Desarrollo kinesiológico: la interpretación de un proceso para

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Desarrollo kinesiológico: la interpretación de un proceso para facilitar el movimiento corporal humano
Artículo de revisión
Desarrollo kinesiológico: la interpretación
de un proceso para facilitar el movimiento
corporal humano
Kinesiological Development: Interpretation of a Process to Enhance Body
Movement
Marlen Rojas Rojas*
Resumen
Este artículo hace una revisión del proceso de
producción del movimiento funcional durante
el primer año de vida, en un marco kinesiológico, donde se toma el tronco como estabilizador y eje principal en la ejecución motora de
las extremidades. La interpretación presentada,
facilita el entendimiento de los elementos motores básicos necesarios para construir una actividad más compleja y funcional, lo cual fortalece
la habilidad del profesional para observar, evaluar y enfocar su acción en el manejo de personas con discapacidad funcional motora.
Esta información es producto de la revisión de la
literatura relacionada con el desarrollo normal
del movimiento corporal humano y la observación directa del proceso de desarrollo normal y
anormal en múltiples niños durante más de 12
años de experiencia profesional. En general, la
revisión resalta la interrelación en las actividades de cada segmento corporal con otros y no
como elementos aislados, así como la producción de eventos en común desde lo mecánico pero
con propósitos diferentes desde lo funcional.
Palabras clave: Actividad Motora, Desordenes de
la Habilidad Motora, Niño, Niños con Discapacidad, Desarrollo Infantil, Habilidad Motora,
Traslado de Peso, Marcha, Rotación.
Abstract
This article makes a review about the process of
functional movement production along first year
of life, within the framework of kinesiology,
where trunk is considered stabilizer and main
axis in motor execution of extremities. The
present review facilitates understanding of basic
motor elements needed to develop a more complex and functional activity, which strengthen
professional skills to observe, evaluate and focus
its action in managing persons with motor functional disability.
This information result from a literature review relates to normal movement development of human
body segments and direct observance of the normal and abnormal process on several children
for more than 12 years of professional experience. In general, this review stands out the relationship between activities of each corporal segment
with others rather than showing isolated parts
and, in the same way; it remarks production of
simultaneous mechanics events which have
different functional purposes.
Keys words: Motor Activity, Motor Skills
Disorders, Child, Disabled Children, Child
Development, Motor Skills, Weight-Bearing,
Walking, Rotation.
Recibido: diciembre 15, 2005.
Aceptado: enero 10, 2006.
* Fisioterapeuta. Especialista en Neurodesarrollo, Asociación Norteamericana de Neurodesarrollo. Especialista en
Docencia Universitaria, Universidad del Rosario. Docente
del programa de Fisioterapia de la Universidad del Rosario. E-mail: [email protected]
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Entender el proceso de la producción de
movimiento corporal humano es muy complejo y hace necesario considerar la intervención
de muchos sistemas actuando paralela y
cooperativamente para alcanzar un trabajo (1).
Sin embargo, esta revisión hace clara su posición multisistémica pero trabaja específicamente
en el área de la kinesiología entendida como la
ciencia o estudio de los movimientos musculares del ser humano (2), y además ofrece un fundamento importante en el trabajo terapéutico
del control motor.
Cuando se quiere orientar un proceso que
busca alcanzar movimientos coordinados y funcionales es necesario conocer las teorías del control motor que revelan los códigos abstractos en
la producción del movimiento, pero cuando se
quiere aplicar control motor es necesario entender el proceso normal kinesiológico de la producción de movimiento en los casos de desarrollo
normal, para poder entenderlo, detectarlo y aplicarlo en un desarrollo motor anormal.
El movimiento necesita de una base estable
que proporcione el apoyo para su ejecución (3);
en el recién nacido la flexión fisiológica proporciona esa base que, aunque involuntaria, da origen a los primeros movimientos voluntarios
rotacionales en el plano extensor visto en los
intentos de levantar la cabeza de manera
asimétrica alrededor del primer mes y culminando con la extensión simétrica de cabeza. Este
orden se repite en cada segmento hasta lograr
una extensión completa de tronco y extremidades en prono alrededor del sexto mes.
