Boletín Cultural "El Nigromante" No. 27 Agosto de 2002

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EFEMÉRIDES
1 de junio
1 de junio de 1906
1 de junio de 1926
3 de junio de 1821
3 de junio de 1861
5 de junio
5 de junio de 1878
5 de junio de 1920
5 de junio de 1950
9 de junio de 1933
10 de junio de 1971
12 de junio de 1818
12 de junio de 1928
13 de junio de 1869
14 de junio de 1926
14 de junio de 1937
15 de junio de 1861
15 de junio de 1879
15 de junio de 1888
18 de junio de 1926
18 de junio de 1926
19 de junio de 1867
19 de junio de 1921
19 de junio de 1760
20 de junio de 1811
23 de junio de 1861
23 de junio de 1955
23 de junio de 1818
26 de junio de 1811
26 de junio de 1802
27 de junio de 1814
28 de junio de 1712
30 de junio de 1466
30 de junio de 1520
30 de junio de 1959
Día de la Marina
Huelga de mineros en Cananea, Son
Natalicio de la actriz estadunidense Marilyn Monroe (Norma
Jean Mortenson)
Muerte del caudillo insurgente Pedro Ascensio Alquisiras
Muerte del político mexicano Melchor Ocampo
Día Mundial del Medio Ambiente
Natalicio del revolucionario mexicano Francisco Villa (Doroteo
Arango)
Asume la rectoría de la Universidad Nacional de México, el Lic.
José Vasconcelos
Se da inicio, simbólicamente, a la construcción de la Ciudad
Universitaria con la primera piedra de la Torre de Ciencias
Natalicio del ingeniero y escritor mexicano Vicente Leñero
Masacre contra el movimiento estudiantil (Jueves de Corpus)
Natalicio del político mexicano Manuel Doblado
Muerte del poeta mexicano Salvador Díaz Mirón
Natalicio del revolucionario mexicano Felipe Ángeles
Inicio del movimiento armado de los Cristeros
Comienza a laborar Radio UNAM
Muerte del político mexicano Santos Degollado
Muerte del político mexicano Ignacio Ramírez "El Nigromante"
Natalicio del poeta mexicano Ramón López Velarde
Natalicio del poeta mexicano Efraín Huerta
Muerte del escritor ruso Máximo Gorki
Fusilamiento del emperador Maximiliano, y de los generales
mexicanos Miramón y Mejía
Muerte del escritor mexicano Ramón López Velarde
Natalicio del político mexicano Francisco Primo de Verdad
Romero
Muerte del insurgente mexicano Ignacio Aldama
Muerte del político mexicano Leandro Valle
El ingeniero Javier Barros Sierra asume la dirección de la
Escuela Nacional de Ingeniería
Natalicio del político mexicano Ignacio Ramírez "El
Nigromante"
Muerte de los caudillos Ignacio Allende, Juan Aldama y
Mariano Jiménez
Natalicio del expresidente de México Mariano Arista
Muerte del insurgente mexicano Hermenegildo Galeana
Natalicio del filósofo suizo Juan Jacobo Rousseau
Natalicio del emperador azteca Moctezuma II
Victoria Mexicana sobre los invasores españoles (Noche Triste)
Muerte del filósofo mexicano José Vasconcelos
Sugerencias y aportaciones en la: División de Ciencias Sociales y Humanidades. Lic. J. René Gómez
Rodríguez. E-mail: [email protected] Tels. 56220857 y 56161397
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El Papa Julio II no pudo gozar la obra que debía constituir la prueba de su grandeza y su poder;
murió pocos meses después de que la bóveda fuera terminada el 21 de febrero de 1513. La
muerte interrumpió la asociación que, en cierto sentido, se había establecido entre el Papa y
Miguel Ángel: dos personajes difíciles, de carácter intransigente, se
habían encontrado, consolidando una extraña relación basada en el
respeto y la estima recíprocos y quizá, en la recíproca consideración
de su genialidad superior que ambos creían poseer.
