Discurso Rector, nuevo período 2014-2018

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Discurso del Rector Álvaro Rojas Marín en ceremonia en
la que asumió su nuevo mandato por el período
2014 – 2018
Talca, 6 de mayo de 2014
Estimados colegas, funcionarios, estudiantes
acompañan, queridos amigos de la Corporación,
que
nos
Me corresponde una vez más asumir el mandato que me
entregara nuestra comunidad académica; de dirigir por un
nuevo período el desarrollo y destino de nuestra querida
Universidad de Talca.
Agradezco muy sinceramente la adhesión mayoritaria
expresada en la elección del mes de marzo pasado, la
confianza en mi depositada y las innumerables manifestaciones
de afecto, respaldo y amistad de muchos de Uds.
La ocasión que nos congrega tiene también mucho de
simbólico por cuanto
a) es esta la sexta vez que tengo el privilegio de dirigir el
desarrollo de nuestra comunidad universitaria,
b) también, por el importante grado de adhesión obtenido que
se expresa en un apoyo de más del 75% de apoyo
c) y también, tal como lo dijera públicamente durante la
campaña, por ser esta, mi última postulación al cargo de
Rector.
Será este mi último período como Rector de nuestra Universidad.
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Han sido ya dos largas décadas en las que he estado a la
cabeza de este maravilloso proyecto colectivo que inspira a la
comunidad de la Universidad de Talca,
en estos años he comprometido lo mejor de mis capacidades
en la noble tarea de conducir los sueños y esperanzas que
movilizan a esta maravillosa comunidad universitaria. En sus
distintas etapas se ha logrado comprometer el trabajo de
numerosos directivos, que también han hecho lo propio en aras
de nuestro progreso y posicionamiento institucional. A todos ellos
quiero expresarle mi afecto y gratitud. Juntos hemos trabajado
con esmero y con una gran motivación.
Mi gestión como Rector se inició, hace ya 23 años, un día 1° de
Abril de 1991.
En esa fecha culminaba un proceso de cambios al interior de
nuestra Institución, que apuntaban a la renovación, sobre la
base del expediente democrático, de la mayoría de las
autoridades de la Corporación.
Con anterioridad se habían elegido Decanos, se había
constituido el nuevo Consejo Académico, se habían elegido los
representantes académicos y externos de la Junta Directiva.
Fue un período tenso y lleno de complejidades.
Una mayoría de nuestra comunidad deseaba iniciar un proceso
de normalización democrática de la Universidad, después de 10
años de intervención mediante el expediente de autoridades y
rectores designados o delegados.
El país había iniciado el complejo camino de la transición
democrática, el sistema universitario hacía lo mismo y al interior
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de nuestra comunidad - una de las últimas en normalizarse - se
debatía si la transición podía hacerse con el que fuera hasta ese
entonces el Rector Delegado o bien, debíamos iniciar un
proceso democrático de generación de nuevas autoridades,
que devolviera el gobierno universitario a su comunidad, norma
de la mayoría de las universidades del mundo occidental.
Entonces, al igual que en esta elección, fui candidato único,
luchando contra la abstención y los votos blancos, que
simbolizaban la mantención de un statu – quo.
Asumía entonces, con una mayoría de un 53% de los votos, la
conducción de la Universidad, con una nueva Junta Directiva y
un elenco de directivos superiores y decanos, recientemente
renovados, en el mismo proceso.
La Universidad de ese entonces disponía de una superficie física
de unos 25.000 mts.2, distribuidos en dos Campus:
a) Norte (Ex – sede la Universidad de Chile) y
b) Sur (ex – sede de la Universidad Técnica del Estado).
El presupuesto corporativo de ese año fue de US$ 9 millones,
con un aporte fiscal equivalente al 38% del presupuesto total.
Nuestra Universidad ofrecía entonces sólo 6 programas de
pregrado, no existían programas de postgrado. Había
matriculado 600 alumnos en Primer Año y contaba con una
matrícula total de 2.600 estudiantes.
Importante resulta destacar que la fracción del AFD que recibía
respecto a la distribución total dentro de las Universidades del
CRUCH, equivalía a un 1,8% del total.