La flexión como movimiento voluntario
emerge a partir del segmento que ha controlado
la extensión y ahora le sirve de apoyo para que
se desarrolle. Al cuarto mes se puede ver buena
parte de ella a nivel de cabeza, al quinto o sexto
mes se inicia en el tronco y hacia el año se puede
ver presente y funcional la flexión en tronco y
pelvis con buen trabajo de rectos abdominales y
oblicuos abdominales, demostrando el buen
control de la transición de supino a sedente en el
plano antero-posterior.
Posteriormente, el segmento corporal desarrollado en el control de flexión y extensión puede mostrar las rotaciones que se presentan como
un juego antagónico de grupos musculares ubicados en el mismo hemicuerpo. Es decir, una rotación a la derecha resulta del control de una
flexión anterior con una extensión posterior.
Motivado por los alcances y su curiosidad
por desplazarse (4), el niño necesita sumar los
traslados de peso a las anteriores combinaciones y dominios, controlando otro componente
esencial en el movimiento como es la inclinación. Ésta, kinesiológicamente funcional, debe
producir una elongación (contracción excéntrica) del lado que soporta peso y, a su vez, un
acortamiento (contracción concéntrica) del lado
que libera peso y se desplaza o levanta (5). Es
importante tener en cuenta este mecanismo pues,
de presentarse en sentido opuesto el paciente, se
caerá hacia el lado que no soporta peso y la función se vería imposibilitada.
La estabilidad también
es movimiento
Analizar en forma global el desarrollo del
movimiento corporal hace necesario revisar
también los conceptos de estabilidad tanto estática como dinámica. Partiendo del concepto básico del punto de apoyo como aquel segmento o
punto que proporciona la estabilidad y sin el
cual podría darse un movimiento coordinado
dirigido e intencionado como es el movimiento
funcional. Si observamos, cada vez que se da un
movimiento se tiene un segmento muy cercano
que le da estabilidad (6). Es el caso de la eleva-
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ción del brazo durante un alcance, la escápula
estabiliza el hombro, en tanto que en la marcha
el miembro inferior y la pelvis ipsilateral que
toman la carga ofrecen la estabilidad para el
avance del miembro inferior opuesto.
La estabilidad se desarrolla en el niño en forma secuencial, en dirección proximal–distal controlando primero la estabilidad estática y luego
la dinámica: la estabilidad estática o mecánica
se da por cocontracción simultánea entre los
músculos del plano frontal y sagital del segmento en juego, donde todavía no hay control recíproco entre los grupos musculares antagonistas,
por tanto, no hay desplazamiento y el segmento
se muestra en fijación fisiológica (7).
La estabilidad dinámica resulta de la coordinación del movimiento por inhibición recíproca
en un segmento que ya ha aprendido a estabilizarse estáticamente y en donde se logra controlar el juego de grupos musculares antagonistas
del segmento, por lo tanto, se permite el desplazamiento, y se posibilita el traslado de carga, la
inclinación, la rotación y la flexo-extensión entre otros. Al mismo tiempo y proximal a este
segmento en desplazamiento, se encuentra otro
segmento en estabilidad estática que le da el
apoyo ya que sin este no es posible el desplazamiento.
Aunque cada segmento corporal lo hace en
forma similar, miremos sólo el caso de las cinturas escapular y pélvica: cerca del cuarto mes el
niño muestra estabilidad mecánica en la cintura
escapular (8), lo cual se ve porque éste puede ser
capaz de mantener prono sobre antebrazos. En
este momento no hay movimiento, sólo sostiene la posición, ya que no puede trasladar carga a
un hombro para que el opuesto haga un alcance
todavía. En el sexto mes, la cintura pélvica empieza su entrenamiento en la estabilidad estática (9) y le sirve de punto de estabilidad a la
escápula para que sea dinámica y pueda hacer
alcances. Más tarde, la pelvis será dinámica en
la medida en que rodillas y cuello de pie le den
la estabilidad. Esta secuencia de eventos debemos observarla más adelante cuando revisemos
el desarrollo motriz del segmento inferior del
tronco y la cintura pélvica durante los primeros
meses.
