SEXUALIDAD Y ESPIRITUALIDAD "El tema de la sexualidad sigue

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SEXUALIDAD Y ESPIRITUALIDAD
"El tema de la sexualidad sigue siendo muy conflictivo y ausente en los espacios más
cotidianos, como los cultos, las misas, meditaciones o currículos formativos de la
comunidad, por eso quiero con este pequeño ensayo mostrar como en cada espacio de
mi profesión en la que me muevo veo la carencia y la necesidad tanto a nivel
profesional, comunitario y familiar de hablar sobre los temas que relacionan al ser con
su propia sexualidad y la confrontación de los integrantes de su núcleo familia y la de
los demás, haciendo movilidades inequívocas y posiciones discriminatorias casi
siempre por desconocimiento, además la confrontación que se hacen frente a los
discursos parroquiales los que nos alejan cada día más de los espacios espirituales.
Otro aspecto que me motivó fue la última etapa del Magis, se incluyo la sexualidad
como un tema de trabajo y para el cual tenía muchas expectativas ya que le he
invertido tiempo, dedicación y trabajo al tema, pensé iba a ser todo un revolcón de
conocimiento y aproximación a una sexualidad laical, fue todo lo contrario, no encontré
fundamentación teórica, muchos juicios de valor, una mirada muy pecaminosa de la
sexualidad (aspecto que debemos abolir, sobre todo en un espacio tan importante
como este) en fin quede muy decepcionada; pero al mismo tiempo muy motivada para
lograr plasmar en un ensayo todo eso de lo cual yo me estaba quejando.
Quiero abordar la pregunta ¿cuál es la conducta sexual normal? tal como la definen los
códigos morales sexuales que fue también la base de la Ley Eclesiástica, de la cual
derivan nuestras leyes relativas a lo sexual. Pensar, entonces, que definiendo la
conducta sexual como “lo que es legal” (normal), y “lo que es ilegal” (anormal)
podríamos descubrir las mismas restricciones y los mismos permisos que se
encuentran en el código moral.
De allí deducimos que la cultura e idiosincrasia del lugar donde uno vive determina la
normalidad legal de una conducta sexual específica. Aquello que tú puedes hacer
legalmente en un país, en un estado o en una provincia, bien podría ser ilegal en la
región vecina. Con lo cual podría decirse que, desde el punto de vista legal, las
distinciones entre normal y anormal dependen de la geografía y de la religión. La
mayoría de los países occidentales tienen leyes contra el sexo extramatrimonial –
contra la infidelidad marital–
Por lo tanto, si te preguntas ¿cuáles son los
comportamientos sexuales normales de acuerdo con la ley?, la respuesta será otra
pregunta: ¿Dónde vives?.
Pero siento que el ámbito de lo espiritual no debería incluir ni el lugar geográfico, ni la
étnia, ni las costumbres, ni la procedencia, sólo una actitud de acogida y respeto, pero
no con el discurso de doble moral que se maneja, que se acogen, se respetan pero
siempre y cuando no tengan ninguna práctica sexual, porque eso ya es malo y pecado,
esto nos aleja de cualquier práctica sacramental, lo tienen que hacer a escondidas y
cuando son evidenciados por cualquier circunstancias los discriminan, rechazan y
apartan. ya que los programas de la iglesia no inician, en muchas ocasiones, de las
verdaderas necesidades de las comunidades y generalmente se imponen desde las
autoridades de poder y sobre todo el tema de la diversidad sexual que es tabú,
desconocido, poco estudiado y conflictivo con los lineamientos eclesiales. Desde la
posición excluyente y homofóbica se permite la presencia de los homosexuales y de
otras preferencias genéricas en las comunidades, pero con la anteposición de NO a la
práctica sexual, por lo tanto los alejándolos de poder tener algún espacio de poder
directivo o no dentro de las estructuras sociales. Igualmente pesa el silencio y, con él,
la imposibilidad de desarrollar un diálogo abierto y rico sobre el tema; como creyentes,
debemos apoyar espacios públicos de discusión y actuar desde la labor formativa,
académica y comunitaria, a favor del respeto a la diversidad.
Ahora queda la pregunta del ¿porque el tema de Diversidad sexual?- Porque no
podemos enmarcar la sexualidad en hombre y mujer, existe diferentes preferencias
con las que convivimos, trabajamos y “padecemos” terapéuticamente sin mucha
formación y con muchos estereotipos culturales, familiares; además la sexualidad no
es estática y tiene un continuo en el cual los seres humanos nos movemos en un
momento determinado y el cual me da la posibilidad de entenderme y entender a los
demás desde su perspectiva.
Claro está que para finalizar este tema quiero enfocarme en algunos temas
relacionados con Jesús, con su proceder, forma de desenmascar la doble moral de los
fariseos, sus actitudes de acogida, respeto, amor por las personas que eran
discriminadas, rechazadas y anuladas por su condición, actitudes que tienen que ver
con el campo amplio de la sexualidad.
Quiero que veamos a los demás como seres con los que interactuamos y que no sean
valorados por lo que son o hacen, dejar de darle importancia a la preferencia genérica
de las personas, su conducta sexual, modificar nuestro lenguaje y terminología de
homofobia, ver en el otro un ser humano total e integral.
1. Normalidad y Anormalidad: En épocas pasadas la enfermedad era
considerada un acontecimiento maligno que afectaba a los seres humanos y
casi siempre producto de la acción de un Dios o un espíritu nocivo o malo.
