Biodiversidad y nicho ecológico

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MATERIA: E. D. I.
INTEGRANTES:
CURSO: 2° A POLIMODAL
AÑO: 2001
INTRODUCCIÓN
La diversidad es un estado de variedad o diferenciación entre los miembros de un conjunto. Por ejemplo, una
población de individuos puede ser diversa en cuanto a la estructura demográfica, al estado de desarrollo o bien
respecto a la composición genética de sus componentes. Pero, en ecología, la diversidad se aplica
generalmente a la diversidad de especies, referida a una comunidad, a un ecosistema, a un determinado hábitat
o a la biosfera en su conjunto.
La idea de la diversidad de especies se basa en el hecho de que las poblaciones de las especies coexistentes
interactúan entre sí y con el ambiente, de tal forma que esa interacción se manifiesta en el número de especies
y la abundancia de individuos de cada una. La diversidad de especies se denomina biodiversidad o diversidad
biológica, que significa riqueza en especies. Pero los individuos que pertenecen a una misma especie no
tienen todos la misma dotación genética; de ahí el que existan diferentes variedades dentro de cada especie,
sea de origen natural, sea como resultado de la manipulación humana. Los genes distintivos de estas
subespecies forman también parte de la biodiversidad y del patrimonio genético de la Tierra.
Biodiversidad Y Extinción De Especies
Ecosistemas Ricos y Ecosistemas Pobres
El grado de riqueza de un ecosistema se evalúa en muchas ocasiones por su productividad, es decir, por la
cantidad de biomasa que produce. Pero a menudo este patrimonio no significa riqueza en especies, lo que
implica que el equilibrio del ecosistema es muy inestable. Un ecosistema pobre en especies es más indefenso
frente a las eventuales alteraciones de las condiciones ambientales que otro con una elevada biodiversidad.
En general, la biodiversidad es baja allí donde las condiciones geoclimáticas son rigurosas y presentan
marcadas variaciones a lo largo del año, como ocurre en los ecosistemas de las regiones frías y templadas, de
estacionalidad acusada.
En cambio, es elevada en las comunidades sujetas a condiciones físicas uniformes y relativamente suaves,
como ocurre en los ecosistemas tropicales.
Así, por ejemplo, el número de aves nidificantes varía desde menos de veinte especies en el sector
septentrional de América del Norte hasta más de quinientas especies en el área de Centroamérica.
Se calcula además que las selvas tropicales albergan como mínimo la mitad de las especies de seres vivos de
todo el planeta. El aumento de la biodiversidad hacia los trópicos constituye una de las reglas más
generalizadas en ecología, aunque por supuesto existen algunas excepciones.
Los Endemismos
Algunas zonas de la Tierra tienen especies que no existen en ningún otro lugar del mundo y que por ese
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motivo reciben el nombre de especies endémicas.
Estas áreas de endemismo adquieren un valor ecológico añadido por ser reservorios de especies únicas, lo que
equivale a decir de combinaciones genéticas vivas únicas, resultantes de un proceso evolutivo en condiciones
de aislamiento. El efecto de isla ecológica es obvio en los casos en que las barreras geográficas responsables
del aislamiento fueron grandes masas de agua oceánica, pero también existen islas terrestres. Por ejemplo, las
áreas de clima mediterráneo, separadas entre sí por grandes extensiones que presentan condiciones climáticas
muy diferentes, son auténticas islas ricas en endemismos, de la misma manera que las regiones montañosas de
los trópicos se encuentran aisladas al estar rodeadas por las tierras más cálidas del mundo. Se trata del
desarrollo de especies en condiciones únicas, tales como la ausencia de competidores, que viven en otras áreas
del globo pero que no tienen acceso a la zona aislada. Esto es lo que ha ocurrido en muchas islas,
especialmente en aquellas volcánicas, y en las llamadas superislas como Madagascar y Australia. En
Madagascar se conocen más de seis mil endemismos de plantas angiospermas y sus primates (lémures) son
únicos. La existencia de las diversas especies de lémures malgaches sólo ha sido posible porque no se han
visto sometidos a la feroz competencia de los primates del continente africano.
