247 Rev Biomed 1997; 8:247-265. Simposio Enfermedades emergentes y reemergentes en Yucatán a finales del Siglo XX.* Coordinador: Renán A. Góngora-Biachi1. Participantes: Carlos J. Castro-Sansores1, Humberto Pérez-Carrillo2, María del Refugio González-Losa1, Elsa Rodríguez-Angulo1, José A. Farfán-Ale1, Jorge Zavala-Velázquez3 , Fernando I. Puerto-Manzano1. 1 Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, Universidad Autónoma de Yucatán. Secretaría de Salud, Gobierno del Estado de Yucatán. 3Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Yucatán. Mérida, Yucatán, México. 2 EL CONCEPTO DE ENFERMEDAD EMERGENTE. RA Góngora-Biachi. Aunque el concepto de enfermedad emergente puede aplicarse a un grupo de patologías que recientemente afecten a la raza humana, el término ha sido prácticamente utilizado en el contexto de enfermedades infecciosas. Así, las “Enfermedades Infecciosas Emergentes” pueden ser definidas como infecciones que han aparecido en una población o que han existido pero que rápidamente han incrementado su incidencia o intervalo geográfico. Algunos ejemplos de este tipo de enfermedades son la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana/SIDA, la enfermedad de los legionarios, la fiebre por dengue virus y la fiebre hemorrágica por este virus, la erlichiosis, el cólera, entre otras. En la mayoría de las enfermedades emergentes es posible identificar factores responsables o predisponentes asociados a estas patologías. Morse (1) propone que una enfermedad infecciosa emergente puede ser vista operacionalmente como un proceso de dos pasos: 1) la introducción del agente en una nueva población hospedera, seguido de 2) establecimiento y diseminación a través de la nueva población hospedera (“adopción”). Independientemente de su origen, la infección emerge cuando alcanza a una nueva población favorecida por la presencia de factores específicos que promuevan estos pasos. Por otro lado, es también importante considerar que una enfermedad emergente habitualmente se origina en una región geográfica *Simposio efectuado el 27 y 28 de febrero de 1997 en el Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, de la Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán México. Solicitud de sobretiros: M.C. Renán A. Góngora-Biachi, Depto. de Hematología, Centro de Investigaciones Regionales "Dr. Hideyo Noguchi", Universidad Autónoma de Yucatán, Ave. Itzáes Nº 490 por 59, C.P. 97000, Mérida, Yucatán, México. correo electrónico: [email protected]. Recibido el 30/Abril/1997. Aceptado para publicación el 3/Junio/1997. Vol. 8/No. 4/Octubre-Diciembre, 1997 248 RA Góngora-Biachi, CJ Castro-Sansores, H Pérez-Carrillo y col. y de ahí se disemina a nuevas regiones. Se considera que las enfermedades infecciosas vía el reservorio zoonótico, son una fuente importante para las enfermedades emergentes (2). Una vez introducida una infección puede ser diseminada a través de otros mecanismos, aunque el rápido curso y alta mortalidad, en combinación con su baja transmisibilidad son -habitualmente- factores limitantes de estas enfermedades. La mayoría de la infecciones emergentes son causadas por patógenos ya existentes en el ambiente, los que al obtener alguna ventaja biológica selectiva, siempre secundaria a modificaciones a su entorno microbiológico, representa una oportunidad para infectar a nuevos huéspedes (2,3). En algunas ocasiones la nueva enfermedad puede ser resultado de una variante de un patógeno previamente identificado. El proceso por el cual un agente infeccioso puede ser transferido de animales a humanos o diseminarse de grupos aislados a nuevas poblaciones ha sido denominado “tráfico microbiológico” (4). Actualmente se han reconocido que un número de factores (favorecidas o no por el ser humano) incrementan el tráfico microbiológico y favorecen la emergencia de enfermedades e incluso Cuadro 1. Factores reconocidos como inductores de enfermedades infecciosas emergentes.* FACTOR EJEMPLO DE FACTOR ESPECIFICO EJEMPLO DE ENFERMEDADES CAMBIOS ECOLÓGICOS Agricultura, diques/ cambios en ecosistemas de agua, deforestación/reforestación, inundaciones/sequías, hambruna, cambios climatológicos. Schistosomiasis (diques), fiebre hemorrágica argentina (agricultura), hantavirus (cambios climáticos). Erlichiosis (deforestación). Cólera (inundación). DEMOGRAFÍA Y CONDUCTA HUMANA crecimiento de población, migración, guerra, urbanización, conducta sexual, drogadicción intravenosa. Introducción de VIH; diseminación del dengue; diseminación del VIH, HTLV y enfermedades de transmisión sexual. VIAJES Y COMERCIO INTERNACIONAL Rutas aéreas establecidas, traslado de gente en menos tiempo; intercambio de productos comerciales. Cólera en S. América, traslado de mosquitos como vectores; VIH TECNOLOGÍA E INDUSTRIA Cambios en los procesos de alimentos; transplante de órganos y tejidos; drogas inmunosupresoras; antibióticos. CAMBIOS Y ADAPTACION MICROBIANA Evolución microbiana S. hemolítico urémico por E. coli ; enf. por transf. sanguínea (hepatitis B, C, G, HTLV, VIH, Chagas, etc.) ; enf. de las “vacas locas”. Resistencia a antibióticos. Cepas resistentes de VIH. DEFICIENCIA EN LAS MEDIDAS DE SALUD PUBLICA Reducción en programas preventivos; inadecuado control de vectores; estructuras de salud pública deficientes. * Modificado de Morse SS (1). Revista Biomédica Cólera, dengue, resurgimiento de la tuberculosis. 249 Enfermedades emergentes en Yucatán, México. epidemias. Las acciones humanas hoy por hoy, son las principales causas de las enfermedades infecciosas emergentes. El cuadro 1 describe los factores identificados como favorecedores de enfermedades infecciosas emergentes. En muchas ocasiones, una enfermedad emergente puede ser iniciada por un tipo de factor y favorecida en su expansión por otro u otros factores, que con efecto sumativo pueden volver una enfermedad localizada a una verdadera pandemia. El clásico ejemplo en nuestra época es la infección del virus de la inmunodeficiencia humana. En este simposio se analizarán algunas enfermedades infecciosas emergentes y re-emergentes reconocidas en la Península de Yucatán a finales del siglo XX, recalcando con ello la importancia de considerar estas enfermedades como un problema de salud presente o potencial. LA INFECCION POR EL COMPLEJO MYCOBACTERIUM AVIUM (MAC) EN YUCATAN. CJ Castro-Sansores. El Mycobacterium avium y en Mycobacterium intracellulare forman