xxv congreso latinoamericano de sociología (alas)

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Como mirar con agudeza sin convertirse en voyeur:
Observatorio de demandas, respuestas y prácticas
judiciales en Tribunales de menores de la provincia de
Buenos Aires1
Silvia Guemureman2*
I - Introducción: Investigar la justicia
La propuesta de construir un observatorio para conocer las demandas de
intervención que llegan a los tribunales de menores y las respuestas
institucionales operadas a través de las múltiples prácticas cotidianas de los
agentes judiciales, arraiga en la convicción de que es poco lo que se conoce
acerca de las motivaciones por las cuales se solicita intervención a los Juzgados
de Menores, sobre todo si la demanda de intervención procede de la misma
familia o los propios usuarios de la instancia judicial. Por cierto, las corrientes
enroladas en lo que genéricamente se conoce como Critical Legal Studies o
Popular legal culture, -dependiendo del contexto de origen- en los últimos años se
han esforzado en dar a conocer los resultados de investigaciones en las cuales la
representación de ley, la justicia y el despliegue de las agencias de control social
es recuperado desde la perspectiva de los usuarios y de la gente común. i Claro
que nuestro país no se conocen estudios que hayan incursionado en el ámbito de
la justicia desde esta perspectiva, de allí que se nos abriera un campo nuevo de
investigación.
Algunas de las preguntas que han formulado los pioneros en el campo de los
popular legal culture (Pitman Sharp, 1989, Friedman, Yngvesoon, 1989) nos
resultaron disparadores, como por ejemplo, la prospectiva de estos tipos de
análisis en el sentido de componer la mirada de la ley desde los diferentes
actores, políticos, legisladores, policías, abogados, juristas, e integrantes de
tribunales, bajo la suposición que existe una reinvención permanente de la ley
producto de las variaciones que se introducen en los mismos temas (Maucaulay,
1989)ii. Otro punto interesante, lo marca Friedmaniii, quien sostiene que la cultura
legal hace a la ley, y las fuerzas sociales, movimientos y cambios sociales –y
también las estadísticas- conducen los cambios legales. En ese sentido, los
estudios de la cultura popular legal y la sensibilidad legal (Geertz, 1983) devienen
1
El presente artículo, publicado en Niños, Menores e Infancia Nº4, Revista virtual del IDN-Ftad. de Derecho
y Ciencias jurídicas de la UNLP- ISSN 1668-8570, condensa resultados del proyecto de investigación
UBACYT S410/2003-04, “Observatorio de demandas y respuestas judiciales en los tribunales de la
provincia de Buenos Aires”, cuyos resultados en extenso pueden consultarse en Guemureman, S. (comp.):
Erase una vez... en un tribunal de menores. Observatorio de demandas...., Departamento de Publicaciones de
la Universidad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, abril del 2005.
2
Investigadora Conicet/Instituto de Investigaciones Gino Germani.
1
imprescindibles para conocer las bases reales de sustento de la legalidad y los
sistemas legales, y su generalización podría coadyuvar a trazar prospectivas
idóneas para el diseño de reformas legislativas adecuadas a los contextos
sociales y las necesidades específicas de los sujetos destinatarios.
Los exponentes de estas corrientes sostienen que si bien necesitan estudios
empíricos, estos no son fáciles ni económicos (Maucaulay, 1989).
Evidentemente, esta dificultad también podría estar explicando la causa por la que
a nivel local tampoco abunda el conocimiento del despliegue del accionar judicial
en carácter de respuesta a las demandas planteadas. La pretensión de conocer
aquello que “pide la gente” y poder dar cuenta de “los modos de hacer de la
justicia” fueron los móviles que orientaron la formulación tanto del proyecto de
investigación cuyos resultados son presentados en este artículo como del proyecto
de investigación que fuera su antecedente iv. La ausencia de investigaciones que
hubieran incursionado en ese terreno, añadió otro aliciente.
En las conclusiones del proyecto que oficiara como antecedente, decíamos que
“en un proceso de exclusión creciente y de quiebre y retirada de las instituciones
intermedias todo hace prever un escenario donde la “Justicia” tendrá asignado un
papel muy importante pero distinto al estipulado según las funciones y facultades
que le asigna la división de poderes. Los “usuarios” de la justicia serán cada vez
numerosos y plantearán demandas que poco tengan que ver con motivos
específicos de intervención judicial .En este contexto, la expansión de la justicia,
en sus funciones no específicas, deberá
constituirse en un observatorio
privilegiado de investigación que permita monitorear cambios sociales”.
Estas conclusiones anticipaban la necesidad del diseño de un nuevo proyecto de
investigación abocado a dimensionar las demandas en sí mismas, y sobre todo
las respuestas institucionales brindadas.
Allí surgió la propuesta de construir un Observatorio v que permitiera avanzar en el
conocimiento y la comprensión tanto de aquello que la gente pide a la Justicia
corporizada por los tribunales de menores en la provincia del Buenos Aires, como
de aquello que le es dado en carácter de respuesta, bifurcado en prácticas
múltiples. También interesaba conocer si las demandas de origen era solucionada
o no por efecto de la intervención institucional.
Asimismo, se pretendió conocer las prácticas de los agentes judiciales y la
incidencia de sus representaciones sobre las situaciones concretas de abordajes,
y la re-interpretación de la ley en el marco de las urgencias cotidianas.
La exposición que sucede, estará centrada en los principales resultados de la
investigación realizada.
II- Principales Resultados
La presentación de los resultados de esta investigación se ha organizado en tres
partes. En la primera, se situará a la investigación en el contexto espacio-temporal
y legal de su realización, esto es en la Argentina, en la provincia de Buenos Aires,
durante los años 2003 y 2004. Asimismo, se dedicará un apartado al marco
regulatorio de la infancia en la jurisdicción objeto de estudio con el añadido de
ahondar sobre algunas particularidades. Finalmente, se contextualizará la
administración de justicia en sí misma, esto es, se facilitará la información mínima
2
desde una perspectiva cuantitativa para orientar al lector sobre cuantos son las
personas menores de edad que llegan los tribunales de la provincia de Buenos
Aires, así como la entidad de sus ingresos.
En la segunda parte, se detallará la metodología empleada para los relevamientos
que constituyen el sustrato de la investigación. Se dejará de lado en este apartado
todos los obstáculos que configuraron dificultades ad-hoc. vi En la tercera parte se
presentan los resultados de los relevamientos de la investigación: primero las
demandas de intervención judicial a la luz del contexto social y luego las
respuestas judiciales sistematizadas de acuerdo a las temáticas específicas.
II.1 Contexto: sociodemográfico, legal, judicial vii
IV.1.a. Contexto sociodemográfico:
La investigación se llevó a cabo en la provincia de Buenos Aires, jurisdicción que
concentra el 38,13% de la población total del país. Según el Censo del año 2001,
vivían en el territorio bonaerense 13.827.203 personas, de las cuales 8.684.437
vivían en los 24 partidos que componen el conurbano bonaerense.
La distribución es bastante heterogénea, tal puede observarse en el grafico que se
presenta a continuación
Gráfico 1. Población censada en el año 2001 en los partidos del
Gran Buenos Aries
Ezeiza
San Fernando
Ituzaingó
Hurlingham
José C. Paz
Esteban Echeverría
San Miguel
Vicente López
Berazategui
Malvinas Argentinas
San Isidro
Tigre
Morón
Avellaneda
Tres de Febrero
Florencio Varela
Moreno
General San Martín
Lanús
Merlo
Almirante Brown
Quilmes
Lomas de Zamora
La Matanza
0
00
0.
