j. 4. - Fundación Juan March

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eca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
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Ninguno se haga ilusiones
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Ni se canse en cavilar;
Yo probaré aqui, y es cierto,
Que no hay un juego legal
De los muchos conocidos
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Hasta hoy de envite 6 azar:
'j EN TODOS SE RODA Al. PLINTO
Sin que él lo pueda notar!
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MADRID:
IMPRENTA DE JOSÉ GIL Y NAVARRO, PASEO DE SANTA ENGIRCIA, 7.
1882.
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teca de Ilusionismo. Fu/Macicen Juan March (Madrid)
BOilioteca de llusionismo. Flauheidin Juan Maxich (Madrid
LOS MISTERIOS
DEL JUEGO
Biioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
Bßlioteca d Ilusionismo.Fundación Juan March (Madrid)
LOS
MISTERIOS DEL JUEGO
DESCRIPCION BREVE, EXACTA 1n
IMPARCIALÍSIMA
PARA CONOCIMIENTO DE TODOS, Y MUY PARTICULARMENTE
DE JÓVENES INCAUTOS
(1-Cs A N
POR
,MARTIN pOIMÓNGEZ
j.
4., e;
Nzid
o
ÍNDICE DE MATERIAS
Prólogo.—H1 juego.—La casa de j uego.-1.a
primera impresio n.—Clasiticaeion de las casas de
juego.—Presupuesto.—Disfraz actua l.—Impugnacion del juego. —Salto. — Ganchos. —
juegos de azar. — Billares y tertulias.—E1Encerronas 6 Chirlatas.—Varios
Monte.—La Rule ta.—Loteda de
car tones.—Dialogos al vuelo
(en la portería de una casa de juego; en el
caft, de un pasaje; á la Tuerta de un garito; en
el
fondique; en el Prado el u:diles de carnaval; al calleja! de Sevilla; en un
la Plaza Mayor; á la puerta
del Bazar).—Cuatro palabritas.—E1 último
El i j an—U0
ruego á las,autoridades l ocales.—Súplica respetuosa
al ministro de Hacienda—Con..
clusion.
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IMPRENTA DE
MADRID:
JOSI:Z
GIL. s NAV ARRO, PASEO DE SANTA
EN GRACIA, 7.
,liotec a de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
Es propiedad del autor, quien,.
hecho el depósito que marca la
ley, se reserva todos los derechos.
.X:CELENTiSIMO pENOR RONDE DE .2(11QUENA,
'exento, Scñor;
Junque no tengo el honor de conocer it =V 'E », justo es confesar que el cerramiento absoluto de todas las casas de juego en
esta provincia, desde el momento en que se le confirió dtg namente
el cSobierno civil de la. misma, fué debido á. la.s enérgicas medí,'
das, mejor clicbo, á la guerra encarnizada implacable que declaró (V . sin tregua ni descanso et esos centros, que sólo ocasionan la descsperacion del individuo, el desasosiego, el llanto, el luto
en las familias y el desquiciamiento de la sociedad.
gl decidirme, Sr. Excmo., ä publicar boy, por fin, ésta mi
primera numlestisima produccion literaria, que, copiada del natural y sobre el terreno, bace tres años conservo en mi cartera, por haberme sido imposible entónces dar Ce luz á pesar de la
gran oportunidad, siento que esté escrita con tan nzal cortada pluma como buen deseo. gsí, pues, en la imposibilidad de, corno por
cumplir un acto de justicia anbelaba, dedicarla á`. 6 séanze
permitido manifestarle respetuosamente mi congratulacion por
aquella s ie muy berbica fazaii a de que 'V . . puede estar tan orgulloso, como agradecido el pueblo trabajador.
•
73 309.
de .
}s.
MARTIN DOIMÚNGEZ.
Iliorec a de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
Bffilioteca de Busimtismo. FwIdación Juan lga.h (Madrid)
PRÓLOGO.
Hace años que, creyendo interpretar fielmente los deseos de toda persona honrada, y anheloso de ingerir en el
seno del hogar la calma, la tranquilidad y la ventura, ahogando los prolongados ¿ incesantes lamentos que por todas
partes se dejan sentir, quise publicar un librito, que, poniendo de relieve los amaños propiamente diabólicos de
todos los gariteros, tendiese á aminorar, cuando no extinguir, el más trascendental, el más funesto, el más inmoral
de todos los vicios. Consultando mi propósito tí un buen
amigo, éste lo calificó de ridículo é inconvenientísimo t ),
reprobando altamente mi temeridad, no sólo por el riesgo
gravísimo á que me exponia, si que tambien por cuanto la
autoridad, DENUNCIAND O el folleto, SECUESTRARIA TODOS
LOS EJEMPLARES. En estos tiempos, en que la razon de la
fuerza es, como por desgracia estamos viendo, el argumento
más poderoso, más irrefutable y más convincente, era fundadísimo, y debiera, pues, tenerse en cuenta el primer considerando; pero ¿qué imaginacion, átin la más febril, concibe el segundo? ¡Qué disparate! jUna autoridad que, al
parecer, y segun leemos en los periódicos, vela sin descanso, ora dictando órdenes enérgicas y terminantes; ora adoptando previsora, prudentísima é incesantemente cuantas
medidas están á su alcance; ora, en fin, apurando cuantos
recursos le sugieren su asiduidad é inusitado celo, iba ä
rlioteca de Ilusionismo. %n'ación Juan March (Madrid)
II
prtúLoao
impedir la publicacion de un libro que, abrigando precisamente sus mismos deseos, tendiese á la pronta y, cumplidísima realizacion de su dorado sueño é ideal bellísimo?
Yo, ä pesar de que nada absolutamente me arredra, y
ante el cumplimiento de un deber de conciencia lo sacrifico todo muy gustoso, ä pesar del gran deseo que me animaba, desistí, con harto sentimiento mio, de mi propósito,
no ' por temor alguno, sino por acatar respetuoso, corno
siempre, la opinion de mi confidente; pero hoy, que tanto
fomento ha tomado el vicio; hoy, que han aumentado considerable y escandalosísimamente las casas de juego; hoy,
que hasta se ostenta con el mayor cinismo en la fachada
exterior de algunas, situadas en las calles no ménos céntricas que concurridas de la capital de España, cierto instintivo que sirve de reclamo á sencillos artesanos é incautos
jóvenes; hoy, que, para decirlo de una vez, la inmoralidad, abriéndose paso por todas partes, quiere entronizarse.;
hoy, en fin, que ha cesado el clamoreo unánime, la campaña ruda que, sin distincion de matices, ha sostenido por
largo tiempo la prensa, no porque, corno diceny hacen creer
á sus clientes los gariteros, esté subvencienada por ésios,
sino por haberse convencido los periodistas de la inutilidad
de sus esfuer¡os y de que todo es predicar en desierto, (y se
comprende muy bien, porque, desconociendo esos denigrantes Círculos é ignorando, pues, lo que en ellos sucede,
no saben dar al asunto el verdadero colorido), no puede
ménos de quebrantar mi tan largo como forzoso mutismo,
publicando por ahora, valga por lo que valga, y PESE Á
QUIEN PESE, este pequeño folleto. No busques en él reglas
literarias, ni äun frases correctas, pues no hago alarde de
escritor, ni mucho ménos; y como jamás quiero sacrificar
131lieteca de riusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
PRÓLOGO
el fondo á la forma, no extrañes ver un cúmulo de errores
gramaticales que, confiando en tu generosa galantería,
pongo al abrigo de tu reconocida é ilimitada indulgencia.
¡Ojalá que inculcándote estas verdades, escritas en lenguaje trivialísirno, consiga mis aspiraciones! Si así fuese,
como confiadamente espero de tu sensatez y buen criterio,
te felicito y me congratulo, pues sería la mayor recompensa que pudiera obtener, por cuanto me cabria la satisfacclon no pequeña de que, á pesar de ser el último, el más
indigno de todos los españoles, habria prestado un servicio
á mi patria.
Madrid 20 de Febrero de 1879.
Ilioteca de Ilusionismo. Fundación issan March.Madrid)
B5lioter a de Dusionismo. Fundarion Juan Maruh
EL JUEGO.
¡EL JUEGO! Ve ahí, lector querido, la epopeya que á
cada instante canta todo corazon ávido de fuertes emociones.
El juego, nacido, desarrollado y sostenido á la sombra
de la perversion moral, es un veneno, pero tan activo, que,
inoculándose en una persona, áun la más repulsiva, le infiltra la desobediencia, la temeridad, la deshonra, la degradacion más completa, la idea del robo y hasta la del asesinato. El juego es, en una palabra, el origen de todas las
malas pasiones, de todos los vicios.
LA CASA DE JUEGO.
J‘lo has entrado alguna vez, caro lector, en esa casa, que,
por su carácter especialísimo (sui generis.), su extrafio lujo
y hasta la pálida luz que despiden aquellas encubiertas
lámparas demuestran palpablemente y no puede ocultarse
la persona más miope que allí se encierran arcanos de
honra y misterios de vergüenza? Y, penetrando más adelante, ¿qué has visto? Un espacioso salon, asiáticamente decorado; en el medio, una larga mesa, cubierta de patio
verde; en el centro de ésta, un monton de plata gruesa y
menuda, como tambien dos libros de distinta cubierta,
pero con los mismos signos; en ambos lados varias sillas,
il,lio teca de BUSiOrLiSMO. Fundación
Juan Mara (Madrid)
— 12 -simétricamente colocadas, para que las ocupen y estén con
más comodidad los jugadores.
El golpe suave de los naipes y el choque de las monedas constituye todo el ruido que se deja sentir. Al empezar la talla, ya colocadas convenientemente todas las posturas, el banquero toma con la mano izquierda uno de
aquellos libros é inclina hacia él la derecha. Todos callan,
como si tuvieran sellados sus labios; pero todos miran, sin
perder un segundo de visia, á la pinta çi el naipe, pareciendo verdaderamente que todas las miradas han sentido simultáneamente un fluido magnético que las puso 'en contacto con aquella.
Fíjate muy detenidamente en todos los semblantes: ojos
desencajados, mejillas comprimidas, labios lívidos y entreabiertos _pues,
los corazones? Todos, todos convulsos que se agitan y revuelven tras el empuje de una impresion, y cada vez que aquella nió, románt;ca mano, arrastrando un naipe, enseña nueva pinta, las miradas se cruzan, las mejillas se dilatan, los labios se cierran, los corazones se contraen, y, finalmente, hasta la inteligencia se
nubla.
La ansiedad crece por instantes. El hombre, pendiente
de una raya más 6 ménos corta, olvida, abandona enteramente todas las condiciones de cultura, para mostrarse en
la plenitud de su rudeza. Por último, despues de tan continuos sobresaltos é indescriptibles congojas, viene la carta
decisiva y cambia súbitamente la escena. Un murmullo
aterrador es la vanguardia de las derrotas 6 de los triunfos:
rien (infelices, no preven el desenlace!) los que han obtenido éste, miéntras los contrarios, comprimiendo el rostro
y sentándose bruscamente en la silla que abandonaron
Biblioteca de Ilusionismo: Fi:aviación Juan March (Madiid)
— 13 —
poco á poco, murmuran una horrible blasfemia capaz de
derrumbar un castillo. Alguno de los primeros, dominado
de una gran fuerza de voluntad, muy rara en los jugadores, ó conociendo su conveniencia como buen especulador, se aleja al momento, dirigiéndose á su casa ú ocupaciones; otros, regocijándose por su buen éxito, y no olvidando rendir culto al sensualismo, retíranse de tan hediondo cenagal para meterse en otro aún mas inmundo; los
más, casi todos, abrigando en su cabeza un mundo de ilusiones ó fascinados por el encanto mágico y seductor que
ofrece el centro de la mesa, quédanse allí, permaneciendo
sentados largas horas, junto á los que buscan el desquite;
pero ni éstos ni aquéllos conseguirán jamás su objeto, porque, entre otras mil razones que justifican plenamente mi
aserto, sabes que todos los refranes, corno sacados de la
experiencia son unos evangelios concisos, y no olvides,
pues, tener siempre muy presente aquel que dice: «DE ENEno Á ENERO EL DINI,R0 ES DEL BANQUERO.»
LA PRIMERA IMPRESION.
á
En 1870 venia desde mi pueblo (cerca de Zaragoza)
las fiestas de San Isidro; pero llegó el tren con tanto retraso
(éste es frecuente en esta linea), que me cansé, inútilmente, de buscar hospedaje por hallarSe ya todas las fondas
atestadas de forasteros. Desconociendo Madrid, é ignorando, pues, dónde descansar, fui al café de las Columnas;
pero, después que hube cenado con más calma que un
abad de Jerónitnos, observé qüe los camareros, apagando
las luces y colocando todas las banquetas sobre los veladores, me desechaban indirectamente. Discurriendo, y no
P.',-,,lioteca de Ilusionismo. Fundaciön
Juan Mara (Madrid)
— 14 -acertando el lugar ménos incómodo en que pudiera acobi¡arme el resto de la noche, me asaltó la idea del juego. Sa-.
lime, y aunque ignoraba su mansion, á los diez pasos vi
una casa que, por su aspecto exterior, daba señales evidentes é inequívocas de ser depositaria de grandes secretos.
Vacilaba en penetrar, temiéndome fun dadísimamente que,
como jóven de trece años é imberbe, me obviasen la entrada; pero tan lejos de ello, que, á más de facilitármela, me
prodigaron atenciones sin cuento, no sólo los dependientes, que á porfía se apresuraron á coger para su custodia y
mi comodidad el gaban-saco y baston, sino los puntos ({),
que algunos de ellos, levantándose al instante, me ofrecian
su asiento é instaban me á que lo aceptara; por último, hasta los mismos Banqueros (2), con su dulce y expresiva
mirada demostraban su acostumbrada, exeesira y desinteresada (I) galantería. J'U crees, lector querido, que todas
esas manifestaciones, que en realidad no son sino hechicerescos ardides p r ovechosísimamente empleados, me halagaban? Pues ni la oficiosidad de los mozos, ni las continuas deferencias que in méritamente me prodigaban á porfía varios cabaderos, ni la finura de los talladores, ni otros
mil y muy variados incitantes me sedujeron, todo lo contrario; así que, durante una hora, sólo hacía mirar y observar todas las v olubilidades, hasta en su ínfimo detalle.
Hallándome en actitud tan indiferente, noté que Banqueros y puntos se fijaban mucho en mí, como queriendo
manifestarme la obligacion precisa é indispensable de satisfacer los ch.r2chos de estaca; y co
mprendiendo yo tarnbien
(1) Los que apuntan t; hacen posturas.
