Santa Valentina. En el reinado de Maximino II, Firmiliano, el sucesor de Urbano en el gobierno de Palestina, llevó adelante con gran crueldad la persecución contra los cristianos. En Cesárea, donde comparecieron ante él noventa y siete confesores de la fe (hombres, mujeres y niños), mandó que se quemase a todos con un hierro candente el tendón del pie izquierdo, que se les arrancase el ojo derecho y se cauterizara la herida con fuego. Después, los condenó a trabajos forzados en las canteras del LÃ-bano. Muchos otros cristianos de diferentes ciudades de Palestina comparecieron ante ese juez brutal y fueron tratados en forma semejante. Entre los cristianos arrestados en Gaza durante una reunión en la que leÃ-an la Sagrada Escritura, figuraba una doncella llamada Tea. El juez la amenazó con prostituirla en un lupanar. Tea echó en cara al tirano su indecencia y Firmiliano, la mandó azotar y torturar. Valentina, una joven cristiana de Cesárea que se hallaba presente, gritó al juez: "¿Hasta cuándo vas a seguir atormentando a mi hermana?" Al punto fue hecha prisionera y arrastrada hasta el altar pagano. Valentina derribó a puntapiés el brasero y el incienso que estaban ya preparados sobre el altar. Firmiliano, fuera de sÃ- de rabia, ordenó a los verdugos que la torturasen aún más que a Tea. Después mandó atar y quemar vivas a las dos jóvenes. 1