Revista 2 Mtro. Jose Cristobal Hernandez

Anuncio
CULTURA DE LA LEGALIDAD Y CULTURA
TRIBUTARIA
Mtro. Jose Cristóbal Hernández Tamayo
CULTURA DE LA LEGALIDAD Y CULTURA TRIBUTARIA
Mtro. Jose Cristóbal Hernández Tamayo
Los hábitos, costumbres, valores y principios son elementos que paulatinamente
se van estableciendo en la diaria convivencia de la sociedad, construyendo de esta
manera un patrimonio cultural, una identidad, y en sí un código de conducta que implica
una referencia, exigiendo a los habitantes un determinado comportamiento, que se
podría deducir como un orden normativo regulador en la misma sociedad.
Si se analiza el derecho como cultura, se tendrá que partir de las condiciones
sociales, es decir, de las características propias de la sociedad y en general a lo que se
considera patrimonio cultural, ya que necesariamente se estudiarían los principios y
valores, la moral y en general las costumbres que hacen que cada grupo social goce de
una identidad.
Cuando se habla de los distintos tipos de normas, es menester recordar los tipos
de fuente del derecho, tales como las fuentes reales, fuentes históricas y las fuentes
formales. Mencionando que las reales son los las que surgen de acontecimientos,
situaciones y casos concretos de comportamientos en relación a las realidades sociales
y que posteriormente en base a un proceso legislativo adquieren una categoría de ley
formal.1
Las fuentes históricas representan cronológicamente la evolución de los sistemas
jurídicos, siendo referencia de patrimonio cultural. Y finalmente las fuentes formales de
naturaleza coactiva, es decir, que hay un sujeto facultado para exigir el cumplimiento
de la norma y otro sujeto a cumplirla.
1
Elizondo Mayer-Serra Carlos. Con dinero y sin dinero, nuestro ineficaz, precario e injusto equilibrio fiscal. Editorial
Debate. Primera edición, Pág. 33
Ahora bien, existen normas morales, en las cuales el elemento regulador de la
conducta es de carácter interno, y por tanto la conciencia o el remordimiento es la
única consecuencia para el sujeto que en su libre albedrío ejecute un acto en contra de
sus principios.
Así mismo, las normas sociales que son de carácter externo, donde el
comportamiento del individuo gira en torno a una aceptación social o al rechazo social,
y que prácticamente esa sería su sanción, a pesar de ser totalmente externa.
Y finalmente la norma jurídica que es de características externas y que implica
una obligatoriedad a cumplir la ley mediante la coacción y la fuerza pública, existiendo
la bilateralidad en la que el sujeto activo está en condiciones y facultado para exigir un
comportamiento del sujeto pasivo, siendo esta de aplicación general.
Con lo anteriormente expuesto se deduce que la cultura de la legalidad se
construye por el conjunto de valores, principios, comportamientos y actos que los
individuos de una sociedad realizan ante determinadas instituciones en una esfera de
orden normativo, donde el derecho objetivo representado por el conjunto de leyes y
normas, regula el comportamiento de la sociedad respetando el principio de la
legalidad.2
Al vivir en sociedad, el ser humano tiene la necesidad de regirse conforme a las
normas para que pueda estar, desarrollarse en un ambiente de armonía y respeto, y de
esta forma poder relacionarse con los demás. Es por esta razón que debe de existir
una cultura en la cual las personas voluntariamente se acaten a estas reglas y puedan
contribuir y mantener una sociedad.
2
Ibid, Pág. 36
Para comenzar, es necesario tener clara la definición de cultura de la legalidad. El
conjunto de creencias, valores, normas y acciones que promueve que la población crea
en el Estado de derecho, lo defienda y no tolere la ilegalidad.
Es aquí donde recae la importancia de esta cultura, ya que asumirse la
responsabilidad al conocer las normas, ya sean jurídicas o sociales, y respetándolas,
se puede promover el bienestar general. Al interesarse por las normas que nos regulan,
respetándolas y colaborando con las delegaciones que buscan justicia, se está siendo
parte de la una cultura de la legalidad.
Así como los individuos se auto regulan para contribuir al estado, y crean y
forman parte de una sociedad armoniosa, el gobierno a su vez, debe de regirse
conforme a lo que se encuentra estipulado en las leyes del país.3
Es por esto que existe el principio de legalidad que se define como la prevalencia
de la ley sobre cualquier función del poder público. Es decir que todo aquello que se
derive del Estado debe de regirse por lo establecido en las leyes y no por la voluntad
de los individuos. La importancia de éste principio radica en que es necesaria su
existencia para que pueda haber un orden social y así mismo, equidad e igualdad para
todos las personas que conformen una sociedad. Esto crea un Estado de Derecho.
