Análisis de la Ley 5/2011, de 1 de abril, de

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“Análisis de la Ley 5/2011, de 1 de abril, de relaciones
familiares de los hijos e hijas cuyos progenitores no
conviven, desde una perspectiva de género”
(La convivencia compartida de las hijas e hijos)
Máster en igualdad y género en el ámbito público y privado
-Especialidad de investigaciónAlumna: Maria Luisa Ramírez Simó DNI.20469359A
Tutora: Dª Marta Otero Crespo. Profesora de Derecho Civil en la
Universidad de Santiago de Compostela.
INDICE:
1. Introducción:
1.1 Previo: de las crisis matrimoniales a las crisis de pareja:…….......2
1.1.1
La regulación de la separación y el divorcio en el
Código civil………………………………………...……10
1.1.2
El fenómeno de las parejas de hecho…………....14
1.2 La regulación en España de la situación de los hijos menores ante
una crisis de pareja:
1.2.1
El art. 92 del Código civil………………………….20
1.2.2
Las regulaciones autonómicas
1.2.2.1 Cataluña……………………………......26
1.2.2.2 Aragón……………………………….…28
1.2.2.3 Navarra………………………………...31
1.2.2.4 Valencia………………………………..33
2. La Ley 5/2011, de 1 de abril, de relaciones familiares de los hijos e hijas
cuyos progenitores no conviven:
2.1 Introducción………………………………………………………...35
2.2. Fundamento competencial……………….………………….…...39
2.3. Ámbito de aplicación de la Ley: la vecindad civil valenciana.....40
2.4. Pacto de convivencia familiar:
2.4.1. Concepto del pacto de convivencia familiar………....44
2.4.2. Regulación del pacto de convivencia familiar….........46
2.4.3. Medidas Judiciales del pacto de convivencia familiar48
2.5 Régimen económico:……………………………………………...53
2.5.1. Conceptos.……………………………………………...54
2.5.2. Regulación……………………………………………...54
3. Análisis jurisprudencial:………………….……………………………….....59
3.1 Ámbito estatal……………………………………………………...59
3.2 Comunidad Valenciana…………………………………………...64
3.3 En particular, Castellón…………………………………………...67
4. Conclusiones………………………………………………………….……..70
5. Bibliografía……………………………………………………………….…..72
6. Legislación……………………………………………………………….…..76
7. Tabla de jurisprudencia……………………………………………….…….77
1
1. Introducción
1.1. Previo: de las crisis matrimoniales a las crisis de pareja
La sociedad española a comienzos del siglo XXI está en continua evolución en una
pluralidad de ámbitos, siendo uno de ellos el ámbito familiar. La familia se protege
constitucionalmente en el artículo 39 de nuestra Carta Magna1, sin que el legislador
constituyente haya optado por un modelo concreto de institución familiar.
Tradicionalmente, la familia se concebía como una agrupación de sujetos donde se
establecía una jerarquía entre las mujeres y los hombres que la formaban. La mujer
quedaba subordinada al hombre, mientras que el hombre era el cabeza de familia. La
familiar seguía un modelo patriarcal, y de rangos. El hombre asumía el rol de jefe de la
familia y por tanto, el legislador, creando “Derecho interno de Familia” (Díez-Picazo y
Gullón, 2012:24), imponía las normas de comportamiento que se debían seguir por los
miembros que la formaban.
A la hora de enfrentarnos a una definición de qué es o sea una familia desde un
punto de vista jurídico, podemos hacernos eco de distintas conceptualizaciones. Así,
podríamos definirla como una:
“comunidad de personas unidas por lazos íntimos de matrimonio o de filiación
(familia cognaticia o nuclear) o por lazos de parentesco o amistad (familia
agnaticia, amplia o consanguínea) sobre la que el derecho proyecta su entramado,
sus miembros se hacen creadores por sí mismos de los derechos subjetivos que el
ordenamiento explícita, reconoce y garantiza. Dando todo ello un significado a la
familiar como institución jurídica” (Camarero, 1997:19).
1
Art. 39 de la CE:
“1.Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia.
2. Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, iguales éstos ante la ley con
independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su estado civil. La ley posibilitará la investigación de
la investigación de la paternidad.
3. Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio, durante su
minoría de edad y en los demás casos en que legalmente proceda.
4. Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos.”
2
Aunque otros autores prefieren concebirla como “una institución natural, es decir, no
es una creación del hombre, ni una consecuencia del pacto o convenio ni una
invención del derecho sino , la agrupación de los individuos en torno a los progenitores
ha sido siempre una realidad sociológica espontánea” (García y Fernández-Galiano,
1989:321).
También puede llegar a considerarse como una forma de socialización de mujeres y
hombres que adquieren bienes de consumo y disfrutan de las rentas producidas por
sus miembros (desde un punto de vista económico). La familia sería un medio de
transmisión entre sus miembros, transmite los comportamientos entre los hombres y
mujeres que la forman, sus tradiciones, creencias y preferencias (Díez-Picazo y
Gullón, 2012).
En cualquier caso, el modelo familiar ha variado mucho en los últimos años,
pasando de un modelo basado predominantemente en la existencia de un vínculo
matrimonial previo a la existencia de hijos e hijas comunes, a otros patrones de familia
cuya base puede ser, no sólo el matrimonio, sino también la existencia de una unión
de hecho o de un progenitor exclusivo (familias monoparentales).
Desde esta percepción, la unión de hecho puede definirse desde distintos puntos
de vista, pero siempre tienen en común que es una situación de convivencia estable
entre dos personas, de forma consensuada, semejante a la relación matrimonial
aunque se distingue de la misma debido a que no existe el elemento propio del
matrimonio (Gete-Alonso, 2004).
Respecto a las familias monoparentales, son las conformadas por un solo
progenitor con sus hijos e hijas menores. Esta modalidad de familia puede obedecer a
distintas causas: como consecuencia de la ruptura de un grupo familiar por la muerte
de uno de sus progenitores; como causa derivada de una separación o divorcio, o la
ruptura de una pareja de hecho; o simplemente se ha formado una familia
monoparental entre un progenitor con sus hijas e hijos de forma voluntaria (Camarero,
2005).
Pero cabe destacar que hay un elemento común que pueden tener todos los
modelos familiares o modelos de relaciones entre las personas. Éste es un vínculo que
está indisolublemente unido a las mujeres y hombres que conforman estos patrones:
3
los hijos y las hijas, quienes deben tener el derecho a vivir en un entorno estable y
favorable para poder desarrollarse satisfactoriamente y mantener unas relaciones con
sus progenitores basadas en el principio de igualdad, principio proclamado y
garantizado, en nuestra Constitución. En este sentido, la igualdad es un derecho
fundamental reconocido de modo concreto en el artículo 14 de la Constitución
Española:
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o social”
Debemos plantearnos si tal igualdad es una realidad en el modelo familiar español
y más concretamente en el valenciano. El principio de igualdad desde la visión de
género debe ir encaminado hacía la equiparación en todos los ámbitos de la sociedad
entre ambos sexos (López y López, 2011). La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo,
para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en su artículo 3, reconoce el principio
de igualdad de trato entre mujeres y hombres. Dicho reconocimiento nos suscita
dudas, porque nos hace cuestionarnos si esta igualdad de trato también existe entre
los progenitores cuando deciden no convivir en el mismo lugar y deciden sobre la vida
de las hijas e hijos que tienen en común, ¿está presente la igualdad de trato cuando
entran en crisis las parejas en cualquier modelo familiar?.
Otra de las cuestiones que queremos analizar en este trabajo de investigación, es
la necesidad, o no, de una nueva regulación normativa en el Derecho de familia
valenciano, puesto que los modelos familiares están en continua evolución, las
mujeres y los hombres realizan trabajos remunerados generalmente fuera del núcleo
familiar, los usos del tiempo varían cada vez más entre mujeres y hombres, etc.
Podemos observar esta evolución prestando atención a diferentes modelos
familiares de España, Comunidad Valenciana y provincia de Castellón que reflejamos
en las siguientes tablas.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que, en la Comunidad Valenciana hay un
número considerable títulos concedidos a familias numerosas2, es decir, con carácter
2
Disponible en http://www.gva.es
4
general se concede cuando hay como mínimo tres hijos y un ascendiente o dos hijos y
un ascendiente cuando al menos uno de los dos hijos tenga una discapacidad igual o
superior al 33% o esté incapacitado para el trabajo. Estos datos los podemos ver
reflejados en la tabla 1:
Tabla 1: títulos concedidos a familias numerosas en la Comunidad Valenciana,
composición familiar-20093
TOTAL
FAMILIAS SIN
FAMLIAS CON
HIJOS
HIJOS
DISCAPACITADOS
DISCAPACITADOS
2009
C.V.
46.243
39.795
6.448
Fuente: Anuario de estadísticas del Ministerio de Trabajo e Inmigración.
En segundo lugar, en la provincia de Castellón las mujeres y los hombres con el
paso de los años aumentan la edad media de matrimonio. Mientras que en el año
2000 las mujeres tienen la edad media de 28 años cuando contraían matrimonio, en el
año 2010 la edad media de las mujeres de matrimonio se establece en 32 años.
Del mismo modo ocurre con los hombres, la edad media de matrimonio en el año
2000 se establece en 30 años y en el año 2010 aumenta a 35 años.
Por otra parte otro de los datos destacables en la tabla 2 es, que las mujeres
siguen siendo más jóvenes que los hombres cuando contraen matrimonio.
3
Instituto Nacional de Estadística, www.ine.es
5
Tabla 2: edad media de matrimonio en la provincia de Castellón, según sexo
(2000-2010) 4
PROVINCIA CASTELLÓN
AMBOS SEXOS
MUJERES
HOMBRES
2000
29,465197
28,047853
30,886801
2010
33,954765
32,347597
35,702427
Fuente: Instituto Nacional de Estadística.
En tercer lugar, debemos destacar la evolución de las familias monoparentales
(compuesta por un padre o madre con descendencia soltera) en España. Observamos
en la tabla 3 su incremento a lo largo de los años.
Podemos prestar atención al aumento que ha experimentado este modelo familiar
desde el año 2002 frente al año 2005 y 2011, aunque sigue siendo más elevado el
número de familias monoparentales formada por mujeres y sus hijos e hijas que el
número de familias monoparentales formada por hombres y sus hijas e hijos.
4
Instituto Nacional de Estadística, www.ine.es
6
Tabla 3: familias monoparentales según grupos de edad de la persona de
referencia-España (2011-2005-2002) 5
2011
AMBOS
SEXOS
%MUJERES
2005
2002
III Trim.
II Trim.
I Trim.
TOTAL
TOTAL
TOTAL
548,60
550,90
551,30
353,30
303,20
MENORES
DE 45 AÑOS
362,70
370,50
374,60
232,10
200,10
DE 45 A 59
AÑOS
180,70
177,00
173,70
117,80
100,20
DE 60 Y MÁS
AÑOS
5,20
3,30
3,00
3,30
2,90
TOTAL
88,66
87,55
87,36
86,67
90,04
MENORES
DE 45 AÑOS
91,20
90,09
89,70
90,18
92,80
DE 45 A 59
AÑOS
84,34
82,66
82,84
80,31
85,33
DE 60 Y MÁS
AÑOS
61,54
63,64
56,67
69,70
58,62
Fuente: Explotación específica de la Encuesta de Población Activa- Instituto Nacional de
Estadística
Instituto de la Mujer, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Como consecuencia de estos cambios sociales, los poderes públicos deben
garantizar y fomentar la igualdad como derecho real y efectivo entre los hombres y las
mujeres. Tanto en el seno familiar tradicional, como entre parejas que tienen hijas e
hijos en común. Porque todas ellas pueden entrar en conflicto en sus relaciones, y
éstas, repercutirán directamente en la vida de sus hijas e hijos.
El desarrollo de las medidas que se adoptan cuando los progenitores no conviven
incide directamente en la educación de los menores. Es indiscutible que esta
5
Instituto Nacional de Estadística, www.ine.es
Instituto de la Mujer, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, www.inmujer.es
7
repercutirá en su visión desde la infancia sobre los roles que asuman los progenitores
en sus vidas fomentando la igualdad o por el contrario la desigualdad.
La minoría de edad es el principal período de aprendizaje donde se normativizan
los comportamientos de las personas, si los menores contemplan una relación entre
los progenitores basada en el principio de igualdad entre mujeres y hombres, los
menores asumirán la igualdad como principio básico y rector de sus comportamientos.
Podemos entender que si “una educación paterna deficiente ha sido asociada durante
mucho tiempo con problemas de adaptación en la adolescencia y en la educación
adulta” (Ramírez, 2009:82); puede relacionarse una educación igualitaria entre los
progenitores y los menores con un desarrollo de los jóvenes desde una perspectiva de
género. Por tanto, “una de las medidas fundamentales para combatir la discriminación
de las niñas es la construcción de un sistema educativo igualitario y la igual
capacitación para el acceso al empleo; es necesario educar en la igualdad y en el
respeto de la diferencia” (Vázquez-Pastor, 2011:817).
Como consecuencia, se deben incluir en las relaciones familiares los principios de
corresponsabilidad6 y coparentalidad7 para que los sesgos androcéntricos que existen
todavía en nuestra esfera familiar se vayan eliminando y se de paso a un nuevo
reparto de las funciones entre los progenitores. Tradicionalmente, la sociedad
patriarcal asignaba el cuidado y educación de los hijos e hijas a la madre, relegando al
padre a un segundo plano cuando se trataba de las hijas e hijos.
El padre asumía la protección de la familia, la mujer se movía en la esfera privada
de las relaciones y trabajo doméstico no remunerado y el hombre en la esfera pública
siendo el sustentador económico familiar. Con el nuevo modelo social “al tener las
mujeres ingresos propios, fruto de su trabajo, han adquirido mayor autonomía al no
depender económicamente del marido o pareja” (Sole e Ysàs, 2011: 735).
6
Si la guarda abarca de forma alterna o sucesiva el derecho del progenitor a convivir de forma habitual con los hijos
menores o incapacitados, englobando derechos y obligaciones y por supuesto la responsabilidad por los actos lícitos e
ilícitos que ocasionen los menores con culpa o negligencia (Guilarte, 2008). Entendemos que la corresponsabilidad
supone que ambos progenitores se hacen responsables de tales actos lícitos o ilícitos provocados con culpa o
negligencia por los menores o incapaces de los que se les atribuye la guarda.
7
“Sea cual fuere el vocablo que se use, ambos términos custodia compartida o coparentalidad, permiten primar una
nueva mentalidad que se va incorporando en los patrones normativos y valorativos de los padres, por la que se
reivindica la igualdad de estos en el ejercicio de sus funciones” (Romero, 2009:29)
8
Desde el punto de vista estatal, el Código Civil contempla el deber de cuidar y
atender a los hijos e hijas conjuntamente por los progenitores antes de que rompan su
vínculo afectivo y su convivencia, “el cese de la convivencia de los padres no crea
nuevas obligaciones para con sus hijos, las obligaciones ya las tenían, las adquirieron
en el momento en que se estableció la relación de filiación” (Sole e Ysàs, 2011: 735).
A tenor de estas palabras, no entendemos como, con carácter general sin acuerdo
entre los progenitores en caso de separación o divorcio de los cónyuges el Código
Civil relega o
subordina la custodia compartida a un segundo lugar. “Dando
preferencia a la custodia a favor de uno solo de los padres” (Torres, 2011). Hay que
tener en cuenta, que de acuerdo con los artículos 92.5 y 92.6 del CC8 para que se
otorgue la custodia compartida deben de darse unos requisitos: que los soliciten los
padres o que lleguen a este acuerdo durante el procedimiento, informe favorable del
Ministerio Fiscal, oír a los menores cuando tengan suficiente juicio si es necesario,
valoración de las alegaciones de las partes, valoración de las pruebas y valoración de
la relación que existe entre los padres y con sus hijos.
Pasamos de unas obligaciones conjuntas de cuidar y atender a los hijos a unas
obligaciones individuales en primer plano, siendo, eso sí, las necesidades de los
menores las mismas o mayores por la crisis emocional que está viviendo la familia en
esos momentos.
Los menores tienen el mismo derecho a relacionarse con sus progenitores
independientemente de la relación o conflicto que medie entre ellos, se trata de
proteger el interés superior del menor el cual:
“trata garantizarle un entorno adecuado para que pueda desarrollar las
capacidades y cualidades necesarias para su progresivo crecimiento personal,
para salvaguardar la protección, su dignidad, garantizarle una existencia libre de
injusticia o discriminación, dar trato prioritario a sus intereses sobre los de sus
8
Artículo 92.5 y 92.6 del CC:
5. Se acordará el ejercicio compartido de la guarda y custodia de los hijos cuando así lo soliciten los padres en la
propuesta de convenio regulador o cuando ambos lleguen a este acuerdo en el transcurso del procedimiento. El Juez,
al acordar la guarda conjunta y tras fundamentar su resolución, adoptará las cautelas procedentes para el eficaz
cumplimiento del régimen de guarda establecido, procurando no separar a los hermanos.
6. En todo caso, antes de acordar el régimen de guarda y custodia, el Juez deberá recabar informe del Ministerio
Fiscal, y oír a los menores que tengan suficiente juicio cuando se estime necesario de oficio o a petición del Fiscal,
partes o miembros del Equipo Técnico Judicial, o del propio menor, valorar las alegaciones de las partes vertidas en la
comparecencia y la prueba practicada en ella, y la relación que los padres mantengan entre sí y con sus hijos para
determinar su idoneidad con el régimen de guarda.
9
familiares y allegados, porque el derecho debe proteger a quien a priori es parte
débil y necesitada en nuestra sociedad” (Torres, 2011:7).
1.1.1. La regulación de la separación y el divorcio en el Código civil
La regulación de las crisis de pareja, esto es, la separación y el divorcio, se
disciplina en el Código Civil, concretamente en el libro I, título IV, capitulo VII, VIII, IX,
X y XI. Su redacción actual obedece a la reforma llevada a cabo por la Ley 15/2005,
de 8 de julio, por la que se modifican el Código civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en
materia de separación y divorcio (en adelante Ley 15/20059).
La regulación anterior del Código Civil en materia de separación y divorcio, la Ley
30/1981, de 7 de julio, por la que se modifica la regulación del matrimonio en el Código
Civil y se determina el procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y
divorcio, exigía la concurrencia de causa o acuerdo de ambos cónyuges, y
condicionaba el divorcio al requisito de separación previa, con un plazo mínimo de un
año que debía transcurrir desde la celebración del matrimonio para instar su disolución
para el caso de divorcio de mutuo acuerdo10.
9
BOE Núm. 163, de 9 de julio de 2005
Ley 30/1981, de 7 de julio, por la que se modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil y se determina el
procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y divorcio. BOE núm. 172, 20 de julio de 1981.
Artículo 81: Se decretará judicialmente la separación, cualquiera que sea la forma de celebración del matrimonio:
1. A petición de ambos cónyuges o de uno con el consentimiento del otro, una vez transcurrido el primer año
