LA COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL. Carlos Arellano

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LA COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.
Carlos Arellano García.
RESUMEN: Cuando en un procedimiento judicial que se desarrolla en determinado país
se requiere la ayuda de otro Estado, en algún aspecto del desempeño de la función
jurisdiccional, emerge la necesidad de obtener la cooperación judicial internacional.
Esta cooperación judicial internacional se analiza doctrinalmente dentro del Derecho
Internacional Privado y, normativamente, suelen existir tratados internacionales, normas
internas, tanto del país que otorga el auxilio judicial como del Estado que la solicita, así
como normas jurídicas derivadas de la costumbre y la jurisprudencia. En la cooperación
judicial internacional existen como presupuestos: la soberanía de los Estados, la
inmunidad de jurisdicción, la aplicación extraterritorial de normas jurídicas y la
realización de valores jurídicos, así como la reciprocidad. Respecto del tipo de normas
aplicables, aparecen normas jurídicas competenciales, procedimentales y de fondo. El
país requerido, al igual que el requirente, actúan a través de sus representantes que
poseen características específicas. En el desarrollo del tema se incluye el conocimiento
de tratados celebrados y también se realiza una exégesis de las normas jurídicas
aplicables en la legislación de nuestro país. Estos estudios se orientan a la obtención
de conclusiones útiles para el mejor conocimiento de lo expuesto en la ponencia.
SUMARIO: I. PRESUPUESTOS PARA QUE OPERE LA COOPERACIÓN JUDICIAL
INTERNACIONAL. A) Soberanía. B) Inmunidad de jurisdicción. C) Necesidad de la
extraterritorialidad. D) Valores jurídicos. E) Reciprocidad.- II. LAS NORMAS JURÍDICAS
QUE RIGEN LA COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.- III. DIVERSOS TIPOS
DE NORMAS JURÍDICAS APLICABLES EN LOS CASOS DE COOPERACIÓN
JUDICIAL INTERNACIONAL.- IV. REPRESENTANTES DE LOS PAÍSES
REQUIRENTES
Y
REQUERIDOS
EN
LA
COOPERACIÓN
JUDICIAL
INTERNACIONAL.- V. TRATADOS INTERNACIONALES INTERAMERICANOS
APLICABLES
A
LA
COOPERACIÓN
JUDICIAL
INTERNACIONAL.VI.
RESOLUCIONES JUDICIALES EN LAS QUE SE REQUIERE LA COOPERACIÓN
JUDICIAL INTERNACIONAL.- VII. CONFLICTOS DE COMPETENCIA JUDICIAL
INTERNACIONAL.- VIII. NORMAS JURÍDICAS DE DERECHO INTERNO EN MÉXICO
QUE RIGEN LA COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.- IX. CONCLUSIONES.
I.- PRESUPUESTOS PARA QUE OPERE LA COOPERACIÓN JUDICIAL
INTERNACIONAL.
Tomamos como punto de partida el significado gramatical de la cooperación
judicial internacional. El vocablo “cooperación” deriva de la expresión latina cooperatio,
coperationis, y alude a la acción y efecto de cooperar1 . A su vez, el verbo “Cooperar”,
también procede del idioma latín cooperari; de cum, que significa con y operari, que
alude a trabajar. De esa manera, cooperar es: “Obrar juntamente con otro u otros para
el mismo fin.”
Por su parte, el término “judicial”, también procede del latín: iudicialis y se
entiende como un adjetivo que determina lo perteneciente al juicio, a la administración
de justicia o a la judicatura2.
Adicionalmente resulta que la palabra “internacional” es una expresión
compuesta de inter y nacional, que es un adjetivo que significa: Relativo a dos o más
naciones3.
Por tanto, conforme a los vocablos que integran la frase “cooperación judicial
internacional”, entendemos que se hace referencia a las circunstancias consistentes en
que obran conjuntamente dos entidades pertenecientes a la administración de justicia
de dos o más países respecto del procedimiento judicial que se tramita en un país y que
requiere el auxilio o ayuda de otro país para el desempeño de la función jurisdiccional.
La cooperación judicial internacional se analiza y se regula conforme a los
cánones de la disciplina jurídica denominada Derecho Internacional Privado y se
requiere de la ayuda, auxilio o cooperación judicial internacional cuando el juzgador de
un país que tiene a su cargo el desempeño de la función jurisdiccional, ha menester de
que, juzgador diverso, perteneciente a otro país, coadyuve con él para estar en aptitud
de resolver la cuestión controvertida que le ha sido planteada.
Se hace indispensable que el juzgador de un país requiera el auxilio judicial y
que el juzgador de otro país se lo proporcione a efecto de que se pueda administrar
justicia en algunas de las etapas del proceso.
Constituyen presupuestos para que tenga presencia la cooperación judicial
internacional los siguientes: la soberanía, la inmunidad de jurisdicción, la necesidad de
la aplicación extraterritorial de las normas jurídicas, la realización de los valores
jurídicos y la reciprocidad.
Conviene aludir a los anteriores presupuestos que hemos mencionado:
A) La soberanía.
La soberanía es un elemento huidizo y debatible. Jurídicamente, se han ocupado
de él autores de obras jurídicas en las disciplinas de: Introducción al Estudio del
Derecho, Teoría del Estado, Derecho Constitucional, Derecho Administrativo, Filosofía
del Derecho y Derecho Internacional, entre otras. No es sencillo adherirse a alguna
definición, entre aquellas que se han emitido, por razones diversas que no se expresan
por exceder de los límites del presente estudio.
Un paso inicial hacia la precisión del alcance de la “soberanía” podría consistir en
señalar su significación etimológica y, aún lo etimológico puede dar lugar a
discrepancias ya que se indica que, gramaticalmente “soberanía” procede de la palabra
2
“soberano” y es soberano, del latín superanus, aquél que ejerce o posee la autoridad
suprema o independiente. De ahí que, soberanía, literalmente significa poseer la
calidad de soberano y se estima que hay soberanía cuando se detenta la autoridad
suprema del poder público.4
Podríamos recoger varios conceptos doctrinales de soberanía y proceder a su
cuidadoso análisis pero, la extensión del presente estudio no nos lo permite, de tal
manera que nos remitimos a un trabajo previo que ya hemos realizado y que aparece
recogido en nuestro libro respectivo, de Derecho Internacional Público.5
A juicio nuestro, la soberanía constituye uno de los elementos esenciales del
Estado. El Estado, según el prestigiado jurista mexicano Eduardo García Máynez6 es:
“... la organización jurídica de una sociedad bajo un poder de dominación que se ejerce
en determinado territorio.”
Según el concepto transcrito, se derivan cuatro elementos de esencia del Estado
y que son, en nuestro concepto, los siguientes:
a) Un elemento humano nacional, al que los autores le llaman “población” pero
nosotros hemos preferido llamarle “elemento humano nacional” porque la población de
un país está compuesta tanto por personas físicas nacionales, como por extranjeras,
pero, sólo los nacionales integran la esencia del Estado ya que los extranjeros
pertenecen a Estado diverso.
b) Un elemento geográfico. Le denominamos elemento geográfico y no “territorio”
porque éste sólo abarca las tierras emergidas, en tanto que el elemento geográfico
comprende los espacios aéreo, terrestre, marítimo, lacustre, fluvial y el subsuelo.
c) Un elemento político. Suelen denominarle “gobierno” porque se alude a
quienes detentan el poder pero, lo político es lo que está vinculado al poder. En todo
Estado es indispensable establecer la estructura del poder público con determinación
de los órganos que ejercen el poder en competencias diversas y a través de los
funcionarios que lo representan.
d) Un elemento jurídico. A este elemento es al que se le designa como
“soberanía”. La soberanía constituye un elemento imprescindible en todo país y la
soberanía esta referida a lo jurídico ya que, se caracteriza por la potestad que se ejerce
para crear normas jurídicas.
