la nomenklatura, una nueva clase social

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Horacio Crespo
LA NOMENKLATURA,
UNA NUEVA CLASE SOCIAL
"La Nomenklatura, m efecto, tienevergüen<.a de sí misma. No desea que se la
cono;:ca. No seasumecomotal. No vivemásquedenoche. Odia la luz , Se oculta
m madrigueras casi inalcanzables para la sociología. Enmascara sus
privilegios. Est ám conlradicción total con las ideas que inculcaa los
ciudadanos desupaís. Rarave;: elfosoha sidotanprofundoentrelo que una
clase dominantedice y loquehace, entreel idealqueelladicerealirar y la
realidadde sudominación. Es esto lo quehaceparticularmente peligrosa a la
Nomenklatura y, al mismotiempo, tan vulnerable. / ... / Ella es naciondlista y
habla de internacionalismo, Es racisla y hablacontra el racismo. Es
privilegiada y habla conIra los privilegios. Es expansionistay hegemónica)'
conlra el imperialismo".
J ean Elleinstein, Prólogo a La Nomenklatura"
A lo largo del siglo la Unión Soviética ha ejercido un singula r
poder de fascinación sobre amigos y enemigos : en carnación
del Malo representación del promisorio Futuro de la Humanidad ; desarrollo de una dictadura tot alitaria exacerbada
hasta extremos refinadísimos o asiento del más extraordinario experimento social, económico y político intentado por el
hombre ; base de apoyo de la transformación revolucionaria
de ~a . sociedad mundial o abrumador poder expansionista
d.ecldldo a establecer su dominación total a escala planetana, las polares aprec iaciones acerca de su naturaleza rara
vez abandonan el terreno de la pasión y los prejuicios. Y, sin
duda, bue.na parte de esta atracción ejercida por la URSS
sobre corrientes de múltiples signos radica no solamente en
la innegable significación de su experiencia histórica contemporánea.sino en la opacidad que la rodea , en la falta de
transparencia al conocimiento objetivo -aún más notable si
este J:>.retende ser ejercido por un extranjero- , en esa suert e
~e tejido brumoso cuidadosamente preservado por las autoridades, a tal punto que noticias tales como un desastre aéreo o una colisión ferroviaria pasan siempre por el celoso cedazo del " secreto de Estado ". Existe una colosal bibliografía
acumulada en más de seis décadas, y sin embargo sabemos
poco de la URSS, sobre su naturaleza profunda, sobre las
claves de la estructura social y de poder. Afortunadamente,
entr~ verdaderas babeles resentidas por ditirambos y denigraciones, algunos hitos insoslayables permiten asentar
puntos de referencia: la monumental historia de Carr -de
reciente disponibilidad en nuestro idioma - , las obras de
Isaac I?e~tscher, la monografía de Michel Tatu sobre el poder soviético desde Khrushchev a Brezhnev , el libro de Alexander Werth sobre la segunda guerra y la URSS, el ya viejo
pero fundamental texto de Baykov acerca de la historia eco-
• Vos l e n~ ky, ~ichael, La Nomenklature. Lespriviltgits en U.R.S.S., Preface de
Jean Elle~nstem, T radu it de l'all emand par Christian Nugue, Pierr e Belfond, Par is, 1980. La edición española : Idem. Editorial Planeta Barcelona
1982.
'
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nómica soviéti ca, son buenos ejemplos. A los que se de ben
sumar algunos logros de la "kremlimnología " académica de
Estados U nidos y Eu ropa occide ntal , generalmente sumergidos en un mar de medi ocridad es y lugares comunes ajenos
a toda idea novedosa o desmitifica dora. Es más , la " krernlimnol ogía " uni versitari a se mu eve - salvo conta das y hon rosas excep ciones- entre las coordenadas de la satanizac ión
funcional a la guerra fría o la simpatía liberal, bobalicona y
eternam ente esperanz ad a, que sirvió de tapar rabos a la detén/e.