Una intervención del hombre en este estado de cosas, por ejemplo introduciendo otras especies de monos,
podría hacer desaparecer para siempre los lémures de Madagascar y por lo tanto de la faz de la Tierra.
Extinción
Por extinción se entiende la desaparición de una especie, variedad, raza o cualquier otra categoría taxonómica
de forma de vida, sea por causas naturales o por la acción humana. Si una especie desaparece de una
comunidad, ésta pierde biodiversidad, aunque exista la posibilidad de recuperarla por inmigración (o por
importación). Pero, si desaparece por completo de la faz de la Tierra, se pierde para siempre, a no ser que el
hombre, mediante tecnologías avanzadas, haya conservado el ADN de la especie o variedad y, a partir de éste,
sea capaz de reproducirla artificialmente.
Extinción Natural
La extinción de especies forma parte del proceso natural de la evolución biológica. Una especie se extingue
cuando otra mejor dotada para sobrevfivir en las condiciones reinantes compite con aquella y acaba ocupando
su lugar en el ecosistema. Esto es lo que ha ocurrido a lo largo de la evolución de la vida sobre la Tierra, de
modo que la mayoría de las especies, tras una etapa de desarrollo acaban desapareciendo.
Extinción Debida A La Actividad Humana
El ritmo actual de extinción de las especies es, no obstante, muy superior al ritmo de extinción natural, y ello
es debido al impacto ecológico de las múltiples actividades de la humancidad en su conjunto. La desaparición
de especies debido a la actividad humana es atroz por su número y también porque causa efectos muy
diferentes a los producidos por las extinciones naturales.
Si una especie desaparece de forma natural, es porque es menos eficiente que otra, de forma que se trata de
una sustitución en aras de un perfeccionamiento en el uso de los recursos.
En cambio, la extinción causada por el hombre difícilmente es asimilable por la naturaleza, de modo que el
nicho ecológico vacante puede quedar vacío, con la consiguiente pérdida de biodiversidad, o puede ser
ocupado de forma aberrante, produciendo graves e irreversibles desequilibrios en el ecosistema.
Curiosamente, las especies más resistentes a la extinción son precisamente las malas hierbas, los animales que
actúan como plagas de los cultivos y las especies transmisoras de enfermedades para el hombre y todos los
animales domesticados, lo cual es un indicador de lo que podría ser el futuro de nuestro planeta si los
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humanos no rectifican su proceder. Un ejemplo ilustrativo de los efectos impredecibles que puede tener la
extinción de una especie por causas antrópicas es la desaparición del dodo de la isla Mauricio. Esta especie de
paloma gigante abundaba en los bosques de la isla hasta que el hombre la exterminó a lo largo del siglo XVII.
Pero, si los botánicos no llegan a darse cuenta a tiempo, la desaparición del dodo habría desembocado en la
extinción de un árbol que forma diversos bosques de la isla, así como probablemente de un número
incalculable de especies forestales dependientes de estos bosques. El dodo era imprescindible para la
propagación de aquel árbol, ya que las semillas de estos árboles tienen una cáscara tan dura que sólo
germinaban una vez maceradas en la molleja del dodo, que se alimentaba de sus frutos y evacuaba las
semillas. Actualmente, la función que desempeñaba la molleja del dodo la realiza el hombre de modo
artificial, a fin de salvar el ecosistema de los bosques de la isla Mauricio.
Las Pérdidas
Cuando una especie se extingue, se pierde para siempre la información que podría adquirirse al observar su
comportamiento, estudiar su bioquímica y descubrir su lugar en la diversidad de la vida sobre el planeta.
Desde el punto de vista científico, la pérdida es incalculable, ya que, en los tejidos, la sangre o los líquidos
biológicos en general de los organismos (vegetales y animales) podría haber habido algunas sustancias,
enzimas o productos médicos que habrían sido útiles para mejorar la vida de la propia especie humana.
Además, desde el punto de vista ético, se siente aversión ante cualquier cosa que disminuya la riqueza de la
vida sobre el planeta.
