RESOLUCION Nº 282/01 En Buenos Aires, a los 12 días del mes de

Anuncio
RESOLUCION Nº 282/01
En Buenos Aires, a los 12 días del mes de septiembre
del año dos mil uno, sesionando en la Sala de Plenario del
Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, con
la Presidencia del Dr. Diego J. May Zubiría, los señores
consejeros presentes
VISTO:
El expediente 292/00, caratulado “Codesido Vda. de
Castro, Ana María c/ titular del Juzg. Civil Nº 100 - Dr. Prada
Errecart”, del que
RESULTA:
I. La Sra. Ana María Codesido se presenta ante este
Consejo y denuncia al Dr. Miguel Angel Prada Errecart, titular
del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 100,
por las irregularidades cometidas en el curso de la tramitación
de los autos caratulados “Codesido de Castro, Ana
M. e hijas
c/ Castro Fernández, Diego y otro por div. de condominio y
valor
locativo
-
ejecución
de
sentencia”
(expedientes
69.521/89, 42.456/94 y 37.609/00).
En ese escrito la interesada manifiesta que, luego
del fallecimiento de su marido, inició una demanda contra los
hermanos de aquél por división de condominio y falta de pago de
canon locativo respecto de un inmueble, sede de la sociedad Los
Gallegos Alimenticios S.R.L., de la cual los tres hermanos eran
socios, formándose así la causa mencionada y en la que los
nombrados resultaron condenados.
Alega que los demandados, a fin de no cumplir con sus
obligaciones, realizaron maniobras fraudulentas tendientes a
aparecer
como
insolventes
-mediante
la
presentación
de
documentación falsa- lo cual quedó demostrado en el juicio por
medio de distintas pruebas incorporadas y que, a pesar de ello,
el magistrado eximió a los condenados de efectuar el pago de
las costas a su cargo.
Refiere que, realizado el remate del inmueble sito en
la calle Baigorria 4824/28, la denunciante fue autorizada a
compensar el precio de la adquisición del bien con lo debido
por los demandados no habiendo quedado saldo alguno para abonar
los honorarios de los abogados. Añade que, luego de la subasta,
“el letrado de los demandados se opuso a levantar su embargo
sobre la parte indivisa que antes del remate pertenecía a sus
clientes [y que] (e)l juez actuante lo tuvo en cuenta”. Expresa
que, al ser aprobado el remate judicial de la propiedad en
cuestión,
“las
demandados,
dos
sobre
terceras
las
que
partes
que
pesaban
pertenecían
los
embargos
a
los
de
los
profesionales, habían dejado de pertenecerles” (fs. 25).
Agrega que “los condenados en costas eran eximidos de
pagar, siendo dueños del 66,6% con posesión exclusiva y rentas,
siendo que existe la sentencia que los condena y se la ignora,
mientras que la menor, su hermana que fue menor durante gran
parte
del
proceso
y
su
madre,
poseedoras
sólo
del
33,3%
virtual, eran condenadas a remate judicial, para pagar un
proceso
generado
por
los
demandados
al
negarse
a
pagar
alquileres y a entregar el 33,3% del condominio”.
Reprocha al juez que haya ordenado desglosar una
cédula librada en el proceso en trámite ante la justicia
comercial, aportada como “prueba evidente de la solvencia de
los condenados en costas y [que] no la t[uvo] en cuenta”.
Sostiene que todas las irregularidades denunciadas no
podrían haberse producido “sin la intervención y concurrencia
de letrados y funcionarios, responsables por la seguridad
jurídica de [s]u patrimonio, en especial el magistrado Miguel
Angel Prada Errecart” (fs. 26).
Al concluir, solicita que “se investigue por qué
razón
se
[les]
ha
denegado
justicia,
y
por
qué
se
ha
determinado el remate de la propiedad de Baigorria 4824/28 el
29 de agosto de 2000, sin haber[les] permitido perfeccionar el
título de propiedad a [sus] hijas y a [ella], después de
adquirirla en 1997. Y además, solicit[a que] se investigue por
qué prácticamente se les exime a los condenados en costas de
cumplir con la condena que les fuera impuesta, cuando se ha
demostrado durante todo el proceso que han falseado documentos
y han mentido flagrantemente sobre todos y cada uno de los
hechos a considerar”.
