JEAN PAUL SARTRE: EXISTENCIALISMO

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JEAN PAUL SARTRE: EXISTENCIALISMO
0. CONTEXTO HISTÓRICO DEL AUTOR:
a) El periodo de entre-guerras. La visión del existencialismo.
b) El proceso de descolonización.
c) Existencialismo y mayo del 68.
d) Existencialismo y post-modernidad.
1. EL SER HUMANO COMO LIBERTAD: ANGUSTIA, DESAMPARO Y DESESPERACIÓN.
2. RELACIONES ENTRE ESENCIA Y EXISTENCIA HUMANAS EN EL EXISTENCIALISMO.
3. LA REALIDAD: LA NADA.
0. CONTEXTO HISTÓRICO DE SARTRE:
Sartre nace en París en 1905 y muere en la misma ciudad en 1980. Se trata de uno de los máximos
representantes del existencialismo. Éste es una corriente filosófica que surge en Europa en el siglo XX,
teniendo su máximo apogeo entre las décadas del 40 al 60. Sin embargo sus antecedentes se remontan al
siglo XIX con Kierkegaard. Su interés se centra en la pregunta por el sentido de la vida. Filósofos
pertenecientes a este movimiento son entre otros: Heidegger, Jaspers, Sartre, Simon de Beauvoir, Camus,
etc. Pero el existencialismo es imposible de entender al margen de los grandes acontecimientos que
pasamos a comentar:
Sartre vive la época de entreguerras (1914-1945) y la inmediata postguerra La postguerra es
precisamente el periodo por excelencia del existencialismo. La I Guerra Mundial se desarrolla entre 1914 y 1918,
al tiempo que se produce la Revolución Rusa en 1917. Este período se caracteriza por conflictividad social, la
aparición de la sociedad de masas y el surgimiento de las vanguardias en el plano artístico. Tras la crisis
económica de 1929 los sistemas totalitarios fascistas se imponen, desembocando en la II Guerra Mundial. En
el plano cultural París sigue siendo el centro mundial donde se desarrollan las vanguardias artísticas,
literarias o filosóficas: surrealismo, dadaísmo, cubismo, existencialismo… De este modo el existencialismo se
populariza y Sartre se convierte en uno de los filósofos más conocidos del mundo.
La II Guerra Mundial fue un conflicto de dimensiones catastróficas para occidente. La población civil
sufrió la peor parte de este cruel conflicto: La guerra civil española, el holocausto, las purgas soviéticas, y la
represión en toda la Europa ocupada por los nazis. Poco a poso se desarrolla un sentimiento colectivo de
absurdo, una pérdida de sentido de la vida. A partir de 1940 el territorio galo es ocupado por los nazis
durante cinco años. Sartre partidario en esas fechas del comunismo, pasa a formar parte de la resistencia a
la ocupación. Cuando la guerra acabó en 1945, Europa está empobrecida, y moral y políticamente
desorientada. Los EEUU y la URSS son ahora las dos potencias hegemónicas. Los países europeos ven
decrecer su importancia política. Todo esto trae como consecuencia el proceso de descolonización:
En efecto, el proceso de descolonización de Asia y África en las que Francia, seguía manteniendo
colonias se va abriendo paso tras la situación catastrófica abierta por la II Guerra Mundial. Los países
europeos estaban perdiendo su capacidad para mantener el control colonial. Los frentes de liberación
nacional coloniales van tomando conciencia de sus posibilidades reales de liberarse de las metrópolis. Los
existencialistas, y concretamente Sartre, desde posiciones izquierdistas denuncian la brutalidad e injusticia
colonial y demandan activamente la liberación de los países colonizados, desde conferencias y revistas
como Les Temps Modernes, fundada por Sartre y Merleau-Ponty.
El activismo político de Sartre y los existencialistas continuó con las protestas estudiantiles, a las que se
unieron los obreros, del mayo del 68. Sartre abandonó el partido comunista y se adhirió por entonces a la extrema
izquierda maoísta. Colaboró con los estudiantes rebeldes, participó en las Asambleas de la Sorbona, en
manifestaciones huelgas.
La importancia del existencialismo se va diluyendo a partir de los años 70” del siglo XX. En los años
80” se populariza otra corriente de pensamiento: la postmodernidad, integrada por autores de diverso origen y
tendencia: tales como Lyotard y Váttimo. Los filósofos postmodernos tienen en común la crítica a la noción
clásica de sujeto y el humanismo por considerarlos etnocéntricos; la desconfianza hacia las ideologías
emancipatorias incluidos el marxismo y el existencialismo; la pérdida del sentido de la historia ya que no
podemos confiar en la noción de progreso ni existe un ideal sujeto humano a alcanzar; un concepto
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retórico de la verdad, cercano a Nietzsche, que desconfía de los discursos grandilocuentes; gusto por la
fragmentariedad y alejados de los grandes sistemas filosóficos, etc. En general, los postmodernos
denuncian la filosofía moderna, incluido el existencialismo tal como venía desarrollándose desde la
Ilustración.
1. EL SER HUMANO COMO LIBERTAD: ANGUSTIA, DESAMPARO Y DESESPERACIÓN
Tras los horribles acontecimientos y vivencias de la I y II Guerras Mundiales era natural preguntarse
¿Qué cosa es el ser humano? Hasta entonces los filósofos habían confiado en la capacidad racional humana
y su sociabilidad. Sin embargo las barbaridades cometidas en los dos conflictos referidos nos devolvían una
imagen de la humanidad inquietante.
