Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula Catedrático: Dr. Alejandro Álvarez. Asignatura: Medicina Forense. Alumnas: Gabriela Lili Martínez Paz 20102001206 Martha Gabriela Fajardo Borjas 20112001404 Tema: Trastornos Mentales Transitorios. Fecha de entrega: 17 de abril de 2015. INTRODUCCION El presente informe es para brindar mayor conocimiento a los estudiantes de la clase de medicina forense ya que con esto estamos ampliando lo que son los trastornos mentales transitorios, como se ocasionan, porque se ocasionan, las consecuencias jurídico legales a que conllevan, los tipos de trastornos, su clasificación ya con este aporte brindaremos un grado más de conocimiento sobre dicho tema el cual será desarrollado de la siguiente forma: -Definición de los trastornos mentales transitorios. -Clasificación de los trastornos mentales transitorios. -Elementos jurídicos a investigar respecto a los TMT. -Aspectos psicológicos de la responsabilidad penal. -Técnicas o métodos para determinar algunos de los TMT. -El dictamen psicológico y psiquiátrico como medio de prueba en procesos penales. -Estructura de los dictámenes. -Algunos signos que ayudan a identificar la simulación de enfermedades mentales. -Relación de los Trastornos Mentales Transitorios con el ordenamiento jurídico hondureño. OBJETIVOS En el desarrollo del tema a investigar el presente informe tiene como objetivos los siguientes: *Comprender que son los TMT. *Analizar la clasificación en la cual se subdividen los TMT. *Determinar las características de los TMT. *Conocer el rol que desempeñan tanto el Psiquiatra como el Psicólogo en la investigación científica de dicho caso. *Investigar las técnicas o métodos que sirven para determinar el padecimiento de alguno de los TMT. *Establecer la relevancia que tiene el dictamen psicológico y psiquiátrico como medios de prueba. *Identificar la Inimputabilidad o Imputabilidad con la que se pueda sancionar a la persona que al momento de cometer el Ilícito padecía un TMT. TRASTORNO MENTAL TRANSITORIO. Los Trastornos Mentales Transitorios son estados de perturbación mental pasajeros y curables, debidos a causas ostensibles sobre una base patológica probada, cuya intensidad puede llegar a producir trastornos en la comprensión y la voluntad y por ende, la consiguiente repercusión en la imputabilidad. El trastorno mental transitorio es una manifestación concreta del concepto de alteración o anomalía psíquica, caracterizado por su limitada duración, se trata de una inimputabilidad transitoria sin que sea exigible ni esencial la base patológica. La inimputabilidad que caracteriza al trastorno mental transitorio es la falta de la necesaria capacidad de conocer lo ilícito y de dirigir la propia conducta según ese conocimiento, es decir, que se ha de producir una perturbación tal en la mente del sujeto que determine una plena anormalidad en su conocimiento de la situación o en las condiciones de su autocontrol. La medicina forense se refiere al trastorno mental transitorio, como aquellos “estados de perturbación mental pasajeros y curables, debidos a causas ostensibles sobre una base patológica probada, cuya intensidad llega a producir la anulación del libre albedrío”. Características: El TMT debe reunir los siguientes requisitos: a) Ser desencadenado por una causa inmediata y evidenciable. b) Ser de breve duración c) Que cure rápidamente sin secuelas ni posibilidad de repetición. d) Que haya surgido sobre una base patológica probada. e) Que la intensidad del trastorno mental anule el libre albedrío no bastando la mera ofuscación. Clasificación El Trastorno Mental Transitorio (TMT) puede clasificarse como completo (exención característica del estado de inconsciencia que lleva a la inimputabilidad jurídica) e incompleto (atenuación característica de los cuadros que, sin llegar al estado de inconsciencia, provocan estados crepusculares de la conciencia compatibles con la inimputabilidad disminuida desde el punto de vista jurídico, por ejemplo para el código penal español que lo asimila al arrebato y la obcecación (AyO). El trastorno mental transitorio completo En los últimos tiempos se tiende a afirmar que el TMTC es el último estado de una graduación jurídica que se inicia en la simple irritación, aturdimiento o acaloramiento, sin relevancia penal, pasando por la atenuante del AyO, hasta llegar al TMTC caracterizado por el estado de inconsciencia. El concepto de estado de inconsciencia no debe interpretarse etimológicamente, sino en un sentido psicológico, es decir, como una "alteración grave de la conciencia". En este sentido, como lo señala Frías Caballero, "el código no exige, pues, una falta absoluta de conciencia sino una profunda perturbación de ella". De manera tal, que será la intensidad de la perturbación la que incline la decisión del tipo de TMT, ya que en la actualidad se desestima la importancia de la base psicopatológica de la personalidad del imputado y la cualidad de la perturbación y mucho menos, se tiene en cuenta el carácter ético de la respuesta de la víctima. No se debe confundir el término "inconsciencia" con los puntos de vista neurológico y psicoanalítico. Desde el punto de vista neurológico, la inconsciencia produce una supresión de la conciencia. En el estado de inconsciencia el individuo es "ser sin mundo". Es una perturbación del estado de vigilia, el individuo se encuentra inconsciente (pérdida del conocimiento), por ejemplo: por un traumatismo de cráneo que puede provocar una conmoción (pérdida de conciencia transitoria sin dejar secuelas), contusión (pérdida de la conciencia con secuelas) o por compresión (masa ocupante ya sea tumoral o hemorrágica). Tampoco se debe confundir el inconsciente psicoanalítico con la inconsciencia médico legal. El inconsciente según el sistema metapsicológico de Freud es la parte más profunda de la topografía del aparato psíquico. Tiene que ver con la instancia del Ello o principio del placer. Existe en el inconsciente una energía instintiva que intenta llegar al consciente (proceso primario) a través de impulsos (pulsiones interiores). A la porción intermedia Freud la denominó preconsciente que también tiene sus formas de actuación (proceso secundario) y se encuentra entre la realidad y el inconsciente, regido fundamentalmente por el Súper YO o principio del deber y el consciente que es la conexión con el mundo de la realidad regido fundamentalmente por el YO o principio de la realidad. Se dice que el YO responde a tres amos (el ello, el súper yo y el mundo exterior). El inconsciente freudiano tiene valor simbólico. Desde el punto de vista psiquiátrico se produce una pérdida de la capacidad judicativa por suspensión de la conciencia. Entre los cuadros psiquiátricos que pueden provocar cuadros de inconsciencia se citan todos aquellos capaces de suspender el juicio, como ocurre en el síndrome confusional. Los estados de inconsciencia desde el punto de vista médico legal pueden estar provocados por intoxicaciones como el alcohol y drogas, pero también por otras motivaciones como el sueño, la epilepsia, la emoción, la hipnosis, el sonambulismo, el dolor etc. La ebriedad Es un trastorno psico-orgánico transitorio que perturba la conciencia y compromete el SNC dando síntomas neurológicos de variada gravedad pudiendo llegar al coma y aún la muerte. Las etapas clínicas del alcoholismo con valor médico legal que se pueden enunciar son: a) Período subclínico (alcoholemia de hasta 1g por mil de sangre) es sintomatológicamente subjetivo. Se encuentra perturbada la atención y los reflejos. b) Período clínico (alcoholemia de 1 a 2g por mil de sangre) es sintomatológicamente objetivo. El individuo puede presentarse locuaz y desinhibido (bebida alegre), depresivo (bebida triste), somnoliento (bebida onírica) o agresivo (mala bebida). c) Período médico legal (alcoholemia de 2 a 3 g por mil de sangre) se producen amnesia total, incoordinación motora y automatismos. d) Período letal (más de 4 g por mil en sangre) se precipita la intoxicación con sueño profundo, coma, y muerte. El alcoholismo puede ser a su vez agudo y crónico. El alcoholismo agudo se puede dividir en simple (embriaguez común) o asociado a epilepsia, drogas, personalidades psicopáticas, etc. (embriaguez potenciada). El alcoholismo crónico (organismo alcohólico) puede llegar a presentar desde el punto de vista mental, cuadros de psicosis y demencia. Las epilepsias Las epilepsias representan un problema médico legal importante por el número de enfermos afectados, la gravedad de la repercusión social que pueden tener sus crisis o los trastornos conductuales. Se caracterizan por presentar crisis o descargas neuronales paroxísticas hipersincrónicas que interesan simultáneamente al conjunto de las estructuras cerebrales con alteraciones EEG. Bilaterales síncronas y simétricas. Pueden