Cine, psicología y educación. Reflexiones en torno a una

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Cine, psicología y educación1
Reflexiones en torno a una experiencia: Pensamientos, sentimientos e historias de cine.
Aurora Leal García. Dept. Psicologia Bàsica, Evolutiva i de l’Educació UAB
Todo individuo, en cualquier edad, en cualquier situación, despliega un tipo de conocimiento especial, el de los
estados internos de las demás personas, una psicología de la vida cotidiana que nos permite movernos y relacionarnos
y también resolver situaciones sociales y afectivas. Éste es un tipo de conocimiento que se adquiere desde muy
temprana edad.
Conocer a otra persona implica observar y tratar de inferir, de prever, de suponer sus intenciones, sus pensamientos y
afectos, su forma de entender las cosas, no sólo a partir de lo que dice sino también a partir de sus acciones. Implica
también aprender a diferenciar cómo es la otra persona, de cómo suponemos que es, o cómo desearíamos que fuera.
Conocer a las personas permite saber en qué aspectos podemos establecer con ellas una amistad o una cooperación de
trabajo, permite saber qué tipo de ayuda necesita una persona, aunque no lo haga explícito; permite, en suma unas
relaciones sociales y afectivas conscientes realistas y constructivas, a fin de evitar prejuicios, falsas idealizaciones,
suposiciones, atribuciones no reales.
En el ámbito escolar y educativo son generalmente las situaciones conflictivas de tipo social aquellas que suscitan la
necesidad de analizar comportamientos, intenciones, pensamientos, sentimientos, etc. de aquellas personas que se
hallan en el núcleo del conflicto. Sin embargo no es tan frecuente en ese mismo ámbito analizar y profundizar en todo
aquello que supone conocer a las personas que nos rodean y también conocerse a sí mismo/a en un marco vital,
cotidiano, en situaciones sociales, afectivas, de trabajo, de ocio, etc. como las que tienen lugar en la propia escuela.
La reflexión acerca de historias contempladas en las pantallas, si bien se trata de historias no reales, puede suscitar
analogías, relaciones, comparaciones respecto de aquellas historias o situaciones que son próximas a nuestra realidad
cotidiana. De ahí que consideremos de interés el estudio psicológico y las posibilidades psicopedagógicas que una
actividad como la de contemplar una película puede tener respecto de este tema.
Ver cine es una auténtica experiencia individual, compartida o no, pero una experiencia al fin, que permite analizar
situaciones, personajes, conductas, identificarse con ellos, valorarlos, etc. Si bien el término “experiencia”
acostumbramos a utilizarlo al referirnos a una experiencia directa, en contacto con la realidad física, también podemos
aplicarlo a la experiencia de ver, pensar y sentir una historia distinta de la nuestra, una historia irreal, sobre situaciones
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Este trabajo ha sido subvencionado por el Instituto de la Mujer (Ministerio de Asuntos
Sociales).Agradezco las colaboraciones de: R.A. Nieto y M. Collell en la elaboración de los
datos; de E. Vidal por la realización del relato en vídeo; de N. Puente y C. Cambra por la
dramatización de los personajes. En especial agradezco la inestimable colaboración del
profesorado, niños y niñas de la Escuela Sant Ot, de Barcelona.
Correspondencia de la autora: Departament de Psicologia de l’Educació. Facultat de
Psicologia. Universitat Autònoma de Barcelona. Edifici B. 08193- Bellaterra. Barcelona.
España. Correo electrónico: [email protected]
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no presentes, pero no por ello una experiencia desdeñable, que puede ser de gran interés personal y educativo si se
sabe utilizar.
Desde una perspectiva psicológica, ver cine, ver historias de cine, es una actividad simbólica, cognitiva, social y
afectiva. Tratamos de comprender lo que vemos y experimentamos también emociones y sentimientos a partir de
situaciones y personajes ficticios, que nos pueden parecer máscaras de la realidad, pero que también nos pueden
suscitar interesantes analogías y reflexiones.
