La responsabilidad de las ETT en caso de accidente de trabajo

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CONSULTORIO DE PREVENCIÓN
La responsabilidad de las ETT en caso de accidente de trabajo
FELIPE MANZANO SANZ, experto en Prevención de Riesgos Laborales
I. El artículo 28 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) está
dedicado a las relaciones de trabajo
temporales, de duración determinada
y en empresas de trabajo temporal. En
concreto, su dicción es la siguiente:
“1. Los trabajadores con relaciones de
trabajo temporales o de duración determinada, así como los contratados
por empresas de trabajo temporal,
deberán disfrutar del mismo nivel de
protección en materia de seguridad y
salud que los restantes trabajadores
de la empresa en la que prestan sus
servicios.
La existencia de una relación de trabajo de las señaladas en el párrafo
anterior no justificará en ningún caso
una diferencia de trato por lo que respecta a las condiciones de trabajo, en
lo relativo a cualquiera de los aspectos
de la protección de la seguridad y la
salud de los trabajadores. La presente
Ley y sus disposiciones de desarrollo
se aplicarán plenamente a las relaciones de trabajo señaladas.
2. El empresario adoptará las medidas
necesarias para garantizar que, con
carácter previo al inicio de su actividad, los trabajadores a quienes se
refiere el apartado anterior reciban
información acerca de los riesgos a
los que vayan a estar expuestos, en
particular en lo relativo a la necesidad
de cualificaciones o aptitudes profesionales determinadas, la exigencia
de controles médicos especiales o la
existencia de riesgos específicos del
puesto de trabajo a cubrir, así como
sobre las medidas de protección y prevención frente a los mismos.
Dichos trabajadores recibirán, en todo
caso, una formación suficiente y ade-
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cuada a las características del puesto
de trabajo a cubrir teniendo en cuenta
su cualificación y experiencia profesional y los riesgos a los que vayan a
estar expuestos.
3. Los trabajadores a que se refiere el
presente artículo tendrán derecho a
una vigilancia periódica de su estado
de salud, en los términos establecidos
en el artículo 22 de esta Ley y en sus
normas de desarrollo.
4. El empresario deberá informar a los
trabajadores designados para ocuparse de las actividades de protección y
prevención o, en su caso, al servicio
de prevención previsto en el artículo 31 de esta Ley de la incorporación
de los trabajadores a que se refiere
el presente artículo, en la medida necesaria para que puedan desarrollar
de forma adecuada sus funciones
respecto de todos los trabajadores de
la empresa.
5. En las relaciones profesionales a
través de empresas de trabajo temporal, la organización usuaria será
plenamente responsable de las condiciones de ejecución del trabajo en
todo lo que esté relacionado con la
protección de la seguridad y la salud
de los trabajadores. Corresponderá, además, a la empresa usuaria el
cumplimiento de las obligaciones en
materia de información previstas con
anterioridad en los apartados 2 y 4
del presente artículo.
La empresa de trabajo temporal será
responsable del cumplimiento de las
obligaciones en materia de formación
y vigilancia de la salud que se establecen en los apartados 2 y 3 de este
artículo. A tal fin, y sin perjuicio de
lo dispuesto en el párrafo anterior, la
empresa usuaria deberá informar a la
empresa de trabajo temporal, y ésta a
los trabajadores afectados, antes de la
adscripción de los mismos, acerca de
las características propias de los puestos de trabajo a desempeñar y de las
cualificaciones requeridas.
La empresa usuaria deberá informar a
los representantes de los trabajadores
en la misma de la adscripción de los
trabajadores puestos a disposición
por la empresa de trabajo temporal.
Dichos trabajadores podrán dirigirse
a estos representantes en el ejercicio
de los derechos reconocidos en la
presente Ley”.
Dicho artículo, en lo que se refiere
específicamente a las ETT, fue desarrollado por el Real Decreto 216/1999,
de 5 de febrero, sobre disposiciones
mínimas de seguridad y salud en el
trabajo en el ámbito de las empresas
de trabajo temporal, relacionado, a su
vez, con la Ley 14/1994, de 1 de junio,
por la que se regulan tales ETT.
II. Aquí vamos a fijarnos en las responsabilidades de estas empresas a
las que otros empresarios recurren por
la virtualidad que ofrecen, a saber: la
Las ETT no quedan exoneradas de responsabilidad en los
casos de accidentes laborales, siempre que exista una
infracción de un deber preventivo suyo que resulte decisivo en
la producción del accidente o de sus consecuencias lesivas
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Los trabajadores contratados por empresas de trabajo
temporal deberán disfrutar del mismo nivel de protección
en materia de seguridad y salud que los restantes empleados
de la organización a la que prestan sus servicios
inmediatez en la puesta a disposición
de trabajadores para situaciones coyunturales de las empresas usuarias.
