Seguridad y riesgo POR ARTURO CUÉLLAR FERNÁNDEZ Inseguridad: ¿Cómo llegamos hasta aquí? La inseguridad pública sigue siendo un reto para México, en el que estamos todos comprometidos. Sin embargo, ciertamente ha habido acciones u omisiones graves en materia de política criminal que nuestros gobiernos han exhibido. E l problema de la inseguridad pública es parte de un todo social en el que factores económicos, políticos, culturales, etcétera, tienen influencia mutua. Las decisiones y acciones en estas áreas generan una dinámica social que a su vez adquiere movimiento propio. Repasemos algunos datos, pues hacer memoria es un ejercicio útil para no repetir los errores del pasado: Con la consolidación de una industria nacional, se inicia el modelo de industrialización sustitutiva o “modelo de sustitución de importaciones” (1940-1955). En ese periodo se crearon las bases para la industrialización en México y había una política de apoyo al sector empresarial nacional y extranjero. Se crearon diversas industrias como Sosa Texcoco, Altos Hornos de México, Cobre de México, Guanos y Fertilizantes, etcétera. En este escenario de complejidad económica, siendo presidente Miguel Alemán Valdés (1946-1952) se creó la Dirección Federal de Seguridad (DFS), dependiente de la Secretaria de Gobernación, que se convertiría en la policía para asuntos políticos de los altos funcionarios en turno, y para combatir los movimientos sociales, particularmente los grupos guerrilleros que surgieron desde 1960. Representativos de estos fueron los líderes Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas que combatieron en el estado de Guerrero. A partir de entonces y hasta su desaparición, la DFS marcaría la historia policiaca del país. 36 ENTORNO La DFS adquirió un poder desmesurado, al grado de que el Presidente Luis Echeverría ordenó regularla en 1973, pero la aparición en este año de la Liga Comunista 23 de Septiembre haría que la DFS asumiera un papel protagónico para combatir a este grupo. Un lamentable suceso provocado por la liga el 17 de septiembre de 1973 fue la tentativa de secuestro de un notable mexicano; el empresario regiomontano don Eugenio Garza Sada, que en el intento murió sucumbido ante las balas, pero defendiendo su libertad y la dignidad humana por la que siempre luchó. Siendo un hombre visionario y con un profundo sentido social, la herencia de su ideario refleja su gran calidad humana. Con el gobierno de José López Portillo (1976-1982), quien no tuvo oposición, se petrolizó la economía. El descubrimiento de vastos yacimientos petroleros en Chiapas, Tabasco y la sonda de Campeche (un yacimiento submarino), lo llevó a declarar que “los mexicanos debíamos aprender a administrar la abundancia”. El petróleo fue para México un aval ante la banca internacional, que otorgó a México grandes créditos. La deuda externa para 1977 era poco menos de $21,000 millones de dólares. Para 1982 se había incrementado a $76,000 millones. El gobierno usaba los recursos para aplicarlos en gasto público. En 1982 la caída del precio del petróleo (en 1980 las exportaciones de petróleo representaban el 61.6% de todas las exportaciones de México), la enorme deuda externa y la fuga de capitales por $54,000 millones de dólares, generaron otra crisis en el país: el tipo de cambio pasó de $26.00 a $70.00 pesos por dólar, la inflación llegó al 100%. Para fines de 1982 la devaluación rebasó toda expectativa, pues el peso pasó de $25.00 a $150.00 pesos por dólar. Finalmente, el 1 de septiembre de 1982, en el último informe de gobierno y con llanto en sus ojos, el López Portillo anunció la nacionalización de la banca. La deficiente planeación económica resultado del excesivo intervencionismo del Estado está a la par también de un deficiente sistema de seguridad pública. Sin duda, el sistema de corrupción política, así como de ineficiencia policial en México, se consolida en este periodo. Basta citar el caso (aunque bien se podrían revisar muchos más de políticos que utilizaron los puestos públicos para enriquecerse) del jefe de la policía capitalina, Arturo