30 0
1.
00
0.
20 0
1.
00
0.
10 0
1.
00
0.
00
1.
0
00
0.
90 0
00
0.
80 0
00
0.
70 0
00
0.
60 0
00
0.
50 0
00
0.
40 0
00
0.
30 0
00
0.
20 0
00
0.
10
0
Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional de Población, INDEC, 2001
Estos 24 partidos, en adelante Gran Buenos Aires (GBA) reúnen al 22,91% de la
población menor de 20 años del paísviii. A su vez, hacia el interior del GBA, la
3
población joven supone más de la tercera parte de la distribución poblacional, más
precisamente, el 35,4 %.ix
II.1.b. Contexto judicial
Los 24 partidos que componen el conurbano bonaerense se hallan subsumidos en
7 Departamentos Judiciales, a saber La Plata, San Isidro (abarca los partidos de
San Isidro, Vicente López, Tigre y San Fernando), San Martín (abarca los partidos
de San Martín, San Miguel, José C. Paz, Malvinas Argentinas y Tres de Febrero),
Morón (abarca los partidos de Hurlingham, Ituzaingó, Merlo y Morón), Lomas de
Zamora (abarca los partidos de Alte. Brown, Lomas de Zamora, Avellaneda,
Esteban Echeverría, Ezeiza y Lanus), Quilmes (abarca los partidos de Quilmes,
Berazategui y Florencio Varela)x y La Matanzaxi.
Estos partidos sumados concentraron el 69.44% de las causas abiertas en los
tribunales de menores de la provincia de Buenos Aires durante el año 2002. Las
causas asistenciales representaron el 74,36% del total de causas asistenciales
abiertas, y las causas penales el 60%.
Esta es la distribución:
Cuadro Nº1
DPTO
JUDICIAL
Causas
Asist.
2002
5203
6097
5079
5551
de 9318
La Plata
San Isidro
San Martín
Morón
Lomas
Zamora
Quilmes
Matanza
Total
de
CAUSAS
ABIERTAS
EN
EL
CONURBANO
BONAERENSE
Total
CAUSAS
Provincia Bs. As.
%
causas
conurbano
4266
4344
39858
Causa
Penal
2002
2651
2861
2812
2080
3140
Total
1151
2036
16731
5417
6380
56589
53597 27886
100.0
100.0
74.36% 60.0 %
7854
8958
7981
7631
12458
81483
69.44%
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Dpto. de Estadísticas de la Procuración de la
Suprema Corte de Justicia.
4
Ahora bien, los motivos que dan origen a la apertura de una causa asistencial
Son fundamentalmente las conductas incluidas en el articulo 10º del Decreto ley
10.067/83, sobre todo en su inciso b).xii. También se abren causas de tipo
asistencial cuando se halla vulnerado algún derecho, o la persona menor de edad
ha sido víctima de un delito.
Para el año 2002 esta fue la distribuciónxiii:
Cuadro Nº2
Materia Asistencial
a)
Orfandad,
Salud,seguridad,
moralidad
b) Menores víctimas
delitos
Abuso deshon
Atentado lib. Ind.
Corrupción
Estupro
Homicidio
Homicidio culp
Lesiones
Lesiones culp
Violación
Otros delitos
Contravenciones
Total a + b
Civiles (C)xiv
Total a+b+c
Causas Inic. Men. incl.
36.128
50.440
Subt. B)
16.995
1789
60
24
12
211
163
5961
2258
596
5734
187
53123
474
53597
Subtotal b)
20.710
2077
64
42
12
234
170
7148
2708
722
7235
298
71150
No hay datos
Fuente: Dpto. de Estadísticas de la Procuración General del Poder Judicial de la Suprema Corte de
Justicia de la Provincia de Buenos Aires.
Como puede observarse, las causas de tipo a) en las cuales se hallan las causas
abiertas en virtud del art. 10 inc. b del DL 10.067 representan el 67,40% de las
causas asistenciales que se abrieron en la provincia de Buenos Aires durante el
año 2002. Estas causas incluyeron al 70% de las personas menores de edad
encausadas por motivos de índole asistencial. Esta disparidad refleja lo que
constituye una constante en el funcionamiento de los tribunales de menores y es
que la razón de inclusión de niños por causa siempre es superior a 1. Para el total
de las causas asistenciales, la razón fue de 1,32 chicos por causa.
Las causas de tipo b) –menores víctimas de delitos- representaron el 37,7% de las
causas asistenciales incluyendo el 29,10% de los chicos. El resto de las causas,
en un porcentaje muy residual (0,88%) fueron causas civiles (adopción, venias
supletorias, patria potestad entre otras).
Hacia el interior de las categorías, se observa que son las lesiones y las lesiones
culposas las categorías más significativasxv, y con una entidad importante,
5
aparecen los abusos deshonestos y/o sexuales, a los cuales si les sumamos las
violacionesxvi, representan un 14 % de las causas iniciadas dentro del rubro de
“menores víctimas de delitos” y el 13,5% de los menores incluidos.
En materia penal, esta fue la desagregación para el año 2002:
Cuadro Nº 3
Materia Penal
Aborto
Accidente
Asociación
Ilicita
Daños
Habeas Corpus
Homicidio
Homicidio Culp.
Hurto
Lesiones
Lesiones culp.
Robo
Suicidio
Violación
Violación
de
dom
Otros
Faltascontravenc
Total
Causas
Inic.
47
10
9
Men.
incl.
48
11
11
1021
20
411
21
3845
2987
305
10326
92
147
181
1610
57
523
23
5125
4176
358
14225
92
216
228
7679
785
9934
940
27.886
37.577
Fuente: Dpto. de Estadísticas de la Procuración General del Poder Judicial de la Suprema Corte de
Justicia de la Provincia de Buenos Aires.
Los delitos contra la propiedad son los que concentra la mayor proporción de las
causas abiertas por motivos penales: así primero los robos (37 % y 37,85 de los
menores incluidos) de las causas, seguidos por los hurtos 13,78% de las causas y
37,63% de los menores incluidos) Entre ambos representan el 50% de las
materias penales tramitadas en los tribunales de menores . Otras materias
significativas son las lesiones (10,71%). Daños y homicidios son las materias que
siguen, aunque en términos porcentuales son poco significativas.
La razón de inclusión de personas menores de edad por causa penal es similar a
la de causas asistenciales, ronda el 1,35.
6
II.1.c. Contexto social
A fines del 2001, en la Argentina se produjo una crisis de dimensiones
tremendamente preocupantes. Uno de los efectos de esta crisis fue el aumento de
la pobreza estructural medida a través de los ingresos xvii. La medición de la
Encuesta Permanente de Hogares (EPH) correspondiente al año 2003 nos permite
observar la resultante de la crisis que se inicia desde fines del 2001. En mayo del
2003, la mitad de los hogares del conurbano son pobres y el 61% de la población
que reside en ellos. Si se toma en cuenta que el número de niños y adolescentes
es mayor en los hogares con menores recursos, es factible suponer que más del
75% de los menores de 20 años que residen en hogares del conurbano se
encuentran bajo la línea de pobreza y que aproximadamente la mitad de ellos son
indigentes. Esta es la franja poblacional que nutre a la administración de justicia y
alimenta el engranaje de los tribunales de menores.
