Presentando una Charla Académica1 Jonathan Shewchuk Estas son mis opiniones sobre cómo presentar una charla (usando programas de presentación o transparencias) en ciencias de la computación o matemáticas, destilado para mis estudiantes y para aquellos estudiantes participantes del Graphics Lunch. Voy a conferencias, veo los errores repetidos por muchos ponentes y escribo mis reacciones aquí. Todos están bienvenidos a estar e desacuerdo conmigo, siempre que piense acerca de cada uno de los temas usted mismo. Preparando la charla Sus láminas. El simple absurdo de las charlas académicas modernas sería bastante evidente si muchos de nosotros no estuviéramos tan inmersos en este mundo, por tanto tiempo. Recuerde la última charla a la que asistió. El ponente presentó diapositivas llenas con nada más que texto y habló. ¿Acaso pudo leer y entender las diapositivas? ¿Puso atención a cada palabra dicha? No, tuvo que decidir sobre qué perderse. Recuerde la última charla que presentó. Se podría apostar a que cometió los mismos errores. Ahora pregúntese: ¿Por qué proyecta una lámina que prácticamente garantiza que la audiencia dejará de escucharlo? Si usted espera que lo escuchen, ¿Por qué presenta diapositivas que la audiencia no tendrá tiempo de leer? Igual que la circuncisión o el pastel de frutas de Navidad, hacemos esto solo por tradición, no por que sea agradable. Si usted quiere ser un gran orador, primero debe aceptar el hecho que una diapositiva con más de doce palabras en ella usualmente es contraproductiva. A continuación, acepte que esto significa que va a tener que esforzarse con más ahínco que el 99% de sus colegas quienes todavía balbucean para matar tiempo mientras el público trata de descifrar su presentación. ¿Cómo puede librarse de esas palabras en exceso? En primer lugar, su nuevo modus operandi debe ser el de expresar sus palabras en imágenes. Recurra al texto sólo cuando las imágenes le fallen. Como ejercicio, trate de presentar una charla donde el único texto se encuentre en los títulos de las diapositivas, y tal vez alguna que otra leyenda en las imágenes. Aunque no tenga éxito, podrá aprender mucho sobre presentaciones con solo intentarlo. 1 Título original: Giving an Academic Talk. Traducción por José Faría. Versión original disponible en http://www.cs.berkeley.edu/~jrs/speaking.html En segundo lugar, examine su creencia inconsciente de que el propósito de las diapositivas es de recordarle qué decir. En el pasado, los oradores preparaban fichas. Hoy, los oradores proyectan sus fichas (en forma de listas con viñetas), y hacen que el público la lea. Por favor entienda que esto es un acto hostil. Regrese a las fichas. Algunos programas de presentación le permiten escribir notas sin que estas sean proyectadas al público. Como ejercicio, imagine este escenario. Está proyectando una diapositiva que no tiene más que el título, digamos, “Ventajas de las Proyecciones Matriciales”. Tiene en sus manos (o en la pantalla de su ordenador, pero no en la gran pantalla) una lista recordándole todos los puntos que quiere presentar. Usted simplemente está hablando a su audiencia, tal como Abraham Lincoln dando su discurso de Gettysburg. ¿Puede ver cuánto es preferible esto a una lista con viñetas? Ahora imagine si tuviera la imagen adecuada para cada punto en su lista, y sencillamente la muestra una por una (bajo el mismo título) a la par que habla. En resumen, minimice las palabras y maximice las imágenes. Sus diapositivas no están ahí para recordarle qué decir. Las listas con viñetas (bullet points) hacen que su audiencia sienta que su charla esté en “bullet time”. A continuación más sugerencias: Muchas presentaciones usan tamaños de letra muy pequeños. Lo más seguro es que todos sus colegas académicos sean miopes. Un buen tamaño de letra es 38 puntos para texto y 42-50 para títulos. Ya que los oradores sabios rara vez escriben más de 12 palabras en la diapositiva, habrá espacio suficiente. Las diapositivas, a diferencia de documentos impresos, no necesitan márgenes. Sin embargo muchos oradores colocan franjas anchas de espacio vacío a los bordes de cada diapositiva. Pareciera como si se provocara a la audiencia: “Pude haber usado una letra legible y una buena cantidad de imágenes, pero decidí hacer un esfuerzo extra en hacer que se vieran ilegibles”. Use solo letras de tipo sans serif. Son más fáciles de leer desde el fondo de la sala (Excepción: los símbolo matemáticos usualmente tienen serifs) La sencillez es la mejor estética. Su audiencia tiene muy poco tiempo para absorber lo que se encuentra en su diapositiva, en especial con usted hablando todo el tiempo. Algunas personas colocan aditamentos como logos, el título de la charla y el nombre