A la pregunta por el ser humano, Sartre responde que nos definimos como seres libres: “ESTAMOS
CONDENADOS A SER LIBRES”. Es cierto que vivimos en medio de unas circunstancias, una situación, pero Sartre
niega la existencia de determinismos de todo tipo: teológico, biológico, psicológico o social (ni Dios, ni la
naturaleza, ni el inconsciente ni la sociedad nos obligan a actuar de una determinada manera) Al contrario: somos
lo que hemos querido ser y siempre podremos dejar de ser lo que somos.
La LIBERTAD es el modo que tenemos de responder a las diversas situaciones que se nos plantean.
Somos nosotros en cada acto los que nos vamos haciendo lo que somos. Esto significa fundamentalmente que
somos RESPONSABLES y que no podemos escondernos detrás de las excusas. La conciencia de la
responsabilidad se convierte en ANGUSTIA ya que nunca podremos saber a priori si hemos elegido bien. La
existencia es así angustiosa inseguridad.
"En la angustia adquiere el ser humano conciencia de su libertad o, si se prefiere, la angustia
es el modo de ser de la libertad como conciencia del ser". Sartre: El Ser y la Nada”
La angustia no es tener miedo a algo externo, sino miedo a nosotros mismos al saber que somos
responsables de nuestros actos, pero es que, además, con cada decisión que tomamos, estamos afirmando un
modelo de conducta válido para todos. En cada acto comprometemos a la humanidad entera.
El no poder poner excusas a nuestra conducta al ser conscientes de nuestra libertad nos sentimos
DESAMPARADOS, porque estamos solos frente a nuestras elecciones, no hay un Dios que nos dicte lo que
debemos hacer; no hay una moral establecida que nos imponga unas normas: somos nosotros desde nuestra
conciencia de la libertad intransferible los que nos vamos definiendo a nosotros mismos.
Pero el reconocimiento de la propia libertad implica el reconocimiento de la libertad de los otros. El ser
humano no es sólo subjetividad, un ente aislado, sino también INTERSUBJETIVIDAD: no hay “yo” sin “tú”. La
libertad de cada uno de nosotros se enfrenta a otras libertades. Pero ¿es posible tratar al otro como a un sujeto,
como un ser que tiene sus propios proyectos, como un ser libre? La respuesta de Sartre es pesimista: No. En la
relación con los demás pueden suceder dos cosas: o bien el otro nos tratará como meras cosas o bien nosotros lo
trataremos a él; yo intento utilizar al otro y el otro intenta utilizarme a mí. La esencia de las relaciones
interpersonales es el conflicto. Sartre expresa gráficamente esta idea señalando que “EL INFIERNO SON LOS
OTROS”. Sartre: A puerta cerrada
Ser libre significa que somos responsables y que nuestra vida es un PROYECTO. Pero cuando
pretendemos refugiarnos en excusas, cuando nos mentimos a nosotros mismos acerca de nuestra
responsabilidad, nos autoengañamos, incurrimos en lo que Sartre llama “MALA FE”. La mala fe es a la vez
conocimiento y desconocimiento: primero somos conscientes de que nuestra libertad es causa de nuestro
futuro, pero por luego fingimos desconocer que somos lo que somos por nuestras decisiones del pasado. Este es
el modo que tenemos de liberarnos de la angustia que nos causa la libertad. La «MALA FE», consiste en
engañarnos a nosotros mismos fingiendo que no somos responsables de nuestros actos. De ese modo
elegimos renunciar a nuestra propia humanidad porque nos “cosificamos”,
nos vemos a nosotros
mismos como una simple cosa, que las circunstancias u otros manejan. Pero Sartre nos recuerda que ya no
hay excusas, que debemos asumir nuestra libertad, y la angustia y el desamparo que la acompaña porque
con cada elección comprometemos a la humanidad entera. De ahí que cuando elegimos debemos
preguntarnos ¿Querría que todos actuasen del mismo modo en mi lugar? La mala fe es un modo de
EXISTENCIA INAUTÉNTICA. Afrontar el hecho permanente de que somos libres es por el contrario una EXISTENCIA
AUTÉNTICA.
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2. RELACIONES ENTRE ESENCIA Y EXISTENCIA HUMANAS EN EL EXISTENCIALISMO.
“El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe
después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que
lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.” Sartre: El existencialismo es humanismo
La distinción entre esencia y existencia se debe a Avicena. Posteriormente llega Tomás de Aquino la
emplea para distinguir los seres contingentes las criaturas, y el ser necesario Dios. En efecto, según el
aquinate, Dios es el ser necesario, es el único ser en el que la esencia se identifica con la existencia, su
esencia consiste en existir.
Siguiendo a Aquino, Dios crea las cosas a partir de las ideas eternas. Somos la realización
concreta del concepto de ser humano que tiene Dios. A partir de la Edad Moderna, el concepto de Dios va
siendo cuestionado por los filósofos, sin embargo la idea de que LA ESENCIA PRECEDE A LA EXISTENCIA sigue
vigente; y se sigue pensando que existe la naturaleza humana, cada ser humano es un ejemplo concreto de la
esencia humana.
Si negamos la existencia de Dios llevando la contraria a los pensadores cristianos, deberemos asumir
que tampoco existe una esencia previa a la existencia del ser humano, porque nuestra existencia no ha sido
planificada por la mente divina siguiendo un modelo ideal, una esencia. La consecuencia de la negación de la
existencia de Dios trae como consecuencia inmediata la negación de que exista una “naturaleza humana”
(=esencia humana), una idea a priori de ser humano. No existe la naturaleza humana, porque no hay Dios que la
haya diseñado. Entonces debemos concluir que “la existencia precede a la esencia”
Todo lo anterior significa que el ser humano está “ARROJADO A LA EXISTENCIA”, es decir, que el estar
aquí en el mundo no se debe a ninguna intención o necesidad divina, que la vida carece de sentido, es ABSURDA.
