Una investigadora española en el ESO Amelia Bayo Arán Amelia Bayo Arán es doctora en astrofísica, y trabaja como astrónoma de soporte en el Observatorio de Cerro Paranal del ESO en Chile. En este año que se cumple el primer medio siglo de vida del Observatorio Europeo Austral, una astrofísica española trabajando allí nos cuenta sus experiencias de primera mano. Orión «boca-abajo» (para los del Hemisferio Norte) sobre el UT1/Antu en Paranal. (Todas las imágenes son cortesía de la autora excepto donde se indique lo contrario) 26 Una investigadora española en el ESO A diferencia de la mayoría de los astrónomos, durante mi infancia en ningún momento soñé con estudiar los misterios del cielo nocturno. Crecí en una ciudad relativamente grande y costera, Málaga, donde las estrellas se esconden tras las luces de la ciudad y la bruma del mar, y donde nadie de mi entorno más cercano estaba especialmente interesado en la astronomía. Por otro lado una idea sí que estaba bien marcada en mi cabeza desde muy pequeña (al menos así lo recuerdan mis padres): quería ser investigadora. Me encantaba descubrir cosas nuevas y pelear sin descanso con problemas y ejercicios hasta que entendía los resultados en sus más mínimos detalles. Esta/e testarudez/tesón (cada uno que lo interprete como quiera) aumentó durante el colegio gracias a unos padres muy preocupados porque a mi hermano y a mí nos gusta aprender, y unos profesores de colegio excepcionales. Cuando terminé el instituto tenía muy claro que quería estudiar matemáticas. Empecé la carrera en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga y las ramas que más me gustaban eran las de geometría y topología. La situación en Málaga para hacer investigación estaba bastante complicada; además, por alguna razón, necesitaba un cambio, con lo que terminado el primer ciclo de la carrera mudé a Madrid donde, en principio, el abanico de posibilidades debía de ser más amplio. En la Universidad Complutense continué mis estudios de Matemáticas y un día vi una convocatoria en uno de los tablones de anuncios para hacer prácticas de verano en la sede de la Agencia Espacial Europea, ESA, cerca de Madrid (ahora ESAC y anteriormente llamada Estación de Seguimiento de Satélites de Villafranca del Castillo). No había nada parecido para estudiantes de geometría, así que solicite las prácticas… ¡Y así es como me enganché! Recuerdo perfectamente el primer día que fui a ESAC. El campus era impresionante, sin lugar a dudas, el complejo tecnológico más avanzado que había visto hasta ese momento. Pero lo mejor estaba por llegar; hablar con el que sería mi supervisor durante las prácticas: el Dr. Pedro García Lario. Pedro es astrónomo de plantilla de la ESA y es un apasionado de su trabajo. Tardó menos de media hora en hacerme ver que si alguien no se levantaba todas las mañanas deseando saber más sobre las nebulosas planetarias es que simplemente estaba loco. Me enseñó imágenes preciosas de estos objetos astronómicos que están terminado sus vidas y se sabía todos esos nombres raros sin dudar, como el que nombra a sus amigos. Salí de la oficina totalmente convencida de que esa era la pasión que yo quería tener en mi vida profesional; de modo que: «¡astrofísica será!» El año siguiente termine la carrera de matemáticas pero con la especialidad de Astronomía y Geodesia y comencé dos programas de doctorado, uno en Inteligencia Artificial en la UNED y otro en Astrofísica en la Universidad Autónoma. Con los cursos de II Época / Nº 154 Figura 1. Con Margaret Moerchen (en el mismo programa post-doctoral que yo) frente al instrumento SINFONI montado en el foco Cassegrain del telescopio UT4/Yepun en Paranal. doctorado empezando era el momento de encontrar una beca y un tema de tesis. Había varias opciones y una de ellas era una beca que se ofertaba para el laboratorio dependiente del Centro de Astrobiología que esta situado en el campus de ESAC (por aquel entonces LAEFF: Laboratorio de Astronomía Espacial y Física Fundamental). La convocatoria era para hacer la tesis con el Dr. David Barrado y Navascués. Fui al LAEFF a entrevistarme con David, y la experiencia no pudo ser más distinta a la de mi primer día en ESAC. David no me enseñó su lado de amor a la ciencia, sino sus facetas directa y competitiva. Me dejó muy claro que allí yo estaba pidiendo un trabajo y que tenía que aprender a venderme si quería llegar a algún lado en el mundo de la ciencia. Chocamos 27 Una investigadora española en el ESO ojos se acostumbraran a la oscuridad, y que admirara. ¡Ahí estaba! Lo que quería desde que fui por primera vez a ESAC: ¡me enamoré del cielo austral! En ese momento decidí que