20.A.Jurat 39.10 Sent.nº 5 de 14.3.11 Sr.Anglada

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TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA
DE CATALUÑA
Sala Civil y Penal
ROLLO DE APELACIÓN JURADO núm. 39/10
Procedimiento Jurado núm.
3/10
-Audiencia Provincial de Barcelona -(Oficina del
Jurado).
Causa Jurado núm. 1/07 -Juzgado de Instrucción núm. 3 de Sant Feliu de Llobregat
SENTENCIA
N Ú M. 5
Excmo. Sr. Presidente:
D. Enric Anglada Fors
Ilmos. Sres. Magistrados:
Dª. Mª Eugenia Alegret Burgues
D. Carlos Ramos Rubio
En Barcelona, a catorce de marzo de dos mil once
Visto por la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña, integrada por los Magistrados al margen expresados, el recurso
de apelación interpuesto por el MINISTERIO FISCAL contra la sentencia
dictada en fecha 12 de julio de 2010 por el Tribunal del Jurado de la
Audiencia Provincial de Barcelona, recaída en el Procedimiento núm. 3/10
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del indicado Tribunal del Jurado, derivado de la Causa de Jurado núm.
1/07 del Juzgado
de Instrucción nº 3 de Sant Feliu de Llobregat. El
MINISTERIO FISCAL ha sido defendido en el acto de la vista en este
Tribunal por la fiscal Dª Marta Marquina. Ha sido parte apelada
OLEKSANDR T. quien ha sido defendido por el letrado D.
Javier
Rodrigálvarez Biel y ha sido representado por el procurador D. Federico
Gutiérrez Gragera.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- El día 12 de julio de 2010 , en la causa antes referenciada,
recayó Sentencia cuyos
hechos probados son (sic):
" Primera.- Sobre las 20 horas del día 4 de noviembre de 2006,el acusado
Oleksandr T., mayor de edad y sin antecedentes penales, en el interior de la
cocina de la vivienda sita en calle ****** nº ***** de ***** (******),sostuvo
una discusión con Vasyl H., también residente en ella, y seguidamente con un
cuchillo de regulares dimensiones, con voluntad de causar la muerte o sabiendo
que probablemente la causaría, lo clavó dos veces en la parte derecha de la zona
próxima al cuello, una junto a la clavícula, otra en la zona escapular. Ambas
tenían dos centímetros de diámetro y eran penetrantes, tomando dirección de
arriba abajo. Las heridas señaladas afectaron, la de zona clavicular piel, tejido
muscular y vasos subclavios, así como primera costilla y vértice pulmonar; la de
zona afectó piel y tejido muscular. Ambas sangraron abundantemente y dieron
lugar a la muerte de poco después.
Segundo.- El acusado Oleksandr T. clavó el cuchillo a Vasyl H. para salvar
su vida, pero podía haber utilizado otro modo de parar la agresión.
Tercero.- El acusado Oleksandr T. clavó el cuchillo a Vasyl H. para detener
la agresión de que era objeto, aunque su vida no corría peligro.
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Cuarto.- El acusado realizó la acción descrita en el hecho primero con
alguna disminución de sus facultades de control, ante la grave irritación que le
produjo la actitud provocadora de la víctima.
Quinto.- El acusado, tras realizar el acuchillamiento a Vasyl H., pidió
ayuda a vecinos y a su empleador, permaneciendo en el lugar y reconociendo
haber realizado el hecho ante el requerimiento policial de qué había pasado.
Sexto.- El enjuiciamiento de los hechos se ha producido con grave retraso,
toda vez que desde su producción han transcurrido casi cuatro años.
Séptimo.- OLEKSANDR T. es culpable de haber causado la muerte a
VASYL H.”
La sentencia contiene la siguiente parte dispositiva:
" Que DEBO CONDENAR Y CONDENO a OLEKSANDR T., como autor
criminalmente responsable de un delito de homicidio, ya definido, concurriendo
la eximente incompleta de legítima defensa y las dos atenuantes descritas, a la
pena de CUATRO AÑOS Y NUEVE MESES DE PRISIÓN, así como a las costas del
juicio.
Como responsable civil subsidiario se le condena a que indemnice a
ROMAN H. y a MARGARITA K. en cien mil (100000) euros a cada uno de ellos.