lo que Wolinski ha denominado el Complejo Mycobacterium Avium (MAC). Estos patógenos fueron reportados por primera vez a finales del siglo XIX como agentes etiológicos de enfermedades en las aves, aunque ocasionalmente se reportaron casos de granjeros con afección pulmonar debida a MAC. Microbiológicamente el Mycobacterium intracellulare es una cepa avirulenta y el Mycobacterium avium es la cepa virulenta. El MAC es un patógeno no fotocromógeno que en el medio de cultivo se observa como bacilos cortos con gránulos ácido-alcohol resistentes, delgados y traslucidos, ya en los subcultivos las colonias se vuelven opacas y con forma de cúpula. El MAC es un organismo que se encuentra en el ambiente. Ha sido recuperado del suelo, el polvo casero, el agua entubada, el agua de estan- ques, animales (cerdos, aves y bovinos) y otras fuentes ambientales. Es un organismo de baja patogenicidad y en sujetos inmunocompetentes rara vez causa enfermedad, por lo que la transmisión de persona a persona rara vez ocurre. No existen en la literatura muchos estudios que demuestren la prevalencia de infección por MAC, aunque se sabe que se puede encontrar en cualquier parte del mundo. En un estudio multinacional efectuado en 4 países de condiciones socioeconómicas diferentes, mediante pruebas cutaneas (intradermoreacción) se encontró una prevalencia de reacciones positivas (³ 10 mm) de entre el 7 y 12%. Mención aparte ocupan los pacientes con SIDA, donde la infección por MAC se presenta hasta en el 28% de los pacientes y hasta en el 50% de las autopsias de estos pacientes. Generalmente está asociada a la disminución de la cuenta celular de linfocitos CD4 a cifras £ 100 células/µL. En estos pacientes la enfermedad se presenta de manera más común de forma diseminada con manifestaciones gastrointestinales preferentemente y esta fuertemente relacionada con una importante disminución en la supervivencia. En sujetos inmunocompetentes las manifestaciones clínicas son a nivel pulmonar, casi siempre en sujetos hombres, adultos, de entre 45 y 65 años con alguna enfermedad pulmonar preexistente (bronquitis crónica, enfisema, neumoconiosis, fibrosis quistica, o antecedentes de TPB antigua). La presentación clínica no es muy diferente de la tuberculosis pulmonar a excepción de que la infección por MAC tiene un curso más lento. Radiológicamente tiene cuatro posibles características de presentación: 1) nódulo solitario; 2) bronquitis crónica o bronquiectasias; 3) neumonitis intersticial y 4) infiltrado similar a la TB miliar. Una manifestación común sobretodo en niños menores de 12 años es la linfadenitis que se presenta con hipertermia y adenomegalias predominantemente a nivel cervical, submaxilar y preauricular. Es raro que se presente después de los 12 años. Vol. 8/No. 4/Octubre-Diciembre, 1997 250 RA Góngora-Biachi, CJ Castro-Sansores, H Pérez-Carrillo y col. Cuando se presenta con manifestaciones gastrointestinales por lo general es en personas con enfermedades malignas, pacientes trasplantados o bajo tratamiento de drogas inmunosupresoras. Suele manifestarse con fiebre de origen desconocido, dolor abdominal, ulceraciones a cualquier nivel del aparato digestivo, adenomegalias intraabdominales y trastornos inflamatorios similares a los que se presentan en la enfermedad de Crohn. De hecho algunos investigadores revisan en posible papel etiológico de las mycobacterias en la enfermedad de Crohn. Otros síndromes clínicos ha sido reportados en la literatura como: mastoiditis en niños, osteomielitis (similar a la Enfermedad de Pott), meningitis, pericarditis, etc. La infección por MAC en pacientes con SIDA. En la mayoría de estos pacientes la infección se presenta como una afección diseminada con hemocultivos positivos, siendo el hallazgo habitual en las autopsias la invasión multiorgánica. Los síntomas son de inicio gradual con hipertermia, diaforesis nocturna, anorexia, pérdida de peso y debilidad progresiva. A nivel gastrointestinal la infiltración colónica produce dolor abdominal; hay diarrea con datos de malabsorción. La afectación a la médula ósea produce diversos tipos de citopenias y la infiltración hepática es frecuente produciendo marcada elevación de la fosfatasa alcalina sérica. Los hallazgos de hepatoesplenomegalia, engrosamiento de la pared del intestino delgado y linfadenopatía por medio del estudio tomográfico, sugieren fuertemente la infección por MAC. En Yucatán no existen reportes de infección por MAC en pacientes inmunocompetentes. En el Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán se llevo al cabo un estudio en pacientes con SIDA, donde se demostró la presencia del MAC en este grupo de pacientes. En ellos se obtuvo una prevalencia mediantes hemocultivos del 4%, aunque por características clínicas y de laboratorio, el número de pacientes que presentaba datos compatibles con la infección por MAC fue Revista Biomédica mucho mayor (25%). Esto nos lleva a las siguientes conclusiones: 1) la infección por MAC está presente en nuestra región, 2) en pacientes con SIDA de la Península de Yucatán la prevalencia de infección por MAC es del 4%, 3) la infección por MAC es cada vez más frecuente en pacientes inmunosuprimidos, por lo que es necesario estar actualizados sobre esta nueva entidad clínica que cada día veremos con más frecuencia. CÓLERA: CARACTERÍSTICAS DE UNA EPIDEMIA EN YUCATÁN. H Pérez-Carrillo. INTRODUCCION. La situación económica en la que se encuentra actualmente el país reclama la utilización eficaz de los recursos y esfuerzos destinados a la prevención y control de las enfermedades para evitar, en lo posible, los daños a la salud de la población. Esta eficiencia tendrá que darse mediante la suma de esfuerzos de las diferentes instituciones que componen el Sector Salud, así como las instancias extrasectoriales, reforzando la coordinación interinstitucional, el cumplimiento de la normatividad y el intercambio de experiencias, nuevas técnicas y/o estrategias. El presente programa define la organización de los recursos necesarios para alcanzar los objetivos de prevención y control del cólera; planea cada actividad, delimita funciones y establece claramente la responsabilidad de cada una de las instancias correspondientes. Conocer el comportamiento epidemiológico del cólera permite tomar las mejores decisiones para priorizar las actividades pertinentes para enfrentar a este padecimiento con la mayor