Chile y los observatorios del ESO tenían que ser mi hogar a no muy largo plazo. LA CIENCIA Figura 3. La residencia es literalmente «un oasis en el desierto». en todos los aspectos que uno se puede imaginar y salí del LAEFF pensando que sería muy complicado trabajar juntos y que de todos modos no me tenía que preocupar por ello, porque estaba claro que él nunca me iba a ofrecer la beca. Por estos giros que tiene la vida, sí que me ofreció la beca; la acepté, y el paso de los años dejó claro que uno no debe fiarse de las primeras impresiones. Ninguna relación estudiante–director de tesis es perfecta; pero estoy bien segura de que ahora mismo no estaría donde estoy (con exactamente el trabajo que quería tener, en el ESO) si no fuera por él. La primera vez que fuimos a observar juntos al Observatorio de La Silla (uno de los dos observatorios del ESO en Chile, el pionero y más cercano a La Serena), me dijo que me quedara un rato a la intemperie en el camino a la residencia; que dejara que mis Figura 2. Panorámica con los cuatro UT más cuatro AT. (Cortesía de Daniel Asmus) 28 Mi principal campo de investigación es el estudio de la formación de enanas marrones, esos objetos intermedios entre estrellas y planetas. Lo que trato de contestar es a preguntas del tipo: ¿se forman con mecanismos físicos parecidos a los que dan lugar a las estrellas? ¿Se forman más bien como los planetas? ¿Cuántas de estas enanas marrones son los centros de sistemas similares, hasta cierto punto, a nuestro Sistema Solar? ¿Los discos de los que se forman estas enanas marrones evolucionan igual que el disco que una vez transfirió su masa para contribuir a formar nuestro Sol? Para contestar a estas preguntas lo que hacemos es tomar gran cantidad de datos de enanas marrones jóvenes y comparar las propiedades que podemos derivar de estos datos con las de las estrellas y planetas para buscar analogías y diferencias. Un campo algo transversal, en el que estoy involucrada en menor medida, es en la búsqueda de cinturones de Kuiper similares al de nuestro Sistema Solar alrededor de estrellas del mismo tipo (temperatura y luminosidad) que el Sol y bastante cercanas, de modo que estos cinturones de polvo puedan ser resueltos por imagen directa. Es un tema tremendamente interesante, porque básicamente ya no nos contentamos con buscar planetas de cualquier tipo en torno a cualquier clase de estrella (lo cual incluso hoy en día puede seguir sonando a muchos como ciencia-ficción). Los avances tecnológicos son tales que con satélites como Herschel (una misión ESA) podemos ver, y de hecho estamos viendo, estos cinturones tremendamente tenues que de acuerdo a los estudios teóricos pueden ser explicados como el resultado de la formación de sistemas planetarios. Estos tipos de discos llamados Una investigadora española en el ESO discos de deshechos/escombros se conocían desde hace tiempo, pero con los instrumentos que se usaban hasta hace muy poco, la mayoría de los discos detectados contenían siempre mucho más material que el que suponemos compone nuestro cinturón de Kuiper, y, por tanto, no eran completamente «análogos» de nuestro Sistema Solar en este sentido. Volviendo a mi principal línea de investigación, en el transcurso de mi tesis estudié una zona del cielo particularmente interesante: la región de formación estelar asociada con la estrella masiva (múltiple) Lambda Orionis (la cabeza de Orión). De ésta podemos aprender mucho sobre la génesis y los primeros pasos en la evolución de las estrellas, ya que está compuesta de varias nubes moleculares, todas jóvenes, pero con distintas edades. El estudio del cúmulo central (llamado Collinder 69) fue especialmente revelador ya que nos condujo a la compilación de la Función Inicial de Masas espectroscópica más completa para un cúmulo joven publicada hasta ese momento. El estudio de la distribución de masa de un cúmulo es especialmente interesante porque puede darnos indicios de cuál de los mecanismos de formación propuestos para los objetos de menor masa debe haber sido el dominante. El por qué nos interesa saber cómo se forman las enanas marrones en particular es bastante simple. Hoy en día tenemos una idea bastante consensuada de cómo se forman las estrellas como el Sol, pero la cuestión de cómo se forman los objetos de masa mucho mayor o mucho menor no tiene una única respuesta en absoluto. Por lo que respecta a las enanas marrones, las hipótesis para formar una estrella (según el esquema clásico bien aceptado por la comunidad astronómica) pasan porque en un determinado momento, en las nubes moleculares que conforman nuestra Galaxia, en ciertos puntos comienza un