II. En función de lo previsto en el artículo 7 del
Reglamento
de
la
Comisión
de
Acusación
se
compulsó
y
se
extrajeron fotocopias certificadas de los autos caratulados
“Codesido
de
Castro
c/
Castro
Fernández
s/
división
de
condominio” (expediente 69.521/89), “Codesido de Castro c/
Castro
Fernández
37.609/00)
ejecución
y
s/
incidente
“Codesido
de
de
sentencia”
de
Castro
ejecución”
c/
(expediente
Castro
(expediente
Fernández
42.456/94)
-todas
s/
del
registro del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil
Nº 100- y la causa caratulada “Castro, José Ramón; Castro
Fernández,
Diego
s/
insolvencia
fraudulenta”
(expediente
121.619/98) del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción
Nº 7.
CONSIDERANDO:
1º) Que del examen de los autos caratulados “Codesido
de
Castro
c/
Castro
Fernández
s/
división
de
condominio”
(expediente 69.521/89) se advierte que mediante sentencia del
29 de abril de 1992 se resolvió hacer lugar a la demanda por
división de condominio promovida por la Sra. Codesido, por sí
y en representación de sus hijas menores -María del Mar Castro
y Ana Laura Castro- contra los Sres. José Ramón Castro y Diego
Castro Fernández, decretando la procedencia de la división
requerida, con respecto al bien sito en la calle Baigorria
4824/28 de Capital Federal. Además, se condenó a los demandados
a abonar a la actora -a título de indemnización- el importe
resultante
de
la
liquidación
final
correspondiente
a
la
percepción de la parte proporcional del canon locativo del
citado inmueble (cuya planta baja había sido dada en locación
a una tercera persona y la planta alta, hasta el momento, era
habitada por el Sr. Diego Castro Fernández). Asimismo, se
impuso el pago de las costas del proceso a los demandados (fs.
605/609). El fallo fue confirmado por la Sala “C” de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil (fs. 704/708).
A fs. 625, a pedido de la actora, se ordenó trabar
embargo preventivo sobre el inmueble en litigio y a fs. 913 se
aprobó su liquidación por un monto de $ 38.284,58.
A
fs.
1013
se
regularon
los
honorarios
de
los
letrados de la actora, Dres. Alberto Emilio Bruschi, Luis César
Francisco Curti, Rodolfo Rodríguez Soto, Carlos J. Ramonet,
Jorge Omar Rolando y Horacio Guillermo Poleman, al perito
ingeniero Norberto Rodríguez, al consultor técnico Eduardo
Jakim y a los abogados de la parte demandada, Dres. Rogelio S.
Cichowolski
y
Nora
Cohen.
La
regulación
fue
apelada
y
modificada por la alzada en cuanto al monto de los honorarios
regulados a algunos de los letrados y al perito ingeniero (fs.
1066).
Los ex letrados de la actora trabaron los respectivos
embargos sobre el bien objeto del juicio. También lo hicieron
los abogados de la demandada, Dres. Cichowolski y Cohen, a
efectos de asegurar la percepción de los honorarios regulados
a
su
favor,
por
la
suma
de
pesos
15.000
y
4.300,
respectivamente. Una vez modificados por la cámara se dispuso
la ampliación de los respectivos embargos (fs. 1069).
2º) Que de la compulsa del incidente de ejecución de
sentencia iniciado por la Sra. Codesido (expediente 42.456/94),
se observa que se dispuso llevar adelante la ejecución (fs. 94)
y,
fracasada
la
venta
privada,
se
ordenó
la
subasta
del
inmueble en cuestión por su totalidad, a fin de efectivizar la
división de condominio y el pago de la suma adeudada a la
actora. Luego de celebrarse una audiencia entre las partes para
llegar a un acuerdo sobre la venta de la propiedad -convocada
por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil (fs. 192)-,
la
alzada
confirmó
parcialmente
la
resolución
dictada
en
primera instancia y ordenó que el remate de la totalidad del
inmueble
se
debía
realizar
“con
base”
(fs.
195)
que
se
determinó en la suma de pesos 48.144,37 (fs. 254) en función de
la liquidación practicada por la Sra. Codesido -consentida por
la parte demandada-.
Realizado el remate, la actora resultó adquirente del
inmueble -subastado en la suma de pesos 79.100 (fs. 290)compensando el precio de venta con el crédito del cual era
beneficiaria, circunstancia a la que había sido previamente
autorizada (fs. 259). El saldo de pesos 139,86 para completar
el pago de su crédito fue luego depositado a su favor por los
demandados (fs. 313).
