1 Plaza del Temple I diu Mon Senyor San Jaume que la fe sense

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Plaza del Temple
En este lugar se encontraba la antigua puerta de Bab Ibn-Sajar: Según el cronista Al Udri estaba
orientada hacia La Meca. Fue el lugar por donde entró Jaime I a la ciudad.
El Llibre dels Feits narra, de forma autobiográfica, la vida y las gestas más importantes del rey
Jaime I, especialmente las conquistas de Mallorca y Valencia. La historia empieza con su
nacimiento en 1208 y termina con su muerte en 1276.
El título es significativo ya que no se trata de una crónica sino de un «libro de hechos». Los estudios
realizados en la década de 1980 llegan a la conclusión de que se trata de un libro que no pertenece
a ningún género conocido y que está fuertemente influido por el lenguaje oral: está redactado desde
la oralidad. El autor (Jaime I) no lo escribe, lo dicta. Jaime I era illiteratus, no sabía escribir, aunque
era un hombre culto.
... I diu Mon Senyor San Jaume que la fe sense obres, morta es. Aquesta paraula va
voler complr Nostre Senyor en els nostres fets...
En el párrafo 282 se narra la entrada en Valencia de la siguiente manera:
“l’altre dia, a l’hora de vespres, enviàrem a dir al rei i a rais Abufamalet, per tal que
els cristians sabessin que València era nostra, i no els fessin cap mal, que poséssim
la nostra senyera a la torre que ara és del Temple. I ells digueren que els plaïa. I nós
fórem entre la rambla i el real i la torre. I, quan veiérem la nostra senyera dalt la torre,
descavalcàrem del cavall i ens adreçàrem vers orient i ploràrem dels nostres ulls i
besàrem la terra per la gran mercè que Déu ens havia fet.”
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La Leyenda del murciélago
El murciélago es el animal heráldico de Valencia por antonomasia. Según la leyenda los árabes lo
domesticaban y lo empleaban para mantener a raya a los mosquitos de los terrenos pantanosos
cercanos a la ciudad de Valencia. En la época de Jaume I un profeta árabe auguró que mientras el
murciélago del dueño de la ciudad pudiera volar todas las noches la ciudad se mantendría en poder
musulmán. Las tiendas de las tropas del rey Jaime I estaban acampadas en el arrabal de Ruzafa, fuera
de la muralla de la ciudad de Valencia, a la cual habían sitiado para arrebatársela a los musulmanes.
Fue por entonces cuando un murciélago hizo el nido en la parte alta de la tienda del rey como si
quisiera coronarla y augurar la victoria de Jaime I. El rey ordenó que no le asustasen, sino que le
complacieran para que estuviese a gusto en el campamento. Una noche que el ejército cristiano dormía
tranquilo y confiado se oyó cerca de la tienda del rey un extraño golpear de tambor. Un soldado le
despertó, alertándolo. Enseguida llamó a sus capitanes para que diesen orden a los guardias de
extremar la vigilancia. Entonces se dieron cuenta de que los moros estaban cerca del campamento, y
dieron la alarma. Todos los soldados se levantaron rápidamente y tomaron las armas. Se entabló una
feroz batalla, en la cual el ejército moro tuvo muchas bajas y se retiró.
Después de la lucha, el rey quiso premiar al que les había avisado con golpes de tambor. Grande fue su sorpresa cuando supo
al final que el aviso lo había dado el murciélago. El animalito se había dejado caer con todas sus fuerzas, muchas veces hasta
que consiguió despertar al rey. Como premio a su decisiva ayuda, Jaime I hizo poner el murciélago en la parte más alta del
escudo real y en el de la ciudad de Valencia.
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Plaza poeta Llorente
José de Ribera y Cucó (Játiva, España, 12 de enero de 1591 – Nápoles,
Italia, 2 de septiembre de 1652); pintor y grabador español del siglo XVII,
que desarrolló toda su carrera en Italia y principalmente en Nápoles. Fue
también conocido con su nombre italianizado Giuseppe Ribera y con el
apodo Lo Spagnoletto. Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del
tenebrismo de Caravaggio hacia una estética más colorista y luminosa,
influida por Van Dyck y otros maestros.
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Calle de la Escuela del Temple
La "Calle de la Escuela del Temple" es un azucat que entra por la "Calle de los Maestres" y
enfrenta a la que fue en otros tiempos la histórica Iglesia del Temple.Este templo fue tomado
después por la Orden de Montesa tras la liquidación de la orden templaria cuando la Iglesia creyó
que su poder en la sombra ya superaba al de esta. En cuanto a su motivación decir que en los
siglos XV al XVIII era frecuente que las iglesias parroquiales tuvieran en su entorno escuelas para
la difusión de la enseñanza entre los jóvenes de la zona.