Se absuelve de los pedimentos realizados respecto de Irina H..”
SEGUNDO.- Contra la anterior resolución, el MINISTERIO FISCAL
interpuso en tiempo y forma el presente recurso de apelación, que se ha
sustanciado en este Tribunal de acuerdo con los preceptos legales,
habiéndose señalado para la vista de la alzada el día 3 de marzo a las
10:30 horas de su mañana, fecha en la que ha tenido lugar con el
resultado que es de ver en la diligencia extendida al efecto unida a las
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presentes actuaciones.
Ha actuado como Ponente el Magistrado de esta Sala Ilmo. Sr. D. Enric
Anglada Fors.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Frente a la sentencia dictada por el MagistradoPresidente, el día 12 de julio de 2010, en el procedimiento de jurado
núm. 3/10, dimanante de la causa de jurado núm. 1/07 del Juzgado de
Instrucción nº 3 de Sant Feliu de Llobregat, se alza el Ministerio Fiscal, a
través del presente recurso de apelación, aduciendo como motivos del
mismo, al amparo de lo establecido en el artículo 846 bis c), apartado b),
de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, los dos siguientes: 1º) Por
infracción de ley, al no ser apreciada la circunstancia modificativa
de
la
responsabilidad
criminal,
agravante
de
abuso
de
superioridad, prevista en el artículo 22.2 del Código Penal, cuando,
según sostiene, procede su aplicación; y 2º) Por infracción de ley, al ser
apreciada la circunstancia modificativa de la responsabilidad
criminal, atenuante de arrebato, prevista en el artículo 21.3 del
Código Penal, cuando, según manifiesta, no procede su aplicación.
SEGUNDO.- 1. Planteada así la cuestión controvertida en esta
alzada, es de señalar, ante todo, que la Sala se va a ceñir exclusivamente
a los motivos del recurso en la forma y modo en que han sido
formulados, y así por lo que respecta a la primera circunstancia
modificativa de la responsabilidad penal discutida, esto es, la relativa a si
el condenado, según la tesis del Ministerio Público, llegó a ejecutar el
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hecho con abuso de superioridad, es de constatar que la posible
concurrencia de esta circunstancia ya fue precisamente proyectada y
esbozada a los componentes del Tribunal de Jurado, a través del hecho
tercero del objeto del veredicto, en el que textualmente se les preguntó:
“El acusado se aprovechó en su ataque de la menor defensa que podía hacer la
víctima por su embriaguez”, el cual, tratándose de un hecho desfavorable,
fue declarado no probado por los miembros del Jurado -por cinco votos a
favor y cuatro en contra-, indicando en las conclusiones por éstos
alcanzadas, que “interpretamos que aunque tuviera un alto índice de alcohol,
ello no le supuso merma de facultades para comenzar la discusión. Además el
perito Sr. Albert Vingut, señala que la tasa de alcohol y sus efectos son distintos
en cada persona”.
2. Sentado lo anterior, es de reseñar que aunque ciertamente sean
compatibles la eximente incompleta de legítima defensa y la agravante de
abuso de superioridad, dado que ambas fueron apreciadas de forma
conjunta, con, asimismo, la atenuante de arrebato, por la sentencia de la
Sala 2ª del Tribunal Supremo, núm. 973/2007, de 19 de noviembre, no
puede obviarse, ni desconocerse que el supuesto fáctico que ahora nos
ocupa es totalmente diferente del entonces enjuiciado, tal como resulta
del relato realizado por la propia Sala, la cual, tras exponer los requisitos
exigidos jurisprudencialmente para apreciar la dicha circunstancia
agravante de abuso de superioridad (SS. 5-6-1995, 27-4-1996, 7-2-1997
y 21-3-2000, entre otras muchas, y últimamente, Sentencia 1274/2003,
de 7 de octubre), expresa que: “Los hechos probados narran (apartado
segundo), que el acusado, conocedor de la ventaja que el porte de la
barra de hierro le otorgaba frente a Evaristo, aprovechó dicha
circunstancia para culminar su acción mortal. Y más adelante, se lee en la
sentencia de instancia, que la víctima yacía en el suelo inmóvil y el
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acusado seguía golpeándole, así como que el estado etílico de la víctima,
le dejaba, también, en clara inferioridad física. Lo que fue así apreciado
por el Tribunal del Jurado en su motivación. De modo que… la
desproporción y ventaja se producen, no en el primer momento, sino en
la continuación de su secuencia, ya mortal, con la víctima en el suelo, y el
acusado golpeándole en la cabeza, cuando aquélla yacía ya inerte, hasta
darle muerte”.