Somos CONTINGENTES (si no existiéramos no pasaría absolutamente nada). Estamos aquí porque sí, sin un
motivo, gratuitamente. No hay un sentido previo a nuestra existencia. El ponernos frente al absurdo de nuestra
existencia es lo que genera la NÁUSEA, una sensación de vértigo en la que tenemos la tentación de liberarnos de ese mal
que es el sinsentido de la vida, una mala digestión del absurdo. La nausea es, por tanto, experiencia originaria del ser: la
conciencia de que nuestra vida carece de sentido.
Pero aunque la vida no tenga sentido, eso no significa que no podamos dárselo ¿Cómo? Aceptando que
nuestra existencia es un PROYECTO, es decir, que gracias a la libertad podemos ir definiendo nuestra
esencia. Con cada uno de nuestros actos vamos decidiendo nuestra esencia, lo que vamos siendo, y al mismo
tiempo al elegir nuestros principios de vida y valores definimos con cada acto a la humanidad entera.
Vemos por todo lo anterior, que el existencialismo de Sartre es consecuencia, como él mismo afirma,
de su ATEÍSMO, porque: si existimos sin causa divina, entonces somos libres y responsables de nosotros mismos,
determinando con cada acto nuestra esencia. Niega también la existencia de una naturaleza humana, pero a la
vez afirma la existencia de lo que él llama “CONDICIÓN HUMANA” que es el marco de acción que limita a nuestra
conducta, que nos conecta al resto de los seres humanos y gracias a los cuales podemos comprendernos:
a) Estamos arrojados en el mundo;
b) Tenemos que trabajar;
C. Vivimos en con los demás y…
d) Somos mortales.
3. LA REALIDAD: LA NADA.
"El hombre es el ser por el cual la nada adviene al mundo."Sartre: “El ser y la nada”
En su obra de 1943, “El ser y la nada” Sartre se propone una investigación del ser, siguiendo el
método fenomenológico, al igual que anteriormente hiciera Heidegger. Sartre reduce lo existente a lo que
aparece ante nuestros sentidos. Así, la tarea de la filosofía será describir dicha apariencia. Comienza
distinguiendo entre: ser en sí mundo y ser para sí ser humano.
El “ser en sí” es el ser propio de las cosas, del que sólo se puede decir que “existe”.
Este ser no es consciente, es sencillamente “lo que hay” (una casa, una piedra…); En cambio el “ser para sí”,
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es la consciencia propia del ser humano. En sí misma es un vacío, nada, mera posibilidad, representa la
libertad frente al determinismo del en sí, Ahora bien, el ser para sí es el que aporta un sentido, un significado
al mundo, al ser en sí.
El ser para sí, el ser humano, no tiene una esencia o una naturaleza previa: es pura libertad, no está
determinado. Sartre afirma que primero el hombre existe, y sólo después es una persona u otra, se va definiendo
como sujeto cuando elige cómo actuar en cada situación. El ser del hombre es indeterminado, es pura nada,
Sartre afirma que la experiencia de la nada es correlativa a la del ser. La nada no es algo extraño al
hombre, sino la consecuencia implícita en su libertad, pues el hombre es el único que puede introducir su
capacidad de “néantisation” (capacidad de decir “no”) en el ser. Porque somos humanos somos libres; porque
somos humanos podemos decir “no”. Por eso Sartre identifica la nada con la libertad: el ser humano existe en una
actividad, realiza actos mediante los cuales se va definiendo, va llegando a ser sí mismo.
La nada está en el origen y en el fin del ser humano: cuando vivimos una existencia auténtica también
somos conscientes de nuestro límite: la muerte, la nada. Heidegger afirmaba igualmente que el ser humano es
un ser para la muerte. La angustia y la nada son, para Sartre, el destino de la humanidad, de ahí que la frase final
de su obra "El ser y la nada" afirme: "El hombre es una pasión inútil".
En "El existencialismo es un humanismo" de1946, mantiene una posición más optimista afirmando que el
existencialismo es una filosofía de la libertad y la acción, la dignidad humana reside en la libertad, gracias a ella
el ser humano siempre trasciende su situación concreta, aspira al futuro sin estar determinado por su pasado, se
traza metas y en este trazarse metas construye su ser; de ahí que el existencialismo sea también una doctrina de
la acción.
TEXTO: SARTRE: EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO.
Ediciones del 80, Barcelona, pp.13‐22. (Conferencia que Sartre pronunció el 29 de octubre de 1945 en el club Maintenant,)
Presentación: El texto que vamos a comentar pertenece a Sartre, pensador existencialista francés del siglo XX. El
fragmento forma parte de una conferencia dada por él en 1945 titulada: El existencialismo es un humanismo. Cuyo
objetivo era aclarar el sentido del término “existencialismo”, afirmando que la tesis fundamental que defiende es un
concepto de ser humano como ser en el que la existencia precede a la esencia, derivando de ahí todo lo demás.
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¿A qué se llama existencialismo?
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La mayoría de los que utilizan esta palabra se sentirían muy incómodos para justificarla, porque hoy día
que se ha vuelto una moda, no hay dificultad en declarar que un músico o que un pintor es existencialista. Un
articulista de Clartés firma El existencialista; y en el fondo, la palabra ha tomado hoy tal amplitud y tal extensión
que ya no significa absolutamente nada. Parece que, a falta de una doctrina de vanguardia análoga al
superrealismo, la gente ávida de escándalo y de movimiento se dirige a esta filosofía, que, por otra parte, no les
puede aportar nada en este dominio; en realidad, es la doctrina menos escandalosa, la más austera; está
destinada estrictamente a los técnicos y filósofos. Sin embargo, se puede definir fácilmente. Lo que complica
las cosas es que hay dos especies de existencialistas:
existencialistas los primeros, que son cristianos, entre
los cuales yo colocaría a Jaspers y a Gabriel Marcel, de confesión católica; y, por otra parte,
los existencialistas ateos, entre los cuales hay que colocar a Heidegger, y también a los
existencialistas franceses y a mí mismo. Lo que tienen en común es simplemente que
consideran que la existencia precede a la esencia,
esencia o, si se prefiere, que hay que partir de la
subjetividad. ¿Qué significa esto a punto fijo?