ser crisis generalizadas (gran mal y pequeño mal) y parciales. Las crisis generalizadas tónico-crónicas de las epilepsias convulsivas graves (gran mal epiléptico) se acompañan de la pérdida de conciencia total e inmediata, (con amnesia total del hecho), y de una caída abrupta (coma). Al finalizar la crisis el paciente presenta un cuadro confusional post-crítico con una obnubilación agitada y un desorden motor que se disipa lentamente. El pequeño mal epiléptico de la segunda infancia se acompaña de crisis de ausencias o breve suspensión de la conciencia (5 a 15 segundos) en que la mirada se hace vaga, la palabra se interrumpe y a veces se acompaña de movimientos de globos oculares, párpados, nuca, etc. Al final de la crisis se vuelve a una conciencia clara y el paciente sigue haciendo lo que hacía sin transición. Las crisis parciales se caracterizan por descargas neuronales hipersincrónicas que afectan a un sector localizado más o menos extendido de las estructuras cerebrales durante escasos minutos y que pueden luego generalizarse o no. Durante las crisis, ya sean sómatomotora (crisis jacksoniana del córtex motor prerrolándico contralateral), sómatosensitiva (región parietal ascendente) o sensoriales como por ejemplo: visuales caracterizadas por relámpagos o luces coloreadas (afectación del córtex occipital contralateral) no hay pérdida de conciencia salvo que se generalicen secundariamente. En las crisis temporales (frecuentes en el adulto), se presentan sensaciones vegetativas (molestias epigástricas), fenómenos alucinatorios auditivos (ruidos, voces, etc.) olfativas (olores a quemado o podrido), visuales (por ejemplo: visión de animales), sentimientos de extrañeza, miedo, pensamiento forzado, dismnesia paroxística, y trastornos psicomotores de la conducta (automatismos, fugas, furor, etc.). Estas crisis temporales suelen tener gran importancia médico legal en los casos de TMT. Los cuadros confusionales epilépticos suelen ser ansiosos, agitados o estuporosos, con delirios por lo general místicos y alucinaciones (onirismo). Pueden durar de días a semanas y provocar cuadros de TMTC En los estados crepusculares o estados de ensueño prolongado, la obtusión de la conciencia con relación al mundo de la realidad exterior nos hace sospechar la riqueza de contenidos patológicos internos que almacena (despersonalización, alucinaciones, delirios e imágenes oníricas y falsos reconocimientos, etc.) y pueden liberar impulsos de violencia extrema (violaciones, incendios, agresiones, homicidios que obedecen a una intencionalidad de inconsciencia patológica). Tienen gran importancia a la hora de definir los cuadros de TMT. Los pacientes con epilepsia pueden presentar una variada gama de alteraciones psiquiátricas entre las que figura un cuadro clínico de la personalidad epiléptica considerado como exponente de un trastorno orgánico de la personalidad. También como trastorno crónico de la personalidad, podemos encontrar las psicosis epilépticas y los cuadros demenciales, que pueden asociarse a crisis paroxísticas o no y con ello los complicados diagnósticos médico-legales. La emoción La emoción es una reacción primaria, explosiva, brusca e intensa. Un estímulo ya sea percibido desde el exterior o representado desde el interior impacta el psiquismo provocando cambios del tono afectivo (huida o ataque) y trastornos neurovegetativos que alteran la conciencia. Para comprender la problemática afectiva en los TMT se debe hacer un mínimo recordatorio de la semiología de la afectividad La afectividad es el engranaje que impulsa toda la vida psíquica. Los estados afectivos pueden ser agradables o desagradables y dependen del modo de reaccionar de cada uno frente a los estímulos que proceden de variados estados de ánimo que oscilan entre el placer (que estimula) o el displacer (que deprime). El hombre es como su afectividad lo condiciona. La afectividad se confunde en su origen con las pulsiones instintivas, siendo éstas en última instancia las que condicionan toda la vida afectiva desde que la satisfacción o la insatisfacción determinan respectivamente estados afectivos placenteros o displacenteros. Así las fuerzas instintivas satisfechas provocan sedación y relajación (estado de ánimo placentero) y las insatisfechas aumentan la tensión impulsiva y la excitación (estado de ánimo displacentero). El temple general representa el potencial o carga afectiva que posee el individuo con su correspondiente capacidad reactiva (humor). El humor representa el matiz placentero o displacentero que desplaza la carga afectiva de acuerdo con las circunstancias actuantes hacia un polo u otro. La afectividad tiene su origen en lo instintivo, impregna toda la personalidad, participa de las elaboraciones intelectuales y condiciona la conducta. Se manifiesta a través de contenidos: emociones, afectos, sentimientos y pasiones. Las emociones son cambios bruscos de humor o estado de ánimo. Se clasifican en simple o primaria y compleja o secundaria. Las emociones simples son básicamente: a) el miedo (sensación subjetiva de reducción del ámbito personal) que provoca la reacción de huida; b) la cólera (sensación subjetiva de aumento del ámbito personal) que provoca la reacción de ataque; y c) la sexual (sensación subjetiva de expansión y proyección del ámbito personal) que provoca la reacción de acercamiento. Las emociones complejas son, por ejemplo: la ansiedad y la angustia (displacenteras) y la alegría (placentera). La ansiedad es una exaltación por un temor psíquico que provoca una descarga motora (sobresalto) y la angustia es una sobrecarga emocional por un temor físico que provoca una descarga de llanto (sobrecogimiento). Los afectos son inclinaciones naturales o tendencias que mediante el aporte emocional primario conducen al humor hacia el plano o polo placentero o displacentero. Se diferencia de las emociones por la mayor estabilidad que presenta los afectos. Existen inclinaciones egoístas (giran en torno al yo) placenteras (por ej.: optimismo) o displacenteras (por ejemplo: pesimismo) y altruistas (giran en torno a los demás, por ejemplo: amor a los semejantes). Los sentimientos son estados afectivos elaborados en la conciencia mediante el aporte del juicio y del razonamiento que le configuran estabilidad, subjetividad y especificidad individual. Pueden ser egoístas (culpa), altruistas (amor), impersonales (fe). Las pasiones son estados afectivos intelectualizados de gran persistencia que en ocasiones puede hacerse permanentes condicionando la conducta. Pueden ser egoístas (odio, venganza), altruistas (caridad, piedad), impersonales (música, pintura, arte, etc.) En los TMT desde el punto de vista médico legal, nos interesa valorar el grado de intensidad emocional que sufrió un individuo que cometió un ilícito, ya que de acuerdo a la intensidad de la reacción puede provocar una suspensión judicativa (emoción inconsciencia) o un trastorno de la conciencia sin desconexión total con la realidad caracterizado por un estado crepuscular. La personalidad suele estar desestabilizada por patologías previas como las epilepsias, las neurosis, el alcoholismo, la depresión, etc. La desconexión de la conciencia provoca amnesia y automatismos. El sueño La inconsciencia puede ser un estado normal en el sueño. La inconsciencia patológica puede ser debida a distintas causas (ebriedad del sueño). El sueño es una fase de los ritmos circadianos regulado por el sistema vagal centro encefálico. Durante el sueño sólo descansa la conciencia perceptiva y discriminativa. Durante este período aumenta la energía del inconsciente psicoanalítico por suspensión cortical del control consciente. Las fases del onirismo son cuatro: 1) ritmo alfa: disminución de la amplitud con frecuencia alta (5 al 10% del sueño); 2) ritmo beta: caracterizado por ciclos de 12 a 16 por segundo (50 % del sueño); 3) ritmo REM: que comienza entre 70 a 100 minutos luego de iniciado el sueño y que se repite de 4 a 6 veces durante la noche con disminución del tono muscular (25% del sueño) y 4) el ritmo de las ondas lentas (15 al 20% del sueño). La inconsciencia patológica es la suspensión completa y transitoria de las operaciones cognoscitivas (evocativa-judicativa-valorativa) con presencia de actividad motora automática independiente (capacidad práxica). Se debe hacer diagnóstico diferencial con el desmayo y el coma. El desmayo es la pérdida de sentido de breve duración (pérdida de la conciencia perceptiva y de los movimientos corporales). El coma es la pérdida de sentido de origen orgánico donde sólo queda la conciencia fisiológica. El sueño puede colocar a un sujeto en una situación de inconsciencia que, según los supuestos, implica inimputabilidad. Si se considera la inconsciencia completa por sueño como una modalidad del TMT podrá apreciarse todas las