antecedentes de hecho

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Roj: SJPI 93/2011 - ECLI:ES:JPI:2011:93
Id Cendoj: 01059420032011100005
Órgano: Juzgado de Primera Instancia
Sede: Vitoria-Gasteiz
Sección: 3
Nº de Recurso: 244/2011
Nº de Resolución: 210/2011
Procedimiento: CIVIL
Ponente: MARIA ESTELA SAN MIGUEL GALLO
Tipo de Resolución: Sentencia
JUZGADO DE 1ª INSTANCIA Nº 3 DE
VITORIA-GASTEIZ GASTEIZKO LEHEN AUZIALDIKO 3 ZK.KO EPAITEGIA
AVENIDA GASTEIZ 18 3ª Planta - C.P./PK: 01008
TEL.: 945-004873
FAX: 945-004927
NIG / IZO: 01.02.2-11/001899
Pro.ordinario L2 / Proz.arrunta 2L 244/2011 - M
S E N T E N C I A Nº 210/11
JUEZ QUE LA DICTA: D/Dª MARIA ESTELA SAN MIGUEL GALLO
Lugar: VITORIA-GASTEIZ
Fecha: treinta y uno de octubre de dos mil once
PARTE DEMANDANTE: Anibal y
COLCHONERIAS LASTAI S.L.
Abogado: AINHOA GUEVARA ETCHEPARE y AINHOA GUEVARA ETCHEPARE
Procurador: MARTA PAUL NUÑEZ y MARTA PAUL NUÑEZ
PARTE DEMANDADA BANCO DE VASCONIA S.A.
Abogado:
Procurador: SEBASTIAN IZQUIERDO ARRONIZ
OBJETO DEL JUICIO: CONTRATOS EN GENERAL
ANTECEDENTES DE HECHO
Primero. Por la Procuradora D. ª Marta Paul Núñez se presentó con fecha de 10 de febrero de 2.011,
en nombre y representación de la mercantil COLCHONERÍA LASTAI S.L., y D. Anibal , demanda de Juicio
Ordinario frente a BANCO DE VASCONIA S.A. (Actual BANCO POPULAR).
Segundo. Por decreto de éste Juzgado de fecha 22 de febrero de 2.011, se acordó admitir a trámite
la demanda presentada y dar traslado para contestación a la parte demandada, que se presentó por el
Procurador D. Sebastián Izquierdo Arróniz, en nombre y representación del BANCO POPULAR ESPAÑOL
S.A.
Tercero. Por diligencia de ordenación de fecha 12 de abril de 2.011, las partes fueron citadas a la
celebración de la Audiencia Previa legalmente prevista el día 5 de mayo de 2.011, vista que fue suspendida,
siendo nuevamente citados el día 22 de junio de 2.011. En dicha audiencia, las partes propusieron cuantas
pruebas consideraron oportunas, admitiéndose junto con la documental aportada, la declaración de la parte
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demandante y la declaración de testigos, siendo nuevamente citados para la celebración de juicio el día 28
de septiembre de 2.011.
El día del juicio, tras la práctica de las pruebas propuestas y admitidas, quedaron las presentes
actuaciones, vistas para sentencia.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Por la parte actora, se ejercitó una acción de nulidad en aplicación de lo establecido en los
artículos 1.088 y siguientes del Código Civil así como los artículos 1.254 y siguientes del mismo texto. Señala,
que habiendo firmado las partes dos contratos de permuta financiera de tipo de interés de fecha 2 de abril
de 2.007, dichos contratos son nulos, en concreto el contrato número NUM000 asignado a la mercantil
"COLCHONERÍA LASTAI S.L.", por carecer la persona firmante del mismo de facultades para firmarlo por
sí solo y no haber sido ratificado por la administradora mancomunada, y nulo los dos contratos de permuta
financiera de tipo de interés IRS, suscritos por la falta de la realización de la preceptiva clasificación del
cliente y de la evaluación de la idoneidad y de la conveniencia, inadecuación del producto para el cliente e
inadecuación del perfil inversor en el consentimiento. Se alega así mismo, la nulidad de los contratos suscritos
por vulneración del derecho de información del cliente y ocultación de los riesgos del contrato, consentimiento
prestado por error y/o dolo, la nulidad de los contratos por desequilibrio en las prestaciones entre las partes,
cláusulas abusivas en la contratación, solicitando en consecuencia la restitución de las cosas o prestaciones
recibidas, y de forma subsidiaria la nulidad de las condiciones generales segunda y cuarta en lo relativo al
coste de la cancelación anticipada del producto: cancelación sin coste alguno de los productos. Finalmente,
se solicitaba de dictara sentencia por la que:
A. Se declare nulo de pleno derecho el contrato de permuta financiera de tipos de interés IRS número
NUM000 firmado el día 2 de abril de 2.007, por el Sr. Don Anibal , y el BANCO DE VASCONIA S.A., y
asignado a la mercantil COLCHONERÍA LASTAI S.L., condenando a la parte demandada a estar y pasar por
ésta declaración y a la reintegración a la citada sociedad COLCHONERÍA LASTAI S.L. de la totalidad de los
importes recibidos por dicha entidad bancaria demandada en ejecución de dicho contrato con sus respectivos
intereses legales.