II.1.d. Contexto legislativo:
La provincia de Buenos Aires ha tenido en los últimos años avatares legislativos
dignos de mencionar. En diciembre del 2000 se sancionó la ley 12.607, “Ley de
Protección Integral para Niños y Jóvenes” que venía a derogar la el Decreto ley
10.067/83 de Patronato de menores. A tan solo dos meses de haber entrado en
vigencia la nueva ley, fue interpuesto un recurso que aduciendo su
inconstitucionalidad, solicitaba su suspensión. Este recurso, que fue presentado
por el entonces Procurador de la Suprema Corte Provincial, prosperó y dio lugar a
una Acordada del superior tribunal que realizando la sumatoria de las disidencias
(votos por la suspensión parcial y votos por la suspensión total) dictaminó la
suspensión de la ley por 180 días. En ese lapso –y en que el que se extendió de
hecho- se produjo un intenso movimiento de carácter legislativo y judicial,
tendiente a configurar alianzas entre actores y sectores vinculados al sector
históricamente hegemónico en el campo de la minoridad. Mientras en el ámbito
parlamentario se presentó un proyecto nuevo tendiente a sustituir al proyecto
suspendidoxviii, en el ámbito judicial se preparaba una nueva acordada que
permitía levantar la inconstitucionalidad de la ley, lo que en términos lógicos
hubiera supuesto su automática re-entrada en vigencia. Si bien la Acordada se
pronunció y dio lugar a un fallo histórico xix, en forma inusitada y por efecto de la
iniciativa de algunos legisladores fue decretada nuevamente la suspensión por
otros 180 días. Entre tanto, la derogada 10.067 había vuelto a cobrar vigencia y
esplendor en virtud de texto ordenado 12666 luego de un breve periodo de
acefalía y confusión normativa. Sin embargo, las aguas no estaban quietas: los
episodios que periódicamente involucran a adolescentes y jóvenes en la provincia
de Buenos Aires y que asumen estado público, obligaban a la necesidad de un
pronunciamiento claro en materia de reglamentación tanto en la esfera de la
asistencia como en la esfera de la regulación de conductas infractoras a la ley, si
bien en este último aspecto, supeditado el debate a aquel de carácter más amplio
que se estaba dando a nivel nacional. Como resultado de todos estos movimientos
y con el detonante de un incendio de la comisaría del menor de Quilmes en
octubre del 2004xx, se acelera el proceso de sanción de una ley que consensúa
uno de los proyectos que estaba en danza bajado directamente por el poder
7
ejecutivo provincial. Así a fines de diciembre del 2004 se sanciona la Ley 13298 de
Promoción y Protección Integral de los Derechos de los niños, que recupera el
espíritu de la frustrada ley 12.607. Si bien la sanción es harto reciente, como en
las peores pesadillas, ya fue presentado una medida cautelar urgente solicitando
su suspensión por parte de la Procuradora de turno, y la Suprema Corte, se
expidió convocando a una audiencia pública entre las partes, para el 6 de abril
próximo pasado, que fue suspendida por 45 días, a instancias de las propias
partes que iniciaron gestiones para acercar posiciones. El futuro de la ley, es
incierto, y a los efectos de la administración de justicia, sigue rigiendo el DL10.067xxi.
II.2 Sobre el cómo: la metodología convertida solo en uno de los desafíos de
la imaginación sociológica.
La metodología empleada en el proyecto de investigación fue variando en los
distintos momentos: en una primera etapa, cuando el objetivo estaba centrado en
conocer las demandas espontáneas de la gente que llegaba al juzgado, se volvió
a emplear la misma planilla de relevamiento que se utilizó en el año 2000 xxii con la
expectativa de comparar las respuestas y el contexto de ambas investigaciones.
En un segundo momento, para el abordaje de los objetivos centrales de esta
investigación, vinculados a la elucidación de la respuesta institucional dada por el
juzgado de menores a las demandas de intervención, la discusión metodológica se
centró en definir la vía más adecuada para la provisión del corpus que permitiría
abordar esta dimensión específica. Se decidió realizar el análisis de expedientes
judiciales, es decir, elegir como unidad de análisis los productos concretos y
tangibles en que se plasman las prácticas judiciales reales y concretas.
En el juzgado escogido para la realización de la investigación anualmente se
abren un total de 5400 expedientes aproximadamente xxiii, lo que implica que cada
juez incorpora a su trabajo 1800 expedientes por año xxiv.
A los efectos de la investigación, hubo que definir criterios para seleccionar una
muestra aprensible, lo que fue logrado aplicando criterios combinados xxv. Entre los
motivos asistenciales, solo se seleccionaron aquellos caratulados como
“protección de persona”, “averiguación de situación” y “víctimas de abuso sexual”
xxvi
.
Con la elección de estos tres tipos de causa, y utilizando criterios de muestreo
combinados, se confeccionó la matriz con los expedientes que debían relevarse.
Entre los criterios utilizados, figuró la pretensión de utilizar el método comparativo
para el análisis de los expedientes, y en tal sentido, se buscaron atributos que
habilitaran a la búsqueda de regularidades y diferencias, ya que la metodología
empleada para el análisis prevee la “maximización de diferencias” entre subgrupos
muy diferentesxxvii. Uno de esos criterios fue la persona que llevaba la causa (el
oficial interviniente). Se decidió seleccionar tres expedientes por materia
asistencial, por turno y por oficial, y replicar el procedimiento en ambas secretarías
xxviii
. Esta combinatoria, siendo 6 los oficiales, 3 los turnos y tres las materias,
arrojaba un total de 162 expedientesxxix.
8
II.3 Principales resultados : acerca de las respuestas judiciales en los casos
de protección de persona, víctimas de abuso y averiguación de situación,
según los expedientes analizados
A los efectos de conocer que pasa realmente dentro de los tribunales de menores,
el camino emprendido por nosotros fue el siguiente. En vez de partir de la
prescripción, del deber ser, de la asepsia de las categorías que preconfiguran un
estado de situaciones y de cosas, y de allí bajar a los expedientes, optamos por
realizar el recorrido inverso: procedimos a la lectura exhaustiva de los
expedientes, hicimos emerger a los motivos explicitados como origen de su
apertura, y luego ensayamos, desde la realidad, y no desde la teoría, una
conceptualización a cerca de qué incluir en cada categoría.
Si hubiéramos tomado el camino lógico, hubiéramos descripto los motivos
susceptibles de cobijarse en las categorías de “protección de persona” y de
“averiguación de situación” y hubiéramos esperado que los expedientes se
comportaran en forma acorde. De acuerdo a la prescripción, podría creerse
entonces que la protección de persona se aplicaría cuando de lo que se trata es
de proteger derechos de personas menores de edad que se encuentren
vulnerados o en riesgo de vulneración. Esto circunscribiría el campo a situaciones
más bien inequívocas, como situaciones de maltrato, negligencia o violencia
sufrida por personas menores de edad. También algunas situaciones de “extravío”
de niños de edades muy tempranas. Sin embargo, como veremos, bajo la carátula
de protección de persona se cobijan una amplia gama de situaciones que exceden
lo que podría entenderse por “protección”. Del otro lado, bajo la carátula de
“averiguación de situación” que pese a haber sido “lavada” –ya que deviene de la
“investigación de situación”, no ha perdido su resabio policial, se deberían incluir
situaciones confusas, en donde se busca esclarecer una situación determinada:
sea un delito o supuesto delito, una contravención , o una fuga del hogar. Sin
embargo, una lectura a los motivos que dieron origen a la apertura de un
expediente caratulado como averiguación de situación, nos va mostrar otras
facetas.