El tronco: más que un eje
para el movimiento
Durante el movimiento corporal se observan simultáneamente cantidad de acciones que
hacen necesario descomponer, seleccionar y reagrupar cuando se busca entenderlo. El tronco
pasa por cambios importantes que conllevan a
modificaciones en la actividad de las cinturas
escapular y pélvica, y en las extremidades. Igualmente, el tronco pasa por un proceso para alcanzar el control de la flexión y de la extensión,
éste se sucede en tres niveles de actividad que
permanecen en sinergia durante toda la vida (10).
Entendiéndose como sinergia la acción simultánea de grupos musculares diferentes para reforzar la misma actividad, en el caso de los niveles
de actividad del tronco, la sinergia hace que la
actividad de un nivel refuerce el control de los
otros.
La extensión: como movimiento voluntario se desarrolla primero que la flexión y se evalúa en posición prono. El primer nivel de
extensión se observa por la elevación de cabeza
y cuello de la superficie y se espera en el niño
alrededor del segundo mes (músculos
paravertebrales cervicales) (Figura 1). El segundo nivel de extensión se observa por la extensión torácica y lumbar alta manifestándose en el
niño alrededor del quinto mes (músculos
paravertebrales toráxicos y lumbares), en tanto
que el tercer nivel de extensión muestra exten-
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sión lumbo-sacra con extensión de miembros
inferiores mostrando una elevación de las piernas y la actividad de los músculos paravertebrales lumbares con glúteos mayor y medio,
y se desarrolla en el niño después del sexto mes.
Los tres niveles de extensión actuando en sinergia nos llevan a la posición de prono–pivote
descrita por Margaret Rood, y se presenta de
manera completa alrededor del sexto mes de
edad (11).
La flexión: el patrón voluntario de flexión
se inicia cuando la extensión del mismo segmento se ha desarrollado, sirviéndole como
punto de estabilidad. Su evaluación se lleva a
cabo en posición supina.
Al igual que la extensión también tiene diferentes niveles: el primer nivel de flexión corresponde a cabeza y cuello. En supino se
presenta cuando el niño lleva el mentón en dirección al esternón, más o menos al quinto mes
de edad, para mirarse sus miembros inferiores
y/o sus pies (12). El nivel dos de flexión corresponde al trabajo del tronco superior, y se presenta cuando el niño tiene capacidad de sentarse
solo desde supino o cuando en sedente puede
inclinar su tronco detrás de la posición neutra
(actividad que se inicia a los seis meses y se completa alrededor de los once meses de edad) (Figura 2). En supino se observa cuando eleva la
cabeza, los hombros y la escápula del piso. Finalmente, el tercer nivel de flexión muestra su
actividad en la elevación de tronco inferior, pelvis y miembros inferiores (iniciándose a los seis
meses y perfeccionándose hacia los dieciocho
meses de edad) (13).
Estos niveles tienen características comunes
importantes y se constituyen en movimientos
combinados con objetivos funcionales. Cada
nivel se podría ejecutar independientemente
estimulando la actividad de los otros dos en el
mismo plano y la ejecución simultánea de los
seis niveles de movimiento (tres de flexión y
tres de extensión) potencializando al máximo
la estabilidad y funcionalidad de cada segmento
por el refuerzo de la sinergia.
Por ello, al realizar un nivel de flexión o de
extensión, éste se refuerza si se incluye el nivel
anterior, de lo contrario el nivel se ejecutará difícil
o débilmente. De otra parte, es importante tener
en cuenta que cada nivel puede realizarse aisladamente estimulando la actividad muscular del nivel anterior por sinergia. Si se piensa potencializar
un segmento es más conveniente reforzarlo con la
actividad de los anteriores teniendo en cuenta el
orden de estos niveles y su actividad en sinergia.
Cada patrón de extensión y de flexión se desarrolla y se mantiene para la funcionalidad del eje corporal principal considerado el tronco, y son la base
para las reacciones posturales de defensa (reacciones de equilibrio) (14).
Teniendo en cuenta estos conceptos se mirará un segmento corporal para observar estos
principios, analizando los eventos que son necesarios para su desarrollo kinesiológico.