El martirio de San Felipe
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Calle del Almirante: IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ESTEBAN
Edificada sobre una antigua mezquita, la iglesia de San Esteban tiene la planta típica de las iglesias
parroquiales valencianas de época gótica, con una sola nave y capillas entre los contrafuertes. Sin
embargo el templo fue profundamente alterado en estilo barroco durante el siglo XVII. Su aspecto
externo es muy sobrio, destacando los contrafuertes rematados por gárgolas que sobresalen por
encima de la pared lisa, la sencilla puerta que da a la plaza de San Esteban, y el campanario que se
alza a los pies.
La Pila Bautismal de la Parroquia de San Esteban protomártir de Valencia es célebre ya que en ella
recibieron las aguas bautismales tres de los personajes más ilustres de la Valencia religiosa, San
Vicente Ferrer, San Luis Bertrán y el Beato Nicolás Factor. La más antigua tradición cuenta que San
Vicente Ferrer nació el 23 de enero de 1350, un día de San Vicente Mártir, y por él el cura Pertusa,
quien iba a bautizarle, impuso que se le llamara Vicente.
Es tradición que el día 22 de Enero de cada año, la asociación creada a tal efecto, conmemore el
Bautizo de San Vicente Ferrer bautizando un niño en la misma Pila Bautismal en que recibió las aguas
bautismales el Santo. Los actos comienzan con la “Cabalgata del bautizo”.
El cortejo parte de la casa natalicia del santo, en la calle del Mar y se dirige por la calle de la Paz hacia
la Iglesia de San Esteban. Los acompañantes van vestidos de época representando a los personajes
que estuvieron en el bautizo de San Vicente Ferrer: el cura, el sacristán, dos jurados y el jurado mayor,
virrey y virreina, negro y negra, padre, la comadre con el niño, la madrina y seis damas más. Mientras a
su paso son lanzados miles de caramelos desde los landós (coche de cuatro ruedas, tirado por
caballos, con capotas delantera y trasera, para poder usarlo descubierto o cerrado). Según dice la
tradición todos los que hayan sido bautizados en esta pila no morirán de accidente.
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Plaza San Luis Beltrán: ALMUDÍN
El Almudín fue el principal edificio destinado al almacenamiento, distribución y venta de trigo de la
ciudad de Valencia. No fue el único y se conoce la existencia de uno de época árabe cercano a la
mezquita y otros edificios posteriores ya de época cristiana pero de carácter provisional, que también
se dedicaron a la custodia del trigo.
El propio nombre de Almudín deriva de la palabra árabe, almud, unidad de medida de granos que lo
relaciona con una de sus funciones básicas. Su configuración actual, la adquirió a lo largo del siglo XV
cuando se llevaron a cabo las principales obras, aunque partiendo de construcciones preexistentes. A
lo largo de esta etapa, el Almudín era un edificio de propiedad real, "L'Almodi del Senyor Rei" y por
tanto en su construcción participaron los más importantes maestros de obras de esta época, pasando a
fines del siglo XV a ser gobernado por el Consell Municipal de la ciudad de Valencia, que custodió y
organizó todo el proceso de abastecimiento del trigo en los siguientes siglos. Este proceso, sometido a
una rígida reglamentación, con funcionarios públicos encargados de organizarlo, demuestra la
importancia que tenía el Almudín en una ciudad carente muchas veces de este producto de primera
necesidad, que precisaba de constantes importaciones para asegurar el abastecimiento.
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Plaza Comte del Real
Auca de Jaime I: Dos alumnos interpretarán el auca de Jaime I que han preparado en el aula.
El auca o aleluya es una serie de estampas, acompañadas de unos versos pareados al pie. Surgidas
en la Francia del siglo XVI y de temática religiosa, tuvieron su mayor auge en el XVIII. Se las considera
un precedente de la historieta, cuando no una modalidad de ella. Las aucas eran presentadas por
auquers, que las llevaban por diversas poblaciones. Solían exhibirse en mercados, en las entradas de
las poblaciones, ante las iglesias y, en general, donde hubiera concentración de personas.
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Calle del Salvador: Iglesia y Torre del Salvador /
Sobre una de las antiguas mezquitas musulmanas se levantó en 1238 una ermita dedicada a "Sant Jordi",
siendo por tanto esta la primera iglesia construida en Valencia después de la conquista de la ciudad por el
rey Jaime I el Conquistador. Al poco tiempo cambió la advocación pasando a denominarse Iglesia de la
Transfiguración del Señor. En 1250 cambia de nuevo el nombre pasando a llamarse Iglesia del Salvador,
en razón a la llegada milagrosa de una imagen de Cristo Crucificado.
La iglesia que hoy conocemos es el resultado de diversas reformas efectuadas a lo largo de los siglos,
pero su fisonomía actual se la debemos a la última reforma efectuada en el siglo XIX. En esta iglesia
destaca sobre todo su Cristo situado en el Altar Mayor. Según la tradición apareció en Valencia un 9 de
noviembre de año 1250, subiendo por el río Turia contra corriente, probablemente en un momento de
riada cuando las aguas andan revueltas y tal fenómeno pudiera acontecer, lo que se consideró el hecho
como milagroso. En el lugar donde fue recogida la imagen se alza en la actualidad sobre el pretil del río
un grupo escultórico en piedra que nos recuerda aquel hecho.