El criterio utilizado nos permitió ver que es lo que los operadores-agentes
judiciales entienden y engloban dentro de cada categoría. Así dentro de los
expedientes protección de persona analizados xxx, hubo una gran cantidad de
casos denunciados por ausentismo del hogar. En estos casos, una lectura del
expediente añadió una particularidad: hubo casos en los que no se sabía donde
estaba el/la niño/a o joven, pero hubo casos en los que sí se sabía, pese a lo cual,
el/la progenitor/a hicieron la denuncia. En segundo lugar, encontramos, casos que
aludieron a una agresión física o verbal al menor. También se cobijaron bajo esta
figura, variadas situaciones, a saber: solicitud de tenencia del menor por agresión,
solicitud de guarda, sospecha de abuso sexual, riesgo de salud del menor,
indocumentados, intentos o amenazas de suicidio, accidente con arma de fuego,
golpes y amenazas (de personas ajenas al grupo familiar -personal policial o
vecinos), menores llevados por uno de los progenitores sin consentimiento del
otro, madre adicta que manifiesta que desea internarse y quiere dejar a sus hijos,
menores perdidos sin familiaxxxi. Hubo también inicio de causas a raíz de menores
que fueron llevados a la comisaría por personal policial “para su resguardo” xxxii,
9
causas abiertas a expensas de mayores que denuncian la mala conducta de los
menores y la falta de control que tienen sobre ellos, casos en los que
legítimamente nos cupo preguntarnos si había o no una vulneración de derechos o
si correspondería otro modo de caratulación como “averiguación de situación” o
directamente, preguntarse si correspondería abrirles una causa a estos niños.
En el caso de los expedientes por averiguación de situación xxxiii, también
observamos una gran heterogeneidad de situaciones englobadas bajo esta
carátula. Nos encontramos con situaciones de “abandono”, “riesgo”, “fugas”,
situaciones de “maltrato” o violencia contra alguno de los hijos; situaciones que
denotan conflictos familiares y que desembocan en un pedido de tenencia por
parte de alguno de los padres; situaciones que hablan de violencia en el ámbito
escolar y también casos vinculados a pequeños delitos y hasta un caso de “abuso
sexual”. Pero esto no termina ahí, hay denuncias que son imposibles de encuadrar
ante las situaciones descritas, por ejemplo, denuncias por venta ambulante,
solicitud de alta médica o “cobro de peaje”, sólo por enumerar algunas de los
hechos que implicaron la apertura de causas de “averiguación de situación”.
Según y conforme a lo observado la elección de una u otra carátula quedó a
criterio de los secretarios y prosecretarios del juzgado, habilitando esta
circunstancia un margen muy amplio de discrecionalidad en donde el peso de las
valoraciones personales impide establecer un criterio general. En consecuencia,
es factible que similares situaciones aparezcan caratuladas indistintamente como
"protección de persona" o "averiguación de situación", no habiendo otra
racionalidad para explicar esta ocurrencia que la que se desprende de los criterios
particulares de cada funcionario encargado de rotular.
En el caso de las Víctimas de Abuso Sexual xxxiv, sin adentrarnos en una discusión
doctrinaria al respecto de las implicancias de la categoría xxxv, encontramos matices
dentro de la caratulación. Así, encontramos causas caratuladas como:
Víctimas de Abuso Sexual: 43,33% donde encontramos casos típicos de abuso,
casos en que la víctima se vio obligada a practicar una fellatio, y casos concretos
de violación.
Víctimas. de Abuso Deshonesto: de la totalidad de la muestra relevada, sólo un
expediente lleva este rótulo (3,3%)
Víctimas. Art. 119 primer párr. del C.P.: 26,66 %. Aquí como en primer caso,
aparecieron situaciones en las cuales se habían producido violaciones o tentativas
de violación.
Víctimas. Art. 119 tercer párr. del C.P.: 23,33 % . En este caso, se trata de
situaciones donde la violación se consumó.
Conviene hacer una aclaración sumamente importante para comprender la
tramitación de expedientes de víctimas de abuso sexual. Al Tribunal de menores
llegan dos tipos de situaciones bien distintos que involucran a personas menores
de edad: a.-las denuncias de los llamados abusos callejeros;. y b.-las denuncias
de abusos intrafamiliares.
En el primero de los casos, las víctimas suelen ser adolescentes mujeres de entre
15 y 17 años de edad que son atacadas por un sujeto desconocido a las salida de
las escuelas o de los bailes. La circunstancia del delito es puntual, esto explica
que la denuncia asuma otras características: usualmente los progenitores de la
víctima la acompañan a hacer la denuncia a la Comisaría del barrio, o a la
10
comisaría de la mujer y familia correspondiente a la jurisdicción, en donde se
hacen las primeras pericias y se giran las actuaciones al juzgado que procede a
abrir el expediente y realizar la primer citación en donde se realizan los peritajes
de rigor. Ocurre que muchas veces estas causas quedan sin seguimiento ya que
las víctimas no concurren a las situaciones posteriores, escépticas de la eficacia
de la justicia para hallar al culpable, y convencidas que mejor no remover
recuerdos dolorosos.
En el caso de los abusos intrafamiliares el espectro de edades es mucho más
amplio. Se trata de niñas de entre 5 y 17 años de edad. En el 50% de los casos
que las niñas de entre 11 y 17 años de edad han denunciado abusos de parte de
algún familiar cercano o que tiene a cargo su cuidado (tíos, abuelos, cuñados,
padres, padrastros), manifiestan que se trata de situaciones que se vienen
sucediendo desde hace varios años. En estos casos, la denuncia llega
acompañada por algún familiar no directamente implicado en la situación de
abuso, y otras veces es la escuela o el hospital quienes ofician de denunciantes.
En estos casos, las intervenciones son de carácter urgente, ya que la
permanencia de la víctima en el lugar donde usualmente se perpetran los abusos
configura una clara situación de riesgo. Esto explica el elevado índice de
institucionalización que se observa en la resolución de estos casos, que ocurre
cuando no se ubica una alternativa familiar válida para resguardar la integridad de
la persona menor de edad.
En el cuadro que sigue, puede observarse las particularidades que presentaron
cada uno de los expedientes analizados:
Cuadro Nº4
Protección
persona
Expedientes
relevados
Menores incluidos
Distribución
de
edades
Sexo
Acreditación
Identidad
de Averiguación
situación
de Victimas de abuso
sexual infantil
Víctimas de ASI
30
52
38
64
13 a 16 años:
32,8%
0-6: años: 29,7%
7 a 12: años 23,4%
17-21: 12,5%
ns: 1,6
64
13 y 16 años:
60,95%
17
a
21años:
10,94%
7 a 12 años:
10,94%
0-6 años: 17,17%
31
En víctimas de ASI
intrafamiliar,
edades
más
tempranas desde 4
años a 11 años en
su mayoría. En
víctimas de ASI
callejero, desde 14
años
Mujeres:97,77
Varones: 2,33
Mujeres:57,8%
Mujeres: 23,5
Varones:40,6
Varones: 76,57%
Sin id: 1,6 %
de La mayoría, con La mayoría, con La mayoría,
partida
de partida
de partida
con
de
11
Lugar denuncia
Denunciante
1er citación
Resoluciones
Informes técnicos
nacimiento o DNI
Comisarías: 51,9%
(incluye comisarías
de la mujer y
familia)
Tribunal
de
menores: 28,8%
Hospital:7,7%
UFI o FGD: 5,7%
Escrito en juzgado:
5,7%
Progenitora: 41.2%
progenitor 11.8%
hospital 7,8%
guardadores de
hecho 7,8%
Escuela, hospital,
niños y jóvenes
acompañados de
familiares
17,3% no responde
nacimiento o DNI
Comisarías
nacimiento o DNI
Comisarías
comunes (50%)
Comisarías de
mujer o de
familia (40%)
10% escuelas
hospitales
La mayoría
responde
no
1) Conservar su
situación
actual
49,9%
2)
Alternativas
familiares 15,3%
2) Reintegro con
progenitores
en
caso de “fugas”
9,6%
3) Internados: 5,7
%
Hay
pocos
informes técnicos,
sobre
todos
socioambientales.
