Biocombustibles: energía del futuro El ser humano, como todo ser vivo, depende del entorno para obtener energía. Previo al desarrollo industrial, el hombre utilizaba los animales, los vegetales, la fuerza del viento y del agua para obtener la energía necesaria para sus funciones vitales, para producir calor, luz y transporte. Luego, el hombre pasó a utilizar fuentes de energía almacenada en recursos fósiles, primero fue el carbón y posteriormente el petróleo y el gas natural. Actualmente, los combustibles fósiles y la energía nuclear proporcionan cada año alrededor del 90% de la energía que se utiliza en el mundo. Pero las reservas de combustibles fósiles son limitadas y, en mayor o menor grado, son contaminantes. ¿Qué es un biocombustible? Según la etimología de la palabra sería un combustible de origen biológico. Así, incluso el petróleo lo sería, pues procede de restos fósiles de seres que vivieron hace millones de años. Pero se tiende a definir como biocombustible a un combustible de origen biológico obtenido de manera renovable a partir de restos orgánicos. Esta fue la primera fuente de energía que conoció la humanidad. La madera o incluso los excrementos secos son biocombustibles. Si se administra bien la madera de los bosques puede ser un recurso renovable (mal administrado es un desastre ecológico). De este modo se propuso la “biomasa” como fuente de energía. Una de estas biomasas sería la viruta de madera producto de la limpieza de bosques o incluso de su explotación racional. En realidad toda sustancia susceptible de ser oxidada produce energía. Si esta sustancia procede de plantas, entonces al ser quemada (oxidada) devuelve a la atmósfera el dióxido de carbono que la planta tomó del aire tiempo atrás. Por tanto, desde el punto de vista ecológico es un sistema que respeta el medio ambiente, pues no hay un aumento neto de gases de efecto invernadero. Es posible utilizar este tipo de combustible como complemento o para aprovechar ciertos recursos que serían de todos modos desperdiciados. Aunque cubra un pequeño porcentaje de la producción de energía total aportaría su contribución de todos modos. Ventaja económica Los motores que llevan nuestros autos en líneas generales son de dos tipos: de ciclo de Otto y de ciclo Diesel. En el primero normalmente quemamos generalmente nafta o gasolina y en el segundo gas-oil. Pero pueden ser capaces de quemar otro tipo de combustibles como alcohol en el primero y ésteres grasos o incluso aceites vegetales en el segundo. Para el primer caso de los motores del ciclo Otto siempre se puede utilizar alcohol etílico procedente de la fermentación del azúcar. De hecho en un pequeño porcentaje (15%) puede ser añadido directamente a la nafta corriente sin necesidad de modificar el motor. Si se desea utilizarlo a altas concentraciones (hasta el 85%) hay que introducir modificaciones en el motor, cambiando el sistema de carburación o regulando el sistema de inyección. Naturalmente, la quema de alcohol produce muchos menos contaminantes que la nafta. De hecho, en los EEUU se añade regularmente alcohol de maíz como aditivo a las gasolinas corrientes para reducir la contaminación producida en su combustión. El alcohol puede proceder del maíz como en los EEUU o de la caña de azúcar como en Brasil. En este último país se ha venido utilizando el alcohol como combustible de automoción desde hace ya muchos años, aunque ha caído un poco en desuso porque Brasil también cuenta con reservas de petróleo en su subsuelo. Con los precios del barril del petróleo por las nubes, se está mirando cada vez con mejores ojos este tipo de biocombustibles, apareciendo muy atractivos a los gobiernos e inversores. En los EE.UU. existe una ley de política energética del año 2005 que propone la producción de 30.000 millones de litros de etanol y biodiesel para 2012, que representaría un 5,75% de las necesidades totales de combustible para el transporte de ese país. La obtención de biocombustibles Según la naturaleza de la biomasa y el tipo de combustible deseado, se pueden utilizar diferentes métodos para obtener biocombustibles: procesos mecánicos (astillado, trituración, compactación), termoquímicos (combustión, pirolisis y gasificación), biotecnológicos (micro bacterianos o enzimáticos) y extractivos. Cada técnica depende del tipo de biomasa disponible. Si se trata de un material seco puede convertirse en calor directo mediante combustión, el cual producirá vapor para generar energía eléctrica. Si contiene agua, se puede realizar la digestión anaeróbica que lo convertirá en metano y otros gases, o fermentar para producir alcohol, o convertir en