4-A-2012. CÁMARA DE FAMILIA DE LA SECCIÓN DEL CENTRO: SAN SALVADOR, A LAS CATORCE HORAS Y CINCUENTA MINUTOS DEL DÍA TREINTA DE ABRIL DE DOS MIL DOCE. Conocemos la apelación interpuesta por la Licenciada MAYRA RAQUEL CANJURA SERRANO, en calidad de Defensora Pública de la señora Procuradora General de la República, quien actúa en nombre de la señora […], mayor de edad, de […], del domicilio de […], Departamento de […], en representación de su hijo […]. Impugna la interlocutoria dictada por la Jueza de Familia de Chalatenango, Licenciada SARA DEL CARMEN GARAY CÁCERES, en el proceso de CUIDADO PERSONAL, clasificado bajo el número Ch-F-1175-216-011/3, que promueve el señor […], mayor de edad, […], del domicilio de […], Departamento de […], por medio del Licenciado CARLOS ODIR ESCOBAR MARTÍNEZ, contra la señora […] quien reconvino en proceso de IMPUGNACIÓN DE RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO DE PATERNIDAD, por medio de la Licenciada MAYRA RAQUEL CANJURA SERRANO. I. A fs.84 se encuentra la resolución impugnada que declaró no ha lugar por improcedente, la reconvención de la demanda en proceso de impugnación de reconocimiento voluntario de paternidad, promovida por la Licenciada MAYRA RAQUEL CANJURA SERRANO, en calidad de Defensora Pública de la Señora Procuradora General de la República, en representación de la demandada señora […], por falta de legitimación procesal. La Jueza a quo después de hacer un resumen del caso basó su resolución en las siguientes consideraciones: se cuestiona la iniciativa de quién ejercita la acción de la impugnación de la filiación paterna, ya que el niño es representado por su madre. Lo cual no debió hacerse de esa forma ya que por existir intereses contrapuestos del niño con su representante legal, de conformidad a los Arts. 139, 223 y 224 C.F., es la Procuradora General de la República. Cita un precedente de esta Cámara Ref. 103-A-2003. A fs.88 la Licenciada MAYRA RAQUEL CANJURA SERRANO, interpuso el recurso de apelación el cual fundamentó de la siguiente manera: hace un resumen del contenido del precedente de esta Cámara Ref. 103-A-2003 que ha sido citado por la a quo, expresando que el caso era distinto al que ella trámita pues en el presente caso su representada en ningún momento ha tenido conocimiento que el señor […] reconociera a su hijo, ni manifestó su consentimiento para que se realizara dicho reconocimiento voluntario de paternidad vía notarial, por lo que no se la sitúa en lo establecido en el Art. 223 Ord. 3º C.F., y siendo que desde el inicio del proceso se ha violentado el principio de Lealtad, Probidad y Buena Fe, Art. 3 Lit. h) L.Pr.F., a tal grado que el demandante siempre supo que no es el padre biológico del niño en mención, llegando a realizar hechos delictivos como lo es el asentarlo en la Alcaldía Municipal de […], con una suplantación de maternidad y paternidad, por lo que procedió a manifestar en el puesto de la Policía Nacional Civil de Citalá, que el niño mejor le quedara a la madre porque el demandante no es el padre biológico del niño; probándose con ello que su representada no tenía conocimiento de los actos realizados por el señor […], con el objeto de quitarle a su hijo. Por lo que pide, que se revoque el auto impugnado y se ordene la admisión de la reconvención de la demanda de Impugnación de Reconocimiento Voluntario de Paternidad y se continúe con el trámite de ley. La procuradora adscrita al juzgado a quo, Licda. RHINA CRISTELA NÚÑEZ PEÑATE y el Lic. CARLOS ODIR ESCOBAR MARTÍNEZ no hicieron uso de su derecho. II. El objeto de la alzada se constriñe en determinar si en el presente caso la señora […] tiene legitimación procesal para promover en nombre y representación del niño […], reconvención en proceso de IMPUGNACIÓN DE RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO DE PATERNIDAD en el proceso de Cuidado Personal, por considerarse que existen intereses contrapuestos entre madre e hijo. En caso de estimar que está legitimada se revocará la interlocutoria apelada y se dictará la resolución que corresponde; en caso contrario, se confirmará la resolución