Si
constan
los
informes que se
hacen in situ en el
juzgado (médico,
psicológico)
1) Casi no
observaron
cambios
situación
aquellos casos
concurren a
situación
se
Prevención policial
Vecinos
Progenitores
Familiares
de
en
en
la
2) Internados:1
Muy
pocos
informes,
incluso
por
la
no
concurrencia a la
primer
citación,
muchas veces ni
siquiera
hay
informe médico ni
psicológico
y
la
la
y
Si el ASI fue
callejero,
los
progenitores
Si el ASI fue
intrafamiliar,
son los familiares
directos
no
implicados
Escuela y hospital
Alto acatamiento a
la
citación
(vinculado a la
urgencia)
En callejero, menos
eco
1) Conservar su
situación
actual
40%
(con
sus
progenitores)
2)
Solicitar
alternativa familiar
(40%)
3) Internación:20%
Sí, se hacen todos
Es más, a veces
hay
informes
duplicados (policial
y judicial)
12
Oficiales a cargo
Incide
Incide menos
Fin
de
los Solo 7,7% el resto, Siguen abiertos, al
expedientes?
sigue abierto
no
haber
respondido, no se
dio lugar a todos
los
informes
y
requisitos
Incide
Los
correspondientes a
los
abusos
callejeros,
se
cierran luego de un
tiempo
si
se
cumplimentaron
todos
los
requisitos.
En
los
abusos
intrafamiliares, los
exptes.
Permanecen
abiertos
más
tiempo
Elaboración propia en base al análisis de la muestra de expedientes relevados
Nota: UFI - Unidad Fiscal de Instrucción
FGD: Fiscalía General Departamental
Tal como puede verse, tanto en los casos de protección de persona como en los
de averiguación de situación, hay más de una persona incluida en la causa. En el
primer caso, usualmente se trata de hermanos, cuya situación los unifica en la
necesidad de protección; en el segundo caso, usualmente los expedientes que
incluyen a muchas personas, son producto de acciones típicas de prevención
policial o en el marco del esclarecimiento de alguna situación confusa en que se
“levantan” a todas las personas próximas al hecho o al lugar.
Respecto a las edades, es interesante ver que en las carátulas de protección de
persona son mayormente aplicadas en casos de personas de edades más chicas,
en tanto, la carátula de averiguación de situación es preferida cuando se trata de
adolescentes (60,95% de 13 a 16 años, y 10,95% para el segmento de 17 a 21
años). Los intervalos comprendidos entre los 0 y los 12 años se llevan el 27% de
los expedientes abiertos, mientras en el caso de la protección de persona, los
segmentos hasta 12 años concentran el 53% de las aperturas.
Respecto al sexo, habría un sesgo de género en la aplicación de una u otra
carátula: las mujeres son preferentemente protegidas (son el 57,8 del total de
incluidos en los expedientes de protección de persona), en tanto los varones, son
típicamente “investigados”, como si fueran sospechosos “a priori”. No de otro
modo puede explicarse la clara prevalencia masculina entre los incluidos en los
expedientes de averiguación de situación (76,57%). Evidentemente, la percepción
cultural de la mujer como sujeto más vulnerable, incide a la hora de caratular como
“protección”, situaciones que también podrían ser de “averiguación”, tal es el caso
de las “fugas de hogar”. Para el caso de las víctimas de ASI, la prevalencia
femenina es casi absoluta, y respecto a las edades, hemos visto que difieren
según los abusos sean intrafamiliares o callejeros. En el caso de los abusos
intrafamiliares, el carácter de la víctima es indubitable, En el caso de los abusos
13
callejeros, hay una impronta de sospecha sobre la víctima, vinculada a los
supuestos que rigen en el imaginario social acerca de la violación de las mujeres.
De allí que primeras actuaciones de toma de declaración y registro de los hechos,
se convierte en verdaderos interrogatorios a la joven víctima en los cuales de la
indaga sobre sus prácticas sexuales, si habían o no tenido relaciones sexuales
previamente, etc.
Respecto al lugar de la denuncia, puede observarse que en los tres casos la
mayoría de las veces es la Comisaría el lugar elegido para radicar la denuncia.
Esto obedece a la representación social que estos sectores sociales tienen de la
comisaría: está cerca del domicilio, y atiende las 24 hs. Es una institución que está
cercana a la representación de estos sectores, más allá de que detenten con la
institución policial una relación absolutamente ambivalente, de protecciónvulneración sistemática, y de represión y cuidado. En el caso de los expedientes
de protección de persona, hay un significativo 28,8% que se inicia directamente en
el Tribunal de menores, en demandas espontáneas de intervención, y la mayoría
de las veces es iniciada por los progenitores (sumados representan el 53%) . Hay
expedientes que se han iniciado en las Fiscalías (UFI) zonales o departamentales
(FGD). Como vimos, también hay casos en que los denunciantes son las
escuelas y hospitales, estos últimos vinculados a embarazos adolescentes. Otras
veces, los denunciantes son otros familiares o guardadores de hecho. En el caso
de los expedientes de averiguación de situación, siempre la sede es la comisaría,
sea por denuncia de familiares (fuga de hogar) o vecinos (cobro de peaje), o
situaciones donde es la propia policía la que interviene y detiene a las personas a
cuya “averiguación” procede. En el caso de las víctimas de abuso, el 90 % de las
causas de inicia por denuncia en la sede policial, adquiriendo aquí sí mas
relevancia las Comisarías de la mujer y de la familia. En estos casos, como ya se
explicó, según quien sea el perpetrador o supuesto perpetrador, es la persona
que acompañará a la víctima denunciante.
Un dato ilustrativo que hace más al contexto que al análisis de expedientes, es
que en la mayoría de los casos la identidad de las personas incluidas en las
causas fue acreditada, sea mediante Documento Nacional de Identidad (DNI), sea
mediante Partida de nacimiento.xxxvi
Si proseguimos con la lectura del cuadro, podemos observar que de acuerdo al
tipo de causa, la respuesta a la convocatoria judicial es diferente: en el caso de las
victimas de abuso sexual, e íntimamente relacionado con la celeridad que tienen
estos casos, la primer citación prácticamente tiene asistencia perfecta. Esto
permite que consecuentemente, se realicen las pericias de rigor. Para el caso de
las víctimas de abuso, a la revisión médica se le suma una revisión ginecológica, y
la pericia psicológica se realiza casi siempre en el mismo día de la citación, a fin
de evitar que la víctima de una situación de ultraje tenga que volver a pasar por la
misma situación una y otra vez. En aras de evitar la revictimización, se trabaja con
mucha celeridad. En los casos de “protección de persona”, la asistencia a la
primera citación, solo tiene una deserción del 17,3%. En cambio, en los casos de
los expedientes de “averiguación de situación”, la falta de concurrencia es
altamente significativa: solo se logró contactar a la mitad de los chicos incluidos en
la muestra. Al no habérselos contactado, también los requisitos procesales
mínimos en cuanto a realización de informes técnicos y pericias queda inconcluso.
