3.2. Pronóstico Comportamental Mejor conocido en términos criminológicos como prognosis criminológica; el pronóstico es la aseveración que realiza el criminólogo sobre la conducta que tendrá el individuo con respecto a la observancia de la ley; es la habilidad que desarrolla el criminólogo para determinar cuál será el comportamiento posterior del individuo en base al estudio realizado, y generalmente se basa en la predicción de que un sujeto se convierta en reincidente y si está sujeto a una readaptación favorable y como lo menciona Rodríguez Manzanera (Criminología y Criminología Clínica, 2005): La prognosis es la gran aspiración y la gran dificultad en Criminología Clínica, así, se han intentado diversos métodos. El método anamnésico se basa en la observación de la conducta de determinada persona para aplicar los conocimientos a casos similares; el método intuitivo se basa en el “presentimiento” o “corazonada”, y carece de lógica o bases científicas; el método clínico es una serie de exámenes y pruebas; el método estadístico en recolección de datos y construcción de tablas. En cuestión de criminología clínica, por supuesto nos promulgamos a favor del método clínico, que se basa en una serie de exámenes, reconocimientos, test, exploraciones, que buscan conocer la personalidad en su más amplia acepción. Para realizar este pronóstico, se toma en cuenta muy especialmente (Morris, citado por Rodríguez Manzanera, Criminología Clínica, 2008, pág. 247): a) El examen de las causas del delito b) La personalidad del sujeto c) El ambiente al que puede regresar en caso de libertad d) Los factores criminógenos, internos y externos que pueden tener influencia e) La catamnesis (seguimiento); en los casos que ya ha recibido tratamiento, que efecto ha tenido éste. 3.3. Medidas preventivas Las medidas preventivas en relación con la determinación de peligrosidad social se refieren a la profilaxis; la Real Academia Española define el término como la preservación de la enfermedad; desde el punto de vista Criminológico sabemos que el sujeto criminal es considerado un sujeto enfermo, por tanto la profilaxis es el resguardo anticipado de la criminalidad, de la enfermedad. La profilaxis en cuestión de criminología clínica se refiere a la prevención o conjunto de medidas que se utilizan para evitar la criminalidad, es decir, la Profilaxis actúa en la situación antedelictum. La profilaxis tiene como meta prioritaria la lucha contra el delito, articulando las estrategias oportunas para incidir eficazmente en los factores individuales y sociales criminógenos, anticipándose al crimen; al determinar la peligrosidad social a nivel individual se comienza a trabajar a nivel general para la realización de la prevención del delito; a nivel individual la prevención se realiza mediante la imposición del tratamiento (prevención específica) y a nivel general se realiza por medio de programas de prevención (prevención general). 3.4. Tratamiento El tratamiento es la fase final no sólo de la labor del criminólogo, sino del estudio criminológico interdisciplinario; es decir, el tratamiento también va a formar parte de la síntesis de todas las áreas, pues “Es el conjunto de elementos, normas y técnicas que se requieren para reestructurar la personalidad dañada del delincuente y hacerlo apto y productivo en su núcleo social” (Sánchez Galindo citado por Rodriguez Manzanera, Criminología, 2005, pág. 423); de ésta forma el tratamiento estará orientado a todas aquellas actividades que debe realizar el individuo para volver a adaptarse a su núcleo social y que permitan que no reincida; éste debe ir acorde a la pena impuesta por el juzgador para cumplir con los fines sancionadores de la pena. La base de un adecuado tratamiento es indudablemente un correcto diagnóstico criminológico, de ahí podemos intentar modificar, o al menos atenuar la agresividad del antisocial, hacer conscientes de sus conductas desviadas, sensibilizarlo en cuanto a su afectividad, favorecer relaciones interpersonales estables, lograr que pueda canalizar sus impulsos y verbalizar su problemática (Marchiori citada por Rodríguez Manzanera, Criminología Clínica, 2008, pág. 261).