La soberanía, en concepto nuestro, es la aptitud que tiene el Estado para crear
normas jurídicas, en lo interno, con, contra o sin la voluntad de los obligados; en lo
internacional, dando relevancia a su voluntad para la creación de las normas jurídicas
3
internacionales, expresamente, a través de los tratados internacionales y, tácitamente,
a través de la costumbre internacional.7
B) Inmunidad de jurisdicción.
Una consecuencia del derecho fundamental que debe tener cada Estado,
consistente en la soberanía, es la llamada “inmunidad de jurisdicción” que significa la
exclusión de potestades extrañas en las cuestiones propias de un Estado soberano. En
virtud de la inmunidad de jurisdicción los Estados extranjeros están impedidos para
desempeñar funciones legislativas, administrativas o judiciales en el territorio del país
que ejerce soberanía interna exclusiva en su territorio.
Dada la inmunidad de jurisdicción, las resoluciones jurisdiccionales procedentes
de países distintos no tienen validez alguna en el territorio de un país soberano, por sí
mismas. Para que puedan tener eficacia los actos jurisdiccionales de órganos judiciales
extranjeros será preciso que lo consienta el Estado receptor de resoluciones extrañas y
este consentimiento es lo que se denomina: cooperación, ayuda o auxilio judiciales.
Cuando el país receptor
jurisdiccionales procedentes del
inmunidad de jurisdicción y es, en
tengan efectividad extraterritorial
exterior.84
permite la eficacia en su territorio de actos
extranjero reafirma su soberanía, mantiene su
ejercicio de su soberanía, como coadyuva para que
las resoluciones jurisdiccionales procedentes del
C) Necesidad de la extraterritorialidad.
En principio, las normas jurídicas de un país determinado están elaboradas para
producir efectos jurídicos en el territorio del país donde se han engendrado. La regla
general es que un país emite normas jurídicas para regir en su propio ámbito espacial
pero, se presenta un fenómeno real consistente en una interpenetración jurídica entre
países. Un Estado no puede evitar que normas jurídicas de Estado diverso puedan
aplicarse en su territorio y, por otra parte, además, es conveniente para él que algunas
de sus normas se apliquen en forma extraterritorial. Si se pretendiese una territorialidad
absoluta de las normas jurídicas, se provocaría en el Estado respectivo un aislamiento
jurídico inadecuado. De ahí que, todos los Estados admitan, en cierta medida, la
excepción que consiste en la aplicación extraterritorial de las normas jurídicas extrañas.
Si un Estado admite, mediante su consentimiento, la aplicación extraterritorial, en su
territorio, de normas jurídicas extranjeras, hay extraterritorialidad pasiva y si pretende la
aplicación de sus normas en el territorio de otro u otros Estados hay extraterritorialidad
activa. En materia procesal internacional, hay extraterritorialidad activa y pasiva, tanto
de normas generales de índole procesal como de normas jurídicas individualizadas
contenidas en resoluciones judiciales.
4
D) Valores jurídicos.
En virtud de la concepción axiológica del Derecho, es ventajoso y recomendable
que las normas jurídicas realicen los valores jurídicos, entre los que cabe mencionar
algunos como: la justicia, la seguridad, el bien común, el orden y la paz.
Para no escatimar la realización de esos valores y, concretamente, el valor
“justicia”, habrá ocasiones en las cuales una resolución jurisdiccional no deberá
detenerse por el solo hecho de que será necesaria la penetración de los efectos de esa
resolución en territorio extranjero. De ahí que se pretenda y se pueda obtener la
cooperación, ayuda, o auxilio judicial, del país receptor de una resolución extranjera
para que sobrevenga la consecución de la justicia con la colaboración del país receptor
respecto de la resolución judicial extranjera. Esa posibilidad de aplicación extraterritorial
de la norma individualizada, consistente en la resolución judicial extranjera, también
permite realizar, al lado del valor justicia, los valores simultáneos de seguridad, bien
común, orden y paz.
E) Reciprocidad.
La reciprocidad entraña una correspondencia mutua de una persona o cosa con
otra y, mediante ella, un sujeto responde a una acción con otra semejante. Referida la
reciprocidad a la temática de ayuda, auxilio o cooperación judicial, significa que si un
país coadyuva, lo realiza en el entendido de que, cuando así se requiera recibirá
también la cooperación necesaria y oportuna.
II.- LAS NORMAS JURÍDICAS QUE RIGEN LA COOPERACIÓN JUDICIAL
INTERNACIONAL.
La situación normativa que realmente emerge no es de singularidad en lo que
hace a las normas jurídicas aplicables en materia de cooperación judicial internacional,
dado que las normas jurídicas susceptibles de ser aplicadas pueden ser de diversa
naturaleza a saber:
a) Normas jurídicas nacionales del país requirente de la ayuda judicial;
b) Normas jurídicas nacionales del país requerido, en cuanto a la cooperación
judicial;
c) Normas jurídicas contenidas en tratados internacionales;
d) Normas jurídicas derivadas de la costumbre, tanto internacional, como
interna;
e) Normas jurídicas contenidas en tesis jurisprudenciales del país requirente y
del país requerido;
f) Normas jurídicas factibles de obtenerse conforme a directrices doctrinales;
g) Normas jurídicas de Derecho Uniforme es decir, de índole supranacional y con
un contenido regulador de situaciones ocurridas en los países que han aceptado esa
normatividad a través de tratados internacionales.
5
III.- DIVERSOS TIPOS DE NORMAS JURÍDICAS APLICABLES EN LOS CASOS DE
COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.
Frente al caso concreto en que un país requirente ha solicitado la ayuda judicial
de un país requerido para que le proporcione su colaboración respecto de una
resolución jurisdiccional, cabe mencionar la existencia de tres tipos determinados de
normas jurídicas aplicables y, sobre el particular, mencionamos las siguientes:
a) Normas jurídicas relativas a la competencia del órgano jurisdiccional del país
requirente y, también, del país requerido;
b) Normas jurídicas relativas al procedimiento que deberá seguirse para obtener
la ayuda judicial solicitada por el país requirente y brindada por el país requerido. Estas
normas de procedimiento pueden ser tanto del país requirente, como del país
requerido. En Derecho Romano, las normas de procedimiento se denominaban
ordinatoria litis.
c) Normas jurídicas de fondo, tanto del país requirente como del país requerido.
En Derecho Romano, esas reglas de fondo se conocían con la denominación de
decisoria litis.
IV.- REPRESENTANTES DE LOS PAÍSES REQUIRENTES Y REQUERIDOS EN LA
COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.
El país requirente solicita el auxilio judicial al país requerido a través de las
gestiones de algún funcionario que, jurídicamente, representa a su país, con la facultad
de requerir la cooperación judicial. Podemos citar entre los funcionarios que
representan al país requirente los que a continuación se expresan:
a) Un funcionario con competencia, perteneciente al ministerio de relaciones
exteriores;
b) El titular del órgano jurisdiccional que ha dictado la resolución que ha
menester de la cooperación judicial;
c) Un funcionario representativo de la autoridad central que ha sido designada
en un tratado internacional para intervenir en el cumplimiento de un tratado referente a
la cooperación judicial;
d) Un agente consular;
e) Un agente diplomático;
f) La propia parte interesada.
En cuanto al Estado requerido, los funcionarios que pudieran intervenir para la
cooperación judicial pueden ser:
a) Un funcionario perteneciente al ministerio de relaciones exteriores, quien
recibe la solicitud de cooperación judicial para turnarla al órgano jurisdiccional
competente;
b) Un funcionario integrado a la autoridad central que ha sido designada para
recibir la solicitud de cooperación judicial, según lo previsto en el tratado internacional al
que se da cumplimiento;
6
c) Directamente el funcionario que tiene el carácter de titular del órgano
jurisdiccional que prestará la cooperación judicial solicitada;
V.- TRATADOS INTERNACIONALES INTERAMERICANOS APLICABLES A LA
COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.9
A) Convención Interamericana sobre Exhortos o Cartas Rogatorias.