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Consideremos un objeto fabricado, por ejemplo un libro o un cortapapel. Este objeto ha sido fabricado
por un artesano que se ha inspirado en un concepto; se ha referido al concepto de cortapapel, e igualmente a una
técnica de producción previa que forma parte del concepto, y que en el fondo es una receta. Así, el cortapapel es
a la vez un objeto que se produce de cierta manera y que, por otra parte, tiene una utilidad definida, y no se
puede suponer un hombre que produjera un cortapapel sin saber para qué va a servir ese objeto. Diríamos
entonces que en el caso del cortapapel, la esencia ‐es decir, el conjunto de recetas y de
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cualidades que permiten producirlo y definirlo‐ precede a la existencia;
existencia y así está determinada
la presencia frente a mí de tal o cual cortapapel, de tal o cual libro. Tenemos aquí, pues, una
visión técnica del mundo,
mundo en la cual se puede decir que la producción precede a la existencia.
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Al concebir un Dios creador, este Dios se asimila la mayoría de las veces a un artesano superior; y
cualquiera que sea la doctrina que consideremos, trátese de una doctrina como la de Descartes o como la de
Leibniz, admitimos siempre que la voluntad sigue más o menos al entendimiento, o por lo menos lo acompaña, y
que Dios, cuando crea, sabe con precisión lo que crea. Así el concepto de hombre, en el espíritu de Dios, es
asimilable al concepto de cortapapel en el espíritu del industrial; y Dios produce al hombre siguiendo técnicas y
una concepción, exactamente como el artesano fabrica un cortapapel siguiendo una definición y una técnica. Así,
el hombre individual realiza cierto concepto que está en el entendimiento divino. En el siglo XVIII, en el ateísmo
de los filósofos, la noción de Dios es suprimida, pero no pasa lo mismo con la idea de que la esencia precede a la
existencia. Esta idea la encontramos un poco en todas partes: la encontramos en Diderot, en Voltaire y aun en
Kant. El hombre es poseedor de una naturaleza humana; esta naturaleza humana, que es el concepto humano, se
encuentra en todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto
universal, el hombre; en Kant resulta de esta universalidad que tanto el hombre de los bosques, el hombre de la
naturaleza, como el burgués, están sujetos a la misma definición y poseen las mismas cualidades básicas. Así
pues, aquí también la esencia del hombre precede a esa existencia histórica que encontramos en la naturaleza.
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El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no
existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia,
esencia un ser que existe
antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, o como dice
Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia?
esencia
Significa que el hombre empieza por existir,
existir se encuentra, surge en el mundo, y que después se
define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista
existencialista,
istencialista si no es definible, es porque empieza
por no ser nada.
nada Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay
naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.
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El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe
después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa
que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad,
que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto sino que el hombre tiene una
dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir,
existir es
decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de
proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente,
en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este
proyecto;
proyecto nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado
ser. No lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que
para la mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo puedo querer
adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de
una elección más original, más espontánea que lo que se llama voluntad. Pero si
verdaderamente la existencia precede a la esencia,
esencia el hombre es responsable de lo que es. Así,
el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar
sobre él la responsabilidad total de su existencia.
existencia Y cuando decimos que el hombre es
responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta
individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. Hay dos sentidos de la palabra
subjetivismo, y nuestros adversarios juegan con los dos sentidos. Subjetivismo, por una parte, quiere
decir elección del sujeto individual por sí mismo, y por otra, imposibilidad para el hombre de sobrepasar
la subjetividad humana. El segundo sentido es el sentido profundo del existencialismo.
existencialismo Cuando
decimos que el hombre se elige,
elige entendemos que cada uno de nosotros se elige,
elige pero también
queremos decir con esto que, al elegirse, elige a todos los hombres. En efecto, no hay ninguno
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de nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una
imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello es afirmar al
mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir mal; lo que elegimos
es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros sin serlo para todos. Si, por otra
parte, la existencia precede a la esencia y nosotros quisiéramos existir al mismo tiempo que
modelamos nuestra imagen, esta imagen es valedera para todos y para nuestra época entera.
Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque
compromete a la humanidad entera. Si soy obrero, y elijo adherirme a un sindicato cristiano en lugar de ser
comunista; si por esta adhesión quiero indicar que la resignación es en el fondo la solución que conviene al
hombre, que el reino del hombre no está en la tierra, no comprometo solamente mi caso: quiero ser un resignado
para todos; en consecuencia, mi proceder ha comprometido a la humanidad entera. Y si quiero ‐hecho más
individual‐ casarme, tener hijos, aun si mi casamiento depende únicamente de mi situación, o de mi pasión, o de
mi deseo, con esto no me encamino yo solamente, sino que encamino a la humanidad entera en la vía de la
monogamia. Así soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen del hombre que yo elijo;
eligiéndome, elijo al hombre.
