Juego de números

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Queremos lograr efectos
Juego
de números
Los medios de comunicación nos
presentan cada día más cifras de las que
podemos asimilar.
Hace tiempo que, para nosotros, las
cantidades muy grandes de dinero han
perdido su significado. La diferencia
entre 500 millones y 100 mil millones es
trivial porque no podemos comprender
la verdadera dimensión de esas cifras.
Daniel Cima/Cruz Roja Americana
Cerca de 8.000 personas mueren
diariamente de SIDA, pero como no
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viven al lado de nosotros no podemos vincular esta información con nuestro propio
mundo. Cada año se pierden decenas de miles de hectáreas de bosque húmedo en
todo el mundo, pero no sabemos qué representan miles de hectáreas.
Algunas cosas las entendemos perfectamente. Cuando nuestro equipo de fútbol gana
dos a uno, saltamos de alegría. Estas son cifras simples, fáciles de captar aunque el
hecho en sí no contribuya mucho al desarrollo de la raza humana.
El interminable flujo de cientos, miles y millones nos aísla gradualmente de la
realidad. Hemos perdido la capacidad de entender que, por más colosal que sea el
resultado del proceso de multiplicar, siempre se inicia con un elemento unitario, algo
que podemos comprender.
El interminable flujo de millones nos aísla de
la realidad; olvidamos que el proceso comienza
con un elemento unitario
Debido al juego de números, ya no
reconocemos la importancia de un
dígito u otro. En el proceso nos
hemos vuelto incapaces de
comprender la difícil situación de
las personas afectadas por desastres,
accidentes, crisis y atrocidades.
En el terremoto de octubre de 2005 en el norte de Pakistán y de la India murieron
más de de 73.000 personas. Éste fue el total a principios de noviembre después de
añadir cifras durante varias semanas. Los teletipos de todo el mundo repitieron esta
cifra nefasta día tras día.
La escala e importancia de un acontecimiento se define, de algún modo, por el
número de personas que murieron y no por el número de las que sobrevivieron y de
las que necesitan desesperadamente asistencia.
La Cruz
El terremoto de Pakistán dejó a más de 3,5 millones de personas sin hogar. Sin
embargo, sólo nos enteramos de ello cuando los medios de comunicación
comprendieron la grave situación de decenas de miles de sobrevivientes: sin
alojamiento; con muy poca comida
y agua; y la proximidad del
invierno en el Himalaya, con
temperaturas muy por debajo de
Roja/Media Luna Roja siempre examina
cero
desde
principios
de
noviembre.
Nuevos
titulares
la situación desde dentro
destacaron la posibilidad de que un
nuevo número total de víctimas
suscitara la atención.
La Cruz Roja/Media Luna Roja examina las situaciones de emergencia desde una
perspectiva diferente que la de otros actores: lo hacemos siempre desde dentro.
Inicialmente nuestros voluntarios son víctimas al igual que sus vecinos. Cuando pasa
la tormenta, utilizan su formación y pericia para ayudar a otros.
Muy pocas veces la asistencia internacional llega a tiempo para tener efectos
importantes en la etapa inmediata de un desastre dirigida a salvar vidas. Los habitantes
locales y, sobre todo, los supervivientes del desastre, son quienes salvan vidas.
Por ello, la Federación Internacional destaca la importancia de la preparación para
desastres en los planos comunitario y nacional en países propensos a desastres.
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Por ejemplo, en una zona propensa a terremotos, los códigos y las inspecciones de
edificación deben ponerse en práctica mucho antes de un desastre para asegurar que
las casas y las estructuras comunales sean lo suficientemente sólidas para resistir a un
terremoto. Lluvias excepcionales pueden provocar el desbordamiento de un río y
destruir una aldea río abajo. A
menos que se hayan adoptado
medidas de prevención y de
preparación meses o años antes,
Las personas locales,
puede ocurrir que no se avise a
los pobladores con suficiente
sobre todo los supervivientes,
antelación y que no tengan tiempo
son quienes salvan vidas
de ponerse a salvo.