Control del movimiento en
tronco inferior y en la pelvis
Desde que el niño nace inicia su camino en
busca del control de sus movimientos motivado
por la curiosidad de explorar el mundo y hacer
cosas dentro de él (15). El tronco es un punto de
comunicación entre la parte superior y la inferior del cuerpo, en la parte inferior el puente
principal de actividades y modificaciones se sucede a nivel de la pelvis.
Al igual que todos los segmentos corporales, la pelvis del recién nacido tiene sus características y cambios para empezar el largo proceso
de control de sus movimientos pasando desde
una pelvis en alto grado de fijación a una pelvis
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completamente dinámica, controlada y participativa en todos los eventos motrices tanto del
tronco superior y sus funciones, como de las
extremidades inferiores y sus acciones (16).
El recién nacido colocado en posición prono,
muestra la pelvis levantada de la superficie de
soporte causando un traslado de carga anterior
y un soporte de carga primario en los hombros
(17) (Figura 3). Del mismo modo, al ser colocado en supino, las caderas permanecen en flexión
con ligera abducción y rotación externa provocando que los pies se mantengan levantados de
la superficie de soporte. A pesar de que la columna vertebral del paciente se muestra redondeada (falta de actividad extensora) cuando se
sostiene en sedente, la pelvis permanece perpendicular a la superficie. En ese momento se
presenta el pataleo espontáneo, predominando
el rebote flexor y retornando las caderas y rodillas a la posición de flexión establecida. Al ser
sostenido en posición bípeda, las caderas permanecen en flexión y se ubican posteriores a la
cintura escapular.
Primer y segundo mes: la gravedad tiene
un efecto sobre la posición de las piernas elongando pasivamente los músculos anteriores de
la cadera (18). En supino, las caderas se mueven
en la dirección de extensión permitiendo a los
pies llegar a la superficie de soporte. Las caderas, además, incrementan su abducción y rotación externa. En prono, la pelvis se acerca más a
la superficie de soporte al disminuir la flexión
de cadera, y como resultado del soporte de carga primario se desplaza más en sentido posterior. La columna vertebral permanece
redondeada en sedente debido a la falta de desarrollo en la extensión y en bípedo al ser sostenido la cadera permanece posterior a los hombros
debido a la pobre movilidad y retracción de los
flexores de cadera (19). (Figura 4).
Ter
cer y cuarto mes: cuando los brazos se
ercer
mueven hacia adelante en prono y la flexión de
cadera disminuye, la pelvis se mueve en la superficie de soporte. La inclinación anterior de la
pelvis también empieza a lograrse cuando el
desarrollo de la extensión llega al área lumbar,
lo cual es facilitado por la elongación incompleta de la musculatura flexora de cadera (20). La
posición de la pelvis se ve afectada en esta posición por un aumento de la abducción y rotación
externa de la cadera y lleva a una fijación
posicional o anatómica de inclinación anterior
de la pelvis (21). Lo anterior provee estabilidad
inicial sobre la cual puede empezarse a mover
el tronco superior. En supino, las piernas permanecen en posición de rana (flexión de cadera
rodilla de 90º con abducción y rotación externa), y en tracción a sedente se nota una debilidad antigravitatoria por la poca participación
de los abdominales y flexores de cadera. En
sedente con apoyo, la pelvis del bebé empieza a
inclinarse posteriormente, con el tronco inferior redondeado debido a que la fuerza de los
extensores no es suficiente para soportar el tronco en una posición antigravitatoria. Esto y la
poca fuerza de extensores de cadera, hace que el
bebé se incline hacia adelante en sedente.
Quinto mes: eeste periodo de tiempo es importante para el desarrollo de fuerza muscular
en la parte posterior del cuerpo y estiramiento
de la musculatura de la parte anterior del tronco
y pelvis. Lo anterior se logra fisiológicamente
mediante la reacción de Landau que en este tiempo aumenta la fuerza de extensión espinal en el
área lumbar (22) (Figura 5). En prono, la disminución de la abducción, de la rotación externa y
de la flexión de cadera disminuye produciendo
mejor alineación en las extremidades inferiores
con respecto al tronco y disminuye la estabilidad postural. Estos factores y el imbalance en el
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control flexor hacen que el bebé role desde prono a decúbito lateral cuando se aumenta el pataleo espontáneo haciendo que la carga o peso se
traslade lateralmente.