3. En definitiva, en el caso de autos, como antes se ha indicado, los
miembros del Tribunal de Jurado, pese a manifestar que la víctima tenía
un alto índice de alcohol, como así resultó efectivamente acreditado, no
consideraron probado que el agresor se hubiere aprovechado de tal
situación, basándose no sólo en el hecho de que fue la víctima quien inició
la discusión, sino en que el perito que realizó la analítica del cuerpo de
ésta, indicó que la tasa de alcohol y sus efectos son distintos en cada persona,
y pese a que añadiera genéricamente que aparece desorientación, confusión
mental con cólera, miedo que afecta a la percepción del color y olor, disminución
de la sensación del dolor, un desequilibrio en el andar y no se percibe la
sensación de peligro, también manifestó que cuando una persona no valora el
peligro se vuelve más osado y hace que sea más atrevida y afirmó que “cuando
una persona está acostumbrada a beber adquiere tolerancia y la misma cantidad
le afecta menos”, aunque la concentración detectada era lo suficientemente
importante como para producir estos efectos.
4. No obstante ello, debe concluirse que por el mero hecho de la
embriaguez de la víctima no puede reputarse, cual pretende el Ministerio
Fiscal, que exista abuso de superioridad, pues, como bien dice la
acusación pública en su recurso, el Magistrado-Presidente incluyó una
pregunta con tal finalidad, y los componentes del Tribunal de Jurado, cual
antes ya se ha puntualizado, declararon no probado que el estado de
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embriaguez fuera aprovechado por el agresor para poder conformar tal
circunstancia agravante de la responsabilidad criminal, lo cual, amén de
no resultar arbitraria, ni irracional la motivación utilizada, la misma fue
recogida y plasmada certeramente por el Magistrado-Presidente en la
resolución impugnada, en observancia de lo estatuido en el artículo 70.2
LOTJ, completando los elementos de convicción señalados por el Jurado
(SS. TS, Sala 2ª, 132/2004 de 4 de febrero, 1116/2004 de 14 de octubre
y 894/2005 de 7 de julio), e indicando que “igual rechazo tuvo la proposición
de que la acción de matar se había realizado con aprovechamiento de la
superioridad que daba la embriaguez de la víctima, aunque, como veremos, con
notable criterio, no desconocieron que la embriaguez si debía tener alguna
influencia en la determinación de la imputabilidad”. Y sigue razonando aquél,
en el mismo Fundamento Primero de la sentencia, que “la defensa, que no
negó el hecho nuclear, planteó la causa de justificación de legítima defensa, tesis
aceptada por el Tribunal del Jurado en lo que atañe a que la víctima agredió
ilegítimamente al acusado y que su acción de clavar el cuchillo fue para salvar su
vida, rechazando sin embargo la proporcionalidad de los medios utilizados, por
entender que pese a esa agresión el acusado pudo tener otros medios para
repelerla, sobre todo porque la víctima tenía alto grado de alcoholemia,
circunstancia que nuevamente ratifican al expresar nuevamente su exceso de
defensa”, añadiendo en su Fundamento de Derecho Tercero, al analizar y
apreciar la eximente incompleta de legítima defensa, que “el Jurado ha
aceptado que hubo agresión ilegítima por parte de la víctima y que no hubo
provocación por el acusado”.