Las Causas De La Extinción
Según lo ecólogos, las especies más vulnerables a la extinción son las que tienen mayor tamaño, predadoras y
migratorias, como por ejemplo el oso polar. Sin embargo, entre las especies en peligro de extinción se da casi
toda la combinación imaginable de características, ya que el fenómeno también acosa a los animales que
necesitan grandes espacios naturales (hay animales que abandonan su hábitat simplemente al ver que éste
empieza a ser frecuentado por el hombre) o a los que viven en hábitats muy especializados o restringidos.
También se encuentran en peligro de extinción los animales que compiten con los seres humanos en cualquier
aspecto o los que generan algún producto económicamente valioso. Algunas extinciones son causadas por la
introducción de especies impropias de un determinado ecosistema con las cuales las especies propias de dicho
ecosistema no pueden competir; otras extinciones se deben a la contaminación ambiental.
Sin embargo, la destrucción del hábitat parece explicar la mayoría de las extinciones. Se calcula que la
destrucción del hábitat afecta aproximadamente al 70 % de las especies de vertebrados amenazadas. En
segundo lugar cabe mencionar la sobreexplotación debido a la caza y la captura indiscriminada. Por último,
algunos ecólogos consideran que la tala de bosques y selvas (lugar en el que se alimentan, refugian y protegen
la mayoría de los animales) es una de las principales causas de destrucción del hábitat, ya que la deforestación
altera el ecosistema forestal, reduce la biodiversidad y causa la extinción local de algunas especies.
El Crecimiento Demográfico Impulsor de la Extinción
El crecimiento demográfico es una de las causas principales de la destrucción de la biodiversidad ya que
incide en la explotación directa del medio ambiente.
Las comunidades de subsistencia en fase de crecimiento utilizan para el consumo carne de especies salvajes, a
menudo en peligro de extinción. También es habitual que estas comunidades vendan a los traficantes animales
capturados, ya que como es sabido el comercio ilegal de animales es un negocio floreciente.
Los países que presentan una mayor destrucción del hábitat natural tienen una densidad media de población de
190 hab./km2, mientras que los que conservan una mayor extinción de hábitat original tienen una densidad de
sólo 30 hab./km2. Así, el gorila del parque del Kahuzi−Biega, en Zaire, está amenazado de extinción
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fundamentalmente por la usurpación de su territorio por parte de los agricultores locales. El numeroso caso de
la deforestación (una de las principales causas de extinción de especies) se lleva a cabo para obtener nuevas
superficies destinadas a los cultivos y a la ganadería.
Introducción de Especies Exóticas
El hombre ha destruido muchos hábitats al introducir especies nuevas, procedentes de otros continentes, sin
antes estudiar concienzudamente las posibles consecuencias de tales manipulaciones. Estas importaciones de
organismos exóticos se hacen con fines diversos: para explotarlos, para actividades cinegéticas, para
embellecer parques y jardines, para combatir plagas, para abastecer el comercio de mascotas o incluso
involuntariamente.
En Australia y en Nueva Zelanda, por ejemplo, se crían actualmente alpacas americanas con objeto de
explotar su apreciada lana. Pero junto a este y otros casos similares de tráfico legal de especies exóticas existe
un comercio ilegal que mueve cientos de millones de dólares al año, cuya mercancía está compuesta
fundamentalmente de primates, aves y peces tropicales, aunque también se comercia con pequeños felinos,
reptiles y otros animales y plantas. Por ejemplo la Guayana Francesa, Bolivia y Paraguay están implicados en
el tráfico ilegal de hasta 150.000 loros al año, que van a parar a las pajarerías de Estados Unidos.
El Impacto Ambiental Que Origina la Introducción de Especies Exóticas
Los peligros de la introducción de especies exóticas se han puesto de manifiesto en muchas ocasiones y a
veces con grandes pérdidas para la agricultura o la ganadería. Este es el caso de los conejos, que, procedentes
de Inglaterra, fueron introducidos en Australia, en 1859, por un terrateniente que era aficionado a la caza de
este animal. Un siglo más tarde los conejos se habían convertido en una de las plagas más devastadoras de
Australia. En realidad, el conejo todavía es una plaga para la agricultura australiana, ya que periódicamente
hay estirpes de conejos que se hacen resistentes al virus que se utiliza para combatirlos y que produce en estos
roedores la enfermedad llamada mixomatosis. Estos y otros procesos semejantes son prácticamente
impredecibles, pero pueden ocurrir en diferentes situaciones y con distintas especies. El organismo importado
se adapta, se multiplica con facilidad y acaba convirtiéndose en una plaga, ya sea porque transmite
enfermedades a las especies autóctonas, para las que éstas no pueden desarrollar defensas, o bien porque
compite con ventaja o depreda hasta el borde de la extinción a especies (vegetales o animales) que no están
evolutivamente adaptadas a una depredación intensa.