De esta forma se efectivizó la sentencia de división
de condominio y el cobro de la indemnización a la que fueron
condenados los demandados, pues con ese crédito se adquirieron
las
partes
indivisas
del
inmueble
cuyos
dos
tercios
les
pertenecían. Sin embargo, a pesar de que la actora adquirió la
propiedad, el monto de la subasta no fue suficiente para cubrir
su crédito razón por la cual, posteriormente, los demandados
depositaron
el
saldo
pendiente
quedando
de
esta
forma
totalmente pagada la indemnización a la que estaban obligados.
De lo expuesto se observa que estos últimos no fueron eximidos
de cumplir la sentencia dictada en los autos principales ya que
el condominio fue disuelto y la indemnización se pagó con la
compensación y el depósito realizado posteriormente.
3º)
Que,
la
actora
y
adquirente
del
inmueble
subastado, solicitó el levantamiento de los embargos que sobre
él
pesaban,
testimonio
a
en
fin
el
de
proceder
Registro
de
a
la
la
inscripción
Propiedad
mediante
Inmueble.
El
magistrado ordenó dar traslado a los embargantes (fs. 322)
oponiéndose tanto los ex letrados de la Sra. Codesido -Dres.
Rolando y Ramonet (fs. 336), Rodríguez Soto (fs. 337), Bruschi
y Curti (fs. 341)- como el perito ingeniero Rodríguez (fs.
343), el consultor técnico Jakim (fs. 349) y los abogados de
los demandados -Dres. Cichowolski y Cohen (fs. 326)-.
4º)
“Codesido
Que
de
del
Castro
estudio
c/
Castro
de
los
autos
Fernández
s/
caratulados
incidente
de
ejecución” (expediente 37.609/00), se observa que los Dres.
Ramonet, Rolando y Rodríguez Soto, alegando la falta de pago de
sus honorarios por parte de los condenados en costas -y luego
de haberlos notificado- intimaron a la Sra. Codesido.
Contra esas intimaciones la denunciante planteó un
recurso de reposición en el cual sostuvo que no había sido
debidamente
notificada
de
las
respectivas
regulaciones
de
honorarios. Al respecto el juez entendió que no se encontraba
controvertido
en
autos
el
derecho
de
los
peticionantes
a
ejecutar honorarios a su ex patrocinada, sino que el thema
decidedum radicaba en analizar si ésta había tenido efectivo
conocimiento de la regulación, por lo que dispuso ampliar el
término de las intimaciones cursadas (fs. 65/66). A fs. 79 se
ordenó llevar adelante la ejecución contra la Sra. Codesido.
No se observa al respecto una actuación irregular por
parte del magistrado -en cuanto dispuso esta última medidapues,
en
el
caso
se
encontraban
cumplidos
los
requisitos
exigidos en la ley de aranceles 21.839 -reformada por la
24.432-. Es dable señalar que, en tal sentido, en el artículo
49 se dispone que “(t)odo honorario regulado judicialmente
deberá pagarse por la parte condenada en costas, dentro de los
treinta (30) días de notificado el auto regulatorio firme, si
no se fijare un plazo menor. En el supuesto que dicho pago no
se
efectuare,
el
profesional
podrá
reclamar
el
pago
al
cliente”.
En
este
supuesto
los
ex
letrados
de
la
actora
acreditaron haber intimado de pago a los condenados en costas
y,
transcurrido
reclamaron
el
sus
término
honorarios
de
a
ley
su
sin
ex
obtener
cliente
el
cobro,
iniciando
el
respectivo proceso de ejecución de sentencia, tal como se
establece en el artículo 50 de la referida norma.
No resulta determinante que los condenados en costas
fueran
solventes
o
no
para
hacer
frente
al
pago
de
los
honorarios, ya que la Sra. Codesido tenía con sus abogados una
relación contractual que debía cumplir, sin perjuicio de que al haber sido condenada en costas la parte demandada- los
profesionales debieran intimarla previamente. Pero, una vez
cumplido ese requisito, se encontraban legalmente autorizados
a reclamar el pago a su cliente, debiendo sólo acreditar que
los
condenados
regulación
de
en
costas
habían
honorarios
e
sido
intimados
notificados
de
pago
de
y
la
que,
transcurridos treinta días no lo efectivizaron, sin necesidad
de probar su insolvencia.