14
Dicen Hüber-Grinberg (2004)xxxvii buscando explicar esta falta de concurrencia: “En
primer lugar pareciera ser que en el momento de la denuncia la problemática está
en su punto más álgido, pero transcurrido un tiempo, las cosas se calman y a la
hora de ir a dar cuentas al juzgado el problema parece haberse disuelto. Por otra
parte, es preciso señalar el carácter no coactivo de la citación en el marco de este
tipo de causas, bien diferentes de aquellas penales en donde las consecuencias
son más tangibles. Esta situación le confiere al "citado" cierta margen de
reinterpretación de la cuestión; con lo cual, si la situación no es "vivida" con tanta
gravedad, probablemente no se responda a la citación del juzgado y el juzgado no
vuelva a citarxxxviii.”
La cantidad de trabajo atrasado, y el desborde la institución judicial, hace que las
citaciones no se vuelvan a producir en forma inmediata, e incluso por muchos
meses. De este modo, las causas van quedando a un lado, sin trámite alguno,
aunque no se pueda proceder formalmente a su archivo por carecer del
cumplimiento de los requisitos procesales.
En la muestra encontramos muy pocos expedientes cerrados.
Respecto a la Resolución de los expedientes, hemos constatado que en la
mayoría de los casos no se produce innovación con respecto la situación anterior,
detentada por los niños antes de la intervención del juzgado. Esta situación
usualmente era la convivencia con sus progenitores. Tanto en los casos de
protección de persona como en los de víctimas de abuso sexual, este es el
desenlace mas frecuente, seguido de la búsqueda de una alternativa familiar. En
los casos de averiguación de situación, la escasa asistencia dictó la opción fáctica
de “no innovar” y por ende, la mayor cantidad de las veces los jóvenes han
permanecido en su situación anterior. En muy pocos casos se dictaminó la
internación, y eran casos muy graves en donde se encontró ninguna alternativa
familiar que estuviera en condiciones de hacerse cargo de la persona menor de
edad.
Excede el marco de este artículo detenernos en un aspecto que sí fue
profundizado por nosotros al momento de la realización de la investigación, y es la
incidencia del oficial interviniente en el curso o trámite de la causa. Efectivamente,
consecuente con nuestra línea de investigación de analizar las prácticas judiciales
concretas, el aspecto relacional del vínculo entre los usuarios de la justicia y los
operadores de la misma, nos parecía fundamental para conocer cuánto de las
representaciones de los agentes judiciales se trasvasó a la intervención realizada,
y en que medida las resoluciones adoptadas fueron producto de este
trasvasamiento de valores y concepciones del mundo, del bien, de la moral y de la
justicia.
Por lo pronto, nos cabe anticipar algunas de las emergencias de la investigación.
Así estamos en condiciones de afirmar que la presencia de los propios valores del
agente-operador se pusieron de manifiesto más nítidamente en los casos de
“protección de persona” y en los “casos de víctimas de abuso sexual”- Los
estereotipos de género influyeron notablemente en la caratulación. Así hemos
visto que casos similares pudieron ser aleatoriamente caratulados como de
“protección” o de “averiguación”, según prevaleciera la mirada de la compasión o
15
la mirada de la sospecha, la mirada de la necesidad, o la mirada de la
peligrosidad, íntimamente vinculadas a sesgos de género.
Respecto a las víctimas de abuso sexual, la interferencia del agente-operador está
vinculada a sus propias creencias sobre el tema de la sexualidad. En este caso,
los operadores varones se han comportado en forma distinta de las operadoras
mujeres, y ambos procedieron en forma disímil según la edad de las víctimas.
Según la real posibilidad de cada uno de tratar con la temática de la sexualidad, se
respetó o no la literalidad en el relato de la víctima. Hubo quienes fueron más
inquisitivos y quienes esperaron que la situación traumática emergiera de un
cúmulo de relatos entre los que figuraban aquellos de la vida cotidiana, la escuela,
el barrio, la familia, como preámbulo y antesala de la situación.
También habrá un trasvasamiento de la valores desde el agente-operador hacia
los usuarios de acuerdo al modo en que el primero resuelva el vínculo en aras de
acortar la distancia social, innegable que hay entre ellos.
Definimos distancia social en términos de Bourdieu como un sistema de
diferencias que está definido por la distinta situación de los agentes dentro del
campo, sus trayectorias, sus habitusxxxix, y sus respectivos capitales específicos
(sociales, simbólicos, culturales, etc.).
Estos modos de resolver esa distancia, incidirá en el modo de trato brindado, y
éste, a su vez, influirá en lo que la gente cuenta, y en el modo en que lo cuenta: si
se sienten sojuzgados, habrá mas reticencia al relato de las situaciones, si
perciben confianza, se explayarán con más libertad**.
16
i
Al respecto, Stewart Maucaulay: “Popular legal Culture: An Introduction”, en The Yale Law Journal, Vol. 98, Number 8,
june, 1989; Barbara Yngesson: “Making Law at the doorway: the clerk, the clerk, the court and the construction of the
community in a New England town”, in Law and Society Review, Volumen 22 Number 3; el clásico de Patricia Ewick &
Susan Silbey, The common place of the law. Stories of everyday life, University o Chicago Press, 1992 y el más reciente,
Valverde Mariana: Law’s dream of a common knowledge, Princeton university Press, USA, 2003
ii
El autor parodia la interpretación de la ley comparando sendas versiones de el clásico tema de jazz Summertime según su
autor, D. Ellington o según Gerwshin. Dice que igual que los músicos con las piezas, la gente según su posición ejecuta
variaciones sobre los temas legales, y a veces incorpora nuevas melodías para los coros. (¨Popular legal Culture: An
Intoduction”, in The Yale Law Journal, Vol. 98, 1989)
iii
Friedman, “Law, lawyers and popular culture”, in The Yale Law Journal, Vol, 98, 1989.
iv
“Demandas de intervención judicial en la Provincia de Buenos Aires. Acerca de porqué recurrir a la justicia”. UBACYT
JS06, Directora: Silvia Guemureman Año 2000
v
La idea de “Observatorio” se corresponde con una propuesta más amplia plasmada en otro proyecto de investigación que
está siendo llevado a cabo actualmente. Se trata del proyecto de la SETCIP IM40 “Observatorio de control social
institucional policial, judicial, carcelario y administrativo ejercido sobre adolescentes y jóvenes en tres jurisdicciones
argentinas: Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires y provincia de Mendoza” Dir. Silvia Guemureman
(Resolución N°277/2002 del Ministerio de Educación de la Nación), del cual este proyecto aborda solo una de sus
dimensiones, el control social judicial, circunscripta a la jurisdicción bonaerense.
vi
Al respecto, Cf. Guemureman, Silvia: Introducción y Capítulo 7 de Erase una vez... un tribunal de menores. Observatorio
de demandas y respuestas judiciales en la provincia de Buenos Aires, Departamento de Publicaciones de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2005.
vii
Para esta parte, me he valido de algunos de los productos de la investigación elaborados por integrantes del equipo y que
fueran presentados en forma de ponencias y comunicaciones a congresos durante el año 2004, y que luego se convirtieron
en capítulos del libro Erase una vez.... (ob. Citada). Así, para el aspecto sociodemográfico, la fuente fue Ana PereyraRoberto Gallardo Terán: “Evolución de la población del conurbano durante la última década” (Capítulo 2); para el contexto
legal me he valido de Pablo Villegas: “Más allá de las movidas legislativas: la corporación judicial y sus prácticas, el mejor
reaseguro para que nada cambie” (Capitulo 3), y para el contexto judicial del trabajo de mi autoría, “Caracterización de la
situación judicial de los tribunales en la Provincia de Buenos Aires” (Capítulo 4).