B. Se declare nulo de pleno derecho el contrato de permuta financiera de tipos de interés IRS número
NUM001 suscrito entre D. Anibal y BANCO DE VASCONIA S.A., el día 2 de abril de 2.007, condenando a la
parte demandada a estar y pasar por ésta declaración y a la reintegración al Sr. Anibal de la totalidad de los
importes recibidos por dicha entidad bancaria demandada en ejecución de dicho contrato con sus respectivos
intereses legales.
C. Subsidiariamente, se declaren nulas las Condiciones Generales Segunda y Cuarta en todo aquello
relativo a la cancelación o resolución anticipada del producto, contenidas en los citados contratos número
NUM000 y número NUM001 , condenando a la parte demandada a estar y pasar por esta declaración
y declarando la cancelación anticipada de los dos mencionados contratos de permuta financiera de tipo de
interés IRS con efectos retroactivos al día 3 de febrero de 2.010, sin coste alguno para la parte demandante
ni obligación alguna de ingresar la liquidación con vencimiento a 4 de marzo de 2.011, y con la obligación
expresa de la parte demandada de reintegrar a la mercantil COLCHONERÍA LASTAI S.L., la cantidad de
7.333,46 euros y a D. Anibal , la cantidad de 2.933,38 euros percibidas ambas por la entidad demandada
en ejecución de dichos contratos en concepto de liquidación con vencimiento a 4 de marzo de 2.010, con sus
respectivos intereses legales.
D. Se impongan a la parte demandada las costas judiciales.
La entidad demandada, una vez explicado el contrato firmado entre las partes, se opuso a la demanda
presentada de contrario. En primer lugar, respecto a la alegación de nulidad del contrato de permuta financiera
firmado entre D. Anibal en nombre y representación de COLCHONERÍA LASTAI y la entidad demandada,
por falta de firma mancomunada, se rechaza cualquier nulidad en aplicación de la teoría de los actos propios,
ya que D. Anibal es quien ha actuado siempre en nombre y representación de la mercantil demandante. Se
señala que no nos encontramos ante un contrato especulativo y que del propio texto del mismo se deduce que
el actor sabía lo que estaba haciendo, ya que los términos de éste son claros, exactos, precisos y ajenos a
toda ambigüedad, rechazando una mala praxis por la entidad bancaria, ya que el test MiFid no era obligatorio
en la fecha de formalización del contrato cuya nulidad nos ocupa. Se oponen a la existencia de un supuesto
error en el consentimiento, y de existir en ningún caso sería invalidante, rechazando la existencia de cláusulas
oscuras y abusivas, recordando finalmente que nos encontramos ante un contrato no especulativo (al estar
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vinculado a otros productos financieros, siendo por tanto, un contrato de cobertura), un contrato avalado de
forma expresa por el Banco de España, solicitando por último, la desestimación de la demanda presentada.
Segundo. El artículo 1.258 del Código Civil establece:
"Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, y desde entonces obligan, no sólo al
cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que, según su naturaleza,
sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley."
Así mismo, el artículo 1.261 del mismo texto establece:
"No hay contrato sino cuando concurren los requisitos siguientes:
1º. Consentimiento de los contratantes.
2º. Objeto cierto que sea matera del contrato.
3º. Causa de la obligación que se establezca."