En Panamá, Panamá, nuestro país suscribió la Convención Interamericana sobre
Exhortos o Cartas Rogatorias el 30 de enero de 1975, posteriormente la ratificó y se
publicó en Diario Oficial de 25 de abril de 1978.
En dicha Convención quedó establecido, en el artículo 4, que los exhortos o
cartas rogatorias podrán ser transmitidos al órgano requerido por las propias partes
interesadas, por vía judicial, por intermedio de los funcionarios consulares o agentes
diplomáticos o por la autoridad central del Estado requirente o requerido según el caso.
En el artículo 10 de esta Convención se determinó que los exhortos o cartas
rogatorias se tramitarán de acuerdo con las leyes y normas procesales del Estado
requerido.
Se previno en el artículo 17 que el Estado requerido podrá rehusar el
cumplimiento de un exhorto o carta rogatoria cuando sea manifiestamente contrario a
su orden público.
B) Convención Interamericana sobre Recepción de Pruebas en el Extranjero.
También, como fruto de la Primera Conferencia Interamericana de Derecho
Internacional Privado, celebrada en Panamá, Panamá en 1975, se suscribió la
Convención Interamericana sobre Recepción de Pruebas en el Extranjero, de la cual
nuestro país es Alta Parte Contratante y que fue publicada en Diario Oficial de 2 de
mayo de 1978.
Se precisó en el artículo 2 de esta Convención que los exhortos o cartas
rogatorias emanados de procedimiento jurisdiccional en materia civil o comercial, que
tuviesen como objeto la recepción u obtención de pruebas o informes, dirigidos por
autoridades jurisdiccionales de uno de los Estados Partes en esta Convención a las de
otro de ellos, serán cumplidos si la diligencia solicitada no fuere contraria a
disposiciones legales en el Estado requerido que expresamente la prohíban y si el
interesado pone a disposición del órgano jurisdiccional requerido los medios necesarios
para diligenciar la prueba solicitada.
7
En los términos del artículo 9 de esta Convención, el órgano jurisdiccional
requerido podrá rehusar el cumplimiento del exhorto o carta rogatoria cuando tenga por
objeto la recepción u obtención de pruebas previas a procedimiento judicial.
Se faculta, conforme al artículo 11 de la Convención, la transmisión de exhortos
o cartas rogatorias por vía judicial, por intermedio de funcionarios consulares o
diplomáticos o por la autoridad central del Estado requirente o requerido, según el caso.
C) Protocolo Adicional a la Convención Interamericana sobre Exhortos o Cartas
Rogatorias.
Como fruto de la Segunda Conferencia Interamericana de Derecho Internacional
Privado, verificada en Montevideo, Uruguay, en 1979, se suscribió el Protocolo
Adicional a la Convención Interamericana sobre Exhortos o Cartas Rogatorias. Este
Protocolo es Derecho vigente en México y se publicó en Diario Oficial de 28 de abril de
1983.
El artículo 2 del Protocolo se refirió a la designación de la autoridad central
propuesta por cada uno de los Estados Partes.
En cuanto a la transmisión y diligenciamiento del exhorto o carta rogatoria, se
estableció en el artículo 4, que cuando la autoridad central de un Estado Parte reciba un
exhorto o carta rogatoria, lo transmitirá al órgano jurisdiccional competente para su
diligenciamiento, conforme a la ley interna que sea aplicable.
D) Convención Interamericana sobre Prueba e Información Acerca del Derecho
Extranjero.
La Convención Interamericana sobre Prueba e Información del Derecho
Extranjero también fue producto de los esfuerzos desplegados en la Segunda
Conferencia Interamericana de Derecho Internacional Privado de 1979 y se publicó en
Diario Oficial de 29 de abril de 1983.
Muy claramente, en el artículo 1 de esta Convención, se señaló como objeto de
esta Convención establecer normas sobre la cooperación internacional entre los
Estados Partes para la obtención de elementos de prueba e información acerca del
Derecho de cada uno de ellos.
Se consideraron, en el artículo 3, medios de prueba idóneos para los efectos de
prueba e información acerca del Derecho extranjero los siguientes:
a. La prueba documental, consistente en copias certificadas de textos legales
con la indicación de su vigencia, o precedentes judiciales;
b. La prueba pericial consistente en dictámenes de abogados o expertos en la
materia;
c. Los informes del Estado requerido sobre el texto, vigencia, sentido y alcance
legal de su Derecho sobre determinados aspectos.
8
Cada Estado Parte se obligó, en el artículo 6, a responder las consultas de los
demás Estados Partes conforme a esta Convención, a través de su autoridad central, la
cual puede transmitir dichas consultas a otros órganos del mismo Estado.
E) Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos
Arbitrales Extranjeros.
También, en la Segunda Conferencia Interamericana de Derecho Internacional
Privado, verificada en 1979, en Montevideo, Uruguay, se adoptó la Convención
Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos Arbitrales
Extranjeros, de la cual nuestro país es Alta Parte Contratante y se publicó en Diario
Oficial de 20 de agosto de 1987.
Puntualiza el artículo 2 de esta Convención que las sentencias, laudos arbitrales
y resoluciones jurisdiccionales extranjeros, en procesos civiles, comerciales o laborales,
tendrán eficacia extraterritorial en los Estados Partes cuando reúnan las condiciones
siguientes:
a. Que vengan revestidos de las formalidades externas necesarias para que
sean considerados auténticos en el Estado de donde proceden;
b. Que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional y los anexos que fueren
necesarios estén debidamente traducidos al idioma oficial del Estado donde deban
surtir efecto;
c. Que se presenten debidamente legalizados de acuerdo con la ley del Estado
en donde deban surtir efecto;
d. Que el juez o tribunal sentenciador tenga competencia en la esfera
internacional para conocer y juzgar el asunto de acuerdo con la ley del Estado donde
deban surtir efecto;
e. Que el demandado haya sido notificado o emplazado en debida forma legal de
modo sustancialmente equivalente a la aceptada por la ley del Estado donde la
sentencia, laudo y resolución jurisdiccional deban surtir efecto;
f. Que se haya asegurado la defensa de las partes;
g. Que tengan el carácter de ejecutoriados o, en su caso, fuerza de cosa juzgada
en el Estado en que fueron dictados;
h. Que no contraríen manifiestamente los principios y las leyes de orden público
del Estado en que se pida el reconocimiento o la ejecución.
Se prevé en el artículo 6 que los procedimientos, incluso la competencia de los
respectivos órganos judiciales, para asegurar la eficacia de las sentencias, laudos
arbitrales y resoluciones jurisdiccionales extranjeros serán regulados por la ley del
Estado en que se solicita su cumplimiento.
F) Convención Interamericana sobre Competencia en la Esfera Internacional
para la Eficacia Extraterritorial de las Sentencias Extranjeras. .
En la Tercera Conferencia Interamericana de Derecho Internacional Privado, que
tuvo verificativo en La Paz, Bolivia, en 1984, se adoptó la Convención Interamericana
sobre Competencia en la Esfera Internacional para la Eficacia Extraterritorial de las
9
Sentencias Extranjeras, de la cual nuestro país es Alta Parte Contratante y se publicó
en Diario Oficial de 28 de agosto de 1987.
Se previene, en el artículo 4, de está Convención que podrá negarse eficacia
extraterritorial a la sentencia si hubiera sido dictada invadiendo la competencia
exclusiva del Estado Parte ante el cual se invoca.
Conforme al artículo 5, para que las sentencias extranjeras puedan tener eficacia
extraterritorial se requerirá que, además de tener el carácter de cosa juzgada, puedan
ser susceptibles de reconocimiento o ejecución en todo el territorio del Estado Parte
donde fueron pronunciadas.
