ASTRONOMIA DE AFICIONADOS I El poder del ojo desnudo Por Alan MacRobert Traducido por Leonel Hernández, de la serie de artículos “Backyard Astronomy” publicados en la revista Sky & Telescope en Agosto de 1983. “Seguro que me gustaría aprender sobre las estrellas, pero ¿Cómo le hago?, ¡No tengo un telescopio!”. Casi todo astrónomo aficionado escucha este lamento — de sus amigos, parientes o de gente que se encuentra haciendo cola para ver por el ocular de algún equipo muy impresionante. Para la mayoría de la gente, incluyendo la mayoría de los posibles principiantes, la astronomía significa telescopios, punto. Esta idea puede interponerse en el camino de disfrutar uno de los hobbies más placenteros que hay —y además esa aseveración está muy lejos de ser verdad. Existe una sencilla respuesta a ese lamento: “Ud. ya tiene todo lo que se necesita para practicar la astronomía de aficionados: sus ojos”. En gran manera, la mejor forma de iniciarse en la astronomía es con el ojo desnudo, y es de esta forma como comenzaremos esta serie que apareció bimensualmente en SKY & TELESCOPE. Esta serie se enfocará en lo que los lectores pueden ver y hacer en exteriores, para familiarizarse con el universo. Nuestro objetivo no sólo es ayudar a orientar al principiante, sino también sugerirle al observador avanzado, cómo puede comunicar mejor la astronomía a los otros. Hay muchas razones por qué la observación a ojo desnudo es ideal para comenzar: es fácil, natural, no es cara, y no involucra el uso de maquinaria complicada que pueda intimidar al novicio. Puede hacerse siempre que el cielo esté claro y puede compartirse con cualquiera. La satisfacción de ser capaz de localizar y apuntar hacia Júpiter o Arcturus, dura toda una vida, ya sea que el observador pase o no a niveles más avanzados. Más aún, tal familiaridad con el cielo es esencial para la buena utilización de un telescopio. Tampoco debe el observador ambicioso limitarse a sólo un vistazo; se puede lograr mucho más con el ojo desnudo de lo que comúnmente pueda darse cuenta la mayoría de la gente. A menudo se le llama a la Astronomía la ciencia más antigua, pero hoy en día es fácil olvidar que casi en toda su historia ésta fue realizada sin ningún instrumento óptico. El telescopio fue inventado hace sólo 390 años, casi dos milenios después que los antiguos griegos dedujeran mucho de nuestro verdadero lugar en el universo, usando simplemente la lógica y una observación cuidadosa. Que la Tierra era redonda fue planteado por los Pitagóricos. Alrededor del año 200 a.C., Eratóstenes calculó el tamaño de la Tierra con bastante exactitud midiendo las sombras arrojadas por el Sol. Hiparco encontró el tamaño y la distancia de la Luna, notando el diámetro de la sombra que la Tierra arrojaba sobre ésta durante los eclipses lunares. De las fases de la Luna, así como de sus posiciones, más el hecho de darse cuenta que es iluminada por el Sol, Aristarco de Samos ya había determinado que el Sol debería estar al menos unas 18 veces más lejos que la Luna, y que debería ser muchísimo más grande que la Tierra. Esto debió ser una revelación; le llevó a pensar que el Sol era el verdadero centro de las cosas y que la Tierra giraba alrededor de él. Unos 17 siglos después, Copérnico dedujo la misma cosa a partir de observaciones de simple vista de los movimientos de los planetas. Luego de esto, Kepler utilizó mediciones a ojo desnudo hechas con gran precisión con instrumentos graduados, para formar el modelo físico correcto del sistema solar. Newton estimó la distancia a la estrella Sirio, con razonable exactitud, sin utilizar un telescopio, comparando su brillantez con la del Sol. Todos estos logros y más pueden ser duplicados por un aficionado diligente hoy en día. Pero para la mayoría de la gente, la sencilla belleza de los cielos, y la maravilla de ser capaz de mirar hacia paisajes extrañamente incompresibles y distantes, es recompensa suficiente. “Considerándolo un coleccionista de cosas raras y preciosas, el astrónomo aficionado tiene una gran ventaja sobre los aficionados de otros campos”, escribe Robert Burnham en la introducción de su excelente Manual Celeste (Celestial Handbook). “Sólo unos cuantos mineralogistas en el mundo 1 pueden tener la esperanza de poseer un espécimen como el diamante Hope... En contraste, el astrónomo aficionado tiene acceso todo el tiempo a los objetos originales de su estudio; las