Miguel Ángel había recibido el encargo del Papa Julio II, en 1505, de
realizar su tumba, planeada desde un primer momento como la más
magnífica y grandiosa de toda la cristiandad. Miguel Ángel sólo pudo
terminar algunas de sus mejores esculturas con destino a la tumba
de Julio II, entre las que destaca el Moisés (1515), figura central de
la nueva tumba, hoy conservado en la iglesia de San Pedro ad
vincula, Roma. El musculoso patriarca aparece sentado en actitud
vigilante dentro de un nicho de escasa profundidad, sosteniendo las
Tablas de la Ley y con su larga barba entrelazada en sus poderosas
manos. Parece una figura distante, en comunicación directa con Dios, y con una mirada que
resume a la perfección la sensación de terribilidad. Otras dos magníficas estatuas destinadas a
esta tumba, el Esclavo moribundo y el Esclavo rebelde, demuestran claramente los modos
miguelangelescos de abordar la escultura.
Miguel Ángel comenzó a trabajar en 1536 en el fresco del Juicio Final para decorar la pared
situada tras el altar de la Capilla Sixtina, dando por concluidos los trabajos en 1541. Cristo, en
actitud de juez, se convierte en el Centro de la composición; a la izquierda, la salvación de las
almas que van ascendiendo al cielo; a la derecha, los condenados que van cayendo a un infierno
dantesco. Como era normal, Miguel Ángel representó a todas las figuras desnudas, desnudez
que fue tapada una década después con los paños de pureza, realizados por Daniele da Volterra
(conocido como II Braghettone) precisamente por este motivo en un momento en el que el clima
cultural se había vuelto mucho más conservador. El propio Miguel Ángel aparece retratado en la
piel desollada de san Bartolomé, a los pies de Cristo.
Por otra parte, a finales de la década de 1970 comenzaron los trabajos de restauración de los
frescos de la Capilla Sixtina, que con el paso del tiempo se habían deteriorado enormemente. Al
limpiarlos, para lo que se emplearon las técnicas más modernas, aparecieron los colores
originales de las pinturas. También se eliminaron gran parte de los paños que cubrían los
desnudos de las figuras, y sólo se han conservado los que tapaban partes que se habían
borrado. La restauración se llevó a cabo en dos fases: en la primera se restauraron la bóveda y
las paredes, en la segunda se restauró el Juicio Final, que fue presentado al público el día de
Pascua de 1994 por el Papa Juan Pablo II.
La obra cumbre de Miguel Ángel como arquitecto fue la basílica de San Pedro, con su
impresionante cúpula. La dirección de las obras, iniciadas por Donato Bramante y continuadas,
por Antonio Sangallo el Joven, y Rafael, le fueron encomendadas por el Papa en 1546. Siguiendo
el esquema de Bramante, Miguel Ángel diseñó un templo de planta de cruz griega coronado por
una espaciosa y monumental cúpula sobre pechinas de 42 metros de diámetro. Posteriormente,
Carlo Maderno modificó la planta original y la transformó en una planta de cruz latina. Miguel
Ángel fallece en Roma el 18 de febrero de 1564 a la edad de 89 años.♦
Colaboración del Lic. J. René Gómez Rodríguez
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EL FÚTBOL
L
a historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha
hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí.
En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo
que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un
rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana:
bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda,
jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez.
El juego se ha convertido en espectáculo, con
pocos protagonistas y muchos espectadores,
fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido
en uno de los negocios más lucrativos del mundo,
que no se organiza para jugar sino para impedir
que se juegue. La tecnocracia del deporte
profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura
velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la
alegría, atrofia la fantasía y prohibe la osadía.
Por suerte todavía aparece en las canchas,
aunque sea muy de vez en cuando, algún
descarado carasucia que se sale del libreto y
comete el disparate de gambetear a todo el equipo
rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el
puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida
aventura de la libertad.
El hincha
Una vez por semana, el hincha huye de su casa y acude al estadio.
Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las
serpentinas y el papel picado: la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el
templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus
divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la
pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en
carne y hueso a sus ángeles batiéndose a duelo contra los demonios de turno.
Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, se come la gorra, susurra
plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga
abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el
hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores,
todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos.