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Esto permite comprender lo que se oculta bajo palabras un tanto grandilocuentes como
angustia, desamparo,
angustia
desamparo desesperación
desesperación.
ión Como verán ustedes, es sumamente sencillo. Ante todo,
¿qué se entiende por angustia?
angustia El existencialista suele declarar que el hombre es angustia.
angustia
Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que
elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad
entera, no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad.
responsabilidad Ciertamente hay
muchos que no están angustiados; pero nosotros pretendemos que se enmascaran su propia angustia, que la
huyen; en verdad, muchos creen al obrar que sólo se comprometen a sí mismos, y cuando se les dice: pero ¿si
todo el mundo procediera así? se encogen de hombros y contestan: no todo el mundo procede así. Pero en
verdad hay que preguntarse siempre: ¿que sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo? Y no se escapa uno de
este pensamiento inquietante sino por una especie de mala fe.
COMENTARIO TEXTO SARTRE: EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO
Presentación: El texto que vamos a comentar pertenece a Sartre, pensador existencialista francés del siglo
XX. El fragmento forma parte de una conferencia dada por él en 1945 titulada: El existencialismo es un
humanismo. Cuyo objetivo era aclarar el sentido del término “existencialismo”, afirmando que la tesis
fundamental que defiende es un concepto de ser humano como ser en el que la existencia precede a la
esencia, derivando de ahí todo lo demás.
Fragmento 1: 8-14. TÉRMINOS: EXISTENCIALISTAS; EXISTENCIA ; ESENCIA
IP.: Sartre afirma en el párrafo que lo que tienen en común los diversos existencialistas es
considerar que la existencia precede a la esencia.
EXP.: Al inicio de la conferencia Sartre se queja de que la palabra “existencialismo” se estaba usando para
referirse a tantas cosas que se había quedado vacía de significado. En general se entendía por existencialismo
el estado de ánimo pesimista que se presidía cualquier manifestación cultural después del horror de la II Guerra
Mundial. Con esta charla Sartre pretende aclarar qué es el existencialismo filosófico.
Sartre distingue dos escuelas existencialistas: una corriente cristiana representada por Jaspers y Marcel, y otra
atea en la que incluye a Heidegger y a él mismo.
El existencialismo cristiano busca respuestas al ateísmo volviendo introducir a Dios y la esperanza de
una vida eterna en la reflexión filosófica. La corriente atea, por el contrario, se mantiene fiel a la finitud del
hombre y rechaza la idea de Dios.
Pero según Sartre lo que ambas corrientes tienen en común es la idea de que la existencia es anterior a la
esencia, es decir: que primero existimos y luego, haciendo uso de nuestra libertad vamos definiendo quiénes
somos (esencia)
Fragmento 2: 19-23 TÉRMINOS: ESENCIA; EXISTENCIA ; VISIÓN TÉCNICA DEL MUNDO; REALIDAD
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IP.: Sartre expone en el párrafo que “la visión técnica del mundo” consiste en creer que la
esencia precede a la existencia
EXP.: En el texto Sartre hace referencia a un cortapapel (abrecartas) afirmando que, en el caso de los objetos
fabricados, la esencia precede a la existencia porque para crear algo es necesario pensar para qué lo
usaremos, qué características tendrá, cómo fabricaremos, etc. La distinción entre esencia y existencia se debe a
Avicena. Posteriormente llega Tomás de Aquino (en la definición de términos concretaremos este punto)
Sartre afirma que esta forma de ver las cosas tiene que ver con una visión técnica del mundo. Tanto Sartre
como Heidegger que la técnica ha triunfado a nivel planetario, y que incluso el ser humano bajo esta visión se
ha convertido en un medio, en un instrumento, está alienado, tal como diría Marx y los frankfurtianos, y se hace
necesario, tal como creía Kant tratar al hombre como un fin en sí mismo y no como un medio.
FRAGMENTO 3: 38-41 FRAGMENTO 4: 41-54 (se puede comentar lo mismo)
TÉRMINOS: EXISTENCIALISMO; EXISTENCIA ; ESENCIA; NADA
IP.: Sartre sostiene en el párrafo que en el hombre la existencia precede a la esencia
EXP.: Sartre está en contra de la visión técnica del mundo propia de la metafísica moderna, heredera de la
teoría de las Ideas de Platón, y la filosofía escolástica de Tomás de Aquino define al hombre como un producto
de una mente divina que reproduce las esencias en el mundo material, como lo haría el artesano que fabrica el
abrecartas. El existencialismo ateo pretende ser coherente con la idea de que Dios no existe. La desaparición
de Dios implica que hay al menos un ser cuya existencia no está definida de antemano: el ser humano. Estamos
por lo tanto arrojados en el mundo y vamos definiendo nuestra esencia por las acciones que realizamos
haciendo uso de nuestra libertad. El ser humano viene de la nada y se encamina a la nada. El ser para sí= el ser
humano, no tiene una esencia o una naturaleza previa: es pura libertad, no está determinado. Sartre afirma
que primero el hombre existe, y sólo después es una persona u otra, se va definiendo como sujeto cuando elige
cómo actuar en cada situación. El ser del hombre es indeterminado, es pura nada, es libertad.
Fragmento 5: 50-54: TÉRMINOS: EXISTIR; PROYECTO=PROYECTARSE; NADA
IP.: Sartre asevera en el párrafo que el hombre se define como proyecto
EXP.: En efecto, en contra de la visión técnica del mundo propia de la metafísica moderna, heredera de la
teoría de las Ideas de Platón, y la filosofía escolástica de Tomás de Aquino, el existencialismo ateo pretende
ser coherente con la idea de que Dios no existe. La desaparición de Dios implica que hay al menos un ser cuya
existencia no está definida de antemano: el ser humano. Estamos por lo tanto arrojados en el mundo y vamos
definiendo nuestra esencia por las acciones que realizamos haciendo uso de nuestra libertad. El ser humano viene
de la nada y se encamina a la nada. El ser para sí= el ser humano, no tiene una esencia o una naturaleza
previa: es pura libertad, no está determinado. Sartre afirma que primero el hombre existe, y sólo después es una
persona u otra, se va definiendo como sujeto cuando elige cómo actuar en cada situación. El ser del hombre es
indeterminado, es pura nada, es libertad. Y esa libertad se plasma en un proyecto. El hombre es, ante todo,
subjetividad, es decir, un “ser-para-sí”. No es un “ser-en-sí” como pueden serlo el musgo, la podredumbre o
una coliflor.