. Los intentos serios de definir el sistema económico y social
Imper ante en la URSS, desde un a perspe ctiva globa lizadora , han sido y son escasos. El ejercicio de un pensa miento
marxista a ct ivamente crít ico se vio afectado en este ter reno
- en mu cha mayor medida que en otros- por una pa rá lisis
cuya etiología podría resumirse en una mezcla de terror,
compl acencia y dificul tades real es del obj eto a tratar , sit ua ción únicamente conmovida por las crisis históricas acont ecidas en el propio movimient o com un ista internacional. Por
cierto qu e mere cen men ción espec ial las críti cas - muchas
de ellas de un a anticipac ión realmente notable- que en los
mismo s albores de la revolución rusa dirigieron algunos dirigent es " históricos " de la socialdemocra cia, tales como Karl
Kautsky y Rosa Luxemburgo. Desgraciadamente, de ellas
no se desprendió ninguna obra orgánica consagrada al estudio y la interpretación de la nue va sociedad emergida en la
viej a Rusia después del triunfo bolchevique. Tampoco el
anarquismo, alejado de la particip ación revolucionaria des de el comienzo de la dictadura leninista, pudo enhebrar en
una obra orgáni ca su oposición polí tica y principista.
Fuera de los grandes hitos historiográficos que nos introducen en los círculos a menudo trágicos, plenos de bizantinismo , de las seis décadas largas de histori a soviética transcurridas desde la Revoluc ión de Octubre, es del propio movimiento político surgido de la exp erien cia leninista do nde
han sur gido algunas de las teorizacione s e interp retaciones
más orgánicas y de ma yor tradición respect o de la socieda d
soviética y su historia. Y esto resulta significa tivo en la medida en que el libro de Voslensky que moti va este comentario
se reclama como inmerso'en esta tradi ción, se afirma en la
intención de apl icar a la propia realidad soviética la metodología clásica de análisis marxista. En realidad, el primer
acercamiento a la real idad soviética y a la naturaleza de su
Estado corresponde al mismo Lenin. Cono cid as son sus
preocupadas reflexiones acerca del pr oblem a de la creciente
burocratización del Estado y del Partido, qu e en su obra que
podríamos llamar " póstuma" adquieren el carác ter de un
debate impotente frente a la herencia burocrática de la sociedad zarista, el carrerismo y la falta de espíritu revolucionario que lo invade todo ; aún al partido por él creado. En los
. ....,.,
mismos años veinte la dis cusión acerca de la naturaleza de la
' URSS alca nza niveles mu y a ltos, precisamente en torno a la
sucesión de Lenin y la feroz lucha entablada entre Stalin y
Trotsky por el control del poder. De esta lucha quedará
como saldo la tesis trotskista del " Estado obrero degenerado ", que conserva una base socialista en el plano de la pro piedad de los medios de producción pero cuyo aparato estatal ha sido usurpado por una burocracia traidora a los intereses históri cos del pro letariado. Esta tesis, que impregna muchísimas interpreta ciones acerca de la URSS , fue impugnada por un marxista italiano, Bruno Rizzi, en un libro injustame nte olvida do titulado El colectivismo burocrático: en él su
autor afirma el surgim iento de una nueva clase dominante
en la Unión Soviética . Sin embargo, y pese a las cuatro décadas transcurridas desde el asesinato de Trotsky, el pensamiento q ue se procl ama su heredero insiste en las tesis expuestas por él y congela la naturaleza de la URSS en esa am bigüedad qu e condensa la fórmula de Mandel de "sociedad
burocrática degenerada " que, pese a todo, sigue manteniendo su esencia socialista.
En 1948 el monolitismo estalinista dentro del comunismo
es sacudido por una primera herejía exitosa: la experiencia
yugoslava encabezada por Tito. Uno de los hombres más
importan tes dentro de la dirección yugoslava, el montenegrino Milovan Djilas , no se contentará con los límites impuestos por el propio Tito al proceso de crítica y producirá
un libro fund amental : La nueva clase, en e! que desarrollará la
crít ica marxista contra e! proceso de conversión de! aparato
dirigent e de los partidos comunistas en una nueva clase dominant e a través de la nacionalización de toda la propiedad
luego de la toma revolucionaria de! poder, poder que mantiene apoyándose en la dictadura, e! terror y e! control ideológico total. Pero, disidente de una disidencia, Djilas pasó
rápid amente a la condición de doble renegado y fácilmente
su aná lisis resultó descalificado, al menos dentro de vastos
sectores de opinión progresista, liberal y de izquierda. Sin
emba rgo debe ser considerado como un antecedente fundament al en el trabajo de investigación de la sociedad surgida
en el " socialismo real " .