¿Quién, al finalizar una película que nos ha impresionado, no ha experimentado alguna vez una sensación de
inmersión en la ficción, en ese otro tiempo y espacio imaginario?. Al tratar de recordar la película, estamos ya
seleccionando y también estamos dejando de lado, omitiendo, ignorando aspectos, secuencias de la misma, aspectos
de los personajes, para quedarnos con lo que nos ha producido una impresión determinada, con aquello que hemos
entendido, con aquello que hemos sentido según nuestra manera de ser personal.
Al ver una película una persona puede identificar, conocer o reconocer situaciones, hechos, deseos, sentimientos.
Puede magnificarlos en unas ocasiones mientras que puede ignorarlos o minimizarlos en otras. Ello supone una mayor
o menor implicación, atención, reflexión, etc. por parte del individuo espectador.
Cada individuo tiene interiorizadas sus propias representaciones acerca del mundo, de las personas, los hechos, las
relaciones. Representaciones que ha elaborado a lo largo de su experiencia vital, cultural y social, día a día. También
a partir de su experiencia como espectador/a de películas, de mitos, fantasías y realidades.
Ver historias de cine no es sólo un entretenimiento sino también una forma de conocimiento, entendido éste como un
re- conocer y un re- vivenciar situaciones experimentadas, conocer, percibir y quizá intuir situaciones y sensaciones
nuevas. Las historias de cine constituyen a veces un reflejo de la vida, otras veces son formas de asomarse a
situaciones nuevas y desconocidas. También una forma de evadirse. Entre uno y otro extremos se puede dar toda una
serie de intermedios.
Esta actividad interna constituye una elaboración representacional individual, que interacciona y se entreteje con las
propias representaciones, producto de otras experiencias ficticias o reales, pasadas o presentes. Dicha elaboración
puede ser parecida a la de otros sujetos que pertenecen a la misma cultura, subcultura, una misma edad, un mismo
sexo, una parecida escala de valores, aspiraciones, etc. Pero no podemos afirmar que una misma película, unos
mismos personajes exhibiendo unos valores y roles determinados sean contemplados ni elaborados cognitiva y
afectivamente de la misma forma por sujetos distintos.
Desde una perspectiva psicológica, cognitiva y socio-afectiva, consideramos que el concepto de representación interna
( Modelo Organizador) que elabora un individuo es clave para analizar las diferentes formas en que las personas tratan
de entender un mismo fenómeno, ya sea éste de orden físico o social, una misma historia, en nuestro caso un mismo
film. (Moreno Marimón, 1988; Moreno Marimón, Sastre, Bovet y Leal, 1998; Sastre, Moreno Marimón y Pavón,
1998, 2003; Leal 2002, 2003).
Un modelo organizador es una particular organización representacional que el sujeto elabora internamente y que tiene
para ella/él una coherencia con la realidad que representa. En el caso que nos ocupa, diremos que al contemplar una
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película el sujeto elabora en su mente un modelo organizador que le permite interpretarla, comprenderla. Para ello
selecciona y retiene algunos aspectos, algunos episodios de la misma, les atribuye significados, relaciones,
implicaciones, consecuencias; también omite u olvida otros episodios de forma inconsciente o consciente, porque no
los considera pertinentes o significativos. El modelo elaborado no es una copia fidedigna del mundo exterior, de
aquello que contempla, observa o experimenta, sino que constituye lo que denominamos comúnmente una
interpretación, que a su vez tiene que ver tanto con aquello que el sujeto contempla como con el propio mundo de
quien la construye
Las reflexiones y conceptos anteriormente expuestos ponen de relieve por un lado la importancia de educar la
sensibilidad de las personas por tratar de conocer y atender a los estados internos de otras personas y por otro lado el
interés de esa actividad simbólica que implica el hecho de ver cine, contemplar historias y personajes en la pantalla.
