Patente Europea con Efecto Unitario en el Marco de una

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Patente Europea con Efecto Unitario en el Marco de una Cooperación
Reforzada
Los esfuerzos invertidos durante los últimos 35 años en lograr un Sistema Europeo Unificado
de Patentes parecían estar (como los trabajos impuestos a Sísifo derivados de su castigo en los
infiernos) eternamente condenados al fracaso. El sacrificio consistente en empujar la roca
hasta la cima de la colina concluía, irremisiblemente, con la roca rodando ladera abajo, para así
tener que comenzar, una y otra vez, de nuevo.
A lo largo de las últimas décadas, el profesional del derecho de patentes ha asistido al fracaso,
una tras otra, de cada una de las iniciativas encaminadas a lograr un sistema europeo unificado
de patentes construido sobre la base de la existencia de un único título, un sistema
jurisdiccional unificado, un mismo derecho sustantivo aplicable y un régimen lingüístico capaz
de conciliar intereses a primera vista irreconciliables. El mecanismo de la cooperación
reforzada - concreción institucionalizada de la “Europa de dos velocidades” - ha logrado
recientemente desbloquear una situación que parecía estar condenada al bloqueo
permanente.
Sin embargo, el resplandor con que se presenta ese logro aparente no debe impedir identificar
las sombras en las que se esconde gran parte de su propio fracaso, en la medida en que si
finalmente el acuerdo se ha alcanzado, ello ha sido únicamente al elevado precio consistente
en excluir del sistema al Reino de España y a la República Italiana, que representan en su
conjunto un mercado de dimensiones equivalentes - en número de consumidores - a la quinta
parte del mercado interior. Ambos estados han decidido, libremente, no participar del sistema
como muestra de disconformidad con un régimen lingüístico que prescinde de sus respectivas
lenguas oficiales. La diversidad lingüística en Europa, a modo de castigo divino (…como en el
conocido episodio bíblico) se ha erigido así, desde el inicio, en el principal escollo que durante
décadas ha impedido culminar con éxito el proyecto de creación de un sistema europeo
unificado de patentes.
En el marco del mecanismo de cooperación reforzada referido, el Parlamento Europeo, en
sesión plenaria de fecha 11 de diciembre de 2012 ha aprobado, en tres votaciones separadas,
lo que constituye el primer paso hacia la aprobación definitiva del denominado “paquete”
relativo a la Patente Europea con Efecto Unitario. De forma significativa, ese mismo día, el
abogado General Bot presentaba sus conclusiones en los Asuntos acumulados C-274/11 y C295/11 en relación con los recursos presentados por el Reino de España y por la República
Italiana contra la Decisión del Consejo por la que éste autorizó poner en marcha la
cooperación reforzada mencionada.
Iniciada la andadura de los trámites tendentes a la aprobación final del proyecto, ahora sólo
cabe esperar que éste recorra satisfactoriamente (…como todo parece indicar que así será) el
proceloso itinerario en que se concreta el sistema europeo de adopción de decisiones. En caso
afirmativo, deberá entonces comprobarse si la inercia de los acontecimientos termina por
arrastrar a los estados no participantes, haciéndoles reconsiderar su postura.
La propuesta contempla la creación de un título (la llamada “Patente Europea con Efecto
Unitario”) expedido por la Oficina Europea de Patentes de acuerdo con las normas y
procedimientos establecidos en el Convenio sobre la Patente Europea. La Patente Europea con
Efecto Unitario (a diferencia de las patentes europeas “clásicas”) no se desdoblará en un haz
de patentes nacionales regidas por el derecho sustantivo o material de los correspondientes
estados miembros del CPE sino que, en tanto que título unitario, se rige en consecuencia por
un derecho sustantivo propio, recogido en uno de los dos Reglamentos de la UE a través de los
cuales se contempla su creación; el segundo de los Reglamentos regula el régimen lingüístico
aplicable a la Patente Europea con Efecto Unitario, causa principal de que la aprobación
definitiva del proyecto, finalmente, sólo pueda lograrse acudiendo al mecanismo de la
cooperación reforzada. El tercer pilar del sistema consiste en la creación de un denominado
Tribunal Unificado de Patentes (TUP) que, a diferencia de los otros dos aspectos del sistema
mencionados, no se contempla en un instrumento de derecho derivado de la UE, sino en un
Acuerdo Internacional a celebrar a lo largo del primer semestre de 2013 entre los Estados
miembros participantes en el mecanismo de cooperación reforzada, al margen por lo tanto del
entramado institucional y decisorio de la UE. De forma señalada, conviene destacar el hecho
de que el TUP tendrá jurisdicción para conocer de los litigios relativos a la infracción y / o
validez tanto de las (ya existentes) patentes europeas como de las (ahora proyectadas)
patentes europeas con efecto unitario.
En definitiva, el convulso proceso necesario para la aprobación del sistema europeo unificado
de patentes no constituye sino un reflejo más de las tensiones que desde sus inicios subyacen
en el proyecto de integración europea, que impiden que el todo se eleve definitivamente por
encima de las partes. Que España e Italia queden fuera del sistema (con independencia de que
sus aspiraciones sean - como son - legítimas) es síntoma de que las tensiones centrífugas en el
seno de la UE, en ocasiones, logran imponerse al estímulo centrípeto. En cualquier caso no
cabe duda de que para el sistema europeo de patentes, que el acuerdo finalmente alcanzado
no haya sido capaz de concitar un respaldo unánime, no es una buena noticia.
Sergio Balañá
Director de Propiedad Intelectual
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