recurrida. III. Del Acceso a la Justicia, el ejercicio progresivo de las facultades de las niñas, niños y adolescentes para el ejercicio de sus derechos y legitimación procesal. El Artículo 5 de la Convención sobre los Derechos del Niño, establece que: “Los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según establezca la costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente del niño de impartirle, en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente Convención”. Dentro de la implementación del Sistema de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, desde la Convención Sobre los Derechos del Niño, en 1989, se hizo palpable la tendencia a acordar un conjunto de principios de alcance universal para la protección de los derechos de los niños. Uno de los cambios más significativos es, en palabras de Cillero Bruño, constituir una nueva concepción del niño y de sus relaciones con la familia, la sociedad y el Estado. Esta nueva concepción se basa en el reconocimiento expreso del niño como sujeto de derechos, en oposición a la idea predominante de niño definido a partir de su incapacidad jurídica. Esa última concepción viene respaldada por el Art. 1318 C.C. de 1860 que a la letra reza: “Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y los sordos que no puedan darse a entender de manera indudable. Sus actos no producen ni aún obligaciones naturales y no admiten caución. Son también incapaces los menores adultos y las personas jurídicas; pero la incapacidad de los primeros no es absoluta, pues sus actos pueden tener valor en los casos determinados por la ley. En cuanto a las personas jurídicas se consideran absolutamente incapaces, en el sentido de que sus actos no tendrán valor alguno si fuesen ejecutados en contravención a las reglas adoptadas para el gobierno de las mismas. Además de estas incapacidades hay otras particulares que consisten en la prohibición que la ley ha impuesto a ciertas personas para ejecutar ciertos actos.” Dicho precepto estaba en consonancia con el Art. 26 CC., que a la letra decía “Llámase infante todo el que no ha cumplido siete años; impúber, el varón que no ha cumplido catorce años y la mujer que no ha cumplido doce años; menor adulto, el que ha dejado de ser impúber; mayor de edad, o simplemente mayor, el que ha cumplido dieciocho años; y menor de edad o simplemente menor el que no ha llegado a cumplirlos.”. No obstante se permiten ciertos actos para el púber como por ejemplo otorgar testamento. Art. 1002 CC.. Este artículo fue reformado, con vigencia a partir del uno de octubre de 1994, la reforma prescribía “Asimismo quedan derogadas todas las disposiciones que se opongan a las contenidas en este Código”, Art. 403 C.F., avanzando este Código en los derechos de la niñez y adolescencia. La “doctrina de la protección integral del niño, niña y adolescente” sostenida por las Naciones Unidas; cuestionan y se apartan de la concepción que sustenta el Código Civil. Según la tendencia moderna de los especialistas, en virtud del principio de igualdad toda persona sin distinción de edad, es sujeto de derechos, les reconocen y garantizan a los niños niñas y adolescentes, capacidad procesal como también incipientemente lo hace el Código de Familia. En efecto en la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (L.E.P.I.N.A.) expresamente su Art. 218 establece que: “Las niñas, niños y adolescentes menores de catorce años de edad, podrán intervenir en los procesos establecidos por esta Ley por medio de su madre, padre y otros representantes, y en su caso, por el Procurador General de la República o sus agentes debidamente facultados para ello. Los adolescentes mayores de catorce años de edad también podrán comparecer por medio de apoderado legalmente constituido, conforme a las reglas del Derecho común, en los procesos regulados por esta Ley, para lograr la protección de sus derechos. No obstante, en los casos de pérdida o suspensión de la autoridad parental y privación de la administración de sus bienes, deberán actuar representados por el Procurador General de la República o sus