Según el artículo 6 de la Convención lo anterior no rige en las siguientes
materias:
a. Estado civil y capacidad de las personas físicas;
b. Divorcio, nulidad de matrimonio y régimen de los bienes en el matrimonio;
c. Pensiones alimenticias;
d. Sucesión testamentaria o intestada;
e. Quiebras, concursos, concordatos u otros procedimientos análogos;
f. Liquidación de sociedades;
g. Cuestiones laborales;
h. Seguridad social;
i. Arbitraje;
j. Daños y perjuicios de naturaleza extracontractual; y
k. Cuestiones marítimas y aéreas.
G) Protocolo Adicional a la
Pruebas en el Extranjero.
Convención Interamericana sobre Recepción de
También en la Tercera Conferencia Interamericana de Derecho Internacional
Privado de 1984, en La Paz, Bolivia, se suscribió el Protocolo Adicional a la Convención
Interamericana sobre Recepción de Pruebas en el Extranjero, que se publicó en Diario
Oficial de 7 de septiembre de 1987 y del cual nuestro país es Alta Parte Contratante.
Resulta interesante el artículo 9 del Protocolo en el que se determina que la
Convención no será obstáculo para que un agente diplomático o consular de un Estado
Parte, en el ámbito de su competencia territorial, reciba pruebas u obtenga
informaciones en el Estado Parte donde ejerce sus funciones, sin que pueda emplear
medidas de apremio.
Conforme al artículo 11 del Protocolo, el agente diplomático o consular podrá
solicitar al órgano jurisdiccional competente, por las vías adecuadas, la aplicación de
las medidas de apremio cuando estimen que se han llenado los requisitos exigidos por
su propia legislación para que esas medidas puedan aplicarse en los procesos locales.
10
VI.- RESOLUCIONES JUDICIALES EN LAS QUE SE REQUIERE LA COOPERACIÓN
PROCESAL INTERNACIONAL.
Es menester que se acuda a la cooperación procesal internacional para dar
eficacia a resoluciones judiciales de un país requirente en otro país requerido, respecto
de determinaciones relativas a: notificaciones, citaciones, emplazamientos, exhortos,
pruebas, ejecución y reconocimiento de sentencias, así como ejecución y
reconocimiento de laudos arbitrales. Aludiremos brevemente a los mencionados actos
de carácter judicial.
A) Notificación.- La notificación es el acto procesal en virtud del cual se hace del
conocimiento de alguna de las partes o de un tercero el contenido de una resolución
judicial.
La notificación es el género y en ella existen tres especies de notificación, con
características propias, y son: el emplazamiento y la citación.
El emplazamiento a juicio es el acto procesal a través del cual se hace del
conocimiento de una persona que ha sido demandada y se le da a conocer el contenido
de la demanda y se le fija un plazo para que la conteste o comparezca a juicio, con el
apercibimiento de tenerlo por rebelde y sancionarlo como tal, si no lo hace.
A su vez, la citación es el acto procesal por el que se da orden judicial a una
persona, para que se presente en el juzgado o tribunal respectivo en el día y hora que
se le designen, bien para oír una providencia, o a presenciar un acto o diligencia judicial
que le surte efectos jurídicos, o bien para prestar una declaración.
B) Recepción de pruebas. El desahogo de los elementos acrediticios admitidos
en un Estado extranjero es posible que se realice en un Estado distinto y, para ello, es
indispensable la cooperación judicial internacional, con sujeción a lo previsto en las
normas del tratado internacional que corresponda, en caso de que lo haya, aplicable
entre el Estado requirente y requerido. O, en su caso, con apego a las normas jurídicas
vigentes en el Estado requirente en lo que hace a su ofrecimiento y admisión y con
acatamiento a las normas jurídicas internas del Estado requirente en lo que atañe a las
normas procesales para la recepción de pruebas.
C) Reconocimiento y Ejecución de Sentencias Extranjeras. La administración de
justicia no debe detenerse en las fronteras del Estado donde se ha emitido una
sentencia definitiva que, para su eficacia, ha menester de la cooperación judicial del
estado diverso en el que habrán de realizarse los actos procesales de ejecución o
reconocimiento. Las sentencias de condena requieren ser ejecutadas y las sentencias
declarativas, así como las constitutivas, requieren su reconocimiento.
De esta manera, la cooperación judicial internacional también esta dirigida a la
obtención de la eficacia en el extranjero de la sentencia procedente de otro Estado.
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Es posible mencionar posiciones diversas del Estado al que se le solicita la
ejecución o reconocimiento de una sentencia extranjera, entre ellas:
a. Inejecución absoluta de la sentencia extranjera;
b. Ejecución cuando se produce de por medio el requisito de reciprocidad o sea,
que las sentencias del país requerido también pueden reconocerse o ejecutarse en el
país requirente;
c. Ejecución, previo examen del fondo de la sentencia;
e. Ejecución, previo examen de requisitos de forma de la sentencia extranjera;
f. Ejecución, previo examen del fondo y la forma de la sentencia;
g. Reconocimiento o ejecución de una sentencia extranjera, con límites a ciertas
materias y negación para otras materias.
D) Reconocimiento y Ejecución de Laudos Arbitrales. En la institución jurídica
procesal del arbitraje constituye elemento de esencia que una situación concreta
controvertida, entre personas distintas, se somete a la decisión de personas que no
tienen el ejercicio de la función jurisdiccional en representación del Estado y también
carecen esas personas que deciden, del imperio para forzar el cumplimiento de la
resolución que se dicta y a la que se le denomina el laudo arbitral.
Para el arbitraje, es indispensable que exista el acuerdo de voluntades entre las
partes contendientes, dentro de un convenio o un contrato, con el carácter de cláusula
compromisoria o bien un convenio de arbitraje para someter la controversia a la
decisión de uno o varios árbitros. En el convenio arbitral se pueden pactar las
cuestiones controvertidas que se someten a los árbitros o árbitro, la designación del
árbitro o árbitros, el procedimiento desde el planteamiento de la litis, la aportación de
pruebas, la formulación de alegatos, el dictado de la resolución correspondiente y la
existencia o no de recursos. También se puede prever, en el convenio arbitral, el
cumplimiento del laudo al que se haya llegado.
En cuanto a la posibilidad de ejecución o reconocimiento de los laudos arbitrales,
más allá del territorio del Estado en que fueron emitidos, existen tres posibilidades:
a. Que el laudo arbitral se considere simplemente un convenio entre particulares
y en lo extraterritorial se le apliquen los efectos extraterritoriales que corresponden a las
estipulaciones contractuales;
b. Que el laudo arbitral sea estimado como equivalente a una sentencia
extranjera y se le apliquen reglas idénticas o equivalentes a dichas resoluciones
definitivas procedentes del exterior;
c. Que se le niegue al laudo arbitral toda eficacia más allá del país en el que el
laudo fue dictado.
En concepto nuestro, la posibilidad de ejecución y reconocimiento de un laudo
arbitral dictado en el extranjero, depende de lo que establezca la norma jurídica
internacional contenida en un tratado internacional y, en defecto de ésta, lo que
determine la norma jurídica interna.
12
Al tener el laudo arbitral el carácter de una resolución dictada por particulares, es
necesario que la autoridad judicial la homologue y la homologación del laudo arbitral se
haga en el país donde se dictó pero, si su reconocimiento o ejecución debe llevarse a
cabo en el extranjero, se requerirá que el juez del país de recepción del laudo
extranjero otorgue el exequátur.
Para el otorgamiento del exequátur tendrán que satisfacerse los requisitos
previstos por las normas procesales internacionales o las normas jurídicas internas del
país de recepción del laudo extranjero.
VII.- CONFLICTOS DE COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
Siendo que en la cooperación judicial internacional tienen injerencia juzgadores
de más de un país, suelen suscitarse conflictos internacionales de competencia judicial.