Rara vez el hincha dice: «Hoy juega mi club». Más bien dice: «Hoy jugamos nosotros».
Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que
empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que
jugar sin hinchada es como bailar sin música.
Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su
victoria, qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota, otra vez nos
estafaron, juez ladrón. Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el
estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de
fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo y
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también el hincha regresa a su soledad, yo que ha sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa,
se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del
carnaval.
El gol
El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida
moderna. Hace medio siglo, era raro que un partido terminara sin goles: 0 a 0, dos bocas abiertas,
dos bostezos. Ahora, los once jugadores se pasan todo el partido colgados del travesaño,
dedicados a evitar los goles y sin tiempo para hacerlos.
El entusiasmo que se desata cada vez que la bala blanca sacude la red, puede parecer misterio o
locura, pero hay que tener en cuenta que el milagro se da poco. El gol, aunque sea un golecito,
resulta siempre goooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio, un do de
pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud delira y el estadio se olvida de
que es de cemento y se desprende de la tierra y se va al aire.
La fiesta
Hay algunos pueblos y caseríos del Brasil que no tienen iglesia, pero no existe ninguno sin cancha
de fútbol. El domingo es el día que más trabajan los cardiólogos de todo el país. Un domingo
normal, cualquiera puede morir de emoción mientras se celebra la misa de la pelota. Un domingo
sin fútbol, cualquiera muere de aburrimiento.
Cuando la selección de Brasil naufragó en el Mundial del
66, hubo suicidios, ataques de nervios, banderas patrias a
media asta y crespones negros en las puertas, y una
bailandera procesión de dolientes cubrió las calles y enterró
al fútbol nacional con ataúd y todo. Cuatro años después,
Brasil ganó por tercera vez el campeonato mundial.
Entonces Nelson Rodrigues escribió que los brasileños
dejaron de tener miedo de que se los llevara la perrera, y
fueron todos reyes de manto de armiño y erguida corona.
En el Mundial del 70, Brasil jugó un fútbol digno de las
ganas de fiesta y la voluntad de belleza de su gente. Ya se
había impuesto en el mundo la mediocridad del fútbol
defensivo, con todo el cuadro atrás, armando el cerrojo, y
adelante uno o dos hombres jugando al solitario; ya habían
sido prohibidos el riesgo y la espontaneidad creadora. Y
aquel Brasil fue un asombro: presentó una selección
lanzada a la ofensiva, que jugaba con cuatro atacantes,
Jairzlnho, Tostao, Pelé y Rivelino, que a veces eran cinco y
hasta seis, cuando Gerson y Carlos Alberto llegaban desde
atrás. En la final, esa aplanadora pulverizó a Italia.
Un cuarto de siglo después, semejante audacia sería considerada un suicidio. En el Mundial del
94, Brasil ganó otra final contra Italia. Ganó en la definición por penales, al cabo de ciento veinte
minutos sin goles. De no haber sido por los penales, las vallas hubieran seguido invictas por toda
la eternidad.♦
Artículos tomados del libro: El fútbol. A sol y sombra. De Eduardo Galeano
Colaboración del Lic. J. René Gómez Rodríguez
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Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Ingeniería
División de Ciencias Sociales y Humanidades
Viene pag. 1
permaneció bajo una capa de cenizas, y hasta 1748 no comenzaron las excavaciones. Entre los
aspectos más importantes de los descubrimientos destaca el grado de conservación extraordinario
de los objetos encontrados. La lluvia de cenizas húmedas que acompañó a la erupción formó un
sello hermético sobre la ciudad, conservando muchas estructuras públicas, templos, teatros,
termas, tiendas y casas particulares. Además, entre las ruinas se encontraron los restos de más
de 2,000 víctimas del desastre, incluidos varios gladiadores encadenados para que no se
escaparan o se suicidaran. Las cenizas, mezcladas con la lluvia, se depositaron alrededor de los
cuerpos tomando su forma y éstos se conservaron aún después de que se convirtieran en
cenizas. Los investigadores vertieron escayola líquida dentro de algunos de esos moldes y así se
han conservado las formas de los cuerpos; algunas de estas figuras se exponen en el museo
construido en la actual ciudad de Pompeya, cerca de Porta Marina, una de las ocho puertas de la
ciudad. La mayoría de los habitantes escaparon a la erupción, llevándose algunas pertenencias
personales. Los edificios, junto con los objetos, constituyen un documento admirable, real y
completo de la vida en una ciudad italiana en el siglo I d.C.♦
EL NIGROMANTE
Boletín Cultural
Año III, Número 27, junio de 2002
.
