Número de registro: 22333 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 185/2010.
Número de registro: 22333
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXXII, Agosto de 2010
Página: 1946
AMPARO DIRECTO 185/2010. **********.
CONSIDERANDO:
SÉPTIMO. Los conceptos de violación resultan unos infundados, inoperantes otros y, del
resto, uno es fundado, lo que hace innecesario el estudio de los diversos tal y como lo
establece la jurisprudencia VI.2o. J/316 que se comparte, sustentada por el Segundo Tribunal
Colegiado del Sexto Circuito, localizable en la página 83, del tomo 80, del mes de agosto de
mil novecientos noventa y cuatro, de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Octava Época, de rubro y texto siguientes: "CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. CUANDO SU
ESTUDIO ES INNECESARIO. Si el amparo que se concede por uno de los capítulos de
queja, trae como consecuencia que se nulifiquen los otros actos que se reclaman, es inútil
decidir sobre éstos."
Mismos que serán analizados conforme a los siguientes temas:
I. Personalidad de la actora.
II. Omisión del Tribunal Unitario responsable de analizar la totalidad de lo expuesto respecto
a la falta de legitimación de la actora.
III. Falta de notificación de las cesiones de derechos.
IV. Falta de autorización de la ********** para la celebración de la primera cesión realizada
por **********.
V. Falta de autorización de **********, para llevar a cabo la segunda cesión a favor de la
actora.
VI. Prescripción negativa.
De inicio es dable establecer los antecedentes del acto reclamado, los cuales se observan del
juicio mercantil ordinario ********** que por ser un documento público tiene pleno valor
probatorio de conformidad con los artículos 129, 197 y 202 del Código Federal de
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Procedimientos Civiles, aplicado supletoriamente a la Ley de Amparo, de los que destaca:
El veinticinco de marzo de dos mil ocho, ********** en la vía mercantil ordinaria, demandó
a los ahora quejosos ********** y ********** por las prestaciones siguientes: a) Por el
pago de doscientos catorce mil pesos por concepto de capital vencido y dispuesto derivado
del contrato de apertura de crédito con interés y garantía hipotecaria contenido en la escritura
pública ********** de fecha veintitrés de marzo de mil novecientos noventa y dos; b) por el
pago del saldo insoluto respecto del crédito adicional dispuesto; c) por el pago de intereses
ordinarios generados; d) por el cumplimiento de los pagos adicionales generados; e) por el
pago de intereses moratorios; f) por la entrega de la posesión del inmueble objeto de la
garantía hipotecaria; g) por la declaración judicial de la ejecución de la garantía hipotecaria; y
h) por el pago de gastos y costas (fojas 2 a 11 del juicio natural).
Por acuerdo de veintiséis de marzo de dos mil ocho, el Juez Primero de Distrito en Materia
Civil en el Estado de Jalisco, radicó la demanda con el número de expediente **********,
admitiéndola en la vía y forma propuesta, por lo que ordenó el emplazamiento de los
demandados (foja 12 del expediente en consulta).
Mediante escrito presentado el nueve de abril de dos mil ocho, una vez emplazados
********** y ********** produjeron su contestación y opusieron, entre otras, la excepción
de prescripción negativa y, además, interpusieron demanda reconvencional, en los siguientes
términos:
"... por nuestro propio derecho nos presentamos de conformidad a lo establecido por el
artículo 1380 del código de la ley de la materia, y en esta vía la acción de prescripción
mercantil negativa en contra de las siguientes personas: ... Y, como consecuencia de la acción
que se ejercita se les reclaman las siguientes: Prestaciones: a). Por la declaración judicial que
ha operado en nuestro favor la prescripción negativa del contrato de apertura de crédito y sus
accesorios (comisiones, interés, rendimientos y demás emolumentos) celebrado entre las
partes; así, como consecuencia de ello, la cancelación de la hipoteca otorgada en la escritura
pública número ********** de fecha 23 de marzo de 1992, pasada ante la fe del licenciado
**********, notario público suplente encargado de la Notaría Pública Número **********,
de esta ciudad, documento presentado por la ahora demandada reconvencionista **********,
el cual hago mío como fundatorio de esta acción para todos los efectos legales a que haya
lugar. b). Por el pago de gastos, costas y honorarios que se originen con motivo del presente
juicio exhibiendo de este rubro al Registro Público y al notario. Para una mejor comprensión
en relación a la procedencia de nuestras reclamaciones, formulamos a usted las siguientes
narraciones de: Antecedentes: 1. En esta ciudad de Guadalajara, Jalisco, con fecha 23 de
marzo de 1992, los suscritos, en nuestra calidad de compradores, celebramos un contrato de
compraventa con el señor **********, respecto de la unidad condominal denominada
**********, construido en la fracción 12 (**********, segunda sección), perteneciente al
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núcleo habitacional denominado **********, Municipio de **********, cuyo acceso se
identifica con el número **********; identificado como la **********, tal como lo acredito
con el testimonio público identificado con el número ********** que adjunto al presente. 2.
Se estipuló que el precio de la operación de compraventa a que nos obligamos los suscritos
compradores a cubrir al vendedor, fue por la suma de $ **********, cantidad que fue
entregada con anterioridad a ese acto en efectivo y a la entera satisfacción de los vendedores,
entregándome la posesión material del inmueble desde la fecha del contrato de referencia, tal
como lo acredito con el contrato de compraventa mencionado en el párrafo anterior y con los
recibos de pago de los servicios, tanto de agua, luz, gas, etc. 3. Asimismo, en la fecha antes
mencionada y ante la fe del notario de referencia, los suscritos firmamos y obtuvimos de
parte de la demandada **********, que actualmente se denomina **********, la apertura
de un crédito simple para cubrir el resto de la cantidad necesaria para cubrir el costo de la
vivienda, esto es, la suma de $ **********, para ello, se constituyó una hipoteca a favor de
la demandada, la cual aceptó y quedó inmersa en la escritura pública número **********,
misma que anexo al presente escrito. 4. En consecuencia de lo anterior, la parte demandada al
otorgar el crédito de referencia, nos concedió el préstamo número **********, bajo la cuenta
número **********, con el objeto de estar abonando las cantidades de dinero que en forma
mensual debería destinar para cubrir los conceptos insertos en el contrato de referencia; y
toda vez que los suscritos nos obligamos a pagar las cantidades mediante abonos mensuales
vencidos al día último de cada mes a partir de la firma de esta escritura, conforme lo
establece la cláusula sexta del referido contrato y que, en el caso concreto, el último pago que
realizamos fue precisamente el día 2 de marzo de 1995 (tal como lo acreditamos con el recibo
de pago que anexamos a la presente demanda), ha transcurrido en exceso el término de la
prescripción, razón por la cual es el motivo de nuestra demanda. 5. Como hasta la fecha, a
pesar que han transcurrido más de 10 años, nuestro acreedor inicial **********, ahora
demandado, nunca nos requirió y notificó judicialmente para exigirnos la liquidación de la
deuda, hasta este momento en que la demandada reconvencionista **********, y aparente
cesionaria en segundo lugar de los créditos de **********, nos demandó por los conceptos
reclamados en su escrito inicial de demanda, razón por la cual invocamos en nuestro
beneficio la figura jurídica llamada prescripción negativa y que se encuentra prevista en los
artículos 1038, 1040, 1047 y demás relativos y aplicables del Código de Comercio aplicable
(sic), ya que la liberación de las obligaciones de cualquier naturaleza se extinguen en el lapso
de 10 años por no haber pedido su cumplimiento en cualquiera de las formas establecidas por
la ley, sobre todo mediante una demanda judicial y su notificación para interrumpir su
prescripción, aun en aquellos préstamos donde se estipuló el pago en parcialidades, como es
el caso que nos ocupa." (fojas 17 a 38 del juicio mercantil ordinario de origen).
Por proveído dictado el diez de abril de dos mil ocho, se tuvo a los demandados dando
contestación a la demanda (fojas 40 y 41 del propio expediente) y, previa aclaración de la
reconvención, en acuerdo emitido el veintiuno siguiente, se admitió la demanda
reconvencional contra la parte actora ********** (fojas 53 y 54 del juicio natural).
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Mediante escrito presentado el ocho de mayo de dos mil ocho, la demandada
reconvencionista, compareció a dar contestación a la reconvención, en los siguientes
términos:
"Que por medio del presente escrito y en representación de la parte actora **********,
vengo a dar contestación a la demanda reconvencional instaurada en su contra por los señores
**********, lo cual realizo en los siguientes términos: A las prestaciones. Resultan
improcedentes todas las prestaciones que son reclamadas a mi representada, lo cual será
demostrado en el momento procesal oportuno, luego entonces, será la parte actora en la
reconvención quien deberá pagar a mi representada los gastos y las costas que se originen con
motivo de la tramitación del presente juicio reconvencional en cualquiera de las instancias en
que el mismo se ventile. A los antecedentes. Al identificado con el número 1. Es cierto. Al
identificado con el número 2. Es cierto, sin embargo desconozco los documentos que se
mencionan en la última parte del párrafo respectivo, ya que de ellos no se le corrió traslado a
mi representada. Al identificado con el número 3. Es cierto. Al identificado con el número 4.
Es cierto, única y exclusivamente por lo que ve al número de préstamo y número de cuenta,
así como la forma de pago, sin embargo, resulta falso que el último pago de los actores
reconvencionistas lo hayan realizado el día 2 dos de marzo del año 1995 mil novecientos
noventa y cinco, ya que tal como se demostrará en el momento procesal oportuno, el último
pago realizado por los actores reconvencionistas fue precisamente el correspondiente al mes
de agosto del año 1998 mil novecientos noventa y ocho. Independientemente de lo anterior,
debe advertirse que en la cláusula séptima de dicho contrato se estableció como plazo
máximo para el pago del crédito 15 años contados a partir de la fecha de firma del propio
contrato, venciendo dicho plazo precisamente el día 10 diez de abril del año 2007 dos mil
siete, luego entonces, es a partir de esa fecha cuando se debe computar el término para la
prescripción en los términos del artículo 1040 al no existir una declaración previa en donde se
hubiere decretado el vencimiento anticipado de dicho plazo. Al identificado con el número 5.
Es falso, en virtud de que tal como se demostrará en el momento procesal oportuno, a la
fecha no han transcurrido los 10 años a partir de la fecha de incumplimiento en el pago que
haya originado el vencimiento anticipado o a partir del vencimiento del plazo estipulado en el
mismo contrato para la obligación principal, tal como lo establece el Código de Comercio
para que opere la prescripción negativa a favor de los actores reconvencionistas." (fojas 113 a
122 del procedimiento de origen).
Seguido el juicio por sus trámites legales, se dictó sentencia de primera instancia el treinta de
abril de dos mil nueve, en la cual, en lo que interesa, se declaró la improcedencia de la acción
reconvencional conforme a los siguientes argumentos: "... por tanto, de lo anterior se puede
arribar a la conclusión de que el día en que pudo ser legalmente ejercitada en juicio la acción
respectiva y, por ende, a partir de cuándo comienza a computarse el término de diez años
para que opere la prescripción negativa, fue a partir del mes de abril de dos mil siete, esto es,
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una vez que concluyeron los quince años previstos en la cláusula séptima del contrato
fundatorio de la acción, y no a partir de la constitución en mora ..." (foja 717 vuelta del juicio
natural).
Inconformes con la sentencia de primera instancia, ambas partes interpusieron sendos
recursos de apelación, los cuales se radicaron ante el Primer Tribunal Unitario del Tercer
Circuito, con el número de toca **********, que se resolvieron en sentencia dictada el
quince de febrero de dos mil diez, que constituye el acto reclamado en este procedimiento y
cuyo contenido se transcribió en los considerandos que anteceden.
De lo previamente reseñado, se llega al conocimiento de que la litis en el juicio natural, en
cuanto a la prescripción negativa opuesta por los demandados, se centró en dilucidar a partir
de cuándo se inicia a contar el plazo de diez años previsto por la ley para que se actualice.
Una vez precisados los antecedentes del acto reclamado, a continuación, se procede a dar
respuesta a los conceptos de violación.
