LA OCTOGÉSIMA PRIMERA CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO: PREOCUPACIONES DE AMNISTÍA INTERNACIONAL RELACIONADAS CON LA COMISIÓN DE APLICACIÓN DE NORMAS Introducción Durante muchos años, Amnistía Internacional ha seguido con gran interés los debates de la Comisión de Aplicación de Normas en la Conferencia Internacional de Trabajo, en torno a la aplicación efectiva de los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Aunque el marco de los Convenios de la OIT es mucho más amplio que el ámbito de trabajo de Amnistía Internacional, hay situaciones en que ambas organizaciones sustentan preocupaciones similares. Amnistía Internacional, un movimiento mundial de carácter voluntario, trabaja con el propósito de impedir algunas de las más graves violaciones que ejecutan los gobiernos contra los derechos fundamentales de los pueblos. Sua actividades se centran principalmente en buscar la liberación de todos los presos de conciencia ─personas detenidas en cualquier lugar debido a sus creencias o a causa de su origen étnico, sexo, color o idioma, que no han recurrido ni abogado por la violencia─; en la realización de juicios prontos y expeditos para todos los presos políticos; en la abolición de la pena de muerte, la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes a los presos; y en favor del cese de homicidios deliberados y arbitrarios y de las «desapariciones». La organización también se opone a los abusos que cometen los grupos de oposición armada contrarios a las mínimas reglas de conducta humanitaria, como el secuestro, la tortura y homicidios de presos, y otros homicidios deliberados y arbitrarios. Amnistía Internacional es independiente de cualquier sistema de gobierno, credos religiosos o sistemas políticos y se preocupa solamente de la protección de los derechos humanos, independientemente de la ideología del gobierno o de las fuerzas de oposición o de las creencias de las víctimas. Así, las situaciones en que coinciden tanto las preocupaciones de AI como las de la Organización Internacional del Trabajo, implicarán con toda probabilidad graves violaciones de derechos humanos no sólo respecto a los convenios de la OIT, sino también respecto a otras normativas internacionales, como las disposiciones contenidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que es donde se encuentran recogidos los derechos específicos que Amnistía internacional intenta proteger. Sin embargo, Amnistía Internacional cree que todas las libertades y derechos humanos ─civiles, culturales, económicos, políticos y sociales─ son indivisibles e interdependientes, y que es responsabilidad de la comunidad internacional proteger los derechos humanos de todas las personas. Conforme lo expuesto anteriormente, y teniendo en cuenta que éste es el septuagésimo quinto aniversario de la Organizacion Internacional del Trabajo, Amnistía Internacional ha emprendido una campaña cuyo objetivo es lograr la ratificación universal de los Convenios 87 y 98 de la OIT, los dos convenios que constituyen Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 2 la piedra angular de la labor en favor de los derechos humanos de la OIT y que guardan mayor afinidad con el propio mandato de Amnistía Internacional. La ratificación de los instrumentos internacionales es una medida concreta que todos los gobiernos pueden adoptar para demostrar su apoyo a los derechos humanos, y sería un buen logro si cada miembro de la OIT ratificara estos dos convenios antes del final del año de aniversario de la OIT. La ratificación, sin embargo, es sólo una medida que los gobiernos deben adoptar. Es de vital importancia que éstos pongan en práctica las disposiciones de las normativas internacionales. Como lo ilustra el trabajo de la Comisión de Aplicación de Normas, muchos gobiernos que han ratificado los Convenios de la OIT no ponen en práctica sus disposiciones, lo que conduce a violaciones persistentes y sistemáticas de los derechos humanos. La OIT, incluida la Comisión de Aplicación de Normas, enfatiza con justa razón que la actuación de un país respecto a la legislación y a la práctica debe concordar con los Convenios pertinentes de la OIT. Este documento se escribió antes de la publicación del Informe de la Comisión de Expertos sobre la Aplicación de Convenios y Recomendaciones, de 1994. Este documento incluye información sobre las preocupaciones actuales de Amnistía Internacional respecto a Bangladesh, Brasil, Colombia, Guatemala, Indonesia, Marruecos, Myanmar, Paquistán, Rumania, Arabia Saudita y Siria; preocupaciones que guardan relación con observaciones que la Comisión de Expertos hizo anteriormente, y que a menudo son tema de debates recientes en el seno de la Comisión de Aplicación de Normas. Describe varias situaciones en que los gobiernos en cuestión claramente incumplen las disposiciones de los Convenios de la OIT que han ratificado, y que Amnistía Internacional espera sean examinadas por la Comisión de Aplicación de Normas en su reunión de junio de 1994. Convenio 87, libertad de asociación, 1948 Convenio 98, negociación colectiva, 1949 Brasil (Convenio 98, ratificado en 1952) La última vez que se abordó el tema de Brasil fue en la Comisión de Aplicación de Normas de 1991. El debate se centró en las disposiciones legales para la negociación colectiva de salarios y condiciones de empleo. Preocupa a Amnistía Internacional el hecho de que la continua inacción e impunidad respecto a los sucesivos homicidios de dirigentes sindicales rurales de Brasil es una restricción al derecho de libertad de asociación. Este temor se intensifica ante los indicios de implicación de agentes estatales en muchos de estos homicidios. Durante el año 1993, según se informa, en Brasil resultaron muertos 51 campesinos y sindicalistas a raíz de litigios laborales Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 3 y por reclamación de tierras. En los últimos tres años han asesinado a 23 presidentes o dirigentes de sindicatos. En ninguno de estos casos se ha sometido a juicio a los responsbles. De hecho, durante 1993, dos hombres procesados por el asesinato del dirigente de los colectores de caucho, Chico Mendes, se fugaron mientras se encontraban bajo custodia, con el aparente consentimiento de la policía. Los autores de homicidios como éstos son hombres armados, presuntamente pistoleros pagados por terratenientes o por reclamantes de tierras. Sin embargo, existen pruebas cada vez más concluyentes no sólo del consentimiento oficial, sino de la implicación directa de la policía en estos casos. En junio de 1993, el Procurador General Adjunto declaró que de 173 casos de asesinatos rurales que su oficina