(a) Los que, sentados en el
eentro, tallan
131lioteca de Ilusionismo. Fundación Juan Mate h (Madrid)
6 manejan la baraja.
— 15 --que, al haber cometido la temeridad de entrar, me era forzoso pagar la patente, sopena de caer en ridículo, hacía, annque muy de tarde en tarde, algunas, pero íntimas
posturas, que perdí á excepcion de las dos primeras; pero
entretanto yo, fingiéndome lelo—como recien venido del
pueblo—observaba sin ocultárseme el más pequeño accidente.—Tarea no difícil, sino imposible, sería relatar todas las escenas que ocurrieron, para que siquiera sirviesen
de aviso ó escarmiento á los incautos, pero me limitaré á
enumerar algunas de las que presencié:
t. a Un caballero dió al Gurpié (i) una moneda de cinco
duros para que marcase tres á un rey; salió éste, y alegando
aquel (el Gurpié) ser falsa, llamó á un dependiente, entregándosela para que la reconociesen fuera, y devuelta al momento (dudo si seria la misma, difícilmente) se la entregaron inutilizada á su dueño, quien se lamentaba de ho haberla reconocido á presencia de todos, pues era buena y
como tal la colocó el Gurpié, quien contestóle con el mayor cinismo: «no me he fijado en su moneda, porque ni las
miro hasta que voy á pagar; así como tambien debe usted
saber que fuera se reconocen y se las echa el agua, no aquí.»
2. a Un punto (primo ti primerip debia ser) colocó dos
duros á una carta, y otro, siguiéndole la vista (no siempre
ha de ser la pista), aprovechando una distraccion, colocó
tres pesetas sobre aquellos; ganada la carta, reclamó el primero su postura, pero todo inútil, pues no parecia la de
cuarenta reales, cobrando todo el otro, á quien personas
muy formales aseguraban haber visto poner.
(i) Llamase así el que, e,entad,. frente al Banquero, ayuda ái:ste en la colocacion y pago de las puestas.
1,1 in
de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 16 —
3 • 3 A un jóven alférez, que se hallaba situado á espaldas
del Banquero, le cambiaron una postura, poniéndole una
moneda mala; al ganar reclamó, pero en balde, pues hasta
el mismo Gurpié tuvo la osadía de contestarle: «es de otro
señor, pues yo le he visto poner, y jamás reclame usted
postura de nadie, porque le echaremos fuera.»
4. » Un anciano de blanca y sedosa cabellera, puso pisando una onza; al perder la puesta, negáronse á darle el
sobrante hasta despues de reconocerla fuera, de donde la
entraron inutilizada con las tijeras y presentándola á todos.
5. » Un caballero, elegantemente vestido, colocó tres
duros á una carta; ganada ésta, la reclamó otro; resultando
desavenencia, una voz bronca y grave al par que autorizada interrumpió diciendo: «arreglarse, señores, arreglarse;» posteriormente fué acercándose un zascandil de la
casa á lós puntos preguntándoles al oido: «usted ha visto
algo? Sabe usted de quién es?» Nädie abogó por ninguno,
y el dueño ó dependiente de la casa, para zanjar honrosa y
satisfactoriamente la cuestion, tomó el dinero, y dándolo al
primer reclamante dijo: «todos afirman que es de usted.»
«No es cierto, no todos, le repliqué, yo no he abogado por
él ni éste tampoco,» y entónees me contestó, «ustedes no
son nadie, están guillados.
En una palabra, y para terminar de una vez, había varios sugetos tan afortunados que, aún cuando viniese la
carta contraria, nunca dejaban de cobrar; siendo lo más
raro é inexplicable, que siempre tenían tres 6 más personas
que abogasen calurosamente en su defensa; y, en defecto
de éstos, hasta los mismos Banqueros se apresuraban á favorecerles incondicionalmente con su apoyo.
Harto de ver tanta infamia, pasé á otra habitacion inte-
Badioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madiidl
17 —
rior; allí estaba la Ruleta. Había sólo seis puntos y desanimadisimos, como entreteniendo el tiempo con algunas pesetillas; entónces comprendí todo el misterio, se traslucía á
primera vista, y, en efecto, metíme la mano en el bolsillo
—
del chaleco con ademan de jugar, y todo varió por completo; los que jugaban pesetillas sacaron duros; otros caballeros bien portados cambiaron billetes; el cilindro empezó
á girar con más violencia, y hasta la bola, en fin, con los
saltos que daba, saliéndose por supuesto, después de metida
en una tronera, parecía indicar que había primos en la sesion. ¡Allí verías tú que modo de ganar plenos, calles, y todas las jugarretas aquellos señores f al par que un jóven alférez y otro caballero llenaban el paño de duros y todo era
perder; es más, que á fuerza de mil diversas cábalas é infinitas combinaciones, y confiando en el éxito bastante sa 7
tisfactorio que á todas luces y á la razon natural se mostraba teóricamente, se proponían, á mi modo de ver, sacar
un tanto, pero ni aun eso lograron despues de haber arriesgado al efecto grandes sumas.
Recuerdo de un caballero, alto, grueso, moreno, del
unos cuarenta años, g astante calvo, que cubría todo e
paño de billetes, y la rara vez que Cobró jamás se reintegraba de la cantidad puesta, dejándose, por consiguiente,
algunos miles de reales cada bolada, cuya duracion, como
es sabido, nunca excede de veinte segundos. Un alférez, envidioso de ver ganar fabulosamente á otro punto, puso á la
chan¡a contraria menor cantidad, pero todo inútil, pues se
le negó treinta y nueve veces seguidas, hasta que por fin se
retiró el candidote diciendo: «no estoy de suerte, en cambio
ese otro señor se va á llevar todo el fondo. ¡Que afortunado, no he visto cosa igual!» Ese bobalicon no comprendió
2
E
lio teca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
-- 18 -que al propio tiempo que
punto
figurado,
que el otro era
incitante,
desorientaba
con sus crecidas
é
servía de reclamo
ganancias al jugador de buena fe. Entre los varios industriales de esta calaíta, recuerdo de uno (comandante por
más señas) que sólo ponía de vez en cuando una peseta á la
segunda decena; pero cuando algunprinzo jugaba á pleno,
él colocaba una pesetilla entre las del otro; si, lo que era
dificilísimo ó muy casual, ganaba aquél, al instante se aprestaba á reclamar el militar, á quien, es natural, jamás perjudicó el informe de los ruleteros, danzantes ó vigías de la
casa. Recuerdo, entre otros mucho casos, que un pollito
colocó varias pesetas dobles en medio del paño, y habiendo
salido pleno á una que puso casi en el instante de caer la
bola, disponíase á cobrarlo, cuando ya se le había anticipado el soldadote, quien contestó á las justas reclamaciones de su legítimo dueño: «no lleva usted razon, está en
un error, pues tengo la más profundísima CONVINC1ON
('¡aprieta,) de que la he puesto y es mia: aquí me conocen
ya hace tiempo y saben muy bien que jamás me equivoco
ni pido postura de nadie, soy mucho más decente (e) que
todo eso.» No conformándose aquel con las fórmulas propias del caso, apuró cuantas- se-ven en el repertorio de la
buena cortesía y extremada prudencia para probar la sinrazon del reclamante y tuvo que conformarse con la mitad
que le dió un mozo, no sin pronunciar majestuoso aquellas frases sacramentales de «SEoaEs, ya está todo arreglado; adelante. » Después hubo varias dudas en la colocacion ó pertenencia de las post. tras, máxime en las de plenos
y calles, pero observe que las equivocaciones nunca redundaron en perjuicio de tres puntos permanentes, quienes
siempre cobraban.
Bffilioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
-- 19 —
En una palabra; si mucho farsante había en la sesion de
la TIMBA 6 MONTE, aún más se hallaban en la
RULETA, Si
bien era menos notado, no sólo porque el juego se prestase
á ello, sino porque, aún cuando jamás conocieron la decencia, llevaban un baño de ella los puntos de estaca, de bulto
figurados, quiénes por un mezquino salario desempeñabati tan honrosa mision. Mucho, muchísimo, me seducian
aquellos barbianes, ya engriéndose por sus pingües ganan-das, ya dándome dentera con el dinero que tenían delante
de sí aprestándose á poner crecidas puestas «en la .seguridad
de obtenerp/enos, ó cuando menos calles,: pero yo, comprendiendo toda la farsa, permanecía impasible observando
largo rato, aunque sin acertar á explicarme, los tan varia•dos movimientos del cilindro, el cual, dicho sea entre paréntesis, giraba con más violencia á medida que crecian las
puestas. Tam bien tuve ocasion de observar, y no acerté á
explicarme, cómo la bola, C O M PLETAMENTE ESFERICA,
quedaba
ALGUNAS VECES inmó pil
sobre el plano inclinado en que están
Jos números; otras, como SI FUESE A TRAIDA POR ALGUN
caja repentina y bruscamante, sin haber perdido aún la
Juera de re ulsion, ó empqaba á dar saltos, SA LIENDOSE DE
6 tambien sucedía, siendo de notar que el cilindro giraba con gran violencia, que quedaba fija en la
LAS CASILLAS,
tronera como si fuera incrustada. En fin, lector querido,
tantos y tan variados fenómenos se verificaron en el corto
tiempo que permanecí en aquella ladronera, llamada impropiamente Salon de Ruleta, que no se ocultaba la existencia de grandes misterios.
Por último, harto de presenciar tan repugnantes é incalificables escenas, no pudiendo sufrir aquella a tmósfera tan
deletérea, salíme; pero ¡oh dolor! Qué cuadro se presentó
blioteca de Ilusionismo. Fundación Juan Manch (Madrid)
— 20 —
á mi. v. ta? Uno de tantos, capaces de conmover, no á l a .
persona de más bajos sentimientos, sino hasta á los leones
del Congreso. Un anciano, de larga y sedosa barba blanca, recibió un fuerte empujon del representante de la casa,
quien, con acético gesto, le dijo:—«iVaya usted largo de
aquí á tomar el fresco!» Pero suplicando el venerable octogenario (que por su lenguaje mostraba poseer estudios nada
comunes), le dejase un momento más, replicó el zascandil:
—«¡Váyase usted pronto; en el Prado hay cómodos asientos; aquí sólo, se viene A jugar; no queremos mirones!»
¡Qué contraste! Ese pobre señor que, por haber perdido
noches anteriores hasta el último céntimo de su envidiable
fortuna, no teniendo hogar, se veia precisado á pernoctar
en cenagal tan hediondo, es maltratado, sin respetar su
cuna, su ciencia y sus canas, y á mí, siendo un mocosuela
imberbe, me entronizan. Bien dice el refran: «Tanto tienes, tanto vales.»
Ahí está patentemente demostrada la tendencia de todos
los gariteros. Aprende, graba en tu memoria estas impresiones para que, escarmentando ahora en cabeza agena, no
tengas que arrepentirte algun dia de haber despreciado mis
cariñosos consejos, hijos desgraciadamente de la experiencia, y tengas que sufrir la suerte reservada á todo jugador.
CLASIFICACION DE LAS CASAS DE JUEGO.
Divídense las generalmente conocidas en tres categorías, que son: de plata gruesa, de plata suelta y de calderilla.
La primera es frecuentada por personas más decentes,
al ménos en apariencia: un duro es la menor postura. Acti,-
Biblioteca de MISiORiSTIO. Fundación Juan March (Madrid)
-21 —
den á las de segunda muchos compatriotas, algunos ya
confabulados, á buscar primos (1) ó á 2evantar muertos (2).
(contando siempre con el apoyo de los dueños é intinios de
la casa); llevando, pues, al efecto, un ligero baño de decencia: la postura mds ínfima es de seis reales, para pagar sólo
cuatro si gana en puerta. A las de tercera, llamadas vulgarmente ae cuartos, concurren, como por vía de ensayo ó
entretenimiento, varios artesanos é innumerables jóvenes,
particularmente estudiantes imberbes, que pierden, como
es consiguiente, la mensualidad de la patrona y el dinero
prestado sobre la ropa, y hasta por los libros que algun comerciante de idem, compadecido de aquellos pobres, guarda y devuelve al momento, ó algunos días después, por ei
pequeño interés de to por too sobre la ínfima cantidad
prestada.
Existen además otras muchas casas, pero de tan poc l
importancia, que pueden llamarse del quinto estado; son
semi-clandestinas. Últimamente, las ENCERRONAS, de que,
por su gravedad, trataré más adelante en capitulo sepa-
rado.
PRES U PUESTO.
Harto de oir quejarse incesantemente á todos los , gariteros porque pagan muchísima CONTRIBUCION por su industria, é impónense diariamente enormes sacrificios, cierto
día, anheloso de satisfacer mi curiosidad, me degradé al
extremo de cambiar la palabra con uno de plata suelta,. y
.al preguntarle, me formó la siguiente
(t) Primo. persona sencilla, que se deja seducii ó engatar.
> (2) Cobrar indebidamente, previa reclamacion, postura de otro.
riotec a de Ilusionismo. Fundació,, Juan March (Madrid)
-22 —
CUENTA.
•
Alquiler del local Utensilio y alumbrado Dos representantes (diurno y n octurno) Cuatro Banqueros para el Monte, á 3o rs Idem id. id. para la Ruleta, ä 40 rs Idem Paleteros id. id. id., ä 20 rs Ocho mozos, para servir agua, etc., á 20 rs Cuatro porteros de dia, á 2 0 rs Seis id. de noche, ä 20 rs Total rs. vn . diarios Rcales
3oo
200
ioo
12 0
r6o
8o
16o
8o
120,
13 2 0
—Agregue usted á esto, continuó, iclie¡ mil reales! que.
pago de C ONTRIBUCION mensual por el Monte, y ¡VEINTE titu.!!
por la Ruleta, más.., otras gabelas; con que, ya vé usted el
pelo que echaremos. Esto no puede soportarse: son muchas y crecidísimas las exacciones, sin tener en cuenta que
esto «no gira tan bien corho algunos creen.»