En supino se desarrolla la fuerza flexora
antigravitacional permitiendo al bebé flexionar
activamente las rodillas, dirigiéndolas hacia sus
manos. Desde esta posición el bebé también rola
a decúbito lateral gracias a las reacciones de enderezamiento en cuello y a la mayor fuerza en
extensión. En la medida que los anteriores movimientos se practican, se desarrolla la movilidad antero-posterior de la pelvis. La tracción
hacia sedente hace que los abdominales y
flexores de cadera se fortalezcan. La fuerza de
extensión lumbar se ve aumentada en sedente
con apoyo, llevando la pelvis posteriormente a
una posición perpendicular. En este momento
una postura más erecta es posible por el aumento en la estabilidad y movilidad de cadera y una
mayor actividad abdominal.
Sexto y séptimo mes: después de varias semanas de fortalecimiento de la musculatura
extensora por la actividad del niño en prono y
sedente, la reacción de Landau se vuelve más
natatoria en naturaleza y el bebé se apoya en
brazos semi-extendidos, se continúa facilitando
la extensión lumbar y la extensión de cadera
(23). La actividad aductora de la cadera también
refuerza la extensión de la misma. Por tanto, en
prono, las piernas tienen mejor alineación con
el tronco. Se mantiene una suave rotación y abducción de cadera para agregar estabilidad. Cuando el bebé traslada su carga en esta posición, el
control del balance entre flexores y extensores
hace que el tronco y la cadera del lado sin soporte de peso empiecen a flexionarse. Este inicio de
control lateral conlleva a un rango más amplio
de movilidad pélvica. Los extensores de cadera
y rodilla se elongan cuando el bebé trae sus pies
hacia su boca y rola a la posición de decúbito
lateral (24). La disociación pélvico-femoral empieza cuando el niño pasa mayor tiempo en decúbito lateral y la musculatura lateral es
elongada.
En la posición de decúbito lateral, la disociación de los miembros inferiores se facilita desde
esta posición en la medida en que la pierna ubicada en la parte superior se lleva adelante para
aumentar la estabilidad (Figura 6). La actividad
abdominal antigravitatoria se aumenta cuando
el bebé asiste en la tracción a sedente. Ocasionalmente, se ve en este periodo que el bebé
tracciona directamente a bípeda debido al aumento en la extensión de cadera. El balance entre flexión y extensión no está presente en
posiciones erguidas, así que el bebé continua
inclinándose hacia adelante en sedente. Esto ocurre, además, por la estabilidad/movilidad incompleta de la extensión de cadera. En bípeda
las caderas permanecen en abducción y rotación
externa, sin embargo el aumento en la actividad
extensora de cadera y la elongación de sus grupos flexores permiten a la cadera moverse de
manera alineada con los hombros.
En prono, debido al mejor control de tronco,
se disminuye la flexión y la abducción de cadera
durante el traslado de carga. El incremento en el
control lateral y abdominal elimina la necesidad de fijación anatómica. La fuerza abdominal
es, además, suficiente para estabilizar la pelvis
y permitir al bebé empujar hacia atrás en prono.
Esto facilita la extensión de cadera y la disociación pélvico-femoral. Cuando el niño trae los
pies a su boca, la pelvis se eleva de la superficie
de soporte debido a mayor actividad extensora de
cadera, al aumento de la movilidad de cadera y
al aumento en la fuerza abdominal (25). Este
ejercicio ayuda a poner gran cantidad de estiramiento a los extensores cervicales.
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El control lateral fuerte del tronco y la pelvis
permite al niño levantarse más alto en decúbito
lateral y hacer uso de ello funcionalmente (26).
En decúbito lateral se ha ganado un mejor movimiento aislado de cadera permitiendo a la
flexión y rotación externa llevar el pie adelante
en posición de soporte de peso (Figura 6).