Conforme evolucionaron los acontecimientos biológicos y médicos, se
aclararon conceptos anatómicos importantes para llegar a un mejor
conocimiento de la fisiología y los procedimientos. Este hecho conllevó al
diseño de técnicas y aparatos para la medición de constantes fisiológicas
como: frecuencia cardiaca y respiratoria, temperatura, presión arterial y
muchas otras.
También existió desde siempre la dicotomía entre cuerpo y alma que está a
lo largo de todo la historia, tiene muchos nombres: forma y función, materia y
energía, materialismo y espiritualismo. En un libro, por ejemplo, las palabras
que cubren la página son el cuerpo, y las ideas detrás de ellas el alma. Lo
mismo puede decirse de cada aspecto de nuestro universo, porque el
universo mismo está compuesto de un cuerpo y un alma: sus componentes
materiales y los componentes espirituales que le dan vida. De ahí que el
primer paso hacia la creación de la unidad en el universo, hacia la
espiritualización de lo material, es unir nuestros propios cuerpo y alma, - el
alma manifiesta la razón misma de nuestra existencia; es la única parte de
nuestro ser que refleja directamente nuestra conexión con Dios, nuestro
creador. Aún cuando no es tangible y se oculta dentro del cuerpo, el alma es
el tejido mismo de lo que somos. Mientras el cuerpo abarca los aspectos
materiales de nuestras vidas, el alma abarca lo espiritual. El cuerpo es
impulsado primordialmente por la satisfacción de sus necesidades físicas.
Esto no implica que el cuerpo sea malo en sí; no lo es. Fue creado por Dios y
es inicialmente neutral, con un gran potencial para el bien. Pero es el alma la
que da energía y guía al cuerpo para hacer buenas obras y conectarse con lo
divino. El alma es trascendente por naturaleza, pues "... la llama de Dios es
el alma del hombre..." (Proverbios 20:27)
Si seguimos viendo la diferencia entre cuerpo y alma y que tienen funciones
diferentes, que una es el motor de la otra, o que una es más importante que
la otra, es donde caemos en errores, nos dejamos involucrar en discursos
que no tienen ningún sentido y continuamos viendo la división entre el cuerpo
y el alma, no somos divisibles somos seres integrales, totales, que sentimos
en unidad psico-fisico y espiritual.
Pero… ¿y la diferencia entre lo normal y lo anormal?
No existe, porque cuando entendemos que cualquier manifestación de la
sexualidad humana se circunscribe al mundo de las expresiones
comportamentales de la sexualidad, nos damos cuenta que resulta imposible
tipificar desde esa perspectiva y caemos en la cuenta que sólo podemos
hablar de manifestaciones típicas o atípicas, comunes o poco comunes, pero
nunca normales ni anormales, pues no existe “norma” ni a quien se le
adjudique el valor moral de imponerla.
Esto no significa la permisividad absoluta y total, ni la pérdida de los propios
valores. Estos últimos deben permanecer intactos, pero la relación con los
otros debe ser empática, respetuosa y aceptante de cualquier
comportamiento sexual, siempre y cuando:
•
Las personas involucradas estén de acuerdo con el comportamiento
sexual.
•
El comparta no daño a la persona, a la pareja ni a terceros.
•
No se haga contra la voluntad de los y las participantes ni se
aproveche del desconocimiento e inconsciencia de otros.
•
Ni con mentiras, amenazas o engaños de obligue a alguien a hacer
algo que no quiere hacer.
Cuestionarte si tus actos sexuales son plena y legalmente consensuados,
si te producen placer y se lo producen a tu pareja, si se pone en riesgo la
integridad física y emocional de alguien… De tus respuestas dependerá
la normalidad o anormalidad de tu vida sexual… no hay que cargarnos
de culpas y prejuicios que se nos han dado arquetípicamente e
históricamente desde la Religión, donde cualquier expresión sexual
comportamental que no tenga un fin procreador será rechazado y
juzgado como un acto de pecado.
“Nuestra atención debe estar dirigida al ser humano individual, y no
al irrelevante, ilógico y psicológicamente dañino encasillamiento de
las conductas sexuales en “normales” o “anormales”. Deberíamos
tener siempre presente esta reflexión del filósofo estoico Epicteto.
2. Diversidad Sexual: Cómo todos los temas de la sexualidad esté no deja de
ser polémico y universal pero al estar asociado con la sexualidad se remonta
como temática a épocas remotas, tanto como la existencia de los seres
humanos. Todos somos seres integrales que manifestamos nuestra
expresión de uno u otro sexo en lo que hacemos y pensamos, por lo que
tanto hombres como mujeres somos seres sexuados, lo que quiero decir es
que permanentemente se expresa la sexualidad a través de su condición
genérica.
Sin embargo, la historia por la que ha atravesado la sexualidad está llena de
tabúes y prejuicios. Tanto es que si se hace referencia a una parte del
cuerpo humano, por ejemplo las manos, difícilmente existan otros muchos
«apelativos» que enmascaren su nombre, cuanto más, se les ha llamado
«diestra». Sin embargo, cuando de genitales se trata son múltiples los
«sobrenombres», si la referencia es a los genitales femeninos en el caso de
la vulva existen incontables formas de nombrarla desde los más infantiles,
hasta otros que llegan a la vulgaridad y que no vale la pena mencionar. Si se
trata de los genitales masculinos al pene, por ejemplo, se le conoce con otros
muchos nombres, en fin, esta situación se ha generado desde nuestras
culturas como una forma de ocultar el nombre real o esa parte del cuerpo por
considerarlo obsceno.