.
La realización del XX Congreso del PCUS y e! eco brutal
de las denuncias de Khrushchev de los crímenes de Stalin generó un movimiento todavía no agotado, en la medida en
q ue está en los orígenes del actual "eurocomunismo" y de
todo el proceso de los "marxismos occidentales ", según la
denominación de Perry Anderson. Este movimiento ha ido
produciendo una profunda revisión crítica respecto a la
U RSS, que la liquidación de la "primavera de Praga " en
1968 y los recientes acontecimientos en Afganistán y Polonia
han acentuado radicalmente. Lo más significativo, desde un
punto de vista histórico-político, son las recientes posiciones
condenatorias respecto al conjunto del proceso de! "socialismo real " adoptadas por el Partido Comunista Italiano a través de Enrico Berlinguer. En el mismo sentido, y podríamos
decir que alimentándose mutuamente, los procesos democrá ticos, liberalizadores y críticos de los países del bloque soviético fueron produciendo trabajos de análisis de sus respectivas sociedades (lo que involucra necesariamente e! análisis del sistema soviético), entre los que destacan los de Kuron y Modzelewski en Polonia, Otta Sik en Checoslovaquia
y Rudolf Bahro en Alemania.
También e! conflicto chino-soviético significó una maduración de los análisis respecto-de la URSS . Si bien no se
cuenta con obras científicas chinas que profundicen en las
críticas propagandísticas ejercidas sobre su vecino, sin duda
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.....
sus análisis de la coyuntura internacional han contribuido
en mucho a aclarar la política internacional, agresiva y expansionista, de los soviéticos. Además, ciertas ideas provenientes de los comunistas chinos - especialmente de todo el
proceso surgido a partir de la Revolución Cultural- informan una obra tan importante como Las luchas.de clases en la
URSS de! marxista francés Charles Bette!heim.
Finalmente, el proceso riquísimo de la propia disidencia
soviética, con su enorme gama de matices y tendencias, fue
la matriz de obras que han comenzado a delinear un modelo
coherente de lo que realmente es y constituye e! sistema social, económico y político imperante en la URSS y su significación para e! mundo contemporáneo. Estas indagaciones
han seguido, en términos generales , dos direcciones : la de
denuncia y explicitación de! Soviet como un universo concentracionario, e! Gulag de Sholyenitzin, y los trabajos tendientes a interpretar la realidad soviética no únicamente en
sus aspectos de múltiple opresión totalitaria, sino a partir de
su propia lógica social y coherencia como sistema de poder.
A esta última pertenece e! libro de Voslensky que comentamos.
Los elementos biográficos'de! autor adquieren en este caso
una significación poco común. Nacido en 1920, historiador
de profesión formado en la Universidad Lomonosov de Moscú, fue traductor en los procesos de Nuremberg y luego trabajó en e! Consejo de Control Aliado en Alemania. Presentó
una tesis en el Instituto de Re!aciones Internacionales de
Moscú sobre la historia de las reparaciones alemanas de
guerra y fue periodista y redactor en e! Consejo Mundial de
la Paz en Praga y en Viena . De regreso en Moscú, fue profesor en la Universidad Lumumba y tuvo responsabilidades
varias en la Academia de Ciencias de la URSS , siendo una
de ellas la vicepresidencia de la Comisión de Historiadores
URSS-República Democrática Alemana. En 1972 salió de
la Unión Soviética y pasó a ser profesor en universidades de
Alemania Federal y Austria. Es claro que el conocimiento de
las esferas dirigentes de la U RSS no resultan par a Voslensky
una simple anécdota : trabajó en estrecho conta cto con ellas
dur ante mu chos años y es quizás éste el element o sustancial
de la importa ncia de su trabajo. La Nomenklatura, inte grada
en la tradición intelectu al de la crítica marxista a la naturaleza de la URSS que hemos somera mente descrito, es en otro
aspecto un riquísimo aporte de ca rác ter testimonial sutilmente introducido dentro del andamiaje objetivo general del
libro.