I. Personalidad de la actora.
En un primer aspecto, los quejosos manifiestan que la autoridad responsable determinó que
se tuvo por acreditada la personalidad de la parte actora porque compareció por su propio
derecho; sin embargo, aducen, aunque lo promovió así, lo hizo como causahabiente de la
institución de crédito primigenia, al demandar con fundatorios de la acción que tienen su
origen en el banco acreedor, es decir, aquellos documentos donde celebraron el contrato con
**********, situación que, según indican, no se valoró debidamente porque esta figura la
tiene quien tenga la titularidad del derecho que se cuestiona y, al respecto, la actora demanda
por un supuesto derecho que adquirió de manera sucesiva del banco acreedor conforme a los
documentos ofertados en su oportunidad.
El anterior concepto de violación es inoperante y, para sustentarlo, a continuación se procede
a realizar, en cuanto al tema que nos ocupa, una breve relación de antecedentes que integran
el juicio mercantil ordinario **********, de entre los cuales destaca que dicho
procedimiento fue tramitado por **********, por su propio derecho, contra los ahora
quejosos.
Que mediante escrito presentado el nueve de abril de dos mil ocho, los impetrantes de
garantías (demandados) comparecieron a dar contestación a la demanda y, entre otras,
opusieron la excepción de falta de personalidad (fojas 25 y 26 del juicio natural).
La excepción de mérito, fue admitida por auto dictado el diez de abril de dos mil ocho, en el
cual se ordenó correr traslado a la parte actora, a efecto de que manifestara lo que a su
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derecho correspondiera (foja 42 del propio procedimiento).
Una vez que se agotó lo anterior, el Juez de Distrito dictó interlocutoria el seis de mayo de
dos mil ocho, mediante la cual se declaró infundada la aludida excepción, bajo los
argumentos siguientes:
"... Se afirma lo anterior, en razón de que la actora **********, compareció a demandar a
********** y **********, por su propio derecho, esto es, sin ostentarse cesionaria de algún
derecho crediticio, por ende, la excepción de falta de personalidad opuesta por la parte reo,
deviene improcedente. ... De lo anterior se advierte que al promoverse una demanda por
derecho propio, resulta nugatorio oponerse a la personalidad de quien promueve la misma,
situación que acontece en el presente juicio, tal como quedó precisado en párrafos
precedentes, no obstante que se haya dado entrada al presente recurso ..."
Contra la determinación antes descrita, los demandados, hoy quejosos, no se inconformaron,
pues no interpusieron medio ordinario de defensa alguno, ni mucho menos el juicio de
amparo indirecto.
De lo anterior queda demostrado que la personalidad de la actora fue materia de estudio en el
incidente que resolvió la excepción relativa, declarándola infundada, por lo que contra ésta,
previa su preparación legal, procedía amparo indirecto, conforme lo establece la
jurisprudencia P./J. 4/2001, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, consultable en la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo XIII, del mes de enero de dos mil uno, página 11, de rubro y texto siguientes:
"PERSONALIDAD. EN CONTRA DE LA RESOLUCIÓN QUE DIRIME ESTA
CUESTIÓN, PREVIAMENTE AL FONDO, PROCEDE EL AMPARO INDIRECTO.
Reflexiones sobre el tema relativo a la procedencia del amparo en contra de la resolución
sobre la personalidad, condujeron a este Tribunal Pleno a interrumpir parcialmente el criterio
contenido en la tesis jurisprudencial número P./J. 6/91, publicada en las páginas 5 y 6, del
Tomo VIII, de la Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, correspondiente al
mes de agosto de 1991, cuyo rubro es: ‘PERSONALIDAD. EN CONTRA DE LA
RESOLUCIÓN QUE DESECHA LA EXCEPCIÓN DE FALTA DE PERSONALIDAD SIN
ULTERIOR RECURSO, ES IMPROCEDENTE EL AMPARO INDIRECTO, DEBIENDO
RECLAMARSE EN AMPARO DIRECTO CUANDO SE IMPUGNE LA SENTENCIA
DEFINITIVA.’, para establecer que si bien es cierto, en términos generales, la distinción
entre actos dentro del juicio que afecten de manera cierta e inmediata algún derecho
sustantivo protegido por las garantías individuales, y aquellos que sólo afecten derechos
adjetivos o procesales, lo que es un criterio útil para discernir que en el primer supuesto se
trata de actos impugnables en amparo indirecto en virtud de que su ejecución es de imposible
reparación, mientras que en la segunda hipótesis, por no tener esos actos tales características,
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deben reservarse para ser reclamados junto con la resolución definitiva en amparo directo,
también lo es que dicho criterio no puede válidamente subsistir como único y absoluto, sino
que es necesario admitir, de manera excepcional, que también procede el juicio de amparo
indirecto tratándose de algunas violaciones formales, adjetivas o procesales, entre las que se
encuentra precisamente el caso de la falta de personalidad. Para así estimarlo, debe decirse
que las violaciones procesales son impugnables, ordinariamente, en amparo directo, cuando
se reclama la sentencia definitiva, pero pueden ser combatidas en amparo indirecto, de modo
excepcional, cuando afectan a las partes en grado predominante o superior. Esta afectación
exorbitante debe determinarse objetivamente, tomando en cuenta la institución procesal que
está en juego, la extrema gravedad de los efectos de la violación y su trascendencia
específica, así como los alcances vinculatorios de la sentencia que llegara a conceder el
amparo, circunstancias todas estas cuya concurrencia en el caso de la personalidad le
imprimen a las decisiones que la reconocen o rechazan un grado extraordinario de afectación
que obliga a considerar que deben ser sujetas de inmediato al análisis constitucional, sin
necesidad de esperar a que se dicte la sentencia definitiva, aunque por ser una cuestión formal
no se traduzca en la afectación directa e inmediata de un derecho sustantivo. Esto es así,
tomando en consideración que dicha cuestión es un presupuesto procesal sin el cual no queda
debidamente integrada la litis, además de que, la resolución sobre personalidad no solamente
es declarativa o de simple reconocimiento o desconocimiento del carácter con que comparece
una de las partes, sino que también es constitutiva. Ahora bien, debe precisarse que la
procedencia del juicio de amparo indirecto contra las resoluciones que deciden sobre una
excepción de falta de personalidad en el actor (y que le reconocen esa calidad), sólo es una
excepción a la regla general de que procede aquél cuando los actos tienen una ejecución de
imposible reparación, cuando se afectan derechos sustantivos. De lo anterior se infiere que la
resolución sobre personalidad, cuando dirime esta cuestión antes de dictada la sentencia
definitiva, causa a una de las partes un perjuicio inmediato y directo de imposible reparación
que debe ser enmendado desde luego mediante el juicio de amparo indirecto, hecha
excepción del caso en que la autoridad responsable declare que quien comparece por la parte
actora carece de personalidad, porque entonces la resolución pone fin al juicio y debe
combatirse en amparo directo."
Entonces, aunque la personalidad sea un presupuesto procesal, no obstante que se hayan
expuesto agravios en la apelación interpuesta contra la sentencia de primera instancia y que el
Tribunal Unitario los hubiese analizado, resultan inoperantes los conceptos de violación
formulados sobre ese tema, habida cuenta que no debe quedar a elección de las partes si
promueven amparo biinstancial o uniinstancial, haciendo valer un mismo concepto de
violación, puesto que sería tanto como que se pudiera alegar esa inconformidad en dos
ocasiones.
Es así, tomando en consideración que la razón fundamental por la que se declaró infundada la
excepción de mérito la constituye que el juicio natural fue promovido por la actora por
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derecho propio, circunstancia que se encuentra firme ante su falta de impugnación; de ahí
que, ahora, en este juicio de amparo directo, no es factible analizar dicha circunstancia
cuando, como se dijo, debió interponerse el amparo indirecto contra la interlocutoria que
resolvió la aludida excepción.
Sobre el particular se invoca la jurisprudencia I.3o.C. J/38, que se comparte del Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, correspondiente a la Novena Época
del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXV, del mes de mayo de dos
mil siete, página 1899, que dice:
"PERSONALIDAD. SON INOPERANTES LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN QUE EN
EL AMPARO DIRECTO PRETENDEN CUESTIONARLA. La resolución que sin ulterior
recurso declara improcedente la excepción de falta de personalidad, constituye un acto
dictado dentro de juicio que tiene efectos cuya ejecución es de imposible reparación, porque
es una violación procesal que afecta a las partes en grado predominante o superior, toda vez
que es un presupuesto procesal sin el cual no queda debidamente integrada la litis, además de
que la resolución sobre personalidad no solamente es declarativa o de simple reconocimiento
o desconocimiento del carácter con que comparece una de las partes, sino que también es
constitutiva. Por ello, esa determinación debe impugnarse a través del juicio de amparo
indirecto que procede en su contra, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 114,
fracción IV, de la Ley de Amparo, dentro de los quince días siguientes al en que surtió
efectos su notificación y, al no haberlo hecho así, el quejoso consintió esa resolución judicial,
por lo que ya no puede analizarse en un juicio de amparo directo como una violación a las
leyes del procedimiento que afectó sus defensas, porque, de hacerlo, quedaría a elección de la
parte interesada promover el juicio de amparo indirecto o esperar a la sentencia definitiva y
hacer la impugnación en los conceptos de violación, y de esta manera dejaría de tener
aplicación la regla general contenida en los artículos 21 y 73, fracción XII, de la Ley de
Amparo, consistente en que el amparo debe promoverse dentro de los quince días siguientes
al en que haya surtido efectos, conforme a la ley del acto, la notificación al quejoso de la
resolución o acuerdo que reclame; al en que haya tenido conocimiento de ellos o de su
ejecución; o al en que se hubiese ostentado sabedor de los mismos. Por tanto, los conceptos
de violación que en el amparo directo tiendan a impugnar esa cuestión de personalidad que
pudo y debió reclamarse en amparo indirecto, son inoperantes."
II. Omisión del Tribunal Unitario responsable de analizar la totalidad de lo expuesto respecto
a la falta de legitimación de la actora.
Los quejosos manifiestan que la autoridad responsable se concretó a describir las
consideraciones vertidas por el Juez de Distrito en lo que se refiere a la excepción de
legitimación activa, la cual, según aducen, la consideró infundada sin tomar en cuenta los
razonamientos vertidos, ya que la parte actora con su demanda exhibió diversos documentos
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(los cuales se describen en el concepto de violación) y, al efecto, mencionan, no se estableció
en algunos de ellos (cesión de derechos realizada por la institución de crédito) la personalidad
de **********, pues no se detalló su transformación a institución de banca múltiple, como
para poder establecer que podía realizar la cesión de derechos.
Lo anterior es infundado, porque del análisis de los agravios expuestos, se advierte que si
bien es cierto que los apelantes, ahora quejosos, detallaron los documentos que ahora
describen en su propio concepto de violación y manifestaron que no se había establecido en
los mismos la transformación de ********** a institución de banca múltiple, también lo es
que dicha cuestión la opusieron en relación con la falta de personalidad de la actora y no a su
falta de legitimación activa (foja 30 del toca de apelación), circunstancia que el Tribunal
Unitario responsable sí tomó en cuenta, pues al efecto, en primer término, transcribió los
agravios relativos y, enseguida, determinó:
"... Resulta incongruente la inconformidad que hacen valer en su agravio, en virtud de que al
momento de reconvenir, entre otros, señalan como demandados a **********, y precisan
que actualmente se denomina **********, lo que implica un reconocimiento tácito por parte
de los demandados, de que se trata de la misma institución bancaria, pero ahora con la actual
denominación, lo que permite declarar infundada su inconformidad. ... Como puede
apreciarse, la parte recurrente alega que de ninguna de las escrituras y certificaciones que
describió, se advierte que ********** se haya constituido, fusionado y, en su caso, se le haya
otorgado en términos de las leyes competentes, la fusión de banca múltiple, por lo que no
puede saberse si es una persona jurídica diferente ... sin embargo, como este tribunal lo ha
establecido, dicha institución bancaria, no es la que compareció a demandar en el juicio, sino
**********, quien lo hizo por su propio derecho; además, la nulidad que pretende se declare
judicialmente respecto de las señaladas escrituras públicas, no es dable jurídicamente hacerlo
de pleno derecho ..." (fojas 77 vuelta y 78 del toca de apelación civil).