graduaciones respecto a las eximentes que el código permite. El agente desencadenante del TMT por inconsciencia en el sueño será el agotamiento y la falta de descanso. La inconsciencia puede surgir también en forma repentina como consecuencia de la narcolepsia (1x 1000 de las personas), verdadero ataque de sueño que puede durar hasta 15 minutos que produce profunda inconsciencia. Otro trastorno son los terrores durante el sueño (pesadillas) que pueden durar hasta 10 minutos, en los cuales el individuo puede realizar movimientos violentos, agitación con confusión, a consecuencia del tema de la ensoñación y realizar acciones delictivas (lesiones, homicidios, etc.). El sonambulismo El sonambulismo se produce en la fase más profunda del sueño, en la que el sujeto se levanta realizando conductas automáticas y en ocasiones complejas. Los ojos permanecen abiertos y se pueden sortear obstáculos pero no existe estado de conciencia. No se puede entablar una conversación, aunque puede darse el caso de que el sonámbulo hable espontáneamente y en forma ininteligible. Existe amnesia posterior al suceso. Se pueden consumar actos ilícitos durante el episodio sonambúlico. Los episodios pueden durar entre 5 y 30 minutos. Algunos relacionan el sonambulismo con patologías psíquicas como la histeria y la epilepsia. El hipnotismo La hipnosis fue descripta por el cirujano escocés James Braid en 1840 por la influencia de Mesmer. Demostró que durante el sueño magnético las personas no están inconscientes sino muy sensibles a la sugestión. Este descubrimiento allanó el camino a otros científicos como Charcot, Liébeault, Bernheim, Janet y Freud. La efectividad de la hipnosis depende de las características de la persona que se pretenda hipnotizar. Al trance hipnótico no accede cualquiera ya que se produce un trastorno de la voluntad evidente, quedando el hipnotizado en situación de sumisión y obediencia con respecto a otra persona. Luego se experimenta una cierta amnesia de lo ocurrido. Los actos realizados bajo este estado son asimilables al TMT, aunque hay autores que sostienen que las acciones sugeridas pueden ser refrenadas o inhibidas, sobre todo cuando tales órdenes pugnan con convicciones profundas del sujeto. Otros sostienen que en aquellas personas que tienen predisposición para el delito, la inhibición ética hace que la conducta se cumpla automáticamente. La determinación técnica de la hipnosis, desde el punto de vista penal, se sitúa como una perturbación lindante entre la inhibición de la libre voluntad por sugestión de terceros y el grado de resistencia que pueda oponer el sujeto a la orden del hipnotizador. Las reacciones vivenciales anormales Este concepto lo consideramos de especial importancia en razón de resultar un aporte significativo a la dilucidación de aquellos problemas psiquiátrico forense en su proyección jurídico -penal de la inimputabilidad. Binder fue quien ha analizado y expuesto con acabada claridad conceptual esta particular manifestación psicopatológica. Estudia así: aquellos trastornos que se producen cuando ciertas vivencias a las que se llaman psicotraumáticas provocan determinadas respuestas psicológicas anormales". El mismo autor, hace un distingo en estas respuestas anímicas a las vivencias traumáticas, entre "reacciones" y "desarrollos". En tal sentido expresa Binder que la: "reacción psicológica anormal" es la respuesta a un trastorno psicotraumático agudo del equilibrio que cursa en breve tiempo (entre unas horas y unos días) como manifestación aislada. Al cesar el efecto traumático de la vivencia, la persona recupera relativamente pronto el dominio de sus funciones psíquicas y sin dejar tras de sí alteraciones permanentes de la psique. En cambio "los desarrollos psíquicos anormales" son mucho más difíciles de superar, toda vez que bajo la incidencia de daños psicotraumáticos crónicos, o que se repiten continuamente, se producen alteraciones desfavorables de la estructura de determinadas disposiciones psíquicas y con ello respuestas anómalas de larga duración (meses o años) y la consecuente desadaptación a la vida cotidiana. Todo hombre normal puede tener reacciones normales y anormales. Por ello podemos decir que mientras las reacciones normales son adecuadas desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, a sus motivaciones, las reacciones anormales, aunque son comprensibles cualitativamente en su motivación, resultan totalmente desproporcionadas cuantitativamente y por ello impresiona como algo en su manifestación conductual. A su vez Binder hace una distinción entre lo que llama "reacciones psicógenas “y "reacciones psicopáticas". Cuando los sucesos que surgen no pertenecen a los estímulos habituales del medio ambiente que actúan cotidianamente sobre el hombre, por lo tanto, cuando tales estímulos extraordinarios producidos por el medio provocan "vivencias psicotraumáticas" desencadenando reacciones anímicas o vivenciales anormales se habla de "reacciones psicógenas". En los individuos que presentan una disposición psicopática puede ocurrir que estímulos ambientales relativamente intrascendentes o pequeños (algo cotidiano o corriente) tengan un real efecto psicotraumatizante. Estos estímulos actúan como dice Binder como "una chispa en un barril de pólvora" y en consecuencia a estas respuestas anímicas anormales se las llaman "reacciones psicopáticas". Los trastornos mentales transitorios incompletos Un sujeto actúa con arrebato u obcecación (AyO) cuando sufre alteraciones pasionales o emocionales e incluso psíquicas que afectan a su capacidad cognoscitiva y volitiva, pero sin abolirla, por lo que su alcance es sólo parcial. El AyO es un estado de ánimo que ofusca la mente proyectando su efectividad en situaciones en las que la mayoría de las personas se comporta de manera imprevisible. Se entiende por arrebato una pérdida momentánea del autodominio como consecuencia de la ira o de sentimientos afectivos. Es una reacción ante una determinada situación vivencial, que desemboca en una situación de descontrol. Así los insultos, las agresiones físicas, las situaciones ambientales estresantes, las amenazas y provocaciones pueden dar lugar a respuestas arrebatadas. En el arrebato no se medita la acción, sino que se actúa acaloradamente, sin prever las repercusiones que ello puede tener. Los hechos realizados bajo arrebato entrarían en sintonía con las reacciones en cortocircuito. Los actos en cortocircuito o reacciones primitivas, son reacciones momentáneas impulsivas producidas por las capas inferiores de la personalidad, es decir, sin que intervengan la "esfera del yo" en su función conductora, ya que ésta "llega tarde" para frenar o dar la contraorden a la acción ya ejecutada. Se producen por lo general por situaciones emotivas, pasionales, o circunstanciales, sin necesario trastorno del campo de la conciencia, aunque el sujeto no alcanza a tener clara conciencia del acto ya que representa la etapa final de un conflicto muy traumático (rechazado o reprimido por el inconsciente) que hace eclosión como una reacción motora elemental (reacción impulsiva); a diferencia de los actos reflejos que tienen un origen psíquico condicionado por el entendimiento. La obcecación implica una situación de perturbación psíquica por hechos externos o acontecimientos vivenciales, pero con la particularidad de que no puede anular la responsabilidad criminal siendo su alcance sólo atenuante. Toda actuación realizada bajo obcecación responde a un estado que se ha ido gestando durante un período superior al del arrebato, que es mínimo o inmediato. El obcecado llega a esta situación después de haber sufrido una determinada agresión continua, o haber pasado por un trance desagradable. De manera que la obcecación es un estado de ofuscación transitoria que desaparece después de haberse producido el fenómeno que la detona. Reconoce un estado de ánimo preexistente (un estado interior de malestar, ira, celos o resentimiento) que se extiende en el tiempo y que actúa persistentemente en el sujeto impidiéndole valorar adecuadamente las consecuencias de una acción reactiva ante los estímulos que recibe. Por lo tanto se puede dar en obsesivos, paranoicos, depresivos, etc., que tras un período de obcecación tienen una reacción de ofuscación que los obnubila. Estos cuadros admiten excepcionalmente la alevosía por excitación psíquica pero nunca la premeditación que exige, entre otros requisitos, la frialdad del ánimo. Como contrapartida, los estados pasionales y el miedo excesivo (que puede llegar al pánico o al terror) y la acción de drogas pueden constituir auténticos TMT. Las consideraciones médico legales que se deben tener en cuenta cuando se debe contemplar la posibilidad de TMTI que puedan determinar una imputabilidad disminuida desde el punto de vista jurídico son: A) TMTI