Es necesario capacitar a las
personas con anticipación para que
sepan como reaccionar cuando algo ocurre. Los voluntarios capacitados para respuesta
a desastres están in situ y saben qué hacer cuando la naturaleza golpea repentina e
imprevisiblemente.
En su respuesta, la Cruz Roja/Media Luna Roja se concentra en las necesidades de los
supervivientes. Sus necesidades inmediatas son: refugio, alimentos, agua potable,
servicios médicos, acceso a los lugares afectados (y salida), y comunicaciones básicas.
Una regla de oro es minimizar el
efecto invasivo de una operación de
emergencia
comprando
los
artículos de socorro en el ámbito
local y recurriendo en todo lo
posible a especialistas, expertos y
recursos humanos locales. Si
capacitamos a personas locales para
vacunar o gestionar una cadena
logística, esas personas conservarán
esas competencias incluso cuando
ya no estemos.
Una regla de oro es utilizar
las capacidades, aptitudes y recursos
humanos locales en todo lo posible
La respuesta da paso gradualmente a la recuperación y reconstrucción, permitiendo
que la preparación ocupe un lugar central. Si esta tarea se realiza con personas locales,
con la menor injerencia externa posible, se obtendrán mejores resultados. La
incorporación de financiación, asesoramiento y expertos externos debería efectuarse
cuidadosamente. Es así como la
Cruz Roja/Media Luna Roja logra
resultados duraderos y efectos
reales.
Las personas conservarán la capacitación
estemos
Muchas personas consideran que
que les brindemos cuando ya no
las actividades internacionales de la
Cruz Roja/Media Luna Roja sólo
se concentran en responder a
desastres y en prepararse para estas
situaciones. En realidad, los
programas de salud y asistencia constituyen la parte más amplia de sus programas. La
mitad del importe combinado de los programas anuales habituales de la Federación
Internacional corresponde a esta categoría.
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150 millones de niños vacuna
Daniel Cima/Cruz Roja Americana
Hace cinco años, la Cruz Roja Americana asumió
la iniciativa de lo que podría calificarse como la
campaña de salud más eficazmente coordinada de
las realizadas hasta la fecha: la Iniciativa contra el
Sarampión. Hasta la fecha, 150 millones de niños
han sido vacunados en 39 países africanos, y se
estima que se han evitado 400.000 muertes.
La clave del éxito sin precedentes de la Iniciativa contra
el Sarampión fueron los miles de voluntarios de la
Cruz Roja/Media Luna Roja que recorrieron el último
tramo y convirtieron los planes sobre el papel en niños
salvados.
Cuatro elementos fundamentales concurrieron en
el éxito de la Iniciativa contra el Sarampión: la
planificación, la cadena de frío para el suministro,
la movilización social y el seguimiento. La Cruz
Roja Americana ha patrocinado el proyecto para
toda su duración y se encarga de coordinar gran
parte de la labor de planificación y preparación.
La manera en que se ha reunido a docenas de
actores públicos y privados, internacionales y
nacionales, bajo un marco único, bien definido,
ha constituido un ejemplo para otras futuras y
ambiciosas intervenciones. Pero la clave del éxito
de la campaña no es que tantos actores importantes se hayan reunido en un esfuerzo común, sino
los miles de voluntarios de la Cruz Roja/Media
Luna Roja que recorrieron las localidades, una
tras otra, para asegurar que los planes sobre el
papel se tradujeran en vidas salvadas.
Una máquina bien aceitada
Toda pretensión de normalidad desaparece cuando la tierra tiembla en la isla de Nias,
frente a la costa de Sumatra, Indonesia. Otro terremoto, por “pequeño” que sea, es
demasiado para la población de Nias, que ya ha tenido bastantes desastres.
La gente sale de sus casas gritando aterrorizada, el aire se llena de sonidos de motos
acelerando y partiendo hacia las colinas, y vuelve a formularse la misma pregunta:
“¿por qué nosotros?”
