MUJERES EN LA JUSTICIA PIONERAS DE LA JUSTICIA POR T. B. C. a lucha de la mujer para su acceso y reconocimiento en el mundo de las leyes deja diversos nombres a lo largo de su Historia. Algunos de ellos han quedado relegados al olvido, otros han pasado a la historia, y otros son reconocidos tan sólo en el cenáculo académico. Pero, sin duda, todos son nombres de mujeres que, sin dejarse llevar por las dificultades de la sociedad de su tiempo, sentaron los cimientos de una batalla que llega hasta nuestros días. María Ascensión Chirivella (Valencia 1893-México 1980), colegiada en 1921 en Valencia, fue la primera mujer que ejerció como letrada en España. Tras ella, Victoria Kent (Málaga 1892Nueva York 1987) se inscribió en el Colegio de Abogados de Madrid en 1925 y fue la primera mujer que ocupó en España un alto cargo político, la Dirección General de Prisiones, desde la que se dedicó de lleno a la reforma de las cárceles españolas. Entre sus conquistas, estableció permisos para los internos, cerró 114 centros penitenciarios por estar en malas condiciones y eliminó el uso de grilletes, siendo su labor de vital importancia para la evolución del sistema penitenciario en España. En 1930 fue nombrada abogada de Álvaro de Albornoz, uno de los instigadores de la rebelión republicana de Jaca en diciembre de 1930, para quien logró la absolución, convirtiéndose así en la primera mujer en el mundo que actuaba ante el Tribunal Supremo de Guerra y Marina.. Un año más tarde, Kent y la abogada Clara Campoamor (Madrid 1988-Suiza 1972), se convirtieron en las únicas mujeres elegidas diputadas de las Cortes Constituyentes de 1931. Unas Cortes que el 1 de octubre de 1931, por 161 votos favorables y 121 en contra, aprobaban la redacción final del artículo 36 de la Cons- L 18 Abogados / Octubre 2009 titución republicana por la que se reconocía el derecho al voto a las mujeres españolas. Kent se posicionó en contra ya que en su opinión la mujer española carecía en aquel momento de la suficiente preparación social y política como para votar responsablemente. El sufragio universal fue un logro de Campoamor. Poco antes, en 1928, España conoció a la primera “doctora en Derecho”, Carmen Cuesta del Muro (1890-1968), una férrea defensora de los Derechos Humanos, sobre todo en los temas relacionados con la mujer y con la enseñanza. Entre los nombres rescatados, hay que recordar también a la abogada y escritora Mercedes Fórmica (Cádiz 1913- Málaga 2002), que luchó por reformar el Código Civil de 1958 que no daba ninguna opción a las mujeres. Tras el asesinato de Antonia Pernia a manos de su marido, del que no había podido separarse dado que las leyes civiles lo constituían como administrador único de los bienes gananciales, privándola de recursos económicos y de la custodia de sus hijos, Fórmica reclamó la reforma del Código a través del artículo “El domicilio conyugal” publicado en el diario ABC. La polémica suscitada abrió un imparable proceso que culminó, cinco años después, en una modificación del Código Civil por la que se sustituía el concepto “casa del marido”, por el de “hogar conyugal”, término propuesto por Fórmica, permitiendo a los jueces decretar que fuese la mujer la que disfrutase de la vivienda conyugal tras la separación, limitando los poderes casi absolutos que tenía el marido para administrar los bienes del matrimonio y permitiendo que las mujeres viudas que contrajesen nuevo matrimonio pudieran mantener la patria potestad sobre sus hijos. Aunque la Ley Orgánica del Notariado de 1862 exigía ser varón para acceder al cuerpo de notarios, un Decreto de 1931 dispuso que las mujeres serían admitidas en las oposiciones y desempeñarían sus cargos en idénticas condiciones que los hombres. No obstante, el Reglamento Notarial de 1944 volvía a prohibir a las mujeres participar en las oposiciones, si bien en su disposición transitoria 1ª permitía a las mujeres que hubieran solicitado participar en oposiciones anteriores, presentarse en las dos convocatorias siguientes. La historia nos deja nombres como Consuelo Mendizábal, Margarita Baudín y Carolina Bono. Hasta 1971 no vuelven a ingresar mujeres en el notariado, siendo la primera Maria Jesús Guardo. La Judicatura también ha sido tardía en el acceso de la mujer. No puede faltar en la lista el nombre de Josefina Triguero, la mujer que, hace 31 años, el 23 de enero de 1978, tomaba posesión de su plaza en el Juzgado de Navalmoral de la Mata, Badajoz, convirtiéndose en la primera jueza de España. Una profesión hasta entonces vetada a las mujeres sobre el fundamento de que, en caso de que la mujer ejerciera como magistrado, juez o fiscal de la Administración de Justicia, “pondría en peligro ciertos atributos a los que no debe renunciar, como son la ternura, la delicadeza y la sensibilidad” (Ley de Derechos Políticos, Profesionales y de Trabajo de la Mujer, 1961). Cinco años antes, en 1973, Belén del Valle se convertía en la primera fiscal de España tras superar las oposiciones. Junto a ellas, muchas otras pelearon para acceder a puestos y profesiones que les estaban vetados por su condición femenina, y demostrar la misma competencia y profesionalidad que sus compañeros varones. Aún queda mucho por conseguir, pero gracias a su esfuerzo y valentía, ya está abierto el camino hacia la igualdad efectiva de la mujer en la Justicia. ●