exógeno, reacción vivencial y pasional. El TMTI por reacción vivencial plantea un mayor problema de prueba entre todos los existentes puesto que habrá que tener en cuenta las circunstancias ambientales y subjetivas que rodearon los hechos. Se entiende por vivencias los acontecimientos de la vida que provocan una resonancia afectiva influyendo emocionalmente en el sujeto. Esta reacción emocional es habitualmente compleja, se compone de elementos psíquicos y físicos como la angustia y el miedo que provocan, además de la alteración psíquica, sintomatología somática como taquicardia o temblores. La reacción vivencial es una respuesta emocional comprensible motivada por una vivencia. Se dice que la reacción vivencial es anormal cuando la duración intensidad y cualidad de la reacción es una respuesta desproporcionada a la motivación que la determinó. Las reacciones pasionales de amor, celos, odio, poder, avaricia, envidia, etc. pueden dar lugar a actos irreflexivos muchas veces concomitantes con el delito, que si bien pueden ser transitorias son de mayor duración y profundidad. Otros trastornos transitorios que perturban gravemente la razón y la acción y que remiten sin secuelas son las psicosis reactivas graves, resultantes de un estrés psicosocial (duran como máximo dos semanas), las psicosis exógenas como el estado crepuscular; el trastorno psicótico agudo polimorfo (que presenta productividad psicótica alternante y cambiante en horas) ; el síndrome exógeno confusional provocado por infecciones e intoxicaciones que inciden el parénquima cerebral, y el trastorno por estrés postraumático agudo que se caracteriza por la re experimentación de un acontecimiento traumático con reducción de la respuesta frente al exterior y una gran variedad de síntomas neurovegetativos. B) TMTI endógeno. La base psicopatológica El TMTI de origen endógeno puede ser ocasionado por una perturbación de origen patológico o enfermedad mental como la psicosis, así como por una anomalía o trastorno que sin llegar a considerarse una auténtica enfermedad psíquica posee un fondo morboso o personalidad de base psicopatológica. Los trastornos de la personalidad se deben diferenciar claramente de la enajenación mental, pues mientras los primeros por sí mismos no tienen relevancia jurídica penal salvo que estén unidos a una situación vivencial u otra situación exógena concomitante, la segunda implica per se una exención de pena. El problema de las psicopatías a nivel psiquiátrico es que no son verdaderas o auténticas enfermedades mentales y jurídicamente son excepcionalmente consideradas exentas de responsabilidad criminal. El tipo de personalidad antisocial o sociopatía es una de las de mayor incidencia jurídico criminal. La existencia de este trastorno, unida a situaciones vivenciales adversas o a trances de máxima tensión, pueden dar lugar a acciones delictivas muy violentas. Así, los psicópatas pueden presentar descompensaciones psicóticas que pueden implicar disminución o anulación de la responsabilidad criminal. También hay que contemplar con un buen diagnóstico los casos fronterizos y las estructuras "bordelindes" (personalidades límites descompensadas). El trastorno paranoide de la personalidad tiene su manifestación más grave en el delirio sensitivo paranoide. En el delirio pasional la petición amorosa rechazada se elabora en el sentido de la idea de la insuficiencia vergonzosa y se transforma en las correspondientes ideas referidas, y de celotipia. La celotipia y la desconfianza hacia la pareja son comunes en las personalidades paranoides y proclives a situaciones delictivas por reacciones explosivas y agresivas. Los querulantes y pleitistas realizan sus actividades delictivas en relación a supuestos jurídicos y judiciales. El trastorno esquizoide y esquizotípico se caracteriza por la deficiencia que presentan estos individuos para establecer relaciones sociales por ser solitarios, introvertidos, fríos, lentos y distantes. A menudo pueden sufrir episodios psicóticos de corta duración (se asocian a los bordelindes). Los trastornos histriónicos se caracterizan por una conducta teatral e intensamente manifestada, con conductas extravagantes, manifestaciones de auto dramatización, excitación emocional, hiperreacción, así como explosiones de ira injustificadas. Egocéntricos, exigentes y agresivos pueden desdoblar la personalidad y tener reacciones de conversión y trastornos de la conciencia breves. El trastorno explosivo o de falta de control de los impulsos se caracteriza por la inestabilidad emocional con tendencia al odio, la ira o la violencia y que puede tener un correlato con alteraciones cerebrales orgánicas de tipo epileptoide que le resta responsabilidad penal en algunas circunstancias. Entre las neurosis, las obsesivos compulsivas y las histéricas que se disocian (fugas psicógenas, trastornos de trance y posesión, amnesias, etc.), suelen ser las que más complicaciones de tipo delictivo suelen presentar cuando se presentan descompensaciones emocionales agudas que le restan responsabilidad. ELEMENTOS JURIDICOS A INVESTIGAR Labor del psicólogo en el peritaje La labor del psicólogo en el peritaje psicológico de la imputabilidad pasa concretamente por tres momentos: Determinar la presencia de un trastorno mental, su entidad, significación, evolución y, en su caso, pronóstico. Analizar cómo dicho trastorno altera la capacidad de comprender lo injusto del hecho ("capacidad cognitiva") o la capacidad de controlar o dirigir su conducta ("capacidad volitiva"). Poner en relación de causalidad el trastorno con el déficit de capacidades asociados y la conducta delictiva en cuestión. El peritaje psiquiátrico. Un perito es una persona con especial conocimiento teórico o practico de arte o ciencia y que informa a un jurado mediante juramento. Es un informe redactado por un perito especialista en psiquiatría que sirve para asesorar a la justicia en cuestiones solicitadas por la misma. Puede actuar a solicitud de una de las partes o del juez. El perito psicólogo estudia las circunstancias del presunto delincuente antes de la comisión del delito para valorar si pueden explicar la existencia de un Trastorno mental transitorio y plasmarlo así en su Informe Pericial Psicológico. Objetivos. Consiste en informar si el acusado sufre una enfermedad y las razones que llevan a estas conclusiones. Se debe de terminar la influencia de la enfermedad mental en la conducta de la persona y en la relación entre el trastorno mental y el delito cometido. Características. El peritaje debe ser imparcial, no confidencial ante el juez, se le debe de decir al paciente que lo que se cuente luego será dicho ante el juez. No debe de decirse si esa persona ha cometido o no ha cometido el delito, eso es competencia del juez o tribunal. ASPECTOS PSICOLOGICOS DE LA RESPONSABILIDAD PENAL Si entendemos la responsabilidad penal como la consecuencia última del comportamiento delictivo, en cuanto a la sanción penal que deba imponerse al autor del delito por su acción y omisión; entonces debemos considerar algunas implicaciones psicológicas inmersas en esta definición. El término de responsabilidad sugiere una capacidad de anticipación cognitiva del comportamiento acerca del cual responderemos ante otras personas o instituciones. En el caso de la responsabilidad penal se supone que los sujetos imputables deben prever las consecuencias de sus actos, en el sentido, de que su conducta pueda ser antijurídica y susceptible de ser sancionada por las instancias penales. En este sentido, el concepto de responsabilidad penal se vincula directamente a los niveles cognoscitivos y afectivos de la personalidad que explican el comportamiento delictivo. Entendemos entonces, que la comisión del delito supone en el individuo dos momentos fundamentales en la elaboración de la actitud personal que se refleja en su nivel de responsabilidad penal. Antes de la comisión del delito, el hombre se encuentra definiendo la auto evaluación de sus destrezas delictiva y su relación imaginaria con la ley. Una vez cometido el delito, se activan los procesos del derecho penal y la interacción real con la ley, modificando o reforzando sus actitudes anteriores. Desde esta perspectiva, lejos de ser un concepto estático y mecanicista, la responsabilidad penal como constructor procedente del derecho penal, es un fenómeno social que se encuentra influido por diversas variables psicosociales que merecen una amplia discusión a la luz de la psicología criminal, la psicología social y la política criminal. En el campo de la psicología criminal es importante analizar la relación existente entre la responsabilidad penal y la personalidad. Considerando al hombre como un ente bio-psico-social que percibe y construye permanentemente su entorno, la personalidad es entendida como un sistema dinámico de