De lo anterior se pone de manifiesto que el Tribunal Unitario responsable no incurrió en la
omisión que le atribuyen los quejosos, pues sí tomó en cuenta sus alegaciones, en cuanto a
que en los documentos aportados a juicio no se hizo constar la transformación de
**********, pues en relación con ello, se pronunció en el sentido de que dicha cuestión
resultaba infundada.
III. Falta de notificación de las cesiones de derecho.
Los quejosos manifiestan que la autoridad responsable determinó que fueron notificados de la
cesión de derechos de su crédito, de conformidad con la escritura pública relativa a la
certificación de hechos realizada por el notario público número **********, concatenada
con las copias certificadas de los medios preparatorios de juicio civil ordinario del índice del
Juzgado Sexto de lo Civil de esta ciudad; sin embargo, estas últimas corresponden a un
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procedimiento inconcluso y no pueden tener valor probatorio alguno, de acuerdo con lo
establecido por el artículo 216 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco.
En tal orden, los impetrantes insisten en que las copias certificadas de los medios
preparatorios a juicio no pueden tener valor probatorio de conformidad al desahogo del juicio
para el que fueron tramitados, es decir, medios preparatorios a juicio civil ordinario, luego,
aducen, al no haberse promovido dicho juicio, quedan sin efectos al no poder ser evaluados
por el juzgador dentro del procedimiento que debió haber instaurado la parte actora y, mucho
menos, pueden generar valor alguno en un procedimiento diverso, como lo es el juicio
mercantil ordinario.
Asimismo, los quejosos aducen que los aludidos medios preparatorios no constituyen prueba
alguna en su contra, pues para ello debió haberse agotado el procedimiento para el que fueron
solicitados, es decir, el juicio civil ordinario y, en el caso, ello no ha acontecido; por tanto, a
su consideración, no existe sentencia definitiva que haya causado estado, en la que se tengan
dichos medios como probatorios de las acciones intentadas.
Entonces, siguen diciendo los quejosos, contrario a lo esgrimido por la autoridad responsable
en el sentido de que los impetrantes fueron conocedores de la nueva situación del crédito
hipotecario como nueva acreedora **********, no debe perderse de vista que fueron
dirigidos a un juicio civil ordinario y no a uno mercantil ordinario como finalmente se
promovió.
De igual forma, los impetrantes argumentan que la certificación de hechos realizada por el
notario público número **********, carece de validez al no haberse sujetado a lo dispuesto
por las fracciones VI y VIII del artículo 84 de la Ley del Notariado del Estado de Jalisco, ya
que el fedatario público no corroboró que se encontraba con la persona que dijo llamarse
**********, ni mucho menos señaló su media filiación, ni dio intervención a dos testigos
para que certificaran que se estaba llevando a cabo la diligencia con la persona buscada.
Luego, agregan, si como lo afirma el Tribunal Unitario responsable, es aplicable el aludido
artículo 87, de igual manera el fedatario público, al levantar un acta, debe señalar las
personas que intervinieron y las demás circunstancias que las identifiquen, lo cual no
aconteció, pues no se hizo constar la identidad de la persona con quien se entendió la
diligencia.
Aunado a lo anterior, los quejosos aducen que en el contrato de cesión celebrado por la
sociedad mercantil ********** (cesionaria) con ********** (cedente), también se pactó, en
la cláusula séptima, inciso f), punto tres, que existía la obligación de notificarles la cesión de
derechos y, a su vez, la propia sociedad se obligó a notificarles la cesión celebrada con la
actora; de ahí que, afirman, es ilegal que no se les notificara, pues existe pacto al respecto,
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por lo que cada quien se obliga en los términos que quiso hacerlo de conformidad con el
artículo 78 del Código de Comercio, lo que origina la falta de legitimación activa de la
actora, al haberse contradicho lo expresamente convenido por las partes.
Los conceptos de violación sintetizados en los siete párrafos que anteceden son inoperantes,
en virtud de que, independientemente del valor probatorio de las documentales a que se
refieren los impetrantes (copias certificadas de los medios preparatorios a juicio civil
ordinario ********** y certificación de hechos del notario público **********), lo cierto es
que, a efecto de justificar la legitimación de la parte actora y la validez de las cesiones de
derechos, no resultaba necesaria su notificación.
Cabe destacar que del contrato de cesión de derechos celebrado entre ********** y
**********, entre sus cláusulas destaca:
"... Cláusula primera. Cesión de los créditos. En este acto el cedente cede sin responsabilidad
alguna al cesionario, y éste adquiere con efectos a partir de la fecha de corte: (i) los créditos,
incluyendo los derechos a cobrar los saldos insolutos a esta fecha de principal, intereses
ordinarios y moratorios, sus accesorios y todas las garantías de los créditos (incluyendo el
derecho a ejecutarlas), junto con todo cuanto de hecho y por derecho les corresponda, y (ii)
todos y cada uno de los derechos litigiosos derivados de o relacionados con los juicios. El
cesionario acepta la cesión arriba estipulada y adquiere, con efectos a la ‘fecha de corte’, los
derechos y obligaciones correspondientes, en los términos y condiciones establecidos en este
contrato. ... Cláusula quinta. Notificación a los deudores y terceros; gastos relacionados;
abogados externos, etc. (a) Notificación a los deudores y terceros. El cesionario tendrá
obligación de realizar todos los actos y adoptar todas las medidas necesarias para que la
cesión sea dada a conocer y surta sus efectos frente a los deudores (sus garantes, avales,
fiadores u obligados solidarios) y los tribunales que conocen de los juicios así como para
formalizar e inscribir la transmisión de las garantías de los créditos en un plazo de 90 días
naturales. En tal virtud, el cedente realizará los actos que el cesionario solicite y sean
necesarios para que la cesión materia de este contrato surta sus efectos frente a los deudores
(sus garantes, fiadores, avales u obligados solidarios) y/o terceros en general, y las partes
realizarán los actos que sean legalmente necesarios para que los tribunales que conocen de
los juicios reconozcan la cesión de los derechos litigiosos del cedente al cesionario. El
cedente tendrá obligación de cooperar con el cesionario en la realización de los actos a los
que se refiere este párrafo únicamente durante un plazo de 90 días naturales. Las partes
convienen en que todos los gastos que deban erogarse para realizar las acciones mencionadas
en este párrafo correrán por cuenta exclusiva del cesionario. ... Cláusula séptima.
Obligaciones adicionales del cesionario. ... (f) Reproducir el contenido de esta cláusula en los
contratos que celebre con cualquier tercero a quien, en su caso, se enajene los créditos, con el
objeto de que dichos terceros se obliguen en los mismos términos, en especial: ... 3. Notificar
de la cesión de los créditos a los deudores."
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
Por su parte, ********** (antes **********) celebró un contrato de cesión con la actora
**********, que se encuentra consignado en la escritura pública **********, de fecha
**********, pasada ante la fe de la notario público número **********, y de sus cláusulas
destaca lo siguiente:
"... Primera. ********** en su carácter de cesionaria de **********, en este acto actuando
como cedente y representada por su apoderado especial, el señor **********, cede sin su
responsabilidad a la señora **********, en su carácter de cesionario, y quien acepta la
cesión que se le hace respecto del crédito relacionado en el antecedente primero del presente
instrumento, asumiendo los derechos y obligaciones que se deriven del mismo, así como la
existencia o inexistencia de los gravámenes que a la fecha reporta el inmueble que, en su
oportunidad, el acreditado principal otorgó como garantía hipotecaria a favor de **********
(actualmente **********), por tal motivo libera de toda responsabilidad civil, penal o
cualquier otra acción legal que pueda ejercer en contra de ********** y **********, como
la cesionaria de **********, liberando de las mismas acciones legales a los representantes,
apoderados legales y ejecutivos de cuenta de **********, como la cesionaria de
**********. Segunda. Asimismo, la señora ********** se obliga en los siguientes
términos: ... f). Reproducir el contenido de esta cláusula en los contratos que celebre con
cualquier tercero a quien, en su caso, se enajenen los créditos con el objeto de que dichos
terceros se obliguen en los mismos términos en especial: ... 3. Notificar la cesión del crédito
al deudor."
Ahora bien, una correcta interpretación del contenido de esas cláusulas, analizadas en
conjunto, debe ser en el sentido de que la voluntad de las partes fue que la existencia y
validez de ese acto jurídico no estuvieran sujetas a condición alguna.
Además, dado que la primera cesión se celebró en la Ciudad de México, Distrito Federal,
respecto de créditos pactados en el Estado de Jalisco, habrá de interpretarse conforme al
Código Civil Federal y, el segundo de ellos, al haberse pactado en esta entidad federativa, se
interpretará conforme al Código Civil Local.
Sin que importe en contrario que, en relación con la primera cesión, ambas partes sean
sociedades mercantiles, por no estar cabalmente reglamentado ese tipo de contratos en el
Código de Comercio, lo cual se corrobora con lo que al respecto estableció la anterior
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la tesis visible en el Tomo
CXXXI del Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, página 761, cuyo sumario
dice:
"CESIÓN, FORMALIDADES DEL CONTRATO DE. Respecto a la cesión de créditos no
endosables, el Código de Comercio contiene varias disposiciones en sus artículos 389 al 391,
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que si bien no reglamentan en sí mismos el contrato de cesión, es evidente que tampoco
establecen la existencia de un requisito formal como elemento de eficacia del contrato, y esto
confirma que el principio sobre libertad tiene vigencia respecto al contrato de cesión."
Así pues, en cuanto a la validez y existencia del contrato de cesión de derechos controvertido,
deben aplicarse los artículos 2030, 2031, 2032, 2034 y 2036 del Código Civil Federal,
preceptos que, respectivamente, a la letra dicen:
"Artículo 2030. El acreedor puede ceder su derecho a un tercero sin el consentimiento del
deudor, a menos que la cesión esté prohibida por la ley, se haya convenido no hacerla o no lo
permita la naturaleza del derecho. El deudor no puede alegar contra el tercero que el derecho
no podía cederse porque así se había convenido, cuando ese convenio no conste en el título
constitutivo del derecho."
"Artículo 2031. En la cesión de crédito se observarán las disposiciones relativas al acto
jurídico que le dé origen, en lo que no estuvieren modificadas en este capítulo."
"Artículo 2032. La cesión de un crédito comprende la de todos los derechos accesorios como
la fianza, hipoteca, prenda o privilegio, salvo aquellos que son inseparables de la persona del
cedente. Los intereses vencidos se presume que fueron cedidos con el crédito principal."
"Artículo 2034. La cesión de créditos que no sean a la orden o al portador, no produce efectos
contra tercero, sino desde que su fecha deba tenerse por cierta, conforme a las reglas
siguientes: I. Si tiene por objeto un crédito que deba inscribirse, desde la fecha de su
inscripción, en el Registro Público de la Propiedad; II. Si se hace en escritura pública, desde
la fecha de su otorgamiento; III. Si se trata de un documento privado, desde el día en que se
incorpore o inscriba en un Registro Público; desde la muerte de cualquiera de los que lo
firmaren, o desde la fecha en que se entregue a un funcionario público por razón de su
oficio."
"Artículo 2036. En los casos a que se refiere el artículo 2033, para que el cesionario pueda
ejercitar sus derechos contra el deudor, deberá hacer a éste la notificación de la cesión, ya sea
judicialmente, ya en lo extrajudicial, ante dos testigos o ante notario."
Los artículos correlativos del Código Civil del Estado de Jalisco son 1537, 1538, 1539, 1541,
1542 y 1544 que, en su orden, establecen:
"Artículo 1537. El acreedor puede ceder su derecho a un tercero sin el consentimiento del
deudor, a menos que la cesión esté prohibida por la ley o por disposición judicial, se haya
convenido no hacerla o no lo permita la naturaleza del derecho. El deudor no puede alegar
contra el tercero que el derecho no podía cederse porque así se había convenido, cuando ese
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convenio no conste en el título constitutivo del derecho."