¿Tú crees, caro lector, que en la Administracion Económica ó en la matrícula de subsidio hay gremio alguno
en que se hallan inscritos los gariteros? Jti concibes que
satisfagan cuota alguna por la autori¡acion que tanto vociferan? quie4i, cómo y en qué forma? Y suponiendo que
compren á ciertas autoridades gratificándolas sobradamente, tanto á las más elevadas como á las subalternas, para
que hagan la vista gorda, cómo temen á ser sorprendidos:
Si éstas percibieran algun obsequio, que lo creo di fi cilísimo, imposible, no vigilarian tan de cerca, ni estarian tan
sobresaltados los gariteros, quienes, violentándose Para
B ib lio te a de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
-23 --
tranquilizar a. los puntos, dicen á sus ctientes: «¡Aquí no
hay cuidado: yo respondo; no teman ustedes por nada,
pueden estar muy sosegados.» Con tan formales palabras
permanecen allí impasibles, áun los más tímidos, largas
horas, contribuyendo, como es lógico y consiguiente, á sufragar, con su mayor ó menor óbolo, los enormes gravámenes que, segun los gariteros, pesan sobre las casas de
juego, y á aumentar tumbien la fastuosísima opulencia en
que nadan sus dueños; quienes, no teniendo ni aún alpargatas la víspera de abrir la partida, se trasformaron al mes
siguiente en grandes señores, dándose gran tono y aire de
caballeros porque, gracias á muchos tontos, han cambiado
la gorra y la blusa por el clak.
Esto sólo basta para que reflexiones con detenimiento,
y áun cuando estés muy acostumbrado á los azares y goces en esa vida agitada, te retires, y aborreciendo á esos
descubridores de los secretos de la alquimia en el siglo xix,
esos industriales del último modelo, perfeccionados segun los adelantos de la época, huyas de tan denigrantes
focos, y no vuelvas á pisar jamás los horrorosos peldaños
de esa misteriosa morada.
DISFRAZ ACTUAL.
Interesado el Gobierno en el bienestar de todo ciudadano, y comprendiendo que no bastaban todas las medidas adoptadas contra el Juego, dirigió el Ministro de Gracia y Justicia á. los Jueces de primera instancia, en Noviembre de 1877, una circular que cayó como una bomba
Orsini sobre los Gariteros de Madrid. ¿Qué hacer ahora?—
decian éstos—cómo arreglaremos el negocio? Por fin, des-
lio teca de Ilusionismo. Fundación Juan Mara (Madrid)
pués de' muchos cabildeos, convinieron unánimemente en
montar cí la dernier todos sus cuchitriles, y, en efecto, uniformando in capite ä sus dependientes, tituláronse aquéllos
CÍRCULO H , CÍRCULO I , CASINO DE P , etc.; y así
como antes se veía el crimen en las habitacionet de entrada; hoy está en las más apartadas ó interiores, viéndose
sólo en aquellas alguna mesa de billar y várias de tresillo,
sin que ä pesar de esa innovacion se obviase la entrada áun á
niños de trcee años, que la tenian tan franca como siempre.
Los Jueces, anhelosos de Lenar su cometido, hacian
varias visitas sin cejar un instante hasta hallar el crimen,
pero todo inútil; pues algun escribiente, alguacil ó portero, subvencion'ado por los dueños de las casas de juego,
pasaba á éstos recado en el momento en que-el recto é inflexible funcionario tomaba alguna disposicion .qué
digo? hasta el más sencillo é insignificante movimiento llegaba con la rapidez del rayo á noticia de los Gariteros,
quienes apresuradamente desechaban á sus parroquianos,
quedándose sólo los rezagados jugando al Dominó, Ajedre¡
ó Ddmas, cubriendo así el compromiso ellos y el dueño,
quien con sus dependientes se apresura á levantar el ta-
blan que de las infamias.
Irritándome la infructuosidad de los Jueces y que los
Gariteros se tiesen de la frustracion de sus deseos, debida
á la asiduidad de los vigías ó chifloteros hulusmeadores;
deseando yo más que nádie excogitar tin médio eficacísimo
para la extincion . completa de esos focos, .qué te parece determiné? No me acerqué é ningun Garitero, como otros en
actitud hostil, á dar un sabla¡o (1) sopena de denünciar el
(i) Sacarle dinero.
Bih Eoera dr Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 25 —
crimen; no tampbco quise anunciar la insercion de un
suelto en tal ó cual periódico; mucho ménos, y muy léjos
de mi ánimo, emplear cualquiera de las muchas tan conocidas estratagemas que, segun atestiguan värios explotadores, dan un buen resultado; no, nada de eso, pues jamás
meto en barro mis manos, aunque á ello me impulsara la
necesidad suprema; yo, obrando con arreglo ä mis deseos,
y conociendo que el hombre debe conservar incólume su
dignidad é independencia, prefiriéndola á todos los intereses mundanos, ¿sabes qué hice? pues me dirigí psencIónimamente en carta al señor Juez de uno de los distritos de
esta córte, no hä quince dias, y fuera debido á mis indicaciones—puesto que le detallaba todas las m2didas adoptadas por los Gariteros para burlar su actividad—ú obrando
con sujecion á su sano criterio, el resultado es que ya han
sido sorprendidos é inhabilitados tres garitos. Quédame la
esperanza y el consuelo, caro lector; abrigo la conviccion
más íntima de que los Jueces, rivalizando en celo, no olvidarán su mision, y puedes estar altamente penetrado de
que, ejerciéndola tan previsora y discretamente como hasta ahora, veremos äntes de un mes moralizados (léase cerrados) los numerosos y muy variados círculos ó casinos
que bajo diversos estatutos y distintas denominaciones se
han creado nuevamente en la capital de la Monarquía para
solaq y recreo de sus habitantes.
IMPUGNACION DEL JUEGO.
Si de arbitraria,é, injustísima califican los Gariteros la
conducta, nunca bastante elogiada ; de los Jueces, cuando
lio teca de Ilusionismo. Fundación Juan Manch (Madzid)
-- 26 -sorprenden alguna Partida, aún califican en términos mas
duros la de la autoridad gubernativa.
Los Gariteros, sus corifeos é innumerables satélites sostienen defendiendo calurosamente, no la conveniencia, sino
la PRECISA, la ABSOLUTA, la INDISPENSABLE necesidad del juego. Vé ahí, entre otras muchísimas, las razones ( I!) que
exponen:
1 • 3 Al juego deben su fortuna muchísimas personas.
2 • 2 Las casas de juego sostienen un personal muy numeroso; cerradas, pues, perecerian de hambre millares de
familias.
3. 3 Así como se autoriza la Lotería Nacional, otras varias y la Bolsa, débese permitir el juego, para que los viciados confíen su dinero al azar de su mayor agrado; en
una palabra, cada uno puede hacer lo que quiera de sus
intereses.
Yo, lector amigo, absteniéndome de citar aquí las mi/
refutaciones con que rebato sus desclbellados argumentos
te pregunto respecto á la primera: ;, Conoces tú á alguien
que deba su fortuna y bienestar al juego? Yo á ninguno;
y tan léjos de ello, que á cada paso, por do quiera que
vaya, sólo me encuentro personas harapientas, demacradas, que, á primer golpe de vista, revelan la causa de su
infortunio. ¡Ah! si los Gariteros, después de haber almorzado fuerte, penetrasen en cualquiera de los muchos bodegones quo hay en Madrid, verían no pocos infelices saciando el hambre con medio panecillo y cuatro ó seis cuartos de guisote; si esos caballeros i m
después de saborear el exquisito- café de-provisad,
Fornos con su buena y aromática breva, á las dos de la
madrugada, en el más crudo invierno, girasen por mera
Biblioteca &e
Ilusionismo.Fundación
Juan Mara (Madrid)
— 21 -pasatiempo una visita á ciertas buñolerías, contemplarían
un cuadro corlmovedor y elocuente (digno de ser copiado
y colocarse en todos los satones del crimen) al ver tantas
víctimas, sus antiguos parroquianos, que, careciendo hasta
de un real, permanecen allí dos ó más horas teniendo delante un vaso de agua de churre, llamada impropiamente
café, hasta que raye el alba para dirigirse al Retiro; si fuesen ti casa de muchísimos artesanos, y algunos que no lo
son, verían miseria, hambre y lágrimas vertidas por inocentes criaturas; si de paseo se dirigiesen hacia el Saladero
encontrarían allí bastantes jóvenes de buena familia que
se hallan en aquella triste mansion expiando el delito cometido por su culpa,.y que ignoran cómo, cuándo y para
dónde saldrán; si se acantonasen en las inmediaciones de
cualquier casa de préstamos, particularmente la situada
en una calle cüyo nombre es propio de verano, observanao que incesantemente afluyen sus parroquianos con las
ropas de su preciso é indispensable uso para rendir homenaje al vicio; y, finalmente, si registrantos la historia de
los crímenes, si formamos una estadística minuciosa de los
suicidios, no podríamos menos de ver, con harto dolor, y
se convencerían plena é íntimamente los Gariteros de que
la mayoría de aquéllos, cuando no todos, se han perpetrado, por desgracia, en época de libertad plenísima, cuando
han funcionado las casas de juego.
Y pregunto respecto al segundo argumento: ¡Qué sucedió cuando se inventaron las máquinas? ¡Anatematizaron ki
sus autores porque el invento, desocupando muchos brazos, privó del sustento á infinitas familias? Muy al contrario; los premiaron, tanto que, estimulados, fuéronlas perfeccionando notablemente, y hasta para todos los usos (ca-
Aioieca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
_ 28 —
si hasta para comer, toda vez que algunos comemos por
máquina): el parangon es disparatadísimo, pero, sin embargo, en la hipótesis de que hubiese paridad de circunstancias, ¿debe posponerse el bien general al egoismo é interés particular? Además, ¿es decoroso ganar el sustento no
sólo con perjuicio de uno, diez, ciento ó más terceros, sino
hasta por medios viles que la opinion pública, los sentimientos filantrópicos, la dignidad de un país y hasta el
sentido comun rechazan de consuno?
Últimamente, que la Lotería Nacional se permita, no es
razon para que se autorice el juego. El sorteo de aquella es
presenciado por la autoridad ; el manejo de los naipes,
¿quién lo interviene? Aun cuando tuto ó más agentes del
Gobierno estuviesen presentes, ¿qué se conseguida? ¿dejarian entónces de lucir sus habilidades barájicas los nigrománticos? Pues qué, ¿no estamos junto al escenario viendo
trabajar al prestidigitador? ¿qué hacemos? admirar su destreza sin explicarnos el intríngulis; pues bien, la autoridad
no debe, no puede en modo alguno intervenir por ser incompetente en la materia; y si, lo que no es presumible,
llegase á suceder, lo que no pasa de ser una utopia, veríamos que no habian desaparecido los puntos de bulto y ascenderia el número de los muertos.
«¡Quevenga la autoridadá presenciar el juego!» ¡Infames!
¡Canallas, que con eso tapais la boca á los infelices que con
vuestras supercherías habeis dejado en la miseria más espantosa! Sí, lector amigo, éstas ó semejantes baladronadas
oirás á cada momento de esos ruines y miserables que tienen el cinismo de defender el juego, porque yo creo no
puede haber persona honrada, laboriosa y de mediano criterio que se atreva á patrocinarlo. Además, ¿es justo que á
Bib/iotPea
de
1111tii.liS/1/0. Fundación Juan March (Madrid)
— 29 -le
roben
á
quien
de buena fé expone su dinero?
mansalva
que
á
cada instante levantan varios
muertos
Pues tantos
compinches, apoyados siempre por los criados y hasta por
el mismo dueño de la casa; esas arbitrariedades de sacar
fuera para inutili¡ar la moneda que parece mala, sin anuencia ni intervencion del dueño, y otros tamaños é innumerables abusos é ilegalidades que, sin apercibirse el Punto, se
cometen incesantemente, revelan la tendencia, el objeto exclusivo de esas casas.
Tú sabes, lector querido, si tienes la fatal desgracia de
visitar esos centros, que en el momento de sentarse á tallar
cualquier extraño, paga á la casa, conforme á la tarifa corriente de derechos, cuarenta, ciento 6 más reales, segun
ponga diez y seis, cincuenta 6 más duros, y además dos 6
tres pesetas por las barajas; no debes ignorar que si bi&-i el
nuevo banquero tiene derecho á estar sentado una hora,
nada le devuelven aunque se levante á los dos minutos, ni
que tampoco se excusan de satisfacer igual cuota todos
cuantos ocupan el sillon presidencial durante los sesenta
minutos concedidos (privio pago) al primer hilandero; pues
bien, si á pesar de que todos esos emolumentos producen
cuantiosos ingresos al dueño de la casa, todavía hay Gariteros que tallan por su cuenta. ¿cómo te explicas eso? ¿no
ves envuelto un misterio?¿Cómo, siendo tan posibilistas é
interesados, y puesto que más vale pájaro en mano que
buitre volando, dejan lo cierto por lo dudoso? Yo, francamente, no lo comprendo, y para mí es un enigma, pues
no creo que los Gariteros sean jugadores de ventaja ni usen
barajas de vista matadas 6 compuestas; pero toda vez que
segun claman tan alto, satisfacen crecidisimas cuotas por
la autorizacion, bueno y muy conveniente sería que, para
humea de Ilusionismo.
Fundacion Juan March (Madzid)
-- 30 -alejar sospechas, y al propio tiempo se convenciera la autoridad de que la industria NO VA TAN BIEN COMO SE CREE,
se
facilitase, diaria ó semanalmente, por el encargado de expedir aquella, seis ó siete millares de barajas, lacradas
y
selladas, con la precisa é indispensable condicion
de que,
como los certificados, se abriesen á PRESENCIA DE LOS JUGA DORES, é introducir las cubiertas,
dejando intactos los lacres,
por la hendidura de una caja con cerradura infalsificable,
dispuesta ad hoc por la autoridad. De este modo, reglamentándolo y prohibiendo en absoluto la entrada á menores de edad, pudiera concebirse el consentimiento del juego,
pero de ninguna manera la AuroatzAcioN; pues si siempre
el vicio fue funestísimo, tal corno hoy existe, y atendiendo
al incremento que va tomando, ¡figúrate, lector! se enriquecerán á muy poca costa y en brevísimo tiempo, como vemos, algunos perdularios y licenciados (de presidio), mientras que hoy unos, mañana otros, todos, absolutamente
todos cuantos inocentemente y de buena fe acudan á esas
casas; se hundiran irremisiblemente.
SALTO.