procesos psicológicos que determinan los ajustes adaptativos del individuo. Fierro (1986) sugiere tres fenómenos de personalidad que confieren particularidad singularidad funcional al comportamiento de las personas: la autorreferencia, la adaptación y la estabilidad. La anticipación de las consecuencias de nuestro comportamiento se encuentra influida en gran parte por la autoestima, el auto concepto, el autocontrol Y todos aquellos fenómenos de autorreferencia que indican la calidad de nuestra relación con nosotros mismos. De igual norma, influye sobre la anticipación de resultados de la conducta la estimación que hace el individuo de sus recursos adaptativos: habilidades, destrezas y el ajuste de las relaciones interpersonales. Estos fenómenos de personalidad adquieren una individualidad particular conforme se agrupen en patrones que permanezcan relativamente estables en el tiempo. Así mismo, existen características estructurales de la personalidad que influyen sobre la anticipación de resultados del comportamiento y en la formación de actitudes hacia las instancias legales. De acuerdo a la literatura psicológica (Toch, 1986; Feldman, 1989; Hollin, 1989; Tocaven, 1990) existen características de la personalidad que se asocian al comportamiento delictivo y a la violación de la ley. Estos rasgos de la personalidad, comprende entre los principales: un desajuste general de comportamiento; aspectos afectivos como la impulsividad y la hostilidad y, aspectos cognoscitivos como el aplazamiento de la ley y la anticipación del daño a la víctima. Para estudiar las características de personalidad que Influyen en la formación de actitudes personales hacia el delito y la estructuración psicológica de la responsabilidad penal, se ha diseñado un modelo de cinco ejes bipolares. Cada uno de estos ejes bipolares representa un continuo que oscila entre el ajuste y el desajuste, tendiendo a uno u otro extremo, de acuerdo a los antecedentes de afirmación de la personalidad, características biológicas, patrones de crianza y la interacción del individuo con su entorno sociocultural. Estos continuos constituyen, entre otros, los principales grupos de características que algunos psicólogos utilizan como criterios para identificar la tendencia a cometer actos delictivos, así como permite determinar los elementos de la culpabilidad una vez cometido el delito, en el caso de que el Juez solicite un peritaje forense. Técnicas o métodos para determinar algunos de los trastornos mentales transitorios. TMTC: *Drogas, pruebas biológicas: Orina, saliva, sangre, pelo, sudor y test de despistaje neonatal. Orina: Métodos cualitativos: -Métodos de Screening rápido. -Inmunocromatografia -Test de detección de Consumo; tiras reactivas -Kits in situ. Métodos Cuantitativos: -Cromatografía. -Espectrometría de masas. Sangre: -Cromatografía liquida. -Cromatografía de gases – espectrometría de masa. -Inmunoanalisis multiplicado por enzimas. -Radioinmunoensayo. Saliva: -Torunda de algodón (para la recogida por absorción de la saliva) -Episcreen. Sudor: -Técnicas Inmunológicas. -Cromatografía de Precisión. *Alcohol: -Alcoholímetro -Alcoholemia. *Sueño: -Escala de Somnolencia Epworth (ESS) -Actigrafo. -Polisomnografia completa. -Prueba de latencia múltiple de sueño. *Procedimientos para ayudar a diagnosticar una afección neurológica: -Angiografía. -Biopsia. -Ecografías cerebrales. -Análisis de líquido cefalorraquídeo. -Electroencefalografía. “LAS PRUEBAS DE ALCOHOLEMIA¨ Hasta la mitad de 1940, el principal método de medida de los niveles de etanol implicaba la toma de una muestra de sangre, que posteriormente era analizada en un centro hospitalario mediante cromatografía de gases. Este sistema no era inmediato, necesitaba excesivo tiempo y era un procedimiento caro y agresivo. En la década de 1950, las pruebas de etanol en sangre fueron reemplazadas por test de alcoholemia, proporcionando resultados evidenciales para el procesamiento. El creador del primer alcoholímetro fue Robert F. Borkenstein, quien diseñó en 1954 el “Breathalyzer” (Breath= respiración, Analyse = análisis), que basa su funcionamiento en la relación que existe entre la cantidad de alcohol ingerido, que se manifiesta en el aliento, y su correlativa proporción en la sangre (Borkenstein, 1962). El método consistía en realizar una profunda espiración a través de un pequeño tubo; el aliento burbujeaba en una ampolla que contenía una disolución ácida (ácido sulfúrico 50%) de dicromato de potasio (0,25%) con nitrato de plata (0,25%) como catalizador, y se comparaba colorimétricamente mediante dos fotocélulas el cambio de color de la disolución con una ampolla de referencia sin abrir, que es directamente proporcional a la cantidad de alcohol en la muestra de aliento. El método permitía medir la concentración equivalente de alcohol en sangre en tiempo real. En 1971, Richard A. Harte, utilizando la tecnología de infrarrojos, inventa el “Intoxilyzer”, que fue el método principal de test de etanol en respiración en EEUU a partir de la mitad de la década de 1980. SISTEMAS DE ANÁLISIS DE ALCOHOLEMIA Las primeras pruebas a conductores, para comprobar si estaban ebrios, se basaban en la demostrada relación existente entre la disminución de las facultades físicas y por tanto de la capacidad de conducción, y un excesivo contenido de alcohol en el organismo. Consistían en la evaluación por la policía de tráfico de pruebas físicas de equilibrio, coordinación y percepción espacial , que se realizaban a los sospechosos de conducir bajo los efectos del alcohol; pero esta relación es difícilmente cuantificable si no es realizada por personal especializado. Aunque lo más adecuado sería medir la concentración de alcohol en el cerebro, esto no es fácil, por lo que se tiene que recurrir a otras medidas que relacionen su presencia con la concentración en el interior de las células nerviosas. Algunas de los sistemas de análisis utilizados son en sangre, en orina, en saliva y en aliento. A. Análisis de alcohol en sangre Está ampliamente demostrada la relación directa entre la concentración de alcohol en la sangre y el grado en que las reacciones y las decisiones se ven afectadas. El BAC (concentración de alcohol en sangre) se considera la medida habitual para medir los niveles en una persona que se encuentra bajo la influencia del alcohol. Se mide la concentración en la sangre y se estima la concentración dentro de las células, asumiendo que se llega a una concentración de equilibrio en la interface sangre / célula. La muestra de sangre se toma de la sangre venosa en la vena cubita del brazo o de sangre de un capilar en el dedo o lóbulo de la oreja. La muestra se deposita en un recipiente, se lleva a un laboratorio y se analiza por cromatografía de gases, con espaciadores de cabeza. Es el examen legal más exacto que existe actualmente, pero presenta inconvenientes: el procedimiento es demasiado agresivo y caro, no es inmediato, requiere personal especializado y el traslado a un centro médico de análisis. Además, la muestra puede contaminarse en el proceso de extracción, transporte o almacenamiento. B. Análisis de alcohol en orina El test de orina indica la presencia de alcohol en el organismo, pero no indica el estado actual de la persona ni el contenido exacto de alcohol en la sangre. Después de consumido el alcohol se incorpora a la sangre a través del estómago en unos 15 minutos, originando efectos inmediatos. Seguidamente el organismo lo metaboliza y entre 1:30 y 2 horas después comienza a aparecer en la orina. Parte del alcohol que llega a la orina se ha biotransformado parcialmente a través de las enzimas presentes en el hígado en acetil-CoA y otra parte pasa a la orina por el riñón mediante una ultrafiltración a través del glomérulo, mediante la arteriola aferente, o bien mediante una difusión de la sangre a la orina, por lo cual no es posible cuantificar la cantidad de alcohol en orina. Por tanto, la prueba de orina para determinar el contenido de alcohol no ofrece una imagen real del estado actual de la persona. Los resultados indican el estado de la persona varias horas antes. Los científicos no han encontrado una correspondencia directa y fiable entre la concentración de alcohol en la orina y La concentración de alcohol en la sangre. Además, la concentración de alcohol varía dependiendo del metabolismo de la persona y la cantidad de fluido que se encuentre en su sistema. Una persona que se encuentre ligeramente deshidratada tendrá tendencia a tener una concentración más elevada de alcohol en su orina que otra persona que tiene un nivel normal de fluido en su organismo. También, los elevados niveles de azúcar y de acetona en el cuerpo pueden producir fermentación en la orina, creando un falso positivo en contenido de alcohol. Por todo ello, el test de contenido de