Con 220 académicos, en distintas modalidades de contratación
y un número similar de funcionarios profesionales y
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administrativos,
Universidad,
iniciábamos
una
nueva
era
de
nuestra
Éramos pequeños pero llenos de entusiasmo y con sólidas
convicciones,
dispuestos a construir, aquí, en el Chile profundo, en la región
más rural del país, la región con los indicadores
socioeconómicos más desfavorecidos de la geografía nacional,
una gran Universidad.
Queríamos “convertirnos en un modelo de Universidad Pública
del Estado de Chile”, como lo proclamáramos públicamente el
año 1995.
Decíamos entonces,
que queríamos construir un sueño
expresado en una obra que superara al discurso.
Una obra en la que se expresara con claridad nuestro sentido
ético de la función pública y una expresión de lo que
entendíamos por progreso,
sentido ético que permanece invariable hasta el día de hoy: la
ética de la excelencia, la de hacer las cosas bien, por cuanto
entendíamos que el Estado no tiene argumentos para entregar,
educación de mala calidad a aquellos jóvenes que concurren
a sus aulas.
Un sentido ético de la excelencia que nos comprometía con
especial disciplina, por cuanto formábamos a
las nuevas
generaciones de jóvenes, que históricamente habían visto
postergadas sus posibilidades de estudio.
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Es más, la ya reconocida sentencia de que muchos de nuestros
estudiantes correspondían a la primera generación que asistía a
la Universidad, fue acuñada por primera vez por nosotros, ya en
la década del 90.
Añorábamos construir una obra que fuera un modelo para sus
iguales; toda vez que nos proponíamos ser interlocutores válidos
en Chile y en el mundo entero.
Un paradigma universitario, que pudiera recuperar el espíritu de
la formación pública superior: democrática, excelente y
prestigiada, un espacio al que concurren sólo los mejores, los
líderes de la sociedad del futuro.
Una institución capaz de darles también un sentido ético a sus
integrantes; una institución que los humanice y que los hiciera
sensibles,
una institución en que el alimento diario fuera
la verdad, el
progreso y la tolerancia.
Queríamos construir una obra en la que se expresara con
claridad también nuestro sentido del progreso,
No sólo nuestro, sino que por sobre todo orientado a
las
personas que comparten con nosotros un espacio vital: la
Región del Maule, la zona centro – sur de nuestro país.
Históricamente relegada de las estructuras de oportunidades de
nuestro país, un vasto espacio geográfico, que exportó por
décadas
a la Metrópoli, el recurso más escaso de toda
sociedad; la inteligencia de sus jóvenes.
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Queríamos contribuir al progreso de nuestro territorio, de
nuestras ciudades, definidas como de desarrollo intermedio,
A su economía, a la conciencia de sus potencialidades,
Al progreso humano y cultural de todos los habitantes
vinculados a la “Maulinidad”, cuna de la identidad de nuestro
país.
Estos temas nos convocaban,
Necesitábamos construir una Universidad que no podía perder
perfil por atender oportunidades coyunturales y menos por
centrarse en atender divagaciones estériles.
Es por ello que desde muy temprano nuestra Universidad tuvo
claro que su misión era formar a la juventud, los hombres del
mañana, en las mejores condiciones que nos fuera posible
lograr.
Su misión era contribuir al desarrollo científico, tecnológico,
cultural y humano de este espacio geográfico,
y así fuimos progresando, quién puede negar, que la década
del 90 fue de avance y progreso.
El presupuesto del año 2000, era ya de US$ 21 millones, en
términos reales, lo habíamos duplicado en menos de una
década, también,
Duplicamos el número de programas de pregrado ofrecidos por
la Corporación, incursionando en temas de una mayor
complejidad técnica, como
por ejemplo las Ciencias del
Derecho, la Odontología, las Ciencias de la Ingeniería,
Psicología entre otros.
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la matrícula de primer año creció en un 80%,
también la matrícula total, la que respecto al 1991, aumentó en
un 60%.
La infraestructura física se duplicó (50.000 mts.2), se daba inicio
a nuestros primeros programas de Magister, un 60% de nuestros
académicos tenían un postgrado formal y se ejecutaba un total
de 14 proyectos Fondecyt.
La discusión del nuevo milenio, trajo a todas las instituciones
renovación y la oportunidad de repensar y ajustar sus
estrategias de desarrollo. Cambiábamos de siglo y de milenio,
no podíamos seguir iguales.
