QUIEBRAS CULPOSAS Y FRAUDULENTAS. La quiebra no es en sí

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302684. . Primera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XCIV, Pág. 1703.
QUIEBRAS CULPOSAS Y FRAUDULENTAS. La quiebra no es en sí misma un delito,
sino un hecho dañoso que sólo da lugar a responsabilidad penal, si es efecto directo o
indirecto de una acción humana, es decir; de un hecho voluntario, pero ante la imposibilidad
de precisar la certeza del hecho que la produjo, la ley valora los aspectos que enumera, como
adecuados para producir la convicción de que la quiebra, o su agravación, se deben en
realidad a culpa o dolo del quebrado, aunque ellos no hayan producido directamente este
efecto; es decir, la ley castiga, en consecuencia, el hecho de la quiebra no punible por sí
misma, en cuanto justamente lo presume como un efecto de dolo o de culpa del deudor.
Nuestra Ley de Quiebras y Suspensión de Pago, considera pues, como delito, el conjunto de
actos que enumera, en cuanto que presuncionalmente lo pone en relación de causa a efecto
con la quiebra, y así describe, por enumeración, en sus artículos 93 y 94, las conductas que
integran el concepto de quiebra culpable, teniendo todas ellas, como carácter afín, su índole
culposa o imprudencial y la ausencia de toda intención dolosa dirigida específicamente a
defraudar la propiedad o derechos de los acreedores, consignando, en su artículo 96, los actos
constitutivos de quiebra fraudulenta, en los que se encuentran comprendidas todas las
conductas dolosas realizadas en fraude de sus acreedores legítimos, por comerciantes sujetos
a concurso. Por otra parte, no es aplicable la fracción I, del artículo 96, de la Ley de Quiebras
y Suspensión de Pagos, que sanciona la disminución en el activo o el aumento en el pasivo,
por parte del deudor, con el objeto de defraudar a sus acreedores, si aunque el pasivo
aumentó en cuanto creó una nueva deuda, también lo es que el dinero recibido se destinó a
pagos calificados de inmediatos o urgentes por el quebrado, balanceándose así el pasivo con
el activo y estableciéndose, en consecuencia, el equilibrio, en la masa de la quiebra, lo que
elimina toda presunción legal de maniobra dolosa por parte del deudor. La Ley de Quiebras y
Suspensión de Pagos (artículos 94 y 96), al anunciar las conductas que integran los delitos de
quiebra culpable y quiebra fraudulenta, distingue respectivamente la del comerciante que "no
hubiere llevado su contabilidad con los requisitos exigidos por el Código, o que llevándolos
haya incurrido en ella, en falta que hubiere causado perjuicio a tercero" y la de quiebra "no
llevare todos los libros de contabilidad, o los altere, falsificare o destruyere en términos de
hacer imposible deducir la verdadera situación". Es decir, la ley, en el primer caso, presume
la negligencia del comerciante, calificando de culposa su conducta, y en el segundo, prevé
una actividad dolosa, constitutiva de fraude, dado que tiende a hacer imposible la apreciación
contable de la verdadera situación del quebrado, en forma de no poderse establecer si la
quiebra es culpable o fortuita. De lo expuesto se colige que si la empresa fallida sí tenía una
contabilidad, aun cuando irregular, puesto que no la llevaba con los requisitos exigidos por el
Código de Comercio, la circunstancia de la falta de algunos de los libros previstos por dicho
Código, no implica que se esté dentro del supuesto de la fracción II del artículo 96 de la Ley
de Quiebras, para considerar fraudulenta la del reo, si no está probado que hubiere alterado,
falsificado o destruido su contabilidad, con el propósito de hacer imposible el conocimiento
de su verdadera situación, y si además ésta pudo determinarse por el sistema contable usado.
Además, si el deudor solicita su quiebra sin estar en cesación de pagos, este antecedente
excluye toda conducta dolosa que sólo presume la ley, en ausencia de una contabilidad que
permita determinar la naturaleza de la quiebra, y ello, porque especulando el comerciante
sobre el crédito o sea, sobre capitales ajenos, debe llevar cuenta del modo como los emplea.
Por lo tanto, la conducta negligente por parte del fallido, sólo es idónea para configurar la
constitutiva de quiebra culpable, en los términos de la fracción I del artículo 94 de la Ley.
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302684. . Primera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XCIV, Pág. 1703.
Amparo penal en revisión 5156/47. Rascón Miguel S. 3 de diciembre de 1947. Unanimidad
de cuatro votos. Ausente: Carlos L. Angeles. La publicación no menciona el nombre del
ponente.
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