Durazo Moreno, originario de Sinaloa y que en la ciudad de México encontró junto a la corrupción la fortuna, con la permisividad de todo el aparato de gobierno y del Presidente mismo. Nombrado por su amigo José López Portillo, ocupó la Dirección General de Policía y Transito del DF. Posteriormente se autonombraría General de División sin haber cursado una carrera militar. Ese fue un sexenio negro para la seguridad pública en México, y se sentaron las bases de la corrupción; se diseñó el perfil del policía sin preparación, prepotente y con altos índices de corrupción, reflejo fiel del sistema del que emergió. Su gestión estuvo plagada de terribles sucesos y escandalosas violaciones de derechos humanos. (Su ex-jefe de escoltas, José González, publicó en el libro Lo negro del “Negro” los actos de prepotencia y corrupción de Durazo.) La corrupción incluía a sus propios miembros, quienes debían de aportar cantidades de dinero; es decir, los propios policías eran enviados a robar. En 1976, se formó la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), y al frente de esta se puso a Francisco Fernando Sahagún Baca. La práctica de las “madrinas” se llevó a cabo: eran delincuentes protegidos que pasaban los “pitazos” y trabajaban para ellos. foto: Ana Lourdes Herrera Un hecho que destapó la cloaca fueron los 12 cuerpos flotando en el drenaje profundo en Atotonilco, estado de Hidalgo: “los muertos de Tula”, que luego se sabría eran delincuentes en su mayoría de origen colombiano y del que se responsabilizó al grupo de Durazo. La corrupción y el enriquecimiento ilícito fue el sello de Durazo. Una de sus propiedades en Acapulco fue bautizada como “El Partenón”, que ostentaba lujos excesivos y gastos millonarios, no justificados para el sueldo de un empleado público. Pero en lugar de que la sociedad demandara un gobierno honesto y que fuera vigilante del desempeño de sus servidores públicos, paradójicamente Durazo fue galardonado con “el micrófono de oro” otorgado por la Asociación Nacional de Locutores, y con el grado de “Doctor Honoris Causa” por el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal. Tras huir de la justicia en el sexenio subsecuente, Durazo fue detenido en 1984 y acusado por diversos delitos, pero después de ocho años de prisión fue liberado. Falleció el 5 de agosto del año 2000 en Acapulco, Guerrero. Por su parte, la DFS ya había hecho alta escuela delictiva: su ex director, Zorrilla Pérez, fue encarcelado por el asesinato del periodista Manuel Buendía, ocurrido el 30 de mayo de 1984. Con la profunda corrupción en el país que prevaleció en el sexenio de López Portillo, Miguel de la Madrid promovió como su lema de campaña la “Renovación Moral de la Sociedad” y hubo una profunda transformación en los cuerpos policiales, pues desapareció la DIPD y la DFS. No obstante, el mal ya estaba hecho y el sistema de criminalidad en México ya estaba consolidado. Los grupos criminales (muchos policías) ya se habían conformado y habían logrado importantes progresos en las altas escuelas del crimen. Los que se habían iniciado en delitos menores estaban preparados para conformar la alta delincuencia organizada. Secuestros y narcotráfico estaban por manifestarse espectacularmente, con la anuencia —o la incompetencia— de los gobiernos subsecuentes. Las condiciones para un clima de violencia y corrupción mayor en el país ya estaban dadas. Tan sólo era cuestión de tiempo. E El autor es Licenciado en Sociología con Maestría en Política Criminal por la UNAM. Ha sido catedrático de Sociología Criminal en la misma universidad, y capacitador externo en seguridad autorizado por la Secretaría del Trabajo desde 1994 a la fecha, así como asesor de seguridad de Banamex de 1997 a 1999. Actualmente, Cuéllar es director de Visión Interdisciplinaria, despacho de consultoría en seguridad. [email protected] ENTORNO 37 “En el Distrito Federal encontramos delegaciones políticas disímbolas, con características socioculturales y económicas particulares que dan por resultado un fenómeno delictivo específico en cada una de ellas” 38 ENTORNO