1 SEXO, GÉNERO, ¿DILEMA O CONTINUIDAD? El ser humano nace marcado genéticamente por la bipartición de los genes: macho, hembra. Este dato de la naturaleza se contradice con fenómenos psíquicos como el que un hombre genéticamente “macho” pueda albergar deseos y conductas “desviadas” de su marca genética: puede querer ser una mujer y hace lo necesario, en algunos casos, por corregir el “error” de un alma femenina en un cuerpo masculino. La cirugía le ofrece el recurso de cambiar su cuerpo fenotípicamente por el de otro sexo. Lo mismo acontece del lado “hembra”. La primera constatación es que el deseo humano es errático y variable: hembras con deseo propio de machos, y lo contrario… el psicoanálisis constató en su clínica el hecho de una bisexualidad psíquica, que había sido reportada muchos siglos antes, por los relatos míticos de Aristófanes sobre el andrógino en El Banquete de Platón, síntesis de los dos sexos partidos por Zeus: el anhelo y búsqueda permanente de cada parte separada de la otra por completarse…Cada parte busca lo que le falta. Una metáfora del amor. La observación temprana de la diferencia anatómica de los sexos tiene consecuencias tanto para el varoncito como para la niña: una desmentida de la percepción de los órganos y la suposición de una intervención privativa de parte de la madre o del padre. Freud escribe: “El supuesto de que todos los seres humanos poseen idéntico genital (masculino) es la primera de las asombrosas teorías sexuales infantiles, grávidas de consecuencias. De poco le sirve al niño que la ciencia biológica dé razón a su prejuicio y deba reconocer al clítoris femenino como un auténtico sustituto del pene. En cuanto a la niñita, no incurre en tales rechazos cuando ve los genitales del varón con su conformación diversa. Al punto está dispuesta a reconocerla, y es presa de la envidia del pene, que culmina en el deseo de ser un varón, deseo tan importante luego. ……… “Para el varoncito es cosa natural suponer que todas las personas poseen un genital como el suyo, y le resulta imposible unir su falta a la representación que tiene de ellas.” 1 1 Freud, Sigmund, Tres ensayos de teoría sexual, 1905, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. Obras completas, Vol. 17, p.177 2 Esta teoría sexual infantil se completa con la atribución de un falo a la madre. Este falo imaginario tendrá consecuencias en la desmentida de la castración en la madre, y la emergencia del fetiche como suplencia de esa falta imaginada. Con esta afirmación Freud sobrepasa el terreno de la naturaleza y su dotación genética, para introducir “las asombrosas teorías sexuales infantiles” que determinarán la elección de objeto en el psiquismo humano. Más que de una primacía genital se trata de una primacía del falo como lo afirma en La organización sexual infantil en 1923. Más adelante Jacques Lacan en el Seminario, libro 6, El deseo y su interpretación, 1958-59 introducirá el sintagma “ser o tener el falo” lo que mantiene la diferencia pero en un nivel de simbolización más alejado del mero fenómeno genético del binario tener un genital o no tenerlo. La vivencia de falta que introduce la teoría infantil, se compensa con el deseo de tener el falo que demanda a su compañero. El falo pasa a tener un valor de significación, es el valor supremo de la vida amorosa. En cuanto significante representa lo que falta. En este proceso de demanda del falo, la mujer es, a su vez, falo para el hombre. El abrazo amoroso anuda lo que falta a cada uno y lo que se supone que cada partener ofrece. Ese es su prodigio que como tal, invoca una profunda nostalgia: para la mujer la actualización de la privación simbólica, y para el hombre, el encuentro con su posible pérdida y la angustia de castración. La diferencia sexual Cuando se piensa desde el cuerpo no hay lugar para para la neutralidad. No hay sexo neutro. El ser corporal no puede ser pensado como neutro. “es preciso tomar en