eficiencia posible. Con el fin de conjugar los esfuerzos necesarios para reducir la incidencia del cólera en el país, la Secretaría de Salud presenta los componentes y lineamientos del Programa Nacional de 251 Enfermedades emergentes en Yucatán, México. Prevención y Control del Cólera para 1997. ANTECEDENTES. El cólera es una enfermedad bacteriana intestinal aguda que se manifiesta por diarrea abundante, acompañada en ocasiones de vómito y puede condicionar deshidratación. Si esta es severa, el paciente puede caer en choque hipovolémico, desarrollar acidosis metabólica y fallecer si no se proporciona oportunamente el tratamiento adecuado. El agente causal del cólera es el Vibrio cholerae 01, bacilo gram negativo flagelado, perteneciente a la familia Vibrionacea, filogenéticamente cercana a la de las bacterias. El microorganismo se subclasifica, con base en la presencia o ausencia del antígeno somático (0), en V. cholerae 01 como V. cholerae no 01; este último se subdivide, a su vez, en 139 serotipos diferentes. El Vibrio cholerae se subdivide en dos biotipos: Clásico y El Tor; a su vez, ambos biotipos se clasifican en tres serotipos diferentes: Ogawa, Inaba e Hikojima, los cuales producen enterotoxinas y cuadros clínicos semejantes. El período de incubación oscila entre seis horas a cinco días; una vez que el microorganismo ha superado la barrera gástrica, coloniza al intestino delgado, en especial el yeyuno. Para poder reproducirse V. cholerae 01 debe adherirse al borde en cepillo del enterocito; una vez adherido, el agente inicia la liberación de diversas sustancias, entre las que se encuentra la toxina colérica. Dicha toxina está compuesta por dos fracciones: la subunidad B, responsable del ingreso de la toxina al enterocito, y la subunidad A, que es en realidad la molécula causante de las alteraciones fisiopatológicas. Estas consisten en un notable incremento en la secreción de cloruro, desde el enterocito hacia la luz intestinal, así como el decremento en la tasa de absorción de sodio, desde el intestino hacia el enterocito. La salida del cloruro condiciona el escape de agua desde el espacio vascular hacia el intestino, así como la excreción pasiva de otros iones, como bicarbonato y potasio. La salida masiva de agua y iones rebasa la capacidad de absorción del colon y la resultante clínica es la diarrea trepidante del cólera. V. cholerae 01 es muy hábil a la luz solar, a la desecación y es sensible a los desinfectantes, principalmente al cloro; puede sobrevivir por períodos variables, dependiendo del medio en que se encuentre. El hombre es el único reservorio, aunque se considera que el ambiente puede actuar como intermediario. A partir de la notificación de casos confirmados de cólera en Perú, a principios de 1991, México intensificó la vigilancia epidemiológica en los principales puertos de entrada al país, para evitar la introducción del agente. Sin embargo, en junio de ese año se confirmó el primer caso en una localidad rural (San Miguel Totolmayola) del estado de México; desde ese momento, y hasta la actualidad, la presencia de casos y brotes de cólera en nuestro país ha sido continua. Panorama epidemiológico del cólera en México. En el período comprendido de 1991 a 1996 la ocurrencia de casos ha sido variable, con un incremento de estos durante los años nones y una disminución en los pares. El cuadro 1 muestra diCuadro 1 Morbilidad por cólera. México, 1991-1996 Año Casos 1991 ** 1992 1993 1994 1995 1996 2,690 8,162 1,091 4,075 16,430 1,088 Tasa de entidades incidencia* afectadas 3.1 9.4 12.4 4.5 18.6 1.1 17 28 25 21 27 14 Fuente: Registro nominal de casos (DGE/SSA) *Por 100,000 habitantes. **Del 13 de junio al 31 de diciembre. Vol. 8/No. 4/Octubre-Diciembre, 1997 252 RA Góngora-Biachi, CJ Castro-Sansores, H Pérez-Carrillo y col. Cuadro 2 Entidades federativas afectadas por cólera y año de ocurrencia. México, 1991-1996 Entidad Campeche Chiapas D.F. Guerrero México Morelos Oaxaca Puebla Tabasco Veracruz Colima Hidaldo Jalisco Michoacan Queretaro Tamaulipas Yucatán Guanajuato Nuevo León San Luis Potosí Sonora Tlaxcala Coahuila Chihuahua Q. Roo Durango Sinaloa Aguascalientes Nayarit Zacatecas Baja California B.C. Sur Total 1991 1992 1993 1994 1995 1996 A.A.* x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x x 6 6 6 6 6 6 6 6 6 6 5 5 5 5 5 5 5 4 4 4 4 4 3 3 3 2 2 1 1 1 0 0 x x x x x x x x x x x x x x x x x x 17 28 25 Fuente: Registro nominal de casos (DGE/SSA) *Número de años afectados. Revista Biomédica 21 27 14 253 Enfermedades emergentes en Yucatán, México. cho comportamiento. Se registraron del mes de junio a diciembre de 1991, 2,690 casos; en 1993, 11,091 y 16,430 en 1995, año en el que se ha diagnosticado el mayor número de casos, y en 1996 el menor (1,088). El mayor número de entidades afectadas por este padecimiento se registró en 1992, con 28 y el menor (14) durante 1996, con un rango de 14 a 28 y una media de 22. En México se han presentado casos de cólera desde su reintroducción en 1991, en casi todas las entidades federativas. En diez de éstas, ubicadas en el centro y sureste del país, han ocurrido casos durante este período; en 21 estados se han presentado casos durante alguno de los años de referencia y sólo en una entidad nunca se han presentado casos (cuadro 2). En el estado de Yucatán el cólera apareció en el año de 1991 y se notificaron 202 casos; en 1992, 846; en 1993, 31; en 1994 no se registraron casos; en 1995, 2665 y durante 1996, 185 casos. Panorama epidemiológico en Yucatán. El panorama epidemiológico del cólera en Yucatán permite analizar cual ha sido la evolución de esta epidemia desde su arribo a nuestro estado en el año de 1991 a la fecha. Mediante esta información, se puede observar el incremento o disminución de los casos, los grupos de edad y género más afectados, el comportamiento temporal de la enfermedad y los principales factores de riesgo que han condicionado la ocurrencia de casos, brotes o la persistencia de la transmisión del agente etiológico. Con base en esta información, se realiza la determinación de municipios y localidades de alto riesgo para la transmisión y ocurrencia de este padecimiento. Ante la situación epidemiológica actual del cólera, la Secretaría de Salud considera pertinente presentar ante las autoridades estatales los componentes y lineamientos del programa estatal de la prevención y control del cólera, con la finalidad