estaba investigando, en los que se había pagado a pistoleros por cometer los delitos, resultó que en 72 de ellos había una participación directa de miembros de la policía militar, en tanto que 8 casos implicaban a miembros de la policía civil. El año pasado, muy de madrugada tras las celebraciones del 1 de mayo, un pistolero abatió a tiros a Arnaldo Delcidio Ferreira, presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de Eldorado de Carajás, en su casa, delante de su hijo de 17 años. Ferreira había hecho campaña en favor de la reforma agraria y contra la deforestación de la región, y representaba a comunidades rurales comprometidas en disputas de tierras. Anteriormente había sufrido tres atentados contra su vida. En uno de ellos, en abril de 1985, resultó muerta una monja, la hermana Adelaide Molinari. Un terrateniente que se encontraba bajo custodia, tras ser detenido y acusado de la muerte del sindicalista, quedó en libertad y, según se informa, permanece oculto. En junio del año pasado, el presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de Belém de Maria, Amancio Francisco Dias, resultó muerto cuando le dispararon en la cara, en su casa en Pernambuco. Su esposa acababa de abrir la puerta a dos hombres que dijeron requerir consejo tras su despido de la plantación de caña de azúcar. Recientemente, el presidente del sindicato había estado presionando a los dueños de la refinería para que pagaran el dinero que adeudaban a los obreros de la industria azucarera. Dias había recibido varias amenazas de muerte. Aún no se ha procesado a nadie por este homicidio. Colombia (Convenios 87 y 98, ratificados en 1976) En las últimas cinco reuniones, la Comisión de Aplicación de Normas ha debatido la situación de Colombia relativa al Convenio 87, que incluye los homicidios y «desapariciones» de sindicalistas. En 1993, la Comisión expresó una vez más su profunda preocupación sobre la actuación de este país respecto a la legislación y a la práctica, y comentó que «no [podía] dejar de comprobar que no se Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 4 han producido progresos desde que examinó este caso en junio de 1992»1. Los sindicalistas continuan siendo objeto de violaciones de derechos humanos generalizadas y sistemáticas, como «desapariciones», ejecuciones extrajudiciales y torturas. Las autoridades atribuyen tales abusos a grupos de oposición armada o a «escuadrones de la muerte» civiles. Sin embargo, Amnistía Internacional tiene pruebas que sugieren que los autores de muchos de estos abusos son miembros de las fuerzas armadas colombianas o civiles que actúan bajo su control o con su apoyo. El dirigente sindical Efrain Viveros Filigrana sobrevivió a un atentado contra su vida después de que unos hombres armados le diapararan repetidamente con pistolas utilizadas exclusivamente por las fuerzas armadas colombianas. Efrain Viveros también es miembro y consejero del partido de coalición de izquierdas Unión Patriótica (UP), y anteriormente había recibido numerosas amenazas de muerte. Miembros de la Asociación de Educadores del Arauca (ASEDR), también sufrieron antentados en meses recientes, que culminaron con la muerte de uno de sus miembros, Juan Carlos Parales, el 5 de abril de 1994 y el intento de asesinato de otro miembro, Elbano Antonio Rojas, el 9 de abril, día en que unos pistoleros le dispararon dos veces. La vida del presidente del sindicato, Urbano Barreto Arenas, también se vió amenazada en el momento en que dos hombres no identificados se aproximaron a él y prometieron matarlo la próxima vez que lo vieran. Anteriormente durante el año, miembros del comité ejecutivo del ASEDR recibieron una amenaza de muerte, escrita y firmada por un grupo paramilitar de la localidad conocido como «Autodefensas del Sarare». Aproximadamente 43 miembros de esta Asociación han recibido amenazas de muerte. Las autoridades no han emprendido aún ninguna acción para promover las investigaciones pertinentes. El 14 de febrero, miembros de la Seccional de Policía Judicial e Investigación de la policía procedieron a arrestar y mantener bajo detención durante ocho horas a 12 miembros de la ASEDR, entre los que se encontraba su presidente, Urbano Barreto Arenas. Más tarde quedaron en libertad sin cargos. Participaban en una marcha de protesta que disolvió la Policía Nacional y miembros de las fuerzas de seguridad que, según se informa, fotografiaban y filmaban a los manifestantes. El 10 de abril de 1994, secuestraron a Alvaro Causado, dirigente campesino de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), y dirigente político de izquierdas. Lo sacaron 1 Informe de la Comisión de Aplicación de Normas, Actas Provisionales de la Octogésima Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, 1993. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 5 de su casa situada en la comunidad de El Pinal, municipio de Los Palmitos, departamento de Sucre. Doce hombres vestidos de civil, enmascarados y armados, lo hicieron entrar por la fuerza en uno de sus vehículos y luego se dirigieron a Sincelejo, capital del departamento. Desde entonces no se le ha vuelto a ver. Según informes, anteriormente Alvaro Causado había sido víctima de una serie de amenazas por parte de las fuerzas de seguridad; sin embargo, ellas niegan que el dirigente se encuentre bajo su custodia. Existe preocupación por la seguridad de la comunidad indígena zenú, a raíz del homicidio, perpetrado el 26 de marzo de 1994 por hombres no identificados, de tres de sus dirigentes y el conductor del automóvil en que viajaban. El vehículo fue hallado incendiado, acribillado a balazos y con restos de sangre. El 27 de marzo hallaron el cuerpo de Porufirio Ayala, Secretario Suplente de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), y el de los otros tres hombres. Según informes, sus cuerpos presentaban señales evidentes de heridas de bala y torturas. En años recientes, decenas de indígenas Zenú han sido víctimas de amenazas y homicidios debido a disputas sobre tenencia de tierras. Entre ellos se encuentra Gerardo Moreno, dirigente de la ONIC. Lo mataron el 19 de marzo de 1993, en circunstancias que sugieren una ejecución extrajudicial. Además de las amenazas, homicidios políticos y «desapariciones», una cantidad cada vez más numerosa de sindicalistas se han visto sujetos a investigaciones criminales por presuntos delitos terroristas. Muchos de ellos han tenido que afrontar detenciones y juicios bajo la jurisdicción especial de orden público (conocida ahora como Tribunales Regionales) que se estableció para tratar casos de terrorismo, como delitos violentos relacionados con el tráfico de drogas y