¿Q ué es la Nomenkl atura ? En la lengua buro crática soviética corriente el término denomin a a la lista de los pues tos de
dirección que están vinculados directamente a las a utorida des superiores y - a la vez- la lista de las personas qu e ocupa n estos pu estos o que forma n la reser va de person al para
está llam a da a cumplir un pap el re levan te en la histo ria de
nu estro tie mpo . Ellenst ein subraya el hecho de que el pro ceso soviético ha facilita do enormeme nte las crít icas desde posiciones de derecha a l socialismo, pero q ue esta tarea se ha
visto en gra n med ida ayudada por la izq uierda que ha sido
radi calmente inca paz de visua lizar la reali dad en toda la
amplit ud del horror y la tragedia . Marca atina da mente el
hecho de qu e la Unión Soviética ha sido ya suficientemente
recusada como un mod elo social a seg uir (esto últ imo qui zás
en un a forma mucho más acent uada en Europa occidenta l
qu e en la genera lida d del Tercer Mundo) y que la clás ica y
be nevolente image n q ue imp eró duran te decenios en m uy
vastos sector es de op inión ahora solament e es mantenida por
círculos ca da vez más restringido s de obediencia o segui-
llegar a ocup arlos. Según un manual de administración soviético la Nom enklatura "constituye la lista de los pue stos
más importantes; los ca ndidatos a ocuparlos son previam ente examinados, recomendado s y acreditados por un comité
del Partido de distrito, ciuda d, región , etc. Es necesari o
igualmente el acuerdo de ese comité de Partido para qu e
sean liberadas de su fun ción las personas designadas par a
formar parte de la Nomenklatura de dicho comité. La Nomenkl atura comprende a las personas qu e ocupan los puestos claves" . De acuerdo con Voslensk y, es la nueva clase dirigente de la sociedad soviética , la clase de los administ radores,
la estructura burocrática del Partido/Estado soviético crista lizada en estrato social cuy as características absoluta mente
peculiare s la distin guen del cap italismo y le otor gan su morfología específica.
El tema del libro de Voslensky es, pue s, el análisis del surgimiento, consolidación, formas específicas y comportamient o de la clase diri gente de la Unión Soviétic a . J ean
Elleinstein, el historiador fra ncés disidente del Partido Comunista y autor de una historia de la URSS, señala en el
prólogo a la edición francesa la enorme importancia del
tema en la medida en que la Nomenklatura es la clase dirigente de la segunda potencia mundial y que necesariamente
miento dir ecto de los' partidos com u nistas ligados a Moscú ,
pero que de todos modos "c ontin úa existiendo - y siendo
dom inante en la izqui erda - un a concepción todavía muy
optimista de la realidad soviética y alguno s tabúes de los
cua les sería mu y erróneo subes ti ma r su pod er ". Esta visión
optimista, qu e de nin guna man er a es solam ent e patrimonio
de la izqui erda - basta con mencionar las actit udes hacia la
URSS de muchos sectores dirigen tes de importantes países
del Tercer Mundo y aún de Euro pa Occi dental - , ha ce absoluta mente necesario s trabajos q ue, como el de Voslensk y,
contrib uya n a ha cer luz acerca de la verda dera naturaleza
del poder y la política soviética, tanto en el plano int erno
como en el int ernacion al.