El nivel de tolerancia, respeto y aceptación de las diferentes formas en que
los individuos expresan su sexualidad, son un modo de expresión de la
cultura en una sociedad dada. Por ejemplo entre los Kukukuku de nueva
Guinea, la relación homosexual orogenital es prescrita entre adolescentes y
jóvenes, pues el ingerir el semen se estima como esencial para la fortaleza,
virilidad y crecimiento en la masculinidad adulta; en Francia en bandas
juveniles son aceptadas las relaciones de penetraciones anales de parte de
los jefes y los subordinados aceptan como una muestra de cariño y es una
acción voluntaria, pero nos vamos a otro extremo como son los Beduino
Rwala del desierto nórdico de Arabia, quienes condenan a muerte a
cualquier hombre o mujer descubierto en actos homosexuales.
Hay diversas culturas y una de ellas son inflexibles no encuentran más que
la actitud condenatoria para con los individuos que se salen de ciertos
patrones sexuales establecidos, otras en cambio, crean un papel social que
obviamente presupone aceptación o tolerancia para con las variedades de la
conducta sexual.
Desde esta perspectiva, en los diferentes países y comunidades se expresa
la sexualidad de acuerdo con las tradiciones y costumbres que practiquen.
Dicha afirmación fundamenta la variedad de manifestaciones que ocurren en
esta esfera de la vida. Lo mismo vemos en cada una de las religiones, cada
una tiene una u otra forma de ver y direccionar a sus feligreses los
lineamientos que por creencias, fe y cultura tienen.
La diversidad sexual enfocada desde el humanismo, coloca a las personas
en el centro de su análisis. Si se parte de considerar al individuo como
irrepetible se está asumiendo la amplia gama de expresiones que podría
manifestar cada uno.
Vale reconocer que el comportamiento sexual forma parte de una ética que
surge del intercambio cotidiano de los miembros de una y otra comunidad.
Las normas que conforman y regulan el comportamiento social, van
condicionando en cada sociedad lo que es aceptado.
No existen reglas ni normas absolutas que condicionen las expresiones
sexuales. La legitimidad en esta esfera tiene mucho que ver con los patrones
de comportamiento asumidos. Calificar como bueno o malo determinado
comportamiento estaría en función de lo que cada sociedad asume como
adecuado o no. Las normas en cuanto al comportamiento humano están
sometidas a los cambios del contexto, por lo que las sociedades varían de
acuerdo con su evolución histórica.
La diversidad no solo abarca las expresiones sexuales, dentro de ellas se
focaliza lo relacionado con la orientación sexual, asociada a la dirección
erótica de cada persona, es decir, hacia la atracción en cuanto al sexo y,
considera la identidad sexual como otra de sus dimensiones.
La orientación ha sido objeto de polémicos análisis. Esta se manifiesta en
tres direcciones: la HETEROSEXUAL que responde a la atracción afectiva y
erótica de un sexo por el otro (del hombre hacia la mujer y viceversa), la
HOMOSEXUAL que ubica a las personas que se sienten atraídas afectivo y
eróticamente por otras personas del mismo sexo (del hombre hacia otro
hombre, o de la mujer hacia otra mujer), y la BISEXUAL, que identifica a
aquellos cuya atracción afectivo erótica se inclina tanto hacia el hombre
como hacia la mujer.
Existen muchos análisis sobre este asunto, lo cierto es que los científicos
aún no tienen un acuerdo sobre la naturaleza y origen de estos
comportamientos. Se conoce la homosexualidad o la bisexualidad que no
son una enfermedad y por tanto no hay nada que curar. Sin embargo, en
términos de aceptación o rechazo social, en relación con la homosexualidad
y la bisexualidad, existen diferentes actitudes de acuerdo al grado de
homofobia que exista en la comunidad de que se esté.
El respeto a la diferencia es un principio humanista, que no es asumido por
todas las personas en el mundo, es un asunto de reciente discusión. No
obstante, las sociedades necesitan avanzar hacia la comprensión de que la
aceptación de la diversidad, favorece la integración de los pueblos y sobre
todo el acercamiento de los individuos que por sus singularidades resultan
minorías.
Los homosexuales, bisexuales y los trans, constituyen una minoría
frecuentemente cuestionada, son incomprendidos por su preferencia
genérica, suelen ser estigmatizados como personas de «dudosa moral», al
valorarlos se les asocia por lo general, sin malas intenciones, a personas sin
ética, sin vergüenza, sin escrúpulo, antisociales, débiles de carácter,
violadores y muy dudosa reputación, son aceptados en unas culturas y en
otras talmente rechazados. En nuestras instituciones religiosas este asunto
es asumido desde el doble discurso, por un lado son acogidos e hijos de
Dios, pero ya en la práctica existe rechazo, discriminación e irrespeto. La
Iglesia no solo condena históricamente prácticas sexuales diferentes a la
heterosexual sino todas aquellas formas de sexualidad que no tienen su
principio y su fin dentro del matrimonio heterosexual, con su primordial
función procreadora y donde el placer nunca puede ser un fin en sí mismo
sino un medio para metas más elevadas, ha contribuido a que la única
sexualidad legitima sea la sexualidad que tiene lugar en la alcoba de los
padres (además casados).