Es tan desmesurada la ambicion de todos los Gariteros,
que apenas reciben órdenes para cerrar las casas ó suspender el juego, improvisan éste, á modo de tienda de campaña, en cualquier casa, eligiendo, al efecto, generalmente
un burdel para no ser notada la afluencia de caballeros á
dicho sitio que denominan SALTÓ: y tanto aquellos corno
sus representarises, desempeñando el honroso papel de
GANCHOS, buscan sin descanso é interesan
á sus clientes
gordos para que concurran. Esta medida que oportunísi-
Biblioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
81. —
ma é ingeniosamente adoptan les reporta pingües utilida-
des, porque además de eximirse del pago de contribucion
concretándose, segun ellos dicen, á gratificar generosamente
al inspector del distrito) y reducir la nómina del personal y
utensilio, tienen la gran ventaja de que, impidiendo la entrada á los puntos peseteros, mirones ú observadores, sólo
concurren los fuertes, que, obcecados, ó por temor á ser
sorprendidos á pesar de la garantía (0) que les ofrece el
Garitero juegan violenta y azoradísimamente, cuya causa
aprovechan los Banqueros para hacer sus acostumbrados
enjuagues y despacharse á su gusto, ó como se dice vulgarmente, d sus anchas; resultando, no cabe duda, que todos
los parroquianos salen aliviados de peso, enjutos y de recibo,
exceptuando los debultoófigurados, que son indispensables
para formar Partida.
GANCHOS.
¿No te ha salido nunca al encuentro, caro lector, algun
gancho 6 pinche? ¿No los conoces? ¿Ignoras, pues, su mision? (Tampoco sabes los puntos en que se sitúan? Te enteraré para tu gobierno. .Ves un jóven simpático de mediana estatura, pelo castaño, corto y algo rizado, ojos pequeños y expresivos, casi imberbe ó con muy poco bigote,
que viste traje de color habana, capa con embozos verdeazulados, sombrero muy bajo, que está todas las tardes paseando en la acera del café Imperial perteneciente á la Carrera de San Jerónimo? ¿No has visto en el mismo sitio
junto al Universal, otro, vestido de artesano, con camisa de
color, rayada, corbata de nudo larga, cazadora negra, pantalon aplomado, sin capa, alto, moreno, canoso, de bigote
,lio te e a de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 32 —
idem y ojos azules? Jn10 has observado otro bajo, muy feo,
morenote, de ojos grandes muy saltones, medio tuerto del
derecho, que viste como el anterior, ó con traje de color
café á cuadros grandes, parduscos, y en los dias clásicos
levita, pantalon negro corto, sombrero de copa, y corbata
negra estrecha? 1.\l"o ha llamado tu atencion un vejete de
unos 56 años, muy pequeño, moreno, consumido, nariz
larga y aguileña y de un conjunto sui generis, que muy
envuelto en su capa y metido en su gran chistera algunas
veces, pasea constantemente, sin variar un ápice el itinerario, desde el café antiguo de Levante hasta la fonda de
Lhardy? No ves... peroá qué continuar? Cómo es posible
ir enumerando todos? Verás cómo ejercen su industria.
Acércate hecho un batuecas, fingiéndote recien venido del
pueblo, á la acera, el, mejor dicho, á la puerta última del
Imperial que da á la Carrera, é inmediatamente se acercará
á ti cualquiera de aquellos diciéndote oficiosa, confidencial
y sigilosamente: «aquí ya no hay juego, nos hemos trasladado.» Otras veces, si están cerradas en absolut olas casas de
juego, dicen: «pero usted vé cuanta inconsecuencia del
Gobernador? ¡tan pronto autorizar como suspender el juego! No se moleste usted en buscar, pues no hay ninguna
Partida abierta; sólo hay salíos, pero toman muchas precauciones, pues no admiten á un cualquiera; á mi me han
recomendado uno, y ahora mismo voy allá;¿quiere usted
venir? Pues creo que yendo conmigo, no le obviarán la enentrada...» Otras veces se fingen conocidos por haberte
visto en la Partida de Juan ó Pedro, en la que dicen haber
servido ellos; el resultado es que, si tú te dejas guiar, te
conducirán seguramente, no á cualquier casa de juego,
sino á alguna de las muchas chirlatas que constantemen-
c a de Ilusionismo. Fundación Juan Mare, (Madrid)
ale»
—
33 —
te, y á ciencia y paciencia de ciertas autoridades, existen
en la Córte.
ENCERRONAS Ó CHIRLATAS.
M'use este nombre á las casas de juego clandestinas.
Estas funcionan en varios puntos, de una de la tarde á diez
de la noche, y cuando las partidas están cerradas, es cuando hacen el caldo goi do, porque á ellas no concurre ningun jugador de oficio, sino algun jóven incauto ó infeliz
forastero, que inocentemente se ha confiado de algun Gancho. ¡Qué aspecto tan poético presenta su interior! ¡Lástima no haberlo dibujado Murillo! Allí ves una mesa en
cuyo alrededor hay sentados seis ú ocho tipos, hambrientos, con mucho dinero delante de sí, haciendo grandes
puestas para hacerte creer que júegan dinero de su bolsillo;
los Banqueros te clavan la mirada, y como para incitarte á
jugar, extienden mucho la moneda gruesa del fondo, calando con mucha gravedad la baraja, que ya tienen compuesta ó señalada. Todos los circunstantes te brindarán
con asiento, como tambien tu introductor, quien, á fin de
que juegues, te dará un duro para que, con otro tuyo, le
pongas de vaim; lo pierdes, te dará otro, y así sucesivamente te irá dando algunos más, que con los tuyos quedaran en la mesa; pero el Gancho no ha perdido nada; muy
al contrario, gana la tercera parte de tus pérdidas, que son
los únicos derechos, segun el arancel vigente, asignados por
su oficiosidad é industria. Ahí tienes fácilmente explicada
la causa de que haya tantos compatriotas de esa calaña y
que aumenten considerablemente, disputándose la vez,
cuando están suspensas las partidas 6 en dias de romería,
3
lio te c a de ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 34 --en que afluyen forasteros, pues no sólo redoblan su actividad, sino que emplean mil ardides para interesar á que
vayan hasta sus más íntimos amigos.
VÁRIOS JUEGOS DE AZAR.
Sin embargo de que los Gariteros, en el momento de
suspender el juego, improvisan convenienternen.te el SALTO,
sacan además buen partido del billar y habitaciones contiguas; pues sin duda por no considerarlos prohibidos, ó
porque las autoridades no persiguen más juegos que Monte
y Ruleta, invitan á sus paniaguados á ocupar una ó más
mesas, que al momento están llenas de puntos peseteros,
poniéndose á jugar descaradamente al Golfo, Siete y media, etc.; llegando á tal grado el cinismo en algunos billares, que hasta verás el escandalosísimo é inmoral juego de
Puno y Rueda. Tan inocentes recreos producen cuantiosos
emolumento s al dueño de la casa de juego, quien, teniendo allí tantos parroquiano s , parte del personal, y más que
todo, colocadas convenientemente muchas sillas sobre las
mesas del crimen, alejan hasta la menor sospecha de que
éste esté situado en otra parte. Esto, -sólo á ciertas horas y
en determinados puntos, no te parezca que, corno en circunstancias normales, es permanente como las partidas,
que parecen el movimiento continuo, por cuanto sólo suspenden el trabajo los momentos puramente precisos para
hacu la limpieza.
BILLARES Y TERTULIAS.
•
Sería una grandísima é imperdonable indiscrecion si yo
fuese á clasificar éstas..., no por temor á nada, sino porque
aun cuando enseñar al que no sabe es la primera obra de
&Matera de Ilusionismo. Fundación Juan Mara (Madrid)
-- 35 -misericordia, no debo abrir los ojos al jóven inexperto que
afortunadamente los tenga aún cerrados. Creo he dicho
bastante... le sage entend d demi mot. Sólo te diré que si
hallándote en algun billar pasando el rato se te
acercase
alguno invitándote á jugar, aunque sea de poco dinero, al
dominó, tute ú otro c ualcuiera, jamás aceptes,
dan con las
más ventajosas condiciones, ni le atiendas siquiera, porque
has de tener entendido que siempre, muy particularmente
cuando no hay juego, aculen ä los billares varios c aballeros, previamente confabulados, á buscar primos. Si, aceptando sus reiteradísimas é intempestivas ofertas, juegas
mano á mano, se pondrá alguno á tu lado, como interesándose por tí, pero es con el fin único de apuntar á tu
contrincante, con señal previamente convenida, el juego
que tienes; si juegan dos ó más, excuso decirte que todos,
obrando de cornun acuerdo é inteligencia, atentarán disimuladamente contra tus intereses, que, como es natural, se
reparten después en fraternal armonía.
En confirmacion de lo e xpuesto, no me creo dispensado
de suplicarte encarecidamente que si, hallándote en algun
billar, ves en cualquier mesa partida de tute ú otro juego,
te acerques, y fijándote largo rato con detencion, tú mismo
confirmarás mi aserto; por lo tanto, si no quieres pagar tu
indiscrecion, huye siempre de esos pajarracos de industria.
EL MONTE.
Á. lo que he expuesto, debo añadir que el pego, salto
la bolita, si no se han desterrado completamente, al menosy
vánse sustituyendo con otros ardides, más perfeccionados
ingeniosos, aunque menos conocidos. Sería tarea ditici-
lio teca de Ilusionis mo Fundació,,
Juan March (Madrid)
— 36 —
lísima, casi imposible, describir todos en un torno volumi-
noso, cuanto más en un folleto, por lo cual, y para que te.
sirva de gobierno, me limitaré á decirte que abrigas un
error crasísimo al creer segura, infalible la ganancia jugando el la oreja (I) 6 haciendo la idem, porque, entre otros
mil artificios ocultos tu penetracion, sucede, y tú mismo
habrás observado:
.° Que algunas veces es tan insignificante la diferencia de posturas de una carta á su contraria que, áun cuando pierda el banquero cuatro, seis 6 diez tallas, se resarce
de todas las pérdidas á la primera regular que tire.
2.° Tiene además la ventaja del En;rés (2); pues á uno
bueno se regenera por completo, ó lo que es igual, para
que lo entiendas mejor, recobra todo el fondo anteriormente perdido. Eso, suponiendo—y es lo mejor, y hasta
imposible de creerse,—que sea banca de buena fe y sin
figurones; y
3.° El impuesto de puertas: porque si, v. gr. hay en una
carta sólo mil duros, y seis mil pesetas en la contraria, aun
cuando esta, ó sea la cargada, gane, si es en puerta (3) paga
sólo con diez y ocho mil reales á lo sumo (4).
Si alguna vez has creido gänar tallando te habt'as llevado
mico, pues, prescindiendo de que la utilidad es únicamente para el Garitero; ¡suceden tantas cosas!... ¡Ah! ¡Si yo
(O Jugar á favor del banquero poniendo á la carta descargada ó de meno!
cantida
(:) Una jura-ret,, conocida por todos los tahures.
(3) La pr mer a a que se ve al volver la baraja.
(4) Como ganando en puerta se reserva el Banquero la cuarta parte, pagando szis al que debla cobrar ocho percibe sólo diez el que pone catorce. Esto
son primos por que su postura sufre mayor quebranto.
Bffiliateca de Ilusionismo. Fundación Juan March Madrid)
— 37 -dijera cuanto sé y he visto! Te relataré cierto caso que me
convenció íntimamente de la imposibilidad absoluta de ganar jamás, y sostener lo contrario no cabe más que entre
los muchos galafates concurrentes á esas casas, ó en algunos desgraciados que se hallen sufriendo la plenitud de una
fiebre. Un dia (previa subasta de as) sentóse á tallar un conocido mio, y otro pajarruco, con pretexto de haberle antes pedido y llevar la cuarta parte, se puso de Gurpie para
ayudarle (buena ayuda! á caer) y ¿qué hizo? dar el santo y
seña á un compinche (que no descuidó colocarse á su derecha) quien paulatina é insensiblemente, sin observar la
trama ninguno de los Puntos, ni aun el mismo Banquero,
se llevó casi toda la Banca (1). No creas que los muchos
Rositas (2) que ves en todas las partidas, dispuestos a prestar su utilidad y servicios, lo hacen por la pequefia gratificacion (3) que puedan percibir del Banquero, sino por
el gran beneficio que les reporta la confabulacion con otro
de su pelaje, quien, como es consiguiente, participa tambien
del fruto de los habilidosos enjuagues del Gurpie.
-. No has observado, no te fijaste alguna vez en cierto
Punto, que, situado generalmente á la derecha del Banquero (aun cuando éste sea el duefio de la casa), tiene delante de sí todo el dinero, carga (4) ó se retira (5) con gran
oportunidad, así como tambien acierta siempre ganando
(1) Aquí significa el dinero del fondo.
(2) Son personas que tienen gran agilidad y destreza para mancar los naipes; asi que, cuando uno cualquiera desea tallar, prometiéndose un éxito brillante, echa mano de ellos para que les áyuden.
(3) Un real por duro de ganancia es lo general, pero algunos, muy tumbones, dan la quinta parte.
(4) Aumentar cantidad á la puesta anteriormente.
(5) Quitar la postura.
lioie de Ilusionismo. Fundación Juan
March (Aladrid)
— 38 —
cuántos Entreses van por él? Cómo te explicas eso, lector
querido, así como tam bien de que siempre venga la carta
sencilla cuando pide el Entrés cualquiera otro de los Puntos? Te lo diré. El tallador, siendo generalmente jugador
de ventaja, á fin de no perder nunca, aunque vayan mal
dadas, procura tener siempre (á su lado y derecha, si es
posible) un compadre, quien, recibiendo oportunamente
el santo y seña, sabe ya cuál carta viene á ganar; si ésta,
siendo la cargada, dobla, se apresura ä pedir Entrés (por
su cuenta, se entiende); algunos se retiran, cási todos lo
juegan además, y como resulta que lo pierden por haber
venido la doble, ó sea á la que ellos pusieron y después se
retiraron por jugar á la contraria, cobra todo el consabido,
evitándose además el Banquero pagar lo que hubieran ganado, dejando quieta la postura en caso de no haberse ido
ä la contraria. Si la carta que viniese á ganar estuviese'
muy cargada, el compinche ó autuvionista, como yo le llamo, copa '(t), y todos se quedan sin cobrar menos él por
ocupar el sitio de preferencia, 6 sea la derecha del banquero.