5. En consecuencia y frente a los argumentos invocados al respecto
por el Ministerio Fiscal, es de destacar el contenido de la reciente
sentencia del TSJC 21/2010, de 6 de septiembre, en la que se declaró
que “el análisis realizado por el Jurado no puede implicar una nueva
valoración de la prueba, sino un control de la interpretación de los
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resultados probatorios, lo que a la postre se resuelve: a) en la apreciación
de la existencia o no de una verdadera actividad probatoria, con
observancia de las normas constitucionales y legales que regulan la
admisibilidad y licitud de cada uno de los medios de prueba y su práctica;
b) en la determinación de que los medios de prueba que se practicaron
fueron realmente de cargo para el acusado; y c) en la revisión de la
estructura racional del juicio sobre la prueba, es decir, en lo que respecta
a la observación por parte del Tribunal de las reglas de la lógica, de los
principios de la experiencia y de los conocimientos científicos…”. En
definitiva, ha de concluirse que el juicio lógico sobre la suficiencia de la
prueba que concurre… es plenamente adecuado y conforma un juicio
recto y ecuánime, dado que en el caso que ahora nos ocupa en absoluto
se ha procedido a una valoración arbitraria ni infundada de aquélla, lo que
determina que no sea posible enmendar el criterio del Jurado, puesto que
en lo concerniente a la valoración de la prueba, dado el carácter semi
extraordinario del presente recurso, como ya se ha apuntado, no permite
una nueva apreciación de la misma, que forzosamente habría de referirse
a la documentada por el Tribunal “a quo” con merma del principio de
inmediación, sino sólo el control de la interpretación de los resultados
probatorios, lo que a la postre se resuelve en el examen de la licitud de la
prueba, en el de su utilidad y, en fin, en la revisión de la estructura
racional del juicio de valoración de la prueba, al que ya se ha hecho
mención con anterioridad. Por ello, deviniendo irrevisable en esta alzada
la credibilidad del contenido emergente de las pruebas practicadas ante el
Tribunal de Jurado, puesto que su apreciación es de la competencia
exclusiva del mismo, en virtud del trascendental principio de inmediación,
sin que pueda revisarse en apelación, “salvo casos excepcionales en los
que se aporten datos o elementos de hecho no tenidos en cuenta por
aquél Tribunal que puedan poner de relieve una valoración arbitraria”
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(SS. TSJC, de 4 octubre de 2001, 28 de febrero, 30 de mayo y 22 de
diciembre de 2005, 13 de noviembre de 2006, 7 de abril, 16 de junio y 7
de julio de 2008, 12 de marzo de 2009 y 25 de enero de 2010, y SS. TS.
Sala 2ª, 1564/2002 de 7 de octubre, 1647/2002 de 14 de octubre,
288/2003 de 28 de febrero y 894/2005 de 7 de julio)”, lo que no ha
acontecido en el presente caso, por lo que debe concluirse en la
inalterabilidad del factum declarado probado.
6. Corolario de lo razonado y dado que las conclusiones del Tribunal
de Jurado tienen en tal particular una motivación razonable, no resultan
infundadas, ni son fruto de un error patente, ya que reflejan con claridad
cuál fue el proceso de convicción alcanzado, el cual ha sido además
completado, como antes se ha indicado, por los razonamientos de la
sentencia apelada, es la íntegra ratificación acerca de la no concurrencia
de la circunstancia agravatoria interesada por el Ministerio Público, y, por
ende, la desestimación del primer motivo del recurso formulado.
TERCERO.- 1. Igual suerte desestimatoria debe correr el segundo
motivo de la presente apelación, consistente en la alegada inexistencia de
la circunstancia modificativa de la responsabilidad criminal, atenuante de
arrebato, que ha sido apreciada por los componentes del Jurado y
acogida asimismo por el Magistrado-Presidente en la sentencia
impugnada, por lo que debe tomarse también en consideración todo lo
explicitado en la precedente fundamentación jurídica, cuyos argumentos
resultan totalmente legítimos y eficaces para considerar concurrente la
mentada atenuante, pues la situación determinante de la misma, fue
asimismo introducida como proposición concreta del objeto del veredicto
a los efectos de que tuviese una adecuada respuesta por parte de los
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miembros del Jurado, a quienes, en la pregunta Séptima, se les inquirió
sobre tal circunstancia, en los siguientes términos: “El acusado realizó la
acción descrita en el hecho primero con alguna disminución de sus facultades de
control, ante la grave irritación que le produjo la actitud provocadora de la
víctima”, cuyo hecho fue declarado probado por 7 votos a favor y 2 en
contra, al considerar que “el acusado actuó en consecuencia ante la actitud
agresiva de la víctima”, y si bien, en principio, pudiera parecer que los
componentes del Tribunal de Jurado toman en consideración y parten del
mismo argumento que el utilizado para apreciar la eximente incompleta
de legítima defensa, en realidad no es así, pues, como hemos
puntualizado en la precedente fundamentación jurídica, la sentencia
apelada, pone de relieve tanto que “… la víctima agredió ilegítimamente al
acusado y que su acción fue para salvar su vida,…”, como que “el Jurado ha
aceptado que hubo agresión ilegítima por parte de la víctima y que no hubo
provocación por el acusado”, y si en cambio que éste ejecutó la acción con
disminución de sus facultades de control, “ante la grave irritación que le
produjo la actitud provocadora de la víctima”.