Cuando el niño se mueve de supino a prono
y exhibe reacciones de equilibrio en ambas posiciones, se evidencia un aumento de los movimientos aislados con aumento del control y
fuerza en tronco. El bebé tracciona independientemente a sedente cuando los abdominales y
flexores de cadera están fuertes (27), y en sedente
el tronco está erecto gracias al balance en el control de flexores y extensores. El control lateral
en esta posición sedente todavía no es funcional, así que las caderas permanecen en posición
de rana para proveer estabilidad postural. En
este sentido, la posición sedente ha ganado mayor estabilidad en extensión de cadera lo cual
previene al bebé de colapsarse hacia delante. Esto
muestra que, en gran cantidad de casos en los
que un bebé no se sienta erguido, puede faltar
fuerza en extensores lumbares del tronco, en
extensores de cadera o en ambos.
Octavo mes: ccontinúa el fortalecimiento del
control lateral y las reacciones de equilibrio de
tronco y pelvis en prono habilitando al niño para
pivotear y apoyarse en posición cuadrúpeda con
el abdomen elevado de la superficie de soporte.
A pesar de que el bebé puede empujar hacia
atrás en posición cuadrúpeda, él mantiene una
flexión de cadera mayor de 90º debido a un escaso control de la extensión en posiciones de
soporte de peso. Desde esta posición, el bebé
puede pasar a sedente moviendo el tronco sobre
la pelvis y cadera (Posición sedente lateral ver
figura 7). Los miembros inferiores son los primeros movilizadores, la pelvis y la cadera se
mueven como una unidad (28). Además, los
miembros inferiores son mantenidos en abducción y rotación externa para proveer estabilidad en los movimientos del tronco superior.
El niño, además, puede pasar nuevamente a
prono moviendo también su tronco sobre la
pelvis y las piernas. Los abdominales se convierten en los principales movilizadores cuando traccionan de supino a sedente no siendo
esencial la participación de los flexores de cadera. Frecuentemente se usa el decúbito lateral
como una posición de juego (29) en la medida
en que los movimientos laterales se fortalecen y
permiten un aumento en el rango de alcances en
ésta postura. La pierna ubicada en la parte superior patea adelante y atrás reflejando que el
movimiento en el miembro inferior es mejor y
aislado. Cuando el niño empieza a traccionar
hacia la posición bípeda y empieza a cruzar entre los muebles, usa simultáneamente la abdución seguida de adducción de ambos miembros
inferiores. A pesar que el bebé inicia el traslado
de peso a través de la pelvis, todavía no es capaz
de levantar una pierna al tiempo. Las caderas y
piernas empezarán a moverse bajo la pelvis
cuando la estabilidad general de la cadera mejore. Tanto en sedente como en bípeda, se observa una postura lordótica normal.
Noveno mes: aparecen las reacciones de
equilibrio en sedente en la medida en que los
miembros inferiores salen de la posición de abducción y rotación externa en la que han permanecido desde que el niño inicia a ponerse en pie
en el anterior mes (30). Cuando la anterior posición de bloqueo disminuye, se permite la rotación de tronco.
El bebé, además, muestra posiciones de
sedente lateral y sedente largo, y es capaz de moverse desde sedente a través de sedente lateral
hasta cuadrúpedo gracias al aumento de la esta-
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bilidad y movilidad de cadera y al control aislado del tronco (Figura 7). Estos movimientos aislados son indicativos de una continua disociación
pélvico-femoral.
En cuadrúpeda, muestra un patrón de gateo
lateral de cuatro puntos debido al desarrollo
incompleto de reacciones de equilibrio en dicha
posición. También se ve un aumento en la estabilidad de cadera notorio por la habilidad de
trasladar peso posteriormente en cuadrúpeda y
de subir a rodillas por medio de una acción inversa (contracción excéntrica) del músculo cuadriceps. Los extensores de cadera no son todavía
suficientemente fuertes para lograrlo. El niño es
capaz de jugar en posición de rodillas debido a
una buena estabilidad en tronco (31).
A pesar que el bebé tracciona hacia semi-arrodillado cuando se prepara a pasar a la posición
bípeda, él asume bípeda extendiendo simultáneamente sobre ambos miembros inferiores. Pero
semanas más tarde mejora el control de esta transición y lo hace con un miembro inferior al tiempo. Estando en posición bípeda, se apoya en un
miembro superior o en el pecho y hace traslado
de carga rotando internamente la pelvis sobre la
pierna que soporta el peso. Este cambio en la pelvis en relación con las piernas conlleva a mayor
disociación, lo que se muestra también en la forma diagonal de cruzar con ambos miembros inferiores en continua abducción pero con una
cadera en flexión y la otra en extensión. El niño
desciende desde la posición bípeda a la posición
sedente mediante una caída brusca hacia atrás;
esto, debido al pobre control de la contracción
excéntrica del glúteo mayor y del cuadriceps.