Esto y muchísimo más, que en obsequio de la brevedad omito, sucede y se ha verificado siempre, átin cuando
talle el mismo Garitero. Yo jamás hubiera concebido tamaña inmoralidad á no haberla presenciado. En cierta casa vi
que un Punto, después de haber ganado puestas muy considerables, redujo el monten de duros que exhibia orgulloso á papel, y, metido en su elegante cärtera, se retiró; pero
sucediéndole otro punto (6 coma) igualmente afortuna(1) Copar. Poner una carta á bravés, que equivale á decir: .Juego tanto
tomo hay en el fondo.. •
BT
h lioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
-- 39 -do, el Banquero, viéndose en la necesidad de reponer la
Banca, pidio fondos al encargado, ó sea á su Representante, quien ¡cosa rara! al llenar su cometido, sacó precisamente vários de los billetes que se habia guardado el otro,
los cuales, habiendo sido antes mies, no tardé en reconocer al momento por una serial cäsi imperceptible que hago
á todos cuantos pasan por mi mano.
Tambien habrás observado, desgraciadamente, más de
una vez que, cuando tú ó algun amigo habeis reclamado
de buena fé cualquiera postura, aun la más insignificante,
nädie, absolutament e nadie, ni dun los mismos que os vieron colocarla, abogará por vosotros; esto es debido ä que
muchas personas, al parecer decentes (galafates), están alli
puestos por los mismos amos de la casa para hacer bulto y
cobrar áun cuando gane la carta contraria ä la en que ellos
ponen, pues, al efecto, reclaman en alta voz, y dándose
gran tono, la postura que se les antoja, y, como siempre
cuentan con el apoyo de los vigías y confidentes de la casa,
les dan la razon, y, por consiguiente, el dinero. Así que,
todo lo que hacen los dependientes de acercarse al oido de
los Puntos preguntándoles: «Usted ha visto algo? sabe
usted de quién es? )' Todo es una farsa, es sólo una fórmula para cubrir el expediente, y aparentando legalidad, que
jamás existe, por cuanto siempre salen favorecidos los mismos, quienes, dicho sea de paso, ningun salario perciben
del dueño, pues están suficientemente remunera dos con el
importe ä que asciende el gran número de muertos que con
su autorizacion levantan.
Queda, pues, probado evidentemen te , y jamás vacilaré
en asegurar que las ganancias son ilusorias, son un mito;
pues unos, haciendo alarde de ganar y dando dentera
aura de Ilusionismo. Fundación Juan
March (Madi-id)
— 40 -con mucho dinero (que no es-suyo), sirven de estímulo e
incitativos; otros, aparentando jugar, cobran, todas las veces, tomando lo suyo y lo ajeno; muchos, ocupando un
asiento de preferencia, desempeñan asidua y concienvidamente (I) cierta mision; la mayoría, casi todos, están allí
poniendo en práctica las más ruines é inconcebibles astucias
para explotar manc, munadamente al infeliz que, desconociendo esos centros, va de buena fe. Consecuencia:
El mejor de los dados
Es no jugarlos.
LA RULETA.
¿Quién, más autorizado que yo, puede hablar de ese
juego? Yo, que he permanecido en Baden todo un verano,
ó sea la única temporada en que gira el cilindro; yo, que
hace tiempo recorrí varios Ducados de Alemania, como
Ems, Spá, Mónaco y otros; yo, finalmente, que hasta por
curiosidad he visitado el punto único en que se juega todo
el ario, y por cierto en una ocasion, para alejar la menor
sombra de sospecha, colocaron sobre agua el aparato, sí,
en Hombourg, .conocerá yo ese juego? Pues a. pesar de ver
tantas y en diferentes paises jamás recuerdo haber visto
ninguna como las de España, donde por los variadísimos
é inconcebibles fenómenos que se realizan; por los Ifectos
tan extraordinarios como, desastrosos que produjo siempre;
por... en fin, todo, todo induce á creer que nuestras Ruletas son de un sistema, de una construccion tan particular
que parecen de Paripé. Yo, á los partidarios ó defensores
de ese juego les suplico me contesten satisfactoriamente las
preguntas siguientes:
Biblioteca de I lusio n ismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 41 —
t.' Si el Monte, ofreciendo el garitero, además de los
Ent reses, la ventaja líquida de un 25 por too lo cede al
que, previo pago de derechos, quiera tallarlo, .cóticio no
deja nunca tirar la Ruleta que sólo rinde (al parecer) el 27
por mil?
2. 2 Si, como todos sabemos, donde no hay ganancia la
pérdida está cerca, ¿cómo los Gariteros siendo tan interesados divierten dos ó más horas gratis á los clientes suprimiendo el cero? ¿No hay la misma razon para que en ese
tiempo, durante el dia, tallen sin puerta en el Monte? Luego
Tor qué rió lo hacen? ¿No son dignos de la misma franquicia los jugadores de éste?
3. a ¿Por qué, despues de decir «hagan juego,» se entretienen recogiendo el dinero de los que han perdido en la
anterior tirada? . 1\.10 parece más propio que pagáran de lo
mismo. que recogen en vez de lo del fondo?zNo sospecharía
algun malicioso que los Ruleteros, haciéndose los distraidos, se están fijando en las posturas y en el modo de brujulear de cada cliente para irle conociendo en lo sucesivo?
4•' ¿Por qué muestran un disgusto tan marcado y hasta
reprueban ágriamente que se coloquen posturas en el mismo instante que va á caer la bola?
5.' Toda vez que en el Monte, como en todo juego hecho, se admiten embuchados (1) ¿qué causas lo impiden en
la Ruleta? Y
6. a Por qué muestra tanto empello el Ruletero en ver
todas las posturas exigiendo que el oro se ponga sobre la
plata y ésta sobre las fichas respetivamente?
(r ) Postura de oro entre la plata, ó de este metal entre fichas
de modo que no se aperciba el banquero y le sorprenda si gana.
lio teca de llusiotüsnto. Fundación Juan Mara (Madrid)
ó cuartos;
— 42 —
¡Parece mentira que, despues de todo, haya quien juegue á la Ruleta! ilnfelicisimo una y mil veces cuantos,
halagados por los Ruleteros (quiénes conociendo su constancia é insaciable codicia, para engolosinarlos les regalan
niuy de tarde en tarde algun pleno) permanecen allí horas
enteras derrochando cantidades fabulosas! ¡Ah! ¡cómo se
conoce que no es el fruto de un sudor contínuol Sí, lector
amigo, cuando yo veo allí en tan horrendas sesiones dias,
semanas y aún meses enteros á tantos personajes que, víctimas de su credulidad, mejor dicho, de su estupidez, no
comprenden, no quieren atender las razones; y, ¡hasta tienen el cinismo de reirse cuando les reconviene algun buen
amigo! cuando contemplo allí tan considerable número de
funcionarios públicos que, en vez de prevenirse contra los
mil y muy variados fascinadores existentes en ese juego,
permanecen impasibles dejando toda su fortuna y hasta sit
honra; cuando considero... pero•i.á que continuar? ¿Qué te
parece digo para mi saco? En primer lugar, me compadezco de éllos, que al fin y postre, en dia no lejano, se
convencerán del fundamento razonadísimo de mis aseveraciones, cuando se hallen expiando su crimen; en segundo, que, á juzgar por la inversion tan torcida, no fueron
jamás comerciantes, no ganaron á pulso sus intereses, sino
que su adquisicion fué debida á un azar, ó á herencia; y
últimamente... pero pasemos par alto tanta... jAh! ¡.Si yo
te contara casos precisos, fechas y hasta nombres propios!
¡Á cuántos personajes pudiera yo citarte que tú, caro lector, conoces bien, unos, como elevados funcionarios; otros,
como propietarios de provincias; todos como verdaderos
primos! En fin, compadezcámosles y quiera el cielo despierten del letargo profundísimo en que se hallan sumidos.
13 Iliotec
a de Ilusio nismo. Fundación Juan
March
(Madrid)
— 43 —
Corno prueba del juicio que toda persona algo sensata
forma de la Ruleta, te relataré un caso. Hallándome cierto
dia en la sesion de una, constituida en el punto más céntrico de la capital de la moncrquía, ví á un extranjero jugar
desordenadamente (pues llenaba todo el paño de centenes),
é irritado al ver que casi todas las veces salía uno de los dos
ó tres números que dejaba de llave, y harto de obtener siempre el mismo nada satisfactorio resultado, exclamó con voz
firme, entera y sonora, ante una clientela nurnerosísima,
que le oyó impávida, estas textuales palabras: «Vine aquí
hace quince dias y gané; he jugado después, y tnútis: he
con tiado gruesas sumas al azär, y aunque he perdido mucho, he tenido tambien la satisfaccion de desbancar varias
Ruletas, ménos . en España; en ningun país he visto lo que
aquí; y no concibo el que, ä pesar de ver el pésimo éxito,
debido indudablemente á alguna añagaza, se acerque nadie, pues debieran mirar con horror esta Ruleta, porque
estoy íntimamente convencido de que todos los españoles
se arruinarán dentro de muy breve tiempo.»
Yo, por mi parte, sólo te diré, pues estoy convencidísi.
mo que
Si Rotschild, por pasatiempo,
Viene ä sesion de Ruleta,
No le queda á los tres meses
Más camisa que la puesta.
LOTERÍA DE CARTONES.
En mi a fan de despejar todas las incógnitas del juego,
denunciando algunos de los muchísimos abusos é inconcebibles inmoralidades que, a. merced de la credulidad, sen-
lio teca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 44 —
cillez e ignorancia supina de los explotados, se cometen sin
interruPcion, no llenaría cumplidamente mi propósito si
ahora que hay un recreo nuevo lo pasara por alto.
jugaste alguna vez, lector carísimo, en la planta
baja é independiente del café del Brillante á la Lotería,
cuya sesion, años ha, duraba desde la postura del sol hasta
/as siete de la mañana? ,;. Recuerdas bien la gran precipitacion con que jugaban? ¿Viste, por ventura, que una vez,
una sóla siquiera, llevaran por aquel tan vasto salon, para
satisfaccion de los interesados, como debian, las bolas y el
canon ó cartones agraciados? Jamás; y lo que era más punible todavía, y recuerdo muy bien que cierto dia un amigo mio, conocedor del intríngulis é íntimamente penetrado
de la confabulacion ó compadrazgo que existía, usando de
su perfectísimo é indisputable derecho, se apresuró á pedir
en voz alta « can'on y bolas,» pero muy léjos de ensefiárselo, como interesado, no sólo le contestó el barbian cantador:
«Es YA tarde,» sino que recibió una estrepitosa silba, iniciada por los dependientes de la casa y acompañada con
prolongados murmullos por los jugadores más inmediatos
al mostrador.
Has de saber asimismo que en este juego, como en la
Ruleta y demás de azar, hay tambien Puntos figurados, jugando por cuenta de la casa; ésta les da antes de empezar
doce, quince ó más duros para que paguen como todos, y
á fin de desorientar al verdadero jugador, y para que no le
dé la idea de revisar alguna vez los cartones agraciados y
convencerse de la trampa é ilegalidades mil que se cometen, pide con voz muy hueca: «Cartony bolas,» y dicho se
está que, para no infundir la menor sombra de sospecha, la
presentan al momento. Ignoro si Ilegarian tantas informa-
Biblioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
•
— 45 —
lidades á conocimiento del Gobierno, por cuanto éste,
usando de sus atribuciones, no sólo la suspendió diez arios
hä, sino que, á pesar de las eficacísimas é incesantes gestiones Practicadas por sus dueños, se mantuvo firme en su
resolucion; pero no he acertado á comprender, no he podido explicarme todavía el modo y forma empleados para
embaucar á las celosas autoridades, puesto que de un mes
acá (desde el 24 de Enero) se juega otra vez con tan sin
igual osadía. Noticioso y o de ello (con asombro, en verdad)
penetré en el consabido salan interior, cuyas paredes ostentaban varios cuadros, relojes, etc., y cuyos asientos estaban
ocupados por gente de distinto pelaje; preguntándole á un
dependiente «si se habia organizado la antigua y tan renombrada LoTERfA,» me contestó muy brusco: «No es LOTE RÍA, sino RIFA: dígame usted cuántos cartones le traigo, ti
márchese usted de aquí, pues no permitimos que haya mirones.» Te advierto que mientras esto sucedia arrojaban,
despachándole á bofetadas, á un infeliz que fué en busca de
un pariente.Á mí, por permanecer algunos minutos, me
costó tres duros, pues no gané ni una extraccion: mas no
debo sentirlo por cuanto, aunque no pude evitarlo, presencié y debo manifestarte que «se cometian las mismas tamañas informalidades de antaño, y echaban del salon á viva,
fuerza al que, por no tener ó habé-sele concluido el dinero,
perrnanecia un minuto sin jugar.» No puedes figurarte el
orgullo y despotismo de los dependientes. ¿Tú sabes á
cuánto ascendía diariamente su salario? Horroriza decirlo.
Hay diez criados, aparte de los galafates del mostrador, y
cada uno saca de 3o á 40 duros de propinas, que al fin de
la sesion se elevan á diez mil reales; une á esta asombrosa
cantidad la respetable cifra de dos mil novecientas á tres
lío teca de Ilusioitismo. Fundación Juan Mara (Madrid)
— 46 —
mil pesetas á que asciende el premio de le casa, y resulta
que ninguna noche baja de r.000 duros lo que se deja en
ese misterioso antro.
Ya te dejo expuesto lo que sucede, y si tu curiosidad
es tal que te impulsa á acudir á la RIFA, pagarás aquélla,
no con el bolsillo solamente, sino exponiéndote á que
alguno de los muchos barbianes te saque algun hueso de
su lugar.
DIÁLOGOS.
(EN LA PORTERÍA DE UNA CASA DE JUEGO.)
—Está el señor M , y me hace usted el obsequio de
llamarle?
—No se si estará, pues no le conozco; pase usted sin reparo alguno, no tenga usted inconveniente.
—Gracias, no quiero pasar; por eso suplico á usted le
llame.
—Siento no poder complacer á usted, pues no puedo
moverme de aquí, ni áun faltar un minuto; por lo que he
rogado á usted que pase.
Viendo el caballero la :nutilidad de sus ruegos, entró,
y al ver en la Ruleta mucho: señores (l i que ganaban, empezó á jugar poniendo una pesetilla, después un duro, luego un centen, hasta que concluyó por sacar y perder varios
billetes de Banco encarnados.
Al dia siguiente leí en un periódico: «Un caballero se
ha arrojado esta mañana del piso cuarto de la casa número Ignóranse los móviles que le hayan impulsado á
tomar tal determinacion.»
Biblioteca de Ih.ionismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 47 —
(2i. LA PUERTA DE UN GARITO.)
—¿Qué tal ha quedado ese caballero? ¿Habrá perdido
todos los billetes?
