甲午戰爭 La Guerra japonesa

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甲午戰爭 La Guerra japonesa
La Primera Guerra chino-japonesa (1894-1895) enfrentó a Japón y China, principalmente por el
control de Corea. En chino, para distinguirla de la Segunda Guerra Sino-japonesa, se la conoce
como "Guerra Jiawu" (甲午戰爭), ya que ocurrió en el año chino que lleva ese nombre.
En marzo de 1895 los dos países firman el tratado de Shimonoseki y China acepta la cesión de
Taiwán, las Islas Pescadores y Liaodong a Japón.
Segunda Guerra Chino-Japonesa transcurrió entre los años 1937 y 1945, en el marco de la
Segunda Guerra Mundial. Comenzó cuando el ejército japonés, que ya controlaba Manchuria,
inició la invasión del norte y el este de China. La invasión concluyó con la rendición de Japón
en 1945. En chino, esta guerra es conocida como Guerra de Resistencia anti-japonesa del
Pueblo de China (chino tradicional: 中國人民抗日戰爭, chino simplificado: 中国人民抗日战争, pinyin: Zhōngguó
Rénmín Kàng Rì Zhànzhēng) o Guerra de Resistencia (抗戰, 抗战, Kàngzhàn).
La Segunda Guerra Chino-Japonesa supuso la culminación de la tensión creciente entre China
y Japón que se remontaba a la anterior guerra entre los dos países. Tras la Primera Guerra
Sino-japonesa, Japón había incorporado ya a Taiwán a su territorio, y los planes
expansionistas de Japón continuarían durante el principio del siglo XX. Al final de la Primera
Guerra Mundial, el Tratado de Versalles (1919) había concedido a Japón numerosos privilegios
comerciales en China, que causaron un gran resentimiento entre la población china, que
desembocó en las protestas populares del Movimiento del Cuatro de Mayo en ese día del año
1919. A partir de 1931, Japón establecía el estado títere de Manchukuo en Manchuria, ante la
impotencia de la República de China, incapaz de garantizar la integridad territorial del país.
Esta tensión creciente se convertiría en una guerra abierta el 7 de julio de 1937, tras el
incidente del Puente de Marco Polo, cuando tropas japonesas estacionadas en Manchuria se
enfrentaron al ejército de la República de China en las cercanías del Puente de Marco Polo,
unos veinte kilómetros al oeste de Pekín. Esta batalla comenzó porque las tropas japonesas
creían erróneamente que uno de sus hombres había sido hecho prisionero por los chinos.
Japón exigió disculpas formales a China, lo cual fue rechazado por el hombre fuerte de China
en aquellos momentos, Chiang Kai-shek, que ordenó al ejército luchar contra los japoneses en
el norte y el 14 de agosto mandó a la fuerza aérea del ejército chino a bombardear los barcos
de la marina japonesa anclados frente a las costas de Shanghai.
La violenta reacción china provocó la movilización del ejército japonés que en poco tiempo
había logrado hacerse con el control de la región de Pekín y Tianjin en el norte y atacaron la
bahía de Hangzhou en el sur.
La guerra abierta con Japón puso fin a los intentos de Chiang Kai-shek de unificar el país. Ante
el avance japonés, el gobierno del Kuomintang se vio obligado a abandonar la capital Nanjing,
replegándose hacia el interior, primero a la ciudad de Wuhan y, después, a la ciudad interior de
Chongqing, lugar remoto desde el cual parecía difícil llevar a cabo una contraofensiva.
El ejército japonés ocupó la mayor parte de la franja costera oriental de China, controlando los
principales centros de producción económica. Al régimen títere de Manchukuo se sumaron
otros tres regímenes títeres, uno en Mongolia Interior, que los japoneses querían separar de
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China como habían hecho con Taiwán y Manchuria, y otros dos regímenes títeres en Pekín y
Nanjing. En esta última ciudad las tropas japonesas entraron el 13 de diciembre de 1937
desencadenando una campaña de extraordinaria violencia contra la población civil, la llamada
masacre de Nanjing, en la que murieron miles de personas (las estimaciones varían desde
unas 20.000 a 200.000 víctimas, según las fuentes).
La invasión japonesa supuso también el final de la persecución a la que el gobierno del KMT
había sometido al Partido Comunista de China. El estado de crisis nacional forzó la
colaboración entre el KMT y el Partido Comunista. Aunque Chiang Kai-shek era al principio
reacio a esta colaboración con el Partido Comunista, tuvo que aceptarla a raíz del incidente de
Xi'an, cuando el mariscal Zhang Xueliang, militar favorable a una alianza entre el KMT y el
Partido Comunista que controlaba la región de Shaanxi, detuvo a Chiang Kai-shek en Xi'an,
manteniéndolo prisionero hasta que aceptó el establecimiento de un frente común entre el KMT
y los comunistas para defenderse frente a la agresión japonesa.
La invasión japonesa permitió así al Partido Comunista reagruparse en su base norteña de
Yan'an, ciudad desde la cual controlaban una parte de Shaanxi y de Mongolia Interior, así
como la totalidad de Gansu y Ningxia. Muchos intelectuales afines al Partido Comunista, como
la escritora Ding Ling, se unieron a los comunistas en Yan'an, mientras el régimen debilitado de
Chiang Kai-shek mantenía un control tenue sobre el sur de China desde la capital provisional
de Chonqqing.
La entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial frenó el avance japonés en
China. Además, la rendición de Alemania en mayo de 1945 permitió al victorioso Ejército Rojo
soviético intervenir en Manchuria el 8 de agosto de ese año, dos días después de la bomba
atómica lanzada por los Estados Unidos sobre la ciudad japonesa de Hiroshima y un día antes
de la bomba sobre Nagasaki, que forzaría la rendición japonesa y su retirada de Asia
continental.
El final de la guerra supuso la salida definitiva de Japón del territorio chino. Todo el territorio
ocupado, así como Manchuria y Taiwán, volvían a estar bajo soberanía nominal china, y
Chiang Kai-shek restablecía el gobierno de Nanjing. Sin embargo, las fuerzas comunistas de
Yan'an, muy fortalecidas por los años de guerra y por la intervención soviética en Manchuria,
aumentaban su control sobre numerosas zonas de la China rural. La salida de los japoneses
dejaba paso así a una guerra civil abierta entre el KMT de Chiang Kai-shek y los comunistas de
Mao Zedong.
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