En los conflictos internacionales de competencia judicial se carece de un órgano
jurisdiccional superior frente a los países que le han asignado respectiva competencia
interna a sus correspondientes juzgadores, de ahí que es imprescindible determinar en
favor de qué juzgador se decide la competencia para conocer de una situación concreta
controvertida, que se ha planteado más allá de territorio de un Estado. Ante la carencia
de un órgano jurisdiccional supranacional, le compete a los propios órganos judiciales
de cada Estado resolver la cuestión competencial que se haya planteado.
Alrededor de los conflictos internacionales de competencia judicial, se pueden
presentar dos clases de conflictos, a saber:
a. Conflictos positivos. En ellos el órgano jurisdiccional de un Estado determina
que es competente para resolver una cierta controversia con proyección internacional
y, al mismo tiempo, el órgano jurisdiccional de otro Estado también se considera
poseedor de competencia para conocer de la misma controversia;
b. Conflictos negativos. En este tipo de conflictos, frente a la situación concreta
controvertida con trascendencia internacional, el juez de un Estado se estima
incompetente y juzga que el juez de otro Estado es quien debe conocer de la
controversia pero, a su vez, el órgano de este Estado también decide que es
incompetente.
Respecto de conflictos de competencia judicial se ha propuesto que corresponde
a la lex fori resolverlos pero, es el caso que el juez de cada país tiene su
correspondiente lex fori y, entonces, si la regulación de estas leyes es diversa, el
conflicto se plantea entre dos leges fori y se llega a afirmar que tal conflicto es
irresoluble.
En lo que atañe a los conflictos de competencia judicial positivos, consideramos
que si ambos jueces pretenden conocer de una controversia determinada, habría que
acudir a la norma jurídica conflictual internacional o nacional aplicable y si no hubiera
las previsiones necesarias en un tratado internacional o en normas jurídicas internas,
los jueces de países distintos dictarán resoluciones distintas y la solución factible al
13
problema sería que, habiendo dos sentencias discrepantes de jueces de Estados
diversos, sólo tendrían ejecución o reconocimiento en cada uno de los Estados y
respecto de personas y cosas que se encuentren en el territorio de cada país.
Por lo que hace a los conflictos de competencia judicial negativos, sería
recomendable que la norma jurídica internacional o la norma jurídica interna
estableciesen las reglas para su solución pero, si esto no está regulado, entonces, debe
resolverse el conflicto de competencia judicial acorde con los principios generales del
Derecho.
VIII.- NORMAS JURÍDICAS DE DERECHO INTERNO EN MÉXICO QUE RIGEN LA
COOPERACIÓN JUDICIAL INTERNACIONAL.
Dado que el avance del intento codificador del Derecho Internacional Privado es
limitado pues, las convenciones internacionales multilaterales que se han celebrado
únicamente obligan a los países que adquieren el carácter de altas partes contratantes,
siempre y cuando hayan suscrito y ratificado los tratados multilaterales
correspondientes, es enteramente natural que, cada país, en su normatividad jurídica
interna, de índole legislativa, establezca las normas que rigen a la cooperación judicial
internacional, tanto en lo que se refiere al envío de exhortos internacionales para
solicitar la ayuda judicial como en lo que atañe a la recepción de exhortos
internacionales que lleven como objetivo solicitar el auxilio judicial.
Conforme a lo anterior es oportuno que nos ocupemos, en primer término, de las
disposiciones que sobre ese particular están consignadas en el Código Federal de
Procedimientos Civiles y, sobre ese particular, conseguimos el dato de que, al Código
Federal de Procedimientos Civiles se le adicionó el Libro Cuarto: “De la Cooperación
Procesal Internacional”, y que comprende los artículos del 543 al 577, divididos en sus
preceptos en los Capítulos del I al VI, denominados respectivamente: I. Disposiciones
generales; II. De los exhortos o cartas rogatorias internacionales; III. Competencia en
materia de actos procesales; IV. De la recepción de las pruebas; V. Competencia en
materia de ejecución de sentencias; VI. Ejecución de sentencias.
Se inicia el Capítulo I, con el artículo 543 en el que se establece que, en los
asuntos del orden federal, la cooperación judicial internacional se regirá por las
disposiciones del Libro Cuarto al que nos hemos referido, y a las demás leyes
aplicables salvo lo dispuesto por los tratados y convenciones de los que México sea
parte.
Se advierte en el artículo 545 del mencionado Código que la diligenciación por
parte de tribunales mexicanos de notificaciones, recepción de pruebas u otros actos de
mero procedimiento, solicitados para surtir efectos en el extranjero no implicará en
definitiva el reconocimiento de la competencia asumida por el tribunal extranjero, ni el
compromiso de ejecutar la sentencia que se dictare en el procedimiento
correspondiente.
14
Señala el artículo 546 del ordenamiento de que nos ocupamos que es necesario
para que hagan fe en la República los documentos públicos extranjeros que se
presenten legalizados por las autoridades consulares mexicanas competentes conforme
a las leyes aplicables. Los que se trasmitan internacionalmente por conducto oficial
para surtir efectos legales, no requerirán de legalización.
Se permite, conforme al artículo 547, que las diligencias de notificaciones y de
recepción de pruebas en territorio nacional, para surtir efectos en el extranjero, se
puedan llevar a cabo a solicitud de parte.
Se faculta, en los términos del artículo 547 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, que la práctica de diligencias en país extranjero, para surtir efectos en juicios
que se tramiten ante tribunales nacionales, se puede encomendar a los miembros del
servicio exterior mexicano, por los tribunales que conozcan del asunto, caso en el cual
dichas diligencias deberán practicarse conforme las disposiciones de este Código
dentro de los límites que permita el Derecho Internacional. En otros términos, este
dispositivo al que nos referimos no entraña la actuación para la realización de
diligencias en país extranjero la cooperación de autoridades judiciales extranjeras y son
los cónsules o embajadores, los que pueden actuar en el extranjero y los trámites
respectivos se harán conforme a lo que dispone el Código que analizamos. Los
miembros del Servicio Exterior Mexicano están facultados por el mismo precepto para
solicitar a las autoridades extranjeras competentes su cooperación en la práctica de las
diligencias encomendadas.
En el capítulo II del Código en cuestión, denominado: “De los exhortos o cartas
rogatorias internacionales”, aparecen reglas importantes, entre las que nos permitimos
señalar algunas:
Según el artículo 549, los exhortos que se remitan al extranjero o aquellos que se
reciban del exterior se ajustarán a los demás artículos de ese capítulo, con la salvedad
de que debe estarse a lo dispuesto por los tratados o convenciones de los que México
sea parte.
Prácticamente, el artículo 550 del Código realiza una definición legal de los
exhortos internacionales, cuando nuestro país es requirente, ya que indica que los
exhortos que se remitan al extranjero serán comunicaciones oficiales escritas que
contendrán la petición de realización de las actuaciones necesarias en el proceso en
que se expidan. Tales comunicaciones contendrán los datos informativos necesarios,
las copias certificadas, cédulas, copias del traslado y demás anexos procedentes según
sea el caso.
En un segundo párrafo, el precepto antes mencionado determina una clara
igualdad al determinar que no se exigirán requisitos de forma adicionales respecto de
los exhortos que provengan del extranjero.
En lo que hace al envío de los exhortos internacionales, el artículo 551 previene
que los exhortos o cartas rogatorias podrán ser transmitidos al órgano requerido por las
15
propias partes interesadas, por vía judicial, por intermedio de los funcionarios
consulares o agentes diplomáticos o por la autoridad competente del Estado requirente
o requerido según sea el caso.
Establece el artículo 552 que los exhortos procedentes del extranjero que sean
transmitidos por conductos oficiales no requerirán legalización y los que se remitan al
extranjero sólo necesitarán de la legalización exigida por las leyes del país en donde se
deban de diligenciar.