del matrimonio. Deberá necesariamente acompañarse a la demanda la propuesta del convenio regulador de
la separación conforme a los artículos 90 y 103 de este Código.
2. A petición de uno de los cónyuges, cuando el otro esté incurso en causa legal de separación.
Artículo 82:
Son causas de separación:
1. El abandono injustificado del hogar, la infidelidad conyugal, la conducta injuriosa o vejatoria y cualquier otra
violación grave o reiterada de los deberes conyugales.
No podrá invocarse como causa la infidelidad conyugal si existe previa separación de hecho libremente
consentida por ambos o impuesta por el que la alegue.
2. Cualquier violación grave o reiterada de los deberes respecto de los hijos comunes o respecto de los de
cualquiera de los cónyuges que convivan en el hogar familiar.
3. La condena a pena de privación de libertad por tiempo superior a seis años.
4. El alcoholismo, la toxicomanía o las perturbaciones mentales, siempre que el interés del otro cónyuge o el de
la familia exijan la suspensión de la convivencia.
5. El cese efectivo de la convivencia conyugal durante seis meses libremente consentido. Se entenderá
libremente prestado este consentimiento cuando un cónyuge requiriese fehacientemente al otro para
prestarlo, apercibiéndole expresamente de las consecuencias de ello, y éste no mostrase su voluntad en
contra por cualquier medio admitido en derecho o pidiese la separación o las medidas provisionales a que se
refiere el artículo 103, en el plazo de seis meses a partir del citado requerimiento.
6. El cese efectivo de la convivencia conyugal durante el plazo de tres años.
7. Cualquiera de las causas de divorcio en los términos previstos en los números 3, 4 y 5 del artículo 86.
Artículo 86:
Son causas de divorcio:
1. El cese efectivo de la convivencia conyugal durante, al menos, un año ininterrumpido desde la interposición
de la demanda de separación formulada por ambos cónyuges o por uno de ellos con el consentimiento del
otro, cuando aquélla se hubiera interpuesto una vez transcurrido un año desde la celebración del matrimonio.
10
10
Con las modificaciones que introdujo la Ley 15/2005 se abandona una regulación
jurídica basada en la separación previa y el divorcio causal para poder solicitar
judicialmente la separación y el divorcio. Se adopta una normativa más acorde con la
realidad social basada en el libre desarrollo de la personalidad (artículo 10.1 de la
Constitución Española11) y la voluntad libre de los cónyuges que desean romper la
convivencia o el vínculo jurídico matrimonial.
Otra de las modificaciones que realizó la Ley 15/2005 en el Código Civil se operó
en relación a los artículos que regulan la guarda y custodia de los menores, tema que
desarrollaremos en el punto 1.2.1 del presente trabajo.
Con la actual regulación del Código Civil los requisitos para decretar la separación
y el divorcio judicialmente los encontramos en los artículos 81 y 86 CC. En tales
artículos se establece que pueden solicitar la separación o el divorcio ambos cónyuges
o uno solo con el consentimiento del otro. Para ello deben haber transcurrido 3 meses
desde la celebración del matrimonio. Junto con la demanda se adjuntará propuesta de
convenio regulador (cumpliendo los requisitos del artículo 90 del Código Civil) y
propuesta de las medidas que regulen los efectos de la separación.
Sin embargo, en caso de la acreditación de un riesgo para la vida, integridad
física, libertad, la integridad moral o libertad e indemnidad sexual del cónyuge que
interpone la demanda de separación o de cualquier miembro del matrimonio (hijos e
2.
El cese efectivo de la convivencia conyugal durante, al menos. un año ininterrumpido desde la interposición
de la demanda de separación personal, a petición del demandante o de quien hubiere formulado
reconvención conforme a lo establecido en el artículo 82, una vez firme la resolución estimatoria de la
demanda de separación o, si transcurrido el expresado plazo, no hubiera recaído resolución en la primera
instancia.
3. El cese efectivo de la convivencia conyugal durante, al menos, dos años ininterrumpidos:
a. Desde que se consienta libremente por ambos cónyuges la separación de hecho o desde la
firmeza de la resolución judicial. o desde la declaración de ausencia legal de alguno de los
cónyuges, a petición de cualquiera de ellos.
b. Cuando quien pide el divorcio acredite que, al iniciarse la separación de hecho, el otro estaba
incurso en causa de separación.
4. El cese efectivo de la convivencia conyugal durante el transcurso de, al menos, cinco años, a petición de
cualquiera de los cónyuges.
5. La condena en sentencia firme por atentar contra la vida del cónyuge, sus ascendientes o descendientes.
Cuando el divorcio sea solicitado por ambos o por uno con el consentimiento del otro, deberá necesariamente
acompañarse a la demanda o al escrito inicial la propuesta convenio regulador de sus efectos, conforme a los artículos
90 y 103 de este Código.
11
Art. 10.1 de la CE:
“1.La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el
respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. “
11
hijas) no hará falta cumplir el requisito de temporalidad (que haya transcurrido 3 meses
desde la celebración del matrimonio)
Es en el artículo 90 del Código Civil donde da comienzo la regulación relativa a los
efectos comunes a la nulidad, separación y divorcio, es una normativa “cuyos
destinatarios son los cónyuges que pretenden poner fin a su crisis matrimonial”
(García Rubio y Otero Crespo, 2006). El objeto central de las relaciones matrimoniales
en crisis en muchas ocasiones son: los menores. Como resultado, el cuidado de los
hijos y el ejercicio de la guarda y custodia de los hijos se menciona en el artículo 90.1
a) del CC (García Rubio y Otero Crespo, 2006).
De acuerdo con el art. 90.1 a) del CC el cuidado de los hijos, deberá verse
reflejado en el convenio regulador que establezcan los cónyuges en su separación o
divorcio, dos posibilidades que se pueden elegir independientes o sucesivas a la
voluntad de los cónyuges.
Decimos “hijas e hijos”, aunque el Código Civil sigue utilizando el término
masculino “hijos”. Recordemos que el Código Civil es un Código del siglo XIX, y hasta
la reforma de 2005 no se han introducido correcciones del lenguaje sexista, aunque
las correcciones hayan sido insuficientes, como podemos observar. Utiliza este
término masculino “hijos” dándole un sentido general, que engloba a mujeres y
hombres. Pero de esta forma, se le da más valor e importancia a los términos
masculinos que a los femeninos. Siendo una muestra de los rasgos del
androcentrismo presentes, contribuyendo a generalizar los términos masculinos como
los dominadores. Esta falta de perspectiva de género contribuye a la permanencia de
los términos femeninos en la subordinación. Además da una visión masculina como si
fuera la única y universal a ser atendida, valorada y ejecutada. A veces según el
lenguaje que utilicemos parece que lo que no se nombra no existe. Contribuye pues
este uso del lenguaje jurídico que se realiza el Código Civil a dejar a la mujer en una
especie de sombra. Es necesaria la perspectiva de género en estos preceptos para
contribuir al empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos del ordenamiento y
todos los ámbitos de la vida social. Para que las mujeres se sientan parte de los
derechos, obligaciones y garantías que promulga nuestro ordenamiento. Debido a que
creemos que de esta forma también se contribuye al respeto del hombre hacia la
mujer y de la mujer hacia ella misma. Desde el punto de vista jurídico la utilización de
12
un lenguaje no igualitario posibilita que haya hombres que se entiendan legitimados y
por el contrario entiendan que las mujeres no poseen esta legitimación. Así pues, lo
único que ocurre con la utilización de un leguaje no igualitario es que se fomenta la
desigualdad de género12, “en el ámbito normativo jurídico, aún persiste, siquiera
inconscientemente el sexismo al utilizar el lenguaje, de ahí la necesidad de llamar la
atención y crear conciencia en torno al cambio, modificación o reforma que sea
pertinente” (Gete-Alonso, 2011:54).
EL Código Civil regula la patria potestad y la guarda y custodia de forma separada.
Regulándose los modelos de guarda y custodia “como un efecto de la nulidad,
separación y divorcio en los artículos 90 y ss” y la titularidad y ejercicio de la patria
potestad “con sustantividad propia, se regula en el Título VII, bajo la rúbrica De las
relaciones paterno-filiales” (Guilarte, 2010).
Respecto a las consecuencias económicas que puedan derivar de la separación o
el divorcio el Código Civil establece en su artículo 97 un régimen compensatorio a
favor del cónyuge que vea empeorada su posición económica producida por la
separación o el divorcio, pudiendo establecerse la prestación (temporal, indefinida o
prestación única) según los acuerdos que hubieran alcanzado las partes en el
convenio regulador o en la sentencia, teniendo en cuenta en este caso el juez para
establecerla (art. 97 CC):
 Los acuerdos de los cónyuges
 La edad y el estado de la salud
 La cualificación profesional y posibilidad de acceso a un empleo
 Los cuidados a la familias durante el matrimonio y actuales
 La colaboración con su trabajo en las actividades mercantiles, industriales, o
profesionales del otro cónyuge.
 La duración del matrimonio y la convivencia conyugal
 La pérdida eventual de un derecho de pensión
 El caudal, medios económicos y necesidades de los cónyuges
 Otras circunstancias que puedan ser relevantes
12
“Criterios del lenguaje No sexista” Ayuntamiento de Castellón de la Plana, Servicio de Igualdad de Oportunidades
entre Mujeres y Hombres. 2007.
13
En definitiva, con la Ley 15/2005 se suprimen las causas del divorcio a alegar por
los cónyuges pudiendo solicitarlo por la simple voluntad de los mismos o alguno de
ellos, se reducen los costes judiciales, se reduce el tiempo de espera para instar el
divorcio (Alascio y Marín, 2007) favoreciendo “la diversificación de los modelos
familiares acaecida en los últimos tiempos” (Alascio y Marín, 2007:12).
1.1.2. El fenómeno de las parejas de hecho
Como argumentamos en la introducción del presente trabajo de investigación, el
modelo familiar español ha sufrido múltiples variaciones.
Tradicionalmente la institución del matrimonio como modelo familiar, ya fuera civil o
eclesiástico, era el modelo más practicado en España. En la actualidad el fenómeno
de las “parejas de hecho”, ha ido en aumento alcanzando una importancia y
repercusión cultural que se asemeja al resto de uniones matrimoniales.
Es una modalidad de convivencia totalmente aceptada y consolidada, una
alternativa al matrimonio y en muchas circunstancias es una forma de convivencia que
precede al matrimonio a modo de prueba o se intercala como modelo familiar entre
dos matrimonios fallidos de una persona (García, 2007).
Como realidad en sí, necesitan de una regulación por parte de los poderes
públicos, dado que éstos son quienes deben estar al servicio de los intereses de los
ciudadanos.
Las parejas de hecho también son llamadas uniones de hecho, uniones estables
de pareja, parejas no casadas o parejas estables, dependerá de la Comunidad
Autónoma en la que nos encontremos. Son un núcleo familiar, parejas estables que
conviven diariamente y deciden no seguir un modelo jurídico de las relaciones
afectivas contemplado y regulado por el Código Civil y tampoco reconocido en nuestra
Constitución Española.
Son parejas unidas de forma “consensuada”, que tienen
cabida en el concepto de familia del artículo 39 de la Constitución Española.
(Camarero, 1997). Las parejas de hecho implican:
14
“referirnos a una situación de coexistencia diaria y con vocación de permanencia,
creándose entre los convivientes unidos sentimentalmente un ámbito común de
intereses y fines” (Cuenca, 2010).
Por tanto, no existe unanimidad en la denominación de esta forma de convivencia
entre dos personas. Puede utilizarse cualquiera de las formas que hemos nombrado
para referirnos a ella. Se establecen distintos significados debido a que, actualmente
las disposiciones legales autonómicas que regulan esta modalidad de convivencia no
unifican criterios. Además cada reglamentación autonómica atribuye unos efectos
jurídicos o requisitos de constitución. Circunstancias que pueden llegar a crear
confusión.
Lo que para una Comunidad Autónoma resulta ser una unión de hecho o pareja de
hecho, puede que no lo sea para otra o tenga efectos diferentes. El contenido de las
leyes autonómicas varía perceptiblemente de unas a otras.
“No existe ninguna ley de ámbito estatal destinada a configurar un régimen jurídico
propio de las Uniones no Matrimoniales.
Sin embargo, coexisten en el territorio español una multitud de normas de ámbito
autonómico que regulan esta institución” (Gete-Alonso, 2004:272).
Las circunstancias de elegir esta forma de convivencia entre parejas fuera del
matrimonio son múltiples y pueden atender o coincidir con las distintas modalidades de
ejercerla. No se puede establecer un criterio general que explique el cómo y el por
qué. Atendiendo a distintos motivos, pueden ser entre otros, por ser los más
frecuentes: de tipo ideológico, de prueba antes de contraer matrimonio, económico o
legal. Nos referimos a lo ideológico cuando englobamos en este motivo aquellas
parejas que deciden unirse de hecho, porque les permite evaluar, negociar o modificar
los términos y el contenido de su relación en cualquier momento. Además estas
parejas pueden acordar formar una unión de hecho por no creer o no querer practicar
otra forma de unión entre dos personas reconocida jurídicamente o desde cualquier
dogma religioso.
15
Otra de las causas nombradas, de prueba antes de contraer matrimonio, hace
referencia a aquellas parejas que deciden cohabitar como antesala al matrimonio, es
una convivencia temporal y provisional. Cuya finalidad en principio es el matrimonio.
En cambio cuando la causa de la formación de la unión de hecho es la económica
podemos pensar que se debe a la voluntad de la pareja de evitar o minimizar los
gastos económicos que algunas veces van asociados al matrimonio.
Y respecto al último motivo nombrado de su formación, el legal, puede comprender
aquellas parejas en las cuales existe algún obstáculo o impedimento legal que no les
permite contraer matrimonio (García, 2007).
Respecto a las distintas regulaciones jurídicas estatalmente encontramos una
mención específica en la Ley 40/2007, de 4 de septiembre, de medidas en materia de
Seguridad Social (en adelante Ley 40/2007). Concretamente en su artículo 174.3 ha
introducido modificaciones en referencia a la pensión de viudedad. Pensión que se
reconoce actualmente a la persona que hubiera estado unida al causante en el
momento de su fallecimiento, habiendo formado “pareja de hecho”, siempre que se
cumplan los requisitos de alta y cotizaciones que se establecen en el artículo 174.1.
También se deberán acreditar las circunstancias patrimoniales específicas que
establece el artículo 174.3.
Es en artículo 174.3 de la Ley 40/2007, donde se establece una de las
conceptualizaciones que existen de “pareja de hecho”, aunque solo a efectos de
pensión de viudedad. Ya que cada normativa autonómica tendrá un concepto propio.
De acuerdo con el art. 174.3:
“la constituida con análoga relación de afectividad a la conyugal, por quienes, no
hallándose impedidos para contraer matrimonio, no tengan vínculo matrimonial con
otra
persona
y
acrediten,
mediante
el
correspondiente
certificado
de
empadronamiento, una convivencia estable y notoria con carácter inmediato al
fallecimiento del causante y con una duración ininterrumpida no inferior a 5 años.”
Con esta mención de la pareja de hecho, en la normativa estatal sobre pensión de
viudedad, se puede observar como el legislador estatal conoce la figura, aunque no le
otorgue un tratamiento integral (García, 2007).
16
Respecto al caso de ruptura de las parejas de hecho y las consecuencias de los
hijos e hijas habidas en la unión, se regirán por el Código Civil y la normativa civil
específica de cada Comunidad Autónoma, de existir, en base al principio de igualdad
de las filiaciones reconocido en el artículo 39.2de la Constitución Española13.
Pero es en la legislación autonómica donde encontramos desarrollada la normativa
de las parejas o uniones de hecho, variando el contenido de las mismas. Lo que es
común a ellas es la generalización de al menos dos variantes de pareja de hecho: la
pareja de hecho registrada (aquella que cumple con los requisitos establecidos por
cada Comunidad Autónoma, y que normalmente implica una equiparación a la
institución matrimonial), y la pareja de hecho no registrada (al margen de las
previsiones autonómicas). En la actualidad, son éstas las Comunidades Autónomas
con normativa propia:
 Andalucía: Ley 5/2002, de 16 de diciembre, de Parejas de Hecho
 Asturias: Ley del Principado de Asturias 4/2002, de 23 de mayo, de Parejas
Estables
 Navarra: Ley Foral 6/2000, de 3 de julio, para la igualdad jurídica de las Parejas
Estables
 Cataluña: Ley 10/1998, de 15 de julio, de Uniones Estables de Pareja
 Aragón: Ley 6/1999, de 26 de marzo, relativa a Parejas Estables no casadas
 Canarias: Ley 5/2003, de 6 de marzo, para la regulación de las Parejas de
Hecho en la Comunidad Autónoma de Canarias
 Cantabria: Ley de Cantabria 1/2005, de 16 de mayo, de Parejas de Hecho de la
Comunidad Autónoma de Cantabria
 Extremadura: Ley 5/2003, de 20 de marzo, de Parejas de Hecho de la
Comunidad Autónoma de Extremadura
 Baleares: Ley 18/2001, de 19 de diciembre de, de Parejas Estables
 Madrid: Ley 11/2001, de 19 de diciembre, de Uniones de Hecho de la
Comunidad de Madrid
 País Vasco: Ley 2/2003, de 7 de mayo, reguladora de las Parejas de Hecho
13
Art. 39.2 de la CE:
“Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, iguales éstos ante la ley con
independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su estado civil. La ley posibilitará la investigación de
la investigación de la paternidad.”
17
 Valencia: Ley 1/2001, de 6 de abril, por la que se regulan las Uniones de Hecho
 La Rioja: Decreto 30/2010, de 14 de mayo, por el que se crea el Registro de
Parejas de Hecho de La Rioja
 Galicia: Ley 10/2007, de 28 de junio, de reforma de la disposición adicional
tercera de la Ley 2/2006, de 14 de junio, de derecho civil de Galicia.
Dentro de todas estas regulaciones autonómicas son las Comunidades Autónomas
que tienen otorgados derechos en competencia civil foral las que desarrollan más la
normativa al respecto, caso de Navarra, Cataluña, País Vasco, Galicia, o Comunidad
Valenciana-aunque la competencia de nuestra comunidad pueda ser puesta en
entredicho-.
Debemos tener en cuenta que la legislación civil es competencia exclusiva del
estado, sin perjuicio de la conservación, modificación y desarrollo que se les confiere a
las Comunidades Autónomas con derechos forales, civiles o especiales, “las
competencias respectivas y el funcionamiento específico de las Comunidades
Autónomas se derivan de la Constitución Española” (Sánchez, 1993). Tal desarrollo se
encuentra reconocido específicamente en el artículo 149.1.8º de la CE, en virtud del
cual:
“Legislación civil, sin perjuicio de la conservación, modificación y desarrollo por las
Comunidades Autónomas de los derechos civiles, forales o especiales, allí donde
existan. En todo caso, las reglas relativas a la aplicación y eficacia de las normas