Colaboración de Carolina Garrido Morelos.
Actividades Artístico-Culturales en la Facultad de Ingeniería y en la UNAM
* Exposición de Pintura: “Ángel Vallarta”, del 11 al 14 de junio, todo el día, vestíbulo del auditorio
Javier Barros Sierra
* Música: Grupo Suhspiria, 13 de junio, 13:30 hrs. auditorio Sotero Prieto
* Teatro: “El amor pintor”, La Herencia de Wagner, 13 de junio, 18:00 hrs. auditorio Javier Barros
Sierra
* Teatro: “Me Llevo...”, La Herencia de Wagner, 20 de junio, 12:00 hrs. auditorio Sotero Prieto
* Exposición: “El mundo sin Sida”, del 24 al 28 de junio, todo el día, vestíbulo del auditorio Javier
Barros Sierra
* Conferencia: “El mundo sin Sida”, 24 de junio, 10:00 hrs. auditorio Javier Barros Sierra
* Música: “El mundo sin Sida”, 25 de junio, 10:00 hrs. auditorio Javier Barros Sierra
* Música: “The Infonavit´S Fucking Home”, 27 de junio, 18:00 hrs. auditorio Javier Barros Sierra
* Danza: “La Mirada del Sordo”, jueves y viernes 20:00 hrs. sábado 19:00 hrs. y domingo 18:00
hrs. Sala Miguel Covarrubias, CCU
* Danza: “Ratones con pantalones”, sábados 13:00 hrs. Sala Miguel Covarrubias, CCU.
* Literatura: “Feria Editorial de la Coordinación de Difusión Cultural”, sábados y domingos, de
11:00 a 17:00 hrs. jardines de Casa del Lago
* Concierto de Rock: “La Perra, contra la violencia hacia los animales”, 8 de junio, 12:00 hrs. 22
de junio, 15:00 hrs. Foro XXI Casa del Lago
* Música: “El rincón de los niños de Debussy, y Babar el Elefantito de Poulenc”, 8 de junio,
Anfiteatro Simón Bolívar, Antiguo Colegio de San Ildefonso
* Música: “OFUNAM”, sábados 20:00 hrs. domingos 12:00 hrs. Sala Netzahuacóyotl, CCU.
* Teatro: “La Prisionera”, miércoles a viernes 20:00 hrs. sábados 19:00 hrs. domingos 18:00 hrs.
Foro Sor Juana Inés de la Cruz, CCU
* Teatro: “Tiernas Puñaladas”, miércolesa viernes 20:00 hrs. sábados 19:00 hrs. domingos 18:00
hrs. Teatro Santa Catarina
* Teatro: “1822, El Año en que Fuimos Imperio”, jueves y viernes 20:00 hrs. sábado 19:00 hrs.
domingo 18:00 hrs. Teatro Juan Ruiz de Alarcón, CCU
* Teatro: “Callejón, No Me Olvides”, sábados y domingos 13:00 hrs. Foro del Centro Universitario
de Teatro
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POMPEYA
E
l día 24 de agosto del año 79 d.C., se anunció con un sol esplendoroso, y los
pompeyanos atareados en sus quehaceres, en el ir y venir de la vida frenética que
se desarrollaba en la ciudad, no sabían que aquel sol maravilloso lo habrían visto por
última vez. Así pues, en las primeras horas de la tarde, la cumbre del Vesubio estalló
produciendo una explosión espantosa, y de la boca del volcán, un río negro de cenizas y
piedras recorrieron la ciudad sembrando muerte y destrucción sin perdonar nada ni a
nadie. Así, bajo seis o siete metros de tierra quedó sepultada la ciudad de Pompeya.
