Guía de Estudio Resumen del capítulo

Anuncio
Guía de Estudio
Capítulo 8:
Unos cuantos hombres
buenos…y mujeres
Resumen del capítulo
Verdad eterna: El llamado de Dios de vivir contra-cultura es una lucha sin fin.
Por fin la nación de Israel tenía un lugar que era su propio hogar: la Tierra Prometida. Habían dejado atrás
su vida de viajeros errantes y se habían convertido en agricultores que dependían de una buena tierra,
buen clima y buenas cosechas para su sustento. Pero fracasaron al no desalojar a los cananeos y
terminaron conviviendo con ellos. Los cananeos estaban muy dispuestos a compartir sus secretos para
hacer “fértil" la tierra. Los cultos paganos se centraban en las relaciones sexuales con prostitutas
religiosas porque creían que así tendrían buenas cosechas. El paganismo de los cananeos y las leyes y
mandamientos de Dios eran polos opuestos y nunca podrían coexistir.
Después de la muerte de Josué, el pueblo de Dios sintió la atracción por el paganismo y surgió un patrón
destructivo. Israel se volvió una y otra vez a la adoración de dioses paganos. “Entonces el SEÑOR se
enfureció contra los israelitas y los entregó en manos de invasores que los saquearon” (pág. 90; Jueces
2:14). Dios trajo la sentencia divina, e Israel lloró y gritó por Su ayuda. Entonces Dios puso jueces para
salvarlos. Con el liderazgo del juez vencían a sus enemigos y gozaban un tiempo de paz. Pero tras la
muerte de cada juez empezaban otra vez a adorar a los dioses falsos. Este ciclo se convirtió en el patrón
de la vida en Israel por los siguientes 300 años.
Al principio, Israel fue conquistado por Jabín, rey de Canaán. Débora fue nombrada jueza por Dios,
siendo además profetisa y una líder fuerte para guiar a su pueblo. Ella y su jefe militar, Barac, derrotaron
al poderoso ejército cananeo dirigido por Sísara, quien se escapó y se refugió en la tienda de una mujer
llamada Jael. Cuando Sísara estaba dormido, Jael tomó una estaca y la clavó en las sienes de Sísara,
matándolo. Por ahora el pueblo de Israel había sido librado, pero el ciclo continuaría.
Más tarde, el pueblo de Israel fue oprimido por los madianitas. Dios llamó a Gedeón para salvar a Su
pueblo. “Y el ángel de Dios le dijo: Dios está contigo, guerrero valiente” (pág. 93; Jueces 6:12). Gedeón
estaba completamente seguro de que Dios se había equivocado con él, porque venía de una familia pobre
y era el menor de su casa, así que le pidió a Dios dos veces una señal milagrosa. Dios confirmó sus
intenciones y Gedeón reunió a 32,000 hombres para vencer al inmenso ejército madianita. Pero Dios
recortó el número a tan sólo 300 hombres listos para combatir e hizo que con sólo 300 hombres derrotaran
a los madianitas, y el pueblo disfrutó de libertad. Bueno, por un tiempo.
El ciclo continuó, “Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo delante de los ojos de Dios, y Dios los
entregó en manos de los filisteos por cuarenta años” (pág. 97; Jueces 13:1). Esta vez, Dios envió a un
libertador dándole un niño a una mujer estéril. Este niño, de nombre Sansón, no debía pasar navaja sobre
su cabello ni beber vino porque iba a ser criado como nazareo, que significa apartado para Dios. Sansón
fue conocido por su fuerza sobrehumana y su falta de carácter, especialmente ante hermosas mujeres. Su
segunda esposa, Dalila, lo traicionó cortándole el cabello, por lo que perdió su fuerza y el favor de Dios.
Los filisteos lo llevaron cautivo y le sacaron los ojos. Sin embargo, su cabello le volvió a crecer y su
fuerza regresó. El último día de Sansón fue su mejor día. Fue llevado al templo filisteo para entretener a
sus dirigentes. Oró al Señor pidiéndole una vez más el uso de su fuerza sobrehumana (Jueces 16:28),
entonces tomó las dos columnas de en medio del templo y derribó los pilares, matando a todos los que se
encontraban en el templo, que eran más de los que había matado durante toda su vida.
Dios siempre aclara sus intenciones para con su pueblo. Nunca tolera el pecado y nunca rompe Su pacto
con su pueblo. Tal vez Israel no entendía por completo la disciplina de Dios, pero Él los haría doblar sus
rodillas para así acercarlos de nuevo a Él.
Pregunta de rompehielos
¿Ha habido alguna ocasión en que le ha costado trabajo hacer lo bueno?
Preguntas de interacción
1. Israel estaba constantemente corriendo de la verdad de Dios hacia dioses falsos. ¿Cuáles son
algunos de los dioses falsos en nuestra cultura hoy? ¿Alguna vez ha luchado contra el deseo de
confiar en un dios falso?
2. Después de Josué, Israel se vio atrapado en un ciclo de pecado. Cada vez que Dios ponía jueces
para que los liberara de quienes los despojaban, el pueblo dejaba de escuchar a los jueces e iban
detrás de dioses ajenos. Dios usó a sus enemigos para castigar su pecado. Israel clamaba por
ayuda, y Dios les enviaba un juez. ¿Cuáles son algunos ciclos destructivos que ha visto en su
vida?
3. ¿Cree usted que los israelitas hicieron un buen trabajo transmitiendo su fe a la siguiente
generación? ¿Cómo podemos mejorar esta “transmisión” en la iglesia y en nuestras propias
familias?
4. ¿Cómo describiría a Débora? ¿De qué manera influye su historia desde su punto de vista como
mujer en el liderazgo?
5. ¿Cree usted que el pedirle Gedeón al ángel de Dios una señal de que había hablado con él, fue un
acto de fe o un acto de incredulidad? “Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia
delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo” (pág. 93; Jueces 6:17). ¿Cómo cambió
la fe de Gedeón con el paso del tiempo?
6. Digamos que su amigo, Sansón, le confía que tiene problemas con las mujeres, pero no entiende
por qué. ¿Qué le diría?
7. ¿De qué manera fue Sansón un hombre fiel a Dios? ¿De qué manera no lo fue?
8. ¿Cuáles fueron las verdaderas debilidades de Sansón? ¿Cómo puede usted hacerle frente a sus
propias debilidades antes de que se conviertan en su ruina?
9. ¿Dónde ve la gracia de Dios en este capítulo?
10. ¿Qué personaje de este capítulo destaca para usted y por qué? ¿En qué manera puede imitarlo?
Oración
©2011 Editorial Vida, Miami, FL 33166. Ninguna porción de este documento puede ser
reproducido por ningún medio, a menos que se cuente con la autorización escrita de la
Editorial. Para más información escriba a [email protected] o llame al teléfono
(616) 698-3364.
Descargar