"Artículo 1538. En la cesión de crédito se observarán las disposiciones relativas al acto
jurídico que le dé origen, en lo que no estuvieren modificadas en este capítulo."
"Artículo 1539. La cesión de un crédito comprende la de todos los derechos accesorios, como
la fianza, hipoteca, prenda o privilegio, salvo aquellos que son inseparables de la persona del
cedente. Los intereses vencidos se presume que fueron cedidos con el crédito principal."
"Artículo 1541. La cesión de créditos que no sean a la orden o al portador, debe constar en
escrito privado. Puede pactarse que el cedente administre el crédito obrando frente a terceros
como si el negocio fuera propio."
"Artículo 1542. La cesión de créditos que no sean a la orden o al portador, no produce efectos
contra tercero, sino desde que su fecha debe tenerse por cierta, conforme a las reglas
siguientes: I. Si tiene por objeto un crédito que deba inscribirse, desde la fecha de su
inscripción en el Registro Público de la propiedad; II. Si se hace en escritura pública, desde la
fecha de su autorización; y III. Si se trata de un documento privado, desde el día en que se
haya incorporado o inscrito en el Registro Público; desde que haya muerto o se haya
imposibilitado para suscribirlo; cualesquiera de las personas que aparezcan firmándolo; desde
que haya sido entregado a un funcionario público, por razón de su oficio; o desde aquella
fecha en que, por medios análogos y que no sean simples declaraciones de testigos, se
demuestre que se había ya otorgado el documento en cuestión."
"Artículo 1544. En los casos en que se refiere el artículo 1542, para que el cesionario pueda
ejercitar sus derechos contra el deudor, deberá hacer a éste la notificación de la cesión, ya sea
judicialmente mediante la demanda, o en diligencias especiales, ya en lo extrajudicial, ante
dos testigos o ante notario."
Así, de los citados preceptos legales del código civil se colige que la cesión de derechos se
caracteriza porque implica un cambio en el acreedor o sujeto activo de la obligación, al ser
reemplazado por otro, sin que por ello opere una novación y sin que se requiera, además, el
consentimiento del deudor; de ahí que el acreedor pueda transferir sus derechos, y a pesar de
este cambio en un elemento esencial de la relación jurídica, subsista ésta con todos sus
derechos y obligaciones, tanto principales como accesorias; por ello, no puede estimarse que
la cesión de derechos crediticios no surte efectos cuando no se notifica al deudor.
Al respecto, es menester indicar que la cesión no se perfecciona con la notificación que de la
misma se realiza al deudor, ya que sobre el particular debe tenerse en cuenta que la cesión, en
atención a lo indicado en el artículo 2031 del Código Civil Federal y 1538 del Código Civil
del Estado de Jalisco, es perfecta entre los contratantes al momento que se satisfacen los
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requisitos esenciales de validez que la ley establezca para el contrato del que la cesión, fue su
causa eficiente (compraventa -si se paga un precio cierto y en dinero-; donación -si los
derechos se transmiten gratuitamente-; o permuta -si a cambio de los derechos cedidos se
recibe otra cosa-); tan es así que los propios artículos 2034 y 1542 transcritos, al señalar que
la cesión de créditos que no sean a la orden o al portador no producen efectos contra terceros,
sino desde que su fecha debe tenerse por cierta conforme a las reglas que ahí indica, lo que
evidencia que la cesión es perfecta entre las partes pues los requisitos precisados son
meramente publicitarios, mas no constitutivos de derechos.
Por lo cual, la notificación que se hace al deudor no constituye un elemento necesario para el
perfeccionamiento de la cesión sino que, en todo caso, viene a ser un mero acto publicitario
con el fin de que el deudor no pague al cedente, tal como lo establecen los artículos 2040 y
2041 del Código Civil Federal y sus correlativos de la legislación estatal 1548 y 1549 que,
respectivamente, establecen: "Mientras no se haya hecho notificación al deudor, éste se libera
pagando al acreedor primitivo." y "Hecha la notificación, no se libera el deudor sino pagando
al cesionario."
Por otra parte, en términos de lo indicado en los artículos 2036 y 1544 antes transcritos, si
bien es cierto que la cesión no puede oponerse al deudor mientras no le sea notificada
fehacientemente, también lo es que la consecuencia que la ley otorga a dicha falta -tal como
se indicó- es que el deudor pueda liberarse mediante el pago realizado al acreedor primitivo,
pues el deudor no necesita dar su consentimiento para que la cesión se efectúe ni puede
impedirla, de donde se colige, además, que válidamente el cesionario de derechos crediticios
puede solicitar al a quo, que le reconozca tal carácter, ya sea durante el juicio o, incluso, en el
procedimiento de ejecución, con la finalidad, como se indicó, de que no se libere de su
obligación sino mediante pago al cesionario.
Por tanto, de lo hasta aquí apuntado, podemos establecer las siguientes conclusiones:
1. La notificación del contrato de cesión de derechos no es constitutiva del traspaso, y la
omisión de aquélla sólo trae como consecuencia que el deudor se pueda liberar de su
obligación pagando al acreedor, con eventual perjuicio del cesionario.
2. La finalidad que se persigue con la notificación de la cesión, es que el deudor tenga pleno
conocimiento del cambio del sujeto activo de su obligación para que quede obligado a
realizar el pago solamente al cesionario, ya que las excepciones que puede oponer son las
mismas que puede ejercer contra el cedente.
3. La notificación está propiamente establecida en beneficio del cesionario y no del deudor,
ya que sin dicha notificación este último podría liberarse mediante el pago al acreedor
originario y, además, no puede oponer más excepciones que las que podría hacer valer contra
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su acreedor primitivo; y,
4. Atento a que el deudor no necesita dar su consentimiento para que la cesión se efectúe ni
puede impedirla, la cuestión relativa al reconocimiento que realice el juzgador del carácter
del cesionario no afecta de forma alguna sus derechos, pues el deudor se encuentra regido por
la misma relación jurídica que lo unía con su acreedor originario, por lo cual el citado
reconocimiento al único que puede afectar, en todo caso, es al cedente, en tanto que una vez
realizado dicho acto procesal, dejará de estar legitimado para realizar el cobro de los derechos
establecidos en la sentencia.
En consecuencia, en el presente juicio de garantías debe dilucidarse lo relativo a si la parte
actora cuenta con legitimación activa en atención al contenido del contrato de cesión
celebrado por una parte por **********, como cedente y **********, como cesionario,de
fecha veintiséis de agosto de dos mil cinco y el diverso contrato de cesión celebrado por una
parte por ********** (antes **********), como cedente y **********, como cesionaria
(actora), de fecha diecisiete de mayo de dos mil siete y se arriba a la conclusión de que dichos
actos jurídicos se perfeccionaron entre los contratantes en el momento en que las partes se
pusieron de acuerdo en cuanto al objeto y el precio de la cesión, con lo cual se cubrieron los
requisitos esenciales de validez de ese acto jurídico.
Lo cual evidencia que las cesiones de que se trata fueron perfectas entre las partes, dado que
los requisitos de notificación que se precisan son meramente publicitarios, mas no
constitutivos de derechos; de ahí que el acto jurídico de cesión de derechos pone de
manifiesto que la multicitada cesión no extinguió la obligación primitiva y, por ende, es
evidente que el cesionario, aquí tercero perjudicado, sí está legitimado en la causa para
ejercer los respectivos derechos de crédito que le fueron transmitidos mediante esa cesión.
Y si bien es cierto que en ambos contratos de cesión se estableció que el cesionario debería
notificar al deudor de tal cesión, también lo es que lo anterior debe entenderse, de
conformidad con las citadas reglas del derecho civil, fue con el único fin de que éstos
estuviesen en aptitud de liberarse de sus obligaciones mediante el pago respectivo al nuevo
titular de los derechos crediticios, es decir, hacer del conocimiento fehaciente de los deudores
la cesión de derechos para que pudieran liberarse de su obligación de pago cubriendo el
adeudo al nuevo acreedor.
Así las cosas, las irregularidades que le atribuyen los quejosos a los medios preparatorios a
juicio civil ordinario y a la fe de hechos de fecha veintisiete de septiembre de dos mil siete,
no pueden tener por alcance privar de eficacia a la cesión de derechos referida pues, se
reitera, una recta interpretación del contrato de cesión de derechos debe ser en el sentido de
que la validez de éste y la exigibilidad de las obligaciones ahí transmitidas no dependen, en
absoluto, de la notificación de mérito.
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De ahí que, contrario a lo alegado por los quejosos, la notificación de la cesión no es requisito
para la existencia de la cesión de derechos, ni tampoco impide demandar por el crédito al
cesionario pues, como quedó establecido, es innecesario.
Lo que conlleva a la conclusión de que, en todo caso, la notificación es en beneficio del
cesionario y no del deudor, ya que sin dicha notificación este último podría liberarse
mediante el pago al acreedor originario; y, además, no puede oponer más excepciones que las
que podría hacer valer contra su acreedor primitivo, además de que el reconocimiento que
realice el juzgador del carácter del cesionario no afecta, de forma alguna, los derechos del
deudor que se encuentra regido por la misma relación jurídica que lo unía con su acreedor
originario, por lo cual el citado reconocimiento al único que puede afectar es al cedente, en
tanto que, una vez realizado dicho acto procesal, dejará de estar legitimado para realizar el
cobro de los derechos establecidos en la sentencia.
En ese contexto, la falta o incorrecta notificación que les fue practicada no representa
impedimento legal alguno para que la actora se encuentre legitimada activamente en la causa
para ejercer las acciones que se pudieran derivar de esa cesión de derechos de crédito y que
hizo valer en el juicio natural.
Tienen aplicación al caso, las tesis de la anterior Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, visibles respectivamente en los Tomos XLIX, página 1458; LXVII, página
2589 y XCVI, página 893, todas del Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época,
cuyos sumarios dicen:
"CESIÓN, EFECTO DE LA NOTIFICACIÓN DE LA. Dados los términos en que están
redactados los artículos 1631 del Código Civil de 1884 y 2036 del actualmente en vigor, se
ha llegado a sostener que el cesionario no puede intentar demanda judicial contra el deudor,
sin que previamente le haya notificado la cesión, para que pueda oponerse a ella, y para que
haga valer las defensas que le competan, y que la falta de esa notificación implica que la
cesión no debe estimarse perfeccionada; sin embargo, esa interpretación de los preceptos
citados, no atiende a los fines racionales perseguidos por el legislador, al establecer el
requisito de la notificación, los que se descubren fácilmente, si se toman en cuenta otras
disposiciones de la propia ley, como son aquellas en que el mismo legislador establece: que
la cesión puede hacerse aun en contra de la voluntad del deudor, y que mientras la cesión no
se le notifique a éste, puede hacer valer, respecto del cesionario, todas las excepciones que
tuviere contra el cedente; por lo que del estudio relacionado de estos preceptos, se llega a la
conclusión, aceptada por la doctrina, acerca de que la notificación no es otra cosa que un
medio imperfecto de publicidad, que previene la ley, para que la cesión surta efecto respecto
de terceros, considerando como tales, al deudor y a los acreedores quirografarios del cedente;
pues el primero puede alegar el pago, la compensación y la cosa juzgada que hubieren tenido
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lugar antes de la notificación; y los últimos, pueden embargar el crédito cedido,
considerándolo como de la propiedad del cedente, en tanto no se haya hecho la notificación.