la violencia política. Sin embargo, esta legislación, concebida con el fin de proteger a los jueces y testigos, y para permitir al sistema judicial tratar los casos de grupos guerrilleros y organizaciones delictivas, ha debilitado gravemente las garantías procesales y salvaguardias contra el abuso de las fuerzas de seguridad estatales. En el marco de los Tribunales de Orden Público, los jueces, fiscales y testigos continuan siendo anónimos o «sin rostro», se limita el acceso de los abogados de la defensa a las pruebas documentales y las vistas se realizan en secreto. Cada vez más se tiende a orientar la práctica de la legislación, concebida para abordar delitos de carácter terrorista, en dirección a penalizar la protesta social, sea violenta o pacífica. A partir de la introducción de la legislación antiterrorista y de los tribunales de orden público, las cifras de presos políticos se elevan a más de 1.500. Se cree que muchos afectados, entre los que hay dirigentes sindicales, han sido detenidos arbitrariamente, encarcelados, y acusados injustamente de delitos terroristas. Guatemala (Convenios 87 y 98, ratificados en 1952) Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 6 Se debatió la situación de Guatemala relativa al Convenio 87, durante la última reunión de la Comisión de Aplicación de Normas. La Comisión hizo notar que muchas veces antes se habían planteado violaciones muy graves contra el derecho a la libertad de asociación en Guatemala e instó al gobierno a que tomara las medidas necesarias a fin de eliminar las discrepancias de actuación entre la legislación y la práctica, por una parte, y el Convenio, por la otra. La legislación laboral de Guatemala de 1961, modificada en 1992 con la ayuda de la OIT para otorgar mayor facilidad a la libertad de asociación, hace que la normativa de la OIT, ratificada por Guatemala, sea legalmente ejecutable. No obstante, durante muchos años Amnistía Internacional ha estado preocupada por la violaciones de derechos humanos, entre las que se incluyen «desapariciones» y ejecuciones extrajudiciales, dirigidas contra determinados grupos, incluyendo a los sindicalistas. Por ejemplo, Cirilo Machic Raguay «desapareció» el 26 de julio de 1993 mientras viajaba a Escuintla, municipio de Palin. Cirilo Machic Raguay es miembro del Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores de Caminos (STRAC) del municipio de Palin y miembro de la Unión de Trabajadores de Escuintla (UTE). Según se informa, antes de su desaparición, unos hombres fuertemente armados lo habían seguido e intimidado. Cirilo Machic Raguay se había comprometido activamente en la creación de asociaciones de vecinos en Palin, que criticaban al alcalde de la localidad. Amnistía Internacional también se sentía preocupada por la seguridad de dos mujeres sindicalistas que se habían ocultado tras su secuestro, hecho que se produjo el 17 de junio, y posterior liberación. Elizabeth Recinos Alvarez de León es dirigente del Sindicato del Hospital San Vicente, y miembro de la Asamblea Nacional de Trabajadores de Salud Pública (ANTSP). Eluvia de Salam es dirigente del Sindicato de Bienestar Social y miembro de la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores de Guatemala (FENASTEG). En junio de 1993, unos hombres no indentificados secuestraron a ambas mujeres en la ciudad de Guatemala. Al día suguiente dejaron en libertad a Eluvia de Salam. En cuanto a Elizabeth Recinos, la drogaron, le propinaron golpes y patadas hasta romperle dos costillas. Casi una semana después del secuestro, la encontraron inconsciente delante de la casa de Eluvia de Salam. Más tarde, Amnistía Internacional ayudó a Elizabeth Recinos a viajar al extranjero para procurarle asistencia sanitaria debido a los malos tratos que había sufrido mientra estuvo bajo custodia. En octubre, introdujeron bajo la puerta de la sede de varias organizaciones de derechos humanos un comunicado en nombre de un grupo hasta entonces desconocido que se hacía llamar Movimiento Anticomunista «Roberto Lorenzana». Advertía a 22 personas, entre ellas a Romeo Monterrosa y Byron Morales, dirigentes de la Unidad de Acción Sindical y Popular (UASP), que disponían de 72 horas para Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 7 abandonar el país, de lo contrario serían consideradas como «objetivos militares». En marzo de 1994, el nombre de Byron Morales apareció en otra lista de personas amenazadas de muerte que entregaron en las oficinas de la UASP en Cobán, Alta Vera Paz, esta vez en nombre de «Jaguar Justiciero» o «J.J.». Amenazaban a un total de siete personas, seis de ellas sindicalistas, que los matarían si no abandonaban el país en el plazo de 48 horas. La publicación de la lista de sentenciados del mes de marzo coincidió con diversas huelgas y encierros de miembros de la Instancia Unitaria de Trabajadores (UITE) y la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores del Estado (FENASTEG), en la ciudad de Guatemala, que pedían el pago de aumentos de acuerdo a una escala salarial, pactada con el gobierno en julio de 1992, según afirmaban. Además pedían reestructuración de sueldos y suspensión de los planes de privatización. El gobierno respondió a estas reivindicaciones mediante la iniciación de procedimientos legales contra los trabajadores por abandono de servicio. Otros recibieron una serie de amenazas anónimas, como aquellas de los «J.J.». Temiendo perder su vida, un miembro de la UITE optó por el exilio. Miembros de asociaciones de trabajadores rurales también han sido blanco de abusos. Tomás Pérez y Jesús Cuc Churunel, miembros de un amplio grupo de campesinos, fundamentalmente indígenas, el Comité de Unidad Campesina (CUC) han estado recluidos en la cárcel de Santa Cruz desde julio de 1993, acusados de la muerte de Jorge Carpio Nicolle, destacado político y editor de un periódico, el 3 de julio de 1993. El CUC alega que el ejército colocó furtivamente pruebas que comprometían a estas personas. Marta de Carpio, esposa de Jorge Carpio, declaró que los están utilizando como chivos expiatorios para encubrir las deficiencias de las investigaciones oficiales en torno a la muerte de Jorge Carpio. Al parecer, Tomás Pérez Pérez fue víctima de una paliza mientras se encontraba detenido. Más recientemente, el 22 de abril de 1994, unos miembros de la Policía Nacional del Municipio de Huehuetenango arrestaron a dos miembros del CUC, Arturo Federico Méndez Ortiz y Alfonso Morales Jiménez, del grupo étnico maya-mam. Actualmente se encuentran recluidos en la prisión de Huehuetenango y se teme pos su integridad física. Según se informa, el día que detuvieron a Alfonso Morales lo ataron a un poste y lo golpearon, pero los abogados y dirigentes del CUC posteriormente no han podido ponerse en contacto con los detenidos. Según informes, miembros de las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) acusaron a estos hombres de ser los autores del asesinato del jefe de las Patrullas locales, que ocurrió el 15 de septiembre de 1993. El CUC niega la implicación de estas dos personas en los hechos y alega que las acusaciones en su contra son simplemente las últimas de una serie de tentativas del ejército para desmantelar a los grupos de trabajadores rurales e indígenas mediante la intimidación de sus miembros. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 8 Indonesia (Convenio 98, ratificado en 1957) El Comisión de Aplicación de Normas debatió la situación de Indonesia en su última reunión. En esa oportunidad la Comisión instó al gobierno «a que adoptara las medidas pertinentes a fin de asegurar que los trabajadores y las organizaciones de trabajadores pudieran ejercer sus derechos sindicales sin temor a represalias anti sindicalistas y sin riesgo de interferencia por parte de los empleadores» 2 . Esto refleja la preocupación expresada por la Comisión sobre Libertad de Asociación de la OIT que en 1989 concluyó que «a pesar de las reiteradas referencias del gobierno a textos que aseguran el derecho de todos los ciudadanos de afiliarse o no afiliarse a alguna organización, incluyendo un sindicato, de acuerdo con las palabras claramente expresadas por el gobierno, un sector muy amplio de la fuerza laboral de Indonesia no goza de libertad para constituir o afiliarse a una organización laboral de su libre elección»3. En Indonesia hay sólo una federación sindical oficialmente reconocida, la Federación de Trabajadores de Indonesia, que según la Normativa 1/1994 del Ministerio del Trabajo, es el único sindicato reconocido. En junio de 1992, activistas laborales independientes constituyeron el Sindicato Obrero Próspero de Indonesia. El 25 de abril de 1994, tras varios días de graves y violentos disturbios laborales en Medan, en Sumatra del Norte, el Ministerio de Interior fue más allá de su negativa a reconocer al Sindicato Obrero, lo declaró «ilegal» y le prohibió «desarrollar cualquier tipo de actividad». Un día antes de que se diera a conocer la prohibición oficial, agentes policiales y soldados armados disolvieron una reunión que se realizaba en la sede del Sindicato Obrero en Yakarta. A pesar de las fuertes restricciones impuestas al derecho de organización, las huelgas se han convertido en un hecho cada vez más generalizado en Indonesia. En la víspera de una huelga general que convocó el Sindicato Obrero Próspero de Indonesia para el 11 de febrero de 1994, detuvieron al menos a 19 activistas sindicales. La huelga nacional reivindicaba duplicar el salario mínimo hasta situarlo en 7.000 rupias (unos 3'30 dólares EE UU), mejorar las condiciones laborales, permitir a los trabajadores el derecho a organizarse y conseguir el reconocimiento del Sindicato Obrero por parte del gobierno. Tres dirigentes laborales de los 19 ya citados fueron detenidos el 9 de febrero en Semarang, Java Central, en el curso de una reunión de unos 40 activistas. Según las autoridades, 2 Informe de la Comisión de Aplicación de Normas, Actas Provisionales de la Octogésima Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, 1993. Traducción no oficial de EDAI. 3 Párrafo 121, Informe 265 de la Comisión sobre Libertad de Asociación. Traducción no oficial de EDAI. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 9 esta reunión era ilegal. Los detenidos fueron procesados por delitos políticos. En Bekasi, Java Occidental, entre el 7 y 9 de febrero, mantuvieron detenidos a otros cuatro activistas para someterlos a interrogatorio. Según informes, el 10 de febrero detuvieron a otros 10 funcionarios y miembros sindicales. Al cabo de unos días pusieron en libertad a la mayoría de los detenidos, aunque en contra de tres de ellos se presentaron cargos en aplicación del artículo 155 del Código Penal, que es uno de los artículos denominados «siembras de odios». El sistema de detenciones de corto plazo y amenazas de acciones legales son armas que utiliza el gobierno de Indonesia contra los sindicalistas y otras personas que trabajan por la expresión pacífica de su derecho a la libertad de asociación y de opinión. La intervención militar en conflictos laborales ha supuesto que los activistas deban enfrentarse a la detención, intimidación, malos tratos, torturas y a veces la muerte. El 8 de mayo, se encontró el cuerpo sin vida de Marsinah, obrera de una fábrica y activista laboral, en una pequeña choza a unos 200 kilómetros de su casa situada en Porong, Java Oriental. El cuerpo estaba cubierto de sangre y mostraba señales de quemaduras y estrangulamiento en el cuello. La autopsia reveló que la habían violado. Sólo unos días antes de su muerte, Marsinah había estado participando activamente en una huelga en la fábrica de relojes donde trabajaba. El 5 de mayo, unos militares citaron a 13 trabajadores y los obligaron a dimitir o a afrontar cargos por «reuniones ilícitas» o «incitación» a la huelga. Esa noche, Marsinah fue a buscar a sus colegas al cuartel militar de la localidad. Posteriormente «desapareció». Tres días más tarde encontraban su cadáver. Las autoridades de los servicios de inteligencia militar finalmente se ocuparon de la investigación del homicidio, hasta entonces en manos de la policia. Estas autoridades militares negaron rotundamente las denuncias de implicación de las fuerzas de seguridad en el asunto. En noviembre de 1993, se procesó y se llevó a juicio a nueve civiles y a un funcionario militar involucrados en el asesinato. Las extremas irregularidades en el proceso de detención, investigación y procedimientos judiciales ─que violaban tanto la normativa internacional como las disposiciones del Código de Procedimiento Penal de Indonesia─ hicieron pensar que estos juicios intentaban ante todo ocultar la actuación de los militares en el homicidio. Funcionarios de los servicios de inteligencia militar secuestraron a varios de los acusados, entre los que se encontraba una mujer. Los mantuvieron incomunicados durante un período de hasta tres semanas y los obligaron a confesarse culpables del asesinato; confesión que se obtuvo bajo tortura en algunos casos. Al único oficial militar que detuvieron, un capitán, no se le juzgó ante un tribunal civil y se le procesó solamente bajo el cargo de falta disciplinaria, por no haber dado parte de un delito. Después de meses de investigación independiente, la primera organización de derechos humanos de Indonesia llegó a la