La leyenda del Cristo
Según la tradición el Cristo apareció con dos luces o faroles en sus brazos. El Cristo fue depositado en la conocida como Casa del Cid,
ya que según la leyenda en esta casa residió el Cid Campeador durante su estancia en Valencia, estaba situada al inicio de la actual
calle del Salvador. Inmediatamente fue depositada en la ermita de San Jorge con la intención de pasar a la Catedral. Parece ser que el
Cristo no quería estar en la Catedral ya que siempre que era trasladado volvía a la ermita de San Jorge, donde finalmente se quedó.
Más tarde cuando la ermita pasa a convertirse en iglesia parroquial, cambiará su titularidad por la del Santísimo Cristo del Salvador.
Al Cristo del Salvador se le ha identificado como el Cristo de Berito (Beyruth) actual Líbano, ya que según la leyenda el Cristo fue
arrojado al mar en esta ciudad en tiempos de intransigencia musulmana. Según esta leyenda el Cristo fue tallado por Nicodemo (que
estuvo presente en el Descendimiento de Cristo de la cruz). Se trata de una gran talla de tres metros de altura y cerca de 300 kilos de
peso. Se adscribe al estilo románico de transición al gótico. Es de destacar que desde el interior de la iglesia apenas nos damos
cuenta del tamaño del Cristo, sólo es posible darse cuenta de su tamaño cuando se accede al camarín a los pies del Cristo. En 1936
durante la Guerra Civil Española, el Cristo fue echado a la hoguera, pero gracias a un maestro que pasaba por el lugar pudo salvarlo
del fuego y sólo se consumió el madero (la cruz) aunque el Cristo sufrió daños en la espalda. En el año 2007 el Cristo fue restaurado
en su integridad por el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
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Calle Navellos: Palacio de Benicarló
El palacio de Benicarló se construyó a finales del siglo XV como residencia de la familia de los
Borja, duques de Gandía, sobre un edificio anterior donde estuvo instalada la Escuela de Arte y
Gramática de la ciudad desde 1408.
A mediados del siglo XVIII los sucesores de los duques de Gandía abandonaron el cuidado del
palacio que quedó en estado ruinoso hasta que, a mediados del siglo XIX, fue adquirido por la
familia Pujals para establecer aquí una fábrica de hilaturas de seda.
En el último cuarto de siglo el palacio pasó a manos del Conde de Benicarló por cuyo nombre es conocido. Este nuevo propietario
realizó numerosas remodelaciones en el edificio que alteraron su fisonomía anterior. En esta etapa renace la vida del palacio que
recibirá ocasionalmente la visita de Alfonso XIII. Durante la guerra civil fue la sede del gobierno Republicano instalado en Valencia y en
la actualidad es la sede de las Cortes Valencianas.
Del palacio gótico se conserva una portalada con arco de medio punto y la "logia" de ventanas con arcos florenzanos del último piso.
Por encima de esta serie de ventanas corre un alero de madera en cuyas vigas se puede leer "soc del pinar de Campanar", lo que nos
indica claramente la procedencia de la madera con que están realizadas.
Actualmente es la sede de las Cortes Valencianas.
Inscripción existente en la fachada del palacio:
En esta casa comprada por los jurados y Junta de Muros y Valladares en 20 de marzo de 1408, a Mosén Pedro de Vilaragut se
instalaron las escuelas de Gramática y Artes de la ciudad y en 1412 las del Cabildo Eclesiástico, mediando para esta unión el
consejo de San Vicente Ferrer. Colocase esta lápida por la Universidad Literaria al celebrarse e IV Centenario de su erección.
Año MCMII
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Plaza de los Fueros: Torres de Serranos
La Puerta de Serranos es una de las doce puertas que custodiaban la antigua
muralla de la Ciudad de Valencia. Su nombre parece provenir del uso que tenían ya
que eran la entrada natural que comunicaba con los caminos que iban a Los Serranos
(el camino real de Zaragoza, que confluía en este punto también con el camino real
de Barcelona).
Los jurados de Valencia encomendaron su construcción al maestro Pere Balaguer,
quien se inspiró en otras puertas góticas de Cataluña, como la Puerta Real del
Monasterio de Poblet, que se inspiraba en el estilo arquitectónico genovés.
Comenzaron las obras el 6 de abril de 1392 sobre los terrenos del anterior pórtico. La
composición del grueso de los muros es de mampostería muy sólida, ya que su
función principal era la de servir de fortificación. Posteriormente se revistió de
paramentos de sillería de piedra caliza, procedente principalmente de Alginet, para
darle el acabado suntuoso que requería la otra función de carácter representativo.
En 1397, casi terminadas las obras, se planteó la necesidad de mejorar el acceso a la
planta noble de las torres. Por eso se proyectó la monumental escalinata de piedra,
que agrandó el edificio y facilitó su uso en las fiestas de bienvenida. En marzo de
1398 finalizaron las obras.