Desde aquel lejano y funesto 24 de agosto transcurrieron más de mil seiscientos años
de oscuridad, cuando por mera casualidad, haciendo algunas excavaciones en la zona,
el arquitecto Domenico Fontana tropezó con algunas inscripciones, más nadie
sospechaba siquiera haber tropezado con toda una ciudad sepultada.
Pompeya, ciudad de Campania, en el sur de Italia, localizada a pocos kilómetros al sur
del monte Vesubio, entre Herculano y Stabias (actual Castellammare di Stabia). Fundada
hacia el 600 a.C. más tarde fue el lugar favorito de los romanos acaudalados; alcanzó
una población de aproximadamente 20,000 habitantes a principios de la era cristiana.
Pompeya antes de ser destruida tuvo un terremoto que causó graves daños a la ciudad
en el 63 d.C., y la erupción del Vesubio la destruyó en su totalidad en el 79 d.C.
sepultándola junto con las ciudades de Herculano y Stabias. Durante más de 1,600 años
Pase pag. 8
MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI
N
ació el 6 de marzo de 1475 en el pequeño pueblo de Caprese, Italia. El padre de Miguel Ángel,
Ludovico Buonarroti, colocó a su hijo a los 13 años de edad, en el taller del pintor Domenico
Ghirlandaio. Su gusto instintivo y su innata atención por las obras de artes visuales conducían de
este modo al joven aprendiz a concentrarse únicamente en algunos autores, entre los cuales
destacaba Masaccio, y de quien copiaba sobre todo los famosos frescos de la capilla Brancacci en la
iglesia del Carmen. A Miguel Ángel no le faltaba más que encontrar un mecenas. Y éste fue Lorenzo
de Medici, El Magnífico.
Miguel Ángel, a los16 años de edad, ya había realizado dos esculturas en relieve, el Combate de los
lapitas y los centauros y la Virgen de la escalera con las cuales demostró que ya había alcanzado su
personal estilo a tan temprana edad. Su mecenas, Lorenzo, El
Magnífico, murió en 1492; dos años después Miguel Ángel
abandonó Florencia, en el momento en que los Medici son
expulsados por un tiempo de la ciudad por Carlos VIII.
De 1498 a 1500 Miguel Ángel esculpió La Pietá para la
basílica de San Pedro en el Vaticano, esta escultura es una
de sus obras de arte más conocidas, y además es la única
obra en la que aparece su firma. Sentada majestuosamente,
la juvenil Virgen sostiene a Cristo muerto en su regazo,
iconografía que toma del arte del norte de Europa. En lugar de
aparentar dolor, María se contiene, se refrena, con una
expresión en el rostro de total resignación.
El punto culminante del estilo de juventud de Miguel Ángel
viene marcado por la gigantesca (4.34 m) escultura en mármol
El David, realizada entre 1501 y 1504, después de su regreso
a Florencia. El héroe del Antiguo Testamento aparece
representado como un joven atleta desnudo, musculoso, en
tensión, con la mirada fija en la distancia, buscando a su
enemigo, Goliat. La intensa y penetrante mirada, la fuerza
expresiva que emana del rostro del David es, junto con la
escultura de Moisés, realizada posteriormente, rasgo distintivo de muchas de las figuras del artista
toscano así como también de su propia personalidad.
En 1505, Miguel Ángel interrumpió su trabajo en Florencia al ser llamado a Roma por el papa Julio II
para realizar dos encargos. El más importante de ellos fue la decoración al fresco de la bóveda de la
Capilla Sixtina, que le tuvo ocupado entre 1508 y 1512. Miguel Ángel plasmó algunas de las más
exquisitas imágenes de toda la historia del arte. Sobre la bóveda de la capilla papal desarrolló un
intrincado sistema decorativo-iconográfico en el cual se incluyen nueve escenas del libro del
Génesis, comenzando por la Separación de la luz y las tinieblas y prosiguiendo con Creación del Sol
y la Luna, Creación de los árboles y de las plantas, la Creación de Adán, Creación de Eva, El pecado
original, El sacrificio de Noé, El diluvio universal y, por último, La embriaguez de Noé. Enmarcando
estas escenas principales que recorren longitudinalmente todo el cuerpo central de la bóveda, se
alternan imágenes de profetas y sibilas sobre tronos de mármol, junto con otros temas del Antiguo
Testamento y los antepasados de Cristo. Estas imponentes y poderosas imágenes confirman el
perfecto conocimiento que sobre la anatomía y el movimiento humanos poseía Miguel Ángel,
cambiando con ello el devenir de la pintura occidental. En el gigantesco fresco de la bóveda de la
capilla Sixtina Miguel Ángel trabajó de 1508 a 1512.