La Iglesia ha hecho de la "familia tradicional" (claramente estructurada, de
roles muy definidos, monógama y patriarcal) su gran bandera. En torno a la
familia como "célula básica", se han articulado todos los miedos y fobias
acerca de las sexualidades no ortodoxas, considerando que estas debilitan
los vínculos familiares y traen inevitablemente consigo todos los males
sociales.
La familia ha sido el eje de los más brutales procesos de exclusión
articulados por la Iglesia. La ausencia de modelos dentro de la familia ha sido
clave en la interiorización de la homofobia.
La preferencia genérica no tiene necesariamente una relación directa con la
conducta moral de los individuos. Existen múltiples ejemplos de
personalidades destacadas por su quehacer cotidiano, bien sea por su
cultura, por su obra literaria, porque son excelentes profesionales de la
medicina o cualquier otra profesión y muchos suelen ser excelentes
personas. Solo cabría llamar la atención por los que siendo heterosexuales,
que son mayoría, tienen un comportamiento social denigrante y nada tiene
que ver con una preferencia sexual.
No tiene justificación la discriminación sexual, sigue solo un camino donde se
desvirtúa la naturaleza misma del ser humano. Marginar solo por preferir
sexualmente a alguien del mismo sexo, lo cual no daña a nadie y sí
proporciona placer y equilibrio emocional a quienes así lo prefieren, no
favorece a ninguna sociedad, ni ejerce presión alguna para un intento de
cambio en este sentido.
En el libro ¿Hacia un Clero gay? Del del padre Germán Robledo Ángel
vemos como nos narra perfectamente y de primera mano cómo algunos
sacerdotes celebran el viernes penitencial con remate incluido. En el 2001
uno de ellos se fue de celebración un Viernes de Dolores, día que precede al
Domingo de Ramos, y terminó en un motel, sin carro, sin plata, sin ropa y
trasladado a otra parroquia para evitar el escándalo.
Está también el caso de un vicario que convivía con un sicario y amenazaba
a la dueña del apartamento con el sicario si denunciaba el hecho o si les
pedía el inmueble.
En el capítulo X ,’Un secreto a las puertas de la muerte’, revela que por orden
de un obispo los restos de Joaquín de Cayzedo y Cuero, el prócer caleño; de
monseñor Heladio Posidio Perlaza, el primer obispo de Cali, y del general
Alfredo Vásquez Cobo, fueron retirados de la Catedral de San Pedro, donde
reposaban, y arrojados a una fosa común. Él mismo lo pudo comprobar
cuando fue el párroco de la Catedral y excavó las catacumbas. Lo que hay
hoy son solo placas que indican que ahí reposan los restos pero, abajo no
hay nada.
La oportunidad de hombres y mujeres independientemente de su orientación
sexual, de participar sin discriminación alguna en los cambios sociales, en la
construcción de una sociedad mejor, exenta de miradas cuestionadoras,
pecaminosas y discriminatorias facilitaría un ambiente social más saludable.
La juventud constituye un sector que promueve nuevos valores, acepta el
reto de lo nuevo, están en mejores condiciones de promover la tolerancia y el
respeto a lo diferente.
Finalmente la identidad sexual es otra dimensión de la diversidad en esta
esfera, aquí se agrupan los travestis, transgénero, los transexuales que
presenta una discordancia entre el fenotipo y el genotipo, es decir, una
discordancia entre el sexo y la identidad de género, referida como “estar
atrapado en un cuerpo al que no pertenece; Sobre estas personas también
recae cierto rechazo cultural, religioso, familiar y social, por las mismas
razones de intolerancia hacia los homosexuales.
En este tema hay mucho que esclarecer y debatir. Buscar información al
respecto ayudaría a encontrar el camino más adecuado para que todos y
todas sientan que están incluidos en la sociedad a la cual pertenecen, a su
religión y que en ella pueden crear y aportar todo lo que produzca bienestar
a los demás y hacer posible un mundo mejor.
3. Continuo de la Sexualidad
Sin duda el estudio más citado de nuestro tiempo sobre la sexualidad es el
realizado por Alfred Kinsey, biólogo y sociólogo norteamericano, quien
publicó dos informes: uno sobre el comportamiento sexual del varón (1948) y
el otro sobre el comportamiento sexual de la mujer (1953) La obra de Kinsey
revolucionó las visiones occidentales, particularmente norteamericanas,
sobre la sexualidad humana y norma sexual, y, abrió caminos para nuevas
entradas teóricas algunas décadas después.
Uno de sus aportes más notables es la concepción del continuo heterohomosexual en la conducta sexual humana. Para Kinsey, la homosexualidad
no era una cuestión de todo o nada. Se debía dividir a los seres humanos en
homosexuales, por un lado, y heterosexuales, por otro. En todo ser humano
podría haber un cierto grado de homosexualidad y un cierto grado de
heterosexualidad. Después de entrevistar a 5.300 sujetos masculinos y
5.940 femeninos, propusieron la existencia de mujeres y hombres en un
continuo hetero-homosexual en el que todos los seres humanos se colocan
en algún punto. Lo expresaron en una gráfica con siete columnas numeradas
de cero a seis y cruzadas por una diagonal, de uno a cinco. Había, así, un
continuo hetero-homosexual.