A LA LLUNA DE VALENCIÀ
Es muy común referirse a aquellos que se han quedado rezagados y/o despistados de algún cometido que debían hacer con la
expresión “se ha quedado a la luna de Valencia” o “está a la luna de Valencia”, pudiéndonos también encontrar que se dice “se
ha quedado en la luna de Valencia” (sustituyendo ‘a’ por ‘en’).
El origen de la misma, y que más fuentes otorgan como cierta, es la que se refiere a las antiguas murallas que rodeaban la ciudad de
Valencia. Éstas tenían unas puertas por las que acceder al interior y que eran cerradas por la noche tras el toque de queda. Aquellos
rezagados que llegaban tras el cierre no podían pasar al interior y por lo tanto no tenían posibilidad de ir a dormir a sus casas, por lo
que debían pasar el resto de la noche al raso, a la luna de Valencia.
Pero hay otras fuentes que nos ofrecen otros orígenes al dicho. Entre ellos el que da el periodista y escritor Vicente Vidal Corella
(1905-1992) en el libro “La Valencia de otros tiempos” en el que, aparte de la versión explicada más arriba, también relata que
algunos cronistas atribuyen el origen al momento de la expulsión de los moriscos de la ciudad y la acumulación de éstos en las playas
de Valencia, ya que debían de ser trasladados en barcos hasta las costas de Argelia, Marruecos y Túnez, pero debido a la gran
cantidad que eran no cupieron todos en las naves, prometiéndoles que regresarían a recogerlos, por lo que muchos quedaron
esperando varias noches a la luna de Valencia.
Otros atribuyen el uso de la expresión a aquellos barcos que arribaban a las costas valencianas y debido a la mala marea no podían
acercarse para atracar, motivo por el que sus pasajeros permanecían a bordo, a la luna de Valencia, esperando poder desembarcar.
EL CID
La leyenda atribuye este hecho al temor que a tan gran guerrero le tenían. Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, gobernaba la ciudad de
Valencia, cuando está fue sitiada por tropas conducidas por el caudillo árabe Ben Yusuf. Dícese que una mañana, cuando subido a
las almenas estudiaba el campo del enemigo que le sitiaba, una flecha perdida le atravesó y El Cid cayó herido de muerte, sabiendo de
su tragedia, tuvo valor para indicar una estrategia, “El Cid” ordenó que embalsamaran su cuerpo y que muerto cabalgara sobre su
caballo Babieca en la siguiente batalla. Toda la noche sonaron los tambores moros, para animar a los combatientes, seguros de ganar
sabiendo que el Cid había sido abatido. En el interior de las murallas solo sus allegados conocían lo sucedido y se preguntaban qué
podían hacer sin su señor. Cuando amaneció se abrieron las puertas de Valencia y por ellas salieron al galope todos los caballeros que
había en la ciudad, con el Cid a la cabeza, pues sus hombres le habían vestido, ceñido sus armas, y montado sobre su caballo, sus
hombres recobraron el vigor y la esperanza de vencer.
Las tropas árabes, quedaron sorprendidas viendo al Cid montado en Babieca, cabalgando dispuesto a luchar cuando le creían muerto.
El pánico cundió entre ellos y huyeron. Así fue como el Cid Campeador había ganado su última batalla. Este hecho ocurrió en
Valencia en julio de 1099 cuando el Cid, aún no había cumplido los 56 años.
Su esposa doña Ximena, prosiguió gobernando la ciudad, contando con el apoyo del rey de Castilla, más sólo pudo mantener la ciudad
del Turia hasta tres años más tarde ante el acoso constante de los continuos ataques almorávides. Los castellanos optaron por
incendiarla totalmente y abandonarla, llevándose consigo hacía Castilla el cadáver embalsamado del Cid. Dicen las crónicas que era
sobrecogedor el espectáculo de las mesnadas del Cid atravesando Castilla por los anchurosos campos, aldeas, castillos y fortalezas,
transportando consigo el cadáver del temido guerrero.
“Cuando iba Mío Cid el castillo a dejar
los moros se empiezan a quejar;
¿Te vas Mío Cid? Contigo nuestras plegarias van,
pagados quedamos, señor, de tu bondad.
Cuándo dejó Alcocer, Mío Cid, el de Vivar
los moros y las moras pusiéronse a llorar”.
Unos cuarenta años después de su muerte aparece el “Cantar del Mío Cid”, no dejando de ser significativo que al mismo tiempo sea el
primer monumento literario de la época en lengua castellana aparecido hasta la fecha. Pese a contener numerosos hechos relativos a
Rodrigo Díaz producto de la fantasía de juglares y trovadores, el autor –o autores- del bellísimo cantar de gesta transparentaran la
fidelidad del Campeador hacia su rey, ya anunciada por los castellanos cuando al verle marchar hacia el destierro exclaman:
“Dios, que buen vasallo, si hubiera buen señor…”
También se pone de manifiesto en el poema el profundo espíritu religioso del Cid, su amor hacia su esposa e hijos y su magnanimidad
con los moros vencidos, cosa inusitada en aquél tiempo de crueldad donde la vida tenia escaso valor, por lo que fue Señor muy
querido y que le granjeó el respeto de estos, tanto que los moros cuando le veían pasar son sus guerreros, se acercaban a rendirle
pleitesía queriendo besar su mano bienhechora.