agentes debidamente facultados para ello.” Nuestro Código de Familia, fue el primer intento a nivel nacional de recopilar en una sola legislación los derechos de los niños, niñas y adolescentes a partir del Art. 344, ya se incluía en algunos casos un reconocimiento, si bien no directamente de una capacidad procesal, pero sí de la capacidad relativa a la autonomía progresiva de las facultades de los niños niñas y adolescentes, en el ejercicio de sus derechos. Podemos citar entre otros ejemplos el Art. 145 C.F., que reconoce a los menores adultos su capacidad de reconocer hijos; el Art. 228 C.F., en la administración de los bienes de una persona que ya hubiere cumplido los catorce años de edad, situación igualmente reconocida en el caso que el niño(a) y adolescente, esté sometido a tutela Art. 318 C.F.. Específicamente en cuanto al reconocimiento de la capacidad procesal, aunque con muy poco desarrollo, encontramos ejemplos en el Art. 19 inciso final C.F., cuando se menciona que las diligencias de disenso se iniciarán a pedimento del “menor” y en el Art. 204 L.Pr.F. cuando establece que el convenio y el poder para tramitar las diligencias de divorcio por mutuo consentimiento podrá otorgarse por el mismo menor, esto obviamente porque por el matrimonio del menor de edad se ha extinguido la autoridad parental Art. 239 ordinal 4° C.F.. Es decir, dentro de la concepción del niño como sujeto de derechos, se encuentra la limitante procesal, superada en mayor medida, por la L.E.P.I.N.A., vigente a partir del dieciséis de abril de dos mil diez, de reconocerle capacidad procesal plena en el ejercicio de sus derechos, no obstante, puede actuar directamente en el ejercicio de derechos personalísimos y de intereses contrapuestos por medio del Procurador General de la República. Situación que más adelante analizaremos, pero es preciso apuntar en este momento que la Jueza a quo erróneamente fundamentó la resolución de Fs. 63 en disposiciones derogadas de nuestro Código de Familia, cuando ordenó la localización del niño […] para que fuera entregado al demandante. Art. 258 lit. a) L.E.P.I.N.A. Asimismo la L.E.P.I.N.A. en su artículo 51 regula el Derecho de acceso a la justicia, que estipula: “Se garantiza a las niñas, niños y adolescentes el acceso gratuito a la justicia; lo cual incluye, entre otros elementos, los siguientes:….c) Adopción de medidas de protección de su identidad y la de sus familiares, cuando resulte procedente…”. El contenido del derecho a la identidad no se agota con el nombre, incluye además el derecho a una nacionalidad, el establecimiento de relaciones familiares y otros; el mismo ahora es reconocido y robustecido en el Art. 73 LEPINA., que a la letra reza: " Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la identidad y a los elementos que la constituyen, especialmente al nombre, la nacionalidad, a su relación paterna y materna filiales y a la obtención de documentos públicos de identidad de conformidad con la Ley. En ningún caso serán relacionados en los asientos del Registro del Estado Familiar o en los documentos que éstos expidan, situaciones que indiquen el origen de la filiación. Es obligación del Estado crear programas para que las instituciones públicas competentes garanticen la identidad de toda niña, niño y adolescente.” Pero cabe destacar que la identidad debe ser verdadera, puesto que para el niño, el permanecer sin su verdadera filiación durante el resto de sus años, estaría violentándose así su derecho de identidad, regulado en los Arts. 3, 7, 8, 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño; 18 y 19 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José); Art. 7 Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 3, 4 y 6 de la Declaración de los Derechos del Niño., cuando erradamente e ilegítimamente se permite que otra persona reconozca a los hijos como tal, sin que exista un nexo biológico entre reconociente y reconocido. Y en el presente caso la reconviniente o madre del niño manifiesta clara oposición de que eso suceda La legitimación procesal no es otra cosa que la facultad para actuar en el