El-Dilema-de-Consumir

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El Dilema de Consumir
Por Soledad Teixidó, Presidenta Ejecutiva de PROhumana
@SoledadTeixidó
No sé por dónde comenzar, ya que es tanto lo mencionado y escrito en relación al consumo en la
sociedad del siglo XXI, que aportar valor se hace difícil; aún más, cuando hoy somos definidos más
como consumidores que como seres humanos. Además, porque creo que debo ser respetuosa con
quién lea esta columna, ya que de una u otra forma estoy consumiendo su tiempo, el cual es de gran
valor y escaso, ya que la vida de cada uno de nosotros es un suspiro en el tiempo de la humanidad.
Cada día nos vamos consumiendo por diversas razones, por sueños, por amores, por la familia, por el
trabajo, porque sí. Y al final del día podemos detenernos y reflexionar; cómo fue este día, cómo
estuve presente en él y en qué medida fui un articulador de generación de crecimiento colectivo; o
sólo fui un consumidor de energía de otros y de este planeta que nos regala cada mañana un
amanecer y la esperanza de vivir y encantarnos del simple hecho de estar vivos.
Y vuelvo al acto de consumo tan discutido y documentado. Ese acto que al parecer fuera lo que nos
permitiera subsistir y sobre todo generar crecimiento, empleo, estabilidad y creación de nuevos
negocios. El consumo por cierto tiene grandes amantes y detractores, de todos los tipos y
profesiones. Entre ellos, están sus amantes más fieles, los economistas y sociólogos que hace poco
nos están diciendo que existe una economía nueva que es la economía del comportamiento, que nos
muestra esa nueva comprensión, la que detrás de un consumidor existe un ser humano que
responde a un sin número de emociones y razones frente al consumo, es decir no es un consumo
inconsciente.
Y es aquí donde aparece el dilema de consumir, qué significado tiene, para qué nos sirve. Siendo
mujer pareciera que el consumo es algo que me es más atractivo, y la verdad puede que sea así, y
producto de esta reflexión me preguntaba por qué la mujer consume más, y concluía que tal vez
tiene que ver con nuestro modo de vivir, somos multifuncionales desde la primera mujer de la
historia de la humanidad, siempre hemos estado observando el entorno, somos en esencia un ser
vivo extremadamente adaptativo. Entonces si vamos a nuestro origen como raza humana, el origen
de la mujer cumplió un rol clave en las comunidades originarias, descubrimos nuevas plantas para
alimentarnos y curarnos, nuevas fibras que nos permitieron tejer las primeras telas que nos
protegieron, seleccionamos diferentes arcillas que nos permitieron hacer las primeras vasijas para
poder contener nuestro alimento. En conclusión somos un animal que ha estado testeando el
entorno y buscando como eso puede mejorar nuestro vivir. Éramos criaturas muy sabias,
buscábamos consumir para poder vivir mejor y así generar comunidades de vida más orgánicas con la
madre tierra que nos proveía con extrema gratuidad.
Íbamos bien, hombres y mujeres, pero algo pasó, en algún minuto el consumo se transformó
en un acto inconsciente, en acumulación, el egoísmo impero más sobre el compartir, y el
descuido sobre la naturaleza se convirtió en nuestro modo de vida, con el costo de perder
nuestra sabiduría regalada por la creación y nos convertimos en unos depredadores,
llevándonos hoy a estar en un momento de quiebre conocido como el Cambio Climático.
¿Se puede continuar siendo unos consumidores inconscientes? pareciera que no. Necesitamos
un cambio urgente, necesitamos un cambio de modo en como consumir, no significa dejar de
consumir, ya que nuestra historia de supervivencia nos muestra que requerimos de éste para
vivir día a día. ¿Existe alguna solución? Pareciera que sí, y una de ella es el Consumo
Balanceado que hoy está tomando fuerza en los países del norte, como lo pudimos conocer y
vivenciar en nuestra Gira de Aprendizaje Internacional que realizamos junto a un grupo de
líderes chilenos de empresas, a Dinamarca en el mes de octubre del presente año. ¿De qué se
trata? Es breve, simple pero consistente: significa que no dejas de consumir porque lo
necesitamos para vivir, pero tu acto de consumo es una decisión reflexiva, que busca un
balance entre lo que realmente necesitas sin impactar la viabilidad de la vida de otros y del
planeta, y que te permite además disfrutar de la vida. Y si tu acto de consumir genera un
impacto fuerte, buscarás la forma para compensarlo. Es una invitación a hacer uso de una
habilidad que no tiene ninguna otra especie en esta tierra más que los seres humanos y que no
es otra que nuestra capacidad reflexiva.
Entonces, ya no existe el dilema de consumir, ¡lo podemos hacer!, pero de un modo
consciente, balanceado y amoroso con el entorno que te rodea y te provee, ya que tanto tú
como las generaciones venideras merecen vivir la mejor de las vidas en un mundo donde reine
el Equilibrio Balanceado, Sustentable e Inclusivo.
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