de que otorguen el apoyo necesario para abatir de manera conjunta la incidencia del padecimiento. Los componentes principales: - La vigilancia epidemiológica. - El diagnóstico y tratamiento de casos. - Saneamiento básico. - Comunicación educativa y capacitación. - Supervisión. PAPILLOMAVIRUS Y SU RELACION CON EL CANCER CERVICOUTERINO. M del R González-Losa. Los papillomavirus pertenecen a la familia de los Papovavirinae, son virus icosahédricos, no envueltos de aprox 55 nM de diámetro y un genoma de DNA de doble cadena de aprox 8000 pb. Son especie específicos y en el humano se han identificado 70 tipos diferente de estos virus (1,2). Estos virus infectan epitelios, siendo las células básales sus células blanco. Cuando un virus entra en contacto con estas células es endocitado y transportado al interior del núcleo. Durante el transporte ocurre la fase de denudamiento del virus, de manera que en el núcleo es liberado el genoma viral y se inicia la transcripción de genes virales y la síntesis de las proteínas tempranas. al mismo tiempo se inicia la replicación del DNA viral de una forma controlada por los mecanismos de división celular. Los eventos arriba mencionados ocurren en las células básales y suprabasales de los epitelio, los siguientes eventos del ciclo viral que llevan a la producción de viriones maduros solamente ocurren en las células superficiales bien diferenciadas. Así, en los keratinocitos se lleva a cabo la replicación del DNA viral de una manera independiente de la célula, la síntesis de las proteínas estructurales, el ensamble de los viriones y la liberación de los mismos (2,3). Cuando una mujer se infecta con un virus de Papiloma humano (PVH) la evolución que puede seguir esa infección es muy variada. Un grupo Vol. 8/No. 4/Octubre-Diciembre, 1997 254 RA Góngora-Biachi, CJ Castro-Sansores, H Pérez-Carrillo y col. de mujeres eliminarán el virus al ser infectadas, otro grupo no lo eliminará y se establecerá una infección subclínica que sólo podrá ser detectada por métodos diagnósticos específicos; otro grupo evolucionará a una infección clínica que puede ser la presencia de condilomas exofíticos o planos. La mayoría de estas pacientes curarán por sí solas, y sólo un porcentaje evolucionará a neoplasia intraepitelial cervical y cáncer cervicouterino (4). Schneider y cols., en 1992, estimaron la prevalencia de PVH por medio de hibridación y PCR en mujeres citológicamente negativas y encontraron que el porcentaje de mujeres positivas se duplica cuando se usa PCR. Así mismo se observó que la máxima frecuencia de infección por PVH se encuentra en las mujeres de la década de los 20 años y va disminuyendo gradualmente conforme la edad avanza (5). En la relación que existe entre PVH y neoplasias, se ha observado que existen ciertas premisas que se mantiene constantes. Así, no todos los tipos de PVH se encuentran asociados a cáncer, solamente algunos y esto está muy bien documentado en el caso de cáncer de cérvix. Pasa un período largo entre la infección por PVH y el desarrollo de cáncer, en el caso de CaCu estamos hablando de varias décadas. Se requiere de la presencia de cofactores para el desarrollo de la neoplasia. En algunos tipos de cáncer asociado con PVH, los cofactores se encuentran bien identificados. En el caso de cáncer de piel asociado al tipo 5 y 8 de PVH, se han identificado como cofactores la exposición al sol y defectos genéticos. En el caso de progresión a cáncer de papilomas laríngeos, los cuales se han asociado a PVH 6 y 11, las radiaciones son un cofactor importante (6). En el caso del cáncer de cérvix se han identificado plenamente los tipos de PVH que más frecuentemente se asocian a él y son 16, 18, 45, 33 y 31. Sin embargo no se han podido identificar los cofactores que están jugando un papel importante en el desarrollo de la enfermedad (7). Actualmente la infección del tracto genital Revista Biomédica femenino con ciertos tipos de PVH está considerada como un factor de riesgo para el desarrollo cáncer cervicouterino (CaCu). Esta afirmación esta basada en estudios epidemiológicos, en los cuales se ha podido demostrar la presencia del genoma del virus en lesiones de mujeres con CaCu (8-12) en estudios caso-control, en los cuales se ha podido determinar que la presencia de PVH en el tracto genital femenino aumenta el riesgo de desarrollar CaCu y que este factor de riesgo es independiente de otros factores conocidos (12-14). En el terreno experimental se ha podido identificar proteínas de los PVH y los mecanismos responsables de la transformación maligna de las células (15). El diagnóstico de PVH se puede realizar de varias maneras y depende de la expresión de la infección en las pacientes. Así las pacientes con lesiones condilomatosas el diagnóstico se hace clínicamente con sólo ver a la paciente. Cuando existe una infección subclínica, con gran producción de viriones, en una laminilla para citología se observarán células características de esta infección que son los llamados Koilocitos. Existen mujeres que tienen una citología negativa para PVH, pero que al hacerle un estudio colposcópico resultan positivas al observarse en el cérvix lesiones acetoblancas, características de infección por PVH. Cuando una paciente tiene lesiones productivas con formación de viriones se le puede realizar una prueba de inmunocitoquímica, en la cual se pone de manifiesto la presencia de los viriones por medio de anticuerpos contra L1. Para aquellos casos en los cuales solamente se encuentra infectada la paciente, pero sin ninguna expresión clínica ni colposcópicamente, las técnicas de biología molecular son muy sensibles y especificas y pueden servir para corroborar el diagnóstico hecho por cualquiera de los otros métodos mencionados anteriormente (6,16). En 1993 en el Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Universidad Autónoma de Yucatán se realizó un estudio piloto en el cual se determinó la presencia 255 Enfermedades emergentes en Yucatán, México. de PVH por medio de hibridación in situ en biopsias de cervix de mujeres con cáncer y biopsias de cérvix de mujeres sin cáncer. Se observó que el 85% de las biopsias de las mujeres con cáncer y el 60% de las biopsias de mujeres sin cáncer fueron positivas a PVH. Se utilizaron tres sondas diferentes que reconocían los siguientes tipos el 6/11, 16/18 y 31/33/51 y en ambos grupos hubo positividad para los tres tipos sondas (17). Desconocemos cual es la prevalencia de infección por PVH en mujeres sanas o enfermas en nuestro estado, ya que ésta es una línea que se está iniciando en este centro y en un futuro no muy lejano esperamos tener las primeros resultados de lo que está sucediendo con PVH en estas mujeres. CARACTERÍSTICAS DE LAS EPIDEMIAS POR VIRUS DEL DENGUE EN MÉRIDA, YUCATÁN, MÉXICO. EM Rodríguez-Angulo, JA Farfán-Ale. INTRODUCCION. Los virus del dengue pertenecían a la familia Togaviridae, sin embargo, desde hace algunos años, fueron reclasificados en la familia Flaviviridae (1). Han sido identificados cuatro serotipos del virus del dengue: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4, cercanamente relacionados, pero con características antigénicas distintas (2). Las epidemias de dengue se hicieron evidentes en Yucatán, Mex. a partir de 1979, un año después de reportarse los primeros casos en el estado de Chiapas (3). En el transcurso de los últimos 18 años, han ocurrido en Yucatán, cinco epidemias de fiebre por dengue (FD), sin alcanzar las dimensiones que éstas han tenido en los países del sureste asiático. Los municipios más afectados han sido Mérida , donde se han presentado más del 80% de los casos y Motul, con más de 100 casos en 1996. Las evidencias hacen suponer que el movimiento poblacional entre estos dos municipios fue el mecanismo principal de importación de nuevas cepas o serotipos del virus del dengue, así como la elevada existencia de criaderos no removibles que facilitaron la transmisión. El grupo de población más afectado es el de edad productiva, y se desconoce la pérdida mano-obra humana así como los costos destinados a la atención de los casos, que aumentan la demanda de consulta y hospitalización durante la época de mayor transmisibilidad. Se han logrado aislar a la fecha los cuatro serotipos del virus en pacientes de Yucatán y la mayoría de la población ha tenido al menos una infección con el virus (4). El único vector identificado durante las epidemias ha sido el Aedes aegypti (Ae. aegypti) pero existe la amenaza potencial de un nuevo vector, el Aedes albopictus (Ae. albopictus) en la frontera norte de país desde 1990 (5). En el presente estudio, se analizan las características de las epidemias causadas por el virus del dengue en Yucatán a partir de 1979. MATERIAL Y MÉTODOS. Se estudiaron 3 253 pacientes con diagnóstico clínico de dengue durante cinco brotes epidémicos ocurridos en Yucatán en 1979, 1984, 1991, 1994 y 1996. Se realizó estudio clínicoepidemiológico a cada paciente y toma de muestra sanguínea para detectar anticuerpos contra el virus del dengue. Las pruebas serológicas realizadas fueron la técnica de Mac-ELISA para la detección de IgM y la prueba de inhibición de la hemaglutinación para detección de IgG (6-7). Los sueros en fase aguda, de 5 días o menos de la fecha del primer síntoma, fueron analizados con técnicas de aislamiento para la identificación y tipificación del virus (8). RESULTADOS. De los casos estudiados, 1 450 (44.6%) casos de dengue fueron confirmados por serología, de los cuales 531 (36.6%) correspondieron a la epidemia de 1994. La población más afectada fue la económicamente activa y no hubo diferencia significativa entre géneros. Y en los otros años de los Vol. 8/No. 4/Octubre-Diciembre, 1997 256 RA Góngora-Biachi, CJ Castro-Sansores, H Pérez-Carrillo y col. botes, la proporción de casos confirmados por laboratorio fue la siguiente: en 1979, 0.3%; en 1984, 13.8%; en 1991, 23.7% y en 1996, 25.6%. De los casos confirmados fueron infecciones primarias 158(10.9%), secundarias 904 (62.3%) y sin clasificar 388 (26.8%). Y las manifestaciones clínicas no-hemorrágicas más frecuentes fueron fiebre, mialgia, artralgia, cefalea, dolor retro-ocular, náusea y escalofrío. El exantema se presentó en 31.5%, 50.5%, 49.1% y 43.7% de los pacientes en los años 1984, 1991, 1994 y 1996, respectivamente. Las manifestaciones hemorrágicas se presentaron en 22.5%, 17.2%, 27.3% y 27.7% de los casos en cada uno de esos años. Las petequias y la prueba positiva al torniquete fueron los signos hemorrágicos más frecuentes. Durante las epidemias, se han podido diagnosticar 18 casos de fiebre hemorrágica por dengue (FHD) y han habido 6 defunciones. En 10 de estos casos se cubrieron los criterios de la OMS para ser clasificados como FHD. Los cuatro serotipos del virus han sido aislados en Yucatán. En 1995 se aisló por primera vez el serotipo 3 del virus en un paciente de Mérida y en 1996, se lograron diecinueve aislamientos de este serotipo. DISCUSION. Antes de 1984, los casos de FHD/SChD fueron ocasionalmente reportados en América, a excepción de Cuba, donde se presentó un importante brote de la enfermedad en 1981 (9). A partir de esa fecha, quince países de este continente han reportado casos de dengue hemorrágico confirmados por laboratorio. Es cierto que la búsqueda de casos y la notificación de los mismos ha aumentado, pero también se sabe que la circulación de los serotipos del virus también ha aumentado durante los últimos quince años (10). En Yucatán, las epidemias ocasionadas por el virus dengue han ocurrido en el transcurso de dieciocho años. Esto indica que el virus ha permanecido endémico y esto es apoyado por el hecho que el aumento en el movimiento poblacional ha ocasionado la introducRevista Biomédica ción de nuevas cepas y serotipos que han incrementado la transmisión epidémica. El vector identificado como transmisor del virus durante las epidemias ha sido el Ae. aegypti, principal transmisor de la enfermedad en América, en contraste con los países asiáticos, donde Ae. albopictus es probablemente el vector más importante por su habilidad de adaptación a diferentes ambientes y para la transmisión vertical de los virus (10). Los nueve casos hemorrágicos ocurridos en Yucatán durante 1984, que incluyeron cuatro defunciones, fue una señal de alerta que indicó un cambio en las manifestaciones clínicas del dengue en México. La mayoría de los brotes causados por el serotipo DEN-4 en América habían sido dengue clásicos. Sin embargo, la experiencia vivida en Yucatán en 1984 demostró que no todas las infecciones con DEN-4 son leves y apoyó la teoría de que cualquiera de los cuatro serotipos del virus pueden causar casos severos de la enfermedad (1112). Durante 1994, la intensificación de las acciones de vigilancia epidemiológica permitió confirmar por laboratorio el 