colapso gravitatorio que dará lugar a la futura estrella. Para que esto ocurra debe haber un mínimo de masa conglomerada en estos puntos, si Figura 4. El espejo primario de ocho metros de diámetro del UT4/Yepun. no el equilibrio local de la nube no se romperá. Esta masa crítica es denominada masa de Jeans, y en las nubes moleculares que conocemos es cercana a una vez la masa del Sol. La pregunta es obvia entonces, ¿cómo podemos crear entonces objetos con masas 0,08 veces menores que esa masa crítica? (0,08 veces la masa del Sol es aproximadamente la frontera en la que un objeto no podrá mantener la combustión de hidrogeno de manera estable en su núcleo y pasará a denominarse enana marrón). Los principales mecanismos que los investigadores teóricos proponen hoy en día para explicar la formación de las enanas marrones se pueden describir muy resumidamente y simplificando como sigue: ► Una posibilidad apunta a que las enanas marrones son objetos que se estaban formando en II Época / Nº 154 29 Una investigadora española en el ESO Figura 5. Penitentes de nieve en torno al radiotelescopio APEX del ESO (cerca del alto de Chajnantor, donde reside ALMA). La extrema sequedad y el continuo viento procedente constantemente de la misma orientación permiten que estas estructuras sobrevivan durante mucho tiempo. sistemas múltiples con otras estrellas pero fueron expulsados de estos grupúsculos por interacciones dinámicas antes de que se hicieran con suficiente masa de su entorno para convertirse realmente en estrellas (quemando hidrógeno de manera estable en sus núcleos). ► Otra posibilidad es que se formaran como una versión escalada de los planetas; es decir, que se constituyeran a partir del material del disco en torno a una estrella masiva y posteriormente fueran expulsadas de este disco (de nuevo puede que por interacciones dinámicas con otros objetos formados de la misma nube molecular). Figura 6. El Astroday es un evento que se realiza todos los años en La Serena con contribuciones de todos los grandes observatorios de la región para acercar la astronomía al publico general. En la foto, Astroday de 2010 junto a Dimitri Gadotti y Margaret Moerchen. 30 ► Una tercera teoría formula, otra vez, que las enanas marrones son estrellas fallidas en el sentido que son estrellas que acretan materia de sus discos, pero a la vez que este proceso ocurre, una estrella masiva situada en la vecindad «barre» con sus poderosos vientos el material que forma ese disco y finalmente la proto-estrella no consigue aglutinar suficiente material como para tener la combustión estable de hidrógeno en su núcleo y permanece entonces como enana marrón. ► Finalmente otros grupos apoyan la teoría de que invocando mecanismos adicionales (como el añadir turbulencia a la nube molecular inicial) se pueden generar aumentos en la densidad local que consigan disminuir la masa de Jeans. Por tanto, en estas condiciones ambientales, las enanas marrones se formarían según el esquema clásico que aceptamos para las estrellas de tipo solar. La conclusión del análisis en Collinder 69 fue que no existen evidencias que apoyen la idea de que las enanas marrones se forman principalmente por un mecanismo distinto al de las estrellas. Otro interesante resultado derivado del estudio de los miembros más jóvenes del cúmulo central (que aún tienen discos de material girando en torno a ellos) fue que no es probable que en esa región hubiera una explosión de supernova cinco millones de años atrás como sugirieron otros estudios hace diez años. Una de las lecciones importantes aprendidas de la tesis fue que, para poder llegar a conclusiones robustas, es necesario tener muestras completas de objetos. Pequeños sesgos en tus muestras pueden cambiar totalmente tus conclusiones finales. Con esta idea en mente, hace algo menos de un año pasé a formar parte de un equipo con un proyecto muy ambicioso para realizar un cartografiado espectroscópico de una gran cantidad de regiones de formación Una investigadora española en el ESO estelar. Este proyecto consiguió una cantidad casi sin precedentes de tiempo para usar el espectrógrafo multifibras FLAMES (montado en el telescopio UT2/ Kueyen de Paranal) de una manera exhaustiva a lo largo de dos años. El análisis de esta ingente colección de datos va a requerir de una sólida base de astro-estadística e inferencia. En cierto modo, con este proyecto vuelvo a mis «orígenes matemáticos», lo cual me hace bastante ilusión. A PIE DE TELESCOPIO Mi trabajo en ESO consiste en que la mitad de mi tiempo me dedico a mi ciencia (mi casa y mi oficina están en Santiago de Chile), y la otra mitad a dar apoyo al observatorio