El jefe de la operación de socorro de la Federación Internacional en Nias, Axel
Pawolek, indica que a pesar de que el gobierno le dice a la gente, por altavoces, que
no habrá otro tsunami, “las personas siguen temiendo otro terremoto y viviendo fuera
de sus casas”.
Componentes del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han estado
trabajando conjuntamente para ayudar a los habitantes de Nias y hacerles sentir que
pueden volver a ser autosuficientes. Inmediatamente después del terremoto del 28 de
marzo de 2005, un puñado de voluntarios de una filial local de la Cruz Roja Indonesia
(CRI) en Gunung Sitoli empezó a socorrer a las personas y a evacuar a los heridos.
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ados, 400.000 muertes evitadas
Gracias a la labor de la Cruz Roja Togolesa y sus voluntarios, la Iniciativa contra el
Sarampión pasó de ser un gran plan a ser un gran éxito, y desde entonces la Sociedad
Nacional ha consolidado la experiencia. Actualmente, sus voluntarios visitan sistemáticamente los hogares para inscribir a los recién nacidos y las embarazadas a efectos de su vacunación, realizar programas de prevención sobre el VIH/SIDA, el paludismo y la diarrea,
vigilar las epidemias, prestar primeros auxilios y promover el saneamiento y la higiene.
Conforme a su función de auxiliar
de los poderes públicos, la Cruz
Roja Togolesa participa en múltiples actividades de salud pública de
programas del Ministerio de Salud.
La Sociedad Nacional se ha convertido en un asociado muy solicitado
debido precisamente a su capacidad única para llegar incluso a las
más remotas comunidades del país.
La llave del éxito está en el ámbito nacional
Su capacidad para llegar a los lugares y actuar no es una coincidencia. La Cruz Roja
Togolesa ha obtenido buenos resultados en la introducción, inversión y puesta en práctica de un sistema descentralizado de gestión de voluntarios en los ámbitos nacional y
comunitario. El sistema abarca el reclutamiento, formación, supervisión, motivación y
mantenimiento de redes comunitarias de voluntarios.
La llave del éxito de la Iniciativa contra el Sarampión está en los gobiernos y las Sociedades
Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de los países beneficiarios.
Al día siguiente del terremoto, un equipo de evaluación de la Federación Internacional llegó al único aeropuerto de la isla para efectuar una evaluación. Un médico y un delegado de saneamiento de la Cruz Roja
Española se quedaron allí a fin de ofrecer la ayuda tan necesaria para atender a los heridos.
Estos dos miembros de la Federación tuvieron que ir en moto a Gunung Sitoli, a 22 kilómetros, porque debido a los corrimientos de tierras enormes rocas bloqueaban las carreteras. Un equipo médico de la Cruz Roja
Francesa llegó el segundo día y
estableció una unidad de selección
en un edificio contiguo a un campo
Hacer que las personas sientan que pueden ser nuevamente
de fútbol, que se utilizó para las
autosuficientes
evacuaciones en helicóptero.
Cuando un equipo de la CRI se
hizo cargo ulteriormente de la unidad, el equipo francés se trasladó al aeropuerto donde instaló un centro médico en el que se preparó a los
pacientes para su evacuación médica a Sumatra, y después colaboró con un equipo de cirujanos rusos.
Un equipo médico de la Cruz Roja Japonesa que acababa de terminar una difícil misión de tres meses en Aceh
y que volvía a Japón, dio la vuelta y se dirigió a Nias. En las semanas siguientes, se hizo cargo del centro médico del aeropuerto, abrió un dispensario en Gunung Sitoli y siguió colaborando con los cirujanos rusos, que
atendieron a más de 700 pacientes en menos de dos semanas.
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El tercer día llegaron más delegados
de la Federación Internacional e
inmediatamente adquirieron camiones y planificaron con la Sociedad
Nacional la distribución de artículos
de socorro, que habían empezado a
llegar por avión. Los primeros envíos fueron tiendas familiares y sábanas de la Cruz Roja Canadiense.
Durante las semanas siguientes, un
equipo de la Cruz Roja Francesa instaló puestos de depuración y distribución de agua en Gunung Sitoli.
