PÉRDIDAS Pérdida: privación/ausencia de lo que se poseía. Y esto es... Ejemplos de pérdidas: rompimiento de una relación, en donde ya...

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PÉRDIDAS
Pérdida: privación/ausencia de lo que se poseía. Y esto es en cualquier sentido.
Ejemplos de pérdidas: rompimiento de una relación, en donde ya no se está más con el
ser amado; y nuestros esquemas son modificados. El nacimiento de un hijo ciego, ya
que se pierde al hijo normal y sano que se esperaba. Pérdidas materiales como el hogar
incendiado, en el que se pierden cosas de vida, pero no la vida. Perder a algún padre
ante un divorcio, aunque aquí existe la posibilidad de volverlo a ver, etc, etc. Y la
pérdida en la que se ahondará ahora que es la muerte.
Muerte: cesación completa de la vida.
La muerte es una posibilidad real; natural y es la etapa final de nuestro desarrollo.
La muerte siempre ha sido desagradable para le hombre. En nuestro inconsciente, la
muerte nunca es posible con respecto a nosotros mismos. Para nuestro inconsciente, es
inconcebible imaginar un verdadero final de nuestra vida aquí en la tierra, y si ésta vida
nuestra tiene que acabar, el final siempre se atribuye a una intervención del mal que
viene de fuera. En términos más simples, en nuestro inconsciente sólo podemos ser
matados; nos es inconcebible morir por una causa natural o por vejez. Por lo tanto la
muerte va asociada a un acto de maldad, es un acontecimiento aterrado, algo que exige
pena y castigo.
En nuestro inconsciente no podemos distinguir entre un deseo y un hecho. En nuestros
sueños pueden coexistir dos afirmaciones opuestas, pero será ilógico en el estado de
vigilia. Como el deseo de matar a alguien y el hecho de llevarlo a cabo. No se concibe
la muerte como algo permanente. De igual manera que un niño no logra diferenciar la
muerte de un padre con la pérdida de él ante un divorcio, siendo que en éste último
puede volver a verlo.
1. Cuando el niño se siente responsable y culpable ante al muerte de algún padre,
siendo que alguna vez cegado por la ira la deseó; pero cuando crece se da cuenta de
que su omnipotencia en realidad no existe , y sus deseos más intensos no son tan
poderosos como para hacer posible lo imposible, este miedo de haber contribuido a
la muerte del ser querido disminuye, y con él también el sentimiento de culpa. Sin
embargo, el miedo se mantiene atenuado sólo mientras no se le provoque con
demasiada fuerza.
2. Una pareja que ha estado en discusión constante durante largo tiempo, cuando
muera alguno de los dos, el superviviente sentirá arrepentimiento, miedo y angustia,
y temerá su propia muerte. Creerá ser responsable y que tendrá que morir de un
modo cruel como castigo. Acompañado de dolor, pesar, vergüenza, culpabilidad,
cólera y rabia. A ninguno de nosotros le gusta admitir su cólera respecto a una
persona muerta, estas emociones son disfrazadas o reprimidas y prolongan el
período de dolor o se manifiestan de otras maneras. Nuestra tarea es entender su
significado y origen como parte de la conducta humana. La persona muerta se
convierte en un ser que se ama y desea y al mismo tiempo que se odia con la misma
intensidad por lo dura que ha sido su pérdida.
Página 20 y 21 Sobre la muerte y los moribundos
El miedo a la muerte es un miedo universal aunque creamos que lo hemos dominado.
Pero nuestra manera de hacer frente a la muerte, al hecho de morir y al moribundo es lo
que puede cambiar.
“Tal vez el principal obstáculo que nos impide comprender la muerte es que nuestro
inconsciente es incapaz de aceptar que nuestra existencia deba terminar” E. Kübler
 Reacción individual ante la muerte humana
Ante una pérdida, las personas atravesamos por cinco fases:
 Negación
 Rabia
 Regateo
 Depresión
 Aceptación
Negación/Conmoción: ¡No puede ser que vaya a morir mi esposa! Acaba de tener un
hijo. ¿Cómo me va a abandonar?
La negación es una defensa, una forma normal y sana de enfrentarse a una noticia
horrible, inesperada y repentina. Permite a la persona considerar el posible fin de su
vida y después volver a la vida como ha sido siempre.
Rabia/Enojo: Cuando ya no es posible continuar negándolo, la actitud es reemplazada
por la rabia. La persona ya no se pregunta ¿Por qué yo? Sino ¿Por qué no él o ella? Esta
fase es particularmente difícil para los familiares, médicos, enfermeras, amigos, etc. La
rabia del paciente sale disparada, y golpea a todos. El moribundo despotrica contra
Dios, sus familiares, contra toda persona que esté sana.
Regateo/Negociación: Si se les permite expresar la rabia sin sentimientos de
culpabilidad o vergüenza, pasan por la fase de regateo: Dios mío, deja vivir a mi esposa
lo suficiente para que vea a ésta hija entrar a la secundaria; después se añade otra
súplica: espera hasta que haya terminado el colegio, así tendrá edad suficiente para
soportar la muerte de su madre; etc.
El tiempo que pasa el moribundo regateando es beneficioso para quien lo atiende.
Aunque está furioso, ya no está tan consumido por la hostilidad. No está tan deprimido
como para no comunicarse. Es un buen momento para aprovechar liberarse de furia
alguna, cerrar cualquier asunto pendiente, etc.
Depresión 1 y 2:
1. En algún momento el enfermo se va a sentir muy deprimido por los cambios que
está experimentando. Es natural. No se puede seguir negando la enfermedad ni
asimilar todavía las limitaciones físicas. Con el tiempo es posible que a todo esto
se añadan las dificultades económicas. Se producen cambios drásticos y
debilitadores en la apariencia física. Una mujer se amarga porque la pérdida de
un pecho la hace menos mujer. Cuando este tipo de preocupaciones se expresan
y se tratan con sinceridad, suelen reaccionar maravillosamente.
2. El tipo de depresión más difícil viene cuando el enfermo comprende que lo va a
perder todo y a todas las personas que ama. Es una especie de depresión
silenciosa; ese estado no tiene ningún lado luminoso. Es difícil aliviar el estado
mental en que se renuncia al pasado y se trata de imaginar el inimaginable
futuro. La mejor ayuda es permitirle sentir su aflicción, decir una oración,
simplemente tocarlo con cariño o sentarse a su lado en silencio.
Aceptación: Si se les da la oportunidad de expresar su rabia, llorar y lamentarse,
concluir asuntos pendientes, hablar de sus temores pasar por las fases anteriores,
llegarán a la última fase, la aceptación. No se sentirán felices, pero tampoco deprimidos
o furiosos. Es un período de resignación silenciosa y meditativa, de expectación
apacible. Desaparece la lucha anterior para dar paso a la necesidad de “tomar un último
descanso antes del largo viaje”.
Se necesita reconocer la pérdida, la situación en que se encuentra debido a ésta, etc. O el
estado moribundo para poder vivir el duelo; siendo éste inherente a nosotros y sano para
el bienestar mental.
Ante cualquier pérdida Kübler dice:
¿Qué se puede hacer? ¿Renunciar? No. Ésa es una oportunidad para crecer
espiritualmente. Uno no crece si todo es perfecto. Pero el sufrimiento es un regalo que
tiene una finalidad.
Esta depende de cada uno de nosotros.
“Todas las teorías y toda la ciencia el mundo no pueden ayudar a nadie tanto como un
ser humano que no teme abrir su corazón a otro. Porque muchas evitamos esa tendencia
natural nuestra por vergüenza o temor a la crítica”.
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