obras maestras de los cielos le pertenecen a él tanto como a los grandes observatorios del mundo. Y no hay privilegio como el de permitírsele a uno estar en presencia de un original”. Tampoco se necesita de un telescopio para tal apreciación. Una persona con el suficiente conocimiento, sin equipo alguno, puede salir al exterior en una noche oscura, mirar hacia arriba, y encontrar ejemplos representativos de casi cada clase de objetos astronómicos que pueden ser vistos a través de los telescopios más grandes. El mapa del cielo en el centro de las revistas de astronomía muestra cada mes el hemisferio del cielo visible en lugares y fechas particulares. Los bordes externos del mapa representan el horizonte; el centro está directamente sobre nuestras cabezas. Después de un poco de práctica con él, posiblemente necesite un poco más de exactitud. Con el fin de mostrar un hemisferio completo del cielo, el mapa ha sido grandemente comprimido. Sobre el papel, el horizonte entero aparece enfrente de Ud., mientras que el horizonte real se extiende alrededor de toda su cabeza. Similarmente, la distancia desde el borde hasta el centro del mapa — desde el suelo hasta el cenit— es tan grande como para ser recorrida sin mover su cabeza (inténtelo). Cuando se sostiene el mapa a una distancia suficiente para la lectura, nos da una visión del cielo reducida unas cinco veces. Las constelaciones reales son cinco veces más grandes. Practique sosteniendo el mapa y moviéndolo de tal forma que sus diferentes partes queden frente a sus posiciones correctas en el cielo. Comience poniendo el “horizonte Este” directamente entre su ojo y la realidad, luego haga lo mismo con el punto justamente encima de Ud. Siempre que apunte El Universo a simple vista Comience aprendiendo las constelaciones una o dos a la vez. Los patrones formados por las estrellas más brillantes hacen la geografía de los cielos, y debe Ud. conocerlas antes que pueda encontrar su camino por los cielos. Hay a disposición muchos libros guías para las constelaciones, algunos son más útiles que otros. Para su punto de observación, escoja un área abierta grande, lejos de luces artificiales. Lleve una haragana o un lawn chair, o acuéstese en el suelo para no forzar su cuello. Los mejores lugares son en el campo donde el brillo de la contaminación de luz de las ciudades y pueblos, no borre a las estrellas más tenues. Pero no se decepcione si tiene condiciones menores que las ideales, consiga lo mejor que pueda. De hecho, algunos lugares urbanos son buenos sitios para aprender las constelaciones, pues sólo son visibles las estrellas más brillantes, aquellas que forman el patrón principal. Cuando nos paramos en un campo abierto bajo el cielo nocturno, parece que estamos sobre una Tierra plana, bajo un domo hemisférico con las estrellas pegadas a su superficie interna. Esta es su apariencia; durante la mayor parte de la historia humana fue confundida con la realidad. Aún hoy en día, cuando graficamos el cielo, tratamos el cielo como una esfera con las estrellas sobre su superficie y nosotros en el centro. A medida que la Tierra gira, una nueva parte de la esfera parece surgir de debajo del horizonte Este, mientras que la parte Oeste se oculta. El cielo parece girar no sólo durante una noche, sino también en el curso de un año — así que, por ejemplo, un observador en el verano puede ver un adelanto del cielo del invierno quedándose levantado hasta las horas del amanecer. Equipo para comenzar un programa de observación de aficionado. hacia un nuevo lugar, tendrá que mover el mapa unas cinco veces lo que el ojo recorre en el mapa sobre el papel, y en la misma dirección. Una vez que se acostumbre a hacer esto, usarlo en el campo para encontrar las estrellas y las constelaciones le parecerá bastante fácil. Un tipo similar de mapa es el popular planisferio. Este tiene una máscara giratoria que puede fijarse para cualquier hora y fecha. El mapa del cielo dentro de la máscara será el visible para 2 cualquiera sea el momento que escoja. Como sucede con cualquier mapa plano del cielo esférico, un planisferio distorsiona las figuras de las constelaciones, pero aún así, muchas generaciones de aficionados han encontrado muy manual este pequeño dispositivo. Una vez que se sienta con más confianza al buscar su camino por las constelaciones, estará listo para tratar a buscar objetos individuales. Aquí es donde la astronomía