ha primer a ca rac terística, fund ament al, de la Nomenklatura es ocultar se. La bu rguesía como clase dom inante ha
trat ado de disimul ar su poder , de " u niversa liza r " su cometido ; la Nomenklatura va más lejos aún : niega su propia existencia. Ofici almente hay en la URSS solamente dos clases :
el prolet ari ad o y los campesinos koljozian os, clases amigas,
no antagónicas, sobre cuya alianza se edificó desde 1917 la
" d ictad ura del proletariad o" y qu e fund am ent an en el act ua l
esta dio de " sociedad socialista desarrollad a " el " Estado de todo el pueblo " que marcha aceleradamente a la
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construcción definitiva de un a sociedad sin clases totalmente
comunista. Existe a demás una capa intermedia, la intelectua lidad, qu e se recluta en esas dos clases sociales básicas y
qu e, lógicam en te, está a su servicio. Hasta aquí el corpus doctrin ari o oficial. Sin embargo, de los propios textos oficiales
soviéticos se ext rae la idea de la existencia de un grupo particular de dirigentes del Partido y la actividad estatal. La argumentación de Voslensky esta rá dirigida a demostrar que estos dir igentes constituyen una clase social en el más ortodoxo sent ido de la propia definición lenini sta del término.
El nacimiento de esta clase social recorrió caminos extremadament e complej os, qu e reconocen momentos específicos
bien determina dos. El prim ero, la teorí a leninista del Partido y la formac ión - sobre la base.teóric a del ¿ Qué hacer?- de
un selecto gru po de revolucionarios profesionales que constitu yó el corazón de la organización bolche vique. El segundo,
la toma del poder en 1917 y la apropiación del Estado y del
Par tido en dos niveles: la vieja guardia en la " delgada capa "
superio r (la expresión es del propio Lenin en marzo de 1922)
y la gran masa de recién ingresados al partido y a la administrac ión, con clara volunta d de ascenso social y de " hacer carrera " . El propi o Lenin afirmaba que bastaría el menor debilitamie nto o lucha inte stina dentro de esa " delgada capa "
par a que perdi era el control de la situación y ésta cayera en
manos de la nu eva burocracia arribista. La lucha por la sucesión y la políti ca de Stalin produjeron efectivamente este
debil itam iento y la " irresistible ascensión " de la Nomenklatur a fue un hecho consuma do (la sutil cita de Brecht que
efectúa Voslensky está cargada de significado ). Stalin fue el
jefe de este ascenso, la con'solidación de su poder se debi ó
pr ecisamente a que él supo concentrar en sus manos y en las
de su aparato todas las nom inaciones a los puestos de dirección del pa ís. " El problema det erminante es el de los cuadro s" repeti ría incansa blemente el Secretario General. El terror estalinista de fines de los años treinta consumó el proceso" ¿Por qué la Nomenklatura tuvo que recurrir al terror?
Debido a que la vieja guardia todavía conservaba buena par-
te del control del Partido : en 1930 -aun después de la derrota de las fracciones trotskistas, kamenevist as, zinovievistas y
bujarinistas- el 60% de los secretarios de región y del Comité Central eran viej os bolcheviques. Un 80%de los delegados
' al XVII Congreso del Partido en 1934 eran afiliados anteriores 1920. Hay que comprender que la vieja guardia todavía
contaba con una autoridad moral enorme y que el clima de
libre discusión, aunque muy estrechado, todavía no estaba
liquidado. Se mantenía aún una determinada tradición leninista en el sentido de la libertad de oposición. El problema
sustancial para los arribistas consistía precisamente en destruir definitivamente esa autoridad moral que constituía un
pesado freno para sus ambiciones : era absolutamente necesa rio para los nomenklaturistas " lanzarse sobre esos viejos
a
todavía u~ poco fieles a sus añejas ideas , a los que la buena
vida, la influencia y los buenos puestos todavía no habían corrompido definitivamente" . El resto del drama es conocido.
. Dice Voslensky: " Stalin sati sfacía el deseo de sus criaturas
dando la luz verde par a la exterminación de la vieja guardia
bolchevique. Y esta no fue una campaña heroica. Se puede
tener una opinión muy negat iva respecto de las víctimas de
esa campaña, los revolucionarios profesionales leninistas.
