VISIÓN CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD HUMANA La sexualidad se nos presenta siempre como pregunta inquietante. Está presente en todas las etapas y los ambientes de nuestra vida. La sentimos como una fuerza que atraviesa todo nuestro ser y es que la sexualidad no es un agregado en nuestra vida. “La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano. Caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico, cultural y espiritual con su impronta consiguiente en todas sus manifestaciones”. La sexualidad, como fenómeno totalizante, abarca también las relaciones genitales, pero no se identifica con ellas. La genitalidad es solamente una parte de la sexualidad. La sexualidad es un don de Dios y es esencialmente buena. "Y vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno"(Gen 1,31). La sexualidad es un regalo que el Creador nos dio para nuestra realización como hombre y mujer. Es un don que hay que conocer y orientar para lograr su objetivo para el que fue creado. Nuestro cuerpo es la manera como nos hacemos presentes en el mundo Somos seres sexuados, es decir persona varón o mujer, que nos manifestamos a través del cuerpo, vehículo de comunicación con los demás. El cuerpo tiene una función hacia los demás; su utilización no es, pues, indiferente. Cristianamente hablando, nuestro cuerpo es también MORADA del Espíritu. Dios habita en nuestro cuerpo. Cualquier cosa que hagamos con nuestro cuerpo implica toda nuestra persona, nos afecta positiva o negativamente, nos eleva o rebaja. El plan de Dios ha establecido la diferenciación de los sexos. "Y creó Dios al hombre a su imagen y semejanza, a imagen de Dios lo creó. Hombre y mujer los creó..."(Gen 1,27) Los hombres y mujeres somos diferentes y complementarios, ya en la sola observación de nuestros cuerpos descubrimos que estamos hechos el uno para el otro, poseemos una riqueza que hay que conocer para dar. En la aceptación y proyección gozosa de nuestra propia sexualidad masculina o femenina encontraremos el camino de la verdadera realización. La diferenciación de los sexos no incluye diferenciación en dignidad. Hombre y mujer gozan en el plan divino de una COMUN DIGNIDAD (Gen 2,20-23). Las formas culturales que rebajan a alguno de los dos sexos, (como el machismo en nuestro medio), impiden la auténtica comunicación y son contrarias al plan de Dios, por muy antiguas y estables que estas formas culturales sean. La sexualidad humana tiene dos finalidades INSEPARABLES: AMOR Y VIDA (El desarrollo continuo del amor a través de la unidad de la pareja en el matrimonio o de sanas relaciones de crecimiento con los demás, y la capacidad de dar vida, no solamente biológica, sino también psicológica y espiritual a través de un compromiso personal). Cuando la relación sexual soslaya alguna de las dos, el sentido profundo de la sexualidad se desvirtúa. El amor está a la base de toda sexualidad humana rectamente vivida. Los seres humanos somos personas, no cosas ni simplemente animales. En el uso de nuestros cuerpos comprometemos toda nuestra persona; no somos artículos de desecho, por eso en el ejercicio de las relaciones sexuales merecemos tratar al otro y ser tratado por el otro como personas. . El amor que garantiza una recta relación sexual es un amor TOTALIZANTE, EXCLUSIVO Y DURADERO que lleva a entregarme de una vez y para siempre, con todo lo que soy y lo que tengo, a la persona que libremente escojo como compañera(o) de mi vida. En este marco de amor verdadero, el placer no sólo es legítimo, sino que es agradable a Dios. La paternidad es uno de los dones que más nos asemejan a Dios (Gen 1,28). Siendo padres nos hacemos transmisores de una vida que nos desborda y colaboramos con la tarea del creador. El ejercicio de la paternidad conlleva, por ello, graves responsabilidades, por ello es voluntad de Dios que el hombre tenga la capacidad de conocer sus tiempos de fertilidad e infertilidad para tener relaciones conyugales en tiempos infértiles y así fomentar el amor mutuo y relaciones en tiempos fértiles y así procrear hijos. Por eso, la paternidad debe ser consciente y responsable. El pecado ha desarmonizado nuestras relaciones con Dios, con nosotros mismos y con los demás. El campo de la sexualidad ha sido también afectado por el pecado. Podemos utilizar un don noble y santo, para nuestro exclusivo provecho egoísta, utilizando a las otras personas. El mal uso del sexo ha hecho mucho daño. No vivimos ya en el paraíso inocente. El pudor y la castidad son factores indispensables para una vivencia humana y cristiana de la sexualidad. Las características de una auténtica sexualidad humana exigen un ambiente propicio en el que puedan desarrollarse y crecer. Este ambiente es el matrimonio, que el plan de Dios concibe como único e indivisible y Jesucristo eleva a medio de santificación. La familia debe ser la comunidad de amor en la que los fines del matrimonio se desarrollan y se salvaguardan. Es el espacio en que nos hacemos más personas, damos y recibimos amor y aprendemos a servir a los demás. La verdadera libertad sexual consiste en esta capacidad de entrega total y responsable. El sexo no es un juego. Las normas al respecto no son cargas impositivas, sino que surgen de la enorme dignidad de la sexualidad humana y la protegen. En conclusión podemos decir que la sexualidad humana es hermosa, pero no es un juego; es muy importante ya que es un don extraordinario que tenemos desde el momento de la concepción. No es un proyecto autónomo y arbitrario del hombre (hago lo que quiero, lo que me parece, lo que dicen los demás) al contrario está ligado al plan de salvación establecido por Dios y que está regulado por normas morales (6° y 9° Mandamiento) que buscan la plena realización de la sexualidad, es decir que sea plenamente humana, no regida por impulsos sin control. TRABAJO PRÁCTICO Analiza y sintetiza la visión cristiana de la sexualidad humana en un organizador gráfico o visual. Prof. Delia Yovana Canchari Yupanqui Enviar los resultados vía Facebook o a los siguientes emails: [email protected] [email protected] Fecha límite de entrega: 12/09/2014