de aficionados comienza a redituar. Los planetas. Puede que ya haya encontrado una o dos “estrellas” brillantes entre las constelaciones donde no debería haber alguna. Al paso de unos cuantos días o semanas podrá notar su cambio de posición respecto al fondo de las estrellas (la palabra planeta deriva del término griego para “vagabundo”). Es sorprendente cuanta gente no sabe que cualquiera puede ver hacia el cielo y ver planetas. En las revistas de astronomía suele aparecer una carta del Sol, la Luna y los planetas, donde encontrará sus posiciones entre las constelaciones. A medida pasan las noches, cada planeta muestra su personalidad: el blanco brillante de Venus en el Oeste después de la puesta del Sol, o en el Este antes de la salida de éste; el blanco crema de Júpiter, el color naranja de Marte, el más tenue Saturno de color amarillo y el elusivo Mercurio escondiéndose cerca del Sol al amanecer o atardecer. Todos ellos brillan con una luz más estable que las parpadeantes estrellas; cuando un planeta se encuentra cerca de una estrella brillante este fenómeno es particularmente evidente. Los colores indican la composición de los planetas o de sus nubes. Marte es rojizo debido a que ese es el color de su suelo. Mucha gente recuerda el color del paisaje marciano de las fotos enviadas por la sonda Viking, ¡pero se sorprenden al darse cuenta que pueden ver el color del suelo del suelo de Marte por ellos mismos! Las estrellas también presentan colores. Algunas están sólo al rojo vivo, otras son amarillas, blancas y blanco-azules. El observador de constelaciones pronto se da cuenta de esta sutil diferencia de tintes. Aquí también el ojo está recibiendo información de las verdaderas condiciones físicas de cuerpos lejanos, no solamente desde algún lado del sistema solar, sino desde muchos años-luz. Vistas más de cerca, ciertas estrellas resultan ser dobles. Algunos pares, como la famosa Doble-Doble, Epsilon (ε) Lirae, son verdaderas estrellas binarias, en las cuales las estrellas miembros orbitan una a la otra. Otras estrellas parecen variar de brillo en una escala de tiempo que va desde horas hasta décadas. El observador a simple vista puede seguir los cambios sin fin de una docena o más de estrellas variables. Cúmulos estelares de varios tamaños eran familiares mucho antes de la invención del telescopio. Las Pléyades forman el cúmulo más brillante y compacto que se puede ver a simple vista. Las Hiadas y el grupo en Coma Berenices (La Vistas del cielo La luna. Encontrar la Luna es raramente un problema cuando está arriba. Casi todos hemos notado sus cambiantes fases y posiciones en el cielo de noche a noche y de semana a semana. Los libros guías básicos explican por qué suceden estos cambios a medida la Luna orbita a la Tierra. Llegará el momento cuando todo el esquema sea comprendido completamente, y de repente, la Luna parecerá una bola suspendida en el espacio e iluminada por el Sol. Para muchos aficionados este momento marca el primer salto desde la confusión total a la realidad ordenada del cielo, y este momento será recordado por siempre. Examine la Luna cuidadosamente. Las marcas brillantes y oscuras —regiones montañosas y planicies de lava, respectivamente— cambian muy ligeramente de semana a semana, sus posiciones aparentes sobre el disco de la Luna. Pero nunca se alejan mucho de sus posiciones originales. Trate de confirmar esto dibujándolas de noche en noche, tan cuidadosamente como sea posible. Esto es una práctica para desarrollar sus habilidades de observación; la Luna muestra a simple vista tanto detalle como el que los planetas presentan vistos por un buen telescopio. 3 de verano (junio-agosto). La Nebulosa Norteamérica en Cygnus (el Cisne) es visible en las noches mas oscuras si el observador sabe hacia donde mirar. Fotografías de estas tres nebulosas, tomadas con telescopios grandes, nos son familiares pues aparecen en pósters, cubiertas de libros, anuncios comerciales vendiendo desde aparatos de sonido hasta cuchillos para carne, en frente de un fondo del “espacio exterior”. Poca gente se da cuenta que puede salir fuera y ver estas famosas nebulosas por sí mismos. (Nebulosa viene del latín pata “nube”, la cual describe la apariencia de estos objetos en el telescopio). La Vía Láctea es el más grande espectáculo a simple vista de todos. Aparece como una banda ancha, tenue, de luz moteada, que se extiende por todo el