En el caso que nos ocupa, las partes firmaron un contrato de permuta financiera, en su modalidad de
permuta de tipos de interés o swap, que tal y como ha señalado la Jurisprudencia menor, en concreto, la
S.A.P. de Asturias, de fecha 27 de enero de 2.010 : " Es un contrato atípico pero lícito al amparo del artículo
1.255 del Código Civil y 50 del Código de Comercio , importado del sistema jurídico anglosajón, caracterizado
por la doctrina como consensual, bilateral, es decir, generador de recíprocas obligaciones, sinalagmático (con
interdependencia de prestaciones actuando cada una como causa de la otra), de duración continuada y en
el que se intercambian obligaciones recíprocas.
En su modalidad de tipos de interés, el acuerdo consiste en intercambiar sobre un capital nominal de
referencia y no real (nocional) los importes resultantes de aplicar un coeficiente distinto para cada contratante
denominados tipos de interés (aunque no son tales, en sentido estricto, pues no hay, en realidad, acuerdo
de préstamo de capital) limitándose las partes contratantes, de acuerdo con los respectivos plazos y tipos
pactados, a intercambiar pagos parciales durante la vigencia del contrato o, sólo y más simplemente, a liquidar
periódicamente, mediante compensación, tales intercambios resultando a favor de uno u otro contratante un
saldo deudor o, viceversa, acreedor.
De otro lado, interesa destacar que el contrato de permuta de intereses, en cuanto suele ser que un
contratante se somete al pago resultante de un referencial fijo de interés mientras el otro lo hace a uno variable,
se tiñe de cierto carácter aleatorio o especulativo, pero la doctrina rechaza la aplicación del artículo 1.799
del Código Civil atendiendo a que la finalidad del contrato no es en sí la especulación, sino la mejora de la
estructura financiera de la deuda asumida por una empresa y su cobertura frente a las fluctuaciones de los
mercados financieros y que, como se ha dicho, su causa reside en el sinalagma recíproco de las prestaciones
que obligan a los contratantes."
Se solicita por la parte actora la declaración de nulidad de los contratos firmados con fecha de 2 de
abril de 2.007, uno a nombre de la entidad mercantil COLCHONERÍA LASTAI, y otro, por el propio D. Anibal
, alegando en el primer caso, la nulidad del contrato al haber sido firmado única y exclusivamente por el
Sr. Anibal , cuando éste carecía de facultades para firmarlo por sí solo, debiendo ser ratificado por la
administradora mancomunada. Pues bien, esta alegación a la vista del contenido de los documentos aportados
y de las alegaciones realizadas por la entidad bancaria, será desestimada en aplicación de las reglas de la
teoría de los actos propios.
Tercero. La teoría de los actos propios que tal y como señala reiterada Jurisprudencia, tiene su
fundamento último en la protección de la confianza y en el principio de la buena fe, impone un deber de
coherencia y autolimita la libertad de actuación cuando se han creado expectativas razonables. Constituye
por tanto, un límite del ejercicio del derecho subjetivo o de una facultad, y exige a quienes actúan dentro
del tráfico jurídico, un comportamiento coherente con sus intenciones previsibles a la vista de sus actos
anteriores, siempre que concurran los requisitos o presupuestos exigidos para su aplicación. Las SSTS de 28
de noviembre de 2.000 y de 24 de mayo de 2.001 , en línea con la manifestación anterior, aclaran que: "En
efecto, la regla que veda "venire contra factum propium", nacida en el ámbito de la autonomía de la voluntad
propia del Derecho privado, impone la vinculación del autor de una declaración de voluntad al sentido objetivo
de la misma, tal y como puede ser entendido por los demás, imponiendo un comportamiento contradictorio".
Así, los actos de una persona que puedan tener relevancia en el campo jurídico condicional los realizados con
posterioridad, en virtud del principio general de respeto a los actos propios, lo que significa que en ningún caso
pueden contradecir a los anteriores provocando una situación de incertidumbre que desconcierte a terceros
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afectados por los mismos y que contraría el principio de buena fe establecido en el artículo 7.1 del Código
Civil . Por eso se exige que tales actos sean válidos, probados, producto de una determinación espontánea
y libre de la voluntad y exteriorizados bien sea en forma expresa o tácita, pero siempre expresados de modo
indubitado y concluyente, en tanto que se quieren tener como demostrativos de una voluntad determinada y
contraria al acto posterior que se rechaza.