viii
Esto en términos absolutos implica 3.078.561 jóvenes, siendo que la población total de menores de 20 años era de
13.435.999 personas, según el Censo del año 2001.
ix
El recorte de la población hasta 20 años obedece a los criterios censales que discriminan los intervalos etáreos de la
población hasta 14 años, de 15 a 19 años y luego de 20 a 24. Se buscó la mayor aproximación a la población que constituye
la clientela de los juzgados de menores que es la población hasta 21 años para materias asistenciales y la población hasta 18
años en materias penales. Conforme a este criterio se seleccionaron los intervalos hasta 19 años. No pudo hacerse una
desagregación y posterior agregación mas precisa debido a que aún no se encuentran disponibles las bases de datos censales
completas.
x
En el año 2002 empezó a funcionar un juzgado en el Partido de Florencio Varela y en el año 2004 uno en Berazategui.
Ambos juzgados no obstante su descentralización territorial, pertenecen al Dpto. Judicial de Quilmes.
xi
En total, son 18 los departamentos judiciales localizados en el territorio de la provincia de Buenos Aires.
xii
El art. 10, en su inc a) establece que los juzgados de menores tienen competencia para intervenir: "Cuando aparecieran
como autores o partícipes de un hecho calificado por la ley como delito, falta o contravención....". Las causas abiertas bajo
este inciso, pueden engrosar tanto las materias asistenciales (si se las carátula ambiguamente como “averiguación de
situación”, o las materias penales si decididamente se les confiere el carácter de contravención. El inciso b)
establece"Cuando la salud, seguridad, educación o moralidad de menores de edad se hallare comprometida por actos de
conducta, contravenciones, o delitos de sus padres, tutores, guardadores o terceros; por infracción a las disposiciones
legales referentes a la instrucción y al trabajo; cuando por razones de orfandad o cualquier otra causa estuvieren material
o moralmente abandonados, o corrieren peligro de estarlo, para brindar protección y amparo, procurar educación moral o
intelectual al menor y, para sancionar, en su caso, la inconducta de los padres, guardadores, tutores o terceros, conforme
a las leyes que rigen en materia de minoridad y a las disposiciones de la presente"
xiii
Esta distribución corresponde a toda la provincia de Buenos Aires y no solo a los partidos del GBA. Lamentablemente, el
Dpto. de Estadísticas de la Procuración de la Suprema Corte de Justicia no presenta la información desagregada por partido
judicial, lo que nos hubiera permitido hacer la agregación específica.
xiv
Las causas civiles incluyen materias como Adopción, Venias Supletorias, Patria Potestad y otras. A los efectos de
nuestros objetivos, esta desagregación no es importante.
xv
Sin considerar las amplias e indiscriminadas categorías de “otros delitos” en el cuadro de materias asistenciales, y el de
“otros” en el cuadro correspondiente a las materias penales.
xvi
Según la reforma del Código Penal (Ley 25.087/99), estos tipos ingresarían dentro de los “Delitos contra la integridad
sexual”.
xvii
El método de medición por línea de pobreza (LP) se basa en la evaluación de un conjunto de bienes y servicios
necesarios para satisfacer necesidades mínimas, tanto referidas a alimentación como a otros bienes y servicios (vestimenta,
trasporte, salud, vivienda, educación). Para ello se compara el monto de dinero necesario resultante de la suma de dichos
bienes y servicios. Esta suma constituye propiamente la línea de pobreza, entonces, aquellos hogares cuyo ingreso no
alcanza el valor representado por la línea de pobreza, es considerado pobre. Debe aclararse que la línea de pobreza se mide
de acuerdo a la composición del hogar. Para ello hay valores estandarizados definidos por el IPA (investigación sobre la
pobreza) y actualización permanente de la canasta básica por el INDEC. La línea de indigencia representa únicamente el
consumo de alimentos necesarios para asegurar la reproducción física de los miembros del hogar.(Al respecto, “La
medición de la pobreza” Serie de Documentos metodológicos. Sobre cálculos de la línea de pobreza e indigencia en la
población infanto-adolescente, consúltese: La situación de los niños en la Argentina, SIEMPRO, Isidro Arduriz, 2000. Esta
es una de las formas que en la Argentina se mide la pobreza; el otro método consiste en la medición por indicadores de
Necesidades Básicas insatisfechas, es decir hogares que presenten al menos uno de estos indicadores de privación:
hacinamiento (más de tres personas por cuarto); vivienda (hogares que habitan en una vivienda de tipo inconveniente –
piezas en inquilinatos, vivienda precaria o de otro tipo, lo que excluye casa, departamento o rancho-; condiciones sanitarias
(hogares que no tienen retrete); hogares que tienen al menos un niño en edad escolar que no asiste a la escuela; hogares que
tienen al menos cuatro personas por jefe ocupado, cuyo jefe no hubiese completado el tercer grado de escolaridad primaria.
Fuente: Instituto Nacional de estadísticas y Censos (INDEC). La pobreza según NBI había disminuido durante la década del
´90.
xviii
E-17/04-05 Corvatta: Proyecto de la ley del niño y del joven
xix
El proceso completo puede ser recorrido en el artículo Beloff, Mary: Un fallo tardío, pero dichoso, publicado por la
Revista Derecho y Familia, Buenos Aires, Lexis/Nexis, 2003, en el cual se exponen las vicisitudes del recurso de
inconstitucionalidad presentado por el Procurador, sus argumentos así como los posteriores fallos de la Suprema Corte,
tanto aquel que convalida la suspensión en el año 2001, como aquel que procede a su levantamiento en el 2003.
xx
En este episodio, hubo un saldo fatal de 3 muertos y varios heridos graves. Al respecto, es interesante realizar el
seguimiento de las noticias de los periódicos en los días siguientes al hecho, que dan cuenta de un permanente
desplazamiento de las responsabilidades: El Ministro de Seguridad que prohibe el alojamiento de los menores en
comisarías, a la vez que mediante la resolución 1623/2004 dispone que se desalojen todas las dependencias policiales, el
Ministro de Desarrollo Humano, responsable del área de minoridad en la provincia, quien acusa y denuncia a los jueces de
menores; éstos se defienden responsabilizando al estado, por ende, al Ministro como representante del Poder Ejecutivo.
xxi Al respecto, consúltese Guemureman-Azcarate: Informe Informe sobre la situación legislativa en la Provincia de
Buenos Aires, Publicado en el sitio web Observatorio de adolescentes y jóvenes. (URL www.observatoriojovenes.com.ar
Dirección Nacional de Derechos de Autor, Registro de Propiedad 434458
xxii
xxiii
Ver Anexo I
Estos datos corresponden al año 2002, y fueron proporcionados por el Dpto. de Estadísticas de la Procuración de la
Suprema Corte de la Provincia de la Buenos Aires. La cifra abarca los tres tribunales que en la jurisdicción existían para el
período, uno de los tribunales abierto durante ese año. De estas causas , el 79% fueron abiertas por motivos asistenciales, y
21% por motivos penales.
xxiv
Decimos “incorpora”, ya que estos expedientes se suman a los que ya están en tramite, lo que configura una masa muy
importante de expedientes que los jueces tienen entre manos.