jurídicas, relaciones jurídico-civiles relativas a las formas de matrimonio,
ordenación de los registros e instrumentos públicos, bases de las obligaciones
contractuales, normas para resolver los conflictos de leyes y determinación de las
fuentes del derecho, con respeto, en este último caso, a las normas de derecho
foral o especial. “
Nosotros acotaremos nuestro estudio y analizaremos la normativa al respecto en la
Comunidad Valenciana.
18
La Comunidad Valenciana ha promulgado la Ley 1/2001, de 6 de abril, por la que
se regulan las Uniones de Hecho, para otorgarles seguridad jurídica y evitar
situaciones de desigualdad.
El ámbito de aplicación de la ley se ciñe a aquellas parejas que convivan de forma
estable e ininterrumpida como mínimo un periodo de 12 meses y se inscriban de forma
voluntaria en el Registro Administrativo de Uniones de Hecho de la Comunidad
Valenciana. Se trata de una inscripción de carácter constitutivo, lo que puede plantear
problemas de choque con las materias reservas en exclusiva a regulación estatal en
virtud del núcleo duro del artículo 149.1.8 CE (esto es, formas de matrimonio).
Curiosamente en el artículo 1.3 se determina que, para que la ley sea de aplicación a
estas uniones se requiere que uno de los miembros de la pareja esté empadronado en
la Comunidad Valenciana.
Esta ley otorga a las parejas de hecho la posibilidad de establecer los pactos que
consideren necesarios como forma de regular su régimen económico y su liquidación
en caso de cese de la convivencia, mediante escritura pública respetando los
principios que se establecen en el artículo de la presente ley.
El artículo 6 de la Ley 1/2001 contiene las formas de extinción de la unión de
hecho: cuando medie común acuerdo entre la pareja, por voluntad unilateral de uno de
los miembros de la unión de hecho debiendo ser notificada al otro miembro por
cualquiera de las formas admitidas en derecho, por muerte de uno de los miembros de
la unión de hecho, por separación de hecho de más de seis meses entre los miembros
de la unión o por matrimonio de uno de los miembros.
Además, en caso de extinción de la unión de hecho, los dos miembros de la misma
están obligados, aunque sea separadamente, a solicitar la cancelación de la
inscripción de la unión.
Observamos que como hemos comentado anteriormente la normativa no hace
mención alguna a las relaciones paterno-filiales, siendo la normativa civil general y con
el tiempo, específica de la Comunidad Valenciana la aplicable.
La jurisprudencia se ha pronunciado a favor de la aplicación analógica de las
normas reguladoras del Código Civil a los hijos (arts. 90 a 94 del Código Civil), de
19
acuerdo con el principio constitucional de igualdad de las filiaciones, ya que, los hijos
comunes de las parejas de hecho siguen siendo comunes, continúen siendo pareja de
hecho sus progenitores o abandonen la convivencia (Pinto, 2008).
En esta polémica que suscita la aplicación analógica de las normas del matrimonio
para resolver conflictos entre los miembros de una unión de hecho, no se puede dudar
que son padres del hijo o hija cuya custodia se debe resolver. Por tanto:
“caben pocas dudas sobre la necesidad de que el aplicador del derecho resuelva
el desacierto técnico del legislador utilizando idénticos criterios, sean cuales sean o
hayan sido las relaciones existentes entre ambos titulares de la patria potestad, los
que también confirman las normas del procedimiento” (García y Otero, 2006: 72).
1.2. La regulación en España de la situación de los hijos menores ante una
crisis de pareja
1.2.1. El art. 92 del Código civil
El Código civil español, en su artículo 92 contempla la regulación jurídica general
de la guarda y custodia de los menores, en caso de conflicto de las relaciones y el
cese de la convivencia de sus progenitores. Entendiendo la guarda como:
“aquella potestad que atribuye el derecho a convivir de forma habitual con los hijos
menores o incapacitados, bien de forma permanente hasta que recaiga nuevo
acuerdo o decisión judicial (atribución unilateral a un progenitor), bien de forma
alterna o sucesiva en los periodos prefijados convencional o judicialmente (guarda
compartida alternativa) y abarca todas las obligaciones que se originan en la vida
diaria y ordinaria de los menores” (Guilarte, 2008:4).
Como resultado de esta conceptualización, podemos admitir la guarda compartida no
como una cotitularidad entre los progenitores. Sino más bien, como una titularidad
sucesiva o alterna. Siendo el guardador, el progenitor a quien le corresponda la guarda
en cada momento (Guilarte, 2008).
El artículo 92 del CC está ligado a la aplicación del artículo 156 y 159 del Código
Civil, los cuales, establecen:
20
“Art. 156: La patria potestad se ejercerá conjuntamente por ambos progenitores o
por uno solo con el consentimiento expreso o tácito del otro. Serán válidos los
actos que realice uno de ellos conforme al uso social y a las circunstancias o en
situaciones de urgente necesidad.
En caso de desacuerdo, cualquiera de los dos podrán acudir al Juez, quien,
después de oír a ambos y al hijo si tuviera suficiente juicio y, en todo caso, si fuera
mayor de doce años, atribuirá sin ulterior recurso la facultad de decidir al padre o a la
madre. Si los desacuerdos fueran reiterados o concurriera cualquier otra causa que
entorpezca gravemente el ejercicio de la patria potestad, podrá atribuirla total o
parcialmente a uno de los padres o distribuir entre ellos sus funciones. Esta medida
tendrá vigencia durante el plazo que se fije, que no podrá nunca exceder de dos años.
En los supuestos de los párrafos anteriores, respecto de terceros de buena fe, se
presumirá que cada uno de los progenitores actúa en el ejercicio ordinario de la patria
potestad o con el consentimiento del otro.
En defecto o por ausencia, incapacidad o imposibilidad de uno de los padres, la
patria potestad será ejercida exclusivamente por el otro.
Si los padres viven separados, la patria potestad se ejercerá por aquel con quien el
hijo conviva. Sin embargo, el juez, a solicitud fundada del otro progenitor, podrá, en
interés del hijo, atribuir al solicitante la patria potestad para que la ejerza
conjuntamente con el otro progenitor o distribuir entre el padre y la madre las
funciones inherentes a su ejercicio.”
“Art. 159: Si los padres viven separados y no decidieren de común acuerdo, el
Juez decidirá, siempre en beneficio de los hijos, al cuidado de qué progenitor
quedarán los hijos menores de edad. El Juez oirá, antes de tomar esta medida, a
los hijos que tuvieran suficiente juicio y, en todo caso, a los que fueran mayores de
doce años.”
Antes de comentar estos artículos debemos hacer alusión al término “patria
potestad”, desde nuestra visión de género, creemos que no debería modificarse el
contenido, pero sí, su denominación para que sea visible la igualdad de los
progenitores tanto en forma como en contenido, respecto a la función jurídica sobre los
hijos e hijas, concretamente de la mujer (Gete-Alonso, 2011).
21
Veamos la semejanza de estos artículos con la nueva redacción del artículo 92 en
su última modificación por la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el
Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio.
La Ley 15/2005 avanza un paso más hacia una guarda y custodia compartida.
Fomenta la corresponsabilidad entre los progenitores, basada en el principio de
igualdad. Busca la asunción por ambos progenitores de las responsabilidades
inherentes a sus hijas e hijos incluyendo de este modo, una visión de género en la
normativa familiar. Aunque, como vamos a comentar, es una guarda y custodia
compartida limitada.
El legislador ha querido dar un salto en la guarda y custodia de menores cuyos
progenitores no conviven encaminándose a unas relaciones entre los menores y sus
progenitores de continuidad y desarrollo de las mismas. Relaciones basadas en un
régimen equitativo e igualitario entre ambos progenitores. Pero cuando lo ha redactado
parece haber dado un paso atrás desde la perspectiva de género. Ha olvidado
modificar el uso masculino que se realiza en el lenguaje jurídico, debido a que:
“el legislador está obligado a velar porque las leyes que aprueba no contengan
elementos directa o indirectamente discriminatorios fue el cambio del término patria
potestad por otro neutral desde la perspectiva de género, pues no cabe duda de
que, a pesar de su carácter tradicional o precisamente por él, evoca al padre y no a
la madre” (García Rubio y Otero Crespo, 2006:73).
Una vez establecido el estado de la cuestión pasaremos analizar el artículo 92
como antecedente a la aplicación en la Comunidad Valenciana en materia de familiar a
la Ley 5/2011, de 1 de abril, de relaciones familiares de los hijos e hijas cuyos
progenitores no conviven.
El artículo 92 establece los casos en los que se podrá establecer la guarda y
custodia exclusiva a uno de los progenitores y la guarda y custodia compartida,
entendiendo por tal una modalidad de custodia, en la cual, los progenitores ejercen las
funciones de representación legal, educación, formación, administración de los bienes
de sus hijas e hijos, de forma alterna (Alascio y Marín, 2007). A lo anterior habrá que
sumar que en estos casos la atribución de vivienda y la pensión de alimentos, se
22
otorga en defecto de pacto de los cónyuges, a los hijos e hijas y a aquel de los
cónyuges “en cuya compañía queden” (García Rubio y Otero Crespo, 2006: 96).
También se regulan los casos de privación de patria potestad si aparece justa
causa en el procedimiento, en relación con el artículo 170 CC, supuestos de privación
de la patria potestad total o parcialmente:
 Mediante sentencia firme
 Por incumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad
 Por causa matrimonial o criminal
De acuerdo con el artículo 92.4 CC los padres (término general no feminista) en
principio pueden llegar aun acuerdo sobre el ejercicio de la guarda y custodia de sus
hijas e hijos en el convenio regulador, aunque el juez se guarda la potestad de poder
decidir en todo momento en beneficio de los menores.
Es en los apartados 5 y 6 del citado artículo donde encontramos los requisitos que
el legislador ha establecido para otorgar la guarda y custodia compartida:
 Los “padres” deben de solicitar la guarda y custodia compartida en la propuesta
del convenio regulador
 Los “padres” durante el procedimiento judicial llegan al acuerdo del ejercicio
compartido de la guarda y custodia
 Si el juez acuerda la guarda y custodia debe fundamentar su decisión y adoptar
las cautelas procedentes
 Procurar no separar a los hermanos (cabría que el beneficio del menor pasase
por su distanciamiento)
 Informe favorable del Ministerio Fiscal
 Oír al menor si tiene suficiente juicio, de oficio (si es necesario), por petición del
Ministerio Fiscal, partes del Equipo Técnico Judicial o del menor
 Valoración de las alegaciones y la prueba practicada en la comparecencia
 Relación de los “padres” entre los mismos y con los menores.
Comprobamos que de acuerdo con los requisitos nombrados si los progenitores no
solicitan conjuntamente la guarda y custodia compartida de los menores el juez no la
otorgará en un principio, aunque si la podrá atribuir si resulta beneficiosa en interés
23
superior del menor. Se trata en todo caso, de intentar que el menor mantenga
relaciones con sus padres y éstos mantengan para con él sus derechos y
obligaciones. De acuerdo con la protección del interés superior del menor como eje de
las decisiones judiciales, se debe estudiar caso por caso según las circunstancias
propias del caso (Alascio, 2011). El interés del menor podemos definirlo como:
“un arquetipo de conducta o actitud que adoptar en las relaciones personales y en
el tráfico jurídico, del que se deduce la regla (jurídica) necesaria para el caso
particular, y sirve para orientar al operador jurídico (particulares, tribunales,
Administración) en la relación de una conducta jurídica que responde a ciertos
valores de orden, justicia, razonabilidad, para casos y circunstancias para los que
no hay un dato normativo más preciso” (Rivero, 2007:68).
Este tipo de regulación, la contenida en los artículos 92.5 y 92.6 del CC, nos hace
plantearnos si es este el camino de la igualdad de las responsabilidades de los
progenitores hacía sus hijas e hijos. Elección escogida por el legislador al redactar
este precepto, facultando a las partes a poder elegir entre custodia compartida o
individual exclusiva en muchos casos, aunque exista la posibilidad de que el juez en
beneficio superior del menor atribuya la custodia compartida. En muchas ocasiones
resulta arduo que los progenitores consensuen una posible custodia compartida,
puesto que están sufriendo una crisis afectiva de sus relaciones. Como resultado de
esta situación a veces es difícil llegar a alcanzar acuerdos, y pensar en el interés
superior del menor.
Por lo tanto, lo anterior nos hace cuestionarnos si en realidad se fomenta la
coeducación y la corresponsabilidad entre los progenitores en este modelo de custodia
compartida. Es más, nos genera la duda de que ésta sea la vía adecuada para que se
cumpla el derecho de cada menor a convivir con sus progenitores en relaciones
basadas en la igualdad.
Es cierto que existe una excepción a estos supuestos, en cuyo caso el juez puede
otorgar la guarda y custodia compartida (artículo 92.8 CC), siempre que se den los
siguientes requisitos:
 Solicitud de uno de los progenitores
24
 Informe favorable del Ministerio Fiscal
 Su fundamento reside en el interés superior del menor
Por lo tanto, en principio parece que, según la redacción del artículo 92 CC si las
partes no solicitan la guarda y custodia compartida, el juez no la otorgará. Entendemos
que puede quedar al albur de los progenitores esta decisión: si los progenitores no
deciden hacerse responsables de sus hijas e hijos menores no se les otorgará la
guarda y custodia compartida.
Sin embargo, el interés superior del menor es el criterio fundamental en el que el
juez ha de centrar su decisión. Así pues, si resulta beneficiosa la custodia compartida
para el menor, el juez puede atribuirla a los progenitores. Debido a que el interés del
menor “se concreta en mantener relaciones con ambos progenitores, a imagen y
semejanza de lo acontecido hasta la crisis convivencial” (Guilarte, 2010).
Un punto de vista, que intenta encaminar la guarda y custodia hacía la continuidad de
relaciones entre progenitores e hijos cuando dejan de convivir todos en el mismo
núcleo familiar. Circunstancia que puede contribuir a que los progenitores eduquen a
sus hijas e hijos conjuntamente.
En el artículo 92.7 CC también se establecen los supuestos en los que no procede
guarda conjunta con causa justificada:
 En caso de que cualquiera de los progenitores esté “incurso en un proceso
penal” (concepto que nos crea dudas sobre su posible significado jurídico en un
procedimiento. Entendemos que no se ha equiparado con una situación
concreta del proceso dejándonos una incertidumbre sobre su legitimidad.
Debido a que si todavía no ha sido condenado puede ser absuelto, pudiendo
entrar en colisión con la presunción de inocencia (García Rubio y Otero
Crespo, 2006)), que se haya iniciado por atentar contra la vida, integridad
física, libertad, integridad moral o libertad e indemnidad sexual del otro
cónyuge o de los “hijos” (hijos e hijas sería un término más adecuado desde la
perspectiva de género).
 En el supuesto en el que el Juez advierta indicios fundados de violencia
doméstica. Aunque si consultamos la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de
diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género,
25
observamos en lo relativo a patria potestad, custodia de menores y régimen de
visitas, el legislador ha establecido alguna discrepancia, ya que, en esta norma
se establece que para la suspensión del ejercicio de la patria potestad o la
guarda y custodia, así como la suspensión del régimen de visitas, el Juez lo
podrá acordar para el inculpado por violencia de género.
Por último en lo relativo al artículo 92 del Código Civil, se establece en su apartado
9 que el Juez, puede de oficio o a instancia de parte, solicitar dictamen de
especialistas cualificados para adoptar alguna de sus decisiones a que se refieren los
apartados anteriores del presente artículo.
1.2.2. Las regulaciones autonómicas
1.2.2.1.
Cataluña
El régimen jurídico que regula el cuidado de las hijas e hijos menores cuando las
parejas se divorcian o separan judicialmente en Cataluña se encuentra establecido en
la Ley 25/2010, de 29 de julio, del libro segundo del Código Civil de Cataluña, relativo
a la persona y familia, en su título III, ”la familia”, capítulo III, los efectos de la nulidad
del matrimonio, del divorcio y de la separación judicial, sección segunda, “cuidados de
los hijos” (e hijas, entendemos que utilizan el término masculino como generalizador,
utilizando por tanto en esta legislación terminología jurídica machista, contribuyendo al
uso continuado de un lenguaje no igualitario que contribuye a relegar a la mujer en un
segundo plano o en un plano ni contemplado), concretamente en los artículos 233-8,
233-9, 233-10, 233-11 CCCat.
De acuerdo con esta regulación el Código Civil Catalán, reconoce la no alteración
de las responsabilidades de los progenitores hacía sus hijos (otro de los términos
sexistas utilizado por la norma catalana, en adelante me referiré como menores o hijas
e hijos) tras un proceso de nulidad, divorcio o separación judicial.
La normativa se basa en el favor filii o interés superior del menor y prevé que sean
los cónyuges los que decidan la forma y ejercicio de la guarda y custodia mediante
pacto en caso de ruptura, ya sea compartida o exclusiva por uno de los progenitores.
26
Los progenitores en el “plan de parentalidad”, establecen las responsabilidades
parentales, la forma y ejercicio de la guarda y custodia de los menores, así como su
educación, debiendo contener el plan de parentalidad unos requisitos fijados por la
norma para su constitución.
Es necesario en este momento hacer alusión al término del que hace uso la norma
catalana “parentalidad”, entendemos que el uso de esta expresión puede querer
neutralizar el lugar del padre desde la perspectiva de género. Dentro de las posibles
funciones de esta terminología cabría “enmascarar la diferencia entre maternidad y
paternidad y así dar a pensar que uno u otro de los padres ocupan cada vez más
frecuente una posición equivalente” (Tamayo, 2011:779).
Continuando con el régimen jurídico que establece la norma catalana, se fija que
en caso de no mediar acuerdo entre los cónyuges, entendemos que será la autoridad
judicial quién fijará el modelo de ejercicio de guarda y custodia dependiendo de lo más
conveniente para el interés del menor.
Por lo tanto, en la legislación autonómica catalana, la guarda y custodia compartida
no se otorgará si los progenitores no están de acuerdo, y como regla general no será
de aplicación por parte de la autoridad judicial sin acuerdo de los progenitores.
Entendemos que la ley catalana no considera la custodia compartida como medida
preferente, por defecto y subsidiaria de la custodia individual (Alascio, 2011).
La norma establece además unos criterios a seguir para determinar la guarda y
custodia de los menores, tanto si existe plan de parentalidad como si es la autoridad
judicial la que deba decidir el régimen a seguir:

La vinculación afectiva entre los hijos y cada uno de los progenitores, así como
las relaciones con las demás personas que conviven en los respectivos
hogares.

La aptitud de los progenitores para garantizar el bienestar de los menores y la
posibilidad de procurarles un entorno adecuado, de acuerdo con su edad.
27

La actitud de cada uno de los progenitores para cooperar con el otro a fin de
asegurar la máxima estabilidad a los hijos (e hijas), especialmente para
garantizar adecuadamente las relaciones de estos con los progenitores.

El tiempo que cada progenitor había dedicado a la atención de los hijos (e
hijas) antes de la ruptura y las tareas desempeñadas para procurarles el
bienestar.

La opinión de los menores.

Los acuerdos en previsión de la ruptura o adoptados fuera de convenio antes
de iniciarse el procedimiento.

La situación de los domicilios de los progenitores, horarios y actividades de los
progenitores y los menores.
Debemos resaltar que en principio existe la obligación de no separar a hermanos
(y hermanas) pero se contempla como excepción.
La norma catalana, contempla además en el artículo 233-11.3 dos supuestos en el
que no podrá atribuirse la guarda a uno de los progenitores. El interés de los menores
determina que queda fuera del ámbito de la custodia el progenitor contra el que se
haya dictado sentencia firme por actos de violencia familiar de los que los hijos (e
hijas) hayan sido o puedan ser víctimas directas o indirectas. Tampoco en los casos
en los que haya indicios fundamentados de que se hayan cometido actos de violencia
familiar de los que los hijos (e hijas) hayan sido o puedan ser víctimas directas o
indirectas.
1.2.2.2.
Aragón
La Ley 2/2010, de 26 de mayo, de igualdad en las relaciones familiares ante la
ruptura de convivencia de los padres, ha sido incluida en el Código de Derecho Foral
de Aragón. El Decreto Legislativo 1/2011, de 22 de marzo, del Gobierno de Aragón,
aprueba, con el título de Código del Derecho Foral de Aragón, el Texto refundido de
las Leyes civiles aragonesas, y ordena que la entrada en vigor de uno y otro tenga
lugar el día 23 de abril de 2011. La refundición se ha hecho en cumplimiento de la
autorización de las Cortes al Gobierno de Aragón, contenida en la disposición final
primera de la Ley 8/2010, de 2 de diciembre, de Derecho civil patrimonial.
28
La guarda y custodia de los hijos e hijas en los supuestos de ruptura de
convivencia entre los padres (progenitores) y en ausencia de pacto de relaciones
familiares se encuentra reglamentada en el capítulo II, sección 3ª del Código Civil
aragonés.
El objetivo principal y el interés que prima en esta normativa es favorecer el mejor
interés de los hijos (e hijas) y promover la igualdad entre los progenitores. Para poder
lograr el mejor interés de los hijos e hijas se configura la custodia compartida, frente la
individual, como norma preferente en beneficio de los menores, exigiendo que ambos
progenitores perciban su responsabilidad continúa, compartida e igualitaria. Lo que
intenta fomentarse es la existencia de unos lazos continuos de afectividad entre los
menores y los progenitores.
El artículo 77 del capítulo II, sección 3ª, subsección 2ª, del Código Civil aragonés
contempla el pacto de relaciones familiares, determinando la posibilidad de que los
padres (progenitores) otorguen un pacto de relaciones familiares, en el cual, se
establezcan el régimen de las relaciones familiares, conteniendo como mínimo:
 El régimen de convivencia o de visitas con los hijos (e hijas).
 El régimen de relación de los hijos (e hijas) con sus hermanos, abuelos y otros
parientes y personas allegadas.
 El destino de la vivienda y ajuar familiar.
 La participación con la que cada progenitor contribuya a sufragar los gastos
ordinarios de los hijos (e hijas), incluidos en su caso los hijos (e hijas) mayores
de edad o emancipados que no tengan recursos económicos propios, la forma
de pago, los criterios de actualización y, en su caso, las garantías de pago.
También se fijarán la previsión de gastos extraordinarios y la aportación de
cada progenitor a los mismos.
 La liquidación, en caso de que proceda, del régimen económico matrimonial.
 La asignación familiar compensatoria, en su caso, que podrá determinarse en
forma de pensión, entrega de capital o bienes, así como la duración de la
misma.
29
El capítulo II, sección 3ª, subsección 3ª, se dedica a la mediación familiar, proceso
en cual, los progenitores pueden someter sus discrepancias a mediación antes de
acudir al ejercicio previo de acciones judiciales.
Es en el capítulo II, sección 3ª, subsección 4ª donde se establecen las “medidas de
aplicación en defecto del pacto de relaciones familiares”, a falta de pacto entre los
padres (progenitores) será el Juez, el que determinará las medidas que regirán las
relaciones familiares tras la ruptura de convivencia entre los progenitores.
Cada uno de los progenitores por separado o de mutuo acuerdo ambos, podrán
solicitar al Juez que la guarda y custodia de los hijos (e hijas) menores sea ejercida de
forma compartida por ambos o por uno solo de ellos.
Es en el artículo 80 donde aparece la custodia compartida preferente:
“El Juez adoptará de forma preferente la custodia compartida en interés de los
hijos (e hijas) menores, salvo que la custodia individual sea más conveniente,
teniendo en cuenta el plan de relaciones familiares que deberá presentar cada uno
de los progenitores…”
El Juez tendrá en cuenta para adoptar su decisión una serie de factores:
 La edad de los hijos (e hijas)
 El arraigo social y familiar
 La opinión de los hijos (e hijas) siempre que tengan suficiente juicio y, en todo
caso, si son mayores de doce años, con especial consideración a los mayores
de catorce años.
 La aptitud y voluntad de los progenitores para asegurar la estabilidad de los
hijos.
 Las posibilidades de conciliación de la vida familiar y laboral de las partes
 Cualquier otra circunstancia de especial relevancia para el régimen de
convivencia
El Código de Aragón contempla en el artículo 80.6 los supuestos en los que no
procederá la atribución de la guarda y custodia a uno de los progenitores, ni individual
ni compartida:
30

Estar incurso en un proceso penal que se haya iniciado por: atentar contra la
vida, integridad física, libertad, integridad moral o libertad e indemnidad sexual
del otro progenitor o de los hijos e hijas y se haya dictado resolución motivada
en la que se constaten indicios fundados y racionales de criminalidad.

Cuando el Juez advierta existencia de indicios fundados de violencia doméstica
o de género
Consideramos la Ley aragonesa, de acuerdo con Torres (2011), una Ley “pionera”
en la custodia compartida, por otorgarle prioridad y carácter preferente en interés de
los hijos (e hijas) menores, en caso de ruptura de la convivencia de los progenitores,
pudiendo compartir la educación y obligaciones de los hijos e hijas de forma igualitaria.
Es un régimen que fomenta “la alternancia de los progenitores en la posición de
guardador y beneficiario del régimen de comunicación y estancia que, en abstracto, les
coloca en pie de igualdad y que garantiza el derecho del menor a ser educado y criado
por sus dos padres” (Guilarte, 2008).
1.2.2.3.
Navarra
El régimen jurídico que regula la guarda y custodia de los hijos e hijas cuando los
“padres” (término que utiliza la ley para referirse a diversos sujetos, aunque desde la
perspectiva de género se debe utilizar “progenitores” porque incluye a madres, padres
o madre y padre) no conviven conjuntamente en la Comunidad Foral de Navarra se
encuentra establecido en la Ley Foral 3/2011, de 17 de marzo, sobre custodia de los
hijos en los casos de ruptura de la convivencia de los padres.
En atención al lenguaje jurídico que utiliza la norma de Navarra, en la Disposición
adicional única establece el uso del masculino como categoría general que se refiere a
diversos sujetos (aunque resulte un uso sexista). Como justificación del uso del
lenguaje sexista, la norma indica que se realiza “por mera economía expresiva y que
se refiere de forma genérica a dichas posiciones incluyendo tanto el caso de que las
ocupen mujeres como que las ocupen hombres con estricta igualdad en sus efectos
jurídicos”.
31
Esta justificación intenta amparar su lenguaje jurídico sexista “por economía
expresiva”. En la práctica contribuye a un único uso masculino, quedando el femenino
relegado a una mera alusión en la Disposición adicional única.
La normativa navarra se fundamenta en el interés superior del menor y en la no
exención de los padres (progenitores) de sus obligaciones con los hijos (hijos e hijas)
cuando no conviven.
En atención al bienestar de los menores y los progenitores se establece la
posibilidad de llegar a un acuerdo entre los padres (progenitores) mediante el recurso
a la mediación familiar. (Artículo 1.3)
Si éstos no llegaran a un acuerdo mediante mediación familiar (artículo 2) habrá
que recurrir a lo disciplinado en el artículo 3 y siguientes de la presente norma, esto
es, a las “medidas de aplicación en defecto del pacto de relaciones familiares”.
Estas medidas contemplan que, en caso de ruptura de la convivencia de los
progenitores, cada uno de los padres por separado, o ambos de común acuerdo,
podrán solicitar al Juez que la guarda y custodia de los hijos e hijas menores o
incapacitados sea ejercida por ambos o por uno sólo de los progenitores.
En el caso que sea solicitada por uno de los progenitores, el Juez puede acordar la
guarda y custodia compartida o individual, oído el Ministerio Fiscal y previos los
dictámenes y audiencias que estime necesario, cuando así convenga a los intereses
de los menores.
La norma fija como factores de decisión del Juez:

La edad de los hijos

La relación entre los progenitores, y en especial, la actitud de cada uno de los
progenitores para asumir sus deberes, respetar los derechos del otro y, en
especial, cooperar entre sí y garantizar la relación de los hijos con ambos
progenitores y sus familias extensas

El arraigo social y familiar de los hijos e hijas
32

La opinión de los hijos e hijas siempre que tengan suficiente juicio y, en todo
caso, si son mayores de doce años, con especial consideración a los mayores
de catorce años

Las aptitudes y voluntad de los progenitores para asegurar la estabilidad de los
hijos

Las posibilidades de conciliación de la vida familiar y laboral de los progenitores

Los acuerdos y convenios que pudieran tener los progenitores

Otras circunstancias de especial relevancia para el régimen de convivencia
La Ley Foral de Navarra contempla en el artículo 8 tres supuestos en los que no
procederá la atribución de la guarda y custodia a uno de los padres (progenitores),
siempre que se cumplan estos requisitos:

Estar incurso en un proceso penal que se haya iniciado por: atentar contra la
vida, integridad física, libertad, integridad moral o libertad e indemnidad sexual
del otro progenitor o de los hijos e hijas.

Que se haya dictado resolución motivada en la que se constaten indicios
fundados y racionales de criminalidad.