Del mismo modo que no existe el mundo inteligible de Platón, no existe una Idea de hombre que determine
cuál ha de ser su existencia. El hombre es, sobre todo, voluntad y, por tanto, responsable de lo que es. El hombre
es lo que haya proyectado ser.
Fragmento 6: 50-54: TÉRMINOS: ELECCIÓN; EXISTENCIA; ESENCIA; RESPONSABLE
IP.: Sartre asegura en el párrafo que somos responsables porque decidimos nuestra esencia
EXP.: .: En efecto, en contra de la visión técnica del mundo propia de la metafísica moderna, heredera de la
teoría de las Ideas de Platón, y la filosofía escolástica de Tomás de Aquino, el existencialismo ateo pretende
ser coherente con la idea de que Dios no existe. La desaparición de Dios implica que hay al menos un ser cuya
existencia no está definida de antemano: el ser humano. Estamos por lo tanto arrojados en el mundo y vamos
definiendo nuestra esencia por las acciones que realizamos haciendo uso de nuestra libertad. El ser humano
viene de la nada y se encamina a la nada. El ser para sí= el ser humano, no tiene una esencia o una naturaleza
previa: es pura libertad, no está determinado. Sartre afirma que primero el hombre existe, y sólo después es
una persona u otra, se va definiendo como sujeto cuando elige cómo actuar en cada situación. El ser del hombre
es indeterminado, es pura nada, es libertad. Toda libertad se plasma en nuestras elecciones, y somos
absolutamente responsables de ellas. En esto consiste una “vida auténtica”, todo lo contrario a “la mala fe”
Fragmento 7: 59-63: TÉRMINOS: EXISTENCIALISMO; EXISTENCIA; RESPONSABLE
IP.: Sartre manifiesta que es propio del existencialismo afirmar nuestra radical responsabilidad
EXP.: En efecto Sartre afirma que el existencialismo, desde su óptica atea y su radical afirmación de la libertad
humana, supone reconocer nuestra responsabilidad, no sólo frente a nosotros mismos, sino frente a la
humanidad entera. En esto Sartre coincide con Kant: cada vez que actuamos es como si nos estuviéramos
SARTRE: EL EXISTENCIALISMO
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proponiendo como modelo para la humanidad. Naturalmente esto nos causa una especie de vértigo, de
angustia, y no es para menos. Aceptar la libertad y la responsabilidad de nuestros actos significa llevar una vida
auténtica. En cambio, una vida inauténtica nos convierte en marionetas, y se caracteriza por la mala fe es decir,
engañarnos a nosotros mismos fingiendo que no somos responsables de nuestros actos. De ese modo
elegimos renunciar a nuestra propia humanidad porque nos “cosificamos”, nos vemos a nosotros mismos
como una simple cosa, que las circunstancias u otros manejan. Pero Sartre nos recuerda que ya no hay
excusas, que debemos asumir nuestra libertad, y la angustia y el desamparo que la acompaña porque con
cada elección comprometemos a la humanidad entera. De ahí que cuando elegimos debemos preguntarnos
¿Querría que todos actuasen del mismo modo en mi lugar?
Fragmento 8: 63-72: TÉRMINOS: ELECCIÓN=ELEGIR; EXISTENCIALISMO; NADA
IP.: Sartre explica en el párrafo que el existencialismo entiende por “subjetivismo” que la
elección del sujeto implica a toda la humanidad
EXP.: Sartre explica que hay dos sentidos de “subjetivismo”, el primero se refiere al individuo y su capacidad para
elegir. El segundo sentido es el propio del existencialismo y considera que toda elección individual va más allá de
un sujeto, es decir con nuestras elecciones nos proponemos como modelo para la humanidad entera. En esto
Sartre coincide con Kant: cada vez que actuamos es como si nos estuviéramos proponiendo como modelo
para la humanidad. Naturalmente esto nos causa una especie de vértigo, de angustia, y no es para menos.
Aceptar la libertad y la responsabilidad de nuestros actos significa llevar una vida auténtica. En cambio, una vida
inauténtica nos convierte en marionetas, y se caracteriza por la mala fe es decir, engañarnos a nosotros mismos
fingiendo que no somos responsables de nuestros actos. De ese modo elegimos renunciar a nuestra propia
humanidad porque nos “cosificamos”,
nos vemos a nosotros mismos como una simple cosa, que las
circunstancias u otros manejan. Pero Sartre nos recuerda que ya no hay excusas, que debemos asumir nuestra
libertad, y la angustia y el desamparo que la acompaña porque con cada elección comprometemos a la
humanidad entera. De ahí que cuando elegimos debemos preguntarnos ¿Querría que todos actuasen del
mismo modo en mi lugar?