de la conferencia en cada diapositiva de la presentación. No lo haga. Para diapositivas con formulas, un buen truco es agregar flechas y etiquetas señalando las variables en la formula, recordando al público lo que significa cada uno. Muy pocas personas recordarán la nomenclatura que se definió en diapositivas anteriores. Una charla de 30 minutos tiene que dividirse en secciones, con una diapositiva de título o un esquema demarcando cada sección nueva (para charlas cortas, use su juicio. Las diapositivas de esquemas y los discursos que las acompañan son muy aburridos, así que mantenga ambos cortos). El objetivo de las diapositivas de título es de alertar al público sobre transiciones y cambios de tema, y de hacerles saber de antemano la relación entre todas las diapositivas individuales en la presentación (¿La descripción de un problema?¿Un algoritmo?¿Una comprobación?¿La demostración empírica de lo maravilla de su idea?¿La evisceración de todos los trabajos anteriores sobre el tema?) Su organización. El error más común es pasar mucho tiempo hablando de detalles técnicos, y muy poco estableciendo el contexto. Una charla de 30 minutos o menos debe de ser un comercial para su publicación (paper, separata), no un reemplazo. Su objetivo es de convencer a su público de que deben leer su publicación. Esto es un objetivo muy ambicioso. Concéntrese en los problemas a gran escala: ¿Por qué vale la pena resolver el problema que está resolviendo? ¿Cuál es la diferencia de fondo entre su método y todos los que se aplicaron entes que usted? En realidad esto es una pregunta de dos partes (muchos oradores meten la pata al solo contestar la sagunda) o ¿Qué logra su método que otros métodos no hacen? o ¿Qué idea algorítmica o metodológica le permite a su método a lograr más? ¿Cuál es la evidencia de que su método es mejor que otros en ciertas circunstancias? (¿Y cuáles son esas circunstancias?) ¿Cuál es la única gran idea con la que quiere que su público se vaya? Si trata de presentar cinco ideas, lo más seguro es que al final no imparta ninguna. Si elije una idea principal y se concentra en promocionarla, lo más seguro es que tenga éxito. Las ideas que comprendan una visión de gran escala también deben de estar presentes en su mente a la hora de escribir su publicación. Su importancia es tal que dejaremos de lado la discusión sobre la organización. Dele prioridad a estos asuntos cuando construya su presentación, y de inmediato será uno de los mejores ponentes en la conferencia. Dejaremos que sea alguien mas quien diga algo sobre organización, aunque la siguiente cita del blog (ahora difunto) de Herman Haverkort es lo suficientemente buena como para insertarla a continuación: Explicaremos dos modelos para ofrecer charlas: el modelo de ovilo y el modelo de la cebolla El ovillo es un argumento lógico y lineal que va escalándose hasta una conclusión al final de la charla, como un ovillo de hilo desenrollándose hasta llegar al núcleo. Un paso en falso y corre el riesgo de perder el hilo y no entender el argumento. Y por supuesto, esto es lo que pasa cuando escucho la mayoría de las ponencias de conferencias y algunos seminarios. En conferencias de tres días, de hecho puedo seguir el hilo los primeros 5 minutos hasta en una docena de charlas, más o menos. Luego de esos 5 minutos, me pierdo. Me pierdo diapositivas porque estoy pensando aun en la anterior, me distraigo haciendo algunas asociaciones personales al azar con algo a lo que se refirió el orador, o sencillamente me duermo porque el orador tiene una voz soporífera. La charla en cebolla empieza con el la idea principal, y luego profundiza sobre esta idea en capas sucesivas, regresando siempre a la idea principal entre capas. Ya que la idea principal es repetida con frecuencia, el oyente puede seguir la charla sin cansarse un minuto. Además, la charla no se arruina cerca del final cuando el orador se está quedando sin tiempo, ya que para ese entonces, las cosas más importantes ya habrán sido discutidas y el orador no tiene razones ya para apresurarse. La revisión final. Cuando sus diapositivas estén listas, repáselas y examínelas cuidadosamente. ¿Los títulos enfatizan las ideas correctas? Podríamos apostar que aun puede mejorar al menos la mitad de ellas. El objetivo de cada título es de establecer el contexto y de comunicarle al público que tratan de lograr sus palabras. Cuando los miembros del público se despierten a mitad de la charla y traten de prestar atención nuevamente, lo primero que harán es ver el título de la diapositiva que se esté presentando en el momento. Asegúrese que esta les diga por qué balbucea sobre ojales en este momento. Presentando la charla Práctica. Es obvio, pero muchas personas