. La globalización representó una promesa incumplida
en materia de mejoramiento de la situación social y ambiental de la mayor parte
de los latinoamericanos. Sólo generó pequeños espacios de enclave que no
transmitieron la modernización ni la riqueza al conjunto de la sociedad.
Las herramientas de democracia participativa pueden ser mecanismos idóneos
para construir respuestas a los conflictos ambientales que surjan de la interacción
de múltiples actores sociales. Su inserción generará problemas vinculados con la
cultura política tradicional. Ningún sistema es mejor o peor que otro en abstracto.
En este caso, la democracia participativa mejora las posibilidades de toma de
decisiones porque deja márgenes más reducidos al clientelismo político tradicional
y a la confusión habitual entre los actos públicos y los negocios privados. Ésa es
una razón suficiente para que no sea apoyada en los hechos por los beneficiarios de
las prácticas mencionadas.
Al mismo tiempo, la complejidad de las acciones necesarias para la construcción de
un proyecto nacional en cada país latinoamericano requiere de un muy amplio
consenso de una población que desconfía de las instituciones y de las personas que
las administran. La única manera de trabajar para la recuperación de esa
confianza es creando mecanismos que les permitan ver por sí mismos de qué
manera se toman las decisiones y se manejan los recursos disponibles. Esto lleva,
necesariamente, a crear espacios en los que la democracia participativa se vaya
aplicando en forma creciente.
Antonio Elio Brailovsky – Historia Ecológica de Iberoamérica – Tomo II,
De la Independencia a la Globalización
2 252
La actual crisis que afecta las relaciones entre la sociedad y el Estado hace inviable
un proyecto nacional que no integre el desarrollo con el medio ambiente y que no
se apoye en una trama de mecanismos de participación ciudadana.
El arresto del hoy fallecido ex dictador Pinochet fuera de Chile, se vinculó con
varias convenciones internacionales que condenan el genocidio y la tortura como
violaciones a los derechos humanos. No hay todavía una convención internacional
contra el ecocidio, que lo califique del esa forma. Es decir, un empresario o un
gobernante que haya cometido crímenes semejantes en materia de ecocidio no
podría ser juzgado del mismo modo. Hay proyectos de un Tribunal Ambiental
Internacional. Sin embargo, se refieren exclusivamente a sus aspectos económicos
y no contemplan los aspectos penales.
En América Latina, el tema ambiental fue incorporado en todas las reformas
constitucionales realizadas durante la democracia. Al incluirlo en el capítulo
“Declaraciones, derechos y garantías”, se aproximan a tratarlo como formando
parte de los derechos humanos. Se habla de “un ambiente sano”. Sin embargo, no
se incluyó explícitamente el derecho a respirar aire limpio, beber agua pura, comer
alimentos libres de contaminación, etc. Es decir, el centro está puesto en el
ambiente y no en las personas afectadas por ese ambiente (podemos ver la
diferencia si comparamos con otros derechos individuales, como el de libertad de
cultos o de privacidad de la correspondencia).
¿Qué falta para la integración de los temas ambientales y su tratamiento como
derechos humanos en forma completa? Un cuerpo normativo que surja de una
discusión ética que contemple, por lo menos:
•
Una ética sobre el desarrollo y uso de las tecnologías, procesos y productos. No
todo lo tecnológicamente posible es deseable (caso bomba atómica) y no todos
los productos de consumo masivo son deseables o inocuos (los cigarrillos han
matado más gente que las dictaduras, por ejemplo).
•
Una ética que incluya los derechos humanos de las generaciones futuras.
Cuando en 1948 se hablaba de la tortura, se hablaba de personas que existían
en tiempo presente. Sólo se puede torturar a alguien que está aquí. En cambio,
sí se puede envenenar a las generaciones futuras, alterando el habitat que se les
deja.
En síntesis, el tratamiento de los temas ambientales como derechos humanos está a
mitad de camino en un proceso en el cual los cambios en la naturaleza del Estado y
las relaciones internacionales pueden marcar nuevas orientaciones. Sin embargo,
también pueden repetirse errores o tragedias del pasado. Tal vez el conocimiento
de nuestra historia ambiental nos ayude a evitar su repetición.
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Romero, José Luis: “Prólogo”, a: Latendorf, Abel Alexis: “Nuestra América difícil”, op.
cit.
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