Todo ello nos lleva a formularnos preguntas como las siguientes:
¿Qué entienden, qué sienten distintas personas al ver una misma película? ¿Qué estados internos, qué pensamientos y
sentimientos, atribuyen a los personajes protagonistas?
¿Lo hacen de forma parecida todas las personas espectadoras?
¿A cualquier edad? ¿De igual forma si son de diferente sexo?
¿Retienen como relevantes y significativas las mismas escenas, los mismos diálogos, acciones, para explicarse una
misma historia, unos mismos personajes?
A fin de darnos respuesta a estas preguntas hemos llevado a cabo un estudio sobre las diferentes formas en que un
grupo de niños y niñas entienden una misma historia contemplada en vídeo, así como los aspectos internos,
pensamientos y sentimientos que atribuyen al personaje protagonista(G. Sastre, Moreno Marimón y Pavón,1998,
2003).
Seleccionamos el siguiente relato (original de las mismas autoras):
“Hacía tiempo que Sonia quería tener un bolígrafo que le gustaba mucho pero era una marca demasiado cara. Hoy,
cuando no había nadie en clase, ha visto uno precioso encima de una mesa, lo ha cogido y se lo ha quedado.
Ahora Sonia esta encantada de tener el bolígrafo pero al mismo tiempo se siente culpable de haber robado y está
intranquila; por esta razón Sonia explicará su problema a una buena amiga: Cristina.”
Se llevó a cabo una versión en vídeo (4 min.) de este relato. En su realización y montaje se destacaron unos pasajes
determinados: Una conversación que, al inicio, mantienen las dos muchachas en que Sonia explica a su compañera su
agrado y deseo de un bolígrafo que, sin embargo no puede comprar porque es muy caro. La clara visualización del
objeto bolígrafo, la acción de tomar el bolígrafo por parte de Sonia, sus miradas y actitudes respecto al objeto, el
contexto escolar y el espacio de un aula sin alumnos ni profesor. Al final, en el bar, Sonia se encuentra con su
compañera, le recuerda la conversación anterior y le muestra el bolígrafo comentando que no es suyo.
La selección de este relato y su versión filmada nos permitía mostrar diferentes situaciones que, si bien son muy
sencillas, consideramos de interés: una acción que puede o no ser enjuiciada de forma moral, una relación entre dos
muchachas en esta situación, en un contexto escolar universitario; un conjunto de actitudes visibles, ostensibles,
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insinuadas, a través de los diferentes planos… Todo ello constituye un conjunto de aspectos a partir de los cuales
pueden analizarse estados internos de los personajes, relaciones, valoraciones, etc.
Dividimos en dos grupos los niños y niñas con quienes trabajamos: un grupo de menor edad,( entre 8 y 11 años), y un
grupo de mayor edad, (entre 13 y 16 años). Total 44 sujetos. (25 chicas y 19 chicos)
Se les muestra el corto vídeo de forma individual. A continuación se lleva a cabo una entrevista también individual.
Se les pide que expliquen lo que sucede en el film y también aquello que la protagonista piensa y siente. A fin de
indagar los elementos o aspectos del film que utilizan para justificar sus explicaciones, se les pide también que
mencionen aquellas escenas o partes del film que consideran importantes para fundamentar sus explicaciones.
Veamos en qué consiste cada una de las preguntas que se formulan a los sujetos, su justificación y también aquello
que supone para el niño o la niña que responde. Comentaremos también las respuestas más relevantes destacando
aquellas que son más frecuentes en una edad o en un grupo determinado.
El relato de la historia. Al relatar verbalmente la pequeña historia contemplada en pantalla los sujetos construyen
mental y verbalmente la sucesión de hechos contemplados, a partir de las propias representaciones que han elaborado.
Ello supone una selección de aspectos que provienen de las distintas escenas, imágenes, movimientos, actitudes,
expresiones verbales, de las protagonistas, etc. También supone la atribución de significados y relaciones entre los
diferentes aspectos. En suma, cada sujeto construye su propia interpretación de la pequeña historia.