Cuando el Juez advierta indicios fundados y racionales de violencia doméstica
o de género.
Concluimos este punto resaltando que, sobre el papel, es una Ley que no llega a
establecer la custodia compartida como preferente o prioritaria, necesitando que sea
solicitada por los dos progenitores o por uno de ellos. Pero sí refuerza la custodia
compartida respecto al Código Civil, puesto que no se necesita informe favorable del
Ministerio Fiscal como requisito obligatorio.
1.2.2.4.
Valencia
La Comunidad Valenciana establece en la normativa autonómica, Ley 5/2011, de 1
de abril, de relaciones familiares de los hijos e hijas cuyos progenitores no conviven, el
carácter preferente de la custodia compartida en caso de ruptura de la convivencia de
los progenitores. En su Exposición de Motivos se establece que en beneficio de los
hijos e hijas y su derecho a mantener una relación equilibrada y continuada con ambos
33
progenitores y el derecho de éstos de proveer a la crianza y educación de los hijos e
hijas menores en el ejercicio de la responsabilidad familiar. De su regulación, así
como de su análisis crítico, nos encargaremos en el siguiente epígrafe.
34
2. La Ley 5/2011, de 1 de abril, de relaciones familiares de los hijos e hijas
cuyos progenitores no conviven
2.1. Introducción
La Ley 5/2011, de 1 de abril de la Comunidad Valenciana, (en adelante Ley
5/2011) ha nacido para dar respuesta a las necesidades de la sociedad valenciana. Al
igual que sucede en el ámbito estatal la conflictividad familiar es un hecho social y
cada vez son más los valencianos y las valencianas que se enfrentan a situaciones de
crisis de pareja existiendo descendencia de por medio. Como consecuencia natural, se
plantea la necesidad de regular qué sucede en los supuestos de conflicto, tanto desde
un punto de vista patrimonial como personal. Dentro de este último elenco de
situaciones, en pleno siglo XXI, ha aumentado la preocupación por el correcto
desarrollo del interés superior de cada menor, y en este sentido se ha buscado la
aprobación de una norma que discipline esta cuestión.
La ley valenciana pretende ser un paso más hacia la equiparación en el ámbito
familiar entre las mujeres y hombres, planteando una regulación basada en criterios
establecidos desde una perspectiva amplia. Se pretende atender a cuáles sean las
relaciones reales entre los progenitores que no conviven y deben atender al interés
superior del menor, estableciendo las obligaciones y los derechos de los progenitores
en igualdad de oportunidades, para que la vida del menor se desarrolle de la mejor
forma posible.
Si esta regulación es una vía para contribuir a la equiparación de la igualdad de
oportunidades entre mujeres y hombres o si fomenta la corresponsabilidad entre los
progenitores dependerá, no sólo de la letra de la ley, sino de la interpretación que se
realice de ésta en la aplicación efectiva que realicen los jueces y juezas en sus
funciones, así como de la forma en que los progenitores ejerzan en la práctica de sus
competencias familiares.
Hay que observar y analizar la jurisprudencia que se ha seguido en las distintas
Comunidades Autónomas hasta el momento en materia de familia. Para saber si existe
una práctica jurídica en derecho de familia basada en la igualdad de trato entre
35
hombres y mujeres, esto es, introduciendo la perspectiva de género en esta práctica
jurídica (cuestión que desarrollaremos en otro apartado del trabajo de investigación).
Hasta hace pocos años, la trayectoria de nuestros tribunales nos desvelan, la
continuación del sistema tradicional, siendo: la titularidad y ejercicio de la patria
potestad otorgada a ambos progenitores en caso de ruptura o no convivencia, y la
guarda y custodia de los menores otorgada a la madre, reconociéndola como
“cuidadora natural” de los hijos e hijas (consecuencia del orden natural de las cosas
establecido por la sociedad patriarcal).
Pero actualmente el sistema jurídico, está en continua evolución y cada vez son
más los seguidores de la “custodia compartida”, fomentando que el hombre y la mujer
asuman sus responsabilidades o la continuidad de las mismas cuando hay una ruptura
con su pareja y existen hijas e hijos menores fruto de su unión afectiva cuando
convivían.
Cualquiera que sea el punto de referencia está claro que el interés jurídico que
prima en los casos de situación de crisis familiar con hijos e hijas es y será el interés
de los menores y el derecho de los mismos a convivir con sus progenitores. Así, la
jurisprudencia mantiene un criterio común, “inspirador de todas y cada una de las
resoluciones: el beneficio del menor, favor filii o bonum minoris. Será este superior
interés de los hijos el que guiará el proceso de toma de decisiones judiciales, y en
definitiva, la adopción del régimen de custodia y visitas más conforme con aquél”
(García Rubio y Otero Crespo, 2006:75).
Una vez se han expuesto las principales líneas de la cuestión, se entiende que la
ley valenciana favorece la asignación del “régimen de convivencia compartida” y la
posibilidad de realizar un “pacto de convivencia” entre los progenitores para evitar o
blindar la posibilidad de suavizar un conflicto en las relaciones familiares y proteger los
intereses de los menores.
Puesto que, las sociedades civilizadas buscan resolver los conflictos familiares
desde el entendimiento, para que esto sea posible, es necesario fomentarlo
jurídicamente en las relaciones paterno-filiales igualitarias.
36
La Ley Valenciana abre un camino hacía una normativización de los
comportamientos entre progenitores desde una perspectiva de género y el fomento de
la extensión del deber de cuidar y atender a los menores, aunque los progenitores no
convivan.
La presente ley objeto de estudio, argumenta que su objetivo es mantener una
relación equilibrada e igualitaria entre los progenitores y la relación con las hijas e hijos
menores para el caso de ruptura de convivencia entre los progenitores.
Se persigue que exista en estos casos unos lazos de unión de forma equitativa y
en igualdad de condiciones entre los progenitores y los hijos e hijas menores, siendo el
desarrollo de la responsabilidad un interés primordial.
En la ley se fomenta la corresponsabilidad y una distribución igualitaria de los roles
entre mujeres y hombres en el ámbito familiar. Recordemos que
“el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las
diferencias que distinguen los sexos” (Scott: 1996).
Puesto que el género es construcción cultural y estudia las diferencias entre los
sexos, dependiendo del contexto histórico y social en que nos encontremos, la
asignación de roles a las mujeres o a los hombres es también una construcción
cultural cambiante y variable.
Las normas también son variables y derogables, e inciden directamente en el
comportamiento de las mujeres y los hombres. El Derecho como disciplina jurídica que
regula las relaciones entre las mujeres y los hombres, debe contribuir también a
normalizar desde una perspectiva de género la vida interna familiar porque de otro
modo las consecuencias ya son conocidas por todos.
Por tanto, “si el derecho es una herramienta del cambio social y su papel resulta
fundamental en el compromiso de los valores, para que los resultados sean óptimos va
a hacerse preciso que derecho y sociedad se muevan de forma acompasada”
(Tamayo, 2011:770).
37
En esta nueva forma del derecho englobamos la principal novedad de la norma
valenciana, el carácter preferente que adquiere el “régimen de convivencia
compartida” (custodia compartida), respecto de las hijas/os menores sujetos a la patria
potestad de sus progenitores que posean la vecindad civil valenciana.
Se trata de un “sistema dirigido a regular y organizar la cohabitación de los
progenitores que no convivan entre sí con sus hijos e hijas menores, y caracterizado
por una distribución igualitaria y racional del tiempo de cohabitación de cada uno de
los progenitores con sus hijos e hijas menores, acordado voluntariamente entre
aquéllos, o en su defecto por decisión judicial.” (Art.3 a) Ley 5/2011)
Medida general, la custodia compartida, que adoptará la autoridad judicial sin que
se necesite que los progenitores de mutuo acuerdo la soliciten, para facilitar la no
creación o resolución de conflictos entre las partes, nos justifica la norma.
Aunque es necesario recordar que siempre primará el interés superior del menor. Por
lo que el juez adoptará la decisión más adecuada de acuerdo con las circunstancias
propias del caso. Ello puede determinar que no sea la custodia compartida el modelo
más adecuado en situaciones concretas.
Frente esta realidad legislativa hay diversas posturas en España, así, la Sentencia
del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 3 de marzo de 2010 donde se
expresa que “…es necesario… un cierto grado de entendimiento y consenso entre los
progenitores para poder ejercer de modo adecuado la responsabilidad parental…el
ejercicio compartido de la guarda y custodia no es el adecuado en supuestos de
conflictividad extrema entre los progenitores...” (Romero, 2011:127)
En este supuesto, tras valorar las condiciones propias, al no haber entendimiento
suficiente entre los progenitores, el juez no atribuyo la guarda y custodia compartida.
Ya que, ante tales circunstancias los progenitores no estaban en situación de ejercer
de forma adecuada la responsabilidad parental conjunta.
Más adelante, en otro epígrafe del trabajo, analizaremos las diferentes posturas
que se adoptan en el panorama jurídico español.
38
2.2. Fundamento competencial
El fundamento competencial de la Generalitat Valenciana para promulgación de la
Ley 5/2011, se encuentra en el Estatuto de Autonomía Valenciano, reformado
mediante la Ley Orgánica 1/2006, de 20 de abril, modificación encaminada al alcance
de mayores cuotas de autogobierno. Se desarrolla así una competencia que a nivel
estatal se encontraría reconocida en el art. 149.1.8 CE.
En virtud de esta reforma se atribuyó competencia exclusiva a la Generalitat para
la conservación, desarrollo y modificación del derecho civil foral valenciano, ex artículo
49.1.2ª14.
En el ejercicio de dicha competencia se aprobó la Ley 10/2007, de 20 marzo, de la
Generalitat, de Régimen Económico Matrimonial Valenciano, modificada por la Ley
8/2009, de 4 de noviembre, de la Generalitat, como paso hacia la elaboración de un
futuro Código Civil foral valenciano.
El 4 de julio de 2011, el Abogado del Estado, en nombre del Presidente del
Gobierno, interpuso recurso de inconstitucionalidad15 contra la Ley 5/2011. Este
recurso se ha fundamentado en la extralimitación de la competencia autonómica
derivada de las previsiones de los citados preceptos del Estatuto de Autonomía de la
Comunidad Valenciana, en la redacción dada por la Ley Orgánica 1/2006, de 10 de
abril, invocando la consiguiente vulneración de la competencia estatal en materia de
Derecho civil del art. 149.1.8 CE. El Abogado del Estado invocó el art. 161.2 CE16 a fin
de que se acordase la suspensión de la Ley impugnada.
Por providencia de 19 de julio de 2011 el Pleno del Tribunal Constitucional, a
propuesta de la Sección Primera, acordó admitir a trámite el recurso de
inconstitucionalidad. Se tuvo por invocado por el Presidente del Gobierno el art. 161.2
14
Art. 49.1.2ª: “1. La Generalitat tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias: 2ª. Conservación,
desarrollo y modificación del Derecho civil foral valenciano.”
15
Recurso de inconstitucionalidad nº 3859/2011, contra la Ley 5/2011, de 1 de abril, de la Generalitat Valenciana, de
relaciones familiares de los hijos e hijas cuyos progenitores no conviven. BOE núm. 178, de martes 26 de julio de 2011.
16
Art. 161.2 CE: “2. El Gobierno podrá impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones
adoptadas por los órganos de las Comunidades Autónomas. La impugnación producirá la suspensión de la disposición
o resolución recurrida, pero el Tribunal, en su caso, deberá ratificarla o levantarla en un plazo no superior a cinco
meses.”
39
CE, lo que, a su tenor y conforme dispone el art. 30 LOTC, produce la suspensión de
la vigencia y aplicación de los preceptos impugnados desde la fecha de interposición
del recurso (4 de julio de 2011) para las partes del proceso y, desde el día en que
aparezca publicada la suspensión en el "Boletín Oficial del Estado", para los terceros.
El día 29 de septiembre de 2011 la representación procesal del Gobierno de la
Generalitat Valenciana y el 3 de octubre de 2011 el Letrado de las Cortes Valencianas,
formularon sus alegaciones, interesando la desestimación del recurso interpuesto.
Mediante otrosí suplican el levantamiento de la suspensión inicialmente acordada.
El Abogado del Estado, con fecha 18 de octubre, evacuó el trámite conferido
interesando que se acuerde el mantenimiento de la suspensión.
El Pleno del Tribunal Constitucional, por Auto de 22 de noviembre de 2011, acordó
levantar la suspensión17 de aplicación de la Ley 5/2011 de la Comunidad Valenciana,
que se produjo con la admisión del mencionado recurso de inconstitucionalidad
promovido por el Abogado del Estado.
Hasta la fecha, el Pleno del Tribunal Constitucional no se ha pronunciado sobre el
fondo del asunto.
2.3. Ámbito de aplicación de la Ley: la vecindad civil valenciana
El ámbito de aplicación de la Ley 5/2011, se encuentra regulado en su artículo 2 de
la Ley. El precepto establece que de acuerdo con el artículo 3.4 del Estatuto de
Autonomía de la Comunidad valenciana y las disposiciones del Título preliminar del
Código Civil, la Ley 5/2011 será de aplicación respecto de los hijos e hijas, sujetos a
autoridad parental de sus progenitores, siempre que éstos ostenten la vecindad civil
valenciana.
Para entender el concepto de vecindad civil valenciana, es necesario que
analicemos, en primer lugar, la regulación común establecida en el Código Civil, y en
17
Recurso de inconstitucionalidad nº3859/2011, en relación con la Ley 5/2011, de 1 de abril, de la Generalitat
Valenciana, de relaciones familiares de los hijos e hijas cuyos progenitores no conviven. BOE núm. 291, de sábado 3
de diciembre de 2011.
40
segundo lugar la regulación específica de la Comunidad Valenciana, presumiendo que
ésta es constitucional.
Hay que tener en cuenta que, la determinación de la vecindad civil es una
competencia exclusiva del estado, dada la reserva de competencia en materia de
elaboración de normas para la resolución de conflictos de leyes (Álvarez, 2010).
De acuerdo con el artículo 14.1 del Código Civil la sujeción al Derecho civil común
o al especial o foral se determina por la vecindad civil, por tanto la vecindad civil no
posee otra eficacia “que determinar el ámbito de aplicación de los distintos derechos
civiles españoles” (Álvarez, 2010:101).
“1. La sujeción al derecho civil común o al especial o foral se determina por la
vecindad civil.
2. Tienen vecindad civil en territorio de derecho común, o en uno de los de derecho
especial o foral, los nacidos de padres que tengan tal vecindad.
Por la adopción, el adoptado no emancipado adquiere la vecindad civil de los
adoptantes.”
De acuerdo con este artículo cuando los dos progenitores tienen la misma
vecindad civil, los hijos e hijas tendrán la misma vecindad que sus padres. Del mismo
modo que se atribuirá a los hijos e hijas la vecindad civil de uno sólo de los
progenitores cuando la filiación sólo se hubiese determinado respecto de un
progenitor. Apreciándose el “predominio del ‹ius sanguinis› como criterio de
determinación de vecindad civil originaria” (Bercovitz, 2001).
También tendrá la misma eficacia a la adopción, el adoptado o adoptada no
emancipado o no emancipada adquiere la vecindad de los adoptantes o adoptante
cuando éstos tengan la misma vecindad civil. También adquiere la vecindad civil del
único adoptante o del adoptante español.
En estos casos, si los progenitores tienen vecindad civil valenciana sus hijas e
hijos también la tendrán.
41
El artículo 14.3 del Código Civil establece las reglas para determinar la vecindad civil
del hijo o hija por filiación natural o adoptiva cuando no se den los presupuestos
anteriores.
Así “3. Si al nacer el hijo, o al ser adoptado, los padres tuvieren distinta vecindad
civil, el hijo tendrá la que corresponda a aquél de los dos respecto del cual la filiación
haya sido determinada antes; en su defecto, tendrá la del lugar del nacimiento, y, en
último término, la vecindad de derecho común.
Sin embargo, los padres, o el que de ellos ejerza o le haya sido atribuida la
patria potestad, podrán atribuir al hijo la vecindad civil de cualquiera de ellos en tanto
no transcurran los seis meses siguientes al nacimiento o a la adopción.
La privación o suspensión en el ejercicio de la patria potestad, o el cambio de vecindad
de
los
padres,
no
afectarán
a
la
vecindad
civil
de
los
hijos.
En todo caso el hijo desde que cumpla catorce años y hasta que transcurra un año
después de su emancipación podrá optar bien por la vecindad civil del lugar de su
nacimiento, bien por la última vecindad de cualquiera de sus padres. Si no estuviera
emancipado, habrá de ser asistido en la opción por el representante legal.”
Este apartado 3 vuelve a incidir en el principio general del art. 14.2 CC: como
criterio subsidiario se establece el del lugar del nacimiento, así pues, el nacido o la
nacida, adquirirá la vecindad civil correspondiente al lugar en el cual hubiese nacido.
Esta regla no es de aplicación cuando únicamente uno de los progenitores es
español, aunque la filiación respecto a este progenitor haya sido determinada después
de la filiación del progenitor extranjero (Bercovitz, 2001).
Por otra parte, el art. 14.3 permite a los progenitores decidir de mutuo acuerdo la
aplicación del criterio subsidiario contenido en el mismo artículo en el plazo previsto.
Otra de las reglas que contiene el art. 14.4 del CC es la no alteración de la
vecindad civil por matrimonio:
“4. El matrimonio no altera la vecindad civil. No obstante, cualquiera de los dos
cónyuges no separados, ya sea legalmente o de hecho, podrá, en todo momento,
optar por la vecindad civil del otro.”
Este apartado favorece la “unidad familiar” de la vecindad civil, permite a los
cónyuges la elección de la vecindad civil entre los mismos mientras no estén
42
separados legalmente o de hecho. De acuerdo con Bercovitz, puede ser difícil probar
la separación de hecho entre los cónyuges.
En el siguiente apartado se establecen dos posibilidades de cambio de vecindad
civil según periodos de residencia:
“5. La vecindad civil se adquiere:
Por residencia continuada durante dos años, siempre que el interesado manifiesta
ser esa su voluntad.
Por residencia continuada de diez años, sin declaración en contrario durante este
plazo.
Ambas declaraciones se harán constar en el Registro Civil y no necesitan ser
reiteradas.”
En último lugar, se establece el apartado 6 como clausula residual:
“6. En caso de duda prevalecerá la vecindad civil que corresponda al lugar del
nacimiento. “
Conforme con lo estudiado podemos decir que, en el apartado 1º se reconoce la
coexistencia del derecho civil común junto con el derecho civil foral o especial. El
apartado 2º y 3º establecen la adquisición de la vecindad civil común y foral. El
apartado 4º establece la no alteración de la vecindad civil por contraer matrimonio. El
apartado 5º regula la adquisición de la vecindad civil por residencia continuada. Y por
último, el apartado 6º establece el criterio a seguir en caso de duda sobre la vecindad:
criterio de lugar de nacimiento (González, 2009).
Si pasamos al ámbito de nuestra comunidad, de acuerdo con la legislación
autonómica se establece en el artículo 3.4 del Estatuto de Autonomía de la Comunidad
Valenciana, la aplicación del Derecho foral civil valenciano:
“El Derecho civil foral valenciano se aplicará, con independencia de donde se
resida, a quién ostente la vecindad civil valenciana conforme a las normas del
Título Preliminar del Código Civil, que será igualmente aplicable para resolver los
conflictos de leyes.”
43
Por tanto, si los progenitores poseen la vecindad civil valenciana, por alguna de las
circunstancias expuestas de acuerdo con el Código Civil y el Estatuto de Autonomía
de la Comunidad Valenciana, será de aplicación la Ley 5/2011.
2.4. Pacto de convivencia familiar
2.4.1. Concepto del Pacto de convivencia familiar
El Pacto de convivencia familiar, surge en la Ley 5/2011 para garantizar los
principios y valores que se plasman en la presente Ley objeto de investigación. Estos
principios se encuentran configurados en la Ley 12/2008, de 3 de julio, de la
Generalitat, de protección integral de la infancia y la adolescencia de la Comunidad
Valenciana. Y son desarrollados en la Ley 5/2011 de la siguiente forma:

El principio de coparentalidad: “Los poderes públicos velarán por la protección
del principio de coparentalidad en el cuidado y educación de los menores, y
garantizarán el derecho de estos a que ambos progenitores participen por igual
en la toma de decisiones que afecten a sus intereses”

El derecho de cada menor: “a crecer y vivir con sus padres, si ambos
manifiestan voluntad y aptitud para la crianza, procurándose en los casos de
separación de los progenitores una convivencia igualitaria con ambos”.

El derecho de cada menor, separado de un progenitor: “a mantener relaciones
personales y contacto directo con ambos progenitores de modo regular”.

El derecho de cada menor: “a mantener relación con sus hermanos, abuelos y
demás parientes próximos o allegados”.
Además de asumir estos principios, la norma establece en su preámbulo que “En la
observancia de estos derechos prevalecerá siempre el mayor interés de cada menor y
la incidencia en su desarrollo psicológico y social”
En atención al interés de cada menor, y a los principios y valores que se reconocen
en la presente Ley, la norma contempla la necesidad de hacer conscientes a los
progenitores de realizar un pacto, en caso de ruptura de la convivencia o de la no
convivencia de los mismos. Un convenio entre los progenitores que establezca un
44
régimen equitativo de las relaciones entre las hijas e hijos y los progenitores. En
atención a todo lo desarrollado el legislador establece el Pacto de convivencia familiar.
El Concepto de Pacto de convivencia familiar, lo encontramos en la Ley 5/2011, en
su artículo 3:
“Por pacto de convivencia familiar debe entenderse el acuerdo, de naturaleza
familiar y patrimonial, adoptado entre ambos progenitores y judicialmente
aprobado, con la finalidad de regular y organizar el régimen de convivencia o de
relaciones, en su caso, así como los demás extremos previstos en esta ley”
Por tanto, se trata de un acuerdo, entre los progenitores, que contiene el régimen
de relaciones entre los progenitores y los hijos e hijas, tanto familiar como patrimonial,
que va a regir entre los mismos, después de dejar de convivir, y que debe ser
aprobado judicialmente.
Como observamos en la norma se hace referencia en todo momento a las
relaciones de hijos e hijas cuyos progenitores que dejan de convivir, así pues,
entendemos que la norma es de aplicación tanto a parejas estables o de hecho como
a uniones matrimoniales, englobando los distintos modelos de familia.
Si
revisamos
las
Leyes
forales
Autonómicas
expuestas
anteriormente,
identificamos la similitud de los conceptos con distinta terminología empleada, puesto
que, en primer lugar Cataluña regula en la Ley 25/2010, de 29 de julio, del libro
segundo del Código Civil de Cataluña, relativo a la persona y familia, en su artículo
233-9 establece y regula el “Plan de Parentalidad”, siendo semejante su contenido al
Plan de convivencia familiar.
En segundo término, en Aragón, cuyo Código del Derecho Foral, en su artículo
77.3 regula y establece el contenido mínimo del “Pacto de relaciones familiares”
siendo similar también al valenciano pero con distinto nombre.
También encontramos una referencia similar en Navarra, cuya Ley Foral 3/2011,
de 17 de marzo, sobre custodia de los hijos en los casos de ruptura de la convivencia
de los padres. En su capítulo III establece las medidas de aplicación en defecto del
45
pacto de relaciones familiares, aunque en esta norma no se establece un artículo
expreso (como el resto de regulaciones autonómicas) para el pacto de relaciones
familiares. Sin embargo, sí se extrae de su contenido, puesto que se trata, del mismo
modo que el concepto valenciano, de un acuerdo entre los progenitores de regulación
de las relaciones familiares entre los mismos y los hijos e hijas, una vez no conviven.
Las distintas Leyes Autonómicas que regulan la guarda y custodia, de los hijos e
hijas en caso de ruptura de la convivencia de los progenitores, utilizan distintas
terminologías, lo que implica mayor complejidad y manifiesta, la clara necesidad de
una unificación de términos (Viñas, 2012). Ahora bien, abarcan convenios que no
siempre tendrán el mismo contenido o alcance.
2.4.2. Regulación del Pacto de convivencia familiar
En el artículo 4 de la Ley 15/2011, se establece la regulación, funcionamiento y
contenido del pacto de convivencia familiar. Así, en su apartado 1 establece el
momento en el que se podrá otorgar el pacto de convivencia familiar, así como, las
posibles partes del mismo y su objeto:
“1. Cuando los progenitores no convivan o cuando su convivencia haya cesado,
podrán otorgar un pacto de convivencia familiar, en el que acordarán los términos
de su relación con sus hijos e hijas.”
Así pues, se establece que el momento o tiempo para otorgar el pacto de
convivencia familiar, será cuando los progenitores dejan de convivir o no conviven. Las
partes que pueden otorgar el pacto son los progenitores, mientras que, el objeto del
mismo es el establecimiento del régimen de relaciones con sus hijas e hijos.
El artículo 4.2 regula el contenido mínimo que deberá establecerse en el pacto de
convivencia familiar, siendo el mismo de carácter familiar y patrimonial:
“2. El pacto de convivencia familiar deberá establecer, al menos, los siguientes
extremos:
a) El régimen de convivencia y/o de relaciones con los hijos e hijas menores para
garantizar su contacto con ambos progenitores.
46
b) El régimen mínimo de relación de los hijos e hijas con sus hermanos y
hermanas, abuelos y abuelas, y otros parientes y personas allegadas, sin perjuicio
del derecho de éstos a ejercer tal relación.
c) El destino de la vivienda y el ajuar familiar, en su caso, así como de otras
viviendas familiares que, perteneciendo a uno u otro progenitor, hayan sido
utilizadas en el ámbito familiar.
d) La cuantía y el modo de satisfacer los gastos de los hijos e hijas.”
De este modo, se establece que el pacto de convivencia familiar, debe contener
respecto al régimen familiar una serie de extremos. Así, el régimen de convivencia de
los hijos e hijas con sus progenitores y el régimen de mínimo de relación de los
menores con sus familiares directos distintos de los progenitores (hermanas,
hermanos, abuelos, abuelas y otros allegados); respecto al régimen patrimonial se
debe establecer, tanto el destino de la vivienda y ajuar familiar, así como la cuantía y
el modo para satisfacer los gastos de las hijas e hijos.
A continuación en el artículo 4.3 se establecen las causas por las cuales se podrá
modificar o extinguir el pacto de convivencia compartida:

Por causas específicas del propio acuerdo

Por mutuo acuerdo

A petición de uno de los progenitores, por circunstancias relevantes

Por iniciativa del Ministerio Fiscal, en su función de protección de los menores
e incapacitados

Por privación, suspensión o extinción de la patria potestad a uno de los
progenitores, sobrevenida al pacto

Por incumplimiento grave o reiterado de las obligaciones establecidas en el
pacto
Para que el contenido del pacto de convivencia familiar, sus modificaciones o
posible extinción produzcan efectos es necesaria su aprobación por la autoridad
judicial, oído el Ministerio Fiscal. (Artículo 4.4 de la Ley 5/2011)
47
2.4.3. Medidas Judiciales
Las medidas judiciales que contiene la Ley 5/2011, están reguladas en el artículo 5
de la misma, serán de aplicación cuando los progenitores no lleguen a un acuerdo y
por lo tanto no otorguen un pacto de convivencia familiar. En estos supuestos, será la
autoridad judicial la que fijará en contenido mínimo que debe contener el pacto, previa
audiencia del Ministerio Fiscal.
Es el artículo 5.2, donde se establece, la norma preferente y de carácter general,
respecto a la guarda y custodia de los menores, para el caso de falta de pacto entre
los progenitores:
“2. Como regla general, atribuirá a ambos progenitores, de manera compartida, el
régimen de convivencia con los hijos e hijas menores de edad, sin que sea
obstáculo para ello la oposición de uno de los progenitores o las malas relaciones
entre ellos.”
Se establece la custodia compartida como regla general en caso de desacuerdo entre
los progenitores, aun oponiéndose uno de los progenitores o habiendo malas
relaciones entre los mismos. Coincidiendo el carácter preferente de la custodia
compartida con la regulación contenida en el Código Foral de Aragón pero difiriendo
con la Ley autonómica de Navarra y Cataluña.
Para poder fijar el régimen de convivencia de cada progenitor, con los hijos e hijas,
los progenitores, deberán presentar una propuesta de pacto de convivencia familiar, y
la autoridad judicial, deberá tener en cuenta los siguientes factores, contenidos en el
artículo 5.3:

La edad de los hijos e hijas. En los casos de menores lactantes, se podrá
establecer un régimen de convivencia provisional, de menor extensión, acorde
con las necesidades del niño o de la niña, que deberá ser progresivamente
ampliado a instancia de cualquiera de los progenitores.

La opinión de los hijos e hijas menores, cuando tuvieran la madurez suficiente
y, en todo caso, cuando hayan cumplido 12 años.
48

La dedicación pasada a la familia, el tiempo dedicado a la crianza y educación
de los hijos e hijas menores y la capacidad de cada progenitor.
Si analizamos la evolución de los usos del tiempo entre las mujeres y los hombres
en la sociedad española, observaremos las diferencias entre ambos:
El tiempo medio destinado por cada española o español en alguna de las
actividades listadas en la tabla 4 difiere sensiblemente según sean mujeres u
hombres. De este modo, cada española en el periodo de tiempo 2009-2010 destina
4,7 horas diariamente al hogar y familia frente a 1,54 horas que destinan los hombres
al hogar y familia diariamente.
Por el contrario, el tiempo destinado por las mujeres al tiempo libre es inferior al de
los hombres. Las mujeres destinan prácticamente 1 hora menos diariamente a estas
actividades.
En la tabla, podemos observar la evolución en el registro de las diferencias en el
uso del tiempo por sexos, en las distintas actividades que se realizan diariamente por
mujeres y hombres, comparando los datos del periodo 2002-2003 con los datos del
periodo 2009-2010.
49
TABLA 4: Diferencias en el uso del tiempo por sexos. España. 18
2009-2010
2002-2003
TOTAL
22h 23´
22h 55´
CUIDADOS
PERSONALES
11h 29´
11h 22´
HOGAR Y FAMILIA
3h 0´
2h 57´
ESTUDIOS
0h 39´
0h 42´
TRABAJO
REMUNERADO
2h 47´
3h 0´
TIEMPO LIBRE
4h 57´
4h 53´
TOTAL
22h 53´
22h 51´
CUIDADOS
PERSONALES
11h 26´
11h 21´
HOGAR Y FAMILIA
4h 7´
4h 24´
ESTUDIOS
0h 39´
0h 43´
TRABAJO
REMUNERADO
2h 9´
1h 57´
TIEMPO LIBRE
4h 32´
4h 26´
TOTAL
22h 54´
23h 0´
CUIDADOS
PERSONALES
11h 33´
11h 24´
HOGAR Y FAMILIA
1h 54´
1h 30´
ESTUDIOS
0h 39´
0h 42´
TRABAJO
REMUNERADO
3h 25´
4h 4´
TIEMPO LIBRE
5h 23´
5h 20´
AMBOS SEXOS
MUJERES
HOMBRES
Fuente: Instituto de la Mujer. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Nota: Los datos expresan la duración media diaria de tiempo utilizada para cada una de las variables pudiendo resultar
un tiempo superior a 24 horas debido a que se pueden solapar las actividades.

18
Los informes sociales, médicos, psicológicos y demás que procedan.
Instituto de la Mujer. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, www.inmujer.es
50

Los supuestos de especial arraigo social, escolar o familiar de los hijos e hijas
menores.

Las posibilidades de conciliación de la vida familiar y laboral de los
progenitores.
Es necesario incluir la “conciliación” en la realización de todas las actividades en
cualquier ámbito a los hombres. Para que haya un reparto equitativo de las actividades
de hombres y mujeres, y una igualdad material. Ya que hay que tener en cuenta que el
reconocimiento formal de la igualdad y la conciliación existe. Es necesario abandonar
la creencia histórica de que las mujeres deben o pueden de asumir todo tipo de
actividades. Y al mismo tiempo las mujeres deben delegar actividades de la vida
doméstica y familiar en los hombres. Resulta ineludible una mayor concienciación por
parte de los hombres para conseguir la igualdad. El reparto de roles tiene que ser más
igualitario entre mujeres y hombres y de esta forma puede que la custodia compartida
sea concebida como la forma más idónea cuando los progenitores no conviven o dejan
de convivir y se proteja de la mejor manera el interés de lo menores. En este sentido,
“La responsabilidad compartida del cuidado de los hijos, pues concierne a la
conciliación como proyecto político. Además favorece una mejor organización,
aumenta la productividad y la autonomía” (Papí, 2005).

La disponibilidad de cada uno de ellos para mantener un trato directo con cada
hijo o hija menor de edad.

Cualquier otra circunstancia relevante a estos efectos.
Por otra parte, se establece en el artículo 5.4, el supuesto en el cual, la autoridad
judicial podrá otorgar el régimen de convivencia individual a uno sólo de los
progenitores, entendiendo por custodia individual:
“Por régimen de convivencia individual debe entenderse una modalidad
excepcional de régimen de convivencia, consistente en la atribución de la
cohabitación con los hijos e hijas menores a uno sólo de los progenitores de
manera individual, sin perjuicio del derecho del otro progenitor a disfrutar de un
régimen de relaciones con sus hijos o hijas menores adaptado a las circunstancias
del caso.” (Art.3 de la Ley 5/2011)
51
La autoridad judicial podrá acordar este régimen de convivencia individual para
garantizar el interés superior del menor, cuando lo estime necesario, a la vista de los
informes sociales, médicos, psicólogos y demás necesarios.
En caso de que se establezca este régimen, la Ley regula que deberá establecerse
por la autoridad judicial un régimen de relaciones familiares para garantizar el contacto
de los hijos e hijas con los progenitores, de acuerdo con las circunstancias propias del
caso. La Ley 5/2011 fija en el artículo 3 el concepto de relaciones familiares:
“debe entenderse el sistema dirigido a regular y organizar el contacto, las
estancias, visitas y comunicaciones entre los progenitores y sus hijos e hijas
menores, cuando no exista convivencia.”
El régimen de convivencia puede ser modificado por la autoridad judicial, de acuerdo
con las circunstancias particulares del caso, el control periódico que se establezca
sobre la situación familiar y los informes que se emitan. Por tanto, no es un régimen de
convivencia cerrado, sino que dependiendo del caso concreto y sus circunstancias
puede variar y ser alterado o modificado.
Del mismo modo que establecen las Leyes Autonómicas de Navarra, Aragón y
Cataluña, la Ley 5/2011 establece los supuestos en los cuales, no procederá el
régimen de convivencia a uno de los progenitores, cuando se cumplan los siguientes
requisitos:

Estar incurso en un proceso penal que se haya iniciado por: atentar contra la
vida, integridad física, libertad, integridad moral o libertad e indemnidad sexual
del otro progenitor o de los hijos e hijas.

Que se haya dictado resolución motivada en la que se constaten indicios
fundados y racionales de criminalidad.

Cuando el Juez advierta indicios fundados y racionales de violencia doméstica
o de género.
Aunque se podrá revisar la ordenación de las relaciones familiares, que se haya
otorgado en estos casos, cuando se dicte resolución judicial que ponga fin al
procedimiento, con efectos absolutorios.
52
Coincidiendo esta regulación de la Ley 5/2011, con la contenida en el Código Foral
de Aragón, la cual, establece que en los casos de atribución de guarda y custodia
previstos en el artículo 80.6 (supuestos en los que no procederá la atribución de la
guarda y custodia a uno de los progenitores) serán revisables en los supuestos de
sentencia firme absolutoria.
2.5 Régimen económico
En la materia que nos ocupa en este trabajo de investigación, debe prevalecer el
interés superior del menor ante los interés de los progenitores pero no significa que no
deban resolverse de forma directa las medidas económicas (Sole e Ysàs, 2011).
En este punto, la norma se ocupa de regular el funcionamiento y atribución de
aquellos bienes patrimoniales que han sido comunes durante el régimen de
convivencia que han mantenido los progenitores y los hijos e hijas. Dentro de estos
bienes de carácter patrimonial entendemos que se encuentran: la vivienda de uso
familiar que han establecido los progenitores, los bienes uso doméstico y ajuar de la
familia, así como aquellos bienes de coste económico que sean comunes entre los
progenitores.
Por otro lado, también se incluye dentro del régimen económico, la regulación de
las cargas familiares, esto, aquellos gastos que se originan en el buen desarrollo de
los hijos e hijas de los progenitores. Tales gastos pueden ser: educación respecto al
sistema educativo y actividades anexas al mismo que ya desarrollaban los menores
antes de la ruptura de convivencia de los progenitores, alimentación, actividades de
tiempo de ocio que fueron pactadas por los progenitores antes de su cese de la
convivencia, gastos sanitarios no cubiertos por el Sistema de Sanidad Pública,
vestidos y accesorios de aseo u otros gastos de uso frecuente y necesarios, así como
gastos excepcionales que puedan surgir en circunstancias no comunes.
Pues bien, en la Ley 5/2011, todos estos bienes de carácter patrimonial y gastos
económicos, se agrupan entorno a unos conceptos específicos y cada uno teniendo
una regulación propia. Los conceptos del régimen económico que se fijan en la Ley
5/2011 son:
53

Uso de la vivienda familiar

Ajuar familiar

Gastos ordinarios

Gastos extraordinarios
2.5.1
Conceptos
Una vez establecidos los conceptos que engloban el régimen económico de la Ley
5/2011, pasamos a identificar el contenido de cada uno y su significado. De acuerdo
con el contenido de la Ley y el artículo 3 de la misma podemos definirlos de la
siguiente forma:

Vivienda familiar: Aquella que se ha utilizado por los progenitores y los
menores mientras han convivido.

Ajuar familiar: Bienes comunes de los progenitores durante su convivencia, que
normalmente figuran en la vivienda familiar.

Gastos ordinarios: “Aquellos que los hijos e hijas menores precisen de forma
habitual a lo largo de una anualidad y cuyo devengo sea previsible en dicho
período. Se entenderán siempre incluidos los relativos a alimentación, vestido,
educación y cualesquiera otros que los progenitores pacten como tales o que
estén consolidados antes del cese de su convivencia.” (Artículo 3 apartado e)

Gastos extraordinarios: “los que puedan surgir en relación con los hijos e hijas
menores de forma excepcional” (Artículo 3 apartado f)
2.5.2
Regulación
El régimen económico cuando los progenitores no conviven o dejan de convivir y
tengan descendencia, se regirá por lo estipulado en los artículos 6 y 7 de la Ley
5/2011 a falta de pacto entre los progenitores.
El artículo 6.1 de la Ley 5/2011, contiene la regulación a seguir en defecto de pacto
entre los progenitores, respecto al uso de la vivienda y del ajuar familiar.
En cuanto al uso de la vivienda familiar, en caso de régimen de convivencia
compartida, la preferencia del uso de la vivienda familiar se atribuirá en función de lo
54
más conveniente para los hijos e hijas menores, teniendo en cuenta la compatibilidad
de este uso, con el progenitor que tuviese mayores dificultades de acceso a otra
vivienda.
En el caso de que el uso de la vivienda se establezca a favor del progenitor no
titular de la vivienda y la misma fuese privativa del otro progenitor o común de ambos,
se fijará una compensación por la pérdida del uso y disposición de la misma a favor
del progenitor titular o cotitular no adjudicatario.
Para establecer la compensación, se tendrán en cuenta las rentas pagadas por
alquileres de viviendas similares en la misma zona y las demás circunstancias propias
del caso.
Esta compensación, podrá ser computada, en todo o en parte, como contribución a
los gastos ordinarios con el consentimiento de quien tenga derecho a ella o en virtud
de decisión judicial. En caso de atribución de convivencia individual, se seguirá el
mismo régimen jurídico.
Las reglas específicas sobre el uso de la vivienda familiar, se regulan en el artículo
6.2, 6.3 y 6.4 de la Ley 5/2011, de acuerdo con el mismo se establece:

No se adjudicará una vivienda, aunque hubiera sido la residencia familiar
habitual hasta el cese de la convivencia entre los progenitores, si es de
carácter privativo del progenitor no adjudicatario o común de ambos y el
progenitor al que se adjudica fuera titular de derechos sobre una vivienda que
le faculten para ocuparla como tal residencia familiar, excepto acuerdo en
contrario de los progenitores.

Si durante la ocupación como vivienda familiar de la perteneciente al otro
progenitor o a ambos, se incorporasen al patrimonio del cónyuge adjudicatario
derechos sobre una vivienda que le faculten para ocuparla. El
cónyuge
adjudicatario, cesará en el uso de la vivienda familiar que ocupase hasta tal
momento, salvo acuerdo entre los progenitores y previa decisión judicial en su
caso.
55

En todos los supuestos mencionados, la atribución de la vivienda tendrá
carácter temporal y la autoridad judicial fijará el periodo máximo de dicho uso,
sin perjuicio de que tal uso pueda cesar o modificarse, en virtud de decisión
judicial, cuando concurran circunstancias que lo hagan innecesario o abusivo y
perjudicial para el progenitor titular no adjudicatario.