—¿ClUál dices? ¿El alto, gordo, rubio, de barba, con anteojos?
—Sí, el mismo.
—Ha perdido; pero es empleado gordo de Gobernacion,
y escribe libros que, por bien parecer ú obedecer indicaciones superiores, compran todos los del ramo; por lo tanto, nunca le falta dinero.
—Y el otro primo D. Paulino, ¿ha sacado algo?
—¿Ese? Otro tal; tan imbécil como el rubio: ya lleva
perdido algo. Anoche, veintinueve mil reales; anteayer tarde, treinta y cinco billetes de veinte duros, y diez de mil
pesetas; todos los dias lo mismo, poco más ó ménos.
—Buen pelo van á echar los dos nenes y compañía!
(EN EL CAPA DE UN PASAJE.)
—Adios, Eduardo, ¿dónde vas? (5, mejor dicho: ¿de
dónde vienes tan precipitado?
—De ninguna parte. Qué hay de política? ¿Qué me
cuentas? ¿Á qué vendrá el general Martinez Campos?
—Ni tú ni yo hemos de gobernar el país, con que así déjate de política. Te he llamado porque te he visto salir de
una casa ---iCá! Una casualidad, voy muy raras veces; hoy tenía
un duro, lo he cambiado eh fichas; y perdido ya, por haber puesto diez veces seguidos al negro, que se habia negado veintitres más, me he retirado.
— 48 -—Pues mucho cuidado no te aficiones, que se empieza
por muy poco y corno por pasatiempo, y luego Ya ves
lo que ha sucedido á Alfredo.
—¿Alfredo el Relojero? Nada sé de él. C.?. ué le ha pasado?
—Pues ya ves que tenía muchos parroquianos en el aristocrático barrio en que vivia, y después de haber jugado
novecientos duros ahorrados, y el préstamo sobre algunos
relojes que le dieron á componer, se pegó un tiro anteayer.
--Lo ignoraba; ipobrecillo! ¡Qué ciego era por la Ruleta!
—Pues me extraña que no lo hubieses oido tú que frecuentas los Garitos y
—Nada mas natural; porque en casa del ahorcado no
oirás mentar la soga.
—Adios, enmiéndate.
—Adios, y- gracias.
(EN EL CALLEJON DE PELIGROS.)
---Quién te conoce sin capa y tan destrozado?
—Ya ves; tengo empeñada la ropa y hasta ---Por qué empeñas nada? JnTo te cubren tus papás las
principales atenciones? ¿No te dan además mensualmente
ocho duros para vicios? ¿Pues qué más deseas?
—Si, pero el vicio Anoche se llevó un caballero gran
puñado de duros y ocho billetes. Todos los dias, sentado
en el mismo sitio y á una misma hora, le verás ganar fabulosamente. JnTo puedo ganar yo tan bien como él?
—No es fácil; yo jugué tiempo há dos semiplenos (números 32 y 35), y en el momento de dejarlos venian á ganar, me escamé y no he vuelto. Y, Mude vas por aquí?
B Mi° leca de Ilusionismo. Fundació, Juan March (Madrid)
— 49 —
Acaso, como contertulio del tio Lúcas, .vienes á su taberna a. comer las judías?
--No me permito tanto lujo, amigo mío; vengo al Bodegon del Rosendo á tomar dos tajaditas de hígado,
y
cuando no hay ni aun para eso, tomo una gallineja por dos
cuartos en la plazuela de junto a. la Virgen de la Paloma.
—¡Qué criminal eres! ¡Suicida! ¡Que por jugar te privas
hasta del alimento más indispensable y vas á morir por
consuncion!
—Déjalo, no te importe: génio y figura --1\lo me ha de importar? Te aprecio, y, por lo tanto,
repruebo altamente esa vida tan azarosa que' arrastras,
pues que, á la verdad, te conducirá á un fin muy desastroso; as;, pues, enmiéndate para que no se cumplan mis
presentimientos.
(EN UN FONDIQUE.)
—Y usted, comandante, estaba anoche y fué sorprendido en la Partida de.?
—¡Ca! Al momento me largué por la puerta falsa. Pero
fué milagro y mc extraña que no recibieran aviso los amos.
—Tuvieron soplo, y con mucha a nticipacion; pero en vez
de dejarnos marchar, diciéndonos como otras veces: «vayan
s aliendo poco á poco sin acelerarse, que da tiempo sobrado para irse todos,» sin duda por aprovechar más talladas
dilos salvaron los fondos y á nosotros nos entregaron como
c orderitos: es decir, yo, gracias á mis patas, me libré.
--Está visto que no hay seguridad, y, por más garantía
que ofrecen, de boca, los dueños, todo el que concurre á un
4
lio
teca de Elusionismo. Fmulación Juan Mara
(ILTadrid)
— 150 —
garito, sea cual fuese, tiene colocado un pié en el peldaño
del Saladero.
—Ciertamente que... y ahora hace días está eso muy perseguido, porque los Jueces no son como la policía, y por
más que R... muestra tranquilidad, tiene su mieditis, pues
toda subvencion ahora es ineficaz.
—Y si nos llevan á la cárcel ¿qué nos pasa? ¿qué nos va
á suceder?
—!Pchis! Que velarías en el patio con todos los granujas,
y al dia siguiente y sucesivos harías, como uno de tantos,
la limpieza hasta de las letrinas; y últimamente, áun decretando tu libertad, no la obtendrás sin presentar fiador de
casa abierta y ¡diez y siete pesetas!
—¡Zapel no sabía. Me escamo; ya no piso más Partidas.
(EN EL PRADO UN MÁ — TES DE CARNAVAL.)
—¡Diantre! ¡Qué carretela, qué tronco! o cle quién será?
—; Buen personaje! LI\io le conoces? Es el amo de la Partida de...
--¡Sería antes muy rico! ¡Cuánto puro, cuánto despilfarra en cafés y!..
—Antes tenía lo que tú en Montevideo; pertenecía al
crecidísimo número de personas que, sin temor ä trastorno
ni vejamen alguno en su familia, pueden morir abintestato; pero ¡hoy, ahora, amigo!.. En cambio los demás...
Mira ¿ves? ¿conoces á ese?
—Recuerdo no haberle visto jamás.
—Si le has visto, le conoces bien, Es aquel D. Estéban
que se presentaba en todas partes tan estirado y tan elegante;
BIliotec a de Ilusionismo Fundación Juan March (Madrid)
— 51 —
sí, aquél caballero que tan e mpaquetado iba ä todas las
Partidas y cuyas crecidísimas puestas así como su incesante
mala sombra admiraban todos los Puntos. Ahí le ves, no
parece ni áun su sombra.
(: i.iién le conoce? Tan d emacrado, tan envejecido, tan encorvado y tan....
—Pues aprende; porque eso mismo te s ucederá ki tí, é indudable y forzosamente á todos, todos, Tonos cuántos de
buena fé concurrís á tan denigrantes círculos. Vaya, adios
y cuídate.
—Gracias, adios, hasta otra vista; sigue bien.
(EN LA PLAZA mAvoE.)
es de usted, D. H omobono? tanto tiempo sin verle, ¿continúa usted en su comercio?
—Déjeme en paz, D. Calixto. Después de tantos sacrifi-
cios, después de tantos vejámenes, después de tantos desembolsos como me impuse para adquirir parroquia, perdí
ista, el crédito y todo; pues hoy me veo aborrecido de la
sociedad, despreciado de mis amigos y hasta...
—Pues
eso? Antes tan querido y tan respetado, c‘itrtam vare?
—Ahí verá usted. Tenía un deudor y
jamás daba la cara, dijeronme acudía al juego, luí en su busca, y... yo no
sé lo que por mí pasó, qué fascinacion, qué alucinamiento
me embargaría que, sin saber cómo, .)bstruidas sin duda
mis facultades, deposité allí parte de mi fortuna y toda mi
honra. En fin...
— Consuélese, amigo, sufra resignado; !cómo ha de
ser!
ya no hay remedio. Adios, y consérvese usted bueno.
—Gracias mil, amigo, lo mismo deseo á usted.
oteca de ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
— 52 —
(EN EL IMPERIAL.)
—A5nde has estado, Juan, que no te he visto hace ya
tres semanas por•ninguna Partida?
—Fui á la feria de un pueblo hace un mes: allí se bate
el cobre; ponen hasta mil duros de banca, pero yo no sé
como se arreglan mis paisanos que todos los años se dejan
llevar el dinero, siempre ganan los forasteros. De allí marché á la fiesta de otro pueblo y salimos tan mal librados,
que nos dejaron sin un céntimo.
—Bien empleado os está ¿por qué sois tontos y primos?
, Manolo, ¡buenos peces nos juntamos! ¿si tú
vieras?
—No seas imbécil; escúchame. En todas las provincias
de España hay diseminados jugadores de ventaja: éstos,
proponiéndose ir á la féria 6 .romería de cualquier poblacion regular, se presentan dias antes en algun comercio, 6
bien por otra persona, con barajas (ya compuestas) ofreciéndolas á un precio ínfimo; si no consiguen realizarlas,
procuran sobornar al consejo del casino 6 círculo, y si,
á pesar de las no despreciables ofertas, tampoco transige
este modesto funcionario, dan el cambia¡o al sentarse á la
mesa. Ellos (los forasteros) entre sí se hacen la guerra; y, al
parecer, se pican corno encarnizados enemigos, pero á la
postre, observa, el resultado es que todo el dinero va á los.
bolsillos de dos ó tres que, dicho se está, eran compares.
Por último, debo decirte que, para hacer su agosto mejor
y con mas disimulo, suele estar á veces metido en el complot alguno del pueblo, y de ese modo los papanatas, muy
lejos de tener la menor sörnbra de escama, se quedan tan
BPilioteen de Ilusionismo. Fundacion Jum Alarch (Madrid)
53
setisfechos sin comprender el intríngulis. Ahí tienes descrito todo cuanto sucede, no te hagas ilusiones.
—¡Diantre! ¿quién podía presumir semejantes artificios?
y dime irán jugadores de aquí?
'—Es fácil, sobre tddo cuando accidentalmente están cerrados los Garitos; pero, por fortuna, desde que los Jueces
entienden en eso les limpiarán pronto el comedero, porque
en provincias mostraran el mismo celo é in flexibilidad que
en Madrid, y nadie ignora que, alcanzando la ley á todos
los españoles, la justicia debe ser igual en todas partes.
—Veo que estás muy fundado al reprobar el juego. Oye
¿qué te á parecido ese periódico «EL MARTILLO» enemigo de los garitos? ¡Qué artículos tan furibundos publica!
—Ese papel pronto muere; pues le taparán los Gariteros
la boca dándole unos céntimos y ya no se publica más.
—Luego ¿ha sido para dar un sablap indirectamente?
—Pues claro, ni más ni menos; has de ver corno no salen
mas que dos ó tres números, la tendencia es bien conocida; lo mismo sucede con los demás perió jicos, ¿ves que hoy
han publicado artículos tan furibundos? Pues mañana ni
3 e acuerdan. Es porque muchos de ellos están subvencionados por los Gariteros, y cuando éstos se descuidan en
.untarles, se los recuerda en esa forma.
—Y no se anunció, hace muchos años, la publicacion de
un folleto titulado «Algo sobre el juego?): ¿cómo no saldría?
.¿instarían á su autor?
—¿Qué sp yo? quizás les propusiera su objeto, y, conocida
la idea comun, le darían dinero tambien. Por esta razon y
otras puedo asegurarte que jamás veremos escrito en serio
un libro sobre el juego; y ¿quién era el majo que se atrelía á ponerse frente á los Gariteros? Además un folleto que
Hataca de Ilusionismo. Fundación Juan Masch (Madrid)
— 54 --
se intentase escribir, siempre seria deficiente porque hay
pocos que conozcan Jos artificios y marañas del juego.
—Veo que todo es farsa, y nada más pura farsa. Adios y
gracias por todas tus advertencias y prevenciones, que sabré estimar en todo cuanto valen. •
—Dios lo quiera, yo me alegraré. Él te guie.
CUATRO PALABRITAS.
Al ver tú, amable é indulgentísimo lector, la minuciosidad con que te he explicado todos los misterios del juego,
—y que, dicho sea de paso, algun cándido creerá son paJ•
trañas,—habrás preguntado para tu saco: ¿qué pajaruco
será éste? qué casta pertenecerá? Pues yo te ruego enca
cida y respetuosísimamente que suspendas un momento el
juicio (quizás desfavorable) que hayas formado de mi humildísima persona, hasta que te entere de alguno de mis
actos, absteniéndome de narrarte mi vida toda, porque habiendo sido tantas mis vicisitudes y ocurrídome infinitas
peripecias, necesitaba escribirla con sangre. Sí, amigo: de
algunos años acá la desgracia se me mostró siempre compañera inseparable.