En el grupo de niños y niñas entrevistados aparecen cuatro interpretaciones (modelos organizadores). Cada una de
ellas gira básicamente en torno a un aspecto del film:
Modelo1: El agrado y el deseo del bolígrafo por parte de una chica
Modelo 2: Son dos amigas. Una de ellas entra en una clase vacía. (No se menciona el bolígrafo ni la acción de
tomarlo).
Modelo 3: El bolígrafo encontrado, prestado, no propio.
Modelo 4: Una chica coge un bolígrafo ajeno.
El hecho de coger un bolígrafo ajeno(modelo 4) es la interpretación más frecuente y suele ir acompañada de una
reprobación de la acción. Los niños y niñas de menor edad enfatizan el hurto del objeto, mientras que los y las de
mayor edad enfatizan el deseo y el agrado del mismo(modelo 1).
Las escenas. La mención de las escenas que los niños y niñas consideran relevantes en el film muestra nuevos detalles
acerca de las diferentes interpretaciones y subraya el eje principal alrededor del cual se contruye la historia. Así, por
ejemplo, no es lo mismo destacar la escena en que Sonia coge el bolígrafo de la mesa en una clase vacía que destacar
como relevante la escena en que Sonia muestra el objeto a la otra muchacha. En el primer caso se enfatiza la
sustracción del bolígrafo; acción que suele ser valorada como no correcta o, cuanto menos, discutible; mientras que en
el segundo caso se destaca también la comunicación con la amiga, lo que implica compartir el resultado de la acción
realizada, su satisfacción, sus dudas, también su valoración, etc. Cada una de estas dos escenas resaltan aspectos
distintos de la película.
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Sucede en ocasiones que la mención de una misma escena por parte de diferentes sujetos no supone la atribución del
mismo significado. Una de las escenas en que esto ocurre es la mención de “la clase vacía, sin alumnado ni profesor”.
Según el modelo de interpretación que el sujeto utilice, se otorga a esta escena significados distintos: bien sea la
soledad o el desconcierto en que se encuentra la protagonista en una clase vacía, bien sea la situación en que se halla
el bolígrafo, es decir, la ausencia de su dueño y consecuentemente una oportunidad para cogerlo.
Acerca de los estados internos de la protagonista. ¿Qué crees que piensa Sonia? ¿Qué crees que siente?
La respuesta a estas preguntas requiere que el espectador/a atribuya un significado a diferentes aspectos, acciones,
actitudes, expresiones, etc. del personaje principal. Dicho significado puede ser inferido a partir de elementos que
aparecen en pantalla, o bien puede ser supuesto, imaginado, resultado de una proyección, de una identificación, etc.
Los pensamientos atribuidos a Sonia con más frecuencia han sido los siguientes:
1)
Sonia piensa simplemente que va a coger el bolígrafo y llevárselo.
2)
Sonia quiere tener ese bolígrafo.
3)
Sonia piensa que esa es una acción moralmente negativa.
4)
Sonia duda sobre el hecho de cogerlo o no cogerlo.
La simple anticipación de la acción de tomar el bolígrafo (1), así como el deseo de tener este objeto (2), son
pensamientos que atribuyen con más frecuencia las niñas y niños de menor edad. El juicio moral de la acción que va a
realizar la protagonista (3) únicamente lo mencionan las niñas de menor edad. No hay niños que consideren esta
valoración. La duda acerca de tomar o no tomar el bolígrafo(4) es un pensamiento atribuido con más frecuencia por
las niñas y niños de mayor edad, especialmente los niños.