“... la puerta de Levante se llama la puerta del puente, y se sale de ella por el puente que hizo el
mismo Abdalaziz, y no hay en Al-Andalus más perfecto que él; por ese mismo puente salen los
convoyes hacia Toledo, Zaragoza y Tortosa y lo que hay en esa dirección. Después hacia el lado de
Levante, está la puerta conocida por Bab al Warraq; que sale de ella, y por un puente de madera se
cruza el río hacia el arrabal que hay allí. En la dirección de la quibla está la puerta de Ibn Sajar; y
hacia el norte, la puerta de la Culebra (Bab al-Hanas); y en el lado de Poniente, la puerta llamada de
Baytala; y junto a ella, por el lado oeste, la puerta conocida por Bab al Quasariya. Por estas dos
puertas salen los convoyes hacia el Oeste de Al-Andalus, y hacia Denia, Játiva y Alcira.... "
Al-Udri fue un geógrafo andalusí (Dalías, Almería, 1003 - Almería ó Valencia, 1085).
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Calle Palomino
El primer de los restos de la muralla es la llamada, Torre del Ángel (llamada así, por formar
parte esta torre de una antigua posada ya desaparecida llamada con ese nombre), es uno de
los pocos vestigios que quedan en pie de las murallas de la Valencia musulmana, y asoma
entre los patios de las casas recayentes a esta calle. Es una torre de planta semicircular, hoy
convertida en vivienda, que en origen formaría parte de la muralla levantada en el siglo XI, en
época taifal. Fue declarada Monumento Histórico Artistico Nacional en el año 1963.
El segundo resto de las murallas musulmanas lo tenemos en otra torre, situada en la calle Mare
Vella y que se encuentra parcialmente reformada. La misma se integra en el conjunto de los
edificios de la ciudad.
El último, es un resto de muralla árabe que emerge en la calle de Salinas, entre los números 15
y 19. No está en absoluto protegido y por no tener, no tiene ningún rotulo que nos indique su
pasado histórico, el cual se remonta al año 1000. Está construida de mampuesto, con un
espesor que pasa los dos metros, su parte superior esta maltrecha por el tiempo. Este resto de
muralla pertenecía a la que provenía en línea recta desde las torres de Serranos haciendo una
suave curva por la calle de Salinas -curva que aún se aprecia en el trazado de la calle y
edificaciones- para cruzarse en este punto con la calle de Caballeros.
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Portal de la Valldigna
Es un portal que no tiene puerta, ya que la misma fue retirada en el año 1400, quedando el
hueco del portal, tal y como hoy se conserva. Toma el nombre del Real Monasterio de Santa
María de la Valldigna cuya casa estaba enfrente del portal.
En el portal, existe una reproducción del retablo original allí existente, dedicado a la Santísima
Virgen y que fue colocado en el año 1589. El retablo representa al rey Jaume II el Just en el
acto de fundación del Monasterio de la Valldigna, que otorgó a los monjes, tal y como reza la
leyenda que acompaña a la imagen "Este vall per a la vostra causa". En su parte superior la
representación de la Virgen María con los escudos de la ciudad de Valencia y del Monasterio de
la Valldigna.
A su lado en el muro una inscripción que tiene dice:
Nostra Dona de la Bona Son,
pregue por nos,
Portal de Valldigna
Se trata de un retablo de los años 60, encargado por el Ayuntamiento de Valencia al artesano
Vicente Rodriguez Peñalver, el cual actualmente se encuentra protegido por una lámina
transparente para su protección.
Junto a él se instaló la primera imprenta de España por el maestro impresor Lamberto Palmart
de la que en el año 1474 se imprimió el primer incunable español «Les Trobes en lahors de la
Verge Maria».
Construido sobre la propia muralla árabe, era la puerta de acceso a la morería desde 1400. Es
un arco de medio punto, de sillar, con un ligero avance en las impostas. Aún subsiste, siendo
restaurado en 1965.
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La imprenta valenciana
Muy cerquita del Portal, poco antes de su entrada, se montó la primera imprenta de España. Y
fue, cuando Valencia, por su importancia cultural y económica, necesitó de la máquina para
llevar al papel la producción literaria de los autores valencianos que forjaron el Siglo de Oro de
la Lengua Valenciana. Y todo ello, gracias a Alfonso Fernández de Córdoba y Lamberto
Palmart, “introductores en Valencia del arte civilizador de la imprenta”, según reza en la placa
colocada en 1874, cuatrocientos años después de su instalación. La maquina impresora era
una Gutemberg y está expuesta en el Monasterio del Puig de Santa María. La misma que en
1474, año de su montaje, posibilitó la impresión de “Obres o trobes en lahors de la Verge
María”, de Mosén Fenollar. También, gracias a aquellos cajistas, salieron libros en latín y en
castellano con una producción que crecía con los años. Y por esta razón, pocos después,
fueron varias las imprentas que funcionaron dentro de las murallas valencianas para lanzar a
los cuatro vientos toda la producción literaria de tantos y tantos autores nacidos en el culto y
rico Reino de Valencia.
