CRÓNICAS POR UN NUEVO PERIODISMO Por David Vidal “NO DEBEMOS VOTAR A LOS PARTIDOS QUE NO REABRAN LAS COMISIONES DE INVESTIGACIÓN DE LA SANIDAD” Albano Dante y Marta Sibina, editores de Cafèambllet, se explican pocos días antes de que fueran condenados. Somatents recoge sus declaraciones. Los editores de la recientemente condenada revista Cafèambllet, Albano Dante y Marta Sibina, piden a la ciudadanía que “no vote a ningún partido que no reclame la apertura inmediata y urgente de las comisiones de investigación que se han paralizado por la convocatoria electoral”, en especial la que investiga los presuntos casos de corrupción de la Sanidad. También denuncian “el silencio de los medios afines a los partidos” en toda esta trama. “Nos hemos dado cuenta –reflexionan- que cuando hablamos de sanidad privada en Cataluña hablamos de amiguismo y estafas orquestadas; de gente que se ha organizado, presuntamente, con el propósito de estafar al sistema sanitario. Creemos que hemos sufrido una prolongada transferencia de dineros públicos a sectores privados próximos al Gobierno”. Dante y Sibina destaparon hace meses, a través de varios vídeos, que el Hospital de Blanes y Calella estaba escondiendo, entre otros datos, el destino de 1,5 millones de euros públicos gastados en informes; y que el ex alcalde de Calella, Ramon Bagó, había recibido contratos millonarios para sus empresas privadas del ente público que él mismo dirigía. Poco después de estas declaraciones, hechas en un acto organizado en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB por la Asamblea de Estudiantes, se dio a conocer la sentencia del juzgado de la instancia número 37 de Barcelona que condena a Cafèambllet a pagar 10.000 euros por un delito contra el honor del presidente del consejo rector del Hospital del Mar, Josep Maria Via. “Nunca hemos dicho que él estuviera implicado en esta trama, en cambio sí lo hemos dicho de otros, personas que no se quejarán porque tienen en su contra evidencias que están siendo investigadas; Josep Maria Via alega que él es citado en un reportaje en el que se habla del mayor robo de la historia de Cataluña y que, por lo tanto, su honor está afectado. No es cierto”. La sentencia les ha sorprendido y ahora Cafèamblllet, un medio de comunicación pequeño, deberá hacer frente a un pago que puede comprometer su viabilidad. Cafèambllet es una revista gratuita, “de pueblo”, como dicen ello, un proyecto humilde pero sólido que sólo tiene 10 años. Una revista local en la que no trabaja ni un solo periodista, y que ha destapado uno de los casos de presunta corrupción más importantes de los últimos meses en la Cataluña de la pax independentista. Presuntas desviaciones de cerca de 2 millones y medio de euros en una corporación que gestiona un pequeño hospital comarcal de Blanes y Calella. Informes –que no se quieren enseñar porque, creen, no existen- por 300.000 euros anuales. Concesiones de restauración para el ex alcalde de Calella, Ramon Bagó, en el propio centro hospitalario. Y un presunto sistema de retroalimentación –“de puertas giratorias”, dicen- entre los cargos públicos de CiU y el PSC de los ayuntamientos y de la corporación encargada de gestionar el hospital, que servía para mantenerlo todo controlado. “Esto es sólo la punta del iceberg. Si esto ocurre en un hospital comarcal, pensad lo que debe pasar con las mutuas”, se quejan los editores de la revista frente a los estudiantes. Y, pues, ¿qué hacían los periodistas? ¿Hacia dónde miraban? ¿Por qué no fue nunca nadie a preguntar? “Somos unos intrusos en el periodismo –dice Albano Dante-, seguro que hacemos cosas que no se adecuan a lo que los periodistas hacen habitualmente. Pensamos que cómo podía ser que se estuvieran cerrando quirófanos y reduciendo el sueldo a las enfermeras y, en cambio, se siguiera construyendo la lujosa cafetería. Fuimos allí y preguntamos, y nos dijeron que había un compromiso anterior con la concesionaria. Les dijimos: ‘Hombre, ¿y los contratos que tenéis con los trabajadores no son un compromiso anterior también?’ Miramos luego los papeles y el presupuesto; y vimos cosas muy extrañas, por ejemplo que la concesionaria era Sehrs, una empresa del ex alcalde de Calella. Y encontramos informes, opacos y que, de hecho, nunca mostrarán porque creemos que no existen”. Estos días de tribulación han experimentado la solidaridad de mucha gente que, como ellos, se mueven por la transparencia en una sociedad democrática. “Hay muchos medios que trabajan con modestia pero con fuerza, como el Setmanari La Directa, el Triangle… y muchos otros. No sabíamos que era tanta gente, pero aun así todavía somos pocos para hacer que las cosas cambien…” Saben que legalmente lo tienen todo perdido, pero confían en la legitimidad de la voluntad popular. “De entrada –piden- ahora no deberíamos votar a ningún partido que no reclame la apertura inmediata y urgente de las comisiones de investigación que se han paralizado por la convocatoria electoral”. El presupuesto de la partida de Sanidad es el más importante de la Generalitat de Cataluña, representa cerca del 20% del total con más de 8.000 millones de euros. De estos, algo menos de la mitad se destinan a la atención concertada (hospitales públicos municipales, hospitales benéficos, hospitales limpiamente privados), y una vez llegan a estos consorcios se pierde la capacidad de control que sí se tiene sobre los dineros destinados en la sanidad pública a través del Institut Català de la Salut, que tiene un presupuesto controlado por el Parlament y que es bastante transparente. Esta grieta es la que se ha aprovechado durante años, según ha demostrado Cafèambllet y según los datos que están instruyendo varios sumarios, para desviar dineros, encargar informes y adjudicar concesiones de forma opaca y sin ninguna obligación legal de hacerlo transparente. “Legalmente no es obligatorio mostrar nada –reflexiona Albano Dante-, porque tienen buenos abogados y ya saben cómo hacer las cosas para que no les pillen, pero nosotros debemos decidir si queremos quedarnos sólo con eso o si tenemos el derecho legítimo de exigir transparencia y forzarla” Hasta ahora ha habido poca suerte y hasta la pregunta parlamentaria que Iniciativa per Catalunya – Els Verds hizo entrar en el Parlament (para saber cuántos contratos con dineros públicos consiguió Ramon Bagó) no fue contestada por el conseller Boi Ruiz alegando que no disponía de esos datos y que la corporación no tenía porque facilitarlos. Creen incluso que el único sistema de control pensado por la Generalitat se corrompió, porque las empresas que auditaba la corporación municipal eran también propiedad del ex alcalde de Calella. “Las pruebas que tenemos nos obligan a pensar mal”, admiten. Efectivamente, más de la mitad de los regidores y alcaldes provienen del equipo profesional contratado para llevar las cuentas de la corporación, y ellos también “han taponado cualquier intento real de control” durante estos años. ©