En efecto, si se notifica al deudor la cesión que del crédito a su cargo ha hecho el acreedor, es
porque puede suceder que el primero haya hecho pago parcial o total a su acreedor, tenga
créditos compensables respecto de éste, esté en posibilidad de oponer la excepción de cosa
juzgada, o bien, quiera oponerse a la cesión, porque se trate de un crédito litigioso, y aquélla
se haya hecho en favor de una persona que desempeña la judicatura, y como estas
excepciones no producen el efecto de invalidar la cesión, por el solo hecho de que las alegue
el deudor en el acto de la notificación, es claro que, en todo caso, deben discutirse y
resolverse en un juicio, en que se observen las formalidades esenciales del procedimiento, ya
que de lo contrario se privaría de sus derechos al cedente y al cesionario, por el solo dicho del
deudor, sin haberlos oído en juicio; de lo que se concluye que la notificación sólo persigue
efectos de publicidad, tendientes a establecer el momento a partir del cual el deudor no puede
librarse de la obligación, haciendo pago al cedente, entendiéndose que las excepciones de
pago, compensación y cosa juzgada que tenga el deudor respecto del cedente, hasta ese
momento, pueden oponerse en contra del cesionario. Así pues, la oposición en el momento de
la notificación, no produce los efectos de definición de derecho alguno, ya que éste sólo se
hace en juicio y, por lo mismo, la notificación no reviste en realidad el carácter de un
requisito formal y constitutivo de la cesión, sino que tiene sólo por objeto fijar la fecha cierta
para el deudor, así como para los demás acreedores quirografarios del cedente, en relación
con la cual deben determinarse los efectos de la cesión; de lo que se sigue que el fin
perseguido con esa notificación, se realiza tanto cuando se hace extrajudicialmente, o en lo
judicial, pero con anterioridad a la demanda que promueve el cesionario, como cuando se
verifica al notificarse la demanda de éste, ya que el emplazamiento da formal oportunidad al
deudor, de conocer los términos de la cesión y pone a éste en condiciones de hacer valer
todas las excepciones que hasta ese momento tuviere contra el cedente, pudiendo también
alegar que la cesión es ilegal si se trata de un crédito litigioso, cedido en favor de un miembro
de la judicatura. De lo dicho se desprende igualmente, que la notificación está propiamente
establecida en beneficio del cesionario, dados los efectos que se producen desde esa fecha;
así, por ejemplo, si con posterioridad a la cesión, pero antes de que se notifique al deudor,
éste paga al cedente, obtiene un fallo favorable, o adquiere créditos a cargo de aquél, que
pueden ser compensados, podrá hacer valer las excepciones respectivas en contra del
cesionario, cosa que no sucedería si éste hubiera tenido el cuidado de notificar la cesión
inmediatamente después de realizada, lo que significa que la falta de notificación sólo
perjudica al cesionario, y cuando se hace oportunamente, es al mismo a quien beneficia. La
solución contraria equivaldría a considerar la notificación como un requisito esencial no
previsto por la ley, entre los que exige para la validez de un contrato, y si se dice que
solamente se trata de un requisito necesario para poder ejercitar la acción, es decir, de un
simple requisito o de una simple formalidad procesal, entonces se está en presencia de una
excepción dilatoria, que sólo puede estudiarse por el juzgador, cuando ha sido opuesta por el
interesado."; "CESIÓN DE DERECHOS, NOTIFICACIÓN AL DEUDOR, EN CASO DE.
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El artículo 1631 del Código Civil de 1884, establece que para que el cesionario pueda
ejercitar sus derechos contra el deudor, debe hacer a éste la notificación respectiva; y tal
precepto se pretende entender en el sentido de que no puede intentarse demanda judicial
contra el deudor, sin que previamente se la haya notificado la cesión, para que puede
oponerse a la misma y para que haga valer las defensas que le competen; pero si se toma en
cuenta que la cesión puede hacerse aun en contra de la voluntad del deudor, quien, mientras
la cesión no se le notifique, puede oponer al cesionario todas las excepciones que tuviera
contra el cedente, y que aun en los casos de cesión a miembros de la judicatura, la oposición
en el momento de la notificación, no produce los efectos de definición de derecho alguno,
porque esto sólo se hace en juicio, se puede concluir racionalmente, que la oponibilidad a la
cesión, de los vicios de ésta, y las defensas contra el cobro por el nuevo acreedor, tienen que
decidirse y ventilarse en presencia de la excepción que se proponga al iniciarse el pleito, por
lo que la exigencia del precepto, en lo que ve a la notificación, no reviste, en realidad, un
requisito formal y sacramental previo a la demanda, y que la notificación está propiamente
establecida en beneficio del cesionario, para los efectos que se producen desde su fecha, sin
que pueda constituir una ventaja para el deudor, en el sentido de demorar la discusión de sus
obligaciones, escudándose en una omisión que a él nunca perjudica en sus derechos naturales,
y siendo así, el mismo emplazamiento que da formal oportunidad al deudor, de conocer los
términos de la cesión, surte los efectos de la notificación exigida por el precepto que se
estudia, y pone a aquél en condiciones de hacer valer todas las excepciones que hasta este
momento, hubiera podido tener en contra del cedente o contra la ilegalidad de la cesión, para
que está se declare."; "CESIÓN DE DERECHOS, NOTIFICACIÓN DE LA. La notificación
del contrato de cesión de derechos no es constitutiva del traspaso, y la omisión de aquélla
sólo trae como consecuencia que el deudor se libere de su obligación, pagando al acreedor,
con eventual perjuicio del cesionario."
Así como, la tesis de este Tribunal Colegiado, visible en el Tomo XX, diciembre de 2004, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, página 1299, que establece:
"CESIÓN DE DERECHOS A TERCEROS. SU NOTIFICACIÓN AL DEUDOR NO ES
REQUISITO NECESARIO PARA QUE SURTA EFECTOS. De lo preceptuado por los
artículos 2030 a 2034 y 2036 del Código Civil Federal, se deduce que la notificación del
contrato de cesión de derechos no es constitutiva de traspaso, por lo que la omisión de aquélla
sólo trae como consecuencia que el deudor se libere de su obligación pagando al acreedor con
eventual perjuicio del cesionario. La finalidad perseguida con la notificación de la cesión, es
que el deudor tenga pleno conocimiento del cambio del sujeto activo de su obligación para
que quede obligado a realizar el pago solamente al cesionario, ya que las excepciones que
puede oponer son las mismas que puede ejercer contra el cedente. Si la cesión versa sobre
derechos litigiosos, no podrá hacerse mediante interposición de nuevo juicio en el que se
demande el cobro de los derechos cedidos, sino que deberá realizarse en el propio
procedimiento en el que se controvirtieron los créditos cedidos, y si el reconocimiento del
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carácter de cesionario se efectúa en ejecución de sentencia, la notificación es válida si se
verifica en dicho procedimiento, en tanto que la cesión no modifica la relación jurídica del
deudor, ni cambia el título en que se declaró la eficacia de los derechos cedidos, esto es, la
sentencia ejecutoria. La notificación está propiamente establecida en beneficio del cesionario
y no del deudor, ya que sin dicha notificación, este último podría liberarse mediante el pago
al acreedor originario y, además, no puede oponer más excepciones que las que pudo
interponer para su acreedor primitivo, y atento a que el deudor no necesita dar su
consentimiento para que la cesión se efectúe, ni puede impedirla, la cuestión relativa al
reconocimiento que realiza el a quo del carácter de cesionario, no afecta de forma alguna sus
derechos, pues el deudor se encuentra regido por la misma relación jurídica que lo unía con
su acreedor originario; por lo cual, el citado reconocimiento, al único que puede afectar, en
todo caso, es al cedente, pues una vez realizado dicho acto procesal dejará de estar legitimado
para realizar el cobro de los derechos establecidos en la sentencia. Además, es factible
realizar la cesión de derechos litigiosos en la etapa de ejecución de sentencia de un
procedimiento, pues ello no altera o modifica el importe de lo sentenciado, ya que sólo
implica una sustitución de acreedor."
En similares términos se pronunció este Tribunal Colegiado al resolver los tocas de revisión
principal números 198/2004, 113/2005 y 137/2005; así como los amparos directos 382/2008,
644/2009 y 237/2010 lo que derivó en la tesis de este órgano colegiado antes citada y se
sustenta, a la vez, en los criterios transcritos de la anterior Tercera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación.
Cabe destacar que las anteriores consideraciones de este Tribunal Colegiado no pugnan con
la jurisprudencia número 119/2004 de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, emitida al resolver la contradicción de tesis número 128/2003-PS, visible en el Tomo
XXI, enero de 2005, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
página 393, del sumario:
"VÍA ESPECIAL HIPOTECARIA. PARA QUE PROCEDA, EN CASO DE EXISTIR
CESIÓN DE DERECHOS DEL CRÉDITO RELATIVO, ES NECESARIA LA PREVIA
NOTIFICACIÓN AL DEUDOR, EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 2926 DEL CÓDIGO
CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL, VIGENTE ANTES DE LAS REFORMAS
PUBLICADAS EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 24 DE MAYO DE
1996. El citado precepto señala que el crédito hipotecario puede cederse, en todo o en parte,
siempre que: 1) la cesión se haga en la forma que previene el artículo 2917 del mismo
ordenamiento legal para la constitución de la hipoteca, 2) se dé conocimiento al deudor y 3)
sea inscrita en el Registro Público de la Propiedad. Ahora bien, aun cuando el legislador no
precisó la forma en que debe hacerse del conocimiento del deudor dicha cesión, se considera
que debe efectuarse por medio de notificación previa a la promoción de la demanda relativa,
pues su finalidad es dar a conocer la sustitución del acreedor por transmisión de los derechos
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derivados del contrato original, para el efecto de que el deudor sepa ante quién debe cumplir
las obligaciones respectivas, y establecer así un nuevo estado de cosas creador de derechos y
obligaciones que nacen de ese acto en relación con el cedente, el cesionario y el deudor. No
es obstáculo a lo anterior, el que de los artículos 2029, 2031, 2036 y 2040 del propio código
sustantivo, se advierta que el fin único de la mencionada notificación es que el deudor no
incurra en responsabilidad al pagar al acreedor primitivo, pues dichos preceptos regulan lo
relativo a créditos civiles que se contraen a derechos personales que han sido objeto de
cesión. En ese sentido, cuando los derechos derivados del crédito hipotecario son cedidos,
constituye un requisito para la procedencia de la vía especial hipotecaria, que se notifique al
deudor previamente a la promoción de la demanda relativa, la cesión de referencia."
En efecto, la referida jurisprudencia se refiere, por una parte, a un requisito de procedibilidad
de la vía especial hipotecaria y, en la especie, la acción de pago respectiva se intentó en la vía
mercantil ordinaria y, por otro lado, del contenido de la ejecutoria respectiva se advierte que
la Primera Sala del Máximo Tribunal del país, al resolver la aludida contradicción de tesis
señaló, expresamente, que en el tema dilucidado sólo abordó lo relacionado con un aspecto
meramente adjetivo.
Es decir, determinó si para la procedencia de la vía especial hipotecaria resultaba ser o no un
requisito previo la notificación al deudor cuando existe sustitución del acreedor; sin embargo,
aclaró que no había analizado lo relativo al derecho sustantivo derivado de la propia cesión
de derechos del crédito con garantía hipotecaria, pues aclaró que, en ese aspecto, deberían
atenderse las reglas previstas en el propio código (ley sustantiva civil), respecto de la cesión;
por lo cual, concluyó, que ese tema no había sido materia de la contradicción de tesis, ya que
así se colige del contenido de la respectiva parte de la ejecutoria de mérito en la que señaló lo
siguiente:
"... Al respecto, conviene precisar que el tema a dilucidar tiene que ver exclusivamente con
un aspecto adjetivo relativo a si para la procedencia de la vía especial hipotecaria, cuando
existe sustitución del acreedor, es requisito que previamente al ejercicio de la acción se
notifique al deudor dicha cesión. Es decir, la solución que se da en esta ejecutoria no tiene
relación con el derecho sustantivo derivado de la cesión de los derechos del crédito con
garantía hipotecaria, porque, en ese aspecto, se debe atender a las reglas previstas en el
propio código respecto de la cesión; tema este último que no es materia de la presente
contradicción."; razones por las que, en el caso a estudio, no resulta aplicable tal
jurisprudencia.
No es impedimento para determinar lo anterior, que los quejosos invocaran la tesis aislada
VI.2o.C.450 C emitida por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto
Circuito, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
Tomo XXII, noviembre de 2005, página 847, que establece:
-21-
AMPARO DIRECTO 185/2010.