Pero además, para que pueda entenderse que tienen fuerza vinculante los actos propios, se exige que
éstos se hayan producido con una finalidad inequívoca de lograr el fin para el que se pretende invocar, que
tengan una significación jurídica inequívoca y que no dejan lugar a dudas, de tal modo que entre dicha conducta
anterior y la pretensión actualmente ejercitada exista una auténtica incompatibilidad o contradicción; por ello,
la Jurisprudencia exige al acto anterior una significación y eficacia jurídica contraria a la acción ejercitada.
Esa significación especial que convierte al mero acto en "factum concludens" exigida por la Sentencia del
Tribunal Supremo de 8 de noviembre del 2.055, y el conjunto de las que en su cuerpo se citan (las SSTS
de 9 de mayo , 13 de junio , y 31 de octubre de 2.000 , 26 de julio de 2.002 , 13 de marzo de 2.003 ),
está considerada como " una eficacia jurídica bastante para producir una situación de derecho contraria a la
sostenida por quien lo realiza" que dimana de la " finalidad o conciencia de crear, modificar o extinguir algún
derecho causando estado y definiendo o esclareciendo de modo inalterable la situación jurídica de que se
trate " a la que se refieren también multitud de sentencias. Por eso, cuando los actos a los que se toma como
paradigma contrario a la pretensión ejercitada en la demanda son ambiguos, inconcretos, ó intrascendentes,
carecen de las características precisas para poder vincular a la parte a la que se oponen con las consecuencias
propias de la estimación de éste principio general de derecho, concreción del más general de la buena fe.
Así pues, los hechos con eficacia normativa de acto propio vinculante para el futuro, requieren carácter
definitivo, concluyente y significación inequívoca. Y en el presente caso, D. Anibal y la mercantil demandante
no pueden alegar la nulidad del contrato señalando que se realizó de forma unilateral por éste sin la ratificación
de la administradora mancomunada, cuando ha sido D. Anibal quien ha estado actuando en nombre y
representación de la mercantil de forma constante, primero en su reclamación al Banco Popular Español,
S.A. (documento nº 12 de la demanda), y al comisionado para la defensa del cliente de servicios bancarios
(documento nº 14), por lo que, no puede aceptarse la alegación en éste momento de falta de representación de
D. Anibal y en consecuencia, la nulidad del contrato, por lo que el primer motivo de nulidad será desestimado.
Cuarto. Desestimado el primer motivo de nulidad alegado, pasaremos a estudiar el resto de motivos de
nulidad alegados, tales como la ausencia de clasificación del cliente así como la ausencia de test de idoneidad.
Pues bien, dicha alegación también será desestimada, ya que no puede alegarse el incumplimiento
de una norma que en el momento de formalizarse el contrato aún no se había dictado. Y es que no
podemos olvidar, que la aplicación de la normativa MiFID (Markets in Financial Instruments Directive), se
trasladó a la legislación española por la Ley 47/2.007 de 19 de diciembre, por la que se modifica la Ley
24/1.988 de 28 de julio del Mercado de Valores el Real Decreto 217/2008, que exige a las entidades que
presten servicios de inversión que mantengan en todo momento adecuadamente informados a sus clientes,
con una información imparcial, clara y no engañosa, debiendo obtener la información necesaria sobre los
conocimientos y experiencia del cliente en el ámbito de la inversión correspondiente al tipo de producto
para evaluar si el mismo es adecuado a las necesidades de aquel, señalando tres categorías posibles de
inversores (minoristas, profesionales y contrapartes elegibles), garantizando el mayor grado de protección a
los inversores o clientes minoristas (Punto V del preámbulo de la Ley 47/2.007. Dicha normativa fue publicada
el día 17 de diciembre de 2.007, entrando en vigor el día siguiente, y los contratos cuya nulidad nos ocupan
fueron firmados en abril del mismo año, por lo que la mencionada clasificación no era exigida por las entidades
bancarias.
Quinto. Y finalmente se alega la nulidad de los contratos firmados, por ausencia del consentimiento ante
una falta de información suficiente por la entidad bancaria.
En relación con el derecho a la información, tal y como señala la sentencia ya mencionada de la A.P.
de Asturias: "El derecho a la información en el sistema bancario y la tutela de la transparencia bancaria es
básica para el funcionamiento del mercado de servicios bancarios y su finalidad tanto es lograr la eficiencia
del sistema bancario como tutelar a los sujetos que intervienen en él (cliente bancario), principalmente, a
través tanto de la información precontractual, en la fase previa a la conclusión del contrato, como en la fase
contractual, mediante la documentación contractual exigible. En este sentido es obligada la cita del artículo
48.2 de la L.D.I.E.C 26/1.988 de 29 de julio y su desarrollo pero lo que real y efectivamente conviene al caso es
la de la Ley 24/1.988 de 28 de julio del Mercado de Valores al venir considerada por el Banco de España y la
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C.M.V., incursa la operación litigiosa dentro de su ámbito (mercado secundario de valores, futuros y opciones
y operaciones financieras, artículo 2 L.M .C.)