El régimen jurídico establecido en el artículo 6 de la Ley 5/2011, no será de
aplicación a las viviendas que se disfruten como segunda o ulteriores
residencias.
El artículo 6 en sus apartados 5 y 6 establece el régimen jurídico del ajuar familiar,
de acuerdo con cual, el ajuar familiar permanecerá en la vivienda familiar, salvo que en
el pacto de convivencia familiar o por resolución judicial, se determine la retirada de
bienes privativos que formen parte de él.
El progenitor que no haya resultado adjudicatario de la vivienda tendrá derecho a
retirar sus efectos personales, en un plazo de tiempo establecido por la autoridad
judicial.
En el caso de que, se decida que ninguno de los progenitores permanezca en la
vivienda familiar, se efectuará el reparto de los bienes que compongan el ajuar familiar
y de los demás, sean comunes de los progenitores o privativos de uno u otro de ellos,
de acuerdo con la legislación que les sea aplicable y previo acuerdo de aquéllos o
resolución judicial en otro caso.
Respecto a los gastos en atención y cuidado a las hijas e hijos, siguiendo la
regulación del artículo 7 de la Ley 5/2011, se establece que será fijado en el pacto de
convivencia familiar y en defecto de acuerdo entre los progenitores, será la autoridad
judicial quién lo determine.
La autoridad judicial, decidirá el modo concreto en que hayan de ser satisfechos
los gastos de atención a los hijos e hijas menores, según el régimen de convivencia
con los hijos e hijas menores, que se haya establecido. (Artículo 7.4)
La autoridad judicial determinará la cantidad a satisfacer en concepto de gastos
ordinarios en atención a los hijos e hijas, en función de los recursos económicos de
cada progenitor y las necesidades de los hijos e hijas menores. (Artículo 7.1 y 7.2 de la
56
Ley 5/2011). Debido a la inclusión de la mujer en el ámbito laboral, los recursos
económicos de hombres y mujeres, han variado mucho en los últimos años pero la
tasa de actividad laboral femenina sigue siendo sensiblemente inferior a la masculina,
aunque por otra parte, la tasa de paro es prácticamente igual entre ambos sexos,
siendo un poco superior la de los hombres. Observemos la tabla 5:
TABLA 5: Ocupados y parados por sexo. Tasa de actividad y paro. España,
Comunidad Valenciana y provincia Castellón. 2012 TI (valores absolutos en
miles y tasas en porcentaje) 19
MUJERES
HOMBRES
OCUPADAS
PARADAS
T.A.
T.P.
OCUPADOS
PARADOS
T.A.
T.P.
ESPAÑA
7,905.9
2,615.7
53.35
24.86
9,527.3
3,023.8
66.86
24.09
C.V.
820.2
294.7
52.62
26.43
992.2
386.7
67.09
28.05
PRO.CASTELLÓN
95.0
32.1
52.60
25.26
115.3
50.4
66.98
30.44
Fuente: Instituto Nacional de Estadística.
En cuanto a los gastos extraordinarios, se estará a lo que hubieran pactado los
progenitores. En defecto de pacto, la autoridad judicial fijará el modo en que deberán
ser sufragados. En todo caso, con carácter general:
“Los gastos necesarios de educación y formación no cubiertos por el sistema
educativo y los de salud no cubiertos por la Seguridad Social o por cualquier otra
mutualidad u organismo al que pudieran estar afiliados los hijos e hijas menores,
tendrán que ser sufragados obligatoriamente por ambos progenitores en la
proporción que establezca la autoridad judicial” (artículo 7.3 de la Ley 5/2011)
Por lo tanto, se concreta un régimen patrimonial, el cual, no establece la atribución
autonómica del uso de la vivienda familiar por razón de la guarda de las hijas e hijos
menores y siendo el mismo de carácter temporal. Siendo el criterio general, el interés
19
Instituto Nacional de Estadística, www.ine.es
57
superior del menor y la mayor dificultad de acceso a otra vivienda por uno de los
progenitores.
Contemplándose una compensación económica cuando el uso de la vivienda
familiar sea atribuido al progenitor no titular o sea titularidad de ambos, y remitiéndose
para su cálculo al valor de las rentas pagadas por alquileres de viviendas de las
mismas características, permitiendo su computación como contribución a los gastos
ordinarios (Viñas, 2012).
Siendo un régimen establecido para los casos de ruptura de convivencia, en los
que existan hijas e hijos menores y rigiéndose los demás supuestos por el régimen
del Código Civil. (Disposición final segunda de la Ley 5/201120)
20
Disposición final segunda de la Ley 5/2011: “El Código Civil se aplicará con carácter supletorio, en defecto de la
presente ley, en todas las materias reguladas por ésta.”
58
3.
Jurisprudencia
En este punto, estudiaremos la jurisprudencia española, valenciana y, en especial,
la castellonense, para observar los criterios de atribución de la guarda y custodia
compartida o convivencia compartida que se han venido estableciendo. Aunque no
constituyen jurisprudencia en sentido propio, dentro de este apartado incluiremos
alguna resolución de Primera Instancia, por resultarnos de interés en el tema que nos
ocupa -serán incluidas
en la tabla de jurisprudencia-. Somos conscientes de la
imposibilidad de abarcar de modo omnicomprensivo todas las decisiones de la
materia. Por ello, simplemente destacaremos algunas de ellas, a modo de muestra de
laboratorio.
3.1.
Ámbito estatal
En primer lugar, estudiaremos el supuesto resuelto por el Auto de JPI Madrid, núm.
28, 19.7.2007, el cual nos parece interesante referirnos por la atribución de guarda y
custodia compartida que se acuerda en la misma y la no fijación de una pensión
compensatoria a favor de la parte demandada. Como argumento del Auto favorable a
la custodia compartida se refiere el Juzgado de Primera Instancia: “a través del
sistema de Custodia Compartida se garantiza a los hijos la posibilidad de disfrutar de
la presencia de ambos progenitores, pese a la ruptura de la relación de aquellos
siendo tal presencia similar y constituyente el modelo que más se acerca a la forma de
vivir de los hijos durante la convivencia de pareja de sus padres, por lo que la ruptura
es menos traumática”. Además de cumplirse con los requisitos establecidos en el
artículo 92 del Código Civil en los supuestos de Custodia Compartida: informe
favorable del Ministerio Fiscal, sistema más favorable y beneficioso para los menores
como resultado de la prueba practicada (pericial psicosocial e interrogatorio de las
partes). En el presente Auto, se desestima la pretensión de una pensión
compensatoria a favor de la parte demandada por importe de 1.500 euros, debido a
que la pensión compensatoria “no puede entenderse como una renta o pensión
circunstancia y limitado” y atendiendo a las circunstancias concretas de la parte
demandada se indica “que se encuentra plenamente incorporado al mercado de
trabajo, además no queda acreditado que el mismo haya sacrificado su vida
59
profesional en aras de la matrimonial”, no concurriendo los requisitos fijados en el
artículo 97 del Código Civil21.
Del mismo modo, en la STPI Palma de Mallorca, núm.20, 22.1.2009, por el
cumplimiento de los requisitos del artículo 92 del Código Civil se atribuye la guarda y
custodia compartida sobre el menor a ambos litigantes. En este caso era la parte
demanda la que solicitó la guarda y custodia compartida, concurre informe favorable
del Ministerio Fiscal, interrogatorio favorable a este régimen de guarda y custodia a los
litigantes, acreditada la idoneidad de ambos progenitores para atender a las
necesidades del menor, ya que éste había sido el aprobado provisionalmente en el
Auto de medidas provisionales adoptado anteriormente.
En segundo lugar, conviene estudiar la Recurso de apelación que se planteó ante
la Audiencia Provincial de Zaragoza, sec. 2ª, 30.3.2012, que dio lugar a una sentencia
en la que se atribuye a ambos progenitores la guarda y custodia compartida de su hijo,
de acuerdo con las modificaciones que supuso en derecho foral aragonés la entrada
en vigor de la mencionada “Ley 2/2010, de 26 de mayo, de igualdad en las relaciones
familiares ante la ruptura de convivencia de los padres”, la Audiencia ha fundamentado
sus decisiones en base a los nuevos criterios introducidos en Derecho Foral de
Aragón, “…ha establecido la preferencia legal por la custodia compartida, al considerar
que esta forma de custodia es más beneficiosa para el interés del menor y más
respetuosa con los derechos de los progenitores, lo que implica que al estar
configurada como regla general, el juez podrá optar la individual cuando sea más
conveniente para el menor, justificando adecuadamente esta opción, ello por el
contrario no implica que la custodia compartida opere de manera automática, sino que
21
Art. 97 CC: “El cónyuge al que la separación o el divorcio produzca un desequilibrio económico en relación con la
posición del otro, que implique un empeoramiento en su situación anterior en el matrimonio, tendrá derecho a una
compensación que podrá consistir en una pensión temporal o por tiempo indefinido, o en una prestación única, según
se determine en el convenio regulador o en la sentencia. A falta de acuerdo de los cónyuges, el Juez, en sentencia,
determinará su importe teniendo en cuenta las siguientes circunstancias:
1ª Los acuerdos a que hubieran llegado los cónyuges.
2ª La edad y el estado de salud.
3ª La cualificación profesional y las probabilidades de acceso a un empleo.
4ª La dedicación pasada y futura a la familia
5ª La colaboración con su trabajo en las actividades mercantiles, industriales o profesionales del otro cónyuge.
6ª La duración del matrimonio y de la convivencia conyugal.
7ª La pérdida eventual de un derecho de pensión.
8ª El caudal y los medios económicos y las necesidades de uno y otro cónyuge.
9ª Cualquier otra circunstancia relevante.
En la resolución judicial se fijarán las bases para actualizar la pensión y las garantías para su efectividad”
60
en caso de solicitarse la individual por cualquiera de los progenitores deberá realizarse
el necesario estudio de las circunstancias concurrentes en el caso debatido…”
De acuerdo con el principio básico e inspirador de la norma foral, el interés
superior del menor, el informe psicosocial que recoge las buenas condiciones de
ambos progenitores para la crianza del menor, la capacidad de ambos progenitores
para llegar a acuerdos, la no existencia de prueba que desacredite la conciliación de la
vida familiar y laboral de los progenitores, son los requisitos necesarios en este caso
concreto para que la Audiencia Provincial revoque la Sentencia apelada y fije la
guarda y custodia compartida del menor.
En atención al interés superior del menor, encontramos un supuesto interesante de
estudio la Sentencia de la Audiencia Provincial de Tarragona, sec. 1ª, 3.5.2011,
resultado del recurso de apelación interpuesto por la madre actora, contra la sentencia
de instancia. En la misma es de resaltar la decisión de la Audiencia, otorgando la
custodia compartida aunque ninguna de las partes haya solicitado la custodia
compartida “…toda vez que el Tribunal goza de amplias facultades para acordar lo que
proceda en interés del menor…”. Se otorga la custodia compartida, en base a la buena
cualificación de los progenitores para ejercerla, ya que, han venido compartiendo las
tareas y funciones relativas desde antes de la ruptura y las ventajas para la evolución
y desarrollo del menor probadas durante el proceso judicial.
En atención a la consideración ya tenida en cuenta sobre el interés del menor y los
pactos realizados por los progenitores en atención a la guarda y custodia de los
menores cuando éstos dejaron de convivir se dicta la STS, 1ª, 27.4.2012
desestimando el recurso de casación presentado por el padre. Una de sus peticiones
es la guarda y custodia compartida de los menores. En el supuesto los progenitores
cuando dejaron de convivir pactaron la atribución de la guarda y custodia individual de
los menores a la madre, así como las demás circunstancias controvertidas entre los
progenitores. Las circunstancias de los menores y los progenitores no han sufrido
ninguna modificación y todas las instancias recurridas han tenido en cuenta los
intereses de los menores. Por tanto el TS “ha valorado los informes que constan en los
autos y ha considerado que lo más adecuado para el menor era el mantenimiento del
régimen acordado por sus progenitores en el procedimiento de separación.”
61
En tercer lugar, cabe mención la Sentencia de JPI Sevilla, núm.7, 8.4.2011, por
sus referencias a la vecindad civil y a la diversidad de normativa española sobre los
mismos hechos o actos, circunstancia y valoración en la que coincidimos plenamente.
El supuesto versa sobre una pretensión de divorcio con medidas, concurriendo los
requisitos necesarios y el cese temporal establecido en el art. 81 Código Civil22 y en
conformidad con el art.91 del CC23, solicitando la demandante la custodia individual de
los menores. El Auto desestima esta pretensión, establece el modelo de guarda y
custodia compartida, manifestando que para su atribución (el modelo) es lamentable
que: “la actual situación legislativa que se produce en España, donde coexisten
normativas francamente contradictorias, dependiendo en definitiva, de la vecindad civil
del justiciable la aplicación de una u otra.”
Muestra de esta valoración de la Audiencia Provincial, es como hemos mostrado
en apartados anteriores, las diferencias entre las normativas forales y nacionales, en
cuanto al lenguaje jurídico machista en algunos casos, lenguaje jurídico distinto para
los mismos conceptos o regulaciones distintas para los mismos hechos.
En este caso, se atribuye la custodia compartida, de acuerdo con el artículo 92.824 del
Código Civil, informe favorable del Ministerio Fiscal, solicitud de uno de los
progenitores, informe favorable y aconsejable por las circunstancias propias del caso,
del Equipo Psicosocial a que ambos padres compartan la guarda y custodia de los
menores, y que resulta el más idóneo para el interés de los menores.
22
Art 81 CC: “Se decretará judicialmente la separación, cualquiera que sea la forma de celebración del matrimonio:
1º A petición de ambos cónyuges o de uno con el consentimiento del otro, una vez transcurridos tres meses desde la
celebración del matrimonio. A la demanda se acompañará una propuesta de convenio regulador redactada conforme el
artículo 90 de este Código.
2º a petición de uno solo de los cónyuges, una vez transcurridos tres meses desde la celebración del matrimonio. No
será necesario el transcurso de este plazo para la interposición de la demanda cuando se acredite la existencia de un
riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del cónyuge
demandante o de los hijos de ambos o de cualquiera de los miembros del matrimonio.
A la demanda se acompañará propuesta fundada de las medidas que hayan de regular los efectos derivados de la
separación.”
23
Art. 91 CC: “En las sentencias de nulidad, separación o divorcio, o en ejecución de las mismas, el Juez, en defecto
de acuerdo de los cónyuges o en caso de no aprobación del mismo, determinará conforme a lo establecido en los
artículos siguientes las medidas que hayan de sustituir a las ya adoptadas con anterioridad en relación con los hijos, la
vivienda familiar, las cargas del matrimonio, liquidación del régimen económico y las cautelas o garantías respectivas,
estableciendo las que procedan si para alguno de estos conceptos no se hubiera adoptado ninguna. Estas medidas
podrán ser modificadas cuando se alteren sustancialmente las circunstancias.”
24
Art. 92.8 CC: “8. Excepcionalmente, aun cuando no se den los supuestos del apartado cinco de este artículo, el
Juez, a instancia de una de las partes, con informe favorable del Ministerio Fiscal, podrá acordar la guarda y custodia
compartida fundamentándola en que sólo de esta forma se protege adecuadamente el interés superior del menor.”
62
En cuarto lugar, estudiaremos supuestos de guarda y custodia individual. La
Sentencia de la Audiencia Provincial La Coruña, sec. 4ª, 5.4.2011, como consecuencia
de la presentación y admisión de un recurso de apelación, interpuesto por el padre
contra la sentencia de instancia, en la que solicita la guarda y custodia individual del
menor además de otras pretensiones.
En cual, se considera “un cambio tan radical lo consideramos perjudicial para el
niño dada su temprana edad”, un cambio de custodia de la madre al padre o para la
custodia compartida, además no se cuenta con informe favorable del Ministerio Fiscal
para estas modalidades de custodia (individual exclusiva al padre o compartida).
Por otro lado, la SAP Jaén, sec. 3ª, 9.12.2011, estima el recurso de apelación
interpuesto por la esposa divorciada, manifestando que se había atribuido la custodia
compartida en la resolución recurrida, entendiendo que en la misma “se había
vulnerando el art. 92.8 del CC, la doctrina jurisprudencial y existe una errónea
valoración de la prueba”. Por tanto, se otorga la guarda y custodia individual a la
madre, debido al informe desfavorable sobre custodia compartida del Ministerio Fiscal,
voluntad manifiesta del menor de permanecer con su madre, existencia de un acuerdo
entre las partes donde manifestaban la voluntad de la guarda y custodia del menor a
favor de la madre. En relación a la aplicación del artículo 92.8 del CC se encuentra la
STS, 1ª, 25.5.2012, en la cual se valora que se realizó en la anterior resolución una
ponderación racional del artículo pero no se tubo en cuenta los informes psicosociales
que habían ya aconsejado la guarda y custodia compartida, además el TS considera
que la sentencia recurrida no motiva suficiente su negativa a la custodia compartida.
Por tanto, el TS atribuye la custodia compartida de los menores en atención a “las
circunstancias laborales del padre y de la madre, la disponibilidad horaria de ambos
resulta semejante y no produce ningún inconveniente para la protección del interés de
los hijos, El informe psicosocial del equipo del juzgado de 1ª instancia nº 12 de Palma
de Mallorca llega a la conclusión que puede ser beneficioso para los niños este tipo de
guarda” y el pronunciamiento del Ministerio Fiscal “"está de acuerdo con la adopción
de la medida de la guarda y custodia compartida”. En relación a la misma citar, STS,
1ª, 11.3.2010.
La STS, 1ª, 21.5.2012 estima el recurso de casación ante la AP de Madrid, sección
24ª por Dª Juliana, el cual expone que la SAP infringe lo dispuesto en el Art. 96 CC ,
pues se realiza al cónyuge en cuya compañía no queda la hija común, menor de edad.
Cuya sentencia atribuye la guarda y custodia de la menor a la recurrente (el otro
63
progenitor tiene una orden de protección contra la progenitora por motivo de un
episodio de violencia y medidas de protección hacía la menor), pero no el uso de la
vivienda familiar, diciendo: “procede desestimar el segundo motivo del recurso relativo
a la petición del uso del domicilio familiar, pues no se suplicó en la demanda al órgano
judicial de la primera instancia; luego no puede ser petición ex novo en esta alzada y
no puede ser motivo del recurso ya que el órgano "a quo" fue congruente con las
peticiones de las partes según obliga el Art. 218 LEC”
El TS fundamenta su decisión de acuerdo con: “El Art. 91 CC establece que "en las
sentencias de nulidad, separación o divorcio, [...], el Juez, en defecto de acuerdo de
los cónyuges [...] determinará conforme a lo establecido en los artículos siguientes las
medidas que hayan de sustituir a las ya adoptadas con anterioridad en relación con los
hijos, la vivienda familiar [...](énfasis añadido)" . En aplicación de esta norma, el Art.
774. 4 LEC repite que el juez determinará en su propia sentencia, en defecto de
acuerdo de los cónyuges, las medidas relativas a la vivienda familiar.”
3.2
Comunidad Valenciana
En cuanto a la Comunidad Valenciana es interesante resaltar en primer lugar, un
supuesto en el que concurre una de las causas en las que no procederá el régimen de
convivencia a uno de los progenitores, de acuerdo con la Ley 5/2011, de 1 de abril, de