Una vez que tanto el particular como el Estado, se rigen bajo las normas
correspondientes y se vive en un estado de armonía, es que se pueden ejercer tanto
los derechos y obligaciones correspondientes. Para que el estado pueda velar por el
bien común y proveer de los servicios necesarios que la sociedad requiere, se necesita
que los particulares contribuyan al gasto público y de esta forma de ayudar al
financiamiento de éstos.
3
Idem, Pág. 48
Por lo antes mencionado es que debe de existir una cultura tributaria, que se
entiende como el conjunto de valores, creencias y actitudes compartidas por una
sociedad respecto a la tributación y las leyes que la rigen, lo que conducen al
cumplimiento permanente de los deberes fiscales.
Con esta cultura se pretende que exista conciencia social sobre el tema y se
comprenda que se debe de cumplir con esta obligación y por ende, se debe exigir el
uso correcto de estos recursos. De forma que con el nivel de conocimientos que tiene
cada individuo pueda estar informado acerca de cómo funciona el sistema tributario.
Cabe decir, que se considera obligaciones para los particulares ya que son recursos
que percibe el estado, y estos recursos se en algún momento tendrán que retribuir a la
sociedad en forma de servicios, ya sea en cuestiones de salud, educación, transporte,
infraestructura, entre otros.
Existe un principio fundamental del cual se pueden ir derivando todos los demás
términos puesto que para cualquier acto que las autoridades exijan como una
obligación este debe de estar fundamentado en la ley para poder estar dentro del
marco legal y de esta manera ser exigible.4
El principio que se expone es el principio de legalidad. Dicho principio se refiere a
que todo ejercicio del poder público debería estar sometido a la voluntad de la ley y de
su jurisdicción y no a la voluntad de las personas de esta manera estableciendo cierta
seguridad jurídica
Siendo este principio como la regla de oro del derecho público, puesto que sirve
como parámetro para decir que un Estado, es un Estado de derecho puesto que está
fundamentado y limitado en las normas jurídicas. De esta manera rigiendo a los
diferentes poderes puesto que es un punto de partida para su obrar. Y gracias a este
4
Idem, Pág. 49
principio se puede crear una correcta cultura de le legalidad y derivándose de esta
algunas otras como una cultura tributaria por mencionar alguna.
Teniendo un Estado que este regido plenamente por un principio de legalidad
donde el trabajo diario y las legislaciones del gobierno este fundamentadas en las leyes
se puede llegar a crear una cultura de la legalidad por parte de los ciudadanos. Puesto
que esta se refiere al conjunto de valores, percepciones y actitudes que el particular
tiene hacia las leyes y las instituciones que las ejecutan aunado a un conjunto de
pensamientos críticos.
Por una parte debería de ser un hecho que existiera dicha cultura puesto que es
como una obligación por parte de los ciudadanos a respetar y cumplir con las leyes y
los ordenamientos que su gobierno les exija. Visto de una manera más concreta son
las obligaciones de respetar la ley y las convicciones morales en pro de construir y
mantener una sociedad con un Estado de derecho.5
Y así teniendo una sociedad donde exista una responsabilidad comunitaria para
cooperar con las autoridades donde se respete la ley, haya interés y conocimiento de
las normas básicas y que estas sean respetadas, se rechacen y se condenen lo actos
ilegales y se colabore con las dependencias del sistema. Aunque para que esto se
llevara a cabo y existiría como debería de ser, por la otra parte también debería de
existir un Estado donde se protejan los derechos, que esto se apliquen igual a todos y
que se hagan cumplir.
Y para que todo esto se pueda llevar a cabo el gobierno necesita de capital para
poder llevar a cabo sus funciones puesto que se necesita de una cultura tributaria por
parte de los particulares para que a través de los tributos pagados por parte de los
contribuyentes este pueda cumplir con su obligación constitucional de velar por el bien
común y proporcionar los servicios a la población que esta requiera.
5
Idem, Pág. 70
Y es por esto que el Gobierno tiene a organismos como el SAT para que se
encarguen de exigir por una parte y auxiliar por otra a los contribuyentes para que
puedan cumplir ellos con sus obligaciones de contribuir al Estado mediante el pago de
impuestos.
Consecuentemente se establecen plazos para el ejercicio fiscal de tal forma que
los contribuyentes sepan en que horarios pueden acudir a las instalaciones
gubernamentales para seguir con el cumplimiento de sus obligaciones o por otro lado
saber en qué momento puede ser visitador por las autoridades fiscales en sus
domicilios fiscales sabiendo que solo se trabaja entre semana desde temprano hasta
la tarde con un horario normal para todas las empresas para que de esta manera tenga
tiempo de realizar sus deberes.