"CONTRATO DE MUTUO CON INTERÉS, GARANTIZADO CON HIPOTECA. SI SE
CEDIERON LOS DERECHOS RESPECTIVOS, ES REQUISITO DE PROCEDENCIA DE
LA ACCIÓN DE COBRO LA PREVIA NOTIFICACIÓN AL DEUDOR DE LA
EXISTENCIA DE LA CESIÓN, YA QUE TAL NOTIFICACIÓN OTORGA EFICACIA A
DICHO CONTRATO FRENTE AL OBLIGADO Y ELLO PERMITE AL CESIONARIO
EMPRENDER LA DEFENSA DE LOS DERECHOS QUE LE FUERON
TRANSMITIDOS. Los artículos 2029, 2031, 2040, 2893, 2920 y 2926 del Código Civil para
el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en Materia Federal,
actualmente Código Civil Federal, de aplicación supletoria a lo dispuesto en el Código de
Comercio, en términos de su artículo 2o., permiten establecer que: la cesión de derechos es
un contrato por virtud del cual el cedente transmite al cesionario los derechos que tenga
contra su deudor. Ahora bien, para que el cesionario pueda ejercer los derechos que adquirió
contra el deudor, debe hacer a éste la notificación de la cesión, pues tal notificación tiene por
objeto que el deudor sólo pueda liberarse pagando al cesionario. Por otro lado, la hipoteca es
una garantía real constituida sobre bienes que no se entregan al acreedor, y que da derecho a
éste, en caso de incumplimiento de la obligación garantizada, a ser pagado con el valor de los
bienes, en el grado de preferencia establecido por la ley; y, cuando un crédito se ha
garantizado con hipoteca, debe aplicarse lo establecido en el artículo 2926 del indicado
Código Civil, según el cual el crédito puede cederse, todo o en parte, siempre que se
satisfagan los siguientes requisitos: 1. Que la cesión se haga en la forma que la ley prevé para
la constitución de la hipoteca; 2. Que se dé conocimiento al deudor; y 3. Que sea inscrita en
el Registro Público. Por tanto, de la interpretación relacionada de lo anterior con lo
preceptuado en el artículo 390 del Código de Comercio, se concluye que sí es un requisito de
procedencia de la acción de cobro fundada en la celebración de un contrato de mutuo con
interés, garantizado con hipoteca, en el que se cedieron los derechos respectivos, que se haya
notificado al deudor la existencia de la referida cesión, en virtud de que tal notificación
otorga eficacia a ese contrato frente al obligado, y ello permite al cesionario emprender la
defensa de los derechos que le fueron transmitidos, en atención a que las disposiciones que
regulan al contrato real de hipoteca así lo ordenan, en el entendido de que al haber dispuesto
el legislador de comercio que esa notificación se efectuará ante dos testigos, ésta debe
practicarse antes de la iniciación del juicio en que se reclame el cumplimiento del referido
crédito, en principio, porque ello permitirá al deudor tener conocimiento de la transmisión de
los derechos y, en consecuencia, ante quién debe cumplir en lo futuro las obligaciones
derivadas del contrato que celebró; pero, además, porque si se estableció que se practicara
ante dos testigos, resulta lógico que deba efectuarse antes de la instauración del proceso
judicial; por ende, la indicada notificación se instituyó como un requisito para la procedencia
de la acción. Sin que para arribar a la anterior conclusión sea óbice lo establecido en el
artículo 2030 del indicado Código Civil, en virtud de que ese precepto sólo se refiere al
perfeccionamiento del contrato de cesión de derechos; sin embargo, no exenta al acreedor de
realizar la notificación previa al deudor, como requisito para la procedencia de la acción."
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
En razón de que dicha tesis, en principio, no es aplicable porque ahí se prevé un supuesto
diverso al que nos ocupa, al tratarse de la cesión de un contrato de mutuo con interés
garantizado con la hipoteca, en tanto que, en el particular, se trata de la cesión de un contrato
de apertura de crédito con garantía hipotecaria cuyo juicio se tramita en la vía mercantil
ordinaria, por lo que no se está procediendo a la ejecución de la aludida garantía, aunado a
que se trata de una tesis aislada que, en términos de lo establecido por el artículo 193 de la
Ley de Amparo, no resulta obligatoria para este órgano colegiado.
IV. Falta de autorización de la ********** para la celebración de la primera cesión realizada
por **********.
Los quejosos manifiestan que debe considerarse que la legitimación activa es de orden
público y que se encuentra sujeta a estudio oficioso, por lo que, aducen, para justificarla, en
el caso de los créditos cedidos por las instituciones bancarias a terceros ajenos a dichas
funciones, se requiere la comprobación de la autorización por parte de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público, para ejercer el derecho como cesionario de la institución
bancaria, circunstancia que, según afirman los impetrantes, no aconteció y mucho menos se
agotó por el juzgador, a pesar de ser un requisito de la acción.
El anterior concepto de violación es inoperante, en razón de que los peticionarios de garantías
no sometieron el tema en cuestión a consideración del tribunal de alzada.
Efectivamente, de los autos del toca de apelación **********, remitido por la autoridad
responsable en apoyo de su informe con justificación, se observa que los apelantes, hoy
quejosos, expusieron diversos agravios los cuales se encuentran agregados a fojas 29 a 48 de
dicho expediente.
Así las cosas, la lectura íntegra del escrito de apelación pone en evidencia que, como se dijo,
el impetrante de garantías no sometió a consideración de la Sala responsable, el tema tratado
en el concepto de violación que se analiza, toda vez que de los mismos no se advierte que se
doliera de que no se acreditó la existencia de la autorización para la cesión de derechos que
hizo la institución de crédito a una persona moral ajena a las funciones bancarias, en términos
de la jurisprudencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del
rubro: "INSTITUCIONES DE CRÉDITO. CONDICIONES PARA QUE LA CESIONARIA
ACREDITE SU LEGITIMACIÓN ACTIVA PARA PROMOVER ACCIONES
DERIVADAS DE UN CONTRATO DE CESIÓN, CONFORME AL ARTÍCULO 93 DE LA
LEY RELATIVA."
Por tanto, se concluye, como se anticipó, que en los razonamientos que argumentan en su
concepto de violación analizado, no fue invocado como agravio en el recurso de apelación
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
interpuesto; por lo que este órgano colegiado se encuentra legalmente impedido para entrar a
su análisis, habida cuenta que sería antijurídico estudiar la constitucionalidad de una
sentencia a la luz de argumentos que no fueron puestos a consideración de la autoridad
responsable y respecto de los cuales no se pronunció.
Sirve de apoyo a lo anterior, la jurisprudencia 175 sustentada por la Tercera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-1995, Tomo IV, Materia Civil, página 121, cuyo sumario es el siguiente:
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, CUESTIONES QUE NO PUEDEN PLANTEARSE EN
LOS, POR NO HABER SIDO MATERIA DE APELACIÓN. Aun cuando el Juez de primera
instancia haya resuelto sobre determinado punto cuestionado, si ante el tribunal de apelación
no se planteó cuestión alguna al respecto, no habiendo tenido la autoridad responsable
oportunidad legal de resolver sobre ella, menos puede hacerlo la Suprema Corte, atenta la
técnica del juicio de garantías."
Sin que sea óbice para la anterior determinación lo alegado por los quejosos en cuanto a que
la legitimación activa debe ser analizada de oficio, pues aunque el Juez de primera instancia
tenga la obligación de analizarla oficiosamente en la sentencia, el tribunal de apelación,
conforme a los artículos 1327 y 1329 del Código de Comercio no podrá hacerlo pues, como
la legitimación en la causa constituye una condición de la acción, tal facultad (análisis
oficioso) no alcanza al tribunal de alzada, ya que se requiere de agravio expreso para abordar
el tema relativo en la apelación, dado que la segunda instancia es de litis cerrada.
V. Falta de autorización de **********, para llevar a cabo la segunda cesión a favor de la
actora.
Los quejosos manifiestan que el Tribunal Unitario responsable declaró infundados sus
agravios en los que se duelen de que la institución de crédito no autorizó la cesión realizada a
favor de la actora; sin embargo, aducen, en la primera cesión en la que intervino el banco, se
pactó que para poder ceder su crédito se necesitaba su autorización previa, lo que así se
advierte de la cesión celebrada el veintiséis de agosto de dos mil cinco, sin que conste en el
juicio que se hubiese exhibido la autorización de dicho contrato a la parte actora por medio
de **********, motivo por el cual, concluye, se anula cualquier acto celebrado en
contravención a la cláusula relativa.
Luego, agregan los peticionarios, la obligación pactada en el contrato de cesión de derechos
realizado por **********, está sujeta al pacto contenido en su cláusula décima, en cuanto a
que no se cedería de nueva cuenta el mismo derecho sin su autorización previa; de ahí que la
actora carece de legitimación activa.
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
Los conceptos de violación antes sintetizados son infundados.
Efectivamente, la cláusula décima del contrato de cesión celebrado entre ********** y la
sociedad mercantil ahora denominada **********, establece lo siguiente:
"Cláusula décima. Cesión del presente contrato. El cesionario no podrá ceder sus derechos ni
transferir sus obligaciones conforme al presente contrato sin el consentimiento previo y por
escrito del cedente, independientemente de las autorizaciones que deban obtener en
cumplimiento a la normatividad vigente. El cesionario podrá libremente ceder o de cualquier
otra forma transmitir a terceros los créditos y demás bienes que integran el paquete de
cartera, en el entendido de que en las mencionadas transmisiones o cesiones deberá de
repercutir al tercero que resulte cesionario las obligaciones previstas en las cláusula sexta,
séptima y octava del presente contrato."
De la cláusula previamente reproducida, se llega al conocimiento de que el Tribunal Unitario
responsable dio respuesta en forma certera a sus agravios, en virtud de que, contrario a lo que
afirman los quejosos, no es verdad que se hubiese pactado que, para que la cesionaria
pudiese, a su vez, ceder su crédito, se necesitaba la autorización previa de **********.
Ello es así, porque lo pactado fue que la cesionaria no podría ceder los derechos ni transferir
las obligaciones del contrato sin consentimiento previo de la cedente (institución de crédito);
sin embargo, se convino que el cesionario podría libremente ceder o transmitir a terceros los
créditos que integran el paquete de cartera, los cuales se definieron, al inicio del contrato de
cesión como "... significa los créditos, derechos y garantías sobre los mismos que integran el
paquete de cartera, incluyendo sin limitar los derechos litigiosos y derechos fideicomisarios
que integran el paquete de cartera."
Motivo por el cual, la parte actora, para acreditar su legitimación activa no tenía la obligación
de exhibir la autorización de **********, en atención a que, como se vio, lo que cedió la
empresa **********, fue su crédito y no los derechos y obligaciones del propio contrato; de
ahí que podía libremente realizar dicho acto jurídico, de conformidad con el segundo párrafo,
de la cláusula décima, del contrato de cesión celebrado el veintiséis de agosto de dos mil
cinco.
VI. Prescripción negativa.
Los quejosos manifiestan que fue incorrecto que el Tribunal Unitario responsable
determinara que fue legal lo resuelto por el Juez de Distrito en cuanto a que la prescripción
negativa debe computarse a partir de los quince años en que concluye la obligación del
contrato, el cual fue suscrito el veintitrés de marzo de mil novecientos noventa y dos, en
atención a que, según aducen en su cláusula décima quinta, se pactó que la institución de
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
crédito podría dar anticipadamente vencido el plazo para el pago del adeudo si el acreditado
no cubriere dos o más de los pagos mensuales a que estuviere obligado.
En ese tenor, debió atenderse a la propia jurisprudencia y a la ejecutoria de la que emanó,
emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (que reproduce) que
el propio Tribunal Unitario invoca, de donde se aprecia que el plazo para que opere este
derecho debe computarse desde el momento en que se incumple con la obligación del
contrato principal y no cuando el plazo originalmente pactado se termina o vence
anticipadamente, de lo cual concluyen que la prescripción nace cuando se incumple con la
obligación de pago.
El concepto de violación sintetizado en los dos párrafos que anteceden es fundado.