El grado de heterosexualidad-homosexualidad de una persona, podía variar
en momentos diferentes de la vida o de acuerdo a circunstancias
determinadas. Este investigador estableció una escala entre 0 y 6 para
expresar el grado de Heterohomosexualidad en una persona en un momento
determinado de su vida. He aquí la escala de Kinsey y la explicación que él
daba a la misma: 0 1 2 3 4 5 6
HETEROSEXUALIDAD - HOMOSEXUALIDAD
0. Exclusivamente heterosexual, sin ningún elemento homosexual
1. Predominantemente heterosexual, sólo accidentalmente homosexual
2. Predominantemente heterosexual, pero algo más que accidentalmente
homosexual.
3. Igualmente hetero y homosexual.
4. Predominantemente homosexual, pero algo más que accidentalmente
heterosexual.
5. Predominantemente homosexual, sólo accidentalmente heterosexual.
6. Exclusivamente homosexual.
Esta escala podía aplicarse a tres dimensiones distintas de la sexualidad: el
comportamiento sexual, el deseo sexual, y los contenidos de las fantasías
sexuales.
El Dr. Lizárraga del Instituto Mexicano de Sexología, “IMESEX” dirigido por el
Dr. Juan Luis Álvarez-Gayou y sus colaboradores, propusieron unas
modificaciones al cuadro del continuo de Kinsey, no asignando números a
cada grupo para evitar la tendencia generalizada y de valorar en forma
numérica. Sugirieron la siguiente denominación:
Cada uno de estos niveles significa grados de atracción. De esta manera,
una persona puede ser:
Fundamentalmente heterosexual: Persona que sólo es atraída por una del
otro género y no es capaz de reconocer belleza en personas del propio.
Básicamente heterosexual: Reconoce elementos estéticos agradables o
llamativos en personas de su mismo género sin que implique de manera
necesaria búsqueda o realización de actividad erótica.
Preferentemente heterosexual: tiene más atracción por personas del otro
género pero siente también atracción por personas del mismo.
Bisexual: Es el que presenta "no preferencia" es decir que la atracción es
igual por uno u otro género, aunque no siempre al mismo tiempo.
Preferentemente homosexual: tiene más atracción por personas del mismo
género pero siente también atracción por personas del otro género.
Básicamente homosexual: Reconoce elementos estéticos agradables o
llamativos en personas del otro género sin que implique de manera necesaria
búsqueda o realización de actividad erótica
Fundamentalmente homosexual: Persona que sólo es atraída por personas
del mismo género y no es capaz de reconocer belleza en personas del otro
género.
Ha debido quedar claro que no hacemos justicia a la preferencia genérica de
las personas cuando nos referimos a ella en singular. Existen
homosexualidades, así como existen Heterosexualidades, incluyendo en
cada una de estas características una diversidad de dimensiones
interrelacionales.
Se entiende mejor a los hombres y a las mujeres cuando se les considera
como seres humanos completos y no únicamente en términos de su
comportamiento sexual y que no podemos decir que la sexualidad es estática
y no cambia, en un momento determinado de la vida o por circunstancias
ajenas a nosotros mismos, podemos movernos en nuestra preferencia
genérica,
La preferencia probablemente no es una realidad diferenciada y rígida,
muchos creen que nuestra sexualidad y nuestra preferencia, se encuentra en
algún lugar a lo largo de un continuo físico y emocional desde el 100%
homosexuales y el 100% heterosexual. No sólo podría estar en cualquier
lado a lo largo de un continuum de la sexualidad, pero también podría tener
el elemento de ser "fluida". Es decir, dependiendo de nuestra educación, el
desarrollo, las emociones, las necesidades de intimidad… en la medida que
transcurre la vida, nuestra preferencia sexual puede moverse a lo largo del
continuo. A veces, los terapeutas utilizan este concepto continuo para las
personas que identifican que preferencia afectiva y sexual puede ser
distinta a la heterosexual.
4. Jesús
Después de preguntarme durante tanto tiempo por los temas de sexualidad y
su relación con los demás, también me hago ahora la pregunta ¿y la
sexualidad de Jesús? Me respondo. Que Él fue un hombre y por lo tanto un
hombre que tuvo sexualidad (la sexualidad Corresponde a todos los aspectos
psicológicos, biológicos, sociales, antropológicos y espirituales que
acompañan al individuo y que le permiten relacionarse con las demás
personas) un sujeto sexuado como lo que son todos los hombres.
Claro está que visto desde lo angelical sería no permisivo pensar que Jesús
pudiera tener sexualidad, por tal motivo pues Jesús estaría alejado de este
panorama (verlo como un ser sexuado) pero esto es porque realmente no
estamos viendo que Jesus fue totalmente un hombre, Es verdadero hombre en
todo, menos en el pecado (Heb 4,15)
Siempre y durante toda su existencia Jesús tuvo la necesidad de relacionarse
con los otros, de tener necesidades afectivas, Jesús no es un Dios que se
viste de hombre durante una temporada y luego se quita sus prendas y se va
al cielo. Ni es uno de esos dioses orientales, inconmovibles e inalterables, que
ni sienten, ni sufren, ni gozan, ni se ríen. Jesús, como todos nosotros,
necesitó la compañía de unos amigos y tuvo, sus predilecciones entre la
gente que conocía.
El sintió todo el mundo rico y complejo de la sexualidad, y no le tuvo miedo, ni
se dejó arrastrar por ella. Nunca aparece como obsesionado por la amenaza
de la sexualidad. Ni aparece con corazón morboso, viendo obscenidades por
todas partes. No tiene miedo, como le ocurre a los reprimidos, de tratar con
todo tipo de personas. De ahí que alguna vez lo acusaron de andar reunido
con gente de mala vida, como eran los publicanos y pecadores; incluso le
llamaron también comilón y borracho (Mt 11,19). Tampoco tuvo miedo a las
mujeres, ni se sintió obligado a mantenerse lejos de ellas. Algunas le solían
acompañar de pueblo en pueblo, como ya hemos visto. Y ello a pesar del
ambiente en contra que existía en aquel tiempo, fue siempre en contra de las
discriminaciones y con sus actitudes de acogida nos dio lecciones de amor.