xxv
En primer lugar, hubo de acotarse el carácter temporal del relevamiento, decidiendo hacer el mismo contemporáneo a la
tramitación del proyecto, así se seleccionaron 3 meses (correspondientes a tres turnos). Este recorte temporal nos redujo el
universo a la mitad. En segundo lugar, se tomó la decisión de seleccionar solamente expedientes abiertos por motivos
asistenciales. Finalmente, una decisión de carácter conceptual fue la que terminó de definir la muestra de expedientes a
relevar.
xxvi
Las carátulas de “protección de persona” y “averiguación de situación” se inscriben dentro de las facultades del artículo
10º del decreto-ley 10.067/83 de Patronato de Menores, que en su inc. b) legisla sobre las “situación de riesgo o peligro
material o moral” en que pudieran estar incursas las personas menores de edad. Tal como se explicara en el apartado de
contexto, ese marco normativo ha estado vigente en la provincia de Buenos Aires, aunque hubo una ley, la 12607/2000 que
había derogado el decreto-ley aludido, pero luego fue suspendida provisionalmente a instancias de la Suprema Corte de
Justicia de la Provincia de Buenos Aires, y una vez levantada la suspensión, prorrogada nuevamente por iniciativa
legislativa. La persistencia en la carátulación de “protección de persona” y “averiguación de situación”a causas otrora
caratuladas como Art 10º inc. b) situación de abandono o peligro moral o material, puede leerse como una tímida resistencia
esgrimida por algunos juzgados que manifestaron así su repudio a la reproposición del decreto –ley 10.067 como marco
regulatorio (Texto ordenado 12.666). En el caso de los expedientes de víctimas abuso sexual, la decisión obedeció a otros
móviles tales como suponer que la previsible gravedad de estas causas habilitaría a intervenciones más urgentes y menos
burocráticas por parte de los oficiales intervinientes y por ende, constituirían un buen grupo de contraste para observar las
respuestas judiciales.
xxvii
Hacemos referencia a la teoría emergente o “grounded theory”, cuyos mentores fueron B. Glasser y A. Strauss, (The
discovery of grounded theory, GLENCOE, inc. 1967) y que es especialmente apta para el análisis de datos cualitativos, ya
que permite la confección de una matriz de análisis a medida que van surgiendo las categorías relevantes, lo que permite
gran flexibilidad en la incorporación de categorías nuevas y reactualización de información.
xxviii
Según la acertada metáfora de Macaulay (1989) “Popular legal culture, an introduction”, en The Yale Law journal, Vol
98, 1989) “muchas veces los oficiales legales pueden reinventar la ley “tocando” variaciones en sus temas. Aquello que un
tribunal hace reconoce un alto grado de discrecionalidad. Las reglas legales son ambiguas y contradictorias y permiten
improvisación. Jueces y jurados pueden encontrar la grieta y ejecutar distinto las mismas canciones” (pag. 1556). Hasta
existen reglas acerca de la ruptura de reglas: “We have rules about breaking rules”.
xxix
La muestra con que se trabajó finalmente fue de 120 (52 expedientes de “protección de persona”, 38 de “averiguación de
situación” y 30 de víctimas de abuso sexual). Hubo muchos casos perdidos, sobre todo en la materia de abuso sexual, ya que
no se produjeron aperturas en los meses de turno. Para que la muestra sea razonable, en este caso se procedió a completar la
muestra con expedientes abiertos en los otros tres turnos, es decir, de enero, marzo y mayo del año 2003. En otros casos,
como los de averiguación de situación, se tomaron casi todos los casos, o sea, la previsión del cuoteo se abandonó en
beneficio de la totalidad del universo.
xxx
Este aspecto de la investigación fue profundizado por Geraldine Camjalli y Carolina Sorondo, quienes presentaron una
comunicación en las II Jornadas de Investigación de Antropología Social, organizadas por la Facultad de filosofía y Letras
de la UBA en agosto del 2004. El trabajo se tituló: “La ambivalencia del discurso de la protección en la tramitación de
causas por «protección de persona»”. Luego, Camjalli reelaboró la comunicación y la transformó en el capítulo 9 del libro
Erase una vez....: “La protección de personas, es protección de derechos. Claves para develar el enigma”.
xxxi
Obsérvese que en el listado se respetó la semántica propia de la demanda. Se advierte que la misma es muy rica y
obedece a órdenes y jerarquías diversos en la valoración de los hechos.
xxxii
En este caso, claramente, el personal policial fue el que vulnero los derechos de los niños.
xxxiii
Este aspecto de la investigación fue trabajado por Brenda Hüber y Julieta Grinberg, quienes presentaron una
comunicación en las II Jornadas de Investigación de Antropología Social, organizadas por la Facultad de filosofía y Letras
de la UBA en agosto del 2004. El trabajo se tituló: “Nuevas clasificaciones- viejas prácticas de intervención.
Deconstruyendo la averiguación de situación" . Luego esta comunicación se transformó con reelaboraciones en el Capítulo
10 del libro Erase una vez.... con el título: “El expediente como jeroglífico. Descifrando la averiguación de situación”.
xxxiv
Este aspecto de la investigación fue desarrollado en extenso por Gabriela Spatari, en la comunicación “ V.A.S.; Vmas.
Art. 119 del C.P.; Vmas. Art. 119 del C.P. Primer Parr.; Victimas De…?, presentada en las Primeras Jornadas Nacionales
de sociología, organizadas por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA que se realizaron en Buenos Aires en octubre del
2004. Esta comunicación se convirtió en el capítulo 11 del libro Erase una vez...
xxxv
La conceptualización de víctimas de abuso sexual vino a reemplazar la antigua de víctimas de abuso deshonesto, mucho
mas sesgada en términos ideológicos. Esta modificación fue introducida por la Ley 25087 (B.O. 14-5-99), que reemplazó
por “Delitos contra la Integridad Sexual” la versión original del Código que rubricaba a este Título como “Delitos contra la
honestidad”. Al respecto, consúltese Spatari, G. (citado ut supra)
xxxvi
Es un dato por cierto pintoresco, ya que hable de la eficiencia que han tenido los operativos masivos de documentación
realizados en la provincia de Buenos Aires, motivados tanto en razones de índole político-electoral (con sus clientelismos
agregados), así como la puesta en marcha de planes sociales de ayuda a gran escala (plan Jefas y Jefes de Hogar o Plan
Familias) para cuya inscripción y percepción el documento constituía un prerrequisito ineludible.
xxxvii
En “Nuevas clasificaciones- viejas prácticas de intervención. Deconstruyendo la averiguación de situación" (ya
citado).
xxxviii
Esta falta de “reincidencia” en la citación, se debe al atraso y sobrecarga de trabajo. El criterio del Juzgado es que si
no responde a la primera y a la segunda citación, la tercera se hace por la fuerza pública. Esto quiere decir que un patrullero
se presenta en el domicilio de la familia y los tiene que traer al Juzgado. En la práctica a veces les avisan el día anterior o
los van a buscar a la mañana muy temprano, e incluso viajan en colectivo con el policía que los trae.
xxxix
Una definición de habitus útil y aprensible, sería la aportada por García Inda (2000) que lo define como “el conjunto de
disposiciones de los agentes en que las practicas se convierten en principio generador de nuevas prácticas” (Cf. García Inda,
A, en Poder, derecho y clases sociales “Introducción”, Editorial Palimpesto, Bilbao, España, 2000.
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