Dispone el artículo 553 que todo exhorto internacional que se reciba del
extranjero en idioma diferente del español deberá acompañarse de su traducción. Si no
hay deficiencia evidente u objeción de parte, se estará al texto de la traducción anexa.
Conforme al artículo 554 del Código, los exhortos internacionales que se reciban
sólo requerirán homologación cuando implique ejecución coactiva sobre personas,
bienes o derechos. Los exhortos relativos a notificaciones, recepción de pruebas y a
otros asuntos de mero trámite se diligenciarán sin formar incidente.
La diligenciación de los exhortos internacionales que se reciban se diligenciarán
conforme las leyes nacionales. Así lo determina el artículo 555 del Código en estudio
pero, sin perjuicio de lo anterior, el tribunal exhortado podrá conceder excepcionalmente
la simplificación de formalidades o la observancia de formalidades distintas a las
nacionales, a solicitud del juez exhortante o de la parte interesada, si esto no resulta
lesivo al orden público y especialmente a las garantías individuales, la petición deberá
contener la descripción de las formalidades cuya aplicación se solicite para la
diligenciación del exhorto.
Según el artículo 556 del Código aludido, los tribunales que remitan al extranjero
o reciban de él, exhortos internacionales, los tramitarán por duplicado y conservarán un
ejemplar para constancia de lo enviado, recibido y actuado
El Capítulo III del Libro Cuarto del Código en análisis se refiere a la competencia
en materia de actos procesales para precisar la competencia de los tribunales en
materia de exhortos internacionales. Así, dispone el artículo 557 que las notificaciones,
citaciones y emplazamientos a las dependencias de la Federación y de las entidades
federativas, provenientes del extranjero, se harán por conducto de las autoridades
federales que resulten competentes por razón del domicilio de aquellas.
A su vez, en apego a lo previsto por el artículo 558, las diligencias mencionadas
en los anteriores artículos 545 y 557 se llevarán a cabo por el tribunal del domicilio de
quien vaya a ser notificado, de quien vaya a recibirse la prueba o donde se encuentre
la cosa según el caso.
En el Código Federal de Procedimientos Civiles, el Capítulo IV del Libro Cuarto
integrado por los artículos del 559 al 563 se regula la Cooperación Judicial Internacional
en materia referente a la recepción de pruebas y de dichos preceptos, nos permitimos
anotar los datos más sobresalientes, a juicio nuestro:
16
- Las dependencias de la Federación y de las entidades federativas y sus
servidores públicos, no podrán exhibir documentos o copias de documentos existentes
en archivos oficiales bajo su control en México, excepto los casos en que, tratándose de
asuntos particulares, documentos o archivos personales lo permita la Ley y cuando a
través del desahogo de un exhorto o carta rogatoria así lo ordene el tribunal mexicano.
- Sobre recepción de pruebas en litigios que se ventilen en el extranjero, las
embajadas, consulados y miembros del Servicio Exterior Mexicano estarán a lo
dispuesto a los tratados y convenciones de los que México sea parte y a lo dispuesto en
la Ley Orgánica del Servicio Exterior Mexicano, su reglamento y demás disposiciones
aplicables.
- En ningún caso podrá un tribunal nacional ordenar ni llevar a cabo la inspección
general de archivos que no sean de acceso al público salvo en los casos permitidos por
la leyes nacionales.
- Cuando se solicite el desahogo de prueba de testimonial o de declaración de
parte para surtir efectos en un proceso extranjero, los declarantes podrán ser
interrogados verbal y directamente con los requisitos que establece el mismo Código,
en el artículo 173 en lo que atañe al examen de testigos.
- Deberá acreditarse ante el tribunal del desahogo, que los hechos materia del
interrogatorio están relacionados con el proceso pendiente y que medie solicitud de
parte o de la autoridad exhortante.
- Los servidores públicos de las dependencias federales y de las entidades
federativas están impedidos de rendir declaraciones en procedimientos judiciales y
desahogar prueba testimonial con respecto a sus actuaciones en su calidad de tales.
Dichas declaraciones deberán hacerse por escrito cuando se trate de asuntos privados,
y cuando así lo ordene el juez nacional competente.
En el Capítulo V: “Competencia en Materia de Ejecución de Sentencias”,
integrado por los artículos 564 a 568 se disponen las siguientes reglas relevantes:
- Se reconocerá en México la competencia que ha asumido un tribunal extranjero
en lo que hace a los efectos de ejecución de sentencias, siempre y cuando esa
competencia se haya asumido por razones que resulten compatibles o análogas con el
Derecho nacional, salvo que se trate de asuntos de la competencia exclusiva de los
tribunales mexicanos.
- El tribunal nacional también reconocerá la competencia asumida por el
extranjero si a su juicio éste hubiera asumido esa competencia para evitar una
denegación de justicia, por no existir órgano jurisdiccional competente. El tribunal
mexicano podrá asumir competencia en casos análogos.
- Igualmente se reconocerá la competencia asumida por un órgano jurisdiccional
extranjero designado por convenio de las partes antes del juicio, si dadas las
17
circunstancias y relaciones de las mismas, dicha elección no implica de hecho
impedimento o denegación de acceso a la justicia.
- No será valida la cláusula o convenio de elección de foro, cuando la facultad de
elegirlo opere en beneficio exclusivo de alguna parte pero no de todas.
- Se señalan como materias en las cuales tienen competencia exclusiva los
tribunales nacionales las siguientes:
I. Tierras y aguas ubicadas en territorio nacional, con inclusión del subsuelo,
espacio aéreo, mar territorial y plataforma continental, ya sea que se trate de derechos
reales, de derechos derivados de concesiones de uso, exploración, explotación o
aprovechamiento, o de arrendamiento de dichos bienes;
II. Recursos de la zona económica exclusiva o que se relacionen con cualquiera
de los derechos sobre dicha zona, en los términos de la Ley Federal del Mar;
III. Actos de autoridad o atinentes al régimen interno del Estado y de las
dependencias de la Federación y de las entidades federativas;
IV. Régimen interno de las embajadas y consulados de México en el extranjero y
sus actuaciones oficiales; y
V. En los casos en que lo dispongan así otras leyes.
El Capítulo VI, integrado por los artículos del 569 al 577, alude al tema
consistente en la ejecución de sentencias y de dichos preceptos derivamos las
siguientes reglas:
- Las sentencias, los laudos arbítrales privados de carácter no comercial y demás
resoluciones jurisdiccionales extranjeros tendrán eficacia y serán reconocidos en la
República en todo lo que no sea contrario al orden público interno en los términos del
Código Federal de Procedimientos Civiles y demás leyes aplicables, salvo lo dispuesto
por los tratados y convenciones de los que México sea parte.
- Las sentencias, laudos arbitrales privados de carácter no comercial y
resoluciones jurisdiccionales extranjeros se cumplirán coactivamente en la República,
mediante homologación en los términos de este Código y demás leyes aplicables, salvo
lo dispuesto en los tratados y convenciones de que México sea parte.