hidrocarburo por reducción química. Si se aplican métodos termoquímicos es posible extraer metanol, aceites, gases, etc. El método de la digestión por el cual se obtiene biogás es el más empleado. Los biocombustibles en nuestro país En la Argentina el desarrollo de un mercado de biodiesel y bioetanol presenta ventajas que hacen que el gobierno esté impulsando proyectos de producción en diferentes regiones del país. La ley 26.093, sancionada en abril de 2006 por el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación, establece un régimen de regulación y promoción para la producción y el uso sustentables de biocombustible. En su artículo 5º reconoce como biocombustibles “al bioetanol, biodiesel y biogás, que se produzcan a partir de materias primas de origen agropecuario, agroindustrial o desechos orgánicos, que cumplan los requisitos de calidad que establezca la autoridad de aplicación” La normativa se propone “promover y controlar la producción y uso sustentables de biocombustible, establecer las normas de calidad a las que deben ajustarse los biocombustibles y los requisitos y condiciones necesarios para la habilitación de las plantas de producción y mezcla” A través del establecimiento de una Autoridad de Aplicación, la ley 26.093 procura “establecer criterios de selección para la presentación de los proyectos y realizar auditorías e inspecciones a las plantas habilitadas para la producción de biocombustibles, a fin de controlar su correcto funcionamiento y su ajuste a la normativa vigente”. En un documento publicado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, titulado “Biodiesel en Argentina” se destacan las ventajas con que cuenta nuestro país para la producción de este combustible. Entre ellas: La producción de oleaginosas, principalmente soja, cubre la demanda que se necesita para la producción del biocombustible. Existen grandes superficies aptas para el desarrollo de cultivos oleaginosos siendo el producto de estos (aceites) el principal insumo para la producción del biocombustible. Con el desarrollo del Biodiesel se podría originar mayor valor agregado al aceite, materia prima para la producción del biocombustible. Argentina es uno de los líderes mundiales en exportación de aceites vegetales. Gran mercado interno de consumo de combustible diesel. Posibilidad de emplear el biodiesel puro o combinado con el combustible fósil. Actualmente el gasoil es el combustible que lidera el consumo, con el 50,6% del total de combustibles consumidos. Esto es fundamental por la posibilidad que tiene el biodiesel de sustituir el gasoil o mezclarse con el mismo en la proporción que desee sin alterar el normal funcionamiento del motor. Por ejemplo, 20% biodiesel, 80% gasoil. Favorable impacto ambiental. Actualmente las plantas elaboradoras de aceites se localizan en 6 provincias argentinas, la mayoría de las mismas cercanas a las zonas de embarque de la Provincia de Santa Fe y sur de la Provincia de Buenos Aires, respondiendo a la actual estructura agro-exportadora de nuestro país Existen otras áreas donde la producción también es factible. Además, la producción de biodiesel podría generar nuevos negocios, como nuevas plantas elaboradoras de aceite, aprovechamiento integral de los subproductos, por ejemplo glicerina, fertilizante potásico, recuperación de los alcoholes que se hayan empleado en la transesterificación de los aceites, y la posibilidad de obtener otros productos tales como lubricantes, solventes e insecticidas. Beneficios de los biocombustibles En líneas generales, el uso de biomasa vegetal en la elaboración de combustibles podría beneficiar la realidad energética mundial con una significativa repercusión en el medio ambiente y en la sociedad. Entre sus ventajas podemos mencionar: El uso de biocombustibles como fuente de energía renovable puede contribuir a reducir el consumo de combustibles fósiles, responsables de la generación de emisiones de gases efecto invernadero. Son una alternativa viable al agotamiento ya sensible de energías fósiles, como el gas y el petróleo, donde ya se observa incremento en sus precios. Se producen a partir de cultivos agrícolas, que son fuentes renovables de energía. Pueden obtenerse a partir de cultivos propios de una región, permitiendo la producción local del biocombustible. Permiten disponer de combustible independientemente de las políticas de importación y fluctuaciones en el precio del petróleo. Producen mucho menos emisiones nocivas para los seres vivos, el agua y el aire. Fuente: Y por qué Biotecnología – El Portal de la Biotecnología en Español Biocombustibles.es Buena Siembra – La Revista de Acuario