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Plaza del Tossal
Bajo la bulliciosa plaza del Tossal, en pleno centro histórico, se encuentra esta cripta arqueológica,
donde se puede contemplar un tramo de la muralla islámica erigido en el siglo XII, uno de los
testimonios mejor conservados de Madinat Balansiya.
Se trata de un bastión fortificado que protegía la Bab al-Hanax o Puerta de la Culebra, que se abría a
poniente de la medina, comunicando con la extensa necrópolis existente junto al camino de Quart. Es
una estructura de planta rectangular, construida en tapial de hormigón, con una robusta torre al frente.
La puerta propiamente dicha quedaba hacia el sur, fuera de los límites de la cripta.
Delante de la muralla discurría el valladar, que servía a un tiempo de foso defensivo y de colector de
los albañales de la ciudad, alimentado por las aguas de la acequia de Rovella. Los arcos que se
observan fueron construidos en el siglo XIV, a partir de la amortización de la muralla árabe. Servían
para sostener la bóveda de ladrillo que cubría el valladar, lo que permitía construir por encima de él
sin alterar su uso como conducción hidráulica.
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LA LONJA
Considerado como el más emblemático de los edificios del gótico civil valenciano, comenzó a
construirse en 1483 por Pere Compte y Joan Ibarra, a iniciativa del municipio.
Consta de tres cuerpos diferenciados: Sala de Contratación, Torreón y Pabellón del Consolat de Mar,
articulados en torno al Patio de los Naranjos. La Sala de Contratación es un magnifico espacio, con
ocho esbeltas columnas de fuste helicoidal, que se abren como palmeras para formar quince bóvedas
de crucería que cubren todo el espacio interior. En esta sala, dedicada a las transacciones
mercantiles, se instaló la “Taula de Canvis”, primera institución bancaria del municipio, creada en
1407.
El Torreón, con tres plantas, la inferior dedicado a capilla y las superiores utilizados ocasionalmente
como cárcel para mercaderes en quiebra. A ellas se accede por una escalera de caracol realizada sin
eje central.
El Pabellón del Consulado del Mar, de principios del siglo XVI, denota en la logia y en los medallones
de su remate un marcado carácter renacentista. En la planta superior puede contemplarse el hermoso
alfarje procedente de la antigua Casa de la Ciudad, del siglo XIV.
La Lonja fue declarada Monumento Artístico Nacional en 1931 y Patrimonio de la Humanidad en
1996.
INSCRIPCIÓN EN EL SALÓN DE CONTRATACIONES:
Inclita domus sum annis aedificata quindecim.Gustate et videte concives quoniam bona est negotiatio, quae non agit dolum in lingua,
quae jurat proximo et non deficit, quae pecuniam non dedit ad usuram eius. Mercator sic agens divitiis redundabit, et tandem vita
fructur aeterna.
Casa famosa soy, en quince años edificada. Compatricios comprobad y ved que bueno es el comercio que no lleva el fraude en la
palabra, que jura al prójimo y no le falta, que no da dinero con usura. El mercader que así haga rebosará de riquezas y después gozará
de la vida eterna.
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LOS SANTOS JUANES
La primitiva iglesia de Sant Joan Mercat se alzó en el arrabal de la ciudad conocido como la
Boatella. De su antigua estructura gótica aún queda la nave y el gran óculo cegado, conocido
como "la O de Sant Joan", que fue concebido como un gran rosetón en la fachada de los pies.
En 1592 la iglesia sufrió un aparatoso incendio que obligó a una reconstrucción casi total a lo
largo de los siglos XVII y XVIII. Destaca por lo infrecuente la amplia fachada del Mercado,
concebida como un grandioso retablo de piedra sobre una terraza que domina la plaza frente a
la Lonja, formando un conjunto urbanístico único.
La preside la escultura de la Virgen del Rosario, obra en estuco de Jacopo Bertesi, y sobre ella
se alza la torre del reloj, flanqueada por los dos Santos Juanes y coronada por el famoso
"pardal de Sant Joan", la veleta a la que -según cuenta la tradición- se hacía mirar a los niños
cuando sus humildes padres los abandonaban en la plaza. En la parte baja de la terraza se
abren "les covetes de Sant Joan", semisótanos en los que antaño se ubicaban chatarrerías y
tiendas de viejo, parte de la historia viva de Valencia.
El interior del templo es de una desbordante imaginación barroca, con estatuas de Bertesi que
representan a personajes de las Doce Tribus de Israel, y sobre todo el conjunto de los frescos
que ejecutó Antonio Palomino en la bóveda.
LEYENDA DEL "PARDAL DE SANT JOAN
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La cripta de San Vicente
El edificio visigodo se corresponde con una capilla funeraria erguida en el siglo VI para albergar
los restos mortales de algún prelado.