- Las sentencias, laudos arbitrales privados de carácter no comercial y
resoluciones jurisdiccionales dictados en el extranjero podrán tener fuerza de ejecución
si cumplen con las condiciones que marca el artículo 571 y que son las siguientes:
I. Que se hayan satisfecho las formalidades previstas en este Código en materia
de exhortos provenientes del extranjero;
II. Que no hayan sido dictados como consecuencia del ejercicio de una acción
real;
III. Que el juez o tribunal sentenciador haya tenido competencia para conocer y
juzgar el asunto de acuerdo con las reglas reconocidas en la esfera internacional que
sean compatibles con las adoptadas en este Código;
18
IV. Que el demandado haya sido notificado o emplazado en forma personal a
efecto de asegurarle la garantía de audiencia y el ejercicio de sus defensas;
V. Que tengan el carácter de cosa juzgada en el país en que fueron dictados, o
que no exista recurso ordinario en su contra;
VI. Que la acción que les dió origen no sea materia de juicio que esté pendiente
entre las mismas partes ante tribunales mexicanos y en el cual hubiere prevenido el
tribunal mexicano o cuando menos que el exhorto o carta rogatoria para emplazar
hubieren sido tramitados y entregados a la Secretaría de Relaciones Exteriores o a las
autoridades del Estado donde deba practicarse el emplazamiento. La misma regla se
aplicará cuando se hubiera dictado sentencia definitiva;
VII. Que la obligación para cuyo cumplimiento se haya procedido no sea
contraria al orden público en México; y
VIII. Que llenen los requisitos para ser considerados como auténticos.
- No obstante el cumplimiento de las anteriores condiciones, el tribunal podrá
negar la ejecución si se probara que en el país de origen no se ejecutan sentencias o
laudos extranjeros en casos análogos.
- El exhorto del juez o tribunal requirente deberá acompañar la siguiente
documentación:
I. Copia auténtica de la sentencia, laudo o resolución jurisdiccional;
II. Copia auténtica de las constancias que acrediten que se cumplió con las
fracciones IV y V antes mencionadas;
III. Las traducciones al idioma español que sean necesarias al efecto; y
IV. Que el ejecutante haya señalado domicilio para oír notificaciones en el lugar
del tribunal de la homologación.
- Es tribunal competente para ejecutar una sentencia, laudo o resolución
jurisdiccional proveniente del extranjero, el del domicilio del ejecutado, o en su defecto,
el de la ubicación de sus bienes en la República.
- Se abrirá el incidente de homologación de sentencia, laudo o resolución
extranjera con citación personal al ejecutante y al ejecutado, a quienes se concederá
término individual de nueve días hábiles para exponer defensas y para ejercitar los
derechos que les correspondieren; y en el caso de que ofrecieren pruebas que fueren
pertinentes, se fijará fecha para recibir las que fueren admitidas, cuya preparación
correrá exclusivamente a cargo del oferente salvo razón fundada. En todos los casos se
dará intervención al Ministerio Público para que ejercite los derechos que le
correspondieren.
- La resolución que se dicte será apelable en ambos efectos si se denegare la
ejecución, y en el efecto devolutivo si se concediere.
- El tribunal de primera instancia, al igual que el de apelación no podrán examinar
ni decidir sobre la justicia o injusticia del fallo, ni sobre las motivaciones o fundamentos
19
de hecho o de derecho en que se apoye, limitándose a examinar su autenticidad y si
deba o no ejecutarse conforme a lo previsto en el Derecho Nacional.
-Todas las cuestiones relativas a embargo, secuestro, depositaría, avalúo,
remate y demás relacionados con la liquidación y ejecución coactiva de la sentencia
dictada por tribunal extranjero serán resueltas por el tribunal de la homologación.
- La distribución de los fondos resultantes del remate quedará a disposición del
juez sentenciador extranjero.
- Si una sentencia, laudo o resolución jurisdiccional extranjera no pudiera tener
eficacia en su totalidad, el tribunal podrá admitir su eficacia parcial.
Es amplia y atingente la regulación jurídica de la cooperación judicial
internacional contenida en el Código Federal de Procedimientos Civiles y para
completar el panorama regulador en México, cabe señalar que el Capítulo IX del Título
Cuarto del Código de Comercio, que se refiere al arbitraje comercial, en lo general y
específicamente al reconocimiento y ejecución de laudos, establece el artículo 1461
que un laudo arbitral, cualquiera que sea el país en que haya sido dictado, será
reconocido como vinculante y, después de la presentación de una petición por escrito al
juez, será ejecutado según disposiciones contenidas en el Capítulo IX.
Según el mismo precepto, la parte que invoque un laudo o pida su ejecución
podrá presentar el original en laudo debidamente autenticado o copia certificada del
mismo y el original del acuerdo de arbitraje o copia certificada del mismo. Si el laudo o
el acuerdo no estuviera redactado en español, la parte que lo invoca deberá presentar
una traducción a este idioma de dichos documentos, hecha por perito oficial.
En los términos del artículo 1462 del Código de Comercio se previenen los casos
en los que se podrá denegar el reconocimiento o la ejecución de un laudo arbitral,
cualquiera que sea el país en que se haya dictado. Estos supuestos son los siguientes:
I. La parte contra la cual se invoca el laudo pruebe ante el juez competente del
país en que se pide el reconocimiento o la ejecución que:
a) Una de las partes en el acuerdo de arbitraje estaba afectada por alguna
incapacidad, o que dicho acuerdo no es válido en virtud de la ley a que las partes lo han
sometido, o si nada se hubiere indicado a este respecto, en virtud de la ley del país en
que se haya dictado el laudo;
b) No fue debidamente notificada de la designación de un árbitro o de las
actuaciones arbitrales, o no hubiera podido, por cualquier otra razón hacer valer sus
derechos;
c) El laudo se refiere a una controversia no prevista en el acuerdo de arbitraje o
contiene decisiones que exceden los términos del acuerdo de arbitraje. No obstante, si
las disposiciones del laudo que se refieren a las cuestiones sometidas al arbitraje
pueden separarse de las que no lo están, se podrán dar reconocimiento y ejecución a
las primeras;
20
d) La composición del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se ajustaron
al Acuerdo celebrado entre las partes o, en defecto de tal acuerdo, que no se ajustaron
a las leyes del país donde se efectuó el arbitraje; o
e) El laudo no sea aún obligatorio para las partes o hubiere sido anulado o
suspendido por el juez del país en que, conforme a cuyo derecho, hubiere sido dictado
ese laudo; o
II. El juez compruebe que, según la legislación mexicana, el objeto de la
controversia no es susceptible de arbitraje; o que el reconocimiento o la ejecución del
laudo son contrarios al orden público. Previene el artículo 1463 del Código de Comercio
que, si el juez del país que dictó el laudo ha recibido solicitud de nulidad o suspensión,
el juez a quien se pide el reconocimiento o ejecución del laudo podrá, si lo considera
procedente, aplazar su decisión y a instancia de la parte que pida el reconocimiento o la
ejecución del laudo, podrá ordenar a la otra parte que otorgue garantías suficientes.
Según el mismo precepto, el procedimiento de reconocimiento o ejecución se
sustanciará incidentalmente conforme al artículo 360 del Código Federal de
Procedimientos Civiles. La resolución no admitirá recurso alguno.
Las disposiciones analizadas de Derecho interno en relación con la cooperación
judicial internacional reconocemos que son acertadas y muy previsoras de situaciones
reales factibles, lo que nos ha permitido tener una visión más completa de nuestro tema
con la ventaja de que tales disposiciones no están limitadas, como sucede respecto de
tratados internacionales, únicamente aplicables a los países que son suscriptores y
ratificantes de los tratados que hemos mencionado referentes a la ayuda judicial
internacional.
IX.- CONCLUSIONES.
I. Cuando una resolución jurisdiccional dictada en un país requiere trascender al
territorio de Estado diverso, no es posible la actuación del órgano jurisdiccional emisor
de la resolución, en atención a que lo impide la soberanía del Estado receptor de los
efectos de la resolución.
II. Una manifestación de la soberanía de los Estados consiste en la denominada:
“inmunidad de jurisdicción” que excluye en el Estado receptor potestades de cualquier
otro país, que está impedido para desempeñar, en un territorio ajeno, atribuciones
legislativas, administrativas o judiciales.
III. Aunque cada país emite normalmente disposiciones jurídicas para regir en su
propio territorio, es indispensable admitir el fenómeno de la extraterritorialidad. Así, las
normas jurídicas internas pueden llegar a producir efectos jurídicos más allá del
territorio del Estado en que se crearon y los vínculos económicos y sociales entre los
Estados obligan a permitir la extraterritorialidad, no como regla general pero, sí como
excepción.