Examinada la normativa del mercado de valores sorprende positivamente la protección dispensada al
cliente dada la complejidad de ése mercado y el propósito decidido de que se desarrolle con transparencia,
pero sorprende, sobre todo, lo prolijo del desarrollo normativo sobre el trato debido de dispensar al cliente,
con especial incidencia en la fase precontractual.
Este desarrollo ha sido tanto más exhaustivo con el discurrir del tiempo y así si el artículo 79 de la
L.M .V., en su redacción primitiva, establecía como regla cardinal del comportamiento de las empresas de los
servicios de inversión y entidades de crédito frente al cliente la diligencia y transparencia y el desarrollo de
una gestión ordenada y prudente cuidando de los intereses del cliente como propios (letras I.A. y I.C.), el R.D.
629/1.993 concretó aún más desarrollando, en su anexo, un código de conducta, presidida por los criterios de
imparcialidad y buena fe, cuidado y diligencia y, en lo que aquí interesa, adecuada información tanto respecto
a la clientela, a los fines de conocer su experiencia inversora y objetivos de la inversión (artículo 4 del Anexo
1), como frente al cliente (artículo 5), proporcionándole toda la información de que dispongan que pueda ser
relevante para la adopción por aquél de la decisión de inversión "haciendo hincapié en los riesgos que cada
operación conlleva" (artículo 5.3)
Dicho Decreto fue derogado pero la Ley 47/2.007 de 19 de diciembre por la que se modifica la Ley del
mercando de valores continuó con el desarrollo normativo de protección del cliente introduciendo la distinción
entre clientes profesionales y minoristas, a los fines de distinguir el comportamiento debido frente a unos y
otros (artículo 78 bis); reiteró el deber de diligencia y transparencia del prestador de servicios e introdujo el
artículo 79 bis regulando exclusivamente los deberes de información frente al cliente no profesional, incluidos
los potenciales; entre otros extremos, sobre la naturaleza y riesgos del tipo específico de instrumento financiero
que se ofrece a los fines de que el cliente pueda "tomar decisiones sobre las inversiones con conocimiento
de causa" debiendo incluir la información las advertencias apropiadas sobre los riesgos asociados a los
instrumentos o estrategias, no sin pasar por alto las concretas circunstancias del cliente y sus objetivos,
recabando información del mismo sobre sus conocimientos, experiencia financiera y aquellos objetivos" (art.
79, bis núm. 3, 4 y 7).
Luego, el R.D. 217/2.008 de 15 de febrero sobre el régimen jurídico de las empresas de servicios de
inversión no ha hecho más que insistir, entre otros aspectos, en éste deber de fidelidad y adecuada información
al cliente, tanto en fase precontractual como contractual (artículos 60 y siguientes, en especial 64 sobre
información relativa a los instrumentos financieros).
Naturalmente, a la entidad bancaria demandada no le es exigible un deber de fidelidad al actor, como
cliente, anteponiendo el interés de éste al suyo o haciéndolo propio. Tratándose de un contrato sinalagmático,
regido por el intercambio de prestaciones de pago, cada parte velará por el suyo propio pero eso no quita
para que pueda y deba exigirse a la entidad bancaria un deber de lealtad hacia su cliente conforme a la buena
fe contractual ( art. 7 Código Civil ) cuando es dicho contratante quien, como aquí, toma la iniciativa de la
contratación, proponiendo un modelo de contrato conforme a objetivos y propósitos tratados y consensuados
previamente, por uno y otro contratantes, singularmente en cuanto a la información precontractual necesaria
para que el cliente bancario pueda decidir sobre la perfección del contrato con adecuado y suficiente
"conocimiento de causa", como dice el precitado 79 bis de la L.M.V.".
Sexto. En el presente caso se alega por la parte actora una falta de información total y absoluta sobre
los contratos que se firmaron con fecha de 4 de abril de 2.007, llegando a contestar D. Anibal a preguntas
del letrado de la parte demandada que lo que a él le vendieron no fue más que un seguro para protegerle
ante las subidas de los tipos de interés.