Las escenas señaladas como relevantes por nuestros niños y niñas para corroborar los pensamientos que atribuyen a
Sonia son escenas en que aparecen aspectos explícitos, es decir, que facilitan conocer aquello que Sonia piensa: el
diálogo entre las muchachas, o una acción determinada. También se mencionan escenas en que los sujetos suponen, o
infieren aquello que Sonia está pensando, como son algunas actitudes o expresiones de su rostro. Con la edad, los
sujetos pasan de centrar su atención en las acciones, para tomar en cuenta las actitudes. Por ejemplo, la mirada de
Sonia al bolígrafo cuando lo ve sobre una mesa sin que haya nadie a su alrededor, es una escena que sugiere la duda
acerca de tomar o dejar en su sitio el bolígrafo; en otros casos, sugiere que Sonia está valorando moralmente esa
acción. Las niñas mencionan con más frecuencia que los niños las escenas en que ambas muchachas conversan para
subrayar diferentes atribuciones de pensamiento, como por ejemplo la de la valoración negativa de la acción.
Las niñas en general, más que los niños, apelan a un número mayor y más variado de escenas mediante las que tratan
de corroborar su interpretación de la historia y de los estados internos, en este caso los pensamientos de la
protagonista.
Los sentimientos atribuidos a Sonia. Se observa cómo los niños y niñas de menor edad consideran negativos los
sentimientos de la muchacha (“se siente mal”). Al aumentar la edad dichos sentimientos negativos son menos intensos
o simplemente no se le atribuye sentimiento negativo alguno a la muchacha (“se siente bien, normal”).
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Mientras las niñas son capaces de atribuir, expresar y especificar cualitativamente diversos tipos de sentimientos
negativos a Sonia, la protagonista, los niños con mucha frecuencia no responden a esta pregunta o bien consideran
que la chica realiza interiormente juicios de valor sobre la acción de coger el bolígrafo. (Obsérvese, sin embargo, que
un juicio de valor no se puede considerar un sentimiento)
Las escenas. En cuanto a las escenas que los sujetos destacan para justificar sus atribuciones de sentimientos a la
protagonista, se observa que niñas y niños no mencionan siempre las mismas. Entre las niñas es muy frecuente la
mención de la escena en que ambas protagonistas se comunican, hablan; dicha escena se considera como la prueba de
los sentimientos negativos que Sonia experimenta. Los niños suelen mencionar la escena en que Sonia camina sola
por el pasillo, al salir de la clase, mirando el bolígrafo; en la mayoría de los casos dicha escena se considera como la
prueba del juicio de valor que supuestamente la muchacha puede estar haciendo para sí misma acerca de la acción que
acaba de realizar.
Conclusiones y comentarios
La comprensión de la pequeña historia presentada ha mostrado formas distintas de interpretación – modelos
organizadores - por parte de los sujetos entrevistados. Se han apreciado diferencias en especial entre los grupos de
menor y de mayor edad.
La atribución de estados internos (pensamientos, sentimientos) a la protagonista de la historia ha permitido calibrar las
diferentes sensibilidades que niñas y niños de edades distintas ponen de manifiesto al contemplar los diferentes
pasajes del film. La marcada atención a actitudes, acciones significativas, gestos, miradas, etc. que suscitan
suposiciones y/o inferencias acerca de pensamientos y sentimientos aparecen de forma distinta – en cantidad y
cualidad - según la edad y sobre todo según el sexo de nuestros sujetos entrevistados.
Así, podemos observar que mientras que hay sujetos que requieren que una persona haga explícitos – mejor, si puede
ser, de forma verbal – sus pensamientos y sus sentimientos, hay quienes tratan de inferir su estado interno a través de
otros datos no necesariamente verbales.
Todo ello revela lo que podríamos denominar formas distintas de mirar, de contemplar una situación, una historia y
también el interior del personaje protagonista. Formas distintas correspondientes quizás a momentos evolutivos
distintos y también a culturas de género diferentes para los niños y para las niñas.
Consecuentemente, según las distintas formas de comprender y de sentir la historia y sus personajes, podremos hablar
también de formas distintas en que una misma película, una misma historia, puede relacionarse con situaciones
vividas, reales, experimentadas por quienes la contemplen.