conclusión Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 10 de que la responsabilidad del asesinato recaía en las autoridades militares de más alto rango. A mediados de abril, en el curso de una semana de disturbios laborales generalizados, y a veces violentos, detuvieron a más de 100 personas, entre ellas a un hombre de negocios que resultó muerto, en las proximidades de Medan, en Sumatra del Norte. Sin condonar los hechos violentos de Medan, preocupa a Amnistía Internacional que las autoridades intenten ampararse en la agitación social para justificar posteriores medidas enérgicas contra el Sindicato Obrero Próspero de Indonesia y el activismo laboral en general. Entre los detenidos en relación a los disturbios había al menos tres funcionarios del Sindicato Obrero de Medán (a fines de abril las autoridades todavía buscaban a un cuarto miembro del sindicato). Aunque todavía no han sido procesados formalmente, Amnistía Internacional cree que posiblemente fueron detenidos únicamente por el ejercicio pacífico del activismo laboral. Esta preocupación ha aumentado por el hecho de que funcionarios militares han acusado abiertamente al Sindicato Obrero de mantener contactos con el Partido Comunista de Indonesia, hoy proscrito, y porque esta denuncia puede utilizarse como pretexto para enjuiciar a sus dirigentes por subversión, delito que entraña la pena capital. Marruecos (Convenio 98, ratificado en 1957) La última vez que se planteó la situación de Marruecos referente a la aplicación del Convenio 98 fue en el Informe de la Comisión de Expertos sobre la Aplicación de Convenios y Recomendaciones de 1992 donde se hizo hincapié en la necesidad de que el gobierno adoptara medidas específicas que garantizaran una protección efectiva contra acciones de discriminación antisindicalista y contra la interferencia en las organizaciones de los trabajadores. Desde principios de los años sesenta, el gobierno marroquí ha hecho «desaparecer» y ha encarcelado a cientos de opositores políticos, incluyendo a sindicalistas, algunos de los cuales han sido recluidos en centros de detención clandestinos, a menudo en condiciones inhumanas. Por ejemplo, Abdelhaq Rouissi, ex empleado del Banco de Marruecos de Casablanca y activista de la Unión Marroquí del Trabajo (UMT), «desapareció» el 4 de octubre de 1964. No se conocen testigos de su detención, pero en su habitación se encontraron huellas de sangre. Informaciones procedentes de antiguas víctimas de «desapariciones» han confirmado que a Abdelhaq Rouissi lo detuvieron y posteriormente lo matuvieron recluido durante años en una serie de centros de detención clandestinos. Su familia, que cree que todavía se encuentra vivo pero en condiciones de salud muy precarias, ha intentado infructuosamente averiguar su paradero. Las repetidas peticiones de información de Amnistía Internacional al gobierno marroquí sobre Abdelhaq Rouissi no han tenido respuesta. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 11 Después de una de estas peticiones las autoridades se pusieron en contacto con la familia y le dijeron que Rouissi sería puesto en libertad el 30 de octubre de 1993; pero no fue así. De manera similar, Houcine El-Manouzi, miembro de la UMT, «desapareció» en 1972 mientras viajaba a Tunez. Los hermanos Bourequat, que estuvieron un año en la cárcel con Houcine El-Manouzi, en sus testimonios revelaron detalles de su «desaparición» y breve fuga que se produjo en 1975. Al principio estuvo recluido en Villa Soussi, en Rabat, donde lo sometieron a interrogatorio, luego lo trasladaron a Dar El-Mokri, también en Rabat ─uno de los muchos centros de detención no oficiales donde se dice que mantienen a los presos incomunicados y a menudo los someten a torturas. Desde el año 1975, Amnistía Internacional ha intentado obtener noticias de las autoridades sobre el paradero de Houcine El-Manouzi; pero el gobierno marroquí nunca ha admitido tenerlo bajo su custodia. Abdallah Housby, maestro de escuela y miembro del Sindicato Nacional de Profesores, a quien Amnistía Internacional considera preso de conciencia, ya ha pasado más de un cuarto de su vida en prisión a causa de sus creencias. Fue detenido en noviembre de 1985, según informes, tras la distribución de panfletos que hacía un grupo ilegal de tendencia izquierdista. Lo sometieron a torturas durante su prolongada reclusión en un centro clandestino de detención, donde se le obligó a firmar una confesión. Abdallah Housby continúa cumpliendo una condena de diez años de cárcel, bajo las acusaciones de conspiración contra la seguridad del Estado, afiliación a una organización ilegal y distribución de panfletos no autorizados. Myanmar (Convenio 87, ratificado en 1955) En su informe Myanmar: Continúa la situación de temor para los miembros de las minorías étnicas y los presos políticos 4 , Amnistía Internacional informa detalladamente de sus preocupaciones en torno a las continuas y graves violaciones de derechos humanos que el Consejo de Estado para la Restauración del Orden Público, el organismo militar que gobierna el país, ha cometido en un clima de total impunidad. Aunque más de 2.000 presos políticos han quedado en libertad desde abril de 1992, se cree que centenares más siguen encarcelados tras haber sido sometidos a juicios injustos, o después de haber sido detenidos sin que en su contra se hayan presentado cargos o se los haya juzgado. Además, se continúa denegando el derecho a la libertad de expresión y asociación. Aunque los sindicatos independientes son ilegales en Myanmar, miembros de los sindicatos de trabajadores se han comprometido en actividades de oposición arriesgándose a violaciones de derechos 4 Índice de AI: ASA 16/06/93/s, octubre de 1993 Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 12 humanos. El 9 de diciembre de 1992, el sindicalista Nay Lin, que según se cree es el organizador de la sección juvenil de la Federación de Sindicatos de Birmania, fue detenido en Yangon, según se informa, por pegar carteles en los que se pedía la puesta en libertad de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz. Saw Aung, administrativo de telecomunicaciones, y Myint Than, empleado de ventas de la Corporación Aeronáutica de Myanmar, ambos miembros de la Federación de Sindicatos de Birmania, fueron detenidos el 31 de diciembre de 1992. En enero de 1993, según se informa, Nay Lin, Saw Aung y Mying Than fueron condenados a sendas penas de siete años de prisión; Amnistía Internacional no cuenta con más información sobre los cargos que se les imputan u otros detalles de sus juicios. A la organización le preocupa que posiblemente la detención de los tres se deba a la expresión