Hacia el año 186... ingresé, para estudiar filosofía, en
un colegio de los más acreditados de Zaragoza. Mis padres,
residentes en un pueblo inmediato, me visitaban, sacándome ä comer en su compañía todos los dias festivos. Como
era hijo único,—y dicho se está que era yo la niña de sus
ojos,—jamás me privaron de capricho alguno; accedian
siempre ä todas mis pretenciosas exigencias, y los veranos
me llevaban á San Sebastian, Burdeos, Biarritz y värias
poblaciones importantes del extranjero. Terminada la filoBU, lio teca de Ilusionismo. Fundación Juan Mara (Madrid)
_ 55 _
sofía, la fiera é impía parca me arrebató, en el corto trascurso de cinco semanas á los autores de mi existencia. Dejo
á tu consideracion los muchísimos quebrantos que me sobrevinieron: sólo te diré que, á fin de salir de la situacion
diametralmente opuesta en que me hube colocado, vine á
Madrid en busca de alguno de los muchísimos amigos
(léase deudores) de mi generoso padre; no hablé á ninguno; mejor dicho, ví á varios, pero en el momento que empecé mi triste relato suplicándoles, cuando no su apoyo
moral, al ménos parte de lo mucho que adeudaban á mi
buen padre, para con ello poder mantenerme hasta que
encontrase cualquier parte donde prestar mis servicios,
todos, todos me volvieron la espalda, y algunos ¡hasta me
escarnecian! Héme solo, huérfano, inexperto, sin amparo
ni proteccion de nádie: e:á dónde dirigir mi vista? !Qué
alma generosa, á cambio de cualquier sacrificio, me tenderá su benéfica mano? En estas consideraciones pasaba uno
y otro dia sin que vislumbrase un horizonte despejado; así
que, recordando el refran, A río revuelto, etc., me lancé,
como uno de tantos pretendientes, á pedir empleo, pero
todo inútil; posteriormente interesé en mi obsequio á personas de gran valía é influencia; pero, ya sabes lo que sucede en la córte: harto de quitarme á cada instante el sombrero é inclinar mil veces la cabeza; después de sufrir algunas antesalas, conseguí... tarjetas, cartas y formales promesas. Últimamente, viendo la ineficacia de mis gestiones,
decidíme á obtener destino particular; y al efecto, me acerqué á varios de esos que se titulan agentes, quienes, al ménos en ese asunto, son, como quizás tú hayas notado, unos
embaucadores, que viven á costa del infeliz confiado, los
cuales me llevaron algunos duros y no,me proporcionaron
oteca de Ilusionismo. FundaciónJuanMarch (Madrid)
-- 56 -al fin y postre ninguno de los muchísimo's destinos que
continuamente ofrecen. Dime tú ahora: en situacion tan
aflictiva, ante perspectiva tan poco halagüeña, no hallando
parte alguna en que ocuparme, aun en el servicio más modesto; viendo, en fin, todas las puertas herméticamente cerradas, ¿qué detertninacion debo tornar? ¿Debo, falto de
resignacion, dirigirme hacia el viaducto para... medir su altura? justo que prive al Supremo Hacedor de los atributos que corno tal le están sobre mí conferidos? ¡Qué desatino! Pues ¿quién soy yo para disponer de lo que no me
he dado y que tampoco puedo recuperar? Afortunadamente, supe que un antiguo compañero de colegio estaba colocado en una casa de juego; fui en su busca, y ¡cosa rara!
me socorrió segun sus fuerzas, obligándose á hacerlo todos
los dias si al efecto yo le visitase. Como la necesidad es
muy fea y no admite leyes, ¿qué iba á hacer? Después de
agotados todos los recursos, y tocar inútilmente los más
ingeniosos resortes, eme iba á dejar morir de hambre? No
se me ocultaba, á pesar de ser muy jóven, el sello ignominioso que grabase sobre mi frente en el momento de penetrar en esas lóbregas mansiones, y la desconfianza, cuando no el desprecio, que inspiraria á todos mis deudos; y,
por lo tanto, para atenuar mi delito involuntario, procuré
no absorber la atmósfera tan deletérea que allí reina, ¿sabes
por qué? ¿Acaso por falta de estimulantes? ¡Ah! no. Pues
¿qué te parece me retrajo? Mi amigo; sólo mi amigo, que á
media palabra é indirectamente me hizo comprender los
mentidos halagos del juego, y jamás me dejó apuntar ni un
céntimo. No tardé luego en convencerme íntimamente de
ser una gran verdad todo lo que en boca de mi buen amigo creí una patraña. ¡Cuánto, cuánto presencié! Todo
BIlioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
-- 57 —
cuanto yo pudiera decir sería una pintura pálida, muy pálida, por lo mucho que dista de la realidad. Pues allí, si
bien es cierto que desgraciadamente afluyen algunas personas, muy pocas personas dignisimas, no ménos lo es, y
vénse á todas horas, muchos desalmados; basta mirarlos
con un poco detenimiento para comprender, y tambien por
sus acciones, que si no han salido de la cárcel es por haber
burlado la vigilancia de las autoridades. ¡Desgraciado é infeliz una y mil veces de todo aquel que, como mi generoso
é inolvidable amigo, tiene que recurrir por precision
tales centros! ¡Con miseracion hácia el crédulo que de buena fs. acude á los garitos! ¡Ah! ¡Más le valiera haberse arrojado al mar la víspera de imprimir en su frente el estigma
tan afrentoso del dia que temeraria é indiscretamente pisó
el umbral de tan denigrante é inmunda morada. Yo, amigo nio, después de fallecer mi protector, continué visitando ese circulo; de vez en cuando ponia alguna pcsetilla,
pero aunque todos, tanto dueños como dependientes, me
manifestaban aprecio, yo aparentemente correspondia á él,
conversando con todos, pero jamas pudieron saber mi
nombre, por cuanto tuve un gran cuidado y obré siempre
con la mayor prevision é inconcebible cautela para no ser
conocido; y tan al extremo me propuse, ccn siguiéndolo al
fin, llenar mi propósito, que al efecto y para desorientar á
mis compañeros '6 amigos de colegio, me apodé «EL NAVA-.
RRILLO. » Sin embargo, no todos me conocieron por tal mote,
pues unos me llamaban Eduardo, otros Enrique, no pocos
Alberto, bastantes Pepito, pero la generalidad me decian:
«EL Pou.o Rusto;» asi que, más bien por este título se me
conocia en todas las partidas; y como yo contestaba siempre muy jovial á todos, claro está que ninguno, absoluta-
lioteca de Ilusionismo. Fundac ion Juan March (Madrid)
— 58 —
mente ninguno de los muchísimos concurrentes, ni km
paisanos rnios, me conocieron äntes hi después. Hoy, lo
confieso sin ambajes, continúo entrando á los garitos, mas
no á rendir culto al vicio, sino á observar la brújula y enterarme de todo; pues fingiéndome amigo íntimo de todos
los dueños, parrafando largo y confidencialísipamente con
ellos, me revelan sus planes, deseos é intenciones; por último, si veo allí algun amigo, le hago ver á las claras, le
demuestro prácticamente sobre el terreno todos los amaños
increibles astucias, para que, ya bien conocidos é íntimamente penetrado de todo, y por consecuencia del abismo
que le cerca, se retire para siempre.
Sí, lector del alma, ¿quién que desconozca tales centros,
por muy suspicaz que sea, áun cuando forje en su mente
un cúmulo de inmoralidades é infamias, es capaz de concebir lo que sucede en esos tan misteriososos como recónditos lugares? Sí, allí no los extraños, sino hasta muchos,
muchísimos de los clientes, ignoran la vigésima parte de
cuanto se trama continuamente en perjuicio de sus visitan;
tes; pero no te canses en discurrir, pues cuanto imaginar
pudieras, seguramente, no lo dudes, distaría mucho de la
realidad. ¡Ah, cuántos que esto lean podrán corroborar mi
aserto! Y no lo digo por envanecerme; pero ¡cuántos,
cuántos que hoy se ven sumidos en la indigencia, lamentarán no haber conocido este librejo, antes de sumergirse en
el cieno, en el lodo del vicio! En fin, para terminar pronto
diré, que la persona que concurre á las casas de juego, ó
sea la fragua de los crímenes más horrendos, pierde toda
su dignidad, pues allí se olvida de todo; allí se engendran
las más abominables pasiones; allí no se reconoce la amistad; allí se obstruyen completamente todas la facultades;
Bblioteca 1e Ilusionismo. Fundación Juan Mairlt (Madrid)
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allí hasta el hombre más cariñoso, el modelo de amigos, el
modelo de padres, el modelo de esposos se salvaiea; pero
en tales términos, que, no sólo olvida las afecciones más
íntimas, rehuyendo todo trato, sino que abandona .qt.té
digo? hasta desprecia, conduciendo por mil medios á una
extremada indigencia, á su propia mujer é inocentes hijos;
allí, en fin, después de tantos azares, de tantas privaciones
é incesantes amarguras, no labrarás tu felicidad, no conseguirás fama, honra ni provecho, no; únicamente males sin
cuento, anticipar rapidísima y visiblemente tu decrepitud,
hasta que cualquiera de los Gariteros (como los comerciantes agasajan ä sus constates parroquianos) te presente
como, por desgracia, sucede á todo jugador, y si no te
apartas tú mismo, lo has de ver muy pronto.
EL ÚLTIMO ELLTAN (1).
Un asilo benéfico donde concluir los dias de tu existencia, un rewölver, el viaducto de la calle de Segovia.
UN RUEGO Á LAS AUTORIDADES LOCALES.
.41 vosotros, sólo á vosotros toca velar por los intereses
de los pueblos, si habeis de corresponder dignamente a. la
plenísima confianza, que, al emitir sus sufragios, depositaron en vosotros. Alejad la apatía é indolencia antes que la
(i) Elijan: La última jugarreta, que, por haberle sido favorables todas las
ocurridas en la Talla ó tallada, presenta el Banquero á los Puntos. Éstos eligen á una cualquiera de las tres cartas-que faltan, y anhelando resarcirse, creyendo ganar, ponen fuerte, echan el resto. Si, como sucede las más veces,.
gana tambien el Banpuero, completa ó redondea la Talla.
lio tec a de Ilusionismo. Fundación Juan Mara (Madrid)
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relajacion, introduciéndose á la sordina, quiera entronizarse en- vuestros pueblos; pues si bien vs cierto que välense de mil medios los réprobos é infames corruptores, no lo
es menos que hay muchos más recursos para atajar ésta en
su principio. Por lo pronto, atendiendo el eco fiel de los
lamentos continuos de muchas madres de familia, debo
exponer la inconveniencia de autorizar á los barquilleros
y otros vendedores ambulantes el uso de ruletillas é infinitos juegos de azar análogos (la bolita, billar romano, pares
y nones, etc.), que estamos viendo á cada paso en todas las
plazuelas y paseos extraviados. Quizás me contesteis que,
hallándose exhaustos los Erarios municipales, hay necesidad de apelar forzosamente a todos los medios, aun los
más violentos, para allegar recursos. ¡Razon convincente!,
¡Vaya una salida de tono! Esa objecion pudiera ser menos
inadmisible en los pueblos pequefios, pero no en poblaciones de alguna importancia, y jamás, de modo alguno, en
capitales de primer órden, cuyos Municipios, aparte de
otros enredos, derrochan crecidisimas sumas en festejos y
corridas de toros. No obstante, haciendo caso omiso de
esta, por desgracia, tan atendible é importante consideracion, ¿cuántos ingresos producen esas tan perniciosas autorizaciones? ¿No conoceis que, sirviendo de incitativo, sólo
ocasionan la sisa de algunas sirvientas, y la tendencia é inclinaciones torcidas de muchos nifios? ¿Me negareis que
eso es sembrar mala se milla?¿Acaso ?« Ved, reflexionad
un momento sobre el fundamento de mis aseveraciones, y,
al propio tiempo, estudiad; pero, ¿qué digo? No teneis que
discurrir mucho para arbitrar recursos; y, si efecto de vuestra miopía (que jamás quereis reconocer) no planteais otros
medios más sencillos de tributacion, inmensa será vuestra
Inaloleca de Ilusionismo Fundación Juan March (Madrid)
Cl -responsabilidad, por cuanto existen mas eficaces y nada.
odiosos que, sin gravamen á ningun gremio, no sólo rendiria cuantiosos emolumentos, sino que . tambien, lo que
buena falta 1-rz.-cé, desarraigaria muchas, muchísimas inmoralidades, cuyo consentimiento relajan vuestro prestigio.
Sí, autoridades dignísimas, tenedlo muy en cuenta, practicadlo; y, á más de llenar vuestras arcas, conseguireis inmortalizar vuestro nombre; pero si, despreciando mis desinteresadas indicaciones, permitís todavía en lo sucesivo,.
que continúen esos agiotistas ejerciendo tan inmoralmente
su industria, entánces no hay duda que, justísimamente
indignados, os lanzarán furiosos anatemas muchos de los
que, recreándose en su infancia, y habiendo adquirido con
esos pasatiempos pueriles sus malos hábitos, después de
sufrir horrorosas é innumerables calamidades, ha llegado á la cumbre del vicio, al derrumbamiento forzoso é inevitable de todo jugador.
SÚPLICA RESPETUOSA AL MINISTRO
DE HACIENDA.
No crea V. E., como algun malicioso sospechará, que
ya voy á demandarle un destino, pues ,:cómo reconociéndome excesivamente pigmeo para desempeñar el más insignificante, había de acudir con tan pretenciosa exigencia?
No es mi ánimo tampoco dar á V. E. lecciones de economía, p.ues buena falta me hacen, y yo anhelo poseerlas para
ponerlas en práctica cuando tenga recursos, pues hoy están
de más, por cuanto, desgraciadamente,carezco hasta de los
más precisos (tanto que, tiempo ha, funciona con notable
r a de Ilusionismo. Fundado/ Juan Mara (Madrid)
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irregularidad, cuando no está completamente paralizado,
el aparato digestivo). Pues, á pesar de todo, Excmo. Sr., y
de muchísimo que, en obsequio de la brevedad, y por no
conmover el piadoso corazon de V. E. creo prudente omitir, no me mueve objeto é interés particular, sino otro muy
distinto al elevar mi súplica que, confiando será atendida,
me permito r ecomendarla á V. E. tan respetuosa como encarecidamente. Antes de exponerla, no me creo dispensado'
de hacer una larga digresion, y tambien debo hacer constar que algunos i ne tratan de loco; y ¿por qué? ¡Ah, Señor
Excelentísimo! porque en otros mejores tiempos sufragaba
generosamente todós los caprichos de algunos que, preciándose de amigos, hoy hasta se rien y gozan de mi desgracia, cuando ellos y nadie más que ellos,c f)n sus fuertísimos é incesantes sablaps, cansaron mi ruina y ¡villanos!
me condujeron á tan lastimosa éincreible situacion por que
atravieso. Si, Excmo. Sr., ese es el motivo y tarn bien, por
qué, ajustando mis actos al criterio más perfecto, jamás á
nádie me doblego, y es tal mi carácter, que á todos, del
más bajo al más elevado, sin distincion de rango ni categoría, canto muy claro las verdades, sin que me arredren las
amenazas de los unos, las baladronadas de los otros, las
fulminaciones de no pocos y hasta el desprecio de todos.
No vengo de familia de Ministros; así que, v pc,r lo ingenuamente expuesto, creo dificilísimo, casi imposible, llegar á serio; pero si, lo que no espero, por cuanto siempre
la desgracia se me muestra intima compañera, por alguna
de esas carambolas acaecidas á personas de muy baja y
hasta ignorada cuna encumbradas en dos meses, llegase ä
verme con tricornio, ¡qué reformas intrcduciria! Seguro,
segurísimo estoy, Señor Excelentísimo, que V. E. me dirá:
Bffilioteca dr Ilusionismo . Fun'dación Juan March Madrid5
-63 —
«Ignoras las exigencias é indispensables compromisos hasta
de aquellos que, despreciándote en dia no muy lejano, pero
bastante aciago, serian los primeros aduladores.» Es verdad; pero no me ablandarian sus serviles halagos, y, aunque no para vengarme, siempre tendria en cuenta los tan
variados é innumerables dicterios con que me apcstrofáran
en épocas infaustas. Sin embargo, por no ver bajezas ni infamias, no anhelo tan alto puesto; además, ¿quién iba á
aprobar las medidas que adoptase? ¿Desea conocerlas V. E.?
pues en la absoluta imposibilidad de enumerarlas todas,
reseharé algunas, las más urgentes, las más precisas, las
más indispensables.