Es de máxima importancia que el principio de legalidad es el principal fundamento
en el obrar diario de las autoridades puesto que sin las existencia o aplicaciones de
este, como no particular no debería de existir alguna razón para el cumplimiento de las
obligaciones aunque sea tu deber indiscutible como contribuyente, ciudadano o
particular.
“México es un país democrático”, frase escuchada en todos lados pero que pocos
realmente la entienden, por lo que a continuación haremos un análisis de la definición
de democracia.
La democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en
el cual el poder no radica en una sola persona sino que se distribuye entre todos los
ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría. Pero
también se entiende como democracia al conjunto de reglas que determinan la
conducta para una convivencia ordenada política y socialmente; por ende se entiende
a un país democrático siempre y cuando exista un principio de legalidad, y este se da
cuando la autoridad tiene la capacidad de exigir al ciudadano seguir determinada
conducta en base lo previamente establecido en la ley.
Por lo tanto, se deduce que para que esta democracia se dé, se requiere de una
autoridad, encargada de mediar las conductas de los particulares, y asimismo de
proporcionarles servicios de seguridad, vivienda, entre otros, pero para que esto se
pueda materializar se necesita del recurso económico, que se adquiere gracias a las
contribuciones de los mismos particulares.
Y por otro lado, los ciudadanos tienen
derechos y obligaciones hacia la autoridad, en donde una de sus principales
obligaciones es el contribuir con el gasto público.6
Y aquí es donde se puede aterrizar, en la importancia de que este juego entre
estos factores este en posibilidades de darse, así como el escenario
y las
repercusiones que pueda tener a corto, mediano y largo plazo.
Lamentablemente México es un país que se dice democrático pero que
tristemente tiene unas lagunas enormes tanto en sus autoridades como en sus
ciudadanos que le impiden tener los resultados que un país dícese democrático
debería tener como sería un buen estilo de vida, una buena economía, un país en
desarrollo pujante, etc.
Regularmente la mayoría se inclina por culpar al gobierno por todo lo malo del
país, que la corrupción, que las jerarquías, que el mal sistema de recaudación, ya que
es muy complejo y podríamos así seguir una lista enorme, lo cual es cierto, sin
embargo no se puede ignorar a los ciudadanos, sí personas comunes que podrían
hacer un gran cambio, sin embargo la cultura o mejor dicho la falta de cultura de la
legalidad y tributaria colabora en gran medida a que las lagunas se hagan cada vez
más grande.
6
Sánchez Miranda Arnulfo. Derecho Fiscal. Editorial ECAFSA. Tercera edición 1998. Primera impresión 1999. Pág.
Así mismo el particular es parte del problema, la falta de conocimiento, de interés,
falta de exigencia hacia la autoridad, el mexicano muy bueno para quejarse pero poco
bueno para actuar, esta cultura en la que se vive es la que está impidiendo llegar al
alcance de lo que podemos como país. Por ejemplo si todos tuvieran una buena cultura
tributaria, ya que como es sabido, se debe contribuir al gasto público, ya que este es el
encargado de proporcionarnos servicios a la sociedad para el día a día, sin duda se
tendrían mejores carreteras, mejores escuelas, menos pobreza, entre otros muchos
otros, siempre y cuando las autoridades cumplieran con sus obligaciones de utilizar
dichos recursos para eso, y es aquí donde ciudadano bajo una ciudadanía activa debe
seguir exigiendo a los servidores públicos el que cumplan con su trabajo. Si se pudiera
lograr que este juego se dé, mediante presión, entendiendo presión no como
manifestaciones vagas, sino como manifestaciones organizadas.
Y por su parte la autoridad, debería de no olvidar que al final del día es un
ciudadano, que requiere de sus mismas obligaciones para vivir como cualquier otro
sujeto, no debe olvidar que el poder se lo dan esos ciudadanos, ojala la autoridad
pudiera dejar un poco tu egoísmo y el amor al poder por el poder mismo y no olvidarse
que es una persona y que realmente puede hacer cambios, puede liderar a un país
muy rico y sacar beneficios de él, a la par de que da beneficios a todos, utilizar todo su
poder para que se recaude más, pero también que eduque para eso, porque la
educación es la única forma de erradicar de raíz ese problema.