Pero el arreglo de cuentas fue abominable ". Es necesario de. tenerse un momento ~n la figura de Nikolai 1vanovich Yezhov, el jefe de la NKVD (la actual KGB) desde 1936 a 1938,
el instrumento de las purgas más terribles, de la Tezhooshchi-na. Como dice Voslensky no era ni un Macbeth ni un Mefisto, sino un celoso burócrata convertido, en virtud del mecanismo de cumplir correcta y efizcamente todas las instrucciones de los jefes, en uno de los mayores asesinos de nuestro
siglo. La misma eficacia que demostró al construir fábricas
cuando era comisario de industrias la iba a aplicar en la
NKVD para torturar y liqu idar a millones. Existe un escalofriante paralelo con los grandes verdugos nazis que también
invocaban "órdenes " para justificar sus crímenes. Y una advertencia para la humanidad acerca de las posibilidades de
la burocracia totalitaria de convertir a cualquiera de sus
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miembros en SIniestros age ntes casi desperson aliz ados de
inenarrables asesinatos en masa .
En suma, la Tezhooshch ina fue un sangriento cambio de dirección consumado en e! interior de la clase dir igente soviética. El autor afirma : " Los comunistas convencidos fueron
sustituidos por gentes que se titulaban 'comunista ' a la cabeza de la sociedad " . El epílogo natural fue la desestalinización: los nomenkl aturistas necesitaban estabilidad y norm alidad, permanentemente en suspenso mientr as se mantuviese en funcionamiento la sangrient a máquina terrorista de
poder del viejo dictador. La ambigua actitud mantenida a
partir del XX Congreso es la característica de una dirección
que es heredera de la matanza pero que desea alejarla en virtud de su propia seguridad.
Este proceso en tres etapas, con las características específicas concretas de cada país , se ha repetido en ca da uno de
los lugares en los que se ha instalado el " socialismo real " .
Voslensky piensa que debe ser considerado como una especie de ley histórica reguladora de todos los procesos de ese tipo. Al margen de esta clase de certidumbre objetiva que expresa el autor, es indudable que la experiencia soviética , la
china y la de los demás países socialistas deben hacer rellexionar en profundidad acerca del modelo teó rico-político
que implica tales siniestras recurrencias. Para Voslen sky la
clave se encuentra en el sutil revisionismo que Len in introduce en la teor ía marxista : la teoría de la " aportación exterior " de la ideología socialista a la clase obrera, que no pers igue otro objetivo que transformar al movimiento obrero
-uno de los más radicales agentes de cambio social de nuestra época - en un apéndice menor del Part ido de revolucionarios profesionales. De esta manera se sientan las base s del
sustituismo, la supl antación, teorizada por Trotsky y tan bien
utilizada por Deutscher en sus análisis del proceso soviético.
Pero Voslensky da un paso no cumplido por sus antecesores:
niega radical y absolutamente e! principio sustentador de!
leninismo, el que el Partido, los revolucionarios profesionales, representen a la clase obrera, luchen por sus intereses
históricos y constitu yan su vanguardia organizada : de esta
manera, e! Partido no representa a ninguna capa o clase social realmente existente en la sociedad en que se desenvuelve
y su único pape! en la reproducción social es el de derrumbar
el orden social existente y convertirse a través de esta acción
en la nueva clase dirigente.
A partir de! análisis histórico-teórico del origen de la Nomenklatura como clase dirigente de la sociedad soviética,
Voslensky traza un cuadro de los distintos aspectos de su dominación sobre la sociedad y sus caracteres distintivos como
grupo social. Algunos aspectos especialmente destacables
son los relativos a la refutación de la tesis de que la Nomenklatura no es dna clase porque no detenta jurídicamente la
propiedad pr ivada sobre los medios de producción y a partir
de esta situación no puede heredar esa propiedad a sus descendientes (argumento mu y socorrido por los teóricos trotskistas ), la dinámica por el poder como motor interno de desarrollo como clase, la sustentación en el monopol io compl eto
de la economía por parte del Estado y la ultracentralización
que esto supone, la primacía de la industria pesada como soporte de una inmensa industria armamentista al servicio de
los intereses estratégicos de la Nomenklatura (existen aquí
coincidencias con los análisis de Castoriadis acerca de la militarización de la sociedad soviética ), los sofisticados métodos de explotación del trabajo, la estructura de poder, el progresivo parasitismo como clase, entre muchos otros tem as
igualmente significativos .