pacífica de sus convicciones políticas no violentas y a su afiliación sindical. República Arabe de Siria (Convenios 87 y 98, ratificados en 1960 y 1957, respectivamente) En 1992, la Comisión de Aplicación de Normas debatió la situación de la República Arabe de Siria respecto a la aplicación del Convenio 87. Aunque el Comité hizo notar en sus conclusiones que se proyectaba la introducción de cambios en la legislación laboral, que en su opinión la Comisión de Expertos debía estudiar cuidadosamente en 1993, la situación no se debatió en la última reunión de la Comisión de Aplicación de Normas. Amnitía Internacional mantiene su preocupación acerca del destino de decenas de médicos, abogados e ingenieros que siguen recluidos sin cargos ni juicio desde hace más de 12 años. A la mayoría los detuvieron después de la huelga general de 24 horas que se había convocado el 31 de marzo de 1980, organizada por la filial de Damasco del Colegio de Abogados, y que contaba con el apoyo de varias organizaciones profesionales. La huelga se organizó para pedir reformas políticas, que incluían la derogación de la ley de estado de emergencia y la reparación de las violaciones de derechos humanos cometidas al amparo de esta legislación. Poco después de la huelga, se publicó un Decreto Presidencial que recomendaba la disoluciónn de los consejos de asociaciones profesionales. El 9 de abril de 1980, el Gabinete Ministerial estimó que los consejos de Asociaciones de Médicos, Ingenieros y Abogados habían trasgredido las leyes relativas a sus objetivos y actividades profesionales al organizar o participar en la huelga, y acordó disolver los congresos nacionales y asambleas de estas asociaciones. Posteriormente detuvieron a cientos de abogados, médicos e ingenieros. Entre los detenidos se encuentra el médico Tawfiq Draq al-Siba'i, al parecer de 47 años, casado y con cinco hijos. Lo detuvieron en mayo de 1980 en Homs, después que los censores sirios interceptaran una carta de sus familiares que vivían en Arabia Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 13 Saudita, en la que expresaban su preocupación por la situación política de Siria. El 2 de junio lo trasladaron de la cárcel de Homs a un destino desconocido. Las autoridades de esta cárcel niegan saber su paradero. De acuerdo a los conocimientos de Amnistía Internacional, no se le han formulado cargos ni sometido a juicio. El último informe sobre su paradero, la prisión militar de al-Mezze en Damasco, fue en el año 1987. Informes de fuentes no confirmadas sugieren la posibilidad de que y ya no se encuentre con vida. Convenio 107 Sobre Pueblos Indígenas y Tribales, 1957 Bangladesh (Convenio 107, ratificado en 1972) La última vez que la Comisión de Aplicación de Normas debatió la situación de Bangladesh relativa a la aplicación del Convenio 107 fue en 1989. La observación más reciente de la Comisión de Expertos se realizó en 1993, cuando comentó los informes de reiteradas violaciones de derechos humanos, entre ellas el homicidio de miembros de la población tribal de Longang, en Chittagong Hill Tracts, el 10 de abril de 1992. Amnistía Internacional recibe continuos informes sobre violaciones de derechos humanos contra miembros de tribus de Chittagong Hill Tracts, cometidas en el marco de un constante conflicto entre el gobierno y una organizacion tribal armada, las Fuerzas de la Paz (Shanti Bahini). Estos abusos incluyen detenciones ilegales, torturas, muertes bajo custodia y ejecuciones extrajudiciales. El 17 de noviembre de 1993 resultaron muertos entre 20 y 30 miembros de tribus en Naniarchar, a orillas del lago Kaptai, en el distrito de Rangamati, Chittagong Hill Tracts. Amnistía Internacional recibió informes de que el Consejo de Estudiantes de Hill había organizado una marcha de protesta pacífica contra la decisión el ejército de convertir un refugio público de pasajeros y el embarcadero del transbordador de Naniarchar en un puesto de control del ejército. La sección de Naniarchar del Consejo de Estudiantes de Hill había planificado un acto masivo para el 19 de noviembre, tras una manifestación anterior en octubre y un memorándum que habían dirigido al Comisario Adjunto del distrito de Rangamati. La manifestación del 17 de noviembre, para la cual el Consejo de Estudiantes de Hill contaba con el permiso de la policía local, se había organizado a manera de preparación para el acto masivo. Según la información disponible, el ejército abrió fuego en el mercado contra los miembros de tribus sin advertencia previa. Al parecer, varios resultaron heridos y posiblemente muertos a causa de los disparos. Entre ellos había mujeres y niños inermes que habían acudido al lugar, así como estudiantes tribales que participaban en la manifestación. Cuando muchos de ellos, presa del miedo, se arrojaron a lago Kaptai, adyacente a la zona del mercado, varios Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 14 colonos bengalíes los agredieron con cuchillos, palos y barras de metal; agresión que se saldó con algunos heridos y muertos, según se informa. Al parecer ni la policía ni los soldados hicieron nada para protegerlos del ataque. Según los informes, casi 100 personas resultaron heridas durante el incidente y varias casas destruidas por las llamas. Satisface a Amnistía Internacional que el gobierno de Bangladesh haya establecido una comisión de investigación en torno a los incidentes de Naniarchar, y ha pedido información sobre su exacto mandato. No obstante, la organización todavía espera una respuesta sustantiva a su informe de abril de 1993, que contenía un análisis del informe sobre el incidente de Logang que publicó el juez de instrucción. Amnistía Internacional sigue preocupada por la manera en que se dirigió la investigación. Hay informes de hostigamiento contra algunos posibles testigos por parte de miembros de las fuerzas de orden público, que al parecer consiguieron disuadirlos de que prestaran testimonio. Brasil (Convenio 107, ratificado en 1965) En la última reunión de la Comisión de Aplicación de Normas, se debatió la situación de Brasil relativa a su aplicación del Convenio 107. Seguidamente la Comisión señaló que las medidas adoptadas para la repoblación y rehabilitación de miembros tribales desplazados no parecían estar en conformidad con las disposiciones del Convenio. En Brasil, la impunidad de que gozan los responsables de homicidios y atentados contra los indígenas es prácticamente universal, en tanto que el nivel de violencia continúa aumentando. En 1993 se recibieron informes de 32 asesinatos de miembros de comunidades indígenas ─la cifra más elevada en más de una década─ perpetrados por personas ajenas a este