El patrimonio genético
Un organismo puede tener miles de genes, cada uno de los cuales influye sobre alguna característica
heredable, como la estatura, el peso, el ritmo de crecimiento o la resistencia a las enfermedades o a factores
físicos desfavorables.
Además el número total de combinaciones genéticas que una especie puede potencialmente producir debe
contarse por millones. Es precisamente esta diversidad, transmitida por los genes, la que potencia la capacidad
de una especie para adaptarse rápidamente a los cambios o presiones ambientales. Este potencia genético es
uno de los recursos más valiosos de la Tierra. Las cosechas de alimentos básicos representan éxitos de
productividad año tas año, no sólo por el desarrollo alcanzado en las técnicas de cultivo, los fertilizantes y los
pesticidas, sino por las mejoras genéticas logradas por los productores de semillas selectas. Por añadidura, no
debe olvidarse que cada vez que se compra un producto químico o un medicamento existe el 50 % de
probabilidades de poder agradecérselo a los recursos genéticos de alguna especie silvestre.
Cuando una especie desaparece
Cada especie, variedad o raza de organismos silvestres que desaparece supone una pérdida de biodiversidad y
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de material genético. La biotecnología produce alteraciones genéticas en animales y plantas de forma que
modifica sus propiedades para una mejor utilización por parte del hombre. El interés comercial por la
modificación genética de los peces reside en abreviar su tiempo de crecimiento y alcanzar así pronto el
tamaño adecuado para el consumo. También el cruzamiento controlado de una especie cultivada y la
sustitución de una variedad de plantas cultivadas por una variedad mejorada implican una gran merma en el
patrimonio genético de la biosfera. Y es que este pool genético puede ser necesario en el futuro, para ser
utilizado como recurso para lograr nuevas especies que se adapten a los posibles cambios climáticos o que
sean capaces de resistir nuevas plagas. Por ese motivo deben conservarse variedades de plantas cultivadas que
puedan ser necesarias para los futuros programas de cruzamiento.
HÁBITAT Y NICHO ECOLÓGICO
El hábitat de una especie es el lugar donde vive, donde se encuentra, el espacio físico real donde se mueve,
relaciona, se alimenta y se reproduce. Por lo tanto, es un espacio palpable que, naturalmente, puede estar
habitado por muchos tipos diferentes de organismos.
El nicho ecológico, en cambio, viene a ser la profesión o la especialidad que tiene una determinada especie en
su hábitat, de qué manera utiliza los factores ambientales físicos y biológicos que la rodean para desarrollar
todas sus actividades vitales; por consiguiente, no es un espacio concreto sino una abstracción que abarca
todos los factores que hacen posible encontrar aquella especie en aquel hábitat. Por último, los ecosistemas no
constituyen un hábitat completamente uniforme, sino que más bien contienen una variedad de microhábitats,
cada uno de los cuales presenta un conjunto en particular de organismos.
Alimento cobijo y nido
Son muchas y muy diversas las condiciones con hacen posible la vida de una especie en un determinado
hábitat, ya que cualquier organismo realiza un gran número de actividades vitales y cada una de ellas presenta
exigencias específicas. A parte de los factores ambientales que pueden determinar sus posibilidades de
existencia de acuerdo con los límites de tolerancia que la especie presenta respecto de aquellos, la principal
exigencia de todo ser vivo es el alimento. Pero muchos animales necesitan refugios para resguardarse de
factores ambientales hostiles (lluvia, frío, calor), almacenar alimentos, dormir, criar a sus pequeños o
protegerse de sus enemigos naturales. Así pues, las posibilidades de hallar cobijo influyen tanto como la
disponibilidad de alimento en que una especie establezca en un hábitat.