Décimo mes: el fortalecimiento continuo en
posiciones laterales le permite jugar en una posición de decúbito lateral más alta (32). Aunque
el movimiento asumiendo y dejando el sedente
lateral desde cuadrúpedo ocurre, la falta de es-
tabilidad y movilidad completa en pelvis y cadera limita la capacidad para mantener una posición de sedente lateral para el juego. Cuando
las reacciones de equilibrio se desarrollan en
cuadrúpedo, el niño demuestra un patrón más
recíproco de gateo.
El niño continúa traccionando para posicionarse en medio arrodillado al prepararse para
la posición bípeda. Sin embargo, asume la posición bípeda desde una posición de cunclilla diagonal (33). Es más factible descender desde
bípeda a medio arrodillado si los miembros superiores lo soportan para mayor control. En
bípeda, se necesita un soporte más inferior en
los abdominales para que los miembros superiores puedan jugar libremente. Durante la marcha con apoyo se ve aumento de la rotación
pélvica con mayor traslado de carga sobre la
pelvis y miembros inferiores, por lo cual hay
mayor movimiento de los miembros inferiores
con relación al tronco. Las caderas se mantienen
en rotación externa para proveer mayor estabilidad.
Undécimo mes: es el tiempo en el que la
abducción de los miembros inferiores logran un
control tal que proveen la estabilidad postural
cuando el niño empieza el sedente corto (34), es
decir que puede sentarse seguro y sin apoyo en
una banca.
El traslado de carga (peso) lateral extremo
todavía no ocurre por la inestabilidad de la pelvis en una posición más erguida como por ejemplo en la posición de rodillas o la posición bípeda
al hacer un alcance cruzando línea media o un
alcance con abducción humeral. Por lo tanto, el
niño, para hacer un alcance, mantiene una fuerte
posición de enderezamiento lateral. El niño es
capaz de descender al piso rotando el tronco sobre la pelvis y las extremidades inferiores asumiendo la posición cuadrúpeda. A partir de aquí
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el niño puede devolverse a la posición de rodillas para jugar.
Duodécimo mes en adelante: es el periodo
en el cual se logra el balance en posición bípedo
sin apoyo, los primeros pasos y la marcha. Para
ello es necesario terminar de fortalecer el control de la extensión de cadera y la estabilidad
lateral de la pelvis; ello se logra mediante otras
actividades.
El niño desciende desde bípeda a cuclillas
con un mayor control de tronco y caderas. En
este momento, todos los músculos de tronco,
pelvis y caderas han elongado y están aumentando su control en posiciones y movimientos
antigravedad más difíciles. El niño asume y sale
de todas las posiciones con control. Los miembros superiores se usan menos para traccionar a
bípeda desde rodillas o cunclillas.
Sobre sus rodillas, el niño muestra una mayor pero no completa extensión de cadera, pues
todavía debe lograr mayor control abdominal y
de extensión de cadera en posición erguida. La
disociación de pelvis y miembros inferiores es
evidente al cruzar entre muebles y durante la
marcha, con manos elevadas, y cuando hace traslado normal de carga en forma independiente.
La marcha independiente se presenta y mientras sea inestable la realiza con miembros inferiores en amplia abducción y flexión lateral de
tronco sobre el lado que soporta carga. Al ser la
marcha independiente, una tarea más difícil, el
niño usa la adducción de escápula para reforzar
la extensión de escápula (Figura 8). En la medida en que se logre mayor control extensor del
tronco inferior y lateral de pelvis, se disminuirá
la abducción de los miembros inferiores dando
una base de sustentación normal, el tronco se
mostrará erguido y los miembros superiores se
muestran libres y dinámicos para manipular
objetos y cargarlos.