Es precisamente en ese contexto reflexivo, el que nos llevó a
conjugar
la
palabra
excelencia
con
otro
concepto:
el
Liderazgo.
y ese espíritu es el que precisamente se recoge en el Plan
Estratégico 2004, cuando se establece que la aspiración
corporativa es la de construir una Universidad de excelencia
que nos conduzca a liderar el sistema universitario nacional”.
Eran años difíciles para el sistema universitario público. El país ya
tomaba nota de la explosiva expansión de la Educación
Superior privada, con escasas regulaciones que orientaran su
crecimiento,
que controlaran normas básicas de calidad,
que regularan los procesos de compra y venta que se daban en
un sistema definido legalmente como “sin fines de lucro”.
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El centralismo tomaba un nuevo aire, en todos los ámbitos,
especialmente en la
concentración de capital humano
avanzado en la metrópoli.
La
matrícula
de
la
educación
superior
crecía
exponencialmente, particularmente en Santiago,
los programas de pregrado se commoditizaban.
Y tal vez un rasgo que se arrastraba de la década anterior, se
hizo nítido y evidente con el comienzo del siglo; un rasgo que
hoy día esta presente en la discusión pública:
la enseñanza universitaria se transformó en un área de negocios
y emprendimiento;
de inversión con rentabilidad semi - asegurada por las políticas
públicas;
un subsector de la economía, que atrajo no sólo inversión de los
grandes grupos económicos nacionales, sino que también a la
inversión extranjera.
El liderazgo entonces actuaba como un testimonio, que al
Estado y a sus instituciones le era posible, le estaba permitido,
desarrollar
proyectos
de
calidad
y
con
capacidad
de
trascendencia.
En nuestra opinión la Excelencia, que perfectamente puede ser
un atributo intimista, no era suficiente, sino se le asociaba al
Liderazgo, que conlleva al reconocimiento.
No era suficiente que se supiera que la Universidad de Talca
hacía las cosas bien; era menester promover e irradiar nuestros
logros.
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Nuestro modelo de gestión, nuestra dotación de capital
humano avanzado, nuestras innovaciones en el ámbito del
pregrado expresadas en un nuevo modelo educativo, la
vinculación con el medio, logrado principalmente a través de
la transferencia tecnológica y de
la extensión cultural, la
calidad de nuestra infraestructura y tecnología, entre tantas
otras dimensiones, debían ser objeto de estudio y observación.
un liderazgo que en un buen sentido plantea la permanente
exigencia de mantener la posición;
la compleja tarea de la preeminencia y la renovación en el
cambiante escenario de la Educación Superior.
Excelencia y Liderazgo son elementos indisolubles en períodos
de incerteza, como lo es el escenario de la formación
universitaria,
Excelencia y Liderazgo para el sector estatal son conceptos
copulativos en períodos de sospecha y
declinación de
lo
público
Excelencia y Liderazgo es una condición sine qua non para la
defensa de la identidad en tiempos, en que
se diluye en
complejos procesos globales,
Queridos colegas, estimados amigos
Hemos avanzado notablemente en estas últimas décadas,
todos nosotros, desde la posición en las que nos corresponde
trabajar en la construcción de esta maravillosa obra, que es
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nuestra Universidad de Talca, la hemos visto crecer, desarrollarse
y madurar.
La sabemos ahora más grande, más compleja, a ratos menos
escrutable y comprensible, pero los costos del progreso, que
tanto nos duelen, a veces se deben pagar.
Pero con todo, nuestra adhesión al proyecto corporativo
perdura se mantiene vivo e incólume.
Nuestra pequeña comunidad de ayer se yergue hoy vigorosa
con atributos nuevos, que cambian su carácter original, pero
que no modifican el motor fundamental de nuestro desarrollo,
que no es otra cosa que el compromiso y esmero que cada
uno de los miembros de nuestra comunidad pone en la
construcción
de
este
gran
proyecto
colectivo
llamado
Universidad de Talca.
Compromiso y esmero que se traduce en algunos breves
indicadores,
• esos 2.600 alumnos de pregrado del año 1991, se han
transformado
en cerca de 9.000
y ahora, 1.400 de
postgrado.
• Las 6 carreras de pregrado de antes son hoy día 26.
• El nivel de formación de postgrado de nuestro cuerpo
académico se incrementó del 60% al 92%.