consideración la diferencia sexual como determinación ontológica primera”2 La diferencia puede ser asumida desde una perspectiva naturalista la que remite a la anatomía, al dato biológico de la genitalidad, o estudiarlo como construcción que supone un conjunto de prácticas sociales que permiten formular una identidad como lo asume la teoría de género. Para el psicoanálisis el cuerpo es efecto de lenguaje, no existe sino por la articulación de las palabras. El “hablanteser” es un ser sujetado al significante y la consecuencia de este hecho es la castración en tanto pérdida del organismo al ser tomado por el lenguaje. 2 Zupancic, Alenka; Copjec, Joan; Cevasco Rithée, Ser-para-el sexo, S&P ediciones, Cataluña, 2013, p.12 3 Lacan en El Seminario, Libro 19, …o peor, 1971-72, a propósito del título del libro de Simone de Beuavoir El segundo sexo, 1949 afirma: “No hay segundo sexo una vez que entra en función el lenguaje. O para decir las cosas de otro modo, en lo que concierne a lo que llamamos heterosexualidad, lo hétéros –término que sirve para decir otro en griego- puede vaciarse en cuanto ser, para la relación sexual. Precisamente, el vacío que ofrece la palabra es lo que llamo el lugar del Otro, a saber, ese en el que se inscriben los efectos de la susodicha palabra” 3 El lenguaje causa lo inconsciente y por consiguiente, hay un corte con la naturaleza. El humano se define a partir de ese hecho como un “hablanteser”. La relación sexual queda tomada por lo inconsciente, por eso el Otro pasa a ser el hétero, de donde se determinan los efectos del amor. La diferencia sexual es asumida por el Otro inconsciente produciendo el efecto de desproporción del encuentro de los sexos. El lenguaje produce una inadecuación entre el objeto y la palabra: “el vacío que ofrece la palabra es lo que llamo el lugar del Otro”. Un efecto del discurso de la ciencia es producir una inserción del lenguaje en lo real y para eso se sirve de las matemáticas. El anhelo de Galileo de matematizar el mundo se consigue con el recurso de las letras con las cuales se construyen los matemas que darán cuenta de lo real. Por ejemplo, fenómenos como la gravedad y la velocidad pueden ser escritos y transmisibles. En cuanto a la relación sexual, no hay posibilidad de escribirla aunque se puede hacer una aproximación con la escritura que Lacan introdujo de los cuantores en su fórmula de la sexuación. Si bien los chinos escribieron el “Yin” y el “Yan” como esencias diferentes que representan lo hembra y lo macho, esta escritura tiene una especie de espejismo pues la una remite a la otra como un reflejo de espejo. El esfuerzo de Lacan en este Seminario 19 es poder escribir la trama sexual mediante una formulación lógica. Con la inscripción matemática de la función y el argumento tomados de Frege, reemplaza algunas formas de la lógica de Aristóteles, particularmente la relación universal/particular. Lacan toma la función fálica f (Φ) como verdadera. El registro de lo sexual se especifica por esta función la que como tal no convierte en diferentes a los parteneres de la pareja. Al trabajo lógico de la relación universal 3 Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 19, …o peor. 1971-1972, Paidós, Buenos Aires, Barcelona, México, 2012. Traducción de Gerardo Arenas, revisión de la traducción por Graciela Brodsky. Lección 7, 3 de marzo de 1972, p.93 4 particular, le agrega la relación de negación. Con este artificio crea una escritura de la relación sexual a la que le agrega su consideración del goce. Fórmulas de la sexuación: Cfr. Carmen Nieto, Googgle. Jacques Lacan subvierte los postulados ontológicos clásicos en relación al Uno de Parménides al postular un Uno contable el que necesariamente produce la dialéctica de la diferencia: el Uno no es el Otro. Con el postulado del goce se formula la condición del desear humano que persiste entre un menos y un más, sin alcanzar la totalidad del Uno. El sintagma “ser-para-elsexo”4 implica una “sustancia gozante” el que como consecuencia de su enseñanza, lo lleva a plantear un Campo del goce5 como estructura distinta de la física y vinculada al plus de gozar y el objeto a. Para el desarrollo de esta ponencia me he guiado por el trabajo valioso del libro citado Ser-para-el-sexo Diálogos entre filosofía y psicoanálisis, en el cual se oyen las voces de tres mujeres que hacen resonar el cuerpo y su diferencia sexual desde una perspectiva filosófica y psicoanalítica. Nos enseña Lacan que “el inconsciente es un saber donde el sujeto permanece indeterminado” pero que sabe del sexo. La “pulsión epistemológica” de las teorías sexuales infantiles destacada por Freud está referida a una pregunta sobre el sexo. “La orientación de la verdad, lo que se descubre no es hacia un saber mínimo en venir que está siempre en relación a un punto x, en una posición lateral profundamente lo que vamos a poner al día como verdad, como alétheia (43), como revelación heideggeriana. Es algo que para nosotros da un sentido más pleno, sino más puro, a esta cuestión sobre el ser, que en Heidegger se articula y que se llama para nosotros, para nuestra experiencia de analistas: el sexo.”6 Agrega Lacan en esa clase: “La verdad está en decir sobre el sexo y es por ello que es imposible”, la posición del analista también es imposible respecto a esta verdad. El sexo porta una “incoherencia secular en el saber”, se 4 “Ser-para-el-sexo”, Lacan 22 de octubre de 1967 durante su alocución sobre las psicosis en el niño. Otros Escritos, p.385. También se puede consultar el Seminario, Libro 12, Problemas cruciales para el psicoanálisis, Clase 16, 19 de marzo de 1965. Esta clase relaciona Lacan el saber sobre el sexo con el cogito cartesiano. 5 Lacan, Jacques, El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis, 1969-1970, Paidós, Barcelona, 1992, p.82 6 Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 12, Problemas cruciales para el psicoanálisis, 1965, Clase 16 del 19 de marzo de 1965, Tomado de Folio. 5 mantiene en suspenso. En esta vía el “ser-para-la-muerte” se articula con el “ser-para-el-sexo”, dándole su verdadera dimensión. Al vincular la verdad con el decir sobre el sexo, vincula Lacan el “ser para la muerte” de la verdad destacada por Heidegger. Con el sintagma ser-para-elsexo, Lacan se separa de Heidegger del mismo modo como toma distancia de Aristóteles en relación a la ley de lo real que es el principio de no contradicción. Dice Lacan en El Seminario, Libro 19, …o peor (1971-1972), refiriéndose a Aristóteles: “…no tiene la menor idea de que el único principio es que no hay relación-proporción- sexual”7 Una consecuencia de esta afirmación es que no hay univocidad del ser sino equivocidad significante. Al no poderse escribir la relación sexual en el orden simbólico, quedamos confrontados con lo real como imposible. La sexualidad presenta un exceso que sobrepasa toda simbolización produciendo un fuera de sentido. Citando a Rithée Cevasco: “no todo de la sexualidad es aprehensible a partir del lenguaje”8 Por eso, “el psicoanálisis se ocupa de las tribulaciones del goce y no de las especulaciones metafísicas del ser.”9 El psicoanálisis introduce la dimensión del goce con la cual algo es gozado pero no sin el lenguaje. Cuando se habla de “Elección del sexo”, hay que considerar que no se trata de una elección de libre albedrío, Lacan la considera como elección forzada como es el campo del “libre albedrío” afectado por el inconsciente: no hay lapsus voluntarios, ni síntomas elegidos…Sin embargo Lacan supone una cierta autorización de esa “elección forzada”. Así lo enseña en El Seminario, Libro 21, 1973-1974, Los desengañados se engañan/Los nombres- del- padre. Si bien no “escoge”, tendrá que hacerse cargo de es “elección”.g Teoría de género El fundamento de esta teoría es una recusación de la diferencia sexual. El género es una construcción producto de la cultura. No se nace hombre o mujer sino que su género se construye performativamente, es decir, cada individuo escoge el género que le conviene de acuerdo a determinaciones de la cultura en la que vive. Esta posición produce una proliferación de géneros, 7 Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 19…o peor, -1971-1972- Paidós, Buenos Aires, -Barcelona-México, 2012, p. 30. 