51% de los pacientes estudiados (531/1039). Sin embargo, a pesar de la circulación de tres serotipos del virus, no se comprobaron casos de FHD pero sí un incremento en las manifestaciones hemorrágicas, la mayoría de éstas en pacientes con infección secundaria, concordando con la teoría expuesta por Halstead (13). En relación a los grupos de edad, en donde la población económicamente activa es la mayormente afectada, así como la mayor incidencia en el sexo femenino y las características clínicas presentadas, concuerdan con los reportes de otros países de América, pero difiere con lo reportado por los países asiáticos en los que la población infantil ha sido mayormente afectada (14-17). La mayor incidencia de casos en la población trabajadora podría explicarse por una mayor demanda de consulta, debido a motivos laborales, a diferencia de lo que no ocurre con los niños, en los cuales la incidencia de la enfermedad es aparentemente baja. 257 Enfermedades emergentes en Yucatán, México. Esta baja incidencia también podría deberse a la dificultad en el diagnóstico debido al polimorfismo de la sintomatología y su similitud con otras entidades clínicas, comunes durante la infancia (1819). No en todos nuestros pacientes se manifestó el exantema y cuando este apareció, se pudo observar que no seguía un mismo patrón , adoptando características rubeoliforme, petequial o simplemente un eritema en la piel que semeja una “quemadura por exposición al sol”. Estas características se han observado en otros países de América y el Caribe (20). Es importante hacer notar, que la tendencia del exantema permanece estacionaria desde el brote de 1996 pero el dolor retro-ocular tiende ha disminuir. Durante 1995 fueron reportados aislamientos del virus DEN-3 en países de Centroamérica (excepto Belice) y México (21). En este último país, en los estados de Veracruz, Tamaulipas y Chiapas (22). En Yucatán, la introducción de este serotipo al estado produjo un nuevo brote en 1996, con más de cien casos de dengue en dos municipios circunvecinos. El total de defunciones durante el transcurso de los brotes en Yucatán fueron seis, el 67% ocurridas en 1984. Durante 1994 y 1996 se atribuyeron defunciones a la infección por el virus dengue, una en cada año, pero ningún caso pudo ser comprobado por serología o virología. Se tienen reportes de que los intervalos de hasta 5 años entre las epidemias con serotipos del virus diferentes se asocian más con casos hemorrágicos (23). Esto se pudo observar durante los brotes de 1994 y 1996 donde hubo un aumento de las manifestaciones hemorrágicas en los pacientes y los serotipos del virus causantes de las mismas fueron DEN-1 y DEN-3 respectivamente. AGRADECIMIENTOS. Los autores agradecen la colaboración del Centro para la Prevención y Control de las Enfermedades (CDC) en Fort Collins, Colorado, Estados Unidos de América, por la donación de antígenos y parte de los reactivos usados en este estudio y a los Servicios Estatales de Salud del estado de Yucatán por su participación en la vigilancia activa de los casos. LA INFECCIÓN POR EL VIRUS DE LA HEPATITIS G. RA Góngora-Biachi. Desde antes que fuera identificado el virus de la hepatitis C (VHC) en 1989 (1), las evidencias epidemiológicas avalaban la existencia de más de un virus como agente etiológico de la hepatitis denominada “no A no B”. El descubrimiento de este virus permitió reconocer que existían aún casos de hepatitis en los cuales no podían asociarse con los virus reconocidos hasta 1995. Por otro lado, los reportes persistentes de casos de síndromes asociados a hepatitis, como la hepatitis critogénica y cirrosis, la insuficiencia hepática fulminante de causa desconocida y la anemia aplástica asociada a hepatitis, ninguno de los cuales se pudo relacionar con los virus conocidos para la época, avalaban la evidencia de virus aún desconocidos (2). En 1995, dos grupos de investigadores comunicaron la identificación de nuevos virus asociados a la hepatitis (3,4). Por un lado, los investigadores de Abbott Laboratories aislaron tres agentes virales del suero de un mono tití que fue inoculado con el suero de un cirujano que había adquirido hepatitis a principios de la década de los sesenta (5). Tomando como referencia las iniciales del nombre del cirujano -GB-, los investigadores nominaron a estos virus como GBV-A, GBV-B y GBV-C. Ellos consideraron que los virus GBV-A y GBV-B eran agentes infecciosos propios de tití y que el GBV-C era el candidato para producir hepatitis en el humano. El otro grupo investigadores de Genelabs Technologies, Inc., aislaron un nuevo virus del suero de un paciente con hepatitis no-A, no-B (4) , denominándolo virus de la hepatitis G (VHG). Las secuencias de los genomas de ambos virus han sido determinadas y son casi idénticas, lo que señala que son el mismo organismo. Ambos son virus RNA positivos y su organización genómica es similar a la del VHC, con una homología de aminoácidos del 29% en referencia Vol. 8/No. 4/Octubre-Diciembre, 1997 258 RA Góngora-Biachi, CJ Castro-Sansores, H Pérez-Carrillo y col. a este virus (2). La homología con el GBV-A es del 48% y con el GBV-B es del 28% (2). El diagnóstico de la infección por el VHG sólo puede hacerse por reacción en cadena de la polimerasa (PCR), ya que hasta la fecha los sistemas que detecten anticuerpos están en proceso de desarrollo. Aunque la técnica de PCR es muy sensible, su sensibilidad y especificidad en la práctica aún debe definirse, ya que, por ejemplo, la ausencia de viremia en pacientes previamente infectados, podría no detectar casos de infección. A pesar de las limitaciones diagnósticas actuales, el pacientes con diagnóstico recientes de hepatitis, se ha podido estimar en los Estados Unidos de Norteamérica (EU) que el 18% de los casos de hepatits no-A, no-B son positivos a VHG (2). La mayoría de estos pacientes (alrededor del 80%) están también infectados con el VHC. Por otro lado, aproximadamente del 10% al 15% de los pacientes con hepatitis crónica secundaria a VHC se detecta también RNA del VHG en su suero (2, 6). Además, se ha reportado que alrededor del 20% de los pacientes con cirrosis criptogénica tienen RNA de VHG en su suero. El VHG también se ha asociado a casos de hepatitis fulminante. La prevalencia del VHG en la población general, en los EU, se ha estimado, basados en datos de donadores voluntarios, en alrededor del 1.6% (2) y en Japón en