(igual que el 7) Fragmento 9: 72-76: TÉRMINOS: EXISTENCIA=EXISTIR; ESENCIA; RESPONSABILIDAD
IP.: Sartre sostiene en el párrafo que somos responsables de nosotros mismos y de los demás
EXP.: En efecto Sartre afirma que el existencialismo, desde su óptica atea y su radical afirmación de la libertad
humana, supone reconocer nuestra responsabilidad, no sólo frente a nosotros mismos, sino frente a la
humanidad entera. En esto Sartre coincide con Kant: cada vez que actuamos es como si nos estuviéramos
proponiendo como modelo para la humanidad. Naturalmente esto nos causa una especie de vértigo, de
angustia, y no es para menos. Aceptar la libertad y la responsabilidad de nuestros actos significa llevar una vida
auténtica. En cambio, una vida inauténtica nos convierte en marionetas, y se caracteriza por la mala fe es decir,
engañarnos a nosotros mismos fingiendo que no somos responsables de nuestros actos. De ese modo
elegimos renunciar a nuestra propia humanidad porque nos “cosificamos”, nos vemos a nosotros mismos
como una simple cosa, que las circunstancias u otros manejan. Pero Sartre nos recuerda que ya no hay
excusas, que debemos asumir nuestra libertad, y la angustia y el desamparo que la acompaña porque con
cada elección comprometemos a la humanidad entera. De ahí que cuando elegimos debemos preguntarnos
¿Querría que todos actuasen del mismo modo en mi lugar?
Fragmento 10: 84-89: TÉRMINOS: DESAMPARO; DESESPERACIÓN; ANGUSTIA; EXISTENCIALISTA;
ELIGE; RESPONSABILIDAD
IP.: Sartre refiere en el párrafo que la causa de nuestra angustia es saber que somos
responsables de nosotros y de la humanidad entera
EXP.: En efecto Sartre afirma que el existencialismo, desde su óptica atea y su radical afirmación de la libertad
humana, supone reconocer nuestra responsabilidad, no sólo frente a nosotros mismos, sino frente a la
humanidad entera. En esto Sartre coincide con Kant: cada vez que actuamos es como si nos estuviéramos
proponiendo como modelo para la humanidad, somos un “legislador”. Naturalmente esto nos causa una
especie de vértigo, de angustia, desamparo y desesperación, al saber que no podemos delegar nuestra
responsabilidad en nada y en nadie, que estamos solos frente a nuestra libertad. Aceptar la libertad y la
responsabilidad de nuestros actos significa llevar una vida auténtica. En cambio, una vida inauténtica nos
convierte en marionetas, y se caracteriza por la mala fe es decir, engañarnos a nosotros mismos fingiendo que
no somos responsables de nuestros actos. De ese modo elegimos renunciar a nuestra propia humanidad
porque nos “cosificamos”, nos vemos a nosotros mismos como una simple cosa, que las circunstancias u otros
manejan. Pero Sartre nos recuerda que ya no hay excusas, que debemos asumir nuestra libertad, y la angustia
y el desamparo que la acompañan porque con cada elección comprometemos a la humanidad entera. De ahí
que cuando elegimos debemos preguntarnos ¿Querría que todos actuasen del mismo modo en mi lugar?
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TÉRMINOS RELATIVOS A SARTRE
TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
1.
Visión técnica del mundo: Por visión técnica del mundo entiende Sartre en el texto entiende la
creencia de que el hombre y el mundo han sido creados por Dios. Y añade que esa visión técnica implica la
idea de que la esencia procede a la existencia, es decir, que Dios ha creado al ser humano partiendo de una
idea previa (“rationes seminales” en los estoicos y San Agustín) que ha plasmado en la materia. Desde este punto
de vista Dios sería una causa eficiente, semejante a la idea platónica del Demiurgo que crea el mundo sensible
sirviéndose como modelo del mundo de las ideas. Sartre desde el ateísmo se opone a esta visión, afirmando
que el ser humano es el ser cuya existencia precede a la esencia, surge en el mundo y sólo después se define
por sus actos. Este es el primer principio del existencialismo, del cual se deducen el resto de sus
afirmaciones.
ANTROPOLOGÍA
2.
Existencialismo: El existencialismo es una corriente filosófica que surge en Europa en el siglo XX,
teniendo su máximo apogeo entre las décadas del 40 al 60. Sin embargo sus antecedentes se remontan al
siglo XIX con Kierkegaard. Su interés se centra en la pregunta por el sentido de la vida. Filósofos
pertenecientes a este movimiento son entre otros: Heidegger, Jaspers, Sartre, Simon de Beauvoir, Camus,
etc. Aunque no es una corriente homogénea, Sartre afirma en el texto que los existencialistas tienen en común
concebir al ser humano como un ser en el que la existencia precede a la esencia. De esta afirmación se sigue
que el ser humano es esencialmente libre; que la conciencia de su libertad causa angustia, desamparo y
hasta desesperación. Sin embargo nadie puede dejar de ser libre, y por tanto somos responsables de nuestro
proyecto vital. La frase que puede resumir el existencialismo es “No hay excusas”
3.
Proyecto: El ser humano se define como el ser cuya existencia precede a su esencia, de ello se
desprende que es un proyecto que, y que, en consecuencia, será lo que haya proyectado ser. En este sentido,
la vida de cada uno es el resultado de elegir libremente su esencia, y por lo tanto es responsable de su vida y
la de los demás. La responsabilidad causa angustia y desamparo al saber que tenemos que inventarnos a
nosotros mismos sin la posibilidad de recurrir a un Dios, a un ser superior, a la sociedad, a una moral que nos
diga lo que tenemos que hacer…Nada podemos esperar de todo lo anteriormente mencionado, de ahí la
desesperación: sólo podemos contar con nosotros mismos: “no hay excusas” porque “estamos
condenados a ser libres”
METAFÍSICA/REALIDAD
4.