Está construida con una fábrica mixta de sillería (reutílizada) y mampostería, poniendo especial
atención en el acabado exterior, en el que se utilizan encantados de mortero para señalar los
sillares. El edificio se cubría con bóveda de cañón y cabe la posibilidad de que tuviera una
segunda planta. En los pies de la nave se construyeron arcosolios para contrarrestar los
empujes de la cubierta, probablemente usados a modo de capillas para disponer sarcófagos.
El crucero está separado de la nave y del presbiterio por una doble línea de canceles,
realizados en piedra caliza finamente labrada y sostenidos por barroterras de mármol. En el
centro del crucero se halló una tumba y, en su interior, los restos mortales de un individuo
masculino de edad madura. Por la posición de los huesos y las características de éstos se llegó
a la conclusión de que se trataba de una inhumación secundada, esto es, que el cuerpo fue
sepultado en otro lugar y posteriormente se desenterró y trasladó a esta tumba. En el exterior
del edificio, en cada una de las esquinas, hay tumbas en cista construidas con grandes fajas de
piedra.
Este edificio formaba parte del conjunto episcopal, integrado además por la catedral, la cuña,
una iglesia junta a ésta, un posible baptisterio y otra capilla gemela a la estudiada, así como
una extensa necrópolis. Es muy probable que nuestro edificio estuviera comunicado con la
catedral.
El SIAM, departamento municipal de arqueología dependiente del Servicio de Patrimonio
Histórico, inició la excavación arqueológica en este lugar en 1989, con ocasión del derribo del
inmueble que envolvía la llamada Cárcel de San Vicente.
En los niveles inferiores de la excavación se halló el Kardo máximo, prolongación de la Vía
Augusta dentro de la ciudad. Asimismo fueron excavadas diversas estructuras de una domus
recayente a esta calle, destacando la aparición de una pintura mural con una efigie del dios
Mercurio.
Por encima de la vía se encontró un edificio de planta cruciforme, datado en época visigoda.
Posteriormente se descubrió que se trataba de una capilla funeraria construida para alojar los
restos de algún prelado, la cual formaría parte del conjunto episcopal, probablemente como un
anejo de la catedral. Su estado de conservación era excelente e incluso uno de los lados del
crucero conservaba la cubierta.
El espacio interior de la capilla se hallaba dividido en diferentes estancias mediante tabiques. A
lo largo del proceso de excavación se llegó a la conclusión de que éstos se habían construido
en época islámica para transformar el edificio en baños palatinos. A principios del siglo XI se
amortizó está fase, arrojando tierra y escombros dentro de la construcción. En los niveles de
amortización se encontró una ingente cantidad de cerámicas decoradas y sin decorar, así como
dos espléndidos jarros de bronce, un huevo de avestruz decorado, y un dínar fechado en el
1007-1008.
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La Catedral de Valencia: Capilla del Santo Cáliz
Cuando en el siglo XV se prolongaron las naves para alcanzar el campanario y la sala capitular,
el arquitecto Pere Compte (autor también de la Lonja de Valencia), edificó en 1496 el pasillo de
acceso al aula antigua.
La puerta de entrada tiene una portada gótica labrada por Pere Balaguer en 1424. A un lado
del pasillo se ve, entre otros, el monumento funerario del obispo Vidal de Planes, constructor
del aula capitular y la Adoración de los pastores, pintura al fresco (1472) de Francesco Pagano
de Neapoli y Paolo de San Leocadio, de la sala capitular, pasada a lienzo, que fue la prueba
para su decoración de la capilla mayor.
En una capilla se contempla el retablo de San Miguel (Comienzos del S. XVI), obra temprana
de Vicente Macip. Si bien las pinturas muestran el tránsito al Renacimiento, tiene la estructura
clásica de los retablos de los siglos XIV y XV.
En 1916 se trasladó el Santo Cáliz al aula capitular, que pasó a ser la capilla actual. La capilla
es de estilo gótico florido (S. XIV); tiene planta cuadrada y paredes lisas, de piedra labrada. Se
construyó por disposición del Obispo Vidal de Blanes entre los años 1365-1369. En ella se
celebraron Cortes del Reino y se dieron clases de Teología, entre otros por San Vicente
Ferrer.
Mide 13 metros de lado por 16 de altura, y se cubre con una elevada bóveda de crucería
nervada en forma de estrella cuyos nervios se prolongan hasta descansar sobre unas ménsulas
policromadas. En las claves de la bóveda están los doce Apóstoles, y, en la clave central, la
coronación de la Virgen en el cielo después de la Asunción, misterio titular de esta Catedral.
Este espacio no fue afectado por la reforma neoclásica del siglo XVIII y en él se colocó el
retablo de alabastro, antigua entrada del coro (siglo XV) En este marco destacan los doce
relieves del florentino Giuliano Poggibonsi (discípulo de Ghiberti, Puertas del Paraíso,
Florencia) Las escenas inferiores corresponden al Antiguo Testamento y son profecía de las
superiores, del Nuevo Testamento.