8 Op. cit. Ser-para-el-sexo, p.73 9 Op. cit., ibídem. 6 multiplicada indefinidamente: a las clasificaciones LGTI, pueden sumarse otras por venir. Esta novedad comienza en los años 70 en parte como una respuesta de algunos feminismos contra el psicoanálisis. Este evento discursivo no es independiente en su formulación de las enseñanzas de Lacan con su intervención en Leipzig sobre La significación del falo, 1958…la que después hará serie con el Seminario, Libro 20 Aun, 1970. Este trabajo de Lacan hace eco a las disputas de algunos discípulos de Freud en los años 20s, sobre la el debate alrededor del falo. Karen Horney, y Ernest Jones fueron los representantes de las objeciones a las teorías sobre la sexualidad femenina de parte de Freud cuyas afirmaciones fueron escritas en la “Conferencia de introducción”, No. 32 en 1915. La objeción de Karen Horney a Freud se dirige contra la idea de la envidia del pene y la castración. Horney privilegia la relación madre hija como causa de neurosis, lo que daría una libido específica femenina con una forclusión no del Nombre-del-Padre sino del cuerpo de la madre. La libido dela mujer se alimenta de la mujer quo ad matrem.10 Fue pionera en el desarrollo del Culturalismo en Estados Unidos con Harry Stack Sullivan y Erich Fromm. Hay una larga lista de autoras que defienden la teoría del género, todas coinciden en desmentir la diferencia sexual, proclamando una neutralización del sexo pasando a la promoción de prácticas sexuales que ya no interrogaban la diferencia de base de la sexualidad. El sexo pasó a ser una categoría secundaria. Con esta posición rechazaron la relación entre sexualidad y causa como elementos coordinados en la producción de síntomas. El sexo está presente en todos los lados, no tiene dominio propio, pues no pertenece únicamente al dominio cultural o biológico, pero tampoco tiene uno propio, comenta en ese libro citado Joan Copjec, p. 49 Juliet Mitchel en su libro Feminine sexuality: Jacques Lacan and the école freudienne, Edit. Norton and Pantheon, N.Y and London, 1982, p.20 escribe: “La oposición a Freud entendió el concepto de complejo de castración como despreciativo de las mujeres […] Las mujeres, como quien dice, tenían que tener algo propio. El asunto gira súbitamente de aquello que distingue a los sexos hacia aquello que cada sexo tiene de valioso 10 Menes, Martine, Del sexo de los géneros… Revista Heteridad No. 6, 2006. Integrnacional de los Foros del Campo Lacaniano. Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano. Cita internacional, París, 2006 7 que le pertenezca exclusivamente. En este contexto, y en ausencia del rol determinante del complejo de castración, resulta inevitable el retorno a la misma explicación biológica de la que Freud deliberadamente se apartó” Hay una sola libido y es masculina según Freud, lo que permite que haya diferencia sexual. La diferencia sexual corresponde a la diferencia originaria de los órganos sexuales de los niños y las niñas. Esta diferencia es paralingüística y básica. La supresión de la diferencia sexual que privilegia el género, conduce a imaginar sujetos sin biología, sin cuerpos. Hay biología y cultura, pero también un plus de valor que proviene del goce del cuerpo como sustancia gozante. El título interrogativo de esta ponencia llega a una respuesta: entre el sexo y el género no hay dilema sino continuidad pues el sexo es la base biológica en la cual se inserta el lenguaje que nos determina como seres sexuados. JUAN GUILLERMO URIBE E., MIRAMONTES, OCTUBRE 1 DEL 2014