Uno de los éxitos más declamados parla propaganda del
socialismo soviético y sus imitadores de tod o el mundo fue el
de la,introd ucción del sistema de planificación económica en
la econo mía mundial. Sin emba rgo , este hecho positivo no
debe -nos alerta Voslensky-: hacern os pen sar en las bon da des de la planificación soviética. De hecho, e! mercado se ha
mostr ad o como un regulad or económico mu cho más eficaz
qu e la buroc racia y sus directivas . Lenin subraya ba con toda
razón la tendencia al estancamiento y a la putrefacción pro pia de tod o monopolio. Y esta ley se apli ca válida mente a la
ultram onopolizad a economía soviéti ca, dond e la tendencia
al esta nca mie nto es dr amática debida a la desaparición de
hast a los mínimos estímulos gen era dos por la competencia
distorsionada de las situ aciones oligopóli cas del mundo capitalista como elemento objetivo , y por el horror por las innovaciones y los ca mb ios propios de la inercia y el carrerismo
bu rocráti cos como factor subjetivo. En términos mar xistas
esto supone un freno al desa rrollo de las fuerzas product iva s,
un a contra dicción entre las relaciones de producción y las
fuerzas product ivas qu e conduce a l fin del ord en social existent e y su suplantación por uno nu evo. Voslen sky se pr egunta : ¿será ést e e! futuro de la URSS ? Las crecientes dificultades económ icas - ya inocultables pese a tod os los esfuerzos
retóricos y " dialécticos" que se efectú an - indican una crisis
creciente en la URSS y, por supuesto , aún más dura en el
bloqu e socialista . Esta crisis está acompañada por un fuerte
aumento de la agresivida d expansionista y del avent urerismo de la política exter ior de la Nomenk latura. Voslensky
piensa qu e el objetivo fund am en tal como cla se es la hegemonía mundial , centra da en este periodo en la " finlandizaci ón "
de Europ a occidenta l y, a partir de a hí, en el asedio final a la
"fortaleza norteam erican a ". Por cierto que esta estrategia
de hegem oní a tiende a aumentar enormem ente e! peligro del
desencadenami ento de una guerra de prop orciones y consecuencias catastróficas.
Por último ca be señalar una rara y apreciable cualida d en
la obra de Voslensky: su sentido del humor. Sus páginas dedicad as al pla cer qu e en un nomenklaturista pr oduce dispo ner de una Vertouchka (el acceso a la línea telefón ica oficial),
las emociones contenidas que en él desatan las delicias gastronómicas del comedor del Kremli n, y especialmente el antológico relato de un día en la vida de Denis Ivanovit ch, jefe
de sector del Comité Central de! PC US, son dignos de la tradición satírica de Gogol y Averche nko. A través de su pro pia
experi encia en los pa sillos del Kr emlin y en las oficinas de la
alta bu rocracia pod emos tener acceso a lo que pod emos llamar una fenom enología del com portamiento cotid iano de la
Nom enkl atura, al abi smo de miseria , oportunismo, cinismo
y pequeñez que encierra n los dómines del " socialismo rea l".
Jean Elleinstein, para cita rlo un a vez más, dice de La Nomenklatura: "Un libro así no se resume, se lo lee, e imag ino
-no sólo lo deseo sino qu e lo piens o- que se lo lee apasionadamente " . Comparto plenamente este j uicio . Solame nte
qu iero hac er una última reflexión : las acciones de la URS S
- y esta es la enseñanz a más profunda que nos ofrece Voslensky- no son fruto de errores, de tendencias eq uivocadas,
de problemas más o menos permanentes pero no esencia les,
de una camarilla de dirig entes enquistados en el poder ; son
. el resultado -por el contrario- de su estructura más pr ofunda , de lo esencia l de su régimen y su modelo económico, social
y politico. Cualquier ilusi ón respe cto de ella - y en el mundo
polít ico contemporáneo las ilus iones son mone da corriente- puede llegar a tener resultados catastróficos para la
concreción de un futuro mediato má s dign o, human o y democrático para la mayoría de los habitantes de este mundo.
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