alrededor del 0.9% (7). Basados en reportes de hepatitis postransfusional no-A-C en Yucatán, asociado a la prevalencia del VHC en la región (8), hemos estimado que la prevalencia de VHG entre donadores estaría alrededor del 1%. La transmisión del VHG es similar a la de los virus asociados a transfusión sanguínea. Así, receptores de sangre previamente negativos a RNA de VHG, han sido documentados como positivos a este ensayo después de recibir transfusión sanguínea o de productos derivados de la sangre (4, 9). Los pacientes con hemodialisis también parecen ser más susceptibles de infección por este virus (7), así como los drogadictos intravenosos (10). Reportes preliminares sugieren que la práctica de tatuajes no es un método efectivo de transmisión Revista Biomédica del VHG (10) y aún queda por definir la efectividad de transmisión vía sexual. Uno de los aspectos aún por resolver en relación al VHG es cuánto participa este virus en las hepatitis o en patologías asociadas. Aunque el VHG se ha asociado a cuadros de hepatitis aguda, la evidencia de hepatitis crónica producida por este virus es controversial. Así, aproximadamente el 75% de los receptores de sangre infectada por VHG no tienen evidencia de daño hepático (8) . En los casos documentados de hepatitis por VHG la alaninotransferasa (ALT) se eleva poco y sin relación al nivel del RNA del VHG. Por otro lado, en un reporte reciente, 21 de 189 pacientes con hepatitis crónica por VHC tenían también RNA del VHG y este grupo de pacientes no presentaban enfermedad más intensa que los del grupo de hepatitis crónica asociada solamente al VHC (11). Es decir, la infección del VHG no parece influenciar en la historia natural de la hepatitis crónica asociada al VHC. Otras evidencias ponen en duda la patogenicidad del VHG. Así por ejemplo, un estudio ha demostrado que en 16 pacientes en hemodialisis y con evidencia de infección persistente por varios años, no tenían elevada la ALT (7). La mayoría de los pacientes con infección por VHG y en vigilancia prospectiva, no tienen evidencia de enfermedad hepática asociada (6). Aunque más casos de hepatitis G se han reportado, la persistencia de la viremia después de la recuperación bioquímica sugieren que estos pacientes eran portadores crónicos del VHG (6). Además, hay de tres a seis veces más casos de hepatitis “no A-G” que de hepatitis G (6). Es difícil también atribuir al VHG participación patogénica en los casos de aplasia medular, a la falla hepática aguda o a la cirrosis criptogénica, ya que el papel de “espectador inocente” no puede ser totalmente eliminado para este virus. La expresión clínica de la infección aguda y crónica del VHG todavía está por definirse. Finalmente, la posibilidad de otro 259 Enfermedades emergentes en Yucatán, México. agente viral -aún no identificado- con mayor importancia clínica parece ser más evidente. EHRLICHIOSIS. JE Zavala-Velázquez. Antecedentes. La Ehrlichiosis es una zoonosis considerada como emergente, cuyo agente etiológico es la Ehrlichia, que es una bacteria gram negativa, intracelular obligada, pleomórfica y con un tropismo definido para leucocitos monocitos y polimorfonucleares (1). Pertenece al orden Rickettsiales familia Rickettsiaceae la cual incluye tres tribus Rickettsieae, Wolbachieae y Ehrlichiaeae (2). La tribu Ehrlichieae comprende tres géneros entre los cuales se encuentra Ehrlichia el cual posee siete especies que infectan animales mamíferos incluyendo al hombre. Dependiendo del leucocito infectado el género Ehrlichia se ha dividido en dos grupos: monocítico en el cual se agrupan cuatro especies que son E. chaffeensis que tiene como huésped natural al hombre, E. sennetsu que también tiene como huésped natural al humano, E. canis cuyos huéspedes naturales son los cánidos y E. risticcii que tiene al caballo como huésped (2). El grupo granulocítico comprende tres especies, E. phagocytophila que tiene como huéspedes carneros, cabras, vacas y bisontes, E. equi que infecta al caballo y E. ewingii que infecta cánidos (2). La Ehrlichia fue descubierta por Donatien y Lestoquard en 1935 en Argelia denominándola Rickettsia canis por haber sido aislada de perros. En 1945 Moshkovski propone el término de Ehrlichia canis en honor de Paul Ehrlich (2). Ciclo. Las ehrlichias penetran a la célula por endocitosis, en el citoplasma se forma una vacuola a partir de fagosoma constituyéndose lo que se denomina cuerpo elemental empezando su multiplicación por fisión binaria para transformarse en la forma de cuerpo inicial y terminar con un acúmulo de bacterias denominado mórula. Las ehrlichias salen de la célula infectada por exocitosis para infectar una nueva célula (2). Epidemiología. La ehrlichiosis humana se ha encontrado en Japón, Malasia y Estados Unidos siendo los agentes etiológicos para los países asiáticos E. sennetsu y para Estados Unidos E. chaffeensis. En general los vectores para las ehrlichiosis, tanto humana como animal, son las garrapatas, de las cuales se han caracterizado cuatro distintos géneros que son: Amblyomma, Dermacentor, Rhipicepfalus e Ixoides (3). En México hasta ahora se han descubierto dos casos humanos y un perro (diagnosticados por serología) dependiendo los humanos a E. chaffeensis y el perro a E. canis (4). Clínica. La enfermedad tiene un curso agudo de seis días a tres semanas de evolución con una media de 23 días. Los signos y síntomas son similares a los de la fiebre manchada de las Montañas Rocosas como son: fiebre, cefalea, artralgia, mialgia, anorexia, nausea, vómitos, calosfríos, neumonía y exantema. Los datos del laboratorio más sobresalientes son: leucopenia, trombocitopenia y una marcada elevación de las enzimas hepáticas específicamente las transferasas de alanina y aspartato. En ocasiones los pacientes presentan signos de compromiso pulmonar (tos, infiltrado neumónico) así como también meningitis. En los casos graves se presenta choque de tipo séptico o tóxico. El diagnóstico diferencial debe hacerse con enfermedades: rickettsiosis (Grupo de la Fiebre Manchada), mononucleosis infecciosa, púrpura trombocitopénica, hepatitis viral y leptospirosis entre otras (5). Diagnóstico y tratamiento. El diagnóstico etiológico indirecto se realiza por medio de pruebas como la Inmunofluorescencia, Wester Bloot y P.C.R. Los métodos Vol. 8/No. 4/Octubre-Diciembre, 1997 260 RA Góngora-Biachi, CJ Castro-Sansores, H Pérez-Carrillo y col. directos