En especial, atenderemos a tales responsabilidades cuando concurre un
accidente de trabajo.
La clave está, inicialmente, en que estos trabajadores deben tener el mismo
nivel de protección que los trabajadores que ya estuvieran en la empresa,
ya tengan contrato de duración determinada o bien contratos de duración
determinada que la empresa (usuaria)
hubiera contratado previamente sin
haber recurrido a una ETT.
III. Así, pues, conviene delimitar si a la
ETT, una vez que ha puesto a disposición de la empresa cliente o usuaria a
un trabajador, le incumbe alguna responsabilidad derivada del accidente
de trabajo con lesiones del trabajador
puesto a disposición.
Pero no olvidemos tampoco que
el artículo 2 del citado Real Decreto 216/1999, exige de la empresa
usuaria que, con carácter previo a
la celebración del contrato de puesta a disposición, la empresa usuaria
deberá informar a la ETT. sobre las
características propias del puesto de
trabajo y de las tareas a desarrollar,
sobre sus riesgos profesionales y sobre las aptitudes, capacidades y cualificaciones profesionales requeridas;
todo ello desde el punto de vista de
la protección de la salud y la seguridad del trabajador que vaya a ser
contratado y de los restantes trabajadores de la empresa usuaria. Y que
tal información deberá incluir deberá
incluir necesariamente los resultados
de la evaluación de riesgos del puesto
de trabajo a cubrir, con especificación
de los datos relativos a:
Los riesgos laborales de carácter general existentes en el centro de trabajo
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y que pudieran afectar al trabajador,
así como los específicos del puesto de
trabajo a cubrir.
Las medidas de prevención a adoptar
en relación con los riesgos generales
y específicos que pudieran afectar al
trabajador, con inclusión de la referencia a los equipos de protección individual que haya de utilizar y que serán
puestos a su disposición.
La formación en materia de prevención de riesgos laborales que debe
poseer el trabajador.
Las medidas de vigilancia de la salud
que deben adoptarse en relación con
el puesto de trabajo a desempeñar, especificando si, de conformidad con la
normativa aplicable, tales medidas tienen carácter obligatorio o voluntario
para el trabajador y su periodicidad.
IV. En relación a la responsabilidad
aludida, existen varias sentencias de
Tribunales Superiores de Justicia que
atribuyen el compromiso que venimos
anunciando. Entre otras tenemos, y
todas de la respectiva Sala de lo Social, la STSJ del País Vasco, de 30 de
diciembre de 2002; Cantabria de 4 de
mayo de 2005; y la STSJ de Cataluña
de 11 de abril de 2008.
Así, en el Fundamento de Derecho
Segundo de la primera de las sentencias citadas, se expresa que “Cierto
es que, tratándose de trabajadores
cedidos por una empresa de trabajo
temporal a una empresa usuaria, corresponde a ésta la responsabilidad
de las condiciones de ejecución del
trabajo en todo lo relacionado con
la protección de la seguridad y salud
de aquéllos (artículo 28.5 LPRL). Una
regla como la contenida en el artículo
16.2 de la Ley 14/1994 (luego recogida en el artículo 42.3 LPRL, vigente
al tiempo del accidente de autos), no
puede ser interpretada en el sentido
de eliminar la responsabilidad de la
empresa de trabajo temporal por el
incumplimiento de un deber preventivo imputable a ella, sino como mera
consecuencia de su falta de responsabilidad en materia preventiva a la
hora de ejecutarse el trabajo, precisamente porque la dirección y control
de la actividad laboral desarrollada
por el trabajador cedido corresponde en exclusiva a la empresa usuaria;
de lo contrario, se tuerce su finalidad,
acogiéndose a una comprensión de la
norma que, ni en su misma literalidad,
está excluyendo la responsabilidad de
la ETT, ya que ninguno de esos dos
preceptos lo señala así expresamente
y ni tan siquiera se deduce de su texto
(obsérvese que en ambos se dice que
la empresa usuaria es responsable,
pero no se dice que es la responsable,
en expresión que vendría a suponer
su atribución única).