La mayor parte de los animales también tiene necesidades especiales en cuanto a los lugares de cría, donde
depositan los huevos o las crías. Para algunos basta el cobijo, pero otros edifican nidos especiales, como
ocurre en muchas aves, algunos peces y varios insectos. Los animales pequeños se reproducen allí donde las
condiciones son favorables, pero en el caso de muchas aves y de algunos mamíferos, cada pareja se establece
en un territorio que suministra el alimento necesario para los padres y las crías, territorio que es defendido
frente a otros individuos de la misma especie. En definitiva, la disponibilidad de cobijo adecuado, de refugio y
de lugares para la cría, tiene tanto importancia como el alimento y define tanto como éste el nicho ecológico
que ocupa una determinada especie.
Nicho y adaptación
En una comunidad, cada especie está especializada para obtener todo cuanto necesita para su supervivencia,
es decir que cada organismo utiliza el ambiente de una manera específica distinta a como lo hacen las demás
especies que integran la comunidad. Esta manera de utilizar las condiciones ambientales es lo que se conoce
como nicho ecológico. La especialización reduce o elimina la competencia y permite la coexistencia como
miembros de la misma comunidad de varias especies, teniendo todas ellas sus necesidades satisfechas.
En un sentido amplio, el nicho de una especie incluye todo el abanico de sus adaptaciones estructurales,
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fisiológicas y conductuales; por consiguiente, los nichos no son fijos, sino que varían con el tiempo, a medida
que el organismo va adaptándose mediante la selección natural al medio cambiante. Dado que una descripción
completa del nicho incluiría una cantidad casi infinita de características físicas y biológicas, en la practica el
nicho se define en términos de fuentes de alimentos, localización, tiempo de alimentación y de otras
actividades, lugar de nidificación, interacción con otras especies, mecanismo de control de la población y
pocas cosas más. Sin embargo, es relativamente fácil descubrir las diferencia que hay entre distintos nichos,
por lo que el concepto de nicho ecológico adquiere su máxima utilidad cuando describe las diferencias
adaptativas que existen entre las diversas especies.
Nicho y especialización
Para muchas especies, el nicho está muy restringido, sea en lo referente al alimento, los factores climáticos, la
naturaleza química del substrato, la capacidad de convivencia con otras especies u otras condiciones
ambientales. Se trata de especialistas en el aprovechamiento de un recurso determinado, lo que les hace muy
eficaces en la explotación de ese recurso, pero también muy vulnerables ante cualquier cambio que afecte al
único recurso que saben explotar. Estos tipos de especies están disminuyendo en muchos lugares del planeta
al no poder adaptarse a los cambios introducidos por el hombre en el ambiente.
Afortunadamente, la mayoría de las especies están menos especializadas y, en consecuencia, tienen nichos
amplios, que tal vez no son tan virtuosos en el aprovechamiento de los recursos , pero tienen una ventaja de
ser menos vulnerables al adaptarse más fácilmente a nuevas situaciones, sea por cambios en el ambiente
físico, sea por entrar en competencia con nuevas especies. Son de este tipo las especies que se hallan presentes
en diferentes hábitats, adaptadas a condiciones relativamente distintas. Los ecólogos la clasifican de especies
generalistas, para distinguirlas de las especies especialistas que tienen un nicho muy limitado.
CONCLUSIÓN
La protección de la biodiversidad del planeta y el hábitat de cada especie que habita en él, debe ser un tema
que interese y preocupe a todas las personas, para que cada una tome conciencia de lo importante que es la
biodiversidad para la vida de todos los seres que constituyen el planeta.
Principalmente tienen que concernirse los gobernantes, para implementar medidas de prevención y
conservación del medio ambiente, ya que cualquier factor que se altere dentro de un determinado ecosistema
puede producir graves daños que no sólo afectarían a una especie en particular, sino a la diversas
comunidades, incluyendo al hombre; debido a que todas las especies tienen una determinada función, nicho
ecológico, dentro de su hábitat.
E. D. I.
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