son: los frotes sanguíneos o de médula ósea coloreados por Giemsa o con peroxidasa que permiten definir las estructuras morulares en el citoplasma de los leucocitos mono o polimorfonucleares. Se puede aislar el agente utilizando cultivo de tejido de células vero (6,7). Las ehrlichias son sensibles a la tetraciclina y sus derivados y al cloranfenicol. LA RELACIÓN ENTRE LAS ENFERMEDADES PSIQUIÁTRICAS Y EL VIRUS DE LA ENFERMEDAD DE BORNA. FI Puerto-Manzano. Es común encontrar en la practica médica, enfermos con depresión y esquizofrenia, los cuales son un problema social que involucra no sólo al paciente sino también a los seres que los rodean. La prevalencia es del 5% y del 1% de la población mundial, respectivamente (1,2). Los desordenes o transtornos de la conducta más importantes, son catalogados como desorden depresivo mayor y desorden bipolar I (1). De manera genérica estas enfermedades son llamadas como desordenes del ánimo, las cuales no son enfermedades nuevas, sino que han sido reclasificadas, dado el avance de la ciencia y de los conocimientos que de ellas se tienen. Estas enfermedades son tan antiguas que incluso se mencionan en la Biblia. Hipócrates la llamó "manía" y "melancolía" (1). El desorden depresivo mayor es una enfermedad común, ya que tiene una prevalencia a lo largo de la vida del hombre de alrededor de un 15%, alcanzando un 25% en las mujeres. El desorden bipolar I tiene una prevalencia de alrededor del 1%, porcentaje similar al de la esquizofrenia. También se ha observado que no existe una correlación entre el nivel socioeconómico y cultural del paciente para presentar el desorden depresivo mayor (1). La causa básica o principal de los transtornos de la conducta son desconocidos, sin embargo se Revista Biomédica han encontrado varios factores que pueden contribuir al desarrollo de esta afección, sin que esto implique que sean la etiología. Entre estos factores están los factores biológicos como son las aminas biogénicas (norepinefrina, serotonina, dopamina, GABA). También se han mencionado factores genéticos, pero es mucho más difícil de comprobar ya que pueden ser distorsionados por los efectos psicosociales. El factor psicosocial se asocia fuertemente con los desordenes del ánimo, pero se piensa que éstos -como el stres- podrían desencadenar el primer episodio, el cual produce cambios a largo plazo en la biología del cerebro. Otro de los factores psicosociales son la personalidad propia del individuo y el afecto externo que puedan recibir de los hermanos, padres, etc. (1). Este tipo de enfermedades afectan al individuo al grado que pueden llegar a ocasionar suicidio o lesiones autoinflingidas intencionalmente. Este tipo de lesiones son la décima novena causa de mortalidad general y la decimoprimera causa de muerte en la edad reproductiva en México, según los reportes de SSA en el año 1995 (3). Se sospecha que tanto el desorden del ánimo como la esquizofrenia tienen un origen multifactorial, entre los que se reportan los factores mencionados anteriormente (1). Sin embargo, nunca se había mencionado sobre la existencia de un agente etiológico infeccioso que pudiera producir una alteración psiquiátrica y/o desordenes del ánimo. Este agente infeccioso, descrito originalmente a finales del siglo XVIII y principios del XIX, el Virus de la Enfermedad Borna (VEB), fue encontrado inicialmente en caballos alemanes y posteriormente la infección fue demostrada en caballos de Suiza y Estados Unidos de Norteamérica (4-6). En los últimos años se ha tratado de correlacionar al VEB como un posible agente etiológico de la depresión y/o esquizofrenia, ya que los transtornos que produce en los animales que infecta, tanto de manera natural como en el laboratorio, son muy semejantes a los observados en los pacientes con estas enfermedades (5, 7-9). En 261 Enfermedades emergentes en Yucatán, México. los caballos, ovejas, ganado vacuno, e incluso gatos, esta enfermedad se presenta de manera natural. Es una encefalopatía crónica progresiva, que en los caballos se caracteriza por ataxia, excitación, somnoliencia, posturas anormales, opistotonus, nistagmus, ceguera, parálisis y muerte (10). En las ovejas se observó conducta anormal con hiperexcitabilidad, anorexia, debilidad física y separación del rebaño. Esta enfermedad fue reconocida por primera vez en Alemania en un puebla llamado Borna y Saxony. Allí se presentó la primera epidemia en el año de 1894-1896, epidemia que mató a miles de caballos (10). Al considerar los antecedentes presentados anteriormente, se ha postulado que existe una correlación entre la VEB y los transtornos del ánimo. Esta consideración motivó que se iniciaran estudios para demostrar esta relación. Así, un estudio llevado a cabo en Japón encontró que el 23% de la población de pacientes psiquiátricos tenían anticuerpos contra el VEB y un 0% en las personas normales (11). En Estados Unidos se realizó un estudio en cinco pacientes con esclerosis del hipocampo, en los cuales se encontró antígenos del VEB en cuatro de ellos (12). En Alemania se analizaron 3,000 sueros de sujetos de Europa, Estados Unidos y Africa y se encontró una prevalencia de anticuerpos contra el VEB del 13% al 14% en pacientes con alguna enfermedad cerebral crónica, contra un 2% de la población general sana que fue utilizada como control (13). Existen otros trabajos en los cuales se han encontrado o un porcentaje mayor de anticuerpos del VEB en los pacientes o antígeno en células mononucleares (7-9,14,15). El VEB, el agente etiológico de la Enfermedad de Borna, ha sido caracterizado como un virus de 80-125 nm de diámetro que posee un genoma no segmentado de RNA, de una sola cadena de polaridad negativa. Posee una propiedad única entre los virus RNA no segmentados de polaridad negativa: su replicación y transcripción se llevan a cabo en el núcleo de la célula, lo cual lo coloca como un prototipo de un nuevo grupo de virus RNA de origen animal. La secuencia genómica del VEB presenta cinco marcos de lectura abierta; con base a estas predicciones en la secuencia se puede inferir que los marcos de lectura abiertos I, II, y III codifican para proteínas de 40, 24 y 14.5-16 kDa, respectivamente. Hasta la fecha no se han detectado las posibles proteína de los marcos de lectura abierta IV y V (5). REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFIA. 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