alcohol en la orina es el método menos adecuado de los que se dispone actualmente. C. Análisis de alcohol en la saliva Aunque se cree que puede existir una relación entre la concentración de alcohol en la sangre y la concentración de alcohol en la saliva, todavía no se ha podido encontrar la tecnología ni la reacción química que lo demuestre con exactitud y fiabilidad. D. Análisis de alcohol en el aliento Para determinar el efecto que puede tener el etanol ingerido sobre la capacidad de conducir de una persona (que depende de la concentración de etanol en el cerebro), se mide la concentración de etanol en el aire exhalado. La concentración de etanol en el aire exhalado está en equilibrio con la que se encuentra en la sangre y ésta, a su vez, está en equilibrio con la que se presenta en el cerebro. El análisis de etanol en el aliento tiene la misma fiabilidad que los mejores métodos y presenta algunas ventajas sobre el análisis de sangre: y rápido obtener una muestra del aliento de una persona que una muestra de sangre o de orina. un análisis de sangre o de orina. ento, y la probabilidad de alterar la muestra es nula. EL DICTAMEN PSICOLÓGICO Y PSIQUIÁTRICO COMO MEDIO DE PRUEBA EN PROCESOS PENALES Es importante para el abogado la comprensión del rol que el dictamen psiquiátrico y psicológico juega dentro del ordenamiento jurídico como medio de prueba, al igual que las facultades que poseen o no los profesionales de la salud mental en el contexto jurídico procesal. Por su parte, el psiquiatra puede participar, dentro de un proceso, como un testigo de hecho cuando es llamado a declarar sobre la salud mental de su paciente; también, como testigo experto o perito para determinar la imputabilidad o grado de ésta (reglas de M’NAGHTEN para la defensa de la locura, de origen inglés). La regla M´Naghten que dice: "...para establecer una defensa basada en la enajenación, debe probarse claramente que, en el momento de cometer el acto, el acusado estaba actuando bajo un defecto tal de su raciocinio, a causa de su enfermedad mental, que no conocía la naturaleza y cualidad del acto que estaba realizando; o si lo sabía, desconocía que lo que estaba haciendo estaba mal”. El concepto de prueba pericial, la cual puede ser aportada por otros especialistas a parte del psicólogo y el psiquiatra forense, ha sido definido por el catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Panamá, Silvio Guerra, de la siguiente manera: "Un medio de prueba a través del cual un tercero, sin ser parte en el proceso ni integrante de la relación jurídica procesal, y que con conocimiento y experiencia en una determinada materia, ya sea ciencia, arte, técnica o industria, es llamado por el juez, las partes o un tercero interesado, a rendir un informe de dictamen obligatorio, imparcial y objetivo a uno o todos los hechos que generan el proceso ya sea civil o penal". Dentro del marco de las funciones del perito experto, en materia penal, el psiquiatra debe auxiliar al abogado defensor en la comprobación de la existencia de un trastorno mental, un trastorno mental transitorio o bien la embriaguez fortuita total en el momento en que se cometió el hecho punible con el objeto de deshacer los efectos del principio de presunción de imputabilidad. Para mejor entender la naturaleza jurídica entre un peritaje psiquiátrico y un peritaje psicológico enumeraremos algunas diferencias: A. En cuanto a su regulación: El peritaje psiquiátrico se encuentra regulado en la ley; mientras que el peritaje psicológico, por ser un auxiliar, no se encuentra regulado de manera taxativa. Es por esto que sin el dictamen del doctor en psiquiatría el dictamen no estará completo: no tendrá valor probatorio. B. En cuanto al profesional que genera el dictamen: El peritaje psiquiátrico lo hace un médico especializado en psiquiatría; mientras que el peritaje psicológico es realizado por un psicólogo clínico. Cuando el dictamen es completo y coherente, es decir, cuando contiene un dictamen psicológico, estos dos profesionales, a quienes se les llama también "peritos" en el contexto judicial, deben actuar como los órganos del Estado: limitada y separadamente, pero en armónica colaboración. C. En cuanto a su función: El peritaje psicológico es un accesorio del peritaje psiquiátrico. El peritaje psicológico ayudará al médico psiquiatra a complementar algunos puntos, aportando así en la confección de su informe. D. En cuanto al diagnóstico: El peritaje psiquiátrico es la aplicación de los conocimientos científicos de la psiquiatría clínica para llegar a un diagnóstico al momento de la evaluación; el peritaje psicológico analiza los diferentes tipos de comportamientos, la capacidad intelectual y personalidad a través de pruebas psicológicas. Ambos, sin embargo, requieren de entrevistas clínicas. LA ESTRUCTURA DE LOS DICTÁMENES El dictamen psicológico Independientemente de cuáles sean las circunstancias específicas del caso, el dictamen psicológico deberá contener, en término generales, la siguiente información: El motivo de la peritación informando claramente cuál es la pregunta que se desea responder y quién o qué entidad lo solicita. Las técnicas utilizadas para evaluar a las partes como entrevistas estructuradas, pruebas aplicadas, estudio del expediente o sumario y otras que se utilicen. La información clara sobre la identificación, que deberá contener los siguientes elementos: nombre, documento de identificación, edad, lugar de nacimiento, lugar de residencia, ocupación, escolaridad o nivel de estudios, estado civil, religión, fecha del examen o evaluación. La descripción de los hechos en forma clara, precisa y sintetizada; pero sin obviar detalles relevantes que deban ser tenidos en cuenta al momento de la lectura del dictamen para que, quien tenga acceso a éste, comprenda claramente el asunto a tratar. Hay que incluir la fecha y hora al momento de la evaluación. Una historia familiar expuesta en forma clara con aquellos elementos que sean más pertinentes encontrados durante la evaluación de cada uno de los implicados y de acuerdo con los hechos que son materia del estudio. Una historia personal del evaluado resaltando los aspectos relevantes que puedan aportar información sobre el motivo del peritaje; los antecedentes relacionados con el aspecto afectivo, sexual, social y laboral que hagan parte de su historia de vida y que contribuyan a dar respuesta al objeto (motivo) de la investigación. Un examen mental donde se evalúe la apariencia general y actitud; conciencia, orientación y motricidad; lenguaje, humor y afecto; pensamiento (ideas delirantes), sensopercepción (alucinaciones e ilusiones), juicio, raciocinio e inteligencia; memoria, atención, introspección–prospección, conación y sueño. Los antecedentes de tipo patológico, quirúrgico, alérgico, tóxico, traumático, familiares, el desarrollo psicomotor, intentos de suicidio previos, judiciales, enfermedades de transmisión sexual, psiquiátricos. Los resultados, los cuales se encontrarán en un apartado para ello, sobre los hallazgos de la entrevista y sobre de las pruebas psicológicas aplicadas. Incluso se sugiere que dichas pruebas se anexen en el dictamen para facilitar el “retest” si éste llegara a ser necesario. Una discusión con base en toda la información obtenida previamente en la evaluación por áreas. El perito realizará la discusión, la cual contendrá la descripción de los aspectos relevantes de lo encontrado en el examen con el respectivo análisis e interpretación de los resultados y las conclusiones debidamente sustentadas. Una conclusión que considere los aspectos mencionados en la discusión. El perito en la conclusión dará respuesta a la pregunta planteada por quien solicitó el peritaje y así mismo ofrecerá las recomendaciones pertinentes que considere para el caso en estudio. Igualmente detallará si requiere de la evaluación de otros individuos implicados para complementar su informe. Tanto en la discusión como en la conclusión el perito deberá ajustarse a la pregunta planteada que motivó el peritaje y deberá abstenerse de considerar aspectos que nada tengan que ver con su propósito o intención inicial. A pesar de ello probablemente agregue, a criterio personal, alguna sugerencia o pronóstico. El dictamen psiquiátrico Por su parte, el dictamen psiquiátrico revestido de valor probatorio deberá contener, entre otros, los siguientes aspectos: La identificación, que comprende todos los datos generales que permiten identificar al paciente como lo son: nombre, fecha de nacimiento, lugar de nacimiento, edad, residencia, ocupación, número de cédula, estado civil, apodos, fecha de examen y lugar del examen. El estado mental al momento del hecho imputado, esto es, el relato breve que hace la persona evaluada sobre lo acontecido. Los antecedentes familiares, los cuales comprenden los datos