relaciones familiares de los hijos e hijas cuyos progenitores no conviven, la SAP
Valencia, sec.10ª, 4.1.2012 en la cual se desestima la pretensión del apelante, quien
instaba a que se atribuyera la guarda y custodia compartida del hijo menor de ambos
progenitores, pretensión desestimada, continuando ostentando la guarda y custodia
del menor la madre. Los fundamentos que justifican la Sentencia son las
circunstancias propias de caso, y en aplicación del apartado 4º del art.5 de la Ley
5/2011, en cual se faculta a la autoridad judicial para otorgar a uno sólo de los
progenitores el régimen de convivencia con el menor cuando sea necesario para
garantizar el interés superior del menor, de acuerdo con los informes que procedan.
En el supuesto que nos ocupa, justifica la decisión judicial: la interrupción de la
convivencia de los progenitores por un reconocido delito de lesiones en el ámbito
64
familiar contra madre del art. 153.1º y 3º del Código Penal25, la mala relación entre los
progenitores y el no consentimiento del menor respecto a la guarda y custodia
compartida. El interés que prima en todo caso es el interés y la protección del menor, y
éste desaconseja la guarda y custodia compartida, así como el régimen de visitas del
padre.
En segundo lugar, la SAP Valencia, sec. 10ª, 21.2.2011, en aplicación del régimen
contenido en el Código Civil, en esta alzada por lo que se respecta a la guarda y
custodia de la hija común del matrimonio litigante ha de establecerse lo que resulte
más conveniente, “favor filii” art. 92 del Código Civil, “la capacidad de atención y
cuidado de los progenitores respecto a los hijos, el entorno familiar, la voluntad de los
afectados valorando su capacidad de comprensión, su arraigo al lugar…” aplicando
estos criterios de valoración, y por los informes periciales favorables a los dos
progenitores, se valora “que ambos progenitores están plenamente capacitados para
hacerse cargo del cuidado de su hija, pues, en efecto, conforme determinan los
peritos, la menor presenta un comportamiento normal y presenta un equilibrio
emocional adecuado, tanto cuando ha convivido con su padre como cuando lo ha
hecho con su madre.”
En consonancia con las valoraciones realizadas por la Sala, se considera que lo
más conveniente, es la atribución de la guarda y custodia compartida de la menor.
25
1. El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o una lesión no definidos como
delito en este Código, o golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesión, cuando la ofendida sea o haya sido
esposa, o mujer que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o
persona especialmente vulnerable que conviva con el autor, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un
año o de trabajos en beneficios de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo caso, privación del derecho
a la tenencia y porte de armas de un año y un día a tres años, así como, cuando el Juez o Tribunal lo estime adecuado
al interés del menor o incapaz, inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o
acogimiento hasta cinco años.
2. Si la víctima del delito previsto en el apartado anterior fuere alguna de las personas a que se refiere el artículo 173.2,
exceptuadas las personas contempladas en el apartado anterior de este artículo, el autor será castigado con la pena de
prisión de tres meses a un año o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo
caso, privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día a tres años, así como, cuando el Juez o
Tribunal lo estime adecuado al interés del menor o incapaz, inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad, tutela,
curatela, guarda o acogimiento de seis meses a tres años.
3. Las penas previstas en los apartados 1 y 2 se impondrán en su mitad superior cuando el delito se perpetre en
presencia de menores, o utilizando armas, o tenga lugar en el domicilio común o en el domicilio de la víctima, o se
realice quebrantando una pena de las contempladas en el artículo 48 de este Código o una medida cautelar o de
seguridad de la misma naturaleza.
4. No obstante lo previsto en los apartados anteriores, el Juez o Tribunal, razonándolo en sentencia, en atención a las
circunstancias personales del autor y las concurrentes en la realización del hecho, podrá imponer la pena inferior en
grado.
65
En tercer lugar cabe hacer mención, a la jurisprudencia del Tribunal Supremo
respecto a la doctrina favorable a la atribución de la guarda y custodia compartida, la
STS, 1ª, 1.10.2010, estableciendo los argumentos para continuar con la medida de
guarda y custodia compartida fijada en primera instancia nº 24 de Valencia, la doctrina
de la Sala sobre la atribución de la guarda y custodia compartida establece de acuerdo
con el régimen del Código Civil:
El art.92 del CC, permite “al juez acordarla en caso de que sea pedida por ambos
progenitores y cuando a pesar de no existir esta circunstancia, se acuerde para
proteger el interés del menor de forma más eficaz, se debe recabar informe del
Ministerio Fiscal, oír a los menores, tener en cuenta el informe de los equipos
técnicos…”, a estos criterios es necesario añadir la amplia facultad del juez para
decidir, art. 91 CC, no rigiendo en los procedimientos judiciales sobre menores, el
principio dispositivo. Además, de acuerdo con el art. 92.6 CC26, respecto a la guarda y
custodia compartida, el juez “debe valorar las alegaciones de las partes vertidas en la
comparecencia…”. Por otro lado, de acuerdo con el régimen del Código Civil, otro
supuesto diferente, STS, 1ª, 8.10.2009, estima un recurso extraordinario por infracción
procesal, anulando la Sala la resolución recurrida, por la falta de motivación de la
misma, requisito exigido de acuerdo con el art.120 de la CE27. En este supuesto la
Sala contempla la falta de motivación para justificar la negativa a la revocación de la
guarda y custodia compartida acordada en primera instancia, “…porque el cambio de
circunstancias en el caso no resulta justificado, el domicilio de los progenitores no es
desconocido, porque la guarda y custodia compartida se fundamenta básicamente en
la no estabilidad del domicilio de los hijos…”. La Sala ordena que “se repongan las
actuaciones al estado y momento en que se hubiese recurrido en la infracción o
vulneración.”
La STS, 1ª, 7.7.2011, desestima recurso casación por infracción procesal ante la
AP Alicante, en el cual uno de los motivos del recurrente es la falta de competencia de
26
Art. 92.6 CC: “6. En todo caso, antes de acordar el régimen de guarda y custodia, el Juez deberá recabar informe
del Ministerio Fiscal, y oír a los menores que tengan suficiente juicio cuando se estime necesario de oficio o a petición
del Fiscal, partes o miembros del Equipo Técnico Judicial, o del propio menor, valorar las alegaciones de las partes
vertidas en la comparecencia y la prueba practicada en ella, y la relación que los padres mantengan entre sí y con sus
hijos para determinar su idoneidad con el régimen de guarda”
27
Art. 120 CE: “1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de
procedimiento. 2. El procedimiento será predominantemente oral, sobre todo en materia criminal. 3. Las sentencias
serán siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia pública. “
66
los Tribunales Españoles, motivo que se desestima, diciendo el TS: “El Art. 15 del
reglamento mencionado dice lo siguiente: "1. Excepcionalmente, los órganos
jurisdiccionales de un Estado miembro competentes para conocer del fondo del
asunto, podrán, si consideran que un órgano jurisdiccional de otro Estado miembro
con el que el menor tenga una vinculación especial está mejor situado para conocer
del asunto o de una parte específica del mismo, y cuando ello responda al interés
superior del menor: a) suspender el conocimiento del asunto", invitando a las partes a
presentar una demanda ante el órgano jurisdiccional del estado miembro con el que el
niño tenga esta especial relación, o bien solicitarle que ejerza su competencia. Ello se
aplicará bien de oficio, bien a instancia de parte, pero siempre será necesario el
consentimiento de una de las partes” Otro de los motivos del recurrente para que se
no se atribuya la guarda y custodia compartida es la falta de motivación para su
atribución. El TS dice Esta Sala ha venido ya recogiendo una serie de criterios
relativos a la interpretación de lo que significa "el interés del menor": "criterios tales
como la práctica anterior de los progenitores en sus relaciones con el menor y sus
aptitudes personales; los deseos manifestados por los menores competentes; el
número de hijos; el cumplimiento por parte de los progenitores de sus deberes en
relación con los hijos y el respeto mutuo en sus relaciones personales; el resultado de
los informes exigidos legalmente, y, en definitiva, cualquier otro que permita a los
menores una vida adecuada en una convivencia que forzosamente deberá ser más
compleja que la que se lleva a cabo cuando los progenitores conviven" . En atención a
los motivos citados, y el interés superior del menor, siguiendo el criterio de no
separación de hermanos y los informes favorables al modelo de custodia compartida,
se atribuye la guarda y custodia compartida a los progenitores.
3.3
En particular, Castellón
La Audiencia Provincial, en la SAP Castellón, sec. 3ª, 10.4.2003 atribuye la guarda
y custodia compartida, en aplicación del Código Civil, la recurrente solicita la
administración del fondo de los menores en exclusiva y que la contribución económica
a favor de los menores que integra el fondo a que se refiere la sentencia recurrida se
reparta de la siguiente forma: 60% a cargo del padre y 40% a cargo de la madre. La
madre sostiene que no son las mismas las posibilidades económicas de los dos
progenitores. La Sala entiende “la carga alimenticia ha de estar en función de las
67
necesidades del obligado a prestar los alimentos y de las necesidades del beneficiario
de los mismos”.
El pronunciamiento judicial reconoce la pretensión de la madre respecto a la
contribución económica del 60% del padre y del 40% de la madre, justificada por la
diferente capacidad económica de los litigantes, pero no atribuye a la madre la
administración en exclusiva. “No hay motivo alguno para atribuir a la madre la
administración en exclusiva. Ni una mayor cualificación, pues ambos litigantes son
funcionarios públicos con cualificación sobrada…”
La SAP Castellón, sec. 2ª, 23.10.2006, en aplicación de la regulación contenida en
el Código Civil, confirma la resolución recurrida, en la cual se establece la custodia
compartida de su hijo menor, debido a que la parte apelante alega infracción del 92.7
del CC, el cual hace referencia a la no procedencia de la guarda conjunta cuando
cualquiera de los padres esté incurso en un proceso penal que se haya iniciado por
atentar contra la vida, integridad física, libertad, integridad moral o libertad e
indemnidad sexual del otro cónyuge o de los hijos que convivan con ambos. Tampoco
procederá cuando el Juez advierta indicios fundados de violencia doméstica, ante tal
pretensión se pronunció el JPI argumentando que se trataba de una falta, y ante la
levedad de los hechos, demostrados en la documental, “no permite hablar de violencia
de género, y se contradice con la relación correcta que han mantenido los cónyuges
entre sí hasta el cese de convivencia, y con la óptima relación que ambos mantienen
con su hijo.”
Existía informe favorable del Ministerio Fiscal al establecimiento de la custodia
compartida, así como también informe pericial favorable a la custodia compartida
refiriéndose la Sala al hecho de que “ambos progenitores están bien capacitados para
el desempeño de las funciones parentales y que ambos se han venido ocupado del
cuidado de su hijo de forma parecida, compartiendo ambos las tareas inherentes a
dicho cuidado.”
Por último resaltar, la SAP Castellón, sec. 3ª, 20.4.2000, en aplicación del Código
Civil, la cual confirma la resolución apelada en la cual se otorga la guarda y custodia
de la hija menor al padre, en virtud del principio “favor filii”. Así tienen en
consideración, el debido al cambio de residencia de la madre a un país extranjero, en
68
compañía de su actual compañero sentimental, la voluntad expresada de la hija de
permanecer en España con su padre, ejerciendo su derecho a ser oída por su
madurez y edad suficiente de 12 años, derecho consagrado en el artículo 12 de la
Convención de los Derechos del niño de 1989, que establece la obligación de los
Estados Miembros de asegurar al niño o a la niña con capacidad de formar juicio
propio su derecho a manifestarse en los casos que le afecte, y la valoración del
desarraigo que podría generarse con el cambio de residencia de la menor, resultado
de la prueba pericial psicológica practicada, expresando la estabilidad y seguridad que
ostenta en el entorno familiar actual.
69
4
Conclusiones
Las discriminaciones de género se producen en numerosos contextos sociales y
distintas realidades jurídicas, las nuevas regulaciones deben permitir eliminar prácticas
contrarias a la igualdad de trato entre mujeres y hombres. La sociedad está en
continua evolución con distintas tendencias, pero la Ley debe marcar el punto
intermedio donde la igualdad sea el valor no modificable ni cambiante.
Tradicionalmente, la sociedad patriarcal imponía una asignación de roles a las
mujeres y los hombres basados en la diferencia y en el poder. El género, como
construcción cultural y categoría variable donde cualquier circunstancia o contexto
puede otorgar un significado distinto, junto con los continuos cambios de modelos
familiares y de pareja puede contribuir a eliminar las desigualdades que la sociedad ha
impuesto a las mujeres y a los hombres.
Desde esta perspectiva de género, hemos intentado con este trabajo de
investigación, exponer brevemente la realidad social y jurídica que presenta España y
concretamente la Comunidad Valenciana cuando las parejas dejan de convivir o no
conviven teniendo descendencia.
Una vez analizadas las distintas regulaciones en materia de separación y divorcio,
y guarda y custodia de menores, tanto en el Código Civil como en la regulación
específica de distintas Comunidades Autónomas, llegamos a la conclusión de que es
necesario incluir la perspectiva de género en el lenguaje jurídico. Concretamente
procedería realizar una revisión en la legislación civil común y autonómica, así como,
realizar una revisión, sustitución y unificación de conceptos jurídicos que definen las
mismas realidades pero reciben distintas nomenclaturas, puesto que en el estado
actual de las cosas tan solo se contribuye a la creación de confusión y contradicción
en la ordenación jurídica.
La principal novedad de la Ley 5/2011 puede contribuir a que la vida de mujeres y
hombres de un giro en su entorno de actuación, derechos y obligaciones en el ámbito
familiar, posibilitando una reasignación de roles entre las ciudadanas y ciudadanos
valencianos dentro de una igualdad efectiva y corresponsabilidad entre los
progenitores. Se busca transformar las relaciones de género dentro del ámbito familiar,
70
ya que la Ley 5/2011, utiliza un lenguaje jurídico igualitario, englobando los distintos
modelos familiares que existen actualmente en la Comunidad Valencia y que tienen
descendencia, estableciendo una normativa en la que las obligaciones y cargas
familiares se reparte entre los progenitores de forma equitativa, donde siempre prima
el interés superior del menor.
Se establece el carácter preferente de la custodia compartida, partiendo del
supuesto del reparto paritario de los deberes familiares con los hijos e hijas por ambos
progenitores cuando las relaciones entre los mismos se rompen, porque los menores
siguen siendo hijos e hijas de ambos, por lo que debe tomarse como partida un
régimen jurídico de resolución de estos conflictos fundamentado en la igualdad entre la
mujer y el hombre, que no otorgue privilegios por el mero hecho de ser hombre o
mujer. Además posibilita que los hijos e hijas menores puedan disfrutar de las
relaciones paterno-filiales con ambos progenitores. Incluso para el caso que pueda
afectarse el desarrollo del menor por causa de alguno de los progenitores, la autoridad
judicial se reserva la facultad de decisión según las características propias del
supuesto y en atención a este interés.
Por todo lo anterior, y pese a las dudas sembradas acerca de la constitucionalidad
de la norma, valoramos positivamente el paso dado por el legislador valenciano, no
sólo por establecer una norma pensada para favorecer la custodia compartida de los
menores, sino porque también ha introducido los ansiados sesgos de género.
71
5
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Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género.
Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el Código Civil y la Ley de
Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio, BOE núm. 163, 9 de julio de
2005.
Ley 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, BOE
núm. 71, de 23 de marzo de 2007.
Ley 10/2007, de 28 de junio, de reforma de la disposición adicional tercera de la Ley
2/2006, de 14 de junio, de derecho civil de Galicia. BOE núm. 226, de 20 de
septiembre de 2007.
Ley 40/2007, de 4 de septiembre, de medidas en materia de Seguridad Social. BOE nº
291, de 5 de diciembre de 2007.
Ley 12/2008, de 3 de julio, de la Generalitat, de protección integral de la infancia y
adolescencia de la Comunitat Valenciana. BOE, núm. 200, de 19 de agosto de 2008.
Ley 2/2010, de 26 de mayo, de igualdad en las relaciones familiares ante la ruptura de
convivencia de los padres. BOE núm. 151, de 22 de junio de 2010.
Ley Foral 3/2011, de 17 de marzo, sobre custodia de los hijos en los casos de ruptura
de la convivencia de los padres. BOE núm.87, de 12 de abril de 2011.
Ley 5/2011, de 1 de abril, de relaciones familiares de los hijos e hijas cuyos
progenitores no conviven, BOE núm. 98, de 25 de abril de 2011.
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Tabla de jurisprudencia:
Tribunal Supremo
Tribunal, Sala y Fecha
STS, 1ª, 8.10.2009
Ar.
Id Cendoj
Magistrado Ponente
Encarnación Rocas Trias
28079110012009100624
STS, 1ª, 1.10.2010
STS, 1ª, 1, 11.3.2010
Id Cendoj:
Encarnación Rocas Trias
Encarnación Rocas Trias
28079110012010100108
STS, 1ª, 7.7.2011
Id Cendoj:
Encarnación Rocas Trias
28079110012011100445
STS, 1ª, 27.4.2012
Id Cendoj:
Encarnación Rocas Trias
28079110012012100278
STS, 1ª, 21.5.2012
Id Cendoj:
Encarnación Rocas Trias
28079110012012100294
STS, 1ª, 25.5.2012
Id Cendoj:
Encarnación Rocas Trias
28079110012012100332
Audiencias Provinciales
Tribunal, Sala y Fecha
SAP, Castellón, sec. 3ª,
Ar.
Magistrado Ponente
-
José Manuel Marco Cos
AC 2003/846
José Manuel Marco Cos
-
Pedro Javier Altares Medina
JUR 2011/76122
José Enrique de Motta
20.4.2000
SAP, Castellón, sec.3ª,
10.4.2003
SAP, Castellón, sec. 2ª,
23.10.2006
SAP, Valencia, sec. 10ª,
21.2.2011
SAP, La Coruña, sec. 4ª,
García-España
EDJ 2011/70279
5.4.2011
SAP, Tarragona, sec. 1ª,
Antonio Miguel FernándezMontells y Fernández
EDJ 2011/336368
Manuel Díaz Muyor
EDJ 2011/339515
Saturnino Regidor Martínez
3.5.2011
SAP, Jaén, sec. 3ª,
77
9.12.2011
SAP, Valencia, sec. 10ª,
JUR 2012/77157
María José Reyes López
EDJ 2012/57447
Julián Carlos, Arqué Bescós
4.1.2012
SAP, Zaragoza, sec. 2ª,
30.3.2012
Juzgados de Primera Instancia
Tribunal, Sala y Fecha
SJPI, Madrid, núm.28,
Ar.
Magistrado Ponente
Vlex-30508731
Emilia Marta Sánchez Alonso
La Ley 2103/2010
Julio Álvarez Merino
La Ley 14602/2011
Francisco de Asís Serrano
19.07.2007
SJPI, Palma de Mallorca,
núm. 20, 22.1.2010
SJPI, Sevilla, núm. 7,
8.4.2010
Castro
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79
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