Experiencia y reflexión psicopedagógicas
Tal como mencionamos al inicio de este trabajo, en el ámbito escolar y educativo en general, consideramos que ver
cine, es decir, la contemplación de historias de ficción y el estudio de sus personajes, puede plantear situaciones
favorecedoras del interés por conocer a las personas que nos rodean, analizar sus acciones, sus actitudes, sus gestos
exteriorizados - o supuestos- en que los niños y niñas de edades distintas se basan para construir su propia
representación mental de otra persona.
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El trabajo anteriormente expuesto propició la organización de una experiencia psicopedagógica cuyos objetivos
trataban de coordinar el interés por tratar el tema de las formas en que se pueden conocer los estados internos –
pensamientos y sentimientos – de otras personas con la experiencia simbólica cognitiva- social - afectiva que
constituye ver una historia de cine. Dicha experiencia psicopedagógica se planteó de la forma que relatamos a
continuación:
Se pasó el corto film anteriormente mencionado a un pequeño grupo de muchachos y muchachas. Al finalizar el
mismo se les pidió que, de forma individual, escribieran su propia interpretación de dicho film, tal como lo habían
entendido, así como los pensamientos y sentimientos de la protagonista. Se pidió asimismo que mencionaran aquellas
escenas, pasajes o aspectos de la película que habían sido relevantes para sus explicaciones. La persona educadora se
cuidó de enfatizar el hecho de que todas las interpretaciones, todas las formas de entender la historia, los pensamientos
y sentimientos del personaje, eran válidas, eran posibles; no se consideraría una forma de interpretación mejor que
otra si cada una de ellas se explicaba y se justificaban los significados, las relaciones que se establecían entre las
diferentes escenas y pasajes del film.
Todo ello permitió, en primer lugar, que el grupo de muchachos y muchachas comprobara la diversidad de formas de
entender el film, los diferentes matices, los diferentes ejes relevantes que aparecían entre ellos/as. Observaron las
diferentes formas de considerar y atender a las acciones, actitudes, expresiones, etc. del personaje Sonia que se habían
llevado a cabo a fin de tratar de inferir sus pensamientos y sentimientos. Se discutieron los elementos, las escenas, los
pasajes del film en que se habían fundamentado cada una de las interpretaciones, sin tratar de imponer una
interpretación sobre otra por considerarla mejor.
En segundo lugar, con ayuda de la persona educadora, se llevó a cabo un análisis del film desde el punto de vista del
supuesto director/a y del supuesto realizador/a. Los aspectos enfatizados, aquellos omitidos quizás oportunamente,
utilizando para ello los recursos del lenguaje cinematográfico. Se analizaron en detalle las diferentes escenas del film,
el significado de los diferentes planos, de los encuadres, del punto de mira de la cámara, el tipo de diálogo, los
sonidos, la música, etc. etc.
A continuación se comparó dicho análisis del film con los diferentes modelos de interpretación que los jóvenes
espectadores/as habían expresado en sus escritos, así como aquellas escenas relevantes y también aquellas que no
habían sido consideradas como pertinentes o significativas. En suma, se analizó el papel que el lenguaje de la imagen
- los diferentes recursos cinematográficos - podía haber jugado en las diferentes formas de entender la historia y los
estados internos del personaje principal. También se evidenciaron aquellas interpretaciones que no se habían basado
en ninguna escena o pasaje, es decir, interpretaciones que reflejaban las propias representaciones individuales,
proyecciones personales, etc.
Para finalizar, tal como expusimos en la primera parte de este trabajo, consideramos que el análisis de las historias y
personajes de ficción en una película seleccionada para tal fin puede constituir un medio de orden psicopedagógico
muy útil para profundizar y resaltar la educación de la sensibilidad por conocer y atender a los estados internos de las
personas. Las historias y personajes de ficción pueden constituir un puente y una analogía respecto de situaciones y
personas de la vida real. Asimismo puede ser un medio eficaz para el estudio del significado de los diferentes aspectos
del lenguaje de cinematográfico.
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Referencias
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