Pues bien, a la vista de la prueba practicada, y teniendo en cuenta las especiales características de
los actores, por un lado, una pequeña empresa familiar dedicada a la venta de productos para el descanso
(colchones, canapés, ropa de cama, etc)l y productos de puericultura (cunas, sillas de auto, textil, mobiliario
infantil, etc), y D. Anibal , que, tras haber dejado sus estudios comenzó a trabajar en el pequeño negocio
familiar, no ha quedado debidamente probado que la entidad bancaria demandada informara a sus clientes
y actuales demandantes tanto en fase precontractual como en fase contractual de forma explícita, con la
necesaria claridad de los compromisos contraídos con las partes, los derechos y obligaciones de ambos y de
las posibles eventualidades de la operación. Y todo ello se desprende no sólo de la declaración de D. Anibal
en sede judicial sino de la declaración de D. Juan Ignacio , empleado de la entidad bancaria desde hace 26
5
años y que fue quien ofreció el producto a los actores y que tuvo notables dificultades en el acto del juicio no
sólo de definir los contratos pactados sino sus diferentes cláusulas y contenido.
Finalmente, no podemos olvidar que si bien es verdad que las circunstancias del mercado financiero
han sido especialmente extrañas y convulsas en los últimos tiempos, con una bajada espectacular de los
tipos de interés no previstas por las entidades bancarias, las resoluciones del Banco de España en relación
con éste tipo de contratos recomiendan a las entidades que éstas realicen un esfuerzo adicional, tanto mayor
cuanto menor sea el nivel de formación financiera de su cliente para que comprenda el alcance de su decisión
y la situación de riesgo que asume. Así tal y como señala la S.A.P. de Pontevedra ya citada con anterioridad,
"....las entidades antes de formalizar al contratación de éstos productos deben cerciorarse de que sus clientes
son conscientes de circunstancias tales como: a) el hecho de que, bajo determinados escenarios de evolución
de los tipos de interés (bajistas), las periódicas liquidaciones resultantes de las cláusulas del contrato pueden
ser negativas, en cuantías relevantes, en función del diferencial entre los tipos a pagar y cobrar en cada
mensualidad; y b) en caso de que se pretenda la cancelación anticipada del contrato de permuta, la posibilidad
de que, igualmente, bajo escenarios de evolución de los tipos de interés bajistas, se generen pérdidas que
pueden llegar a ser importantes, tanto mayores, cuando mayor sea el diferencial medio esperado entre los
tipos a pagar y cobrar, para el período residual de vigencia de la permuta financiera."
En consecuencia, acreditada, a juicio de ésta Juzgadora la falta de información suficiente para que el
representante legal de la mercantil actora, en nombre de ésta y en el suyo propio, actuara en consecuencia,
se entiende probado el error invalidante del contrato, ya que tal y como señala la S.T.S. de 26 de junio de
2.000 : "..recaer sobre la cosa que constituye su objeto o sobre aquellas condiciones que principalmente
hubieran dado lugar a su celebración, de modo que se revele paladinamente su esencialidad; que no sea
imputable a quién lo padece; un nexo causal entre el mismo y la finalidad que se pretendía en el negocio
jurídico concertado, y que sea excusable, en el sentido de que sea inevitable, no habiendo podido ser evitado
por el que lo padeció empleando una diligencia media o regular ( Sentencias 14 y 18 de febrero de 1.994 y 11 de
mayo de 1.998 ). Según doctrina de ésta Sala la excusabilidad ha de apreciarse valorando las circunstancias
de toda índole que concurran en el caso, incluso las personales, tanto del que ha padecido error, como las
del otro contratante, pues la función básica del requisito es impedir que el ordenamiento proteja a quien ha
padecido el error, cuando éste no merece esa protección por su conducta negligente ( SS de 4 de enero de
1.982 y 28 de septiembre de 1.996 )."