aun no lo hacen. Haga una presentación de práctica (aun si está solo), antes de enfrentarse al público. Aun mejor, haga tres. Apuntadores. Si hay algo que detesto de todo corazón son los apuntadores láser, pero esto es porque muchas personas los usan mal. Terriblemente mal. En su lugar compre un apuntador telescópico (a la escuela antigua) -son mucho más fáciles de seguir con la vista. También lo obligan a moverse. Los oradores con apuntadores láser tienden a quedarse fijos en un punto, como percebes en una roca, a lo largo de toda la charla. Debido a que los apuntadores telescópicos lo obligan a moverse y gesticular, su voz se hará más dinámica también. Por supuesto, hay algunas salas donde la pantalla es demasiado grande para un apuntador telescópico. Regla: si debe de usar un apuntador láser, cuando apunte a algo mantenga el apuntador estable. Muchas personas tratan de encerrar un objeto con el apuntador en lugar de señalarlo. ¿Adivine qué? ¡Nadie tiene idea a que están apuntando! El autor ha estado en conferencias donde ponentes tras ponente caen es esta práctica, inconcientes del hecho que el público no sabe a qué apuntan. Si solo viera la pantalla y no al ponente, seguramente pensaría que este está haciendo breakdance. Ordenadores: Antes de su presentación, recuerde desactivar el protector de pantalla de su ordenador, así como cualquier programa que pueda intentar actualizarse a mitad de la presentación (esto no son casos hipotéticos). Otra forma por la que los ponentes pueden quedar como tontos es al mirar fijamente la pantalla de su ordenador mientras hablan. Es parte de la naturaleza humana para la audiencia el seguir los ojos del presentador, así que use esa naturaleza humana para su ventaja. Cuando mira a la pantalla de proyección, la mirada de la audiencia lo seguirá y su atención estará donde usted quiera que esté. Cuando mira a su audiencia, estos le escucharán. Cuando mira la pantalla de su ordenador, su audiencia se distraerá; ni le prestarán atención a lo que dice ni verán lo que usted quiere que vea. Trate de colocar su ordenador en un lugar donde usted no lo vea. Introducción. Comience su ponencia presentándose a usted mismo por su nombre, aunque ya haya sido presentado –a menos que ya le hayan hecho una presentación inusualmente larga y clara. Los moderadores de sesión que presentan a los ponentes usualmente mutilan los nombres o no usan el micrófono. La gente está terminan conversaciones a la vez que lo presentan. Habrá gente al fondo de la sala que probablemente no escuchó la presentación, aunque usted la haya escuchado claramente. Si la charla es suficientemente importante (por ejemplo, una charla de trabajo), memorice su discurso para las primeras diapositivas, de modo que pueda hacer un arranque suave sin importar lo cansado que esté (Por supuesto, nunca memorice una charla entera). Comunicación no-verbal. Un infame estudio conducido por Nalini Ambady y Robert Rosenthal, “Half a Minute: Predicting Teacher Evaluations From Thin Slices of Nonverbal Behavior and Physical Attractiveness” (Medio minuto: Prediciendo la evaluación docente a partir de pequeños fragmentos de comportamiento no-verbal y atractivo físico), muestra que los estudiantes pueden predecir el nivel de sus profesores con precisión significativa luego de observar un fragmento de video mudo de 30 segundo de sus profesores trabajando. ¿Cuál es esta magia no-verbal que el público reconoce tan rápidamente? En mi opinión, el público ve una comunicación libre de movimientos extraños, expresiones faciales, nerviosismos, balbuceos y otros comportamientos no-verbales tan sutiles que el ponente es totalmente inconsciente de estar haciéndolos. De forma inversa, una expresión facial sutil transitoria, o un tic inconsciente en el brazo es suficiente para quitarle la fuerza a las palabras del orador, y hasta hacer que la audiencia se disperse. ¿Pero cómo se puede remediar esto? Enfoque mental. Creo que el secreto está en dónde usted concentra su atención de forma habitualmente. Al hablar, mucha de su atención se concentra en lo que está diciendo. Pero si ensayó de forma suficiente, todavía tiene espacio en su mente para otras cosas, y otros pensamientos pueden llenar ese vacío. Si pudiera escuchar los pensamientos del ponente, podría escuchar “¿Estoy yendo muy rápido?, o “¿Estarán entendiendo esto?”, o “¿Cómo me veo?”, o peor aún: “me pregunto si les gusto”. El peor lugar hacia dónde enfocar sus pensamiento es hacia cualquiera concerniente a si el público lo aprueba o no. Una de las más grandes epifanías de mi vida es un hecho que probablemente parecerá contra intuitivo para muchas personas que piensan como forma de vida: si ya está pensando en que decir mientras