Luego se trasladó al puerto meridional de Teluk Dalam y, junto con
delegados de la Cruz Roja Española,
distribuyó 250.000 litros diarios de
agua potable. Al finalizar la fase de
emergencia, dejaron las plantas de
tratamiento y los camiones cisterna
en manos de la CRI.
Sociedad de la Cruz Roja Japonesa
Un equipo médico de la Cruz Roja
de Singapur abrió un hospital de
campaña en Gunung Sitoli, y en
una semana atendió a 660 pacientes.
El equipo también organizó el envío
a la isla de arroz, agua y alimentos
en conserva.
Un médico de la Cruz Roja
Japonesa atiende a un isleño
herido tras el terremoto en
Nias de marzo de 2005.
La Federación Internacional colaboró estrechamente con la Cruz Roja
Indonesia y un equipo de la Cruz
Roja Suiza para brindar material de refugio para las zonas más afectadas y menos
accesibles de la isla. La Federación Internacional dotó a la CRI con equipos
móviles de evaluación y distribución, con motos, (ROAD) y los capacitó en el
uso de comunicaciones por satélite y GPS.
Estos equipos ROAD de cuatro miembros efectuaron evaluaciones detalladas de
daños en aldeas anteriormente privadas de asistencia debido a los daños en
carreteras y puentes provocados por el terremoto. Se reunieron con dirigentes
locales para organizar distribuciones adecuadas, efectuaron evaluaciones claras
de lo que se necesitaba en cada zona y recomendaron que las distribuciones se
efectuaran mediante helicópteros o camiones, según las condiciones de acceso.
Para el 18 de abril de 2005, en la operación de la Cruz Roja Suiza, la Federación
Internacional y la CRI se habían distribuido a las familias más necesitadas en
algunas de las zonas más inaccesibles de Nias más de 1.300 tiendas familiares
(para las familias cuyas casas habían quedado totalmente destruidas), 1.503 toldos impermeables para los casos en que las casas podían repararse, 1.274 bidones para transportar agua de otras fuentes cuando los pozos habían sufrido
daños, 2.611 paquetes de alimentos, así como lámparas, conjuntos de enseres de
cocina, queroseno y otros artículos.
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El miedo no se va
fácilmente
Un joven de barba y mirada seria levanta la vista de su trabajo y se pone de pie para
saludarnos cuando entramos a la oficina de la Cruz Roja/Media Luna Roja de
Pottovil, ciudad costera de la región oriental de Sri Lanka. Dilshard Ahamed, de 22
años, es coordinador de la unidad de emergencia de la filial de Ampara de la Cruz
Roja de Sri Lanka (CRSL).
Antes del tsunami de diciembre de 2004, trabajaba en una pensión, propiedad de su
familia. Con sus modales tranquilos, explica que si bien su incorporación como
miembro del personal de la Cruz Roja es reciente, trabaja con la Cruz Roja desde
hace ocho años y en los últimos dos años ha sido voluntario activo.
“Me gusta ayudar a la gente y pensé
que la Cruz Roja de Sri Lanka estaba haciendo un gran trabajo, así que
decidí hacerme voluntario”, dice
Dilshard.
La CRSL entró en acción en cuanto el maremoto azotó el país. En Trincomalee,
donde murieron 361 personas, la filial local envió seis vehículos, dos ambulancias y
100 voluntarios especialmente capacitados en preparación para desastres, que trabajaron día y noche para evacuar a la gente.
En Beruwala, voluntarios de la Cruz Roja y comunitarios limpiaron diez casas por
día. Su trabajo contribuyó a determinar las necesidades básicas y las soluciones inmediatas, acelerando la recuperación física y psicológica de las comunidades afectadas.
Aunque se disponía de mucha asistencia tras el desastre, algunas personas no tenían
energía para empezar a reconstruir sus vidas. Los voluntarios de la Cruz Roja de Sri
Lanka y comunitarios prestaron un servicio esencial vinculando las necesidades y los
recursos. Estuvieron atentos a las necesidades de las personas afectadas y les ayudaron a recuperar el impulso vital.