Al respecto, se ha sostenido que “las obligaciones
que emergen de la relación contractual no se modifican con el
resultado del proceso cualquiera sea la suerte de las costas,
pues siempre el cliente va a estar obligado a abonar a su
abogado
la
contraprestación
-honorario-
por
su
actividad
profesional. Lo que ocurre es que la ley arancelaria prevé dos
modos de hacerla efectiva según que el cliente haya sido o no
condenado en costas. En el primer caso, el cliente resulta
directamente obligado al pago,(...). En cambio, cuando la
condena no recayó sobre él debe reputarse que la relación con
el profesional, contiene una estipulación implícita, pues así
surge de la ley arancelaria, de que el cliente se obliga a
pagar los honorarios de aquél sólo en el caso de que no le sean
satisfechos por el condenado en costas. Este es el sentido que
tiene la expresión ‘función de garantía’ que se atribuye a la
obligación del cliente” (CNCiv., Sala A, 20/8/85 “Pérez García,
José, suc. c. Pérez García, Manuel y otros” - LL, 1985 -D-,
pág. 397).
Asimismo, resulta pacíficamente aceptado el criterio
según el cual sólo es necesario, para que el abogado reclame el
pago de honorarios a su cliente, que la contraparte condenada
en costas no haya cumplido con su obligación, es decir que, en
tal caso, entra en juego la función de garantía que debe
soportar el cliente, sin que se requiera algún otro requisito.
Se ha dicho al respecto que “(s)i el profesional pretende
exigir
el
pago
de
los
honorarios
a
su
cliente,
resulta
innecesario que con carácter previo ejecute al condenado en
costas, pues ello no surge de la letra de la ley (arts. 49 y
50, ley 21.839), ni constituye un presupuesto de la pretensión,
sólo basta el transcurso del plazo sin que el deudor cumpla con
la obligación para que se torne procedente el reclamo previsto
en la segunda parte del artículo 49 (conf. Amadeo, Honorarios
de Abogados, pág. 170 y jurisprudencia citada)” (CNCiv., Sala
C, “De la Arena de Ricciardi, M. c/ Ricciardi Uber”, 22-XI-94).
También, “(d)e conformidad con lo dispuesto por los
arts. 49 y 50 de la ley 21839, una vez intimado el condenado en
costas a fin de que abone los honorarios de los profesionales
actuantes, sin que dé cumplimiento con la obligación, nace para
aquéllos la facultad de reclamar el pago a sus clientes. Es
decir, bastará con que exista intimación previa al condenado en
costas, y vencido el plazo sin que se abone lo debido, el
profesional podrá notificar a su cliente, a fin de realizar su
acreencia contra él. Ello importa, que no se impone ningún otro
trámite al efecto y menos el de ejecución contra el primero”
(CNCiv.,
Sala
H,
13/03/1992,
“Veveloyanos
v.
Ivani
s/
desalojo”).
En
el
mismo
sentido
“(e)l
beneficiario
de
la
regulación de honorarios no se encuentra obligado a promover y
agotar la ejecución contra los obligados al pago previo a
perseguir
el
cobro
contra
su
cliente,
pues
no
existe
disposición alguna que le imponga ello, siendo suficiente con
haber satisfecho en legal forma la notificación a aquellos y
verificar la no atención de la obligación en el término de ley”
(C. Nac. Com., Sala A, 29/05/1992, “Rapelli S.A. s/concurso s/
inc. de impugnación por Montuschi, Dino”).
Por
consiguiente,
el
magistrado
dio
curso
a
la
ejecución de honorarios que los ex letrados de la actora
iniciaron en función de la normativa vigente. En consecuencia,
sin perjuicio de las posibles maniobras tendientes a aparentar
insolvencia que hubieran realizado los demandados -que fueron
investigadas oportunamente en sede penal-, ello no influiría en
la tramitación de la ejecución de honorarios iniciada contra la
Sra. Codesido. Es decir que aquí tampoco se puede afirmar que
los demandados hayan sido eximidos de pagar, sino que los
letrados ejecutaron a su cliente en virtud de una obligación
que le era propia, sin perjuicio de que ella tuviera la misma
una función de garantía.
Corresponde advertir que la Sra. Codesido -iniciada
la demanda por sus ex letrados- no opuso las excepciones
legalmente
previstas
para
el
proceso
ejecutivo.
Por
el
contrario, al realizar planteos sobre cuestiones formales,
admitió el derecho de sus letrados a reclamar honorarios en
caso de incumplimiento de los condenados en costas (fs. 41/42
y 157/158). Los restantes planteos efectuados por la Sra.
Codesido en la ejecución de honorarios fueron realizados en
forma extemporánea (fs. 194) o sin firma de letrado (fs. 121 y
245) y no proveídos por el Dr. Prada Errecart, de conformidad
con lo prescripto en el artículo 56 del Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación.
En
razón
de
lo
expuesto,
no
se
observa
en
la
actuación del Dr. Prada Errecart alguna de las irregularidades
referidas por la denunciante toda vez que, con relación a la
ejecución de honorarios, se ajustó a la normativa vigente.