Dicho aspecto de la sentencia reclamada se dilucidó en la forma siguiente:
"... Resulta infundada la consideración expuesta en los señalados términos porque, como lo
asegura la parte apelante, sí se pactó que podría darse por vencido anticipadamente el plazo
para el pago del adeudo si el acreditado no cubría dos o más de los pagos mensuales a que
estuviera obligado, o uno de los pagos adicionales también convenidos, o no pagara los
intereses penales causados por la mora en que haya incurrido, pero en los términos de este
convenio, quedaba al arbitrio del acreedor hacer valer o no lo así acordado pues, según se
aprecia, lo convenido es una facultad y no una obligación, esto es, si estimaba el banco que
así le convenía ‘podía’ dar por vencido anticipadamente el plazo para el pago del adeudo,
como un derecho opcional que le asistía, pero si decidía no hacerlo, el vencimiento quedaría
hasta la fecha señalada en el contrato, que sería hasta los quince años en que fue pactado su
vencimiento principal, circunstancia que es admitida por los recurrentes en el siguiente
párrafo de su escrito de agravios: (se transcribe agravio). En consecuencia, como ni
**********, ni ninguno de los que aparecen como cesionarios del crédito dieron por vencido
anticipadamente el plazo, para el pago del adeudo, la fecha en que inicia el lapso de la
prescripción negativa es en la que indicó el Juez de Distrito en su sentencia, y no la que
pretenden los demandados se tome en cuenta y, en ese concepto, resultan también infundadas
las manifestaciones del propio agravio en los que precisan algunas consideraciones respecto a
los artículos 1o., 78, 1039, 1040 y 1047 del Código de Comercio que, según expresan, como
son de observancia pública, el Juez de Distrito debió aplicarlos, lo que aducen bajo los
siguientes términos: (se transcribe agravio). Como es de observarse, nuevamente reiteran su
postura los inconformes, pero también admiten de nueva cuenta la facultad concertada a
favor del banco de que ‘podría’ ejercer su derecho a reclamar el pago anticipado del crédito,
lo que permite calificar de infundada tal inconformidad. Finalizan su agravio citando los
siguientes criterios: (los transcribe). Estima este Tribunal Unitario que es legal lo resuelto por
el Juez de Distrito, en cuanto a que la prescripción negativa debe empezar a computarse a los
quince años en que se incumple con la obligación del contrato principal, firmado el veintitrés
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
de marzo de mil novecientos noventa y dos, porque no existe evidencia alguna en actuaciones
de que el acreedor hubiera decidido ejercer su derecho de dar por vencido anticipadamente el
plazo para el pago del adeudo, con motivo de la mora en que incurrieron los demandados al
no cubrir dos o más de los pagos mensuales a que estaban obligados, en los términos de la
cláusula décima quinta que refiere. Las tesis que citan los inconformes, reproducidas en los
párrafos últimamente transcritos, no contradicen lo determinado por el a quo sobre el punto,
ya que en la primera se establece únicamente sobre el momento en que comenzará a
computarse el plazo para la prescripción negativa, cuando se estipule en el contrato que por la
falta de dos o más pagos pueda tenerse por anticipadamente vencido la totalidad del crédito y,
la segunda tesis se refiere exclusivamente a que el vencimiento anticipado del plazo para el
pago del crédito otorgado, no procede si en el contrato de apertura de crédito no reinserta una
cláusula en ese tenor, pero nada dicen sobre si en los términos que en el caso quedó
estipulado el pacto comisorio, obligadamente el acreedor tuviera que dar por vencido
anticipadamente el crédito."
De lo que se sigue que la responsable al desestimar los agravios expuestos mediante los
cuales los apelantes controvirtieron la parte de la sentencia de primera instancia en la cual se
declaró la improcedencia de su acción reconvencional, consideró que es legal lo resuelto por
el Juez de Distrito, en cuanto a que la prescripción negativa debe empezar a computarse a los
quince años en que concluye la obligación del contrato principal, firmado el veintitrés de
marzo de mil novecientos noventa y dos.
Al respecto, cabe recordar que el documento fundatorio de la acción consiste en la escritura
**********, de veintitrés de marzo de mil novecientos noventa y dos, donde obra el contrato
de apertura de crédito simple con garantía hipotecaria, suscrito en esta ciudad, por
********** (acreedor) y ********** y ********** (acreditados).
En dicho acuerdo de voluntades se pactaron, entre otras, las siguientes cláusulas:
"... Séptima. El plazo de este crédito será de 15 quince años contados a partir del mes en que
se firme esta escritura. ... Décima Quinta. ********** podrá dar anticipadamente por
vencido el plazo para el pago del adeudo, además de los casos en que la ley así lo ordene, en
los siguientes: ... b). Si ‘el acreditado’ no cubriere dos o más de los pagos mensuales a que
estuviere obligado o uno de los pagos adicionales también convenidos, o dejare de pagar los
intereses penales causados por la mora en que haya incurrido ..."
Ahora bien, a efecto de dilucidar lo concerniente a los conceptos de violación en análisis,
resulta importante destacar que la prescripción negativa habrá de regularse por lo establecido
en los artículos 1040 y 1047 del Código de Comercio, vigente en la fecha en que se celebró el
contrato de crédito fundatorio de la acción, los que textualmente disponen:
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"Artículo 1040. En la prescripción mercantil negativa, los plazos comenzarán a contarse
desde el día en que la acción pudo ser legalmente ejercitada en juicio."
"Artículo 1047. En todos los casos en que el presente código no establezca para la
prescripción un plazo más corto, la prescripción ordinaria en materia comercial se completará
por el transcurso de diez años."
Asimismo, habrá de tomarse en consideración lo determinado por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis 121/2004, en la
cual, en su considerando cuarto -en el que se determinó la existencia de la contradicción- se
dispuso: "... Más aún, la resolución de esta contradicción partiendo de contratos diversos,
permitirá el establecimiento de un criterio abstracto con el cual sea posible pronunciarse de
modo genérico acerca del modo como se relacionan diversos contratos con el vencimiento
anticipado de las obligaciones por el incumplimiento del deudor. ...". De lo que se sigue que
lo ahí determinado es apto para resolver el presente asunto.
Ahora bien, en la ejecutoria de mérito, en lo que interesa, se determinó lo siguiente:
"... El problema de la presente contradicción, toda vez que se ha declarado existente, es el
siguiente: ¿A partir de qué momento comienza a correr el plazo de prescripción de la acción
hipotecaria, cuando el acreedor da por vencido anticipadamente el plazo estipulado en el
contrato por incumplimiento del deudor? Para resolver lo anterior, habrá de determinarse en
qué momento se hace exigible el cumplimiento de una obligación cuando el acreedor de la
misma tiene el derecho para dar por vencido anticipadamente el contrato principal que le da
origen a la misma. QUINTO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
considera que debe prevalecer, con el carácter de jurisprudencia, el criterio que se sustenta en
el presente fallo, de conformidad con los siguientes razonamientos. Como ya ha quedado
precisado en párrafos anteriores, los tribunales contendientes consideraron, de forma
coincidente, que la prescripción de la acción hipotecaria comienza a correr desde el momento
en que se hace exigible la obligación principal. Dicha consideración es acorde a lo que
disponen las legislaciones civiles federal y del Estado de Jalisco. En el caso del Código Civil
Federal, el artículo 1159 dispone que, fuera de los casos de excepción, se necesita el lapso de
diez años, contados a partir de que una obligación pudo exigirse, para que se extinga el
derecho de pedir su cumplimiento. Por otra parte, el artículo 2918 del mismo ordenamiento
dispone que la acción hipotecaria prescribe a los diez años, contados desde que pueda
ejercitarse con arreglo al título inscrito. En términos similares, el Código Civil para el Estado
de Jalisco determina en el artículo 2544 que el derecho hipotecario prescribe en igual tiempo
que la obligación principal y, por otro lado, en el artículo 1740, que fuera de los casos de
excepción, se necesita el lapso de cinco años, contando desde que una obligación pudo
exigirse, para que prescriba el derecho de pedir su cumplimiento. Por tanto, para establecer
cuándo prescribe la acción hipotecaria es necesario determinar cuándo puede exigirse una
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
obligación o cuándo puede ejercerse, ya que es a partir de ese momento cuando comienza a
correr el plazo prescriptivo respectivo. De conformidad con lo dispuesto por los artículos
2190 y 1696 de los Códigos Civiles Federal y para Jalisco, respectivamente, la exigibilidad
de una obligación de pago acontece desde el momento en que éste no puede rehusarse
conforme a derecho. Ahora bien, de acuerdo con los artículos 2078, 2079 y 2080 del Código
Civil Federal, el pago debe hacerse del modo que se hubiere pactado, pudiendo hacerse
parcialmente si existe convenio expreso, y debe hacerse en el tiempo designado en el
contrato, salvo que no se haya fijado plazo, en cuyo caso, se podrá exigir después de los
treinta días siguientes a la interpelación que se haga. Hasta antes del momento del
vencimiento, el deudor se puede rehusar válidamente al cumplimiento de la obligación,
porque ésta tiene un término establecido en el contrato, pero una vez que el plazo se cumple,
el deudor no tiene ninguna razón jurídica para rehusarse a pagar. En otras palabras, la
obligación se hace exigible cuando se vence el plazo pactado en el contrato y no se ha
cumplido con ella. Ahora bien, esa situación no tendría problema cuando el vencimiento del
contrato es el mismo que el vencimiento de la totalidad de las obligaciones que se contienen
en él, pues en este caso, claramente la obligación se haría exigible desde que el contrato
termina, pero no porque el contrato termine, sino porque al mismo tiempo se venció la
obligación pactada y no se cumplió con la misma. El problema surge cuando se trata de
obligaciones que son de tracto sucesivo, como sucede con aquellas en las que se pacta que la
suerte principal se pague en diversas exhibiciones, generalmente mensuales; es decir, cuando
el pago debe hacerse en parcialidades, como es el caso de los asuntos que dan origen a la
presente contradicción de tesis. No obstante, el problema queda resuelto cuando se toma en
cuenta que, tratándose de obligaciones de tracto sucesivo, si se incumple con cualquiera de
las obligaciones, la parte acreedora puede hacer valer sus acciones en contra de la deudora
desde ese incumplimiento, aunque el contrato no haya terminado debido a que existen más
obligaciones pendientes de vencerse. Este criterio ha sido sustentado por esta Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia que a continuación se
transcribe: Novena Época. Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Tomo: XVI, octubre de 2002. Tesis: 1a./J. 52/2002. Página: 169.