Conclusiones
Las retracciones fisiológicas que el niño adquiere por la posición intrauterina le sirven al
recién nacido para iniciar el desarrollo de su control. Los puntos de fijación y posturas mantenidas le sirven de apoyo para empezar a estabilizar
los primeros movimientos voluntarios, como lo
hace la flexión del tronco y la flexión de los miembros superiores sirviendo como base de sustentación para el levantamiento de la cabeza.
En el primer y segundo mes se hace notable
la función de la gravedad y la postura corporal
en el inicio del estiramiento de las estructuras
retraídas que permiten al niño cambiar su soporte de peso desde los hombros a segmentos
más caudales o inferiores. El tercero y cuarto
mes dan inicio a la actividad extensora de la
pelvis que permite el logro de posiciones en
meses posteriores. El quinto y sexto mes son el
tiempo de notable fortalecimiento del grupo
extensor de tronco inferior y del grupo abdominal, sin dejar de trabajar en el fortalecimiento de los segmentos superiores.
Después de lograr posiciones, el bebé empieza a dominarlas para jugar dentro de ellas
como lo muestra el séptimo y octavo mes, periodo en el que comienza a mostrarse muy dinámico y funcional, actividad que a su vez le
sirve para continuar el fortalecimiento de los
grupos musculares.
El desarrollo del movimiento es un proceso
en cadena. Cada aumento o disminución en la
postura y control del movimiento conlleva a
otras posiciones, movimientos y al desarrollo
de habilidades. En el niño, dicho proceso se da
naturalmente mediante el juego, la curiosidad y
la motivación para descubrir, mediante la repetición de acciones y el placer que encuentra en el
movimiento. Entender este proceso es fundamental para a crear movimiento en el cuerpo
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humano bien sea para un individuo con desarrollo anormal o para uno que, habiendo logrado el desarrollo, ha perdido sus funciones. En
cualquiera de los casos se necesita de un proceso
en donde cada logro de movimiento se construye facilitando la presencia del nivel anterior.
El tronco y la pelvis son segmentos importantes en el logro de la estabilidad de las posiciones de soporte de peso como el sedente largo,
sedente corto, sedente lateral, cuadrúpeda, rodillas, semi-arrodillado y bípeda pero son fundamentales en el balance en bípedo y la marcha.
El tronco inferior por su ubicación y su control
muscular es el comunicador esencial entre los
miembros inferiores y todas las actividades de
la cabeza y los miembros superiores de manera
que los apoya, los modifican y los coordina
kinesiológicamente.
Bibliografía
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Rojas M.
FIGURA 1. Un bebé de 4 semanas muestra la
activación de los niveles de extensión. En la
fotografía superior la cabeza esta pasiva, en la
inferior la actividad del primer nivel extensor
activa el segundo nivel y hasta parte del tercero.
Nótese el cambio postural y la actividad en tronco
inferior y miembros inferiores.
FIGURA 3. La fotografía superior muestra una bebé
de 2 semanas de nacida y la inferior una bebé de 4
Semanas. Véase la posición elevada de la pelvis, la
cadera sobre las rodillas en abducción y rotación
externa, los codos debajo y caudales con respecto a
los hombros y obsérvese el soporte de peso principalmente sobre cabeza y hombros.
FIGURA 2. Niveles de flexión, el primero activa en
forma de sinergia los otros dos.
FIGURA 4. En un bebé de
pocas semanas la flexión
fisiológica de cadera hace
que en posición vertical la
articulación de la cadera se
coloque posterior a los
hombros.
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Desarrollo kinesiológico: la interpretación de un proceso para facilitar el movimiento corporal humano
FIGURA 5. Extensión completa de tronco con
extensión, rotación externa y abducción de
cadera.
FIGURA 6. En la posición decúbito lateral, el
miembro inferior con el pie adelante está trabajando la estabilidad lateral de la cadera.
FIGURA 7. La posición sedente lateral usada para traslado a la
posición cuadrúpeda, para alcances amplios durante el juego.
Necesita de estabilidad lateral de la pelvis y mejora la movilidad
del tronco sobre la pelvis.
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Rojas M.
FIGURA 8. Posición bípeda inicial con
fijación en miembros superiores y miembros inferiores en rotación externa y
abducción de cadera.
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