generales de la madre y del padre como el nombre, edad, ocupación, etc. Además se incluye el número de hermanos y la posición que ocupa el paciente dentro de éstos y, finalmente, la historia familiar patológica que incluye hospitalizaciones, cirugías, accidentes, tratamientos, entre otros. Los antecedentes personales que comprenden el nivel de escolaridad de la persona, su historia laboral y conyugal; la historia patológica que incluye hospitalizaciones, cirugías, accidentes, tratamientos, entre otros; también es relevante la anotación sobre si consume tabaco, alcohol, drogas ilícitas y los posibles antecedentes delictivos; deben destacarse los antecedentes prenatales, obstétricos, perinatales, la alimentación y cuadros convulsivos. Los resultados del examen físico practicado por el psiquiatra, quien realiza un reconocimiento general de la cabeza, cuello, tórax, abdomen, extremidades; los resultados de los exámenes neurológicos; también debe incluir el análisis de exámenes de laboratorios incluyendo los cromosómicos, electroencefalográficos e imagenológicos cuando el caso lo amerite. Incluirá el examen mental, puesto que el psiquiatra forense evalúa la apariencia general y conducta, la actividad psicomotora, el estado de conciencia (atención, orientación y memoria), el flujo y estructura del lenguaje, el flujo y contenido del pensamiento, humor y afectividad (depresión), la función sensoperceptual y las funciones intelectuales como la capacidad de juicio crítico. Debe mencionar si la persona requiere de tratamiento especializado y de seguimiento. En este punto recordamos que el perito no es tratante. Si es necesaria la práctica de otras pruebas, debe esto ser recomendado. Firma y sello. Es importante mencionar algunos signos para la detección de simulación de enfermedades mentales. Existe un buen número de pistas que se pueden aplicar apropiadamente en la detección del engaño, en documentos no publicados sobre simulación por la Academia Americana de Psiquiatría y Leyes, escritos por Vicary y Maloney; referenciados por Jaffe y Sharma (1998) se reportó que el conocimiento que tienen los clínicos tiene una gran ventaja en la detección de la simulación; y para Marco y col. (1990), Rogers y col. (1996), Jaffe y Sharma (1998), Irruarizaga (1999) y Stuart y Clayman (2001) existen los siguientes signos como evidencia objetiva de la simulación: 1. Retención de información y Falta de cooperación: La memoria de un simulador tiene vacíos importantes, es cauteloso y piensa que entre menos información tenga el examinador, es mejor. Con frecuencia afirman haber olvidado muchas cosas o no saber. (DSM- IV, 1998) Hay el temor de que una evaluación rigurosa detecte la enfermedad que está simulando. Los sujetos parecen seguir todas las indicaciones médicas pero toman una actitud totalmente antagonista; tratan de tomar el control de la entrevista y se comportan de una manera intimidante, gastan tiempo para pensar las respuestas que van a dar. Presentan abundancia de respuestas evasivas si están dirigidas a una cuestión vital para el simulador; contestaciones burlescas, irónicas y ridículas; ausencia del trastorno de la afectividad. 2. Exageración: Los simuladores creen de forma equivocada que entre más extraños parezcan, más creíbles son. Clemente (1995) lo denominó elevación del número de dramatismos. 3. Llaman la atención sobre su enfermedad: Según Ritson y Forest (1970), citados por Marco et al. (1990) los simuladores están ansiosos por llamar la atención sobre su enfermedad, lo cual contrasta con la conducta de los enfermos reales que a menudo, son reticentes a hablar de sus síntomas. El auténtico enfermo sin proponérselo puede presentar abandono en su cuidado físico tener el pelo largo, aparecer sin afeitar, con las ropas sucias, desaliñado, con abandono de su limpieza; mientras que el que finge se pone ropas extravagantes; la camisa al revés; la bufanda fuera de su sitio con vestimentas artificialmente alteradas; a menudo, esa alteración de su aspecto exterior sólo se da durante los reconocimientos médicos o declaración ante funcionarios judiciales. (Delgado y col., 1.994) 4. Los acusados actúan comúnmente como sordos y tontos: se muestran excesivamente psicóticos, intelectualmente impedidos y con amnesias y delirios. Las personas que fingen actúan como "tontos y locos" porque ellos creen que las personas mentalmente enfermas son tontas. 5. Ausencia de alteración afectiva clínicamente asociada con la enfermedad que simula: Falta el típico contenido afectivo de ansiedad en alucinaciones y delirios; o el tono afectivo de temor, rabia o depresión asociado a cualquier diagnóstico. Si hay auto lesionismo, éste no reviste gravedad, estando bien calculado el acto. En caso de dolor la persona puede argumentar el máximo de severidad del dolor, pero la discrepancia es que psicológicamente se presentan libres de todo síntoma. 6. Ausencia de perseveración: La perseveración es un signo de consistencia en la personalidad y/o en la patología, por tanto es una conducta que debe presentar constancia en el tiempo, rara vez se ve en los simuladores. (Marco y col., 1990) 7. Incoherencia entre resultados de pruebas y funcionalidad del evaluado: La falta de coherencia entre los resultados de test formales y la funcionalidad real del sujeto en su vida cotidiana. Ej. El simulador puede asegurar o mostrar una incapacidad para trabajar, pero mantiene la capacidad de su esparcimiento como por ejemplo disfrutar del teatro, ver TV, jugar cartas, etc. La inconsistencia entre las respuestas del sujeto referida a ejecutar correctamente ejercicios complejos e incorrectamente ejercicios más sencillos que implican los mismos procesos cognoscitivos y el fallo en ítems muy simples.. Otros indicadores de este signo son el rendimiento por debajo de lo esperado al azar en pruebas de elección entre dos alternativas, la inconsistencia en la ejecución de diferentes pruebas que exploran las mismas funciones, el bajo o nulo rendimiento en pruebas neuropsicológicas que la mayor parte de los pacientes con lesiones cerebrales graves realizan correctamente. La alta incidencia de respuestas "aproximadamente correctas" en oposición a las "claramente correctas" Iruarrizaga (1999). 8. Alteraciones del lenguaje no verbal: El tono y la intensidad de la voz varían significativamente ante la mentira, la velocidad de fraseo es lenta y evasiva, el evaluado tarda en responder porque necesita pensar varias veces para contestar con coherencia, produce pausas y errores en el discurso, además es de carácter indirecto, las expresiones faciales varían contingentemente con el contenido temático. Rogers (1998), Hall y Pritchard (1996), Nies y Sweet (1994), Eckman (1992) entre otros, citados por Iruarrizaga (1999) Las características de la mirada tienen mucha importancia: la del auténticamente trastornado se caracteriza por su mirada fija y expresión extraviada; la mirada del simulador es menos franca, se muestra con una expresión de desconfianza como temeroso de ser descubierto. Un buen signo es la discordancia entre la expresión facial y el tono y contenido del lenguaje (paraminia y paratimia), con una excepción: la esquizofrenia, en la que ese signo puede ser de patología real. (Delgado, y col., 1.994) 9. Los síntomas del simulador son generalmente inconsistentes con los síntomas legítimos de la enfermedad mental: El simulador actúa de manera normal cuando no se percata de que está siendo observado, por lo cual hablar con el personal que tiene oportunidad de observar al preso es útil para descubrir su comportamiento inconsistente. Los síntomas del simulador son generalmente inconsistentes con los síntomas legítimos de la enfermedad mental: Por ejemplo un farsante dice que no puede recordar su nombre o la fecha de nacimiento, pero si es capaz de recordar otros eventos pasados, como la dosis de los medicamentos que ingiere. El simulador por lo general confunde los síntomas psicóticos con los impedimentos cognoscitivos y cree que la persona que escucha voces no sabe en qué año está. Los amnésicos auténticos generalmente recuerdan cosas como: nombre, edad, fecha de nacimiento, dirección, nombre de la madre, de familiares cercanos y lo que desayunaron; lo cual es lo que pretenden olvidar los farsantes; y es muy raro que finjan amnesia global. Los simuladores pretenden tener alucinaciones visuales o auditivas y hablan con personas imaginarias. En la exploración clínica de la simulación se señalarán las intermitencias y modificaciones inexplicables del síndrome mental exhibido; inexistencia de la relación entre el síndrome o enfermedad aparente y la causa etiológica presumible. 10. La simulación es más difícil de mantener por períodos largos: El hecho de simular exige una extremada concentración y resulta extenuante por lo cual la persona sana requiere períodos de descanso. Por eso también hay más oportunidad de descubrir el engaño durante una entrevista larga. 