5. Denuncia
Para nadie es una mentira que el terreno de lo sexual es siempre un espacio
propicio para hipocresías, mentiras, engaños, doble moral y para muchas
personas lo más importante es “Guardar las Apariencias”, a pesar de tener
una doble vida oculta a los ojos de los demás, un discurso para la apariencia y
otro en la intimidad de su doble vida. Todo está bien si los demás no se dan
cuenta, no se ve, no se conoce o no se hace público, parece ser la vida de
algunos.
En cambio para Jesús esto no era permitido el no aguantaba la hipocresía de
mucha gente religiosa de su época. Por eso se indigna ante la hipocresía
sexual de los fariseos, que además eran bastante reprimidos. Y lo vemos
revelado en (Lc 7,36-50) la mujer de mala vida que se acercó a él estando
comiendo en casa de un fariseo. Jesús, dándose cuenta de lo que estaba
sucediendo permitió que ella se le acercara le bañara sus pies y los secara
con sus cabellos, (lo que para muchos aún en nuestro días sería un
escándalo). “El evangelio sitúa a Jesús entre el fariseo y la pecadora para
mostrar que Jesús se queda con la sinceridad de la segunda, y no con la
hipocresía y dureza de corazón del fariseo. Jesús no solamente la salva, sino
que condena con una terrible ironía al fariseo. A Jesús no le importa lo que
aparece, ni le importa tanto lo que se hace o no se hace, sino lo que se es
profundamente en el corazón”.
Otro claro y palpable caso de estos es el de la mujer que le llevan a Jesús
encontrada en adulterio (Jn 8,1-11). Jesús no puede aguantar la hipocresía de
aquellos hombre y lo que dice cuando levanta su cabeza después de escribir
en la tierra es “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” a lo que
todos respondieron actitudinalmente –fue salir-, (empezando por los más
viejos), claro está que ahora que reflexiono sobre esta situación pienso que
otra cosa que Jesús pudo decir también frente a este caso es: - y dónde están
los hombres que estuvieron con esta mujer, ¿no serían también responsables
y podrían llevados ante el señor, para ser juzgados por adulterio?
“Si la sexualidad es un asunto tan importante, de ninguna manera podía
estar olvidada en los Evangelios”. Lo que pasa es que la enfocan de un
modo correcto, sin caer en las trampas que tiende a crear ella misma. En
realidad, el silencio del Evangelio sobre la sexualidad es un grito que expresa
una verdad más profunda sobre ella.
La sexualidad no es un asunto de verla aislada, separada, hay que
comprenderla como una totalidad, no es un asunto particular de lo que hay
que hacer, no son posturas ni formas del kamasutra. Hay que ubicarla en el
conjunto y totalidad de la vida de las personas y de esto que estoy hablado lo
vemos reflejado en el Evangelio, no se ocupa del sexo como tal, pero si por la
integralidad de la sexualidad por todo lo que conlleva el ser humano, su
corazón, la ternura, el cariño su afectividad, sus deseos íntimos, su forma de
pensar, de ser y actuar… A esto estamos poco acostumbrados, pero resulta
que así es el enfoque del Evangelio. No se trata de lo que el hombre hace o no
hace con “sus partes”, sino de lo que el varón y la mujer son, de cómo orientan
su vida, de qué es lo que les resuena en el corazón. La sexualidad, para la
psicología moderna y para el Evangelio, hay que situarla en el contexto total
de la persona. Es el hombre completo el que interesa; un hombre que no es
que tenga una sexualidad, sino que es “sexuado”. En definitiva, lo que al
Evangelio le interesa es dónde está nuestro corazón.
6. El Espíritu
Lo fundamental de un cristiano es poder estar siempre en sintonía con el
Espíritu de Jesús, estar concentrado en la construcción de su reino nos
ayuda a vivir de un modo pleno y satisfactorio con nosotros mismos, y por
ende vivir también plenamente nuestra sexualidad canalizándola en un
proyecto de ayuda en el reino de Dios.
“Siempre hemos sido reprimidos y amenazados por grandes peligros del
alma que son, el demonio, el mundo y la carne, a lo que de inmediato
hacemos una relación Carne = sexo, pero cuando el Nuevo testamento habla
de este tema hace relación se refiere al enfoque con las que ven el mundo
las personas que no conocen a Jesús y sobre todo que no les interesa la
construcción de su reino poniendo el dinero, el prestigio social y todo lo
material como lo más importante en sus vidas; esa es la carne que se opone
al espíritu. Por eso cuando Pablo habla de las obres de la carne (Gál 5,19ss;
Col 2,18), se refiere a las cosas que encierran al hombre en lo que se opone
a Jesús; y esto puede ser la lujuria, pero también la rivalidad, la envidia, la
vanidad y orgullo, la idolatría… Que la carne se opone al Espíritu no se
refiere, pues, al sexo, sino a todo lo que es contrario a una visión cristiana de
la vida.”