21
IV. La extraterritorialidad puede ser activa o pasiva. Será activa cuando la norma
jurídica propia requiere aplicarse en el exterior y será pasiva cuando el país receptor
permite que se aplique en su territorio la norma jurídica extranjera.
V. Es indispensable la aplicación extraterritorial, además de la necesidad de dar
satisfacción a requerimientos económicos y sociales, en virtud de que así lo exigen los
valores jurídicos: justicia, seguridad, bien común, orden o paz. La realización de los
valores jurídicos no debe detenerse como si las fronteras fueran una barrera
infranqueable.
VI. La manera de rebasar las fronteras de un Estado, para que los efectos de la
resolución judicial de un Estado se produzcan en el territorio de otro Estado, es a través
de la cooperación judicial internacional.
VII. Es presupuesto comúnmente establecido, de jure o de facto, que para que
un Estado otorgue posibilidades de producción de efectos jurídicos a una resolución
judicial extranjera, que haya reciprocidad, o sea que, si un país consiente en prestar
ayuda judicial lo hace en virtud de la correspondencia en el sentido de que si requiere el
auxilio judicial del otro Estado, está en aptitud de obtenerlo.
VIII. La cooperación judicial internacional ha de regularse jurídicamente, cuando
sea posible, a través de tratados internacionales bilaterales o multilaterales y, en
ausencia de ellos, ha de regularse con normas jurídicas internas y éstas pueden
provenir tanto del país que requiere ayuda judicial como del que la proporciona. Esas
normas jurídicas internas pueden consistir en leyes, normas consuetudinarias o
jurisprudenciales.
IX. La competencia judicial internacional requiere de normas jurídicas con
objetivos diversos, unas se referirán a la competencia del órgano jurisdiccional, otras
aludirán al procedimiento para otorgar el auxilio o ayuda judicial que ha solicitado al
país requerido el país requirente y otras más serán aplicables al fondo del asunto que
ha sido controvertido en el país requirente y que necesita la cooperación judicial del
país en el cual las resoluciones judiciales pretenden producir efectos jurídicos.
X. En la cooperación judicial internacional, ante la carencia de sustantividad
psicofísica de los Estados requirente y requerido, es indispensable la intervención de
funcionarios representativos de ambos Estados y tales representantes pueden ser: Un
funcionario adscrito al ministerio o secretaría de relaciones exteriores, un funcionario
titular del órgano jurisdiccional de uno u otro país, un funcionario representativo de la
autoridad central que haya sido designada en el tratado internacional respectivo,
también lo puede ser un agente diplomático o un agente consular, o los propios
interesados.
XI. A nivel interamericano, se han logrado relevantes avances en la previsión de
normas jurídicas internacionales contenidas en convenciones internacionales fruto de
las Conferencias Interamericanas de Derecho Internacional Privado y que se refieren a
la cooperación judicial internacional. Entre las Convenciones logradas, se señalan las
22
siguientes: A) Convención Interamericana sobre Exhortos o Cartas Rogatorias; B)
Convención Interamericana sobre Recepción de Pruebas en el Extranjero; C) Protocolo
Adicional a la Convención Interamericana sobre Exhortos o Cartas Rogatorias; D)
Convención Interamericana sobre Prueba e Información Acerca del Derecho Extranjero;
E) Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos
Arbitrales Extranjeros; F) Convención Interamericana sobre Competencia en la Esfera
Internacional para la Eficacia Extraterritorial de las Sentencias Extranjeras; G) Protocolo
Adicional a la Convención Interamericana sobre Recepción de Pruebas en el
Extranjero.
XII. Para dar eficacia a las resoluciones procesales del país requirente en el país
requerido debe acudirse a la cooperación judicial internacional y ésta se otorga en lo
que se refiere a resoluciones relativas a: notificaciones, emplazamientos, citaciones,
recepción de pruebas, reconocimiento o ejecución de sentencias extranjeras y
reconocimiento o ejecución de laudos arbitrales.
XIII. En la cooperación judicial internacional, pueden suscitarse los conflictos
internacionales de competencia judicial, consistentes en la necesidad de que se
determine a qué juez, de qué país, le corresponde conocer del caso concreto
controvertido. Ante esta problemática, existen conflictos positivos y conflictos negativos.
XIV. Los conflictos positivos de competencia judicial consisten en determinar a
qué juez corresponde conocer de una controversia cuando jueces distintos de países
diversos pretenden conocer de una sola situación controvertida.
XV. Los conflictos negativos de competencia judicial se presentan cuando los
jueces de países distintos se niegan a conocer de una determinada controversia
concreta.
XVI. Es recomendable que los tratados internacionales contengan normas
jurídicas que tiendan a la resolución de los conflictos internacionales positivos o
negativos y, en defecto de los tratados, también es deseable que los legisladores
internos prevengan normas jurídicas orientadas a la resolución de esos conflictos
internacionales de competencia judicial y, en caso de que no existan tales normas,
tendrán que aplicarse los principios generales del Derecho.
XVII. En los conflictos de competencia judicial positivos, pueden llegar a
aplicarse las resoluciones judiciales de los dos países pero, cada resolución se aplicará
en la medida en que cada juez esté en aptitud de ejercer el poder material sobre
personas y cosas, dentro de su jurisdicción.
XVIII. En lo que se refiere a las normas jurídicas existentes en el sistema jurídico
mexicano cabe aseverar que, son detalladas y atingentes las normas contenidas en el
Código Federal de Procedimientos Civiles y en el Código de Comercio que regulan la
cooperación judicial internacional, con la indiscutible ventaja de que tales normas rigen
situaciones respecto de cualquier juez de cualquier país, siempre que la situación esté
dentro de las hipótesis legales, a diferencia de lo que ocurre cuando existen tratados
23
internacionales ya que las previsiones en dichos tratados se limitan a casos vinculados
simultáneamente relacionados con los países suscriptores y ratificantes, de donde se
deriva que en el caso de los tratados es limitado frente al alcance de las normas
jurídicas internas que rigen todos los demás casos.
XIX. Tanto las normas contenidas en el Código Federal de Procedimientos
Civiles, como en el Código de Comercio, respecto a la cooperación judicial
internacional, son normas jurídicas de cuño reciente, han sido cuidadosamente
redactadas y son de alcance amplio y la exégesis de ellas nos conduce a considerar
que previenen muy amplias hipótesis dentro del panorama diverso que compete a la
cooperación judicial internacional.
NOTAS DE PIE DE PÁGINA.
1
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la Lengua Española, 19ª. Edición,
Editorial Espasa-Calpe, S.A., Madrid, 1970, p. 360.
2
Obra citada, p. 778
Ibídem
4
Diccionario de la Lengua Española, obra citada, p.1219
5
Cfr. ARELLANO GARCÍA Carlos, Primer Curso de Derecho Internacional Público, 6ª
edición, Editorial Porrúa, México, 2006, pp. 142-169
6
GARCÍA MÁYNEZ Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho, Editorial Porrúa.
S.A., México, 1960, p. 98
7
ARELLANO GARCÍA Carlos, Derecho Internacional Público, op. cit. 173
8
Cfr. ARELLANO GARCÍA Carlos, Primer Curso de Derecho Internacional Público, ob.
cit. p. 176
9
El texto de los tratados respectivos puede ser consultado en la obra de ARELLANO
GARCÍA Carlos, Derecho Internacional Privado, 16ª edición, Editorial Porrúa, México,
2006.
3
BIBLIOGRAFÍA.
ARELLANO GARCÍA Carlos, Primer Curso de Derecho Internacional Público
ARELLANO GARCÍA Carlos, Derecho Internacional Privado.
GARCÍA MÁYNEZ Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho.
Octubre de 2009.
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