6
FRANCISCO VILLA, EL CENTRAURO DEL NORTE
D
oroteo Arango nació el 5 de junio de 1878 en la hacienda de Río Grande, jurisdicción
de San Juan del Río, Durango. Fue hijo de Agustín Arango y de Micaela Quiñones
Arámbula.
Muy pequeño quedó huérfano y estuvo dedicado a las
labores del campo hasta que a los dieciséis años hirió
de gravedad al dueño de la hacienda cuando éste
pretendía llevarse a su hermana por la fuerza.
Por este motivo, cambio su nombre por el de
Francisco Villa, y anduvo prófugo por la sierra hasta
que al estallar la revolución maderista, el 20 de
noviembre de 1910, se adhirió a ella e inició su etapa
de guerrillero con su primer combate formal en el
pueblo de San Andrés, donde detuvo un tren lleno de
tropas dirigidas por el teniente coronel Pablo M.
Yépez. Operó por el sur de Chihuahua y el norte de
Durango, combatiendo incansable y haciendo alarde
de un genio natural en estrategia militar.
Cuando Francisco I. Madero asumió la presidencia,
Francisco Villa dio por terminada la Revolución y
abandonó las armas. Pero en 1913, al enterarse del
asesinato de Francisco I. Madero, volvió a tomar las
armas y combatió a Victoriano Huerta. Francisco Villa, también conocido como el Centauro
del Norte, en ese tiempo se encontraba entonces en Estados Unidos, pero cruzó de
inmediato la frontera llevando un puñado de hombres para unirse al constitucionalismo.
El Centauro del Norte sobresalió por su maravillosa estrategia, astucia y actividad al tomar
Ciudad Juárez, Saltillo, Zacatecas, Chihuahua y otras plazas. Pero Villa no estaba conforme
con la actitud de Venustiano Carranza, y comenzó a separarse de él.
Para el 9 de mayo de 1916, Villa estaba indignado, porque los Estados Unidos habían
reconocido oficialmente al gobierno de Carranza. Por tal motivo, se lanzó contra la población
de Columbus, en Nuevo México. En este contexto, el gobierno norteameriacano nombro al
general Pershing, para castigar la osadía de Villa; sin embargo, general Pershing, jamás
pensó que fuera tan difícil alcanzar al guerrillero que conocía perfectamente el terreno y
burlaba al norteamericano que hacía esfuerzos inauditos por atraparlo.
Por otra parte, cuando Venustiano Carranza cayó asesinado en 1920, Francisco Villa, se
retiró a su hacienda de Canutillo, propiedad que le concedió el Presidente Adolfo de la
Huerta, en el estado de Durango. El Centauro del Norte estaba tranquilo, dedicado a la
agricultura en unión de sus allegados.
Villa hacia viajes frecuentes a Parral y en el transcurso de uno de ellos fue asesinado, el 20
de julio de 1923, gracias a una emboscada que dirigió Jesús Salas Barraza, junto con
Melitón Lozoya. Fue tan sorpresivo el ataque que el Centauro del Norte ni siquiera tuvo
oportunidad de defenderse. En 1967 se inscribió su nombre en la Cámara de Diputados, y
en 1969, conmemorando la Revolución del 20 de Noviembre, se inauguró una estatua
ecuestre, en su memoria, en el centro de varias avenidas importantes de la Ciudad de
México.♦
Colaboración del Lic. J. René Gómez Rodríguez.
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