• los US$ 9 millones de presupuesto del año 1991, se han
transformado el año 2013 en US$135 millones
• nuestra participación en el porcentaje del AFD que se
distribuye dentro de las Universidades del CRUCH es hoy un
6,4%, es decir, se incrementó 3,5 veces, quedando en el
10
cuarto lugar nacional detrás de las Universidades de Chile,
Pontificia Universidad Católica de Santiago y de Concepción,
crecimiento que es única y exclusivamente atribuible a los
indicadores de productividad incluidos en el cálculo del 5%
variable de este aporte
• La infraestructura se cuadruplicó y se acerca ya a los 105.000
mts.2, distribuidos ahora en 5 Campus.
• Hemos acreditado el 80% de los programas de doctorado, el
83% de los programas de Magister y prácticamente el total
de las carreras de pregrado, posible de acreditar, con un
promedio de 5,4 años.
Cinco carreras
acreditarlas.
al no tener egresados, no es posible aún
• Cerca de 1.000 funcionarios académicos, profesionales
administrativos trabajan en nuestra institución.
•
y
Ejecutamos 43 proyectos Fondecyt, el triple de antaño.
Nuestro cuerpo de investigadores activos se empina por
sobre los 100 académicos.
En fin podríamos seguir, el relato podría ser muy largo:
Esta Universidad Estatal, localizada en una Región que exhibe
contradicciones muy profundas en términos sociales,
económicos, culturales, que la localizan en el ranking en el
penúltimo o antepenúltimo lugar del país, se presenta hoy al
conjunto del sistema,
• Con un modelo de Gestión, caracterizado por una estructura
ágil y eficaz, proclive a la innovación, que ha privilegiado la
inversión en capital humano avanzado, como foco de su
desarrollo corporativo.
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Una institución en la que la gestión estratégica ha
acompañado durante dos décadas su quehacer,
permitiendo visualizar con claridad sus oportunidades.
La gestión de la calidad por su parte, cuenta con sólidos
mecanismos de aseguramiento, los que se expresan en la
coherencia de su desarrollo institucional, así como también
en una alta tasa de acreditación de todos sus programas.
Una Universidad en la que la gestión económica y financiera
ha hecho posible disponer de recursos de inversión
autónomos, que han provisto, tanto a sus estudiantes de una
óptima infraestructura y tecnología de aprendizaje, como a
sus académicos y técnicos de condiciones de trabajo de
primer nivel.
• Una Institución que dispone de un modelo formativo por
competencias; una innovación hoy traspasada a todo el
sistema universitario, iniciada formalmente hace una década.
Un modelo que centra el proceso de aprendizaje en el
estudiante y que se hace cargo de la naturaleza de la nueva
matrícula, proveniente en el caso de la Universidad de Talca,
en un 91% de establecimientos municipales y subvencionados
pertenecientes en más de un 75% a familias de los tres
primeros quintiles de ingreso.
Un modelo que tiene una estrecha vinculación con las
comunidades escolares y con el mercado laboral, que junto
con permitir una formación integral, con valores cívicos y
sociales, desarrolla en sus estudiantes un conjunto de
competencias y aptitudes que les permiten desempeñarse
satisfactoriamente en escenarios diversos de trabajo de
manera autónoma y flexible.
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• Una Institución en la que el 52% de sus profesores tienen nivel
de formación de doctorado, cifra similar al promedio del
sistema universitario español. Esta alta concentración de
capital humano avanzado, junto con constituir un sólido
sustento de la formación de pregrado, ha permitido
desarrollar capacidades de investigación, innovación y
transferencia tecnológica,
Seis programas de doctorado vigentes, uno recientemente
aprobado, 15 programas de Magíster, cerca de 300
publicaciones en revistas de corriente principal, siete
solicitudes de patente en Chile y tres en el extranjero, diversos
centros especializados de investigación y
diez centros
tecnológicos en estrecha vinculación con el sector
productivo, dan cuenta de las capacidades desarrolladas
por la Universidad de Talca en Ciencia y Tecnología.