“Las personas se sentían deprimidas porque todo les recordaba el tsunami. Las ayudamos a retirar los escombros y las escuchamos”, indica T.D. Buddika Saman Kumara,
voluntario de la CRSL. “Había necesidades materiales, pero las personas también querían hablar de sus experiencias, pesadillas y sentimientos de inseguridad.”
Till Mayer/Federación Internacional
Basándose en la formación que
había recibido en la Cruz Roja en
primeros auxilios, socorrismo y,
ulteriormente, en distribución de
socorro, Dilshard quiso ayudar.
“Después de asegurarme de que
todos los huéspedes estaban bien,
comencé a ayudar en las actividades
de rescate. Junto a otros voluntarios, prestamos los primeros auxilios
a muchas personas,” recuerda.
Los niños necesitan ayuda
para superar el trauma del
tsunami.
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A menudo, los propios
voluntarios son víctimas
“Mi hermano mayor y yo nos encontrábamos en nuestra pequeña barca pesquera
a orillas del mar. De repente, ocurrió algo inusual. Primero, vi que el mar retrocedía hacia el interior del océano dejando tras de sí montones de peces,” recuerda
Abdirisak, un muchacho de 11 años de la ciudad de Hafun, en Puntland, Somalia.
“Mi hermano saltó entonces de la barca para atrapar una langosta. Mientras se iba
alejando de la barca vi unas olas enormes como montañas que venían hacia nosotros a gran velocidad. Mi hermano nunca volvió, fue arrastrado con su red de
pesca”, dice Abdirisak, con su voz llena de tristeza.
Su vida y la de sus vecinos de Hafun nunca volverá a ser
la misma. “Me quedé solo en la barca y de pronto me di
cuenta de que la barca flotaba sobre la ciudad. Fue una
pesadilla ver el cuerpo de mi hermano tan cerca flotando
a la deriva,” recuerda. Su barca-refugio terminó atascándose en el techo de una casa, y Abdirisak permaneció allí
hasta la mañana siguiente.
Voluntarios de la Media Luna Roja
Somalí realizan tareas de limpieza
tras el tsunami.
Los voluntarios de las filiales de Garowe y Galkayo de la
Media Luna Roja Somalí (MLRS) estuvieron entre los
primeros que respondieron cuando el tsunami azotó la costa de Puntland.
Afortunadamente, unas semanas antes del desastre habían recibido formación en
reducción del riesgo.
La filial de Bossaso de la MLRS envió 20 voluntarios a Hafun y, ulteriormente,
reclutó a 17 personas en el ámbito local a fin de formar un sólido equipo de 37
voluntarios para ayudar a la gente de Puntland.
En los primeros días, los voluntarios participaron principalmente en actividades
de primeros auxilios y colaboraron en la búsqueda de personas desaparecidas,
muchas de ellas, muertas, otras, vivas. Más tarde, empezaron a limpiar y restaurar
los sistemas de saneamiento.
Los voluntarios de Hafun fueron víctimas del desastre al igual que la comunidad
a la que prestaban servicios. Algunas veces, tuvieron que dejar el trabajo para atender a sus familiares o hacer la cola para recibir asistencia de socorro.
Lo que les impulsó a seguir adelante fue la cooperación y el reconocimiento de la
gente de Hafun. “Esta es una comunidad de personas trabajadoras y honradas,
que nos facilitaron mucho la labor,” indicó Daoud, de Iskushban.
Para más información, sírvase dirigirse a:
Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Apartado postal 372 - 1211 Ginebra 19 - Suiza
Correo electrónico: [email protected]
Sitio web: www.ifrc.org
74000 12/2005 S 550
Media Luna Roja Somalí
“Estaba convencido de que era el único superviviente del
desastre. Finalmente, por la mañana vi a personas que
buscaban a sus familiares desaparecidos y, entre ellas, a
mi padre. Nos llevó tres días encontrar el cuerpo de mi
hermano,” señala el muchacho.
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