5º) Que distinta es la cuestión relativa al derecho
de
cobro
de
honorarios
por
parte
de
los
abogados
de
la
demandada y las medidas cautelares decretadas en tal sentido.
Al ser los demandados condenados en costas, sus letrados sólo
tenían derecho a reclamar el pago de honorarios a su cliente.
Por tal razón, no se advierte la legitimidad que tenían para
oponerse al levantamiento del embargo solicitado por la actora,
luego de haber resultado adquirente del inmueble subastado.
Es que, si bien en el incidente de ejecución de
sentencia
-en
el
cual
la
Sra.
Codesido
solicitó
el
levantamiento del embargo- el magistrado corrió traslado a los
embargantes, no se dio acabada respuesta a la petición de
aquella, en función de la suspensión del procedimiento acordada
por las partes. Por lo tanto, el embargo trabado por los
letrados de la demandada conservó su vigencia y efectos -junto
con el de sus ex letrados- razón por la cual, no pudo la
compradora del inmueble efectuar la inscripción a su nombre en
el respectivo registro.
No sólo no fue levantado el embargo, sino que en el
incidente
de
demandada,
ejecución
Dres.
reinscripción.
de
honorarios
Cichowolski
El
magistrado
los
y
Cohen,
hizo
lugar
abogados
de
solicitaron
a
la
la
su
solicitud,
disponiendo “siempre que el bien continúe en cabeza de los
embargados JOSE RAMON CASTRO y DIEGO CASTRO FERNANDEZ, y en la
proporción que a ellos les corresponda” (fs. 211).
No puede soslayarse que la Sra. Codesido adquirió el
bien subastado, se aprobó el remate y tomó posesión. Por lo
cual,
el
inmueble
ya
había
salido
del
patrimonio
de
los
demandados, Sres. Castro y Castro Fernández, sin perjuicio de
seguir siendo titulares registrales debido a que la adquirente
no pudo inscribirlo a su nombre en razón de los embargos
trabados en el proceso.
Sostiene la doctrina y la jurisprudencia que “la
transmisión del dominio de un inmueble vendido en subasta
judicial se perfecciona una vez pagado el precio, aprobado el
acto realizado por el martillero y hecha efectiva la tradición”
(Palacio, Lino Enrique, “Derecho Procesal Civil”, Ed. Abeledo
Perrot,
Buenos
Aires,
1984,
Tomo
VII,
pág.
653,
y
jurisprudencia citada en nota 347). Es así que, sin perjuicio
de no haberse realizado la inscripción, el inmueble subastado
ya había salido del patrimonio de los demandados, por lo que no
podía embargarse un bien que no les pertenecía, en razón de
obligaciones por las que sólo ellos debían responder.
Los letrados de la demandada condenada en costas no
podían exigirle el pago de sus honorarios a la contraparte, por
lo que no procedía la vigencia del embargo trabado sobre un
bien que ya no le pertenecía a sus patrocinados y tampoco era
viable su reinscripción.
6º) Que, en consecuencia, al no configurarse alguna
de las causales de remoción previstas en el artículo 53 de la
Constitución Nacional -y de conformidad con lo propuesto por la
Comisión de Acusación (dictamen 74/01)- corresponde desestimar
la presente denuncia.
7º) Que no obstante, es menester que la Comisión de
Disciplina de este Consejo, tome intervención a fin de analizar
si los hechos descriptos en el considerando 5º) encuadran en lo
previsto en el artículo 14 de la ley 24.937 (t.o. por decreto
816/99).
Por ello,
SE RESUELVE:
1º)
Desestimar
el
pedido
de
apertura
del
procedimiento de remoción del Dr. Miguel Angel Prada Errecart,
titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil
Nº 100.
2º)
Remitir
las
actuaciones
a
la
Comisión
de
Disciplina, de conformidad con lo expuesto en el considerando
7º).
3º)
Notificar
a
la
denunciante
y
al
magistrado
denunciado.
Regístrese.
Firmado por ante mí, que doy fe.
Fdo.: Ricardo A. Branda - Bindo B. Caviglione Fraga - Javier E.
Fernández Moores - Angel F. Garrote - Juan C. Gemignani - Juan
M. Gersenobitz - Claudio M. Kiper - Diego J. May Zubiría Eduardo
D.E.
Usandizaga
-
Orio
-
Alfredo
(Secretario General)
Humberto
I.A.
Quiroga
Vítolo
-
Lavié
Pablo
G.
Horacio
D.
Hirschmann
Descargar