2. Al respecto, es de constatar, siguiendo a una consolidada y
pacífica doctrina jurisprudencial (SS TS, Sala 2ª, núms. 904/1998, de 1
de julio; de 17 de julio de 2000; 693/2004, de 26 de mayo y 708/2005,
de 2 de junio, entre otras) que “para poder estimar concurrente la atenuante
de arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante, es
necesario que concurran los siguientes elementos, a saber, un elemento
exógeno o estímulo determinante de entidad suficiente (“poderoso”) que por lo
general proceda del previo comportamiento de la víctima y que no pueda
considerarse gravemente desproporcionado en relación con la respuesta dada
por el acusado bajo el estado pasional; un elemento psicológico o estado
anímico de perturbación y oscurecimiento de las facultades psíquicas con
disminución de las cognoscitivas o volitivas del agente que se derive
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causalmente de aquel estímulo; una relación causal de manera que la
conducta sea indudable consecuencia de la trascendencia del estímulo; un
elemento temporal por virtud del cual entre la presencia del estímulo y el
surgimiento del estado pasional y la acción consiguiente acometida bajo su
influjo ha de transcurrir un corto periodo de tiempo, que se estima distinto según
se trate del arrebato o de la obcecación, y un elemento ético por virtud del cual
el estímulo no ha de ser reprobado por las normas socioculturales que rigen la
convivencia social”.
En cuanto al elemento temporal de los estados pasionales
atenuatorios, la jurisprudencia (entre otras, las SS TS, Sala 2ª, de 10 de
octubre de 1997; núm. 904/1998, de 1 de julio; núm. 59/2002, de 25 de
enero y núm. 1458/2004, de 10 de diciembre, diferencia entre el
“arrebato” y la “obcecación”, apreciando que el primero constituye un estado
emocional, fulgurante y rápido, y la otra un estado pasional, de aparición más
lenta, pero de mayor duración, o, de manera más descriptiva (SS TS, Sala 2ª,
de 2 julio de 1988 y núm. 634/2005, de 17 de mayo), el primero supone
una «especie de conmoción psíquica de furor», con fuerte carga emocional
caracterizado por lo repentino o súbito de la transmutación psíquica del agente,
y la segunda «un estado de ceguedad u ofuscación», acentuado el substrato
pasional, diferenciándose del primero por la persistencia y la prolongación en el
tiempo de la explosión pasional (SS TS, Sala 2ª, de 28 de mayo de 1992; y
núm. 59/2002, de 25 de enero). La diferencia se explica porque las
“emociones” consisten en un cambio brusco del tono afectivo habitual del
individuo que le provocan una súbita reacción que en casos extremos
puede llegar a ser de intensidad tal que hagan ingobernable la actuación
consecutiva de la persona, mientras que las “pasiones” constituyen
estados afectivos intelectualizados e impregnados de sentimientos,
caracterizados por una persistencia que pueden llegar a constituirse en
permanencia.
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Por otro lado, es de señalar que la atenuante de arrebato u
obcecación no se ha estatuido para privilegiar simples reacciones
coléricas (SS TS, Sala 2ª, núm. 59/2002, de 25 de enero; núm.
693/2004, de 26 mayo; y núm. 634/2005, de 17 de mayo) y que, por lo
general, se considera incompatible con aquellos casos en los que la
impulsividad obedece a la irascibilidad o al carácter violento del sujeto
activo (SS TS, Sala 2ª, 11 de abril de 1981; núm. 274/2004, de 27 de
febrero; y núm. 1458/2004, de 10 de diciembre).