En los muros se pueden ver la Adoración de los Reyes, pintura al fresco por Nicolás
Florentino (1472), y las cadenas que cerraban el puerto de Marsella y traídas por Alfonso V el
Magnánimo en el siglo XV. Son las que antaño cerraban el puerto de Marsella, que tenía fama
de inexpugnable, y que el 19 de noviembre de 1423 rompió la nave de Romeu de Corbera, que
comandaba el ataque de Alfonso el Magnánimo a la capital de la Casa de Anjou, rival del rey.
Las cadenas del puerto fueran tomadas como trofeo, llevadas a Valencia y donadas por el
propio rey a la catedral.
La Catedral de Valencia: Los frescos
La Catedral de Valencia comenzó a construirse en el año 1262 en estilo gótico. El 21 de mayo de 1462, una bengala despedida por la
“palometa” que representaba el Espíritu Santo descendiendo desde lo alto del cimborrio prendió en los paños que enmarcaba el
precioso retablo de madera y plata, perdiéndose toda la decoración del ábside y las pinturas al fresco de su bóveda. Diversos intentos
de restauración fracasaron.
Cuando vino a esta ciudad su Obispo, el valenciano Don Rodrigo de Borja, futuro Papa Alejandro VI, deseando que su catedral
brillase con el esplendor del nuevo arte que estaba renaciendo en Italia, trajo consigo a los pintores Francisco Pagano, natural de
Nápoles, y a Pablo de San Leocadio, natural de Reggio en Lombardía, y apenas llegados firmaron el contrato con el Cardenal y el
Cabildo el 26 de julio de 1472.
En el contrato, conservado en el archivo de la catedral, entre otras cosas los artistas se comprometen a pintar al fresco en cada uno de
los entrepaños de los canecillos de la bóveda gótica del presbiterio:
“... dos ángeles, ó sea un ángel en cada entrepaño, vestidos según parezca á dicho honorable Cabildo, con sus alas
sembradas de oro fino y de bellos colores; que las crucerías sean pintadas de follajes con frutos, de oro fino de
ducado, según pareciere al dicho honorable Cabildo; que las ventanas sean pintadas de oro fino de ducado y de
azur...”
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La Catedral de Valencia: El retablo
Obra maestra del siglo XVI (1506-1510), guardaba un retablo renacentista de plata, fundido en
Mallorca en 1812 para acuñar moneda en la guerra contra Napoleón Bonaparte. Pintura al
temple y óleo sobre tabla de Fernando de Los Llanos y Fernando Yáñez de la Almedina,
que imitan el estilo de Leonardo de Vinci y de otros autores del renacimiento italiano.
En el exterior de la puerta izquierda, de arriba abajo se ven la adoración de los pastores, la
adoración de los Magos y la resurrección del Señor. En el exterior de la puerta derecha están la
ascensión del Señor a los cielos, la venida del Espíritu Santo y la muerte y asunción de la
Virgen.
En el interior izquierda están el encuentro de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen, el
nacimiento de la Virgen y la presentación de la Virgen en el templo.
A la derecha están la visitación de María a Santa Isabel, la presentación del niño Jesús en el
templo, y la huida a Egipto.
Las puertas del retablo mayor son una obra maestra, terminadas en el año 1510, guardaban un
retablo de plata, que fue fundido en 1812 para acuñar moneda en la guerra contra Napoleón
Bonaparte.
Las pinturas sobre tabla de Fernando de Los Llanos y Fernando Yáñez de la Almedina imitan
el estilo de Leonardo de Vinci y de otros autores del renacimiento italiano.
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La Catedral de Valencia: El rosetón
Sobre el dintel está la imagen de la Virgen María con el Niño Jesús y, a sus lados, ángeles con
instrumentos musicales de la época.
Su nombre se debe a las estatuas de los apóstoles que la flanquean, además de imágenes de santos
obispos y diáconos. Las esculturas originales, con restos de la policromía original, se conservan en el
Museo de la catedral. En esta puerta, se reúne todavía los jueves por la mañana el milenario “Tribunal
de las aguas”, que juzga oralmente los pleitos entre los agricultores de la huerta de Valencia.
Sobre la puerta, rosetón gótico.
Obra del siglo XIV, muestra el trazado de la estrella de David con la cruz en su centro. La estrella es
símbolo del nacimiento y de la generación venidera. Representa a Cristo, hijo de la “Estrella de la
mañana”, “Rosa mística”, “Rosa de David”, María.
A la Izquierda
San Pedro liberado por un ángel, óleo sobre lienzo del valenciano Vicente Inglés (+Valencia 1821),
que lo regaló a la Catedral en el año 1791, junto con el cuadro del Martirio de San Bartolomé, colocado
al otro lado de la puerta.
San Pedro fue liberado por un ángel de su prisión en Jerusalén, conforme a lo relatado en el capítulo 12
de los Hechos de los Apóstoles.
A la Derecha
Martirio de San Bartolomé, óleo sobre lienzo del valenciano Vicente Inglés (+Valencia 1821)
San Bartolomé, apóstol de Jesucristo, fue martirizado en Armenia.
Su fiesta es el 24 de agosto.
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