Ese mismo artículo 28.5 LPRL, en su
párrafo segundo y en relación con el
apartado 2, se encarga de precisar
que la empresa de trabajo temporal
es la responsable del cumplimiento de
la obligación de formar al trabajador
de manera suficiente y adecuada a las
características del puesto de trabajo
a cubrir, teniendo en cuenta su cualificación y experiencia profesional, así
como los riesgos a los que vaya a estar expuesto. Deber formativo que no
cabe confundir con el de naturaleza
informativa que también se fija en ese
precepto, relativa a los riesgos a los
que va a estar expuesto y medidas de
protección frente a ellos, pues la mera
comunicación de estas circunstancias
no supone que el trabajador quede ya
debidamente preparado para advertirlos y evitarlos mediante el adecuado uso de las medidas preventivas.
De hecho, así lo revela el desarrollo
reglamentario de dicha norma, contenida en el artículo 3.3 del Real Decreto 216/1999, de 5 de febrero, en
donde se prescribe a dichas empresas
que han de asegurarse de que el trabajador dispone de la necesaria formación preventiva teórica y práctica
para el puesto a desempeñar, a cuyo
fin se indica que ha de comprobar
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Deber de seguridad que tiene su origen en el contrato de trabajo (artículos 4.2.d y 19.1 del Estatuto de los
Trabajadores y artículo 42.1 LPRL) y
que, si se infringe, genera esa concreta responsabilidad, conforme a
lo dispuesto en el artículo 1.101 del
Código Civil.
Ahora bien, ese deber de indemnizar
se contrae a los casos en que el accidente trae causa, sea o no exclusiva,
en el incumplimiento empresarial de
su obligación de seguridad. No lo hay,
por tanto, en los supuestos en los que
el accidente se produce por causas ajenas a una transgresión de ese deber,
incluso si esa vulneración se ha dado,
pero no ha sido elemento decisivo en
la producción del accidente o de sus
concretos efectos.
que es la requerida, encontrándose
actualizada y adaptada a la evolución
de los equipos y métodos de trabajo
y al progreso de los conocimientos
técnicos, y de no disponerlo, deberá facilitarle dicha formación, siempre con carácter previo al inicio de
la prestación de servicios y formando
parte del contrato de puesta a disposición el tiempo empleado en ello;
aún más, se señala que si fuera preciso un adiestramiento en el puesto
a desempeñar, podrá realizarse en la
empresa usuaria (o incluso por ésta
si ambas empresas lo convienen por
escrito), pero siempre antes del comienzo de su trabajo”.
Por su parte, la STSJ de Cantabria,
en su Fundamento de Derecho Tercero, señala que “El incumplimiento
de las normas de prevención stricto
sensu tiene prevista la posibilidad
de sanciones penales y administrativas”. Pero con independencia de
tales sanciones, existe una previsión
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de normas reparadoras de todos los
daños y perjuicios que haya podido
sufrir el trabajador; entre éstas, está
contemplada la posibilidad de una
responsabilidad civil por daños y perjuicios derivada del incumplimiento
empresarial de sus obligaciones en
materia de seguridad y salud, basada en un régimen de responsabilidad
por culpa directamente relacionada
con el incumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales y complementaria de la
anterior, que completa en su integridad el sistema de responsabilidades
a cargo del empresario, derivadas todas ellas de forma directa o indirecta
del incumplimiento por el mismo del
“deber de seguridad” que deriva de
la propia relación laboral.
De dicho deber de resarcimiento no
quedan exoneradas las empresas de
trabajo temporal respecto a los trabajadores que suministra a la empresa
usuaria cuando sufren accidentes de
trabajo en ésta, siempre que concurra una infracción de un deber preventivo suyo que resulte decisivo en
la producción del accidente o de sus
consecuencias lesivas”.
Finalmente, la STSJ de Cataluña, citando a las dos anteriores con idéntica dicción que la del TSJ de Cantabria,
termina fallando la responsabilidad de
la ETT. porque en la fecha del accidente del trabajador, no estaba finalizada
la evaluación de riesgos laborales y,
por lo tanto, sí existe responsabilidad
de la ETT. codemandada.
V. Las tres sentencias, en definitiva,
lo que hacen es declarar que las empresas de trabajo temporal no quedan
exoneradas de responsabilidad en los
casos de accidentes laborales, siempre
que exista una infracción de un deber
preventivo suyo que resulte decisivo
en la producción del accidente o de
sus consecuencias lesivas. \
Los empresarios recurren a las ETT. por la inmediatez en
la puesta a disposición de trabajadores para situaciones
coyunturales de las empresas usuarias
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