. a Imponer una crecidísima contribucion sobre los coches de lujo de un caballo, y cuádruple sobre los de dos
ó más.
2. a No su primir la nómina de Clases Pasivas; pero dar
los perceptores é hijos de viuda pensionada un empleo
de categoría superior inmediata al sueldo que :lates disfrutasen.
3. a Organizaría las tramitaciones judiciales en forma
sencilla que no se vejäse, como en la actualidad á los interesados, quienes, algo estamados, hasta desisten prestar la
menor declaracion. Tmpoco obligaría, como hoy se hace,
los demandantes á desembolsar anticipadamente los derechos arancelarios, pues así los Jueces Municipales desplegarían más actividad.
4. a Mandaria fijar en la portada de las redacciones de
todos los periódicos, incluso los científicos é ilustrados,
que paguen cien ó más pesetas mensuales de timbre, el
ejemplar respectivo del dia, é igualmente en la de todas las
principales dependencias del Estado, el número corriente
liotec a de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
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del DIARIO DE AVISOS y GACETA DE MADRID, para que los requerimientos fuesen leidos hasta por los que no pueden
comprar periódicos.
5. a A fin de que ningun criminal eludiese la accion de
la justicia, nombraria fotógrafos, que en todas las capitales
de provincia se encargasen de retratar á todos 1 , -s delincuentes, y cuya fotografía, 'con un extracto biográfico al
dorso, se fijase en la portada interior de todos los Gobiernos civiles y Juzgados, corno tarnbien en el corredor ó pasillo de todos los Ministerios.
6. a Retiraria el título ä todos los procuradores que tan
grave é impunemente hieren la ortografía. Igual dete r minacion adoptaria, por idéntica causa, con los escribanos,
enviando á Ceuta á cuantos, no enseñando el arancel á los
interesados, cometen exacciones ilegales.
7 • a Impondria á los jueces, bajo su más estrecha responsabilidad, el deber, en dia determinado del año, de
enajenar en pública subasta todas las armas recogidas ä los
culpables.
8. a Multaría fuerte é incontemp/ativamente ä todas las
empresas de ferro-carriles que no cumplen muchísimos artículos de su reglamento.
9 • a Lejos de retribuir el cargo de médico-higienistasacaríalo á subasta, puesto ( ne su servicio se halla sobra,
datnente remunerado con las crecidísirnas gratifi aciones
que, con grave perjuicio de los voluptuosos, reciben constantemente de las burdelesas, salvas honrosas excepciones.
to. Suprimirla, por innecesarios, los revisadores de
efectos estancados, toda vez que algunos apadrinan á los
estanqueros para que expendan veneno.
t. Prohibiria que, como hoy sucede, almorzasen en
Bffilioleca de Ilusionismo . Fundnción Juan March
(Madrid)
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la oficina algunos empleados públicos; fijada en diez consecutivas las horas diarias de trabajo; proveeria, previa
oposicion, todas las plazas, sin atender compromisos é intrigas. Así, pues, no permitiria que el despacho de una solicitud, expediente, etc., se demorase más de tres dias, trascurridos los cuales, facultaria al interesado para que se presentase en queja al Jefe respectivo, y caso de ser desoido,
al superior gerärquico, hasta al Ministro.
12. Para llenar cumplidamente la segunda parte de la
anterior, concederia audiencias, no como hoy, que son un
mito, ni äun de fórmula, sino audiencia en forma, para
que ämpliamente pudieran exponerme sus quejas todos los
contribuyentes, y siendo justificadas, imponer al momento
un ejemplar correctivo.
13. Nombraría para todos los periódicos un fiscal de
forma, más indispensable que el de fondo, multando fuertemente ä los periodistas que cometen barbarismos de tan
grueso calibre, como: 1.0, escribir con g, entre otras muchas, las conocidísimas palabras Mujer, Majestad, Ejército y áun Jerónimo; 2.°, empleando la Y en Ignacio, Isabel, Iglesia, Itúrbide (deduciéndose, pues, que indistintamente usan la misma letra para Yáfi ez, Yecla); 3. 0 , poniendo H inicial, como cierto profesor universitario, en
Emeterio; 4.0 , suprimiendo el acento en los apellidos graves terminados en Z (Rández, Gómez, Benítez, Júdez),
Pues algun extranjero ó principiante, viendo tan indebida
é inexplicable omision, los pronunciará agudos, como Alcaraz, Jerez Muñiz, Magaz, Muñoz, Eguiluz, que no lo
llevan ni lo necesitan; 5.°, olvidando que termina en ,es el
Plural de las palabras acabadas en a, i, u agudas, pront.,
clan y escriben sofás, rubis, marabús, titis, en vez de so-
5
:1 lioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
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Píes, rubíes, marabúes, titíes; 6.°, omitiendo el acento en
los adverbios ménos, ántes, después, siendo así que indispensablemente lo necesitan los dos primeros ó el último;
7.0, escribiendo impropiamente Angel, Alvarg, Eczja,
Oyera, Ubeda, en vez de Ángel, Älvare¡, Eczja, Ópera,
Ubeda; 8. 0 , pronunciando Reymundo, hectólitro, periodo,
périto, mejunge, telégrama, debiendo decir,
«Siega,
Raimundo, hectolitro, período, colega, sutil, perito, menjurge, telegrama; 9., escribiendo como algunos que, preciándose de buenos hablistas, deben servirnos de modelo,
disparates de tamaña magnitud que disuenan á un niño, al
más ignorante; tal es, entre otros muchos, lo más mínimo,
lo más ínfimo, de usted su más afectísimo, etc., lo cual, á
mi modo de ver, está en abierta contradiccion con la Gra_
mática, que dice; «...los superlativos no admiten compara..
14. Emplearía tinta muy 4ébil para evitar el lavado de
los sellos, ó mejor que todo—y para evitar al propio tiempo la ridiculez é impropiedad de que cueste menos una
carta dirigida al extranjero que á Vallecas, por cuanto para
este punto necesita un real y sólo io céntimos para Portu-.
gal,—reduciría el precio del franqueo y certificado, fijando,
pues, el de éste en cuarenta céntimos y sólo en diez céntimos
aquél por cada porte sencillo de diel gramos, subdiviéndose los adicionales en fracciones de cinco. De ese modo únicamente se perjudicarian los que remiten grandes pliegos,
pudiendo, en tal caso, fraccionarlo, pues hoy son los únicos favorecidos por el impuesto, mas no los particulares;
éstos, introduciéndose tan importante reforma, estrecharian
SUS relaciones, como pudiera justificarse por el notable aumento de la correspondencia. Pues ¿qué diré de los comerBIliotec a de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madi-id)
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cantes é industriales cuya accion está hoy tan restringida?
Es indudablemente creible que, no sólo ampliarian sus relaciones, y hasta certificarian muchas, muchísimas cartas.
¿_1\to es cierto, excelentísimo señor, que deben preferirse
muchos pocos á pocos muchos? Si V. E., comprendiendo
esto, lo planteara, ¡cuántos ingresos no reportaría tan beneficiosa medida! Para que se entere, fijaré el cuadro demostrativo á continuacion, y sírvase V. E. comparar:
TARIFA VIGENTE
TARIFA PROPUESTA
PRECIO DE SELLOS
TOTAL
PESO
en gramos.
ordinario.
—
Cénts.
de guerra.
—
Cénts.
cénts. (1)
10
11
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15
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10
10
10
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10
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20
20
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20
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15
15
15
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15
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25
25
25
25
25
25
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35
35
35
35
35
35
35
35
35
45
45
de
(1) Mas cuatro reales por certificado.
(a) Mas cuarenta céntimos por certificar.
BO Hetera de Ilusionis mo . Fundación Juan
March (Madrid)
s
VALOR
PESO
del
en gramos. sello único
(a)
10
11
12
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30
30
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40
40
40
50
50
60
60
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Hoy, señor Excelentísimo, que todos los españoles están tan abrumados con mil gravámenes é insoportables
gabelas: hoy, que para apreciar la gran miseria que aflige á
nuestros conciudadanos es necesario alejarse de la Córte y
visitar los pueblos cuyos habitantes, viviendo pobre, honrada y sencillamente, no se ocupan de política y sólo en
sacrificarse para pagar los enormes tributos que sobre él
pesan; hoy, que el infeliz lugareño que á fuerza de duros
trabajos consigue comer pan negro y mal condimentado
no se queja; hoy, que hasta el más menesteroso vise precisado á no poder comunicarse con su familia por carecer de
un real p ra una carta; hoy, en vista de todo, ¿es justo que
no paguen contribucion alguna los usureros que con su
crecidísimo interés 1 L000 por roo! abaten al pobre labrador é infeliz necesitado, y que son causa de la decadencia y ruina de nuestra nacion? Y, terminada mi larga
digresion, volviendo á mi reiterada súplica, yo, en nombre
de muchos padres de familia, en el de muchas víctimas, y
hasta en el del decoro de nuestro país, me permito rogar
V. E. y no cesaré de suplicarle que cierre de una vez
para siempre las casas de juegos, baldon de nuestra patria;
y sino le parece propio, /impóngales para su cumplimiento
unos Estatutos y además una fuerte contribucion á cada
una de veinte ä cien mil duros (segun su categoría) y aún
me parece corta, ä juzgar por las utilidades que su industria les reporta; pues hace seis meses oí ä un Garitero de
medio pelo que en el anterior (Agosto) había ganado libres ¡CIENTO OCHENTA Y NUEVE MIL REALES! Sólo de la Ruleta.
Pues si en Agosto, que no hay estudiantes ni gente gorda
por hallarse en baños, y hasta faltan muchos empleados
que están disfrutando licencia, genan sólo de la RULETA
131lioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
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nueve mil y pico duros, ¿cuánto no sacarán en los meses
restantes? Y cuánto, cuánto no en los más crudos de invierno que permanecen en Madrid muchas personas bien
acomodadas de provincias?
Ahora decidme, señor excelentísimo: es justo, es razonable que nuestra legislacion, igual para todos, favorezca
más á esos parásitos que al honrado indusIrial, al artesano
laborioso que, á fuerza de asiduidad, tiempo y probidad,
apénas saca el sustento? ¿Es propio que ä un mísero labrador que, por haber perdido sucesivamente tres cosechas,
carece de pan para sus hijos, se le agobie despiadadamente
con tributos, mientras los gariteros, ganando nos de plata
y oro, gozan de inmunidad?¿Dónde están las leyes, dónde
los derechos y deberes de ciudadanía? ¿No alcanza la ley
igualmente al rico que al pobre, al alto como al bajo? Pues
fuera odiosos privilegios, y cada cual pague con arreglo á
sus utilidades. Justicia, excelentísimo señor, JUSTICIA, JUSTICIA.
CONCLUSION.
Escrito este humildishno folleto á fines de Febrero de
1879, hallábame dispuesto, no sin imponerme supremos
sacrificios pecuniarios, á publicarlo (previo el permiso de
la autoridad competente) lo ántes posible, pero ¡coincidencia singular! en aquel entónces recibí una carta de Jujuy
participándoseme la gravísima enfermedad de un tio, opulento comerciante, residente en aquella isla. A fin de recoger,
cuando n o otra cosa, su último suspiro, dirigíme inmediatamente hácia la capital de la provincia más septentrional de
Ilioteca de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
70
la Confederacion Argentina. En tres años que he invertido
en mi viaje—el que, dicho sea de paso, no me reportó ningun beneficio,—no me he cansado de admirar los progre30S de tan bella república, siendo digno de notar, entre vários edificios, el ASILO DE EMIGRANTES, situado en BuenosAires; el cual, acogiendo hospedablemente y proporcionando trabajo intelectual ó mecánico á naturales y expatriados, extinguió el pauperismo y la vagancia. A mi regreso á esta córte, notándose bien la falta de un establecimiento análogo, he visto en su ancho divan (vulgo Puerta
del Sol) muchos vagos y no ménos profesores é insignes
discípulos de Timba, quienes, al preguntarles la causa de
su no acostumbrada ociosidad, me han contestado, á más
de narrarme sucesos, por nadie desgraciadamente ignorados, que «como la autoridad se muestra tan rigorosa persiguiendo inclemente ä los infelices que honradamente se
buscaban el sustento, ya no hay, como antes, donde ganar
una peseta; tanto, que algunos han tenido que marchar
fuera á buscárselas.» En vista de esto parecíame extemporáneo dar ä luz mi humilde obrita; pero temiéndome que
en provincias se enredará algo, y anhelando que todos,
hasta el último aldeano, se utilicen de mi trabajo, me decido al fin á publicarlo, diciendo como Pilatos: Quod scripsi, scripsi. Es más: si á pesar de todo, no consigo mi objeto, ageno ä todo lucro, me propongo ampliar, fotografiando con sus naturales y vivos colores, mi obra, hasta que
logre extinguir en nuestro país ese cáncer roedor, esa gangrena de la sociedad.
Tal es, carísimos é indulgentes lectores, mi ideal bellísimo, mi única aspiracion; pero como conozco mi pequeñez y la debilidad de mis fuerzas, me atrevo á demandar
Bffilidleca de Ilusionismo. Fundación Juan Marth (Madre
71 —
para su logro el apoyo de todos los buenos ciudadanos, así
como tambien, y muy principalmente, el de la prensa en
general sin distincion de matices, pues muy por cima de
todas las pasiones políticas está el decoro, la dignidad, la
salvacion de nuestro país.
: ffiliotec a de Ilusionismo. Fundación Juan March (Madrid)
BIlioteca
de ltasienisl. Fundación Jule March (Madrid)
AL*1-2
de ilusionismo. Vundación Juan
Mami!. (Madrid)
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Se halla de venta en casa de los Sres. Fé,
Martinez, San Martin, Murillo y demás librerías de Madrid y provincias.
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c a de Ilusionismo . Fundación Juan March (Madrid)
ihio tec a de pusionisme Fundac ión Juan March (Madrid)
Biblioteca de Ilusionismo. Fundación Juan
March (Madrid)
lioteca de Husionismo. Fundación Juan March (Madrid)
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