Se deduce entonces, que el problema es de la sociedad y que se necesita
trabajar juntos para poder lograr mejoras importantes, quitarse la idea de que el
gobierno es malo, que los ciudadanos son ignorantes, que no hay dinero, que la crisis,
etc. y empezar a actuar y trabajar, usando todos los recursos para poder contribuir, así
sea un pequeño cambio, posteriormente pueden darse grandes cambios, así que es
que no se debe ignorar la responsabilidad, si en verdad se quieren lograr resultados
trascendentales y que la cultura general mexicana cambie para bien.
Con la finalidad de seguir exponiendo el tema de la cultura de la legalidad es
indispensable recurrir a la definición del término legalidad, el cual significa en
conformidad con la ley; razón por la cual el principio de legalidad hace referencia al
hecho de que los poderes públicos están sujetos a la ley, lo que implica que todos los
actos deben de realizarse conforme a la ley, recordando que es inválido todo lo que no
se realice conforme a la ley.
La importancia de definir este término en el contexto de las obligaciones fiscales
radica en que del principio de la legalidad parte la obligación del contribuyente por
aportar al gasto público, así como la facultad de la autoridad por recaudar y administrar
dichas aportaciones.
Las obligaciones fiscales están sujetas a la ley por el principio de legalidad y son
válidas gracias al mismo, sin embargo es importante hacer hincapié en que la sociedad
no sólo debe de las obligaciones fiscales como una obligación de ley, sino como un
aspecto cultural y de participación ciudadana.
Algunos países del mundo son el claro ejemplo de que la cultura de la legalidad
existe, debido a que en estos, la población ve sus obligaciones como un aspecto de
cultura y no tanto de principio; es decir cumplen con sus obligaciones por cultura, a
diferencia de la población de otros países que sólo cumplen por el temor a la ley pero
sin razonamiento de sus acciones.
Ahora bien, si la cultura de la legalidad es un conjunto de valores, percepciones y
actitudes que el individuo tiene hacia las leyes y las instituciones que lo ejecutan; como
se puede observar este término está orientada hacia la conducta de la población al
cumplimiento y no sobre el poder la ley sobre este.
Su importancia en las obligaciones fiscales radica en que debe de existir una
cultura de la legalidad en la población para que de esta manera se lleve a cabo el
correcto cumplimiento de las obligaciones fiscales, debido a que la población sólo
contribuirá de manera voluntaria si comprende la importancia de su contribución para
el desarrollo de la sociedad en común.7
Cultura de la legalidad, implica una cultura tributaria, ya que representa un
contenido respecto a las contribuciones y las obligaciones fiscales en la actualidad,
debido a que está claro que en nuestro país las personas contribuyen por simple
obligación y cumplimiento, sin embargo nadie lo hace por el hecho de contribuir al
gasto público de manera voluntaria.
Este fenómeno desde un punto de vista es causado por la falta de educación de
nuestra población, ya que esta no comprende la profundidad que tiene el tema de las
obligaciones fiscales; de igual manera se considera que con el paso del tiempo se
podrá lograr una mayor cultura de la legalidad en la población, misma que deberá
provocar una mayor contribución o mínimo un menor índice de evasión fiscal.
El día que México logre una mayor cultura tributaria, los ciudadanos se verán
inmersos en un escenario completamente distinto y las personas tal vez llegarán a
reconocer los frutos de las aportaciones, sin embargo se considera indispensable
recordar que para logra dicha cultura tributaria la autoridad debe de trabajar en agilizar
los procesos fiscales, debido a que el sistema fiscal mexicano es uno de los más
complejos del mundo y la realidad es que no se puede pedir un conocimiento de
cargas tributarias si el sistema que existe es muy complejo para que la sociedad lo
comprenda; en el momento que la población comprenda el sistema y su importancia,
mejores resultados habrá.8
7
Bejarano Sánchez Manuel. Obligaciones civiles. Editorial Oxford. Quinta edición, Pág. 117
8
Bejarano Sánchez Manuel. Obligaciones civiles. Editorial Oxford. Quinta edición. Pág. 136
Fuentes de información.
1.-ELIZONDO Mayer-Serra Carlos. Con dinero y sin dinero, nuestro ineficaz,
precario e injusto equilibrio fiscal. Editorial Debate. Primera edición
2.-DOMÍNGUEZ Orozco Jaime. Pagos provisionales del IVA. Impresión 8 de
febrero del 2001. 2000 ejemplares. Ediciones fiscales ISEF
3.-RODRÍGUEZ Lobato Raúl. Derecho Fiscal. Segunda edición. Editorial Harla
4.-SÁNCHEZ León Gregorio. Derecho Fiscal Mexicano. Editorial Cárdenas editor
y distribuidor.
5.-SÁNCHEZ Miranda Arnulfo. Derecho Fiscal
edición 1998. Primera impresión 1999.
1. Editorial ECAFSA. Tercera
Descargar