de Paranal y descansar después de los turnos en la montaña. El trabajo en el observatorio para los astrónomos está estructurado en dos tipos de turnos; de día y de noche. Durante el día nos preocupamos de tomar todas las calibraciones necesarias para poder eliminar la «firma» de los instrumentos en los datos, de modo que el astrónomo que vaya a usarlos para su ciencia esté realmente viendo efectos relacionados con sus objetos de estudio y no con los instrumentos o el telescopio. II Época / Nº 154 Figura 7. Una espectacular puesta de Sol en la plataforma, con los astrónomos disfrutándola antes de volver a la sala de control para «comenzar la noche». El trabajo de día puede resultar tedioso en algunos casos, pero en Paranal nadie se aburre si no quiere, porque siempre hay algún ingeniero encantado de enseñarte las entrañas de algún ins- 31 Una investigadora española en el ESO Figura 8. Navidad de 2010 en Paranal. Yo estaba de soporte en UT4 para mi visitante Tobias Schmidt y tuvimos una visita muy simpática. trumento que estén ajustando en ese momento. Básicamente uno puede aprender tanto en Paranal como esté dispuesto a preguntar. En la noche el trabajo es bastante distinto, sobre todo en la cadencia de la toma de decisiones. Cada astrónomo que está en la sala de control está asignado a uno de los grandes telescopios para el manejo de los instrumentos. En Paranal hay cuatro telescopios de ocho metros; además de ellos hay dos telescopios más pequeños (de aproximadamente cuatro y dos metros y medio) para cartografiado y otros con diámetro mucho menor con los que de manera habitual se hace interferometría. En determinadas ocasiones durante el año también se hace interferometría con los telescopios de ocho metros, haciendo de Paranal uno de los pocos lugares del mundo capaces de este logro tecnológico. 32 Cuando estamos en turno de noche, llegamos a la sala de control antes de la puesta de Sol para tomar algunas calibraciones y ver que todo está preparado y funcionando. Una vez que la noche empieza, el nivel de alerta en la sala de control aumenta bastante. Estamos trabajando en uno de los mejores observatorios del mundo, la presión para conseguir tiempo en los telescopios de ocho metros es extremadamente alta y no podemos permitirnos perder nada de tiempo. Durante la noche se dan dos alternativas: si tenemos un astrónomo visitante, él viene con su programa de ciencia y su estrategia y nosotros tratamos de asesorarle para que obtenga, si puede ser, incluso mejores resultados que los planeados. Si la noche es de servicio, entonces el astrónomo asignado al telescopio va seleccionando, según las condiciones atmosféricas, qué programa es el más adecuado para ser observado (teniendo en cuenta también la calificación que la ciencia del programa ha recibido del comité experto). De modo que nuestras principales tareas son seleccionar los programas, ejecutarlos y comprobar que la calidad de los datos se corresponde con las expectativas. Una vez el crepúsculo matutino comienza, los ánimos se relajan un poco, terminamos los programas que podemos, tomamos las últimas calibraciones y poco a poco abandonamos la sala de control rumbo a la residencia para el merecido descanso. La residencia de Paranal es un verdadero oasis en el desierto, y cada vez que se entra después de haber estado toda la noche trabajando, uno no puede evitar la cálida sensación de sentirse en casa. La espectacular posibilidad de trabajar en ESO Chile me ha permitido mejorar mis habilidades observacionales y entender de un modo mucho más completo los instrumentos que uso para obtener datos para mi propia ciencia. Además de esto, lo que es más importante –y, por tanto, me llevaré más marcado cuando vuelva a Europa– la interacción con mis colegas y con los astrónomos visitantes y el esfuerzo puesto en tratar de comprender lo más profundamente los programas de servicio para así poder ejecutarlos lo mejor posible, me han hecho una astrónoma mucho más completa de lo que era cuando llegué a Chile. Cuando uno focaliza demasiado su atención en un problema muy concreto muchas veces pierde perspectiva, y eso mismo te lleva a no encontrar soluciones. Mi paso por el ESO de momento ha producido en mi el efecto contrario, me ha proporcionado una amplia perspectiva de la astronomía que espero me ayude a encontrar mis respuestas. Así de emocionante es la vida en Paranal, que con más de diez años a las espaldas se maneja en «velocidad de crucero», con lo que os podéis imaginar cómo es la vida en ALMA donde todo es nuevo y revolucionario o cómo será cuando el gran gigante, el E-ELT, abra su descomunal ojo. ¡Seguiremos informando!