proceso ya sea como actor, demandado o tercero, la misma surge del interés o bien que se pretenda proteger, en ese sentido debemos determinar si la señora […] tiene legitimación procesal para promover en nombre y representación del niño […], reconvención en proceso de IMPUGNACIÓN DE RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO DE PATERNIDAD en el proceso de Cuidado Personal, es decir si ostenta el interés legítimo que la habilita a iniciar la acción en nombre de su hijo. En ese orden de ideas, determinar si era necesario su accionar, por considerarse que es ella la que tiene la representación legal del hijo, […]., o es necesario que sea la Procuradora General de la República la que lo represente por medio de Defensor(a) Público(a) de Familia. Pareciera que la Jueza A quo, para declarar improcedente la reconvención de la demanda, utiliza un argumento contradictorio, al considerar que la madre del niño en principio no evidencia intereses contrapuestos con su hijo, e incluso considera que los intereses son paralelos o congruentes con los de este, pero toma como parámetro a literalidad lo dispuesto el Artículo 223 inciso segundo ordinal 3º C.F., según el cual se exceptúan de la representación legal de los padres cuando existen intereses contrapuestos con el hijo. Precisamente con base a dicha disposición, de probarse la existencia de dichos intereses, tendría legitimación la Procuradora General de la República, ya que los padres no pueden disponer de esos derechos por tratarse de derechos de la identidad o de intereses contrapuestos. En ese sentido, para no negarle el acceso a la Justicia hubiese bastado que se le previniera a la Defensora Publica de Familia que hiciera una modificación a su petición, en el sentido que actuaba en representación del niño. Bien también pudiera haberse valorado si la pretensión era la adecuada, ya que del material probatorio desfilado hay suficientes indicios para determinar que el señor […], no ha podido ser el padre biológico del niño, por lo que procedería por analogía un proceso de Nulidad del Reconocimiento Voluntario de Paternidad, por haber existido indicios de que se ha actuado de mala fe al reconocer fraudulentamente y sin consentimiento de la madre a un niño que no ha podido ser su hijo. Art. 158 C.F., en relación al inc. Final del Art. 196 C.F. Concluimos que en el presente caso no existe contraposición de intereses entre madre e hijo, puesto que el interés de la madre es determinar la verdad biológica respecto de la filiación paterna de su hijo y a éste se le reconoce ese derecho imprescriptible, el cual consiste en conocer e investigar quiénes son sus padres. Art. 139 C.F. Ahora bien además el interés de la madre es legítimo, ya que una persona que manifiesta decir ser el padre de su hijo, promueve un proceso de Cuidado Personal en su contra y en caso de probarse lo contrario dicha persona no tendría legitimación procesal para promover el proceso entablado de cuidado personal, puesto que los padres biológicos son los llamados a ejercer el cuidado personal de sus hijos. En este punto cabe preguntarnos entonces, si la filiación está clasificada como un derecho de la personalidad. Los derechos de la personalidad o derechos personalísimos son aquéllos inherentes a la persona, van muy ligados con derechos fundamentales, como la vida la integridad física y psíquica. Dentro de éstos encontramos también el derecho a la identidad, que como derecho de la niñez, ya viene estatuido desde el Art. 34 inc. 1° Cn., que dispone: "Todo menor tiene derecho a vivir en condiciones familiares y ambientales que le permitan su desarrollo integral, para lo cual tendrán la protección del Estado". Asimismo el Art. 36 inc. 3° Cn., señala: "Toda persona tiene derecho a tener un nombre que la identifique (…)". La Convención sobre los Derechos del Niño en su Art. 7.1 reconoce el derecho de identidad y sostiene "El niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir su nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos." (subrayado es nuestro).Por su parte el Art. 8.1 de la citada Convención estatuye: "Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas." “Cuando un niño sea privado ilegalmente de alguno de los elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y protección apropiadas con miras a restablecer rápidamente su identidad”. En la actual regulación de la LEPINA, el derecho a la identidad (Art. 73 y siguientes), está relacionado evidentemente al derecho del hijo a investigar su verdadera paternidad o maternidad (Arts. 139 C.F. y 78 LEPINA). Y es que una forma de salvaguardar la identidad de un niño es conociendo su verdadera filiación, pues evidentemente el mal emplazamiento de ésta o su omisión, conlleva que un niño no tenga correctamente establecida su identidad. La impetrante considera que nos encontramos en un caso de intereses contrapuestos, en donde por disposición de ley cabe la representación legal de la Procuradora General de la República, sin embargo, en este caso, el niño aún cuando podría ejercer su acción de forma personal, pues se reconoce de forma indirecta una habilitación procesal, puede optar por la representación de la Procuradora General de la República de forma directa o por medio de su madre, de quien no se vislumbra un interés contrapuesto según la exposición fáctica del caso, porque ella no ha manifestado su consentimiento de que se reconozca a su hijo por persona que ella misma ha manifestado no ser el padre biológico. En definitiva, la decisión de la jueza a quo se origina en que la contrademanda refiere que el niño en comento, no comparece por sí solo, representado por una Defensora Pública de familia, si no que lo hace en representación de la madre de este, de ahí surge la duda en la juzgadora de determinar la motivación o iniciativa de quién es la representación que ejercita la Licda. CANJURA SERRANO a través de la acción, lo cual no es motivo para declarar improcedente la pretensión, pues en todo caso, se estaría actuando en nombre de […], pudiendo prevenirse aclarara esa situación como hemos dicho anteriormente, ello porque el Juez como director del proceso, se encuentra en la obligación de dar el trámite que legalmente corresponda a la pretensión (Art. 7 literal b) L.Pr.F.). y con esa decisión se ha denegado el acceso a la justicia al referido niño, pues caso de que se representara por parte de la Procuraduría al niño, tendrían que acumularse las pretensiones y ello solo hubiera llevado una dilación en la tramitación de la problemática familiar. En conclusión, es procedente revocar la resolución impugnada, admitir la reconvención de la demanda y darle el trámite correspondiente a la pretensión, teniendo a la Licda. MAYRA RAQUEL CANJURA SERRANO como representante judicial de la solicitante señora […], quien tiene legitimación procesal para promover en nombre y representación del niño […], reconvención en proceso de IMPUGNACIÓN DE RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO DE PATERNIDAD, ya que no existe en el presente caso intereses contrapuestos entre madre e hijo, a diferencia en los casos en que las madres han consentido que sus hijos sean reconocidos por personas que no son sus padres biológicos. Por lo anteriormente expuesto y en aplicación de los Arts. 32 Cn.; 139, 206, 223, 224 C.F., 5 CDN; 38 L.O.P.G.R.; 148, 156, 158, 196 y 218 L.Pr.F.; 73, 78, 79 12 y 14 L.E.P.I.N.A., esta Cámara RESUELVE: Revócase la interlocutoria venida en apelación, que declaró improcedente la reconvención de la demanda de Cuidado Personal en impugnación de reconocimiento voluntario de paternidad, promovida por la Licda. MAYRA RAQUEL CANJURA SERRANO, en representación de la señora […], quien tiene legitimación procesal para promover en nombre y representación del niño […]. Admítase la contrademanda o reconvención de IMPUGNACIÓN DE RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO DE PATERNIDAD y désele el trámite que legalmente corresponde. Una vez ejecutoriado este proveído, devuélvase el expediente al tribunal remitente con certificación de ésta resolución. Notifíquese. PROVEÍDA POR LAS MAGISTRADAS: LICDA. ANA GUADALUPE ZELEDÓN VILLALTA Y LICDA. PATRICIA ELIZABETH MOLINA NUILA. SECRETARIO.