• Una Institución que cuenta con una sólida Vinculación con el
Medio, expresada en un consistente proyecto de extensión
cultural, en el que destaca la existencia de dos centros
culturales (Talca y Curicó), cuatro salas de exposiciones, un
vasto programa de teatro, conciertos, cine y video, una
reconocida Editorial Universitaria (20 títulos anuales), una
orquesta infantil y juvenil, coro universitario y de niños,
Conservatorio Musical, el Premio Iberoamericano de Letras
José Donoso, una Pinacoteca de más de 2.000 obras de los
más connotados artistas nacionales, el Parque de Esculturas
más relevante de regiones, entre otros, dimensionan el rol de
la Universidad en los temas de la cultura.
Las tres radioemisoras universitarias (AM y FM) y el único
canal de televisión digital (Campus TV) son también
instancias efectivas de vinculación con la comunidad.
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Producto de su quehacer formativo, la Clínica Jurídica, el
Centro de Psicología Aplicada, el taller de Titulación de la
Escuela de Arquitectura, la Clínica Odontológica, la Clínica
Kinésica y Fonoaudiológica, además del programa de
Telemedicina han establecido una férrea vinculación con la
sociedad del Maule.
Complementa
lo
anterior
las
diversas
actividades
desarrolladas por la Dirección de Responsabilidad Social
Universitaria (RSU) en el ámbito de la gestión municipal de las
Regiones del Libertador Bernardo O´Higgins y del Maule, a
través de un programa de inserción profesional de recién
egresados. El esfuerzo por concentrar el desarrollo territorial
en zonas alejadas de las estructuras de oportunidades
regionales, articulando para ello el sentir de las comunidades
y las capacidades humanas instaladas en la Universidad, nos
llevó a la creación de un innovador instrumento de desarrollo
territorial, que se expresa en el HUB Maule Costa
(Constitución)(1) inaugurado formalmente ayer.
Esta Institución de Excelencia y Líder ha logrado hacerse un
espacio robusto en el amplio y confuso panorama de la
educación superior chilena.
Pero podríamos hablar muchas horas sobre nosotros mismos, no
es la idea, es mejor que examinemos ahora, cómo nos ven?,
cómo la comunidad nacional percibe nuestro trabajo?,
Estimada comunidad universitaria,
Tenemos una responsabilidad, nos observan, nos admiran, nos
respetan, en la cotidianidad de nuestro trabajo despertamos
sentimientos que los percibo auténticos,
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podemos colegir con nitidez que hay enormes expectativas
respecto a nuestro desarrollo
La
aspiración
que
por
años
nos
hemos
impuesto,
“transformarnos en la Universidad modelo del sistema público
nacional, de excelencia y líder”, la hemos alcanzado, pero no
por ello podemos dejarnos estar.
Con esfuerzo, perseverancia y con ideas muy claras
hemos
construido una obra en la que se expresa con claridad nuestro
sentido ético de la función pública y del progreso, que además.
hemos sabido transmitir.
Pero esa responsabilidad que tenemos nos obliga, hoy más que
nunca, a meditar con extrema cautela cada uno de nuestros
próximos pasos,
a examinar las ideas que seguirán inspirando nuestras acciones,
así como también, profundizar en los principios, valores y virtudes
que son los elementos constitutivos y distintivos de nuestra
cultura institucional,
aquellos que proyectan nuestro quehacer y que, junto con
caracterizar nuestro espíritu, deben ser capaces de permear a
quienes ven en nuestra esencia las claves fundamentales del ser
universitario.
Los desafíos de nuestra Corporación y las virtudes a cultivar son
dos temas centrales que requieren de una permanente
reflexión.
Pienso, que la Universidad de Talca debe asumir un compromiso
más efectivo en la tarea del desarrollo regional.
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La Universidad de Talca no se agota en sí misma, es frente a la
sociedad y su entorno. Cumple no sólo un rol formativo y
aportador, sino que también normativo, no a través de
preceptos, sino que a través de su testimonio.
La Región requiere de una presencia más decisiva de la
Universidad para estructurar su desarrollo.
.
Pero junto con ello debe esforzarse por modernizarse, por buscar
nuevas alianzas, con quienes discuten y trabajan los temas
transversales que interesan a los investigadores del mundo, los
cuales tienen estrecha correspondencia con las problemáticas
de inicio del Siglo XXI: Cambio Climático, Energías Renovables,
Objetivos del Milenio, Economía del Agua, Electro-movilidad,
Nanotecnologías, Mega ciudades, Seguridad Alimentaria,
Procesos de Migración, Identidades Culturales, entre otros.