En todo caso, el estado emocional o pasional ha de llegar a tener
una intensidad suficiente para limitar las facultades mentales del acusado,
de modo que se produzca en él una situación de ofuscación de una
importante entidad que suponga que sus resortes inhibitorios se vean
seriamente afectados.
Estas reacciones pasionales y emotivas de gran intensidad se
predican, por lo general, de personas normales y psíquicamente sanas,
puesto que a diferencia de lo que sucede con las atenuantes relativas a la
salud mental, en la de arrebato u obcecación, la perturbación no requiere
un estado condicionado por la enfermedad o la debilidad mental del autor,
sino una situación exterior que comprensiblemente pueda desencadenar
un estado emocional que impida al afectado el ejercicio pleno de su
capacidad de autocontrol” (S TS, Sala 2ª, de 14 de junio de 1988 y S
TSJC de 7 de mayo de 2009, entre otras).
3. Otra questio iuris a dilucidar, en función de los argumentos del
recurso, es la compatibilidad de la legítima defensa incompleta, por
excesiva, con el arrebato causado por la agresión ilegítima de la víctima.
La doctrina jurisprudencial, a partir ya del cambio legislativo operado en
el año 1983 -en que se añadió a los “estímulos” las “causas”, al agregar
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al arrebato y a la obcecación “otro estado pasional de entidad
semejante”, y, sobre todo, al haber suprimido el término “naturalmente”
(que existía en el CP anterior), que permite tener en cuenta las
características y situación del autor en el caso concreto-, cuyo texto viene
a coincidir con el vigente artículo 21, 3º del Código Penal actual, se
decanta por considerar que ambas circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal son del todo punto compatibles, dado que “no es
válida la observación de que la agresión ilegítima es el estímulo productor del
arrebato, ya que el arrebato u otro estado pasional semejante lo produce la
agresión unida a las circunstancias concomitantes” (SS TS, Sala 2ª, de 9 de
febrero de 1990 y de 19 de noviembre de 2007).
4. Dicho ello, es de sentar que en el supuesto objeto de examen, el
Magistrado-Presidente, al analizar la concurrencia de tal circunstancia
atenuatoria de la responsabilidad criminal parte de los hechos y
elementos de convicción de los miembros del Tribunal de Jurado,
explicitando en el Fundamento Cuarto de la sentencia apelada, que “el
Jurado ha estimado probado que el ataque de la víctima provocó grave irritación
en el acusado y que ello mermó su capacidad de reflexión y determinación de su
voluntad. En realidad hay cierta concordancia entre esa apreciación y la
afirmación que igualmente hace el Jurado de que podía haber utilizado otro
medio para repelerlo. El ataque insistente y gratuito de la víctima que afirma el
jurado da lugar a que se inicie un forcejeo con pérdida de control por parte del
acusado que finalmente condujo a los hechos declarados probados”, es decir, el
referido ataque pertinaz por parte de la víctima al agresor, instantes
después de llegar éste, procedente de un viaje de trabajo, al piso en que
ambos convivían, el cual vino motivado por el hecho de que Oleksandr T.
hizo caso omiso a la insistente invitación de Vasil H. de que bebiera con él
y su pareja sentimental Margarita K., con quien el acusado no mantenía
una muy buena relación, y si a ello añadimos que el cuchillo utilizado por
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T., al parecer, fue cogido previamente por la víctima, aunque ello, dentro
de las varias cuestiones planteadas -como un todo- en la proposición 4ª,
fue declarado no probado, por 4 votos a favor y 5 en contra, lo cierto es
que en las conclusiones alcanzadas por el Jurado en cuanto a tal pregunta
sólo refieren y dan respuesta a una de las interpelaciones efectuadas,
señalando que “consideramos que no está suficientemente probado que no
hubiera tenido otros medios para defenderse”, pero en modo alguno los
miembros del Tribunal del Jurado vienen a desvirtuar que el acusado no
fuese agredido por la víctima sin razón alguna -máxime cuando en la
proposición quinta declaran probado por unanimidad, que el acusado clavó
el cuchillo a la víctima para salvar su vida, y dentro de los elementos de
convicción indican que consideramos probado que el acusado cometió los
hechos para defenderse de la agresión-, ni tampoco desvirtúan que Vasil H.
intentase acuchillar a Oleksandr T. y que éste consiguiese quitarle el
cuchillo, todo lo cual fue capaz de producirle una perturbación profunda
en sus frenos inhibitorios de tal entidad como para ser valorada en el
marco de la atenuante de constante referencia, aunque, ciertamente,
como afirman los propios componentes del Jurado, en las conclusiones a
la misma proposición quinta “… asimismo consideramos que podía haber
utilizado otro medio para parar la agresión (golpe, patada, …)”.
