Me salvó la His t

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Crónica FEPASDE
“Me salvó la His t
encías, que por lo leído en la historia clínica, se deducía eran
ocasionadas por un aparato denominado Hijarax Mcnamara. “Evidentemente es un artefacto que ejerce presión en
los laterales y puede generar algunas heridas en las encías”,
relata la odontóloga.
Al momento de la primera cita, Sandra había notado
que la actitud de la madre era de desconfianza permanente hacia la profesional. En ese momento, Sandra no sintió
que fuera algo de mucha relevancia y que mejoraría, en la
medida en que la relación médico-paciente avanzara satisfactoriamente.
Las difíciles relaciones entre una madre y su hija de 9
años, pusieron en duda el trabajo profesional y ético de
una joven odontóloga, que durante tres meses afrontó un
proceso ético disciplinario, a causa de las denuncias en su
contra, por maltrato físico y psicológico a la menor.
Era el 4 de abril del 2002, Sandra estaba en sus últimos
días como odontóloga en una IPS, durante su última semana como empleada, la profesional había recibido la gratitud
y cariño de algunos de sus pacientes, entre los cuales estaba Adelaida Trujillo, quien le comentó que tenía el deseo de
cambiar de odontóloga.
La madre estaba interesada en que Sandra atendiera a
Gloria. Ésta aceptó la solicitud de la madre de la niña y le
pidió que la llevara al consultorio con todos los soportes
clínicos que tuviera hasta el momento.
En la siguiente semana, Sandra recibió en su consultorio
a Gloria, una niña de 9 años, que estaba acompañada por
Adelaida y Raúl, los padres de la menor.
Finalmente, Sandra comunicó a los padres que les
informaría oportunamente el diagnóstico de Gloria, el tratamiento y los costos.
Diagnóstico de la menor
En la siguiente consulta, Sandra les comunicó a los padres de Gloria que su hija presentaba una discrepancia en
el crecimiento cráneo facial. Por tal razón, ésta requería de
un tratamiento con aparatos ortopédicos para corregir el
daño; también les comentó el costo y la financiación por
cuotas; además les contó que era necesario realizar unas
exodoncias seriadas para acelerar la salida de los dientes
permanentes y darles mayor espacio, con el propósito de
evitar tempranamente que queden acuñados.
El día 21 de mayo, se llevó a cabo la primera cita para
tratamiento. La menor llegó al consultorio acompañada sólo
por su madre. Sandra procedió a la toma de impresiones,
cuando un llanto y grito agudo de la paciente, alertó a la
madre, quien se encontraba dentro del consultorio. Adelaida, la madre de la menor, se dirigió a Gloria en tono fuerte
y amenazante, para lograr su colaboración.
En la consulta, Sandra solicitó a los padres todos los
apoyos diagnósticos necesarios para evaluar la niña, así
mismo, les pidió que le contaran porqué habían suspendido
el anterior tratamiento, la madre aseguró que la odontóloga
había sido brusca en su atención a Gloria; por su parte el
padre, menos expresivo, simplemente se limitó a escuchar.
En la siguiente cita, a finales de mayo, la odontóloga
hace la entrega a ambos padres del aparato ortopédico,
explica el manejo, las restricciones y las sugerencias de uso
para no lesionar la encía, pero nuevamente, la menor se
niega a recibir el tratamiento, la madre comienza a gritar y
amenzar.
Mientras Sandra examinaba a Gloria, no notó nada fuera
de lo normal, la niña presentaba algunas peladuras en las
Para la próxima cita, la odontóloga consciente ya de la
difícil relación entre madre e hija, sugiere a la madre es-
48 Médico-Legal
Crónica FEPASDE
s toria Clínica”
Una menor de edad y su madre ponen en aprietos
a una joven odontóloga, que terminó involucrada
en una denuncia por maltrato.
perar fuera del consultorio y le pide el favor de que la deje
a solas con la niña, para darle un manejo adecuado a la
situación y evitar discusiones.
Cuando se inicia la exodoncia, la odontóloga, acompañada por su auxiliar, comienza a aplicar la anestesia a la
niña. Como es lógico, causa molestia en la menor y ésta
empieza a quejarse; la madre entra al consultorio y con
gritos nuevamente empieza a discutir con Gloria.
Sandra le solicita retirarse, apenas puede mirar a la madre, sólo se escuchan gritos en el consultorio; la profesional
tiene su mano en posición para aplicar la anestesia. Adelaida no acata la sugerencia y comienza a reclamarle a la
odontóloga que tenga cuidado con la niña. Gloria se une a
su madre y la profesional, sin tener éxito, insiste a la madre
que abandone el consultorio.
Adelaida se niega, la menor vuelve a gritar y a llorar, la
situación es muy tensionante, en cuestión de minutos el
consultorio está hecho un caos, la profesional debe suspender el procedimiento.
La madre bastante emotiva sale del consultorio y la niña
pregunta a la odontóloga porqué la mamá la dejó sola.
Finalmente, la madre regresa al consultorio acompañada por el padre de la niña; la profesional le explica al
padre lo sucedido y le comunica que no desea continuar
atendiendo a Gloria; la niña se quita el aparato de la boca y
lo pisotea, el padre la corrige, pero la menor no hace caso.
Por último, Sandra le explica al padre que la niña tiene
anestesia, que debe evitar morder para que no se lastime
la encía, le pide el favor de verificar la historia, de firmarla.
Raúl apenado le pide disculpas a la profesional y le pregunta
cuánto le debe, la odontóloga le dice que nada, que no se
preocupe. Posteriormente abandonan el consultorio.
Diez días después, Sandra recibe la notificación del
Tribunal de Ética Odontológica y una copia de la denuncia
realizada por la madre, ante la Secretaría Distrital de Salud
de Bogotá.
Sandra se presenta al Tribunal acompañada del abogado; rinde una declaración ampliada, al igual que lo hacen la
madre y el padre de la niña.
Un par revisa la historia clínica en totalidad y emite que
no se evidencia mala praxis de la profesional. Por tal razón
el Tribunal Odontológico exonera de responsabilidad a la
odontóloga, al no encontrar sustento en las argumentaciones de la madre.
Sandra recuerda el hecho como una pesadilla terrible,
porque no se esperaba ser acusada de maltrato y enfrentar
el cuestionamiento de su ética, cuando se le pregunta cuál
fue la razón por la que fue exonerada, asegura “me salvó
la historia clínica, y el haber informado adecuadamente al
padre tanto de la condición de la niña como de lo sucedido,
lo que quedó registrado e inclusive firmado por este, en
especial el día del incidente”.
Análisis y comentarios
Nataly Marulanda, MD
Asesora División Científica
En este caso se observa la importancia de la relación entre el profesional, el paciente y sus padres. La comunicación con ellos es fundamental, ya
que al perderse, no sólo se deteriora el ambiente en el cual se trabaja, sino
que se lesiona la confianza del paciente y en este caso de sus acudientes.
De ahí que esta relación sea el pilar de cualquier tratamiento, odontológico
como en este caso, o de otros profesionales del área de la salud.
Es evidente, como fue mencionado, que el registro de la historia clínica
hace parte del acto odontológico. Su adecuado y completo diligenciamiento, permiten no solo que otros profesionales, continúen con el manejo y
conozcan su evolución, sino que reflejan la atención al paciente.
No. 4 de 2005 49
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