Estos temas se abordan desde todas las perspectivas de las
ciencias, estableciéndose en torno a ellos sólidas redes de
cooperación.
Debemos asumir con entereza el cultivo de esos temas al que
convergen todos los universitarios del mundo, que no son otra
cosa, que los grandes temas de la Humanidad.
Pero no sólo eso, también el cultivo de aquellas áreas temáticas
en las cuales disponemos de ventajas objetivas de localización,
o bien, por la concentración de nuestro capital humano
avanzado hemos alcanzado la excelencia necesaria para
impactar el mundo de las ciencias.
Debemos profundizar nuestra vocación formadora, hoy más
que nunca, nuestros estudiantes requieren de las mejores
capacidades orientadoras de sus docentes. Para ellos somos
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arquetipos de referencia del ser profesional; debemos
entregarles a ellos todas las claves que conocemos para un
desempeño exitoso.
En este sentido, sabemos que el crecimiento y desarrollo de
nuestra Universidad no puede sustentarse exclusivamente en la
materialidad de sus edificios y la tecnología de sus instalaciones.
Con el devenir de los años, hemos sido capaces de construir un
espacio de identidad común, que debemos seguir forjando y
cuidando. Ese espacio de identidad común nos ha permitido
forjar un espíritu colectivo y una cultura propia, reconocible.
Todos quienes nos hemos comprometido con el proyecto de la
Universidad de Talca, para transformarla en un actor relevante
del desarrollo cultural, científico y tecnológico de Chile, no
debemos perder de vista el sentido público de nuestro
quehacer.
Éste nos invita a establecer un ideal educativo, que debe tener
una debida distancia de la tendencia profesionalizante y
utilitarista que tan fuertemente se ha instalado en nuestra
sociedad.
Nuestro ideal educativo debe centrarse también en los grandes
temas de la cultura, la democracia y la modernidad.
Asimismo, nos debe inducir a promover una discusión elevada
de los temas regionales y nacionales, a examinar las
vinculaciones y relaciones de nuestro país con el sistema
económico y político internacional y a velar por la preservación
del medio ambiente y el mejoramiento de las condiciones de
vida de todos los chilenos, entre otros aspectos.
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El pertenecer a esta Comunidad, cualquiera sea el trabajo que
desarrollemos, nos establece exigencias de orden operativo que
regulan nuestras rutinas laborales y compromisos para con la
institución.
Queridos colegas, finalizo mis palabras reiterando que,
como
Comunidad Universitaria asumimos un compromiso
ineludible con la excelencia, que debe gobernar la mente de
todos los integrantes de nuestra Comunidad,
el compromiso con la excelencia, lo asumimos ante todos
aquellos que contribuyen a financiar nuestro trabajo,
postergando alternativas de uso de alto impacto social,
pero por sobre todo el compromiso es con nuestros estudiantes,
que creen en nuestra Institución y que llegan a ella a formarse
en la excelencia y valores, buscando oportunidades para un
futuro mejor,
En esta ocasión de iniciar un nuevo mandato como Rector de la
Universidad, junto con comprometer mi mejor esfuerzo en
continuar conduciendo a nuestra querida Corporación por el
camino virtuoso de la excelencia,
los invito a meditar en la trascendencia que tiene el trabajo de
cada uno de Uds.,
hay un país entero que anhela y sueña la existencia de muchas
Universidades de Talca, como medio virtuoso para hacer a
nuestro país,
cada día más grande,
más desarrollado y
con mejores condiciones de vida para todos sus habitantes,
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especialmente para aquellos más postergados
Al concluir mis palabras quisiera agradecer a todos aquellos que
hacen posible la cotidianidad de mi trabajo, al equipo directivo
por su compromiso y excelencia, a los funcionarios y
profesionales localizados en la Casa Central de la Universidad,
que día a día aportan lo mejor de sus capacidades.
pero también, y muy especialmente, a mi familia, sin su respaldo
e incondicional apoyo no habría tenido la fuerza para superar
los días aciagos que en este tipo de cargo se tienen y la
inspiración que me aporta el brillo de sus ojos.
A mi esposa Clarita, mi especial reconocimiento por su
paciencia, su consejo sabio y por darme el optimismo de saber
que cada nuevo día es una razón suficiente para alegrarse.
Muchas Gracias
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