colectivo. Los únicos casos de homicidios de indígenas que llegaron hasta los tribunales durante el año, tras una demora de 5 a 10 años respectivamente, concluyeron en una absolución para los acusados. La matanza de 16 indígenas yanomami ─en su mayor parte mujeres y niños─ que vivían en la aldea de Haximu, en el lado venezolano de la frontera, perpetrada en julio de 1993, atrajo la atención nacional e internacional. Se abrió una investigación que llevó a la expedición de órdenes de detención contra 32 mineros brasileños, y las autoridades aseguraron que harían todo lo posible por localizarlos. Sin embargo antes de que acabara el año, los tribunales dejaron en libertad a dos de los mineros detenidos y acusados de los homicidios. Los yanomami no fueron ni con mucho las únicas víctimas de agresiones violentas. El informe de Amnistía Internacional titulado Nosotros somos la tierra: La lucha de los pueblos indígenas de Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 15 Brasil 5 , demuestra la vulnerabilidad de la totalidad de los 170 grupos indígenas ─ya sean los que han vivido desde siempre en contacto con la sociedad circundante o los que viven aislados─ a las incursiones de los que codician sus tierras y sus recursos. Los indígenas guajajara, guaraní, kanamari, kapinawá, kulina, pataxó, potiguara, tukano y makuxí fueron otros grupos que sufrieron pérdidas violentas de sus gentes durante el año. El 5 de noviembre de 1993, en Alto Alegre, Moraima, encontraron a Democlidides Carneiro Makuxí muerto en una celda de la policía, de un disparon en la cabeza. Se rechazó la versión original de la policía que afirmó de que se trataba de un suicidio, y la policía federal pidió que se abriera una investigación contra un policía de la localidad. Según se informa, en 1993 otros 85 indígenas lograron escapar de atentados contra sus vidas. Además se informó que los indígenas fueron víctimas de 600 incidentes de amenazas de muerte. Debido a que el gobierno no ha clarificado el asunto relativo a la demarcación de tierras de los indígenas, se ha producido una tensión cada vez mayor entre éstos y la población no indígena que, junto con el clima de impunidad respecto a los ataques contra comunidades indígenas, sólo puede conducir a mayor violencia. Esta situación también se ha visto fomentada por la incertidumbre que rodea la revisión actual de la Constitución de 1988 que estipulaba importantes garantías constitucionales en favor de los derechos de los pueblos indígenas; garantías que ahora están en entredicho a causa de esta revisión. Convenio 111 sobre discriminación (empleo y ocupación), 1958 Paquistán (Convenio 111, ratificado en 1961) En la última reunión de la Comisión de Aplicación de Normas se debatió la situación de Paquistán relativa a la aplicación del Convenio 111. Se señaló que no había cambiado la situación discriminatoria del empleo respecto ciertos grupos religiosos. El año pasado Amnistía Internacional llamó la atención de la Comisión de Aplicación de Normas sobre su preocupación por la la condena a muerte preceptiva por blasfemia que se introdujo en el artículo 295-C del Código Penal paquistaní. La organización continúa preocupada por la discriminación contra las minorías religiosas en Paquistán, especialmente contra las comunidades cristianas y los miembros de la comunidad Ahmadiyya que se consideran musulmanes, pero que los musulmanes ortodoxos consideran herejes. El 5 de abril de 1994, en Lahore, dieron muerte a tiros a Manzoor Masih, cristiano, y otras tres personas también cristianas resultaron gravemente heridas. El atentado tuvo lugar cerca del 5 Índice AI: AMR 19/32/92/s, enero de 1993. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 16 Tribunal Superior de Lahore, aproximadamente a 200 metros de una comisaría de policía. Según informes, tres pistoleros, a quienes los testigos identificaron como miembros del partido islámico Sepah-e Sahaba, agredieron a los cristianos. En mayo de 1993, estas mismas personas fueron detenidas en Gujranwala, provincia de Punjab central, acusadas de blasfemia. Antes de enero de 1994, los tres quedaron en libertad bajo fianza aunque los cargos continuaron pendientes. Sus casos se transfirieron a Lahore porque no era posible garantizar su seguridad. Con frecuencia, miembros del Sepah-e Saahaba habían protagonizado manifestacioes dentro y fuera del tribunal pidiendo la ejecución de los acusados. Preocupa seriamente a Amnistía Internacional la escasa protección que, al parecer, la policía otorga a los cristianos. Aunque detuvieron a dos personas varios días después del atentado, se desconocen los detalles acerca de la identidad de los detenidos y si hay acusaciones en su contra. Amnistía Internacional también mantiene su preocupación por las continuas acusaciones y condenas a prisión que sufren los miembros de la comunidad Ahmadiyya, por el sólo hecho de ejercer pacíficamente su fe religiosa. En enero y febrero de 1994, acusaron a cinco periodistas de esta comunidad, al amparo del artículo 298-C del Código Penal paquistaní, que permite el encarcelamiento de los Ahmadiyya solamente por sus creencias religiosas. El 7 de mayo, a los cinco periodistas, a quienes Amnistía Internacional considera presos de conciencia, se les concedió la libertad bajo fianza aunque los cargos continuan pendientes. Si se les declara culpables, estos cinco hombres serían condenados a muerte. Rumania (Convenio 111, ratificado en 1973) Los problemas de Rumania respecto a la aplicación del Convenio 111, fueron materia de examen de una Comisión de Investigación de la OIT que emitió su informe en 1991. En la última reunión de la Comisión de Aplicación de Normas, el gobierno informó acerca de las medidas que había adoptado en cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión de Investigación. A instancias de la Comisión de Expertos se instó al gobierno a que proporcionara mayor información. Amnistía Internacional mantiene su preocupación respecto a los malos tratos que sufren los miembros de las comunidades romaníes (gitanas) en varios países de toda Europa oriental, entre los que se encuentran Rumania, Bulgaria, Hungría y la República de Eslovaquia. A partir de los cambios políticos que se produjeron en la región en 1989, no ha habido ningún progreso en cuanto a las condiciones sociales de la comunidad romaní, que continúa situada en los estratos más bajos de la sociedad de los países donde habita, y la discriminación contra sus miembros se ha transformado en un abierto odio racial y en violencia. Las autoridades han hecho poco por poner fin a esta situación. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 17 Por ejemplo, en septiembre de 1993, la policía local de la aldea de Hadareni, en Transilvania, Rumania, no hizo nada por proteger a dos romaníes víctimas de un linchamiento público y a otro de morir en la hoguera en el curso de una asonada nocturna de violencia racial en la aldea. Más de 170 romaníes se vieron obligados a abandonar sus hogares y a emprender la huida debido a que, al parecer, las autoridades no tomaron medidas suficientes para proteger su seguridad física y sus pertenencias. Muchos no pudieron retornar a sus hogares y a su vida cotidiana porque temían que la policía no les prestara la protección adecuada. Según se informa, la policía maltrató y hostigó a algunos cuando regresaron a recoger sus pertenencias. Amnistía Internacional es consciente de que el gobierno rumano, en una declaración que hizo el día 22 de abril de 1993, se comprometió a abrir una investigación sobre los hechos; pero le preocupa especialmente que a través de esta investigación se examinen exhaustiva e imparcialmente los informes sobre la participación de funcionarios encargados del cumplimiento de la ley en actos delictivos de violencia racial, y las denuncias motivadas por su falta de protección a los ciudadanos que se encuentran en situación de riesgo. Amnistía Internacional tiene entendido que, aunque se trasladó a otros puestos a los funcionarios implicados en los hechos, y que a uno de ellos se le obligó a dimitir, a ninguno se le ha detenido ni procesado por el asesinato de los dos romaníes, por latrocinio y otros delitos, aunque las víctimas de las agresiones elevaron una queja ante el Fiscal del Distrito. Arabia Saudita (Convenio 111, ratificado en 1973) En la última reunión de la Comisión de Aplicación de Normas se debatió la situación de Arabia Saudita relativa a la aplicación del Convenio 111. Se tomó debida nota de la información del gobierno respecto a que «la legislación islámica (Shariah) respeta la plena igualdad de trato y oportunidades6». Preocupa a Amnistía Internacional el hecho de que durante los últimos años, en Arabia Saudita, ha surgido una pauta de discriminación en contra de las minorías religiosas, especialmente cristianas y musulmanas chiitas. En la práctica, en Arabia Saudita está prohibido el culto público y privado de religiones no musulmanas y, a menudo, los cristianos que se congregan para practicar su credo son objeto de detención, encarcelamiento, tortura y malos tratos. En años recientes, decenas de musulmanes chiitas también han sido víctimas de detención, reclusión y tortura por defender la libertad de culto, pensamiento e igualdad de derechos para los miembros de su comunidad. Las preocupaciones de 6 Informe de la Comisión de Aplicación de Normas, Actas Provisionales, Octogésima Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, 1993. Traducción no oficial de EDAI. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 81 Conferencia Internacional del Trabajo. 18 Amnistía Internacional aparecen documentadas en detalle en un informe que se publicó en septiembre de 1993 bajo el título Saudi Arabia Religious intolerance: The arrest, detention and torture of Christian worshippers and Shi'a Muslims7. Parece ser que la discriminación en Arabia Saudí se ha agudizado a partir de la Guerra del Golfo de 1990-1991, como lo demuestra el marcado aumento del número de fieles cristianos detenidos y maltratados por la sóla expresión de sus creencias religiosas. Aún más, parece ser que existe discriminación en el marco de la práctica de detenciones basadas en la nacionalidad de la persona en cuestión. De los 329 fieles cristianos que se sabe han sido objeto de detención desde agosto de 1990, 325 pertenecían a países en desarrollo, en tanto que 4 provenían de Europa occidental y América del Norte. La comuniad cristiana de Arabia Saudita es multi nacional. En ella conviven ciudadanos de Filipinas, Sri Lanka, Corea del Sur, India y de los Estados Unidos de Norteamérica. En tanto que en años anteriores se tendía a emplear a ciudadanos de países en desarrollo en trabajos semi especializados o no especializados, parece ser que actualmente ha habido un aumento del número de ocupaciones disponibles sólo para solicitantes musulmanes. Al mismo tiempo, a los trabajadores no musulmanes se les anima para que se conviertan al islamismo. Amnistía Internacional no ha recibido respuesta del gobierno respecto a las reiteradas detenciones y malos tratos contra los fieles cristianos, aunque manifiesta su satisfacción por la excarcelación que se realizó en julio de 1993 de al menos 21 presos musulmanes chiitas, algunos de ellos encarcelados por la expresión pacífica de sus creencias religiosas. 7 Índice AI: MDE 23/06/93, septiembre de 1993. Índice AI: IOR 42/01/94/s Amnistía Internacional, abril de 1994 LISTA DE DOCUMENTOS DE AMNISTÍA INTERNACIONAL RELACIONADOS CON LA 81 REUNIÓN DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO ARABIA SAUDITAReligious intolerance: The arrest, detention and torture of Christian worshippers and Shi'a Muslims (MDE 24/12/92) - Julio de 1992 BANGLADESHFurther reports of extrajudicial executions by security forces in 1993 (ASA 13/02/94) - Febrero de 1994. BRASILNosotros somos la tierra: La lucha de los pueblos indígenas de Brasil (AMR 19/32/92/s) - Enero de 1993. BULGARIATorture and ill-treatment of Roma (EUR 15/03/93) - Mayo de 1993. Preocupaciones de AI en Europa Occidental (EUR 01/01/93/s) - Mayo / Octubre de 1993. COLOMBIAViolencia política en Colombia: Mito y realidad (AMR 23/01/94/s) - Marzo de 1994. El movimiento de derechos humanos acorralado (AMR 23/09/94/s) -Marzo de 1994. GUATEMALALa impunidad: una cuestion de voluntad politica (AMR 34/42/93/s -CASA 04/93 revisada-) - Julio de 1993. INDONESIADetención de sindicalistas (ASA 21/06/94/s) - Febrero de 1994. Labour unrest in North Sumatra (ASA 21/10/94) - Mayo de 1994. MARRUECOS«Desaparición» prolongada de 29/01/92/s) - Abril de 1992. sindicalistas (MDE Personas «desaparecidas» en Marruecos: Casos de estudio (MDE 29/04/93/s) - Abril de 1993. MYANMARContinúa la situación de temor para los miembros de las minorías étnicas y los presos políticos (ASA 16/06/93/s) - Octubre de 1993. Cambios en la situación de los derechos humanos entre julio y diciembre de 1993 (ASA 16/03/94/s) - Enero de 1994. PAQUISTÁNFive Ahmadi journalists charged with blasphemy (ASA 33/03/94) -Abril de 1994. 1 RUMANIAContinuing violations of human rights (EUR 39/07/93) - Mayo de 1993. Update to Amnesty International's concerns (EUR 39/13/93) Septiembre de 1993. Preocupaciones de AI en Europa Occidental (EUR 01/01/93/s) - Mayo / Octubre de 1993. SIRIAIndefinite political imprisonment (MDE 24/12/92) - Julio de 1992. 2