Esencia/Existencia: La distinción entre esencia y existencia se debe a Avicena. Posteriormente llega
Tomás de Aquino la emplea para distinguir los seres contingentes las criaturas, y el ser necesario Dios. En
efecto, según el aquinate, Dios es el ser necesario, es el único ser en el que la esencia se identifica con la
existencia, su esencia consiste en existir. Dios crea las cosas a partir de las ideas eternas. Somos la
realización concreta del concepto de ser humano que tiene Dios.
Pero según Sartre si negamos la existencia de Dios, deberemos asumir que tampoco existe una esencia
previa a la existencia del ser humano, porque nuestra existencia no ha sido planificada por la mente divina
siguiendo un modelo ideal, una esencia. La consecuencia de la negación de la existencia de Dios trae como
consecuencia inmediata la negación de que exista una “naturaleza humana” (=esencia humana), una idea a
priori de ser humano. No existe la naturaleza humana, porque no hay Dios que la haya diseñado. Entonces
debemos concluir que “la existencia precede a la esencia”, que somos libres y responsables de nuestra
vida.
5.
Angustia: Es el resultado de la libertad y la responsabilidad que implica. La LIBERTAD es el modo
que tenemos de responder a las diversas situaciones que se nos plantean. Somos nosotros en cada acto los
que nos vamos haciendo lo que somos. Esto significa fundamentalmente que somos RESPONSABLES y que no
podemos escondernos detrás de las excusas. La conciencia de la responsabilidad se convierte en ANGUSTIA
ya que nunca podremos saber a priori si hemos elegido bien. La existencia es así angustiosa inseguridad. La
angustia no es tener miedo a algo externo, sino miedo a nosotros mismos al saber que somos responsables de
nuestros actos, pero es que, además, con cada decisión que tomamos, estamos afirmando un modelo de
conducta válido para todos. En cada acto comprometemos a la humanidad entera.
6.
Realidad: Cuando Sartre se refiere a “la realidad humana” niega que exista la “esencia humana”,
porque afirmar esto último significaría que nuestra esencia es anterior a la existencia, cosa que niega
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rotundamente el existencialismo. Sin embargo Sartre afirma la existencia de lo que él llama “CONDICIÓN
HUMANA” que es el marco de acción que limita a nuestra conducta, que nos conecta al resto de los seres
humanos y gracias a los cuales podemos comprendernos: Estamos arrojados en el mundo; tenemos que
trabajar; vivimos con los demás y además somos (finitos) mortales. La realidad humana es la propia del “ser para
sí”. El ser para sí, el ser humano, no tiene una esencia o una naturaleza previa: es pura libertad, no está
determinado. Sartre afirma que primero el hombre existe, y sólo después es una persona u otra, se va definiendo
como sujeto cuando elige cómo actuar en cada situación. El ser del hombre es indeterminado, es pura nada.
7.
Nada: Sartre afirma que la experiencia de la nada es correlativa a la del ser. La nada no es algo
extraño al hombre, sino la consecuencia implícita en su libertad, pues el hombre es el único que puede
introducir su capacidad de “néantisation” (capacidad de decir “no”) en el ser. Porque somos humanos somos
libres; porque somos humanos podemos decir “no”. Por eso Sartre identifica la nada con la libertad: el ser
humano existe en una actividad, realiza actos mediante los cuales se va definiendo, va llegando a ser sí mismo.
La nada está en el origen y en el fin del ser humano: cuando vivimos una existencia auténtica también
somos conscientes de nuestro límite: la muerte, la nada. Heidegger afirmaba igualmente que el ser humano es
un ser para la muerte. La angustia y la nada son, para Sartre, el destino de la humanidad, de ahí que la frase final
de su obra "El ser y la nada" afirme: "El hombre es una pasión inútil".
ÉTICA
8.
Responsabilidad: Por el hecho de estar arrojados en el mundo somos libres de elegir a cada momento
qué clase de ser humano queremos ser, somos responsables y ya no hay excusas tras las que justificarnos.
El único modo de escapar y escondernos de nuestra responsabilidad es lo que Sartre llama «mala fe» que
consiste en la actitud de esconder la angustia tras un autoengaño, haciendo responsable a un ente superior
(Dios), a otra persona, a la sociedad, etc. Pero cuando elegimos la mala fe estamos renunciando a nuestra
propia humanidad porque nos vemos a nosotros mismos como una simple cosa (nos “cosificamos”) que
circunstancias externas a nosotros mueven a su antojo como si fuésemos peleles. Podemos elegir huir de nuestra
responsabilidad o podemos llevar una “existencia auténtica” afrontando nuestra libertad y responsabilidad,
asumiendo que con cada decisión que tomamos, estamos afirmando un modelo de conducta válido para todos.
En cada acto comprometemos a la humanidad entera.
9.
Elección: La elección es el acto propio de la libertad. Somos el conjunto de elecciones que vamos
tomando a lo largo de nuestra existencia, por lo tanto, somos responsables de cada una de ellas y de nuestra
esencia en devenir. En nuestra vida podemos elegir ser auténticos o inauténticos. Elegir la autenticidad
supone hacer frente a las consecuencias de nuestras elecciones, responsabilizarnos. Elegir la vida inauténtica
supone vivir de «mala fe», es decir, engañarnos a nosotros mismos fingiendo que no somos responsables de
nuestros actos. De ese modo elegimos renunciar a nuestra propia humanidad porque nos “cosificamos”, nos
vemos a nosotros mismos como una simple cosa, que las circunstancias u otros manejan. Pero Sartre nos
recuerda que ya no hay excusas, que debemos asumir nuestra libertad, y la angustia y el desamparo que la
acompaña porque con cada elección comprometemos a la humanidad entera. De ahí que cuando elegimos
debemos preguntarnos ¿Querría que todos actuasen del mismo modo en mi lugar?
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