‘PRESCRIPCIÓN NEGATIVA. PLAZO PARA QUE OPERE EN EL SUPUESTO DE
PAGOS EN PARCIALIDADES DERIVADOS DE UNA COMPRAVENTA
(LEGISLACIONES DEL DISTRITO FEDERAL Y DEL ESTADO DE BAJA
CALIFORNIA). Para computar el lapso que habrá de transcurrir para que opere la
prescripción negativa cuando se trata de pagos en parcialidades derivados de una
compraventa, debe tomarse en consideración la regla general contenida en los artículos 1159
del Código Civil para el Distrito Federal y 1146 del Código Civil para el Estado de Baja
California, la cual establece el plazo de diez años contados desde que la obligación pudo
exigirse y no así la excepción prevista en los diversos numerales 1162 y 1149 de los Códigos
Civiles citados, respectivamente, consistente en que tratándose de prestaciones periódicas, la
prescripción negativa se verifica a los cinco años contados desde el vencimiento de cada una
de ellas. Lo anterior es así, porque los referidos pagos en parcialidades, al derivar de un
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
contrato instantáneo con ejecución diferida, no tienen la naturaleza de prestaciones
periódicas, las cuales derivan de contratos de tracto sucesivo, en los que las partes se hacen
prestaciones recíprocas de manera continua.’. La parte deudora no podría rehusarse al pago
de la obligación conforme a derecho, porque en el propio contrato se estableció el momento
en el que debía pagar la cantidad a la que se obligó y, desde ese momento, la parte acreedora
tiene todo el derecho para pedirle el pago de esa obligación. Bajo esta premisa, si un contrato
de mutuo o de apertura de crédito está garantizado por una hipoteca, y se establece en el
contrato que el acreedor tiene el derecho de darlo por vencido anticipadamente cuando se den
ciertos supuestos, el vencimiento anticipado del plazo originalmente pactado en el contrato
para el cumplimiento de la obligación, no implica que desde ese momento se haga exigible
ésta, porque el único efecto que tiene ese vencimiento anticipado es que el acreedor puede,
desde que lo da por vencido, solicitar el cumplimiento de la totalidad de la obligación
principal, sin tener que esperar a que se vayan venciendo las demás obligaciones pendientes,
pero en momento alguno esa terminación puede ser considerara como el momento en que las
obligaciones ya vencidas son exigibles, porque esa exigibilidad surge desde el momento en
que se vence cualquiera de las fechas para el cumplimiento sin que se pague lo debido. Por
tanto, cuando la ley establece que el plazo para que prescriba la acción hipotecaria corre
desde el momento en que se hace exigible, se refiere a que esto ocurre desde que se vence
cualquiera de las obligaciones pactadas en el contrato y se incumplió con las mismas, siendo
éste el momento en que dicha obligación se hace exigible. La frase ‘desde que pueda
ejercitarse con arreglo al título inscrito’, no debe interpretarse en el sentido de que las partes
puedan decidir en el contrato desde qué momento van a contar los plazos para que la acción
prescriba. La prescripción, por ser un mecanismo a través del cual el Estado impide que los
gobernados afecten intereses fundamentales de la sociedad, como la seguridad jurídica -idea
que ha sido reiterada por la Corte en diversos criterios, como más adelante se precisa-, no
puede ser pactada por las partes al momento de expresar su consentimiento para obligarse,
sino que es una cuestión en la que forzosamente se debe atender al contenido de la ley. Así
las cosas, la frase mencionada debe interpretarse, de acuerdo al propio código civil, en el
sentido de que la prescripción comienza a contar desde el momento en que, de conformidad
con el contenido del título, el acreedor tiene el derecho de que la obligación que se le adeuda
le sea cumplida, es decir, desde que esas obligaciones son exigibles. Considerar que el plazo
para que prescriba la acción hipotecaria comienza a correr desde que se da por vencido
anticipadamente el contrato, conduciría a otorgarle al acreedor el derecho a determinar desde
qué momento una obligación es exigible, lo cual rompería con los principios de seguridad y
certeza jurídicas que inspiran al sistema jurídico mexicano, pues el deudor quedaría a merced
del acreedor con respecto al plazo que tiene para cumplir y para que se le pueda exigir el
cumplimiento de las obligaciones contraídas, violando además los propios códigos civiles
que establecen que las cuestiones relativas al cumplimiento de los contratos no pueden
quedar al arbitrio de una de las partes. Por otro lado, la prescripción negativa o de acciones es
un medio para librarse de obligaciones mediante el curso de cierto tiempo y bajo las
condiciones establecidas por la ley, que tiene como razón de ser la presunción del abandono o
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AMPARO DIRECTO 185/2010.
renuncia del derecho que el acreedor podría hacer valer, compeliendo al deudor al
cumplimiento de la obligación recíproca. Debido a que las acciones son potestativas, el
acreedor puede decidir si las ejerce o no, pero si elige esta última opción, se entiende que no
desea hacer valer su derecho a accionar contra el deudor y esa actitud releva a este último del
cumplimiento de la obligación que contrajo. Así, la prescripción radica en una presunción de
que el acreedor no tuvo el deseo de accionar contra el deudor exigiéndole el cumplimiento de
las obligaciones que éste estaba obligado a cumplir. El interés del Estado al crear la figura de
la prescripción de las acciones es que el derecho de ejercerlas contra un deudor no sea
perpetuo, lo que garantiza la seguridad jurídica de los gobernados, mismos que están en
aptitud de conocer hasta qué momento pueden hacer valer los derechos que tienen y también
hasta cuándo están sujetos a que se les demande el cumplimiento de las obligaciones que
hayan contraído. En este sentido, como ya se dijo, la prescripción es una institución de orden
público, porque es un mecanismo a través del cual el Estado impide que los gobernados
afecten intereses fundamentales de la sociedad (en el caso, la seguridad jurídica) y no puede
dejarse al arbitrio de los particulares. Dicho criterio ha sido establecido por varias tesis de
esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, entre las que se encuentra la siguiente: Sexta
Época. Instancia: Cuarta Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Tomo: Quinta
Parte, CIV. Página: 34. ‘PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN. ES DE ORDEN PÚBLICO. El
cómputo del término prescriptorio, por ser de orden público, no puede quedar al arbitrio de
una de las partes, es decir, no debe correr a partir de la fecha en que a juicio de la actora o
demandada ocurrieron los hechos fundatorios de sus acciones o excepciones, sino que debe
computarse desde la fecha en que realmente acontecieron, de acuerdo con las pruebas
rendidas en los autos del juicio. Amparo directo 1528/64. Martiniano Meléndez Zúñiga. 3 de
febrero de 1966. Cinco votos. Ponente: Adalberto Padilla Ascencio.’. Ahora bien, de
conformidad con los artículos 1831 y 1304 de los Códigos Civiles Federal y para el Estado de
Jalisco, respectivamente, son ilícitos los pactos contrarios a disposiciones de orden público.
Entonces, si en un contrato se pactara que el plazo de prescripción de las acciones fuera
diferente que el establecido por la ley, éste sería ilícito. También sería ilícita la renuncia a
priori que de la prescripción se hiciera en un contrato y lo mismo sucedería si se pacta un
inicio diferente al establecido legalmente para que corra el plazo de prescripción. Es verdad
que en un contrato se puede pactar que una de las partes puede determinar el vencimiento
anticipado del mismo, pero esto no implica que se pueda pactar que el acreedor tenga la
facultad de determinar cuándo deba iniciarse el plazo para que prescriban, y ello sucedería si
se interpretaran las normas materia de esta contradicción en el sentido de que el plazo para la
prescripción comienza a correr en el momento en que el acreedor decide dar por vencido
anticipadamente un contrato, sin tomar en cuenta que la ley establece que desde que se
incumple comienzan los plazos para la prescripción y que esta disposición es de orden
público. De acuerdo con la exposición precedente, debe prevalecer con carácter de
jurisprudencia, en términos del artículo 192 de la Ley de Amparo, el criterio que sustenta la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a continuación ..."
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De la anterior ejecutoria emanó la jurisprudencia 1a./J. 18/2005, localizable en la página 501
del Tomo XXI, del mes de abril de dos mil cinco del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, correspondiente a la Novena Época, del rubro y texto siguientes:
"PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN HIPOTECARIA. EL PLAZO PARA QUE OPERE
DEBE COMPUTARSE A PARTIR DE QUE SE INCUMPLE CON LA OBLIGACIÓN
DEL CONTRATO PRINCIPAL Y NO DESDE EL VENCIMIENTO ANTICIPADO DEL
PLAZO ORIGINALMENTE PACTADO EN EL MISMO (LEGISLACIONES FEDERAL Y
DEL ESTADO DE JALISCO). El Código Civil Federal y el Código Civil del Estado de
Jalisco coinciden en señalar que la prescripción de la acción hipotecaria comienza a
computarse una vez que la obligación principal se hace exigible. Además, ambas
legislaciones establecen que la exigibilidad de una obligación de pago acontece desde el
momento en que su pago no puede rehusarse conforme a derecho, lo cual sucede desde el
vencimiento de la obligación, porque en tanto no se produzca dicho vencimiento, el deudor se
puede rehusar al cumplimiento conforme a derecho. Por tanto, esta clase de obligaciones es
exigible desde el momento en que se incumple con ellas, incluso cuando se otorga al acreedor
el derecho para declarar el vencimiento anticipado del plazo originalmente pactado en el
contrato por incumplimiento del deudor, ya que lo que determina la exigibilidad de la
obligación es el incumplimiento y no ese vencimiento anticipado. Por lo anterior, el plazo
para que opere la prescripción de la acción hipotecaria debe computarse desde el momento en
que se incumple con la obligación del contrato principal, y no cuando el plazo originalmente
pactado en éste se termina o vence anticipadamente, ya que considerar lo contrario
contravendría el principio de seguridad que inspira al sistema jurídico mexicano, porque se
estaría facultando al acreedor para determinar desde cuándo comienza el cómputo del plazo
de la prescripción, cuestión que al ser de orden público, no puede quedar al arbitrio de los
contratantes."
Acorde a ello, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció que el
plazo a partir del cual la actora puede exigir la obligación pactada en el fundatorio, es desde
el momento en que los deudores incurrieron en el incumplimiento, entonces, el cómputo para
iniciar a contar los diez años para que opere la prescripción negativa habrá de iniciarse desde
que se incurrió en el aludido incumplimiento, y no debe esperarse a que venza el plazo del
contrato, que en el justiciable fue de quince años a partir de que lo suscribió, es decir, el
veintitrés de marzo de mil novecientos noventa y dos.
Motivo por el cual lo determinado por el Tribunal Unitario responsable, en cuanto a que
estableció que el término de la prescripción negativa "... debe empezar a computarse a los
quince años en que se incumple con la obligación del contrato principal, firmado el veintitrés
de marzo de mil novecientos noventa y dos ..." (foja 163 vuelta del toca), resulta desacertada
pues, como se dijo, la ley establece que desde que se incumple comienzan los plazos para la
prescripción y que esta disposición es de orden público.
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Consecuentemente, al demostrarse la trasgresión de las garantías de legalidad y seguridad
jurídica contenidas en los artículos 14 y 16 de la Constitución, se impone otorgar la
protección constitucional solicitada en términos del artículo 80 de la Ley de Amparo, para los
efectos siguientes:
1. Que el Tribunal Unitario responsable deje insubsistente la sentencia reclamada.
2. Hecho lo anterior, dicte una nueva sentencia en la cual: a) reitere los pronunciamientos que
no fueron declarados inconstitucionales en la presente ejecutoria; y, b) con plenitud de
jurisdicción, resuelva los agravios expuestos con la finalidad de controvertir la parte de la
sentencia de primera instancia en la que se dilucidó la acción reconvencional de prescripción
negativa partiendo de la premisa de que la ley establece que desde que se incumple
comienzan los plazos para la prescripción.
Haciendo extensiva la anterior concesión del amparo respecto de los actos de ejecución
atribuidos al Juez Primero de Distrito en Materia Civil en el Estado de Jalisco, ya que no se
atacan por vicios propios, sino sólo en vía de consecuencia, conforme a la jurisprudencia
número 88, publicada en la página 70, Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación 1917-2000, que informa:
"AUTORIDADES EJECUTORAS, ACTOS DE, NO RECLAMADOS POR VICIOS
PROPIOS.-Si la sentencia de amparo considera violatoria de garantías la resolución que
ejecutan, igual declaración debe hacerse respecto de los actos de ejecución, si no se reclaman,
especialmente, vicios de ésta".
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
ÚNICO.-Para los efectos precisados en el último considerando de la presente ejecutoria, la
Justicia de la Unión ampara y protege a **********, respecto de los actos reclamados al
Primer Tribunal Unitario del Tercer Circuito y Juez Primero de Distrito en Materia Civil en el
Estado de Jalisco, consistentes en la sentencia definitiva de quince de febrero de dos mil diez,
en el toca ********** y su ejecución, respectivamente. En consecuencia, requiérase a la
autoridad responsable ordenadora para que dé cumplimiento a la presente ejecutoria en
términos del artículo 106 de la Ley de Amparo.
Notifíquese; háganse las anotaciones pertinentes en el libro de gobierno, con testimonio de
esta resolución, vuelvan los autos al lugar de su procedencia y, en su oportunidad, archívese
el expediente.
Así lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, por
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unanimidad de votos de los Magistrados Víctor Jáuregui Quintero, Gerardo Domínguez y
José Guadalupe Hernández Torres, quien fue ponente.
En términos de lo previsto en los artículos 3, fracciones II, VI, XIII y XIV, inciso c), 4,
fracción III, 8, 13, fracción IV, 14, fracción I, 18, fracciones I y II, 19, 20, fracción VI, 21 y
61 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.
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