Ser coherentes con nuestra fe en Jesús, es optar, decir por la construcción
de su reino es fundamental que sea libre en todo lo que hace, por lo tanto,
también frente a su sexualidad (lo que significa vivir cristianamente la
sexualidad), el cristiano tiene que lograr su libertad frente a ella. Lo
importante es el amor auténtico: si sabe amar de veras se sentirá libre.
7.
El ídolo
Hay que estar vigilantes, aletas para no caer en las sutiles trampas que nos
puede poner la búsqueda del placer, se puede convertir en un absoluto, se
convierte en algo tan poderoso que tampoco nos deja ser libres y cuando
menos pensamos estamos completamente atrapados. Gran parte de la
sexualidad funciona en el orden inconsciente y por es fácil engañarnos. En
muy pocos aspectos de su vida el hombre es tan capaz de engañarse a sí
mismo como en este. Algunos son tan esclavos que incluso desconocen sus
cadenas.
Encontramos muchas dificultades internas que nos pueden dar respuesta a
estos comportamientos: - una mala educación, una mala orientación,
disfuncionalidad familiar, presión o explotación sexual infantil.
Algunos espacios que buscan intereses propios utilizan la sexualidad y todos
sus componentes como un arma poderosa para conseguir los fines que a
ellos les interesa. No tienen inconveniente ninguno en manipular la
sexualidad, pues necesitan el control de los instintos para mantener a la
gente dentro de sus intereses.
El caso más típico es el de la publicidad. Con ella la sociedad utiliza y
manipula la insatisfacción sexual. Ellos estudian muy bien cómo hacer usar
un producto asociándolo a la insatisfacción o necesidades sexuales. A nivel
inconsciente, nos hacen creer que tomando una bebida específica o usando
una loción especial, tener una cirugía plástica nos hará acceder al hombre o
mujer que no se ve sino en revistas de farándula, que no son reales del todo,
que lo que vemos es mucho de maquillaje y que cuando nos confrontamos
con la realidad esto es totalmente diferente. Bueno todo esto está muy bien
estudiado es toda una técnica hacernos comprar y consumir. Y todo ello
aprovechándose y manipulando nuestras necesidades afectivas. Lo que a
ellos les interesa es que el hombre produzca y consuma, y para ello utilizan
la sexualidad como medio para que este sistema de producción y de
consumo se mantenga.
De este modo, la sexualidad, esa realidad buena y profunda creada por Dios
para el encuentro con los demás, se convierte en un ídolo que esclaviza y
aliena profundamente. Deja de ser un medio para encontrarse con el otro en
profundidad y se convierte en algo que atonta y embrutece a la vez.
Cuando el sexo lo convertimos en ídolo, entonces es imposible servir
auténticamente a Dios. El cristiano no puede dejarse manipular por nada ni
por nadie. Hay que luchar en contra de todo proceso de manipulación
publicitario para vivir auténticamente nuestra vida como seres sexuados y en
relación amorosa con nuestro Dios. Jesús.
8. Conclusiones
•
No hay comportamientos sexuales universales. Alfred Kinsey fue el
primero en demostrar que dentro de un mismo grupo social, el
comportamiento sexual es modificado y matizado por diversos
factores, como el sexo, la edad, la religión, la religiosidad, el nivel
educativo, el estado civil y el contexto cultural de desarrollo de la
persona. Del mismo modo Asayama, Simon y otros investigadores
han encontraron diferencias importantes en el comportamiento sexual
de las personas, desmitificando que la sexualidad puede ser normal o
anormal, tenemos que tener presente en que cultura, religión y medio
social nos encontramos para dar por determinada el concepto de
normal o anormal.
•
Las actitudes de aceptación o rechazo de los comportamientos
sexuales en un mismo grupo humano se modifican con el tiempo y los
sucesos histórico-sociales. También son modificados hace algún
tiempo era imposible habar en público sobre temas relacionados con
la sexualidad, nombrar palabras como anticoncepción, masturbación,
vagina, pene, entre otros conceptos que ahora son más comunes, por
lo menos en entrevistas espaciales.
•
La conducta sexual esta marcada por la cultura, la religión, la época,
el ejercicio de la sexualidad es aprendido y esta notable y
relativamente libre del control grandular u orgánico. No hay leyes
absolutas que determinen, según la naturaleza biológica, las pautas
sexuales de la conducta.
•
La iglesia en caso de la diversidad sexual debe abogar por una nueva
iglesia, que incluya desde lo pastoral una visión más evangélica, de
aceptación de la diversidad, de un ser humano integral, de un ser visto
como Jesus, no ser fariseo en lo que hace. No manejar el doble
discurso por un lado los acepta y por el otro el rechazo.
•
En nuestra cultura occidental de origen judeocristiana, la iglesia ha
intentado suprimir las preferencias genéricas distintas a la
heterosexual al considerarlas pecaminosas y merecedoras de castigo
y censura y castiga cualquier forma de actividad sexual que no sea
con fines reproductivos; Los legisladores en algunos países las han
juzgado como delito perseguible, los cuerpos policíacos las reprimen y
las persiguen con propósitos de extorsión y los psiquiatras las han
“etiquetado” como enfermedades mentales, intentando curarla.
•
Jesus nos dio siempre grandes lecciones de aceptación y amor hacia
los demás, sus enseñanzas, su vivencia y sus ejemplos, nos muestran
una vida libre, auténtica, respetuosa de la diferencia, sin prejuicios
sobre los comportamientos de los otros, nunca juzgo, critico y rechazo
a nadie por lo que hacía.