5. Pues bien, la consecuencia razonable y coherente de todo ello,
acorde con la jurisprudencia citada -dado que no puede hablarse siquiera,
en el caso de autos, de que hubiere habido propiamente una pelea previa
(pese a utilizar los miembros del Tribunal del Jurado dicha terminología
en la conclusión Segunda), sino más bien un forcejeo mutuo, como indica
el Magistrado-Presidente en su sentencia- es la adoptada por el Jurado y
desarrollada por el Magistrado-Presidente en la resolución apelada, esto
es, la concurrencia en el acusado Oleksandr T. de la circunstancia
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modificativa de la responsabilidad penal, atenuante de arrebato, lo que
comporta, sin necesidad de ninguna otra argumentación, el decaimiento
también del segundo motivo del recurso.
CUARTO.- Consecuentemente con todo lo hasta aquí expuesto,
procede la desestimación del recurso de apelación interpuesto por el
Ministerio Fiscal y la plena e íntegra confirmación de la sentencia
impugnada.
QUINTO.- Se declaran de oficio las costas de la alzada.
VISTOS, los preceptos legales citados y demás de aplicación.
PARTE DISPOSITIVA
LA SALA DE LO PENAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE
JUSTICIA DE CATALUÑA, HA DECIDIDO:
DESESTIMAR el recurso de apelación interpuesto por el
MINESTERIO FISCAL, contra la sentencia dictada en fecha 12 de julio de
2010, en el Procedimiento de Jurado núm. 3/10, dimanante de la Causa
de Jurado núm. 1/07 del Juzgado de Instrucción núm. 3 de Sant Feliu de
Llobregat, y, en consecuencia, CONFIRMAR íntegramente dicha
sentencia, declarando de oficio las costas causadas en esta alzada.
Notifíquese la presente resolución a las partes personadas y al
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Ministerio Fiscal, haciéndoles saber que contra la misma cabe recurso de
casación ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo en los términos que
previene el art. 847 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Así por esta sentencia, lo pronuncian, mandan y firman el
Presidente y los Magistrados expresados al margen.
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Voto particular que emite la Ilma. Sra. D. Maria Eugenia Alegret Burgues
PRIMERO.- Con todo respeto al criterio mayoritario de la Sala estimo
que debió acogerse el recurso del Ministerio Fiscal en orden a la
revocación de la apreciación de la atenuante de arrebato apreciada por la
Sentencia recurrida.
El Tribunal del Jurado pese a responder negativamente a la cuarta
proposición del veredicto, estimó que el acusado había sufrido una
agresión ilegitima por parte de la víctima y que no había existido
provocación previa del acusado, si bien entendió que el medio empleado
en la defensa fue excesivo.
Por ello se apreció la circunstancia eximente de legítima defensa en forma
incompleta, lo que no es cuestionado por ninguna de las partes.
Sin embargo entiendo que no existe base fáctica bastante sobre la que
construir la existencia de la atenuante de arrebato prevista en el art. 21.3
del CP, asimismo acogida por la Sentencia en el fundamento juridico
cuarto, ello pese a que el Jurado hubiese contestado afirmativamente a
la proposición séptima del veredicto facilitado que rezaba :El acusado
realizó la acción descrita en el hecho primero con alguna disminución de
sus facultades de control , ante la grave irritación que le produjo la
actitud provocadora de la víctima”.
Y ello por cuanto de la lectura completa tanto de las preguntas realizadas
al Tribunal del jurado como de las respuestas dadas por el mismo y la
motivación pertinente de cada una de ellas se evidencia que existió una
discusión previa entre el acusado y la victima (pelea lo denominan al
motivar la respuesta la proposicion segunda del veredicto) y que el
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arrebato lo residencian en la propia agresión sufrida por el acusado de la
víctima ( conforme a la motivacion dada a la septima proposición
consideramos probado que el acusado actuó en consecuencia ante la
actitud agresiva de la víctima).