cielo. Esto es cómo el ojo humano ve nuestra galaxia, la cual contiene a la Tierra, el Sol y virtualmente todo lo que nos es visible. La galaxia es un disco en forma de panqueque de más de cien mil millones de estrellas, de las cuales sólo unas 6000 aparecen lo suficientemente brillantes para verlas individualmente sin ninguna ayuda óptica. Debido a que estamos dentro del panqueque, vemos muchas más estrellas cuando miramos horizontalmente a través de su espesor, que cuando vemos hacia arriba o hacia abajo de él. Esto es el por qué la Vía Láctea parece rodear la Tierra como una banda de luz. Se necesita de una noche realmente oscura para ver bien a la Vía Láctea —pero entonces el efecto es ya espectacular. Cuando el observador del cielo la ve por primera vez en su verdadera perspectiva, como un gran disco plano de estrellas (algo que sucede usualmente después de un buen rato de intentarlo), el sentimiento de estar “perdido en el espacio” en medio de ella, puede ser abrumador. Nebulosas Oscuras. A menudo se dice que es difícil para un aficionado observarlas, pero esto es cierto sólo cuando se usa un telescopio. Cualquiera que pueda ver a la Vía Láctea, podrá ver muchas nebulosas oscuras. Estas corren por el medio de la banda de luz, y en algunos lugares la dividen en dos bandas paralelas. El área de en medio aparece oscura debido a las nubes de gas y polvo interestelar que bloquean nuestra visión de las estrellas que están detrás. Cabellera de Berenice), son más grandes y más tenues, pero aún así sin inconfundibles. El cúmulo de La Colmena en Cáncer (el Cangrejo) es tenue y requiere de un cielo oscuro en el campo. Este cúmulo aparece ante el ojo de igual forma como los más tenues aparecen en el telescopio, y así, nos proporciona un adelanto de las imágenes que un aficionado puede esperar ver en un telescopio. Los cúmulos globulares son más ricos en estrellas pero generalmente están mucho más lejos, y por tanto, aparecen más tenues. El conocido como M13 en la constelación de Hércules aparece a simple vista como una bolita tenue, pequeña y motosa. Los observadores en el hemisferio sur pueden ver el más grande y brillante cúmulo globular, llamado Omega Centauri y también a 47 Tucana. Varios más pueden detectarse con dificultad bajo cielos oscuros. Nebulosas, grandes masas de gas radiante, también se pueden ver sin telescopio. La Nebulosa de Orión, M42, es la representante a simple vista de esta clase, en el cielo del invierno (diciembre-enero); la Nebulosa de la Laguna, M8 en Sagitario, flota hacia el sur en el cielo de las noches 4 Galaxias. Sólo hay cuatro cosas visibles a simple vista que no pertenecen a nuestra galaxia. Dos de estas son la Gran y Pequeña Nube de Magallanes, visibles desde latitudes sureñas. Estas son pequeñas galaxias satélites de la Vía Láctea. Los restantes dos objetos son la galaxia en Andrómeda, M31, y M33 en el Triángulo, detectable sólo en los lugares más oscuros. Estas tenues nubes son otras Vías Lácteas muy distantes, y son las cosas más lejanas que se pueden ver sin instrumentos. La galaxia de Andrómeda se ve a simple vista, de la misma forma como se ven muchas galaxias más tenues en un telescopio. Trate de imaginarse que contiene cien mil millones de soles. Meteoros y Cometas. El cielo de la noche, como cualquier aspecto de la naturaleza, parece enriquecerse mientras más tiempo dediquemos a él. Difícilmente pasará una noche en la que no se vea una estrella fugaz, un chispazo de luz momentáneo cuando un pedacito de polvo espacial entra en la atmósfera. Pero pueden pasar años antes que se pueda ver uno lo suficientemente brillante como para ser calificado como un bólido (la observación de meteoros es un excelente proyecto para principiantes). Un cometa visible a simple vista aparece una vez cada cierto número de años, y se puede pasar un mes o más viendo el brillo difuso del cometa, a medida que pasa entre las estrellas. Una nova, una estrella en explosión, que brilla por unas cuantas semanas es un evento especial; muchas han sido descubiertas por aficionados a simple vista o con binoculares. Ningún aficionado a la astronomía que haya comenzado con un período extenso de observación puramente visual, podrá arrepentirse de esto. Los instrumentos ópticos son bonitos en su momento, pero ellos alcanzan su verdadero potencial sólo en manos de alguien que esté familiarizado y en buenos términos con el cielo nocturno. 5