•
La biblia no nos deja sin idea o ninguna guía. La Sagrada Escritura
nos presenta ciertos temas fundamentales como bases sobre las
cuales podemos construir una teología moderna de la sexualidad
humana. A pesar de las circunstancias y perspectivas históricas
cambiantes, los autores de la Biblia, consistentemente se presentan
como testigos de la naturaleza bondadosa y amante de Dios de la idea
de la fidelidad como la máxima expresión de nuestra amorosa
respuesta. “Aunque la biblia no nos provee dictados absolutos sobre
prácticas sexuales específicas, si declara que la relación sexual es
buena, aunque siempre vista dentro del más amplio contexto de la
persona humana de la comunidad” (Kosnik)
•
Vivir auténticamente nuestra vida, es vivir libres para decidir y optar
por una vida compartida en el espíritu del señor, Tampoco es el
propósito de Dios el hacer a uno bueno. ¡El quiere hacernos
completos, únicamente al punto que nuestras acciones, estilo de vida
y relaciones nos aporten tranquilidad, paz y armonía con nosotros y
con los seres que nos rodean.
9. Bibliografía
Alfred Kinsey et, Al. “Comportamiento sexual”. Saunders, 1948 Pa. W.B.
Saunders, 1953).
Álvarez –Gayuo, Juan Luis. Educación de la sexualidad: ¿en casa o en la
escuela?. Edt. Paidós Educador. México. 2007.
Crollks Robert – Karla Baur. Nuesra sexualidad,Mexico, Editorial Opsis,S.A de
C.V, 2001
Giraldo Neira Octavio sexualidades. Editorial Litocencoa, Cali.2002
Kinsey, A. C., Pomeroy, W. B., Martin, C. E. (1954). Conducta sexual del
hombre. Buenos Aires: Editorial Médico Quirúrgica
Master, W., & Johnson, V. (1978). Respuesta sexual humana. Buenos Aires:
Editorial Intermédica.
McCary James Leslie. Sexualidad humana. Edt. Manual Moderno. México. 2007.
Murillo Gamboa, Margarita. Cómo enseñar sexualidad. Edt. Pax México. México.
2007.
Priego Tomás – cosme puerto, la sexualidd integral de la pareja, España,
Editorial San pablo 2001
Articulación
Ahora que me piden hacer una articulación con mi proceso de formación me tengo que
remontar al inicio del Magis, fue la primera inquietud que tuve cuando iniciamos la
primera etapa de formación. Como yo desde mi quehacer profesional, podía articular mi
formación espiritual, ya que estaba inmersa en un medio (lo Público) dónde la espiritual
nada tiene que ver, incluso muchas veces he sido motivo de burlas por hablar de
ciertas cosas en algunos lugares donde me desenvuelvo.
Pero ahora veo con mucha más claridad que esta formación y seguimiento en la vida
espiritual, me ha servido para Conocer mi realidad lo más ampliamente posible, para
examinar cada situación y también examinarme, para obtener un panorama claro
sobre las necesidades del ser humano, no es un camino fácil pero tan poco imposible
de seguir, requiere compromiso, dedicación, constancia y amor, es un lecho de
realidades, donde existen dualidades del bien y del mal
Buscando dentro de mí quehacer diario he podido darme cuenta que esa es la voluntad
que Dios quiere para mí, es ahí donde estoy, en el servicio que presto donde Él me
necesita como su colaboradora en la construcción del reino.
Llevo mucho tiempo trabando al lado de las poblaciones más vulnerables, y al mismo
tiempo más discriminadas (población LGBT) pues después de revisar mi labor y mi
trabajo con ellos, me he dado cuenta que siempre me sentí aislado, rechazada y
discriminada por otros, por el solo hecho de trabajar con ellos, pero a la luz de mi
proceso de crecimiento espiritual, veo con mucha claridad que era yo la que les podía
llegar hablar de Dios, porque si lo hubiera hecho otra persona de afuera de su circulo,
no le creían, ahora es muy claro par mí cual es mi misión y cual es la labor que dios
quiere que haga, desde adentro. Quiero ahora expresar algo que encontré en una de
las etapas de los EEA. Yo trabajo la sexualidad para ponerla al servicio del placer y
después de todo este proceso de formación y crecimiento en la espiritualidad Ignaciana
trabajo la sexualidad para ponerla al servicio del SER.
Mi inquietud intelectual, comunitaria, apostólica y espiritual es seguir formándome y
creciendo como persona, para poder servir a los demás a la manera de Jesús, vivir con
su estilo y ser para los otros un reflejo siempre de las actitudes de Él.
Tengo que reconocer también que tengo que hacer mi mayor esfuerzo en el trabajo
comunitario, me da aún mucha dificultad este tema de formar comunidad, no porque
tenga problemas para trabajar interdisciplinariamente, pero eso de vivir
comunitariamente es un aspecto al que le tengo que seguir trabajando, y pedirle a
Dios me de el don de poder hacerlo, como ser humano me ha costado mucho y tengo
ser muy sincera conmigo mismo frente a este tema
No tengo sino agradecimientos a la organización MAGIS etapa III porque fue una
experiencia dónde logre integrar muchos aspectos de la vida que me llevaron a ser un
mejor ser humano, mejor persona, profesional, compañera, amiga y madre. Me queda
la tarea de seguir formándome y seguir siendo una colaboradora más al servicio de los
seres que me rodean y necesitan de mí.
Gloria María Soto Marin
Psicóloga
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