Si como exige la doctrina del TS deben existir circunstancias
concomitantes de suficiente intensidad para ofuscar la mente del
causante del daño -aun siendo compatibles la circunstancia parcialmente
eximente de legítima defensa incompleta y la de arrebato- parece
razonable que esta segunda no pueda venir constitutida por la propia
agresión de la víctima, lo que comportaría computar favorablemente
una misma conducta dos veces.
El TS sala 2ª ha señalado en la STS de 23-2-2010 que:
“ el fundamento de esta atenuante se encuentra en la disminución de la
imputabilidad que se produce en un sujeto que se encuentra con la mente
ofuscada por una pasión que en ese momento le afecta. Es posible que
ese estado pasional venga provocado por una sucesión de hechos
producidos en un período de tiempo más o menos extenso, y que
permanezca larvado hasta su explosión a causa de un estímulo concreto
que incide de forma importante en un sustrato previamente existente. Se
ha venido exigiendo la concurrencia de varios requisitos para apreciar
esta circunstancia de atenuación. En primer lugar, debe constatarse la
existencia de estímulos o causas, generalmente procedentes de la víctima
(STS núm. 256/2002, de 13 de febrero ), que puedan ser calificados
como poderosos, y que se entiendan suficientes para explicar en alguna
medida la reacción del sujeto, con lo que quedan excluidos los estímulos
nimios ante los que cualquier persona media reaccionaría con
normalidad.”
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Pues bien la sentencia no detalla ni tampoco lo hace el Jurado cuales han
sido en este caso aquellos estímulos –diferentes a la agresión ilegítima de
la víctima- que hubiesen podido provocar la ofuscacion de la conciencia o
reacción colérica susceptible de generar una atenuación diferente de la
eximente incompleta ya apreciada, ya que la discusión previa por un
motivo tan nimio como el invitar al acusado y a su novia a beber (es lo
único que explica el acusado en su declaración) no parece, en ausencia
como digo de otras circunstancias concomitantes, un estímulo de la
intensidad necesaria para explicar la ofuscación. (STS de 7-10-2009).
Además como indica esta última Sentencia si bien el requisito de
temporalidad –relación causa efecto entre la discusión y la agresiónpodría darse, “desde luego por lo que hace a la proporcionalidad, es decir,
el exceso de la reacción, es patente según lo razonado precedentemente,
y esta falta de proporcionalidad impide el reconocimiento de la
disminución de la imputabilidad en que la atenuante se resuelve, de
forma que no cabe su estimación cuando se trata de una respuesta
desproporcionada, como es el empleo del machete descrito, frente a la
agresión con el puño realizada por la víctima (ver S.T.S. 1136/00 y las en
ella recogidas).”
SEGUNDO.—Consecuencia de la no apreciación de la circustancia
atenuante de arrebato prevista en el articulo 21,3 CP, debía ser el
incremento en un grado de la pena a imponer, que en relación con las
circunstancias del hecho y la existencia de una atenuante (art. 62 CP)
debería ser de 5 años y nueve meses de prisión.
El fallo de la sentencia pues debería haber sido el siguiente:
“Fallo: Estimando parcialmente el recurso de apelación interpuesto por el
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Ministerio Fiscal contra la sentencia de fecha 12 de julio de 2010 y con
revocación parcial de la misma debemos condenar y condenamos a
OLEKSANDR T. como responsable de un delito de homicidio con la
eximente incompleta de legítima defensa y la atenuante de confesión a la
pena de CINCO AÑOS y NUEVE MESES de prisión, así como las costas del
juicio.
Como responsable civil se le condena a que indemnice a ROMÁN H. y a
MARGARITA K. en cien mil (100.000) euros a cada uno de ellos. Se
absuelve de los pedimentos realizados respecto de Irina H., sin expresa
condena en las costas del recurso de apelación.
PUBLICACIÓN. La anterior Sentencia fue leída firmada y publicada en
el mismo día de su fecha. Doy fe.
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