Por tanto, al concurrir la aplicación del artículo 1.265 del Código Civil , que señala que es nulo el
consentimiento prestado por error, se declarará la nulidad del contrato de fecha 4 de abril de 2.007 con el
número NUM000 firmado entre D. Anibal en nombre y representación de COLCHONERÍAS LASTAI S.L.,
y BANCO DE VASCONIA S.A., y el contrato de fecha 4 de abril número NUM000 suscrito entre D. Anibal
, y BANCO DE VASCONIA S.A., con el número NUM001 , dejando sin efecto lo ejecutado, esto es, con la
obligación de las partes a restituirse, en aplicación de lo establecido en el artículo 1.303 del Código Civil , las
cantidades entregadas, que a fecha de demanda ascendían a la cantidad de 7.333,46 euros en relación con
COLCHONERÍA LASTAI S.L. y 2.933,38 euros respecto a D. Anibal , más las liquidaciones que se hubieran
podido devengar durante la tramitación del presente expediente más el interés legal.
Séptimo. El artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil señala:
"En los procesos declarativos, las costas de la primera instancia se impondrán a la parte que haya visto
rechazadas todas sus pretensiones, salvo que el tribunal aprecie, y así lo razone, que el caso presentaba
serias dudas de hecho o de derecho."
Para apreciar, a efectos de condena en costas, que el caso era jurídicamente dudoso se tendrá en
cuenta la jurisprudencia recaída en casos similares.
2. Si fuere parcial la estimación o desestimación de las pretensiones, cada parte abonará las costas
causadas a su instancia y las comunes por mitad, a no ser que hubiere méritos para imponerlas a una de
ellas por haber litigado con temeridad."
En el presente caso, a pesar de haberse acordado la desestimación íntegra de la demanda presentada,
al existir dudas sobre el alcance del deber de la información precontractual de información por la entidad
bancaria sobre el riesgo e influencia sobre el consentimiento, y encontrándonos ante una materia con
diversidad de resoluciones, véase por ejemplo, S.A.P. de Asturias de 27 de enero de 2.010 , S.A.P. de Madrid
de 9 de marzo de 2.009 , no procede acordar expresa condena en costas, satisfaciendo cada parte las suyas,
y las comunes, si las hubiera, por mitad.
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Vistos los artículos legales citados y demás de pertinente y general aplicación al caso
FALLO
Se acuerda estimar íntegramente la demanda presentada por la Procuradora D. ª Marta Paul Núñez
en nombre y representación de la mercantil COLCHONERÍAS LASTAI S.L. y D. Anibal , contra BANCO DE
VASCONIA S.A. (actual BANCO POPULAR), y declaro nulo el contrato firmado el día 4 de abril de 2.007
con el número NUM000 entre D. Anibal en nombre y representación de COLCHONERÍAS LASTAI S.L., y
BANCO DE VASCONIA S.A., y el contrato de fecha 4 de abril número NUM001 suscrito entre D. Anibal ,
y BANCO DE VASCONIA S.A., con el número NUM001 , en los términos señalados en el fundamento de
derecho sexto de la presente resolución, sin expresa condena al pago de las costas, satisfaciendo cada parte
las suyas, y las comunes, si las hubiera, por mitad.
Notifíquese la presente resolución a las partes.
MODO DE IMPUGNACIÓN: mediante recurso de APELACIÓN ante la Audiencia Provincial de ALAVA
( artículo 455 LECn ). El recurso se interpondrá por medio de escrito presentado en este Juzgado en el plazo
de VEINTE DÍAS hábiles contados desde el día siguiente de la notificación, debiendo exponer las alegaciones
en que se base la impugnación, además de citar la resolución apelada y los pronunciamientos impugnados
( artículo 458.2 LECn ).
Para interponer el recurso será necesario la constitución de un depósito de 50 euros, sin cuyo requisito
no será admitido a trámite. El depósito se constituirá consignando dicho importe en la Cuenta de Depósitos
y Consignaciones que este Juzgado tiene abierta en el grupo Banesto (Banco Español de Crédito) con el
número 0030 0011 0000 04 0244 11., indicando en el campo concepto del resguardo de ingreso que se trata
de un "Recurso" código 02-Apelación. La consignación deberá ser acreditada al interponer el recurso ( DA
15ª de la LOPJ ).
Están exentos de constituir el depósito para recurrir los incluidos en el apartado 5 de la disposición
citada y quienes tengan reconocido el derecho a la asistencia jurídica gratuita.
Así por esta sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.
PUBLICACION.- Dada, leida y publicada fue la anterior sentencia por el/la Sr/a. MAGISTRADO que
la dict6, estando el/la mismo/a celebrando audiencia publica en el mismo dia de la fecha, de lo que yo, el
Secretario Judicial doy fe, en VITORIA-GASTEIZ, a treinta y uno de octubre de dos mil once.
7
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