alguien aun le está hablando, parecerá un inepto social y usted no le gustará a nadie. Existe un principio similar para cuando uno habla: si se encuentra sumido en sus pensamientos, usted se verá incómodo y hablará incómodo. Los grandes oradores –al igual que los grandes líderes –por hábito se concentran en las cosas adecuadas, lo que significa cualquier cosa distinta a sus propios egos. Tal vez el mejor lugar para concentrar su atención en las sensaciones de su propio cuerpo: ¿Cómo se sienten mis piernas? ¿Me sentiré más relajado si respiro un poco más profundo? ¿Disfruto de la cadencia de mi voz mientras hablo? (De forma ideal, estos no son pensamiento verbales, sino percepciones sensoriales). El segundo mejor lugar es en las sensaciones del público. Por supuesto, no hay forma que sepa a ciencia cierta lo que ellos sienten, pero puede ser empático y tratar de adivinar. No enfoque sus pensamientos en un “¿Les gusto?”; su atención debe estar en beneficio del público. Trate de abrir su cuerpo al placer físico y conexión. Esta concentración en la sensación física tiene muchos beneficios. Hace su comunicación más clara, los gestos erráticos y abiertos a mala interpretación se atenúan, la cadencia de su voz mejora, y sus movimientos y habla se relajan. Concentrarse en su cuerpo le da más presencia a los ojos de la audiencia, y puede usar energía en proyectar el mensaje con un lenguaje corporal congruente. Concentrarse en las sensaciones de su audiencia los hace sentirse conectados con usted. Este enfoque despierta su sistema líbico, mientras que deja que la corteza cerebral hable. Si esto no le sale de forma natural, le va a tomar mucha disciplina cambiar sus hábitos y reconcentrar su atención de forma permanente. Los académicos, en especial los matemáticos, no son conocidos por estar en contacto con su cuerpo. Haga que esto vaya más allá a solo para cuando presente una charla formal; practíquelo también en so socialización del día a día. Aprender a enfocar su atención más allá de su ego y sobre las sensaciones de su cuerpo y en la gente a su alrededor no solo lo convertirá en un mejor orador; también mejorará sus relaciones con todo el mundo. Habla. Hablar bien tiene ritmo. ¿Alguna vez ha escuchado una charla presentada en una cadencia uniforme y sin cambios, como si todo el discurso fuera un mismo párrafo? He escuchado muchas de estas. Elija puntos clave en su ponencia donde quiera hacer un énfasis extra (si siguió los consejos durante la preparación de la presentación, sabrá cuáles son estos puntos clave). Luego decida cómo hará énfasis en ellos. Algunas veces logro esto hablando con una voz particularmente lenta y deliberada. Otras veces simplemente digo “este es el punto más importante de la charla”. El silencio pude ser articulado. Haga una pausa prolongada antes de exponer un punto clave. Deje que se internalice. Hay un par de ajustes mentales que o ayudarán a hablar con fluidez. El primero es la concentración mental sobre las sensaciones corporales, lo cual discutimos antes. El segundo es darse a uno mismo permiso suficiente para pensar lo que se quiere decir a continuación. Se dice fácil, pero muy pocas personas internalizan esta actitud. ¿Alguna vez se ha sorprendido diciendo “Emmm”? Si es así, entonces realmente no cree tener permiso. Alguna parte de usted teme perder al público si no llena ese silencio. Dígase a usted mismo que no hay prisa, ni necesidad de llenar espacios vacios con sonido, y ciertamente no hay necesidad de llegar al final de sus diapositivas (Estructura su presentación de modo de que esto sea cierto). El público está demasiado ocupado tratando de entender sus diapositivas como para importarle que tanto le toma pensar la próxima oración. Confíe en usted. Piense con calma. Las palabras correctas llegan rápido si no las fuerza. Demande su derecho a permanecer en silencio. Nunca haga meta-comentarios sobre su charla. ¿Cuántas veces ha escuchado a un ponente decir “creo que se me está agotando el tiempo, así que haré esto rápido”? ¿Acaso prestó atención a palabra alguna luego de escuchar eso? Decida en silencio que hacer; no castigue al público con eso. Cierre. Siempre termine su charla diciendo “Gracias”. No es algo pretencioso – usted le está haciendo un favor al público. Si no le da una pista al público de que terminó y es momento para ellos aplaudir, se sentirán confusos e irritados. Como muchos rituales sociales, la secuencia de aplauso de agradecimiento reconforta a todos. No pida por preguntas hasta completarlo. ¡Eso es todo! Muchas de las cosas, en especial la estética, se aprende por medio de la práctica y feedback. Podría seguir, pero por tratar de enseñar más terminaría enseñando menos. ¡Lo mismo va para usted!