11. Dificultad para fingir síntomas fisiológicos: Generalmente el simulador desconoce los síntomas fisiológicos de la enfermedad y por eso no los actúa, si llegara a simularlos puede ser descubierto porque los sobreactúa o tiene dificultades para hacerlo. Por ejemplo el que simula depresión puede fingir astenia pero no finge frío en las manos, que es un síntoma que se le asocia. (Rogers y col., 1996) 12. Simulan síntomas evidentes y en relación con el conocimiento previo de la enfermedad: Los simuladores tienden a fingir los síntomas más conocidos y característicos de la enfermedad dejando de lado otros que están asociados con el mismo pero no son tan conocidos u observables. Por ejemplo en Trastorno disociativo de la personalidad pueden fingir las personalidades múltiples, pero no saben de las amnesias y no las simulan (Aunque no en todas las expresiones de este trastorno se manifiesta la amnesia). En personas preparadas académicamente en temas relacionados (psicólogos, psiquiatras, médicos, etc.) es más difícil detectar la simulación de psicopatologías que en personas que no tienen una preparación académica extensa o de éste tipo. (Rogers y col., 1996) Se fingen más síntomas que cuadros diagnósticos íntegros: Los simuladores pueden no ajustarse a ninguna entidad diagnóstica conocida. Los síntomas pueden haberse elegido de varias enfermedades y por ello pueden presentar quejas inusuales, atípicas, inexplicables o inconsistentes con los desórdenes conocidos. Las personas que fingen síntomas muy específicos (falta de concentración) y desórdenes específicos (depresión mayor). (Marco y col., 1990). Mezclan síntomas pertenecientes a diversos síndromes o entidades gnoseológicas; y a ninguna entidad clínica en particular. Informan síntomas severos con aparición aguda en contradicción con el desarrollo crónico conocido por los clínicos: Los simuladores pueden afirmar haber tenido delirios (o síntomas en general) de comienzo repentino, cuando en realidad los delirios sistematizados tardan normalmente varias semanas en sistematizarse. Pueden informar que los síntomas de "locura" comenzaron cuando el imputado tenía 40 años, poco antes del incidente judicial y el clínico sabe que la esquizofrenia tiene un inicio cerca de los 20 años y la enfermedad se desarrolla crónicamente. Discrepancia entre el auto- reporte y los archivos médicos: Los evaluados afirman severidad en síntomas en ausencia de tratamiento psicológico, psiquiátrico, medicación y hospitalización; cuando el perito sabe que la severidad de síntomas generalmente se asocia a consulta temprana con los expertos y con la existencia de una historia clínica previa. (Stuart y Clayman, 2001; Marco et al, 1990 e Iruarrizaga, 1999). Los acusados pueden argumentar alguna psicopatología pero no informan haber estado en un tratamiento previo, y cuando tienen una cita para un tratamiento de salud mental o para una evaluación la cancelan o llegan más de una vez tarde a las citas y no cooperan durante el examen psicológico, además, también fallan en seguir un plan de tratamiento para un diagnóstico. Los simuladores parecen no tener ningún motivo o comportamiento psicótico asociado a sus ofensas: no relacionan los delitos con sus síntomas o alteraciones como cometer asesinato con agravantes arraigados, por ejemplo existe relación entre el síntoma y la conducta del homicida como beber la sangre de la víctima que asesinó porque creía que los extraterrestres le estaban quitando la suya propia. Evidencia de complicidad: En los casos en los que se alega que el acusado presenta un determinado tipo de patología mental, se sospechará simulación si hay un cómplice implicado en el crimen. En efecto, como dice Resnick (1984) citado por Marco y col., (1990), la mayoría de los cómplices de inteligencia normal no participarán en crímenes motivados psicóticamente. Engaños anteriores: Las investigaciones retrospectivas algunas veces revelan evidencias de engaños pasados, como utilización de alias, escapes de la prisión o mentira en un negocio; es común encontrar un patrón de comportamiento antisocial engañoso. La enfermedad actual es tan sólo otra instancia de éste patrón. Historia laboral incoherente con la enfermedad: Según Resnick (1984), citado por Marco y col. (1990), los simuladores pueden tener un historial laboral desfavorable "la persona que siempre ha sido responsable, honrada, miembro adecuado de la sociedad es menos probable que simule". Aunque la estabilidad laboral puede ser positiva previa al aparecimiento de la enfermedad y deteriorarse desde entonces, si se alegan síntomas crónicos esto alteraría también crónicamente el historial laboral, también puede ser indicador de simulación, ya que una persona que padece una enfermedad mental, difícilmente puede tener un óptimo funcionamiento laboral. Los signos de simulación ya enunciados son generales y se pueden encontrar en el fingimiento de cualquier enfermedad, sin embargo también la literatura reporta signos de simulación específicos para algunos cuadros diagnósticos. CODIGO PENAL HONDUREÑO ARTICULO 23. No es imputable: 2) Quien en el momento de la acción u omisión padezca de psicosis, de retardo mental severo o de psicosis transitoria y carezca, por ello, de la capacidad de comprender el carácter ilícito del hecho o de determinarse de acuerdo con esa comprensión, salvo que el trastorno mental transitorio haya sido provocado por el agente doloso o culposamente. ARTICULO 26. Son circunstancias atenuantes: 3) Ejecutar el hecho en estado de embriaguez, cuando ésta no fuere habitual o posterior al proyecto de cometer el delito, siempre que estas situaciones sean científicamente comprobadas. 6) Obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato u obcecación. CONCLUSIONES Los trastornos mentales transitorios si bien es cierto muchas veces son actos que no podemos controlar debido a este descontrol de la personalidad, cometemos delitos o faltas, estos delitos o faltas muchas veces nos conducen a una consecuencia jurídica para poder comprobar dichos trastornos nos sometemos a los que son los diversos tipos de pruebas ya sean pruebas científicas y técnicas utilizadas para buscar evidencias como se describe en nuestro marco teórico, la responsabilidad penal será dirigida por nuestro código penal dándonos así las causas inimputables, circunstancias atenuantes con las cuales nosotros como estudiantes de la carrera de derecho podemos auxiliarnos para poder dirigirnos en lo que son los casos de trastornos mentales transitorios. Al analizar todo el proceso a desarrollar para comprobar la existencia de un posible trastorno mental comprendimos la importancia que tiene la investigación y dictamen científico con respecto a dicho problema mental ya que de no utilizarse los medios adecuados para la comprobación de dichos trastornos podrán dar resultados erróneos los cuales beneficiarían a personas que cometieron un ilícito con toda la premeditación y respondiendo dicho delito a la voluntad del infractor, ya que como lo vemos en este informe hay algunas personas que fingen padecer de algún problema mental para recibir alguna atenuante o la inimputabilidad absoluta por la comisión de un delito. A las personas que padezcan algún trastorno mental transitorio deberá brindárseles las debidas medidas de seguridad para ayudarles a la pronta recuperación y rehabilitación de dicho trastorno, como pudimos analizar en esta investigación los trastornos mentales transitorios son un padecimiento temporal que si bien es cierto que la persona lo padecía al momento de la comisión del delito deberá ser tratado lo más pronto posible por personas expertas en el tema para así reinsertarlo a la sociedad como un ciudadano capaz de desenvolverse en cualquier ámbito profesional y que no es peligroso ni para sí mismo ni para las demás personas. BIBLIOGRAFIA. http://www.alcmeon.com.ar/8/30/Romi.htm http://www.monografias.com/trabajos82/problematica-enfermo-mental-penal/problematicaenfermo-mental-penal3.shtml http://www.binasss.sa.cr/revistas/rldmml/v7-8n2-1/17Arias.pdf http://psicologoforense.com/s/trastorno-mental-transitorio-peritos-psicologos-madrid-trescantos/ http://www.psiquiatria.com/congreso_old/mesas/mesa14/conferencias/14_ci_d.htm http://www.psiquiatria-para-todos.com/dictamen.html http://www.monografias.com/trabajos13/lapsifor/lapsifor.shtml http://psicologiajuridica.org/psj6.html http://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/diagnostico_neurologico.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Medicina_del_sue%C3%B1o http://www.salud180.com/jovenes/tipos-de-pruebas-para-la-deteccion-de-drogas http://www.unioviedo.es/psiquiatria/docencia/material/PSIQUILEGAL/2011-12/12PL-PSIQUILEGAL2.pdf